Consecuencias de La Revolucion Rusa
Consecuencias de La Revolucion Rusa
Consecuencias de La Revolucion Rusa
CLASES SOCIALES:
EL GOBIERNO PROVISIONAL.-
-Obreros y Soldados,
MEDIDAS:
1.- Una primera revolución en la que el gobierno zarista es derrocado y se impone u gobierno
provisional, y
2.- Una segunda revolución en la que se elimina este gobierno provisional para establecer un
gobierno comunista. Para entender bien sus causas, tenemos que ver primero cuál era el contexto
histórico y social previo a la Revolución rusa.
PORQUE ES IMPORTANTE:
Porque Lenin aplica las teorías económicas y sociales, elaboradas hace 50 años por Carlos Marx y
Federico Engels.
Nacimiento de la URSS.
- La Revolución Rusa provocó una ola revolucionaria y de agitación social en numerosos países, ya
que mostró la posibilidad y ejemplaridad de voltear el orden establecido.
- La creación de la Internacional Comunista y de los Partidos Comunistas. En el caso de España,
originado a partir de una escisión del Partido Socialista al que se le sumaron elementos
anarcosindicalistas.
-La creación, en 1922, de la Unión Soviética, un Estado que instauró un sistema de economía
planificada y un régimen político de partido único.
-La independencia de Polonia, Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia, que hasta 1918 habían
formado parte del Imperio ruso.
-La confiscación de los bienes de la Iglesia ortodoxa rusa, que apoyó el Movimiento Blanco.
La Revolución rusa de 1917 no solo acabó con un imperio de 300 años, sino que transformó de
arriba a abajo el sistema político y económico del país dando origen al primer sistema comunista de
la historia y tuvo una influencia enorme sobre el resto del mundo.
Una guerra civil entre 1918 y 1920 que enfrentó a los bolcheviques contra los
contrarrevolucionarios, resultando los primeros como vencedores y copando el poder.
La caída de la monarquía de los zares, siendo asesinada la familia Romanov en 1918.
Se produjeron cambios culturales significativos en Rusia, sobre todo en lo que respecta al rol de
la familia tradicional burguesa, permitiéndose el aborto legal, el divorcio y la despenalización de la
homosexualidad (aunque volvió a prohibirse en 1934). Esto también se tradujo en mejorías sociales
para las mujeres. También se aprobó el triple principio de la laicidad, gratuidad y obligatoriedad de
la educación forma.
Transformación de las viejas estructuras feudales heredadas de la Rusia zarista, lo cual condujo a un
lento proceso de modernización que, inicialmente, sometió a poblaciones enteras a la
hambruna, resultando en millones de muertes, especialmente en los años de 1932-1933, cuando se
produjo el Holodomor ucraniano.
Surgimiento del estado policial leninista, que inspiraría a la venidera Unión Soviética.
La división del mundo en dos: por un lado estaba el Capitalismo y por el otro, el Comunismo
Lenin gobernó una República Socialista Federal, que era dirigida por los Soviets. Abolió la
propiedad privada y confiscó tierras; estas y las fábricas pasaron a las manos de los obreros y se
nacionalizaron los bancos y el sector comercial.
Tras la Revolución rusa la URSS se convirtió en una de las principales potencias económicas a
nivel mundial, una posición que mantuvo hasta su disolución. Entre otras cosas, la URSS fue
fundamental para derrotar a Alemania en la 2ª Guerra Mundial y fue el país que pugnó por la
supremacía mundial con EE.UU durante la Guerra Fría, escenificando la lucha entre el bloque
capitalista y el bloque comunista.
La Revolución rusa de 1917 no solo acabó con un imperio de 300 años, sino que transformó de
arriba a abajo el sistema político y económico del país dando origen al primer sistema comunista
de la historia y tuvo una influencia enorme sobre el resto del mundo.
