DOCUMENTO Mantenimiento Centrado en Confiabilidad RCM
DOCUMENTO Mantenimiento Centrado en Confiabilidad RCM
DOCUMENTO Mantenimiento Centrado en Confiabilidad RCM
CONFIABILIDAD
– RCM –
Introducción
La Metodología
Definición de Funciones
Plan de Implementación
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Aplicar la Para metodología Análisis de Causa Raíz surge como una de las mejores herramientas
para esos mantenimientos reactivos de alto impacto, sin que esta sea la única. Similarmente, para
los mantenimientos proactivos, existen metodologías como el TPM, PMO o RBI, entre otros, con
las cuales podemos también construir nuestro plan de mantenimiento.
RCM debe también ser parte de las otras etapas del ciclo de vida donde su participación generará
un aprendizaje mayor de los equipos, sobre sus funciones a desempeñar y sobre los posibles
modos de falla, para que, una vez se dé el inicio de las operaciones, el plan de mantenimiento esté
lo más acercado posible a las reales condiciones y exigencias del negocio.
FILOSOFÍA DEL RCM
Está comprobado que RCM es un método “organizado y lógico” para entregar un producto
concreto: Construir o modificar el plan de mantenimiento de la empresa.
Pero no solo se debe quedar en ese producto tangible. También se debe considerar como uno de
los medios para hacer la gestión del conocimiento de mantenimiento, documentando las bases del
plan de mantenimiento actual y de las futuras revisiones.
Los principios más importantes de la metodología del RCM, son las siguientes:
Otra forma de explicar un concepto es definiendo lo que NO ES. En este caso, sobre el RCM, se
listan a continuación algunos de los conceptos que NO se deben tener:
De otro lado, el RCM no es absolutamente perfecta para resolver todos los problemas de la
organización de mantenimiento y producción. Las limitaciones que tiene la metodología deben ser
claras antes de iniciar el proyecto de implementación y no generar falsas expectativas, además de
prepararse para la implementación de otras herramientas que la complementen. Como
limitaciones destacables se tienen:
RCM no tiene el alcance para generar cambios de diseño, solo puede advertir de las
deficiencias físicas de los equipos e instalaciones para que otro proceso se encargue de
estas mejoras.
RCM no tiene el alcance para generar los planes de entrenamiento pero si puede advertir
de la necesidad de una mejora en el conocimiento y destreza.
RCM no tiene el alcance para hacer las modificaciones a los procedimientos e instructivos
cuando tienen deficiencias en su contenido o redacción, pero podría advertir de la
necesidad de modificarlos para disminuir la frecuencia de las fallas por dicha causa.
RCM requiere de un proceso continuo de actualizaciones y revisiones dado que en la
primera vez que se implementa esta metodología no va a satisfacer 100% las necesidades.
La primera versión no va a ser perfecta y muy seguramente, cuando se obtenga, habrán
cambiado las condiciones operacionales y/o ambientales que obligarán a realizar la
revisión.
BREVE RESEÑA HISTÓRICA
Hoy en día, son muchos los sectores industriales que tienen implementada la metodología o
alguna de sus variaciones. Pero aún hay mucho por recorrer en el mejoramiento del
mantenimiento y de sus planes. Igualmente, la metodología es tan consistente que ya se han
iniciado aplicaciones a otros sectores. Por ello, se puede decir que a pesar de lo ya escrito, todavía
hay mucho por desarrollar y escribir.
Un análisis rápido de las preguntas ratifica el concepto de que son de un proceso lógico, de
sentido común y que en la mayoría de los casos no requiere de alta tecnología para encontrar la
respuesta. Las respuestas más efectivas y prácticas estarán soportadas por el conocimiento que se
tenga del equipo o sistema analizado. Requieren de un muy buen manejo de los datos resultante
del proceso y de la estructuración de cada respuesta, en particular, para las dos últimas ya que
corresponden a las tareas de mantenimiento que luego irán a conformar el plan e incluirse en el
sistema de información de mantenimiento.
