Nalini Singh - Serie Psy-Changelin Trinity - 04 - Alpha Night

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Traducción. Correccción.

Rj Frey

Starlight Obsidian Heart

Frey Ravena.

Mar
Ravena
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a que siga escribiendo sobre este
maravilloso mundo.
Nota de las traductoras.
En libros anteriores, descubrimos que El arquitecto (The Architect) es
un personaje femenino, por lo que hemos decidido cambiarlo a La Arquitecta
cuando dicho personaje hable de sí misma en primera persona.

Sin embargo, dado que el resto de los personajes en Alpha Night


desconocen la identidad de The Architect, lo hemos dejado como El
Arquitecto en situaciones donde otros personajes se refieran a ella.

En conclusión, cuando lean El Arquitecto o La Arquitecta, nos


estamos refiriendo exactamente al mismo personaje. Una vez aclarado esto
¡Disfruta la lectura!

—Arrow’s Resistance.
Sinopsis
La autora de los mejor vendidos del New York Times, Nalini Singh,
regresa con su asombrosa serie Trinidad Psy- Cambiantes con un romance
que no debería existir…

La devoción de loba alfa Selenka Durev hacia su manada solo es


comparable a su furia hacia aquellos que pudieran dañar a aquellos bajo su
cuidado. Eso actualmente incluye a los empáticos que han llegado a su
ciudad para un simposio que es una pesadilla de seguridad, un barril de
pólvora solo esperando una chispa.

Ethan Night es una Flecha que no es una Flecha. Entumecido y


desconectado del mundo, es leal solo a sí mismo. Asignado como parte de la
fuerza de seguridad del primer simposio mundial, él lleva su agenda oscura
atada al mortal y hambriento de poder Consorcio. Entonces la violencia
emerge e Ethan se encuentra a sí mismo chocando en el corazón y alma de
una loba alfa.

Emparejarse a primera vista es un mito, un cuento de hadas. Sin


embargo, la loba de Selenka está decidida: Ethan Night, Flecha rota y un
hombre capaz de una devoción obsesiva, es el compañero que ha elegido.
Incluso si el lazo de apareamiento está lleno de estática y no funciona como
debería.

Porque el nuevo compañero de Selenka tiene un terrible secreto, su


mente surgiendo con un poder que es una criatura de locura y muerte…
Cementerio de secretos
Es el año 2083, y después de cien años de una noche sin fin, los Psy
han emergido en un amanecer doloroso. Amor y euforia, odio y envidia,
alegría y angustia, tristeza y diversión, todo esto y más, la raza psíquica
ahora puede sentir sin temor a un lavado de cerebro que los deje como
autómatas huecos.

Los videntes, telequinéticos, empáticos, telépatas, psicométricos,


todos son libres de existir.

Pero cien años dejan una cicatriz.

Para algunos, la vida es una eterna medianoche del alma.

La luz del amanecer corta, vidrios rotos en los ojos.

Estos son los perdidos, los desconocidos, los ocultos. Pero cien años
también es tiempo suficiente para ocultar verdades sobre verdades,
Acumular mentiras sobre mentiras… y borrar a los que una vez brillaron
como estrellas.

La PsyNet es un cementerio de secretos.


Capítulo 1
El sujeto muestra tendencias obsesivas que se pueden utilizar como ventaja.
Si logras volver su lealtad hacia ti, nunca te traicionará.
—Informe de admisión: Psych, sobre el sujeto Ethan Night, seis años, para el
concejal Ming LeBon (2061).

Selenka culpaba a los osos.

Si Valentin no hubiera ido y apareado con Silver Mercant, el resto de


ellos no estarían parados alrededor de este objetivo gigante que era el
simposio. También podrían estar brillando las palabras “¡Aquí estamos!
¡Vengan a atacarnos!”

Como si hubiera sentido su ardiente mirada, el alfa de los cambiantes


Oso se volvió de donde estaba hablando con uno de sus veteranos y saludó,
acompañándolo con una gran sonrisa. Ella lo fulminó con la mirada, sin
humor para el encanto de oso.

—¿No te gustan los osos? — preguntó una voz masculina clara, su


ruso sin acento y sus palabras sin tono.

Selenka había sentido su acercamiento: no era la alfa de la manada


de lobos más poderosa de Rusia porque la gente pudiera acercarse
sigilosamente a ella. No es que tuviera que preocuparse mucho acerca del
sigilo cuando se trataba de la otra manada importante en el área. Los osos
podían escabullirse tan bien como elefantes de diez mil libras.

Este hombre, sin embargo, era silencioso. También olía a viento


crujiente de invierno alrededor de una llama tan caliente que era azul, y sin
ninguno de los fríos olores metálicos que los cambiantes habían aprendido
a buscar entre los Psy. Aquellos de la raza psíquica que tenían ese olor
habían ido tan lejos en el protocolo sin emociones llamado Silencio, que
generalmente no había regreso.

—Ayer, tuve que sacar de la cárcel a tres lobos que normalmente se


comportan bien —dijo sin mirar al hombre que estaba a su lado, su altura
tal vez una pulgada por encima de sus cinco once. —¿Sabes por qué?

—¿Osos?

—Osos. —Una sombría confirmación. —Encantadores osos que


convencieron a mis lobos para que tomaran una bebida “amigable”. Tan
amigable que la mitad del bar terminó en una pelea. — Los osos lo habían
encontrado divertido, todavía estaban sonriendo cuando ella rescató a sus
tres tímidos lobos.

Selenka no lo encontró divertido.

Sus lobos eran depredadores disciplinados; no andaban por ahí


iniciando peleas de bares. Especialmente no en peleas de bares donde uno
de ellos terminó apestando a daiquiri de frambuesa, su cabello rubio, rosado
como resultado del enorme cóctel que se había vertido sobre él. Los tres
estarían trabajando para la factura de reparación del bar hasta el próximo
año.

Sus lobos no fueron castigados simplemente porque fuera una


imbécil; tenía que ver con los diferentes temperamentos de sus animales.
Los osos podrían ser cazadores brutales, pero en general, eran relajados a
menos que fueran provocados. Podrías empujar a un oso cambiante varias
veces antes de que retumbara un gruñido y saliera con una garra.

Los lobos podrían ser empujados a la violencia mucho más rápido. Un


oso podría reírse de un insulto que llevaría a un lobo a una ira fría. Porque
los osos no se lo tomaban demasiado en serio, mientras que muchos lobos
tenían una intensidad innata y mortal.

Cada uno tenía pros y contras. La naturaleza ursina relajada podría


conducir a la pereza y lo había hecho con un alfa anterior, razón por la cual
la manada de Selenka había podido apoderarse de un trozo del territorio de
los osos. Pero los instintos primarios de sus lobos podrían conducir a
acciones precipitadas y derramamiento de sangre.

La disciplina era clave para una fuerte manada de lobos.

—¿Pero la relación debe ser cordial —dijo el extraño, sin alteración en


su tono plano, y, sin embargo, su voz, era inquietantemente hermosa en su
claridad y tono, —si los dos grupos están bebiendo juntos?

—“Cordial” no es exactamente como lo definiría. —Los lobos


BlackEdge y los osos StoneWater tenían una tregua con los dientes
apretados. Principalmente porque cada uno era tan peligroso como el otro.
Después de algunas escaramuzas, los dos grupos habían llegado a la misma
conclusión a regañadientes: una guerra los diezmaría a ambos y dejaría
Moscú y sus alrededores abiertos para que otro grupo de cambiantes lo
tomara.

En estos días, se contentaban gruñéndose o mirándose el uno al otro


sobre la frontera, o lanzando besos a través de las habitaciones. Eso último
era casi siempre un movimiento de los osos. Selenka sabía que los osos de
Valentin lo hacían para que sus lobos se sublevaran, razón por la cual le
había dicho a sus lobos que respondieran agitando las pestañas y con
sonrisas evidentemente falsas.

Selenka no estaba orgullosa de ello, pero los malditos osos podrían


llevar a un santo al asesinato. Y el lobo y el oso eran depredadores. Era jugar
este juego de molestia mutua, o hacerse pedazos. En este momento, sin
embargo, los osos de Valentin eran una preocupación periférica en el mejor
de los casos. Estaba mucho más interesada en la presencia fría y peligrosa
a su lado.

Tenía que ser una Flecha.

Nadie más sería lo suficientemente suicida como para acercarse a un


lobo alfa que estaba claramente de mal humor.

Ella giró sobre sus talones para enfrentarlo y su mirada se estrelló


contra los ojos del marrón más pálido que había visto. El color estaba más
allá del color avellana, más allá del topacio, y de una pureza cristalina que
era un tenue color lavado.

Solo el negro azabache de sus pupilas rompía la palidez sorprendente.

El efecto era aún más sorprendente contra el marrón miel de su piel.


Los pómulos cincelados empujaban contra esa piel, y su cabello era negro y
enmarañado, del mismo tono que el vello que oscurecía su mandíbula. Sus
ojos tenían la más leve inclinación hacia arriba. Era imposible precisar su
origen étnico. No era sorprendente, ya que los Psy aparentemente tenían
una forma de mezclar y mezclar genes para aumentar las posibilidades de
una poderosa descendencia psíquica.

Para la raza psíquica que compartía el mundo con los humanos y los
cambiantes, la apariencia era secundaria al poder psíquico, pero este Flecha
era un hombre muy apuesto, según cualquier estimación. Sumando la
sensación de fuerza letal que se aferraba a él, y, no, Selenka no lo echaría
de su cama. El desaliño también era interesante. Las Flechas tendían a estar
afeitados como regla. Pero lo que tenía ambas partes de ella, loba y mujer,
dándole una segunda mirada fue el enfoque inquebrantable con el que la
miraba.
Los no cambiantes raramente podían mantener la mirada de un
cambiante alfa, generalmente solo por un segundo o dos. Comenzarían a
sudar en ese punto, sus corazones latirían con fuerza cuando su núcleo
primario reconocía la amenaza frente a ellos. Los únicos que podían
mantener el contacto completo eran los alfas por derecho propio, incluso si
los humanos o los Psy no pensaban en términos de jerarquía cambiante.

Este hombre no era un alfa.

El conocimiento era puro instinto, nacido de su loba.

Llevaba el uniforme de combate negro de una Flecha, con su cuello


alto y pantalones dentro de las botas, y transmitía un impacto similar al de
un mortal telequinético, los telépatas y una variedad de otros Psy que, según
la información de Selenka, habían sido, durante un tiempo, asesinos del
ahora desaparecido Consejo Psy. Incluso tenía un guante negro reluciente
recortado sobre su antebrazo izquierdo, que su especialista en tecnología le
había informado que era una nueva forma de comunicación móvil adecuada
para el campo que las Flechas estaban probando.

Sin embargo, este hombre no se veía de la misma manera que otros


miembros del escuadrón.

Él además continuó sosteniendo su mirada con cero apariencia de


incomodidad. Su loba podría haberlo interpretado como un desafío, pero en
cambio, las brasas de color rojo oscuro ardieron en su vientre. Había pasado
demasiado tiempo desde que había compartido privilegios de piel íntima con
nadie; ¿Por qué no con un Flecha peligroso y bonito?... y tampoco totalmente
como debería ser.

Selenka entrecerró los ojos, solo porque él hizo que su sangre se


calentara no significaba que ella hubiera perdido su juicio. Sus abuelos no
habían criado una idiota.
—¿Que eres? — La pregunta contundente le habría valido una mirada
decepcionada por su cortés y amable y amoroso babushka1, pero la Flecha
no mostró reacción alguna.

—Tk de Gradiente 7.9 — dijo con esa voz clara que era música para su
audición cambiante. Incluso sin tono, zumbó e hizo que las cosas dentro de
ella temblaran de consciencia.

—¿Un telequinético? — Bebiendo el sonido sin convertirse en su


esclava, Selenka cruzó los brazos y separó los pies. —Hay algo más allí: está
haciendo que el pelaje de mi loba se erice. —Una extraña resonancia que no
pudo explicar. Pero no fue nada que le repeliera. No, no había nada
inquietante sobre la Flecha con los ojos claros: era su fuerte respuesta física
lo que era peculiar. Por otra parte, su cuerpo estaba muerto de hambre y él
era bonito y peligroso con una voz salida directamente de las fantasías de
cierta alfa.

No es de extrañar que su loba quisiera morderlo.

La Flecha no respondió a su desafío con agresión o retirada fría. —


Estoy permanentemente dañado de maneras que afectan mi equilibrio
psíquico — dijo. —Es probable que sientas eso: no he estado en contacto
previo con los cambiantes, así que no sé si eso es parte de tu conjunto de
habilidades naturales.

Selenka levantó una ceja, su fascinación por él no disminuyó. Ivy Jane


Zen, presidenta del Colectivo Empático, había informado exhaustivamente
a todas y cada una de las personas involucradas en el simposio, y una cosa
que había dejado en claro era que entrarían en contacto con Es en todas las
etapas de la recuperación posterior al Silencio.

1 Babushka: Abuelita
—El silencio —había dicho la mujer pequeña, curvilínea y ferozmente
protectora, —se trataba de eliminar la emoción de nuestra raza. Eso
convirtió a los empáticos en inconvenientes, pero la PsyNet no puede
sobrevivir sin Es en la mezcla. Como resultado, la designación E fue borrada
de los libros y nuestras mentes se sofocaron, nuestras habilidades
aplastadas bajo un escudo tan brutal que las cicatrices son inevitables.

Sin embargo, nadie había advertido a Selenka sobre una Flecha que
hablaba del daño psíquico como si fuera un simple rasguño, incluso cuando
ese daño era tan profundo que se registró en sus sentidos cambiantes. A
menos que no se tratara de un daño en absoluto. Lo más probable es que le
estuviera dando una respuesta fácil para ocultar alguna habilidad Flecha
secreta.

Las personas que pertenecían a los escuadrones negros de


operaciones clandestinos no solían dar vueltas, como diría su dedushka2,
derramando agua de sus cubos. Selenka sospechaba furtivamente que su
abuelo había inventado ese proverbio, pero como había infectado a toda la
manada con él, ahora estaba grabado en cemento.

En cuanto a la Flecha, bueno, los lobos alfa tampoco derramaban


agua de sus cubos.

Incluso cuando ella separó los labios para responder, su atención se


sacudió sobre su cabeza. Sus pupilas se encendieron, un mar de oscuridad
que eclipsó el marrón translúcido.

—Cierra los ojos —dijo, las palabras cortadas y frías.

2
Dedushka: Abuelito
Selenka no recibía órdenes de nadie, incluidos posibles compañeros
de juego.

Pero él se estrelló contra ella antes de que pudiera responder, con los
brazos apretados alrededor de su cuerpo. Él tenía una mano en la parte
posterior de su cabeza, empujando su rostro contra el duro músculo de su
hombro, la otra sujetando alrededor de su cintura.

Las garras salieron cuando un gruñido llenó su pecho, ella iba a


empujar las puntas afiladas en sus entrañas… y fue entonces cuando
escuchó el silencio.

Prístino.

Penetrante.

Doloroso.

Ningún murmullo de las más de trescientas personas diseminadas por


el enorme salón del simposio. Ningún leve eco de llamadas de comunicación
tomadas o enviadas. Ningún clic de tacones o botas en el suelo. Con un
escalofrío de sangre, pinchó a la Flecha con sus garras en lugar de
destriparlo. —Déjame ir a menos que quieras una cirugía abdominal
inmediata. —Soltó un gruñido.

Apartándose de ella, dio un paso hacia atrás, con las palmas en alto.

Como si eso significara algo. Podrías romper cada hueso de un cuerpo


Psy y aún podrían sacarte con sus habilidades mentales.

Especialmente cuando ese Psy era una Flecha.


Los pelos de su nuca se erizaron, continuó observándolo con su visión
periférica mientras escaneaba todo el pasillo que podía. ¡Bozhe moi!3 Todos
estaban caídos. Todos. No podía ver a Valentin o Silver, por lo que debieron
haber salido del pasillo antes de lo que sea que sucedió, pero dos de sus
lugartenientes y dos de los de Valentin estaban en el piso, junto con cada
Flecha en su línea de visión.

—Fue la forma más rápida de neutralizar la amenaza.

Volvió su mirada al muy peligroso hombre que hablaba sin inflexión


ni emoción, y tenía una voz que continuaba ronroneando contra sus oídos.
—¿Qué amenaza? —Salió áspero, pero su loba no estaba lista para ir a
buscar sangre, su instinto templado por algo desconocido la molestaba.

—La E con la chaqueta de terciopelo verde. — Él asintió con la cabeza


hacia el centro de la habitación.

Selenka no podía ver nada inusual en la mujer desde esta distancia.


—Mantente delante de mí —dijo. —Sin movimientos bruscos.

Sin hacer ningún esfuerzo por usar sus poderes telequinéticos contra
Selenka, caminó con gracia mortal hasta donde la pequeña morena estaba
acostada en el frente. Agachándose a su lado después de echar un vistazo a
Selenka, hizo un gesto de que le gustaría darle la vuelta a la mujer morena.

Selenka flexionó las manos, con las garras todavía fuera. —Lento y
fácil.

La Flecha realizó la acción con una facilidad que hablaba de una


fuerza afilada, un cazador sigiloso que no necesitaba mostrar su poder.

3
Bozhe moi!: ¡Oh, Dios mío!
La chaqueta de la empática estaba desabrochada. Se abrió para
revelar un dispositivo que Selenka reconoció de inmediato como una bomba
de gas. Que Selenka todavía estuviera de pie significaba que la Flecha había
derribado a la mujer antes de que pudiera activar la bomba. —Está
respirando. — Una suave subida y bajada de su pecho.

—Ella y los demás, están inconscientes —dijo la Flecha. —Unos


dolores de cabeza y algún hueso roto si cayeron mal, pero es mejor que la
muerte. —No era una explicación sino una declaración.

Selenka tuvo que estar de acuerdo. La posibilidad de que el gas fuera


inofensivo era casi la misma que un oso con buen comportamiento durante
más de diez minutos: un gran y gordo cero. —Bien hecho. —Retrayendo sus
garras de nuevo en su cuerpo, extendió una mano antes de recordar que,
aparte de los Es, muchas de la raza psíquica tendían a evitar el contacto.

Una mano cálida y áspera se deslizó contra la de ella.

El contacto la conmocionó, una sacudida eléctrica directo a su núcleo.

Ahí estás, susurró una parte primordial de su psique.

Estaba tratando de respirar más allá de la oleada de ruido en su


cerebro cuando captó movimiento en su visión periférica. Podría haber sido
una persona inocente caminando de regreso al pasillo, pero su loba olía el
más leve indicio de sudor viejo: acre y amargo, asustado. Ella reaccionó sin
pensar, golpeando su cuerpo contra la Flecha y llevándolo al suelo.

El proyectil de la bala que se habría estrellado contra él raspó su


espalda superior. Soltando un suspiro cuando la bala penetró en el suave
cuero azul de su chaqueta favorita, así como en el fino algodón de su
camiseta para cavar un surco en su piel, antes de estrellarse contra la pared
a su izquierda, fue a girarse para ir a buscar El Tirador.
Pero la Flecha extendió una mano y dijo: —Ojos —en ese tono frío e
inflexible.

Ella los cerró esta vez.

Todavía “vio” el destello, un brillo deslumbrante debajo de sus


párpados, de una belleza luminosa.

Cuando levantó sus pestañas, tenía pequeñas luces bailando frente a


ella. El asaltante estaba derribado. Selenka reconoció a la mujer de piel
morena de más temprano esa mañana. Otra E.

Estaban en problemas.
Capítulo 2
Las hembras cambiantes, depredadoras dominantes, son una raza peligrosa. Te
arrancarán la cara si las molestas y están de mal humor. Por otro lado, si te reclaman, serás
amado con una furia posesiva que no deja lugar a dudas.
Por supuesto, tienes que sobrevivir al cortejo. Te saludamos por tu coraje.
— Extracto del editorial en la edición de octubre de 2078 de la revista Mujer Salvaje:
"Privilegios de Piel, Estilo y Sofisticación Primitiva".

Ethan miró la fina mandíbula de la mujer que tenía su cuerpo sobre


el suyo, su trenza negra con rayas rosa y púrpura colgando sobre un
hombro, y pensó: Esto no estaba en el plan. Se suponía que debía salvar a
todos del ataque, ganar su confianza y luego…

Y entonces…

A pesar de las creencias de su “controlador”, Ethan no había decidido


su próxima acción. Había aceptado el plan no por inclinaciones políticas,
sino porque quería ver si la idea de ser un traidor podría encender algo en
él. No lo hizo. El mundo había permanecido borroso, su cuerpo y su mente
desconectados de todos los demás seres vivos que lo rodeaban.

Otro callejón sin salida. . . hasta que su objetivo había puesto su


cuerpo en la línea de fuego para protegerlo. Demasiado bien entrenado para
no reaccionar con velocidad instintiva, él la abrazó mientras caían, y el olor
a carne quemada aún estaba en su nariz cuando ella se retiró de su agarre
con fuerza cambiante y se dirigió hacia la empática que había apuntado a
Ethan.

Fue entonces cuando vio el rojo chamuscado de la espalda de Selenka,


la carne cruda y sangrado

No más gris, el mundo sangrando con color y ruido, su pulso en la


garganta.
Levantándose en una violenta carrera, corrió tras ella. No pudo
atraparla. Ella era una loba alfa y ni siquiera una Flecha podía igualar a un
lobo poderoso a toda velocidad. Pero no iba muy lejos y él alcanzó al segundo
asaltante solo un momento o dos detrás de ella.

Este segundo ataque no estaba destinado a tener lugar. O alguien se


había equivocado, o su controlador no confiaba en Ethan y había decidido
una opción de respaldo que implicaba sacarlo del tablero de ajedrez. Tenía
razón al no confiar en Ethan, ¿pero que el plan alternativo hubiera dañado
a la loba que había salvado la vida de Ethan? Inaceptable.

Selenka desarmó al asaltante. —¿Cuánto dura la inconsciencia?

—Esta vez usé menos energía, así que, a menos que se golpee la
cabeza, vendrá con todos los demás, unos tres minutos más. —Era una
suposición; Mientras que todos caían cuando usaba su habilidad, el tiempo
de recuperación fluctuaba. Unos pocos estarían aturdidos en diez minutos,
mientras que otros estarían despiertos en los próximos dos.

—No puedo ver una herida obvia en la cabeza —dijo Selenka después
de una mirada cuidadosa.

—Bien, eso…

Un sonido en las puertas antes de que entrara el gran oso alfa. Los
ojos oscuros de Valentin Nikolaev se dirigieron directamente a Ethan, el
único desconocido en esta situación. Pero Selenka inmediatamente se puso
de pie, poniéndose frente a Ethan. —Él no es la amenaza.

Ethan no escuchó el murmullo profundo de la respuesta del otro alfa.


Estaba mirando la parte posterior de la cabeza de Selenka, y más abajo, a
su herida. Sus entrenadores Flecha y el propio Ming LeBon lo habían
lastimado mucho más. Pero Selenka estaba sangrando porque se había
puesto en la línea de fuego por él.

Con el aliento apretado en los pulmones y la piel caliente, se separó


para dirigirse al botiquín de primeros auxilios más cercano. Había varios en
el pasillo porque varios Es recién entrenados tenían tendencia a
sobrecargarse y colapsar. Le tomó solo un corto tiempo agarrarlo, pero
varias personas más habían entrado en el pasillo cuando regresó a Selenka.

—Tu espalda. —dijo, el rojo de su sangre latiendo en su visión.

Ella le lanzó una mirada irritada, pero se quitó la chaqueta arruinada,


luego se quitó la camiseta. El sujetador deportivo negro con bordes morados
que llevaba debajo estaba dañado como resultado del golpe, pero le quedaba
suficiente integridad estructural para sostenerse contra el blanco frío de su
piel. Al abrir el botiquín de primeros auxilios mientras ella continuaba
hablando con Valentin Nikolaev y Silver Mercant, él sacó el aerosol
desinfectante. —Esto picará.

Un breve asentimiento fue su única respuesta.

Sabiéndolo o no, ella siseó mientras le disparaba una mirada de ojos


dorados cuando comenzó a rociar el desinfectante. Esos ojos habían sido de
color marrón oscuro cuando hablaron por primera vez.

Sostuvo la mirada gruñona de la loba, atrapado por el brillo primitivo:


nunca había estado cerca de alguien tan vivo. Sin embargo, no estaba
dispuesto de retroceder. Ella era su prioridad. —Te advertí.

Otro instante de contacto que brilló con un poder indómito antes de


que ella volviera a su discusión con los demás. Él ignoró esa discusión,
enfocándose en el daño que le había hecho. Una sensación pesada y oscura
se apoderó de sus pulmones con manos de piedra. ¿Una reacción
emocional? Ethan no lo sabía; no tenía un barómetro para juzgar su
respuesta.

El Silencio podía haber caído, su raza era libre de sentir, pero nada
de eso había tenido impacto en el frío lugar gris en el que vivía. Hasta hoy.

Ethan no encontró admisible la herida de Selenka de ninguna


manera.

Estaba sangrando porque había puesto su cuerpo entre Ethan y peligro.

Su cerebro seguía repitiendo eso en un bucle aturdido, mientras su


sangre latía en sus oídos. Incluso cuando sus entrenadores lo golpeaban
cuando era niño, no había sentido esta avalancha atronadora dentro de su
cabeza. Para entonces ya había estado viviendo en el lugar frío, el lugar
desde el que veía el mundo sin ser parte de él.

Solía analizar la fuerza de sus golpes, calcular qué tan lejos llegarían
y luego elaborar una estrategia para su respuesta. De vez en cuando, se las
había arreglado para lastimarlos lo suficiente como para que se volvieran
aún más viciosos. Sin embargo, no se había detenido, la racionalidad
distante en él advirtió que rendirse era morir de una manera que iba más
allá que corporalmente.

Su cálculo frío debería haber igualado los puntajes perfectos en las


pruebas de Silencio, pero sus resultados siempre habían regresado con las
palabras PATOLÓGICAMENTE DESAPEGADO estampadas en ellos. Había
notado la naturaleza paradójica de tal conclusión en una raza determinada
a condicionar la emoción fuera de sí mismos, luego continuó existiendo en
el gris helado que le permitía ser un individuo funcional y una Flecha letal.

Ming LeBon ciertamente no se había preocupado por los resultados


de las evaluaciones psicológicas.
El ex consejero Psy, en esa época a cargo del escuadrón, solo se había
preocupado de que Ethan hiciera lo que le dijeron, matar cuando le dijeron
que matara, herir cuando le dijeron que hiriera. Ethan nunca se había
negado verbalmente a seguir las órdenes: dejó de hablar con sus
entrenadores y con Ming la primera vez que Ming le ordenó cometer un
asesinato.

Ethan, de ocho años, simplemente había dejado de cooperar. En algo.

Su obstinación había resultado en castigos físicos y psíquicos tan


severos que largas partes de su infancia estaban en blanco, su mente
borrando lo que lo rompería. Esos castigos se detuvieron cuando Ming
descubrió que esas cosas no tenían ningún efecto en un niño que vivía en el
frío lugar gris.

Pero el frío se había ido ahora, el gris borrado. Las venas de Ethan
bombearon fuego mientras miraba la herida de Selenka. Los cambiantes
sanaban rápido, pero una herida tan profunda llevaría tiempo incluso para
una loba alfa, y tenía que doler. —¿Está tu sanador cerca? —preguntó,
interrumpiendo la conversación sin ningún tipo de cuidado.

—No. —Un ceño fruncido dirigido a él, sus ojos de un dorado brillante,
fascinante y peligroso. —Lo veré más tarde. Solo unta ese ungüento allí
dentro.

Sabía que ella se refería a un gel anestésico que también protegería el


área lesionada. Poniéndose los guantes antes de recuperar el tubo, se cuidó
de ser gentil mientras extendía el gel sobre la herida.

El calor de su cuerpo latía contra él, casi como si el depredador que


vivía debajo de su piel estuviera probando su temple. Los lobos BlackEdge
no eran exactamente conocidos por ser dulces u obedientes. Los había
buscado en los archivos del escuadrón y encontró la anotación: Peligroso si
es provocado. No subestimar.

A pesar de la extraña picazón en la palma de la mano cuando ella le


ofreció su mano, mantuvo su toque metódico. Tomó esfuerzo. Ese contacto
inicial había empujado la sensación a través de él en un golpe salvaje que
su cerebro no había podido procesar. Quizás porque había sido lo más cerca
que había estado de otra persona durante mucho, mucho tiempo.

Después de darse cuenta de que la tortura física no tenía ningún


efecto en Ethan, Ming se había basado en cadenas mentales viciosas y en el
tono negro de una habitación sin luz. Ethan había vivido solo en la
oscuridad durante mucho tiempo, tanto tiempo que había olvidado el sol.
Le había quemado los ojos cuando lo volvió a ver después de una eternidad.

También se había olvidado de lo que era tener contacto piel con piel
con otro ser vivo, se olvidó de que la gente era cálida… y nunca supo que la
piel de una mujer podría ser tan suave. Incluso cuando la mujer era más
peligrosa que una Flecha. Las garras de Selenka no eran un adorno. Ella
podría haberlo destripado antes de que él pudiera reaccionar.

Terminar su contacto con ella causó una reacción física, su poder


crepitaba en sus venas y sus músculos se tensaron, pero su herida ahora
estaba cubierta con el gel. No parecía menos rojo, pero el dolor ya debería
haber comenzado a atenuarse. La idea no hizo nada por la tensión que
anudaba su cuerpo, porque ella todavía estaba herida. Y él había ayudado
a causar ese dolor.

La mandíbula de Ethan se apretó cuando se obligó a alejarse de ella.

Los soldados cambiantes habían sacado a los dos asaltantes del salón
mientras él estaba dando los primeros auxilios, y los médicos que llamaron
desde un hospital cercano estaban revisando a los que colapsaron. Aden
también apareció en el pasillo, sin duda alertado por una de las Flechas que
había estado afuera durante la explosión de Ethan.

¿Ethan? La firma mental del actual líder del escuadrón era fría y
controlada.

También era una voz a la que Ethan respondería; había tomado esa
decisión cuando vio a Aden por primera vez y se dio cuenta de que el otro
hombre era muy cercano a él en edad. Solo la lógica le dijo que no había
forma de que Aden Kai pudiera haber sido uno de los torturadores de
mascotas de Ming.

Aden le había contado a Ethan otros hechos relevantes sobre los


cambios en el escuadrón, pero Ethan solo había querido una cosa: los
nombres de los hombres y mujeres que habían entrado en esa habitación
oscura e intentaron romper a un niño que no hablaba. Incluso en el gris,
ese conocimiento había tenido significado para él.

Al igual que el hecho de que Aden había cumplido su promesa y


encontrado los datos para Ethan.

De la lista de siete nombres, solo Ming LeBon permanecía con vida.


Como la inteligencia del escuadrón había confirmado que el ex Consejero
estaba siendo cazado sigilosamente por una manada estadounidense de
lobos que parecía querer destruir su imperio antes de destrozarlo, Ethan
había dejado sus cuchillas por el momento.

Que Ming LeBon, un hombre acostumbrado al poder, lo perdiera todo


antes de morir, eso lo había golpeado como una helada justicia. Sin
embargo, si los lobos fracasaban en su búsqueda, Ethan estaría esperando
en las sombras con una espada de luz que cortaría al ex Consejero en
pedazos pequeños que Ethan luego alimentaría a los cerdos salvajes.
La ferocidad y la especificidad del pensamiento lo cogieron
desprevenido, pero solo por un instante. Abrazó el fuego negro de la misma,
decidiendo que la venganza era mejor con la emoción, cuando respondió a
Adén, vi la amenaza. Lo neutralicé. Bajando sobre una rodilla, puso su
guante usado en una bolsa de destrucción de riesgo biológico, luego buscó
en el resto del botiquín de primeros auxilios. Sin daños fatales.

Informe entendido. La voz de Adén tenía una profundidad que Ethan


nunca había sentido antes, pero eso de repente lo hizo estar seguro de que
se estaba perdiendo el significado completo de esa declaración
aparentemente simple. ¿Cuál es tu estado?

Habilidades al cincuenta por ciento de carga.

No, Ethan. Aden esperó hasta que Ethan levantó la vista; los ojos
oscuros del líder del escuadrón se encontraron con los suyos al otro lado de
la habitación. ¿Estás herido?

Ethan se dio cuenta de que también era información táctica. No. El


arma silenciosa de Ming se mantenía tan funcional como siempre lo había
sido, no entera, Ethan no había estado así desde que tenía seis años, pero
sí funcional. ¿Necesitas que neutralice otra amenaza?

No. Solo quería asegurarme de que no te hubieran lastimado. Más


profundidad extraña en las palabras de Adén, tonos que Ethan no pudo
comprender. Somos familia, Ethan. Y la familia se cuida unos a otros.

Ethan no respondió.

Levantándose con un sello antiséptico en la mano, lo abrió con


cuidado; el sello protegería la herida de Selenka de la infección hasta que
pudiera llegar a su sanador. Bien consciente de que ella era consciente de
cada acción a su alrededor, él no ofreció ninguna advertencia verbal.
No se puso rígida cuando él comenzó a presionar el sello transparente
en su lugar alrededor de la herida, por lo que el gel anestésico tenía que
estar funcionando. Una vez que se selló la herida, él tomó su camiseta rota,
pero se dio cuenta de inmediato de que no podía volver a ponérsela sin
estirarla y posiblemente exacerbar su herida. Levantó la chaqueta y se la
tendió. Deslizó un brazo y luego el otro dentro sin mirar atrás.

El sonido de ella abrochándose la cremallera fue rápido y crujiente.

—El efecto adormecedor se desvanecerá en una hora —dijo. —


Deberías llegar a tu sanador para entonces.

Tanto Selenka como el oso alfa lo miraron fijamente.

Selenka levantó una ceja. —¿Siempre interrumpes a los grandes y


aterradores cambiantes que podrían comerte de un solo bocado, zaichik4?

Ethan hablaba ruso con fluidez, pero aún no estaba seguro de si


estaba traduciendo la última palabra correctamente. Porque pensó que
significaba "conejito". Posiblemente, fue una interacción de depredador a
una presunta presa.

Dejando de lado eso, dijo: —Si es necesario. —Ethan sabía que el


miedo era una emoción, pero no era algo con lo que estuviera familiarizado.
—Creo que, dada mi masa muscular, sería bastante poco apetitoso, en
cualquier caso.

El oso se echó a reír, grande y ruidoso y con un calor que chocó contra
Ethan como una ola de una manera casi física, pero Selenka entrecerró los
ojos.

4 Zaichik: conejito
—Deberías vigilar a este, Selenka —dijo el oso, antes de girarse para
ir a donde sus lugartenientes se estaban despertando.

—¿Debería vigilarte? —La pregunta de Selenka contenía un gruñido


de su loba... junto a un destello en los ojos que no parecía ser agresivo en
absoluto. —¿Eres una amenaza?

—Si. —Mentirle a la única persona en toda su vida que lo había


salvado estaba fuera de discusión. —Deberíamos hablar después de esto.

Selenka cerró los dedos alrededor de su barbilla, la luz de contacto


incluso mientras cortaba sus garras. El destello se había ido, para ser
reemplazado por una crueldad mortal. —Si eres una verdadera amenaza
para mí o los míos, te arrancaré la garganta y me alejaré con tu sangre en
mis garras, y en mi boca. —Ella le pasó una garra por los labios. —Pero si
no lo eres... bueno, zaichik, entonces jugaremos.

Dentro de él, el calor oscuro se unió en un punto de ignición que se


encendió con un brillo abrasador, sus zarcillos se extendieron en una ola de
color, calor y dolor. La puerta del lugar frío no se cerró de golpe. No, fue
borrada por dentro por los zarcillos que se tejían alrededor del marco, tan
dorado como los ojos de Selenka. La miraba con un enfoque inquebrantable
incluso mientras fragmentos de agonía candente penetraban en su cerebro.

Ethan había elegido.


La Arquitecta
Síndrome de escarabajo: aumento repentino de las habilidades psíquicas junto con
un comportamiento errático, posibles arrebatos violentos, alucinaciones y / o pérdida de
memoria. Remita todos los casos posibles de inmediato a la Dra. Maia Ndiaye en PsyMed SF
Echo.
Si el sujeto ya es violento y está fuera de control, utilice los códigos de emergencia que
se enumeran a continuación para solicitar asistencia de tele transporte urgente.
— Código de alerta médica roja enviada por PsyMed Central a centros médicos de
todo el mundo (25 de abril de 2083).

La arquitecta del Consorcio consideró los logros y fracasos de su


creación hasta la fecha. Había formado el Consorcio para desestabilizar el
mundo, de modo que ella y aquellos a quienes había elegido y colocado con
precisión táctica pudieran aprovechar la falta de estabilidad.

Había sido un buen plan, y había logrado cierto éxito.

Sin embargo, en el esquema general de las cosas, tuvo que aceptar


que había fallado. La formación del Acuerdo Trinidad, el acuerdo de
cooperación firmado por los principales representantes de las tres razas,
había hecho mucho más difícil sembrar la discordia que condujera a la
fragmentación. La gente hablaba entre ellos ahora, o llamaba a un jugador
más grande para hablar en su nombre.

No todo, pero lo suficiente.

Los problemas en la PsyNet habían hecho la situación aún más


desafiante. No podía arriesgarse a desestabilizar aún más el tejido psíquico
en el que se basaba toda la raza Psy para sobrevivir, sin la retroalimentación
biológica proporcionada por la PsyNet, incluso ella moriría en cuestión de
minutos.

Este era el fundamento de la biología psíquica.


Tenía que retroceder ante cualquier cosa que amenazara la red
psíquica, al menos hasta que tuviera una solución que significara la
supervivencia de un gran porcentaje de Psy. El genocidio no era bueno para
los negocios, no era bueno para el poder.

La extraña masacre podría ayudar a mantener el control, pero no vio


ningún valor en gobernar sobre un mundo diezmado. Ella quería gobernar
un mundo poderoso y operativo. Solo entonces significaría algo. El control
final había sido el final del juego todo el tiempo, los otros eran peones del
Consorcio para llevarla al trono.

La arquitecta se recostó en su silla y miró por la ventana del refugio


donde pensó y planificó, pero no vio nada del idílico paisaje más allá, su
mirada se volvió hacia adentro. Era hora de un nuevo plan, una nueva
estrategia. Los que sobrevivieron y prosperaron no se aferraban a los
fracasos; cortaron esas fallas como extremidades enfermas.

Primero, hizo un balance de sus recursos.

Todavía tenía una serie de piezas fuertes en juego, personas en


posiciones de poder escondidas en bolsillos que nadie esperaba. Era un
regalo que tenía, señalando a aquellos que podían ser retorcidos, girados y
utilizados.

En cuanto a las operaciones activas del Consorcio, permitiría que se


desempeñaran unos pocos críticos, ver qué producían. A la mayoría, sin
embargo, los guardaría, junto con muchos de los que manejaban las
operaciones. No todos sus peones sobrevivientes estarían contentos con el
cambio de dirección del Consorcio, pero eso podría manejarse.

Un latido sordo pulsó en su sien izquierda mientras volvía su atención


a su escritorio y al datapad en el que había estado tomando notas. Ignoró el
latido; era una irritación menor y tenía trabajo que hacer si iba a salvar su
creación. Lo primero fue reconsiderar sus objetivos.

¿Ella todavía quería gobernar?

Si.

Ser una civil poderosa no era su estado natural.

¿A quién quería ella gobernar?

Ahora, eso, pensó, recostándose nuevamente en su silla, era una


pregunta interesante. El dominio sobre una raza era muy diferente al
dominio sobre los tres. Esto último nunca se había logrado en la historia del
mundo.

Era un objetivo lo suficientemente digno para la Arquitecta. Había


estado atrapada en las viejas formas de pensar antes, solo había ido por la
pequeña y brillante meta. Pero todos los grandes líderes y visionarios
tuvieron que crecer en su camino. La idea del Consorcio había sido un
trampolín digno para prepararla para lo que estaba por venir: ganaría el
control del mundo… entonces lo reformaría para que fuera su mayor legado.

Nadie olvidaría nunca su nombre.


Capítulo 3
Rastreador desactivado con éxito.

(Nota personal: Tú tomas las decisiones, Aden, pero ¿estás seguro de esto? El perfil
psicológico del paciente me preocupa).

— Dr. Edgard Bashir a Aden Kai (marzo de 2083).

La flecha no había dejado de mirar a Selenka desde la última vez que


hablaron.

Debería haber sido irritante, pero resultó que ella no se opuso al


escrutinio. El hombre hizo tanto a la mujer como a la loba hambrientas.
Especialmente mientras continuaba observándola de esa manera después
de que ella le mostró sus garras: o no sentía miedo o era un lunático con
cero habilidades de auto conservación.

Porque Selenka lo destriparía si todo se redujera a eso.

El deseo de comerlo como el conejo que ella lo llamó no significaba


que estuviera a salvo de represalias si demostraba ser una serpiente en el
nido. Aunque, sí, ella estaría decepcionada. Había pasado mucho tiempo
desde que había reaccionado tan visceralmente a un hombre. Como la
mayoría de los cambiantes, no era tímida con respecto a los privilegios
íntimos de piel: tal contacto era parte de la vida y, en su caso, necesario
para controlar los instintos agresivos de su loba.

Los lobos alfa no eran exactamente tipos tímidos y retraídos.

Su loba resopló ante la idea.

Durante los últimos seis meses, sin embargo, esa loba se había
alejado incluso de amigos cercanos que se habían ofrecido para calmar su
necesidad. No quería solo lo físico, y tampoco el lado humano de ella. Dentro
de ella había una necesidad que era un dolor.

—Ah, cucciola5, qué agujero tienes dentro de ti. Te tragará si no tienes


cuidado.

Palabras pronunciadas por una adivina de feria cuando era una


adolescente.

La chica enojada que había sido se había reído, pero la mujer en la


que se había convertido se preguntaba a menudo si la adivina "humana",
envuelta en sus pañoletas y faldas, había sido una Psy-F que había
escapado de los ojos vigilantes de La PsyNet. Porque Madame Zostra, con su
fuerte acento italiano y sus llamativos anillos brillantes, tenía razón.

Selenka quería más. Lo que tenían sus abuelos. Lo que vio entre sus
tenientes Alia y Artem. Que los dioses la protegieran, incluso envidiaba a
Valentín. El oso había encontrado una compañera de la que cualquier alfa
estaría orgulloso.

Esta atracción primitiva que sentía por la Flecha era mucho más
cruda, pero había despertado la necesidad que permanecía dormida en ella
con una venganza, recordándole que no era solo una loba alfa.

Ella era una loba alfa a la que le gustaban los hombres.

Los privilegios de la piel caliente y sudorosa con este extraño mortal


sonaban perfectos. Especialmente si él continuaba dándole esa mirada
desconcertada cuando ella lo llamó zaichik.

Sus labios se arquearon, pero no había diversión o atracción sexual


salvaje en su mente. Era la consideración razonada de una mujer que había

5
Cucciola (italiano): perrito
sido la líder de su manada desde su vigésimo quinto cumpleaños. ¿Por qué
le diría que era una amenaza? ¿Una estratagema inteligente para establecer
un doble juego? Tenía poco sentido cuando ya había comenzado a ganarse
su confianza al salvarle la vida.

Dejando esa pregunta a un lado para más tarde, se acercó para unirse
a Valentin, Silver y Aden Kai. Juntos, los cuatro eran el comité de seguridad
para este evento maldito, aunque Aden a menudo delegaba en dos de sus
Flechas mayores: Cristabel Rodríguez y Axl Rye.

El ímpetu para la delegación fue la misma razón por la que Kaleb


Krychek se había mantenido alejado de cualquier cosa que tuviera que ver
con el simposio, aparte de ofrecer a los Es este salón. —Mi prioridad es la
PsyNet—, les había dicho a Selenka y Valentin cuando los tres se reunieron
para discutir la reunión propuesta. —Tengo que controlar cualquier ruptura
importante antes de que se convierta en un quiebre.

Gracias a la información compartida con los firmantes del Acuerdo


Trinidad, Selenka sabía que, excepto por un pequeño número de desertores,
todos los Psy necesitaban la PsyNet para sobrevivir. Tenía que ver con algún
tipo de retroalimentación psíquica. Pero la red masiva estaba fallando. Dos
semanas antes, veinticinco personas en una región rural de Laos habían
caído muertas donde estaban cuando la Red falló en su área con tal rapidez
que incluso Kaleb no pudo repararla a tiempo.

Ahora Selenka vio líneas débiles de cansancio en la cara de Adén,


sabía que la desintegración se estaba acelerando. El líder de las Flechas
también era el socio de Kaleb para cerrar las brechas en la PsyNet. —¿Cómo
están las cosas en la red? — le preguntó a este hombre que era el alfa más
silencioso de la habitación, pero no por ello menos mortal.

Aden solo sacudió la cabeza en respuesta.


Ivy Jane Zen los alcanzó un segundo después. La crema de su piel,
cepillada por el sol, tensa sobre los huesos de su cara y sus pupilas dilatadas
contra el cobre de sus iris, la presidente del Colectivo Empático dijo: —
Hemos identificado a las asaltantes como miembros del Colectivo. Ninguna
de las dos es particularmente activa en el grupo, pero cada una parecía
estable.

La mujer más baja y curvilínea se pasó una mano por el pelo,


desordenando los suaves rizos negros. —Mi designación no está destinada
ser violenta. —Un tono agitado. —No entiendo esto.

—Eso no es del todo correcto —respondió Silver en esa forma crujiente


y profesional de ella, su cabello rubio y frío una capa de luz en su espalda,
ni un mechón fuera de lugar, y su confianza en su propio poder una verdad
inexpugnable.

A Selenka siempre le había gustado Silver, cuando la otra mujer había


sido la ayudante de Kaleb. Selenka nunca entendería cómo una telépata
extremadamente cuerda y pragmática que hacía de la eficiencia una ciencia
estaba emparejada con un oso. Había bebido cinco tragos de vodka seguidos
cuando escuchó las noticias.

—Según mi información —continuó Silver, —los empáticos pueden ser


violentos en defensa propia y en defensa de aquellos a quienes les importa.

Selenka frunció el ceño. —¿A quién pensaría cualquier E que


protegerían aquí? —Cruzando los brazos, luchó para no mirar por encima
del hombro y encontrar a la flecha de ojos pálidos con la mirada. Porque por
la forma en que se le erizó la nuca, él definitivamente todavía la estaba
mirando. Si el hombre no tenía cuidado, su loba podría empezar a
considerar su atención como una amenaza.
Sus garras envainadas pincharon las puntas de sus dedos, su loba
deslizándose contra su piel interior.

Paradójicamente, ese mismo corazón salvaje encontró su negativa a


retroceder atractiva como el infierno. Este no era un hombre que se
estremecería ante la realidad primaria de ella. No vería miedo en sus ojos si
lo soltaba. Las brasas oscuras brillaban más calientes en su estómago y
agregó: —Esa bomba de gas habría matado a todos en el pasillo,
¿suponiendo que sea letal?

—Todavía está siendo verificado —gruñó Valentin, con su oso en su


voz incluso si sus ojos se habían mantenido humanos. —La gente de Adén
probablemente será más rápida en obtener un resultado, pero también he
enviado una muestra a mi propio equipo.

El maldito oso podría ser una de las personas más irritantes en la


existencia de Selenka, la fuente segura del rebelde cabello gris que había
encontrado el otro día, pero él entendía ciertas cosas. Una de ellas era que
Selenka todavía no estaba en un nivel de comodidad con Aden Kai que le
permitiera tomar su informe al pie de la letra; sí, la Flecha había creado el
Acuerdo Trinidad, pero él seguía siendo un extraño para ella. Un extraño de
una raza psíquica que le había hecho mucho daño a lo largo de los años.

Por insoportable que fuera admitirlo, confiaba en Valentin en asuntos


como este. Una cosa que se podría decir sobre los osos: no manipulaban ni
jugaban juegos de subterfugios. Todo estaba a la vista, y una vez que
aceptaran cualquier tipo de alianza, serían leales a menos que la otra parte
rompiera su fe.

Selenka podría trabajar con personas así. Incluso si la volvían loca.

Porque los lobos tampoco rompían promesas. Selenka no rompía


promesas.
—No tengo ninguna respuesta. —Ivy Jane sacudió la cabeza, el vívido
naranja de su suéter de lana fina era un estallido de sol en la nube que
colgaba sobre el pasillo, pero su voz contenía un dolor confuso. —El
simposio es algo bueno para los Es. Es la primera vez que podemos
reunirnos como un grupo grande. Las sesiones y charlas tratan sobre
compartir conocimientos, discutir avances y hacer amistades más allá de
nuestros grupos locales.

Selenka quedó atrapada entre la necesidad de acurrucarse con Ivy


hasta que la E se sintiera mejor y el instinto de gruñirle. Los empáticos a
menudo eran tan idealistas como los cachorros, las estrellas en sus ojos y
la creencia en la bondad innata de las personas. Muchos no tenían instintos
de autoprotección. Era suficiente para impulsar a un alfa a adoptar a todos
ellos solo para mantenerlos a salvo.

Menos mal que las Flechas ya lo habían hecho. Probablemente por la


misma razón.

—Es bueno que Ethan estuviera aquí. —Ivy Jane tragó saliva. —No
creo que nadie más haya podido detener una masacre casi sin daño. —
Ethan. Al probar el nombre, Selenka no pudo decidir si encajaba o no. —Es
uno de los tuyos —le dijo a Aden, más para ver si podía obtener más
información sobre la Flecha porque tenía dudas sobre su estado como
miembro del escuadrón de Aden.

—Si. —El tono de Adén dejó en claro que no se recibiría ninguna otra
información.

Selenka tuvo que respetarlo por eso; un alfa protegía a su gente.

Agitación a su alrededor, a medida que más y más caídos comenzaron


a despertarse. Separándose sin más conversación, no había nada que
discutir hasta que pudieran entrevistar a los dos asaltantes, los cinco se
movieron para ayudar donde pudieran. Los paramédicos ya habían llevado
a los asistentes con huesos rotos o que habían recibido golpes en la cabeza.

Acababa de agacharse para ayudar a levantar una E aturdida cuando


los pelos de su nuca se agitaron, sus fosas nasales se dilataron cuando
percibió un aroma muy frío. Atracción sexual brutal o no, había algo en
Ethan… algo que no encajaba, una intensidad que era un roce de garras
contra su piel, una resonancia que la hizo querer acercarlo y solo escuchar
hasta que lo descubriera.

—Dos muñecas rotas y un hombro torcido —dijo al alcanzarla. —No


hay grandes lesiones en la cabeza. —Sonaba como si estuviera recitando
una lista de compras, pero dentro de ella, su loba se tumbó con la cabeza
sobre las patas y cerró los ojos. E independientemente de su conciencia de
que él no tenía toda la razón de una manera que ella no podía identificar,
su mente pintó una vívida imagen de ella acostada desnuda y sentada en la
cama solo escuchándolo hablar.

No fue la única que lo notó. Los otros cambiantes cercanos que habían
captado su voz habían levantado la vista, con la cabeza ladeada y
expresiones de agradecimiento, especialmente después de haber visto al
orador.

Selenka les sonrió.

Los inteligentes se interesaron en otras cosas. Dos osos trataron de


mirarla, pero ella esperaba eso y mantuvieron la mirada sin pestañear hasta
que el hombre y la mujer bajaron la cabeza con gruñidos bajos y
quejumbrosos.

Su loba era muy clara: Ethan era suyo para jugar, o castigar.
El pelaje de su loba rozó nuevamente el interior de su piel mientras se
estiraba exuberante, feliz ahora que había marcado su territorio, dejó en
claro su reclamo. Quería oler más de cerca a esta Flecha que se había
calificado como amenaza y se describía como dañado.

Todos estamos dañados de una forma u otra, Selenushka.

Fue el sanador principal de BlackEdge, Oleg, quien había dicho esas


palabras a una Selenka angustiada de catorce años. Había sido una niña
herida entonces, era una mujer adulta ahora, pero las palabras de Oleg
seguían siendo acertadas. El daño no significaba nada, excepto que la
persona había vivido la vida y recibido algunos golpes en el camino.

Después de desempolvar al empático que había estado ayudando, lo


envió en su camino y se volvió hacia Ethan. Los ojos claros se clavaron en
los suyos con una intención concentrada que hizo que su loba gruñera
suavemente en su pecho. —Cuidado, zaichik —susurró, tocando con los
dedos con garras el pecho de Ethan. —No soy un E. Muerdo. Duro. Y me
has dicho que eres una amenaza.

La Flecha dio un paso más cerca, permitiendo que sus garras lo


pincharan a través de su uniforme.

Sin miedo. Sin dudarlo.

Sus pechos se apretaron, sus muslos se apretaron, pero Selenka no


era un cachorro verde. —Los privilegios de piel contigo podrían ser
deliciosos, pero esta atracción no te protegerá si eres un peligro para
aquellos que he jurado proteger. —Clavó sus garras más profundamente. —
¿Vendrás tan dulcemente si estoy a punto de arrancarte la garganta?

Ojos que no se movían de los de ella, la Flecha inclinó su cabeza.


La loba de Selenka se lanzó a la superficie.
Capítulo 4
Disciplina, Selenushka. Disciplina. Ya eres una loba demasiado poderosa para atacar
o reaccionar sin pensar. Hoy, casi le quitas el brazo a un compañero de manada en un ataque
de ira. Mañana, puedes arañar la garganta de alguien. Con disciplina, eres un activo para la
manada. Sin ella, eres una carga.
— Alfa Yevgeni Durev a su nieta, Selenka (12).

El autocontrol de Selenka, que le había llevado años desarrollar, se


tambaleó. La pasión y la emoción eran su mayor fortaleza y su mayor
debilidad: como alfa, su manada la adoraba por amarlos con tanta ferocidad,
pero la otra cara era un temperamento tormentoso. Eso la había convertido
en una luchadora cuando era adolescente.

¡Blin!6 No podía creer que su loba casi hubiera perdido el control de


esa manera. Tenía que estar más necesitada de lo que se había imaginado.
Bueno, se encargaría de eso con esta Flecha que le ofreció su garganta a
una loba alfa sin miedo, pero lo haría después de descubrir si él era un
enemigo encubierto y de manejar sus responsabilidades con el simposio.

Alejándose de Ethan, atrapó a un E que se había tambaleado a sus


pies y que no estaba demasiado estable. El empático, con sus ojos enormes
e inocentes como los de un cachorro, dejó caer la cabeza contra su hombro
mientras la envolvía con sus brazos. Selenka no dudó en poner la suya
alrededor del hombre de complexión fuerte, acariciando su temblorosa
espalda. Los empáticos despertaban en ella los mismos instintos protectores
que sentía con los miembros sumisos de la manada. Estaban tan
indefensos.

—Estás bien —dijo en un tono firme y tranquilizador.

6
Blin (ruso): tortitas. En realidad, aquí se utiliza como una maldición.
Él se acurrucó más fuerte contra ella. Con un suspiro de su loba, lo
abrazó con fuerza y le acarició el cabello, y entrecerró los ojos a Ethan
cuando él se movió como si fuera a sacar al E. Si lo intentara, le pasaría
unas garras por la cara bonita. Pero tenía cerebro, esta Flecha, suficiente
cerebro para mantenerse en su lugar hasta que el E en sus brazos
finalmente se calmó lo suficiente como para alejarse y unirse a un grupo de
otros Es.

—Eres una loba alfa. —La voz de Ethan la envolvió. —¿Por qué
permitiste tal invasión en tu espacio?

—No solemos comer Es indefensos. Sería como patear cachorros. Un


buen alfa sabe cuándo abrazar y cuándo sacar una reprimenda.

La expresión de Ethan no reveló nada, pero dijo: —¿Por qué me siento


atraído hacia ti? —No parecía molesto por la compulsión. —Quiero poner
mis manos sobre tu piel, quiero probarte.

Otro hombre pudo haber parecido que coqueteaba o probaba suerte


con esas palabras. Con Ethan... era frío, un hecho sin adornar. El hombre
quería desnudarla y poner su boca sobre ella y no entendía por qué.

Pero esas palabras sin adornos, en esa voz…

Su loba se tensó contra su piel. Si ella no hubiera sido consciente de


que los Psy no podían influir en las mentes cambiantes de esa manera,
podría haber sospechado una coerción telepática. —No tengo respuestas
para ti, excepto que a veces, el cuerpo quiere lo que quiere.

Con los ojos calientes por una necesidad que ardía oscura y mortal,
dijo: —¿Te gustaría tener nuestra discusión ahora? Entonces puedes decidir
si matarme o... permitirme consentir esta compulsión.
Los ojos de Selenka fueron, de nuevo, hacia a su garganta, una fuerte
columna contra el negro del cuello de su uniforme. Ese collar elevado no lo
protegería de los dientes de su loba, especialmente cuando no quería estar
protegido. —No. Lo haremos en privado. —Había demasiadas orejas grandes
y cambiantes aquí, y lo que Ethan tenía que decirle era específico para ella,
o se lo habría dicho mientras ella estaba con Valentin.

Un gruñido se formó en la parte posterior de su pecho cuando su loba


luchó contra ella de una manera que nunca antes había hecho. Quería a
Ethan, y la lógica y la razón estaban condenadas. Poniéndola bajo control
apretando los dientes, echó otro vistazo a la Flecha frente a ella. La estaba
mirando como si quisiera cazarla, pero ella no sentía ninguna sensación de
amenaza.

Porque la fría Flecha parecía tan salvaje como ella se sentía


actualmente.

Sea lo que sea, no fue un intento de manipulación psíquica. Era una


química tan violenta que había devastado tanto el control de una flecha
como el de un alfa. —Habla sobre otra cosa —ordenó, su voz áspera. —
Háblame de tu telequinesis. Con tantos detalles técnicos como sea posible.

—La teoría es que me muevo y modifico la luz disponible.

—¿Eso significa que no tienes habilidad en una habitación sin luz?

Una quietud cayó sobre él. Y ella lo sabía. Sabía. Había sobrevivido a
una habitación sin luz… y no se había puesto él mismo allí. ¿Porque qué
mejor manera de controlar a un hombre cuyo poder estaba vinculado a la
luz que negarle combustible para ese poder?

Con la sangre hirviendo, ella lo detuvo con la mano. —No importa. —


No expondría a Ethan aquí, en este lugar donde otros podrían escuchar;
algunas heridas eran privadas, para ser mostradas solo a aquellos que uno
elige. —Veo otra E que parece perdida.

La mujer casi se enterró en ella. Ethan, mientras tanto, se detuvo para


ayudar a un empático caído a ponerse de pie. Selenka había conocido al
cardinal adolescente ese mismo día, después de que él se acercó y le
preguntó sobre los colores en su cabello. El suyo estaba cortado cerca de su
cráneo, los rizos apretados.

—Vi a un niño con rayas afeitadas en el pelo —dijo después. —Lo estoy
considerando. Ivy es mi guardiana en este momento, y ella lo autorizó, pero
dijo que tenía que estar seguro ya que mi cabello tardará en recuperarse.

Ahora el adolescente parpadeó a Ethan. —No puedo verte. —Su voz


tembló, su piel de ébano desprovista de su brillo habitual.

—Llamaré a un paramédico para verificar tu visión.

—No. —El adolescente lo agarró del brazo. —Puedo verte, pero no


puedo verte. . . No, espera. —Un ceño fruncido. —No te has ido. Estas...
perdido. No te desvanezcas. No tires los fragmentos rotos. Solo necesitas
pegamento.

Soltando a un Ethan inmóvil, el E le dio unas palmaditas en el brazo


antes de abrirse camino hacia Ivy Jane Zen, que envolvió su cuerpo más
alto contra ella y le dio un beso en la sien.

Selenka sabía que el chico probablemente había estado confundido y


divagando, pero sus palabras habían levantado los pequeños pelos de su
cuerpo. Especialmente porque sabía que el joven cardinal estaba
entrenando directamente con Sascha Duncan, la E más experimentada del
mundo. El adolescente era un poder.
Ethan permaneció en silencio, su expresión glacial… y sus ojos nunca
se apartaron de ella. Luego estuvo sola otra vez, y él estaba caminando hacia
ella.

No tires los fragmentos rotos.

Su loba aprovechó su ensimismamiento en el misterio de Ethan y,


desesperado de una manera que no tenía ningún sentido racional, se
abalanzó tan poderosamente dentro de ella que se estrelló contra él, una
mano sobre su pecho y sus miradas se cerraron cuando el aire salió
expulsado de ambos.

Él agarró sus caderas con manos fuertes, manteniéndola cerca. El


corazón primitivo de ella extendió la mano hacia el corazón destrozado de él
y una oscuridad fría, brillante y paradójicamente fracturada por la luz
explotó en su mente.

Sus ojos se pusieron negros delante de ella, sus dedos cavando en


ella.

Pero él no intentó expulsarla.

Y su loba, posesiva e inflexible, realizó su reclamo, fue reclamada a su


vez.

Con el corazón latiendo ensordecedoramente y la respiración


superficial, miró a Ethan. Su piel estaba salpicada de transpiración, y ella
podía ver su pulso latir en su cuello, el ritmo errático. Dentro de ella se
movía una luz fría que sabía a noche, enfriando sus venas y susurrando
equivocado. Demasiado irregular, demasiado roto, el vínculo se llenó de
estática.
—No se supone que esto suceda. —Palabras duras que le rasparon la
garganta.

—¿Qué? —Sus ojos eran completamente negros. —¿Por qué puedo…


—Una sacudida de su cabeza. —Hay una presencia dentro de mí.

—¿La quieres fuera? —Si lo quisiera, este sería un desastre aún peor
de lo que ella había creído.

—No lo sé. —Las palabras fueron planas. —¿Qué es?

Consciente de que sus compañeros de manada, depredadores, todavía


estaban alrededor, por el pasillo, Selenka luchó para modular su rostro y su
voz.

—Yo —ella gruñó, sus cuerdas vocales crudas por un grito que nunca
había pronunciado. —Esa presencia soy yo. Nosotros tenemos. . . —Ella
contuvo un gruñido. —Es como si nos hubiéramos apareado, pero el vínculo
no se siente bien. —Una niebla espesa se extendía entre ellos, turbia y
espesa y llena de bordes irregulares que hacían gruñir a su loba. —No puedo
sentirte de la manera en que un compañero debería.

Ethan no se movió, no parpadeó.

Selenka dio un paso atrás, rompiendo el vínculo físico entre ellos. —


No me pidas que te lo explique. No es así como se supone que el vínculo de
apareamiento entre en vigencia: estamos destinados a danzar, cortejarnos,
conocernos.

Ethan era un extraño para ella. . . un extraño que no encajaba dentro


de ella. Había estado cerca de suficientes parejas apareadas para saber que
este vínculo era catastróficamente incorrecto. En lugar de encajarla como
una mitad perdida, Ethan estaba en la oscuridad aserrada dentro de ella,
levantando los pelos de su loba.

Y, sin embargo, la loba se aferró a él con dientes y garras, su necesidad


oscura, posesiva en las venas de Selenka. Quería marcarlo, quería tomarlo.

—Quemas —gruñó Ethan, cerrando la distancia entre ellos hasta que


estuvieron separados por una pulgada. —El fuego escalda mis venas. Quiero
más.

Tomando un respiro por la necesidad de él, su propia necesidad era


un deseo diferente a cualquier otro que haya experimentado antes, Selenka
miró a su alrededor. Margo fue quien llamó su atención, la conmoción en
los ojos de su principal teniente se extendió de color ámbar contra las
pupilas de color negro azabache. La amiga más cercana de Selenka estaba
lista para intervenir, lista para ir tras Ethan y extraer sangre.

Selenka sacudió levemente la cabeza y, después de una tensa pausa,


la teniente se dio la vuelta. Otros compañeros de manada seguirían el
ejemplo de Margo. Solo las personas más veteranas de BlackEdge aquí se
habrían dado cuenta de lo que realmente había sucedido. Y ninguno de ellos
podía ayudar a Selenka a navegar este vínculo que no debería existir.

—Lo que sea que haya sucedido, no fue por coerción psíquica —dijo
Ethan, sus ojos todavía obsidiana y su cuerpo una pared de músculos
calientes justo contra ella. —Tal coerción no es posible con los cambiantes.

Selenka apretó la mano y la soltó con cuidado consciente. —Esto no


es una cosa Psy. —Incluso con la noche ligeramente fracturada de él, el
vínculo era demasiado primitivo, demasiado de dientes y garras. —
Hablaremos de eso más tarde, no puedo pensar en este momento.
Atrapada entre el gruñido y la satisfacción, la necesidad y la razón, se
centró en el compañero que había ganado sin previo aviso. —¿Cómo estás?
—La repentina conexión íntima tenía que ser aún peor para una flecha.

—Todavía estoy en la PsyNet.

Le tomó un minuto que su significado penetrara en su borroso


cerebro. —Bien —dijo ella, la fría luz de las estrellas de él brillante y rota
dentro de ella. —¿Estás estable?

—No. —Respiraciones bruscas, fuera de tiempo y fuera de


sincronización. —Necesito... —Él la miró fijamente, y ella casi podía verlo
luchando por las palabras para describir esa necesidad.

Él no tenía el vocabulario, pero ella sí.

—¡Govno!7 —Agarrando su mano, lo sacó por la puerta más cercana y


caminó por el pasillo hasta que encontró una pequeña habitación sin usar.
Entró, pateó la puerta para cerrarla detrás de los dos, luego se volvió y lo
empujó contra la puerta. —Esto es lo que necesitas.

Agarrando el cabello de su nuca en un puño, ella bajó la cabeza hacia


la suya.

El beso fue todo labios y humedad y el resbaladizo deslizamiento de


lengua contra lengua, sus senos presionados fuertemente contra su pecho,
y sus brazos la rodearon. Esto no tenía nada que ver con la técnica o la
delicadeza. Fue un beso que trató de mitigar momentáneamente el hambre
de piel que los había impulsado a ambos.

7 Govno (ruso): Mierda


Cuando su barba pinchó su piel, ella gruñó y apretó su agarre en su
cabello para un beso aún más profundo. Ampliando su postura,
simplemente se inclinó hacia ella, con sus brazos de titanio a su alrededor.

Ambos estaban sin aliento cuando ella terminó el beso.

Con el cabello cayendo sobre la frente y los ojos negros, dijo: —Más.

