Génesis Capítulo 2 Explicado Por Versículos
Génesis Capítulo 2 Explicado Por Versículos
Génesis Capítulo 2 Explicado Por Versículos
*** w98 15/1 pág. 9 párr. 6 “Andamos por fe, no por vista”
***
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¿Había llovido con anterioridad? La Biblia no lo dice.
Génesis 2:5 dice: “Jehová Dios no había hecho llover”. Ahora
bien, esta es la expresión que utilizó Moisés, siglos más
tarde, con referencia a sucesos muy anteriores al tiempo de
Noé. Génesis 7:4 indica que Jehová se refirió a la lluvia
cuando habló a Noé, y evidentemente este entendió lo que se
le dijo.
(Génesis 2:6) Pero una neblina subía de la tierra y regaba
toda la superficie del suelo.
*** w99 1/4 págs. 14-15 párr. 3 ¿Qué dice la Biblia sobre la
vida después de la muerte? ***
¿Qué significa né·fesch? Según The Dictionary of Bible
and Religion, “normalmente se refiere al ser vivo entero, al
individuo completo”. Eso es lo que se deduce de la
descripción del alma que hace la Biblia en Génesis 2:7:
“Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo
y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a
ser alma viviente”. Observemos que el primer hombre “vino a
ser” un alma. Es decir, Adán no tenía un alma, sino que era
un alma, tal como el hombre que llega a ser médico es
médico. Por lo tanto, el vocablo alma designa aquí a la
persona completa.
(Placer).
1. Región en la que el Creador dispuso un parque o jardín
como hogar original para la primera pareja humana. El que se
diga que el jardín estaba “en Edén, hacia el este”, debe
indicar que ocupaba solo una porción de la región llamada
Edén. (Gé 2:8.) Sin embargo, después se le llama “el jardín
de Edén” (Gé 2:15), y en textos posteriores se le denomina
“Edén, el jardín de Dios” (Eze 28:13) y “el jardín de Jehová”.
(Isa 51:3.)
*** w99 15/4 págs. 7-8 párrs. 17-18 ¿Es en verdad posible
la vida eterna? ***
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La Biblia dice que en el jardín de Edén “Jehová Dios
hizo crecer del suelo [...] el árbol de la vida”. La razón por la
que se echó a Adán del jardín fue para que ‘no alargara la
mano y efectivamente tomara fruto también del árbol de la
vida y comiera y viviera’, sí, ¡para siempre! Después de
expulsar a Adán y Eva del jardín de Edén, Jehová apostó “los
querubines y la hoja llameante de una espada que
continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol
de la vida” (Génesis 2:9; 3:22-24).
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Si a Adán y Eva se les hubiera permitido comer del árbol
de la vida, ¿qué habría significado para ellos? Nada menos
que el privilegio de vivir para siempre en el Paraíso. Un
comentarista de la Biblia especuló: “El árbol de la vida debió
tener alguna virtud por la que el cuerpo humano evitara la
decrepitud de la edad o la decadencia que culmina en la
muerte”. Incluso creía que “existía una virtud herbácea en el
Paraíso capaz de contrarrestar los efectos” de la edad. Sin
embargo, la Biblia no dice que el árbol de la vida tuviera en sí
mismo ninguna propiedad vital. Solo representaba la garantía
divina de vida eterna a quien se le permitiera comer de su
fruto (Revelación 2:7).
(heb. bedhó·laj).
Gomorresina aromática de aspecto parecido al de la mirra
y empleada a veces para adulterarla. (Véase también
MIRRA.) Se obtiene de un árbol (Commiphora africana) que
se encuentra tanto en el NO. de África como en Arabia, y
también de una especie afín que crece en el NO. de la India.
Pertenece a un género de árboles pequeños o matorrales de
apariencia achaparrada y espinosa, escaso follaje y que
crecen en lugares cálidos y soleados. Al hacer incisiones en
la corteza, rezuma un aromático fluido resinoso o
gomorresina. Cuando la goma se recoge del árbol, se
endurece en seguida, se hace transparente, adquiere el tacto
de la cera y una apariencia perlífera.
