Cuidado Nutricional en Anemia

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Qué es la anemia

La anemia es una situación en la que la concentración de hemoglobina o la capacidad de


transportar oxígeno en la sangre circulante es más baja de lo habitual. La deficiencia de
hemoglobina puede ser por una reducción de eritrocitos o por una disminución de
hemoglobina dentro de los mismos.

Es un importante problema de salud pública tanto en países desarrollados como en países en


vías de desarrollo. La más frecuente es la anemia ferropénica, causada por deficiencia de
hierro.

• Según datos de la OMS, aproximadamente 1.000 millones de personas en el mundo padecen


anemia ferropénica, siendo más prevalente en mujeres en edad fértil, niños y embarazadas.

• Las deficiencias de ácido fólico y vitamina B12 pueden causar anemia megaloblástica.

• La deficiencia de folatos se produce especialmente en ciertas poblaciones de riesgo


(embarazadas y personas de edad avanzada) y puede estar asociada a determinadas patologías
(patología intestinal, alcoholismo crónico o deficiencia de vitamina B12).

• La deficiencia de vitamina B12 o cobalamina puede deberse a una ingesta insuficiente (que
es poco frecuente) o a malabsorción de la vitamina (por aclorhidria o falta de factor
intrínseco).

• La anemia ferropénica es multifactorial e intervienen en su desarrollo la alimentación, la


situación fisiológica, patologías asociadas y la carga genética del individuo.

• El hierro de los alimentos se presenta en dos formas: hemo y no hemo. Este último menos
biodisponible, ya que interacciona con componentes de los alimentos que pueden limitar su
absorción.

• Los potenciadores de la absorción de hierro no hemo más destacados son el ácido ascórbico
(vitamina C) y los alimentos de origen animal. Respecto a los inhibidores, destacan los fitatos
presentes en la fibra y algunos polifenoles.

• Las RD para conseguir una elevada ingesta de hierro y que resulte biodisponible son: ingerir
suficiente cantidad de alimentos ricos en hierro y especialmente en hierro hemo; combinar en
la misma comida alimentos ricos en hierro con estimulantes de su absorción (por ejemplo,
legumbres con carne y fruta cítrica de postre); y consumir el té y el café separados de las
comidas principales (al menos dos horas).

• Los alimentos funcionales enriquecidos en hierro pueden desempeñar un papel en la


prevención de la anemia ferropénica cuando el aporte de hierro en la dieta sea insuficiente en
los grupos de riesgo.

Incidencia y Tipos según su origen

La anemia afecta al 24,8% de la población mundial. Los dos grupos con mayor incidencia son
los niños preescolares y mujeres no embarazadas. Según su origen, hay varios tipos de anemia:

 Causada por pérdida de sangre

 Por una excesiva destrucción de eritrocitos


 Por alteración del mecanismo de producción de eritrocitos: deficiencia de sustancias
como hierro, vitamina B12, ácido fólico o vitamina C entre otras

 Anemias secundarias a otras enfermedades (infecciones, cáncer, cirrosis….)

Yo voy a detenerme en las llamadas “anemias nutricionales” cuyo origen está en una ingesta
inadecuada de sustancias como hierro, vitamina B12 ó algunas vitaminas o minerales.

Anemia Ferropénica: síntomas, diagnóstico y tratamiento

En este tipo de anemia los depósitos de hierro son bajos por un desequilibrio entre los
requerimientos y la ingesta de dicho mineral. Algunas de las situaciones que lo pueden
provocar son la menstruación, embarazos múltiples o problemas gastrointestinales como las
úlceras. En niños pueden darse casos de anemia ferropénica por una excesiva demanda de
hierro en periodos de crecimiento. Síntomas: cansancio, palidez, disnea de esfuerzo, así como
piel, uñas y mucosas pálidas.  El mejor diagnóstico es la valoración de los niveles de:

 Hemoglobina: ésta contiene el 65% del hierro corporal total

 Ferritina: supone el principal depósito de hierro en el hígado, bazo y médula ósea.


Hablamos de deficiencia cuando en hombres hay niveles por debajo de 12-15ng/ml y
en mujeres de 10ng/ml.

 Hierro sérico y capacidad de fijación de hierro: este hierro está unido a la transferrina


y disminuye antes del ciclo menstrual. Los niveles son ligeramente superiores en
hombres que en mujeres.

