Penhos, Visibilidad Conocimiento y Poder en La Argentina

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Vol. 5, No.

3, Spring 2008, 206-212

www.ncsu.edu/project/acontracorriente

Review/Reseña
Jens Andermann, The Optic of the State. Visuality and Power in
Argentina and Brazil, Pittsburgh, University of Pittsburgh
Press, 2007.

Visualidad, conocimiento y poder en Argentina y Brasil

Marta Penhos
Universidad de Buenos Aires

En los últimos años se ha incrementado el interés en la visión y


la visualidad por parte de especialistas de diversas disciplinas dentro del
campo de las ciencias sociales y humanas. En realidad, se trata más bien
de modos o modalidades de la visualidad, en la medida en que gran
parte de las investigaciones que se llevan a cabo no abordan la
dimensión universal de la visión, condicionada por el aparato psico-
fisiológico que los seres humanos compartimos. Por lo contrario,
siguiendo dos vías en ocasiones convergentes, algunas pretenden poner
en el centro de la atención los elementos históricos y culturales que
intervienen en el acto de ver, y reconstituir los hilos artísticos, políticos,
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económicos y sociales de la trama en la que se gestaron y circularon las


imágenes en el tiempo pasado.
Los temas y problemas vinculados con esta dimensión histórico-
cultural de la visión son familiares para muchos historiadores del arte,
que a las ideas de Ernst Gombrich acerca de las complejas relaciones
entre percepción visual y conocimiento, y sus derivaciones en las
selecciones temáticas y estilísticas de los artistas y en la lectura e
interpretación de las imágenes, han incorporado el aporte de la historia
y la antropología culturales, ampliando considerablemente la
perspectiva y el campo de estudio de la disciplina. Es así que desde los
trabajos de W. J. T. Mitchell1, entre otros, es posible hablar de una
historia y una teoría de la cultura visual que, merced al llamado iconic
turn, ha terminado por formar parte también de la agenda de los
estudios culturales, que la consideran una puerta de acceso a una
comprensión más rica de fenómenos tanto históricos como
contemporáneos.
Podemos ubicar en este contexto el libro de Jens Andermann,
quien avanza sobre problemáticas vinculadas con los procesos de
conformación de dos naciones latinoamericanas—Argentina y Brasil—a
fines del siglo XIX. Tomando en cuenta el crecimiento del poder estatal
y del capitalismo, Andermann indaga en nuevas formas de
conocimiento y registro del espacio geográfico, la naturaleza y la
población de estos países, dentro de las cuales ocupan un lugar clave los
recursos visuales en general y las imágenes en particular, como medios
de recolectar información, y también como vía de exhibición e
ilustración de lo recolectado. Desde el planteo inicial, que da pie al título
del volumen, el autor identifica estas nuevas formas de conocimiento
con una “óptica del estado” (1), lo cual parece sugerir la existencia de un
aparato visual de enorme eficacia en cuanto a la transmisión de
mensajes desde el poder hegemónico, idea que sobrevuela todo el texto.
El volumen está organizado en dos partes, tituladas Museums y
Maps y compuestas de una introducción y tres capítulos. Como expresa

1 W. J. T. Mitchell planteó en los años ´80 una reformulación de la

iconología en clave sociológica en Iconology: Image, texto, ideology (Chicago:


University of Chicago Press, 1986). En textos posteriores encontramos un
abordaje de las imágenes artísticas en el contexto más amplio de una cultura
visual. Ver Picture Theory (Chicago: University of Chicago Press, 1994). Ambos
textos, y dos más del mismo autor, son consignados por Andermann en la
bibliografía.
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Andermann, “museos” y “mapas” son tomados tanto en el sentido


