Liliana Rodríguez

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Liliana Rodríguez. “Los orígenes del Partido de los Trabajadores de Brasil”, en Ni Calco Ni Copia.

Revista del Taller de Problemas de América


Latina, Na 8 - 2018 - Buenos Aires - Argentina, pp. 157178.
Los orígenes del Partido de los Trabajadores de Brasil. Liliana Rodríguez
Introducción
 Como en otros aspectos de su formación nacional, la transición democrática iniciada a mediados de los años setenta adquirió en Brasil aspectos originales,
vinculando el proyecto aperturista promovido por el régimen militar y el desarrollo de la resistencia popular a la dictadura. En ese escenario surgió el Partido
de los Trabajadores (PT), inédita y avanzada experiencia de laborismo latinoamericano. En el presente artículo pretendemos explorar los factores que
confluyen en su constitución, trazando un breve recorrido de aquellos años fundacionales.
 Los orígenes del PT se remontan hacia finales de los años setenta, en un contexto de aguda conflictividad obrera y resistencia social, cuando el gobierno
militar (1964-1984) inició un proceso de reformulación del régimen político, el sistema de partidos y la transición hacia la democracia. Se inauguraba una
etapa que, desde el punto de vista de las clases sociales, combinará experiencias de resistencia, alianzas políticas y confluencias en las que el movimiento
obrero irá ganando hegemonía como líder en el enfrentamiento con la dictadura.
 Nos detendremos en las principales vertientes que culminaron en la fundación del Partido de Trabajadores: el proceso de huelgas obreras (1978/1980), con
especial destaque de los metalúrgicos de la región del ABC 2 3 paulista; los movimientos sociales contra la carestía de la vida, la represión y la libertad de los
presos políticos; la vinculación con las Comunidades Eclesiásticas de Base (CEBs) y la participación de militantes e integración de diferentes organizaciones
de izquierda de la época. Destacaremos el proceso de resistencia obrera, iniciado en forma clandestina en las fábricas, luego de los primeros años del golpe
militar, que hacia 1977/78 se desplegó como un proceso de huelgas generalizadas, con piquetes y asambleas masivas. El estudio de este proceso huelguístico
no está exento de debates en cuanto a su alcance, características y radicalidad. En este trabajo sostenemos que el proceso se caracterizó por la riqueza de sus
formas y estuvo preparado por los años y experiencias obreras previas, relativizando de este modo su grado de espontaneidad.
 Plantearemos, brevemente, cómo incluso a pesar del endurecimiento del régimen en 1968, la clase obrera supo encontrar formas de resistencia originales e
hilos de continuidad con las experiencias reivindicativas y políticas que fue encarando, capital que pudo poner en juego abiertamente a partir de 1977, cuando
el régimen militar y el modelo económico (“milagro brasilero”) comenzaron a exponer agudamente sus contradicciones y dificultades. En ese contexto,
comenzó a gestarse la formación del PT. Nuestra hipótesis de trabajo es que en sus comienzos se expresó como un fenómeno político oscilante en sus
objetivos y programa, sometido a las tensiones y debates que promovía la apertura gradual del gobierno de Ernesto Geisel (1974-1979).
 Es posible reconocer dos grandes vertientes políticas de oposición al régimen militar: la primera dirigida por sectores de la burguesía nacional, sectores
nacionalistas, liberales, intelectuales y líderes sindicales, en su mayoría provenientes del Partido Comunista de Brasil (PCB), que sostenían la necesidad de
organizar una fuerte oposición política (aglutinada en partidos) que asegurara la restauración de los marcos institucionales del régimen democrático burgués,
anulados con el golpe militar de 1964.
 La segunda adquirió su fisonomía a finales de los 70, cuando la clase obrera no sólo enfrentó a la dictadura con luchas reivindicativas sino que logró
suscitar una amplia solidaridad y proyectó nuevos liderazgos. La emergencia de la clase obrera convertida en portavoz del conjunto de las demandas de una
sociedad movilizada contra la dictadura determinó, en gran medida, el carácter de clase del PT como proyecto político “de los trabajadores”, frente a otras
opciones políticas de representación popular en discusión.
Antecedentes y continuidades
 Los años siguientes al golpe militar (1964) implicaron un fuerte retroceso en la movilización, combatividad y articulación de diferentes sectores sociales.
Fueron intervenidos sindicatos urbanos y rurales, universidades y escuelas y se agravó la persecución a dirigentes y líderes partidarios, entre una serie de
medidas represivas del régimen. Habrá que esperar a 1968 para las primeras acciones de resistencia, como parte de un proceso internacional en los países
centrales que cuestionaba el orden social y económico, las nuevas formas del capitalismo y se proyectaba con un mensaje emancipador de cambiar el mundo.
 En Brasil los estudiantes organizados en la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE) fueron sus protagonistas. Entre otras, la llamada Marcha de los 100
mil en Río de Janeiro, en respuesta al asesinato del estudiante Edson Luis, se convirtió en una de las protestas más significativas del período. El movimiento
estudiantil estaba influenciado por diferentes corrientes que se autodefinían revolucionarias, organizadas fuera del marco institucional y defensoras de la
lucha armada, como el Partido Comunista de Brasil (PCdoB), disidencia del PCB de 1962; la Alianza Libertadora Nacional (ALN), escisión del PCB surgida
de 1967; el Movimiento Revolucionario del 8 de Octubre (MR-8); Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR); Acción Popular (AP), nacida en 1961, de la
división de la Juventud Universitaria Católica (JUC) y la Organización Revolucionaria Marxista-Política Obrera (Polop), fundada en 1961.
