El Poder de Mercado

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EL PODER DE MERCADO: EL MONOPOLIO Y EL MONOPSONIO

En un mercado perfectamente competitivo, el gran número de vendedores y de compradores de un bien garantiza que
ninguno de ellos puede influir en su precio. Este es determinado por las fuerzas de mercado de la oferta y la demanda.
Cada empresa considera dado el precio de mercado cuando decide la cantidad que va a producir y vender y los
consumidores también lo consideran dado cuando deciden la cantidad que van a comprar. El monopolio y el monopsonio,
que constituyen el tema del que se ocupa este capítulo, son los extremos opuestos de la competencia perfecta. Un
monopolio es un mercado que solo tiene un vendedor, pero muchos compradores. Un monopsonio es justamente lo
contrario, es decir, un mercado que tiene muchos vendedores, pero solo un comprador. El monopolio y el monopsonio
están estrechamente relacionados entre sí y esa es la razón por la que nos ocupamos de ellos en el mismo capítulo.

En general, la cantidad del monopolista es menor y su precio más alto que la cantidad y el precio competitivos, lo cual
impone un coste a la sociedad, ya que es menor el número de consumidores que compran el producto y los que lo
compran pagan más por él. Esa es la razón por la que las leyes antimonopolio prohíben a las empresas monopolizar la
mayoría de los mercados. Veremos que cuando las economías de escala hacen que el monopolio sea deseable —es el
caso, por ejemplo, de las compañías locales de energía eléctrica— los gobiernos pueden aumentar la eficiencia regulando
el precio del monopolista.
EL MONOPOLIO

El monopolista, como único productor de un producto, se encuentra en una posición única. Si decide subir el precio del
producto, no tiene que preocuparse de la posibilidad de que los competidores cobren un precio más bajo y capturen así
una cuota mayor del mercado a su costa. El monopolista es el mercado y controla absolutamente la cantidad de
producción que pone en venta.

Para maximizar los beneficios, el monopolista debe averiguar primero sus costes y las características de la demanda del
mercado. Conocer la demanda y el coste es fundamental para que la empresa tome decisiones económicas. Dada esta
información, debe decidir entonces la cantidad que va a producir y vender. El precio que cobra por unidad se deriva
directamente de la curva de demanda del mercado. En otras palabras, el monopolista puede determinar el precio, y la
cantidad que venderá a ese precio se deriva de la curva de demanda del mercado.

UNA REGLA PRÁCTICA PARA FIJAR EL PRECIO

Sabemos que el precio y el nivel de producción se eligen de tal forma que el ingreso marginal sea igual al coste marginal,
pero ¿cómo encuentra el directivo de una empresa el precio y el nivel de producción correctos en la práctica? La mayoría
de precio.
¿Qué diferencia existe entre el precio fijado por el monopolista y el precio competitivo?

En el Capítulo 8, vimos que en un mercado perfectamente competitivo el precio es igual al coste marginal. Un monopolista
cobra un precio superior al coste marginal, pero la diferencia depende inversamente de la elasticidad de la demanda.
Como muestra la ecuación del margen, si la demanda es muy elástica, Ed es un elevado número negativo, por lo que el
precio será muy cercano al coste marginal. En ese caso, el mercado monopolizado se parecerá mucho al competitivo. En
realidad, cuando la demanda es muy elástica, tiene muy pocas ventajas ser un monopolista.

LOS DESPLAZAMIENTOS DE LA DEMANDA

En un mercado competitivo, existe una clara relación entre el precio y la cantidad ofrecida. Esa relación es la curva de
oferta, que, como vimos en el Capítulo 8, representa el coste marginal de producción de la industria en su conjunto. La
curva de oferta nos dice cuánto se producirá a todos y cada uno de los precios. Un mercado monopolístico no tiene una
curva de oferta. En otras palabras, no existe una relación unívoca entre el precio y la cantidad producida. La razón se halla
en que la decisión de producción del monopolista depende no solo del coste marginal sino también de la forma de la curva
de demanda. Como consecuencia, los desplazamientos de la demanda no van trazando una secuencia clara de precios y
cantidades que corresponda a una curva de oferta competitiva, sino que pueden provocar variaciones de los precios sin
que varíe el nivel de producción, variaciones de la producción sin que varíe el precio o variaciones de los dos.
EL EFECTO DE UN IMPUESTO

Un impuesto sobre la producción también puede afectar de una forma distinta al monopolista y a la industria competitiva.
En el Capítulo 9, vimos que cuando se establece un impuesto específico (es decir, por unidad) en una industria
competitiva, el precio de mercado sube en una cuantía inferior a la del impuesto y su carga se reparte entre los
productores y los consumidores. Sin embargo, en el monopolio el precio puede subir a veces en una cuantía superior a la
del impuesto.

El análisis del efecto que produce un impuesto en un monopolista es sencillo. Supongamos que se establece un impuesto
específico de t dólares por unidad, por lo que el monopolista debe entregar t dólares al Estado por cada una de las
unidades que vende. Por tanto, el coste marginal (y medio) de la empresa aumenta en la cuantía del impuesto t. Si CM
fuera el coste marginal inicial de la empresa, su decisión óptima de producción ahora viene dada por

IM = CM + t

Gráficamente, desplazamos la curva de coste marginal en sentido ascendente en una cuantía t y hallamos la nueva
intersección con el ingreso marginal, como muestra la Figura 10.5. En esta figura, Q0 y P0 son la cantidad y el precio antes
de que se establezca el impuesto y Q1 y P1 son la cantidad y el precio después de que se establezca.

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