material, concreto, como en el de representaciones de formas de
clasificar, ordenar, exhibir y registrar el territorio nacional (8). Los
capítulos de la primera parte abordan el estudio en tres áreas: la
naturaleza, a través de la fundación y desarrollo de los museos de
ciencias naturales de Buenos Aires y La Plata en Argentina, y de Río de
Janeiro, Sao Paulo y Belem (Brasil), la población, por medio de la
Exposición Antropológica Brasileña (1882), y la historia, poniendo el
foco en la creación del Museo Histórico Nacional de Buenos Aires y, en
menor grado, en la Exposición Histórica Brasileña (1881). La segunda
parte busca manifiestar el papel de la geografía o geología y de su
instrumento de plasmación visual, la cartografía, en la apropiación
material y simbólica de territorios marginales de Argentina (Patagonia)
y Brasil (el centro y nordeste). The Optic of the State cuenta con 53
reproducciones de fotografías, planos y mapas, así como de dos pinturas
al óleo (“Iracema”, del brasileño Medeiros, y “Ocupación militar del Río
Negro…”, del uruguayo Blanes), un elemento valioso en una publicación
de estas características. No siempre la calidad de las mismas, todas ellas
en blanco y negro, permite comprobar en detalle las lecturas propuestas
por el autor. Vale la pena señalarlo sobre todo en cuanto al Plano… de
Manuel Olascoaga (figs. 41-46) y el cuadro de Juan Manuel Blanes (fig.
40), imágenes conocidas por el público rioplatense, pero cuyas
reproducciones en el libro significan, para los lectores de otras latitudes,
el primer contacto con las mismas.
Sin prescindir de otros aportes, Andermann pone en juego dos
perspectivas teóricas fuertes, proveniente una de ellas de los trabajos de
Michel Foucault, en especial el modelo del panóptico—tal vez
demasiado presente—y las reflexiones sobre los dispositivos que el
poder instrumenta en pos de domesticar los cuerpos y establecer límites
entre lo normal y lo anormal, entre lo que se integra y lo que queda en
los márgenes. La otra es el concepto marxiano de acumulación original,
que le sirve para pensar el avance del estado y el capital, y la
diferenciación de sus respectivos dominios. Ambas perspectivas son
utilizadas más en forma alternada que conjunta, como se advierte en el
análisis de los dispositivos museográficos (Foucault), y en el abordaje de
la “Campaña del Desierto” en Argentina (Marx).
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La base para el análisis de las imágenes la proveen dos textos de


Erwin Panofsky2, consagratorios del método iconológico con tal fortuna
que aún hoy, aunque fuertemente cuestionado al interior de la historia
del arte3, sigue siendo de referencia obligada para especialistas que no
pertenecen a la disciplina. La dificultad principal con la aplicación del
método iconológico es que se desconocen sus límites, y se pretende
utilizarlo para todo tipo de imágenes, más allá de las especificidades que
presentan debido a su técnica, soporte, circunstancias y objetivos de su
realización, recepción, etc. Es así que por momentos Andermann se
encierra en la receta panofskiana (ver por ej. 16), saliendo airoso cuando
más se desentiende de ella (por ej. 196-202) para atender a la relación
entre los mecanismos del lenguaje propio de las representaciones—es
decir a su carácter de mapas, fotografías o pinturas—y las prácticas
materiales vinculadas con ellos. Resulta acertado, por ejemplo, el modo
en que aborda la expedición al Planalto Central de Brasil (Segunda
parte, cap. 4), ya que hace, por un lado, un estudio pormenorizado de
una selección de sus mapas, fotos e informes, por otro una lectura
articulada de estos materiales para demostrar el papel singular de la
expedición en el proceso de integración del sertão a la nación brasileña.
Sería muy interesante indagar más en la problemática del peso de las
tradiciones visuales, en especial la artística, en las decisiones tomadas
por quienes producían las imágenes, para ponderar la convergencia de
algunos recursos en fuentes fotográficas y cartográficas, que el autor
pone en evidencia. Así por ejemplo, la presencia de un esquema
compositivo basado en un eje vertical y otro horizontal que forman una
cruz, tanto en el mapa como en algunas fotografías tomadas durante la
expedición, revelaría que existieron elecciones y selecciones de
elementos a representar compartidas dentro de una cultura visual que
incluía y relacionaba aquellas tradiciones propias de las imágenes
ilusionistas y las cartográficas.