 El movimiento estudiantil fue tomando distancia del PCB. Las diferencias comenzaban por la interpretación del golpe y la estrategia a seguir, “Mientras el
PCB insistía en considerarlo una mera intervención norteamericana en contra de los intereses de la misma burguesía nacional, la POLOP y la AP acusaban a
ésta de estar comprometida con el régimen y resaltaban su carácter antipopular. En consecuencia, si el PCB se trazaba como línea de acción la creación de un
amplio frente político para la redemocratización gradual del país, las demás organizaciones, con diferencias de matiz, ponían el acento en la unión de las
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fuerzas populares para derribar por la violencia al régimen militar.”
 A partir de esa caracterización el PCB defendía la necesidad de un frente democrático y antiimperialista, que se traducía en el apoyo al Movimiento
Democrático Brasilero (MDB). Cabe señalar que la dictadura, mediante el Acto Institucional N°2 (Decreto AI-2), suspendió los partidos políticos vigentes y
creó dos nuevos: la Alianza Renovadora Nacional (ARENA) y el Movimiento Democrático Brasilero (MDB), la primera afín al régimen y el segundo su
“oposición tolerada”. Es así como, el MDB, fundado el 5 de abril de 1965, jugó un rol central en el régimen bipartidista establecido por la dictadura
 El despertar juvenil se dio en paralelo, sin lograr confluir, con un momento de reorganización sindical al interior de las fábricas y empresas. Como señala
Mauro Marini se estaba llevando a cabo “una profunda reorganización del movimiento obrero, con base en los “comités de empresa”', órganos de base que
sustituyen a los sindicatos, una vez que éstos se encuentran de manera directa o por mediación de los “pelegos”, en manos del gobierno. [...]. En Osasco,
contrariando la orientación del sindicato, los obreros desencadenaron un paro en pro de un aumento salarial de 35%, y [...] han llegado incluso a la ocupación
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de fábricas.”
 Esta primera fase de resistencia obrera aunque no fue masiva, afectó a trabajadores de diferentes sectores y ramas; de mayor fortaleza en el estado de San
Pablo, no se limitó a él. Se forjará un activismo que logrará mantener hilos de continuidad a lo largo de los años, intercambiando experiencias y buscando
nuevas formas de organización. Al respecto, José Ibrahim señala, “La responsabilidad de esta lucha recayó fundamentalmente sobre los militantes de base,
aquellos activistas que formaban la segunda línea de las direcciones sindicales, aquellos que vivenciaron la experiencias de las asambleas sindicales, de las
huelgas y los piquetes. Estos sectores más combativos y conscientes comenzaron a aglutinarse para la lucha, pero al mismo tiempo pasaron por un proceso de
reflexión sobre la práctica sindical anterior. (...) De este proceso nacieron las primeras oposiciones sindicales que no se ubicaron solo como una alternativa a
las direcciones colaboracionistas o los interventores, sino como agentes de una práctica sindical que tendría como eje central la ruptura con la estructura
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sindical oficial mediante la organización por la base y las comisiones de fábrica.”
 Aunque el potencial de la alianza obrero-estudiantil no logró desarrollarse, los sucesos europeos pusieron en alerta al régimen pues como relata Maria José
de Rezende, “Los movimientos huelguistas y estudiantiles fueron encarados como acciones clandestinas e ilegales por poner en cuestionamiento el orden
establecido por el movimiento de 1964. La prensa publicó el pavor que algunos sectores dominantes presentaban ante la posibilidad de expansión del
movimiento huelguista a varios estados de la Federación.” 7
 Era necesario desarmar la dinámica de lucha política antidictatorial que tendía a ganar fuerza. Y la dictadura lo hizo desplegando medidas represivas. Dictó
el Acto Institucional N° 5 que permitía al presidente establecer por tiempo indeterminado el cierre del Congreso nacional y de cualquier órgano legislativo,
sea en el ámbito estadual o municipal; suspender los mandatos y derechos políticos de cualquier ciudadano por diez años, el fin de las garantías individuales
al suspender la vigencia de los habeas corpus.

2• Universidad de Tres de Febrero (UTREF) - E-mail: lilive2001ar@yahoo.com.ar


3 ABC refiere a las siglas de los principales municipios industriales de la región metropolitana de San Pablo: Santo André (A),
Sao Bernardo do Campo (B) y Sâo Caetano do Sul (C).
4 Ruy Mauro Marini, “Los estudiantes y la vida política en Brasil”, en El Día. Testimonios y Documentos, México, 2 agosto de
1968.
5 Ruy Mauro Marini, ob. cit.
6 José Ibrahim. O que todo cidadao precisa saber sobre comissoes de fábrica, Sao Paulo, Global, p. 86.
7 Maria José de Rezende. A transigao como forma de dominagao política, Londrina, UEL, 1996, p. 24.
 La derrota de este despertar estudiantil dio comienzo a una etapa de endurecimiento del régimen, afianzando su hegemonía política e ideológica, los
llamados “años de plomo”, funcional al establecimiento de condiciones para la imposición de un nuevo modelo económico, el “milagro brasilero” (1968-
1973). Este plan permitió el crecimiento de la economía del país a tasas cercanas al 10%, liderado por la producción de bienes de consumo sobre la base del
deterioro salarial y la disminución notable del valor de la fuerza de trabajo, el ataque a derechos sindicales y políticos elementales como el fin de la
estabilidad laboral, que facilitaron la rotación de la mano de obra de la época y se tradujo en el empobrecimiento de la clase trabajadora, el aumento de la
desigualdad social y un gigantesco endeudamiento público.
 Se estima que de un total de 3.900 millones de dólares en 1968, la deuda se elevó a más de 12.300 millones en 1973. 8 El Estado lideró, mediante el
endeudamiento, las inversiones consideradas estratégicas, facilitó el flujo de capitales multinacionales y tuvo un papel activo en impedir las pretensiones
distributivas de los sectores populares. Este modelo alteró la fisonomía y las condiciones de organización de un sector importante de la clase trabajadora.