—No. —Ella no era una joven enloquecida por las hormonas; era
Selenka Durev, Alfa de BlackEdge, y tenía un trabajo que hacer.

Saliendo del agarre de Ethan usando una técnica que había aprendido
de sus entrenadores cuando era un soldado aprendiz, se pasó el dorso de la
mano por la boca. —Tengo que volver allí y hacer lo que prometí. ¿Puedes
mantenerte?

Ethan respiró hondo y luego otro. —Sé cómo compartimentar. —


Frente a ella, sus ojos comenzaron a desvanecerse del negro a ese tono
pálido deslumbrante. Se cerraron las persianas de metal, las líneas de
tensión se borraron de su rostro.

En su interior, las frías fracturas de luz se intensificaron.

Su loba gruñó, queriendo rasgar esa extraña niebla rota a un lado,


porque detrás de ella estaba su compañero. A diferencia de Ethan, ella no
podía simplemente borrar las cosas. Su loba cabalgaba cerca de su piel, sus
ojos eran los del animal. Todo era más agudo con la visión del depredador,
sus sentidos se elevaron.

Pero feroz como debía lucir, Ethan la miró con un deseo controlado,
pero no conquistado, incluso cuando él se hizo a un lado para que ella
pudiera abrir la puerta. Los dos volvieron a la sala del simposio en silencio,
y aunque Selenka sabía que los cambiantes en particular habrían notado
su ausencia, la escena era muy parecida.

No se habían ido por más de un minuto, dos como mucho.

Pero había sido lo suficientemente largo como para apaciguar a la


loba, llevar sus instintos posesivos hasta el punto en que ya no estaba en
peligro de violencia. El deseo de Ethan aún surgía dentro de ella como una
cosa salvaje. No era normal. Nada acerca de esto era normal. El
apareamiento a primera vista era el tipo de cosas que mostraban en las
telenovelas diurnas a las que Margo era adicta. Era materia de novelas de
fantasía y romance.

No era la vida real.

Excepto que la verdad cantó una fría canción en la sangre de Selenka.

—Tu piel es muy suave. —Palabras sin tono de Ethan, sus ojos fijos
en su cuello, pero levantaban cada pequeño vello de su cuerpo.

Contuvo el aliento al darse cuenta de que él estaba luchando contra


la misma compulsión por tocar, ella mostró los dientes. —No hasta que
estemos solos. —En cuanto a su confesión de ser una amenaza para ella,
su extraño apareamiento había echado llave sobre ese tema.

Los compañeros no se traicionaban. Era una verdad grabada en


piedra.

Sin embargo, su compañero era un absoluto extraño.

Otra oleada primitiva contra ella, la sensación de una ola masiva


saliendo de la vista, una cosa de fuego frío y azul, muerte y luz. Ella contuvo
el aliento, dándose cuenta de que estaba captando la corriente de sus
emociones. —No eres una flecha natural. Hay demasiada energía violenta
dentro de ti. —Una energía mortal y hambrienta que era extrañamente
primitiva.

Su aliento rozó su rostro mientras hablaba, estaban tan cerca de cada


uno. aunque no tenía conciencia de moverse. —Era un niño apenas en el
nivel uno de Silencio cuando un evento activó mi habilidad para usar la luz
como arma.

Silencio.

El programa secreto que la raza Psy había utilizado para condicionar


la emoción de sus jóvenes, hasta que el mundo comenzó a creer que los Psy
nacían sin emociones. Solo después de la caída del Silencio, la raza psíquica
comenzó a hablar de ello, e incluso ahora, la mayoría dudaba.

—¿Qué se te estaba haciendo en ese momento? —Preguntó, su voz un


gruñido bajo, sabiendo que tenía que ser el terror lo que había llevado a un
niño a atacar.

—Dedos en mi cerebro —dijo, en tono distante. —Intentando que mi


mente se comporte. Seguía fallando mis evaluaciones de Silencio y la familia
no estaba contenta.

Con el pecho retumbando, Selenka descubrió que su mano estaba una


vez más en su cabello. —Tú no fallaste en nada. Tu familia te falló. —Era el
trabajo de un alfa proteger a un cachorro, no permitir que se violara la mente
de ese cachorro. —Los haré pedazos por lo que te hicieron y luego me comeré
sus corazones. —Fue una provocación deliberada, por último, un intento de
incitar a la ira o el asco. Cualquier cosa que los alejara el uno del otro y les
permitiera pensar.

Pero su compañero dijo: —¿Cuánto tiempo más? —su aliento era


áspero y sus ojos comenzaban volverse negros en los bordes.
Capítulo 5
El niño muestra signos de trauma psicológico severo. Su cordura puede
no ser salvable, en el mejor de los casos, solo puede ser un arma contundente
que debe mantenerse contenida hasta su uso.
— Informe del Dr. Johannes Marr, médico jefe Flecha, al Consejero
Ming LeBon (2062).

Ethan no sabía lo que estaba sucediendo, no entendía el calor extraño


en sus venas. Le dolía, pero el dolor era uno en el que se glorificaría. Como
lo hacía en el ser primitivo que era una sombra en su mente, sus dientes y
garras se descubiertas. Si alguien intentara interponerse entre él y Selenka,
usaría su poder sin remordimiento.

Ella era suya ahora. Así funcionaba el apareamiento.

—Sostente. —Era una orden gruñona de su compañera. —O


empujarás a mi loba a la violencia.

Ethan no quería sofocar el calor que lo escaldaba, pero incluso en la


niebla, había aprendido cosas. Había visto a Adén con Zaira, Vasic con Ivy
Jane, Abbot con Jaya. Entendió que los compañeros se respaldaban uno a
otro: no rompían los cimientos, sino que los construían. La compañera de
Ethan era una loba alfa y en este momento, ella estaba en medio de una
operación.

Se apoyó en el brutal entrenamiento que había sufrido de niño y lo


usó para ayudar a su pareja reconstruyendo lentamente y metódicamente
los mecanismos de control en su mente. La profunda llama roja que era su
compulsión hacia Selenka continuó ardiendo en sus entrañas, potente y
visceral y diferente a todo lo que había sentido antes, pero podía pensar de
nuevo.
—Me estoy estabilizando —le dijo, aunque, en el nivel más profundo,
era una mentira. Su núcleo no había sido estable durante mucho tiempo.
Pero por hoy, por esta vez, era nuevamente funcional.

Los ojos de Selenka eran mitad dorados, mitad marrones mientras lo


examinaba. —Puedo sentirlo, el hielo arrastrándose sobre el fuego. —Un
dejo de gruñido en su tono. —¿Puede la mayoría de las flechas hacer eso?
¿Solo apagar la emoción después de un choque tan cruel?

No había cerrado nada; apenas lo enjaulaba detrás de una


construcción de control de frío. —No soy normal —le dijo, porque no le
mentiría a su compañera. —No sé cómo respondería otra flecha.

Selenka apretó su mandíbula, las palabras que emergieron de sus


labios fueron duras. —¿Eso es lo que te enseñó tu familia? ¿Que no eres
normal?

Ethan sabía que no era normal; siempre lo supo, pero ahora la verdad
era inevitable. Había algo profundamente mal con su cerebro. —Fui una
decepción como el hijo mayor de la familia Night. —No sintió nada mientras
hablaba de su familia muerta, los recuerdos eran un entumecimiento
permanente que incluso la llama abrasadora que era Selenka no podía
erradicar.

Se preguntó si ese fuego lo quemaría en cenizas.

Ethan no se inmutó; preferiría morir escaldado por su calor que solo


en la fría oscuridad. —Creo que si me hubieran podido descartar como un
animal no deseado, lo habrían hecho. Pero cuando mis problemas se
hicieron evidentes, era demasiado viejo para desaparecer convenientemente.
Así que trataron de romper mi mente y convertirme en otro Ethan.
Las palabras que salieron de los labios de Selenka fueron profanas.
Luego presionó sus labios contra los suyos en un contacto que su cerebro
hiciera cortocircuito y amenazó con borrar el control que había logrado.
Luego de retroceder, con el pecho agitado, dijo: —No debería haber hecho
eso, pero no lo siento. —La ira cubría cada palabra, pero no estaba dirigida
a él. —Haz tu trabajo y yo haré el mío y cuando termine, hablaremos sobre
las posibilidades de supervivencia de tu familia.

Con la piel electrizada y la luz ondulando sus dedos, asintió. Y no


volvieron a hablar durante diez minutos más, hasta después de que habían
ayudado a despejar el pasillo.

Luego le contó a Selenka el resto. —Mi familia no está viva. —Un


destello de luz detrás de sus párpados, el recuerdo de un grito se cortó casi
antes de que comenzara. —Asesiné a mi padre, madre, abuelo y tío cuando
tenía seis años. Todos los adultos involucrados en mi crianza. También maté
al telépata que estaba cavando dentro de mi cerebro.

Ethan trató de pensar en quién había sido antes de ese momento


cuando su poder golpeó en un intento desesperado por proteger su mente,
no pudo recordar. El entumecimiento había comenzado entonces, borrando
todo lo que alguna vez había existido. —Eso fue cuando me dañaron. —Parte
de su psique destruida.

Selenka se encogió de hombros. —Bueno. Deberían haber sabido que


no debían dañar a un cachorro. —La luz iluminó su pómulo cuando se movió
para mirar a alguien.

Los dedos de Ethan se curvaron en sus palmas, su piel tensa. Los


labios que ella había reclamado ardían. Él mataba con luz, pero ella vivía en
ella, y hasta que se volviera lenta e irreversiblemente loco, podría arriesgarse
a brillar con ella.
—Tengo que desaparecer por un tiempo. —Un borde de oro en sus
ojos una vez más, sus siguientes palabras una promesa, o una amenaza. —
Te encontraré después.

—Estaré esperando. —Ethan había hecho su elección, escogió su


lealtad.

SELENKA avanzó en la dirección que Valentin le había indicado.

No importaba si su mente era un lugar de lobos aullando, su cuerpo


arañando con ansia; la seguridad de su manada era lo primero. Los ataques
del simposio ocurrieron en su ciudad, lo que hizo que la situación fuera un
problema para manejar.

Ser alfa es más que una posición. Es más que una responsabilidad. Es
una alegría y un peso y es quien eres.

Las palabras de su abuelo todavía resonaban en su cerebro cuando


se topó con Margo en el pasillo externo que de otra manera estaría vacío: su
mejor amiga rebotó en ella, Selenka se movía muy rápido. Al darse cuenta
de que estaba mucho más sacudida de lo que había aceptado
conscientemente, se dio medio minuto para agacharse, poner las manos
sobre las rodillas y exhalar con fuerza.

Su cabeza sonó, sus venas besadas por la fría noche.

Margo, de mediana estatura, con unos senos grandes que Selenka


había envidiado de adolescente, músculos lisos y el cabello rubio más grueso
y sedoso del universo, dijo: —Whoa.

—Sí — estuvo de acuerdo Selenka. —Whoa.


—¿Ya conocías al señor Alto, Peligroso y Ardiente? —Margo puso una
mano sobre el hombro de Selenka, el contacto instintivo entre compañeros
de manada. —Es una violación grave del código de amigas esconder
bocadillos como ese.

Al escucharla, nunca creerías que Margo era la especialista en


seguridad de Selenka y, por lo tanto, incluso los osos no buscaban pelea
con ella. Las molestas, a menudo agresivas, criaturas le daban un amplio
espacio, y constantemente le enviaban bebidas y miradas esperanzadoras
cuando salía por una noche. La última vez que sucedió, Margo se dignó a
bailar con el soldado oso de seis pies de altura que le había enviado un
cóctel.

La otra mujer parecía asustada pero encantada.

Ethan no le tenía miedo a Selenka. Ni siquiera por un segundo.

Elevándose a su altura máxima en una ola de satisfacción primitiva,


la loba presumía de su elección de pareja, Selenka sacudió la cabeza. —
Apenas había hablado con él antes de que sucediera. —Aunque la atracción
física nunca había estado en cuestión. Las brasas brillaban, calientes y
oscuras, profundamente en su vientre, listas para envolverla al más mínimo
estímulo.

Desnudarse con su pareja no iba a ser un problema.

Los ojos de Margo se abrieron, sus manos volando hacia su boca. —


¡Oh Bozhe!8 ¡Eres como Chantelle y Ridge de Vidas del Reloj de Arena!

Selenka gimió. —Para.

8 ¡Oh Bozhe! (ruso) : ¡Oh Dios!


Pero su especialista en seguridad, dura como el granito, estaba
bailando sobre sus pies con botas de trabajo, sus ojos azules brillantes. —
¡No puedo! ¿Un apareamiento de la vida real a primera vista? ¡Todos mis
amigos del foro de fans morirán!

Con los ojos entrecerrados, Selenka señaló con el dedo a su mejor


amiga y solo entonces recordó que la pequeña Zhanna se había decorado
las uñas con pequeñas pegatinas de gatos de dibujos animados de ojos
grandes. —Esto no se acerca al foro.

—Bien, aguafiestas. —La sonrisa de Margo no disminuyó en potencia.


—¿Te sientes diferente?

—Si. Él vive en mí ahora. —Lo que no podía explicarle a Margo era la


sensación de equivocación ligada al apareamiento, la estática que no podía
oír, pero podía sentir, como si el vínculo se inclinara un poco fuera de
tiempo. —Hablaremos más tarde. Tengo que tratar con los asaltantes.

Margo se transformó de adicta a la telenovela en la despiadada


especialista en seguridad en un abrir y cerrar de ojos. —Me aseguré de que
el área sea segura. También revisamos a todos en busca de armas y
verificamos que los únicos con ellas sean parte del equipo de seguridad. El
vestíbulo y los alrededores son seguros.

—¿Tienes suficiente gente para escoltar a los Es a sus hoteles?

—Con los osos —los ojos en blanco, —las Flechas y ese equipo de
Krychek, estaremos bien. Me ocuparé de toda la periferia mientras lidias con
el problema principal.

—Gracias, Margo. —Selenka deliberadamente rozó contra su amiga


cuando pasaron; ella necesitaba el toque de la manada.
Margo esperó hasta que estuvo a mitad de camino por el corredor
antes de susurrar a un volumen que solo las orejas de la loba de Selenka
responderían: —Voy a hablar con tu Ridge.

Dado que enviarle una mirada a Margo solo aumentaría la


determinación de su amiga, Selenka solo le deseaba buena suerte a Ethan.
Margo podía sacar las lágrimas de una piedra. Sería interesante ver qué
sacaría de la Flecha de Selenka. Porque, sin importar como su apareamiento
había comenzado, e independientemente de la niebla o la estática o lo que
fuera que lo estaba arruinando, él era el suyo ahora.

Dañado. No normal.

Su mano se cerró en un puño duro, y tuvo que forzarla para abrirla.


No simpatizaba con nadie que tratara a un niño con tanta brutalidad que el
niño tenía que matar en defensa propia. Y ahora ese niño era un hombre
peligroso y hermoso que hablaba de sí mismo como si fuera un objeto roto,
fracturado y de escazo valor cuestionable.

Selenka contuvo un gruñido al doblar la esquina.

Valentin, quien aparentemente se detuvo cuando la escuchó venir,


levantó ambas cejas. —Me da lástima tu compañero, si ese es tu estado de
ánimo—dijo. —¿Qué hizo él?

¡Blin! Por supuesto, otro alfa habría captado lo que había sucedido. —
No le digas una palabra a nadie hasta que tenga la oportunidad de decirle a
mi manada —gruñó.

—¿Qué crees que soy? —Valentin se quejó. —Puedo guardar secretos.


Excepto de Silver. —Él sonrió, completamente encantado consigo mismo por
tener a la directora de EmNet como su compañera.
A Selenka le resultaría insufrible si su loba no se estuviera
pavoneando igual de duro. —Mi compañero es una Flecha.

—Silver podría con él.

—En tus sueños.

Llegaron al área correcta del extenso centro del simposio juntos. Los
dos asaltantes habían sido puestos en diferentes salas de reunión. Ambas
habitaciones eran internas, sin ventanas al exterior, y solo una puerta. Cada
puerta estaba vigilada por un par: una flecha y un cambiante.

Podía parecer excesivo, pero los Psy tenía sus mentes, de esta manera,
mientras el miembro del equipo Flecha luchaba contra cualquier ataque
psíquico, el poderoso escudo mental de un cambiante significaba que podían
entrar en la habitación e incapacitar físicamente la amenaza.

Aden, Silver e Ivy ya estaban en el lugar fuera de las habitaciones.

Adén fue el primero en hablar. —Tendremos que interrogar a los dos


en equipos.

—Un E y otro —dijo Ivy de inmediato. —He observado atentamente los


registros de Emilie y Natalia, aunque ambos parecían exteriormente
estables, el equipo psiquiátrico interno del Colectivo notó un elemento
latente de fragilidad psicológica. Como si estuvieran sobre cimientos
inestables.

—Nadie estaba demasiado preocupado, porque eso no es inusual con


los empáticos que despiertan, puede tomar un tiempo a un E encontrar sus
pies —agregó. —El Colectivo les ofreció asesoramiento adicional, pero, por
supuesto, la decisión era suya. Parece que ninguno de ellos aceptó la oferta.
—Ella cuadró los hombros y, de repente, no era una E gentil y cálida; era
Ivy Jane Zen, presidenta del Colectivo Empático.

Una alfa dispuesta a luchar por su gente.

En este caso, sin embargo, no tuvo que flexionar los músculos; los
Flechas habían arrojado su peso detrás de los empáticos y Aden dijo: —Tú
eres el experto aquí.

Respirando hondo, Ivy miró a su alrededor. Cuando su mirada se


asentó, estaba firmemente en Selenka. —Entras conmigo. Adén, te llevas a
Natalia. Me he puesto en contacto con Jaya para asociarte.

—¿Que pasa conmigo? —Valentin cruzó los brazos sobre el pecho, con
la cara en un ceño gruñón. —Le gusto a los E. Abracé al menos diez de ellos
justo antes.

—Tu tamaño podría intimidar en un espacio más pequeño — dijo Ivy


en un tono diseñado para calmar a un oso irritable. —Dejaré una
retransmisión telefónica para que Silver y tú no se pierdan nada.

—Si necesitas saber qué tipo de preguntas hacer —dijo Silver, —tengo
un cerebro estratégico.

Eso era ponerlo suavemente. Selenka estaba bastante segura de que


la ex ayudante de Kaleb podría conquistar el mundo si estaba de humor. La
elección de asistente de Kaleb había sido, de hecho, una razón importante
por la que Selenka había elegido trabajar con él; el hombre respetaba la
fuerza en lugar de sentirse intimidado por ella.

Era mejor que Silver hubiera decidido administrar la Red mundial de


respuesta a emergencias en lugar de volverse megalómana, o todos estarían
en problemas. Por supuesto, ella también había elegido aparearse con un
oso, así que tal vez había una pequeña locura mezclada con la inteligencia.

Sin embargo, el cortejo de Valentin con ella había sido el mejor reality
show del planeta en lo que respecta a los cambiantes, tanto que Selenka ni
siquiera se había molestado en advertirle al oso alfa por entrar
constantemente en la mitad del territorio lobo de Moscú, donde Silver
entonces había vivido. Margo y el resto de la curiosa manada de Selenka
nunca la habrían perdonado por terminar su entretenimiento.

Pero ahora, Selenka se dio cuenta con el estómago hundido, que ella
iba a ser el reality show. Valentin estaba siendo todo cortés ahora, pero
probablemente se caería al suelo riéndose cuando estuviera solo. Selenka
no lo culparía. ¿Qué alfa, no de telenovela, se apareó con un hombre que
acababa de conocer? ¿Un hombre del que ella no sabía nada?

¡Govno! Había hecho algo aún más impulsivo que un oso.

Ella nunca podría salir de nuevo.

—Llámame si piensas en algo que pueda ayudar —le dijo Ivy a Silver,
profundas sombras moradas que ya se formaban bajo sus ojos. —Espero
que ser un E me dé una ventaja, pero esta no es una situación normal.

El cabello rubio helado de Silver brillaba a la luz mientras asentía. —


No interrumpiré a menos que sea absolutamente necesario.

Ivy llamó al teléfono de Valentin, luego se guardó el suyo en el bolsillo


una vez que él respondió; el pequeño dispositivo de oro rosa escucharía toda
conversación existente en la sala. —Su nombre completo es Emilie
Onruang— le dijo Ivy a Selenka mientras se dirigían hacia la puerta de la
izquierda. —Una E de Gradiente 6.3 que eligió trabajar totalmente fuera de
su designación después de completar su entrenamiento. Ella está en el
Panal, pero por lo demás no usa su empatía.

Selenka no podía imaginar tener un regalo y no utilizarlo; sería como


un lobo que no usa sus garras. —¿Eso es habitual?

—No. Pero no se desconoce: alrededor del cinco por ciento de los ES


eligen no usar sus habilidades empáticas. —Ivy dejó escapar el aliento. —
También creemos que hay una gran cantidad de Es sin descubrir. Mi
sensación es que algunos se esconden conscientemente, tal vez por miedo,
tal vez porque después de toda una vida de Silencio, la idea de lidiar con las
emociones es aterradora.

El cerebro cambiante de Selenka no podía comprender lo último: la


emoción era el alma de una manada cambiante… y del vínculo primario que
estaba en el corazón de toda la estructura de la manada. Un vínculo que
ahora quemaba una llama azul irregular y fría dentro de Selenka. Ella
estaba apareada. Y su compañero era una Flecha, entrenada y afilada, que
había reaccionado a la afluencia de emociones con un hambre obsesiva que
la alimentaba.

Él parecía no tener ningún bloqueo mental, a diferencia de tantos Psy.

No soy normal.

Tanto como esas palabras la hicieron enojarse, tenían una verdad


crítica: su compañero no respondía de una manera que ella podía predecir.

Ethan era un completo desconocido.


Capítulo 6
La mayor fortaleza de un alfa es su corazón. Confía en el tuyo, Selenushka
— Yevgeni Durev to Selenka Durev (2077).

Habiendo alcanzado la puerta de la improvisada sala de espera,


Selenka se deslizó adentro delante de Ivy Jane. La otra mujer podría ser un
alfa empática, pero su modo predeterminado era la compasión, y la persona
dentro de esta habitación ya había mostrado una inclinación hacia la
violencia.

Entonces Selenka puso los ojos en la cautiva. Supo que lo que había
llevado a Emilie Onruang, se había ido. Una mujer con la complexión
elegante de un nadador, se sentó con los hombros caídos mientras las
lágrimas corrían por el pálido marrón de su rostro, sus manos agrupadas
sobre la mesa. Sus ojos estaban hinchados, lo blanco inyectado en sangre.
Miró a Ivy con una expresión completamente perdida en su rostro, un
cachorro que había hecho algo malo y que no sabía qué hacer ahora.

Selenka ya había revisado todo sobre Emilie, por lo que permitió que
Ivy se acercara a ella mientras se aseguraba de estar lo suficientemente
cerca como para intervenir en una fracción de segundo si Emilie hacía algún
movimiento hostil. No estaba preocupada por un asalto psíquico: las Flechas
ya la habrían rastreado en la PsyNet, reaccionarían de inmediato ante
cualquier amenaza.

Era poco probable que Emilie sobreviviera a tal intervención.

—Emilie. —Voz suave, una cara llena de preocupación y tristeza


cuando Ivy envolvió a la mujer sollozando en un tierno abrazo y la meció.
Los sollozos de Emilie se intensificaron hasta que la loba dentro de
Selenka tensó su piel. Esta mujer no era manada, había intentado matar a
Selenka, pero parte de lo que hacía de Selenka una loba dominante era el
deseo primordial de cuidar a los más débiles o heridos. La angustia de Emilie
era como clavos en una pizarra para sus instintos.

Tomó mucho tiempo, pero Ivy finalmente logró llevar a la otra E a una
apariencia de calma. Sin bajar la guardia, Selenka movió una silla para que
Ivy pudiera sentarse directamente frente a Emilie. Después de una rápida
mirada de agradecimiento, Ivy tomó las manos de la otra mujer entre las
suyas, su mirada se cruzó con los ojos hinchados de Emilie. —Háblame. —
No fue una orden, sino una solicitud. —Puedes sentir mis emociones; sabes
que estoy confundida y triste, no enojada.

Emilie asintió en un movimiento brusco antes de volverse hacia la taza


de té que Silver había traído a la habitación cuando el llanto cesó. Con una
mano apretada tranquilamente alrededor de la de Ivy, tomó la taza térmica
con la otra y abrazó el té antes de susurrar: —Duele.

—¿Qué, cariño?

—Vivir. —Un sonido roto rozado por un acento suave diferente al de


Ivy. —Duele.

Ivy le apartó el cabello de Emilie de la cara, tirando suavemente de los


mechones pegados a sus mejillas como resultado de sus lágrimas. —¿Estar
fuera del Silencio?

Emilie comenzó a balancearse de un lado a otro ligeramente. —


También me dolía antes. Como si mi cabeza fuera a explotar.

—Ese fue Silencio aplastando tus habilidades empáticas. —Ivy


continuó sosteniendo la mano de Emilie, y aunque no estaba enfocando su
poder empático en Selenka, era imposible estar tan cerca de ella y no sentir
el abrazo de una cálida aceptación.

Sanadores. La loba de Selenka sacudió la cabeza con afecto y sin


sorpresa. Por eso, incluso en la batalla, los alfas cambiantes nunca
intentaban evitar que sus sanadores ayudaran a los enemigos heridos. Sería
como pedirle a un leopardo que cambie sus manchas: una imposibilidad.

—¿Qué duele ahora? —Ivy preguntó. —¿Las emociones de los demás?

—Si. Y las mías. —Emilie cerró los ojos con fuerza. —No me siento
bien. Nunca.

Los instintos protectores de Selenka volvieron a gruñir ante la


desesperación de la joven. Esto era todo; ya había tenido suficiente. Cerró
la distancia entre ella y Emilie con ese pensamiento, lista para detenerse en
el instante en que la empática mostrara algún miedo. Pero los ojos de Emilie
se llenaron de lágrimas cuando Selenka colocó su mano sobre su hombro.

—Lo siento. —Palabras temblorosas y susurrantes. —Solo quería que


a todos dejara de dolerle. El gas no le habría causado dolor a nadie.

El cerebro de Selenka iba a cien millas por hora, pero habló con
amabilidad consciente. —¿Qué era?

Emilie levantó la vista, su mirada inocente. —¿El gas? —Una


entonación creciente, una pregunta que le pidió a Selenka que confirmara.
—Nos habría hecho dormir a todos para siempre.

—¿Gas para dormir? —Selenka preguntó.

—Si. —Una gran sonrisa. —Gas para dormir.


Selenka asintió, como satisfecha por la vaga respuesta. —¿Tú lo
hiciste?

—¿Hacerlo? No, no puedo —Emilie aspiró una bocanada de aire y se


hundió los dientes en el labio inferior. —Sí, lo logré. Yo hice.

—Emilie. —El tono de Ivy era una reprimenda, aunque no cambió


nada la calidez y el perdón que estaba proyectando a su compañera
empática. —Puedo sentir tus emociones. Tu escudo ha caído.

Emilie miró hacia abajo con un hipido, el té todavía aferrado a su


pecho. Cuando no dijo una palabra más, Selenka volvió a apretarle el
hombro. —Estás a salvo. No lastimaste a nadie. —Emilie podría ser
psicológicamente inestable, pero era cegadoramente obvio que la violencia
no era algo natural para ella.

Como diría la dedushka de Selenka, esta E no estaba colgando fideos


en sus orejas. Su dolor era cierto, al igual que su conmoción, y el deseo de
ayudar a otros terminando lo que ella creía que debía ser su propio dolor.

No es que Selenka confiara en la E cerca de su manada. Emilie


necesitaba terapia intensiva y supervisión constante hasta que varios
especialistas estuvieran seguros de que ya no era suicida. Por ahora, seguía
siendo una amenaza tanto para ella como para los demás. —Dime. —Esta
vez, Selenka puso un empujón alfa en su voz.

Emilie se arrugó. —Fue un hombre que conocí en la PsyNet. —Su


cabeza cayó, su cabello recto deslizándose contra sus mejillas. —Fue muy
amable. Hablamos mucho y le dije cómo me dolía y él... Después de un rato,
lo entendió. Dijo que podía hacer que el dolor terminara para mí y para los
demás, que sería lo más amable que hacer.
Las garras de Selenka pincharon el interior de su piel al mismo tiempo
que las pupilas de Ivy Jane se ensancharon hacia afuera, las líneas blancas
alrededor de su boca. Alguien había sufrido un daño, una E rota y, en lugar
de ayudarla, la había preparado para ser una asesina. Al calmar su ira
porque Emilie podría ser lo suficientemente funcional como para sentirlo,
Selenka acarició el cabello de la otra mujer, los mechones resbaladizos y
gruesos bajo su toque.

Levantando la mirada con ojos húmedos y labios temblorosos, la


empática hizo un pequeño movimiento. En el instante en que Selenka cerró
el pequeño espacio entre ellos, Emilie se apoyó contra ella mientras seguía
manteniendo un apretón mortal en la mano de Ivy.

Al no tener ira dentro de ella por esta sanadora que había sido
abusada por una persona en la que confiaba, Selenka murmuró palabras
de consuelo que usaría con un compañero de manada sumiso en una
situación similar.

Solo una vez que la E dejó de temblar, con los ojos pesados pero secos,
Selenka asintió con la cabeza a Ivy y le dijo: —Emilie, es hora de irse.

Después de dejar su té a un lado para entonces, Emilie se levantó sin


dudar, con los ojos enormes mientras miraba primero a Ivy, luego a Selenka,
para su aprobación. Ivy murmuró: —Eso está bien, Emilie, lo estás haciendo
realmente bien —mientras Selenka le dio un beso en la sien.

Para un lobo, el tacto dicía más que cualquier palabra.

Afuera de la habitación esperaba una Flecha de ojos azules con


cabello negro.

—Abbot. —El tono de Ivy era suave, su mano sostenía la de Emilie. —


Estamos listos.
La Flecha se teletransportó con Ivy y Emilie un segundo después.

—¿Recibirá ayuda? —La cara cuadrada de Valentin tenía la misma ira


que burbujeaba dentro de Selenka, oso y lobo en perfecta armonía por la
fealdad de la violación de la confianza de Emilie.

—Si. Ella es una de las personas de Ivy. —Como Ethan ahora era de
Selenka. Debería haber sido más suyo que cualquier otra persona en el
mundo, pero esa estática silenciosa, colgaba turbia y disasociada entre ellos
Capítulo 7
Loulou27: El apareamiento a primera vista es tan falso.
ChicadeRidge: Lo sé, ¿verdad? ¿Cómo hacen los escritores alguna investigación?
MagsW: Creo que es romántico. Es como si sus almas estuvieran destinadas el uno
para el otro.
Loulou27: Ugh, veamos qué pasa la primera vez que deje toallas en el suelo.
MagsW: Es un lobo multimillonario. La recogida de toallas no es un problema.
ChicadeRidge: Mags tiene un punto. Pero maldita sea, ahora me estoy imaginando
a Ridge con una toalla, agua goteando sobre su pecho.
MagsW: Me desmayo.
— Foro: Verdaderas fans de las vidas de reloj de arena.

Bueno. Deberían haber sabido que no debían dañar a un cachorro.

Las palabras implacables de Selenka resonaron en la cabeza de Ethan


mientras se alejaba de él y hacia la salida de la sala del simposio. Su gracia
primitiva era hipnótica. Le recordó a su compañera Flecha Zaira. Zaira tenía
la misma confianza y el compromiso de proteger a quienes no podían
protegerse a sí mismos. Las Flechas dañadas gravitaban hacia Zaira.

La mayoría de todos modos.

Hasta hoy, Ethan no había gravitado hacia nadie. A pesar de saber


que Aden había sido un niño como él cuando los torturadores de Ming
intentaron destruir metódicamente a Ethan de adentro hacia afuera, no
había podido confiar en el líder de los Flecha. No era nada contra Adén.

Ethan no confiaba en nadie.

Excepto Selenka. Ella le había salvado la vida. Ahora era de ella.

Una parte de él intentó argumentar que esa devoción obsesiva no era


una respuesta racional o saludable a sus acciones, pero Ethan no se había
considerado cuerdo por mucho tiempo. La racionalidad no significaba nada
para él. Preferiría vivir en este mundo de compulsión y necesidad primaria
que en el gris adormecido donde no había sentido nada.

El dorado de la loba mortífera ahora era el color de su existencia.

La mujer que entró en la sala casi vacía poco después de que Selenka
desapareció llevaba el mismo borde de peligro. Su cabello era una masa de
rizos rubios brillantes, su estatura de cinco y seis9 o menos, sus labios
regordetes y su cuerpo engañosamente suave y de aspecto curvilíneo.
Engañoso porque nadie se movía tan suavemente sin un músculo
significativo en sus huesos, y un intenso entrenamiento marcial.

Evaluación de la amenaza: rojo.

Él notó todo eso al mismo tiempo que notó que ella no era humana.

No sabía cómo lo sabía, pero lo sabía. Ethan siempre lo sabía.

Sus ojos, un azul brumoso, cayeron sobre él en ese instante. La


expresión se alteró de una manera sutil que no podía nombrar, ella cruzó el
espacio para enfrentarlo. —Escuché que te llamas Ethan.

Ethan no respondió excepto con un leve asentimiento.

—Margo Lucenko —dijo, con los hombros relajados y los pies


ligeramente separados. —Uno de los tenientes principales de Selenka.

Su atención se agudizó. —¿Estás aquí para advertirme? —Si es así,


ella fallaría. Ethan había elegido y no iba a ceder. Si Selenka se decidiera en
contra de él, podría arrancarle la garganta. Esa era la única forma en que la
dejaría antes de que se le acabara el tiempo.

9 1.70 mts.
Un tirón de los labios de Margo. —Nadie en el planeta puede advertir
a un compañero acerca del otro —dijo, con tanta diversión en su voz que
incluso él no tuvo problemas para reconocerlo. —No, precioso. Estoy aquí
para descubrir qué es tan especial sobre ti que la loba de Selenka te eligió
entre millones de personas.

Ethan no tenía respuesta para ella.

Cruzando los brazos, Margo inclinó la cabeza ligeramente hacia un


lado. —Tienes el cuerpo y la apariencia. Y como eres una Flecha, es posible
que puedas enfrentarse cara a cara con una loba alfa del calibre de Selenka
y salir con vida. —Levantando la mano, se tocó el labio inferior con el dedo
y la uña de un rosa brillante. —Pero las emociones... ahora, esa es la parte
interesante.

Una vez más, Ethan permaneció en silencio, ya que dentro de él había


una presión inexorable que lo empujó a encontrar a Selenka, hacer contacto
físico, asegurarse de que ella lo recordara. A la gente le gustaba olvidar a
Ethan. Dejarlo encerrado en habitaciones oscuras e ignorar su existencia.
Los compañeros no hacían eso, se dijo, pero la presión no se detuvo.

—No dices mucho, ¿verdad? Eres un total Ridge. —Margo Lucenko


dejó caer las manos sobre las caderas con esa afirmación que no tenía
sentido ni en inglés ni en ruso. —Mira, amo a Selenka. Dado todo el
apareamiento a primera vista, si no sabes cómo hacerla feliz, pregúntame.
Prefiero darte un consejo que advertirte.

Era lo único que Ethan no había estado esperando, y su repentina y


aguda atención rompió el crescendo dentro de su cráneo. —Agradezco la
oferta. —Una verdadera afirmación. Era un novato en este campo, Selenka
era un premio que pretendía agarrar con manos codiciosas.

No, no era un premio.


Ella era una loba alfa, no un objeto o un ser que pudiera ser poseído
o del que ser propietario. Para mantenerla, tendría que hacerla querer estar
con él. Su única ventaja era el vínculo de apareamiento, incluso un vínculo
de apareamiento que estaba tan dañado por su estado mental que no
aparecía en la PsyNet.

Mirando dentro de la red Ethan no estaba conectado con nadie, una


estrella negra solitaria en la oscuridad. Ni siquiera el Panal empático lo
alcanzaba. Aden le había dicho repetidamente cuán importante era que se
vinculara a un empático, incluso si el vínculo era delgado y raído, que la
conexión ayudaría a proteger su mente de los estragos de la PsyNet en
desintegración, pero Ethan no había querido conectarse a nadie.

Hasta que una loba alfa se estrelló contra él, salvando su vida y
conduciendo un yunque a través de la nada aburrida que lo había
mantenido distante y separado del mundo. Todavía no quería estar
vinculado a nadie más. Sólo a ella. Su compañera.

Frente a él, Margo entrecerró los ojos. —Eres difícil de leer, pero
generalmente puedo controlar el dominio de todos. Contigo...

—No puedo ayudar. No soy cambiante.

—Hmm. —Frunciendo el ceño arrugando su frente, Margo miró su


reloj. —Tengo que recoger un par de menores de una clase de mecánica en
la ciudad. Mejor vete, hablaremos más tarde.

—¿Qué es Ridge? —Ethan preguntó antes de que ella pudiera darse


la vuelta.

Su sonrisa fue repentinamente... brillante —Estoy tan contenta de


que hayas preguntado. —Ella apretó las manos juntas. —Ridge es un
hombre. —La última palabra fue un suspiro prolongado. —Los presentaré a
ambos la próxima vez que tengan una hora libre o tres. O, si no puedes
esperar, echa un vistazo a Vidas del Reloj de Arena. La segunda temporada
será especialmente interesante para ti, ahí es donde comienza la historia de
apareamiento a primera vista.

Ella chasqueó los dedos. —¿Y sabes qué? Deberías leer algunas
ediciones especiales de Mujer Salvaje. Te enviaré la lista. —La teniente movió
los dedos en despedida cuando se fue, pero la vio detenerse a mitad de
camino para hablar con Nerida. La telequinética y Margo parecían conocerse
bien, y Nerida señalaba a los ojos de Margo. Posiblemente para preguntar
sobre las partículas brillantes que espolvoreaba sus párpados.

Ethan también había visto color en los párpados de Selenka, un tenue


color púrpura que acaba de captar la luz. Sus uñas también habían sido
pintadas y decoradas con imágenes de gatos con ojos muy grandes. Ethan
había estado reflexionando sobre esos gatos durante algún tiempo y decidió
que le preguntaría a Selenka sobre ellos cuando se conocieran.

—Barrido de seguridad final completo, —anunció Axl tres minutos


después, su gran cuerpo en el centro de la habitación y su cabello castaño
claro tan corto pegado al cráneo que no tenía movimiento.

La columna vertebral de Ethan se tensó, el brillo abrasador de la luz


de las sombras cubrió sus dedos. Tuvo que hacer un esfuerzo consciente de
voluntad para curvar esos dedos hacia adentro. Porque Axl, de cuarenta y
tres años, era el único miembro actual del escuadrón a quien Ethan había
visto antes de escapar de Ming. Había estado en la pantalla de
comunicación, una conversación entre Ming y la Flecha mayor mientras
Ethan estaba sentado fuera de la vista de la cámara.

—Axl es mío —había dicho Aden cuando Ethan intentó matar a Axl;
los pómulos del líder del escuadrón se habían cortado bruscamente contra
su piel color oliva, su respiración agitada por el esfuerzo que había tomado
para derribar a Ethan sin daño o un ataque psíquico. —Siempre ha sido
mío, necesitaba ojos y oídos en el campamento de Ming. Pero, Ethan, él no
sabía de ti.

El líder del escuadrón había mirado a los ojos de Ethan, como si


llevara ese conocimiento a su cerebro. —Hasta donde hemos podido
determinar, para cuando Axl fue lo suficientemente veterano y
experimentado como para ser invitado al círculo íntimo de Ming, Ming había
aislado todo el conocimiento acerca de ti a solo cuatro Flechas y dos
médicos.

Ethan había matado al médico principal y a dos de las Flechas. La


gente de Adén había sacado dos más cuando esos dos intentaron violar el
cuartel general Flecha meses después del golpe de liderazgo. El sexto: La
segunda al mando del Dr. Johannes Marr, la Dra. Rebekah Patel, acababa
de ser encontrada muerta, su garganta arrancada como si fuera un gran
animal salvaje. Ming ahora no tenía un solo adulador a largo plazo.

Los profundos ojos azules de Axl se encontraron con los de Ethan, y


en ellos estaba el conocimiento de la furia asesina de Ethan. Ethan sabía
que Aden no estaba mintiendo: Axl nunca había estado cerca de Ethan
cuando era niño, nunca le había puesto una mano encima, y Ming había
tenido cuidado de no exponer a Ethan en la central de comunicaciones, pero
la cara de Axl estaba unida al búnker que había sido su prisión. e Ethan
quería arrasar todas las señales de ese búnker al suelo.

En lugar de romper el contacto, Axl caminó para pararse directamente


frente a él. —Debería haberte visto —dijo con una voz profunda pero
tranquila. —Soy quince años mayor que tú, y desde que me convertí en
adulto, prometí hacer todo lo posible para proteger a los niños que
ingresaron al escuadrón. No cumplí esa promesa contigo.
Ethan miró al otro hombre, vio las líneas finas en las esquinas de los
ojos de Axl y notó el delicado corte rojo que cortaba el lado izquierdo de su
mandíbula. Abbot le había dicho a Ethan que la civil especialista en
tecnología del escuadrón, Tamar, había arrojado un trozo de papel a Axl y
que era un corte de papel. Pero Ethan también había oído hablar a Cristabel
y Aden, y Cris pensó que Axl había estado entrando por una puerta mientras
estaba distraído discutiendo con Tamar. Mientras tanto, Amin opinaba que
Axl se había resbalado en una de las esponjosas zapatillas de Tamar y se
había caído, lo que explicaba su mal genio.

Ethan había absorbido esos datos sin alterar nada de su ira hacia Axl.
Pero hoy... La expresión de Axl era tan abierta como la de una Flecha de su
generación, y tenía una cicatriz de pesar. La emoción cortó a Ethan, sus
sentidos ya no estaban entumecidos y ciegos, sino agudos, brillantes y
salvajemente potentes.

Absorbiendo la luz de las sombras en sí mismo, dijo: —Te vi en ese


lugar. Siempre estarás vinculado a él. —Las palabras salieron arenosas,
duras. —No puedo alterar eso. —Ni hoy, ni mañana, ni pasado mañana. Si
sucediera, tomaría muchos mañanas, más de las que Ethan tenía.

Axl no discutió con él, solo dijo: —No importa que haya entre nosotros,
debes saber que soy parte de tu familia. Si me necesitas, estaré allí.

Ethan no podía hablar más, la intensidad de... todo era demasiado.


Se despidió de Axl con un breve asentimiento, uniéndose al flujo de Flechas
que no estuvieron de guardia durante la noche. Permaneció en silencio, sin
hacer ningún esfuerzo por unirse a las conversaciones en curso. Sus
compañeros de escuadrón no encontrarían nada inusual en eso.

Se esperaba una tendencia hacia la soledad de los Flechas que


estuvieron durante mucho tiempo en Silencio. Que Ethan solo tuviera
veintiocho años no cambiaba eso. Había sido brutalizado por sus
entrenadores, luego había sido mantenido aislado de aquellos que habrían
sido sus compañeros de escuadrón. Ethan no se había unido a nadie, las
únicas personas a su alrededor eran adultos que lo lastimaban o
enjaulaban.

No solo fue porque era errático y poco cooperativo, sino por la


naturaleza caótica de sus habilidades. Ming lo necesitaba cerca mientras
tejía paredes de contención alrededor de su mente. Quizás el plan había sido
presentarle a Ethan a otros de su edad una vez que estuviera a cargo de sus
propios escudos y ya no estuviera en peligro de matarlos accidentalmente,
pero para entonces, Ming sabía que Ethan no estaba completamente cuerdo.

Era demasiado impredecible para soltar la correa.

Por supuesto, Ming, un telépata de combate experto en cortar las


protecciones psíquicas, tenía muchas maneras de obligar a un niño
gravemente dañado a hacer lo que quería.

Ethan había sido poco menos que un autómata en ese momento, una
marioneta controlada por Ming.

Cuando finalmente comenzó a salir de su estado casi catatónico, no


era del todo normal, pero lo suficientemente consciente como para luchar
contra el hecho de ser un asesino una y otra vez…

Su mano tembló, queriendo elevarse a la parte de su pecho donde el


médico favorito de Ming había colocado la etiqueta. El Dr. Johannes Marr
había sido el primer asesinato consciente de Ethan. Había tomado la
decisión con frialdad, clínicamente los entrenadores habían estado
introduciendo en su mente la relación costo-beneficio y el cálculo frío
durante años, en un esfuerzo por convertirlo en una máquina de matar
robótica. Lo habían logrado… excepto que Ethan había elegido sus propios
objetivos.

Colocar un dispositivo de muerte dentro del pecho de un niño no


podría tener ningún beneficio para el niño. Y aunque Ethan no había visto
a otro niño en una década o más, en ese momento, había tenido la vaga
sensación de que, si el médico tenía éxito con Ethan, implantaría la etiqueta
en otros cuerpos pequeños.

Eso convirtió al médico en una amenaza a ser neutralizado. Así que


Ethan había observado y esperado, con tanta calma paciente que tanto Ming
como los entrenadores de Ethan habían comenzado a creer que finalmente
lo habían quebrado.

Todo lo que necesitaba era un momento de desatención por parte de


sus guardias... y le había roto el cuello al Dr. Marr. Simplemente porque
Ethan no cooperara con sus entrenadores no significaba que no había
aprendido todas las habilidades letales que le habían impuesto. Acabó con
la vida del médico en un silencio tan eficiente que los guardias ni se dieron
cuenta hasta que el pesado cuerpo del médico cayó sobre su bandeja de
instrumentos médicos.

Ming había dejado el entrenamiento después de eso. —Eres un perro


rabioso —había dicho después de que Ethan fuera noqueado y puesto en un
tanque de privación sensorial, su mundo carente de luz, sonido, tacto o
cualquier otra cosa que le dijera que estaba vivo.

—Te dejaré sin correa solo cuando tenga un uso para ti —había
agregado el ex líder del escuadrón. —Según el último informe psicológico de
Marr, te volverás totalmente loco sin estimulación mental, por lo que tendrás
acceso a materiales de estudio después de tu período de castigo, pero no veo
un mundo en el que puedas salir libre y ser capaz de usar ese conocimiento.
Una especie de calor salvaje floreció en las entrañas de Ethan
mientras caminaba libremente por la puerta del pasillo. Debido a que estaba
emparejado con una loba alfa que quería tocarlo, besarlo, incluso sabiendo
que estaba gravemente dañado y no era normal, mientras Ming luchaba por
sobrevivir, su poder se le escapaba de las manos.

Aden había decidido contarle a Ethan sobre la caída de Ming. —Se


convirtió en enemigo de un lobo alfa —había dicho. —Los lobos cazan sus
presas tirándolas al suelo con un enfoque implacable, y el alfa lo ha marcado
como su presa. Ya no tenemos que preocuparnos por Ming.

El lobo dentro de Ethan se agitó, la sensación era extraña pero


bienvenida. Le diría a Selenka sobre la cacería sigilosa que estaba
destruyendo la vida de Ming, estaba casi seguro de que la divertiría. En
cuanto a la etiqueta Marr, el Dr. Edgard Bashir la había desactivado un mes
antes.

—Está demasiado incrustado para ser removido —había dicho el


médico. —Pero puedo romper las conexiones críticas para que nunca más
pueda activarse.

Debido a que la muerte del Dr. Marr había puesto fin al incipiente
programa de etiquetas, tanto el Dr. Bashir como Aden creían que la etiqueta
no había sido más que un dispositivo de rastreo. Ethan nunca les había
dicho que era una herramienta de tortura que se podía usar para matar.
Tampoco había compartido que Ming había activado el generador de dolor
en su sistema nervioso varias veces cuando canceló el búnker después de
que Aden se hizo cargo del escuadrón.

Después de haber perdido el control de la mente de Ethan seis meses


antes, solo había logrado mantenerlo bajo el uso de drogas pesadas.
Demasiado lejos o demasiado apurado para usar sus habilidades telepáticas
para matar a su perro rabioso, Ming había intentado hacerlo a través de la
etiqueta. Pero resultó que, si usabas tal herramienta contra una persona
con la suficiente frecuencia, él acumulaba inmunidad.

También resultó que causó una reacción en su cuerpo que


contrarrestó las drogas. Había sido una criatura de dolor, pero
completamente consciente cuando un impaciente Ming envió las dos
últimas Flechas restantes en el búnker para acabar con Ethan. Habían
abierto la puerta… y olvidaron apagar la luz en el pasillo.
Capítulo 8
A: ¿Juego de cartas esta noche?
E: No sé jugar a las cartas.
A: Te puedo enseñar.
— Secuencia de mensajes entre Abbot Storm e Ethan Night (hace veintisiete días).

—Ethan.

Giró la cabeza hacia la izquierda, en dirección a la Flecha que había


hablado. —Nerida.

La telequinética era pequeña de estatura y constitución: cinco y


cuatro10 en sus botas de combate, con un peso que probablemente era
menos de cien libras. Su piel era de un tono que le recordaba a Ethan al
café con leche que algunos miembros del equipo habían tomado para beber,
y sus grandes ojos un avellana verdoso penetrante.

Lo corto y despuntado de su cabello negro era nuevo: lo había usado


en una trenza hasta hace dos semanas, cuando había salido con Ivy Jane
Zen. Había regresado sin la mayor parte de su cabello, el cambio causó un
zumbido a través de cuartel general Flecha.

Ethan no había prestado demasiada atención en ese momento, pero


ahora vio que el corte enfatizaba tanto sus ojos como los finos huesos de su
rostro. Sus pómulos estaban demasiado afilados contra su piel como
resultado de la reciente pérdida de peso, pero su rostro ya no estaba
pellizcado por la tensión que le había clavado líneas después de una grave
lesión en otra Flecha. Y por primera vez, Ethan entendió por qué Nerida
podría haber respondido de esa manera.

10 1,64 mts.
La había visto con Yuri, más alto y experimentado, pero la importancia
de la forma en que habían interactuado se le había escapado hasta hoy,
porque le gustaba estar demasiado cerca de Selenka, al igual que Nerida lo
hacía con Yuri. —¿Cómo está Yuri? —preguntó, cuestionándose qué más se
había perdido o no había entendido.

—Trabajo ligero. —La mandíbula de Nerida se tensó. —Principalmente


en el complejo empático en el territorio DarkRiver/SnowDancer, pero estaba
programado para que comience aquí mañana, este también debía ser un
trabajo liviano.

—¿Se lo encargarán a otro miembro del escuadrón?

—No. Tiene autorización médica e insiste en que es totalmente capaz.

—Yuri tiene mucha experiencia y si tiene autorización médica,


entonces puede ser el momento —dijo Ethan, porque esa era una respuesta
normal y objetable a la información que había compartido. Había aprendido
hace mucho tiempo a imitar el comportamiento humano normal, incluso
cuando estaba lejos de ello.

Por supuesto, eso planteó la pregunta sobre de quién lo había


aprendido.

Ivy Jane Zen, consciente de la historia de Ethan debido a su


apareamiento con Vasic y su profunda conexión con el escuadrón, fue una
de las pocas personas que percibió lo que estaba haciendo. Aunque Ethan
no hablaba mucho en comparación con sus compañeros de escuadrón, a la
presidente del Colectivo Empático le había tomado muy poco tiempo darse
cuenta de lo bueno que era en hacer eco de lo que la gente quería escuchar.

—Yo lo llamaría un mecanismo de supervivencia, pero tengo la fuerte


sensación de que nunca le dijiste a Ming lo que quería oír —Ivy había
murmurado la última vez que habían hablado, con el ceño fruncido y la
mirada atenta. —Hay algo en ti, Ethan...

Había permanecido en silencio, pero sabía lo que ella debía haber


sentido: la vena de locura que susurraba en el silencio en el fondo de su
mente. Ivy era una empática, una empática muy fuerte. No fue una sorpresa
que ella lo hubiera captado a pesar de los pesados escudos que había erigido
para ocultar la verdad hasta que ya no pudiera ocultarse.

La gente común no hubiera sabido qué hacer con él, pero el escuadrón
era una hermandad. Esa hermandad había roto el búnker secreto que era
la prisión de Ethan minutos después de que Ethan matara a los dos
incondicionales de Ming y saliera de su celda, solo para encontrarse cara a
cara con una Flecha de ojos azules armada con armamento pesado.

—Identifícate —había sido la orden recortada.

Ethan, con el dolor aun apretando los nervios, había considerado


matar al otro hombre… pero una pequeña parte funcional de su cerebro
había procesado el hecho de que Abbot era joven. En sus veinte. En el tiempo
transcurrido desde que había estado recluido en el búnker, Ethan solo había
visto flechas que tenían al menos una década y media más que él. Abbot fue
el primer compañero que había conocido.

Entonces dijo: —Ethan Night, Flecha, número de serie Tk493b".

—¿Un telequinético? —Abbot nunca le había quitado el arma, pero su


tono había cambiado. —¿Por qué no te conozco? Conozco a todos los que
son como nosotros en el escuadrón.

Nosotros.
Había sido la primera vez que Ethan había sido incluido en un grupo.
Quizás por eso había dicho la pura verdad. —Porque este lugar es una jaula,
y yo soy el animal para el que fue construido.

Abbot lo había llevado a Aden, y todo lo que Aden había encontrado


en los archivos secretos de Ming, había llevado al nuevo líder del escuadrón
a darle la bienvenida a Ethan como uno de los suyos. Luego, Abbot, Vasic,
Nerida y todos los demás telequinéticos en el escuadrón se habían movido y
le habían dejado espacio en su mesa virtual a pesar de que era extraño y no
hablaba durante horas y no era un Tk que podía mover objetos o
teletransportarse.

Ahora Nerida dijo: —Esperaba que pudieras tomar mi turno mañana.


—Ella reubicó sus hombros con una mueca. —Confío en que tengas la
cabeza fría en cualquier situación, especialmente en torno a todos estos Es.
Muchos de los recién entrenados tienden a proyectar emociones.

Ethan pensó en Selenka, en el ardor hirviente de ella en sus venas,


pero dijo: —Puedo hacer eso. —Ningún lobo alfa iba a estar nada más que
ocupado, mejor que ocupara sus horas libres o se rendiría a su obsesión por
acecharla en cada movimiento, mirarla con ojos ardientes y una necesidad
más ardiente.

No tenía que ser un experto en cambiantes depredadores para saber


que ese comportamiento sería ácido en el vínculo entre él y su pareja;
Selenka Durev no era presa de nadie, ni siquiera de su compañero Flecha.
—¿Tienes otro compromiso?

—No. —Nerida le tocó el hombro con una mano construida sobre


huesos tan finos que nadie que la mirara esperaría que pudiera arrojar a los
asaltantes tres veces su tamaño. —Lesión antigua actuando. El médico
quiere que vaya a recibir tratamiento y con esta situación contenida y el
mundo más tranquilo de lo que ha estado por un tiempo...

—Sí, el momento es perfecto. —Últimamente, el Consorcio había


aliviado sus violentos ataques e intentos de asesinato. El desvanecimiento
gradual hizo que algunos creyeran que el grupo hambriento de poder estaba
al borde de la desintegración.

Ethan no era una de esas personas.

—Gracias. Sabía que podía confiar en ti.

La curiosidad apuñaló, una bola brillante y puntiaguda en sus


entrañas. —¿Por qué tú y los demás me aceptan? Era una pregunta que
nunca había hecho.

—Porque todos fuimos niños solitarios y peligrosos una vez. —Nerida


revisó un mensaje en el comunicador móvil envuelto alrededor de su
antebrazo izquierdo. —Todo lo que una Flecha espera de otra Flecha es
lealtad, y tú nos has sido leal. —ella se había ido en un latido de corazón,
sus habilidades de teletransportación eran fuertes.

Has sido leal con nosotros.

Una verdad. Incluso cuando había aceptado la oferta de su aspirante


a controlador, no tenía intención de traicionar al escuadrón.

Afuera, el aire era fresco contra él, el sol de verano aún no estaba en
su punto máximo. Los colores de Moscú bajo la luz del sol lo golpearon al
mismo tiempo que los aromas mezclados y los ruidos de personas y pájaros.

Ethan contuvo el aliento, estrangulando su ingesta sensorial en


instintiva autodefensa. Todavía le tomó cinco largos minutos de intenso
enfoque para salir del aullido de la sensación y darse cuenta de que sus
escudos no habían fallado, había vivido tanto tiempo en el gris que no estaba
acostumbrado a un mundo a todo color

Había tanto que no notó, que no sabía. Como cómo satisfacer a su


compañera loba alfa para que ella quisiera estar con él. Los cambiantes eran
táctiles por naturaleza… Sin embargo, Ethan no había tocado a otro ser vivo
con ningún tipo de intimidad hasta que Selenka bajó la cabeza para besarlo.

No tenía armas con las que luchar por ella.

La idea lo hizo acercarse a Abbot, la acción impulsiva. ¿Estás en


Moscú?

Si. ¿Necesitas un aventón a la sede?

No, tengo una pregunta.

¿Dónde estás? Podríamos hablar en persona.

Ethan le dio la ubicación, y Abbot dio la vuelta a la esquina dos


minutos después. Lo primero que Ethan notó fue la marca rosa en el cuello
de la chaqueta de su uniforme.

Captando su mirada, Abbot miró hacia abajo y su rostro se suavizó


una fracción. —El lápiz labial de Jaya.

Selenka no estaba usando color en sus labios hoy, pero a Ethan no le


importaría si lo hiciera y lo pusiera en su cuello. Quería su marca en él,
quería ser como Abbot y tener esa mirada satisfecha y posesiva en su rostro.

Estirando su cuerpo haciendo un giro parcial del torso, Abbot dijo: —


¿Qué querías preguntar?

—¿Qué hace feliz a una mujer?


Abbot puso sus manos en sus caderas, su cabeza un poco inclinada
hacia abajo. Cuando levantó la vista, sus brillantes ojos tenían una
sensación de calidez que Ethan casi podía sentir. —Hice la misma pregunta
una vez. Solo que le pregunté a Jaya.

Ethan prestó mucha atención; una respuesta directa de la fuente


podría ser invaluable. —¿Qué dijo ella?

—Que cada mujer es diferente, la clave es escuchar. Ella te dirá lo que


quiere si prestas atención.

Ethan pensó en la locura en su cabeza cuando se acercó a Selenka,


la forma en que se convirtió en una bestia devoradora que tenía poca razón
en él. Incluso ahora, su pulso se aceleró y su cuerpo se puso duro y tenso
al pensar en sus labios resbaladizos y húmedos, sus dientes mordiéndole.
—No estoy seguro de ser tan racional con ella.

—No te preocupes. Hay un manual: comenzó con información sobre


la interacción física íntima, pero ahora tiene una sección creciente sobre la
conexión emocional y cómo nutrirla. —Abbot se tocó el guantelete. —Estoy
haciendo una nota para enviártela. Lo guardo en mi bóveda electrónica
personal.

Ethan miró a su compañero Flecha. —¿Quién creó el manual?"

—Otra Flecha, pero todos agregamos más a medida que aprendemos.


—Abbot sostuvo la mirada de Ethan. —Cuando conocí a Jaya por primera
vez, no sabía nada del cortejo, solo que haría cualquier cosa para
mantenerla a salvo. Ninguno de nosotros somos expertos, Ethan. Todos
tropezamos.

El hecho de que él no fuera el único que intentaba encontrar sus pies


en un terreno inestable, significaba más de lo que se había dado cuenta. —
Te debo una. —Por mucho más que esta conversación; solo ahora, la niebla
destrozada por las garras de lobo, vio todas las veces que Abbot había
tratado de acercarse a él.

Descartando la declaración de Ethan, Abbot dijo: —No hay deuda en


la amistad. —Él se calló. —Tengo que ir a recoger algo. Hablaremos más
tarde. —Ethan seguía asimilando las palabras de la otra Flecha diez minutos
después cuando sintió un golpe en su mente, una solicitud de contacto con
PsyNet.

Su “controlador”.

Ethan se tomó su tiempo para responder, usando la pausa para


considerar su línea de ataque. El Consorcio claramente tenía información
que los había llevado a acercarse a él en primer lugar. Si Ethan tuviera que
adivinar, diría que la última camarilla de leales sobrevivientes de Ming había
tenido una lengua floja antes de su muerte violenta.

Sin duda, el Consorcio lo había visto como apto para la manipulación.


Demasiado tarde, su controlador se daría cuenta de que le tendieron la
mano a un perro vicioso. Por eso había organizado el segundo asaltante
sorpresa, pero su intento de eliminarlo había puesto a Selenka en la línea
de fuego.

Selenka nunca había estado destinada a sufrir daños físicos.

El hielo negro se arrastró por sus sentidos, tan frío que quemaría a
cualquiera en su camino. Al dañar a la mujer fuerte, hermosa y peligrosa
que era su compañera, el Consorcio se había convertido en un enemigo de
Ethan Night, e Ethan nunca perdonaba ni olvidaba.

—Sí —dijo al fin, después de entrar en la bóveda psíquica privada que


él y el Operativo C usaban para tales reuniones. Nunca había conocido a su
manejador del Consorcio en la vida real, pero la mente que enfrentaba a la
suya era cristalina con poder.

Un gradiente alto, pero no una mano entrenada en el subterfugio,


había regalado lo suficiente como para no ser tan anónimo como creía.

—¿Salió de acuerdo al plan? —preguntó el otro hombre, su género era


una de las cosas que había dejado pasar.

—Hubo un segundo asaltante, uno que estaba apuntando a mí.

—Decidimos agregarla para asegurarnos de que ninguna sospecha


caiga sobre ti.

—Ella estaba disparando para matar.

—Teníamos fe en tus reflejos, y ella es una E. No es la mejor opción.

Ethan sintió un gruñido dentro de él, nacido de la sombra de la loba


que era una débil presencia en la estática rota de la pareja. ¿El consorcio le
creía mentalmente incapaz, además de crédulo?

—¿La alfa confía en ti? — El agente C preguntó.

—Es muy temprano para eso. Pero hemos hecho una conexión. —Una
conexión que significaba que Ethan jugaría este doble juego hasta que
pudiera terminar al Operativo C, sacando otra parte del Consorcio.

El grupo aprendería a nunca más mirar a una Flecha en busca de


conspirar.

—Lo trabajaré como lo discutimos. —Tuvo que hacer un esfuerzo serio


para sonar tan neutral como siempre porque el lobo dentro de él estaba
gruñendo. —No interfieras.
—Mantenme informado.

—Cuando pueda. —Se retiró de la PsyNet antes de poder rendirse ante


la necesidad de atacar esa mente que pensaba que podía controlarlo y que
había estado involucrado en la herida de su compañera. El operador C era
simplemente un síntoma de una neoplasia maligna más grande y podría
servir como un conducto hacia el núcleo.

Sin importar la razón y la lógica, sin embargo, el hielo negro continuó


creciendo.

Cuando intentó regresar al lugar frío simplemente para ver si podía,


lo encontró desaparecido, borrado de la existencia. Donde había estado
brillaban zarcillos de llamas rojas que ardían en surcos formados por garras.

Locura, su cerebro funcionaba mal… pero era una hermosa locura.

Más allá de la locura, sus escudos se mantuvieron firmes, reteniendo


mucha más fuerza mortal dentro.

Acomodándose contra la pared exterior de la sala del simposio,


observó. El área a su alrededor. Los árboles y los jardines brillaban verdes
a la luz del sol y daban sombra a los senderos mientras la gente se movía
aquí y allá, siguiendo sus vidas de una manera que Ethan nunca había
experimentado.

—Guau.

Ethan miró al perro con un pelaje irregular que se había acercado a


él, su cuerpo tan delgado que su caja torácica marcaba rayas contra su piel.
—No tengo comida.

Meneando la cola y sacando la lengua mientras resoplaba, el callejero


se sentó a su lado. Ethan decidió ignorarlo, pero sus ojos seguían siendo
atraídos por las costillas de la criatura. Ethan había estado tan flaco durante
los peores períodos de tortura. El hielo negro se rompió, roto con ascuas de
color rojo oscuro.

—Quédate aquí —le dijo al perro, y volvió al centro del simposio.

Lo siguió hasta la puerta, luego dejó caer la cabeza cuando entró.

Ethan no pensó que la criatura estaría allí cuando regresara, pero


estaba tirada en el suelo, con la cola plana, solo para alzarse con una
ruidosa emoción en el instante en que sintió a Ethan.

—Abajo. —Ethan esperó hasta que el animal se sentara antes de darle


la comida que había recogido de los suministros dentro.

No había razón para morir de hambre cuando Ethan tenía acceso a la


comida.

Mientras el callejero comía, Ethan se recostó contra la pared y pensó


en Selenka, en su beso, en sus manos sobre su cuerpo y sus garras en su
nuca, en cómo lo abrasó con su intensidad primordial. Ethan quería ser
quemado. Era la primera vez en su vida adulta que recordaba haber deseado
algo, pero quería a Selenka.

La punzada de dolor que atravesó sus sienes fue acompañada por una
cabeza golpeándose contra su pierna. El perro, queriendo su atención.
Acostumbrado al dolor, miró a la sarnosa criatura. —No busques ser salvado
por mí —advirtió. —Yo mato. No protejo.

Era un monstruo, entrenado y criado. Pero ahora era el monstruo de


Selenka.
Capítulo 9
Casos sospechosos de Síndrome Escarabajo registrados hasta la fecha: 32
Casos confirmados: 3
Casos excluidos: 18
Pruebas en curso para determinar el estado del resto del grupo.
Las referencias se aceleran, por lo que la probabilidad de más casos confirmados es
certera.
El Paciente Cero y Memory Aven-Rose, la empática principal asociada a este equipo,
están brindando asistencia.
—Informe a la Coalición Gobernante Psy de la Dra. Maia Ndiaye, PsyMed SF Echo.

Ezra puso su cartera sobre el sofá y cerró los ojos. El leve dolor de
cabeza que lo había estado atormentando todo el día continuó persistiendo
como un olor desagradable, pero al menos no había crecido en fuerza.

Lo extraño era que sus poderes telepáticos se sentían más fuertes y


más agudos de una manera intensa. Como si hubiera subido tres o cuatro
gradientes en el espacio de un solo día y ahora pudiera teletransportarse a
través de los continentes.

Halos rodearon los objetos a su alrededor, refracciones de luz de color.

