Oratoria
Oratoria
Oratoria
¿Qué es oratoria?
1. Arte de hablar en público con elocuencia, con la finalidad de persuadir o conmover al auditorio.
2. Género literario que comprende las obras escritas para ser proclamadas oralmente.
"los sermones, discursos, disertaciones y panegíricos pertenecen a la oratoria"
La oratoria no es solo oralidad, es decir, no es el mero hecho de hablar a otro y otros, sino que involucra
una cantidad de técnicas y reglas o principios que nos permiten expresarnos de manera clara ante un
público numeroso.
La finalidad de la oratoria es transmitir un mensaje sin miedos o desconfianzas y con desenvoltura. La
oratoria está relacionada con la elocuencia, de poder convencer con nuestras palabras o conmoverá quien
o quienes nos oyen.
Dentro de la literatura, la oratoria tiene que ver con los procesos literarios cuya finalidad es la de
persuadir (como por ejemplo una conferencia). Un orador debe modificar las emociones de los oyentes, no
sólo brindarles información.
Ahora bien, la oratoria es algo natural en el ser humano, como capacidad de persuadir o convencer a otro
acerca de mi punto de vista u opinión. Sin embargo, se ha desarrollado como disciplina con sus reglas y
sus características propias.
Ver también: Ciencias de la comunicación
¿Dónde se originó la oratoria?
Como la mayoría de las ciencias humanas, la oratoria tuvo su origen en Grecia de la mano de los
sicilianos. En Grecia la oratoria era utilizada con fines políticos y para alcanzar prestigio.
Sócrates fundó una escuela de oratoria, situada en Atenas, y definió al orador como el hombre instruido y
con ideales altos que iba a garantizar el progreso del estado.
Demóstenes fue el orador que fue considerado el mejor dentro de este arte. Cicerón fue quien la
perfeccionó en la República Romana. Él escribió varios discursos y tratados que han llegado a nosotros
casi en su totalidad.
Tipos de oratoria
Oratoria empresarial
Sin lugar a dudas, es la que mejor se ajusta a lo que buscamos. Es lo que en inglés se conoce
como management speaking, y su característica principal es que se basa en las relaciones humanas y en
la persuasión para lograr una serie de objetivos y metas empresariales. Habrá otros tipos de oratoria que
tengan unas características similares, pero ninguna que case tan bien con el día a día del mundo
empresarial como el management speaking.
Oratoria política
Por ejemplo, la oratoria política busca persuadir y convencer a la gente… pero siempre a partir de las
ideas políticas del orador. Es la que suele utilizarse en campaña electoral, donde el orador es el político
habitual en busca del voto y el público: los votantes, aunque el objetivo principal sean los indecisos. Como
bien sabrás, mezclar negocios con política no siempre es buena idea, de ahí que la descartemos.
Oratoria religiosa o sacra
Se basa en la elaboración de sermones a partir de la palabra de Dios, presente en los libros sagrados (la
Biblia, el Corán, la Torá, etc.). La utilizan los religiosos, y como en el caso de la política hablar en el mundo
empresarial desde un punto de vista religioso puede ser peligroso para nuestros intereses, aunque
siempre se pueden hacer adaptaciones.
Oratoria social
También se conoce como oratoria sentimental, ceremonial o augural, y no es otra oratoria que la utilizada
generalmente en el hogar, en nuestra comunidad o a nivel institucional, académico o laboral… la mayoría
de veces en un tono informal, mientras que la oratoria empresarial es mucho más formal.
Oratoria pedagógica
Es el tipo de oratoria utilizado por profesores, catedráticos o educadores ya que el objetivo sería enseñar,
informar y la transmisión de conocimientos a través de la palabra hablada a un público que, en este caso,
son los alumnos. También nos podemos referir a ella como oratoria académica o didáctica.
Oratoria forense
Hablamos de la oratoria característica de la ciencia jurídica, y es la que podemos utilizar, por ejemplo,
para presentar cuestiones legales, aunque su uso es prácticamente exclusivo del ámbito de la
jurisprudencia. Su seña de identidad es la claridad y precisión, de ahí que sea la oratoria que usan jueces,
fiscales o abogados para presentar oralmente sus informes.
Oratoria militar
Es la utilizada en las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Seguramente sea la oratoria más artificial,
ya que por norma general hablamos de discursos leídos, donde el papel de la oratoria pasa a un segundo
plano, de ahí que muchas veces no se incluya entre los tipos de oratoria. No tiene cabida en el mundo
empresarial.
