Cuidado Nutricional en Anemia
Cuidado Nutricional en Anemia
Cuidado Nutricional en Anemia
• Las deficiencias de ácido fólico y vitamina B12 pueden causar anemia megaloblástica.
• La deficiencia de vitamina B12 o cobalamina puede deberse a una ingesta insuficiente (que
es poco frecuente) o a malabsorción de la vitamina (por aclorhidria o falta de factor
intrínseco).
• El hierro de los alimentos se presenta en dos formas: hemo y no hemo. Este último menos
biodisponible, ya que interacciona con componentes de los alimentos que pueden limitar su
absorción.
• Los potenciadores de la absorción de hierro no hemo más destacados son el ácido ascórbico
(vitamina C) y los alimentos de origen animal. Respecto a los inhibidores, destacan los fitatos
presentes en la fibra y algunos polifenoles.
• Las RD para conseguir una elevada ingesta de hierro y que resulte biodisponible son: ingerir
suficiente cantidad de alimentos ricos en hierro y especialmente en hierro hemo; combinar en
la misma comida alimentos ricos en hierro con estimulantes de su absorción (por ejemplo,
legumbres con carne y fruta cítrica de postre); y consumir el té y el café separados de las
comidas principales (al menos dos horas).
La anemia afecta al 24,8% de la población mundial. Los dos grupos con mayor incidencia son
los niños preescolares y mujeres no embarazadas. Según su origen, hay varios tipos de anemia:
Yo voy a detenerme en las llamadas “anemias nutricionales” cuyo origen está en una ingesta
inadecuada de sustancias como hierro, vitamina B12 ó algunas vitaminas o minerales.
En este tipo de anemia los depósitos de hierro son bajos por un desequilibrio entre los
requerimientos y la ingesta de dicho mineral. Algunas de las situaciones que lo pueden
provocar son la menstruación, embarazos múltiples o problemas gastrointestinales como las
úlceras. En niños pueden darse casos de anemia ferropénica por una excesiva demanda de
hierro en periodos de crecimiento. Síntomas: cansancio, palidez, disnea de esfuerzo, así como
piel, uñas y mucosas pálidas. El mejor diagnóstico es la valoración de los niveles de:
En problemas como la anemia es muy importante tener presente que una alimentación
variada y equilibrada puede mejorar e incluso revertir la situación sin necesidad de un
tratamiento farmacológico. El grado de absorción del hierro depende de los niveles iniciales
que tenga la persona, cuanto menores son los depósitos, mayor es la absorción. Ahí van una
serie de consejos que puedes poner en práctica si sufres de anemia:
En primer lugar es importante saber distinguir el hierro hemo, aportado por los
alimentos de origen animal (carnes, pescados, aves y mariscos) y el hierro no hemo de
origen vegetal (granos, vegetales y frutas), ya que la capacidad de absorción de éste
último es peor.
Fomenta el consumo de alimentos como frutos secos y semillas, carnes rojas, yema de
huevo o mariscos entre otros. Ver anexos.
Ten presente que hay componentes que favorecen la absorción del hierro como son la
vitamina C, fructosa, ácido cítrico, proteínas (sobretodo aminoácidos como lisina,
histidina, cistina o metionina)
Evita o reduce el consumo de alimentos que contengan ácido oxálico (espinacas)
taninos (café,té), fitatos (fibra de envoltura de cereales), o situaciones de carencia de
ciertas vitaminas, exceso de determinados minerales o la insuficiencia de proteínas.
Los cereales integrales tienen más hierro, vit B12 y ácido fólico que los refinados pero
debido a su contenido en fitatos se recomienda no abusar.
Entre los postres idóneos están los cítricos por su aporte de vitamina C o los lácteos ya
que mejoran la absorción de ácido fólico.
Cuando consumas legumbres es bueno añadir algo de patata o arroz para mejorar la
calidad de la proteína y pimiento o zumo de naranja/kiwi en postre por su vitamina C.
Si quieres disfrutar de un buen estado de salud realiza una buena alimentación, variada y
equilibrada con un consumo moderado de todos los grupos de alimentos. Te ayudará a
prevenir problemas de salud y a mantenerte en un peso saludable. Recurre a un especialista
como es el Dietista-Nutricionista si quieres mejorar tus hábitos.
2 • Anemia megaloblástica
• Embarazo: la anemia por carencia de ácido fólico es muy frecuente en el tercer trimestre del
embarazo, debido principalmente al incremento en los requerimientos nutricionales. Es
frecuente tanto en países en vías de desarrollo como en los más industrializados.
• Prematuros y recién nacidos: se produce cuando los recién nacidos no han podido acumular
suficientes reservas de folatos durante la vida intrauterina, cuando son alimentados con leche
pobre en ácido fólico o cuando la madre lactante es deficiente en ácido fólico. • Patología
intestinal: ciertas patologías como la enfermedad de Crohn, la celíaca, la colitis ulcerosa y la
resección intestinal pueden conducir a deficiencia en folatos debido a una alteración en su
absorción intestinal.
Según la OMS, el punto de corte para detectar deficiencia de folato es de < 10 nmol/l (4 ng/ml)
para niveles séricos.
La deficiencia de folato durante el embarazo está asociada con un alto riesgo de defectos de
cierre del tubo neural y defectos en la formación de órganos del feto, especialmente en los
primeros meses de la gestación.