Gimiendo, fue a ver si tenía algún medicamento a la mano. Al mismo


tiempo, se recordó a sí mismo que era un profesor de física con un examen
por escribir. No necesitaba distraerse con una migraña inducida por delirios
de grandeza y picos imposibles para su nivel de Gradiente.

También era un respetable telépata de Gradiente 6.9 con un buen


trabajo y excelentes comentarios y puntuación en la retroalimentación de
parte de sus alumnos, tanto Psy como otros. No solo eso; estaba a medio
camino del programa de recuperación posterior al Silencio dirigido por la
nueva instalación PsyMed de la comunidad y estaba aprendiendo a
reconocer y lidiar con las emociones. Parecía que estaba naturalmente
inclinado hacia el enmudecimiento de emociones, pero definitivamente
estaba comenzando a experimentarlas.

Hoy, había pasado media hora más de lo necesario en la biblioteca de


las instalaciones simplemente porque quería pasar más tiempo con otro
miembro de la facultad. Su posible nuevo amigo tampoco parecía reacio a
su presencia.

La vida era buena.


Capítulo 10
—Ethan sería el hombre perfecto para agregar a mi equipo. Sus habilidades nos
conceden una forma no dañina de hacer que las personas fuera de control se duerman.
—Él no está listo. Apenas se comunica con nosotros, para Ethan, no somos de su
gente más que ningún otro extraño. Le fallé, Vasic.
—Eras un niño cuando lo trajeron. Ni siquiera Axl sabía de su existencia y era el
agente más cercano que teníamos a Ming.
—La lógica de eso no importa. Veo una flecha rota y siento que se escapa de la familia
que estamos tratando de construir. Ethan está solo de una manera que no puedo comprender.
—Conversación entre Vasic Zen y Aden Kai (hace tres meses).

—¿Cómo te fue con Natalia? —Selenka le preguntó a Valentín después


de que Ivy Jane y Emilie se teletransportaran con la Flecha de ojos azules.

Aden salió de la otra habitación antes de que el oso alfa pudiera


responder.

—Llamé a Nérida y le hice teletransportar a Jaya y Natalia


directamente a una clínica de salud mental para su evaluación: era agresiva
hasta el punto de estallidos verbales y físicos, sin sentimiento de culpa o
pena. —Silver golpeó un pie con tacón alto y su elegante traje de falda gris
estaba impecable a pesar de los acontecimientos del día. —Esa no parece
una forma muy empática de actuar.

La otra mujer lo sabría. El hermano de Silver era empático. La única


razón por la que Selenka se había dado cuenta de ese hecho bien oculto fue
porque hace un mes, la policía había arrestado a Arwen Mercant junto a
osos que la habían pasado demasiado bien, y los malditos osos habían
logrado meter a tres de sus lobos en el desastre.

Para su crédito, Valentín había reprendido a sus osos en esa ocasión.


—Hay diversión—, había retumbado—y hay anarquía. Todos están
restringidos a Denhome hasta que yo diga lo contrario. Sin cerveza.
Mientras jadeos de horror llenaban la celda donde habían estado
sentados los sinvergüenzas, Selenka se encontró observando a la única
persona en la celda que no era un oso o un lobo, y que despertó los mismos
instintos protectores en su corazón de alfa que los sanadores. Lo identificó
como el hermano de Silver y pensó que debía ser médico. Luego había venido
a este simposio, conoció a todos estos Es y se dio cuenta de la verdad.

En cuanto a lo que el hombre pulido y sofisticado había estado


haciendo en esa celda, aparentemente tenía un gusto terrible en hombres.
Tan terrible que ni siquiera parecía importarle que su camisa de diseñador
estuviera rota y su elegante cabello estuviera despeinado. No, él había
estado sentado allí con una sonrisa soñadora en su rostro, su cabeza
apoyada en el hombro de uno de los osos más problemáticos del clan de
Valentín.

Como su dedushka11 le había dicho a Selenka con motivo de su primer


enamoramiento no correspondido, —El amor es cruel, podrías enamorarte
de una cabra. Imagina tener hijos medio cabra. Estarían balaaaando en
lugar de aullar.

Los pobres Mercants aparentemente tenían la costumbre de


enamorarse de los osos. Había rezado una oración por su clan antes de dejar
a sus compañeros borrachos en la cárcel para que pasaran la noche.
Sobrevivir una noche en un área pequeña resonando con los ronquidos de
los osos había logrado que los tres hicieran votos de no volver a confiar
nunca más en un oso que hubiese prometido mostrarles un momento
divertido.

11 Dedushka: Abuelo en ruso


Ahora apoyó un hombro contra la pared y cruzó los brazos. —Estoy
con Silver. Los empáticos tienden a estremecerse si accidentalmente pisan
un insecto. Matar a otros seres sensibles es subirlo todo a un nuevo nivel.

Aden hizo eco de su posición al otro lado del corredor, pero con una
tensión marcial que le recordó a su compañero. Noche fría, piezas
irregulares y suyas. Dominada por una repentina furia posesiva que hizo
que sus ojos cambiaran parcialmente, casi se perdió la respuesta de Aden.
—Natalia no se leía como inestable para mis sentidos, pero no soy
especialista. Parece que ella sufrió abuso físico extremo bajo el Silencio.

El labio de Selenka se curvó. Los sumisos maltratados en una manada


de lobos a menudo no eran echados, pero cuando lo hacían, los resultados
tendían a ser catastróficos. En una manada saludable, cualquier señal de
abuso era detectado mucho antes de llegar a ese punto. Pero la PsyNet no
había sido un lugar saludable para los empáticos durante más de un siglo.
—Ella está enojada.

—De una manera que nunca antes había visto con ningún empático.
Si bien su perfil psicológico del Colectivo Empático sí notó un problema de
ira por el cual se sugirió encarecidamente el asesoramiento, nadie tenía
motivos para preocuparse por la violencia.

—Creemos que conocemos a los empáticos—, dijo Silver, —pero bien


podrían ser una nueva designación, se ha perdido mucha información.
Tenemos un solo experto en Alice Eldridge y no podemos esperar que sepa
todas y cada una de las facetas de una designación completa.

Aden asintió con la cabeza.

—Ivy planea hablar con Alice, ver si tiene alguna idea sobre el
comportamiento de Natalia.
—Parece bastante simple para mí—. Selenka se encogió de hombros.
—Una criatura con su pata atrapada en una trampa roerá esa pata para
escapar, y un animal herido enloquecido por el dolor morderá cualquier
mano que se acerque.

El rostro de Valentín estaba furioso, pero las palabras que pronunció


fueron tranquilas. —Es extraño que dos de ellos decidieran atacar al mismo
tiempo—. Se apoyó en el cuerpo de Silver cuando la telépata se alineó contra
su costado. —Puedo ver la razón en apuntar al simposio para causar un
gran revuelo, pero ¿dos a la vez? No es casualidad.

—Estoy de acuerdo—, dijo Aden. —Sin embargo, los dos no parecen


tener ningún tipo de conexión. Natalia parecía realmente confundida
cuando le preguntamos sobre Emilie, su único objetivo era hacer el tiro.

El lobo de Selenka rondaba el interior de su piel. —Estaba apuntando


a Ethan, —dijo. —¿Por qué? ¿La lastimó? —Incluso hacer esa pregunta hizo
que su estómago se revolviera y su boca floreciera con el sabor de la traición.

Aden sacudió la cabeza. —Ella nunca lo conoció, pero escuchó a


través de una fuente confiable; una fuente a la que se niega a identificar,
que era culpable de acciones similares contra otras víctimas a través de un
período de varios años.

Las garras de Selenka presionaron con tanta fuerza el interior de su


piel que tuvo que apretar los dientes para evitar que se resbalaran y
penetraran en su propio cuerpo. No había forma de que ella pudiera hacer
la siguiente pregunta lógica.

Fue Valentín quien rompió el silencio. —¿Hay riesgo de que la


información de Natalia sea correcta?

—Menos que cero.


—Sé que confías en tu hombre.— El tono claro de Silver, con su gran
habilidad para cortar la mierda como un cuchillo. —Pero no se puede
garantizar dónde estuvo las veinticuatro horas del día durante años.

Aden dudó por un segundo antes de decir, —En realidad, puedo. —El
lobo de Selenka descubrió sus dientes, su visión aguda y depredadora. —
¿Lo tenías etiquetado? —como un animal en un corral, su libertad solo una
ilusión.

—No creo en etiquetar a las personas como si fueran ganado—. La voz


de Adén nunca se elevó, su tono estable, pero su ira era un viento frío contra
ella. —Ming LeBon tenía ideas diferentes.

—¿Qué hay de una supuesta correa de drogas? —Silver preguntó,


mientras Valentín le pasaba un brazo por la cintura y la sostenía
posesivamente contra su pecho.

Para aquellos que no entendían a los osos cambiantes, que no


conocían a Valentín, eso no habría sido más que un hombre haciendo valer
su derecho sobre una mujer. Selenka sabía que la verdad era mucho más
complicada. Valentín estaba muy, muy enojado con la idea de que un
hombre fuera atado de esa manera, y se acurrucaba con su compañera en
un esfuerzo por calmar su temperamento.

Los osos rara vez lo perdían; pero, siempre y cuando no tuviera nada
que ver con una pelea territorial, Selenka se había asegurado de que sus
lobos supieran darles a los cambiantes oso un amplio espacio en caso de
que ocurriera. Se necesitarían tres lobos para derribar a un oso enfurecido
del tamaño de Valentín en una pelea repentina, y todos saldrían con huesos
rotos y dientes destrozados.

La ira del lobo era una cosa más silenciosa, más dura y más mortal.
Los lobos no destrozaban las habitaciones y golpeaban fuertemente sin
prestar atención. Los lobos planean. Selenka planeaba. Si quisiera atacar a
Valentín, pensaría en cada paso antes de tiempo, y cuando hubiera cerrado
las mandíbulas sobre su garganta, sería precisamente sobre su yugular y
carótida.

Esa rabia fría agudizó sus sentidos ahora, la hizo oír que una puerta
distante se cerraba cuando Aden dijo, —La correa de drogas no era infalible.
En particular, no había forma de saber su efecto en aquellos con habilidades
increíblemente raras. No hay nadie como Ethan. Ming no habría corrido el
riesgo de arruinarlo.

Arruinar, pensó Selenka, podría tener diferentes significados.

Estoy permanentemente dañado de maneras que afectan mi equilibrio


psíquico.

—Lo que voy a compartir es muy confidencial—, dijo Aden, líneas


blancas se agrupaban a los lados de su boca. —Solo lo hago porque no
pueden tener dudas sobre Ethan. Esta información no se puede compartir
con nadie más.

—Mientras no sea relevante para la seguridad de los demás, no


tenemos ninguna razón para compartirlo.

Aden esperó a que Valentín y Selenka aceptaran la declaración de


Silver antes de continuar. —Ming etiquetó a Ethan. El Dr. Edgard Bashir
desactivó esa etiqueta hace tres meses una vez que encontró una manera
de hacerlo sin dañar los órganos de Ethan. —Palabras planas y duras.—El
dispositivo fue colocado dentro de él cuando era un niño y crecieron zarcillos
alrededor de su corazón desde entonces. No se puede quitar, pero ya no
funciona.
El gruñido de Selenka resonó contra las paredes. La idea de ser
observada de esa manera, hasta que nada de lo que hicieras fuera privado,
la volvería loca. Que Ethan no estuviera encerrado en una institución era
un indicativo de su fuerza, otra pieza del peligroso enigma que era su
compañero.

—Pude confirmar que, en los momentos críticos, Ethan estaba


encerrado en el fondo de un búnker que Ming usaba como base satelital
secreta.

Las garras de Selenka salieron de sus dedos mientras, dentro de ella,


la noche fría que era Ethan se retorcía con fragmentos rotos. Ni siquiera se
estremeció cuando sus garras hicieron agujeros en su chaqueta, la mujer y
el lobo ansiaban venganza. —¿Le dijiste eso a la E que le disparó?

Un movimiento de cabeza. —Está demasiado atada al engaño de la


venganza justa como para ver la razón.

—Lo que me parece interesante—, murmuró Silver mientras colocaba


su mano sobre la de su pareja donde la había tendido contra su abdomen,
—Es cómo alguien logró manipular a dos empáticos para cometer un
ataque. No puedo entender el motivo. Si los empáticos caen, también lo hace
el Panal, y por defecto la PsyNet. Incluso el Consorcio no puede desear ver
que la PsyNet falle.

—Nada de esto tiene sentido. —Aden miró el elegante dispositivo de


comunicación negro en su muñeca. —Tanto Natalia como Emilie están bajo
revisión médica e inaccesibles para más preguntas por el momento. Sin
embargo, haré que mi gente rastree las comunicaciones que tuvieron lugar
a través de canales no telepáticos.

Reuniéndose, Selenka siguió a Ethan, su aroma era un hilo brillante


para su lobo. Su bello y peligrosamente extraño compañero estaba apoyado
contra la pared externa al lado de la puerta principal, un callejero a sus
pies, con la cola moviéndose.

Sus ojos claros se encontraron con los suyos.

—Necesitas ver a tu sanador—, dijo sin ninguna indicación de que


sintiera alguna sensación de intimidación en su presencia. La excitación la
lamió, pero su terco compañero no había terminado. —El agente anestésico
en el gel habrá desaparecido hace mucho tiempo.

Su lobo curvó su labio superior ante la demanda en su tono, pero a


regañadientes aceptó que tenía razón. Le dolía la espalda. —Si. Le envié un
mensaje hace un momento. Él ya está en la Sede principal de la manada en
la ciudad, así que nos encontraremos allí—. Miró al perro, ahora temblando,
pero manteniéndose firme al lado de Ethan. —¿Ese es tu perro?

Ethan miró al esperanzado animal, asustado y leal. —Parece que


estamos igualmente dañados—. No intentó ahuyentar a la criatura mientras
caminaba con ellos. . . su cuerpo temblando todo el tiempo.

Impresionada por su coraje, captó la mirada del animal. Se congeló.


Ella no se agachó, eso solo lo confundiría. Simplemente se inclinó y le dio
unas palmaditas en la cabeza. —No te voy a comer—. El perro sabía que
estaba al lado de un lobo, un depredador que podía destrozarlo.

Ethan no dijo nada después de que ella retrocediera, pero su nueva


mascota movió la cola como un metrónomo. Su mirada se encontró de nuevo
con la garganta de Ethan, con la fuerza de sus tendones, el constante latido
de su pulso contra el calor de su piel… y hundió los dientes en su carne
antes de que ella se diera cuenta de que se había movido.

Un gruñido llenó su pecho, el olor de él en su sangre. Y la flecha mortal


que acababa de morder no levantó un dedo para defenderse. Él simplemente
colocó su mano sobre la cadera de ella, sosteniéndola cerca de la fuerza
musculosa de su cuerpo.

Con el gruñido convirtiéndose en un bajo retumbar, soltó su mordisco,


luego lamió su lengua sobre la hendidura en su piel, había sido cuidadosa
incluso ante su falta de control, no le había roto la piel.

Su respiración se alteró. La fuerte ingesta la hizo apartarse. ¿Qué


demonios estaba haciendo ella? Acababa de morder a un hombre que solo
conocía de horas antes... y estaba muy, muy satisfecha de ver que lo había
marcado. Incluso ahora, no pudo evitar pasar sus dedos sobre la marca. —
Esto no es normal—. Su voz salió ronca.

Ethan la miró con intensidad inquebrantable. —Nunca he sido


normal. Pero ahora eres mi compañera y no voy a renunciar a eso.

Selenka no tenía idea de quién era este hombre, pero de que era su
compañero era incuestionable. El vínculo, irregular, frío y sutilmente
desafinado, zumbaba en su sangre, su lobo ansiaba los privilegios de la piel.
Pero la disonancia en su vínculo agudizó sus instintos y le dio la claridad
para decir, —Cuéntame por qué eres una amenaza.

Las pupilas de Ethan se extendieron hacia afuera, hasta que sus iris
fueron una extensión de obsidiana.
Paciente Cero
Sus lecturas psíquicas actuales son motivo de preocupación.
—Dr. Maia Ndiaye, PsyMed SF Echo, a Pax Marshall, CEO, Grupo Marshall.

Paciente cero.

Así es como la Dr. Ndiaye y los demás miembros del equipo Escarabajo
lo llamaron. Era para mantener su anonimato, pero también porque era
cierto. Él era el primer caso conocido de Síndrome de Escarabajo en el
mundo posterior al Silencio, un hombre poderoso anclado a la cordura por
dos hilos delgados.

El contacto esporádico con una empática tan única como él lo era


como paciente.

Y un vínculo con su gemela que ni siquiera el Silencio había podido


romper. Ella se preocupaba por él a pesar del hecho de que la había
decepcionado de muchas maneras.

—Tienes esa mirada en tus ojos—, dijo Theo ahora, inclinándose en


la puerta de la suite que era suya en este departamento en expansión que
consumía un piso entero del edificio.

Durante tanto tiempo, Pax la había protegido haciéndola irrelevante.


Esos días habían terminado. Él era ahora el jefe de la familia y la protegía
al dejar en claro que nunca sería presa en el juego vicioso de la política y el
poder que era su familia, cualquiera que viniera tras ella se pondría al frente
y al centro en su punto de mira...

Y Pax no era un hombre conocido por tener misericordia.


Sin embargo, con Escarabajo en su cabeza, también había planeado
para el futuro. Lo que sea que le pasara, su gemela nunca más estaría sin
protección. El dinero podría comprar muchas cosas, incluida la seguridad
de una hermana que siempre había sido la mejor mitad de su par roto.

—¿Cuál mirada? —se giró, con las manos en los bolsillos y la chaqueta
del traje desabotonada. —Ni siquiera podías ver mis ojos desde donde estás
parada.

—Lo siento—. Palabras tranquilas e intensas. —El poder te llama.

Lo hizo y siempre lo haría, susurrando una canción de sirena más allá


de todo lo que había conocido. —Es una locura—, dijo. —No cambiaría mi
cordura por el poder.

Ella lo miró con esos ojos azul cielo por un largo tiempo antes de
retirarse nuevamente a su suite y cerrar la puerta. Lo último que vio fue la
luz del sol brillando en los mechones dorados de su cabello. Era su gemela,
pero no habían estado realmente unidos durante mucho tiempo. Aun así,
ella no lo dejaría caer.

No se podía permitir que el paciente cero aterrorizara al mundo.

No importa cuán dulcemente cantaban las sirenas.


Capítulo 11
Una cuchilla afilada
Empuje profundo
Gotas de sangre en la nieve
— "Canción de amor" de Adina Mercant, poeta (n. 1832, m. 1901).

Ethan sabía que estaba a punto de arriesgar su vida y su


apareamiento con Selenka. La tentación de mentir y disminuir su
complicidad en el plan susurró en el fondo de su mente, pero las garras que
rastrillaban sus entrañas eran una advertencia, mentir sería envenenar su
vínculo en sus inicios.

Tenía que decir la verdad, y si su compañera decidía arrancarle la


garganta, que así fuera. —El ataque con gas fue una trampa—, dijo, y vio al
lobo entrar en sus ojos. —Estaba destinado a salvarte.

El gruñido que llenaba el aire era una cosa de furia retenida que hizo
que el perro a su lado se congelara. —¿Por qué?

—Entonces estarías más inclinada a confiar en mí y podría


profundizar en tu confianza. Su objetivo era controlarte a través de mí.

La reacción de Selenka no fue lo que esperaba. Después de mirarlo


con ojos dorados por un largo momento, ella mostró sus dientes con una
sonrisa salvaje. —¿Qué mudak12 pensó esto?

—Se hace llamar Operativo C y es parte del Consorcio—.


Desequilibrado e inseguro del significado de su reacción, Ethan se aferró
obstinadamente a la verdad. —He logrado rastrear parte de su identidad,

12 Estúpido
está el negocio de la distribución computrónica, pero aún no tengo su
nombre.

Selenka se agarró la barbilla. —¿Por qué decidiste traicionar todo lo


que representan las Flechas y alinearte con un hombre que usaría a
empáticos traumatizados para su propio beneficio?

Una vez más, Ethan luchó contra el impulso de disminuir su papel en


esto. —No sentí nada cuando vino a mí, estaba atrapado detrás de una
niebla gris donde nada penetraba. Me preguntaba si ser un traidor incitaría
una chispa en mí—. Una decisión tan extraña e inexplicable y, sin embargo,
tenía sentido en ese momento y lugar. —Diré una cosa en mi defensa.

Selenka levantó una ceja.

—No sabía que estaría usando empáticos—. Nunca habría aceptado


algo que significara que otro ser sensible fuera retorcido y usado. —Creía
que los empáticos no podían ser empujados a la violencia, y sería un
miembro del equipo de seguridad simpatizante del Consorcio quien sería el
agresor.

Apretando más fuerte, Selenka volvió a gruñir. —¿Y si no nos


hubiéramos apareado? ¿Lo habrías hecho?

—Toda la operación se interrumpió en el instante en que extrajeron


sangre—. Ethan rechazó el poder oscuro que se abultaba contra sus
escudos, alimentado por su fría ira. —Fui claro en eso, no se derramaría
sangre—. Se había visto obligado a ser un asesino la mayor parte de su vida;
si mataba de nuevo, sería por elección y no porque lo hubieran manipulado.

Selenka estaba atrapada entre impulsos gemelos, morder a su pareja


por dar un paso tan traicionero y abrazarlo, porque la cantidad de dolor que
causaría que un niño creara una “niebla gris" entre él y el mundo que duró
hasta la edad adulta era una cosa horrible.

La ira incendiaria podría haberlos quemado a los dos a una ceniza,


excepto que él estaba parado aquí, exponiéndolo todo y sin hacer ningún
intento de ocultar su participación. —¿Te das cuenta de que no hubiera
funcionado? —Una confianza tan profunda que comienza a afectar las
decisiones de un alfa tarda mucho en crecer.

—No me importó—, dijo Ethan sin rodeos. —No tenía ninguna apuesta
en la trama en sí. Lo único que quería era saber si borraría el
entumecimiento—. Ojos de medianoche inundados en la oscuridad. —
Configuré un temporizador que liberaría un mensaje a Aden en caso de que
el Operador C me matara. No paré el reloj después, por lo que Aden recibirá
la información en el próximo minuto.

En verdad, su compañero era un enigma. —Tendré que compartir la


posible estratagema13 con otros en Trinidad—. Aunque ella ocultaría la
identidad de Ethan, él era su compañero ahora, suyo para proteger… o
destruir si era un monstruo. Esa era la brutal realidad que venía con un
apareamiento entre dominantes.

Algunos no podrían hacerlo incluso si su pareja se volviera malvada o


se convirtiera en un renegado sediento de sangre que se olvidó de su
humanidad. En ese caso, era el alfa que se encargaba del problema. Pero
cuando eras un alfa, la responsabilidad de tu pareja estaba totalmente en
tus manos. Selenka no lo delegaría a nadie más.

Si Ethan resultaba ser monstruoso, ella sería la que acabaría con él,
incluso si eso destrozaba a su lobo.

13 Acción hábil y engañosa para conseguir algo.


—Debes saber que el Operativo C parece estar ejecutando esto como
una prueba—, dijo Ethan. —Su espectacular fracaso debería detener
cualquier otro intento.

Porque en lugar de que Ethan se infiltrara en BlackEdge, BlackEdge


había robado a Ethan. El lobo todavía está satisfecho con eso a pesar de
todo, Selenka le soltó la barbilla justo cuando Aden salió de la sala del
simposio para dirigirse directamente hacia ellos.

El perro de Ethan le gruñó al líder del escuadrón hasta que Ethan dijo
con firmeza: —No.

Lo que siguió fue una interacción que Selenka encontró fascinante,


había tan poca emoción externa en ella, sin embargo, un grupo de elementos
pesados y oscuros se movieron debajo. —Si el Operativo C no está al tanto
de tu deserción, no le avises—, dijo el líder del escuadrón. —Podemos usarlo
para llegar a jugadores más grandes en el Consorcio.

Ethan inclinó la cabeza, sus ojos se habían desvanecido de nuevo a


su tono pálido. —Tienes mis disculpas, Aden. No pensé en el impacto en el
equipo cuando hice esto. Nunca fue mi intención desacreditarte.

Aden Kai miró hacia el suelo por un largo segundo antes de mirar
hacia arriba. —Te fallé, Ethan. Todos te fallamos. Que desees venganza es
comprensible.

Selenka sintió la confusión de Ethan incluso a través de su vínculo


brumoso. —No quería venganza—, le dijo a Aden. —Confía en mí en esto.

La mirada de respuesta de Adén se convirtió rápidamente en un ceño


fruncido cuando miró de ella a Ethan… y parecía concentrarse en la marca
de mordisco en el cuello de Ethan. —Ya veo—, dijo. —En ese caso, ¿puedo
solicitar que no menciones una conexión Flecha cuando compartas este
movimiento del Consorcio con otros alfas? La desconfianza entre los
cambiantes y las flechas causará mucho más daño que bien.

Selenka ya había llegado a la misma conclusión. —No te preocupes.


No voy a darle al Consorcio lo que quieren—. División, desconfianza,
fragmentación, ese era el objetivo del Consorcio. —Especialmente sobre un
plan tan estúpido—. Como si los cambiantes alfa fueran niños, para que
una sola persona los maniobrara y sacudiera cuando sostenían a toda la
manada sobre sus hombros.

—Puedes expulsarme si lo deseas—, le dijo Ethan a Adén.

La respuesta de Adén fue absoluta. —Nunca. Eres uno de nosotros,


Ethan, y siempre lo serás.

—¿No desconfiarás siempre de mí?

—Si Selenka no te ha arrancado la garganta, entonces nos has dicho


la verdad—, dijo el líder de Arrow en voz baja. —Un compañero puede oler
la traición.

La sonrisa de Selenka era salvaje. Porque Adén tenía razón. Incluso la


estática en su vínculo con Ethan no podía ocultarle la verdad sobre él, su
compañero era intenso, peligroso y honesto como una espada. —Además de
alertar a los demás sobre un posible plan para ganar su confianza a través
de rescates milagrosos y otros—, dijo, —este es un asunto privado entre
Ethan y yo.

—Aceptado. —Aden dio un paso atrás… pero no se fue. —Solo


recuerda esto, Ethan, eres una flecha. Es posible que te hayamos
defraudado durante muchos años, pero nunca más lo haremos. Llámanos y
acudiremos.
Selenka guardó silencio hasta después de que el líder del escuadrón
había regresado al interior del edificio. Luego agarró la mandíbula de Ethan
y tiró de él hacia abajo para un beso que era todo lengua y posesión. Estaba
respirando pesadamente después, con los labios húmedos y un toque
hinchado por la ferocidad de su beso. —¿Alguna vez me traicionarás a mí o
a los míos? —ella preguntó.

La respuesta fue una tormenta de devoción tan violenta que llegó a


pesar de la interferencia y los bordes irregulares de su vínculo. —No—, dijo
mientras su cabeza sonaba por la fuerza de su respuesta. —Soy tuyo en
todos los sentidos. Tú me posees.

El lobo de Selenka gruñó de júbilo, pero la mitad humana de ella


luchó. No porque le haya dado su lealtad, el vínculo de apareamiento era
una fuerza poderosa, sino por la falta de límites en él. —Soy una extraña
para ti—, dijo, con el sabor de él todavía en su boca. —¿No tienes miedo de
que te use para derramar sangre?

—Lo haré por ti. —Sin dudar, sin pestañear.

Ethan había elegido y si el compañero que había elegido quería usarlo


hasta que rompiera, permitiría que eso sucediera. No conocía otra forma de
ser, no tenía mecanismos de seguridad salvo la niebla gris, y nunca volvería
a eso.

La respuesta de Selenka fue un gruñido y otro beso que lo escaldó. —


No tengo idea de lo que voy a hacer contigo. —Fue un gruñido.

—Hazlo más tarde—, dijo Ethan, incapaz de contener las palabras por
más tiempo. —Tu herida de la espalda necesita atención—. Había estado
luchando contra el impulso de presionarla sobre esa herida desde que
comenzó a hablarle sobre el Operador C. —Puedes arrancarme la garganta
más tarde si lo deseas—. Él inclinó la cabeza hacia un lado para mostrarle
esa vulnerabilidad, dejar en claro que no iba a luchar contra ella.

Otro gruñido se elevó en el aire, el roce del aliento caliente contra su


piel mientras ella lamía la marca. —Vamos a tener que compartir los
privilegios de la piel pronto, o mi loba te va a desnudar en la calle.

—Después de ver al sanador—, Ethan insistió.

La risa irritada de Selenka. —Ven entonces, compañero, vamos a


hacer esto—. Ella usó el corto paseo para calmarse un poco, poner la cabeza
en su lugar. Sin embargo, la compulsión por los privilegios de la piel no
moriría. Su loba insistió en que profundizara su conexión física con su
compañero, su insistencia era tan frenética que le dificultaba pensar.

Gruñendo bajo en su garganta cuando pasaron por un estrecho


callejón envuelto en sombras y sin ningún ojo vigilante, ya sea real o
computrónico, empujó a Ethan contra la pared. —¿Privilegios de piel, sí o
no?

—¿Eso significa contacto de piel contigo? —Sus ojos se estaban


poniendo negros frente a ella mientras hablaba, su respiración se aceleraba.

—Si.

—Sí—, respondió tan rápido que cayó sobre su respuesta. —Si. —


Necesidad, cruda y sin adornos.

Él la alcanzó mientras ella deslizaba su mano alrededor de su nuca,


el beso que siguió fue tan primitivo que ella emitió un sonido profundo que
provenía de su loba. En lugar de retroceder, movió su mano hacia su cabello
y la sostuvo mientras ella profundizaba el beso. . . antes de hacer eco de sus
movimientos. La flecha era un rápido aprendiz.
Ese pensamiento encendió otro en su cerebro.

Apartó los labios de los suyos y dijo, —¿Eres virgen? —un Psy bajo el
Silencio no se habría entregado a los privilegios de piel, un pequeño hecho
que no era de conocimiento común, pero estaba allí si mirabas la
información disponible.

Una sociedad basada en la eliminación de la emoción en su gente no


probaría el contacto sexual, era muy difícil mantenerse alejado mientras se
enredaban con un amante, incluso si esa emoción era un placer sensual que
no había sido tocado por ninguna otra emoción.

—Sí— dijo Ethan, y la besó de nuevo.

Selenka gimió y mordió su labio inferior, pero la Flecha no se retiró.


Sus manos fueron a su chaqueta, y él tenía el cierre delantero abierto antes
de que ella lo hubiera pensado conscientemente. Gruñendo cuando
descubrió que llevaba algo debajo, usó sus garras para rasgarlo. . . y aplastó
sus palmas sobre la piel caliente, sobre el músculo tenso.

Ethan hizo un sonido profundo en su pecho y presionó su toque, sus


dos manos ahora enredadas en su cabello y su excitación rígida contra ella.
Rompiendo el beso, ella pasó su boca sobre su garganta, lamiendo la marca
de la mordida en el proceso. Él se estremeció, su poderoso cuerpo era un
esclavo a su toque.

Era erótico como el infierno.

Desabrochando su chaqueta, tomó una de sus manos y se la puso


sobre el pecho. Incluso a través del sujetador, el contacto la hizo arquear la
columna vertebral. Entonces su Flecha inclinó su cabeza y besó la curva
superior regordeta, toda lengua y humedad, y quiso empujarlo al suelo y
montarlo hasta que ambos llegaran tan fuerte que vieran estrellas.
Pero debajo de la necesidad salvaje había una poderosa ternura.

Ambos necesitaban desahogarse un poco, pero ella no querría que su


primera vez fuera un acoplamiento frenético en un callejón de Moscú. La
ternura posesiva fue suficiente para moderar incluso la extrañamente
violenta necesidad de su lobo; esa ternura debería haberse sentido mal al
estar dirigida a un hombre que era parte de un escuadrón de asesinos
mortales, pero en esto, él era un novato.

Así que incluso cuando ella levantó su cabeza para darle otro beso,
estaba frotando su pecho con una suave caricia. Frotando su garganta
cuando rompieron el beso para recuperar el aliento, ella dijo: —
Terminaremos esto más tarde, cuando podamos saborearnos
correctamente.

Su mano estaba en su cintura, piel con piel, y se apretó por un


momento antes de que la soltara. —El consentimiento es la clave—, dijo,
como si repitiera una declaración de memoria.

Selenka le pasó las uñas por el pecho. —Es verdad. ¿Quién te enseñó?

—Un empático que da lecciones al escuadrón sobre cómo interactuar


socialmente.

Palabras ásperas, su respiración errática. —Pero yo sabía lo que era


el consentimiento antes de su lección.

Porque el derecho a dar o rechazar el consentimiento le había sido


robado una y otra vez.

Reprimiendo su gruñido, presionó un suave beso en su pecho antes


de dar un paso atrás y cerrar la cremallera de su chaqueta, estaba
consciente de sus ojos calientes en su piel, ya que estaba cubierta
centímetro a centímetro, y si no hubiera estado tan decidida a presentarle
adecuadamente el placer, ella habría saltado sobre él ahí mismo.

—Perdón por la camiseta—, dijo, al ver el desorden que había hecho


con la tela negra.

Bajó la vista. —Tengo más. Prefiero que me toques antes que proteger
mi ropa.

Superado por una ola de afecto lobuno, Selenka juntó los costados de
su chaqueta y comenzó a sellarla al frente, ocultando la camiseta
desgarrada. Él se quedó quieto bajo su toque. —Lo que hice, ¿nos
envenenará?

La necesidad ya no nublaba su mente, Selenka miró esos ojos pálidos


que se habían vuelto agudos por la concentración… y tomó una decisión —
Decidiste participar en un plan del Consorcio antes de conocerme. Nuestra
relación comenzó desde el punto en que hablamos por primera vez, y has
dicho que ahora no me traicionarás a mí ni a los míos.

—No lo haré—. El compromiso tan positivo que fue un golpe a través


del vínculo de apareamiento.

Tú me posees.

Aún perturbada por esa declaración, Selenka también lo vio por el


compromiso absoluto que tenía con ella. —Algunas elecciones son
imperdonables, no importa qué tan atrás en el pasado fueron tomadas.

Terminando con su chaqueta, ella dio un paso atrás. —Pero algunas


opciones son pasos en falso que podemos corregir si tenemos la
oportunidad. Esta es tu oportunidad de ser mejor de lo que otros habrían
hecho de ti, Ethan. Un hombre mejor, un mejor amigo para tus compañeros
de escuadrón y un hombre del que estaría orgullosa de llamar mío.

Era su compañero ahora, y ella no podía hacer nada más que luchar
por él, especialmente contra sus propios demonios.

—¿No estás orgullosa ahora?

Selenka pensó en la presunción de su loba, la colocó contra la


oscuridad del pasado de Ethan y supo que necesitaba ambos lados de la
verdad. —La parte más primitiva de mí está orgullosa de tu fuerza y de que
eres letal—. Ella era una loba dominante y esas cosas le importaban. —Pero
para el resto de mí, eres un extraño. Todavía no conozco tu corazón, y el
corazón es lo que convierte un vínculo en un verdadero apareamiento.

Los pálidos ojos de Ethan la absorbieron con una intensa posesividad


que podría haber aterrorizado a otra mujer. —Es poco probable que mi
corazón sea normal.

Con el estómago frío por la ira de nuevo por la forma en que se había
torcido su visión de sí mismo, Selenka pasó las garras sobre su mandíbula.
—Entonces muéstrame tus bordes dentados y tus piezas fracturadas, tu
obsesión y tu necesidad. Enséñame a ti mismo.
Capítulo 12
Como no respetarás los consejos de tu padre, considera esto un edicto
de tu alfa. Tu cachorro ahora vivirá con Lada y conmigo.
—Alpha Yevgeni Durev a Kiev Durev (2062)

El vehículo de Oleg estaba estacionado frente a la sede principal de


BlackEdge en la ciudad, el sanador mayor de cabello blanco flotando justo
al lado de la puerta principal. Él se abalanzó sobre ella en el instante en que
apareció. —¿Qué te ha pasado? —exigió, girándola como si fuera la niña a
la que había ayudado a nacer y no el lobo más dominante de la manada.

Sesenta años de edad, con su piel oscura como la teca y sus ojos de
un marrón suave, Oleg había sido un sanador por más tiempo de lo que
Selenka había sido alfa. Un lobo gentil por naturaleza, se volvía loco cuando
uno de los suyos resultaba herido. Selenka había aprendido a dejarlo
sacarlo de su sistema, el afecto de su lobo por el sanador era una sonrisa
en su sangre; Oleg se calmaría una vez que viera su lesión y elaborara los
pasos para lidiar con ella.

Había sentido la repentina inmovilidad letal de Ethan cuando el


hombre mayor la alcanzó por primera vez, inmediatamente le llamó la
atención y frunció el ceño en señal de advertencia. Nadie toca a un sanador
con violencia. La tensión continuó zumbando en el aire, el hielo dentro de
ella se quebró con fuego, pero Ethan no intentó interponerse en el camino
de Oleg.

Su pelaje erizado se asentó.

Una parte de ella había estado preparada para otra reacción, aunque
nada de lo que Ethan había dicho o hecho que había indicado una falta de
respeto por las mujeres en el poder.
Esa era su propia mierda con la que lidiar, su propia herida abierta.

—Adentro, Selya—. Oleg la atrajo, usando la versión de su nombre


más utilizada por los compañeros de manada; la madre de Selenka no había
elegido un nombre tradicionalmente ruso para su hija, sino que eligió el
nombre de su cantante favorita, pero eso no había demostrado ser una
barrera en lo que respecta a la tradición de usar diminutivos en la vida
cotidiana.

Para su madre, ella había sido Selenochka cuando era bebé. Para sus
compañeros y amigos, ella era Selya. Para sus abuelos, y a menudo para
Oleg, ella era Selenushka. Y para los cachorros que todavía estaban
aprendiendo a hablar, ella era cualquier combinación de sílabas que
pudieran juntar.

—Tú también puedes venir—, le dijo Oleg a Ethan, —pero el perro se


queda cerca de la puerta hasta que se bañe.

—Quieto—. El tono de Ethan era absoluto.

El callejero se sentó mientras Selenka seguía a Oleg a la pequeña


enfermería dentro de la Sede principal.

Después de quitarse la chaqueta con una mueca retenida, porque


ahora que ya no estaba atraída por la atracción sexual primaria, la herida
le dolía, saltó a la mesa de examen y se sentó con las piernas colgando del
borde mientras Oleg iba detrás de ella. para descubrir, y luego examinar la
herida.

Ethan, después de haberlos seguido, tomó una posición vigilante al


lado de la puerta.

Sus pálidos ojos encontraron los de ella.


Y su lobo se abalanzó sobre su piel, deseando, deseándolo.

Las manos de Oleg vacilaron contra su piel por un segundo antes de


que el sanador continuara con su trabajo. Ese era el problema de ser
cambiante... sus compañeros de manada podían oler todo tipo de cosas. El
hecho de que Oleg hubiera olido su respuesta aguda y sensual al hombre
que estaba parado en silencio junto a la puerta significaba que la respuesta
era aún más potente de lo que había pensado.

No era que Oleg fuera a hacer nada más que ser curioso. La excitación
y los privilegios de la piel no eran una cosa vergonzosa, sino una parte alegre
de la vida. Incluso Selenka, con su constante conciencia de la falta de
disciplina que podría estar en su sangre, nunca había visto los privilegios
de piel desinhibidos como algo negativo. Su problema siempre había sido
encontrar a alguien de quien se sintiera atraída y a quien no rompería.

Pero ahora tenía una Flecha como compañero. Aunque era un extraño
en muchos sentidos, ella sabía varios hechos críticos sobre él. Uno de los
cuales era que más allá de su piel de flecha, era un protector con la
capacidad de sentir empatía por aquellos que eran más débiles. Ethan
podría no verlo de esa manera, pero el hombre acababa de adoptar un
callejero mordido por las pulgas.

Sus labios se curvaron ligeramente.

Sí, ella quería a este extraño tan complejo en su cama, estaba ansiosa
por presentarle un placer que era más lento y profundo de lo que ya habían
compartido. Ella mantendría sus instintos bajo control y lo debatiría más
tarde.

—¿Recibiste alguna lesión? —Oleg le preguntó a Ethan mientras


seguía trabajando en Selenka. —No puedo oler sangre en ti, pero no todas
las heridas causan pérdida de sangre.
—Estoy ileso—. Plano, sin tono, sin ningún intento de parecer
simpático o amigable.

Oleg, sin embargo, se había peleado con demasiados dominantes


gruñones como para poder cerrarlos fácilmente. —Uno de nuestro grupo que
estaba ayudando con la seguridad llegó murmurando sobre luces que lo
hicieron ver estrellas. ¿Aparentemente eras tú?

Selenka se preguntó qué revelaría o no su compañero. —Soy un


telequinético que no puede mover objetos. Mi poder reside en fotones,
partículas de luz—. Los ojos de Ethan estaban puestos en Selenka, no en
Oleg, la fuerza de su concentración era un pálido desafío sensual que le
decía que su compañero no apreciaba su reserva. —Hasta donde se sabe,
manipulo o enfoco esas partículas. Similar a como un panel de vidrio enfoca
la luz.

—Hmm—, dijo Oleg. —Nunca pensé que la luz fuera mortal, pero, por
supuesto ¿qué es un láser sino un rayo de luz?

Selenka se calmó al darse cuenta de por qué Ethan tenía tantos


fragmentos irregulares dentro de ella. Había pensado que lo había
entendido, pero no había comprendido todo el alcance. Se vio a sí mismo
como un arma. Uno que había sido forzado por sus entrenadores a matar y
matar de nuevo. ¿Qué había causado eso a un niño ya traumatizado por un
ataque defensivo que lo dejó huérfano?

Su compañero se había roto en fragmentos hacía mucho tiempo, cada


fragmento bordeado de sangre.

—No tengo una subdesignación oficial—. Ethan continuó mirando a


Selenka, su compulsión hacia ella sin ocultar. —Estoy como un Tk atípico
en la lista del escuadrón, aunque Aden me ha dicho que parezco trabajar en
los mismos micro niveles que los Tks que pueden mover las células en un
cuerpo.

El teléfono de Selenka sonó con una alerta cuando le iba a responder.


Al reconocer ese patrón como el que le había asignado a Gregori, sacó el
teléfono del bolsillo y leyó el mensaje. —Grafiti en la tienda de Nat.— Sus
ojos se estrecharon,—Gregori captó el aroma de uno de los lobos de Blaise
en el mismo lugar.

Oleg exclamó con desaprobación, sus manos cálidas y gentiles contra


ella. —Esos jóvenes lobos son demasiado fuertes y peligrosos para estar
fuera de una manada, y Blaise podría ser un lobo dominante, pero no es un
alfa. Tampoco ese teniente suyo. ¿Cuál es su nombre? Nomani, eso es todo.
Ninguno de ellos es lo suficientemente dominante como para liderar.

—Hmm—. La problemática y potencialmente riesgosa organización


era parte de la razón por la cual Selenka había aceptado la súplica
apasionada de su teniente Emanuel de que se permitiera a los Discípulos
del refugio establecer una tienda en el borde de su territorio.

Emanuel había sido una vez un joven rebelde, pero, —Tenía una
manada que se preocupaba por mí. Estos jóvenes no tienen eso si se han
conectado con un carismático charlatán. Tenemos que ayudarlos antes de
que sea demasiado tarde y que siempre estén distorsionados por su
asociación con ese mudak.

Decir que su teniente tenía fuertes sentimientos sobre Blaise era una
gran subestimación. Selenka estuvo de acuerdo en que el "líder espiritual"
de los Discípulos era un bastardo viscoso que había encantado a los cuatro
lobos de diecinueve a veintiún años para que dejaran sus manadas para
formar parte de su congregación.
Los cuatro cada vez más fuertes. En ese nivel de dominio, solo tenían
dos opciones: volverse solitarios o ser parte de una manada. Vagar juntos
en un grupo sin una estructura jerárquica de manada solo conduciría al
derramamiento de sangre. Tanto entre ellos como contra otros que fuesen
lo suficientemente desafortunados como para cruzarse en su camino.

Como Oleg había señalado, Blaise no era lo suficientemente fuerte


como para controlarlos por mucho más tiempo. Por supuesto, no eran lobos
de BlackEdge y Selenka estaba en su derecho de haber negado la solicitud
de Emanuel, pero eso simplemente habría arrojado el problema a otro grupo,
probablemente uno no tan fuerte como BlackEdge y, por lo tanto, no tan
capaz de garantizar que esos cuatro lobos no causaron caos. Porque sin la
supervisión correcta, podrían hacer un daño irreparable a las relaciones de
los cambiantes con humanos y Psy.

Un solo ataque vicioso de un lobo fuera de control era todo lo que se


necesitaría. Blaise también tenía una cohorte de humanos, cambiantes no
depredadores y Psy en su redil. Al igual que con los lobos, estaban
esclavizados por él. Por eso Selenka no había invitado a los cuatro lobos a
unirse a BlackEdge; no deseaba invitar a espías resentidos en medio de
ellos. Si uno de los cuatro deseaba desertar, él o ella tendrían que usar un
guante más duro que aquellos que navegan en solitario y que deseaban
reintegrarse en una manada.

Blaise había prometido asegurarse de que su "rebaño" se comportara


con "sumo cuidado" en el territorio de Selenka. Esa promesa se estaba
quedando corta incluso más rápido de lo que Selenka había esperado. —
Pobre Emanuel—, murmuró. —Él estará tan decepciona...—un dolor
aullante, la retorció por dentro tan cruelmente que no pudo formar palabras.
Pero ella ya se estaba moviendo, aunque la agonía reverberó a través de cada
célula de su cuerpo.
Oleg, conectado a ella por un vínculo de sangre, se tambaleó al mismo
tiempo. —¿Cuál es la amenaza? —Los ojos de Ethan eran obsidiana, el hielo
dentro de ella gélido como el infierno.

Selenka tiró de su chaqueta arruinada sobre nada más que su sostén


deportivo dañado mientras salía corriendo por la puerta. —Uno de mi gente
está herido. — El vínculo de teniente-alfa con Emanuel se había roto con
sangrienta ferocidad, pero ella no podía aceptar la finalidad de la pérdida
hasta que hubiese visto su cuerpo.

Oleg fue la última persona en llegar al vehículo, pero ella lo esperó


porque necesitarían un sanador. El perro de Ethan saltó a atrás un segundo
antes que el sanador. Sin decir una palabra más, Selenka golpeó el
acelerador, yendo a velocidades que ningún humano podría igualar. Ella no
conocía la ubicación exacta donde Emanuel había caído, pero había sentido
lo suficiente en ese impactante momento de pérdida para apuntar su
vehículo hacia el corazón verde intensamente protegido de la manada.

Su teléfono sonó minutos después en el camino, el tono que le había


asignado a su padre. No tenía tiempo para su drama hoy, pero algo la hizo
responder usando el sistema del auto. —¿Qué? —Era un gruñido, su lobo
tan cerca de su piel que apenas podía formar palabras.

—Emanuel, está herido—. La voz de su padre era frenética. —Hay


tanta sangre.

Selenka se inclinó sobre el hielo de Ethan. —Coordenadas—. Kiev


Durev tardó dos intentos en transmitir la ubicación exacta.

Aunque Selenka sabía que era demasiado tarde, todavía conducía con
furia desenfrenada. Deslizando el vehículo hasta detenerse lo más que pudo
en el verde espeso de la casa forestal de la manada, salió y corrió. Un alfa a
menudo podría retener incluso a un miembro de la manada muy gravemente
herido si lo alcanzaba lo suficientemente rápido.

Oleg la rastrearía por su olor.

En cuanto a Ethan, ella lo estaba abandonando en un territorio


desconocido, pero el hombre era una Flecha y el lazo a ella más profundo
que el de sus tenientes.

La encontraría.

Su corazón alfa la condujo mientras el dolor resonaba en sus venas,


la angustia de un miembro perdido palpitando en su psique. Pero, aunque
corrió a una velocidad que convirtió el mundo en una mancha borrosa,
Emanuel ya se había ido cuando lo alcanzó. Yacía sobre el suelo en el regazo
de otro miembro de su manada que tenía sangre por toda su camisa y
pantalones a medida.

—Corrí lo más rápido que pude cuando olí a sangre—, dijo su padre,
la punta puntiaguda de su perilla temblaba con la extensión de su temblor.
—Traté de ayudar—. La manzana de Adán se balanceó. —Pero no pude
retenerlo.

Selenka sabía que no tenía ninguna esperanza de hacer eso; Emanuel


había muerto en un instante, probablemente un latido del corazón después
de tomar lo que parecía ser un disparo directo al corazón. De lo contrario,
habría sentido alguna advertencia a través del vínculo con su teniente. Sin
dejar de arrodillarse junto a su cuerpo ensangrentado, lo acercó a ella y
trató de devolverle la vida. Pero incluso el poder de un alfa no podría revivir
a los muertos.

La angustia la partió en dos.


Con cabello rubio arenoso y juguetones ojos verdes, Emanuel solo
tenía cuarenta y cuatro años, un lobo en la flor de su vida. Todavía no había
encontrado una compañera, pero había estado cortejando a una loba dulce
y sumisa que se sonrojaba tímidamente cada vez que se acercaba a ella. Un
tipo de dominante más amable, que se reía con la misma facilidad con la
que gruñía, era querido por sus compañeros de manada, y su alfa lo
valoraba profundamente.

Selenka había esperado tener su presencia tranquila y divertida con


ella a medida que envejeciera y se acomodara a su papel en la manada.
Emanuel, nunca Manny ni ninguna otra abreviatura de un nombre que
honrara a su adorado abuelo, estaba destinado a ser un tío honorario para
sus futuros hijos, un amigo para ella hasta que ambos fueran "barbudos
grises, viejos y gruñones". Pero ella no lloró. Un alfa no podía. No hasta que
su trabajo estuviera terminado.

—¿Viste u oliste algo? —le preguntó a su padre; en este momento,


todo lo que podía oler era la sangre de Emanuel, cada aliento lleno de hierro
frío.

—Creo que escuché un vehículo, tal vez un motojet—. Pasó una mano
temblorosa por los mechones cuidadosamente cortados de su cabello
castaño claro. —Para ser honesto, no presté mucha atención. Estaba más
preocupado por Emanuel. Pensé que aún podría estar vivo.

Como esa había sido la primera reacción de Selenka,


independientemente de la forma en que se rompió el vínculo, acunó el
cuerpo de su amigo y teniente más cercano y asintió.

—También encontré un arma—. Kiev levantó esa arma antes de


ponerla en el suelo empapado de sangre. —Sé que no debería haberlo
recogido, que habría contaminado la evidencia, pero no estaba pensando
con claridad—. Sentado en el suelo del bosque, miró la sangre seca en sus
palmas. —Pensé que tal vez alguien volvería.

Selenka no estaba preocupada por la evidencia mientras sostenía el


cuerpo ya frío de Emanuel en sus brazos. Angustiada por su lobo, echó la
cabeza hacia atrás con un aullido que resonó en todo su territorio. Lobo tras
lobo retomó el llanto de luto y la tristeza se extendió. Pronto, todo el grupo
sabría que habían perdido a uno de los suyos.

Oleg llegó justo después de ese aullido, en su forma de lobo, su equipo


médico atado a su cuerpo.

Ethan, pensó. Ethan debe haber hecho las correas.

El sanador se mantuvo con ella.

Pronto llegó otro sonido en los árboles, su compañero la había


seguido. La cabeza de su padre se alzó al mismo tiempo, sus ojos de lobo
dorado y bordeados de rojo. Kiev Durev podría despreciar la forma de vida
cambiante como "primitiva" e "incivilizada", pero también era un lobo, y no
exactamente débil.

Selenka pateó el arma lejos de su mano antes de que pudiera


alcanzarla.

Su mandíbula se endureció, sus ojos brillaron. Pero Selenka estaba


acostumbrada tanto al enojo amargo de su padre como a su falta de
disciplina para ocultarlo. Con la facilidad de una larga práctica, se quitó el
pelo de Emanuel y le dio un beso en la mejilla. —Fuiste uno de los mejores
de nosotros—, murmuró. —Siempre te recordaré.

BlackEdge había tenido suerte, tanta suerte desde que llegó al poder.
Hubo pérdidas, sí, pero principalmente a través del efecto natural del tiempo
o en accidentes. Ninguna de sus personas había muerto en este tipo de
violencia. Llevaba a todos y cada uno de los miembros perdidos dentro de
su corazón.

Pero Emanuel… Su ausencia dejaría un agujero en ese corazón.

Cayendo de rodillas junto a ella, Ethan colocó una mano sobre su


nuca. El hielo negro de su compañero, el fuego azul agitado enjaulado
dentro, la mantuvo firme en la tormenta de aullidos y dolor; sentirlo era una
calma helada, una noche sin estrellas. Como si él supiera que ella
necesitaba el frío, el hielo. De lo contrario, su ira y dolor la consumirían por
completo. Alguien había entrado en su territorio y había dañado a uno de
los suyos. Selenka no se detendría hasta que alguien fuera traído para
ajustar cuentas. Los cazaría hasta los confines de la tierra, los dejaría
ensangrentados y rotos.
Capítulo 13
Una manada fuerte se construye en el núcleo de la familia, de la lealtad.
—Extracto de un ensayo escolar de Ilarion Chernyshevsky (18), manada BlackEdge.

Ethan se quedó con Selenka durante todo lo que siguió. Cuando


apareció por primera vez de los árboles detrás de ella, todo lo que había visto
era sangre. Luz había cubierto las puntas de sus dedos, sus instintos letales
se concentraban en el hombre que estaba sentado frente a ella. Un segundo
después, su cerebro había notado los ojos familiares en ese rostro masculino
y reconoció que Selenka sostenía el cuerpo del que era la fuente de toda la
sangre.

Su dolor fue como cuchillos apuñalando dentro de él, una emoción


que desencadenó recuerdos de un niño pequeño rodeado de muerte. Cerró
la puerta de un golpe, porque ese camino conducía a la locura, había hecho
contacto en un intento de consolarla de la manera que sabía que era la
naturaleza de los cambiantes. Ella no se había reclinado hacia él, pero
tampoco se había sacudido su toque.

Pasaron varios minutos antes de que salieran más lobos de los árboles
a su alrededor, algunos en forma humana, otros en forma de lobo.

Colocando suavemente a su compañero muerto en el suelo, se puso


de pie. —Gregori, Ivo—, dijo, hablando con un hombre grande con una barba
rubia contra la piel dorada, y un hombre negro delgado que parecía varios
años más joven que el de la barba. —Lleven a Emanuel a casa.

Caras talladas con líneas de pérdida, los dos avanzaron. Al que había
llamado Gregori reconoció la presencia de Ethan con un movimiento de
cabeza, antes de que él y el hombre más joven se inclinaran para recoger el
cuerpo de su compañero de manada caído.
Ethan no señaló que, desde un punto de vista forense, deberían haber
dejado el cuerpo donde estaba. Este era un espacio cambiante y estas eran
reglas cambiantes. Sabía que tenían otras formas de rastrear presas.

—El resto de ustedes, excepto Margo y Kostya, permanezcan en su


lugar. Vamos a tratar de rastrear a la persona que le hizo esto a Emanuel—
. Ella inclinó la cabeza hacia Ethan. —Quiero que esos ojos de flecha
busquen alguna pista.

Él la siguió cuando ella comenzó a rodear lentamente el área. Margo


Lucenko y un lobo cambiante se separaron en diferentes direcciones al
mismo tiempo, pero los tres lobos finalmente llegaron al mismo punto y
comenzaron a caminar en la misma dirección. No fueron muy lejos antes de
llegar a una zona de tierra revuelta que, a los ojos de Ethan, era una clara
evidencia de que una motojet había sido estacionada allí. Había despegado
a toda prisa, rociando los escombros del bosque a su alrededor.

Se agachó. —No hay huellas de neumáticos claras. —Sin forma


rastrear la marca específica del vehículo.

Los cuatro siguieron el camino hasta que desapareció en un camino


que oportunamente conducía fuera del bosque.

—Hablaré con el equipo de vigilancia cuando regrese. —La voz de


Margo no contenía nada de la alegría que tenía más temprano ese día, sus
ojos duros. —Veré si nuestras cámaras captaron algo.

Ethan consideró la ubicación. —¿Tienes acceso a un satélite de


vigilancia?

Tres pares de ojos de lobo se posaron sobre él, pero fue Selenka quien
habló. —Estamos en el proceso de comprar un satélite, pero todavía no
tenemos uno.
—Es posible que otro satélite haya captado una imagen útil. Puedo
pedirles a los técnicos flecha que echen un vistazo—. Ethan nunca pidió
ayuda, pero para Selenka, haría lo que fuera necesario.

—Pregúntales. — La voz de Selenka tenía un gruñido bajo. —Tenemos


acuerdos con todos en esta región para que no nos espíen y nosotros no los
espiaremos cuando tengamos nuestros satélites, pero si alguien tiene
imágenes, quiero saber.

Incluso cuando Ethan envió una solicitud de prioridad utilizando su


comunicación móvil, ella apretó su mano, sus hombros rígidos. —Necesito
ir a cuidar mi manada; Margo, Kostya.

—Nos quedaremos en esto—, prometió Margo, mientras el lobo rozaba


su cuerpo contra la pierna de Selenka en una silenciosa declaración de
intenciones.

La locura en Ethan susurró que tenía que quedarse con Selenka, que
ella lo necesitaba. Era arrogante pensar eso de una loba alfa, pero aun así
la compulsión no se desvanecería.

Fue por puro accidente que sus ojos se encontraron con los de Margo.
Ella articuló, Cuídala.

Ethan no necesitaba la indicación, pero inclinó la cabeza ligeramente.


Margo había dejado en claro que su lealtad era de Selenka, y solo por eso,
Ethan estaba predispuesto a escucharla.

Al regresar al claro con su compañera, vio que ahora contenía lo que


parecía ser un equipo forense. Uno de los cuales estaba empaquetando el
arma. Otro permaneció impasible y silencioso mientras el hombre que debía
ser el padre de Selenka se quitó la ropa ensangrentada y se la entregó. —Es
la sangre de Emanuel—, gruñó, su voz cortada y furiosa. —¿Qué esperabas
que hiciera sino abrazarlo?

—Los forenses necesitan verificar la evidencia—, dijo Selenka, con su


propio tono seco. —Puede haber evidencia en tu ropa que podría llevarnos
al asesino.

—Soy tu padre y un profesor titular. Merezco respeto.

—No tengo tiempo para esto—, respondió Selenka en breve. —Un


hombre lo suficientemente inteligente como para tener un doctorado debe
ser lo suficientemente inteligente como para comprender la necesidad de los
forenses.

Un destello de fuego en los ojos del hombre mayor que hizo que Ethan
lo categorizara como una amenaza futura. El macho no trataba a su hija
como una loba alfa debería ser tratada. Selenka le permitía romper la
jerarquía, probablemente debido a su vínculo familiar, pero Ethan no tenía
ese vínculo. Él vigilaría al hombre… y lo terminaría si demostraba ser una
amenaza para Selenka.

Nunca le había gustado ser un asesino, pero descubrió en ese instante


que no tenía problemas para matar para proteger.

Se movió para estar junto a Margo, la especialista en seguridad había


regresado al área sin el lobo que Selenka había llamado Kostya. —¿Por qué
le permites que le hable a ella de esa manera?

El tono de Margo tenía un borde que no era humano cuando dijo, —


Kiev es su padre. No podemos tocarlo incluso si quisiéramos retorcerle el
cuello.
—¿El vínculo familiar triunfa sobre la jerarquía? —Ethan necesitaba
datos, necesitaba saber qué era y qué no era aceptable.

—En ciertas situaciones—, murmuró Margo antes de cruzar los


brazos sobre el pecho. —El hecho es que, por lo general, nunca surge; no
muchos padres tratarían a su hija alfa de esta manera. Kiev es un mudak
de grado A.

Un gruñido sonó en el claro en ese momento, y salió de la garganta de


Selenka. Suficiente—, dijo, su tono como un golpe de poder.

Ethan lo sintió, pero lo atravesó en lugar de envolverlo. Pero todos los


otros lobos en el claro se estremecieron. Su ira, sin embargo, se concentró
en su padre. —No tengo tiempo para tu grandilocuencia cuando hemos
perdido a uno de los nuestros. Actúa como un maldito anciano y no como
un bebé malcriado.

La cara de su padre se enfrió, pero cerró la boca y se inclinó para


desabrocharse las botas sin más discusión.

Ethan cerró los dedos en la palma de la mano para contener la


urgencia de cometer violencia, comprobando al mismo tiempo sus escudos
desintegrados. El estiramiento en su mente, continuó empujando hacia
afuera en esos escudos, engañándolo con promesas de gran poder. Silenció
las palabras seductoras con otro nivel de protección porque en el instante
en que lo escuchara y lo dejara libre, comenzaría su descenso a la locura.

El Síndrome de Escarabajo no tenía cura.


Capítulo 14
La palabra de un alfa es ley
El corazón de un alfa es la manada
Las lágrimas de un alfa no se ven
Alfa mío, mi vida es tuya
—Del poema "Alfa" de Anónimo.

Selenka ya había superado la naciente furia, ira y rabia cuando salió


del claro. Dejando a Margo y a un grupo de soldados de alto rango para
vigilar al equipo forense, y consciente de que Gregori ya habría aumentado
las patrullas alrededor de sus fronteras, miró a Ethan.

La intensidad casi inquietante de su devoción era una bestia con


garras dentro de ella.

Esta flecha haría cualquier cosa por ella. Sin embargo, no podía
garantizar la seguridad de nadie que la lastimara. Había sentido el hielo
cortar sus venas, crujir a través de su piel, cuando su padre estaba
hablando. Ella e Ethan, tendrían que hablar acerca de por qué no podía ir
a matar a cualquiera que la atacara.

Su lobo se encogió de hombros dentro de ella; su parte animal hacía


mucho tiempo que había renunciado a esperar algo de Kiev Durev y no
estaba segura de que le importara si Ethan decidía borrar a Kiev del tablero.

Su compañero se unió a ella mientras se alejaba del sitio. Su perro,


que se había sentado temblando en el borde del sitio por orden de Ethan,
esperó hasta que Ethan le dio la orden de seguir antes de que se levantara
y los siguiera. Se preguntó si Ethan se daba cuenta de lo que decía de él que
el perro lo había aceptado tan rápidamente como alfa, era la misma razón
por la que sus compañeros de manada le habían dado una segunda y tercera
mirada.

Lo que llevó más tiempo fue la comprensión del dominio de Ethan…


porque era una cosa silenciosa Un estilete en la oscuridad en lugar de un
reverberante gruñido. Lo suficientemente mortal como para levantar el
cabello en la parte posterior de su cuello sin ninguna razón aparente.

—¿Emanuel era importante para tu manada? —Ethan preguntó unos


veinte minutos después. —¿Para ti?

—Cada miembro de mi manada es importante para mí—. Salió fuerte,


las palabras aserradas.

Pero Ethan no se inmutó. —Algunas personas siempre tienen más


valor en cualquier grupo, — respondió en voz baja. —Estoy en la periferia
del escuadrón. Mi pérdida no paralizaría a Aden. Sin embargo, si perdiera a
Vasic, el impacto sería significativo y a largo plazo.

Selenka quiso morderlo.

Levantando su cabeza con una mano en su cabello, golpeó su boca


sobre la de él. El beso estuvo al borde de la violencia, pero no retrocedió. No,
él la abrazó y la sostuvo de una manera que no le permitiría a nadie más.

Todos los demás en su manada necesitaban que fuera fuerte en este


momento, necesitaban que fuera su roca. Ella no podía ser la amiga afligida
de Emanuel, con ácido en su corazón. Incluso ahora, luchó contra la
necesidad de romperse, temerosa de que una vez que permitiera que la pena
diera voz, nunca podría silenciarla. Sus emociones eran demasiado grandes,
siempre habían sido demasiado grandes.
Ah, mi Selenushka, tan fuerte y salvaje. La suave voz de su abuela,
incluso las manos más suaves en su rostro. Llevas una tormenta adentro.
Ten cuidado de que no te ataque con su furia.

Ciertamente no había sido nada que Kiev Durev pudiera manejar.

—Si no lo liberas ahora, esta ira que siento dentro de ti—, dijo Ethan,
—explotará sin previo aviso.

—¿Cómo lo sabes? —Tenía razón, pero maldición si ella no quería que


se equivocara.

—Tu loba aúlla dentro de mí.

Selenka clavó sus uñas en su espalda, golpeada por el poder visceral


de sus palabras.

Ninguna flecha debería ser tan buena para describir la emoción. Pero
entonces, la mayoría de las Flechas no fueron arrastradas a un vínculo de
apareamiento sin previo aviso. Y como Ethan le había dicho más de una vez,
no era un tipo habitual de Flecha. Su compañero tenía profundidades
turbulentas bajo el hielo ligeramente roto de su superficie, una oleada
masiva que podía sentir.

—Emanuel era especial—, admitió, con la voz ronca por el grito que
podía oír y no podía dejar salir. —Incluso podía hacer reír a Gregori, solía
bromear sobre que debería tener su propio programa de comedia. Lo voy a
extrañar. —Las palabras no eran adecuadas para la profundidad de la
pérdida que la destrozaba, pero eran todo lo que tenía.

Ethan inclinó la cabeza para que su barbilla descansara sobre su


cabello, sus brazos de acero alrededor de ella. —Creo que ser extrañado es
un regalo. El ser recordado es uno aún más grande.
—Lo recordaré. Todos lo recordaremos—. Después de permitirse un
momento más en la extraña comodidad de sus brazos, rompió el abrazo y
miró a Ethan a los ojos. —No más abrazos, no más afecto, no más consuelo.
No hasta después de haber hecho lo que pueda por mi manada. De ahora
en adelante, soy Alfa Durev y aunque nunca seré eso para ti, necesito que
me ayudes a mantener esa parte de mí. —Porque él estaba dentro de ella
ahora, una noche helada, tranquila como un lago congelado.

La calma solo podría estar en la superficie, pero era suficiente para


enfriar el fuego de su ira, darle la capacidad de pensar con razón.

—Úsame de cualquier forma que desees—, dijo la Flecha que era suya.

El estómago de Selenka se encogió ante el potente poder de sus


palabras. Incluso si el destino, esa perra, se estaba riendo de ella al atarla
a un compañero que era un extraño, también lo había enviado a ella en el
momento más difícil de su vida.