Así comenzó la revolución social más importante de la historia mundial. Ninguna de las otras
revoluciones — la Revolución Inglesa de 1640-49, la Revolución Estadounidense de 1776-83, la
Revolución Francesa de 1789-94 y la Segunda Revolución Estadounidense de 1861-65 —
comprendió, ni estuvo cerca de comprender, los ideales que proclamaron. Sin embargo, esto no les
resta de ninguna manera importancia como hitos en el desarrollo histórico de la humanidad. No hay
nada tan intelectualmente repulsivo como los esfuerzos posmodernistas que buscan descreditar los
sacrificios hechos por otras generaciones en aras de un mundo mejor. Los socialistas marxistas no le
prestan simpatía alguna a tal cinismo pequeñoburgués. Al reconocer las limitaciones determinadas
históricamente de los esfuerzos revolucionarios en épocas anteriores, les rendimos el tributo que les
corresponde.
La clase obrera actuó con un alto grado de conciencia de las leyes del desarrollo socioeconómico.
“Los pensamientos son científicos — escribió Trotsky — si corresponden a un proceso objetivo y
hacen posible ejercer influencia en ese proceso y guiarlo”. En este sentido fundamental, los
pensamientos y la práctica de millones de personas alcanzaron un nivel científico. La teoría se
apoderó de las masas y se transformó en una fuerza material. La clase obrera se dispuso a abolir un
sistema arcaico de relaciones socioeconómicas, poner fin a la anarquía del mercado capitalista e
introducir una organización de planificación consciente al centro de la vida económica. En los años
veinte y treinta, cuando todavía existía una intelectualidad estadounidense comprometida con los
principios democráticos y capaz de adoptar una actitud crítica hacia la sociedad capitalista, ésta
reconoció ampliamente la importancia histórica de lo que entonces llamaba “el experimento
soviético”.
En 1931, el filósofo liberal estadounidense John Dewey escribió una reseña de varios libros sobre la
Unión Soviética para la revista New Republic, donde señaló que “Rusia es un reto para Estados
Unidos, no por una u otra característica, sino porque carecemos de una maquinaria social que
controle la maquinaria tecnológica a la que le hemos entregado todas nuestras fortunas”.
Luego, expresó simpatía por la proposición marxista que, “los fenómenos sociales pueden ser
controlados para que el desarrollo de la sociedad humana sea sometido a la voluntad humana”.
Dewey procedió a repasar favorablemente la siguiente crítica del capitalismo de otro destacado
liberal de la época, George S. Counts, quien escribe en su libro The Soviet Challenge to America
(El reto soviético para EE.UU.):
- Los bolcheviques transformaron lo que fue el Imperio ruso en una república federal, pero
aplicando unos esquemas propios dado que no se perdió la concepción piramidal de poderes. Lenin
y un grupo de militares en la Plaza Roja de Moscú.
-En 1924, se aprobaba la Constitución del nuevo Estado soviético. En ella se definía las
competencias de la Unión y las de las repúblicas federadas (en total 15).
- En la base del sistema seguía estando el Congreso de la Soviets de la Unión. Éste elegía un Comité
Ejecutivo Central, que pasa a ser el verdadero Parlamento, dividido en dos cámaras: el Consejo de
la Unión (donde están representadas las repúblicas según su población) y el Consejo de las
Nacionalidades (donde cada República cuenta con cinco miembros).
-Con todo, la dirección efectiva de la vida política sigue estando controlada por el Partido
Comunista Ruso, dirigido por el Comité Central, el Buró Político o Politburó y la Secretaría, que al
controlar todo el aparato del partido puede convertir al Secretario General en un auténtico dictador,
como Stalin demostró a la perfección.
También la marinería del puerto de Kronstadt (marzo de 1921), que tanto había contribuido al
triunfo de la revolución de octubre de 1917, ahora pedía elecciones libres, libertad de prensa, de
reunión y asociación y la liberación de los prisioneros políticos…
La rebelión de Kronstadt fue aplastada, pero Lenin comprendió que era necesario darle un giro a la
política económica, adaptarla a los tiempos de paz una vez que se había superado el peligro de la
guerra civil y la intervención exterior.