2 Las ediciones citadas son Erwin Panofsky, Perspective as a Symbolic


Form (New York: Zone Books, 1991), y Studien zur Ikonologie der Renaissance
(Köln: DuMont, 1997). Hay versiones en español de ambas: La perspectiva
como forma simbólica (Barcelona: Editorial Tusquets, 1999), y Estudios sobre
iconología (Madrid: Alianza, 1971).
3 La crítica más aguda al método de Panofsky realizada en los últimos

años se encuentra en el inspirador texto de Georges Didi-Huberman, Devant le


temps. Histoire de l’art et anachronisme des images (Paris: Editions du
Minuit, 2000) [edición en español: Ante el tiempo. Historia del arte y
anacronismo de las imágenes (Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 2006)].
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Un aspecto que se relaciona con el método seguido es la


selección del material a analizar, que en general responde
adecuadamente a los objetivos del trabajo. En el cap. 5, no obstante, las
argumentaciones del autor se hubieran visto enriquecidas con la
inclusión de otras imágenes de la “Campaña del Desierto”, en especial el
dibujo de Olascoaga “La pampa antes de 1879”, perteneciente al Museo
Histórico Nacional, que parece comentar y amplificar las palabras del
propio Olascoaga citadas en p. 1804.
Hay que destacar que Andermann hace inteligente uso de una
bibliografía exhaustiva. Esta incluye, además de textos teóricos, una
buena cantidad de trabajos realizados por académicos argentinos y
brasileños5 sobre temas y casos que el autor enlaza e interpreta gracias a
la concurrencia del análisis de fuentes primarias de diversa índole.
La lectura del libro de Andermann será, con seguridad, de
interés para el público que desee adentrarse en un aspecto aún poco
transitado de la formación de las repúblicas latinoamericanas en el siglo
XIX—el referido a la cultura visual que participó en forma activa en esos
procesos. Ahora bien, es probable que “el sitio de la lectura”, es decir el
origen y/o lugar de residencia de los lectores, así como la disciplina en

4 Acerca de este dibujo véase Laura Malosetti y Marta Penhos,


“Imágenes para el desierto argentino. Apuntes para una iconografía de la
pampa”, en Ciudad/Campo en las Artes en Argentina y Latinoamérica
(Buenos Aires, C.A.I.A./Coedigraf, 1991; y Laura Malosetti, “Pampa, ciudad y
suburbio” en Catálogo de la Exposición (Buenos Aires: Fundación OSDE,
2007), 93.
5 En lo que se refiere a la Argentina, vale la pena agregar una buena

cantidad de trabajos producidos desde la historia del arte que abordan


cuestiones directamente vinculadas con el tema del libro y que completan las
interpretaciones del autor o plantean lecturas divergentes. Además del
ineludible volumen de Laura Malosetti—Los primeros modernos. Arte y
sociedad en Buenos Aires a fines del siglo XIX ( Buenos Aires: FCE,
2001)—que Andermann cita, debemos mencionar los siguientes: Roberto
Amigo, “Imágenes para una Nación. Juan Manuel Blanes y la pintura de tema
histórico en la Argentina”, en Arte, Historia e Identidad en América Latina
(México, IIE-UNAM: 1994), y “Región y Nación: Juan Manuel Blanes en la
Argentina”, en Juan Manuel Blanes, la Nación Naciente (Montevideo: Museo
Municipal Juan Manuel Blanes, 2001); Verónica Tell, “La Toma del Desierto.
Sobre la auto-referencialidad fotográfica”, en Poderes de la imagen, I Congreso
Internacional de Teoría e Historia de las Artes (Buenos Aires, CAIA: 2001;
Marta Penhos, “Frente y perfil. Fotografía y prácticas antropológicas y
criminológicas en Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX”, en
Marta Penhos et al, Arte y Antropología en la Argentina (Buenos Aires:
Fundación Espigas/ Fundación Telefónica/ FIAAR, 2005), y Ver, conocer,
dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo XVIII (Buenos Aires: Siglo
XXI Editores, 2005); María Isabel Baldasarre, Los dueños del arte.
Coleccionismo y consumo cultural en Buenos Aires (Buenos Aires: Edhasa,
2006). Un panorama similar se puede presentar en relación al Brasil.
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la que se han formado, condicione la recepción del texto. Si es así, por


