Importancia Del Latín
Importancia Del Latín
Importancia Del Latín
MONASTERIOS
El latín es la lengua oficial de la Iglesia y además es la voz piadosa del Rito romano. Durante siglos la oración
en latín ha dado gloria a Dios a través de millones de fieles que piden perdón, dan gracias, alaban y ruegan al
Señor por un sinnúmero de necesidades. Pero, sobre todo, a través de la voz de los sacerdotes, el latín ha dado
esplendor a la liturgia del Santo Sacrificio de la Misa con su belleza en la plegaria del Rito y en los cantos
gregorianos. Los monasterios han sido focos de irradiación de esta belleza sobrenatural por medio del Oficio
litúrgico en el coro, las armoniosas voces del canto sagrado y la sobriedad y dignidad de las funciones litúrgicas, en
todas ellas el latín emerge como un vínculo que une lo sagrado y lo cotidiano, pero que a la vez separa un lenguaje
vernáculo del lenguaje sacro y universal que nos une a toda la Iglesia
"Que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que
les corresponde" (Concilio Vaticano II, SC 54). Esta invitación de la Iglesia debe ayudarnos a apreciar el papel del
latín en la oración.
Desde la Cruz el latín fue privilegiado con la inscripción mística del Títulus Crucis: “Iesus Nazarenus, Rex
Iudæorum” (Jesús de Nazaret, Rey de los judíos). La Providencia Divina dispuso que Roma fuera el centro de la
Iglesia católica y desde entonces ella ha preservado la prístina belleza del latín en la liturgia, en los Concilios y
documentos eclesiales.
El monje es ante todo un hombre de Iglesia, en el claustro encarna y hace vida la universalidad de la Iglesia, no
deja su identidad, pero asimila y proyecta, especialmente en la oración litúrgica, la unidad del orbe cristiano; este
sentido de pertenencia al Cuerpo Místico de Cristo debe arraigarse desde los inicios de la formación y de una
manera especial el aprendizaje de los rudimentos del latín contribuirá más a su vocación que a la formación
académica, siempre con una visión sobrenatural.
De hecho la lengua latina, por su naturaleza, se adapta perfectamente para promover toda forma de cultura en
todos los pueblos: no suscita envidias, se muestra imparcial con todos, no es privilegio de nadie y es bien
aceptada por todos. No se puede olvidar que la lengua latina tiene una estructura noble y característica; un estilo
conciso, diverso, armonioso, lleno de majestad y dignidad, que contribuye de una manera singular a
la claridad y a la solemnidad. Además, la lengua latina que podríamos llamar con razón católica, al ser
consagrada por el continuo uso que ha hecho de ella la Sede Apostólica, madre y maestra de todas las Iglesias,
hay que guardarla como un tesoro... de incomparable valor, una puerta que pone en contacto directo con las
verdades cristianas transmitidas por la tradición y con los documentos de la doctrina de la Iglesia y, finalmente,
un lazo eficacísimo que une en admirable e inalterable continuidad la Iglesia de hoy con la de ayer y la
de mañana.
(Texto tomado de la Constitución Apostólica Veterum Sapientia, de su Santidad Juan XXIII)
"Se ha de procurar que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en
gregoriano algunas partes de la liturgia”
(Papa Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis 62)
"Como San Agustín, yo también quisiera hacer un llamamiento (...) especialmente a los que tienen la tarea de
enseñar, de transmitir la sabiduría de los Padres [de la Iglesia], encerrada en los textos de la cultura latina:
Hablen al corazón de los jóvenes, atesoren el rico patrimonio de la tradición latina para educarlos en el camino
de la vida"
(Papa Francisco, 5 diciembre 2017).
ORATIO DOMINI Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.
Sicut erat in principio,
Pater Noster, et nunc et semper,
qui es in caelis, et in saeccula saeculorum. Amen.
sanctificetur Nomen Tuum,
adveniat Regnum Tuum, SALVE REGINA
fiat voluntas Tua,
sicut in caelo et in terra. Salve, Regina, Mater misericordiae; vita dulcedo, et
Panem nostrum quotidianum spes nostra, salve. Ad te clamamus, exules, filii
da nobis hodie, Hevae. Ad te suspiramus, gementes et flentes in hac
et dimitte nobis debita nostra, lacrimarum valle. Eia ergo advocata nostra, illos tuos
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; misericordes oculos ad nos converte. Et Iesum,
et ne nos inducas in tentationem, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc
sed libera nos a malo. Amen. exsilium ostende. O clemens, o pia, o dulcis Virgo
Maria. Amen.
SALUTATIO ANGELICA
ANIMA CHRISTI
Ave Maria, gratia plena,
Dominus tecum, Anima Christi, sanctifica me.
benedicta tu in mulieribus, Corpus Christi, salva me.
et benedictus fructus ventris tui Iesus. Sanguis Christi, inebria me.
Sancta Maria, Aqua lateris Christi, lava me.
Mater Dei, Passio Christi, conforta me.
ora pro nobis peccatoribus, O bone Iesu, exaudi me.
nunc et in ora Intra tua vulnera absconde me.
mortis nostrae. Amen. Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
SIGNUM CRUCIS In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te, ut cum Sanctis tuis laudem
Per signum crucis de inimícis nostris líbera nos, Deus Te in saecula saeculorum. Amen.
noster. In nómine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti.
Amen.
BENEDICTIO MENSAE
DOXOLOGIA
Benedic, Domine, nos et haec tua dona quae de tua gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum
largitate sumus sumpturi. Per Christum Dominum nostrum. Amen.
nostrum. Amen.
SYMBOLUM APOSTOLORUM
REGINA CAELI
ORATIO DOMINI
Pater Noster,
ORATIO DOMINI qui es in caelis,
sanctificetur Nomen Tuum,
Pater Noster, adveniat Regnum Tuum,
qui es in caelis, fiat voluntas Tua,
sanctificetur Nomen Tuum, sicut in caelo et in terra.
adveniat Regnum Tuum, Panem nostrum quotidianum
fiat voluntas Tua, da nobis hodie,
sicut in caelo et in terra. et dimitte nobis debita nostra,
Panem nostrum quotidianum sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
da nobis hodie, et ne nos inducas in tentationem,
et dimitte nobis debita nostra, sed libera nos a malo. Amen.
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem, SALUTATIO ANGELICA
sed libera nos a malo. Amen.
Ave Maria, gratia plena,
SALUTATIO ANGELICA Dominus tecum,
benedicta tu in mulieribus,
Ave Maria, gratia plena, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Dominus tecum, Sancta Maria,
benedicta tu in mulieribus, Mater Dei,
et benedictus fructus ventris tui Iesus. ora pro nobis peccatoribus,
Sancta Maria, nunc et in ora
Mater Dei, mortis nostrae. Amen.
ora pro nobis peccatoribus,