Martirio le dice a su hermana Adela que deje de ver a Pepe el Romano porque no es apropiado para una mujer honorable. Adela se enfrenta a Martirio y le dice que ella también ama a Pepe. Martirio se desespera y admite que también ama a Pepe. Las hermanas comienzan a pelear por su amor hacia el mismo hombre. Angustias entra y acusa a Adela de haber estado con Pepe. Adela se defiende diciendo que Pepe la domina. Angustias intenta detener a Adela de irse con Pepe.
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Martirio le dice a su hermana Adela que deje de ver a Pepe el Romano porque no es apropiado para una mujer honorable. Adela se enfrenta a Martirio y le dice que ella también ama a Pepe. Martirio se desespera y admite que también ama a Pepe. Las hermanas comienzan a pelear por su amor hacia el mismo hombre. Angustias entra y acusa a Adela de haber estado con Pepe. Adela se defiende diciendo que Pepe la domina. Angustias intenta detener a Adela de irse con Pepe.
Martirio le dice a su hermana Adela que deje de ver a Pepe el Romano porque no es apropiado para una mujer honorable. Adela se enfrenta a Martirio y le dice que ella también ama a Pepe. Martirio se desespera y admite que también ama a Pepe. Las hermanas comienzan a pelear por su amor hacia el mismo hombre. Angustias entra y acusa a Adela de haber estado con Pepe. Adela se defiende diciendo que Pepe la domina. Angustias intenta detener a Adela de irse con Pepe.
Martirio le dice a su hermana Adela que deje de ver a Pepe el Romano porque no es apropiado para una mujer honorable. Adela se enfrenta a Martirio y le dice que ella también ama a Pepe. Martirio se desespera y admite que también ama a Pepe. Las hermanas comienzan a pelear por su amor hacia el mismo hombre. Angustias entra y acusa a Adela de haber estado con Pepe. Adela se defiende diciendo que Pepe la domina. Angustias intenta detener a Adela de irse con Pepe.
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HERMANAS
ESCENA DE LA CASA DE BERNARDA ALBA - LORCA
Martirio: ¡Deja a ese hombre!
Adela: ¿Quién eres tú para decírmelo? Martirio: No es ése el sitio de una mujer honrada. Adela: ¡Con qué ganas te has quedado de ocuparlo! He visto la muerte debajo de estos techos y he salido a buscar lo que era mío, lo que me pertenecía. Martirio: Ese hombre sin alma vino por otra. Tú te has atravesado. Adela: Vino por el dinero, pero sus ojos los puso siempre en mí. Martirio: Yo no permitiré que lo arrebates. El se casará con Angustias. Adela: Sabes mejor que yo que no la quiere. Martirio: Lo sé. Adela: Sabes, porque lo has visto, que me quiere a mí. Martirio: (Desesperada.) Sí. Adela: (Acercándose.) Me quiere a mí, me quiere a mí. Martirio: Clávame un cuchillo si es tu gusto, pero no me lo digas más. Adela: Por eso procuras que no vaya con él. No te importa que abrace a la que no quiere. A mí, tampoco. Ya puede estar cien años con Angustias. Pero que me abrace a mí se te hace terrible, porque tú lo quieres también, ¡lo quieres! Martirio: (Dramática.) ¡Sí! Déjame decirlo con la cabeza fuera de los embozos. ¡Sí! Déjame que el pecho se me rompa como una granada de amargura. ¡Le quiero! Adela: (En un arranque, y abrazándola.) Martirio, Martirio, yo no tengo la culpa. Martirio: ¡No me abraces! No quieras ablandar mis ojos. Mi sangre ya no es la tuya, y aunque quisiera verte como hermana no te miro ya más que como mujer. (La rechaza.) Adela: Aquí no hay ningún remedio. La que tenga que ahogarse que se ahogue. Pepe el Romano es mío. Él me lleva a los juncos de la orilla. Martirio: ¡No será!¡Calla! Adela: Sí, sí. (En voz baja.) Vamos a dormir, vamos a dejar que se case con Angustias. Ya no me importa. Pero yo me iré a una casita sola donde él me verá cuando quiera, cuando le venga en gana. Martirio: Eso no pasará mientras yo tenga una gota de sangre en el cuerpo. Adela: No a ti, que eres débil: a un caballo encabritado soy capaz de poner de rodillas con la fuerza de mi dedo meñique. Martirio: No levantes esa voz que me irrita. Tengo el corazón lleno de una fuerza tan mala, que sin quererlo yo, a mí misma me ahoga. Adela: Nos enseñan a querer a las hermanas. Dios me ha debido dejar sola, en medio de la oscuridad, porque te veo como si no te hubiera visto nunca. Martirio: ¿Dónde vas? Adela: ¡Quítate de la puerta! Martirio: ¡Pasa si puedes! Adela: ¡Aparta! (Lucha.) Martirio: (A voces.) ¡Madre, madre! Adela: ¡Déjame! (Entra angustias) Martirio: (Señalando a Adela.) ¡Estaba con él! ¡Mira esas enaguas llenas de paja de trigo! Angustias: ¡Esa es la cama de las mal nacidas! (Se dirige furiosa hacia Adela.) Adela: (Haciéndole frente.) ¡Yo soy su mujer! Entérate tú y ve al corral a decírselo. Él dominará toda esta casa. Ahí fuera está, respirando como si fuera un león. Angustias: ¡Dios mío! Bernarda ¡La escopeta! ¿Dónde está la escopeta? Adela: ¡Nadie podrá conmigo! (Sale / Se esconde) Angustias: (Sujetándola.) De aquí no sales con tu cuerpo en triunfo, ¡ladrona! ¡deshonra de nuestra casa! Maldita. ¡Endemoniada! (Se oye como un golpe.) ¡Adela! ¡Adela! (En la puerta.) ¡Abre! No creas que los muros defienden de la vergüenza.¡Abre, porque echaré abajo la puerta! (Al entrar da un grito y ve a Adela intentando matarse).