 Transferrina: Procede de la síntesis hepática

El tratamiento de la anemia ferropénica se basa en la administración oral de hierro aunque no


todo el hierro que se ingiere es absorbido. Sustancias como el ácido ascórbico ayuda en su
absorción. El problema de este tipo de tratamientos son las consecuencias como son la
diarrea, nauseas o el estreñimiento. Con pocos días de tratamiento ya aumenta la
concentración de hemoglobina pero se aconseja mantenerlo durante varios meses.

Relación de la anemia con la alimentación

En problemas como la anemia es muy importante tener presente que una alimentación
variada y equilibrada puede mejorar e incluso revertir  la situación sin necesidad de un
tratamiento farmacológico. El grado de absorción del hierro depende de los niveles iniciales
que tenga la persona, cuanto menores son los depósitos, mayor es la absorción. Ahí van una
serie de consejos que puedes poner en práctica si sufres de anemia:

 En primer lugar es importante saber distinguir el hierro hemo, aportado por los
alimentos de origen animal (carnes, pescados, aves y mariscos) y el hierro no hemo de
origen vegetal (granos, vegetales y frutas), ya que la capacidad de absorción de éste
último es peor.

 Fomenta el consumo de alimentos como frutos secos y semillas, carnes rojas, yema de
huevo o mariscos entre otros. Ver anexos.

 Ten presente que hay componentes que favorecen la absorción del hierro como son la
vitamina C, fructosa, ácido cítrico, proteínas (sobretodo aminoácidos como lisina,
histidina, cistina o metionina)
 Evita o reduce el consumo de alimentos que contengan ácido oxálico (espinacas)
taninos (café,té), fitatos (fibra de envoltura de cereales), o situaciones de carencia de
ciertas vitaminas, exceso de determinados minerales o la insuficiencia de proteínas.

 Los cereales integrales tienen más hierro, vit B12 y ácido fólico que los refinados pero
debido a su contenido en fitatos se recomienda no abusar.

 Entre los postres idóneos están los cítricos por su aporte de vitamina C o los lácteos ya
que mejoran la absorción de ácido fólico.

 Cuando consumas legumbres es bueno añadir algo de patata o arroz para mejorar la
calidad de la proteína y pimiento o zumo de naranja/kiwi en postre por su vitamina C.

Si quieres disfrutar de un buen estado de salud realiza una buena alimentación, variada y
equilibrada con un consumo moderado de todos los grupos de alimentos. Te ayudará a
prevenir problemas de salud y a mantenerte en un peso saludable. Recurre a un especialista
como es el Dietista-Nutricionista si quieres mejorar tus hábitos.

1 • Anemias por deficiencias nutricionales

La anemia es la situación en la que los glóbulos rojos de la sangre no son capaces de


transportar suficiente oxígeno a las células. Entre las diferentes situaciones que pueden causar
anemia, las más importantes son las deficiencias nutricionales, siendo la más frecuente la
deficiencia de hierro que causa anemia ferropénica. Se estima que el 50% de todas las anemias
diagnosticadas son causadas por la deficiencia de este mineral. Otras deficiencias nutricionales
que pueden causar anemia son las de ácido fólico y vitamina B12, que causarían anemia
megaloblástica. En la práctica clínica se establece un diagnóstico de anemia en base a los
niveles de Hb, aunque es necesaria la determinación de otros marcadores para distinguir entre
los diferentes tipos de anemia por deficiencias nutricionales.

2 • Anemia megaloblástica

La deficiencia de ácido fólico, de vitamina B12 o de ambos provoca una disminución de la


síntesis de ADN, de forma que la multiplicación celular de los precursores eritroides es lenta,
pero su crecimiento es normal, por lo que suelen ser células grandes. Así, la anemia
megaloblástica se caracteriza por Hb disminuida y VCM elevado.

2.1. Anemia por deficiencia de ácido fólico


La deficiencia de folatos se produce especialmente en determinados grupos de riesgo y
también puede estar asociada a determinadas situaciones y patologías:

• Embarazo: la anemia por carencia de ácido fólico es muy frecuente en el tercer trimestre del
embarazo, debido principalmente al incremento en los requerimientos nutricionales. Es
frecuente tanto en países en vías de desarrollo como en los más industrializados.

• Edad avanzada: en la mayor parte de los casos es consecuencia de un aporte inadecuado a


través de la dieta.