Entre 1960 y 1980 se generaron casi cinco millones de puestos de trabajo especialmente en la industria manufacturera. Se configuró un proletariado
concentrado, joven, alrededor de ramas industriales intensivas en capital y especialización laboral, aspectos que favorecieron tendencias corporativas de un
sector del nuevo sindicalismo de finales de los setenta.
 Contradictoriamente, la centralidad productiva de esta nueva clase obrera le permitió ganar posiciones de fuerza frente a las patronales y hegemonía sobre
otros sectores populares, “serán los obreros calificados y semicalificados, jóvenes, sin una experiencia sindical o política anterior, [...] que constituirán a
partir de estos años y, más particularmente durante las huelgas masivas de 1978-1979, los sustentáculos principales de la combatividad obrera.” 9 Desde
comienzos de los años setenta, se registraron formas de resistencia obrera de múltiples aristas: sabotajes, operaciones tartarugas (operaciones tortugas),
consistentes en el estricto cumplimiento de las normas de calidad lentificando el ritmo de producción. Indicios de una militancia obrera a la defensiva,
fundamentales para el resurgimiento posterior de las comisiones de fábrica y de formas de auto-organización antiburocráticas que irrumpieron, en especial en
el ABC paulista, como movimientos huelguísticos de diferente alcance nacional, alrededor de demandas como la recuperación salarial (conocidos como
Movimento Intersindical Antiarrocho) a partir de 1977.10
 La derrota del movimiento de 1968, junto al crecimiento económico, facilitó la estabilidad política del gobierno militar y el apoyo de los sectores medios.
En palabras de Marco Aurélio García y Plínio Sampaio, “Durante la dictadura militar se produjo una gran degradación de la vida en las ciudades, lo que
provocó el incremento del número de favelas y la caída brutal de los servicios públicos como: educación, salud, saneamiento urbano, vivienda y transporte.
(...) Plínio Sampaio: Pero también es cierto que ese poderosísimo crecimiento —9% o 10% en la economía, 13% en la industria, 9% en la agricultura—
confundió sobre todo a la clase media, le hizo creer en un cierto consumismo (...) La modernización de las telecomunicaciones fue algo increíble. Brasil pasó
de la telegrafía inalámbrica a la era del satélite, así, en un abrir y cerrar de ojos (...) Comenzó a ser fácil comprarse un refrigerador, un automóvil, ese tipo de
bienes que socialmente dan prestigio, y esa realidad confundió sobre todo a la clase media. En ese período, el régimen gozó de un apoyo real de la clase
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media.”
Crisis del régimen militar: transición “lenta, gradual y segura”
 El escenario internacional que había facilitado las condiciones económicas y políticas del “milagro económico” tomó nuevos rumbos a mediados de los
años 70, vinculado a la crisis económica mundial (crisis del petróleo) y provocó, como efecto inmediato, el aumento de los índices inflacionarios y la
reducción de la actividad económica.
 La primera consecuencia política fue la pérdida de respaldo de las clases medias al régimen, lo que alentó su participación en movimientos sociales de
lucha como el de la Carestía de la vida, la libertad de los presos y por la Amnistía. Este último movimiento iniciado en 1975 estuvo impulsado por sectores
vinculados a las familias de exiliados y detenidos, muchos provenientes de la elite política que habían perdido sus mandatos luego del golpe. A finales de
1978 se constituyó el “Comité Brasilero por la Amnistía”, ganando repercusión internacional a partir de las revelaciones del asesinato y tortura del periodista
Vladimir Herzog.
 Otro síntoma del malestar entre los sectores medios fueron los resultados de las elecciones legislativas de 1974, transformadas en un canal de repudio a la
dictadura, al votar masivamente contra el ARENA a través del voto al MDB y de altos índices de voto en blanco o nulo. No fueron, sin embargo, las
elecciones el único camino para el rechazo, sino que se puso en marcha un proceso de participación social más amplio. Reapareció la movilización social a
través de colectivos que aglutinaban distintas demandas, como el movimiento estudiantil que desde 1978 comenzó a reorganizarse, ganando presencia en el
espacio público.
 En San Pablo se reunió la Unión Estadual de Estudiantes y en mayo de 1979 se realizó en Salvador el congreso de creación de una nueva Unión Nacional
de Estudiantes. Los movimientos de mujeres buscaron a través de nuevas publicaciones, como Brasil Mulher fundada en 1975 o Nós Mulheres en 1978,
construir una identidad feminista vinculada a la lucha contra la dictadura militar. La organización de clubes o asociaciones de madres o amas de casa, los
comités impulsados por referentes sociales, periodistas, exintegrantes de organizaciones de izquierda dispersados por el régimen luego del '68 o exiliados, se
reactivaron.
 Espacios e instituciones como las iglesias, parroquias y escuelas funcionaron como nuevos ámbitos de organización, entre los cuales el papel de las
Comunidades Eclesiásticas de Base (CEBs) fue fundamental. Un lugar destacado tuvo la Pastoral Obrera de San Pablo, “en la que participaban militantes
sindicales que también eran miembros de las CEBs (...) Los activistas sindicales y de los movimientos sociales que participaban de las CEBs también
colaboraron en la organización del apoyo de la Iglesia a las huelgas de los metalúrgicos en 1978- 80.” 12
 Las CEBs eran organismos políticos de los militantes de la izquierda católica que jugaron un rol de engranaje entre los movimientos contra el régimen y
otorgaron cobertura y legalidad para la intervención pública. Fueron creadas a partir de la II Conferencia Episcopal Latinoamericana de 1968, en Medellín,
que se caracterizó por una marcada receptibilidad por el tema de los pobres, “Al integrarse las CEBs, y otras instancias de la Iglesia en la lucha por la defensa
de los derechos humanos logró confluir en el movimiento de oposición con otras instancias de la sociedad civil, como los sindicatos (...) comienzan un
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proceso de defensa de sus derechos de asociación autónoma frente a la prepotencia del estado.”