Sus lobos hicieron una doble y triple comprobación cuando apareció


con Ethan a su lado, pero nadie lo desafió, él estaba con su alfa. Eso era lo
suficientemente bueno para todos en su manada, excepto para su padre.
Aquellos que recogieron el vínculo de olor que gritaba su condición de
compañeros les dispararon miradas confundidas y atónitas, pero incluso
estaban demasiado afligidos para comentar cómo había aparecido con un
compañero después de salir de la guarida esa mañana sin siquiera un
amante.

Su guarida tenía múltiples niveles y fue construido debajo de una


colina, con extensiones en la tierra circundante. Había sido construido año
tras año desde el comienzo de su época como una manada y tenía el aspecto
de una casa hecha pedazos, pero los pedazos fluían, pasillos que iban de un
lado a otro, de arriba abajo.
Algún listillo hace mucho tiempo lo había comparado con un laberinto
de conejos, por lo que ahora la manada de lobos más mortal de Rusia vivía
en un lugar llamado Madriguera. Sus paredes y pisos eran relativamente
simples, tallados en piedra gris lisa, con pisos que brillaban con minerales.
Pero las plantas prosperaban en todas partes, salpicaduras salvajes de
verde, rojo y amarillo.

La iluminación dentro de la Madriguera les había costado un montón,


pero valió la pena.

Hawke, el alfa de la manada que había inventado la tecnología de luz


artificial solar y lunar, era un bastardo duro, pero no había intentado
desplumarla. Y ahora la guarida de BlackEdge brillaba con la luz del sol,
incluso cuando los lobos dentro lloraban.

Abrazó a los que vio, pero la mayoría se apartó de su camino,


consciente de que otros tenían un reclamo más profundo sobre ella. Fue
directamente a las habitaciones de los padres de Emanuel. Ethan tomó una
posición de vigilancia junto a la puerta sin que ella tuviera que decir una
palabra, su perro a sus pies.

Con el corazón apretado, intervino para encontrar no solo a los dos


lobos mayores, sino también al hermano de Emanuel, Vadem, y Dia, la joven
dulce y sumisa que Emanuel había estado cortejando. Mientras Vadem, un
agresivo dominante, paseaba, su rabia tensaba su piel, Dia se sentó entre
la madre y el padre de Emanuel, abrazándola.

Ese era el pozo de amor y bondad del que había venido su hijo.

Vadem era igual cuando no estaba tan enojado.

Los cuatro la miraron con enormes ojos devastados por el dolor.


Cerrando la puerta detrás de ella, fue primero a Vadem, tomó su
mano. —Esto no destruirá quién eres. No lo permitiré y tampoco lo haría
Emanuel.

Tragando saliva asintió; luego, juntos, fueron con sus padres y Dia…
y solo los sostuvo. Sostenía a la familia mientras lloraban, sus corazones
para siempre rotos.

Ethan vigilaba fuera de la habitación en la que Selenka había


desaparecido, el perro sentado silenciosamente a su lado. Dentro de su
mente, los zarcillos de fuego continuaron extendiéndose, y con cada
incremento que ganaba, se sentía abierto, con el interior en carne viva.
Como papel de lija frotando contra su cerebro, contra sus sentidos.

Queriendo evitar lo inevitable, comenzó a remendar las secciones cada


vez más delgadas en sus escudos internos, los que frenaban la ola de poder
Escarabajo. Era una batalla perdida, pero era una batalla que él pelearía
hasta el final. Si permitía que su mente se expandiera como estaba
intentando hacerlo, si permitía que la ola masiva de poder explotara fuera
de sus escudos, todo habría terminado. El Síndrome Escarabajo no tenía
cura, aunque Aden le había dicho que una E en particular podría ayudarlo
a manejarlo cuando llegara el momento

Memory Aven-Rose.

El líder del escuadrón había compartido esos datos con él después de


que Ethan se vio obligado a pedir un chequeo médico a medida que la
presión en su cerebro crecía y crecía. Incluso en lo profundo de la niebla
gris, sabía que su cerebro ya inusual comenzaba a mostrar signos de
anormalidades severas.
El diagnóstico había sido una "Fuerte indicación del Síndrome
Escarabajo". Pero el escuadrón no lo había entregado al equipo de la Dra.
Maia Ndiaye. —No voy a tomar esta elección de ti. —La cara de Adén había
formado líneas tensas mientras hablaba, sus ojos brillantes con lo que
Ethan ahora reconoció como tristeza enojada. —Te han robado suficientes
opciones. Pero necesito una promesa: vendrás a mí cuando las cosas sean
críticas.

Porque Ethan estaría en peligro de derramar sangre inocente. Como


se había derramado la sangre de Yuri, porque fue el Paciente Cero quien
causó las heridas críticas de la flecha veterana. Dado que incluso en la
niebla, Ethan no deseaba ser una bestia sin sentido ni control sobre sus
acciones, había hecho la promesa.

El control sobre su mente y cuerpo lo era todo para él.

Aden también le había informado extensamente sobre el paciente


cero. Cero, según Aden, había estado en un estado mucho peor que Ethan
ahora, pero Memory Aven-Rose lo había estabilizado. Sería una esperanza
brillante si no fuera por el giro en la historia: el paciente Zero tenía un
gemelo que estaba cuerdo.

Ethan no tenía un gemelo. Nadie para aliviar parte de la presión que


se acumula en su cerebro.

Era hora de pedirle a Aden el favor que le había prometido.

Salió al extenso espacio psíquico de la PsyNet. Los débiles rayos caían


y parpadeaban contra el cielo nocturno de la Red, cada uno con una estrella
brillante. Algunas de las luces eran fuertes, la mayoría débiles, otros casi
desaparecían. Había visto esos rayos toda su vida, principalmente durante
los momentos en que se le permitió una visita estrictamente controlada a la
PsyNet.
Ming había permitido esos "permisos" porque los psicólogos habían
hecho la recomendación. Ethan había leído el informe psicológico después
de que Aden se hizo cargo, vio los párrafos relevantes; El estado mental del
niño es precario. El aislamiento total de la PsyNet puede llevarlo a una
condición en la que no será de utilidad como arma.

Recomendamos visitas supervisadas. La inmensidad de la red


ayudará a moderar su angustia psicológica por estar bajo tierra y en soledad
la mayoría de las veces, no hay riesgos de fugas. No puede escapar de los
muros que usted ha construido alrededor de su mente.

Los destellos no habían tenido el efecto deseado. En lugar de calmar


a la bestia enloquecida, solo lo habían enfurecido en el lugar frío y profundo
donde había existido. Las únicas cosas que disfrutó durante sus visitas
habían sido las estrellas mentales que duraban para siempre en una
alfombra brillante, y los destellos de relámpagos. Pero fue solo
recientemente que esos destellos se convirtieron en más que débiles ecos.

Incluso más recientemente se dio cuenta de que otros no los habían


visto. Siempre había tenido algo muy malo con su cerebro. Nadie se había
dado cuenta porque estaba muy aislado y atrapado en los escudos de Ming.
El secreto moriría con él, pero hasta entonces, estaría parado sobre una
noche estrellada desgarrada por destellos plateados.

Adén no respondió a su intento de hacer contacto. Por las débiles


ondas que Ethan podía ver en PsyNet, el otro hombre tenía que estar
ocupado sellando otra ruptura en su tejido psíquico que fallaba. Aden y
Kaleb Krychek trabajan por turnos, por lo que uno de ellos siempre estaba
en plena potencia en caso de una ruptura importante.
Al abandonar la red, utilizó la función de comunicación del guantelete
en su antebrazo izquierdo para enviar un mensaje: Me gustaría conocer a
Memory Aven-Rose. —Ethan

En el tiempo transcurrido desde que había tomado posición por


primera vez en esta sala, varios lobos habían pasado por el pasillo. Todos
hicieron contacto visual y todos tenían los hombros caídos o las caras
mojadas, pero solo uno se le acercó, una alta mujer mayor que Ethan con
una cara angulosa y una sensación de tranquilidad.

—Soy Ivina, una de las sanadoras—, dijo, con sombras moradas


debajo de los ojos. —Tu perro necesita un baño y vacunas—. Ella se inclinó
para acariciar al perro y cuando el animal no fue tímido, Ethan asintió. —
Agradezco la ayuda.

Sonriendo tristemente, Ivina le dio unas palmaditas en el muslo, pero


el perro no la siguió hasta que Ethan dijo —Ve.

Luego se quedó solo… hasta que una niña pequeña se acercó para
mirarlo. Quizás tenía cuatro años, aunque él no confiaba en su evaluación.
No era muy bueno para medir la edad en los no adultos.

Su sedoso cabello negro estaba cortado en un flequillo recto por


encima de sus ojos marrones oscuros en inclinados en las esquinas, su
rostro de piel morena era redondo con la impresión de pómulos que podrían
afilarse o no a medida que envejeciera. Llevaba un vestido azul con un borde
festoneado que le llegaba a las rodillas, junto con brillantes zapatos negros
abrochados sobre calcetines blancos con bordes fruncidos. En sus brazos,
ella sostenía un artículo que él reconoció como una muñeca. Esa muñeca
se parecía a la niña, y llevaba un vestido idéntico en miniatura.

—Hola, —dijo, cuando ningún adulto apareció con ella. —¿Estás


perdida? —Ella sacudió su cabeza.
Suponiendo que pronto vendría otro lobo por ella, regresó a su vigilia.
Pero resultó sorprendentemente difícil ignorar a una niña que lo miraba con
grandes ojos marrones. Su mirada se restregó como papel de lija sobre su
cerebro aún más fuerte.
Capítulo 15
No puedo darte un diagnóstico definitivo. Todavía no tenemos herramientas de
diagnóstico reales, pero de todo lo que ha revelado, especialmente la sensación de que sus
poderes se están expandiendo, estoy noventa por ciento segura de que este individuo está
mostrando las primeras indicaciones del Síndrome Escarabajo. Esa sensación de poder, de
expansión, parece ser un factor de unión en los casos confirmados.
Como parece que la persona en cuyo nombre está investigando es actualmente
racional y capaz de pensar de manera lógica sobre lo que está sucediendo en su cerebro,
insto a que se pongan en contacto directo conmigo. Su asistencia podría ser invaluable para
ayudarnos a comprender el Síndrome, y esa claridad de pensamiento no dura mucho una
vez que el Síndrome entre en vigencia; esta persona puede, en el mejor de los casos, tener
solo una o dos semanas de pensamiento claro.
Es posible que un empático especializado pueda ayudar al individuo afectado a
mantener el pensamiento racional por más tiempo, pero eso no está garantizado, parece
depender del individuo. En la actualidad, no hay cura. Lo siento.
—Respuesta de la Dra. Maia Ndiaye a una comunicación anónima y no rastreable
enviada directamente a su bandeja de entrada privada.

—¿Necesitas algo? —Ethan preguntó desesperado, ya que esa era la


razón por la cual la mayoría de las personas solicitaban su presencia.

Un asentimiento irregular, el cabello negro y sedoso brillando a la luz.

—¿Qué?

En respuesta, la niña cerró la distancia entre ellos, tan cerca que tuvo
que inclinar la cabeza para verla. Ella estaba parada justo al lado de su
pierna, mirándolo, como si esperara que él supiera qué hacer. Como no lo
hizo, se lo dijo.

Un ceño fruncido, antes de que sus labios se separaran por fin. —


Hueles a Lenka, — dijo, y la forma en que formó las palabras le dijo que
había sobreestimado su edad.

—Estoy unido a tu alfa. Puede que lleve su aroma. —La idea hizo que
la locura en él se elevara y se levantara, un yunque aplastante contra sus
escudos.
Apretando los dientes, contuvo el ataque mientras la niña le hacía un
gesto para que se inclinara. Como no vio amenazas que lo obligaran a
mantenerse de pie, obedeció, agachándose para que estuvieran a la misma
altura.

—Estoy triste, —dijo. —Manada triste.

—Si. —El entumecimiento se hizo trizas, podía sentir su dolor como


una lluvia negra contra sus sentidos.

Su prioridad en este momento, sin embargo, era la pequeña niña loba.


Había recibido "lecciones de manejo infantil" junto con todas las otras
Flechas adultas, el nuevo escuadrón cuidaría a sus hijos como nadie los
había cuidado.

En ese momento, él se había sentado en las clases robóticamente. Hoy


se dio cuenta de que se había equivocado al creer que tales lecciones no
tenían valor para él, que no le importaba. Le importaría si algo o alguien
lastimara a los niños Flecha, porque como con este niño, eran inocentes que
no habían hecho nada para merecer dolor o desprecio.

Ningún niño le había causado daño.

Ningún niño lo había mirado y visto un monstruo a quien se le tenía


que poner una correa.

Ningún niño sería llamado roto o aberración.

Desenterrando las lecciones en las que no había pensado desde que


asistió a ellas, dijo —¿Sabes por qué todos están tristes?

—Sí—, dijo la niña, con el labio inferior temblando. —Ema se fue—.


Una lágrima rodó por su mejilla. —No volver.
Ethan miró a su alrededor en busca de ayuda, pero el corredor estaba
desprovisto de algún otro ser. Recordando lo que Zaira solía decir acerca de
la falta de amabilidad si se perdía en la forma de tratar con un niño, y dado
que este niño era un cambiante, abrió torpemente un brazo. Era como si
hubiera estado esperando eso todo el tiempo. Enterrando su rostro en su
hombro, ella no discutió cuando él la rodeó con ambos brazos. Se puso de
pie con ella cerca, una feroz clase de protección le robó el aliento.

Mataría para protegerla a ella y a todos los niños. Su deseo de no ser


un asesino no era tan fuerte como su necesidad de proteger. Esa necesidad
lo hizo levantar una mano para acariciar el cabello de la niña, la sedosidad
como agua fría.

Ella resopló contra su hombro, la muñeca presionada entre sus


cuerpos. Un lobo adulto entró por fin en el corredor. Al ver a Ethan con la
niña, él dijo —Nuestra pequeña Zhanusya. Está muy unida a Selya,
probablemente escapó de sus padres y siguió el rastro de olor de Selya hacia
ti.

Una palmada en la espalda de la niña, antes de que el otro hombre se


fuera. Pero Ethan ya no estaba perdido. Sabía que la niña en sus brazos
estaba contenta de estar allí. Incluso mientras la sostenía, trabajó en sus
escudos. Fue difícil, las cosas seguían resquebrajándose y rompiéndose, su
mente se sentía como si sangrara por el constante aluvión.

—No lloro ahora—. Sentada contra su brazo, Zhanusya; un


diminutivo afectuoso para Zhanna si estaba en lo correcto, se frotó los ojos.
—Vika triste, también. —Sosteniendo la muñeca.

La muñeca no sentía nada, pero Ethan podía hacer eso para Zhanna,
sus heridas invisibles importaban. —Sí—, dijo, porque no era difícil saber
qué decirle a un niño, Zhanna era tan abiertamente receptiva de una
manera que solo aumentaba sus impulsos protectores. —Deberías secarle
las lágrimas.

Después de hacerlo con dedos pequeños y suaves mientras


murmuraba palabras relajantes, Zhanna abrazó su muñeca. —¿Hombre
Lenka? —Una mirada aguda hacia él.

—Si—. El orgullo era un león rugiente dentro de él. —Soy suyo.

Sonriendo, la niña apoyó la cabeza contra su hombro.

—Bonito vestido, —susurró un momento después, como diciéndole un


secreto. —No te ensucies. Fiesta—. Se le cayó la cara. —No quiero ir de
fiesta. Manada triste.

Ethan acunó su cuerpo angustiado contra él nuevamente,


balanceándose suavemente de una manera que parecía calmarla.
Independientemente de los planes que haya tenido esta manada para hoy,
yacían en cenizas. Era una época de dolor y pena, y aunque el peso de esas
emociones en el aire exacerbaba su falta de control y el creciente poder de
Escarabajo, no abandonaría la guarida.

No dejaría a Selenka.

No hasta que no tuviera otra opción.

No hasta que perdiera la batalla contra Escarabajo.

Su telepatía no era lo suficientemente fuerte como para llegar fuera


de Rusia, pero era más que suficientemente fuerte como para tocar base con
Axl. Incluso con lo que había sucedido antes, su aceptación de que Axl no
era un villano, el compromiso le causaba gran incomodidad. Las cicatrices
no desaparecerían de la noche a la mañana.
El Flecha veterano respondió de inmediato, su propia voz cristalina:
Axl era un telépata de Gradiente 9.7. Ethan, ¿qué ocurre?

Me gustaría solicitar tiempo libre en el futuro previsible. Era la primera


vez desde su fuga de Ming que había pedido una licencia. También prometí
cubrir el turno de Nerida mañana.

Yo me encargaré, dijo Axl. ¿Hay algún problema?

No. Esta es una solicitud personal. Palabras que nunca pensó que
pronunciaría. Hablaré con Aden sobre algo a largo plazo. Aunque no sería
necesario; Aden sabría algo de eso al menos en el instante en que viera la
solicitud de Ethan de conocer a Memory Aven-Rose.

Entendido. Fuera de servicio.

Gracias.

—Picazón en la cabeza—, dijo Zhanna, arrugando la nariz.

—¿Te pica la cabeza?

—No, pica tú cabeza.

Ethan se dio cuenta tardíamente de que ella debe haber sentido algo
mientras él se comunicaba. Nunca se había encontrado con eso antes, pero
no tenía exactamente un amplio círculo social. —Tal vez tienes un
antepasado Psy.

Zhanna sonrió. —Hablas gracioso, hombre Lenka.

La puerta se abrió con esas palabras y Selenka salió. Cuando Zhanna


se lanzó hacia ella, levantó los brazos para acercar a la niña. —Debería
haber sabido que te encontraría aquí—, dijo con un mordisco en la nariz de
Zhanna que, por la forma en que la niña se enterró en ella, no parecía causar
ningún dolor.

Ojos enrojecidos por los bordes se encontraron con los suyos. —Mi
Zhannochka es problemas—. Un beso presionó la parte superior de la
cabeza de Zhanna, amor en los brazos que la sostenían.

Ethan nunca había comprendido el amor, pero hoy era un


conocimiento tan brillante y ardiente como su conciencia de la sinceridad
de Axl y la dedicación de Adén a su escuadrón, incluido Ethan. Esto, cómo
Selenka sostenía a Zhanna, cómo Zhanna acariciaba la mejilla de su alfa
con una mano suave, era amor.

—Vamos a hablar con mis veteranos.

—Todo lo que quieras—. Siempre.

Selenka encontró una palabra o un toque para cada afligido


compañero de manada que pasaba.

Ethan se quedó a su lado, pero un paso detrás; este era su momento


para ser alfa y él para ser su apoyo. Y aunque tenía un excelente sentido
espacial, incluso tuvo que concentrarse para recordar la ruta después de
que habían dado vuelta varias veces.

—Aquí está tu parada—. Selenka acurrucó a Zhanna cerca durante


otro largo momento antes de entregarla a una mujer con el mismo cabello y
ojos que estaba en la puerta de lo que debe ser un departamento familiar.

La niña se fue sin discutir, el lobo prestó atención a la decisión de su


alfa. —Adiós, Lenka—. Ella también hizo que su muñeca saludara. —Adiós,
hombre Lenka.
Los labios de Selenka se torcieron ligeramente cuando salieron, un
rayo de luz atravesó la pesada oscuridad. —¿Qué te parece ser el hombre de
Lenka?

—Es la verdad.

Un lobuno momento de contacto visual. —Ten cuidado con lo que das


de ti, Ethan, mi lobo puede ser una bestia posesiva.

—Soy todo tuyo.

Sus pupilas se encendieron y dentro de él, el calor hirviente de ella


fue un beso peligroso.

Ethan caminó dentro de las llamas.

Oro en sus ojos, Selenka ahuecó su mandíbula. —Tanta pasión, tanta


emoción—. Un murmullo ronco. —¿Estás seguro de que eres una flecha? —
sin esperar una respuesta, lo acercó para un beso que fue suave, lento,
profundo y lava en sus venas.

El poder Escarabajo empujó contra sus escudos para liberarse, y


quedó atrapado entre el ansia de presionar su cuerpo contra el suyo y nunca
soltarlo, y la necesidad de dar un paso atrás para poder fortalecer sus
escudos. Pero Selenka era una alfa con una manada en duelo. Y un pequeño
momento fue todo lo que se permitió.

Continuaron y finalmente entraron en una gran sala que parecía ser


un área de reunión. Dentro había siete personas, todas ellas llenos de poder.
El hombre barbudo con brazos tatuados, Gregori, estaba allí, junto con el
que Selenka había llamado Ivo. Ethan también reconoció a Margo, Lucenko
y Artem Güvenc del equipo de seguridad en el simposio, pero eso fue todo lo
que tuvo tiempo antes de que el mundo ardiera en los bordes.
Se detuvo en la puerta, golpeado por una ola masiva de energía que
no tenía forma que pudiera identificar. Lo golpeó con la fuerza de un
puñetazo en el plexo solar y podría haberse doblado si no hubiera sufrido
mucho peor en el entrenamiento flecha.

Tal como estaban las cosas, Selenka se giró para mirarlo, con sus
mechones de pelo veteado de color el aire. Mantuvo su expresión tranquila,
aunque su corazón latía con fuerza y la transpiración amenazaba con
estallar sobre su piel. No podía permitir esto último, los lobos lo olerían, y
su trabajo consistía en ser el escudo y la espada de Selenka, no dividir su
atención ya tensa.

Los ojos de su compañera se entrecerraron ligeramente, pero ella


continuó con sus lugartenientes sin preguntarle qué le pasaba. —Ethan,
conoces a Margo.

Artem, de huesos finos, con piel pálida y penetrantes ojos color


avellana, su altura casi igual a la de Ethan, levantó la mano. —Nos
conocimos en el simposio.

Con un movimiento de cabeza, Selenka presentó a los demás. —Alia—


. Una mujer alta con curvas generosas, con músculos fluidos, su piel de un
suave color marrón, sus ojos de un tono más profundo del mismo tono y sus
rizos negros recogidos en un moño suelto.

Le sonrió a Ethan, su bienvenida abierta a pesar de la tristeza en sus


ojos. La mujer a su lado, por otro lado, su piel de ébano y sus ojos
sorprendentemente, inesperadamente azul eléctrico, los resortes de su
cabello recortados cerca de su cráneo y cuerpo, pequeñas y elegantes,
asintió brevemente a Ethan cuando Selenka la presentó como Dinara.
Debería haberse sentido como una sospecha, pero Ethan estaba
completamente seguro de que Dinara apenas contenía un grito por dentro.
Él no sabría lo que ella realmente pensaba de él hasta después de que ella
saliera del peso del dolor y la ira.

—Viste a Gregori e Ivo antes.

Ambos lo saludaron en voz alta, la voz de Gregori más profunda que


la más lírica de Ivo.

—Kostya estaba en forma de lobo en ese momento—. Ella indicó a un


hombre de mediana estatura con un cuerpo compacto y ojos color pizarra
contra la piel que apenas sostenía el toque del sol, su cabello de un marrón
oscuro.

—¿El contacto de piel está bien? —Extendió una mano, pero no la


empujó hacia adelante hasta que Ethan asintió. Su piel era cálida y áspera,
su apretón de manos firme sin ser aplastante. Un hombre seguro en su piel,
y con una sensación de satisfacción hacia él a pesar de la tristeza que había
tallado en sus mejillas.

—Mis tenientes, —dijo Selenka, antes de tomar posición en el círculo


creado por su gente, con las piernas en una posición amplia y los brazos
cruzados.

Ethan se habría parado a su espalda, excepto que Artem se movió


para hacer un espacio al lado de Selenka, por lo que Ethan se paró al lado
de su compañera.

—Dime lo que tienes, —dijo.

—El equipo forense confirmó la presencia del motojet. —La voz firme
de Kostya. —Nada más allá de que perdiéramos el rastro al salir del
territorio.

—¿Arma?
Margo se agitó. —Piezas estándar que puedes comprar en la calle si
conoces a las personas adecuadas. Las marcas se archivaron, pero no hay
duda de que fue el arma homicida.

Un extraño elemento de vacilación que Ethan percibió incluso a través


de sus sentidos sobrecargados.

—Escúpelo. —La voz de Selenka era un gruñido. —Ya no tienes a


Emanuel. Ninguno de nosotros lo hacemos. Tenemos que aprender a tener
conversaciones difíciles sin él.

Dinara se cruzó de brazos, su voz afilada con alambre de púas


mientras decía, —Kiev estaba destinado a dar una clase a nuestros
aprendices avanzados en la guarida. Ya tenía veinte minutos de retraso
cuando le dispararon a Emanuel, ¿qué demonios estaba haciendo en ese
lugar.
Capítulo 16
Hijo, tu cachorra es un regalo, fuerte, valiente y amada por sus compañeros de
manada. Todavía es joven, pero ya veo signos de la loba adulto en el que se convertirá.
Apréciala, se a quien ella pueda recurrir en los años venideros. No permitas que esta semilla
de amargura te infecte, o destruirá lo que más importa.
—Alpha Yevgeni Durev a Kiev Durev (2059).

—Blya14. —Selenka se pasó una mano por el pelo, sus hombros


cayeron por un instante antes de volver a enderezarlos. —Todos sabemos
que mi padre hace cosas así sin ninguna razón excepto porque es miércoles
y se siente molesto.

—Probablemente no signifique nada, pero tú decides. —Asintió con la


cabeza a la teniente que había hablado. —Sé que dejé pasar demasiado con
él, pero esto no. Obtén su explicación de por qué estaba en esa área.

Dinara asintió, pero su rostro estaba arrugado. —Selya—. Salió ronca,


casi rota. —No debería ha…

—Todo está bien—. Selenka se acercó lo suficiente como para abrazar


a la pequeña mujer.

Envolviendo sus brazos alrededor de Selenka, Dinara se aferró. —Esto


no depende de ti, —agregó Selenka después de dejarle un beso en el cabello
de la compañera de manada. —Está en él.

—Si se tratara de alguien más, —dijo Gregori, los tatuajes en su brazo


sobresalían con un marcado relieve mientras apretaba los puños, —Lo juro,
lo sacaría de su miseria, la forma en que te habla, no es cómo un lobo
debería dirigirse a su alfa.

14 Maldito en ruso
Ethan estaba totalmente de acuerdo con el hombre y por las miradas
en los rostros a su alrededor, también lo estaban el resto de los
lugartenientes de Selenka. Alia era la más difícil de leer, su expresión serena
era una máscara, pero Ethan no tenía dudas sobre sus lealtades. Había algo
sobre la estructura de los tenientes…

Liberando a Dinara, pero permaneciendo a su lado, Selenka puso sus


manos en sus caderas y se dirigió a todo su equipo. —Tratar a mi padre
como a cualquier otro compañero de manada veterano que está fuera de
línea, y esa es una orden de su alfa. Cualquier problema, vienen a mí. Uno
de los nuestros está muerto; nadie puede deslindarse sobre nada que pueda
conducir a su asesino.

Todos los tenientes asintieron, y a pesar de la energía salvaje que


seguía raspando contra Ethan, haciendo daño a sus escudos que parecía no
poder reparar, sus sentidos eran claros como el cristal y una cosa que sabía,
era que todas y cada una de las personas en esta habitación morirían por
Selenka. Por esa razón, Ethan haría todo lo posible para protegerlos.

Gregori, Margo, Alia, Artem, Dinara, Kostya e Ivo actuarían como su


defensa después de que él se fuera; porque él se iría. El Síndrome Escarabajo
podría mantenerse a raya en ciertas circunstancias, pero como la Dr. Ndiaye
había dejado en claro, el resultado final era inevitable; una locura que
conduce a la muerte. Su única esperanza, incluso para un breve indulto,
estaba en Memory Aven-Rose.

—¿Qué más? —Selenka miró alrededor del círculo de lobos


dominantes. —Díganme que tenemos algo.

—Sin heridas defensivas, —dijo Margo, con la mandíbula tan apretada


que la piel estaba blanca sobre sus huesos. —Emanuel fue tomado por
sorpresa. No hay otra forma de explicarlo, nada es más rápido de lo que él
era.

—Habría escuchado la motojet a menos que el atacante ya estuviera


allí, al acecho, —dijo Ivo, su propia ira una sensación de intensa tensión del
cuerpo, como si contuviera un huracán. —La cuestión de todo es por qué.

Ethan podría ser una flecha menos que óptima, pero él era una flecha.
—Un error, — dijo.

Ocho pares de ojos se volvieron hacia él, y Margo fue quien dijo, —
Explícate.

—¿Tu compañero de manada estaba en una patrulla de rutina?

Una sacudida de la cabeza de Artem. —Lo vi antes de que se fuera,


estaba yendo a correr. Planeaba regresar en unas pocas horas, tenía una
cita y quería arreglarse.

Otro golpe de energía salvaje contra los sentidos de Ethan, con garras,
enojo e implacable. No era Psy de ninguna manera. Tenía que ser alguna
cosa del vínculo de apareamiento, Selenka estaba sintonizada con el tono
emocional de la habitación como resultado de su conexión con sus
tenientes, e Ethan se estaba desbordando.

Eso era tan significativo a pesar de la naturaleza fragmentada de su


vínculo, le dio la esperanza de que el vínculo encontraría una forma de
sortear los obstáculos presentados por su psique anormal y llegaría a estar
con su compañera en el sentido más profundo, sin fragmentos estáticos o
rotos, o briznas de niebla persistente.

Durante la dolorosa explosión, dijo, —Mi teoría es que tu compañero


de manada tropezó con algo que se suponía que no debía ver. —La mente
de Ethan siguió moviendo las piezas disponibles, y este era el único
escenario que encajaba. —Es posible que tu padre haya escapado de la
muerte por un margen muy fino. Si hubiera sido el primero en llegar,
Emanuel podría haberlo encontrado.

Miró a Selenka, su lealtad hacia ella lo hizo dudar en expresar la otra


opción. Pero los labios de ella apretaron. —Es posible que Emanuel lo viera,
—dijo, —Tal vez mi padre estaba haciendo algo que no debería.

Margo contuvo el aliento. —Los forenses probaron sus manos. No hay


señales de que haya disparado el arma.

Ethan sabía que eso no equivalía a una falta de participación.

La expresión de Selenka dejó en claro que ella sabía muy bien lo


mismo. —Pregunta a mi padre personalmente, —le ordenó a Margo. —No lo
acusen, pero empujen con fuerza. —Ella se flexionó, luego apretó su mano
justo cuando el guante de Ethan vibró suavemente contra su piel, una
indicación discreta de que había recibido un mensaje.

Lo miró cuando Selenka dijo, —Ivo, ¿qué detectó nuestra vigilancia?

—Nada—. El hombre negro pasó una mano sobre la suavidad de su


cuero cabelludo, los ángulos y las líneas de sus rasgos de una forma que las
tres razas lo considerarían guapo.

El depredador peligroso que vivía bajo la apariencia estéticamente


agradable fue evidente solo por el gruñido bajo que acompañó sus palabras
cuando agregó, —Las cámaras de la entrada utilizadas por el motojet fueron
desactivadas remotamente minutos antes del tiroteo.

—¿Un trabajo interno? —El tono de Selenka había ido más allá de los
gruñidos y tenía un control gélido.
—No necesariamente, el tirador podría haberlo hecho él mismo. —La
piel de Ivo se tensó sobre sus pómulos. —Es una tecnología antigua que
hemos estado reemplazando a medida que las cámaras mueren. No parecía
haber ninguna urgencia dado que tenemos patrullas regulares en esas
áreas.

—La culpa te hará inútil para Selenka en esta situación, —dijo Ethan
sin pensar. —Una mejor pregunta es ¿dónde estaban esas patrullas? y ¿por
qué no detuvieron la intrusión en su territorio?

El lobo afectado miró a Ethan, mientras Selenka dijo, —Ethan tiene


razón, decidimos como grupo que las cámaras no eran una actualización
prioritaria, ¿dónde estaban las patrullas?

—Desviadas. —La suave voz de Alia atrapó a Ethan, lo hizo


preguntarse por ella nuevamente. —Alguien llamó por una emergencia, un
niño perdido en un sector elevado. Todos se movieron, pero fue una falsa
alerta.

—Estoy tratando de rastrear la fuente de la alerta—. Ivo indicó una


pequeña tableta que había estado sosteniendo a su lado. —Llegó a través de
nuestros propios sistemas, por eso se confiaba en él.

—¿Hackeado? —Selenka preguntó. —¿O tenemos un traidor? —Las


últimas palabras fueron como garras desenvainadas, las de un lobo que no
ofrecería piedad, no por este crimen.

—No puedo confirmarlo aún, pero es probable que sea eso último—.
Ivo trabajó su tableta. —Somos altamente a prueba de piratería en este nivel,
los sistemas son sólidos como una roca después de todos esos años de tratar
de mantener alejados a los espías Psy—. Las últimas palabras fueron
murmuradas, su atención en su tableta.
—Ethan, —dijo Selenka, —¿alguna palabra sobre la búsqueda de
imágenes satelitales?

—Acabo de recibir una respuesta, los técnicos no pueden encontrar


nada, incluso utilizando tácticas poco legales. Parece que todas las partes
se apegan a su acuerdo de no vigilar el territorio del otro.

Un breve asentimiento, sus músculos permanecieron rígidos. —Fue


una posibilidad remota de todos modos. —Dinara lanzó una mirada a
Ethan. —¿Tu abuelo ya lo conoció? —No había antagonismo en la pregunta,
incluso un toque de diversión debajo del dolor. —No estamos hablando de
mi abuelo, —murmuró Selenka, pero las palabras de Dinara parecían liberar
un poco de la tensión en la habitación.

Algunos otros sonrieron, y Gregori miró a Margo. La mirada que


intercambiaron fue íntima… Pero no romántica. Ethan estaba
repentinamente seguro de que los dos eran hermanos. ¿Una señal de locura
Escarabajo u otra indicación de que estaba recogiendo información
emocional a través del vínculo de apareamiento? Porque estaba igualmente
seguro de que Alia y Artem estaban involucrados sentimentalmente,
profundamente así. Una vez más, su atención se dirigió a Alia.

Ella respondió con una gentil sonrisa, sus ojos suaves.

—Govno15.

El improperio murmurado hizo que todos volvieran a mirar a Ivo. Con


la boca en una línea plana, dijo, —Se envió una alerta, usando el código de
identificación de la manada que le pertenece a Elder Bykov.

15
Mierda
Gruñidos llenaron la habitación. —El anciano pasa sus días
asoleándose los huesos y no ha usado una comunicación durante una
década o más, —dijo Artem a Ethan, un estallido extraordinario de ámbar
alrededor de sus pupilas que no había existido anteriormente.

—¿Los códigos son confidenciales?

Fue Kostya quien respondió. —Los miembros veteranos de la manada


tienen identificaciones seguras, pero tampoco vamos arrojando por ahí
nuestras identificaciones generales. —Sacudió la cabeza, haciendo que los
mechones de su cabello se deslizaran unos contra otros. —Sin embargo, no
habría sido difícil obtener la identificación del anciano. Probablemente te lo
daría si se lo pidieran, y luego lo olvidaría.

—Tiene ciento treinta y dos y dice que tiene demasiados recuerdos


como para preocuparse por recordar tonteras, —dijo Alia con un afectuoso
movimiento de cabeza.

—Habla con él de todos modos, Alia—, dijo Selenka. —Es el menos


gruñón contigo.

—Eso es porque ella lo acaricia y lo mima como si fuera un cachorro.


—El murmullo de Artem era tan claramente falso que Ethan se preguntó
por qué había dicho algo.

Alia pasó las uñas por la nuca de Artem. —Tyoma, ¿por qué mientes
así? Te vi traer al anciano su merienda favorita tan solo unas horas antes,
luego sentarte y masajear su pata adolorida.

Una oleada de risas rodeó la habitación cuando Artem fingió morder


a una sonriente Alia, pero la chispa de alegría se desvaneció casi antes de
que cobrara vida. Con la cara caída, Alia apoyó la cabeza contra el hombro
de Artem. —No puedo creer que nunca más volveremos a escuchar la risa
de Emanuel.

—O a esperar la frase clave para uno de sus chistes malos, —dijo


Kostya con brusquedad. —Voy a extrañarlo sonriendo mientras le gruño
para que se detenga.

—¿Es eso todo lo que tenemos? —Preguntó Selenka, su propio dolor


estaba tan cerca que era una loba arañando dentro de Ethan. —¿No hay
otras pistas? —Cuando los tenientes permanecieron en silencio, murmuró
palabras profundas y oscuras en voz baja. —Trabajaremos con la teoría de
que tenemos un traidor, miren a todos los que podrían estar involucrados
con ojo crítico.

Después de llegar a un acuerdo, se pasó una mano por la cara, la


cabeza inclinada por un momento antes de levantarla. —He hablado con los
padres de Emanuel sobre sus arreglos para el funeral.

El peso volvió a la habitación. Ethan sintió el poder aplastante en sus


hombros, apenas podía respirar. Su cerebro claramente estaba teniendo
dificultad para procesar el desbordamiento emocional de su compañera. No
dispuesto a decepcionarla, sin embargo, remendó las fracturas en sus
escudos y las sostuvo.

—Quieren que sea esta noche, tan pronto como Oleg termine de
examinar el cuerpo. —El lobo de Selenka brillaba en sus ojos. —Una vez les
dijo a sus padres que planeaba ser enterrado bajo las estrellas, en ese campo
donde solía ir a leer sus novelas de ciencia ficción.

—Me encargaré de eso, —dijo Gregori, las palabras arenosas. —


¿Sabes que toda la manada querrá venir?
—Sus padres están más que de acuerdo con eso. Solo quieren un poco
de tiempo a solas con él primero. Lo organizaré con Oleg. —Ella exhaló en
un estremecimiento. —Esta noche es para Emanuel. Sus padres quieren
una celebración de su vida y él merece cada momento. Después de eso,
iremos a cazar. —La ira era un incendio en esa última palabra, la furia de
un alfa que no se detendría hasta que derribara a su presa.
La Arquitecta
Estamos unidos en nuestros objetivos. Solo con una adhesión a una política de
cooperación y lealtad podemos tener éxito.
—El arquitecto del consorcio a su membresía de nivel superior (2082)

El arquitecto hizo contacto con uno de sus agentes superiores a través


de un dispositivo de comunicación anónimo que ocultaba tanto su rostro
como su rastro. Así fue como se creó el Consorcio, con varias capas de
anonimato. Ella, por supuesto, sabía el nombre, la ubicación y los detalles
relevantes de cada miembro.

Ella era la arquitecta y esta era su creación.

—Explica la operación, —dijo, mientras miraba por la gran ventana


de vidrio de su oficina. —¿Dices que tienes una flecha con una correa? —
Eso podría resultar problemático en extremo, el escuadrón Flecha era
experto en jugar juegos de operaciones ocultas, y el Operativo Cray podría
haber creado un agujero masivo inadvertidamente en las defensas del
Consorcio.

Como tenía la intención de utilizar los elementos útiles del Consorcio


como la base de su nuevo poder, no quería destruirlo. —¿Cómo lo controlas?

—Él es mentalmente inestable—, respondió Cray. —También fue


abusado por los responsables del escuadrón y no tiene lealtad hacia ellos.

Idiota. Si hubieran abusado del Flecha, habría sido bajo el régimen de


Ming LeBon; Aden Kai era demasiado joven para haberle hecho algo a otro
adulto Flecha. —Todavía no has explicado tu plan. —Cualquier operación
que involucrara individuos destacados debía pasar por ella antes de ser
puesta en acción, y todos y cada una de las Flechas contaban como
individuos destacados.

—La intención era que la Flecha se ganara la confianza de un alfa,


para poder comenzar a influenciarla a nuestro favor, —dijo Cray. —Le di un
comienzo haciendo que él le salve la vida; además, tengo otro agente en
juego que tengo la intención de utilizar para solidificar su estado con ella.

La arquitecta se frotó la sien cuando su visión se nubló por una


fracción de segundo e hizo una nota mental para que los médicos la
escanearan en busca de problemas de salud emergentes. —Háblame del otro
operativo.

Después de escuchar la explicación de Cray, consideró el valor de esta


operación. Tener una manada comprometida podría ser útil a largo plazo, y
el plan de Cray no amenazaba con desestabilizar a PsyNet. Todo estaba
enfocado en una sola manada en Rusia, pero esa manada era una de las
dos más grandes en esa región.

Tener a Selenka Durev como cómplice involuntaria del sigiloso


ascenso al poder de La Arquitecto podría ser útil. Especialmente si ella
podría ser empujada a reiniciar las hostilidades con los osos. Como lo
demostró la historia, cuando dos manadas dominantes se enfocaban la una
en la otra, no prestaban atención a lo que estaba sucediendo con el resto
del mundo.

La naturaleza cambiante y de manada eran tanto su mayor fortaleza


como su mayor debilidad.

—Continúa, —dijo al fin. —Elimina todo contacto en el instante en


que ya no puedas controlar a la Flecha—. Es mejor dejar una operación a
medio completar que abrir una puerta al núcleo interno del Consorcio.
Sin embargo, si la táctica de Cray funcionara, sería una plantilla útil
sobre cómo manipular alfas cambiantes. En ese caso, ella lo recompensaría
con poder. Sin embargo, si la operación fallaba, ella lo sacrificaría sin
reparos.

Para ganar el trono del mundo se requería una mente sin piedad.

La Arquitecto había estado entrenando para esto toda su vida.


Capítulo 17
Los cambiantes lloran a nuestros muertos mientras vivimos nuestras vidas.
Abiertamente, con amor y en el desenfreno.
—"Un ensayo sobre la muerte y la vida" por Keelie Schaeffer, estudiante de
doctorado, Revista de Psicología (2067).

Ethan no tenía lugar en la jerarquía de BlackEdge excepto como un


complemento de Selenka, y la prioridad de Selenka en el período previo al
funeral era aliviar el dolor de su gente. La suya era hacer lo que ella
necesitara.

Sin embargo, no esperaba que se volviera hacia él y le dijera, —


¿Ayudarás en la guardería?

Pero todo lo que dijo fue, —Sí.

Adivinando que ella le había asignado la tarea porque él tenía la


capacitación para proteger a los niños, lo difirió a Alia, la teniente se había
ofrecido como voluntaria para la misma tarea. —Estoy listo para hacer lo
que sea que necesites,— le dijo una vez que llegó a la guardería, después de
revisar a su perro y descubrir que el callejero yacía bañado y alimentado, y
ahora dormía profundamente en una pila de mantas.

La mujer alta con ojos gentiles le dirigió una mirada divertida. —No
puedo entender lo que eres, —murmuró. —Obviamente eres
extremadamente peligroso, pero soy sumisa y mi lobo se siente cómodo en
tu presencia de una manera que no debería ser con un extraño dominante.

—Probablemente porque estoy emparejado con Selenka, —dijo Ethan


distraídamente, mucho más fascinado por el resto de su declaración. —
¿Cómo puedes ser un sumiso y un teniente?
—Selenka—. Exuberantes labios formando una sonrisa tranquila. —
Ella encuentra útil mi consejo y es de la opinión de que el dominio por sí
solo no debería evitar que la manada reconozca mi valor para ella, así que
soy una teniente.

El consejo de Alia tenía que ser mucho más que útil para que Selenka
diera ese paso; ella debía considerar a la mujer como un miembro clave de
su equipo. —¿Cómo hacen los dominantes que no son tenientes para lidiar
con eso? ¿Hay resentimiento?

—No, me tratan igual que a un sanador—. Alia continuó


examinándolo con una atención penetrante que debería haberle parecido
agresiva, pero no lo fue, no con ella.

—Existe un precedente en la historia cambiante de sumisos de alto


rango, por lo que no soy única, —agregó. —A veces nos llaman lobos gamma
en los libros de historia. Ayuda que los tenientes mayores me hayan
aceptado desde el primer día y para aquellos que vinieron después, siempre
he ocupado el cargo, por lo que nunca piensan en ello.

Puede que Alia no lo supiera, pero su presencia psíquica tenía mucho


que ver con la respuesta de sus compañeros de manada hacia ella. Era el
ser más sereno que Ethan había conocido, y eso incluía a Ivy Jane. —
¿Naciste de esta manera? —preguntó, incapaz de resistir la compulsión. —
Tan… Equilibrada

Con una inclinación de su cabeza. —Siempre he sentido los ritmos del


universo. No somos más que motas en una corriente deslizante. Su sonrisa
se hizo más profunda. —Ethan, me gustas—. Una declaración atada de
alegría. —Seremos amigos, tú y yo.

Por extraño que parezca, Ethan estuvo de acuerdo con ella. —¿Es
Artem tu compañero? —Los ojos del lobo brillantes.
—Sí, y qué gracioso que no hayas dicho amante o novio. ¿Recogiste
algo más?

—Margo y Gregori son hermanos.

—Exactamente nueve meses entre ellos. ¿Quién es el mayor?

—Margo, — dijo sin tener que pensar en ello.

—Ethan, oh, Ethan—, susurró Alia. —¿Quién eres tú?

Ethan fue a responder cuando una sensación de movimiento lo hizo


mirar hacia abajo. Ahora vestida con suaves pantalones de lana azul y una
camiseta de manga larga a juego decorada con un arcoíris, Zhanna lo estaba
acariciando en la pantorrilla en un esfuerzo por llamar su atención.

—¿Escapaste de nuevo?

Sacudiendo solemnemente la cabeza, levantó los brazos. Se inclinó y


la levantó. —La última vez que la vi, ella estaba con sus padres.

—Su padre es un soldado de alto rango, su madre una florista,— le


dijo Alia. —Todos los cachorros en la guardería de esta noche pertenecen a
lobos que están ayudando con los preparativos. Esa es mi pequeña Inja allí.

Ethan siguió su mirada hacia un pequeño cachorro de lobo que estaba


usando su nariz para rodar una pelota hacia otro pequeño lobo, que luego
la volvía a rodar.

Cuando Alia comenzó a moverse por la habitación, Ethan copió su


ejemplo.

Los niños parecían cómodos con él. Probablemente porque olía a


Selenka. Entendiendo el valor de esa confianza, ayudó con sus proyectos y,
después de que Zhanna se sacudió para bajar, sostuvo cualquiera que lo
deseara.

Todo el tiempo, el poder deshonesto de Escarabajo empujó las paredes


que había construido para contenerlo.

El reloj estaba contando más rápido de lo esperado. Si Memory Aven-


Rose no pudiera ayudarlo. . .

Ethan La firma telepática de Adén, acompañada de una sensación de


cansancio que Ethan nunca antes había intuido de este tipo de contacto.

¿Hubo una ruptura en la Net? preguntó.

Si. Lo he contenido. Sin muertes. Regresé a Moscú para ver a Kaleb, y


también he hablado con Memory; está feliz de reunirse contigo mañana.

Ethan consideró lo que estaba sucediendo en la manada y lo comparó


con su degradado estado mental. No le serviría de nada a Selenka si
estuviera loco o muerto. Estaré allí.

Te reenviaré sus detalles de comunicación para que puedas establecer


la hora. No intentes el contacto telepático, en la PsyNet o contacto físico sin
permiso.

Entendido. Habría terminado la conversación allí en cualquier otro


momento antes de Selenka y del resquebrajamiento del entumecimiento
gris. Hoy, dijo, Te agradezco la ayuda.

Aden tardó mucho en responder. Espero que Memory pueda ayudarte.


No te perdería, Ethan.

La esperanza por sí sola no sería suficiente. No cuando el poder


Escarabajo estaba creando fisuras en sus escudos más rápido de lo que
podía repararlos. Estaba ganando fuerza, convirtiéndose en un gigante que
pronto borraría toda evidencia de una Flecha llamada Ethan Night.

Selenka estaba desgarrada en los bordes cuando se acercó el funeral.


Todo estaba en su lugar, lo único que quedaba era asegurarse de que sus
jóvenes y vulnerables estuvieran protegidos mientras la gran mayoría de sus
lobos asistían a la despedida de Emanuel. Dejó la guardería para el final, no
estaba segura de qué esperar cuando finalmente entró por la puerta.

Otros podrían cuestionar su decisión de colocar a Ethan en la


guardería, pero otros no tenían su presencia dentro de ellos. Podría ser frío
y mellado, pero también era devoto de una manera que no era saludable, no
era normal. Esa devoción obsesiva significaba que podía confiar en su
extraño compañero sin ninguna duda.

Ethan suyo.

Lo que vio dentro de la guardería la hizo detenerse en la puerta. La


mayoría de los niños dormían sobre colchones gruesos, sus pequeños
cuerpos cubiertos por suaves mantas. Más de unos pocos estaban en forma
de lobo, acurrucados en los cuerpos de sus compañeros de juego.

Los pocos que permanecieron despiertos tenían los ojos pesados… y


su Flecha vestida de negro tenía a uno de los más pequeños en sus brazos,
la cara del cachorro enterrada contra el cuello de Ethan. En su cauteloso
corazón se abrió una grieta, y por primera vez, su apareamiento se movió
más allá de un vínculo primordial deseado por el lobo y en una promesa que
cautivó el lado humano de ella.

Porque la violencia era fácil. Era el resto lo que era difícil.


Ella observó cómo Ethan dormía al cachorro antes de colocarlo en una
cama junto a otros dos cachorros en forma de lobo. El niño se acurrucó
adormilado alrededor de sus compañeros de manada.

Levantándose, Ethan se volvió y la miró directamente. Y las brasas


oscuras en sus entrañas despertaron plenas de vida, el anhelo aún más
profundo y más caliente que antes. Necesitaba a su compañero en un nivel
profundo, y no se trataba de privilegios de piel íntima. Se trataba de tener
una persona con la que pudiera bajar la cabeza y simplemente llorar,
rendirse a las emociones alojadas como una piedra en su pecho.

—Todavía no, —se ordenó a sí misma, mientras él cerraba la distancia


entre ellos. Sus ojos pálidos e insondables, el hielo de él agrietado con
fracturas de luz cada vez más grandes, la alcanzó al mismo tiempo que Alia.
Amable y gentil Alia, con su forma de ver el mundo que estaba más allá del
aquí y ahora.

Era como si hubiera nacido sabia.

No es de extrañar que sus padres la llamaran "pequeño búho" hasta


hoy.

—Tu relevo está en camino—, dijo Selenka a la teniente, ya que la


manada necesitaría la serenidad de Alia en el funeral.

Los ojos oscuros la examinaron antes de que Alia entrara en sus


brazos sobre una ola de perfume apagado. Tomando consuelo, pero dando
más. Una cosa furtiva que los sumisos habían perfeccionado durante mucho
tiempo.

—Gracias por enviar a Ethan, —dijo la otra mujer cuando retrocedió.


—Los niños lo adoran.
Después de que Alia se fuera para hacer una última revisión de los
cachorros dormidos, Ethan se acercó a Selenka. Sus ojos la devoraron, el
aire entre ellos ardía con necesidad y algo más, un hambre de romper la
niebla en el vínculo, arañar las almas de los demás. Pero su voz estaba
templada cuando dijo, —¿Quieres que vigile la seguridad mientras se lleva
a cabo el funeral?

Selenka asintió con la cabeza. Había hablado con cada uno de sus
tenientes en privado, necesitando saber cómo les había afectado el choque
de su apareamiento. Su manada era su corazón; si se sintieran incómodos
con la presencia de un Psy en la guarida, encontraría una manera de lidiar
con ello. Un buen alfa no ponía sus necesidades primero, no se centra en
sus propias emociones.

Pero todas sus personas más cercanas la habían respaldado.

—Los compañeros no se traicionan, —habían dicho cada uno a su


manera, ese hecho era tan fundamental como que el cielo era azul y la hierba
verde.

Margo había agregado, —Gracias por robar una flecha para la


manada. SnowDancer está muy satisfecho de tener ese Tk que puede
desviar lanzar misiles. No puedo esperar para alardear de nuestra Flecha.

—Uh Huh. —Dinara asintió. — Además, ahora cuando los osos nos
sonríen porque su alfa logró cortejar por sí mismo a una compañera patea
traseros, podemos sonreírles de vuelta.

Kostya le había enseñado los dientes. —Sí, y Valentin tuvo que subir
a su edificio para tener acceso a Silver. Nuestro alfa, mientras tanto…—
Golpeó los puños con Ivo antes de que ambos dijeran —Boom.

Solo su padre había cuestionado la decisión de Selenka.


—Ese Psy podría ser tu compañero, —había dicho con una
condescendencia que era la misma de siempre, —pero ¿has considerado si
te está controlando psíquicamente?

La suposición no solo fue ridícula dada la fuerza de los escudos


naturales de los cambiantes; puso en duda sus instintos como alfa. Gran
parte de lo que hizo, las decisiones que tomó, se desarrollaban por instinto.
Ella no era Psy o una CEO humana, para tomar una decisión basada en
una serie de decisiones paso a paso. Ella era un lobo.

Y su instinto sabía que Ethan era de ella.

Cuando él le tocó la mejilla con la palma de la mano, ella se apoyó en


su cálida fuerza. Sus ojos comenzaron a cerrarse, cuerpo y mente cedieron
ante la necesidad de tomarse solo un momento. Fue entonces cuando olió
sangre. Sus pestañas se alzaron al mismo tiempo que Ethan dejó caer su
mano y buscó en su bolsillo un pañuelo. Incluso mientras él se secaba las
gotas en la nariz, ella dio un paso atrás, sus garras empujando las puntas
de sus dedos.

—¿Qué diablos está pasando? —Con la caída del silencio habían


llegado susurros de información, así que ella sabía que con los Psy, las
simples hemorragias nasales no siempre eran tan simples.

—Un pequeño problema de presión causado por los escudos, —dijo, y


ella supo que era una mentira, pero un ligero movimiento de su cabeza le
dijo que era porque Alia se estaba acercando.

Bien, hablarían de eso más tarde, después de que ella hubiera


sobrevivido a este funeral. Al ver que los voluntarios de la guardería habían
llegado, le pidió a Alia que les informara, luego hizo un gesto a Ethan para
que la acompañara. —Gregori está ejecutando la seguridad de esta noche,
con Artem de apoyo, y él te colocará donde te necesite. —Los dos habían
amado a Emanuel y era un sacrificio para ellos no asistir al funeral, pero
alguien tenía que vigilar a sus vulnerables.

Sin embargo, antes de rastrearlos, se desvió hacia una pequeña


cocina. —Come. —Ella empujó un rollo relleno en la mano de Ethan; su lobo
necesitaba desesperadamente cuidar a su pareja.

Ethan le dio al rollo una mirada dudosa, pero le dio un mordisco…


Luego le ofreció un bocado. Su corazón dio un vuelco. Esta Flecha suya,
seguía haciendo lo inesperado, seguía atrapándola desprevenida. Ella
aceptó ese bocado, y juntos, los dos tomaron tres minutos para cargar
combustible antes de regresar.

Rastreó a Artem y Gregori hasta cerca de la entrada del estudio, dos


hombres fuertes que a menudo tenían una tercera risa para equilibrar sus
naturalezas más solemnes.

—¿Estás con nosotros? —Gregori le dijo a Ethan.

—Sí. —Ethan adoptó una postura de tranquilidad, con las manos


entrelazadas a la espalda. —Soy un observador eficiente, y puedo causar
lesiones a distancia usando un rayo de luz.

El orgullo era el gruñido de una loba a través de ella; su compañero


era peligroso, habilidoso y confiado. —No olvides que también puede hacer
que decenas de personas queden inconscientes de una vez. —Como Gregori
no había estado allí en ese momento, agregó, —Él es la razón por la que
atrapamos a los terroristas empáticos en el simposio.

—Me caí como un tronco. —Los ojos color avellana de Artem no


revelaron nada mientras hablaba, era usualmente el más confiado de todos
sus tenientes. Antes de que tuviera la sensatez de enamorarse perdidamente
de Alia, Artem estaba en camino de convertirse en un lobo solitario. Tal como
iba, ahora estaba aún más entrelazado con la manada que el sociable Ivo.

Ser el compañero de Alia no le permitía otra opción.

—Todavía no puedo creer que estemos usando esas dos palabras


juntas, —retumbó Gregori. —“El terrorista empático”, debería ser un jodido
oxímoron.

Selenka tuvo que abandonar la conversación en ese momento, sus


deberes en otra parte esta noche. Deliberadamente no hizo contacto físico
con Ethan cuando se fue. Tenía que ser Selenka Durev, alfa de BlackEdge,
en este momento, no una mujer llorando la pérdida de su amiga.

Una mellada propagación que se extendía dentro de ella mientras se


alejaba, una oscuridad fría y dulce, y sabía que su Flecha la había abrazado
de todos modos.
Capítulo 18
La venganza servida caliente es venganza desperdiciada.
—Filósofo desconocido.

Ethan se encontraba de pie solo bajo la oscuridad, el cielo sobre él


una impresionante extensión de estrellas. Había poca contaminación
lumínica en las tierras de los cambiantes y, como resultado, tenían cielos
verdaderamente oscuros donde las estrellas podían brillar sin competir
contra las fuentes de luz creadas por los humanos. También era silencioso,
un silencio que no tenía nada en común con el vacío nocivo que había sido
su único compañero cuando Ming lo enjauló.

Este silencio sostenía susurros de hojas, una brisa suave que


acariciaba las ramas de los árboles mientras pasaba y, después de haber
estado sin moverse durante mucho tiempo, escuchó el crujido de las
criaturas nocturnas haciendo sus cosas. El lobo que emergió de los árboles
dos horas después en su vigilancia en el lejano flanco izquierdo del territorio
BlackEdge no hizo ningún sonido y, aun así, Ethan sabía que se acercaba.

El pelaje del lobo era de un castaño rojizo profundo. Nada en el animal


indicaba algo sobre su identidad humana, pero Ethan sabía que era Gregori
de la misma forma en que supo que Margo y Gregori eran hermanos.

—No hay ningún problema que reportar.

Gregori le compartió que este flanco era vulnerable porque daba a un


camino en lugar de dar a la tierra de los osos o algún área geográfica
inhóspita. Eso hizo que Ethan fuera el perfecto centinela esta noche,
mientras los lobos centinelas tomaban áreas con terrenos aun más
irregulares. Él tenía la capacidad de correr escáneres psíquicos por todo el
camino.

Después de que Gregori reconoció su reporte con una inclinación de


cabeza, comenzó a girar para irse.

—Espera —Ethan colocó su palma contra la nuca del lobo, su pelaje


inesperadamente suave.

Gregori se detuvo, su cuerpo inmóvil y los ojos enfocados en la misma


dirección en que Ethan había sentido la amenaza.

—Intrusos a la izquierda de la entrada del camino —Sus mentes eran


caóticas en el silencio, un estallido de sonido que rompió el silencio—. Al
menos diez de ellos. —Realizó otro escáner—. No, quince. No puedo localizar
a seis, sólo sé que están ahí, deben ser cambiantes. Cinco son humanos.
Cuatro Psy.

Ethan podía intentar golpear esas mentes, pero no era un telépata lo


suficientemente fuerte para neutralizarlos en un solo golpe.

—Si podemos llegar a ellos, puedo lograr que caigan en la


inconsciencia.

La mandíbula del lobo cayó abierta en una sonrisa de depredador


llena de dientes.

—Cierra tus ojos cuando sea el momento.

Gregori inclinó su cabeza e Ethan entendió que debía liderar. Los dos
hicieron buen tiempo a través del bosque con Ethan manteniendo un ojo
mental en el grupo invasor.
Quienes quieran que fueran, estaban muy perdidos o eran muy
estúpidos. Los lobos de Selenka no eran conocidos por ser agradables con
los intrusos. Si turistas perdidos vagaban hacia el interior, obtendrían un
buen susto y serían escoltados fuera del territorio, ¿Pero cualquiera con
intención hostil? Había una razón por la que los osos aceptaron una tregua
con BlackEdge.

Los lobos de Selenka podrían ser más pequeños en forma animal, pero
eran luchadores letales y despiadados que no se daban por vencidos. Ni
siquiera el número más-bajo-de-lo-usual de los centinelas en las fronteras
era una garantía de seguridad.

—Nos estamos acercando —le dijo al lobo cuando Gregori se detuvo a


mirarlo.

Los dos comenzaron a moverse con más sigilo desde ese punto… hasta
que Gregori gruñó y se lanzó a correr sin advertencia. Ethan corrió a toda
velocidad detrás de él. No sabía la razón por la que el teniente reveló su
presencia hasta que alcanzó la ubicación y vio los contenedores rojos de
combustible.

Algunos estaban abiertos y tirados a los pies de los árboles.

Estas personas planearon comenzar un fuego que habría diezmado el


territorio de Selenka. La sangre de Ethan se enfrió, sus instintos protectores
surgieron. Sin molestarse en gritar una advertencia desde que Gregori los
enfrentaba lejos de él, soltó una onda de luz. Seis intrusos cayeron. Los que
quedaban en sus pies le daban la espalda y la luz no los había golpeado en
los ojos. Nadie sabía el motivo por el que la luz tenía que golpear los ojos,
pero ese parecía ser el conducto para el circuito cerebral necesario.

La única razón por la que fue capaz de tumbar a todos en la sala del
simposio era que utilizó una explosión de poder que se reflejó en las paredes
reflectantes. Como sea que fuere él no tenía motivos para desperdiciar poder
con Gregori como su compañero.

El lobo macho ya había derrotado a cuatro.

Ethan giró y tiró un cuchillo al músculo de la pantorrilla de un


intruso, el arma era una que aprendió a utilizar durante su encarcelamiento
como parte de los intentos del Dr. Marr para “enriquecer” su medio
ambiente. A sus carceleros no les importaba lo que él aprendía desde que lo
escaneaban por cuchillos de contrabando antes de que le permitieran salir
de su celda; sin embargo, Ethan había practicado con resuelta
determinación. Fue una preparación para una libertad que estaba decidido
a alcanzar.

Esta noche el intruso colapsó con un grito fuerte, una mano


presionando su pantorrilla, luego cortó su palma en jirones. Gregori tumbó
a otro incluso mientras el objetivo de Ethan gritaba de nuevo; el teniente
lobo arrancó un pedazo de muslo para dejar a la mujer retorciéndose en el
piso del bosque mientras se desangraba. Fue papel de lija sobre los sentidos
de Ethan, lo suficientemente fuerte para dañar severamente sus escudos,
pero su rechazo a permitir que nadie dañara a Selenka lo tenía anulando el
dolor.

Formando un cuchillo con su poder, cortó a la mitad el vehículo


estacionado. Todos los corredores se congelaron donde estaban… entonces
muy lentamente se arrodillaron con las manos detrás de sus cabezas.

—Giren —Ethan les ordenó con una voz más helada que el Ártico.

Gregori lo acompañó con un gruñido amenazante.

Ethan murmuró, —Ojos, —a Gregori en el instante en que los intrusos


los enfrentaron, entonces liberó su poder de nuevo.
Todos se desmayaron, incluyendo los que tenían pedazos de carne
faltante.

—Los jodidos son de la iglesia de Blaise —dijo Gregori, su voz mitad


gruñido, aunque había cambiado a forma humana—. El más joven tiene
diecinueve, lo suficientemente mayor para ser responsable de sus actos —
Su gruñido era mortal—. Pero no podemos permitir que los idiotas mueran.

Eso era debido a que Selenka era la única con la autoridad de hacer
esa elección. Una verdad tan evidente que Ethan no necesitaba pedirle a
Gregori que se explique.

—Puedo cauterizar sus heridas para que no sangren más.

Ethan cumplió su palabra. Era un truco que no tuvo muchas


oportunidades para usar, pero practicó en su propia piel al punto en que
tenía un fino control sobre la espada de luz. Cuando era joven pensaba que
si era lo suficientemente bueno, Ming lo vería como un activo y lo utilizaría
en ocasiones para salvar a las personas, pero en ese entonces el líder del
escuadrón sólo lo había visto como un asesino.

Le tomó dos minutos detener todo el sangrado, su cuchillo lanzado


había hecho un serio daño y Gregori no se contuvo. Aunque el aroma de
carne quemada permanecía en el aire, era abrumado por el olor acre del
combustible derramado. Con los intrusos incapacitados, ambos giraron su
atención al combustible.

—Los mocosos no jugaban —Gregori dijo, sus ojos ámbar brillante—.


Esa cantidad de combustible podría haber comenzado un incendio grande.

Recordando la mención de Selenka del grafiti, Ethan dijo:


—¿Represalias porque confrontaron al líder de su iglesia sobre su
vandalismo de poca monta? Parece mal organizado.

—No son exactamente genios, y parece que no hay nadie mayor de


veintitrés. ¿Dijiste que también sentiste mentes Psy?

—Sí —Señaló a los cuatro.

El otro hombre deslizó su mano a través de su cabello, sus tatuajes


sombras sinuosas en la oscuridad estrellada.

—No quiero llamar centinelas de otras áreas. ¿Podrías mantener un


ojo en el grupo entero de sabelotodo mientras corro de vuelta y veo a quien
puedo reunir para lidiar con esto?

Alcanzando un bolsillo de sus pantalones, Ethan sacó un set de hilos


delgados.

—Esposas —le dijo—. No necesito encandilarlos de nuevo a menos


que se conviertan en un problema mayor.

—Después de ver lo que le hiciste a ese auto, no creo que cualquiera


de estos mocosos juegue a ser gallito contigo —Con una sonrisa feroz, el otro
hombre lo golpeó en el hombro, su fuerza reverberando a través de Ethan—
. Confía en Selya para encontrarse un compañero que puede cortar a las
personas a la mitad.

Ethan no contestó, pero todas las veces en las que había cortado
personas a la mitad después de que Ming tomara literalmente el control de
su cerebro… lo perseguían. Aun peores eran los recuerdos de los gritos de
su familia mientras los cortaba en pedazos.

Pero esto, esta noche, era diferente.


Era la primera vez en que había herido y lastimado en orden de
proteger. Los intrusos habían llegado para provocar dolor a Selenka y a
aquellos bajo su cuidado, ellos se habían convertido a sí mismos en
objetivos. Sin embargo, no sentía culpa, estaba en paz con sus acciones de
una forma en la que haría sentir orgullosa a Alia. Esto, pensó de repente,
con una ola aguda de entendimiento, era lo que estaba destinado a ser: un
protector como Gregori, un arma utilizada para defenderse contra el mal.

Palpitaciones comenzaron en la parte de atrás de su cabeza mientras


comenzaba a esposar a los intrusos caídos, cada pulso profundo y fuerte.
Tres minutos después estaba agradecido de estar solo a excepción de los
cautivos inconscientes. Le dio tiempo de borrar toda evidencia de su
sangrado de nariz… un sangrado que no se detuvo por muchos minutos.

