San Jose, El Hombre de Los Sueños
San Jose, El Hombre de Los Sueños
San Jose, El Hombre de Los Sueños
Contamos un cuento…
Las interminables obras de RatonCity (Pedro Pablo Sacristán)
Por allí, detrás de los cerros, había un hermoso pueblito de ratones que se llamaba
Hucuchamanta. Cuentan los que saben, que hace unos años, vivieron tiempos muy difíciles...
En el pueblo vivían 50 parejitas de ratones habían fundado la ciudad, y con mucha ilusión
habían construido sus 50 preciosas casitas. Pero con el tiempo las casitas se habían ido
quedando pequeñas. Acumulaban recuerdos de viajes, nacían pequeños ratoncitos o,
simplemente, se volvían más gorditos. Y llegaba el m omento de tomar una decisión: o hacían
la casa más grande, o cada uno tendría que irse a una nueva casita y empezar de cero por
separado.
Pero lo de hacer la casa más grande parecía imposible. En cuanto comenzaban las obras todo
se llenaba de polvo y sucie dad, no había sitio para nada, y la casa resultaba aún peor que la
que tenían. Ninguna parejita de ratones era capaz de aguantar aquello por mucho tiempo, y
por eso terminaban abandonando su casa en obras. Así fue como Hucuchamanta empezó a
parecer un pueblo fantasma lleno de casas vacías a medio arreglar…
Solo los locos de los Ratúnez seguían de obras. Ellos fueron de los primeros en comenzarlas y
nunca las habían terminado. Es más, desde fuera, su casa parecía la peor, siempre rodeada de
grúas, telas, escombros y suciedad. Tan horrible era, que sus vecinos les aconsejaban:
- Deberíais dejarlo ya y reconocer que esta casa no tiene arreglo. Con lo fácil que sería
empezar cada uno en su nueva casita…
Y la verdad es que los Ratúnez estaban hartos de obras, y n i siquiera sabían si las acabarían
algún día. Cuando no fallaba una cosa, fallaba la otra. Pero aquella era su casita, en la que
habían vivido tantas cosas juntos, y no querían renunciar a ella tan fácilmente. Pronto la suya
se convirtió en la única casa habitada entre tantas fantasmales casas abandonadas.
Aquella zona de la ciudad no tardó en ser olvidada, y con ella los Ratúnez. Hasta que, tiempo
después, la pequeña de los Ratti soque alertó a todos, emocionada.
- ¿Vieron qué casa más increíble hay al otro lado del cerro? ¡Es lo más requetesuperhermoso
del mundo!
Se refería, por supuesto, a la casa de los Ratúnez, quienes por fin habían conseguido terminar
las obras. Su casa era espectacular, más allá de los sueños de cualquier pareja de ratones, y
los Ratúnez se veían los más felices de los habitantes de Hucunamanta. Llegaron a ser muy
conocidos y queridos en la ciudad, pues su casa siempre tenía el sitio perfecto para cualquier
fiesta o celebración.
Años más tarde, muchos comentaban la suerte de los Ratúnez por tener aquella casa. Y solo
los que conocían la historia respondían:
- La verdad es que lo suyo no tuvo nada que ver con la suerte, sino con algo mucho más simple:
tener confianza y paciencia para acabar lo que todos los demás dejamos a la mitad.
Escuchemos al Evangelista Mateo que nos describe como José de scubre en sus sueños la
Voluntad de Dios y se pone en marcha:
Del Evangelio de Mateo:
“Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate,
toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar
al niño para matarlo».
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por
medio del Profeta: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban
contra la vida del niño».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido
en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió
lo que había sido anunciado por los profetas: "Será llamado Nazareno".”
Palabra de Dios
Gloria a Ti Señor Jesús
(Mateo 2, 13-15.19-23)
Reflexionemos:
En el relato de Mateo, vemos cómo los primeros momentos de la vida de Jesús estuvieron marcados por el
peligro y la incertidumbre; entonces nos preguntamos ¿por qué Dios no actúa, no interviene directamente para
dar solución y evitar tantos peligros?
“La respuesta a nuestras interrogantes las encontramos en las palabras del Santo Padre en su Exhortación
Apostólica Patris Corde: “Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual
Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero “milagro” con el que Dios
salvó al Niño y a su madre. El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre (…) Si a veces
pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo
que podemos planear, inventar, encontrar. (…)
El Evangelio no da ninguna información sobre el tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en
Egipto. Sin embargo, lo que es cierto es que habrán tenido necesidad de comer, de encontrar una casa, un
trabajo. No hace falta mucha imaginación para llenar el silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada
Familia tuvo que afrontar problemas concretos como todas las demás familias, como muchos de nuestros
hermanos y hermanas migrantes que incluso hoy arriesgan sus vidas forzados por las adversidades y el
hambre. A este respecto, creo que san José sea realmente un santo patrono especial para todos aquellos que
tienen que dejar su tierra a causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria.” (Patris Corde, Cap 5)
San José nos invita a mantenernos abiertos a las iniciativas que Dios pone en nuestro camino, a ser creativos
frente a la adversidad, a no dejarnos ahogar por el miedo o la desesperación, saber responder con acciones
concretas y resolver los problemas. José no se mantiene temeroso frente a las amenazas, escucha a Dios, cree
en él, se levanta, toma a María y al Niño y se pone en marcha.
Seamos como San José, hombres y mujeres de sueños, abiertos al futuro con esperanza en el corazón. Como
nos pide el Papa Francisco no tengamos miedo de soñar… no perdamos nunca esa capacidad de soñar sobre
nuestra familia, sobre nuestros hijos, sobre nuestros padres… soñemos cómo queremos que sea nuestra vida…
sobre lo que esperamos y deseamos para nuestros seres queridos… Soñemos, pero luego pongámonos de pie
y en marcha como lo hizo José y con paso seguro, con los pies en la tierra, saldremos adelante.
Oración final
Juntos en familia hagamos esta oración a San José:
Oh San José, eres un hombre muy favorecido por el Altísimo.