Una medida importante fue suprimir las requisas de productos agrarios y reemplazarlas por un
impuesto en especie.
Los campesinos entregaban un 10% de la cosecha al Estado y el resto podían venderlo a los
particulares o al Estado.
Así, los propietarios agrícolas acomodados (los kulaks) o los pequeños empresarios o comerciantes
(los nepmen) enriquecidos por el comercio libre.
Estaban apareciendo en Rusia nuevos ricos, una nueva burguesía, lo cual venía a destruir el sueño
marxista de una sociedad sin clases.
Con todo esto acabará Stalin aplicando un sistema económico basado en la planificación, donde el
Estado, de modo centralizado, marcaba los objetivos de toda la actividad económica a través de
planes quinquenales.
Sucedió en 1917, cuando los bolcheviques liderados por Lenin tomaron el poder. Las consecuencias
dividirían el planeta en dos.
Se dividió en dos partes: dos modelos económicos para seguir, dos modelos sociales para
implementar, dos políticas para gobernar, dos maneras de analizar y pensar cómo debe vivir el ser
humano.
La revolución rusa fue, quizá, el principal acontecimiento de la primera mitad del siglo XX, el que
trajo mayores consecuencias a nivel mundial.
Ninguna sociedad, directa o indirectamente, pudo quedar al margen de lo que sucedió en este
territorio que, casi 100 años después de aquellos hechos, será anfitrión de la Copa del Mundo,
acaparando nuevamente las miradas del planeta, de una manera más lúdica.
El líder de esta revuelta fue Vladimir Ilich Uliánov, pero casi nadie lo conocería o recordaría de esa
forma: pasó a la historia con el nombre de Lenin. Él, junto con León Trotski, ambos al frente del
partido bolchevique, se hicieron portavoces del descontento. Juntaron rabias e injusticias para
cambiar un rumbo.
Con las ideas Karl Marx, empezaron a convencer a la población de que había que sustituir el
capitalismo por un nuevo sistema. Sus medidas intentaron basarse en la teoría del intelectual
alemán: negación de la propiedad privada, crear una igualdad social, la tierra repartida entre los
campesinos y las fábricas en manos de los obreros.
La creación en 1922 de la República Federativa comunista, que pasó luego a denominarse Unión de
las Repúblicas Socialista Soviéticas (la famosa URSS), terminaría por dividir el globo terráqueo,
sobre todo después de la segunda guerra mundial: de un lado, el capitalismo, liderado por Estados
Unidos; del otro, el comunismo, con la Unión Soviética al frente. Cada país o imperio tendría que
elegir luego dónde ubicarse. Esa oposición gigantesca, casi ridícula, que llegó hasta dividir a una
ciudad como Berlín con un extenso muro, tuvo un nombre: Guerra Fría
La Unión Soviética o URSS abrió el camino hacia sociedades socialistas, basadas en la igualdad y
justicia.
La URSS, conocida también como Unión Soviética, estaba conformada por cuatro repúblicas
socialistas: Rusia, Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia. Estos países aprobaron el Tratado de
Creación y la Declaración de la Creación, que fue firmado por los líderes Mijaíl Kalinin, Mikha
Tskhakaya, Mijaíl Frunze y Grigory Petrovsky, y Aleksandr Chervyakov el 30 de diciembre de
1922.
En 1917, la Revolución de Octubre, liderada por Vladimir Lenin, derrocó el régimen del zar
Nicolás II, quien tuvo que abdicar y se instaló un gobierno provisional.
Poco después, en 1922 se constituye oficialmente la URSS, pero no es hasta febrero de 1924 que es
reconocida oficialmente por las potencias Gran Bretaña, Francia e Italia.