Al describir la tierra de Havilá, rodeada por el río Pisón
(uno de los cuatro en los que se dividía el río que procedía de
Edén), se hace mención de sus cosas valiosas: el oro, el
bedelio y la piedra de ónice. (Gé 2:11, 12.)
*** w18 abril pág. 5 párrs. 9-10 Cómo ser realmente libres
***
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Jehová les dio a Adán y Eva otro mandato, y en esta
ocasión les dijo con claridad cuál sería el castigo por violarlo:
“En cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo,
no debes comer de él, porque en el día que comas de él,
positivamente morirás” (Gén. 2:17). ¿Era un mandato injusto,
innecesario o irrazonable? ¿Les robó algo de libertad? Por
supuesto que no. De hecho, diversos comentaristas bíblicos
dicen que era un mandato lógico. Por ejemplo, uno de ellos
indica que Génesis 2:16, 17 nos enseña que “solo Dios sabe
lo que es bueno [...] para los hombres y lo que no es
bueno [...] para ellos. A fin de disfrutar de ‘lo bueno’, tienen
que confiar en Dios y obedecerlo. Si no lo hacen, deberán
decidir por sí solos lo que es bueno [...] y lo que no”. Y esta
es una carga que no están capacitados para llevar.
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Muchas personas hoy opinan que el mandato que Dios
le dio a Adán implicaba negarle la libertad de hacer lo que
quisiera. Pero no es cierto. No es lo mismo tener el derecho a
decidir lo que uno quiere hacer que tener el derecho a decidir
lo que está bien y lo que está mal. Adán y Eva tenían libertad
para decidir si obedecían a Dios o no. Sin embargo, solo
Jehová tiene el derecho a decidir lo que está bien y lo que
está mal. Esto es lo que simbolizaba “el árbol del
conocimiento de lo bueno y lo malo” que había en el jardín de
Edén (Gén. 2:9). Tenemos que reconocer que no siempre
sabemos cuáles serán las consecuencias de nuestras
decisiones ni podemos estar seguros de que siempre nos
beneficiarán. Por este motivo, es frecuente que decisiones
que se toman con las mejores intenciones provoquen
sufrimiento, desastres o hasta tragedias (Prov. 14:12). Gran
culpa de ello la tienen nuestras limitaciones humanas. Con el
mandato que Jehová les dio a Adán y Eva, les estaba
enseñando que debían obedecerlo para ser realmente libres.
*** w91 1/3 pág. 6 ¿Por qué tanto tiempo para resolver la
cuestión? ***
Sobre cierto árbol frutal Dios dijo: “En el día que comas de
él, positivamente morirás”. (Génesis 2:16, 17.)
Estas palabras muestran que Adán y Eva no fueron
creados para envejecer y morir. Solo si desobedecían este
mandato sencillo morirían. Si Adán y Eva hubieran
permanecido obedientes a Dios, todavía estarían vivos hoy
en la Tierra como padres de una familia mundial de hijos
perfectos. (Véase el principio que se declara en Salmo
37:29.)
*** g90 8/4 págs. 12-13 ¿Cuál fue el pecado original? ***
Según la historiadora Elaine Pagels, “la afirmación de que
el pecado de Adán y Eva consistió en tener coito” era una
idea “común entre maestros cristianos [del siglo II] como
Taciano el sirio, quien enseñaba que el fruto del árbol del
conocimiento transmitía conocimiento carnal”. Asimismo, en
el siglo V E.C. Agustín, reconocido por la cristiandad como
uno de los Padres de la Iglesia, pensaba que el pecado había
tenido sus comienzos en el deseo sexual por parte de Adán.
De hecho, la revista Psychology Today dijo que “el pecado de
Adán fue el conocimiento carnal”.
Otros opinan que el árbol del conocimiento de lo bueno y
lo malo representó el conocimiento en sí. La Encyclopædia
Britannica afirma que el “conocimiento de lo bueno y lo malo”
fue “una expresión literaria que se refería a todo el
conocimiento”. Eso significaría que Dios quería que Adán y
Eva fuesen ignorantes y que ellos se rebelaron contra Él al
tratar de ampliar su conocimiento.