Deben realizarse varios pasos, tanto previos como durante y después del proceso, denominados
pasos del proyecto, los cuales se muestran a continuación:
5. Definición de funciones
6. Análisis de fallas funcionales
7. Análisis de modos de falla
8. Análisis de efectos
9. Análisis de criticidad (RIESGO)
10. Selección de tareas de mantenimiento
11. Determinación de la frecuencia
12. Definir un plan preliminar
Para los dos primeros pasos, previos a los talleres y decisivos para un buen arranque, se
recomienda asegurar lo siguiente:
En esta metodología se requiere definir con precisión el elemento objeto de análisis. ¿Por dónde,
entonces, comenzar a la identificación del objeto de análisis? La respuesta es: La taxonomía,
definida según la Real Academia Española de la Lengua, es la “herramienta que nos ayuda a
visualizar mejor nuestras plantas, sistemas y equipos para concretar el objeto de análisis”. La
norma ISO 14224 la define como la “Clasificación sistemática de ítems dentro de un grupo
genérico basado en factores posiblemente comunes a todos los ítems”. Por ello, debemos empezar
desde lo macro de la planta y llegar hasta el nivel más bajo que podamos. Esto servirá para
determinar los elementos que entregan “al menos una función principal”.
Planta
Sistema
Subsistema
Componente
Repuesto
Planta
Sistema
Subsistema
Elemento
Componente
Parte o repuesto
Elemento
Subsistema
Sistema
Definido el elemento de análisis para RCM, el siguiente paso es la delimitación de las fronteras y lo
que a través de esas fronteras fluye como por ejemplo: energía, líquidos, sustancias, señales, etc.
Algunos componentes se olvidan en ocasiones y requiere dentro del proceso regresarse para
incluirlo. Dentro de esos se encuentran las acometidas (cableados) eléctricas, los cuales pueden
incluirse y analizarse en algún elemento o tomar la decisión de establecerlas como un elemento
particular de análisis, de acuerdo con la condición y montaje.
Ante ambientes corrosivos como los marinos, una frontera puede ser la misma superficie del
equipo que entra en contacto con el aire o las aguas circundantes. En esos casos, aunque no se
nombren, deben tenerse en cuenta porque esas condiciones implicarán, en muchas ocasiones,
modos de falla por las cuales se pierde la función.
A título de guía, se tienen las siguientes reglas generales para establecer las fronteras y las
interfaces:
Se sugiere consultar, para mayor ampliación de las definiciones y reglas de las fronteras, la norma
ISO 14224, Petroleum and natural gas industries — Collection and exchange of reliability and
maintenance data for equipment.
DEFINICIÓN DE FUNCIONES
Todos los equipos tienen funciones qué cumplir dentro de cualquier proceso productivo y su
pérdida puede llegar a afectar la disponibilidad con consecuencias sobre la económica, las
personas o el medio ambiente.
La definición de lo que deben hacer los equipos es un punto muy importante de la metodología ya
no siempre se tienen funciones iguales en equipos iguales. Cada aplicación en particular de un
equipo llevará a que se tenga que desempeñar de una manera diferente, por lo tanto debería tener
un plan de mantenimiento diferente. A título de ejemplo, si un equipo se desempeña al lado del
mar, en un ambiente salino, tendrá unas tareas adicionales y diferentes a otro equipo que se
desempeñe en un ambiente seco, lejos de cualquier efecto marino.
Aunque la norma IEC 60300 define función como la “acción normal característica de un ítem”, esto
solo indica su función principal por la cual se adquirió o por la que se identifica. Existen una serie
de funciones adicionales, en casi todos los equipos, que no son de fácil apreciación pero que en la
mayoría de los casos provocan que el equipo se pare para repararlo, generando en algunos casos
lesiones a las personas o afectación al medio ambiente.
Las características más conocidas que definen las funciones secundarias, son:
Verbo + Sujeto (Cerrar flujo, contener fluido, transmitir señal, comprimir aire,
bombear agua) + Complemento cualitativo / cuantitativo (si es necesario)
En el ejercicio del RCM, esta clasificación de funciones (primarias y secundarias) se hace a un lado
y todas deberán ser analizadas por igual sin demeritar ninguna. La evaluación que se haga de los
efectos y la valoración de los riesgos es la que hará que una función no sea importante y por tanto
no se le genere ninguna actividad.