El escarabajo susurró en su cabeza, tanto poder en la punta de sus


dedos si tan sólo lo alcanzara. Poder suficiente para proteger al mundo
entero.

La manada dejó descansar a Emanuel en una ceremonia rica con


canciones y risas. Era lo que él habría querido, este miembro de la manada
de Selenka que nunca había sido sombrío o duro. Emanuel era sonrisas y
diversión y tontos chistes prácticos que volvían locos a sus compañeros de
manada, pero cuando importaba él había estado ahí, sólido como un roble.
Las personas confiaban en él. Selenka confiaba en él.

Como era su forma, su manada liberó su pena en un coro de la


canción del lobo que hizo eco a través del territorio. Era un memorial más
efímero que una roca cavada, pero para un lobo lo que importaba eran los
recuerdos. Emanuel permanecería vivo en historias y en la canción del lobo
para las generaciones por venir.
Entonces regresaron a casa bajo la luz de las estrellas para recoger de
nuevo el manto de la vida. La pena era un proceso diferente para cada uno
de ellos; sin embargo, en una cosa, BlackEdge estaba unido, traían a sus
cachorros al mundo de los vivos y no de los muertos.

Era una decisión hecha durante el dominio de su abuelo como alfa,


después de que la manada perdiera quince lobos adultos al mismo tiempo.
Fue un terrible accidente, un pequeño avión estallando en llamas después
de quedar atrapado en un clima turbulento. La manada estuvo devastada y
difícilmente funcional en el amanecer del suceso.

Su abuelo perdió un hermano en la carnicería, pero logró pasar la


pena para interesarse por su gente con el corazón destrozado. Les hizo
recordar a los jóvenes, los bebés que no entendían lo que sucedía y crecían
silenciosos y pequeños bajo el peso del dolor que esclavizaba a la manada.

Educar a un cachorro era un privilegio y un regalo. Ningún lobo haría


nada para destruir aquellos vulnerables corazones. Así sería como la
manada de Selenka volvería a reírse en los días por venir. Celebrarían el
cumpleaños de un niño pequeño que fue cancelado el día de hoy.
Recordarían a Emanuel en cada celebración, en sus corazones, o con una
bebida elevada al cielo.

Pero esta noche era tiempo de duelo, un tiempo para llegar a términos
con la pena.

Solamente después de que su manada ya no la necesitara iría a


buscar a su mortal, bello y despiadadamente devoto compañero y se
acostaría con él piel con piel. Porque no importaba el abrupto y violento
inicio de su emparejamiento, Ethan le pertenecía en una forma en la que
nadie antes lo había hecho o lo haría jamás.
Ella era una loba, creció de niña a mujer en el brillo de la unión
amorosa de sus abuelos. Pero la problemática relación entre sus padres ya
había dejado en ese entonces cicatrices en su corazón e incluso siendo
consciente del daño, no había cambiado la cautela muy dentro de ella. No
podía obligarse a sí misma a confiar en alguien lo suficiente como para
permitirles un vistazo de su corazón.

Hasta que una Flecha dañada le dijo:

—Soy tuyo — y lo dijo en serio con todo lo que él era.

Todavía pensaba en Ethan cuando observó a Gregori llegar a la


guarida justo cuando regresaba del funeral. Ella era la única en el exterior
porque el alfa siempre era la última persona en dejar el entierro, la que decía
los últimos adioses de la manada hacia el integrante perdido. Otros irían ahí
en los días por venir para hablar sobre sus pensamientos privados, pero por
esta noche ya estaba hecho.

Agachándose junto a él, hizo un puño en el pelaje de su nuca.

—¿Qué sucedió? ¿Estás herido? —La esencia de sangre fresca era acre
en su nariz, los olores mezclados le decían que había más involucrados
además de Gregori.

Cuando él sacudió su cabeza, ella le dijo:

—¿Necesito enviar sanadores? —Obtuvo un asentimiento.—


¿Seguridad? —Otro asentimiento.—¿Alguno de los nuestros está herido? —
La pregunta eran navajas en su alma, no sabía si BlackEdge podría tomar
otra pérdida después de Emanuel.

Sólo respiró fácilmente después de que él sacudió su cabeza de nuevo.


No le preguntó sobre Ethan porque la noche de luz fracturada de él estaba
áspera dentro de ella. La estática en su lazo no podría bloquear ese
conocimiento crítico.

En lugar de correr dentro de la guarida y causar alarma, utilizó su


teléfono para contactar con Margo y le pidió reunir un equipo de cinco, una
mirada a Gregori le dio un asentimiento a la cantidad. Entonces llamó a los
sanadores, pidiéndoles dos con kits médicos completos.

Ambos grupos respondieron rápida y discretamente, deslizándose de


la guarida uno a uno.

Una vez reunidos se sumergieron en los árboles detrás de Gregori.


Alcanzaron el lugar de la situación para encontrar a un grupo de personas
que o se encontraban recostados silenciosamente sobre el suelo con los ojos
abiertos, sus brazos esposados detrás de sus espaldas, o en la misma
posición inmovilizada, pero gimiendo en dolor.

Ethan permaneció como un mortal centinela oscuro sobre ellos.

—¿Quién cauterizó las heridas? —El aroma de carne cocinada hizo


que el labio de su lobo se curvara.

—Yo lo hice —La voz de Ethan era música oscura para su oído.

—Lindo pequeño don oculto que tienes ahí, compañero mío —Sus
acciones probablemente salvaron las vidas de al menos dos de los heridos,
pero llevarían cicatrices mayores a menos que pagaran por trabajo
reconstructivo, ya que ciertamente la manada no les daría nada más que
ayuda básica. No cuando Selenka olió el combustible mientras se acercaba.

Viendo los contenedores rojos esparcidos por el suelo que esperaban


una pizca de fuego, sus garras salieron de sus dedos y su gruñido silenció
toda conversación en el claro.
Este día no era el día en que jodías con Selenka.
Capítulo 19
Selenka Durev: Alfa BlackEdge, 1.56 m, ojos marrones y lo suficientemente sexy
como para freír tu cerebro. Nuestras fuentes nos dicen que en una ocasión se enfrentó cara
a cara con un oso con mal temperamento y lo destrozó tan mal que todavía le está creciendo
el pelaje. ¿Es una sorpresa que sea una mujer ruda que mantiene su territorio en un área
que es hogar de un clan de osos y de Kaleb Krychek?
Nuestros espías en BlackEdge también nos informan que el ser uno de los lobos de
Selenka es una placa que usan con orgullo.
—Nuestra alfa es nuestras garras y nuestro corazón. Ella sabe cómo amar con una
ferocidad que nos rodea a todos, pero no parpadearía para destrozar a nuestros enemigos
hasta hacerlos sangrar, convirtiéndolos en trozos llorones. No te metas con BlackEdge a
menos que quieras terminar con una parte faltante de tu cuerpo o cinco.
—De la columna “Tenebroso pero Sexy” del ejemplar de diciembre de 2082 de la
revista Mujer Salvaje: “Privilegios de Piel, Estilo y Sofisticación Primitiva”.

—¿Quién de ustedes es el líder? —Selenka preguntó a los caídos—. A


menos que sea demasiado cobarde como para identificarse —Eso último fue
una deliberada pieza de manipulación debido a que era muy fácil molestar
a los jóvenes a menos que aprendieran disciplina sobre sus instintos y
arrogancia.

—Yo.

Como esperaba, la respuesta provino de uno de los cuatro lobos


dominantes de la congregación de Blaise y, aunque el joven macho intentó
cuadrar sus hombros y encontrarse con su mirada, no pudo porque Selenka
no era Blaise mimando a un lobo que debería actuar como un maldito adulto
para este momento y su loba definitivamente no se sentía amigable.

Viendo que el cambiante, su nombre era Zivko, había perdido un trozo


de su pierna, esperó a que el sanador le confirmara que él estaba lo mejor
que podía hasta que consiguiera tratamiento reconstructivo. Entonces le
pidió a Ethan y a Margo que lo levantaran sobre sus pies. Su rostro se
contorsionó en dolor, pero no gritó. Al menos tenía agallas.
Ella encontró sus ojos en el instante en que estuvo de pie, su loba en
su mirada. Él no pudo romper el contacto, el animal que era ámbar en sus
iris sabía que ella era un depredador con mandíbulas más fuertes. Él no
tenía otra opción más que mirarla, sin elección excepto sentir su cuerpo
inmovilizado por el miedo mientras el sudor rompía por su piel.

Si Selenka deseara, podría utilizar solamente el poder de su


dominancia para forzarlo sobre sus rodillas, hacerlo retorcerse. Usualmente
no desataba la profundidad de su dominancia de una forma tan agresiva,
pero Zivko se había convertido en una amenaza para su manada. Él era
cambiante, un lobo. Conocía las consecuencias de sus acciones.

—Habla —le dijo con un gruñido.

Él se resistió por un segundo, una parte de ella apreciaba su carácter.


Ahí había dominancia, la promesa de fuerza real si alguna vez sacaba su
cabeza de su trasero.

Ahora mismo era un niño engreído sin entrenar contra un alfa


perfeccionado.

Con los hombros hundiéndose, él le dijo:

—Sólo queríamos molestarlos —Su ruso fluido, pero con fuerte


acento—. Por entregarnos a Blaise por el grafiti.

Selenka miró a las personas sobre el suelo.

—¿Cómo los convenciste para hacerlo?

—Son amigos. Les dije que nos metiste en una mierda con Blaise.
Selenka no lo compraba, no creía que estuviera mintiendo, pero
tampoco pensaba que le estaba diciendo toda la verdad. Era eso o había sido
manipulado.

—¿A quién se le ocurrió la idea del incendio?

Era una cosa fea que ella no habría podido predecir en base a los
antecedentes que Margo e Ivo reunieron sobre los Discípulos de Blaise.
Ambos descubrieron un par de ofensas juveniles que tenían que ver con
impulsar autos, la rara multa por ir a alta velocidad y el cargo de perturbar
la paz asociado a un humano que estaba ebrio, pero nada más que eso.

—No lo sé —Zivko frunció el ceño, su rostro de piel marrón delgada


en la forma en que tenían los jóvenes que no habían terminado de crecer—.
Sólo surgió mientras hablábamos. Pensamos que, ya que tu manada protege
este terreno, les dolería si perdieran un par de grandes árboles.

Selenka puso sus manos con garras sobre su cadera para controlar la
urgencia de hacer trizas su rostro.

—No estoy segura de si no tienen cerebro o si son asesinos a sangre


fría.

Zivko dio un respingo con todo su cuerpo, pero existía una ira
escondida que lo convertía en un peligro, Blaise no le había hecho ningún
favor al permitir que esa ira se construyera. Los lobos dominantes que
tenían ese borde cometían violencia tarde o temprano.

—Solamente eran árboles, —le contestó, su cara sonrojada y los


músculos tensos—, sólo habría dejado un trozo de tierra fea.

—No ha llovido en esta área por tres semanas —Selenka le dijo con
un tono callado que nadie de su manada querría escuchar alguna vez de
ella—, los árboles son viejos y sus raíces van más allá dentro de la tierra,
pero la zona está seca. Este territorio está lleno de lobos, incluyendo a los
ancianos y a los muy jóvenes, muchos de ellos no pueden correr tan rápido
como el fuego— Fuego que habría corrido como agua a través del territorio—
. El fuego está clasificado como un arma mortal entre los cambiantes.
Pudiste ser un asesino.

Zivko empalideció más y más mientras ella hablaba, la ira enterrada


bajo el horror repentino.

—No queríamos matar a nadie —susurró, su rostro rígido—. Sólo


queríamos molestarlos.

Selenka le creía, Zivko no era lo suficientemente dominante para


decirle mentiras a la cara. Sin embargo, alguien puso la idea del fuego como
mecanismo de venganza en sus mentes. Alguien muy inteligente. Ya sea que
alguien de este grupo era un psicópata o fueron manipulados por un
individuo mayor.

—¿Por qué esta noche? —demandó—¿Por qué en este lugar?

Destrozado por su callada descripción de las posibles consecuencias


de sus actos, Zivko no se molestó en pelear la necesidad de su lobo de
contestarle.

—Es una noche clara y escuchamos que la mayoría de tu manada


estaría en un lugar alejado, celebrando un evento.

Los gruñidos que emergieron de múltiples gargantas hicieron que


Zivko se congelara. Selenka a duras penas contuvo a su loba de destrozar
la garganta del joven macho.

—¿Quién te lo dijo?
Él tragó duro.

—¿Qué?

¿Quién te dijo que estaríamos lejos de nuestra guarida?

—Yo-yo no lo sé —Un ceño fruncido, la inteligencia natural


empujando el miedo, la ira y la agresión—. Debería saber, pero es otra cosa
que simplemente surgió y fue como si algunos de nosotros lo escuchamos
en algún lugar.

—¿Hay algo más que crees que debería saber?

Tragó de nuevo y, a pesar de estar empapado en sudor para este


momento, encontró la fuerza para decir,

—En verdad no queríamos que nadie saliera herido.

La loba de Selenka sentía ira hacia ambos, las personas que


decepcionaron a este cachorro y hacia este lobo dominante e inteligente que
no se detuvo a pensar exactamente en lo que estaba a punto de hacer.

—La intención no importa cuando las consecuencias de tus acciones


eran predecibles y pudieron haber sido devastadoras, su castigo reflejará
eso.

Aquellos que cometían un crimen en tierras de depredadores


cambiantes esperaban recibir justicia de aquellos mismos depredadores.
Las reglas de los humanos o Psy no aplicaban aquí.

—Además vinieron a nuestra tierra en un día donde lloramos a uno


de nuestros muertos —Las palabras fueron una dura bofetada—. Trajeron
con ustedes el espectro de más muerte incluso mientras enterrábamos a un
miembro amado de la manada. No tendremos piedad.
Zivko colapsó completamente en este punto, consciente de que ella
estaba en sus derechos si quería ejecutarlo, pero levantó su cabeza lo
suficiente para decir:

—Yo soy el culpable —Tono áspero—. Los demás me siguieron.

Bueno, tal vez este era salvable. Estaba por verse. Por ahora asintió a
Margo y a Ethan para sentarlo junto con sus compatriotas que habían
escuchado la conversación. Terror marcaba cada rostro con un tardío
conocimiento de que la jodieron más allá de lo que pudieron haber
imaginado.

—Tengo un maldito dolor de cabeza, —murmuró cuando Ethan,


Margo y Gregori se acercaron para hablar con ella sobre las repercusiones—
. No creo que el grupo de Zivko viniera aquí con intención asesina, pero
alguien más en esa iglesia tiene esa intención.

—Nadie más intentará nada como esto si ejecutamos a los intrusos en


este momento —La voz de Ethan era hielo oscuro.

—Estoy con Ethan —les dijo Gregori cruzando sus brazos sobre su
pecho; se había puesto un par de pantalones que los sanadores trajeron
consigo, pero era lo único que vestía. El tatuaje en progreso en el lado
izquierdo de su pecho se encontraba de un furioso tono rojo; la tinta
necesitaba tener un lazo especial con el ADN para permanecer en cuerpos
cambiantes y no era exactamente gentil con la piel.

—Estoy feliz de arrancarles la cabeza con mis propias manos —


añadió.

Disparando a su hermano una mirada de sufrimiento, Margo


permaneció en silencio, pero Selenka sabía que su especialista en seguridad
estaba tan enfadada como Gregori.
Mientras que por el lado de Ethan, estaba haciéndose más claro para
ella que él tenía líneas muy duras en su cabeza y, debido a que su manada
le importaba, ahora le importaba a él.

—Ethan —le dijo presionando el puente de su nariz entre su pulgar y


su índice—, ambos necesitamos tener una conversación sobre los niveles de
castigo. La ejecución se reserva para lo peor. Mientras tanto ven a mí con
este tipo de decisiones.

—Lo haría sin importarme —le dijo como si fuera evidente para sí
mismo—. Es la decisión del alfa.

—Creo que estás un poco loco —Margo le dijo a Ethan mientras


Gregori gruñía en desacuerdo—. Pero me gusta eso de ti —Con las manos
en su cadera curvó su labio—. También quiero matarlos, pero de igual forma
puedo ver que son cachorros idiotas.

—Zivko no es un niño. —El tono de Ethan era plano—. Ya había


asesinado a catorce personas para el momento en que tenía su edad.

Ira rugió caliente contra los ojos de Selenka y esta vez no luchó contra
ella.

Metiendo su mano en el grosor de su cabello, lo empuñó duramente y


lo inclinó para un beso. Él mantuvo sus brazos cruzados durante todo el
tiempo y ella tenía la sensación de que la Flecha que alguna vez no tuvo
emociones estaba irritada con ellos por no cortar simplemente las cabezas
de los intrusos. Su instinto protector era una bestia poderosa, una criatura
con dientes peligrosos.

Tal vez otros se habrían preocupado por sus tendencias homicidas,


pero él había probado en más de una ocasión que apoyaría las decisiones
de Selenka incluso si no estaba de acuerdo con ellas. La única excepción,
ella sabía, era si su vida estaba en peligro. En verdad no podría estar en
desacuerdo con él en ese punto, también destrozaría la garganta de
cualquiera que viniera tras él.

Sus tenientes le sonreían a ella y a su compañero cuando rompió el


beso, el impenitente momento de alegría una inesperada luz en la oscuridad.
Sí, Ethan tenía fans de por vida en Margo y Gregori y los demás tenientes
los seguirían.

—Así que, —les dijo a todos—, desde que la ejecución está fuera de la
mesa, ¿qué sugieren como castigo?

Gregori se movió colocando un ceño en su rostro.

—Para los lobos, un combate mano a mano contras lobos de la


manada de su misma edad. Nos aseguraremos de que nuestra gente no sea
letal, pero estos lobos saldrán maltratados y magullados.

Selenka lo consideró. El castigo físico podría no funcionar entre otras


razas, pero ellos eran depredadores cambiantes. Sus lobos pensaban
diferente, veían el poder y la redención de forma distinta.

—Pero no queremos que sea una humillación.

El motivo completo por el que Emanuel presionó en favor de los


Discípulos del Refugio era porque se preocupaba por poderosos lobos
perdidos. Una humillación los arruinaría… y destruiría lo que su amigo y
teniente buscó crear.

—Cada combate será uno a uno, sin audiencia, aunque uno de


nosotros los supervisará desde un sitio donde no seremos vistos o sentidos.
—Para los humanos, —Margo dijo con un giro de sus labios—, tendrá
que ser encarcelamiento en la red de la prisión local —Su tono austero hacía
saber exactamente qué tan feliz estaba con esa opción.

—No, no se saldrán con la suya tan fácilmente —Las prisiones


humanas y Psy estaban demasiado cómodas para lo que concernía a
Selenka—. Los quiero haciendo tareas pesadas en nuestra tierra hasta que
decida que tuvieron suficiente. Sus amigos lobos pueden unirse a ellos
después de que se recuperen de sus combates.

—Sí, eso me gusta mucho más —La sonrisa de Margo era todo
dientes—. Ethan, ¿Alguna recomendación para los Psy? Además de la
ejecución desde que Selenka dice que debemos ser civilizados.

—Tareas difíciles. —Los ojos pálidos de Ethan eran destellos de luz en


la oscuridad—. Pero también necesitas acorralar sus mentes para que no
puedan viajar a través de la PsyNet. Puedo encargarme de eso mientras los
cuatro sean aptos para anclarse en la misma zona psíquica general.

Era un buen punto y uno que Selenka pudo no haber considerado sin
Ethan, pero ella sacudió su cabeza ante su oferta.

—No quiero que te desgastes monitoreándolos por tu propia cuenta,


especialmente ya que serán al menos varias semanas.

Un cambio en Ethan que ella no pudo identificar, un giro salvaje en


la frialdad dentro de ella.

Endureciendo sus entrañas con la promesa de que llegaría al fondo


de lo que estuviera sucediendo, le dijo:

—Hablaré con Kaleb, conseguiré apoyo psíquico de alguno de sus


equipos de seguridad privada —Era una decisión políticamente
considerada—. Teniéndolo en esto hará que sea claro como el cristal lo que
los Psy arriesgan cuando deciden meterse con este territorio —Nadie de la
raza psíquica quería la atención de Kaleb.

Selenka se había enfrentado cara a cara con el telequinético cardinal


en más de una ocasión, pero ella lo apreciaba como otro alfa. Uno mortal.
La paz se mantenía en Moscú porque ella se mantenía en su lado de la línea
y él en la suya. Lo mismo con Valentín. Los tres depredadores mantenían
un ojo respetuoso los unos a los otros y cooperaban en asuntos que
afectaban a más de uno.

—Pero todo eso es para mañana —Ella llamó al sanador mayor en el


equipo—¿Alguno de los intrusos morirá si los dejo pasar la noche aquí?

—No —Tana dijo con convicción, su voz ronca aún más grave después
de la intensidad emocional del funeral de Emanuel—, la cauterización fue
increíblemente precisa. Selló hasta los vasos sanguíneos más pequeños —
Miró a Ethan con un definitivo brillo en sus ojos— .Serías útil de tener en
operaciones delicadas.

Ethan la miró como si lo hubiera diagnosticado con alas y cuernos.

—Mi habilidad es un arma.

Tana arqueó sus cejas.

—Puedo utilizar un escalpelo para apuñalarte hasta morir, eso no


significa que tampoco pueda ser una herramienta de medicina.

La expresión dubitativa de Ethan no cambió, pero le dijo:

—Siéntete libre de llamarme si crees que puedo proveer asistencia.


Tana asintió antes de devolver su atención a Selenka, sus ojos
marrones cansados y el usual brillo en su piel oscura apagado.

—Los heridos estarán bien, especialmente con los primeros auxilios


que les brindamos y si les damos una manta a cada uno.

Hizo hacia atrás sus rizos que escaparon del moño apretado que
prefería utilizar mientras trabajaba.

—Odio dejarlos aquí fuera cuando están tan asustados, pero un poco
de sufrimiento podría golpearles algo de sentido —Los ojos de Tana
brillaron—. He estado contándoles sobre quemaduras y lo que suelen causar
en el cuerpo— Eso explicaba la renovada devastación y lágrimas en más de
una cara. Nop, no era una buena idea hacer enojar a un sanador.

Selenka tocó la mejilla de Tana, alfa hacia compañero de manada en


sufrimiento, y la sanadora giró hacia su toque. Acercándose, Selenka elevó
su barbilla y gentilmente presionó sus labios en los de Tana, dándole a la
sanadora la fuerza de la manada que corría por las venas de Selenka.

—Esta noche oscura ya casi termina, lastochka16. Pronto podrás


descansar tus manos sanadoras.

Solamente después de que Tana tomara una profunda respiración y


asintiera, Selenka se acercó a los intrusos. En ella ya no había gentileza,
sólo quedaba furia templada.

—Pasarán la noche aquí fuera, bajo los árboles que intentaron


destruir, con el horrible aroma del combustible para hacerles compañía.

16 Lastochka: golondrina en ruso, en el original. N. T.


Gruñidos llenaron el claro con el recuerdo de lo que los intrusos
intentaron hacer, el infierno que casi desataron.

—No intenten escapar a menos que quieran morir bajo las garras y
dientes de lobos —La loba de Selenka tomó placer sombrío con el olor acre
del miedo saliendo de los cuerpos de los intrusos—. Sus castigos serán como
sigue.

Solamente los seis cambiantes, cuatro lobos y dos no depredadores,


parecieron aliviados después de que se detuvo. Decidió hacer que el resto lo
comprendiera tan claro como el cristal.

—Si lo deseara, podría desgarrarlos y luego tirar sus cuerpos en el


camino como una advertencia, la Ley no levantaría un solo dedo para
ayudarlos porque ahora nos pertenecen.
Capítulo 20
Está acordado por todas las partes que el tratado final formalizará lo que ya es un
hecho aceptado: en tierras pertenecientes a grupos cambiantes depredadores, ya sea una
manada, un clan o una familia, son las leyes de ese grupo las que se mantienen. Se
concuerda que no habrá interferencia de grupos externos.
—Adrian Kenner, negociador de paz, Guerras Territoriales (siglo XVIII).

Las cabezas se irguieron, gargantas moviéndose mientras los


conmocionados humanos y Psy finalmente se daban cuenta de la mierda en
la que estaban envueltos. Con la loba en su mirada hasta que supo que el
brillo reflectante tenía que ser misterioso, Selenka señaló a la derecha.

—¿Ven ese lobo? Su nombre es Ilarion y solamente tiene dieciocho


años. Un macho joven disciplinado de mi manada que moriría para proteger
a los que son más débiles. Él nunca pensaría en ir al territorio de otras
personas y amenazar su hogar y a sus vulnerables. Ustedes son mayores
que él y, aun así, no les confiaría cuidar ni siquiera a un gatito.

Vergüenza bañó más de un rostro. La cabeza de Zivko cayó hacia


delante y los otros lobos tampoco pudieron encontrarse con su mirada.

Dejándoles cocerse en su vergüenza, asintió a Ilarion y a su


compañero soldado en entrenamiento para comenzar a repartir las mantas
que trajeron por el pedido de Tana. Los fuertes jóvenes lobos eran un activo
para su manada y ella se aseguró de que vieran su orgullo por ellos.

Con eso en marcha, giró hacia Gregori, Ethan y Margo habían ido a
ayudar a los sanadores a empacar.

—¿Estás de acuerdo con manejar la seguridad aquí esta noche?

—No hay problema —Por su tono, disfrutaría mirando con el ceño


fruncido a los intrusos. —¿Esposas puestas?
—Sigue tu instinto. —Con la sangre caliente, sacó su teléfono—. Iré a
hablar con Blaise. —Dirigiéndose hacia los árboles, no se molestó en
presentarse cuando el líder los Discípulos del Refugio respondió al otro lado
de la línea —. Quince de tu gente no volverán a casa el día de hoy. Son
invitados en territorio BlackEdge.

Un pequeño silencio antes de que Blaise dijera, —¿Qué tan mal están
heridos?

Selenka le explicó, también le contó la extensión del intento de su


crimen.

Blaise juró.

—Los castigaré yo mismo y no seré blando, puedes contar con ello.

—No lo haré. No volverán a casa hasta que completen su castigo. —


No tenía fe en la habilidad de Blaise para controlar a su gente—
.Organizaremos arreglos temporales para ellos. —No sería nada más que
tiendas de campaña y facilidades sanitarias, pero el grupo era afortunado
de que no siguiera el rumbo tomado por los lobos SnowDancer de California:
disparar primero y hacer preguntas a los cuerpos. Aunque esa perspectiva
comenzaba a parecer cada vez más atractiva.

—No puedes hacer eso —Blaise le dijo y, por la primera vez desde que
lo conocía, había un gruñido en su tono. Ahí estaba finalmente: un vistazo
más allá de la máscara suave y civilizada de Blaise. Seguía siendo un lobo
bajo su piel y ese lobo pensaba que podía vencer la fortaleza alfa de Selenka.

Una Selenka más joven habría ido por su garganta por el insulto. La
alfa Selenka Durev notó el desliz y lo guardó para considerarlo. Blaise había
avanzado de una molestia tolerada a una amenaza. Porque ¿Cuál era la
posibilidad de que a un hombre al que le gustaba controlar a su rebaño, no
tuviera conocimiento de sus acciones?

Él era lo suficientemente arrogante como para que las cosas


comenzaran a formarse bajo su nariz, pero la opción que parecía ser más
correcta era que Blaise manipuló a Zivko y a los demás para cometer un
acto que produciría un resultado catastrófico y atroz.

Selenka estaba en su derecho de expulsar a los Discípulos de su


territorio, pero ya no eran simplemente una molestia. Los quería en su vista
para obtener pruebas que significarían el final de los Discípulos de una vez
por todas, Blaise no tendría la oportunidad de poner sus manos sobre otros
lobos vulnerables.

—Nuestras leyes son claras y tu gente las rompió —le contestó con un
gruñido propio que hizo que se callara—. No muestres tu cara en ningún
lugar cerca de mi territorio, Blaise. Tú o cualquiera que envíes terminará sin
garganta.

Colgó sin esperar una respuesta, luego localizó a Ethan. Ver que
Gregori tenía la situación bajo control y que Margo decidió pasar el rato con
su joven hermano mucho más gruñón, le dijo, —Camina conmigo —Pudo
ordenarle a uno de su gente traer un vehículo más temprano, pero sabía
que necesitaba tiempo en el bosque para asentar su piel, ser el alfa que su
manada doliente necesitaba.

—Puedo regresar después para ayudar a Gregori —Ethan dijo quince


minutos después de que pisaran la oscuridad de los árboles.

Deteniéndose, Selenka tocó su mandíbula.

—No. Necesito que te quedes conmigo —Era difícil para ella admitir
tal necesidad incluso hacia el hombre que era su compañero, pero la
sinceridad de Ethan hablaba con la chica salvaje que una vez fue, la que
tuvo su corazón en su muñeca y fue pateadopor ser problemática.

—Para mi manada —le dijo—, debo ser un alfa. Sí, puedo abrirme con
mis tenientes y mis amigos, pero no puedo ser nada más que su alfa. Está
en mi piel y es quienes somos.

El hielo de luz fracturada de él dentada contra sus sentidos, dividida


con estática, sus ojos pálidos trabados en los suyos.

—La jerarquía siempre existe —le dijo como si trabajara a través de


sus palabras—. Ya sea que lo reconozcas o no en cualquier momento, no
significa que no se encuentre ahí. Estoy fuera de la jerarquía, por lo tanto,
no debes ser la Alfa Durev conmigo, puedes ser Selenka.

—Si eso fuera lo único necesario —le dijo siguiendo acariciando el


rastrojo de barba en la dureza de su mandíbula, su estómago apretado y la
loba llena de orgullo—, todo lo que un alfa tendría que hacer sería hacer uno
o dos amigos cercanos fuera de la manada.

Ethan inclinó su cabeza un poco hacia un lado, una acción común


entre lobos. Se preguntó si él se daba cuenta del pequeño movimiento. Le
fascinaba la forma en que comenzaba a integrarse a su manada mientras
permanecía siendo él mismo. Nadie nunca lo confundiría con nada más que
un Flecha.

—Tiene que ver con el lazo entre nosotros. —le dijo con las pupilas
resplandeciendo—. Incluso con interferencia, te puedo sentir dentro de mí,
un lobo primitivo que… me valora.

Selenka quería matar a cualquiera que alguna vez lo hubiese herido o


que lo hizo sentir poco importante. Cerrando su mano sobre su nuca, habló
con sus labios contra los suyos.
—Sólo debes saber que eres la única persona con quien no soy la Alfa
Durev. Para ti soy y siempre seré Selenka. Y tú eres y siempre serás mío. —
Era un gruñido, su loba de acuerdo con su parte humana sobre que este
hombre valía arriesgarse con su corazón—. Eres mío primero y siempre
serás mío primero.

Sin hacer esfuerzo para esconder las brasas que ardían en su interior,
sus manos posesivas sobre sus caderas, su extraordinario, complejo y
mortal compañero consideró eso por un largo momento.

—¿Soy tu Zaira?

Le tomó un segundo localizar el nombre, la compañera de Aden Kai


no tenía publicidad. Como la mayoría del escuadrón Flecha, prefería vivir
en las sombras, pero su enlace con Aden significaba que ella tenía cierto
perfil, especialmente entre aquellos que trabajaban con el escuadrón.

Selenka había visto una vez a Aden y a Zaira juntos, pero fue
suficiente para entender que su relación era un emparejamiento. Tal vez los
Psy no lo llamaban de esa forma, pero no cambiaba el hecho de que ambos
estaban enlazados hasta el corazón.

—¿Quien es Zaira para Aden? —le dijo preguntándose la forma en la


que Ethan veía la relación.

—Un caballero para su rey. —La luz de las estrellas penetraba poco
en el dosel, sin embargo, la luz que había parecía sentirse atraída por los
ángulos del rostro de Ethan—. Así como yo soy el caballero para tu reina.

Selenka frunció el ceño.

—No creo que Aden piense de esa forma en la relación con su


compañera y no me veo a mí misma como una reina sobre ti. —Los
compañeros siempre eran iguales —Eres mi caballero solamente en el
sentido de que eres mi refuerzo permanente y para siempre.

Ethan deliberadamente rompió el contacto visual con ella por la


primera vez que podía recordar. Le llamó la atención a su loba.

—Necesitamos hablar sobre algo, ¿no es verdad?

—Sí, tengo secretos que necesitas saber. —Contacto visual completo,


su hermosa voz solemne en el silencio de la noche. —Pensé que podría
simplemente no decirte, pero no puedo mentirte, Selenka. Ni siquiera por
omisión.

Cada vez que pensaba en poner un muro entre ambos, él lo aplastaba


con brutal sinceridad.

—¿Es sobre los sangrados de nariz?

—Sí, y más.

La tensión hizo un nudo en sus vértebras, una sensación de horror


en sus entrañas.

—Después. —le dijo tomando esa decisión en el momento—. Cuando


estemos solos—. Lo que fuera que Ethan tuviera que decirle, ya sabía que
no estaría en cualquier estado de ver por su manada si se metían en ello en
este momento.

—Después —Su beso mantenía un borde de desesperación, su aliento


cortado cuando se separaron y su cabello cayó sobre su frente.

Su propio pulso tampoco estaba tan estable y sus pechos dolían. Sería
tan fácil rendirse a esto, hundirse en los privilegios íntimos de piel, pero no
podía ignorar los aullidos de pena de sus lobos tanto como podía alejarse
del enlace de pareja. Así que sostuvo su mano hacia fuera.

Ethan deslizó la suya dentro de la de ella y recorrieron la distancia


que quedaba lado a lado.

Una vez en la guarida, lo llevó a un lugar a la izquierda de la entrada.


La manada fue afortunada con la gran área que llamaban la Terraza, a pesar
de que era un lugar interno, recibía luz de sol directa cortesía de varios
agujeros naturales en la roca de la montaña bajo la que la guarida se
ubicaba.

A través de los años, a través de las generaciones, la Terraza se había


convertido en un jardín salvaje. Incluso tenía algunos árboles pequeños.
Había toneladas de arbustos floreciendo y viñas que cubrían las paredes,
junto con una masa de suave césped que se mantenía relativamente corto
para que los bebés más pequeños pudieran jugar.

—Esta es el área segura de juego para nuestros cachorros, —le dijo a


Ethan. —Pueden vagar y sentirse como si estuvieran en el exterior incluso
cuando son demasiado pequeños para enfrentarse al terreno más áspero de
fuera.

Ethan observó el área con callada intensidad antes de tocar con sus
dedos un árbol delgado.

—Tenemos un bosque bajo tierra en el Cuartel General Flecha. La


oscuridad, dijeron los psicólogos, no puede ser eterna o las personas se
volverían locas.

¿Qué, pensó ella, le había hecho a Ethan la oscuridad en la que lo


habían encarcelado? Pero sabía una cosa:
—Cualesquiera que sean tus cicatrices —le dijo a su compañero—,
tus piezas rotas y afiladas, tu núcleo es un lugar de luz y fría lógica. No estás
dañado de la forma en la que piensas.

Ojos pálidos buscando en los suyos.

—¿El frío te molesta?

—No. Yo quemo muy caliente en ocasiones, Ethan, mi temperamento


es mi talón de Aquiles —Era consciente de eso desde que era una
adolescente—. Tu calma me ha ayudado a permanecer racional a través de
este horrible día.

Su cabello caía sobre su frente mientras se movía para tocar otro árbol
y súbitamente se vio tan joven que su corazón amenazó con romperse. Le
mostraría un mundo más allá del dolor y el asesinato, hizo un juramento.

En ese momento hubo un sonido cerca de la entrada de la Terraza y,


cuando miró en esa dirección, fue para encontrar la mirada de un hombre
bajo y musculoso con la piel tan pálida como luz de luna y ojos de un
profundo marrón. Selenka simplemente abrió sus brazos.

Guardando sus palabras sobre cómo su fuego ardiente lo calentaba


incluso mientras quemaba, Ethan desapareció en el fondo. Era una
habilidad que aprendió tiempo atrás… pero resultó que desaparecer era
difícil entre lobos.

Una corriente estable de la manada de Selenka entró a la Terraza en


las horas que siguieron y, mientras que la mayoría se dirigió directamente
a su alfa, algunos fueron a Ethan. Algunos simplemente se mantuvieron
hombro con hombro con él en silencio. Otros le hicieron preguntas sobre
poder psíquico o sobre la PsyNet. Tenía la sensación de que en realidad no
les importaban sus respuestas; los lobos simplemente querían escuchar su
voz.

—Es tan hermosa. —un adolescente le dijo en un punto—. Hace que


mi lobo esté menos triste simplemente escuchando los tonos.

Así que Ethan habló más de lo que era su tendencia natural.

Él era, se dio cuenta una hora después, el cuarto de espera de


Selenka. No se sintió insultado. Ella podría ver el ser su reina para su
caballero como una referencia a su diferencia de poder, pero Ethan lo veía
de otra forma. Un caballero pertenecía a su reina, así como Ethan le
pertenecía a Selenka. Espada o escudo o niñera de cachorros en la
enfermería, lo que sea que Selenka necesitara, Ethan proveería.

La sombra de la noche estaba desapareciendo en un gris suave de una


mañana muy temprana para el momento en que la Terraza se vació de lobos
que necesitaban a su alfa. Tomando su mano con una posesividad que
quitaba la aspereza de los bordes de los trozos rotos dentro de él, lo dirigió
a través de los pasillos vacíos de la guarida.

Cuando se detuvo en una puerta y la empujó para abrirla, probó que


era una habitación grande.

Toque ligero.

Cerró la puerta detrás de ellos incluso mientras él intentaba absorber


cada esquina de este espacio que era el refugio privado de Selenka. Un
momento después brazos fuertes y femeninos se envolvieron en su cintura
por detrás, Selenka presionó su mejilla contra su espalda.
Con sus instintos protectores elevándose, envolvió sus manos sobre
las de ella

—Estás cansada. Métete a la cama —Él necesitaba cuidar de ella, el


instinto más visceral que el anhelo físico que ardía en sus venas.

—Primero necesito tomar una ducha. Yo sólo… la tristeza permanece.


—Dio un paso atrás—. Báñate conmigo.

El cerebro de Ethan amenazó con hacer cortocircuito.

Ella se desnudó antes de que él removiera sus botas, una mujer alta
y de líneas puras donde su cadera se ensanchaba gentilmente y cuyos
pechos eran pequeños y tensos y hacían que sus manos picaran por
tocarlos. Pero sus ojos se enfocaron primero en su espalda, la herida ahí, y
estuvo complacido de ver que el sello fresco que Oleg le había puesto estaba
limpio e intacto.

—¿Te duele?

—No. Oleg trabajó en él justo antes de que fuera al funeral —Después


de pasar una vez sus manos a través de su cabello, arqueó su cuerpo, pero
había un cansancio sobre ella mientras caminaba a la puerta al final de su
espacio privado.

Deteniéndose en la entrada, miró atrás, hacia él, con los ojos


brillantes de la loba.

—No te tardes, zaichik.


Capítulo 21
Solamente la manada, compañeros y amantes tienen privilegios de piel.
—Lucas Hunter, Alfa, Leopardos DarkRiver (2079).

Ethan arrancó sus ropas con velocidad Flecha y estuvo con ella
momentos después. El área de baño era completamente de roca, con el set
de la cabeza de la ducha en el centro del techo para que las gotas cayeran
como lluvia en la cabeza de Selenka mientras ella se ponía de pie debajo.
Mientras él miraba, atrapado en el lugar con el conocimiento de que esta
fuerte y poderosa mujer era suya, ella levantó su rostro al agua, su cabello
una cascada sedosa en su espalda.

Ethan no fue consciente de haberse movido, pero se encontró a sí


mismo alcanzando el nicho en el muro para tomar una botella de shampoo.
El corazón de su compañera dolía y necesitaba ternura más que cualquier
cosa. Era un conocimiento que iba más allá de sus huesos, más allá de sus
músculos.

Después de tomar una generosa cantidad en su palma ahuecada, hizo


la botella a un lado y se metió al agua con ella. Suspiró y se recostó contra
él mientras pasaba el limpiador a través de las hebras largas de su cabello
desde la raíz hasta las puntas. La espuma corría por ambos cuerpos
mientras el agua lavaba el líquido con suave olor de su cabello.

Después de eso, trabajó su cuero cabelludo con sus dedos, contento


a pesar de la necesidad que lo pinchaba constantemente. Estar con Selenka
llenaba un vacío muy dentro de él que no tenía nombre. Aquí era donde se
suponía que debía estar. Y ella era la mujer con la que estaba destinado a
estar.
Girando, Selenka hundió su frente contra su pecho, sus brazos
enlazados alrededor de su cintura. Sus lágrimas eran crudas y sin escudos,
piezas rotas de su corazón con cada sonido. Estimulado por una emoción
primitiva, el poder Escarabajo renegado acarició sus escudos con un rugido
profundo y atronador. El Silencio había funcionado para algunos, para todos
los que de otra forma serían criaturas locas sin pensamiento ni
razonamiento.

Ethan golpeó el poder de vuelta para envolver sus brazos alrededor de


su compañera y simplemente la sostuvo mientras ella lloraba no solamente
por un compañero de manada perdido, sino también por un amigo. Más
tarde, sus sollozos habían hecho que su voz sonara más áspera, ella le contó
sobre Emanuel. Cómo había sido un teniente que provenía de los días de su
abuelo como alfa, el más joven de los tenientes de Yevgeni Durev por un
gran margen, y el único que no había decidido voluntariamente retirarse en
los años posteriores de que Yevgeni Durev diera un paso atrás en favor de
su nieta.

—Los otros eran más viejos, listos para retirarse y solamente


mantuvieron su posición para asegurar una transición suave —Selenka le
dijo con la voz cruda—. Sabía que solamente los tendría por cinco años como
mucho, pero Emanuel estaba en sus treintas en el momento y era uno de
los dominantes más fuertes de la manada, tenía que ser uno de mis
tenientes. Dejarlo fuera del poder estructural no habría sido sólo un
desperdicio, sino que habría confundido a cada lobo de la guarida.

Un suspiro estremecedor.

—No estaba segura de cómo lo haríamos juntos, él era cerca de una


década mayor que yo y estaba acostumbrado a trabajar con un alfa mucho
mayor. Pero Emanuel era nacido de la amabilidad y la compasión, y era tan
confiado en su propia piel que no sentía envidia o celos de la joven loba que
había crecido para rebasarlo en dominancia.

Ethan se prometió a sí mismo que, antes de que su cerebro


implosionara, le preguntaría sobre su llegada a la posición de alfa, sobre la
primera vez que había sabido que la responsabilidad era suya para cargar.
Quería saber todo sobre ella, la necesidad un hambre que nunca podría ser
satisfecha.

—Emanuel suena como un buen hombre —Un hombre que había


cuidado la espalda de Selenka, sólo por eso Ethan honraría su memoria.

—Sí, lo era. Era tan bueno. Lo extrañaré —Silenciosas y potentes


palabras—. Extrañaré sus consejos y su habilidad para hacernos reír a
todos y, más que nada, extrañaré su sonrisa —Inhalando profundamente,
empujó su cabello mojado fuera de su rostro y presionó un beso en el pecho
de Ethan—. Gracias.

Él no sabía qué responder a eso, no entendía cómo podía agradecerle


cuando ella lo sacó del helado gris entumecido hacia la mordaz calidez de
ella, así que estiró su mano y apagó el agua. Le permitió envolverla en una
toalla y se mantuvo inmóvil mientras tomaba otra toalla para su cabello.

No le importaba que su propio cuerpo escurriera de mojado. Selenka


venía primero. Necesitaba cuidarla y, aunque nadie nunca lo había cuidado,
no era difícil satisfacer las necesidades de su compañera. No cuando ella lo
hacía tan fácil.

Después de que él terminara con su cabello, ella apuntó hacia un


frasco en la encimera construida en el muro de piedra cercano a la
habitación. —Es el acondicionador que dejo en mi cabello.
Ethan trabajó en las hebras y, mientras lo hacía, captó una pista de
la rica esencia floral que asociaba a ella. Debajo de eso, sin embargo, se
encontraba su esencia más profunda e íntima. Él podría no ser cambiante,
podría no tener el olfato de un lobo, pero siempre reconocería a Selenka.

—Dime —le dijo como una orden, pero no del tipo de alfa a compañero
de manada. Esto era muy privado, muy íntimo, de compañero de vida a
compañero de vida—. Sobre la sangre y sobre el motivo por el que te tensas
cada vez que menciono el futuro.

Ethan se enfocó en su cabello, en los aromas en el aire, en el vapor


residual de la ducha, pero no podía detener la oscura y fría verdad.

—¿Has escuchado sobre el Síndrome Escarabajo? Solamente afecta a


los Psy, así que puede ser que no…

—No —Un ceño que captó de su posición ligeramente a su izquierda


—. Recuerdo haber visto esas palabras en una alerta médica que le pasé a
Oleg. ¿Tiene que ver con habilidades Psy renegadas?

—En pocas palabras, el Silencio funcionaba para una pequeña


minoría de mi raza, contenía los aspectos más peligrosos de nuestras
habilidades. —evitaba que se convirtieran en monstruos y asesinos—. La
caída del Silencio ha llevado a la desintegración de esas cadenas psíquicas.
Una fuerza desconocida se estira en mi interior, un vasto poder seductor
que solamente puede ser Escarabajo.

Tomando otra toalla, Selenka giró y comenzó a secar el cabello de


Ethan.

—¿Qué significa eso para ti?


Ethan se mantuvo inmóvil debajo de sus movimientos cuidadosos, ella
intentaba no halar su cabello, se dio cuenta lentamente, intentaba no herirlo
incluso con esa pequeña fuerza. La ternura lo rompió. Nadie nunca había
visto a Ethan Night como digno de ser cuidado. Él quería simplemente
quedarse en ese momento imposible, pero le había prometido la verdad a su
compañera.

—No hay forma de hacer retroceder el reloj una vez que los nuevos
poderes se activan, y estos poderes llevan a locura, a la violencia, a una
pérdida de control —Podía sentir la locura susurrándole cosas, diciéndole
que era más capaz de lo que pensaba.

—Hay una posible fuente de esperanza. —añadió cuando los ojos de


Selenka se volvieron dorados—. Una empática con la habilidad demostrada
de filtrar algo del poder Escarabajo. Me encontraré con ella mañana… hoy.

—Iré contigo.

Ethan no dijo nada porque no tenerla con él no era aceptable.

—El operativo del Consorcio intentó hacer contacto conmigo más


temprano esta noche.

—¿Qué harás? — ella preguntó sin sospecha.

Rompió cosas malas en su interior, reformándolas en algo mejor.

—He informado a Aden del contacto y le ofrecí actuar como carnada


si era necesario —lo hizo, aunque no quería desperdiciar el tiempo que tenía
en esa fealdad—, pero dice que el escuadrón está a punto de capturar al
operativo utilizando el archivo que le di ayer.

—Bien —Selenka giró para alejar la toalla que utilizó en su cabello.


Él la envolvió con sus brazos desde atrás, cuidadoso de no presionar
su herida, pero necesitándola de una forma en que nunca había necesitado
a nadie. Hasta ella, necesitar a una persona no era un concepto en su vida.
Luz, aire, esas habían sido sus necesidades más profundas. Ahora ella era
su aire y su luz.

Nadie, nunca, simplemente lo acepto, aunque ella estaba enojada con


él por esconder su estado psíquico y físico, su aceptación, de un Ethan
destrozado y dañado, era inquebrantable.

—Esto es lo más cerca que he estado de otro ser vivo.

Girando en su abrazo, Selenka corrió sus manos por su espalda


mientras presionaba sus labios contra su pectoral derecho. El contacto hizo
que su cuerpo se endureciera, las sensaciones que lo atravesaban eran
viscerales.

—¿Duele? —Los ojos de un dorado lobuno mantenían los suyos en


desafío. —¿Has sentido dolor cada vez que nos besamos?

Él luchó para encontrar sus pies para explicarle, peleó para encontrar
aliento.

—La mayoría del escuadrón pasó por entrenamiento psíquico que


incluía la incrustación de un bucle que castigaba cualquier desviación del
Silencio con el aumento de la cantidad de dolor físico.

Selenka clavó sus garras en su espalda.

—¿Tienes eso? No me mientas, compañero mío.

Bebiéndola, borracho de ella, le dijo, —Mis entrenadores tenían


problemas creando esa parte de la correa mental. Nadie nunca supo por qué
—Ethan exhaló e inhaló de nuevo porque nunca podría tener suficiente de
su aroma—. Ming les dijo que lo olvidaran, él ya me tenía en una correa
privada.

Elevando una mano con garras retraídas, pero con ojos todavía de
lobo, Selenka recorrió las puntas de sus dedos sobre un lado del rastrojo en
su mandíbula.

—¿Entonces por qué tus músculos están tan rígidos como el concreto
y tu respiración no es estable?

—Porque quiero devorarte —Como una bestia rabiosa—. El control es


difícil.

Un mordisco en su garganta.

—¿Estás seguro de que no sientes dolor?

—No —Estremeciéndose, inclinó su cuello para más—. Pero la


sobrecarga sensorial es significante y soy inexperto. Desconozco el siguiente
paso.

La sonrisa de Selenka era diferente en esta ocasión, una cosa íntima


y sensual que le pedía que le sonriera de vuelta.

—Descubrirlo es parte de la diversión, zaichik.

Él se puso rígido, su mandíbula endureciéndose.

—No soy un conejo. No soy una presa —Ethan podría no entender


completamente las formas cambiantes, pero sabía que ningún alfa trataría
a una presa como un compañero íntimo e igual.

La risa de Selenka era salvaje y hermosa y causó zarcillos calientes en


su interior que se fortalecieron y crecieron cada vez más.
—Por eso te llamo zaichik —le gruñó con otro mordisco a su
garganta—. Porque eres lo más alejado que imagino de un esponjoso
conejito. Creo que es gracioso, pero me detendré si no te gusta.

Ethan se atrevió a morderle su hombro, lo que le consiguió un gruñido


y una caricia a través de su cabello. Feliz, verdaderamente feliz, le contestó.

—Puedes utilizarlo —Ahora que entendía el motivo detrás de ese


apodo, el término era una broma secreta entre ellos. Otros la escucharían
utilizarlo y se confundirían, porque nadie veía a una Flecha como presa,
pero Ethan sabía que su compañera estaba jugando con él y lo significaría
todo.

Mientras estaba vigilando, antes de la llegada de los intrusos, había


revisado el material que Margo le envió. Mientras no se encontraba en un
lugar adecuado para consumir Vidas del Reloj de Arena y Ridge permanecía
siendo un misterio para él, la revista Mujer Salvaje había demostrado ser
una fuente excelente de información. Muchos artículos reiteraron que,
mientras los lobos eran serios para el mundo, para las personas que
reclamaban eran juguetones, chismosos y profundamente leales.

Incapaz de resistir probar su sonrisa, tomó un beso profundo, sin


habilidad y voraz. Gimiendo y envolviendo sus brazos alrededor de su cuello,
su compañera sacó su lengua para mojar sus labios y su cerebro quedó en
blanco, el poder Escarabajo golpeando sus escudos. Empujándolo
violentamente, Ethan se hundió en ella, se hundió en la sensación.

Selenka no le negaba nada. Sus labios eran regordetes contra los


suyos, su lengua húmeda y su cuerpo resbaloso y fresco por la ducha.
Deslizando sus manos a su espalda, justo arriba de la hinchazón de su
trasero, la abrazó tan cerca como les daba indulgencia a sus sentidos como
nunca lo había hecho.
Así como ella hacía lo mismo.

Se sentía consentido por ella y se deleitó en ello, en que simplemente


le dieran lo que quería en lugar de utilizar su necesidad para torturarlo.

Cuando rompió el beso para probar su garganta, ella arqueó su cuello


para él y, cuando regresó por otro beso voraz, se lo dio sin dudar. Dentro de
él, las piezas rotas continuaron reformándose en un todo, sostenido por el
brillante calor fundido de ella.

—¿Qué quieres? —Alientos calientes contra su garganta, los dientes


de Selenka cerrándose sobre piel sensible.

La gruesa polla de Ethan palpitó.

—Siempre he entendido la mecánica de la excitación sexual. —Se la


habían enseñado para poder destruirla—. Pero no la conocía. —Que sería
cercana al dolor, la necesidad dentro de él, que estaría sin aliento, su
cerebro no completamente funcional.

Besos en su cuello, sus uñas arañando su cuero cabelludo en una


caricia que levantó los pequeños vellos de su cuerpo.

—Iremos lento. —Una promesa sensual—. Para que puedas montar


cada borde y estar listo para el siguiente. —Otra mordida—. Incluso si en
este momento quiero comerte completamente por segundos y repetir.

La besó de nuevo, con la certeza más allá de duda alguna que besarse
siempre sería una de sus cosas favoritas. El sabor de ella, la forma en que
sus ojos se detenían en los suyos al momento del contacto, antes de que sus
pestañas se cerraran, la forma en que su aliento cepillaba contra su piel.
Tenerla tan cerca de él, fuerte y peligrosa, pero dispuesta a ser suave en este
tiempo y lugar.
Haciendo un sonido ronroneante en el fondo de su garganta mientras
él corría sus dedos sobre su espalda y bajaba por sus brazos antes de
recorrer el camino con un toque más fuerte, Selenka rompió el beso para
decir:

—Para una Flecha fría como el hielo, eres muy bueno acariciando a
un lobo que necesita exactamente esto el día de hoy.

Ojos con un brillo salvaje que lo examinaban con sospecha lobuna.

—¿Dónde aprendiste eso? Para ser clara, estoy celosa.

Con la sangre lánguida y pesada, Ethan continuó sus caricias. Nunca


tendría suficiente de tocarla.

—Te siento dentro de mí y sé lo que necesitas.

Líneas de ceño fruncido atravesaron las cejas de Selenka, las puntas


de sus pechos acariciando su pecho mientras decía:

—No estoy segura si así es como funciona el enlace de pareja. —Un


beso a su pecho—. La forma en la que me estás tocando es exactamente lo
que necesito. Es una lectura muy sutil y profunda.

Ethan se convirtió en piedra.

—No estoy leyendo tu mente —Nunca la violaría de esa manera.

Ahora era su turno de “acariciarlo”, la palabra que ella había utilizado


era perfecta para lo que estaban haciendo, este gentil toque y aprendizaje
mutuo.
—Lo sé, Ethan, no me refería a eso —Pequeños besos sobre su
mandíbula rígida hasta que se suavizó para ella, entonces deslizó su mano
detrás de su cuello de la forma en que tenía la costumbre.

De acuerdo con la revista Mujer Salvaje, era un acto de “furtiva


posesividad lobuna”. Nunca habría imaginado que esa piel era tan sensible
o lo mucho que amaría a un amante posesivo. Amaba la forma en que lo
tocaba, la forma enque lo veía, la forma en que le sonreía con ojos lobunos.

—No debería sorprenderme que descifraras todo esto tan rápido, ese
cerebro tuyo es sexy como el infierno.

Escalofríos lo recorrieron mientras reclamaba su boca con un beso


profundo, del tipo que lo marcaba después de esas palabras acariciantes.
Envolviéndola con sus brazos, más que feliz de ser marcado, abrió su boca
y lamió su lengua como ella lo hacía.

Ella gruñó, el sonido viajando de su cuerpo al de Ethan y hacia la


pesadez de su erección. Su polla había estado rígida desde el primer
contacto, pero ahora palpitaba tan intensamente como un segundo latido
cardiaco. No sabía qué hacer con ella, pero como a Selenka no parecía
importarle el calor agresivo acariciándose contra la curva de su abdomen,
no la retiró, no intentó darle su espacio.

No quería darle espacio.

Todo lo que quería era acercarse cada vez más.

Él corrió sus uñas a través de su espalda.

Un siseo y ella rompió el beso para morder su garganta. La siguiente


mordida fue más dura y en el punto donde su cuello se unía a su hombro.
Lo suficientemente fuerte que sabía que, aunque ella no había roto la piel,
le dejaría una marca. Con la sangre fundida, también sabía que su mordida
no era un castigo.

Ella lamió la marca, sus garras arañando ligeramente sus hombros.


Capítulo 22
La Tía Rita el día de hoy escribió una columna especial sobre privilegios íntimos de
piel para vírgenes. Todos los experimentados pueden pasar la página. El resto de ustedes
escuchen porque la Tía Rita sabe. La Tía Rita ha hecho el tango horizontal por más tiempo
del que han estado vivos. También lo ha hecho vertical, diagonal y de cabeza.
—De la edición de febrero de 2074 de la revista Mujer Salvaje: “Privilegios de Piel,
Estilo y Sofisticación Primitiva”.

—Mío —Un gruñido contra Ethan mientras la seda mojada del cabello
de su compañera acariciaba su cuerpo.

—Tuyo —le dijo sin dudar, entonces apretó el lado de su cuello—.


También eres mía.

Los ojos que se encontraron con los suyos eran de alguna forma más
salvajes, el dorado brillante. Y su beso era feroz, su mano empuñando el
cabello de Ethan.

—Tuya —le contestó con una voz que era mitad lobo antes de que
hiciera un movimiento ágil que terminó con sus piernas envueltas alrededor
de sus caderas.

Ethan la sostuvo con sus manos debajo de su trasero, la fuerza de sus


muslos alrededor de él una deliciosa presión y la humedad de su almizcle
haciendo rugir a su mente. No tenía muros contra Selenka, sin límites. La
besó de vuelta de forma cruda y profunda, sus manos clavándose en la carne
curvilínea en sus palmas.

Los sonidos que ella hacía lo alentaban a abrirse más profundamente,


bajar aún más sus escudos. Hasta que los únicos que quedaban eran los
que mantenían su locura… y entonces la locura se lanzó contra los escudos
con la fuerza de un maremoto, clavando un dolor agudo a través de su
cabeza.
Aunque él no hizo ningún sonido, Selenka se alejó.

—Sangre —Fue una palabra gruñida.

Desenredándose de su alrededor, bajó a sus pies y giró para tomar


pañuelos de la encimera que contenía el lavamanos.

—Dijiste que no mentirías, que esto era seguro para ti —Su voz
vibraba con su furia.

—Lo es —Ethan limpió la sangre, pero la hemorragia no se detuvo.

Inclinando su cabeza, presionó el puente de su nariz.

—No tengo un bucle de dolor en mi cabeza. Te deseo con cada célula


de mi cuerpo.

Selenka acechó hacia su habitación y, cuando regresó, furiosamente


abrochaba el cinturón de la bata del color de un cielo oscuramente
tormentoso.

—Déjame ver eso —Tomando los pañuelos de él, mojó la parte limpia
en el lavamanos y luego limpió lo que parecían ser los últimos remanentes.

Ambos esperaron, pero el sangrado parecía haber terminado.

—Hay algo que está muy mal en tu cabeza —Tirando los pañuelos en
un pequeño bote de un verde obsidiana, Selenka golpeó su puño contra su
cabeza—. Puedo sentirte dentro de mí, Ethan, y ahí están todos estos puntos
dentados que provienen de ti y no se sienten correctos.

Ethan envolvió una toalla en sus caderas, tambaleándose bajo la


agonía que atravesaba su corazón.
—Te dije que estaba dañado —Creyó que ella lo aceptaríaaun sabiendo
eso, que ella lo había visto y le gustaba de esa forma.

Un gruñido antes de que lo acechara y apretara su mandíbula.

—No es sobre ti. Lo que siento, para mi loba, no “sabe” a ti y no la


dejará entrar. Creo que es por la estática en nuestro enlace, interfiriendo en
nuestra conexión.

—Soltando su agarre, cruzó sus brazos —Ming LeBon puso algo en ti


que no debería estar ahí.

Ethan quería creer eso, pero sabía algo que ella no.

—Lo que sientes son escudos sumamente poderosos que detienen el


inicio del Síndrome Escarabajo. Es la única cosa buena que Ming alguna
vez hizo por mí, enseñarme cómo construir escudos de titanio. De otra forma
sería una pesadilla —No bajaría esos escudos ni siquiera por su enlace —.
No te puedo dejar entrar más allá de esos escudos. No lo haré —Si la hería,
estaría perdido, una criatura de locura y violencia.

Selenka puso sus manos sobre sus caderas—. No estoy segura si le


creería algo a Ming LeBon. El hombre sólo quería usarte y controlarte.

—Yo no le creí —Exhalando y deseando poder regresar en el tiempo


para poder sostener y besar de nuevo a Selenka, arrastró ambas manos por
su cabello—. Cuando sentí las primeras agitaciones del nuevo poder, decidí
bajar mis escudos y ver lo que había detrás, ver si Ming me había lisiado a
propósito. Lo que emergió fue locura —Alaridos que hacían eco una y otra
vez.

—Recientemente vi un anuncio audiovisual de una película hecha por


humanos. La película tomaba lugar en un hospital histórico para los locos
criminales. Los alaridos de los residentes eran los que estaban dentro de mi
cráneo —Una cosa rota, trozos de cristal en el cerebro—. Algo no está bien
conmigo, Selenka. —Era una verdad de la que no podía huir—. Pero soy yo,
no es nada que Ming haya puesto en mí. En este momento puedo sentir al
poder Escarabajo aullando, golpeando mis escudos, intentando liberarse.

—Me rehúso a creer eso —Selenka deslizó su mano con un


movimiento duro, una reina guerrera en pleno apogeo—. Mi loba nunca me
habría emparejado con un hombre atrapado en el agarre de la locura.

Él se arrodillaría, bajaría su cabeza por su espada si ella se lo pedía,


pero no le podía dar esto.

—¿Cómo lo sabes?

La pregunta temblaba entre ambos.

—Lo sé —Selenka golpeó su pecho con su palma—. Lo sé.

—¿Qué pasa si estás equivocada? —Ethan demandó en una ola de


calor turbulento—¿Entonces quién sería yo para ti? —Él nunca había sido
sostenido de la forma en que ella lo hacía y no podría soportar perder eso,
no podría soportar regresar a estar solo en la oscuridad.

Incluso mientras hacía la pregunta, su ira desapareció. Sacudiendo


su cabeza, le dijo:

—No puedo ser nada más que un riesgo para ti en la locura. Me


quitaría de la ecuación mucho antes de que eso sucediera.

Selenka se movió tan rápido que él no tuvo oportunidad de evitarla.


Lo aplastó contra un muro de roca y, aunque era desigual, no estaba
afilado… y, furia o no, ella se había contenido para que él fuera capaz de
sostenerse con ambas palmas a sus costados. Su compañera conocía sus
habilidades, había calibrado sus movimientos con precisión.

Lo cuidaba incluso cuando desnudaba sus dientes y enjaulaba su


cabeza con una mano en su cabello.

—Nunca —le dijo con una voz no completamente humana—, hables


de terminar contigo. Ahora me perteneces.

Era la única cosa que Ethan no podía,no le daría.

—No me permitiré ser convertido en una amenaza para ti. No seré de


nuevo un asesino en masa sin control.

Selenka era un alfa, acostumbrada a enfrentarse con cualquiera y


terminar satisfecha con el resultado. ¿Pero esto? Ella no estaba jodidamente
satisfecha, aunque sabía que no tenía oportunidad en el infierno de cambiar
la mentalidad de Ethan.

Su compañero Flecha había hablado calladamente, una voz tan


hermosa que era una canción cada vez que abría su boca, pero era
inequívoco que estaba determinado. No se doblaría en esto, no cambiaría su
mente.

Soy el caballero para tu reina.

Ella podría no estar de acuerdo con su elección de descripción, pero


era la forma en la que se veía a sí mismo y ningún caballero pondría a su
reina en peligro, especialmente si ese peligro venía de él mismo.

Furioso con él, y al mismo tiempo intensamente orgullosa de tener un


compañero que podía enfrentarse a ella incluso en su momento más
agresivo y furioso, lo besó. Duro.
—Esta conversación no se ha terminado.

—¿Ahora qué sucede? —Una tirantez mordaz en él.

El instinto de Selenka era proteger, cubrir, pero Ethan no necesitaba


protección en este lugar que era su guarida privada. Como ella había
señalado, él no era ningún zaichik, y ella los arruinaría si lo olvidaba.

—¿Te sigue doliendo?

—Un leve latido en la parte posterior de mi cráneo, pero el dolor agudo


ya pasó —La miró con ojos que no daban nada… pero al mismo tiempo
sentía su necesidad, una explosión contenida tan apretadamente que estaba
a un toque de la combustión—. Soy totalmente capaz.

Selenka sabía que no se refería a eso con doble sentido, pero decidió
verlo así de todas formas. Su compañero nunca había jugado, pero ahora
estaba emparejado con una loba alfa, jugar era una parte integral de su
vida.

—Lo sé todo sobre tu capacidad —le murmuró con una sonrisa lenta
mientras estiraba su mano para acariciar el largo de su polla a través de la
toalla.

Ethan se convirtió en piedra, su aliento volviéndose áspero y poco


profundo. El sudor surgió de la línea de su cabello, oscuridad
expandiéndose desde sus pupilas para eclipsar el blanco de sus ojos. Ella
había presenciado el efecto con otros Psy y siempre lo encontró extraño, pero
con Ethan era simplemente otra indicación de las emociones de su
compañero.

—¿Debería detenerme? —le murmuró roncamente mientras retiraba


la toalla.
Los tendones de su cuello rígidos contra su piel, sacudió su cabeza.

Su propio pulso no estaba exactamente estable, acarició su longitud


desnuda y, en esta ocasión, detuvo su respiración. Sus pechos estaban
llenos e hinchados, su centro mojado desde que comenzaron, pero su
reacción apretó todo en su interior a una rigidez que robaba el aliento.

Ella tenía la intención de jugar, hacer que su primera vez fuera lenta
y gentil, pero se dio cuenta en ese momento que su plan no funcionaría. No
era sobre sus propios dedos temblorosos o su hambre feroz. No, su loba
podía contenerse si era sobre hacer la experiencia más placentera para su
compañero, pero Ethan todavía no se encontraba en un lugar donde podría
pedir lo que necesitaba o apresurarla cuando el juego se volvía muy intenso.
Ahora mismo esto era una tortura para él.

—¿Confías en mí? —le preguntó corriendo sus uñas de su mano libre


sobre su pecho.

Aquellos ojos obsidiana sostuvieron los suyos y, aunque no pudiera


ver sus pupilas en la oscuridad de su mirada, sabía que la miraba a los ojos.