Oratoria artística
Tiene un objetivo claro, producir placer estético en la audiencia, algo que en algunos ámbitos
empresariales está muy bien visto. Es la oratoria característica de cineastas, músicos, animadores,
locutores de radio o maestros de ceremonia, así que si se dan las condiciones puede ser una buena
opción.
El buen orador
Un orador debe conseguir que el público lo escuche con atención.
La oratoria no es simplemente hablar en público, un buen orador debe reunir ciertas características
que lo hacen distintos al resto de los hablantes comunes.
La oratoria siempre se realiza con un orador individual frente a un público (receptor colectivo).
El orador debe hablar con claridad, pero además con entusiasmo, eficacia y persuasión.
El lenguaje es su herramienta principal. Un orador debe saber hacerse escuchar. debe lograr que
el público muestre interés y sea reflexivo.
Debe el orador tener claro el fin de su discurso. Puede ser un discurso persuasivo, a fin de
convencer al público de una opinión, por ejemplo. Además, puede enseñar, conmover o agradar a
su público.
La apariencia física es muy importante así como el aseo personas. El atuendo que elije el orador
debe estar acorde con las circunstancia dependiendo si es una ocasión formal o informal.
Un orador debe mantener una actitud positiva, estar relajado y gozar de buena salud física y
psíquica.
Además debe poseer mucha capacidad de memoria, ya que la oratoria requiere un 90% de habla y
apenas un poco de lectura de apuntes, de ser necesario.
Un orador debe ser sincero y congruente, es decir, que haya relación entre lo que un orador dice y
hace. Además, debe ser leal a quien ha confiado en él o ella.
Un orador debe perder el miedo y los prejuicios a hablar en público, debe tener soltura y saber
estar frente a un público.
Un orador debe conseguir que el público lo escuche con atención, se sensibilice con él y lo
comprenda, y, en caso de ser un discurso persuasivo, que el oyente se convenza de lo que el
orador está diciendo acerca de un tema.
8 pasos para hacer una presentación exitosa
La mayoría de las personas tienen miedo a hablar en público, miedo escénico, sobre todo si es un grupo
grande de personas. Esto es totalmente normal. La gente visualiza a su audiencia riéndose de ellos,
gritándoles cosas mientras dan su discurso. Esta situación tiene muy pocas probabilidades de ser, salvo
que seas un político.
Toda la gente que está escuchando tu discurso es conciente de la presión a la que estás sometido y nadie
quisiera estar en tu lugar. Además, la gente que está escuchándote es porque está interesada en lo que
tienes para decir y lo que quieren es escuchar una buena y dinámica presentación.
A continuación de te daré una guía que te ayudará a superar tu miedo a hablar en público.
Conoce el tema. Infórmate bien acerca del tema que vas a presentar y asegúrate saber más que
tu audiencia al respecto. Esto te dará mayor seguridad y te permitirá expresarte mejor, te mostraras
interesado en el tema y llevará a que tu público te preste más atención.
Confía en que lo harás bien. Tus expectativas son obvias en cuando al lenguaje corporal. Si tu
audiencia ve que no te tienes fe, que no estás seguro de ti mismo, entonces no lo harás bien. La
confianza en ti mismo es clave.
Mira a tu Audiencia. El contacto visual es vital para que puedas ver en que situación está tu
público. De este modo si ves que pierden interés en un tema puedes acortarlo y pasar al siguiente.
Utiliza notas. Nunca leas de una hoja, pero es totalmente aceptable que uses pequeños apuntes
para guiarte. Te darán seguridad en el recorrido del discurso.
Habla Pausado. Esto te hará sonar calmo y más seguro de ti mismo y a la vez permite a la
audiencia concentrarse en el discurso.
Varía el tono y nivela tu voz.
Evita excesivos movimientos con tu manos y gestos.
Mantén tus manos y pulgares a la vista. Esto es un gesto que a nivel inconsciente le da mucha
más fuerza a tu discurso. (obsérvalo en los discursos de los más famosos) Existen muchas formas
de hablar con el cuerpo. El lenguaje corporal es clave para hacer discursos y prestaciones
exitosas. Puedes profundizar sobre todas estas estrategias para hablar en público en mi Curso de
Oratoria a distancia. También analizamos discursos de políticos y famosos para que veas
sus técnicas de oratoria y aprendas a aplicarlas.