Desde luego, las dos interpretaciones pintan al Creador
como un ser injusto y caprichoso. ¿Por qué crearía al hombre
con unas necesidades sexuales e intelectuales si luego no iba
a permitirle ningún medio de satisfacer tales deseos sin
incurrir en la pena de muerte? ¿Quién se sentiría inclinado a
amar y servir a tal clase de Dios?
¿Consistió el pecado original en las relaciones sexuales?
Muchas personas ignoran que estas dos interpretaciones
contradicen por completo el contexto del relato de Génesis.
Analicemos en primer lugar la idea de que la prohibición
impuesta por Dios en Edén consistía en no permitir las
relaciones sexuales. La ley en cuestión se registra en
Génesis 2:16, 17: “De todo árbol del jardín puedes comer
hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del
conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él,
porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.
¿Era eso en realidad una manera indirecta de hacer
referencia a las relaciones sexuales? Veamos. Según se
registra en Génesis 1:27, 28, Dios ordenó lo siguiente al
hombre y a la mujer: “Sean fructíferos y háganse muchos y
llenen la tierra”. ¿Cómo podrían Adán y Eva obedecer ese
mandato sin tener relaciones sexuales? ¿Tenemos que
suponer que Dios les dio un mandato y luego los sentenció a
muerte por tratar de obedecerlo?
Además, el relato de Génesis indica que Adán y Eva
pecaron por separado, no al mismo tiempo. El capítulo 3 y
versículo 6 deja claro que primero se sedujo a Eva para
comer del fruto y que “después dio de este también a su
esposo cuando él estuvo con ella, y él empezó a comerlo”.
Así que el mismo acto de comer del fruto prohibido sería un
símbolo torpe e inverosímil de las relaciones sexuales.
¿Consistió entonces en el conocimiento?
¿Qué se puede decir acerca de la afirmación de que el
fruto prohibido fue un símbolo de todo el conocimiento en
general? Lo cierto es que tanto Adán como Eva ya habían
asimilado mucho conocimiento antes de desobedecer la ley
registrada en Génesis 2:16, 17. Su Creador, el propio Jehová,
participó de manera directa en su educación. Por ejemplo,
trajo ante el hombre todos los animales terrestres y todas las
aves para que les pusiese nombre. (Génesis 2:19, 20.)
Seguro que antes de dar a cada uno de esos animales un
nombre apropiado, Adán tuvo que estudiarlos a fondo: no hay
duda de que aprendió mucho sobre zoología. Eva, aunque
fue creada más tarde, tampoco era una ignorante. De hecho,
cuando la serpiente la interrogó, demostró que había sido
instruida en la ley de Dios. Ella sabía la diferencia entre lo
que estaba bien y lo que estaba mal, y hasta conocía las
consecuencias que acarrearían las malas acciones. (Génesis
3:2, 3.)
La interpretación de que el pecado original consiste en las
relaciones sexuales o en el conocimiento en general es justo
eso: una interpretación humana, y nada más. El poco
fundamento que tienen esos argumentos se destaca en la
pregunta que formuló el fiel José: “¿No pertenecen a Dios las
interpretaciones?”. (Génesis 40:8.) La Biblia resulta mucho
más fácil de comprender cuando no la interpretamos desde
un punto de vista humano, sino que dejamos que se
interprete a sí misma. ¿Cuál fue entonces el pecado original?
Pues bien, el relato de Génesis nos da toda razón para creer
que el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo era un
árbol real. Se nos dice en qué parte del jardín se encontraba
y se hace mención de él en relación con los demás árboles.
Su fruto era real, y Adán y Eva comieron literalmente de él.
¿Fue una cuestión de desobediencia?
Al comer de ese fruto, ¿qué estaban haciendo? La New
Catholic Encyclopedia sugiere con cierto recato que “pudo
haber sido tan solo un manifiesto desprecio hacia Dios, una
insolente negativa a obedecerle”. ¿No es eso lo que se
desprende con claridad del relato de Génesis? Romanos 5:19
lo confirma al decir: “Por la desobediencia de un solo hombre,
todos fueron constituidos pecadores”. (Biblia de Jerusalén.)