• Prematuros y recién nacidos: se produce cuando los recién nacidos no han podido acumular
suficientes reservas de folatos durante la vida intrauterina, cuando son alimentados con leche
pobre en ácido fólico o cuando la madre lactante es deficiente en ácido fólico. • Patología
intestinal: ciertas patologías como la enfermedad de Crohn, la celíaca, la colitis ulcerosa y la
resección intestinal pueden conducir a deficiencia en folatos debido a una alteración en su
absorción intestinal.

• Alcoholismo crónico: la deficiencia de fólico se produce como consecuencia de una menor


ingesta, menor absorción y por alteración del metabolismo de la vitamina por efecto del
alcohol, que secuestra los folatos a nivel hepático.

• Deficiencia de vitamina B12: el metabolismo de estos dos nutrientes está relacionado, y la


carencia de vitamina B12 causa deficiencia de ácido fólico.

Según la OMS, el punto de corte para detectar deficiencia de folato es de < 10 nmol/l (4 ng/ml)
para niveles séricos.

La deficiencia de folato durante el embarazo está asociada con un alto riesgo de defectos de
cierre del tubo neural y defectos en la formación de órganos del feto, especialmente en los
primeros meses de la gestación.

La ingesta dietética recomendada para adultos en España es de 400 µg/día. Se recomiendan


cantidades más elevadas en el tercer trimestre del embarazo (600 µg/día) y en la lactancia
(500 µg/día). En mujeres en etapa preconcepcional y en la primera etapa del embarazo se
recomienda un suplemento de 400 µg/día adicionales, con el fin de prevenir los DTN(5,6).

El folato está presente en alimentos de origen vegetal, como legumbres, vegetales de hoja
verde, en algunas frutas y en alimentos enriquecidos. Sin embargo, la mayor parte se pierde en
el proceso de cocinado (cocción, fritura, horneado, molienda), por lo que para llegar a la IR de
esta vitamina en grupos de riesgo específicos se suelen utilizar suplementos.

2.2. Anemia por deficiencia de vitamina B12

La deficiencia de vitamina B12 o cobalamina puede deberse a una ingesta insuficiente o a


malabsorción de la vitamina:

• Deficiencia nutricional: es poco frecuente pero puede darse en vegetarianos estrictos o


personas que evitan el consumo de carnes y lácteos. La vitamina B12 se encuentra en
alimentos de origen animal.

• Malabsorción: es la causa más frecuente. Puede darse en las siguientes situaciones:

– Aclorhidria o uso abusivo de antiácidos: la disminución de ácido y pepsina en el estómago


puede limitar la liberación de la vitamina B12 de los alimentos. Esto es especialmente
frecuente en las personas de edad avanzada ya que aproximadamente un 30% sufre gastritis
atrófica.

– Anemia perniciosa: la anemia perniciosa es un desorden autoinmune que se manifiesta como


resultado de la secreción deficiente de factor intrínseco, proteína necesaria para el transporte
de la vitamina B12 a la parte terminal del íleon, donde se absorbe.

Según la OMS, el punto de corte para detectar deficiencia de vitamina B12 es de < 150 pmol/l
(203 pg/ml) para niveles plasmáticos.

La deficiencia de vitamina B12 puede producir demencia, neuropatía y, en el feto y recién


nacido, puede causar degeneración del tubo neural.

En nuestra población el consumo de alimentos de origen animal es bastante alto, por lo que
frecuentemente la deficiencia de B12 y anemia megaloblástica se producen por malabsorción
de la vitamina, en cuyo caso se recurre a la suplementación farmacológica.

3 • Anemia ferropénica

El hierro es un elemento traza esencial para el ser humano. A pesar de encontrarse en


cantidades muy pequeñas en el organismo, participa en numerosos procesos biológicos
indispensables para la vida como el transporte de oxígeno a las células, ya que forma parte del
grupo hemo de la Hb; la fosforilación oxidativa y la síntesis de ADN y ARN; participa además
como coenzima en numerosos procesos metabólicos. Cuando el aporte de hierro es
insuficiente para cubrir los requerimientos se produce una deficiencia de este nutriente, la cual
ocurre en etapas de progresiva intensidad.
Primero se agotan los depósitos de hierro, situación que se caracteriza por una disminución de
la concentración de ferritina sérica (< 10 µg/l en niños menores de cinco años y < 15 µg/l en
edades posteriores). En esta etapa, los tejidos que necesitan hierro son aún capaces de
mantener las funciones fisiológicas normales. Si el aporte insuficiente continúa, se
compromete el aporte de hierro tisular, dando lugar a una situación de deficiencia de hierro
caracterizada por un aumento de los niveles de transferrina y una disminución de su
saturación, así como un aumento del receptor de transferrina. Si persiste el balance negativo,
se llega a la situación más grave, la anemia ferropénica, caracterizada por una disminución de
la concentración de Hb por debajo de los niveles normales, así como menor número de
eritrocitos que son de menor tamaño.