La improvisación
En la comunicación y oratoria es fundamental mostrar naturalidad y espontaneidad a la hora de emitir el
mensaje para con ello aportar credibilidad a nuestro discurso. Para conseguir dicha naturalidad, es
indispensable practicar lo que se conoce como "el arte de la improvisación".
Puede entenderse por improvisación al ejercicio de realización de una acción de forma espontánea, es
decir, realizar algo sin haberlo planeado con anterioridad.
Como comunicadores, el ejercicio de la improvisación nos aporta algo fundamental como es
la naturalidad y la credibilidad del mensaje. El emisor debe ser capaz de orar sobre un tema determinado
saliéndose del guión previamente establecido, dotándole con ello de una profesionalidad que hace que sea
capaz de afrontar cualquier situación en la que tenga que aportar su visión sobre algún tema surgido, de
forma espontánea, pero válida.
Aparentemente puede parecer que la acción de hablar sobre un tema que no habíamos previsto o
guionizado puede llevarnos a algún error de comunicación, sin embargo, en nuestra vida cotidiana cada
día realizamos dicho ejercicio al comunicarnos con los demás.
Ejemplos:
Charla con un vecino.
Encontrarse a alguien conocido por la calle.
Opinar sobre un tema televisivo con nuestra familia.
Nuestra manera de comunicarnos cada día es 90% improvisada. Del mismo modo, es importante destacar
que el público o receptor valora la capacidad del orador de opinar de forma natural sobre un tema, ya
que la oratoria excesivamente preparada y guionizada puede dar lugar a monotonía en el mensaje.
Para improvisar de forma adecuada debe tenerse en cuenta las siguientes indicaciones:
Conocer el tema del que se habla.
Emplear frases cortas y directas.
Lenguaje sencillo y coloquial.
Estar relajado y liberado física y mentalmente.
Emplear ejemplos que ilustren nuestro discurso.
Para llegar a ser expertos en comunicación, es preciso practicar con los siguientes ejercicios siguiendo las
anteriores indicaciones, en los que durante un tiempo estipulado debemos elaborar un discurso
improvisado sobre un tema determinado.
Ejercicio. Durante 30 segundos, tema: el pan.
Ejercicio. Durante 1 minuto, tema: el calor.
Ejercicio. Durante 2 minutos, tema: el frío.
Ejercicio. Durante 3 minutos, tema: la amistad.
Si el emisor es capaz de llegar al cuarto ejercicio sin titubear en exceso y sin quedarse callado, puede
considerarse un gran improvisador. De esta forma, el orador se obliga a construir un discurso improvisado
sobre un tema que no ha preparado con anterioridad.
EJERCICIOS
Estos son los 7 ejercicios para hablar en público que te ayudarán a lograr lo que deseas:
1. Respiración.
Ejercita tu respiración para fortalecer tu diafragma y lograr así un mejor volumen en tu voz y para que NO
te falte el aire mientras hablas por horas.
Siéntate de manera que tu espalda quede derecha, tu pecho un poco arriba y tus hombros relajados hacia
atrás.
Saca todo el aire que tengas y después llena tus pulmones asegurándote de que tu abdomen se infle por
arriba del ombligo, y tus costillas inferiores se expandan.
Cuenta hasta tres lentamente mientras respiras, tres mientras retienes el aire y tres mientras lo expulsas.
2. Vocalización.
Practicar la vocalización te ayudará a darle un timbre más agradable a tu voz, y te dará la capacidad de
subir y bajar de tono fácilmente mientras hablas.
Trata de relajar todo tu cuero y especialmente la garganta.
Toma aire y pronuncia en un tono constante por varios segundos cada vocal en este orden: u, o, a, e, i.
Empieza con tonos bajos y luego repite el ejercicio subiendo hasta los tonos más agudos que logres
pronunciar.
3. Trabalenguas.
Los trabalenguas te ayudarán a mejorar tu dicción porque te permiten desarrollar una mayor agilidad en tu
lengua y labios. Gracias a esto la gente te entenderá mejor.
Apréndete de memoria al menos 5 trabalenguas. Por ejemplo: “Treinta y tres tramos de troncos trozaron
tres tristes trozadores de troncos y triplicaron su trabajo, triplicando su trabajo de trozar troncos.”
Repite seis veces cada trabalenguas todos los días. Hazlo tres veces con un lápiz debajo de la lengua y
las otras tres veces exagerando el movimiento de tu boca, labios y lengua.