 Estas expresiones de ruptura de los sectores medios con el régimen militar serán claves para modificar el equilibrio de fuerzas, dando lugar a un
conglomerado de luchas populares y democráticas, en las que el movimiento obrero fue ganando hegemonía. La dictadura militar empezó a discutir el inicio
de una apertura política “lenta, gradual y segura”, una salida política de distensión frente a una dinámica de conflictividad que ganaba fuerza contra el
régimen, con clara hegemonía obrera.
 El gobierno de Geisel dio inicio a este proceso reformista que puso fin al bipartidismo forzado. Se preparaba “una nueva estrategia militar por la cual “la
retirada” del brazo armado de la burguesía sería gradual, pero seguro, y permitiría el control por las alturas de cualquier proceso político que implicara una
amenazaba a la estabilidad del orden.”14 Un pacto de transición de los sectores dominantes y los militares que buscó en la apertura del juego electoral y la
reformulación del sistema político garantizar la transición hacia un régimen democrático y recomponer el apoyo social. Como plantea Ricardo Antunes, “(...)
era el desencadenamiento de la transición para la institucionalización de la autocracia.” 15
 La transición brasilera se caracterizó por su duración y gradualismo. Luego de los resultados favorables obtenidos por el MDB en las elecciones de 1974 y
durante la pelea municipal de 1976, el gobierno militar resolvió modificar el sistema electoral existente y poner fin al juego plebiscitario en el que se había

8 Banco Central do Brasil. Cojuntura económica, 26 (abril 1976).


9 Helena Hirata. Movimento operário brasileiro. 1900-1979, Belo Horizonte, Vega, 1980, p. 102.
10 “En 1964 existían cerca de 2000 sindicatos, entre los cuales 107 federaciones y Confederaciones. En 1977, se pueden
contar 3.902 sindicatos, de los cuales 100 son sindicatos rurales, reuniendo a 6 millones de sindicalizados. Jornal “Movimento”,
agosto de 1978”, en Helena Hirata, ob. cit., p. 103.
11 Marta Harnecker. El sueño era posible (Los orígenes del Partido de los Trabajadores de Brasil). Disponible en:
http://www.rebelion.org/docs/95331 .pdf, Consultado: marzo 2018.
12 Margaret, E. Keck. A lógica da diferenca. O partido dos Trabalhadores na construcao da democracia brasileira, Sao
Pablo, Atica, 1991, p. 61.
13María Bidegain Greising. “Las comunidades eclesiales de base (CEBs) en la formación del partido Dos Trabalhadores (P.T.)”,
en Revista Historia Crítica, Universidad de los Andes, Colombia, enero-junio, 1993, pp. 92-109.
14 Florestán Fernandes, Que tipo de república? Brasiliense, Brasiliense, 1986, p. 140.
2
15 Ricardo Antunes. A rebeldía do trabalho, Sao Paulo, Ensaio-Unicamp,1988. p. 122.
transformado cada elección. Hacia 1979 propuso una reforma partidaria que extinguía el sistema bipartidista vigente y sentó las bases para la constitución de
nuevos y futuros partidos: el Partido Democrático Social (PDS) sucesor del ARENA; el Partido del Movimiento Democrático Brasilero, (PMDB), el Partido
Democrático del Trabajo (PDT), el Partido de los Trabajadores (PT), Partido del Trabajo Brasilero (PTB). Además habilitaba bajo la forma de una Enmienda
Constitucional algunos derechos políticos y civiles, incluido el habeas-corpus, y revocaba los Actos Institucionales.
El proceso huelguístico
 Hacia finales de la década del 70 una oleada de conflictos y huelgas locales y estaduales marcaron esos años, con centro en el ABC paulista. Raúl Pont
relata que, “... a partir de 1978 se produce una fuerte ola huelguística. En 1979, en casi todos los estados y con presencia de varios gremios, tuvieron lugar
unas 430 huelgas, principalmente en los meses de marzo, abril y mayo, y en agosto, septiembre y octubre. Entre los 54 gremios, las más importantes fueron
los metalúrgicos, los profesores de la enseñanza pública, los choferes y cobradores de ómnibus, la construcción civil, los bancarios y otros. En ambos
períodos-pico, las huelgas involucraron a alrededor de 1.500.000 trabajadores. En 1980, otras 190 huelgas, con picos en los meses de marzo, abril y mayo, e
integradas por metalúrgicos, profesores de la enseñanza pública, construcción civil, mueblistas, hilanderos y textileros, trabajadores rurales de la caña de
azúcar, profesores universitarios y trabajadores del transporte. En los momentos-pico del primer y segundo semestre, participaron en los paros 650 y 700 mil
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trabajadores.”
 A mediados de 1978 estallaron huelgas que serán el inicio del proceso de resistencia de masas a la dictadura. La resistencia se daba por fábrica, del impulso
de las bases y las comisiones de fábrica como parte de la recuperación sindical contra la burocracia colaboracionista y para imponer las demandas. “Eran
huelgas aisladas, fábrica por fábrica, de corta duración o de cómo máximo una semana. Las reivindicaciones comenzaban por la reposición salarial y se
extendían a otras condiciones de trabajo, como la legalización de las comisiones de fábrica y mejoras de trabajo (...). Se calcula que el número de huelguistas
en Brasil, durante todo el año de 1978, había llegado a un millón. La mayoría de estas huelgas fue de los metalúrgicos, y el eje central era San Bernardo do
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Campo y la ciudad de San Pablo.”