Este tipo de anemia afecta al crecimiento tisular y reduce el rendimiento en el trabajo y la


capacidad de concentración, además de producir fatiga, malestar general y un aumento en el
riesgo de padecer infecciones, por lo que afecta a la calidad de vida y a la capacidad laboral de
las personas que lo padecen. Si se produce durante algunas situaciones fisiológicas
determinadas, puede dar lugar a dificultades durante el embarazo o retraso en el crecimiento
de niños y adolescentes.

Las principales consecuencias de la anemia ferropénica son:

• Retraso en el crecimiento, lo que tiene repercusiones importantes en el caso del desarrollo


intrauterino y niños de etapa preescolar.

• Aumento del riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto.

• Disminución del desarrollo psicomotor y función cognitiva.

• Disminución del rendimiento físico, ya que un 15-20% de reducción en el volumen de


oxígeno supone hasta un 10% de reducción en el rendimiento.

• Alteraciones del sistema inmunitario.

• Disminución del rendimiento intelectual. Estas consecuencias pueden llegar a afectar el


rendimiento de escolares, trabajadores, deportistas, etc., afectando su calidad de vida.
Además, la anemia ferropénica puede constituir un factor negativo en el desarrollo
socioeconómico de la población.

3.1. Prevalencia

La deficiencia de hierro es la carencia nutricional más prevalente a nivel mundial, tanto en


países desarrollados como en países en vías de desarrollo y es la principal causa de anemia.
Según datos de la OMS, se estima que cerca de 1.000 millones de personas alrededor del
mundo padecen anemia por deficiencia de este mineral.

La anemia ferropénica es multifactorial e intervienen en su desarrollo la alimentación, la


situación fisiológica, patologías asociadas y la carga genética del individuo. Es por ello que
determinados grupos de población tienen un mayor riesgo de desarrollar deficiencia de hierro
o, en los casos más graves, anemia ferropénica, bien por incremento de las necesidades o por
aumento de las pérdidas, que no van acompañadas de ingesta suficiente de hierro o cuya
absorción es escasa.

Los grupos de riesgo de padecer anemia ferropénica incluyen:


• Mujeres en edad fértil, debido a las pérdidas menstruales. La OMS estima que el 28% de las
mujeres en edad fértil de Europa tienen anemia ferropénica.

• Embarazadas, por un aumento de las necesidades. Se estima que la prevalencia de anemia es


del 18 y el 56%, en las gestantes que viven en países industrializados y en vías de desarrollo,
respectivamente.

• Niños y adolescentes; también por un aumento de las necesidades. En los niños en etapa
preescolar se han descrito prevalencias en torno al 26% en Europa.

Cabría mencionar como grupo de riesgo en nuestro ámbito geográfico también a los siguientes
grupos:

• Vegetarianos, dado que la restricción de alimentos de origen animal en su dieta puede ser un
factor de riesgo de padecer anemia.

• Deportistas con una AF muy elevada, cuyos requerimientos son superiores a los de un adulto
con AF moderada. Además, se ha descrito un alto riesgo de anemia ferropénica en
determinadas situaciones patológicas:

• Trastornos GI: infección por Helicobacter pylori, celiaquía, enfermedad de Crohn o


hemorragias digestivas (úlceras sangrantes, hemorroides).

• Hipermenorrea.

• Neoplasias.

3.2. Prevención y tratamiento nutricional

La prevención de la anemia ferropénica es desde hace más de una década una prioridad de la
OMS y las estrategias nutricionales para su prevención deben aplicarse a los grupos de riesgo.
El papel de la alimentación es fundamental en las primeras etapas (Tabla 2), ya que si se llega a
la anemia ferropénica, la recuperación sólo puede realizarse a través de la farmacología.