4. Visualizar.
Visualizar el resultado esperado es muy importante para poder lograr lo que quieres. Si te
visualizas hablando con confianza, lo lograrás más fácilmente.
Tómate unos minutos y recuéstate en un lugar cómodo.
Cierra tus ojos e imagínate a ti mismo haciendo una presentación en público.
Imagina cada detalle como el público te sonríe y escucha tus palabras, y siente la emoción y satisfacción
de hacerlo bien.
5. Grabar tus palabras.
Ya sea en audio o video, el hecho de grabarte y escucharte a ti mismo te ayudará a mejorar y corregir de
manera subconsciente cada detalle y cada error.
Consigue una cámara de video o una grabadora de sonidos y graba mientras practicas tus discursos.
Escucha tus grabaciones y no te preocupes de tus errores. Ten confianza en que poco a poco vas a
mejorar.
6. Improvisar.
Improvisar es una de las mejores maneras de desarrollar la agilidad mental que necesitas para hablar con
elocuencia.
Elige un tema específico relacionado con algo que te gusta o algo que sabes muy bien.
Diseña un pequeño esquema con tres o cuatro ideas clave.
Empieza a improvisar un pequeño discurso frente al espejo, frente al micrófono o frente a un grupo de
personas con ayuda de tu esquema.
7. Leer y escribir.
Si quieres tener mucho de que hablar, necesitas alimentar tu mente con libros. Pero no basta con llenar tu
mente de ideas y conocimiento, necesitas organizarlos a través de la escritura.
Si no acostumbras leer, empieza con el hábito de leer de 15 a 30 minutos diarios.
Tómate unos minutos al menos un día de la semana para poner orden en tus ideas y pensamientos,
y escríbelos en forma de ensayos o artículos.
“La constancia es la clave del Éxito.”
No lograrás ningún avance si pones en práctica estos ejercicios una o dos veces. La clave está
en ejercitarte constantemente y con disciplina.
¿Tú crees que un atleta se siente listo para competir por haber hecho ejercicio un día antes de la
competencia?
Por eso te invito a practicar y hacer estos ejercicios de manera constante. Deja que se conviertan en un
nuevo hábito en tu vida.
CONECTORES EN LOCUCIÓN
Vamos a hacer un ejercicio con los anteriores conectores, a los cuales vamos a
añadir, también como elementos de enlace, dos preposiciones: entre o hasta.
Es importante que comprendas de qué trata el texto: parece que unas personas que
iban en una lancha sufren un viento del norte muy fuerte, quieren llegar a tierra, pero
no se dice con qué objeto. También da la impresión de que es un grupo que actúa de
forma oculta y clandestina.
Fíjate en el cuadro de los conectores y realiza el siguiente ejercicio, sin volver a mirar
el texto. No es fácil, así que no te agobies si no te sale todo bien a la primera.
Rellenar huecos
Rellena los huecos con estas palabras (o grupos de palabras): Al menos, como, con
tal de, en fin, entre, hasta, pero, porque, si, y.
Notas: algunas palabras se pueden repetir y cada cuadro corresponde a una palabra
(por ejemplo: "al menos" necesita dos huecos seguidos).
NADA PODÍA ANDAR peor, ya no estábamos en la
maldita lancha, vómitos golpes de mar pedazos de
galleta mojada, ametralladoras babas, hechos un asco,
consolándonos cuando podíamos con el poco tabaco que se conservaba
seco Luis (que no se llamaba Luis, habíamos jurado no
acordamos de nuestros nombres que llegara el día) había tenido la buena
idea de meterlo en una caja de lata que abríamos con más cuidado que
estuviera llena de escorpiones. qué tabaco ni tragos de ron en esa
condenada lancha, bamboleándose cinco días como una tortuga borracha,
haciéndole frente a un norte que la cacheteaba sin lástima, ola va
ola viene, los baldes despellejándonos las manos, yo con un asma del
demonio medio mundo enfermo, doblándose para vomitar si
fueran a partirse por la mitad. Luis, la segunda noche, una bilis verde que
le sacó a las ganas de reírse, eso el norte que no nos dejaba ver
el faro de Cabo Cruz, un desastre que nadie se había imaginado; llamarle
a eso una expedición de desembarco era para seguir vomitando
de pura tristeza. , cualquier cosa dejar
atrás la lancha […]