Tener en cuenta para la definición de funciones que deben basarse en el contexto operacional, el
Tipo de proceso, la instalación de Redundancia, los estándares de calidad, las condiciones del
Medio ambiente, los riesgos de seguridad, los ciclos de trabajo, los productos en proceso, la
disponibilidad o confiabilidad exigida y el abastecimiento de materias primas.
DEFINICIÓN DE FALLAS FUNCIONALES
Una vez definidas las funciones, pasamos a identificar la pérdida de esa función. Las
características de fallas funcionales son:
Otra forma de clasificar las fallas funcionales es por el momento en que se presentan:
Como en casi todos los puntos de la metodología, la definición y redacción de las fallas funcionales
tiene reglas, a saber:
Al final de esta parte del ejercicio se reportarán más de una falla funcional por cada función. Si se
encuentra una y solo una falla funcional, no quiere decir que esté mal pero se deberán revisar las
fronteras y las definiciones hechas porque no es muy común encontrar esta situación.
DEFINICIÓN DE MODOS DE FALLA
Uno de los estados posibles de un ítem que falla, para una función específica requerida
(IEC 60300-3-11)
La descripción del modo de falla debe tener como mínimo un sustantivo y un verbo más
una descripción del mecanismo de falla, ejemplo:
Evitar el uso de verbos como Falla, Daño, o Mal funcionamiento. Usar uno que indique la
causa precisa.
Debe facilitar la selección de tareas de mantenimiento. Este depende de la importancia
operacional.
Incluir el nombre del elemento o parte donde se presenta el evento para que
posteriormente se facilite la estructuración de la tarea.
Otras consideraciones a tener en cuenta en la redacción de los modos de falla son las siguientes:
Ante el desconocimiento de los modos de falla de un equipo, puede recurrirse a bases de datos,
informes de casos similares o a la investigación de cada falla realizando los siguientes pasos: a) No
destruir la evidencia; b) Documentar la evidencia; c) Iniciar rápidamente la investigación; d) Evitar
las conclusiones simplistas; e) No centrarse solo en el punto de falla; f) Reproducir la evolución de
la falla o accidente, utilizando evidencias objetivas, entrevistas, registros, datos, etc. Con estos
pasos se podrá establecer correctamente el modo de falla y avanzar en la construcción de barreras
costo efectivas para evitar que no se vuelvan a producir o de reducir las consecuencias.
Por cada falla funcional deberán encontrarse uno o varios modos de falla, lo que significa que por
cada función que desempeñe un elemento analizado podremos tener varios modos de falla. Tener
un solo modo de falla por función debe generar dudas al equipo de trabajo sobre la identificación
del elemento o sobre la definición de la función.
ANÁLISIS DE EFECTOS Y DE RIESGOS (CRITICIDAD)
Un equipo operando en condiciones particulares puede tener diferentes efectos sobre las
personas, el medio ambiente, la economía y la imagen de la empresa al momento de una falla. De
allí que el análisis debe ser propio para cada caso y no remitirse a ejemplos de otras industrias o
empresas.
El análisis de efectos debe iniciar con una descripción “lo más completa posible” de lo que le
sucede al equipo que falla y/o a los equipos (cuando hay fallas ocultas) que están interactuando
con el que presenta la falla. Se busca con esta descripción poder analizar la importancia de cada
falla y determinar cuáles son los modos de falla críticos que merecen la pena una tarea de
mantenimiento o un rediseño inmediato.
Tener en cuenta que una falla oculta es aquella que “no es detectable por los operarios en
condiciones normales de operación, si se produce por sí sola”, y son muy altas las probabilidades
de fallas múltiples con consecuencias altas en aspectos de seguridad, ambiente y costos.
Cuando se dice que la descripción debe ser “lo más completa posible” para algunos puede llegar a
ser lo contrario a “lo más práctico”, si no se tiene cuidado. Decir completo no quiere decir alta
precisión en los valores de las consecuencias sino identificar la mayor cantidad de efectos con la
magnitud del impacto definido en niveles preconcebidos, tal como se aplica en las matrices de
valoración de riesgos, ver Figura 4.