En primer lugar, la ingesta dietética de hierro debe ser la adecuada para mantener la
homeostasis del micronutriente, teniendo en cuenta edad, situación fisiológica y género (Tabla
3).
En segundo lugar, hay que tener en cuenta la biodisponibilidad del hierro, que va a depender
de varios factores. Entre ellos, la dieta es uno de los factores más importantes, ya que tanto el
contenido de hierro en los alimentos como la naturaleza del mismo condicionarán su
absorción a nivel intestinal y, por consiguiente, su incorporación al organismo.

El hierro de los alimentos se presenta en dos formas: hemo y no hemo (inorgánico), siendo
más biodisponible la forma hemo. El hierro hemo se encuentra exclusivamente en alimentos
de origen animal y, aún en éstos, su porcentaje no suele ser superior al 40% del hierro total,
siendo el resto hierro no hemo. Este hierro hemo sigue una ruta de absorción intestinal
distinta a la del hierro no hemo, y se absorbe prácticamente sin estar condicionado por la
presencia de inhibidores o potenciadores de la absorción. Por su parte, el hierro no hemo se
encuentra en la dieta en un porcentaje mucho más elevado, pero presenta una serie de
interacciones con numerosos componentes de los alimentos que afectan su absorción. Se
estima que en las dietas habituales, que contienen aproximadamente un 10% de hierro hemo
y un 90% de no hemo, la biodisponibilidad de hierro varía entre el 5 y el 15% según el tipo de
dieta. Tabla 4.
Los alimentos con mayor aporte de hierro figuran en la Tabla 5.

Los factores dietéticos más importantes que aumentan o disminuyen la biodisponibilidad del
hierro no hemo se muestran en la Tabla 6.
Todos ellos actúan durante la digestión, por tanto estimulan o inhiben la absorción del mineral
si se consumen junto con alimentos ricos en hierro. Los potenciadores de la absorción de
hierro más conocidos y potentes son el ácido ascórbico y los alimentos de origen animal. Por lo
que respecta a los inhibidores, abundan en los alimentos de origen vegetal, destacando entre
ellos los fitatos, que se presentan asociados a la fibra, y algunos polifenoles. Por lo tanto,
mediante estrategias dietéticas se pueden combinar adecuadamente los alimentos ricos en
hierro con los potenciadores de su absorción y limitar la presencia de inhibidores para
conseguir una mejor biodisponibilidad del mineral (Tabla 7).

Así, por ejemplo, para prevenir la anemia sería útil consumir en el desayuno un zumo de
naranja, rico en ácido ascórbico, acompañado de un alimento que aporte hierro como un
fiambre o cereales. Por otro lado, si el té se consume entre horas no tendrá ningún efecto
negativo sobre el hierro, ya que no interaccionará con el hierro de ningún alimento. A pesar de
todo lo indicado anteriormente, en ocasiones es difícil conseguir a partir de la dieta un aporte
de hierro suficiente. En esos casos, los alimentos funcionales enriquecidos en hierro pueden
desempeñar un papel en la prevención de la anemia ferropénica. Debe tenerse en cuenta el
aporte de hierro por ración de alimento fortificado a consumir y que dicha ración sea
compatible con la dieta habitual.

Recomendaciones nutricionales y de estilo de vida para prevención de anemia ferropénica


en grupos de riesgo

• Ingerir cantidad suficiente de hierro, teniendo en cuenta las recomendaciones para cada
grupo de sexo y edad.

• Evitar dietas hipocalóricas si no se tiene ni obesidad ni sobrepeso y nunca seguir dietas sin el
adecuado control médico.

• No restringir el consumo de alimentos que contengan hierro hemo, de alta biodisponibilidad.

• Combinar en la misma comida alimentos ricos en hierro no hemo con estimulantes de su


absorción (por ejemplo, legumbres con carne y fruta cítrica).

• Separar el consumo de alimentos que contienen inhibidores de la absorción de hierro de las


comidas principales, al menos dos horas (por ejemplo, el consumo de té y café debe hacerse
entre horas).

• En el caso de haber sufrido previamente deficiencia de hierro o saber que se tiene


predisposición a anemia ferropénica, incluir en la dieta alimentos enriquecidos en hierro.

• Evitar donar sangre si se tiene riesgo de ferropenia.

• No consumir ningún tipo de suplemento de hierro sin prescripción médica, ya que podría
producirse exceso de hierro.

• Acudir al especialista en caso de hipermenorrea y otras hemorragias, alteraciones digestivas,


alteraciones hormonales, etc., que podrían contribuir a la anemia ferropénica.

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