Lenin se convierte en el primer líder del Estado al ser nombrado presidente del Consejo de las
Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Al nacer, la URSS solo tenía cuatro repúblicas socialistas soviéticas, formadas directamente tras
la Revolución de Octubre. Pero con el paso de años siguió creciendo hasta tener 15 repúblicas en
1940.
Se trató del primer Estado en intentar construir una sociedad socialista, basada en los ideales de
libertad e igualad. Esto constituyó una gran diferencia con los países de sistemas feudales,
esclavistas y capitalistas.
El impulso de esta sociedad socialista tuvo trascendencia internacional, pues
inspiró revoluciones en diferentes partes del mundo, como la Revolución Cubana y la Sandinista
en Nicaragua.
Además, la URSS tuvo un papel fundamental en la derrota del fascismo que se cernía sobre el
mundo y lideró el camino hacia sociedades más solidarias.
Por ello, la Revolución rusa y la Unión Soviética se convirtieron en los acontecimientos más
importantes del siglo XX.
La actitud de los rusos hacia la herencia histórica de la Revolución es ambigua y confusa, lo que les
lleva a adoptar una actitud apática hacia el actual régimen.
RESUMEN
Para el actual Gobierno ruso, el centenario de la Revolución no es una fecha agradable. El Kremlin
vincula la llegada de los bolcheviques al poder con la debilidad del Estado y desordenes políticos y
sociales que no debe tolerar que se vuelvan a producir.
Sin embargo, desde la llegada al poder de Vladimir Putin en 2000, el régimen ha rehabilitado la
figura histórica de Iósif Stalin (1878-1953) e inauguró en 2016 monumentos a los zares Iván el
Terrible (1530-1584) y Catalina la Grande (1729-1796) y al príncipe Vladímir, que aceptó, en
nombre propio y de todos sus súbditos, la fe del cristianismo ortodoxo bizantino en 988. Los cuatro
personajes, muy diferentes entre sí, encarnan el modelo de Estado autocrático, centralizado,
expansionista y basado en los valores de la Iglesia ortodoxa.
La actitud de los rusos hacia la herencia histórica de la Revolución es ambigua y confusa, lo que les
lleva a adoptar una actitud apática hacia el actual régimen, como lo demuestran encuestas del
Centro Levada, que se realizan con regularidad desde octubre de 1990.
El inicio de la Guerra Civil Rusa, que enfrentó por el mando del Estado al bando
bolchevique (rojo) contra el movimiento antibolchevique (blanco) entre 1918 y 1921, con
victoria del bando rojo.
Surgimiento del estado policial leninista, que inspiraría a la venidera Unión Soviética.
Hace cien años se inició la Revolución en Rusia. Era según el calendario juliano un 25 de octubre
de 1917 (equivalente en el resto del mundo al 7 de noviembre del calendario gregoriano). En la
ciudad de Petrogrado (más tarde Leningrado durante la época del campo socialista y después con la
desaparición de la URSS, hasta nuestros días, San Petersburgo). En esa coyuntura de la mañana del
miércoles 7 de noviembre de 1917, relató John Reed (nacido en Portland, Oregon, 22/10/1887), el
periodista estadounidense sepultado en homenaje en un muro del Kremlin cerca de la tumba de
Vladímir Ilich Lenin, que estuvo haciendo crónicas de la Revolución Mexicana (“México
insurgente” y en la insurrección bolchevique “Diez días que estremecieron al mundo), el mejor
relato de aquellos acontecimientos. El mismo Lenin afirmó sobre el valor histórico de esa obra de
Reed: “Yo quisiera ver este libro difundido en millones de ejemplares y traducido a todos los
idiomas, pues ofrece una exposición veraz y crítica con extraordinaria viveza de acontecimientos de
gran importancia para comprender lo que es la revolución proletaria, lo que es la dictadura del
proletariado”.
