Los Paisajes Del Deseo Textos Escenas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

FRAGMENTO DE “LA CASA DE BERNARDA ALBA”

DE FEDERICO GARCIA LORCA

ADELA.- ¿Por qué me buscas?

MARTIRIO.- ¡Deja a ese hombre!

ADELA.- ¿Quién eres tú para decírmelo?

MARTIRIO.- No es ése el sitio de una mujer honrada.

ADELA.- ¡Con qué ganas te has quedado de ocuparlo!

MARTIRIO.- (En voz alta.) Ha llegado el momento de que yo hable.


Esto no puede seguir así.

ADELA.- Esto no es más que el comienzo. He tenido fuerza para


adelantarme. El brío y el mérito que tú no tienes. He visto la muerte debajo
de estos techos y he salido a buscar lo que era mío, lo que me pertenecía.

MARTIRIO.- Ese hombre sin alma vino por otra. Tú te has


atravesado. Yo no permitiré que lo arrebates. Él se casará con Angustias.

ADELA.- Sabes mejor que yo que no la quiere.

MARTIRIO.- Lo sé.

ADELA.- Sabes, porque lo has visto, que me quiere a mí.

MARTIRIO.- Sí.

ADELA.- Me quiere a mí. Me quiere a mí.

MARTIRIO.- Clávame un cuchillo si es tu gusto, pero no me lo digas


más.

ADELA.- Por eso procuras que no vaya con él. No te importa que
abrace a la que no quiere; a mí, tampoco. Puede estar cien años con
Angustias, pero que me abrace a mí se te hace terrible, porque tú lo quieres
también, lo quieres.
MARTIRIO.- ¡Sí! Déjame decirlo con la cabeza fuera de los
embozos. ¡Sí! Déjame que el pecho se me rompa como una granada de
amargura. ¡Lo quiero!

ADELA.- Martirio, Martirio, yo no tengo la culpa.

MARTIRIO.- No quieras ablandar mis ojos. Mi sangre ya no es tuya.


Aunque quisiera verte como hermana, no te miro ya más que como mujer.

ADELA.- Aquí no hay ningún remedio. La que tenga que ahogarse


que se ahogue. Pepe el Romano es mío. Él me lleva a los juncos de la orilla.

MARTIRIO.- ¡No será!

ADELA.- Ya no aguanto el horror de estos techos después de haber


probado el sabor de su boca. Seré lo que él quiera que sea. Todo el pueblo
contra mí, quemándome con sus dedos de lumbre, perseguida por los que
dicen que son decentes, y me pondré la corona de espinas que tienen las que
son queridas de algún hombre casado.

MARTIRIO.- ¡Calla!

ADELA.- Sí. Sí. Vamos a dormir, vamos a dejar que se case con
Angustias, ya no me importa, pero yo me iré a una casita sola donde él me
verá cuando quiera, cuando le venga en gana.

MARTIRIO.- Eso no pasará mientras yo tenga una gota de sangre en


el cuerpo.
FRAGMENTO DE “NEVA”
DE GUILLERMO CALDERÓN

ALEKO: Masha, Hermana… Me voy a casar.


MASHA: No.
ALEKO: vas a vivir con nosotros.
MASHA: No. ¿Para qué te vas a casar si yo te lo doy todo?
ALEKO: Pero sos mi hermana.
MASHA: ¿Y...?
ALEKO: ¿Cómo “y…”?
MASHA: ¡Y...!
ALEKO: ¿”Y...” qué?
MASHA: Y… que yo te cocino, te limpio, te escribo cartas, te mato los
gatos con la escopeta, te inspiro, me río de tus cuentos…
ALEKO: Masha, quiero tener intimidad con una mujer.
MASHA: ¡Asqueroso! ¿Para qué? Te puedes seguir masturbando en tu
jardín como lo haces siempre.
ALEKO: Quiero una mujer.
MASHA: Yo soy una mujer.
ALEKO: Una mujer que yo pueda besar.
MASHA: A mí me puedes besar…
ALEKO: ¿Con lengua?
MASHA: ¡A mí también!
ALEKO: ¿Tocándote los pechos?
MASHA: ¡Eres mi hermano, Antón! ¿Me quieres tocar los pechos? Bueno, tócame los
pechos. Hazme lo que quieras pero no te cases. Nadie te va a querer como yo te quiero,
Antón.
ALEKO: Ya sé.
MASHA: ¿Y?
ALEKO: Pero quiero probar.
MASHA: ¿Probar qué?
ALEKO: Probar… Tener una mujer, dormir con ella, contarle mis problemas.
MASHA: ¡Pero qué problemas tienes tú si yo te los soluciono todos, Antón!
ALEKO: Toser. Ese problema. Tener tuberculosis. Miedo a morir. Eso.
MASHA: Esa gorda, esa vieja, sucia, jorobada, Olga Knipper, alemana mal vestida, títere
descosido de Stanislavsky, sucia, gallina, pastora, sepulturera, actriz, cuando se sube arriba
de un escenario sale olor a león.
ALEKO: Yo te amo, pero no te amo… estoy enamorado de Olga.
MASHA: ¿Por qué crecimos? Éramos tan felices cuando éramos chicos y jugábamos en el
barro. ¿Te acuerdas? Quiero volver a ser chica Antón. Elígeme a mí, yo te conozco de antes.
ALEKO: Necesitas un novio, Masha.
MASHA ¿Sabes lo que quiero? Quiero que te cases con ella, que le escribas obras, que la
conviertas en una diosa, pero que la mantengas lejos, en Moscú, y que tú llores su ausencia.
Y que tú tosas cada vez más, y que te des cuenta que finalmente quien se mantuvo al lado
tuyo fui yo.
ALEKO: Masha, Mashenka, estás enferma: no tomes más alcohol, no fumes tabaco, no
comas pescado. Toma aspirina, inyéctate arsénico debajo de la piel de la espalda.
MASHA: Cerda, alemana vil, finalmente atrapaste a mi hermano. ¿Porque tenías que llegar
Olga y complicarlo todo por un hombre enfermo? Nos hemos acercado tanto en estos últimos
dos años. Por favor, consígueme un novio que sea rico y generoso.

También podría gustarte