 El movimiento se extendió, “a otras fábricas, otras regiones, otras categorías: metalúrgicos de las ciudades de San Pablo, Osasco y Campinas (gran San
Pablo) o de Joao Monlevade (Minas Gerais), profesores de primer y segundo grado del estado de San Pablo, bancarios y trabajadores de la construcción civil
de Porto Alegre.”18 Sobre el grado de espontaneidad no hay unanimidad. Ricardo Antunes sostiene que las huelgas fueron espontáneas. Señala, “su lógica fue
dictada por la dura realidad del cotidiano obrero, no contando con una dirección consciente.” Y plantea que lograron superar la dimensión reivindicativa, “...
aunque diversas reivindicaciones se hicieron presentes, lo que centralmente motivó la eclosión de la acción huelguista fue la necesidad de enfrentar la
reducción salarial. Y, así, conformando una pauta reivindicativa de naturaleza, predominantemente económica, las huelgas metalúrgicas asumieron, desde
que se desencadenaron una nítida dimensión política, expresada en la confrontación que asumieron contra la base material y la superestructura jurídico-
19
política de la autocracia burguesa.”
 Sin embargo, consideramos que existen elementos de continuidad con las experiencias obreras previas, como señala Iram Jacome Rodríguez, “En cierto
sentido fueron espontáneas, pero en cierta medida fueron fruto de todo el trabajo sistemático al interior de las fábricas en el período de la resistencia (1969-
77), época en que muchas pequeñas luchas fueron desplegadas por los trabajadores al interior de las empresas, es decir que esta irrupción de los trabajadores
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en primer plano de la escena política no dio como un “rayo en el cielo sereno.”
 Es preciso destacar que en la ciudad de San Pablo el proceso fue más radical en la medida que la dirigencia sindical controló menos el proceso
huelguístico, pues las conducciones no habían sido renovadas y eran abiertamente colaboracionistas. En el ABC, el proceso de huelgas comenzó en la fábrica
Scania. La huelga estalló el 12 de mayo del 78, rechazando los trabajadores la oferta de reajuste salarial propuesta por la empresa sueca, dirigida por el
sindicato metalúrgico de San Bernardo y por los sindicalistas llamados “Auténticos”, quienes desde los años previos habían ganado influencia como parte de
la oposición metalúrgica.
 Fueron capaces de dotar al proceso de un menor grado de espontaneidad, “los trabajadores de Scania, en el ABC, insatisfechos con el salario del mes,
ingresaron a la fábrica y se cruzaron de brazos frente a las máquinas paradas; pronto el movimiento se expandió a 150.000 metalúrgicos.” 21 Luís Inácio da
Silva, “Lula”, como presidente del sindicato de los metalúrgicos de San Pablo, se fue convirtiendo en el referente de este proceso de militancia obrera
extendida y orgánica, que tomó en sus manos la continuidad de la lucha, aun cuando Lula y los dirigentes “Auténticos” fueron detenidos en la huelga de
1980.
a. Huelga general de 1979: golpe a la dictadura
 El proceso de 1979 tuvo una organización diferente. Fueron huelgas de ramas productivas, no desplegadas por fábrica. Huelgas de larga duración que
dieron lugar a comandos de huelga, que funcionaban como organismos para democratizar las decisiones, por fuera de la estructura sindical oficial. Se
convocaban asambleas por sector, que siguiendo el ejemplo de los trabajadores de San Bernardo en el ABC, se realizaban en lugares públicos o incluso
estadios como sucedió en Porto Alegre, Belo Horizonte, Recife y otras capitales.
 Los medios de difusión no podían ocultar la masiva participación y el impacto de estas imágenes que trasmitían la enorme movilización de las bases
obreras, peleando no solo por sus salarios sino contra la dictadura y la represión. Las huelgas de 1979 representaron un salto respecto al enfrentamiento con
la dictadura, con un carácter más ofensivo, participando nuevos sectores en la lucha, con nuevos métodos y bloqueos masivos (piquetoes), “Los piquetes,
conocidos como “piquetSes” comenzaban con un puñado de activistas que salían en manifestaciones/caminatas invitando e incentivando a otras fábricas a
parar. PiquetSes de 5 a 10 mil personas desfilaban por los barrios de mayor concentración obrera de San Pablo. Esta experiencia se repitió de forma más
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limitada en ciudades como Rio de Janeiro y Belo Horizonte.”
 Las huelgas salían a las calles, auxiliadas por una extensa red que se prolongaba en los barrios, donde vivían los trabajadores y sus familias; los encuentros
se daban en bares y las reuniones prohibidas por la policía, terminaban haciéndose en iglesias católicas. Los huelguistas tomaban en sus manos demandas
propias de otros grupos urbanos, toda una serie de reivindicaciones relacionadas con las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo, “...son los
movimientos de barrio que asumen tales reivindicaciones sobre las condiciones de transportes colectivos, habitaciones, abastecimiento de agua y electricidad,
asistencia médica, alimentación e higiene, la suba del costo de vida, problemas de concepción y planeamiento familiar, etc. Actuaciones como las del
“movimiento contra la Carestía de la vida” reuniendo más de un millón de firmas contra la suba del costo de vida, son organizadas desde las bases y los
barrios, y aun cuando poseen un carácter pluriclasista, sus miembros vienen sobretodo de las camadas de trabajadores industriales de los barrios populares y
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obreros. (...) crean una dialéctica entre dos aspectos de la lucha de clases, dando una nueva dimensión al ascenso obrero.”