—Con mi garganta. Con mi vida.

Un escalofrío atravesó su espalda, su loba acariciándose contra su


piel. Oh, su Flecha sabía lo que tenía que decir para hacerla suya y, la mejor
cosa de todas, era que no lo calculaba o lo analizaba. Él hablaba sobre cómo
se sentía y, al hacer eso, rompía todos esos muros que ella levantó para
proteger su corazón.

Ethan nunca elegiría dejarla, nunca elegiría abandonarla. Podía


confiar en él consigo misma y saber que el regalo no sería devuelto en su
cara. Que ella conscientemente pensara que incluso con su compañero… sí,
Ethan no era el único en esta relación que estaba dañado. Y ella le diría eso.
Después.

Porque este momento era sobre el presente, no el pasado. Sobre


placer, no dolor.

—Déjame mostrarte el placer —Abrumada con afecto y los susurros


de una emoción más profunda y mucho más peligrosa, lo besó dulce y
suavemente en sus hombros y pecho hasta que sus músculos comenzaron
a relajarse—. Permíteme aliviar tu dolor —Apretó su polla.

—No, esto se supone que es una actividad mutua —su compañero


terco discutió mientras más sudor rompía sobre su piel—. Lo leí en el
manual que Margo me recomendó. Nadie debería recostarse y solamente
recibir.

Selenka parpadeó, momentáneamente distraída del calor delicioso de


su longitud en su agarre.

—¿Manual?

—Las columnas de “Privilegios de Piel y Satisfacción” y la de “Tía Rita”


de la revista Mujer Salvaje.

Su loba resopló en risa afectuosa porque por supuesto que Ethan


había hecho su investigación, Selenka lo besó con sus labios curvados y su
mano inmóvil sobre su polla porque esto no era sobre jugar con su
compañero. Eso vendría después, después de que él supiera cómo jugar con
ella en respuesta.

—El manual está en lo correcto —le respondió—, excepto en


situaciones donde una parte desea dar y encuentra profundo placer en eso.
Presionando un dedo sobre sus labios cuando él habría discutido de
nuevo, le dijo:

—Un día puedes hacer lo mismo conmigo.

Sin más discusiones, las facciones de Ethan se asentaron en líneas


de anticipación. Así que a su amante le gustaba la idea de acariciarla hasta
estar satisfecho. Con los labios curvados, retiró su dedo de sus labios.

—¿Sí?

Un pequeño asentimiento.

Liberando su polla, lo empujó hacia la habitación y de espaldas en la


cama. Entonces se subió encima. Permaneciendo sobre sus rodillas
mientras él estaba recostado debajo de ella, mirándola con ojos obsidianas
que la devoraban, desató el cinturón de su bata y la quitó de sus hombros.

Su centro femenino se apretó por la forma en que la miraba, todo ojos


calientes y anhelo sensual. Ethan Night iba a arruinarla cuando se pusiera
en marcha. Lanzando su bata con una ola de excitación, bajó su boca a su
cuello y lamió la marca que había hecho, la marca que gritaba al mundo que
era suyo. Solamente después de que satisficiera la urgencia primitiva
comenzó a besar un camino hacia los duros planos de su pecho.

Su mano se elevó y tomó su cabello. Soltándolo casi al mismo tiempo,


le dijo:

—Lo siento.

—Hazlo y sostente —Un beso húmedo contra su plexo solar—. Porque


hoy voy hacia lo rápido y duro—Su compañero todavía no comprendía cómo
disfrutar la tirante necesidad sexual, él experimentaba anticipación como
dolor y eso era inaceptable para cualquier parte de ella.
Solamente debería conocer placer en la cama con ella.

—Si quieres que me detenga, solamente di “detente” —También


prestaría cuidadosa atención a sus pistas no verbales. Era una regla que
había puesto en efecto después de una conversación iluminadora, y
mortificante, con su abuela cuando era adolescente.

Eres una increíblemente poderosa loba, Selenushka, su babushka


gentil y sumisa le murmuró. Tu dominancia es significante y podría intimidar
a tus compañeros. Siempre debes darles permiso y poder. Y estar al pendiente
de ver que sigan contigo, somos lobos, no humanos ni Psy, y tu dominancia
es tan fuerte que no todos tendrán el poder para resistir la compulsión de
simplemente obedecerte.

Una caricia de una mano suave y caliente contra su cabello. Sé que


mi dulce Selenushka no quiere obediencia con un amante. No es quien eres.
Pero debes tener cuidado de que no suceda por accidente, porque sé que tal
cosa te devastaría.

Se había ruborizado como tomate durante esa conversación, pero llevó


a su corazón la lección de su abuela. No que Ethan necesitara que le diera
permiso de esa forma. El hombre era letal y completamente capaz de
detenerla completamente en sus pasos en cualquier momento que
quisiera… o tal vez no.

Se detuvo.

La devoción de Ethan era similar a una roca, una cosa que no cedería.
Mientras que esa devoción era una flecha directa a su corazón, debía estar
segura de que él comprendía que eso no significaba aceptación a pesar de
sus propias necesidades y deseos.

Elevando su cabeza, atrapó su mirada y habló con franca honestidad.


—No puedo disfrutar si estoy preocupada de que no estás disfrutando
lo que te estoy haciendo. Así que, si necesitas otra cosa o ya tuviste
suficiente, dímelo. De otra forma me sentiré como un mudak17 cuando me
entere, porque un compañero siempre lo sabrá hacia el final.

Ethan enredó su mano en su cabello, su aliento inestable mientras


decía:

—No estuve de acuerdo contigo más temprano. Te prometo hacer lo


mismo en la cama.

Riéndose porque su terquedad y negatividad a ceder en ciertas cosas


era una verdad molesta, felizmente pasaría por ello en su camino. Sus
muslos se sentían deliciosamente sensibles, sus pechos hinchados y llenos,
su centro miel líquida. La piel de Ethan estaba caliente, su sabor una delicia
para ella.

Su compañero ya cargaba con su esencia, pero estaba determinada a


estamparla en su piel más dura y profundamente. Sí, era una bestia
posesiva. Buena cosa que parecía no importarle. Habiendo alcanzado las
líneas rígidas de su abdomen, lamió y besó, una mano en su cadera y su
erección un toque de hierro contra sus pechos.

17
estúpida en ruso original. N. T.
Capítulo 23
Amante mío
Bésame
Asesíname
Una ruina en nuestra cama
Placer en mis venas
—“Placer” por Adina Mercant, poeta (n. 1832, m. 1901).

Etha haló su cabello lo suficientemente fuerte para doler un poco,


añadiendo picor al placer.

—Selenka —Era un sonido doloroso, su hermosa voz fragmentada—.


No puedo…

Ella pensaba en mostrarle el cielo con su boca, pero ahora se dio


cuenta que él no tenía la capacidad de lidiar con la sobrecarga de
sensaciones. Pero su mano no se sentía bien, no para esto, su primera
intimidad. Elevándose para montarlo a ahorcajadas de nuevo, corrió sus
dedos sobre sus labios, tan suaves contra la aspereza de su mandíbula sin
afeitar.

—¿Me dejarás guiar este baile?

Sólo después de que sacudió su cabeza en un asentimiento, sus


manos apretando sus caderas, ella cerró sus dedos sobre la base de su
erección y comenzó a deslizarse sobre él. Temblores la atravesaron, el
control amenazando con deslizarse de su agarre. Tomándolo de nuevo con
dientes apretados porque Ethan no necesitaba lidiar con un lobo salvaje en
esta primera vez, se enfocó en su hermoso y peligroso compañero.

Su cabeza había caído hacia atrás. Su cuello arqueado y sus dedos


cavando en sus caderas.
A lo largo el enlace de pareja, la noche destrozada que era Ethan se
estremeció con enormes olas de luz. Y, dentro de ella, él era un grueso calor
que empujaba las paredes de su centro y la reclamaba, así como ella hacía
lo mismo con él. Se hundió en casa con un estremecimiento, sus dedos
arañando su pecho y sus músculos internos contrayéndose.

El cuerpo de Ethan se levantó sin advertencia, un súbito calor


húmedo dentro de ella que hizo que sus músculos se contrajeran de nuevo
mientras observaba que el cuerpo de Ethan se endurecía imposiblemente
más, sus hombros tan duros que pudieron haber sido tallados en piedra.
Su loba gruñó, su cuerpo moviéndose rítmicamente sobre él.

Un pequeño sonido se desgarró de su garganta, sus dedos apretando


aún más sus caderas mientras los pulsos mojados dentro de ella se
intensificaban. Justo cuando se preocupó de que él se podría romper por la
presión que ponía sobre su cuerpo, se derrumbó sobre la cama, los ojos
obsidiana que se encontraron con los suyos bailaban y su piel tenía una fina
capa de sudor.

Apretándolo dentro de ella porque todavía seguía duro a pesar de la


violencia de su orgasmo, se inclinó y lamió su garganta antes de reclamar
un beso, ambos sin aliento.

—Ahí —le dijo mientras su propio latido sonaba como un tambor—,


eso ha quitado el borde. —Una pequeña mordida en su labio inferior. —
¿Ahora podemos jugar?

Ethan elevó una mano a su pecho, ahuecándolo con cuidado. Su


mano la hizo gemir, se inclinó en el toque.

Él abrió sus labios.

—Siento…—Una dura exhalación, una áspera inhalación.


—Yo también —ella le dijo moviéndose sobre él con sinuosa fluidez
porque no podía detenerse—. Te sientes tan bien dentro de mí —Pronto lo
sintió endureciéndose preparado una vez más. Su amante tenía mucha
energía sexual reprimida en su interior.

—Muéstrame qué debo hacer.

Selenka se elevó con sus manos apoyándose en su pecho.

—Muévete conmigo.

Era una Flecha y un telequinético, destreza física en su sangre.


Recogió el ritmo en pocos segundos y juntos se movieron lenta y
profundamente. Entonces ella tomó su mano y le mostró cómo tocarla para
romperla con placer de la misma forma en que él se había roto, era justo.

Su gemido un minuto después lo hizo repetir el movimiento circular


que había intentado. Su piel estaba marcada debajo de las puntas de sus
garras, pero cuando intentó retraerlas, él tomó su muñeca y le dijo, —No te
contengas.

—Levantando su mano, él succionó un dedo en su boca, la succión


rítmica haciendo eco de los círculos que hacía sobre su clítoris.

—¿Manual? —ella jadeó.

Liberando su dedo, le contestó:

—No, simplemente quería hacerlo. —Dio un golpecito a la


protuberancia de su clítoris. —Esto estaba en el manual.

Selenka apenas lo escuchaba, las olas impresionantes de calor


fundido rodaban por su cuerpo. Ella se vino sobre él y, cuando lo miró
después, sus manos apoyadas en su pecho, la mirada en su rostro era una
de pura satisfacción. Ella no podía evitarlo, se inclinó y lo besó.

Envolviendo sus brazos a su alrededor, la besó profundamente y con


creciente salvajismo.

—¿Puedo hacer esto entre tus piernas? —le preguntó después.

Ella lo mordió duramente en el labio inferior.

—¿Intentas asesinarme?

Sin curva en sus labios, pero juraba que pudo sentir rayos de sol en
su interior.

—Sí —ella le dijo—, puedes besarme donde sea que quieras—


Apretando su polla con sus músculos internos, se elevó a su posición
sentada.

Los tendones en su cuello marcándose con rígido alivio, sus manos en


su cintura, se levantó utilizando nada más que el poder de sus abdominales,
oh, cómo le gustaba eso, y colocó su boca sobre su pezón. No succionó
simplemente, la lamió como lo habría hecho con su boca, tomando lecciones
de besos y utilizándolas de buena forma.

—Bozhemoi18—Se apoyó en él, tirándolo de espaldas con ella encima.

Imperturbable, Ethan cambió a su otro pecho.

El hombre la dejaría flácida y derretida si esa boca se acercaba a algún


lugar entre sus piernas. Gimiendo con el pensamiento, Selenka haló su
cabello. Él la miró… después de una última succión. Oh, su compañero

18
Oh, Dios mío en ruso original. N.T.
definitivamente sería problemas en la cama ahora que estaba encontrando
sus pies.

Sonrisa primitiva, mordió su labio inferior de nuevo y se movió sobre


él porque no podía estar inmóvil. Él jadeó un aliento… y los giró, de esta
forma él estaba encima, todo eso sin separar sus cuerpos enlazados
íntimamente. Cabello cayendo sobre su frente y sus ojos tinta negra, se elevó
en sus brazos sobre ella.

—¿Esto es aceptable? —Una áspera pregunta.

Selenka arañó sus hombros con sus garras.

—Sí —No era el tipo de alfa que tenía que estar encima siempre, ¿cuál
era la diversión en eso? Especialmente desde que su compañero también
era dominante.

El pensamiento picó, atrapado, se sentía equivocado.

Entonces Ethan corrió sus manos por su cadera, apretó e intentó


acariciar y el pensamiento se rompió en dos por la conmoción de placer
erótico. Elevando sus brazos sobre su cabeza, ella se estiró lujosamente
mientras envolvía sus piernas alrededor de sus caderas. Sus manos bajaron
sobre sus palmas, sus dedos entrelazándose juntos.

Sus primeras dos estocadas fueron experimentales, su tercera más


confiada. Para la cuarta ella arqueaba su cuerpo para encontrarse con el
suyo, sus cuerpos juntándose en un suave choque de carne, el sonido
líquido de su preparación y las respiraciones difíciles de Ethan mientras
aumentaba su ritmo.

En un punto él intentó bajar la velocidad, pero ella rompió sus manos


juntas para arañar sus garras por su espalda y decir:
—Dame todo, Ethan —y la besó mientras no detenía sus
movimientos. Era rápido y desordenado y ambos perdieron el ritmo al final
cuando ella se vino tan fuerte que vio las estrellas y lo sintió pulsar en su
interior una y otra y otra vez, sus hombros resbalosos bajo sus palmas.
Capítulo 24
Estado de captura del Operativo C: ochenta por ciento de certeza de que el individuo
será completamente identificado y estará en nuestro poder en las siguientes cuatro horas.
—Abbot Storm, Equipo de Ataque Épsilon, a Aden Kai.

El Operativo Cray intentó contactar con Ethan Night múltiples veces


y falló. La Flecha tenía escudos cerrados tan apretadamente que nada
entraba o salía. Eso podría simplemente significar que él estaba ocupado
con una actividad que requería concentración o podría significar problemas.
Cray necesitaba contactar con él para encontrar la respuesta, pero se
inclinaba a pensar que significaba problemas.

A pesar de lo que le había dicho al Arquitecto, Ethan Night era una


carta salvaje.

Decidiendo intentar contactar con él de nuevo en diez horas, Cray


consideró su as bajo la manga y decidió prepararse con esa opción. Este
contacto debía ser hecho por el panel de comunicación y fue exitoso al
primer intento, aunque la pantalla permaneció oscura.

Cray se había conectado con el individuo anónimo que se llamaba a


sí mismo Asesino del Lobos a través de un chat de la dark web dedicado al
negocio de Cray como traficante de armas. Sus conversaciones durante
mucho tiempo fueron sobre explosivos y armas, hasta que el Asesino del
Lobos indicó una base en Moscú. Tomando un riesgo basado en el nombre
de usuario de la otra persona, Cray decidió acercarse suavemente. Y
encontró terreno fértil.

—¿Has tenido algo de éxito en causar sospecha entre los osos


StoneWater y los lobos BlackEdge? —Una vieja jugada que había fallado en
otras situaciones, pero valía la pena intentarlo al menos una vez aquí dado
el historial de agresión entre ambas manadas.

—Tenía un plan en funcionamiento, pero fue comprometido por las


acciones precipitadas de otros —La voz era robótica, alimentada por un
aparato barato que hacía la tarea.

—Tomamos, sin embargo, ventaja de una oportunidad inesperada de


matar a uno de los tenientes de SelenkaDurev —el contacto dijo—. Propongo
eliminarlos a todos uno a uno. Un BlackEdge débil no será capaz de
mantener su territorio y el área entera se desestabilizará mientras otros
intentan entrar, o los osos comiencen a flexionar sus músculos. Obtendrás
lo que quieres, pero de otra forma.

Cray podía ver la lógica.

—Los lobos no son fáciles de matar, has hecho bien —Solamente


había un problema—. Llamaste al alfa por su nombre. Estás haciendo esto
personal. No es personal, es sobre poder.

—Estás en lo correcto, el fracaso reciente me afectó. Pero me enfocaré


en el éxito. BlackEdge pronto será roto —Una dureza en el tono del Asesino
del Lobo que se escuchó a pesar del audio—. Recuerda nuestro acuerdo, yo
consigo poder en esta área después de que aplaste a los lobos. El Consorcio
me apoya, no interfiere.

—El Consorcio nunca tendrá motivos para interferir con un


colaborador leal que no se mete en nuestro camino —Cray colgó… y vio un
movimiento desde la periferia de su ojo en el balcón directamente fuera de
su apartamento.

No había cerrado las cortinas.


Y ahora era demasiado tarde. El teletransportador que se encontraba
ahí lo había visto. Con ojos azules y el cabello negro, el hombre estaba en la
habitación con Cray antes de que pudiera enviar una alerta telepática para
advertir al Arquitecto que había sido descubierto.

La Flecha le disparó en el centro de su pecho.


Capítulo 25
Captura completa. El objetivo está aturdido y en mi custodia.
—Abbot Storm, Equipo de Asalto Épsilon, para Aden Kai

Selenka estaba casi dormida encima de su compañero cuando se


agitó.

—Tenemos que dormir con ropas hoy —Solo por si acaso un


compañero de manada la necesitaba.

Y si conocía a su gente, alguien ya habría dejado una caja de ropas


para Ethan. Sacadas de sus provisiones, no sería nada lujoso,
probablemente pantalones de chandal y una camiseta, tal vez un par de
pantalones de jean, ropa interior nueva.

Bostezando, ella levantó la cabeza y asimiló su rostro.

—No estás sangrando. Bien.

Dedos tejiendo entre su cabello, dudosos, luego seguros cuando ella


apoyó la cabeza en vez de alejarse.

—Incluso si sangro, no me perdería esto —Un susurro de aire contra


sus sienes—. Si me quemaré antes de que consiga vivir en la luz, te
conocería. Me iría con tu ferocidad, lealtad y valentía estampada en cada
neurona de mi cerebro.

Con las garras deslizándose, Selenka lo sujetó contra ella. Sostuvo a


este hombre fascinante y complejo con la voz hermosa y los rotos e
irregulares bordes en su interior. Bordes que le arañaban crudamente y
hacían a su lobo gruñir. El animal continuaba insistiendo que aquellos
bordes no deberían estar allí. Pero en aquellos bordes vivía Ethan así que lo
aceptó sin moverse nunca de su postura de que había algo dentro de él que
no debería existir.

Con el corazón apretado y furioso, ella lo besó largo y duro antes


levantarse de encima para colocarse su bata, luego comprobó fuera de la
puerta. Encontró una caja pequeña a la izquierda del corredor. El corredor
estaba de otra manera vacía, las luces atenuadas para la última hora... o la
hora temprana, dependiendo de tu punto de vista.

Trayendo la caja en el interior, la colocó en el escritorio en el que


trabajaba algunas veces. No lo usaba mucho... tal vez no fuese tan
abiertamente entrometida como Margo, pero tenía una completa medida de
los genes de la manada. Le gustaba estar alrededor de sus compañeros de
manada, le gustaba sus interrupciones y sus chismes, y la manera en la que
los cachorros se acercarían simplemente para verla o enseñarles sus tesoros
secretos.

La inhabilidad de Selenka de abrir su corazón tal vez la hubiesen


hecho una mala apuesta como amante hasta que Ethan chocó contra ella,
pero era una buena alfa y todas aquellas interrupciones en su día era un
comentario bienvenido sobre eso.

—Pantalones de chándal —Sacando el par gris bien lavado, se los


lanzó a Ethan, quien se veía lo suficiente bien para comer acostado sacudido
por la pasión en su cama.

Selenka estaba acostumbrado a los cuerpos masculinos; los


cambiantes no eran mojigatos respecto a la desnudez. Todos salían del
cambio desnudos, así que no tenía sentido ser extraños acerca de eso. Los
cuerpos eran cuerpos. Estaba acostumbrada a cuerpos masculinos
extremadamente bien definidos, con músculos tallados como si fuesen
mármol.
Su manada estaba llena de peligrosos y afinados depredadores.
Abdominales de 6, incluso de 8, no era una vista inusual. Tampoco los
bíceps abultados o muslos tensos. Pero nadie más estaba construido como
Ethan. Él era un frío sorbo de agua, todo delgado, fuerte y letal. Ni una onza
de algo más en él, solo puro musculo y fuerza.

Frunciendo el ceño mientras se levantaba para colocarse los


pantalones, ella quitó los ojos de su cuerpo para ir al comunicador. Su
intención era solicitar una orden de comida de la cocina, pero vio un
mensaje esperando de parte de Nodira y Maviya.

Catorce y doce años, una con ojos como muñecas y cabello liso, la
otra de piernas largas y rizos que no se mantenían quietos. Ambas
profundamente apegadas a Selenka, su hermana mayor que vivía tan lejos
de ellas... pero quien se cortaría las venas para proteger sus frágiles vidas.
Tal vez tuviesen una diferente relación si las niñas hubiesen nacido
mientras Selenka todavía era una adolescente molesta y abandonada, pero
tenía dieciocho años para el nacimiento de Nodira, la respuesta de su nueva
llegada una ola de amor protector.

Después de hacer una nota mental para responder a ambas al día


siguiente, envió la orden. Casi nunca usaba ese privilegio a menos que lo
fuera para un compañero de manada quien necesitaba el cuidado de un alfa.
Pero su lobo necesitaba alimentar a Ethan.

Un mensaje de retorno apareció casi al momento: Selya, ya aparté


algo para ti. Te la enviaré con uno de mis corredores.

Selenka debió suponerlo. Ok sana tal vez solo tuviese veintinueve,


pero mimaba a todos, incluso a su alfa: Gracias. Sé que debes estar cansada.

Estoy horneando el más enorme lote de galletas. Agregué algunas del


primer lote a tu bandeja.
Selenka sonrió con tristeza. Todos estaban apenados, y se
preocupaban por los otros, de diferentes maneras. Spasibo, Sana.

Ethan se colocó sus pantalones y recogió su toalla usada para el


momento en el que volteó. Mientras observaba, fue al baño, regresó sin la
toalla.

—Eres aseado —dijo alargando las palabras, encontrando intenso


placer en tenerlo aquí, en su espacio.

—Solo guardé la toalla.

—Me gusta dejarlas en el suelo.

Era una broma recurrente en una columna de Mujer Salvaje que leía
con regularidad: historias de cambiantes de otra manera competentes que
volvían a sus amantes locos debido a los hábitos de sus toallas, y las astutas
maneras en la que dichos amantes se vengaban.

—El orden fue parte de mi entrenamiento —Sin sonrisa en el rostro


de Ethan, ningún comentario burlón acerca del maquillaje que había dejado
esparcido en su tocador, incluyendo su colección de labiales coloridos.

Un golpe en la puerta.

Más cerca de ella que Ethan, la abrió para ver el rostro redondo de
uno de los jóvenes más dulces de su manada.

—Hola, Manya —El cabello rubio del chico de dieciséis años estaba
peinado cuidadosamente, su camisa y pantalones igualmente precisos en
su pulcritud y su sonrisa inocente.

—Hola —Manuil inclinó la cabeza tímidamente mientras extendía la


bandeja—. Sana dijo que esto es para ti.
—Gracias. —Le pasó la bandeja a Ethan, quien se había acercado a
su lado en el instante que abrió la puerta. Luego sujetó el rostro de Manuil
entre sus manos y presionó un gentil beso en su frente—. Hiciste un buen
trabajo.

Sonrojándose, el chico miró sobre su hombro con abierta curiosidad.

—Hola.

—Hola —Ethan respondió—. Gracias por la comida.

Los ojos de Manuil se agrandaron, su boca cayendo abierta por un


segundo.

—Tu voz es tan linda. —Un zumbido lo hizo mirar a su amada unidad
de muñeca morada brillante, la cual fue un regalo combinado de su grupo
de año en su cumpleaños dieciséis—. Tengo que irme. Sana necesita que
haga otro trabajo—Enderezó sus hombros— Sana dice que no podría
hacerlo sin mí.

—No puede —Selenka lo liberó con otro beso—. En marcha.

Ethan esperó hasta que bajó la caja de su escritorio, luego coloco allí
la bandeja.

—¿Su cerebro está dañado?

A Selenka no le gustaba esa palabra para describir a Manuil, quien


era mucho más. Pero conocía a Ethan, para Ethan, no era una peyorativa.
Él usó la misma palabra para describirse a sí mismo.

—Nació de esa manera. Nadie sabe por qué y no se hizo aparente hasta
que era un niño pequeño, pero mentalmente, tiene la mitad de su edad
biológica.
—Tu manada lo acepta.

—¿Por qué no lo haríamos? —Frunciéndole el ceño, repentinamente


pensó en quién había hecho aquella declaración—. Nunca he visto un niño
Psy como Manya. —Estadísticamente, era imposible. Incluso con todos los
avances médicos en el mundo, la naturaleza ocasionalmente tomaba un giro
inesperado, o un niño tenía un accidente o era herido por alguien malvado
y sobrevivía con daños de por vida. Ninguna raza era perfecta. Excepto por
los Psy.

—Perfección genética —dijo Ethan—, era el estándar de oro bajo el


Silencio.

La mano de Selenka se empuñó a su lado.

—¿Los niños que eran heridos durante su vida o a los cuales la falta
de ‘perfección’ se volvió aparente después del nacimiento?

—Desde el escape, he pasado mucho tiempo solo escuchando el


mundo —Ethan sacó una camiseta de la caja y se la colocó sobre su cabeza.
Era blanca y solo un poco pequeña, abrazando sus bíceps—. He escuchado
rumores de que algunas familias protegían a sus miembros menos que
perfectos en lugares secretos, pero aparte de aquellos que fueron forzados a
lavados de cerebro e institucionalizados bajo el antiguo régimen, la única
persona de ese tipo que he visto es una Flecha. Alejandro fue dañado por
una sobredosis de drogas Jax... Aden de alguna manera se las arregló para
protegerlo mientras Ming estaba a cargo.

Pálidos ojos del color de las estrellas en una noche invernal


sostuvieron los suyos.
—Aquellos fuera del escuadrón no tenían a un Aden. La mayoría no
tenía familias que arriesgarían sus propias vidas para protegerlos. Ellos...
desaparecieron.

Con la sangre fría y los ojos calientes, Selenka recogió un pequeño


objeto de su tocador y se lo acercó a Ethan.

—Mira.

Ethan examinó un plato en miniatura que contenía unas frutas


igualmente pequeñas.

—Una pieza de arte, construida con atención al detalle. —La examinó


desde múltiples ángulos—. El artista pensó en la mezcla de colores, el diseño
del plato.

—Es el trabajo de Manya. Hace esculturas diminutas para las


personas que ama. —Agarrando el pequeño regalo de Ethan, la regresó a su
tocador—. Él es un miembro atesorado de la manada.

—Me alegro de que aceptes a tus rotos.

—Eso es todo, Ethan, Manya no está roto y tú tampoco. —Nunca


dejaría de intentar enseñarle eso—. Tú eres tú y Manya es Manya. Completo
de la forma que eres.

Ethan no dijo nada mientras ella empujaba. Lo último era difícil para
su lobo, pero estaba aprendiendo que empujar a Ethan no le conseguía
nada. Él tomaba sus propias decisiones, pero Selenka le podría dar la
información que necesitaba para tomarlas. Volteando, levantó la cubierta en
la bandeja para revelar los platos adentro. Pequeños boles de pasta cremosa,
una ensalada de grutas, pedazos de pastel, las prometidas galletas y un par
de rollos escamosos calientes rellenos de carne condimentada.
—Hagamos un picnic en la cama.

Sentándose frente a ella después de traer la bandeja, Ethan examinó


los objetos en ella con interés.

—Raramente he comido alimento real.

—Mi misión en la vida es hacerte gordo. —Lobo y mujer, ninguna parte


de ella estaba bromeando; la comida era un asunto serio para un loco—.
Solo un poquito. —Así no tuviese huesos afilados, para que así supiera que
tenía mucha felicidad en su vida que pudiese permitirse dejar el rígido
control que mantenía sobre sí mismo.

—Si quieres, puedo engordar al comer el doble de mi ración normal


de nutrientes.

—No, esto es acerca de la diversión. No es la meta lo que importa, sino


el viaje. —Recogiendo uno de los rollos, ella lo acercó a su boca.

Tomó una mordida, masticó, tragó. Sin reacción. Pero tomó otra
mordida y otra. Hasta que finalmente se durmió, los dos habiendo limpiado
la bandeja, y le informó que había “categóricamente” volado la cuota
nutricional para el día. A pesar de la pérdida y el dolor de las horas pasadas,
su loba sonrió mientras se quedaba dormida... pero se despertó con el
corazón retumbando.

¿Cómo lo sabes?

La pregunta de Ethan reverberó en su cabeza. Reaccionó por instinto


y pasión cuando le preguntó, pero no era solo los solteros entre cambiantes
quienes se volvían renegados. Y ser un renegado era la peor clase de locura
para un cambiante... un renegado se rendía al animal y olvidaba su ser
humano. Comenzaban a cazar a aquellos que alguna vez hubiesen sido
manada, arrasando y destrozando.

Los renegados incluso mataban a sus compañeras.

Así que, tan difícil como era enfrentarlo, los cambiantes no eran
infalibles en escoger compañeros.

Con el corazón latiendo tan fuerte que podía sentirlo contra sus
costillas justo encima de donde Ethan tenía su brazo, echó un vistazo detrás
de ella para ver que permanecía en un sueño profundo. La sorprendió.
Nunca pensó que una Flecha dormiría de esa manera... pero él era su
compañero. Él sabía que nunca le haría daño. El afecto la hizo acariciar su
antebrazo, pero no sirvió para calmar sus resbaladizos pensamientos. Ella
miró a la mesita de noche, vio que su teléfono estaba al alcance.

No sabía lo que iba a hacer hasta que se encontró sacando la alerta


médica sobre el Síndrome Escarabajo. Comenzaba con un resumen básico
del Síndrome, luego daba una lista de síntomas, seguidas por un párrafo
concluyente:

No cada paciente que exhibe estos síntomas tendrá el Síndrome, pero


le instamos a ser precavido sobre el asunto. El equipo preferiría atender
múltiples falsas alarmas que perderse un caso real. Lo más temprano que el
paciente es diagnosticado, es más alto la probabilidad de que al individuo
pueda proveérsele asistencia para prolonga su estado físico y mental.

Selenka recordaba ver otra mención del Síndrome, a pesar de que no


podía recodar dónde. Bajando el teléfono, se las arregló para sacar su
organizador sin despertar a Ethan, producido por una manufacturera Psy,
el panel de datos delgado de especificaciones altas era el mejor en el
mercado. BlackEdge se las había arreglado para comprar cincuenta del
altamente disputado primer lote.
Los Psy por lo general favorecían a los Psy en tales casos... el Silencio
no había caído el tiempo suficiente para cambiar tales hábitos, pero
BlackEdge y StoneWater tuvieron a un interno esta vez. Silver Mercant habló
con su bien conectada familia, y los Mercantshabían afrontado el trato con
el actual proveedor para asegurarse de que cada manadarecibiera
cincuenta.

Esa era la palabra oficial de todas maneras... Selenka apostaría a que


los osos recibieron algunos extras. Sus espías le contaron que la abuela de
ojos helados de Selenka era la Mercant, y aparentemente le agradaba
Valentin.

Osos.

Aun así, era un infierno de favor que Silver le había hecho a


BlackEdge, y Selenka no lo olvidaría.

Con el organizador en la mano, hizo una busca en sus archivos


privados, pero “Escarabajo” no arrojó nada. Así que se conectó a su servidor
privado creado para los firmantes de alto nivel del Acuerdo Trinidad. En
ningún mundo todos eran iguales, y Trinidad no podía seguir funcionando
a menos que tuviese alguna clase de liderazgo. Los cambiantes no tenían
algún problema con eso, jerarquía y dominancia eran parte de sus vidas. En
esta situación, eso significaba un número de alfas veteranos que hablaran
por múltiples manadas.

Lucas Hunter de los leopardos DarkRiver representaba el mayor


número, incluyendo a la manada más grande de los SnowDancer. Y, por
algún extraño golpe de cooperación, o de locura, Selenka actualmente
representaba a casi todas las manadas en Rusia, incluyendo a los ojos.

Valentin la presentó como voluntaria cuando la solicitud fue hecha.


—Eres más diplomática de lo que yo soy, Selya —había dicho,
deliberadamente usando el familiar tratamiento para irritarla—. Solo le
gritaré a todos y nos banearé del Acuerdo.

—No seas tan pesimista, Mishka, —dijo dulcemente, usando el apodo


infantil que sus hermanas mayor tenían el hábito de usar—. No puedes
evitar ser un oso.

Así que ahora era parte del liderazgo Trinidad. Como tal, tenía acceso
directo a este servidor. Se aseguró de que Valentin tuviese todas las
contraseñas, también... necesitaba estar al ritmo si algo le pasaba a ella.
Cuando hizo una búsqueda para “Escarabajo” en el servidor, la información
apareció al momento.

Escarabajo fue un experimento realizado en los primeros días del


Silencio. La información recuperada a la fecha sugiere que fue desde 1999
hasta el 2004, a pesar de un equipo dedicado continúa minando información
con las esperanzas de recuperar información más concreta.

En resumen, el Protocolo del Silencio trabajó para una pequeña


minoría de Psy; suprimió sus inestables tendencias mentales y/o violentas.
Sin embargo, esa supresión vino con un costo: una disminución en poder
psíquico. Escarabajo postuló que era posible modificar el Silencio para
mejorar o anular completamente el efecto no deseado.

Cada individuo inscrito en el proyecto era o, un niño muy joven en el


comienzo del Silencio, o nacido en el Silencio, y, por lo tanto, considerado
parte de la primera ola de “nativos” Silentes. Cada sujeto estaba apto
físicamente y mentalmente, lo mejor de lo mejor.

Al principio, Escarabajo fue un éxito brillante, con los sujetos


permaneciendo Silentes, pero con completo acceso a sus, anteriormente
suprimidas, habilidades. Sin embargo, esta estabilidad no duró. Muchos de
los sujetos estallaban violentamente con aquellos a su alrededor, mientras
que otros comenzaron a sufrir alucinaciones, fugas, pérdidas de memoria,
pesadillas vociferantes, y más. Al final, el conjunto completo de sujetos se
volvieron una amenaza para aquellos a su alrededor.

Un número se auto terminó cuando se dieron cuenta de que


Escarabajo no podía ser retrocedido. Una vez abiertas, sus mentes no
podían ser regresadas a su estado estable pre-Escarabajo. La
desestabilización continuó para todos... a pesar que reiteramos que hay
huecos en la información, así que es posible que no todos se desestabilizaran
al mismo alcance.

No tenemos información del pronóstico a largo término de los sujetos


de Escarabajo ya que el Consejo Psy del momento tomó la decisión de
terminar a todo sujeto Escarabajo viviente en 2004.

La caída del Silencio trajo con ella el retorno de este “despertar” de


poder suprimido. Para facilitar la referencia, lo hemos determinado como
Síndrome Escarabajo. Para el momento del escrito de este documento
informativo, solo un sujeto Escarabajo ha sido identificado definitivamente
(a ser referido como Paciente Cero). Paciente Cero fue estabilizado por una
empática (Empática R) con habilidades muy específicas. El Colectivo
Empático está buscando por otros Es, pero hasta hora, la Empática R es la
única con conjunto de habilidades particulares.

El Paciente Cero también es inusual de otra manera que significa que


sus resultados no pueden correlacionarse directamente con aquellos de
otros [información redactada para la privacidad del paciente]. En este punto,
con ninguna otra información disponible, nuestra meta es identificar
aquellos con el Síndrome Escarabajo temprano, así el Empático R puede
trabajar con ellos para fomentar tal control cómo es posible.
Este documento será actualizado mientras más información esté
disponible.

*Actualización 1: Diagnosis del Síndrome Escarabajo hasta la fecha:


8. Empática R capaz de asistir a cinco de los ochos. Sin información
disponible para explicar la razón por la discrepancia.

Actualización 2: No se acerque o intente llegar a las víctimas probables


del Síndrome Escarabajo. En las garras del Síndrome, no son susceptibles
a la lógica y pueden tratar a todos los que les rodean, incluyendo aliados,
como una amenaza.
Capítulo 26
Es... una seducción lenta. Una promesa de poder tan vasto que es un canto de
sirenas.
—Paciente Cero a la Dra. Maia Ndiaye, Instalación PsyM Eco, S.F.

Selenka bajó el organizador. No era mucho, pero se alineaba con todo


lo que Ethan había dicho; y con los fragmentos rotos que podía sentir dentro
de él, los incontrolables aumentos que eran olas a través del vínculo del
apareamiento. Una energía masiva estaba empujando y cavando dentro de
Ethan.

—¿Qué sucede? —Música tranquila a su espalda.

Cuando volteó a su lado para mirarle, encontró aquellos ojos pálidos


libres del sueño bajo el pelo despeinado, su rastrojo a un día de distancia
de convertirse en una barba y su piel resplandeciente por la salud.

Era hermoso.

Le pasó el organizador porque merecía saber. Pero se lo entregó


después de un rápido escaneo.

—Lo he visto. Aden me dio una copia después de que se volviera


evidente que estaba exhibiendo síntomas del Síndrome.

El respeto de Selenka por Aden Kai subió otro nivel, incluso a pesar
de que Ethan se distanció de su escuadrón, su alfa continuó cuidándolo.

—¿Cómo se hizo evidente?


—Brechas psíquicas cuando bajé mis escudos después de que escapé
por primera vez del control de Ming —dijo, y si los ojos eran las ventanas del
alma, la de Ethan estaba completamente abierta para ella.

Todavía le arrebataba el aliento a Selenka, la intensidad de su


compromiso.

—Aquellos a mí alrededor en el escuadrón sintieron una alteración


psíquica, al igual que yo... provocó olas incluso en el frio sitio paralizado por
la niebla en la que existía. También hice una prueba.

—Fue cuando escuchaste los aullidos y los gritos.

—Sí. Le describí los síntomas a Aden; ya que ha mantenido sus


credenciales médicas, hicimos una rutina de pruebas psíquicas exhaustivas
y el Síndrome Escarabajo es lo único que encaja.

Comenzó a enlistar aquellas pruebas y los resultados.

La respiración de Selenka se apretó y se apretó en su pecho con cada


palabra que decía porque tenía razón: todo encajaba con lo que acababa de
leer acerca del Síndrome, especialmente el estiramiento dentro de su mente
y el sentimiento de seducción de que podía ser un gran poder con acceso a
mucho más si tan solo lo soltara.

—Selenka —Ethan acunó su mejilla de esa manera tierna extraña que


tenía—. Lo lamento. Si pudiese haber detenido el apareamiento... —Se
rompió—. No, eso sería una mentira. No la hubiese detenido incluso si
tuviese la advertencia, incluso si veía este futuro. Estar contigo, es la mejor
cosa que he tenido, lo mejor de lo que he estado.

Selenka cerró su mano sobre la sólida fuerza de su muñeca, odiando


la manera en la que la vida de su compañero había sido vacía, fría y fea.
—Apenas estamos comenzando. —Recogiendo su mano, presionó un
beso en su palma.

Ethan se movió hasta que estuvo apoyado en un antebrazo, mirando


hacia abajo, su cabello cayendo sobre su frente. Fue él quien inició el beso.
Comenzó lento y se mantuvo lento, una exploración intensamente privada
de toque de intimidad de un hombre acostumbrado a entrenar para ser el
mejor. Estaba sin aliento para cuando se separaron, y él también. Y tenía
un pinchazo de sangre en el blanco de sus ojos.

Con sus garras deslizándose en una ola de ira protectora, Selenka le


rodeó con ambos brazos. Él se inclinó parcialmente encima de ella, un gran
peso de calor y músculo. Se quedaron de esa manera mientras las luces de
la guarida se levantaban del amanecer a un día másallá de la puerta de la
habitación

Los dos apenas se habían levantado y se alistaron para el día, con


Ethan intercambiando su pantalón de chándal por un par de pantalones
que encontró en la caja, cuando Selenka recibió un mensaje en su teléfono
que hizo a su corazón florecer como el de un niño.

—Mis abuelos están de vuelta. Han estado vagando a travésde las


partesmás remotas de nuestro territorio.

Ethan examinó su rostro con la marca registrada de intensidad que


estaba llegando a esperar de él.

—¿Saben que existo?

—Si conozco a mi dedushka, ya sabe todos tus antecedentes —Palmeó


la mejilla de Ethan, preguntándose si debajo de ese exterior controlado se
encontraban nervios; no había necesidad para ellos. Su abuelo lo vería por
lo que era: un peligroso depredador devoto a ella.
—Tal vez haya abdicado a mi favor —le contó a Ethan—, pero siempre
tendrá el respeto de la manada entera. A él es a quien voy por consejos, por
guía. Él y mi babushka tomaron a una molesta y confusa adolescente y le
enseñaron a cómo construirse a una mujer fuerte.

Ethan selló la chaqueta de su uniforme sobre su camiseta blanca.

—¿Fue tu padre la causa por tu molestia y confusión?

Frunciendo el ceño al espejo donde estaba colocándose un polvo de


color sobre sus párpados, Selenka dijo;

—Mi padre es un académico reconocido. Porque a pesar de lo que el


mundo cree, los cambiantes depredadores no solo respetan los músculos —
Su voz comenzó a volverse un gruñido a pesar de sí misma; hablar de Kiev
Durev le provocaba eso.

La respuesta de Ethan fue muy Ethan.

—Investigué a Alia. Ella es una renombrada académica de literatura.

Selenka soltó una carcajada, luego volteó para mordisquearle en la


barbilla. Definitivamente sabía cómo controlar a su compañera.

—Mi padre prefiere creer que lo despreciamos debido a su tendencia


y lo ha hecho amargado.

—Te resiente.

De nuevo, le sorprendió, solo cuán bueno era Ethan para recoger


pistas emocionales. Por otro lado, había dejado en claro que su niñez entera
fue inusual, probablemente nunca estuvo en el Silencio de alguna manera.
Y un niño a la merced de adultos despiadados habría aprendido a cómo leer
a las personas en defensa propia.
La mano de Selenka se apretó en el pincel de sombra de ojos. Preferiría
estar sosteniendo un cuchillo de caza y conduciéndolo al corazón negro de
Ming, pero tenía que traer normalidad a la manada, y eso significaba
muchas cosas... incluyendo una insinuación de maquillaje.

—¿Por qué usas colores en tu piel? —Ethan la observaba con abierta


fascinación.

Su mirada intrigada funcionó para traerla de vuelta al aquí y ahora.

—¿Por qué no? Me ha gustado el maquillaje desde que era una


adolescente y Margo y yo estábamos haciéndolo en el rostro de una a la otra
en nuestras habitaciones —Sonrió por el recuerdo de sus incipientes
esfuerzos; gracias a Dios por Alia, mayor por cuatro años, tuvo lastima de
ellas—. Respecto a mi padre... por alguna razón, pensó que sería el alfa
después de mi abuelo incluso a pesar que así no es cómo funciona en una
manada cambiante. —No eran una monarquía, con reglas de sucesiones;
ellos eran lobos.

—Tu dominancia eclipsó la de él.

—Sí. Tiene una ficha bastante grande en su hombro debido a eso —


Con la mandíbula rígida, bajó la varita del rímel—. Solo espero que no haya
permitido que la amargura lo empujara a convertirse en un traidor.

Cualquier implicación en la muerte de Emanuel y no sería una


cuestión de perdón entre un padre y su hija; sería una cuestión de manada
y castigo.

Ethan ahuecó la parte trasera de su cuello, apretó.

—¿Tu abuela también es dominante?


Allí iba de nuevo, leyendo su estado emocional y manejándola.
Selenkagruño, pero no se alejó. Un compañero tenía permitido aquellos
privilegios de piel, derecho a consolar, calmar y encargarse.

—No, mi babushka Lada es una sumisa tímida quien era la fuente de


constante abrazos y afecto durante mi niñez. —El recuerdo hizo que su
columna se suavizara, sus labios se curvaran—. Te gustará, Ethan, a pesar
de que tal vez le tome tiempo confiar en ti alrededor de ella. —Selenka
frunció el ceño—. Tengo la extraña urgencia de retractarme. Mi lobo piensa
que mi reticente abuela estará bien con mi letal compañero Flecha.

—Te tenemos en común... ese es un vínculo.

—Hmm —No muy convencida, se movió sobre sus tacones para pasar
su mano a través del frente de su chaqueta de uniforme.

Él se mantenía de pie silencioso y vigilante mientras acomodaba el


cuello que no necesitaba arreglos, y ella tenía la sospecha de que él se estaba
embebiendo del contacto... y el cuidado. Furia amenazó con estallar en su
interior de nuevo, pero se ahogó en la promesa lobuna de que nunca más
moriría de hambre por afecto.

Con las manos en sus hombros, ella tomó un beso, posesivo y caliente.
Estaba respirando pesadamente para el momento que se separó, color
cepillando sus mejillas y sus ojos brillando.

—¿Podemos intercambiar privilegios de piel? —Manos en su cadera,


su boca yendo a su garganta.

Gimiendo por el inesperado choque de sensaciones, ella dejó caer la


mano a la cinturilla de sus pantalones.
—Tendremos que ser rápidos —La polla de su compañero estaba
gruesa, pesada y rígida en su mano cuando lo liberó.

Con los músculos apretándose, lo dejó solo lo suficiente para quitarse


los pantalones de cuero, luego sus pantis. Ethan, su compañero
telequinético con sus rápidos reflejos y su destreza física, la enganchó en
sus caderas.

—Nunca terminamos esto en el baño —él dijo en esa hermosa voz que
fue directo a su clítoris esta mañana—. Quiero hacerlo.

Selenka levantó la cabeza de su garganta, mordió su labio inferior.

—Dentro de mí. Ahora.

Le llevó un poco de maniobra, pero sentir la punta roma de su polla


chocar contra su suave carne húmeda no fue exactamente un sufrimiento.
Luego estaba empujando, y ella estaba hundiéndose y sus bocas conectadas
en un lamido de lenguas y rápidas respiraciones. Con un brazo detrás de su
espalda para protegerla de la pared, Ethan embistió en ella con un ritmo
corto y rápido que le hizo encerrarse a su alrededor como un torno, su
orgasmo un golpe erótico.

Cayendo contra ella, se corrió en su interior mientras su cuerpo


convulsionaba alrededor de su polla

Ethan, sonrojado y contento de una manera que no podía recordar


haber estado siquiera... y repleto del sabor de su compañera incluso
después de su apurada limpieza, abrió la puerta para salir al corredor... y
casi se tropezó sobre el perro durmiendo frente a ella.

El canino saltó sobre sus cuatro patas, la cola meneándose.


—Luces limpio —manifestó Ethan, a pesar de que sabía que la
creatura no le entendía. Entonces, porque sabía el valor de un toque ahora,
supo que este perro había estado tan hambriento como él, se agachó para
acariciar su huesuda cabeza.

—¿Habrá sido alimentado? —preguntó a Selenka, porque si iba a ser


responsable de esta pequeña vida, no permitiría que pasara hambre.

—Probablemente dos veces, pero déjame comprobar. —Permitiendo a


su mascota inclinarse contra su pierna, hizo una rápida llamada, tuvo la
confirmación—. Todo bien, por ahora. Las cocinas de las manadas
mantienen comida adecuada para mascotas, así que solo pasa por allí
cuando necesite comer.

El perro trotó a su lado mientras caminaban hacia un lugar donde


Ethan fue el receptor de sonrisas, y donde las personas continuamente
detenían a Selenka para intercambiar abrazos o un retazo de conversación.
Pesar continuaba estando en al aire, tan rico y oscuro que casi podía
saborearlo, pero también sabía que ese dolor fue cuidadosamente templado
así no era una nube negra aplastando a la manada.

Eventualmente, caminaron hacia un área diferente de la terraza,


mientras que esa estaba encerrada excepto por las aberturas que proveían
luz, esta era una parte de la montaña que estaba expuesta al exterior. Un
tipo de cornisa curvada proveía protección de los elementos en un lado, pero
estaba abierto al cielo y a la brillante luz del sol en el otro.

Esa luz solar caía sobre mesas colocadas bajo la luz de la mañana, en
las cuales se sentaban grupos de cambiantes comiendo el desayuno.
Pequeños lobos dormitaban aquí y allí, y dos fueron directamente hacia
Selenka y Ethan. De alguna manera sabiendo que los cachorros querían ser
recogidos y estaría contento de ser él quien fuera que lo hiciera, se puso de
cuclillas.

—Quieto —le dijo a su emocionada mascota.

Cargando a dos pequeños cachorros en sus brazos, los sujetó con


cuidado mientras se levantaba a su altura completa. Uno se curvó contra
él, mientras que el otro bostezó y palmeó la chaqueta de su informe con
patas llenas de garras.

Selenka dio un golpecito a aquellas puntas afiladas con un dedo y se


retrajeron al momento.

—Buena chica, —dijo, tirando gentilmente las orejas de la cachorra


antes de llevarla a sus brazos.

—¿Ese es tu perro? —un niño de tal vez ocho años preguntó desde
una mesa.

Mientras Ethan asintió, el niño preguntó:

—¿Cuál es su nombre?

Ethan miró hacia abajo y pensó: El niño tiene razón. Todos deberían
tener un nombre.

—Loyal19 —respondió sin pensar—. Su nombre es Loyal.

El niño se acercó con rapidez para acariciar al extático perro.

—¡Hola, Loya! Soy un lobo. Nos gustan los perros. ¿Quieres jugar?

19 Leal en español
Viendo que su perro estaba feliz y en buenas manos, Ethan continuó
acunando el tibio cuerpo del cachorro contra él mientras Selenka lo guiaba
a una mesa en el borde soleado. Su vista de las personas sentadas allí estaba
bloqueada por un gran grupo apiñado a su alrededor, pero ese grupo se
separó con sonrisas al ver a Selenka, revelando al hombre y a la mujer
sentados en el lado izquierdo.

El hombre se levantó con una sonrisa gigante, sus músculos sólidos


y pesados, y su altura en el lado corto para un hombre, un metro setenta si
la estimación de Ethan era correcta. Tenía un toque de cabello blanco y una
barba blanca, su piel curtida, y sus ojos marrones profundo. Y su voz un
estruendo cuando abrió los brazos y dijo:

—¡Selenushka! ¡Finalmente recuerdas a tus mayores!

Selenka caminó a su abrazo con una carcajada, el cachorro que


sostenía felizmente atrapado entre ellos. Ethan fue a retroceder cuando su
mirada fue atrapada por la pequeña mujer que tenía que ser la abuela de
Selenka. Su cabello de un rico marrón oscuro espolvoreados con pequeños
hilos dorados, y rostro sin arrugas, ella le dio una sonrisa sorprendida antes
de levantarse en un apuro de remolinos de falda para ir hacia él.

—¡Eres de Selenka! —Suaves dedos se levantaron hacia su rostro,


pero no tocando hasta que él bajó la cabeza.

Su toque fue tan delicado como alas de mariposas... solo para


afirmarse en calidez contra su mejilla.

—Hola, babushka —dijo.

Sus pupilas se expandieron, como lo hizo su sonrisa.


—Eres el dominante más extraño que he conocido, pero me gustas. —
Urgiéndolo a inclinarse más, ella presionó sus labios secos y calientes contra
su mandíbula poblada—. Estas un poco desaliñado, chico —Palabras de
reprimenda, pero la palmadita en su mejilla fue amable.

—¡Babulya! —Selenka rió—. Me gusta desaliñado.

Abrazando a su nieta, su abuela dijo:

—Por supuesto, mi salvaje Selenushka.

Mientras tanto, Ethan se encontró siendo el foco de ojos convertidos


en ámbar lobo.

—Debes ser Ethan.

Moviendo al cachorro a un brazo, Ethan estiró su mano, mientras


mantenía el contacto visual.

—Señor.

YevgeniDurev tal vez ya no fuese alfa, pero el poder merodeaba en él


como lo haría en Selenkaindependientemente de su edad. Ese poder
primitivo cavó en Ethan, queriendo derribarlo... pero Ethan aprendió a
mantenerse firme mucho tiempo atrás, contra adversario más hostiles.

Él no parpadeó.
Capítulo 27
Querida tía Rita:
Me emparejé con una loba. Estoy a punto de conocer a sus padres. Todos
dominantes (y, honestamente, ella es un poquito gruñona así que estoy esperando lo mismo
de sus padres) ¿Algún consejo?
—Humano Perdidamente Enamorado
Querido Humano Perdidamente Enamorado:
Si puedes manejar a tu compañera gruñona, puedes manejar a sus padres.
Mantente firme y tendrás una asociación larga y afortunada. (También, lleva pastel)
—Tía Rita
—De la edición de marzo 2082 de la revista Mujer Salvaje: “Privilegios de piel,
Estilo y Sofisticación primitiva”

Explotando en una risa, el anterior alfa Durev ignoró la mano ofrecida


de Ethan para envolverlo en un cálido abrazo:

—¡Debí saber que mi Selya elegiría a un hijo de perra duro como el


acero!

—Yevgeni —Fue una suave amonestación de la abuela de Selenka,


pero sus ojos sonreían—. Juro que sí tiene modales —Tocó con su mano la
de Ethan y no pudo hacer nada más que mantenerse en el lugar bajo una
ola de calor maternal—¿Y quién es ese dormido en tus brazos?

Ethan miró hacia abajo.

—No tengo idea de su nombre.

El cachorro dejó salir un ronquido.

Riendo, Selenka acarició la cabeza durmiente del pequeño.

—Ethan tiene un lado suave por los cachorros, tengo que enseñarle a
ignorar sus ardides o constantemente estará cargando bebés.
Ethan no tenía idea de cómo responder a eso, así que no dijo nada y
tomó asiento en la mesa de desayuno al lado de abuela de Selenka cuando
la mujer mayor lo invitó con una palmadita en el banco.

—Ya, tranquilo, tú, oso lobuno, —dijo a su compañero cuando gruñó


acerca de los “cachorros roba asientos”—. Quiero hablar con el compañero
de nuestra nieta.

Ethan tuvo el repentino pensamiento de que respondería cualquier


pregunta que esta mujer preguntara. Nunca estuvo cerca de alguien tan
suave, cálida y amable. Selenka se sentó frente a él, al lado de su abuelo.

Comida y bebidas aparecieron como por arte de magia, dejados por


compañeros de manada sonrientes, incluyendo un vaso de bebida nutritiva
colocada directamente a Ethan. La manada de Selenka no tenía a otro Psy,
así que esta debió haber sido comprada específicamente para él. Y fue
comprada en el corto período desde que se volvió su compañero.

—Espera, —le dijo al joven que trajo la bebida—. Por favor agradece a
cualquiera que pensó en suplir esto.

Un asentimiento de ojos brillantes.

—Seguro. Sana recibió toda una caja, diferentes sabores.

Volviendo a la mesa, Ethan se encontró siendo observado por Lada


Durev. Selenka acabando de voltear con su abuelo para hablar con la
anciana en la mesa al lado de ellos, así que él y su abuela estaban en relativa
privacidad.

—Ustedes dos se encontraron en terreno similar, —Babushka Lada


murmuró—. Puedo verlo.
Ethan acarició el suave pelaje del cachorro, su cuerpo caliente por
debajo.

—Soy un caballero para su reina.

Una sonrisa que le rodeó con calidez. ¿Esto es lo que era tener una
madre que le importaba? Ethan consideró que sería algo maravilloso.

—Estoy tan feliz de que te tenga por compañero.

Ethan sintió un dolor apagado en la región de su corazón.

—Aun así, no cree que soy lo mejor para ella.—Un conocimiento


visceral.

—Oh, Ethan. —Lada Durev cepilló su cabello hacia atrás—. Creo que
eres bastante maravilloso. —Una sonrisa que suavizó el dolor, le hizo
escuchar lo que ella estaba tratando de decir—. Yo solo... estoy triste de que
ella se perdiera lo que viene antes del apareamiento... Sé tierno con ella,
¿bien? Consiéntela. Adórala. —Un suave ruego—. Ha tenido tan poco de eso
en su vida.

La respuesta de Ethan fue instintiva.

—No tengo experiencias cortejando una mujer, pero la cortejaré. —


Antes de que dejara este planeta, se aseguraría de que Selenka supiera que
era un regalo invaluable—. ¿Me enseñaría cómo?

Una sonrisa deslumbrante antes de que Babushka Lada se inclinara


para besar su mejilla.

—¡Oye! ¡Oye! —YevgeniDurev golpeó su puño contra la mesa—. ¿Qué


es esto? ¿Una conspiración? —Fijó a Lada con una mirada lobuna—. Creí
que eras tímida con dominantes extraños.
—Ethan es diferente, —la mujer pequeña dijo ecuánimemente—.
Ahora, deja de ser un oso y bebe tu café.

Frente a Ethan, Selenka levantó una ceja, sus ojos brillando.

El cachorro durmiente en sus brazos escogió ese momento para


bostezar y asomar la cabeza a la parte superior de la mesa. Al ver a Yevgeni
Durev, saltó por la emoción, patas escarbando en la mesa. Ethan apoyó al
cachorro gentilmente con una mano, asegurándose de que no se deslizara y
cayera al suelo.

El hombre mayor dio un golpecito en la nariz del pequeño lobo, pero


sus ojos pronto regresaron a los de Ethan.

—¿Sabes que, cachorro? Me gustas, incluso si te estás volviendo muy


íntimo con mi compañera. Nuestra Selenushka encontró exactamente al
hombre que necesitaba.

Ethan quería aceptar esas palabras, concentrarse solo n la felicidad,


pero sabía la verdad: incluso en los mejores casos, algún día abandonaría a
Selenka.

El síndrome Escarabajo no tenía cura.

La dura verdad todavía hacía eco en su cabeza diez minutos después


cuando recibió una misiva telepática de Abbot: Tomamos a Operativo C en
custodia en la madrugada. Cris está a punto de interrogarlo. ¿Quieres estar
allí? Puedo irte a recoger.

Ethan miró hacia abajo al cachorro que estaba bateando el puño flojo
de Ethan como si fuese una pelota, la risa ronca de su compañera fluyendo
hacia él, mientras el cabello blanco de Yevgeni Durev brillaba bajo el sol y
decía: No, sin embargo apreciaría un resumen luego. En esta hora, se sentaría
en el sol, en la risa.

Porque pronto, se reuniría con Memory Aven Rose... y descubriría si


tenía futuro, incluso uno roto, o si estos eran sus días finales en el planeta
antes de que Escarabajo se comiera su mente, su personalidad, su corazón.

Selenka miró a través de la mesa, su contemplar agudo... y la atención


en sus ojos. Supo que por el apretar de su mandíbula que vio otro pinchazo
de hemorragia. El reloj, estaba comenzando a acelerar.
Capítulo 28
Escarabajo invitó a un monstruo dentro de mí, y ahora me devora.
—Del diario del sujeto JX, Operación Escarabajo (2003)

Ezra entró en una desorientada consciencia, su codo palpitando.


Mirando alrededor, trató de encontrar sentido de su ubicación. Se había ido
a dormir a su cama, pero ahora estaba en un estrecho callejón lleno de
basura. Un envoltorio biodegradable de comida se arrigaba contra su tobillo,
mientras que su mejilla presionaba contra una superficie arenosa y fría.

Estaba en el suelo.

Trató de empujarse a sí mismo en una posición sentada, gritó cuando


su codo izquierdo dolió. Sus ojos se llenaron de lágrimas reflexivas.
Apretando los dientes contra el dolor, lo intentó de nuevo, esta vez usando
su brazo derecho. Solo cuando estuvo sentado, su espalda contra un muro,
miró abajo hacia su brazo lastimado. Al principio, no pudo entender por qué
podía verlo, entonces se dio cuenta de que no estaba usando nada en la
parte superior de su cuerpo.

Su codo estaba gravemente hinchado y múltiples rasguños y


abrasiones marcaban la parte interna de su cuerpo. Su cadera dolía,
también, su boca estaba seca, y su cabeza palpitaba como si hubiera usado
una cantidad masiva de poder psíquico.

¿Había estado en un altercado?¿Dónde estaba? No tenía su teléfono


consigo, ningún aparato para medir el tiempo, nada con él para revisar su
ubicación.

El envoltorio de comida hizo un sonido de susurro mientras él movía


su pierna y su vista cayó en la escritura negra del pálido fondo color crema.
Recogiéndolo, lo alisó. El idioma no era uno que pudiera leer, pero lo
reconoció como hangul, la ordenada escritura usada para el lenguaje
coreano.

Eso no significaba nada. Su ciudad albergaba varias tiendas


internaciones y comercios.

Después de lanzarlo al suelo, comenzó a buscar otras piezas de


basura en las que pudiera haber una fecha o ubicación. Al final, encontró
una botella descartada que no había entrado bien al cubo de reciclaje que
estaba a un pie de distancia, la impresión rasgada de lo que pudo haber
sido una etiqueta de envío, y una tarjeta comercial perdida.

Dos hangul, una en un alfabeto más familiar para él.

Habiendo llegado al final del callejón durante su búsqueda, miró más


allá hacia una cuadra concurrida, iluminada por brillantes vallas
publicitarias que contrastaban con la noche… y vio el signo con el nombre
de la cuadra. Estaba en una valla publicitaria promocionando a un
fabricante de relojes; la misma valla también mostraba la fecha y la hora.

Estaba en Seúl, Corea.

En un callejón que él había visto en un documental acerca de esta


cuadra justo antes de irse a dormir, aproximadamente tres horas antes.

En su cama en Dunedin, Nueva Zelanda.

Ezra tragó. Miró detrás suyo para checar, y sí, ahí estaba, la “oculta”
y bastante distintiva obra de arte que el presentador del show había urgido
a sus espectadores encontrar y visitar. La imagen perfecta para un bloqueo
telepático.
Lo cual significaba que a menos que un teletransportador rebelde lo
hubiera atacado y traído aquí por razones desconocidas… él se había
transportado aquí.

Temblando, se desplomó contra el muro del callejón. Él era un


telequinético de Gradiente 5 con muy limitadas habilidades de
transportación. Apenas podía transportase al otro lado de la universidad,
mucho menos a una ciudad a medio mundo de distancia.

¿Qué le estaba pasando?

Luces en su rostro, una pregunta gritada en un idioma que no podía


comprender. Con su corazón golpeando en su caja torácica, se alejó del
oficial de Cumplimiento.

Pero el hombre seguía acercándose a él, y Ezra solo quería que se


detuviera.

El cuerpo del oficial voló hacia atrás para chocar contra una valla
publicitaria, creando grietas a través de la superficie que partió en dos el
rostro de la modelo exhibida.

Ezra miró a sus manos, congelado con miedo. Solo quería ir a casa.
Capítulo 29
El Operativo C (Cray Jitan) es incapaz de proveer alguna pista que pueda guiar a la
captura de El Arquitecto20, pero sí tiene conocimiento de varias fuentes de financiamiento
del Consorcio. Podemos usar eso para dañar significativamente al grupo.
También ha confesado tener un segundo contacto en Moscú, ese contacto mató a
un teniente de BlackEdge y está planeando eliminar a los demás. Estamos trabajando con
los documentos de Cray con la finalidad de identificar la amenaza para que así los lobos
puedan neutralizarla. Por favor aconseja a la Alfa Durev.

—Nota de Cristabel Rodrigueza Ethan Night.

Ethan detuvo a una Selenka de rostro severo caminando a las oficinas


centrales del clan en la ciudad después de que salieron del vehículo. Su
encuentro con Memory Aven-Rose al principio tendría lugar en una sala de
conferencias en el salón del simposio, pero Selenka había sugerido moverse
al sede principal de la ciudad para asegurar su privacidad.

Ahora él dijo:

—Tengo algo para ti.

Mientras ella esperaba, su cabeza inclinada en una forma lobuna, él


alcanzó dentro de su bolsillo para recuperar una pieza de papel doblada.
Ella miró curiosamente mientras él comenzó a estirar los puntos para que
el papel ya no estuviera plano.

—¡Oh!

Ojos dorados, y la fría furia olvidada por un segundo, miró la pieza en


su mano.

20 Como el resto de la Trinidad desconoce que la Arquitecta es mujer, entonces lo

dejaremos con El Arquitecto.


—¡Es un lobo aullando! —Lo giró de un lado a otro —¿Cómo hiciste
esto?

Una calidez dentro de él que se sintió como un pequeño sol.

—Puedo enseñarte —Fue uno de sus primeros entrenadores quien le


había enseñado el ejercicio de destreza, y había continuado durante su
adultez. La precisión de los dobleces y el proceso le brindaban una intensa
calma dentro de él.

Tomando el lobo cuidadosamente en la palma de su mano, Selenka se


inclinó para presionar sus labios en su mandíbula.

—Me encanta. Spasibo, zaichik.

Ethan absorbió las palabras, cuidadosamente almacenándolas en la


caja de recuerdo en su mente mientras Selenka lo guiaba dentro del cuartel
general. Incluía un gran patio privado en la parte trasera que su compañera
había reservado para esta ocasión.

—Querrás el cielo sobre ti —ella había dicho, entendimiento agudo en


su tono.

Porque la mente de Ethan ya se sentía como una celda.

Cuando Selenka lo llevó de vuelta para echar un vistazo rápido, el


patio había demostrado estar plantado con flores y árboles, con bancos
ocultos entre el follaje. Con el reconocimiento completo, ambos comenzaron
a caminar de regreso para esperar al frente, deteniéndose solo para que
Selenka pudiera colocar el lobo de papel en un estante.

—Donde estará a salvo —Una mirada a Ethan—¿Tienes una razón por


el regalo?
—Estoy tratando de cortejarte.

Sin reírse, su sonrisa con un toque de confusión.

—Ya estamos emparejados.

—Puedo cortejarte si quiero—La idea de cortejarla siempre era algo


que lo complacía—. No puedes detenerme.

Un haz de luz a través de la furia salvaje procedente del comunicador


de Cris, un beso en su mandíbula.

—Creo, Ethan, que estás aprendiendo a jugar.