La valoración de los riesgos se hace con base en los datos consignados, a partir de la expresión:
Para el análisis de los efectos se necesita tener (construir si no se tiene) un modelo de valoración
de riesgos que a su vez se sintetice en una matriz sencilla y práctica como la que se muestra en la
Figura 4, o como la que se sugiere en el apéndice 4, Tabla A-III, de la norma MIL-STD-882D.
Muchas empresas cuentan hoy en día con modelos para la valoración de los riesgos y matrices de
valoración, lo que hace más expedita la realización de los talleres. A pesar de este avance, aún hay
empresas donde no ha entrado o no se han difundió lo suficiente como para que sea parte del día
a día.
Dado que este tema no es el propósito del RCM se sugiere trabajarlo previamente y tenerlo
definido desde antes de empezar los talleres.
Los niveles de aceptación permiten decidir si con el actual nivel de riesgo estamos conformes o si
tras la definición de tareas de mantenimiento la reducción del riesgo llegará a niveles aceptables o
tolerables.
Constante 10 10 20 40 60 80 100
Frecuente 8 8 16 32 64 64 80
Moderado 6 6 12 24 36 48 60
Ocasional 4 4 8 16 32 32 40
Remoto 2 2 4 8 16 16 20
Improbable 1 1 2 4 6 8 10
1 2 4 6 8 10
Insignificante
Catastrófico
Desastroso
Marginal
Crítico
Grave
CONSECUENCIA
CRITERIO ACEPTABILIDAD
Aceptable Hasta 5 %
De todos modos, tal como lo dice la metodología, independiente de la opción que se tome, el
orden secuencial de prioridad para elegir una tarea es la siguiente:
En este punto es necesario tener claridad sobre lo que representan las actividades y lo que de ellas
se puede definir como un predictivo, preventivo, correctivo o detectivo. Bajo este esquema, las
decisiones deben centrarse en los tipos de actividades y asignarle a cada una la frecuencia de
ejecución, cuando le corresponda, y los recursos que se requiere para una confiable ejecución.
Para la definición de las frecuencias existe un mecanismo particular los cuales se describen así:
El conocimiento del modo de falla debe llevar a establecer la curva P-F, ver figura 5, con la
cual se establecen los períodos cortos de tiempo menores al intervalo P-F. Su construcción
se puede hacer con base en: a) la observación continua, b) la definición de intervalos
cortos para conocer el equipo extendiéndolos poco a poco, c) la definición de intervalos
arbitrarios (aunque no es el más recomendado), d) la investigación propia o con entidades
especializadas y, e) la consulta a expertos en el tema.
Dado que este tipo de actividades aplica para los casos en que la probabilidad de falla
aumenta abruptamente al transcurrir un intervalo de tiempo, ese intervalo se puede
determinar a partir de: a) la experiencia propia que se tenga sobre los equipos bajo sus
condiciones ambientales y operativas, b) la definición de los fabricantes cuando no existe
ninguna otra alternativa, c) la investigación con pruebas de campo, d) la investigación con
apoyo de entidades especializadas cuando se trata de la implementación de nuevas
tecnologías con las cuales se pretende aumentar los intervalos ya establecidos. En todos
estos casos, es necesario contar con un muy buen registro de cada intervención que
amerita el reacondicionamiento o el cambio, esto es, se requiere de un sistema de
información adecuado, de un procedimiento que se aplique sistemáticamente y de
personal calificado y comprometido (aptitud y actitud) con el mejoramiento.
Punto donde
se detecta la falla
La falla inicia
Intervalo P-F
¿Tiempo suficiente?
Nivel de operación
Tiempo F
Punto de falla
Para las tareas que deben desarrollar los operadores, similar a la definición de las
frecuencias para el monitoreo, las frecuencias deberán estar basadas en: a) la observación
continua y los registros de fallas que se tengan, b) la definición de intervalos cortos para
conocer el equipo, en caso de que sean nuevos o se desconozca su comportamiento, c) la
definición de intervalos arbitrarios, d) la investigación con entidades especializadas y, e) la
consulta a expertos en el tema. Por experiencia, la mayoría de estas actividades de
detección de fallas son de una alta frecuencia, por turno, diaria, semanal o mensual, como
máximo. Muy rara vez se les definen frecuencias bajas (semestral, anual, bianual, etc.) ya
que perderían su sentido.