 Otro sector obrero que adquirió protagonismo fue el vinculado a la educación. En Belo Horizonte, San Pablo y Río de Janeiro se desplegaron una serie de
huelgas en el sector educativo, que fueron la base de los primeros sindicatos de trabajadores estatales, y tardarán años en ser reconocidos como tales por parte
del Estado. Junto a la mayor participación social se agudizó el conflicto con las fuerzas represivas: mayores enfrentamientos, detenidos y amenazas de
intervención sindical. Se fue desarrollando de norte a sur del país un amplio sentimiento de solidaridad efectiva con los trabajadores metalúrgicos que se
convirtieron en una referencia indiscutible de la lucha contra la dictadura y, con ellos, la figura de Lula dirigente del ABC alcanzó dimensiones nacionales.
b. El proceso de los 80
 Hacia final de marzo de 1980 estalló una nueva huelga de los metalúrgicos de San Bernardo, en el ABC paulista, que se extendió por 41 días hasta los
primeros días de mayo, esta vez con una dirección asentada y prestigiada interlocutora frente a las patronales y el Estado. La intransigencia patronal obligó al
gobierno militar a declarar la ilegalidad de las huelgas, en particular las del ABC, autorizando la detención y prisión de los principales dirigentes, entre ellos

16 Raúl Pont. Breve Historia do PT, Brasilia, Centro de Documentación e Información, Coordinación de Publicaciones,
1992. pp. 5-6.
17 Vito Giannotti. História das lutas dos trabalhadores no Brasil, Rio de Janeiro, Mauad, s/fecha, p. 222.
18 “O estopim: bracos cruzados, máquinas paradas.”, Fundagao Perseu Abramo (FPA), 31/12/2002.
19 Ricardo Antunes. A rebeldía do trabalho (confronto operário no ABCpaulista: as greves de 1978/80). Sao Paulo, Ensaio,
Campinas,1988.
20 Iram Jacome Rodríguez. A ligao da greve. Chega de pelegos!, Cadernos Políticos, Publicagao da Oposigao Metalúrgica
de Sao Paulo, 1979, p. 5.
21 Lincoln Secco. Historia do PT. 1978-2010, Sao Paulo, Atelie, 2012, p. 38.
22Vito Giannotti, ob. cit., p. 224. 3
23 Helena Hirata, ob.cit., p. 110.
Lula y la intervención de los sindicatos. Sin embargo, el proceso de huelgas no se detuvo. Ante la detención de los dirigentes se constituyó un comité de
trabajadores electos en las fábricas y asambleas, alentando la creación de un fondo de huelga que recogió una enorme solidaridad. La imposibilidad de
realizar asambleas en las fábricas hizo que se realizaran en las principales iglesias de la región, cercados por la policía y bajo amenaza de represión.
 En estas condiciones, la huelga llegó al Primero de Mayo con fuerza para resistir las amenazas de represión. En el estadio de Villa Euclides se realizó un
acto en el que participaron más de cien mil personas, exigiendo la libertad de los presos y en apoyo a las demandas. El clima antidictatorial ganaba fuerza y el
conflicto se transformó en algo más que un movimiento de oposición, pues expresaba el descontento masivo y popular contra el régimen, organizado desde
las fábricas, lo que implicaba una amenaza no solo para la transición pactada sino especialmente para las grandes patronales. Como señala Keck, “Los
representantes de la comunidad empresarial se juntaron a otros sectores de la elite de la sociedad civil - la Orden de los Abogados de Brasil, por ejemplo - en
la reivindicación del fin del dominio del arbitrio. (...) La identificación de los empresarios con la oposición tendía a disminuir a medida que aumentaba la
movilización de la clase obrera, cuando a mediados de los años setenta constituía una poderosa señal de colapso de las bases de sustentación del régimen y
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ayudaba a incentivar a otros grupos de la sociedad civil a expresar sus críticas.”
 El régimen militar retrocedió ante la posibilidad de radicalización obrera y un salto mayor de la crisis. Desde el punto de vista reivindicativo la huelga se
levantó sin imponer sus demandas. El gobierno debió aceptar la liberación de los detenidos y restablecer en sus cargos sindicales a los dirigentes desplazados,
exigiendo la suspensión de las protestas. El balance de los líderes sindicales se centraba en destacar que a pesar de no haber logrado las demandas se había
conquistado una mayor conciencia política de la fuerza de los trabajadores frente a toda la sociedad. Sin embargo, la derrota de esta huelga representó un
punto de inflexión en el proceso de radicalización política contra la dictadura militar. Lula y los sindicalistas “Auténticos” al promover el levantamiento de la
misma bloquearon la dinámica de un proceso que amenazaba terminar con la dictadura en las calles, impidiendo que el PT en gestación inscribiera en sus
banderas el grito popular que ganaba cuerpo: ¡Abajo la dictadura!
Hacia la fundación del PT
 En el colegio Sion de San Pablo, el 10 de febrero de 1980 se fundó oficialmente el Partido de Trabajadores. Participaron cerca de 1200 personas, entre
ellos cuatrocientos delegados electos en diecisiete estados brasileros. La idea de construir un partido de trabajadores venía siendo discutida desde los años
previos e incluía diferentes opciones: de tipo socialdemócrata, inspirado en el modelo europeo, u otros de arraigo “popular” ligado a las organizaciones
sindicales y movimientos sociales.
 La dinámica política que fue adquiriendo el proceso de huelgas obreras promovió la diferenciación en el seno de la “oposición democrática” respecto a las
formas que debería adoptar el nuevo partido, su programa, estrategia y formas de organización. En los primeros momentos ganó relevancia la idea de un
partido popular y nacional, impulsada por el exministro de trabajo del expresidente Goulart, Almino Afonso, que contuviera una visión del socialismo en su
horizonte y en el que participaran liderazgos obreros junto a políticos de trayectoria progresista y democrática. También se discutía la opción de recrear el
antiguo Partido Laborista Brasileño (PTB) varguista, tesis defendida por Leonel Brizola, amparado en que la trayectoria del PTB podía resultar atractiva para
los sectores progresistas. Aunque el MDB no se presentaba como una opción renovadora, sectores provenientes de la izquierda defendían un proyecto
socialista que no excluía la opción de organizarlo a su interior. Por su parte, el PCB que en las décadas del ‘50 y ‘60 había ganado inserción en el movimiento
obrero, se había disociado de sus bases y rechazaba la idea de construir un partido obrero y socialista. Figuras e intelectuales reconocidos como Fernando
Henrique Cardoso, que en 1978 habían competido en las elecciones por el MDB, en 1979 llegan a impulsar la propuesta de crear un Partido Popular
Democrático y Socialista (PPDS), integrado por sectores provenientes del MR-8 y del MDB, estableciendo contactos con las dirigencias sindicales. Así lo
relataba Lula en una entrevista: “Luego se dieron las huelgas del 79. Creamos ahí un movimiento pro-PT. Tuvimos una gran reunión en San Bernardo do
Campo, con más de 70 diputados del MDB. Todo lo que era auténtico en el MDB estaba ahí: Alceu Collares, Chico Pinto, Jarbas Vasconcelos, Marcos
Freire, Walmor de Lucca, Airton Soares, Cristina Tavares, Fernando Lyra, Alencar Furtado, Almino Afonso y Fernando Henrique Cardoso, entre otros.