una parte, quienes lean desde los EEUU o Europa encontrarán
novedades en gran parte del contenido, mientras que aquellos que lo
hagan desde Argentina o Brasil, familiarizados en mayor o menor grado
con los casos tratados, tomarán en cuenta el enfoque y los recorridos
propuestos por el autor. Por otra, historiadores, historiadores del arte,
geógrafos, estudiosos de la literatura, entre otros, se hallarán ante un
ejercicio transdisciplinario que se apoya en el aporte de cada una de
estas disciplinas para presentar un conjunto tan atractivo como abierto
a la discusión.
En efecto, muchos notarán las tensiones que atraviesan el texto,
la principal de ellas entre la actuación de individuos que Andermann se
ocupa de identificar y caracterizar, y un estado abarcador y eficiente,
que los incluye a todos, dándoles funcionalidad dentro de un proyecto
de nación sin fisuras ni matices. Es esta idea de una ciencia y una
estética al servicio de la política de estado6, y la de un estado sólido y
efectivo, la que termina por aplanar un trabajo por otro lado lleno de
sugerencias. Y es que el autor acierta cuando dirige las preguntas sobre
el qué, el cómo y el para qué se representa lo que se representa, a los
materiales de los casos tratados y pone de manifiesto las
contradicciones y pugnas entre distintos proyectos (por ej. caps. 1 y 2).
La otra tensión a señalar se da entre el ánimo de abordar el tema en su
historicidad y la tendencia a una interpretación transhistórica de
algunos fenómenos. Ejemplo de ello es el planteo de que el
coleccionismo de fines del XIX puede considerarse “precursor” de las
políticas represivas del estado dictatorial en el siglo XX, en la medida en
que ambos operan sustrayendo del flujo de la vida aquello—objetos y
personas—que representan cambio y metamorfosis (17). Andermann no
explica cabalmente qué elementos del coleccionismo—que presenta a
partir del trabajo clásico de Baudrillard7—pueden conectarse con los
asesinatos, secuestros y robos del estado militar, y mucho más
importante, de qué manera se produce esta conexión. Por más que
choquen a nuestra corrección política gran parte de las ideas y prácticas

6 El autor habla en términos de “a specific correlation between politics


and aesthetics, or rules of perception, in which the latter sustain the former as
its own cause and end”, 2.
7 La edición citada es Jean Baudrillard, The System of Objects

(Londres: Verso, 1996).


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de aquellas figuras del siglo XIX, es conveniente resistirse a la tentación


de buscar en ellas una suerte de carácter inmanente que explique los
males del presente, ya que eso conlleva el riesgo de excusarnos de
revisar la responsabilidad que nos cabe en ellos. También resulta audaz
la propuesta de que la fundación de Brasilia se encuentra anunciada en
la Expedición al Planalto Central, realizada más de sesenta años antes
(133-134), pero aquí el autor parece detenerse con mayor atención en la
identificación de los vasos comunicantes que permiten seguir el
recorrido entre el avance del estado decimonónico y el proyecto
modernista de la ciudad capital (cap. 4).
Las cuestiones planteadas por Andermann convierten a The
Optic of the State en un estimulante punto de partida para seguir
profundizando y debatiendo sobre el tema de las complejas y sinuosas
relaciones entre visualidad, conocimiento y poder en un periodo clave
de la historia latinoamericana.

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