Para la definición del recurso o talento humano, se debe tener en cuenta la clasificación que se
tenga del personal ejecutor: técnicos mecánicos, técnicos electromecánicos, técnicos electricistas,
técnicos de control e instrumentación, ingenieros, etc. Otra manera de definirlos es por grupos de
trabajo si esa es la condición de planeación y programación del personal de mantenimiento. Al
final, todo dependerá de las definiciones del sistema de información y la forma de registrar en el
mismo sistema las actividades, los tiempos y los recursos.
Por último, la definición de los materiales a utilizar corresponderá solamente a los que para el
reacondicionamiento o cambio se requieran. Si se desea tener asegurada la disponibilidad de
repuestos ante intervenciones originadas por los correctivos, detectivos o monitoreos,
corresponderá aplicar la metodología de Repuestos Alineados con el Riesgo y la Confiabilidad.
PLAN DE IMPLEMENTACIÓN
Durante todo el proceso se deben cumplir algunas reglas básicas las cuales habilitarán la
obtención del resultado, como son:
Hacer las cosas simples (tal como lo sugieren en el libro El poder de lo simple)
Ser consistente con los principios del RCM (tal como lo indica la norma SAE 1011)
Construir una forma de pensar duradera (tal como son los paradigmas)
Construya una especialización en casa (Tal como lo sugiere la gestión del conocimiento)
Permita tomar riesgos e imperfecciones (tal como somos los seres humanos)
Disponibilidad y disposición de funcionarios de la Empresa (tal como lo requiere el
proceso)
Se han detectado algunas barreras para el éxito casi naturales, que requieren la búsqueda de su
eliminación o minimización. Entre otras, son:
Para el desarrollo de los talleres es importante la participación de los siguientes roles, para que se
cumpla la premisa de trabajar con un equipo multidisciplinario:
Todo lo que a través de este grupo multidisciplinario se captura, analiza y produce debe tener una
adecuada Gestión del Conocimiento. El RCM es tal vez uno de los ejercicios que más le aporta a
este tipo de activos intangibles de la empresa, manejando y creando el soporte para la
sostenibilidad y rentabilidad del negocio. Dado que la actualización del plan de mantenimiento es
una actividad continua, el correcto registro de estos datos de los talleres y la adecuada gestión
servirán posteriormente a quienes les corresponda la siguiente actualización.
Terminados los talleres y elaborado el nuevo plan de mantenimiento, el paso de llevar dicho plan
al sistema de información es tan importante como cualquiera de los anteriores. De nada vale
hacer todo el esfuerzo de los talleres, de la búsqueda de información, de las definiciones de
funciones y modos de falla, de las valoraciones de riesgos y del informe final con el plan de
mantenimiento si este no es llevado a la práctica e introducido como parte del sistema de
información de mantenimiento.
Se debe hacer una revisión y un análisis del sistema de información de mantenimiento para que
cuando se genere el plan de mantenimiento (si este no había estado ingresado previamente al
sistema) se puedan migrar esos datos sin mayor dificultad y concuerden las estructuras de los
datos y los códigos. Desafortunadamente, muchos sistemas de información son muy básicos en la
gestión de mantenimiento y no todos los sistemas (así aparentemente los califiquen como los
mejores) han estado siendo configurados y utilizados correctamente o alineados con la
metodología. En esas circunstancias, nada raro sería que tras el análisis del software se termine
generando la necesidad de su cambio o actualización.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
SAE JA1011, Evaluation Criteria for Reliability-centered Maintenance (RCM) Processes, Society of
Automotive Engineering, 1999.
ISO 14224, Petroleum and natural gas industries — Collection and exchange of reliability and
maintenance data for equipment, International Organization for Standardization, 2004
Moubray, John, Mantenimiento Centrado en Confiabilidad RCM II, Aladon Ltd., Buenos Aires –
Madrid, 2004.
Ortiz Plata, Daniel, Guía rápida para RCM, ORTIZ RUIZ CONSULTORES S.A.S., Bogotá, 2010.