Surgieron algunos desacuerdos. Unos creían que no podríamos tener un partido de los trabajadores. Otros que no era la hora de crear el partido y que
deberíamos permanecer alrededor del PMDB. Yo creía que el PMDB no podía representar al conjunto de la clase trabajadora. Creía que los sindicatos no
podrían ser apéndices del PMDB. Si era para crear un partido, era preferible crear el nuestro. Y resolvimos crearlo. Ahí, en los 80 fuimos quedando los más
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importantes y Fernando Henrique Cardoso se fue apartando de esta idea.”
 En una primera etapa se afianzó su carácter clasista, como una propuesta obrera. La idea de construir un partido obrero ganó apoyo entre los principales
sectores combativos del país. A comienzos de 1979, en el IX Congreso de los Trabajadores Metalúrgicos del estado de San Pablo, que tuvo lugar en la ciudad
de Lins, fue aprobada la tesis planteada por un sector de los metalúrgicos de Santo André (la llamada Tesis de “Santo André-Lins”), ligados a Convergencia
Socialista26, luego ratificada en junio de ese mismo año, en el Congreso Nacional de los metalúrgicos, en Pocos de Caldas, propiciando la formación de un
Partido de Trabajadores. En el acto del Primero de mayo de 1979 en San Bernardo do Campo fue lanzada la Carta de Principios del PT, que entre otros
puntos señalaba, “no creemos que partidos y gobiernos creados y dirigidos por los patrones y las elites políticas, aun las que ostentan fachadas democráticas,
puedan propiciar el acceso a las conquistas de la civilización y la plena participación política de nuestro pueblo. Los males profundos que se abaten sobre la
sociedad brasilera no podrán ser superados si no es por la participación decisiva de los trabajadores en la vida de la nación. El instrumento capaz de propiciar
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esta participación es el Partido de Trabajadores.”
 Respecto al MDB planteaba, “El MDB por su origen, por su ineficacia histórica, por el carácter de su dirección, por su programa pro-capitalista, pero sobre
todo por su composición social esencialmente contradictoria, en que se congregan industriales y obreros, hacendados y peones, comerciantes y empleados, en
fin clases sociales cuyos intereses son incompatibles y en las cuales, lógicamente, prevalecen en toda la línea los intereses de los patrones, jamás podrá ser
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reformado.” Para señalar finalmente que, “El Partido de los Trabajadores entiende que la emancipación de los trabajadores es obra de los propios
trabajadores, que saben que la democracia es participación organizada y consciente y que, como clase explotada, jamás deberán esperar de la actuación de las
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elites privilegiadas la solución a sus problemas.”
 En esas instancias los debates giraron alrededor de la necesidad de construir una herramienta política que defendiera los intereses y demandas de los
trabajadores sin interferencia de las patronales. Se aprobó esa propuesta y hacia octubre de 1979, 130 representantes de 6 estados lanzaron en carácter oficial
el Movimientopro-PT trazando un plan de extensión a otros estados y avanzando con el programa y los estatutos.
 Un segundo momento (1980) será el de reafirmarse en la estrategia de integración al nuevo sistema de partidos como parte de la transición democrática. Su
legalización se produjo en 1981 y se presentó con candidaturas propias, por primera vez, en las elecciones de 1982. Convivirán a su interior sectores
referenciados en la izquierda y el trotskismo con grupos de trayectoria política burguesa e intelectuales críticos, muchos provenientes de la experiencia
fracasada del PCB. Como señala Lincoln Secco al momento de su fundación: “La mayoría de los presentes eran estudiantes, intelectuales y líderes de
movimientos populares, pero no de trabajadores. Además, el Manifiesto del PT, aprobado en aquella reunión, no hablaba de socialismo (al contrario de la
Carta de Principios divulgada el año anterior), era patente que se trataba de una organización de izquierda y radicalmente favorable a los intereses inmediatos
de los trabajadores, hasta entonces impedidos de tener voz en la sociedad civil, es decir ‘integrar en la actividad política legal camadas que estaban
marginalizadas de ella’. La simple presencia de intelectuales históricos, vinculados al trotskismo, al comunismo, o a una opción liberal clásica y radical junto

24 Margaret Keck, ob. cit., p. 57.


25 “Lula, de sobrevivente da fome a líder político”, entrevista publicada en el diario O Globo, Caderno Brasil, 25 de
noviembre de 2001.
26 Para la época se registra la existencia de varias agrupaciones identificadas con el trotskismo, vinculadas a corrientes internacionales
como los “mandelistas”, quienes se inclinaban por la lucha armada y se agrupaban alrededor del diario En Tempo; los “morenistas” que
primero se llamaron Liga Operaría y luego Convergencia Socialista, criticaban aquella orientación vanguardista proponiendo la
confluencia en un movimiento de Convergencia Socialista.
27 “Carta de principios del Partido de los trabajadores”, Disponible en: www.pt.ore.br/carta-de-principios-do-nartido-dos- trabalhadores/
fecha de consulta abril de 2018.