Eso le hizo preguntarse qué más podría aprender si solo tuviera más
tiempo.

Dentro de su mente, el poder pulsaba y surgía de nuevo, tan fuerte


que Selenka siseó.

Memory Aven-Rose llegó al finalizar el pulso, en un vehículo


conducido por un hombre que Ethan sabía que era un lobo, a pesar de que
sus ojos eran de un gris humano ahora, su cabello dorado incluso bajo la
luz opaca.

Alexei Vasiliev Harte, teniente, lobos SnowDancer.

El permiso para entrar al territorio de los lobos de BlackEdge


garantizado por su asociación con Memory.

—¿Tiene privilegios de visita en tus tierras privadas del clan? —le


había preguntado a Selenka durante el viaje acá, después de que le diera
esa información.
—La mayoría de los lobos extranjeros no lo tendría, —ella había
dicho—, pero Lexie es un caso especial. Su padre viene de un pequeño clan
ruso que BlackEdge absorbió hace veinte años cuando su alfa murió y ellos
no tenían uno nuevo. Los clanes sin alfa inevitablemente se derrumban y
ellos querían permanecer juntos, así que pidieron unirse a nosotros.

—¿Entonces Alexei Harte tiene familia en BlackEdge?

—Algunos. A pesar de que no los ha visitado en un largo tiempo. —


Una rigidez en ella—. Esto no es un secreto, pero es privado ¿entiendes? —
Ante su asentimiento, ella dijo—. Su línea paterna ha generado tres rogues.
También perdió a sus padres durante su infancia. Todo sirvió para
distanciarlo de Rusia.

Un pasado sombrío, pero el hombre que salió del vehículo de cuatro


ruedas no tenía rastros de oscuridad en él. Fue alrededor para abrir la
puerta de su compañera, entonces le dijo algo que la hizo fruncir el ceño y
empujar su pecho incluso mientras presionaba sus labios juntos en un vano
intento por no sonreír.

Ethan había visto a Memory Aven-Rose desde la distancia en el salón


del simposio, pero seguía impresionado por el rastro de energía que provenía
de ella. Era probablemente los salvajes rizos de su cabello, brillantes y
separados, pero sin ningún tipo de orden. Las espirales rebotaban contra el
cálido café de su rostro mientras la diminuta empática se acercaba para
enfrentarlo, su mirada precavida.

Ella no hizo contacto físico.

Su compañero, en constraste, extendió una mano hacia Selenka.

—Hawke envía sus saludos.


—Estoy bastante segura de que ese lobo no dijo algo tan amable.—A
pesar de sus palabras sospechosas, Selenka estrechó la mano de Alexei.—
Dilezdravstvuytede mi parte, también.

La expresión de Alexei contenía una vigilancia salvaje cuando se giró


hacia Ethan, e Ethan supo que el teniente lobo destrozaría su garganta si
hiciera y dijera algo que pareciera una amenaza para Memory.

También sabía que Selenka cortaría a Alexei en piezas y se atreviera


a poner una mano en Ethan.

El conocimiento de su valor para ella lo sacudió, siempre lo sacudiría.

Ignorando la intensa mirada del lobo, Ethan dirigió sus palabras a


Memory Aven-Rose.—Gracias por aceptar esto.—Él no pudo dejar de
mirarla, ella se sentía extrañamente familiar.—Sé muy bien que haces un
trabajo crítico en la PsyNet.

La frente de la empática se arrugó, líneas apareciendo en las esquinas


de sus ojos mientras le regresaba la mirada. Su asentimiento estuvo
retrasado, las arrigas en su frente más profundas.

—¿Te conozco? ¿Nos hemos encontrado?

—No —Ethan dijo—. Sin embargo te vi en el simposio desde una gran


distancia.

—Quizá es eso —ella no sonaba convencida.

—Pensé en hacer esto en el patio trasero —Selenka dijo a Memory—


¿A menos que estés más cómoda dentro?

—No —La empática rompió el extraño contacto visual— Afuera es


mejor.
Ninguno de ellos habló mientras caminaban hacia el patio, una
tensión sutil en el aire.

Podía sentir que Memory estaba preocupada de conectar con él de


cualquier forma, y no la culpaba. Pero no podía decirle que estaba bien, que
no tenían que intentarlo. Él necesitaba intentarlo, necesitaba luchar por
vivir para que pudiera cortejar a Selenka con animales de papel, y así poder
ser el compañero que ella merecía.

—¿Cómo funciona? —Él preguntó una vez que estuvieron en la fría


luz del patio, haciendo a un lado su inexplicable reacción hacia la empática
para enfocarse en lo importante—¿Creamos un enlace psíquico?

—No. Solo necesito contacto físico —Tomando una profunda


respiración, ella cuadró sus hombros y extendió su mano.

Él la tomó… y una violenta oleada de poder chocó contra sus escudos,


golpeándolo tan fuerte que tuvo que apretar sus dientes para contenerlo,
cada músculo en su cuerpo tenso hasta el punto de ruptura. El agarre de
Memory se apretó, su ceño volviéndose más profundo y profundo, hasta que
dejó caer su mano con una sacudida de su cabeza que envió a sus rizos
volando.

—Esto no va a funcionar.

—Tienes que intentar —La voz de Selenka zumbaba con tensión, pero
ella mantuvo su distancia de Memory— Está muriendo mientras trata de
contenerlo.

Ethan sacudió su cabeza.

—Las oleadas se están intensificando. —Esa enorme cantidad de


energía violenta podría aplastar a un empático—. No es seguro para Memory
—No, —la empática interrumpió, sus rasgos se contrajeron en una
mirada de completa frustración. Entonces, para su sorpresa, ella apretó su
mano una vez más, los óvalos pulidos de sus uñas de un vibrante magenta.

Su poder chocó contra sus escudos, restos de metal atraídos por un


potente imán.

Las pupilas de Memory se expandieron hasta casi eclipsar sus irises.

—Ahí está otra vez —ella susurró.

Ethan podía sentir la energía empujándolo, un poder suave que no


amenazaba, sino que pedía permiso.

—¿Eres tú?

Memory movió su boca hacia un lado.

—Estaba tratando de enviarte una emoción, felicidad, para ver qué


pasaría, pero no pude atravesarlos. Tus escudos deben ser fenomenales.
Casi nada bloquea el poder empático, y a pesar de que soy un raro tipo de
empático, aún deberías sentir algo. Incluso Alexei siente cuando trato de
acariciarlo con mi empatía. —Ella liberó su mano con un gruñido—. No
entiendo eso.

Escaneando su fracturado acantilado interno, Ethan no vio ningún


cambio.

—¿No puedes impactar en el Síndrome? —era difícil dejar salir las


palabras.

—Ethan, no creo que tengas el Síndrome —Memory tomó su mano


otra vez, casi como si no pudiera evitarlo—. Hay algo incorrecto dentro de
ti… pero no te sientes como alguno de los otros casos confirmados del
Síndrome.

—¿Es posible que mi caso sea una variación?

—No. —La respuesta de Memory fue absoluta—. La presencia psíquica


de los pacientes con el Síndrome me perturba en un nivel muy profundo.
Como si hubiera fracturas muy profundas dentro de ellos que pudo palpar,
pero no sanar completamente. Pero contigo… —Cerrando sus ojos, ella
apretó sus manos, y otra vez, sintió ese pulso de poder no-amenazante
contra sus sentidos.

Más que dispuesto a cooperar con esta empática que trabajaba con lo
roto, y que se sentía como una persona que debería conocer, dejó caer su
escudo externo lo suficiente para que ella pudiera pasar. Una ola de calor
susurrando a través de él, una sensación que reconoció como felicidad
porque la había sentido con frecuencia estando con Selenka.

—Lo siento. —Cerró sus escudos un instante después, mientras el


poder incontrolable en él lanzaba un violento asalto. Su mente vibró ante el
impacto, el golpe tan poderoso que viajó a través de su lazo de apareamiento
y que tuvo a Selenka gruñendo.

Dejando caer la mano de Memory mientras una gota de sudor bajaba


por su sien, se alejó un paso de ella.

—Algo acerca de ti está exacerbando el Síndrome.

—No, Ethan. Tú no tienes el Síndrome. —Memory insistió, pasando


ambas manos a través de los rizos eléctricos de su cabello—. No sé qué está
pasando contigo, pero no tienes esa clase de fractura dentro de ti.

Ethan sacudió la cabeza.


—Estoy dañado.

Memory solo lo miró antes de echar la cabeza atrás y reír hasta que
las lágrimas corrían por su rostro.

—Ethan, cariño, —ella dijo después de tomar aliento—, si tú estás


dañado, no sé qué me llamarías a mí. Fui mantenida cautiva por un
psicópata en una celda subterránea, mi mente atrapada, por quince años.

La cabeza de Ethan sonó, las palabras no tenían sentido.

—Eso no está en su archivo del Escuadrón.

—Eso es porque no es asunto de nadie. —Alexei Harte gruñó—. Aden


lo sabe. A quien Memory elige para compartirlo es su decisión —Ojos
cambiando a un pálido ámbar con un poco de oro se fijaron en Ethan con
abierta sospecha, el lobo claramente evaluando por qué su compañera había
juzgado a Ethan como digno.

—Cuidado, Alexei. —La voz de Selenka era ronca—. Eres un invitado


en mi tierra e Ethan es mi compañero.

Incluso mientras Ethan trataba de contener una oleada de placer ante


su abierta posesividad, Memory ondeó una mano.

—Shh, —ella dijo, claramente hablándole a ambos lobos— Estamos


teniendo una conversación aquí.

Frunciendo el ceño, Selenka se cruzó de brazos y miró a Alexei.

—Grandioso. Tenías que emparejarte con una empática. Ni siquiera


puedo gruñirle sin sentirme culpable.

Alexei sonrió de pronto.


—Shh. Ellos están teniendo una conversación.

Ethan apenas escuchó el intercambio, su atención puesta en Memory.

—¿Cómo es que estás cuerda?

—Parcialmente por rencor puro —ella dijo alegre—. No estaba


dispuesta a dejar que ese bastardo ganara rompiéndome.

Ethan ni una vez consideró el rencor como un arma.

—Estoy de acuerdo con tu lógica—dijo lentamente.

Memory apuntó un dedo hacia él.

—Guarda ese rencor contra aquellos que te lastimaron, pero en vez de


dejarlo envenenarte, úsalo para vivir lo mejor de tu vida. —Puso sus manos
en sus caderas—. También ayudó que soy una empática. La teoría es que
estaba recibiendo retroalimentación emocional de la PsyNet incluso cuando
estaba bloqueada de ella. A la PsyNet le gustan los E. Nos protege.

—Porque son importantes para su supervivencia —La cabeza de


Ethan palpitaba por las constantes oleadas de poder—. No soy como tú. No
tengo un poder que ayude a la Red. Yo asesino.

Memory alzó una mano como si fuera a tocarlo, se congeló cuando él


dio un paso atrás.

—Pensé que era un monstruo, también, pero resulta ser que somos
mucho más que solo una cosa —Sus ojos oscuros contenían inquietantes
destellos de color, su voz apretada en apasionada emoción— No aceptes
simplemente el peor escenario posible, Ethan. ¿Qué pasa si tu estás
equivocado y yo tengo razón? ¿Qué si esto no es el Síndrome? ¿Qué pasaría
si pudieras tener una vida libre del espectro de la locura?
Ethan sintió al lobo de Selenka levantarse de la superficie de su propia
piel, su pelaje deslizándose contra sus entrañas. Debería haber sido
imposible, pero la sensación, visceral e intensa, no podía ser negada. El lobo
estaba firmemente de lado de Memory.

—La última vez que dejé caer mis escudos, los gritos y llanos casi
causaron que mi energía telequinética se saliera de control y cortara a las
personas a la mitad.

Ante su mirada confundida, él miró a Selenka. Afectado por contener


las oleadas, no tenía las palabras para explicar la oscuridad que vivían en
él. Necesitaba a su compañera. Ella respondió su dudar, esta alfa lobo para
quien era una prioridad. Su apareamiento pudo haber estado fuera de su
control, pero ella decidió quedarse con él, estar con él. Con Ethan.

Entrelazando sus dedos con los de él, ella expuso lo que él no podía,
entonces dijo:

—Ethan teme que inadvertidamente asesine a alguien bajo la presión


causada por el poder renegado que trata de contener.

Memory frunció el ceño.

—No puede ser el mismo escudo que los contiene a ambos o no serías
capaz de acceder a tus habilidades telequinéticas.

—No. Pero están construidos sobre la misma base. Tuve que


construirlos sobre lo que ya tenía cuando el poder de Escarabajo despertó.

Haciendo un medio gruñido frustrado que tuvo a Selenka lanzándole


a la empática un segundo vistazo, Memory no le dijo de nuevo que no tenía
el Síndrome del Escarabajo.
—Hay una forma de probar esto —ella dijo en su lugar—. Construye
dos escudos totalmente separados, con uno para contener tu poder
telequinético en una case aislada desconectada del poder renegado.

Ethan entendió su lógica, pero —No tengo el tiempo— Construir esa


clase de escudo sumamente individualizado tomaría intensas cantidades de
tiempo para diseñar y crear.

Como para recalcar el punto, el olor de hierro llenó su nariz. Sacó un


pañuelo de su bolsillo para detener el sangrado, pero ambos lobos en el patio
ya estaban gruñendo. Apretando su mandíbula con una mano, Selenka le
giró la cabeza hacia ella.

—Tus ojos —ella soltó—. Tienes múltiples hemorragias en lo blanco.

—Es por la presión construyéndose en su cerebro. —La voz de Memory


estaba tensa, sus manos en puños—. Si sigue así, su cerebro literalmente
se aplastará contra su cráneo.
Capítulo 30
Pasaré cualquier información obtenida o recuperada. Por favor haz lo mismo. Uno
de los nuestros también es tuyo. El Escuadrón desea asistirte en eliminar esta amenaza.
—La Flecha veteranaCristabelRodriguezen respuesta la Alfa Selenka Durev.

—Ethan —Memory continuó—. si estás dispuesto a intentarlo,


conozco a alguien que puede diseñar escudos para ti con rapidez. Después
de hacerlo, sueltas el poder renegado, y vemos lo que resulta.

—No puedo ser un asesino otra vez —Ethan susurró, hablándole a su


compañera, sus ojos eran el oro puro de su loba—. No seré un asesino otra
vez —No iría a su tumba con sangre fresca en sus manos.

Cambiando su agarre hacia su cuello, Selenka le clavó sus uñas.

—Controlaremos la prueba —ella dijo con un gruñido—. La guarida


tiene varias habitaciones que pueden ser oscuras, sin luz. Podemos
encerrarte dentro de uno de ellos para la prueba.

Ethan sabía sin preguntar que eso la enfurecía, pensar en encerrarlo


en una habitación sin luz, pero si era lo que necesitaba para que él aceptara
la prueba de Memory, encontraría una manera de lidiar con ello.

Presionando su frente contra la de ella, él dijo:

—Muy bien —a Memory—. Pero el constructor del escudo tendrá que


ser muy rápido—. El contacto con Memory había sobrecargado el poder
renegado; las oleadas venían una vez cada minuto ahora, cada nueva ola
causando otra grieta en sus escudos.

Él se estaba conteniendo, pero apenas.


Memory se movió para hablar con su compañero, sus cabezas casi
tocándose. Después de una conversación corta, Alexei Harte pasó su mano
sobre sus rizos antes de girarse a Selenka.

—Necesito hacer una llamada. Si tengo aprobación, tendrás que


permitir a uno o dos más cambiantes depredadores en tu territorio.

—Hazlo.

A solas con Selenka cuando la otra pareja se movió al final del patio
para hacer la llamada, Ethan deslizó su mano en su cuello, debajo de su
cabello. Ella inclinó la cabeza para sostener su mirada con ferocidad, su
cabello capturando la luz solar. Fuego rosa y púrpura y seda obsidiana, se
deslizó sobre su mano.

—¿Qué pasa si Memory está equivocada y me pierdo a mí mismo


cuando permita que el poder renegado se libere? —Era una pesadilla que lo
perseguía—¿Qué pasa si olvido quién soy y me convierto en el despiadado
asesino al que Ming entrenó?

—Entonces te ejecutaré— La mano de su compañera se convirtió en


garras sobre su pecho, sus palabras ásperas, dura— No permitiré que te
conviertas en un asesino. Es una promesa de tu compañera.

Ethan sabía muy dentro que mantener esa promesa la rompería en


forma que nunca sanarían.

—No —Apretó su agarré—. No tú. No puedes ser tú.

Cuando ella lo miró sin la menor indicación de cambiar de idea, él


jugó sucio.
—No permitiré la prueba a menos que estés de acuerdo en delegar la
tarea al escuadrón.

Un siseo de aire entre sus dientes, sus garras presionando más


profundo

—Esto no es una negociación —Fue un gruñido.

—Y tú no eres mi alfa —Él sostuvo esos ojos de lobo—. Acepta o


cancelaré esto justo ahora.

Con sus mejillas cortando contra su piel, ella dijo:

—No olvidaré esto.

Él esperó.

—Bien —Una palabra sacada entre dientes—. Testarudo zaichik.

Encogiéndose de hombros, presionó su frente contra la suya otra vez.

—Tu zaichik.

Esa garra empuñó su cabelló.

—Sí. Y no lo olvides —Una aguda mordida en su labio inferior antes


de que se girara hacia Alexei y Memory, quienes caminaban de regreso.

—Sascha aceptó hacerlo —Alexei deslizó su teléfono, sus siguientes


palabras dirigidas a Ethan—. Necesita un teletransportador en esta
ubicación, dado que no está en la PsyNet y no puede acceder a tu menta de
esa forma.
Solo podía estar hablando de una Sascha. Sascha Duncan, cardinal
empática, hija de la Consejera Nikita Dunkan y desertora en el clan de
leopardos DarkRiver. Y, aparentemente, una constructora de escudos.

—Preguntaré si un trasportador está libre.

La voz de Aden entró en su mente al mismo tiempo: Te necesitamos.


Kaleb puede usar un bloqueo de tu rostro si estás dispuesto.

La cabeza de Ethan palpitaba por otra oleada, pero él solo había


escuchado esa clase de urgencia en la voz de Aden en emergencias
mayores… a pesar de que nunca antes lo habíaregistrado realmente. En el
gris entumecimiento en el que había vivido, no le importaba nada.

A veces, creía que era un psicópata de roca fría.

Hoy, escuchó tanto la urgencia como el cansancio, quería solo ayudar


a este hombre que había luchado por él cuando Ethan no podía luchar por
sí mismo.

Cinco segundos. Tomando la mano de Selenka, se apresuró fuera del


patio y a través del sede principalpara llegar a la entrada pública.

Apenas tuvo tiempo para decir:

—Emergencia crítica. Me teletransportarán —Antes de que Kaleb


Krychek apareciera frente a él. Los ojos del cardinal telequinético eran de
un negro puro, como si combinara con su traje negro. Su cabello estaba
inusualmente desordenado, la chaqueta de su traje desabotonada.

Cuando Ethan miró a Selenka, vio el rostro de una alfa que entendía
de decisiones difíciles.

—Ve —dijo ella y soltó su mano—. Organizaré el resto.


Krychek los transportó.

E Ethan aterrizó en una zona de locura. Gritos llenaban el aire, las


personas caminando alrededor en círculos con sus manos en las sienes
mientras se lamentaban. No tenía idea del número, pero era lo
suficientemente grande para que la asistencia disponible no fuera
suficiente. Los caminantes que se lamentaban, de todos modos, eran los
más calmados. Otros rodaban en el suelo tratando de sacarse los ojos, o
golpeaban sus frentes en el asfalto.

—Pensé que teníamos una solución a esto — dijo, habiendo visto


imágenes de tales escenas de terror antes del surgimiento del Panal.

No esperó a que Krychek respondiera, solo envió un mensaje


telepático: ¡Cierren los ojos! En una banda ancha.

Las Flechas obedecieron a la vez, como lo hizo Krychek, e Ethan soltó


su luz. Tuvo que hacerlo otras tres veces, en sucesión rápida, Krychek
transportándolo a diferentes áreas de la calle antes de que tuviera a todos
los afectados, pero solo tomó segundos.

—Útil —Krychek murmuró, mirando a los cuerpos desplomados en la


calle—. Pude haberte usado durante los ataques anteriores.

—No era funcional durante esos incidentes. —Había estado más que
catatónico en aquél entonces, viendo el mundo a través de un velo gris tan
pesado que había sido un murmullo distante—¿Dónde está tu asistencia
empática?

—Exhausto —Una sola palabra plana—. El Panal está tomando más


y más de su energía para mantenerse, no queremos liquidarlos cuando los
necesitamos tanto.
El mortífero cardinal se inclinó a lado de uno de los caídos.

—Esto no es igual a los brotes anteriores, muchos de aquellos


individuos atacaron a otros, pero aquí, toda la violencia estaba autodirigida.
No solo eso; ellos confinaron la violencia en su cabeza, casi como si
estuvieran tratando de sacar a un intruso fuera de sus cerebros.

Ethan se fijó en las heridas individuales, vio que Krychek estaba en lo


cierto. Las personas no solo habían atacado sus propios ojos; habían
arrancado pedazos de su cabello y, en un caso más horrible, había empujado
un implemento afilado a través de un oído.

—¿Has revisado la PsyNet?

—Nada, ninguna indicación de infección.

Un tipo de hormigueo en la parte trasera de su cerebro, Ethan miró


alrededor hasta que vio un rostro familiar. Abbot, le dijo con telepatía, ¿Qué
área de la PsyNet se relaciona con esta ubicación? Él no reconocía los
edificios, y las personas a su alrededor eran una mezcla de etnias, nada en
sus rasgos o ropa que le indicara una zona en particular.

Estamos en Hamburgo, el otro hombre respondió, sus ojos azules


vívidos incluso desde la distancia. Sector 17, te enviaré un mapa, pero no
hay nada que ver aquí.

A pesar de la fría confirmación de la declaración de Krychek, Ethan


esperó solo hasta que tuvo el mapa para entrar al área de la PsyNet que
correspondía a esta ubicación. Lo que vio lo tuvo luchando: Aden, Krychek,
la PsyNet aquí está repleta de parásitos. ¿Cómo es que ambos no lo habían
notado?

Dos mentes brillantes aparecieron a su lado.


—No veo nada —Aden dijo—¿Qué ves tú?

—Les enviaré una imagen —Ethan envió lo que veía a ambos, dándose
cuenta muy tarde de que quizás no había nada que ver, y él estaba
imaginando las pequeñas criaturas brillantes con múltiples pies que se
arrastraban en las mentes de esta área. Las oleadas de poder no habían
disminuido. Era posible que el poder del Escarabajo se hubiera liberado y él
estuviera alucinando.

Su estómago se apretó mientras esperaba a que los dos le dijeran que


la imagen enviada estaba en libre de cualquier cosa relevante. Pero la voz
medianoche de Krychek dijo:

—Esto es perturbador. ¿Puedes capturar sin peligro a uno de los


parásitos?

Exhalando, Ethan rápidamente construyó una pequeña caja de


seguridad. Dichas cajas usualmente eran usadas para conversaciones
privadas, pero no había razón para no usarlas para contener una de las
criaturas. Lo que eran, él no podía comprender, la PsyNet era un lugar de
mentes e información, nada más.

Colocó la pequeña trampa cerca de una mente infestada, y una de las


criaturas simplemente cayó dentro. Cerrándola, dejó la caja en el lugar.

—Me pregunto si un empático será capaz de ver lo que tú ves —


Krichek musitó—. Le preguntaré a uno cerca.

La E respondió rápidamente, confusión en su voz mental cuando ella


dijo:

—Veo mentes en la PsyNet. ¿Me estoy perdiendo algo?

Ethan espero hasta que la E se fue para decir:


—Pregúntale a Memory Aven-Rose —Ella no era como otros E y su
mente estaba conectada a la suya en una forma que él no entendía; el
impacto de ese contacto continuaba fracturando sus escudos.

Krychek o Aden debían tener un contacto telepático directo para ella,


porque apareció en la PsyNet momentos después.

—¿Qué son ESOS?

Su estremecimiento estaba en sus palabras, un hecho que Ethan no


hubiera creído si no lo hubiera escuchado. Como sea, él simplemente estaba
contento de que alguien más pudiera ver las criaturas. Por lo que todos
sabían, era posible tomar una instantánea telepática de una alucinación.

—¿Los ves?—Preguntó, para estar seguro.

—¿Las pequeñas cosas rastreras que se están comiendo las mentes


de las personas? ¿Cómo podría alguien ignorarlos?

—Lo discutiremos después —Kaleb dijo—. Por ahora ¿eres capaz de


limpiarlos de la Red?

Una pausa larga antes de Memory se encogiera de hombros otra vez,


o era como se sentía para Ethan cuando ella habló.

—Mientras no tenga que tocarlos. Déjame traer mi cepillo.

Él no entendía esa referencia, pero luego vio la PsyNet ondular con un


arcoíris de medianoche, un tiempo después el área estaba limpia de los
parásitos.

—¿Qué hay del que atrapamos? —Ethan señaló la pequeña caja de


seguridad psíquica —Sigue viva—. Podía sentirlo, un pequeño escozor en el
fondo de su cabeza.
—Sí, lo hace —Memory sonaba cansada—¿Quieres que yo…?

—No —Krychek dijo—, la mantendremos como una prueba para


confirmar quién puede ver los parásitos y quién no.

—Asegúrate de contenerlo —fue la orden de Memery antes de


desaparecer de la Red.

El poder obsidiana de Kaleb encerró la caja de seguridad.

Dentro de Ethan, el lazo de apareamiento pulsó con un gruñido de


lobo, su compañera sintiendo su incomodidad. Orgullo de ser suyo se
extendió por sus venas, y estaba a punto de desaparecer de la PsyNet para
que pudiera regresar a casa… pero entonces todo el infierno se desató. La
mente de Krychek desapareció, solo su voz estalló en el cráneo de Ethan un
segundo después: Tenemos un segundo sitio. La PsyNet coordina lo siguiente.
Busca los parásitos.

Ethan se apresuró a la ubicación a lado de Aden, sus mentes


montando las corrientes de la PsyNet en una forma que no podía explicar
excepto decir que era como montar el viento. Se detuvieron poco tiempo
después, dejando caer una espada de luz a través del camino de Aden para
detenerlo, también. Sus mentes no estaban ancladas a esta área y eso
probablemente los mantuviera seguros del contagio, pero no tenía sentido
tomar un riesgo innecesario.

Aden se retrocedió.

—¿Hay parásitos presentes?

—Un número masivo —Adhiriéndose a las mentes como hormigas en


un hormiguero… y al mismo tiempo, vio su forma, entendió la verdad—.
Tienen la forma de escarabajos.
Aden estaba en silencio, como si estuviera recibiendo información de
múltiples fuentes.

—¿Cuál es la situación en el suelo? —Ethan pregunto al líder del


escuadrón.

—Tres fatalidades auto infligidas antes de que Kaleb pudiera llegar, y


el caos incrementa a pesar de nuestros esfuerzos.

—Voy a…

—No, Ethan —Aden dijo—. Puedo notar que tu poder se está


desvaneciendo y necesito que hagas algo antes de que pares para
recuperarte. Memory ya está cerca de agotarse y no podemos tenerla
totalmente fuera de comisión, y como actualmente tú eres la única persona
además de ella que pude ver los parásitos, quiero que veas si puedes
afectarlos.

Ethan no tenía nada en contra de intentarlo, pero ya tenían un


problema práctico.

—Mi habilidad solo trabaja con luz.

—Hay luz aquí.

Observando el cielo nocturno de la PsyNet, Ethan miró nuevamente.


El suave brillo dorado del Panal. La llama de todas aquellas mentes
vivientes. Incluso el pulso parpadeante de los parásitos. Accediendo a la
parte de su mente que creaba la luz que aturdía sin causar daño, se imaginó
barriéndola a través del plano psíquico.

Solo en el último minuto pensó en advertir a Aden que cerrara su ojo


psíquico.
Luz brilló contra el negro de la PsyNet y tuvo un momento para
pensar, puedo crear belleza, antes de que la estela se desvaneciera en la
nada.

Los parásitos habían dejado de moverse, aturdidos, como sus


objetivos lo estarían en el plano físico. Tan aturdidos que se desprendieron
de sus huéspedes involuntarios, dejaron de hurgar a través de los escudos,
y simplemente yacieron en la tela de la PsyNet.

Ethan, su propio poder cerca de llegar a un punto crítico, usó una


fina cuchilla de luz calibrada para matar barriendo sobre una sección de las
criaturas. Los bichos murieron, sin desaparecer como lo habían hecho con
Memory, sino quemándose en nada. Pequeños destellos a lo largo de la
cuchilla de luz, la Red limpia en consecuencia.

Su mente dolía a pesar de que las oleadas finalmente se habían


detenido, uso los últimos vestigios de su poder para eliminar el resto de las
criaturas. Tomó varios pinchazos para los últimos, pero se aseguró de
sanitizar el área entera.

—Necesito regresar con Selenka —su cuerpo estaba cerca de


apagarse.

Krychek estaba esperándolo cuando se desvaneció de la PsyNet y,


después de echar un vistazo a su rostro, lo transportó directo a Selenka.
Ella estaba en medio de una gran serie de árboles, tenía una garra
deslizándose hacia Kaleb antes de que notara a Ethan. El telequinético se
transportó fuera incluso mientras ella detenía su asalto.

Y la visión de Ethan se desvaneció.

—¡Ethan! —La voz de su compañera fue lo último que escuchó antes


de que su cuerpo cayera en el suelo del bosque.
Capítulo 31
Ethan esta inconsciente. Inicien las salvaguardas.
—Aden Kai al Escuadrón Flecha.

El lobo de Selenka seguía gruñendo por la repentina aparición de


Krychek cuando Ethan cayó y a ella no le importó ninguna otra jodida cosa.
Había estado una fracción lejos para atraparlo y ahora él yacía inmóvil en
la alfombra de hojas, la temprana luz del atardecer desplegando sombras
moteadas en él a través del follaje.

Estaba entretenida con las plataformas de noticias después de que


Ethan se transportara lejos con Kaleb y supo a dónde había ido. Era obvio
que no regresaría pronto. Así que había hablado con Memory acerca de
seguir en contacto en el instante en que Ethan regresara, entonces había
regresado al territorio de la guarida, apartada de sus tenientes, la muerte
de Emanuel era una herida abierta, y su clan la necesitaba cerca.

Y su compañero era una Flecha. Sabía que la encontraría. Solo no


esperaba que el telequinético más poderoso del mundo le diera un aventón.
Valentín y ella sabían bien que el cardinal podía obtener bloqueos tanto de
rostros como de lugares, pero Krychek era un operador político inteligente y
nunca antes usó esa habilidad para violar sus territorios.

Como sea, en este caso, Selenka perdonaría cualquier intrusión.

Cayendo sobre sus rodillas a lado de donde Ethan había caído, captó
el olor de hierro húmedo, pero no era su nariz la que sangraba. Una lágrima
carmesí había escapado de la esquina de un ojo, mientras un rastro del ojo
más cercano al suelo del bosque ya estaba haciendo un trazo por su rostro.
Con el lobo revolviéndose en su piel, revisó su pulso, lo encontró débil
pero constante. Su compañero había sufrido una herida psíquica, una en la
que ella no podía ayudar. Pero… Ethan pudo haber pedido ser llevado a
cualquier otro lado. Kaleb lo había traído aquí porque Ethan quería volver a
casa. A su compañera.

Abrumada por una ternura profunda, se inclinó para presionar un


beso en su sien, entonces uso el borde de su camiseta para limpiar la sangre
de su rostro. Significaba algo que él confiara en ella para verlo en su estado
más vulnerable. Se dio cuenta de que habría hecho la misma elección en las
mismas circunstancias, Ethan la cuidaría y nunca vería debilidad en su
vulnerabilidad. Justo como ella veía a este Flecha mortífero incluso ahora.

—Estoy aquí, Ethan —Con su garganta gruesa, revisó su pulso de


nuevo, entonces se sentó a su lado de manera que parte de su cuerpo
siempre tocara el suyo mientras sacaba su teléfono e hizo una llamada, ella
necesitaba información fundamental antes de contactar al escuadrón.

—Selenka ¿Qué puedo hacer por ti? —Silver dijo en esa nítida, clara
voz suya.

—Creo que Ethan ha freído su cerebro ayudando con los recientes


brotes. ¿Qué puedo hacer para ayudarlo a sanar?

—¿Tu compañero está inconsciente?

Selenka no se molestó en ser precavida; Silver era la compañera de


un aliado y una aliada suya por derecho propio, ella no le daría a Selenka
mala información.

—Sí. Lágrimas de sangre en ambos ojos.


—Probablemente no es tan malo como luce —La fría voz de Silver
prácticamente era calmante—. Suena para mí como que se ha apagado, eso
ocurre cuando forzamos nuestras mentes tanto que provoca un corto
circuito en el plano psíquico. Puede que se rompan algunos vasos
sanguíneos en sus ojos dependiendo de la presión involucrada.

Selenka tenía la sensación de que las lágrimas tenían que ver con otro
tipo de presión combinada.

—¿Es vulnerable en la PsyNet?

—Los apagones nos dejan vulnerables ante la instrusión psíquica,


pero dado que es una Flacha, estoy segura de que debe estar a salvo. Dame
un momento. —Se fue durante varios segundos—. He hablado con mi
contacto Flecha en la EmNet. No fue cooperativo hasta que señale que
estaba preguntando en tu nombre. Recibirás una llamada directa pronto.

El teléfono de Selenka indicó una segunda llamada entrante, de la


línea oficial que el escuadrón usaba para la Trinidad.

—La tengo, Spasibo, Silver —Colgando, tomó la llamada.

—Mi nombre es Axl, —la voz masculina declaró—. Nuestros


compañeros flechas y yo hemos rodeado la mente de Ethan en la PsyNet.
Nadie atravesará sus escudos.

La tensión en el pecho de Selenka no se aflojó. Odiaba ser incapaz de


protegerlo ella misma. Pero Axl no había terminado.

—Hay un inusual escudo inmediatamente alrededor de la mente de


Ethan que no parece ser Psy y está enviando señales agresivas de “acércate
y morirás”
Una sonrisa curvó los labios de Selenka. Su lobo se mantenía en
guardia por su compañero.

—¿Hay algo que pueda hacer para hacerlo más fácil para él?

—Mantén su cuerpo seguro y asegúrate de darle una gran cantidad


de nutrientes líquidos y barras cuando despierte. Estará extremadamente
enervado21. Podría tomar alrededor de cuarenta y ocho horas para que
recupere su fuerza psíquica. Debería, de todos modos, despertar mucho
antes que eso.

Selenka había limpiado las lágrimas de sangre, pero seguía oliendo la


sangre de su compañero, seguía viendo su dolor.

—Spasibo.

—Estoy feliz de asistir. —Quizá era su imaginación, pero la voz de Axl


parecía un poco más áspera—. Contáctame si necesitas cualquier otra
información, o si necesitas un médico Psy. Te enviaré un mensaje con mi
código directo después de colgar.

Asintiendo a pesar de que el Flecha no podía verla, Selenka terminó


la conversación, entonces limpió una nueva gota de sangre que estropeaba
el rostro de Ethan.

—¿Cómo, amante mío, te meteré a la guarida? —Él no querría que las


personas lo vieran de esta forma, pero ella lo quería seguro y cálido dentro
de los muros de piedra en su hogar.

Axl sin duda proveería asistencia de transporte si lo pidiera, pero eso


involucraría darle a una Flecha coordinadas visuales dentro de su guarida.

21 Enervado: debilitado. Las flechas son muy formales, y es lo que Nalini quería

expresar.
Eso no pasaría. Sabía que Ethan estaría de acuerdo con su decisión.
Lo cual la dejaba con una opción.

Sacó su teléfono otra vez.

Oleg apareció casi cuarenta y cinco minutos después. Ella había


pasado todo ese tiempo viendo a Ethan respirar, la espereza de su presencia
un alivio dentro suyo.

—¿Qué ocurrió? —Rápidamente poniendo en el suelo todas las


provisiones que había traído para ella, el sanador se apresuró.

—Un apagón psíquico —No obstante, se movió a un lado para que


Oleg pudiera correr sus manos sobre Ethan buscando cualquier herida
física.

—Huelo sangre, Selya.

Cuando le dijo sobre la hemorragia, levantó los párpados de Ethan


para revisar.

—Esto no es de ayuda. Sus ojos se han vuelto completamente negros.


—Suspirando, el sanador se inclinó más cerca—. Pero no huelo sangre
fresca, así que ya no continúa sangrando —Una mirada hacia ella—. Él
debería estar en la enfermería.

—Oleg.

El lobo más viejo sonrió.

—Sí, sí. Tu compañero no debería ser visto de esta forma.


—No es porque sea mi compañero. Es debido a que es Ethan. —
Privado, contenido, receloso de compartir parte de sí mismo; ella no le
quitaría esa elección—¿Trajiste todo?

—Sí, la tienda plegable, las mantas para dormir, comida y bebida. He


dejado un paquete un poco más lejos, tuve que hacer dos viajes desde la
guarida para no llamar la atención.

—Lo conseguiré —Selenka presionó otro beso en la mejilla de Ethan—


. Cuídalo, Oleg. Él es importante para mí.

Después de regresar, armó la tienda con un color destinado a


mezclarse con los alrededores y suavizó el suelo con pilas de hojas suaves
antes colocar las mantas para dormir sobre ellas. Con todo en su lugar se
dirigió hacia Ethan y colocó su brazo derecho alrededor de sus hombros,
mientras deslizaba su otro brazo alrededor de su espalda.

Oleg hizo lo mismo con el costado izquierdo de Ethan.

Dado que el sanador había visto incluso a Selenka en su peor


momento, no sintió conflicto alguno o culpable por dejarlo ayudarla en
meter a Ethan a la tienda. Una vez que tuvieron a Ethan entre las mantas,
puso una almohada en su cabeza hecha de otra manta enrollada.

—Selya —La voz de Oleg fue gentil, su mano incluso más contra su
hombro—. El lobo de Vedem está peligrosamente furioso. Artem está con él
para asegurarse de que no haga algo estúpido, pero el hombre necesita a su
alfa.

Selenka sabía que el hermano de Emanuel no era el único sufriendo


una reacción tardía. BlackEdge continuaba roto y perdido.

—¿Cómo podría dejar a mi compañero?


—¿Qué diría él? —Oleg preguntó, sabio y amable.

Selenka cepilló el cabello de Ethan fuera de su rostro.

—Que una reina no debería entender a su caballero. Que el trabajo


del caballero es el de respaldar a su reina —Ella gruñó profundamente en
su pecho—. Es la persona más obstinada que he conocido.

—Un compañero perfecto para un alfa. —Oleg palmeó su hombro—.


Dormirá por horas. Lo cuidaré mientras tú vas a la guarida.

Cuando ella no se movió, Oleg dijo:

—Este Ethan tuyo, no busca hacerte pequeña. Busca ser tu apoyo


mientras tú te conviertes en una versión más fuerte y poderosa. Veo esto en
él y me da tal alegría.

Se giró hacia Oleg para ver que su mirada contenía una tristeza vieja,
la memoria de una pequeña niña con rodillas raspadas que había trepado
árboles más y más altos en un esfuerzo por ver a las personas que se
alejaban de ella, dejándola atrás como un equipaje no deseado.

—Tu Ethan, él sabe cómo mantener sus promesas a su reina.

Selenka tragó el nudo en su garganta.

—Él no es un compañero que alguna vez imaginé. Y ahora no puedo


imaginar a nadie más para estar a mi lado.

—Necesitando tiempo a solas con él, le pidió a Oleg que saliera de la


tienda.

Entonces removió las botas y calcetines de Ethan, deshizo las


sujeciones de su chaqueta y se las arregló para moverlo lo suficiente para
quitársela. Lo dejó vestido con la camiseta blanca que abrazaba sus bíceps,
y los pantalones que se había puesto esta mañana. Deslizó su cinturón fuera
de sus pantalones, pero no fue más allá. Ethan no querría despertar
desvestido en una situación desconocida.

—Regresaré pronto —Ella lo dejó con un beso.

Le causó un dolor físico. Frotó su mano sobre su pecho mientras


corría. Hacía poco tiempo de conocer, y él ya había roto a través del muro
que la pequeña niña abandonada había construido. Que el pudiera dejarla
seguía siendo una cuchilla colgando sobre ellos, pero no sería un abandono
hecho por elección. Eso importaba.

El pequeño rostro de Zhanna fue el primero que vio cuando entró al


claro frente a la guarida. La pequeña estaba se asomaba desde la puerta,
sus ojos buscando y su rostro abatido. Iluminándose al ver a Selenka, hizo
un sonido feliz y corrió hacia ella… Cambiando en un cachorro de lobo
mientras corría.

Selenka se agachó para sostener a la cálida forma en sus brazos y


puso un beso en su pelaje. Mordisqueándole feliz, Shanna frotó su cabeza
contra el cuello de Selenka, haciendo pequeños sonidos de alegría excitada
que detonaron cada instinto protector en el cuerpo de Selenka.

Vadem estaba gruñendo cuando lo rastreó hasta el otro lado de la


guarida, pero una mirada a Zhanna lo tuvo alineándose. Pasando el
cachorro a Artem, Selenka llevó a Vadem a los árboles, en privado. La
agresión emanaba de él, sus garras deslizándose fuera.

A veces, un compañero de manada herido requería de un abrazo.


Otras veces…
Selenka lanzó sus garras hacia él. Él reaccionó instintivamente con
toda la furia reprimida dentro de sí, yendo hacia ella sin contenciones.
Selenka lo encontraba golpe a golpe, puño a puño, a pesar de que tuvo que
contener su rapidez a veces, Vanem era un lobo fuerte, pero era un soldado
veterano y ella era una alfa. Él no podría físicamente derribarla. Por esa
razón él era libre de descargarse con ella de una forma tan violenta.

La agresión física era en parte la razón de que su abuelo decidiera


retirarse. No era por una agresión dirigida a él, de todos modos, porque los
lobos ancianos podían se alfas. En esa situación, eran los tenientes más
jóvenes quienes se encargaban de este tipo de asuntos. Pero solo varios de
los tenientes de Yevgeni Durev habían sido sus compatriotas, él sabía que
Selenka estaba lista.

—O me retiro —él había le dicho—, o te veo irte para comenzar tu


propia manada. Y yo no seré capaz de mantener a mis compañeros de
manada como ellos necesitan, no cuando viene con garras y dientes.

—Dada, no —ella había discutido—, siempre estaré lista para servirte


a tu lado como tu teniente, tomaré esas tareas —Como el resto de la
manada, ella tenía el más profundo respeto hacia su abuelo.

Él había ondeado su mano.

—No soy tan tonto para usar tu lealtad para realzar mi ego, mi fuerte
Selenushka. Ser un buen alfa incluye saber cuándo retirarse para dar paso
al futuro. —Un abrazo que la rodeó de calidez y afección—. Es tiempo.

Ahora ella se estremeció cuando el puño de Vaden capturó su mejilla


en un golpe, pero respondió con una patada que lo tuvo doblándose. Sin
embargo, el enojado y dolido hombre no había terminado aún. Fue hacia
ella en una furia silenciosa. En vez de alejarse, ella se plantó para un
explosivo intercambio de golpes, dejando que Vadem liberara su dolor.
Fue varios minutos después hasta que él finalmente colapsó sobre sus
rodillas, su rostro sangrando por un corte sobre su mejilla y su ojo izquierdo
ya hinchándose. Dejándose caer a su lado, Selenka solo esperó. Él dejó salir
un rugido de dolor antes de refugiarse en sus brazos.

Sus nudillos estaban amoratados y cortados, pero el resto de ella en


buena condición, Selenka sostuvo a Vadem mientras lloraba hasta que ya
no le quedaron más lágrimas. Entonces lo acarició y susurró:

—Los encontraremos. No habrá piedad —Fue una promesa mortal de


una alfa.
Capítulo 32
Incluso los alfas cometen errores, Selenushka. Siempre recuerda eso.
Antes de que nacieras, confié en un compañero de la manada para hacer un trabajo
en nombre de la manada, y él traicionó a BlackEdge robando. Un error como ese debería
haberme aplastado si hubiese pensado que yo era perfecto y me creyera algún tipo de alfa
de alto estándar. En su lugar, acepté que no puedo ver en el corazón de cada lobo, e hice
lo que pude para arreglar el daño resultante.
Cometerás errores, también. Nunca serás una alfa perfecta. Tal cosa es un producto
de la imaginación. Lo que puedes es ser una alfa que está lista para permanecer de pie por
y para tu clan, la loba dispuesta a tomar los golpes más duros, y la loba que aprenderá y
continuará, ganando sabiduría, fuerza y coraje.
—Yevgeni Dureva Selenka Dureven su último y primer día como alfa de
BlackEdge.

Estaba oscuro para cuando emergió de los árboles, con Vadem a su lado.
Él se estremeció, frotando su mandíbula.

—Ma me va a matar.

Selenka le palmeó el hombro.

—Acabas de sobrevivir a un combate con tu alfa. Solamente sangrarás


y te romperás un poco hasta que ella decida dejarlo.

Una sonrisa repentina, el rastro del hombre detrás del dolor.

—Sé que me lo pusiste fácil —Pero él lucía orgulloso de todos modos—


. Llegué a ti un par de veces —Una pausa—. Govno, tu compañero va a
matarme.

La necesidad arraigada en sus venas, Selenka de todos modos forzó


una sonrisa.

—Tu madre te protegerá —ella dijo mientras partían cerca de la


entrada a la guarida, donde Loyal estaba sentado, esperando por Ethan.
Selenka lo acarició.

—Iremos a verlo juntos —ella prometió al perro antes de entrar a la


enfermería para que Ivina pudiera revisar su espalda.

—Una buena sanación en progreso —la otra mujer dijo, antes de


poner una banda limpia encima. —No deberías necesitar esto después de
hoy.

—Echó una mirada crítica a Selenka —Puede que termines con un


ligero moretón en la mejilla, pero no necesitas ningún trabajo ahí.

Dejando la enfermería con Loyal a su lado antes de que la sanadora


pudiera ver sus nudillos y armara un lío, Selenka encontró a Alia, quien le
señaló a un grupo de soldados aprendices.

—Los cachorros están dolidos —su teniente dijo.

Mientras se sentaba con los jóvenes de su manada, se aseguró de


darles confianza sin necesidad de utilizar palabras en específico, Selenka
sintió un enorme orgullo estirar su corazón de alfa. Podrían estar enojados
y tristes justo ahora, pero debajo de eso había un núcleo de coraje y amor.

—Son despistados —una chica murmuró cuando la conversación


cambió a Zivko y los otros lobos en el grupo de intrusos—. Ninguna
disciplina en sus lobos. Una de hecho trató de golpearme y puso su mano
en mi brazo. —Su labio se curvó —Lo dejé sobre su trasero y rasguñé su
rostro una buen cantidad —Un rápido vistazo a Selenka— Lo siento, sé que
se supone que no debemos lastimarlos físicamente.

Selenka alzó una ceja.

—No lo sientes —Ella se carcajeó cuando la chica bajó la cabeza—. Y


él asumió privilegios de piel con una hembra lobo. Si es tan despistado como
para no saber que eso es una invitación para ser destrozado, lo merecía —
Nadie ponía sus manos en alguien más sin permiso. A menudo, ese permiso
implicaba comunicación no verbal de lobos, pero siempre existía.

—Aún así —ella dijo—. Haré que Margo hable con ellos para hacer
esas reglas claras.—La arrogancia juvenil podía ser perdonada si los
intrusos estaban dispuestos a aprender, y ella haría eso por Emanuel, quien
quería tanto ayudar a esos cambiantes perdidos.

—No pueden haber tenido muy buenos alfas si no saben las cosas
básicas —Ilaron frunció el ceño—. Casi siento algo de pena por ellos. Quiero
decir, nosotros te tenemos a ti —Un rubor—.Ventaja total.

Selenka palmeó su mejilla con una sonrisa afectiva, el chico tenía un


enamoramiento dulce con ella, pero lo superaría, así como ella había
superado su enamoramiento por uno de los tenientes de su abuelo.

—Ya veremos si podremos reformarlos.

—¿Incluso cuando trataron de lastimarnos?

—Depende de las elecciones que ellos tomen ahora —Selenka dijo con
honestidad—. Veremos lo que hacen con la oportunidad que se les ha dado.

La conversación siguió, cambiando a otros asuntos.

—Tu compañero es guapo— Un comentario fresco de una Katina con


hoyuelos.

Sonrisas se expandieron alrededor del círculo.

—Incluso mejor —Ilaron murmuró—, él es letal.


Con su pecho apretado, Selenka mantuvo una fachada intacta hasta
que la conversación terminó. Entonces fue a ver a Dia, la amada de
Emanuel. La gentil sumisa estaba en los cuarteles de sus padres,
acurrucada en la cama con sus mejores amigas a su lado, todas ellas en
forma de lobo.

Saltando cuando su alfa entró a la habitación, ella esperó solo hasta


que Selenka estuvo sobre la cama para poner su cabeza en el regazo de
Selenka. Selenka la acarició mientras las amigas de Dia se movían para
tener contacto con su alfa, también. La única misericordia en todo esto era
que la relación de Dia con Emanuel apenas estaba comenzando.

La loba con el corazón roto se recuperaría, a pesar de que tomaría


mucho tiempo.

Selenka se recuperaría, también, pero siempre cargaría un agujero en


su corazón. Eso era lo que significaba ser alfa. Cargar con todo el clan en tu
corazón… incluso con los que se iban.

Era tarde cuando dejó a Dia, pero se comunicó con Margo antes de
salir. Su especialista en seguridad no tenía noticias nuevas para ella, las
Flechas estaban compartiendo toda la información de la persona que había
admitido haber asesinado a Emanuel, pero por mucho, ese individuo
permanecía como un fantasma.

—Algo de lo que Crey dijo sobre su conversación con el asesino me


tiene mirando a los Discípulos —Margo le dijo, sus ojos azules duros—. Pero
Ivo excavó profundo en sus finanzas e historia, y no tenemos pruebas
contundentes. No quiero cegarme a mí misma concentrándome solo en ellos,
pero están en mi punto de mira.
Selenka no se enfureció por la falta de progreso; sus lobos eran
cazadores implacablemente despiadados, así como las Flechas. El asesino
sería encontrado, y el castigo sería duro.

—Necesito hablar con Blaise de todos modos —dijo—. Veré si puedo


conseguir algo ahí.

—Sé cuidadosa, él tiene esa amable, educada fachada, pero nadie


forma lo que bien podría ser un culto sin tener delirios de grandeza.

—Si Blaise tuvo algo que ver con herir a Emanuel —Selenka dijo con
un gruñido—, él rogará la muerte antes de que venga —Con fría
determinación en su corazón, ella finalmente salió de la guarida.

Loyal trotaba a su lado.

Las estrellas eran brillantes sobre su cabeza mientras ella respiraba


el aire nocturno, y supo que los centinelas más cercanos notarían su salida,
pero nadie le negaría correr. Y correr es lo que hizo, a través de la fría
oscuridad en la sombra de los árboles que se habían mantenido por
generaciones antes que ella y que permanecería durante las generaciones
por venir.

A pesar de su necesidad de llegar a Ethan, tuvo cuidado de mantener


su ritmo en uno que su mascota rescatada pudiera mantener.

Oleg estaba sentado justo afuera de la tienda cuando ella llegó. Se


levantó con un gruñido teatral, mientras Loyal aullaba felizmente y corría
para olfatear hasta entrar a la tienda, su cola balanceándose rápidamente.

—Oh, estos huesos no están destinados a sentarse en el suelo.

Dado que había visto a Oleg corriendo sobre rocas el otro día, Selenka
no se lo tomó en serio. Lo abrazó, y fue abrazada de vuelta.
—Me quedaré por las próximas cinco horas, regresa al amanecer.

El sanador se fue sin más palabras, consciente del doloroso tirón del
lazo de apareamiento. Gateando dentro de la tienda en el instante en que
estuvo sola con Ethan y Loyal, quien se sentó atentamente a los pies de su
maestro, Selenka se enroscó a su lado. La noche era clara y no muy fría, de
esta forma podía estar con Ethan y al mismo tiempo reaccionar rápidamente
ante una amenaza.

Quitándose los calcetines y las botas, también se deshizo de su


segunda chaqueta favorita. Era una loba, podía dormir desnuda en el
bosque sin enfermar, pero se guardaría el dormir desnuda para cuando su
compañero estuviera consciente. Era una sacudida de placer ver los ojos de
Ethan beberla, sentir sus manos recorrer su cuerpo a su manera, como si
ella fuera una grandiosa obra de arte que se le había permitido tocar y no
podía creerlo.

—Duerme —Ella le dijo a Loyal, acariciando su cabeza para


asegurarlo.

Entonces, yaciendo al lado de su compañero como había querido


hacer desde hace varias horas, puso su mano en su pecho, cerró los ojos, y
lo escuchó respirar. Se durmió con ese sonido y con el latido de su corazón
debajo de su palma, en paz incluso en medio de su preocupación y dolor
porque estaba con él.

Selenka llevó a Gregori con ella para encontrarse con Blaise la mañana
siguiente. Fue una decisión deliberada de su parte el invitarlo, el líder de la
iglesia había reaccionado agresivamente a Gregori desde el principio. Oh,
Blaise lo había ocultado detrás de una astuta sonrisa y bonitas maneras,
pero Selenka no era alfa porque era estúpida.
—¿Cómo lo están haciendo nuestros prisioneros?—preguntó mientras
conducía fuera del territorio de la guarida.

—Se atienen a las reglas —Su teniente veterano se acomodó en el


asiento del pasajero—. Probablemente porque están bajo constante
vigilancia de lobos gruñones.

—Bien. —Las cosas se pondrían peor para esos perpetradores antes


de que pudieran mejorar—¿Conseguimos más detalles de sus planes?

—Solo la confirmación de que no tenemos a la mente maestra, los


humanos y Psy en el grupo no tienen aprecio real por nuestra capacidad de
escucha y siguen susurrándose unos a otros, preguntando a quién se le
ocurrió la idea del fuego, se han dado cuenta de la estupidez de ello y están
cabreados, pero nadie tiene idea. —Gruñó cuando ella tomó una curva
demasiado rápido —¿Dime otra vez cómo conseguiste tu licencia de
conducir?

—Gatito miedoso.

—Consciente de la seguridad —El tiró de los lados de su chaqueta


inexistente—. Mientras que Zivko, él se dio cuenta de que fue manipulado,
puedo ver una furia más fría y dura creciendo dentro de él.

Eso podría ser bueno o malo para el desarrollo del joven lobo; todo
dependía de lo que hiciera con la furia.

—¿Aún mantienes un ojo en él?

—Sí, y cuando no estoy ahí, uno de los otros dominantes veteranos lo


hace. Sería una lástima perderlo, perder a cualquiera de ellos, cambiante o
no —Apretó sus puños sobre sus rodillas—. Emanuel estaba muy interesado
en ellos.
Calor quemó en los ojos de Selenka.

Tragándose la emoción, dijo:

—Haremos lo mejor que podamos para abrirles los ojos —Era


demasiado pragmática para no aceptar que algunos no querrían ver otra
verdad más que la que ya habían comprado, Blaise tenía cierto carisma y
una habilidad para hablarle a una persona como si realmente importaran.
Lo que Selenka consideraba como un acto bien practicado inspiraba
increíble devoción entre su rebaño.

Un número de ese rebaño estaban en el frente cuando Selenka llegó


al portón de la iglesia. Más de uno le lanzó una mirada hostil, pero cada uno
de los individuos bajó la mirada en el instante que ella hizo contacto visual,
y el portón se abrió sin problema.

—¿Viste eso? —ella murmuró a Gregori después de haber manejado a


través del portón.

—¿La seguridad reforzada? —Su teniente golpeteó su dedo en el borde


abierto de su ventana, sus tatuajes brillantes en la luz del sol y sus ojos
atentos a sus alrededores—. Costoso. Pero Blaise tiene una cuenta bancaria
buena y gruesa.

Iva había conseguido rastrear el dinero a herencias y otras riquezas


traídas por la congregación, incluyendo una porción masiva dejada a la
iglesia por una feligresa que había muerto repentinamente hace dos años,
mucho antes de que los Discípulos del Refugio vinieran a Moscú. Había sido
designado como una muerte natural, pero Selenka tenía dudas sobre la
eficacia de la investigación.

Porque la muerte de la feligresa había dejado a Blaise con el control


total de sus millones.
—Ahí está —ella dijo, viendo a Blaise saliendo no de la iglesia, sino de
una pequeña casa a la izquierda. Una delgada, y joven mujer parada en el
marco de la puerta, su largo cabello rubio como seda y su rostro con labios
húmedos inundado de admiración.

Gregori silbó.

—Ella es legal, la reconozco de los archivos de espionaje de Margo,


pero la niña solo tiene diecinueve.

Mientras que Blaise tenía cuarenta y tres. Un guapo y bien conservado


de cuarenta y tres… y un hombre que no creía en las líneas morales. Porque
Selenka solo tuvo que tomar una simple respiración después de salir del
vehículo para confirmar que ambos habían estado en un encuentro sexual.
No eran privilegios de piel, ella no llamaría así a este acto. Y no tenía nada
que ver con la diferencia de edad, o incluso el simple hecho de que Blaise
era el líder de este grupo.

Los alfas a menudo encontraban confort o amor con un compañero de


manada.

No, el disgusto de Selenka provenía del hecho que la mujer


obviamente adoraba a Blaise como su líder espiritual. El desequilibrio de
poder era enorme, la brecha ética repulsiva. Sería comparable a ella
eligiendo como amante a un Ilaron de rostro fresco y en deuda con ella. Su
loba curvó su labio en un gruñido.

—Selenka —Los rasgos impresionantemente hermosos de Blaise


estaban colocados en líneas tranquilas, sus ojos verdes plácidos, los
vigilantes del portón obviamente le habían alertado de su presencia—
¿Deberíamos ir a hablar en la iglesia?
—Prefiero quedarme afuera —Ella se cruzó de brazos, separó sus
pies—. Ciertos olores son difíciles de ignorar dentro de un espacio cerrado.

La piel de Blaise se estiró sobre sus mejillas, y ahí estaba, la verdad


que escondía detrás de su máscara serena. No le gustaba que Selenka le
pidiera cuentas, y no era la primera vez que había registrado esa reacción.
Aun no había confirmado si era debido a que era una mujer, o porque ella
era claramente el lobo más dominante.

Por supuesto, ondeó una mano.

—¿Deberíamos caminar?

Selenka avanzó a su lado por la simple razón de que quería a la joven


mujer lejos del alcance auditivo, Blaise no era del tipo amable hacia aquellos
que lo escucharan ser insultado por otro, mucho menos una loba alfa.

Gregori los siguió a una corta distancia.

—Tu gente ha violado nuestra hospitalidad —dijo, manteniendo su


tono civilizado a pesar de que lo que quería era arrancar su maldita cabeza.
Esto no se trataba del enojo, se trataba de señalar a la persona que intentó
dañar a su manada, posiblemente el mismo individuo que había asesinado
a Emanuel—. BlackEdge tiene todo el derecho de sacarte a patadas.

El rostro de Blaise mostró molestia, sus músculos se estiraron, pero


consiguió mantener su voz cuando dijo:

—Ruego clemencia. Este es nuestro hogar ahora, y no deberíamos ser


castigados todos por los errores de unos cuantos jóvenes descarriados.

—Hermano Blaise —Una ágil mujer que se movía con el ritmo de un


entrenamiento marcial, su cabello negro atado en una larga cola, levantó
una mano saludando desde el otro lado del camino—¿Estás bien? —Tenía
una mano en su muslo, el arma no visible, pero Selenka podía oler el aceite
utilizado para limpiar armas de proyectil. Dado que Nomani era el sexto y
último lobo en la congregación, ella debía saber que Selenka podía olerlo.

La amenaza era consciente.

—Sí, Noma —La sonrisa de Blaise fue beatífica—. La alfa Durev y yo


estamos discutiendo sobre el futuro de los Discípulos en Moscú.

Emoción, caliente y oscura, brilló en los ojos de la mujer, pero inclinó


la cabeza.

—Te dejaré con tu conversación.

Esa conversación no duró mucho más, después de lo que había visto


y sentido hoy, Selenka sabía sin dudas que Blaise estaba hasta el cuello en
lo que sea que estaba pasando. Pero necesitaba más información antes de
que dejara caer el infierno sobre su cabeza. Para asegurarse de que él no
sospechara nada, mantuvo su tono implacable mientras terminaba la
conversación.

—Otro “error” de cualquier tipo de cualquiera de tu gente y vendré por


ti.

Pudo sentirlo mirándola detrás de ella mientras caminaba de regreso


al vehículo. Gregori y ella no hablaron de nuevo hasta que estuvieron fuera
de las puertas y en su camino de regreso a la manada.

—Eso nunca surgió en la investigación de sus antecedentes —Gregori


murmuró—. La relación de hermanos, me refiero.

Selenka lo había notado, también, había un hilo familiar en los olores


de Blaise y Nomani, el tipo de hilo formado por la sangre.—Es interesante
que esconda la relación.
—Ambos habían sido cuidadosos de no ser vistos juntos alrededor de
los lobos de BlackEdge —Podría ser otra forma de rastrear su pasado.

—Pasaré los detalles a Ivo y Margo. También quiero una patrulla


constante aquí afuera hasta que decidamos hacer algo al respecto, tengo la
sensación de que están almacenando cosas que nosotros no queremos que
almacenen.

—Alertaré a Valentin y Krycheck —Sus colegas alfas necesitaban


saber de la posible amenaza en su región.

Hizo la notificación tan pronto como regresó a la guarida. Ambos


acordaron dejar a BlackEdge manejarlo, y prometieron asistencia si la
manada lo necesitara. Mientras tanto, Gregori a trabajar con Ivo para ver
qué información podían desenterrar sobre Blaise ahora que sabían que
Nomani era su hermana.

Selenka hizo lo que una alfa tenía que hacer, lo cual incluída una
visita a supervisar a sus prisioneros, y lo hizo mientras luchaba contra la
dolorosa necesidad de ir a su compañero.
La Arquitecta
Para ser un verdadero arquitecto, uno debe aceptar que a veces, las bases tienen que ser
demolidas. Cualquier cosa construida sobre cimientos inestables caerá. Así que derríbalo hasta la
tierra, y comienza desde el principio.
—El renombrado arquitecto Vance Oum (d. 2017)

La mente de la arquitecta se flexionó y estiró, creciendo incluso más


fuerte. A pesar de que había descartado la alerta de Escarabajo, mantuvo
un ojo en sus poderes expandiéndose, atenta ante los signos de locura o
una pérdida de control crítica. No los encontró. Tal vez tenía que ver con sus
décadas de disciplina, porque había notado esos signos de inestabilidad en
otra mente que le había llamado la atención.

Fue fácil encontrar su nombre: Ezra Ree

Fue igualmente fácil desenterrar el lugar donde vivía, su estatus de


trabajo, y detalles personales. Lo que más le interesaba, de todos modos,
eran los relámpagos que podía ver en su mente. Veía los mismos relámpagos
en su propia mente.

Signos de un glorioso despertar.

En contraste con ella, Ezra no parecía estar llevándose bien con sus
nuevos dones, se había reportado enfermo dos días seguidos, a pesar de que
ella no pudo encontrar ninguna evidencia de que hubiera consultado a un
profesional médico. Después de examinar su mente una vez más, decidió
que tomaría el riesgo. Si fallaba, bueno, él estaría lejos de ser la primera
amenaza que había eliminado.

Llamando a uno de sus Tk privado más capaz, hizo que el hombre la


transportara a Dunedin, Nueva Zelanda, pero lo hizo dejarla a unas cuantas
cuadras de su destino. No tenía razones para dudar de la lealtad del Tk,
pero mejor no arriesgarse, los tk con capacidad de teletrasportación no eran
exactamente un recurso abundante.

—Espérame aquí.

—Sí, señora.

Incluso mientras caminaba, telarañas de poder se derramaban de su


mente para expandirse a través de la Red. La Arquitecta veía eso pasando
con lo que los emocionales llamarían felicidad. Ella lo veía como su derecho
de nacimiento.

Ella era la nueva venida de los Psy, la próxima oleada de poder.


Capítulo 33
Tu abuela era la loba más tímida en la guarida cuando comencé a cortejarla. Me di
cuenta de que correspondía mi interés cuando ella comenzó a hornear pequeños postres
para mi almuerzo. Solo uno. Solo para mí.
—YevgeniDureva Selenka Durev (14)

Un día enteró pasó con Selenka pasando dos horas con Ethan y el
resto en asuntos de la manada, incluyendo la caza del asesino. Oleg,
también, fue llamado a la guarida. Así que hizo la llamada para traer a una
persona más. Gregori e Ethan habían formado una conexión, y ella no pensó
que a su compañero le importaría que el otro hombre vigilara.

Y debido a que el estado físico de Ethan la afectaba en un nivel muy


profundo, también tuvo que decirle a Margo y a sus otros tenientes lo que
había ocurrido, llamándolo un “apagón psíquico”, pero les pidió darle a
Ethan y a ella privacidad.

—Sé que puedo confiar en todos ustedes —ella dijo en una oleada de
intenso amor por sus hombres y mujeres— pero Ethan no está
acostumbrado a ser parte de una manada aún. No estará cómodo siendo
rodeado por lobos mientras él esta inconsciente.

Kostya había hablado por todos los tenientes cuando dijo:

—Un compañero conoce mejor a su pareja —Su tono contenía la


sabiduría de un lobo que se había apareado dos años antes, con una mujer
que conocía desde su infancia— Has lo que Ethan necesita, Selya. Nos
haremos cargo del resto.

Mientras que Gregori, había dado un paso adelante sin dudarlo.


—Sabía que había algo —él gruñó—, Ethan no es el tipo de compañero
que desaparece de tu lado de esa manera.

No, Ethan era del tipo de compañero que se quedaba.

Su abuela la encontró pronto después de que regresó a la guarida.

—Selenushka —Lada Durev dijo con un suave abrazo, el olor de flores


primaverales persistente en su cabello—. Mi dulce chica —Acunando su
mejilla, jaló a Selenka para presionar un beso en su mejilla—¿Dónde está
tu compañero?