De modo que el pecado original fue un acto de
desobediencia.
Aunque un pecado de desobediencia puede parecer de
poca importancia, analicemos sus profundas implicaciones.
En una nota al pie de la página, la Biblia de Jerusalén lo
expresa de este modo: “[El conocimiento de lo bueno y lo
malo] es la facultad de decidir uno por sí mismo lo que es
bueno y lo que es malo, y de obrar en consecuencia: una
reclamación de autonomía moral [...]. El primer pecado ha
sido un atentado a la soberanía de Dios”. En efecto, “el árbol
del conocimiento de lo bueno y lo malo” simbolizó la
prerrogativa que Dios tiene de fijar normas para el hombre en
cuanto a lo que está aprobado o condenado. Al rehusar
obedecer la ley de Dios, el hombre estaba poniendo en tela
de juicio el derecho de Dios a gobernar sobre él.
*** w12 1/10 pág. 25 ¿Hay que casarse para ser feliz? ***
En el relato de Génesis leemos que Dios dijo lo siguiente
respecto a Adán: “No es bueno que el hombre continúe solo”.
Y luego añade que creó a Eva “como complemento de él”
(Génesis 2:18). La palabra complemento significa “cosa que
se adjunta a otra para completarla”. Al leer ese versículo
pudiéramos llegar a la conclusión de que uno no está
completo a menos que se case. Además, varios relatos
bíblicos —como el de Rut— presentan el matrimonio como un
estado del que se derivan bendiciones y felicidad.
Ahora bien, ¿se escribieron esos relatos para enseñarnos
que los cristianos no pueden sentirse felices, realizados
ni completos a menos que se casen y tengan hijos? Claro que
no. Jesucristo se mantuvo soltero hasta el día de su muerte y,
sin embargo, fue el hombre más completo y realizado que
jamás ha existido. También fue el reflejo perfecto “del Dios
feliz”, Jehová (1 Timoteo 1:11; Juan 14:9). Por eso es digno
de notar que el hombre más sabio no incluyera el matrimonio
entre los factores necesarios para ser feliz, o bienaventurado,
en este mundo (Mateo 5:1-12).
¿Significa eso que la Biblia se contradice en este asunto?
Ni mucho menos. Tenemos que ver el matrimonio en el
contexto del propósito de Jehová. Si bien él lo instituyó para
que fuera una fuente de felicidad, intimidad y consuelo, a
veces también ha sido fundamental para que se cumplieran
ciertos aspectos de su voluntad. Por ejemplo, el propósito de
Dios para Adán y Eva era el siguiente: “Sean fructíferos y
háganse muchos y llenen la tierra” (Génesis 1:28). Ninguno
de los dos podía cumplir por sí solo este mandato divino.
Se necesitaban mutuamente, y cada uno completaba al otro
en un sentido muy particular.
*** w10 1/2 pág. 27 Cómo llevarse bien con los suegros ***
Factores a considerar: Hablando de la institución
matrimonial, la Biblia indica: “El hombre dejará a su padre y a
su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que
llegar a ser una sola carne” (Génesis 2:24). Ahora bien, ¿qué
significa “ser una sola carne”? Implica algo más que vivir
juntos: implica formar una nueva familia, una que está por
encima de sus respectivas familias (1 Corintios 11:3).
*** g02 8/2 pág. 6 El día de la boda, feliz pero agotador ***
Cuando los hijos abandonan el nido familiar, los padres tal
vez sientan alegría y orgullo al tiempo que nostalgia y temor.
Sin embargo, los padres altruistas se darán cuenta de que a
sus hijos les ha llegado la hora de ‘dejar a su padre y a su
madre’ y adherirse a su cónyuge a fin de que ambos ‘lleguen
a ser una sola carne’, como el Creador se propuso que fuera
(Génesis 2:24). Cierta madre relata la reacción que tuvo
cuando su hijo mayor se casó: “Lloré, pero no solo de tristeza,
sino de alegría, porque había ganado una hija a la que quiero
mucho”.