LA REVOLUCIÓN RUSA Y AMÉRICA LATINA
En uno de los pasajes, Reed relataba sobre el desarrollo de los acontecimientos de aquel 7 de
noviembre, momento en que se desbordaba la insurrección bolchevique cuando el periodista
estadounidense entraba al edificio central de insurrectos (Instituto Smolny): “El ambiente era de
tensión. Todas las escaleras estaban abarrotadas: obreros de blusas negras y negros gorros de piel,
muchos con fusiles en bandolera, soldados con bastos capotes de un color sucio y con gorros grises
de piel. Entre toda esta gente se abrían paso presurosos Lunacharski y Kamenev, muchos les
conocían”. Agregando que Kamenev le tradujo al francés la resolución recién aprobada en la
reunión del Soviet de Petrogrado, la cual decía: “El Soviet de diputados obreros y soldados de
Petrogrado saluda la victoriosa revolución del proletariado y de la guarnición de Petrogrado. El
Soviet destaca, en particular, la cohesión, la organización, la disciplina y la plena unanimidad de
que han dado prueba las masas en esta insurrección extraordinariamente incruenta y feliz”.
En el mismo paisaje el cronista estadounidense que también fue testigo de las protestas obreras que
las escribió en su célebre ensayo “Guerra en Paterson” (EU), afirmaba que aque 7 de noviembre:
“En la tribuna apareció Lenin. Lo recibieron con una estruendosa ovación. Predijo la revolución
socialista mundial”. Después habló Zinóviev, que exclamó: “Hoy hemos pagado la deuda al
proletariado internacional y hemos asestado un golpe terrible a la guerra, un golpe al pecho de los
imperialistas”.
Sin duda un elemento central de toda revolución como lo fue la soviética (la de los consejos de
obreros, campesinos y soldados rusos) era contar con una vanguardia organizada y dentro de ella
con un conductor del proceso. Esto es algo medular a todo fenómeno revolucionario triunfante. Tal
como ahora ocurre en nuestras revoluciones del siglo XXI latinoamericano. En Cuba, Nicaragua,
Bolivia, El Salvador, Ecuador, Venezuela. Ahí se cumple a cabalidad con ese principio. Pero
también esa característica se desarrolló en la China de Mao Tse –Tung; en la República Socialista
Federal de Yugoslavia con Josip Broz “Tito”; en la de República Popular Democrática de Corea de
Kim Il-sung y en el Vietnam de Ho Chi Minh. En todos esos y otros ejemplos de las revoluciones
triunfantes, se heredó la experiencia histórica y el valor de la conducción revolucionaria.
Hace cien años cuando comenzó la Revolución Rusa, en América Latina también ocurrían grandes
acontecimientos. En México la Revolución Mexicana en 1917 es el momento en que se conquista
una nueva república al establecerse un nuevo orden constitucional en buena medida dirigido por
nuevos actores sociales como los campesinos, los obreros, sectores de las clases medias emergentes
y una pequeña y mediana burguesía modernizadora. Para el gran historiador cubano, Sergio Guerra
Vilaboy, en su clásica obra “Historia mínima de América Latina” (2013), apunta que a partir de ese
momento axial del mundo: “El triunfo de la Revolución Rusa de 1917 impulsó, en aquello pocos
países latinoamericanos donde existían partidos socialistas (Argentina, Uruguay y Chile), la
diferenciación que ya se venía registrando, como eco de los problemas que aquejaban a la II
Internacional; a la vez que se debilitaban las fuerzas reformistas y anarquistas en el movimiento
obrero organizado. Además, la revolución bolchevique encontró partidarios y propagandistas e
incluso en la propia prensa anarquista, apareciendo en ellos decretos y documentos soviéticos y
artículos de Lenin y otros dirigentes rusos. Incluso figuras revolucionarias como el líder agrarista
Emiliano Zapata o el pensador anarquista Ricardo Flores Magón, saludaron entusiasmado los
acontecimientos de Rusia. (…)
En los países latinoamericanos donde existían agrupaciones socialistas, como el Cono Sur o
México, estas dividieron o radicalizaron entre 1918 y 1920, y de los sectores partidarios de Lenin
surgieron partidos de nuevo tipo que rápidamente se afiliaron a la III Internacional. Una segunda
etapa de desarrollo más o menos en forma semejante, aunque en otro contexto (1928 y 1930) en
Colombia, Perú y Ecuador. En otros países del continente, en cambio, como Brasil, Paraguay y
América Central, el Partido Comunista fue el resultado de la radicalización de pequeños núcleos de
obreros e intelectuales anarquistas. Formas intermedias de creación entre uno y otro grupo
adoptaron los primeros partidos marxistas-leninistas en Cuba (1925), Bolivia (1928), Panamá
(1930), Venezuela (1931), Puerto Rico (1933) y Haití (1934), países donde fueron fruto de la unión
de dirigentes obreros revolucionarios e intelectuales de izquierda, proceso promovido por la activa
presencia de representantes de la III Internacional. Personalidades latinoamericanas descollantes en
este proceso fueron Luis Emilio Recabarren en el Cono Sur, José Carlos Mariátegui en Perú y Julio
Antonio Mella en Cuba y México.”