28 “Carta de principios del Partido de los trabajadores”, Disponible en: www.pt.ore.br/carta-de-principios-do-nartido-dos- trabalhadores/
fecha de consulta abril de 2018.
29 “Carta de principios del Partido de los trabajadores”, Disponible en: www.pt.org.br/carta-de-principios-do-partido-dos- trabalhadores/
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fecha de consulta abril de 2018.
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a sindicalistas que venían de enfrentar a la dictadura militar y al capital transnacional en grandes huelgas, era una muestra de lo que era el PT.”
 En un clima de lucha contra el autoritarismo, la “identidad petista” se fue configurando expresando la emergencia de ese proletariado joven y concentrado,
relegando a un segundo plano la estrategia “foquista” dominante en los años ‘60. Como venimos planteando, en el contexto de reformulación del sistema
político y el espacio obrero vacante legado por la crisis del histórico PCB, aportará a sus filas la militancia del llamado “nuevo sindicalismo”, expresión del
proceso huelguístico de esos años. Un segundo factor, vinculado a los movimientos de carácter popular, de múltiples demandas sociales y democráticas, que
influenciado por la Iglesia católica aportará un marco ideológico propio y un sustrato organizativo a través de las Comunidades Eclesiásticas de Base.
 Un tercer aporte, estrictamente político, proveniente de figuras y dirigentes vinculados al Movimiento Democrático Brasilero (MDB), sectores medios,
estudiantes e intelectuales como Francisco Weffort, Francisco de Oliveira, Vinícius Caldeira Brandt, Eder Sader, José Alvaro Moisés y Mario Pedrosa, entre
otros; parlamentarios como José Eudes y Edson Khair, Marco Aurélio Ribeiro y Geraldo Sequeira Filho y militantes de diversos orígenes y tradiciones,
cercanos al PCB, la socialdemocracia y de organizaciones trotskistas.
 Desde el punto de vista programático, si bien en sus comienzos se referenció en las ideas del socialismo, el PT mantuvo durante años una alta dosis de
definiciones pautadas por la práctica política. Lincoln Secco señala que, a diferencia de la tradición de la socialdemocracia europea -marxista desde sus
orígenes-, hubo que esperar hasta el Primer Congreso en 1991 para la apertura de las discusiones de carácter teórico-estratégico referidas al socialismo. 31
Sobre la ambigüedad de su perspectiva estratégica se irá imponiendo una orientación conciliadora, que aseguró la estabilidad del orden burgués brasilero en
cada una de las crisis fundamentales que atravesó el país, como las “Direitas Ja” (1983/1984) o el proceso de “Fora Collor” (1992), optando el PT en cada
una de ellas por una salida institucional.
 Ya en 2002, frente a la crisis del gobierno neoliberal de Fernando Henrique Cardoso, la transformación operada en el partido se expuso en su total
densidad. Como parte de la sucesión y la disputa presidencial Lula lanzó la “Carta dirigida al pueblo brasileño” en la que explicaba su programa de gobierno
para calmar a los mercados financieros y aseguraba, entre otras cuestiones, que el PT se comprometía a respetar los compromisos y obligaciones asumidas
por el país, adoptando un camino de crecimiento económico con estabilidad y responsabilidad social y a proseguir los cambios necesarios dentro de los
marcos institucionales burgueses. Planteaba que “sectores significativos del empresariado se suman a nuestro proyecto. Se trata de una vasta coalición, en
muchos aspectos suprapartidaria, que busca abrir nuevos horizontes para el país”, 32 dejando en claro no sólo su completa institucionalización sino la pérdida
de su impronta de clase.
Conclusiones
 El PT representó una experiencia política novedosa, singular respecto a la trayectoria marxista de la socialdemocracia europea y al modelo de laborismo
británico orgánicamente unido a las trade unions. Condensó, como organización política, un movimiento amplio de descontento con el régimen militar y las
contradicciones del proceso de transición democrática impulsado por el gobierno, en el que la clase obrera ganó hegemonía en el enfrentamiento con la
dictadura.
 Si de conjunto el PT se definió como un proyecto clasista, “un partido sin patrones”, paradójicamente no estuvo sustentado orgánicamente en los sindicatos
ni en los organismos surgidos del proceso huelguístico, como los comités de base y las organizaciones de fábrica, que en gran parte lo motorizaron. Esta
contradicción, en perspectiva, debilitaría aquella identidad y facilitaría la pérdida de protagonismo obrero en los destinos del partido, en detrimento de
personalidades sindicales, intelectuales y políticas individuales.
 Se impuso la línea “lulista” de defender la autonomía del movimiento sindical del campo político, disociando el desarrollo de la corriente de recuperación y
oposición sindical que sustentó las movilizaciones y el cuestionamiento a la dictadura de la construcción de una organización que expresara los intereses
políticos de la clase trabajadora. Junto al desmonte de la huelga de los años 80, el lulismo allanaba el camino para ubicar al PT como parte de la transición
democrática y la reconfiguración del sistema político burgués. A partir de entonces, el partido irá adaptando sus formas y estructuras organizativas para
integrarse definitivamente al juego electoral y al régimen político-institucional brasilero.
 Hemos abordado brevemente los orígenes del Partido de los Trabajadores de Brasil fundado a comienzos de los años '80, dando cuenta del contexto
político y social, íntimamente vinculado a la evolución del movimiento obrero brasilero de finales de la década del 70. Se trata de una primera aproximación
a los años iniciales del PT, que esperamos continuar en futuras investigaciones y analizar su devenir hasta nuestros días, aspectos indispensables para
comprender el actual escenario político de ese país.

30 Lincoln Secco, ob. cit., pp. 35- 36.


31 Lincoln Secco, ob. cit., p. 253. 5
32 Disponible en http://www1.folha.uol.com.br/folha/brasil/ult96u33908.shtml

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