El folato está presente en alimentos de origen vegetal, como legumbres, vegetales de hoja
verde, en algunas frutas y en alimentos enriquecidos. Sin embargo, la mayor parte se pierde en
el proceso de cocinado (cocción, fritura, horneado, molienda), por lo que para llegar a la IR de
esta vitamina en grupos de riesgo específicos se suelen utilizar suplementos.
Según la OMS, el punto de corte para detectar deficiencia de vitamina B12 es de < 150 pmol/l
(203 pg/ml) para niveles plasmáticos.
En nuestra población el consumo de alimentos de origen animal es bastante alto, por lo que
frecuentemente la deficiencia de B12 y anemia megaloblástica se producen por malabsorción
de la vitamina, en cuyo caso se recurre a la suplementación farmacológica.
3 • Anemia ferropénica
3.1. Prevalencia
• Niños y adolescentes; también por un aumento de las necesidades. En los niños en etapa
preescolar se han descrito prevalencias en torno al 26% en Europa.
Cabría mencionar como grupo de riesgo en nuestro ámbito geográfico también a los siguientes
grupos:
• Vegetarianos, dado que la restricción de alimentos de origen animal en su dieta puede ser un
factor de riesgo de padecer anemia.
• Deportistas con una AF muy elevada, cuyos requerimientos son superiores a los de un adulto
con AF moderada. Además, se ha descrito un alto riesgo de anemia ferropénica en
determinadas situaciones patológicas:
• Hipermenorrea.
• Neoplasias.
La prevención de la anemia ferropénica es desde hace más de una década una prioridad de la
OMS y las estrategias nutricionales para su prevención deben aplicarse a los grupos de riesgo.
El papel de la alimentación es fundamental en las primeras etapas (Tabla 2), ya que si se llega a
la anemia ferropénica, la recuperación sólo puede realizarse a través de la farmacología.
En primer lugar, la ingesta dietética de hierro debe ser la adecuada para mantener la
homeostasis del micronutriente, teniendo en cuenta edad, situación fisiológica y género (Tabla
3).
En segundo lugar, hay que tener en cuenta la biodisponibilidad del hierro, que va a depender
de varios factores. Entre ellos, la dieta es uno de los factores más importantes, ya que tanto el
contenido de hierro en los alimentos como la naturaleza del mismo condicionarán su
absorción a nivel intestinal y, por consiguiente, su incorporación al organismo.
El hierro de los alimentos se presenta en dos formas: hemo y no hemo (inorgánico), siendo
más biodisponible la forma hemo. El hierro hemo se encuentra exclusivamente en alimentos
de origen animal y, aún en éstos, su porcentaje no suele ser superior al 40% del hierro total,
siendo el resto hierro no hemo. Este hierro hemo sigue una ruta de absorción intestinal
distinta a la del hierro no hemo, y se absorbe prácticamente sin estar condicionado por la
presencia de inhibidores o potenciadores de la absorción. Por su parte, el hierro no hemo se
encuentra en la dieta en un porcentaje mucho más elevado, pero presenta una serie de
interacciones con numerosos componentes de los alimentos que afectan su absorción. Se
estima que en las dietas habituales, que contienen aproximadamente un 10% de hierro hemo
y un 90% de no hemo, la biodisponibilidad de hierro varía entre el 5 y el 15% según el tipo de
dieta. Tabla 4.
Los alimentos con mayor aporte de hierro figuran en la Tabla 5.
Los factores dietéticos más importantes que aumentan o disminuyen la biodisponibilidad del
hierro no hemo se muestran en la Tabla 6.
Todos ellos actúan durante la digestión, por tanto estimulan o inhiben la absorción del mineral
si se consumen junto con alimentos ricos en hierro. Los potenciadores de la absorción de
hierro más conocidos y potentes son el ácido ascórbico y los alimentos de origen animal. Por lo
que respecta a los inhibidores, abundan en los alimentos de origen vegetal, destacando entre
ellos los fitatos, que se presentan asociados a la fibra, y algunos polifenoles. Por lo tanto,
mediante estrategias dietéticas se pueden combinar adecuadamente los alimentos ricos en
hierro con los potenciadores de su absorción y limitar la presencia de inhibidores para
conseguir una mejor biodisponibilidad del mineral (Tabla 7).
Así, por ejemplo, para prevenir la anemia sería útil consumir en el desayuno un zumo de
naranja, rico en ácido ascórbico, acompañado de un alimento que aporte hierro como un
fiambre o cereales. Por otro lado, si el té se consume entre horas no tendrá ningún efecto
negativo sobre el hierro, ya que no interaccionará con el hierro de ningún alimento. A pesar de
todo lo indicado anteriormente, en ocasiones es difícil conseguir a partir de la dieta un aporte
de hierro suficiente. En esos casos, los alimentos funcionales enriquecidos en hierro pueden
desempeñar un papel en la prevención de la anemia ferropénica. Debe tenerse en cuenta el
aporte de hierro por ración de alimento fortificado a consumir y que dicha ración sea
compatible con la dieta habitual.
• Ingerir cantidad suficiente de hierro, teniendo en cuenta las recomendaciones para cada
grupo de sexo y edad.
• Evitar dietas hipocalóricas si no se tiene ni obesidad ni sobrepeso y nunca seguir dietas sin el
adecuado control médico.
• No consumir ningún tipo de suplemento de hierro sin prescripción médica, ya que podría
producirse exceso de hierro.