De esta forma el centenario de la Revolución Rusa, tiene mucho que ver con el proceso
revolucionario latinoamericano. Gran parte de sus ideas y su legado ha estado presente y seguirá
vigente en su esencia por largo tiempo en la historia de nuestra América.
1.- La Revolución rusa de 1917 no solo acabó con un imperio de 300 años, sino que transformó de
arriba a abajo el sistema político y económico del país dando origen al primer sistema comunista de
la historia y tuvo una influencia enorme sobre el resto del mundo.
2.- Con el GOBIERNO PROVISIONAL, se logra la Libertad de Prensa y de reunión; permite el
regreso de los exiliados políticos: Lenin; no lleva a cabo las reformas sociales prometidas.
3.- Consecuencias inmediatas: El retiro inmediato de las tropas rusas de la guerra; la liquidación de
los latifundios; entregan la tierra a los campesinos; la nacionalización de los bancos; el control
obrero sobre la producción industrial; supresión de los privilegios de la nobleza e iglesia.
4.- Una primera revolución en la que el gobierno zarista es derrocado y se impone u gobierno
provisional, y una segunda revolución en la que se elimina este gobierno provisional para establecer
un gobierno comunista. Para entender bien sus causas, tenemos que ver primero cuál era el contexto
histórico y social previo a la Revolución rusa.
6.- -La independencia de Polonia, Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia, que hasta 1918 habían
formado parte del Imperio ruso.
7. Se produjeron cambios culturales significativos en Rusia, sobre todo en lo que respecta al rol de
la familia tradicional burguesa, permitiéndose el aborto legal, el divorcio y la despenalización de la
homosexualidad (aunque volvió a prohibirse en 1934). Esto también se tradujo en mejorías sociales
para las mujeres. También se aprobó el triple principio de la laicidad, gratuidad y obligatoriedad de
la educación forma.
8.-Transformación de las viejas estructuras feudales heredadas de la Rusia zarista, lo cual condujo a
un lento proceso de modernización que, inicialmente, sometió a poblaciones enteras a la hambruna,
resultando en millones de muertes, especialmente en los años de 1932-1933, cuando se produjo el
Holodomor ucraniano.
9.-La clase obrera actuó con un alto grado de conciencia de las leyes del desarrollo socioeconómico.
10.- La revolución rusa dio lugar a un estado comunista que duraría muchos años y que expandiría
su influencia por el mundo, logrando que muchos países optaran por su forma de organización
social.
11.- Como acontecimiento en la historia mundial, la Revolución Rusa representa, hasta ahora, el
máximo esfuerzo de la humanidad en busca de identificar las causas de la injusticia y el sufrimiento
humano y ponerles fin.
12.- Como acontecimiento en la historia mundial, la Revolución Rusa representa, hasta ahora, el
máximo esfuerzo de la humanidad en busca de identificar las causas de la injusticia y el sufrimiento
humano y ponerles fin.