—Estaba lastimado —Nunca le mentiría a su abuela—. Estará bien,


pero está descansando ahora. Lo traeré a tu mesa cuando esté despierto y
moviéndose —Su babushka solía mostrar su amor con comida.

Las historias de su abuelo de su cuidadoso, tan cuidadoso cortejo


hacia ella siempre hacía sonreír a Selenka. Nunca había entendido del todo
cómo su ruidoso, tempestuoso abuelo y su tranquila, tímida abuela podían
vivir en armonía, pero lo hacían. Era una vida que Selenka había tenido
miedo de desear para sí misma. Ahora ella tenía un tranquilo e intenso
compañero que no confiaba en nadie, pero que se había entregado a ella.

—Ah —su abuela dijo y le dio otro abrazo—. Tu compañero entenderá


que aún debes ser una alfa, especialmente en estos tiempos —Su sonrisa
era luminosa— Mientras él sepa que estás primero en su corazón, como yo
siempre lo he sabido con Yevgeni.

Selenka no podía enfrentar ese tipo de vulnerabilidad, no podía mirar


de frente a la realidad de lo que estaba creciendo entre Ethan y ella. El lazo
de apareamiento era una conexión primitiva, pero el amor… eso requería la
participación del corazón humano, un corazón que había sido pateado duro
en su infancia y cargaba con las cicatrices hasta ahora.
—¡Babusya! —Ambas miraron hacia abajo para ver el rostro de
Zhanna tirando de la falda de Lada, su rostro brillante. La abuela de Selenka
sonrió y se inclinó para acariciar a la pequeña— Y tú, mi querida
Zhannochka de orejas grandes y pies ligeros, ¿qué fechoría estás tramando?

Riendo, el cachorro lanzó sus brazos alrededor de Lada.

—¡Fiesta! ¡Es la fiesta de cumpleaños de Tzu! ¡Ven!

Y por un momento, la madriguera era un lugar de inocente felicidad,


los cachorros excitados por el pastel y los juegos, y los adultos encantados
con ellos. Selenka no lo admitiría ni siquiera bajo dolor y tortura, pero su
clan había aprendido a celebrar abiertamente de los osos. Los osos tenían
fiestas por todo. ¿Un nuevo compañero de manada? ¡Fiesta! ¿Un juvenil
inteligente entró a una institución de alto nivel? ¡Fiesta! ¿Un hermoso día
de primavera? ¡Fiesta de picnic!

Los lobos de Selenka no lo llevaban hasta ese extremo, pero después


de ver lo mucho que los osos se divertían con eventos improvisados, habían
aprendido a hacer fiestas esporádicas de vez en cuando. Cosa que nunca,
jamás le diría a Velentin. El oso se reiría y entonces se invitaría a sí mismo.
Porque era un lobo. Como si lo hubiera conjurado con solo pensar en él, su
teléfono sonó mientras entraba a su oficina tiempo después, su nombre en
la pantalla.

—¿Problemas?

—No. Mi Starlight me dijo que tu compañero está psíquicamente


herido.

Selenka había esperado que la información fluyera de Silver a


Valentin. Los compañeros no se guardaban secretos el uno al otro.
—Estará bien.

—Lo sé, pero llamé para tomar unos tragos tranquilamente. La


irritación por no poder proteger a nuestros compañeros en el plano psíquico
es suficiente para empujar a un alfa hasta el límite.

Selenka nunca había pensado que tendría tanta simpatía con un oso,
pero asintió.

—Quiero envolverlo en algodón y ponerlo en algún lugar seguro, pero


hacer sería destruirlo.

—Mi Silver no piensa que sea gran cosa hacerse un blanco al ser el
rostro de la EmNet. Tengo que canalizar a mi oso a través del vínculo de
apareamiento para asustar a cualquiera en la PsyNet.

Selenka estuvo interesada.

—¿Funciona?

—Ella dice que nuestro vínculo envía una señal de “aléjate si no


quieres morir” —Valentín respondió orgullosamente.

El lobo de Selenka inmediatamente comenzó a canalizar más señales


de “toca a mi compañero y te voy a eviscerar” hacia el vínculo de
apareamiento.

—Las flechas dicen que incluso con Ethan fuera, tiene un inexplicable
escudo no Psy alrededor de él.

Selenka estaba interesada.

—¿Funciona?
—¡Já! —la risa de Valentin fue una explosión— Como si fuéramos a
dejar a nuestros compañeros vulnerables.

—Exacto —Selenka estuvo de acuerdo.

Entonces ella y Valentin tuvieron una larga sesión de diez minutos


quejándose sobre lo difícil que era mantener seguros a sus Psy,
especialmente cuando insistían en hacer cosas peligrosas. En un punto,
Valentin invitó a Selenka a beber cerveza algún día, y ella estuvo de acuerdo.
No fue hasta después de que hubo colgado que se dio cuenta de lo que había
hecho.

—Govno. Acabo de aceptar beber cerveza con Valentin —le dijo a


Margo cuando la teniente entraba mientras Selenka colgaba.

Su mejor amiga resopló café de su nariz. Después de limpiarse y


recuperar la respiración, ella dijo:

—Pagaré tu fianza de la prisión.

—Vaya amiga —Selenka murmuró—. Él es un alfa cambiante con una


compañera Psy. Tenemos cosas en común.

Su teléfono vibró. Aun lo tenía en su mano desde su charla con


Valentin, así que lo levantó para ver en nombre en la pantalla.

—Es Aden —le dijo a Margo, quien le hizo señas de tomar la llamada
y articuló, Hablaremos más tarde. La teniente cerró la puerta detrás de sí.

—¿Cómo está Ethan? —la voz de Aden era imposible de leer, pero que
hubiera llamado le decía a Selenka todo lo que necesitaba saber.
—Sigue inconsciente —Su mano se apretó alrededor del teléfono—. Mi
sanador dice que sus vitales son constantes, y no hay necesidad de
cualquier otra intervención.

—Está en lo correcto —la confirmación de Aden la tuvo inhalando en


silencio. Ella confiaba en Oleg con su vida y su manada, pero Ethan era Psy,
y Oleg mismo había dicho que los cuerpos Psy no siempre respondían igual
a los humanos o cambiantes.

—Si no ha pasado de la inconsciencia a un sueño más natural para


esta noche, de todos modos, contáctame —Aden dijo—. Puedo hacer un
escaneo telepático para asegurarnos de que está sanando como debería.

Selenka no estuvo de acuerdo, hacerlo se sentía como tentar al


destino.

—¿Cómo luce en la PsyNet?

—Sin signos de inestabilidad. La construcción parecida a un escudo


alrededor de su mente se ha hecho cada vez más fuerte en el ínterin, un
empático cercano opina que tiene “garras”

Selenka sonrió sombríamente. Compartiría eso con Valentin y con


cualquier otro cambiante que ella conociera y que estuviera emparejado a
un Psy que permaneciera en la Red. Parecía que podían proteger a sus
compañeros en cierto sentido.

—Te llamaré cuando despierte —Ella no haría a otro alfa esperar


noticias de uno de los suyos. Porque mientras que Ethan podía ser suyo
ahora, también era de Aden, y su compañero necesitaba esos lazos de
hermandad que apenas empezaba a aceptar y apreciar.
—Selenka —La voz de Aden la detuvo cuando estaba a punto de
colgar—. Estoy feliz de que Ethan te tenga. De todos mis hombres, él era el
que más temía perder. Lo has sostenido en el mundo el tiempo suficiente
para que encuentre su camino fuera de la oscuridad.

Selenka frunció el ceño después de que colgó, preguntándose si esa


era la razón de que su loba se abalanzó tan precipitadamente a Ethan.
Porque sabía que su compañero colgaba del borde y necesitaba ser
remolcado antes de que cayera.

El pecho de Selenka se aplastó al imaginar un mundo en el que ella


hubiera llegado demasiado tarde e Ethan hubiera caído. Nunca lo hubiera
conocido, nunca hubiera sentido esa atemorizante emoción dentro de ella.
No hubiera sabido lo que significaba pertenecer a un hombre que lo decía
en serio cuando decía que era suyo.

Un pulso a lo largo del lazo de apareamiento, los fragmentos dentados


cambiando y reasentándose.

Empujando su silla hacia atrás, salió, incapaz de seguir luchando la


necesidad de verlo.

Ella encontró a Artem cerca del marco de la puerta. El teniente tenía


su vestimenta de fiesta, pero su hija descalza estaba montando sus
hombros, viéndolo ahora nunca sabrías que, hace tres años, él había sido
un solitario gruñón que comía sumisos para el desayuno.

—Blaise ha estado tratando de comunicarse contigo —dijo, los


caninos brillando en las finas líneas de su rostro que no perecería fuera de
lugar en un retrato aristocrático—. Desvié todo hacia mí.

—Bien.
—¡Senk! ¡Senk!

Ella sonrió a la pequeña niña en sus hombros, sabiendo que había


sido el intento de un bebé de decir su nombre. Cuando lanzó un beso a Inja,
el cachorro lanzó un de regreso con ambas manos y el pecho de Selenka no
dolió tanto.

—Ve a cuidar a tu compañero, Selya —Artem dijo, su voz gentil—.


Vigilaremos el clan.

Selenka se fue con una palmada sobre la mano de Artem, su loba


haciéndose cargo mientras corría descalza por el bosque.

Gregori había enrollado los lados de la tienda como ella lo había hecho
y estaba sentado con su espalda contra un árbol desde donde podía
monitorear a Ethan. Estaba escuchando música reproduciéndose
suavemente desde el reloj que él prefería usar en lugar de llevar un teléfono,
pero su cabeza estaba inclinada hacia ella incluso antes de que caminara
fuera de los árboles.

—La respiración de Ethan cambió hace poco. Creo que está en un


sueño natural.

Selenka se arrodilló a un lado de su compañero, vio que su color


estaba mejor, su pecho subiendo y bajando en profundas respiraciones de
un sueño pesado. Cuando cepilló su cabello fuera de su frente, se giró hacia
su toque.

—Tienes razón —Salió duro, áspero.

Loyal se inclinó hacia ella, la cola del perro meneándose.

—Tu compañero es un bastardo duro.


Alcanzándolo con una mano, apretó la de Gregori.

—Gracias por hacer esto.

—En cualquier momento. Lo que siente entre ustedes dos, es


importante. Es real.

Selenka se giró para replicar, pero Gregori ya se estaba alejando, sus


hombros grandes y sus zancadas largas. Mayor que ella por casi un año,
nunca había estado cerca de encontrar una amante permanente o
compañera, y no era un lobo que estuviera feliz con privilegios d epiel sin
complicaciones.

Como alfa, tenía que vigilarlo, asegurarse de que tenía contacto


suficiente para mantener a su lobo en el borde.

Los dominantes en el borde terminaban en peleas y su irritabilidad


incitaba a otros.

—Te preocupas por él.

Girando la cabeza hacia ese murmullo, bajó la mirada para ver los
pálidos ojos de Ethan abiertos.

—Oye, tú —Su mano tembló mientras la presionaba contra su


mejilla—. Pensé que estarías fuera por siempre.

Incluso cuando Loyal ladraba emocionado, Ethan la observaba en esa


forma que tenía, con una firme intensidad, mientras que, dentro de ella, el
lazo de apareamiento pulsaba como un corazón palpitante. —Mi habilidad
psíquica sigue comprometida.
—Su mirada se desvaneció por un segundo antes de regresar con
afilada concentración —Mi mente está rodeada por una capa doble de
protección, un viene de ti… y el resto de los miembros del escuadrón.

Pensé en el hombre que conoció al principio, distante y desconectado.

—Son tus hermanos de armas.

—Sí —dijo sin dudarlo, mientras levantaba una mano para acariciar
a su extasiado perro—. Así como tú eres mi compañera.

Selenka asintió, su garganta gruesa. No podía hablar de quién era él


para ella aún, así que dijo:

—¿Cómo sabes que me preocupo por Gregori?

—¿Qué?

—Tus primeras palabras cuando despertaste fueron que me preocupo


por Gregori.

—No recuerdo eso —La más ligera impresión de un ceño—¿Tal vez


estaba durmiendo? Sin embargo, tampoco recuerdo eso.

Selenka no creía eso, su compañero había captado una emoción


subyacente mientras estaba en el borde del sueño y la consciencia, pero ya
no lo hacía ahora que estaba despierto.

—¿Está bien que te sientes? —Acarició al feliz y emocionado Loyal en


la espalda y dijo—Abajo.

El perro obedeció de inmediato.


Ethan se empujó hacia una posición sentada al mismo tiempo, tan
rápido que ella habría caído si no la hubiera agarrado con un brazo
alrededor de su cuerpo.

—La herida era psíquica. Mi cuerpo físico está bien —Su respiración
cepilló su piel.

Fue solo cuestión de un pequeño movimiento para tocar sus labios


con los de él, tomando su cabello con sus dedos. Pero a pesar de la violenta
necesidad que se clavaba en ella, se desprendió después una mera probada
y tomó la botella de bebida nutriente de la comida que había guardado en
una esquina de la tienda.—Esto primero.

Ethan obedeció la orden sin discutir. Ser cuidado por Selenka como
él la cuidaba a ella… haría cualquier cosa que quisiera.

—El combustible ayudará a mi recuperación —dijo después de beber


la mitad de la botella—, pero por ahora, soy parecido a un dispositivo sin
ninguna carga —Para un ser psíquico perder un aspecto tan integral de su
naturaleza, era peor que perder una extremidad—. Todo está opaco, visto a
través de una bruma gruesa. Todo excepto tú.

Su voz, su olor, su presencia, era una luz brillante en la oscuridad.

Como lo fue el beso cuando ella puso aparte la botella de nutrientes


vacía y tocó sus labios con los de él. Una invitación de una loba a jugar.
Capítulo 34
El toque es nuestra piedra angular
La cura para el corazón
Medicina para el alma.
—Poeta cambiante anónimo.

Ethan envolvió sus brazos alrededor del cuerpo de Selenka… y solo


entonces sintió el ligero temblor que sacudía su figura.

—¿Selenka?

—Era como si estuvieras en coma —Palabras ásperas—. Y tus ojos


sangraban.

Enterrando su rostro contra el costado de su pecho, la sostuvo


apretado mientras ella lo sostenía a él. Y a pesar de que el mundo estaba
pesado y brumoso en este momento, sus sentidos empañados, la
importancia de sus palabras lo golpearon como un martillo. Selenka se
había preocupado por él hasta el punto de temblar de alivio. Ethan nunca
le había importado tanto a alguien.

Presionando sus labios en la piel de su garganta fue instinto y


necesidad. Una necesidad tan profunda. Quería congregarse en todo lo que
ella sentía por él, quería rodearse a sí mismo hasta que nunca lo olvidara.
Hasta que el poder estirando su mente no pudiera robárselo.

Ella arqueó su cuello para él, sus garras saliendo para pincharlo a
través de su camiseta.

Pero cuando deslizó su mano bajo su chaqueta y blusa, sus dedos


extendidos contra la cálida suavidad de la piel de su espalda baja, ella apretó
su muñeca.
—Quiero que Oleg te revise primero —Su aliento superficial y su pulso
rápido, dedos envueltos en su muñeca—. Necesito saber con certeza que
estás sano y salvo.

—Lo estoy —Ethan juró—. Confía en mí.

Ojos dorados de loba lo examinaron con una potente intensidad.


Contuvo la respiración, de pronto dándose cuenta de lo mucho que
significaba para él que ella hiciera eso: confiar en él.

Soltando su muleca en silencio, se inclinó hacia él… una loba alfa que
confiaba en él con su ser. Su pecho dolía como si una gran roca estuviera
asentada en su caja torácica, dijo:

—¿Tu espalda?

—Curada —Dedos con garras rascando gentilmente su mandíbula—.


Has tu voluntad, Ethan. Soy una loba —Un gruñido suave—. No me
romperé.

Aceptando su palabra porque su compañera era una loba, una muy


poderosa, se movió para llevarla a las mantas donde había estado yaciendo,
girando para que la línea de su cuerpo presionara contra el suyo mientras
ella yacía debajo.

Necesitaba cubrirla de esta forma, protegerla, incluso sabiendo que


ella era letal y bastante capaz de protegerse a sí misma. Pero la locura dentro
de él insistía que incluso los lobos alfas necesitaban ternura cuando estaban
heridos y asustados. Su Selenka necesitaba ternura.

La tocó con reverencia, sin creerse del todo que era suya, que tenía
este derecho. Pero cuidarla era su derecho y su privilegio. Ethan no
garantizaría la integridad de cualquiera que se interpusiera entre él y su
compañero.

Cuando quiso remover su chaqueta, ella se levantó lo suficiente para


que él pudiera quitarla. Su cuerpo elegante y fuerte bajo él, sus manos
posesivas mientras tocaba sus hombros, y su boca húmeda y caliente. Bebió
todo eso, cada beso, cada caricia, cada instante con ella llenando un
profundo y vacío pozo dentro de él.

Quería caer en ella, devorarla.

Cuando empujó su camiseta hacia arriba, la pasó sobre su cabeza y


la tiró a un lado. Lo exploró con sus manos, su placer en su cuerpo haciendo
cosas dentro de sí que no podía explicar. Los lacayos de Ming no habían sido
gentiles con los castigos físicos que infligieron.

Selenka pasó sus dedos sobre una de cicatrices estriadas.

—Quiero matarlos —Suaves palabras, el gruñido de un depredador—


, arrancar sus extremidades de sus cuerpos y sus cabezas de sus cuellos.

—Ellos ya están muertos.

—Bien. —Ella jaló su cabeza hacia abajo para un beso entrelazado,


húmedo y posesivo. Su pecho retumbó con la voz de su loba, sus dedos
clavados contra su cuero cabelludo.

Ethan no luchó contra la posesión primitiva; se sumergio. En ella. En


una mujer tan salvajemente viva y vibrante como la tormenta de verano que
él una vez vio cuando Mign lo forzó a cometer asesinato. Cuando la besó
como hambre voraz, ella respondió con gemidos en la parte posterior de su
garganta y clavando sus garras en su cuello antes de deslizar sus manos
sobre su espalda.
Garras rastrillaron su piel, pero ligera, juguetonamente. Su
compañera estaba complacida con él.

—Estoy tan contenta de que sean mío, Ethan Night. Fuerte, obstinado
—un mordisco en su mandíbula— peligroso, hermoso, y tierno. Te voy a
conservar.

El alma que Ethan no estaba seguro de poseer bebió las palabras, e


incluso mientras se recuperaba del apagón, el poder de su reclamación fue
un golpe en su sistema. Con la respiración entrecortada, hambriento y
necesitado, besó un camino por su mandíbula hasta su garganta, y cuando
tiró de su blusa, ella la tomó y la lanzó al lado de la suya.

Loyal se levantó y salió a explorar.

Una suave risa de Selenka.

—Creo que estamos escandalizando a tu perro.

—Se acostumbrará— Porque Ethan tenía la intención de hacer esto


con Selenka tan a menudo como fuera posible.

El sostén de su compañera era de encaje negro con cada tira formada


de dos delgados pero fuertes listones, con un pequeño moño al final donde
se unían a la copa.

—Yo—Empujándolos hacia arriba con sus brazos, miró hacia abajo


cómo sus pechos se presionaban pálidos contra la copa de encaje—. Este no
es como tus otros artículos de ropa interior.

—Me gustan ¿y a ti? —Una risa que contenía un tipo de poder que
nunca antes había enfrentado, y él había estado alrededor de una gran
cantidad de mujeres Flechas poderosas—. Soy partidaria del encaje y satín
a veces —Ella corrió un dedo sobre un pecho, llamando su atención sobre
el suave y regordete montículo.

Él presionó sus manos sobre el suelo para poner sus labios contra la
delicada piel.

Gruñendo, ella dijo:

—Ethan, eres ridículamente caliente cuando muestras todo ese


músculo. —Sus palabras temblaron mientras apretaba sus tensos bíceps.
Como si le provocara en ella lo mismo que en él. Como si tuviera su propio
poder sensual. La calidez dentro de él creció y se convirtió en un tono de…
satisfacción. Asentándose más firme contra ella, besó, lamió y acarició sus
pechos antes de acunar uno y apretarlo.

Ella envolvió sus muslos a su alrededor, su cuerpo arqueándose en


una curva sinuosa mientras corría sus uñas en su espalada en una caricia
que tuvo los pequeños vellos de su cuerpo erizándose. Jalando el encaje de
su copa de encaje, cerró su mano sobre la piel desnuda, su pezón un duro
guijarro contra su palma. Mantuvo su mirada en su rostro mientras
apretaba esta vez, vio sus ojos agitarse casi cerrándose, pero entrecerró su
mirada dorada que lo observaba con una concentración depredadora.

Suaves labios se curvaron.

—Ven aquí, Ethan.

Su recompensa por rendirse fue un beso lento y lánguido que derritió


cosas en su cuerpo que deberían haberse derretido. Incluso mientras lo
hacía, comenzó a sentir destellos de poder despertándose. Pronto, estaría
lidiando no solo con sus habilidades telequinéticas, sino con el poder
renegado que era una cosa de caos y locura.
Queriendo el mayor contacto de piel posible antes de que eso pasara,
se deshizo de su ropa restante a una velocidad impresionante. Selenka
sonrió, poderosa y sensual, cuando regresó a ella y puso sus manos en la
cinturilla de sus pantalones. Coopero levantándose sus caderas del suelo, y
pronto tuvo a su compañera desnuda excepto por el encaje de su sostén.

Levantando sus brazos, lo invitó a acercarse.

Él fue, sumergiéndose en su beso, dejándose llevar en una forma que


no sería capaz de hacer cuando el poder surgiera. Como si sintiera su
capitulación interna, Selenka los giró para que él yaciera sobre su espalda
con ella a horcajadas sobre él, una poderosa loba alfa a la que le gustaba el
sabor de Ethan Night, un Flecha roto y compañero devoto.

Su cabello era una maraña de negro, p´rpura y rosa, y donde muchos


de su raza verían eso como un símbolo de falta de disciplina, él vio a una
mujer tan segura de sí misma que no necesitaba la parafernalia de lo que
llamaban control.

—Eres tan hermosa —Soltó, todos sus escudos abajo y su corazón al


descubierto— Me posees.

Una lenta sonrisa, Selenka alcanzó su espalda y desató su sostén,


deslizándolo por sus brazos para dejarlo caer sobre sus otras prendas
descartadas. Su corazón pateó, la reacción visceral e incontrolable. Sus
manos estuvieron en sobre sus caderas antes de darse cuenta, y cuando
ella se inclinó hacia él, se sintió enjaulado por su poderosa feminidad, y era
la única jaula de la que nunca querría escapar.

—Esos ojos, la forma en que me miran…—Selenka mordisqueó su


mandíbula— Ten cuidado, zaichik, o te comeré.

—Cualquier cosa que quieras. Cualquier cosa que desees.


Ojos dorados de loba brillaron en la semioscuridad debajo del follaje
del bosque antes de que su beso lo consumiera. Acarició la dulce pendiente
de su espalda, llenó sus manos con sus pechos, trató de besar cada pulgada
de ella. Cuando la tuvo sobre su espalda otra vez y bajó por su cuerpo beso
a beso, ella apretó su cabello con una mano, pero no lo detuvo.

Ethan la besó entre los muslos.

Su gemido creó una bruma en su cerebro, el sabor de ella una droga.


Poniéndose en posición, la besó como lo haría a su boza, el resbaladizo calor
de ella controlándolo hasta que su pene se sintió como roca y su piel estuvo
en llamas. Con sus muslos temblando, ella tiró de su cabello hasta que él
miró hacia arriba y comenzó a hacer su camino hacia arriba de regreso por
su cuerpo.

Él no estaba pensando bien en este punto, cada célula en su cuerpo


concentrada en ella y su placer. El beso que compartieron fue erótico con el
sabor de ella, y quiso más. Dejando caer su cabeza en su garganta, él chupó.
Ella gruñó y cambió sus posiciones de nuevo, así que él estuvo abajo, con
una magnífica mujer a horcajadas sobre él.

El húmedo calor de ella cepilló su erección.

Con el cuello tenso, apretó sus caderas y alineó sus cuerpos.

—Selenka.

Ojos dorados de loba observándolo, ella se hundió en su rígida


longitud, encerrándolo en una suavidad abrasadora. Su poder se agitó más
fuerte a la superficie. Apretando sus dientes, se empujó hacia arriba dentro
de ella, queriendo alcanzar el crescendo antes de que una vez más tuviera
que gastar una cantidad masiva de su energía en controlar el poder
renegado.
Las garras de Selenka se clavaron en su piel, su cabello cayendo
sedosamente sobre su pecho mientras se movía con él. Ethan necesitaba…
algo, pero no sabía qué, o cómo pedirlo. Entonces Selenka lo besó con un
feroz afecto y eso fue todo, la caricia lanzándolo sobre el borde del abismo.

Su cuerpo ardía de placer mientras su mente ardía hasta su máxima


potencia, y por un impresionante momento colgando en el aire, fue todo lo
que nunca sería, sin muros o cadenas o escudos.
Capítulo 35
El operativo Cray ha sido comprometido. Su alguna vez tuviste contacto con él,
debes borrar todos los rastros de información que lo pudieran llevar a ti.
—El Arquitecto a los miembros de alto rango del Consorcio .

Ezra fue agradecidamente hacia su nueva amiga, aquella que había


tocado su puerta mientras él estaba en su peor momento, entonces le
mostró que no estaba para nada roto. Había sido tan amable, había tomado
su mano psíquica y le mostró cómo su mente estaba creciendo y
convirtiéndose en más.

Justo como la de ella.

Él no era un fenómeno, no iba a volverse loco. Era uno de la nueva


variante de dotados, parte de unas nuevas personas.

Su amiga había hablado de luces destellantes, pero él no podía verlas.


Aún así le creyó. Mucho más poderosa y conectada que Exra, no tenía razón
para mentirle. No, ella era una buena persona, una que le había mostrado
la verdad, incluyendo el horrible hecho de que los Psy ordinarios estaban
tratando de erradicar a los de su tipo.

Había leído las alertas que ella le envió, vio como los “Escarabajos”
estaban siendo señalados. Dadas las fugas que había experimentado,
vacilante sugirió que quizás esta Doctora Ndiaye podría ser capaz de ayudar.
Pero, sacudiendo la cabeza, ella le dijo cómo aquellos identificados como
Escarabajos desaparecieron después de haberse entregado. Aquellos como
él eran demasiado poderosos y una amenaza para aquellos en el poder, así
que estaban siendo exterminados.
Él quería creer eso de Kaleb Krychek, cuyas acciones lo habían
liberado de los grilletes del Silencio, pero la verdad era inevitable.

Vio toda la fealdad, especialmente después de que su nueva amiga


trabajara en su mente para estabilizarlo. Todo estaba tan claro, como el
hecho de que ella era la única que se preocupaba por su tipo, la única que
quería que triunfaran.

Así que cuando ella lo llamó para ayudarla en su lucha contra la


aniquilación de su especie, él ni siquiera pensó en resistirse.
Capítulo 36
Lo siento mucho, mi corazón.
—VarraDureva Selenka Durev (2059)

Selenka yacía acurrucada sobre Ethan, perezosa y lánguida y sin


ganas de moverse. Especialmente cuando su compañero tenía su mano
sobre su espalda y la acariciaba con pequeños movimientos. La ternura hizo
que tanto la mujer como la loba sonrieran y se regodearan en la delicia de
tener a un compañero que veía su fuerza, pero no olvidaba su corazón.

—Tendré que añadir un capítulo titulado actividades al aire libre al


manual de Privilegios de piel de las Flechas que Abbot me pasó.

Selenka rio y dibujó círculos sobre su pecho.

—¿Puedo verlo? ¿El manual?

Una pausa.

—No, es un secreto. Nos da una pequeña ventaja contra ustedes los


expertos.

Su sonrisa se profundizó, Selenka dijo,

—Es justo —Su mente flotó, su guardia lo suficientemente baja que


regresó al principio.

—Fui concebida después de una fiesta en el bosque.

—¿Tus padres te dijeron eso?

Su reacción sorprendida fue tan Psy que aflojó la puñalada de dolor


que acompañaba sus recuerdos.
—Mi madre solía reirse de eso con mi padre, sobre como la había
engañado para ir a un picnic y ahora tenía una cachorra traviesa. Creo que
tenía oídos grandes, y lo archivé, lo entendí después —Ella dibujó otra forma
sobre la extensión cálida de su piel.

—¿Le gustaré a tu madre? —Ethan preguntó, una inesperada


vacilación para él.

Selenka consideró su pregunta.

—Varra seguramente no sabrá qué hacer contigo —Frotó su cabeza


contra la suya, y él inmediatamente movió su toque hacía su cuello,
masajeando gentilmente.

Su corazón dolió por el cuidado que tenía con ella, y supo que podía
confiar en él con esto, también, su dolor más grande.

—Mi madre decidió dejar a mi padre y la manada cuando tenía ocho


años.

Ethan envolvió su otro brazo alrededor de ella, su extrañamente


intuitivo Flecha sosteniéndola segura contra las fracturas del pasado.

—Mis padres habían estado en una relación estable durante cinco


años antes de que yo naciera, lo suficiente para que pudiera concebir, pero
con mi padre amargándose más cada año… bueno, envenenó lo que una vez
tuvieron.

—¿Por qué no te llevó?

La pregunta fue una puñalada entre sus costillas.

Los brazos de Ethan se apretaron.


—Te lastimé. Lo siento. No tienes que responder.

—No. Presionó un beso en su pecho —Solo duele porque yo también


hice la misma pregunta cuando era una niña—. Un abandono como ese no
ocurría en una manada, incluso cuando una relación terminaba.

—Mi madre es humana —Su rostro permanecía en la mente de


Selenka—Yo ya estaba mostrando indicaciones de una dominación poderosa
y ella no creía que me hiciera bien estar fuera de la manada. Ella tuvo
cuidado de permanecer en contacto conmigo, pero casi siempre a través del
comunicador. Después de dejar BlackEdge, eligió regresar a su hogar en
Tayikistán22.

—¿Es de donde obtuviste la forma de tus ojos?

—Sí. La mayoría de las personas nunca imaginan que soy parte


Tayik23, pero la palidez de mi piel, la forma de mis ojos, viene de ella. Varra
nació en las montañas Pamir, y llevó esas montañas en sus huesos y en su
corazón. Como adulto, no la recrimino por dejar Moscú por el lugar y la
gente que siempre consideró un hogar, pero como niña… la necesitaba.

El corazón de Ethan palpitaba fuerte y constante debajo de su


mejilla.—Tu padre no debió haber sido un buen guardían.

—No.—Ella pensó de sus ataques de furia amarga, su creciente


disgusto por una niña que estaba superándolo en poder, y aún no podía
entender como un padre podía ser de esa forma con su propio cachorro. —
Él no luchó por mantenerme cuando mis padres intervinieron.

22 País que se independizó después de la caída de la Unión Soviética en 1991.

Wikipedia.
23 Grupo étnico, son una serie de pueblos de lengua persa. Incluye Afganistán,

Tayikistán, Uzbekistán, también se les conoce como Farsi. Wikipedia otra vez.
—Eso fue un gran daño.—Palabras tan simples para un
entendimiento tan profundo.

—Sí —ella dijo a este hombre que veía muy profundo—. Creo que si
uno de mis padres hubiera luchado por mí…—Exhaló, presionó otro beso
en el pecho de Ethan.

—Siempre lucharé por ti. Hasta que mi aliento se detenga, lucharé.

Ella aceptó eso hasta el fondo, y pudo decirle el resto.

—Pasé dos veranos en Tayikistán cuando fui mayor y ya no estaba


enojada con el mundo, pude conocer a mi madre y a mis medias hermanas
Nodina y Maviya.

Sus labios se curvaron ante el pensamiento de las dos encantadoras


chicas.

—Ambas han visitado la Madriguera y me están fastidiando por otra


visita pronto —Selenka amaba a sus hermanas, pero no podía traerlas a
Moscú hasta que la amenaza contra la manada fuera neutralizada.

—¿No sientes resentimiento contra ellas?

—No, mi enojo nunca fue dirigido a ellas —Para su loba, ellas eran
cachorras para proteger —También vi lo que la amargura le hizo a mi padre
y decidí tomar otro camino —No había facilitado el dolor, pero lo había
empujado del presente al pasado donde pertenecía— Mi madre y yo,
tenemos una relación amorosa pero no cercana.

Ethan cepilló sus labios sobre su cabello.

—Ella se ha perdido las etapas más críticas de tu vida.


—Sí, y creo que a pesar de que la parte humana de mi la perdona, la
loba no entiende cómo ella podía mudarse tan lejos de mí, sino que pudo
haberse quedado en la manda. No tenía que dejar la manda solo porque dejó
a mi padre. —Selenka había lanzado la fría pregunta a su madre cuando
tenía doce, tal vez trece, y en lo más alto de su furia.

El adorable rostro de Varra con sus suaves líneas y exuberantes labios


se había arrigado, lágrimas cayendo de sus mejillas.

—No soy como tú, Selenushka. Necesitaba el confort de mis montañas.


Necesitaba el abrazo de mis propios padres, necesitaba escuchar mi propio
idioma.

—Mirando hacia atrás —Selenka dijo— Puedo ver que nunca se


involucró realmente en la vida de la manada, siempre estuvo un poco
distante —El recuerdo la tuvo frunciendo el ceño —¿Qué piensas de la vida
de la manada?— Una vida así debía ser incluso más extraño para Ethan de
lo que había sido para su madre.

—Soy tu compañero, Selenka. Mi hogar está a tu lado.

La respuesta no la satisfizo. Un compañero del alfa jugaba un fuerte


papel en la manda, dependiente de su propia personalidad y habilidades.
Lada Durev era el tipo de compañera a la que los compañeros de manada
casi siempre iban cuando no tenían la confianza suficiente para acercarse
directamente a su alfa. Ella también era el tipo de compañera que había
confortado a los compañeros de manada en situaciones de angustia.

Ethan era demasiado fuerte, demasiado mortífero para estar en


segundo plano. El clan esperaría que el diera un paso al frente para ser un
miembro veterano con todas las responsabilidades correspondientes.

¿Sería él capaz de asumir ese rol?


Su mente se llenó con la imagen de Ethan manejando a los intrusos,
Gregori en total acuerdo con él, seguido de una de él con Zhanna en sus
brazos. ¿De qué demonios se preocupaba? Su compañero estaba haciéndolo
bien, y lo hacía a su manera.

Levantándose sobre sus pies con ese pensamiento, ella puso su


cabello hacia atrás con una mano, y enfrentó la realidad.

—Tenemos que regresar, arreglar el encuentro con Sascha Duncan —


El apagón les había dado un inesperado margen de libertad, pero ya podía
sentir las oleadas ganando fuerza, la tormenta turbulenta corriendo a través
de su lazo de apareamiento.

—¿Cómo luce nuestro lazo en tu PsyNet? —ella preguntó con


curiosidad mientras se vestían.

Ethan quedó inmóvil.

—Es invisible. En la PsyNet, aparezco desconectado.

Selenka lo consideró, su lobo había permanecido en guardia cuidando


de Ethan en el plano psíquico cuando se apagó, así que no era el caso de
una conexión disfuncional de Psy-cambiante.

Ethan tocó su cabello.

—Es el daño dentro de mí.

—Di eso sobre ti una vez más y te morderé —Selenka amenazó, pero
su lazo podría estar lleno de fragmentos dentados y haciendo eco con
estática, tal vez, pero su lazo llenaba los espacios vacíos dentro de ella. Los
lugares que ni siquiera sus amorosos abuelos habían sido capaces de
alcanzar.
Su loba podría haberse lanzado a Ethan sin avisar para salvarlo de
caer del precipicio, pero él la había salvado de una vida vivida en el borde
cuando se trataba de los lazos más íntimos entre amantes.

Cerró su mano sobre su cuello.

—Sabes cómo entregarte a una persona, Ethan Night. Como tu


compañera, no necesito nada más. —El beso que dejó en él tuvo sus ojos
cambiando a negro, su pecho agitado.

Ethan procesó lo que Selenka le había dicho sobre el Operativo C


mientras caminaban, pensó en todas sus interacciones con el hombre.

—No era muy bueno con los subterfugios, pero el segundo operativo
en Moscú fue un secreto que logró mantener —Si Ethan hubiera mantenido
el contacto más tiempo, era posible que pudiera desenterrar el segundo
nombre.

—Si te estás preguntando si debiste haber mantenido contacto con él


por más tiempo —Selenka dijo—, no lo hagas. La ultima notificación —
sostuvo el teléfono— dice que estaba planeando tu ejecución más temprano
que tarde. Muy difícil de controlar —Un destello en sus ojos—. Tienes el
corazón de un ojo, zaichik.

Venas saltando con orgullo puro, Ethan sin embargo se concentró en


los problemas a su alcance.

—¿Alguna actualización de los Discípulos del Refugio?

—Nada definido aún —Su tono se volvió sombrío— La buena noticia


es que Zivko y los otros lobos jóvenes han comenzado a pensar por sí
mismos ahora que están lejos de Blaise.
Llegaron a la guarida momentos después, e Ethan caminó dentro con
una sensación de ligereza en el aire. Eso no significaba que el dolor se había
ido, pero estaba claro que la manada había tomado la decisión de avanzar y
vivir el presente que ser cautivos de la agonía del pasado.

Margo fue la primera que vio. El rostro de la especialista de seguridad


tenía tensas líneas, sus hombros apretados, pero dijo:

—Es bueno verte de pie, Ethan. Te envié algunos volúmenes más de


Wild Woman.

Un poco abrumado por la abierta bienvenida, Ethan dijo:

—Spasibo, Margo. No he visto aún Vidas de reloj de arena, pero planeo


hacerlo tan pronto como las cosas se calmen.

La expresión de Margo cambió a una de felicidad pura por un


segundo, el azul brumoso en sus ojos brillando.

—Lo haremos juntos —ella dijo—. Así puedo incluir comentarios.


Tienes que ponerte al corriente para hablar de Ridge y Chantelle.

Frente a ellos, Selenka ya estaba rodeada de un grupo grande de


jóvenes que parecían querer hacer contacto con ella mientras le decían lo
que parecían cien cosas diferentes a la vez. Loyal se pegó más a su pierna,
lanzando miradas recelosas a todos los demás. El perro de Ethan estaba tan
encantado de ella como Ethan.

—¿Cómo es que puede dar tanto de sí misma? —se encontró a sí


mismo preguntándole a Margo.

—Es gran parte de lo que significa ser alfa, ese corazón enorme —La
emoción de la voz de Margo, intensa y rica y tejida con lealtad—. Para ella,
no es extenuante. Su loba está construida para esto.
Una mente familiar tocó la de Ethan. Ethan, tus escudos parecen
completamente restaurados, ¿estás consciente?

Sí, dijo a Aden. ¿Deseas discutir el incidente? Nunca olvidaría la


infestación de insectos psíquicos, sus caparazones brillantes y sus patas
trepadoras.

Sí. En conferencia. Te enviaré el código.

Después de recibirlo, Ethan se giró hacia Margo.

—¿Hay algún comunicador que pueda usar para una reunión


privada?

—Seguro. Sígueme.

Ethan lo hizo después de echar una mirada a Selenka. Ella encontró


su mirada y cuando él vocalizó, Comunicador, asintió. Layal se quedó con
ella.

Solo en la pequeña habitación ordenada con una pantalla grande al


final, Ethan insertó el código de comunicación. Lo llevó hasta una
conferencia que tenía tres rostros familiares; Aden, Kaleb Krychek, y
Memory Aven-Rose.

Fue Memory, su presencia aun extrañamente familiar, quien dijo:

—Estás bien —Una sonrisa grande que alcanzó sus ojos—. Eso fue lo
más escalofriante del mundo. Estaré teniendo pesadillas con esos insectos
por un tiempo —tembló.

Ethan estuvo de acuerdo.


—Nunca había visto una infección como esa —Tomó una pequeña
pieza de papel y comenzó a doblarlo fuera de la vista de las cámaras.

—Por las imágenes psíquicas que ambos compartieron, —Krychek


dijo—, tampoco yo —Su físicamente perfecto rostro no mostraba nada, sus
ojos cardinales tranquilos—. Tampoco estoy consiguiendo respuestas de la
MentalNet o de la MentalDark, pero han involucionado a tal punto que la
comunicación no es otra cosa que imposible.

Ethan no sabía que Krychek pudiera comunicarse con la


neoconsciencia que era el corazón de la PsyNEt, y no sabía nada de una
DarkMind. Pero esas preguntas podían esperar.

—¿Has localizado a algún otro E que pueda ver los insectos? —


Después de un pensamiento, hizo otro doblez preciso.

—No —Los afilados pómulos de Aden y su cabello negro liso y sedoso


capturaba la luz mientras inclinaba la cabeza—. Una vez que Memory se
recuperó y fue capaz de hacer un registro de ello, usamos el insecto atrapado
para probar su visibilidad a un amplio rango de Psy, desde telépatas y
empáticos hasta los psicométricos. Por mucho, solo tú y Memory pueden
verlos.

—Podría ser porque ambos estamos un poco locos —Memory dijo,


entonces miró fuera de la cámara y sonrió—. Es una broma, Sr. Lobo
Gruñón.

Ethan no estaba tan seguro de su propia estabilidad mental, pero las


oportunidades de que dos casi extraños compartieran una alucinación era
poco probable. Especialmente dado que Memory había visto los insectos
justo después de haber entrado a la PsyNet, mucho antes de que él tuviera
tiempo de, incluso inadvertidamente, indicar su presencia.
—Debe haber algo diferente acerca de nuestros cerebros —él dijo al
final.

Los labios fruncidos de Memory estaban pintados de un vibrante


naranja otoñal —¿Puedes hacer algo más relacionado a los que padecen el
Síndrome del Escarabajo?

La empática hizo una mueca.

—Solo un limitado porcentaje de aquellos encontrados.

—El porcentaje más peligroso —Krychek aclaró— Los más fuertes de


aquellos que padecen el Síndrome.

—¿No todas las víctimas son fuertes? —Ethan tenía la impresión de


que el Escarabajo afectaba solo a Psy de alto gradiente.

Fue Aden quien respondió.

—Parece ser un caso de grados. Un salto de Gradiente 2 a Gradiente


6 es un cambio importante, como lo es uno de 5 a 8.

El rostro de Memory perdió su brillo.

—No se ve bien. No parece haber manera de ganarle al reloj para


aquellas personas. Un par de los más afectados ya han dado a conocer su
decisión de terminar con su vida. No quieren morir sin saber quiénes son o
en lo que se han convertido.

Ethan una vez hizo la misma elección… pero ahora toda su vida había
cambiado. Se le había dado una elección alternativa, pero si Memory estaba
equivocada y el era un Escarabajo, significaría la aniquilación de cientos.

—¿Nos darán permiso de comparar sus cerebros?—Aden preguntó.


—Memory, puedes tener tus escaneos hechos por quien confíes.

—Pensaré en ello —La empática dijo con el ceño fruncido.

—¿ADN? —Ethan sugirió, porque era menos intrusivo—. Tengo


curiosidad en lo que nos conecta.

Memory lo ponderó antes de dar un pequeño asentimiento.

—Pero quiero los tuyos. Mi manada y la de Alexei pueden realizar las


pruebas.

—Aden, por favor envía mi muestra de los archivos del escuadrón a


Memory —Cada Flecha tenía muestras archivadas en el Cuartel General
Flecha; las Flechas que morían en el campo a veces no podían ser
identificadas de otra forma.

Krychek interrumpió antes de que Aden pudiera responder.

—Pedí a otra persona unirse a esta reunión.

La pantalla del comunicador se partió en cuatro al terminar sus


palabras, el rostro que apareció en el cuarto espacio era el de una mujer con
cabello negro cortado de forma angular, su piel como porcelana. Ethan
nunca antes la había conocido en persona, pero había escuchado en cierto
momento que su madre tenía ascendencia japonesa, y esa historia genética
se mostraba en la forma de sus ojos y los ángulos de su rostro.

Nada de eso fue tan importante ante la sensación de poder y paciencia


letal que se desprendía de ella. Esta era una mujer que se tomaría su tiempo,
eliminaría a sus enemigos con un sigilo tan cruel que nadie sería capaz de
probarlo, y ella nunca perdería su frialdad, nunca mostraría una sola
debilidad.
Estaba cara a cara con Nikita Duncan, antigua Consejera Psy, madre
de Sascha Duncan, y actual miembro de la Coalición Gobernante PSy.

Y una mujer con las manos empapadas de sangre.


Capítulo 37
Toca a mi hija o nieta y harás de mi un enemigo. Eso no sería vetajoso para tu
buena salud futura. No soy mi hija, para preocuparme por líneas éticas, la PsyNet está
cubierta con los fantasmas sin voz de aquellos que una vez pensaron en estar en mi contra.
—Frase atribuida a Nikita Duncan (sin verificar).

—Nikita — Krychek dijo en una voz tan potente como la medianoche


—, necesitamos hablar sobre tu habilidad de enviar virus mentales.

Para sorpresa de Ethan, Nikita no pretendió no tener la habilidad.

—¿Qué deseas saber? —preguntó, su tono frío al punto del


congelamiento.

—¿Ves criaturas como estas cuando envías un virus?

Fue claro por la ligera pausa siguiente que Krychek estaba enviando
las imágenes mentales que Ethan y Memory le habían enviado. Que lo
hiciera sin mostrar signos de estrés cuando él estaba en Moscú y Nikita muy
probablemente en San Francisco hablaba del vasto alcance telepático.

Los ojos de Nikita se entrecerraron ligeramente en las esquinas.

—¿Qué es esto?

Krychek explicó.

—Solo tenemos una muestra viva—Una pausa—¿Deseas verla?

Su pronunciamiento fue interesante, Ethan pensó. Claramente, el


cardinal no quería predisponer a Nikita sobre no ver a la criatura.

—Sí, —ella dijo.


Durante los tres minutos que ambos estuvieron en la PsyNet y no
prestaban completa atención a sus pantallas, Memory amplió sus ojos hacia
Ethan en una pregunta silenciosa.

Él sacudió ligeramente la cabeza. No aquí.

Memory frunció el ceño.

Ethan la miró de vuelta.

Y la mente de Aden tocó la suya. ¿Qué está pasando?

Una vez, Ethan habría ignorado esa pregunta. Una vez él no habría
notado la profunda preocupación en el rostro del líder del Escuadrón cuando
miró a Ethan. Memory tiene la idea de que no tengo el Síndrome. Quiere que
baje mis escudos para ver qué poder emerger.

Eso parece arriesgado al extremo.

Al menos Aden lo entendió, entendía por qué Ethan estaba dudando.


Ella cree que Sascha Duncan puede crear escudos que me ayudarán a
mantenerme, pero no quiero hacer a menos que alguien poderoso esté
preparado para derribar mi mente en caso de que mis habilidades mentales
se descontrolen. Fue una solicitud silenciosa, Ethan no estaba
acostumbrado a pedir ayuda.

Solo dime la hora y el lugar y estaré ahí, Aden dijo sin dudar.

—Esa es una criatura muy preocupante —La voz de Nikita cortó el


aire y, a pesar de sus palabras, no contenían ninguna sensación de disgusto
u horror—¿Dices que hay cientos de ellos?

La voz de Memory se abrió.


—¿Tú lo viste?

Nikita Duncan le lanzó una mirada tan gélida que era glaciar.

—Mi corteza visual no ha implosionado hace segundos, así que sí.

Sin inmutarse, Memory lanzó sus manos, sus rizos rebotando.

—No tengo idea cómo es que eras la madre de Sascha.

—Involucra un huevo y esperma.

Krychek interrumpió en medio de la fría conversación para explicar el


problema a Nikita. En cierto punto, ella se reclinó en su asiento y dijo:

—Ya veo —Un buen medio minuto pasó antes de que añadiera—. Para
responder a tu pregunta inicial, no, esto no es lo que veo, es un macrocosmo
de lo que yo veo. Los virus están magnificados a un tamaño visible al ojo
desnudo.

Ethan lo vio entonces, lo que Krychek estaba pensando.

—Un Escarabajo con tu habilidad magnificada a un estado cardinal


—él dijo, sabiendo que estaba describiendo una cosa de absoluto horror.

Nikita se quedó inmóvil.

—Mi habilidad es menor por una razón. Es increíblemente destructiva


incluso cuando se aplica con absoluta precisión. Sobrevivir es imposible.

—Tenemos sobrevivientes —Aden respondió— Tres están en cuidado


crítico, con severa inflamación cerebral, pero las medicaciones normales
parecen estar funcionando. Dos más ya están estables, sin signos de daño
a largo plazo.
—Obre tuya ¿asumo? —Nikita le dijo a Memory.

—Siéntete libre de asumir lo que quieras —Memory dijo alegremente,


sin ofrecer información adicional.

Protegiendo a Ethan.

Estaba comenzando a ver por qué Selenka a veces decía “Empáticos”


en ese tono de voz.

—Pero —Memory añadió—, si puedes verlos, probablemente puedas


liquidarlos.

—Nunca lo he intentado —Nikita se encogió de hombros, e Ethan supo


que era un gesto más bien calculado destinado a parecer natural—. Cuando
libero los virus —dijo, su mirada en la de Memory— mi intención es que el
blanco muera.

Memory le devolvió la mirada, sus brazos cruzados contra su pecho.

—Si eres capaz de afectarlos, tu currículum ahora incluirá el título de


socorrista. —Krychek miró entre Nikita y Memory pero no hizo comentarios
en el silencioso enfrentamiento—. Sí es una habilidad Escarabajo como todo
parece indicar, tendremos otro ataque pronto. Memory no puede encargarse
de todos ellos sola.

—Asistiré, —El acuerdo inmediato de Nikita fue inesperado. Entonces


añadió—, un virus desenfrenado diezmará la Net. Eso no es bueno para
ninguno de nosotros, y si este distribuidor de la infección estuviera cuerdo,
serían conscientes de ello.

Incluso con su limitado conocimiento de las políticas Psy y juegos de


poder, Ethan sabía que Nikita era una potencia económica, y que la PsyNet
era su hogar. Tenía cero dudas de que ella sobreviviría en caso de sufrir una
falla catastrófica total, pero una Net fragmentada colapsaría la bolsa de
valores, devastando su base de poder.

—Así que —Krychek dijo—, en este punto, con la información


disponible, perece que tenemos una red de Escarabajos vinculados. Sin más
detalles, todo lo que podemos hacer es ver y responder. Ethan, tu trabajo es
vigilar y tratar de rastrear cualquier indicación de actividad del virus. Es tu
prioridad.

Ethan miró a Aden y consiguió el asentimiento del líder del escuadrón.


Porque mientras que aún estaba conciliando el hecho de ser parte de esta
hermandad, pertenecía más a ellos que a Krychek.

—Entendido —dijo, consciente de que si podía rastrear al individuo


detrás del macro virus, salvaría infinitesimalmente más vidas de las que lo
haría si simplemente asistiera limpiando la infección.

Sin embargo… Era una decisión de abandonar algo por el bien de


varios, y eso se sintió intrínsecamente mal para él. Quizá era debido a su
lazo con Selenka y la forma en que ella valoraba a cada persona. Incluyendo
Ethan.

Una mente tocó la suya, su voz más débil que la de Aden, pero era
“suave” en una forma que hubiera esperado de un empático. No los
abandonaré, Memory prometió cuando él aceptó la comunicación. Parece
que Nikita tampoco lo hará. No tienes de qué preocuparte.

Una oleada comenzó a construirse en el fondo de su mente. Gracias,


dijo. Ciérralo. El contacto contigo esta exacerbando el poder renegado.

Ethan, tienes que hacer la prueba pronto. Tu mente está bajo


demasiada presión, Memory dijo rápidamente antes de cerrar el vínculo
telepático.
Ethan captó un indicio de hierro húmedo en ese momento, justo
mientras su cabeza comenzaba a palpitar como una batería, y dijo.

—Tengo que irme —Desconectándose de la llamada antes de que el


sangrado se mostrara en su rostro, rechazó el intento de Aden de hacer
contacto telepático.

Dolor lo sacudió, tan fuerte que se dobló con sus manos en sus
rodillas. Se sentía como si su cerebro estuviera tratando de empujar su
camino fuera de su cráneo. Su sangre estaba en llamas, la loba dentro de él
una bestia con garras.

—¡Ethan!

Escuchó la voz de Selenka en la distancia, sintió la fuerza con la que


empujó la puerta abierta, y supo que no podía caer. Era el compañero de
una loba alfa. Era el compañero de Selenka Durev. Y se mantendría a su
lado fuerte y peligroso. Sería su caballero.

Alzándose en toda su altura después de limpiar la sangre, encontró la


mirada dorada. Sabía que sus propios ojos se habían vuelto negros, pero
estaba erguido, el dolor contenido detrás de una fachada inexpresiva.

La manada de lobos de origami que había estado creando yacía


tumbada sobre el suelo.

—Suficiente. —Selenka cortó con una mano—. No me quedaré


alrededor para verte morir pieza por pieza —Acercándose, apretó su
mandíbula con una mano—. Contacta a Sascha Duncan o lo haré por ti.

—No aquí. —Ethan no iba a negociar esto—. No traeré extraños a tu


guarida, no expondré a tus vulnerables.

Los ojos de Selenka brillaron, pero suavizó su agarre.


—Bien. Conduciremos a la sede principal. ¿Puedes arreglar que nos
encuentre ahí?

—Sí.

Ethan usó la impresión telepática de Memory para enviarle un


mensaje en ese momento, dejándolo tan corto como fuera posible. ¿Sascha
puede verme pronto?

Una pausa antes de que ella rápidamente respondiera, Treinta


minutos. Arregla el telepuerto, y terminó el contacto.

Ethan le dijo a Selenka el periodo de tiempo, y ambos corrieron a la


bahía de vehículos de la Madriguera, Loyal andando detrás de ellos. Sería
una conducción difícil para llegar a la sede principal en ese tiempo, pero era
posible. Al mismo tiempo, Ethan cambió de “canal” telepático para contactar
a Aden. Necesito una asistencia de telepuerto. Del territorio DarkRiver a la
sede principal de BlackEdge en treinta minutos.

¿Estado de la solicitud?

Urgente.

Espera. Ese periodo de espera duró menos de diez segundos, tiempo


en el cual alcanzaron un vehículo con llantas todo terreno y saltaron dentro,
con Selenka en el asiento del conductor. Vasic los recogerá y los regresará.
Necesitará una visual.

Sascha Duncan. Como cardinal empática, tenía que conocer a la


compañera de Vasic, Ivy Jane Zen. Vasic probablemente ya tenía la visual
para anclar el telepuerto.

Su teoría fue confirmada cuando Aden dijo, Vasic contactará a Sascha


para arreglar el arribo.
Gracias. Entonces pensó en la silenciosa solicitud que le había hecho
y que Aden había prometido asumir. Te necesitaré ahí cuando sea momento
de hacer la prueba.

Aden estuvo en silencio por un momento. Construye tus escudos y


haremos la prueba, Ethan. No perderé a uno de mis Flechas sin causa, y este
es un mundo nuevo. No sabemos todos sus secretos y no podemos predecir lo
que nuestros cerebros harán liberados de los grilletes del Silencio. Estaré ahí.
¿Debería traer a Memory?

Mientras conducían en el naranja rojizo de la puesta de sol, Loyal


jadeando en el asiento trasero, Ethan pensó en cómo su poder renegado
reaccionaba a Memory, a su ferocidad. El control no significaría nada hasta
que fuera verdaderamente probado. Sí.

Terminando la conexión telepática, se giró para ver a Selenka.

Su mandíbula estaba apretada, sus mejillas sonrojadas, y sus manos


apretadas en el volante.

—Está todo arreglado. Primero los escudos, después la prueba.

Sus garras irrumpieron de las puntas de sus dedos.

—Todo el camino, Ethan. Probaremos todo esto hasta el jodido final.


No perderé a mi compañero.

Su gruñido era una vibración en sus huesos para cuando llegaron a


la sede principal con cinco minutos de sobra, gracias a los reflejos de
Selenka. Ella podía conducir a una velocidad letal sin equivocarse.
Entrando, caminaron hacia el fondo, pero Ivo sacó la cabeza de una
habitación antes de que alcanzaran el patio.
—¿Pastel? —El delgado hombre, con círculos oscuros debajo de sus
ojos pero con unos pantalones negros y una camisa apretada color aqua,
extendió un plato con gran trozo rojo glaseado de blanco —Chaos —una
mirada a Ethan— ese es el chef principal de los osos, dejó un gigantesco
pastel en agradecimiento a que le abastecí de una rara especia hace un par
de semanas.

Tomando el plato, Selenka tomó un gran bocado, murmurando a su


alrededor. Sonaba a algo como.

—Gien, ahra stoy cmiendo pastl d oso.

Ethan negó ante la oferca de un trozo, mientras Loyal caminó para


asomarse en la puerta trasera del patio.

—¿Eres un cocinero, también?

—No, soy un especialista en comer que tiene un versado interés en


hacerse amigo de chefs. —Ivo mordió la rebanada que le había ofrecido a
Ethan—. Y yo necesito el azúcar para funcionar. Los Discípulos resultaron
estar limpios como la puta nieve, pero no lo compro. Alguien en ese grupo
es brillante en el arte de los trucos financieros, y mi dinero está en Blaise.

—¿Ningún rastro de papel?—Selenka preguntó después de devorar su


pastel,

Lamiendo el azúcar glaseado de su labio superior, Ivo sacudió la


cabeza.

—¿Alguna indicación de que Blaise o Nomani tienen entrenamiento


financiero avanzado?
—No, pero eso no significa nada. Aprendí la mayoría de mis super
habilidades —movió los dedos de una mano—, por puro interés y obsesiva
determinación.

—Ivo puede hackear la mayoría de las bases de datos Psy con una
mano atada detrás de su espalda —Selenka le dijo a Ethan—. No le des
acceso a tus dispositivos a menos que quieras que sepa los detalles de tu
cuenta bancaria.

—-¡Hey! —Ivo lazó sus manos al aire—. Solo porque miro no significa
que usaría esa información. ¡Tengo principios!

Resoplando, Selenka cambió su atención hacia el patio.

Fue suavemente iluminada contra el cielo nocturno con hebras


brillantes teñidas de un cálido dorado que atravesaron el área al nivel del
techo. No las había notado durante el día, pero entonces, no había estado
exactamente en el mejor momento mental.

Hoy, sus ojos fueron hacia la mujer que ahora estaba de pie en el
centro del patio, sus brazos cruzados y sus pies separados. Sin dejarse
intimidar por su presencia, él cruzó la distancia hacia ella, y la tocó, porque
su compañera era una loba… y porque necesitaba el contacto. A pesar de
que no lo alejó cuando acunó su mejilla, ella no se suavizó.

Rosó sus labios sobre los de ella.

Cuando siguió sin suavizarse, repitió la cción una y otra vez mientras
acariciaba su pulgar sobre su mandíbula. Le tomó una era para que ella
partiera sus labios, incluso más para que pusiera sus manos en su cintura.
Sus ojos eran rendijas de oro cuando levantó su cabeza.
—Aprendes rápido —ella dijo, su voz rasposa—. Pero aún patearé tu
trasero si dejas que el miedo que Ming puso en tu mente gane.

—No puedes —él dijo, actuando por instnto—. Soy una Flecha.

Un tenso momento antes de que lanzara su cabeza hacia atrás y riera.

Ethan estaba bebiendo ese sonido, partes de él enterradas hace


tiempo estirándose y alcanzándolo, cuando sintió un hormigueo en la parte
posterior de su cuello. Se giró para encontrar a Ivo escoltando a Vasic, un
hombre muy musculoso, y a una mujer con ojos cardinales.

El tq, la manga de su uniforme izquierdo doblada cuidadosamente en


el muñón donde su brazo había sido removido, habló a Ethan.

—Sascha tiene los detalles de mi contacto para cuando necesite


volver. Memory y Aden están ambos en la ciudad, a una distancia rápida de
esta locación —Se transportó lejos antes de que Ethan pudiera agradecerle.

Sascha Duncan no se parecía en nada a su madre. Ella era alta, su


piel de un castaño miel, y su cabello de un suave ébano. Usaba una sola
trenza y estaba vestida con pantalones entallados en negro. Los pantalones
tenían pequeñas flores rosas en ellos, el color destacando por el top de
manga larga que se arremangaba en sus muñecas y tenía un moño suelto
en el cuello.

En su muñeca había un brazalete hecho de pequeños y coloridos


bloques que deletreaban su nombre. No combinaba con nada en su
vestimenta, pero Ethan sabía lo que era, un regalo de un niño. Zaire tenía
un brazalete similar, creado para ella por dos de los niños en el Valle, el
lugar soleado que era el nuevo hogar del Escuadrón Flecha.

Entonces esos ojos cardinales cayeron sobre Ethan.


El Arquitecto
Tres poderosos jugadores del Consorcio fueron rastreados utilizando la información
de Cray. Dos están en custodia. El tercero fue asesinado cuando decidió responder
extrayendo armas.
—Abbot Storm, Equipo de Asalto Épsilon, a Aden Kai

Encontrar a Ezra fue una revelación. Le mostró a la Arquitecta cómo


desenterrar más de su tipo. Mas de la nueva estirpe Psy. Ezra también le
había dado otro regalo: le demostró lo que ella podía hacer si tuviese acceso
a otras mentes Escarabajo. Ezra fue cooperativo, incluso agradeció su
intervención; había estado lleno de terror y tomó la cuerda segura que ella
le ofreció. Hizo las cosas muy fáciles.

Ahora tenía un hilo que la vinculaba a él, así como él lo estaba a ella.
Igual que el Panal estaba destinado a vincular todas las mentes en la PsyNet,
creando una base fuerte para su raza.

Se decía que un enlace al Panal evitaba la locura, pero la Arquitecta


vio la verdad con los lentes de su nuevo poder: siempre fue un mecanismo
de control y vigilancia, todos ellos constantemente monitoreados por
aquellos que se creían a sí mismos gobernadores de los Psy. Ella rompió la
conexión durante un momento de caos, nadie se dio cuenta. La empática
vinculada a ella probablemente creyó que se había vinculado a otro E
después del suceso.

Pero la Arquitecta no iba a ser una marioneta.

No, ella sería la titiritera, la araña con una red de mentes poderosas
dispuestas a servirle. Esclavizadas de tal forma que pareciera un placer
servirle. Ezra fue el primero. Esta noche encontró un cuarto sujeto y él
estaba lleno de rayos que hablaban de inmenso poder.
Liberando un virus en el que trabajó con delicadeza y paciencia para
que no matara, pero que simplemente... impulsara a la otra mente a ser
receptiva a la suya, no la eligió inmediatamente como objetivo para el virus.
Tal vez fuese mejor hacer lo que hizo con Ezra y pedir entrar.

Era una pena que el virus no funcionara tan hábilmente con mentes
normales. Lo probó en cinco sujetos diferentes después de descubrir su
habilidad. Los cinco se volvieron locos y murieron por sus propias manos.
Oh, bueno, estaban debajo de ella de todas maneras. Al igual que las
preguntas de pánico que venían de los estúpidos del Consorcio que se
permitieron a sí mismos hacer conexiones con Cray. Ella tenía cosas más
importantes en las que ocupar su mente.

Un milagro estaba ocurriendo entre los Psy.

El crecimiento de nuevas personas.

Mejores personas.

La PsyNet pertenecía a la Arquitecta y a sus hermanos... sus niños.


Capítulo 38
Es hora. Prepárense.
—El Arquitecto

Sascha Duncan estaba lejos de ser la primera cardinal que Ethan


hubiese conocido, pero la vista de sus ojos tenía todavía un impacto visceral.
Los ojos cardinales eran los ojos más extraordinarios del mundo. Un barrido
de obsidiana salpicada con “estrellas” blancas, sus ojos eran pedazos de
cielo nocturno. Se rumoreaba que cada par era único, sin embargo, Ethan
nunca estuvo el tiempo suficiente con diferentes cardinales para comparar.
Pero el hecho de que Sascha era poder era indisputable.

Su energía psíquica pulsaba en el aire de la misma manera que la


fuerza alfa de Selenka. Pero donde el poder de Selenka era agresivo, una
cosa de garras, dientes y dominancia, el de Sascha era como agua que movía
todos los obstáculos en su camino.

Selenka medio se rio, medio gruñó justo allí.

—Sanadora.

Los labios de Sascha se curvaron.

—Alfa. —Una respuesta gentilmente afectuosa. —Vivo con uno... las


garras y los gruñidos no funcionan en mí, me temo.

—Tu compañero es un gato, —Selenka gruñó. —Los lobos son muy


diferentes.

—Eso es lo que Lucas sigue diciéndome, —le dijo Sascha con una luz
en sus ojos que decía que no se lo creía. —Este es Clay. —Señaló al hombre
de ojos verdes a su lado.
Su cabello era negro contra piel oscura, así como lo eran los
pantalones cargo que vestía con una camiseta gris simple. No estaba en
duda que era un depredador dominante, pero no era un lobo. No, había algo
intrínsicamente felino acerca de sus movimientos.

Selenka y el leopardo estrecharon sus manos, dos depredadores


midiéndose el uno al otro.

Dejándolos en lo suyo, Sascha dirigió sus próximas palabras a Ethan.

—Deberíamos hablar a solas para poder concentrarnos.

—Clay y yo esperaremos en la sede, —Selenka habló antes de atraer


a Ethan a un beso, su húmedo calor una marca. —Todo, Ethan. Te mereces
todo. Pelea por ello.

Su toque, sus palabras, permanecieron mucho después de que


caminara al edificio. La sombra de Clay no se movió después de que el
hombre entrara al portal.

—Clay es terco, —murmuró Sascha atrapando la mirada de Ethan. —


Le dije que no me harías daño y me dio la “mirada” que los dominantes
guardan para los sanadores y los empáticos.

—Es una precaución sabia en territorio extraño.

—¿Ves? —Un gruñido vino desde el interior de la entrada. —La Flecha


está de acuerdo conmigo.

Con los labios temblando, Sascha indicó:

—Nos sentaremos en aquellas sillas de jardín del final, donde grandes


orejas de gato no nos escuchen.
Una vez sentado, Ethan dijo:

—¿Necesitarás mirar dentro de mi mente?

La expresión de Sascha se volvió solemne, nada de humor ahora.

—Eso era de lo que quería hablar contigo a solas; permitir a alguien


dentro de tu mente es algo que requiere de gran confianza y no me conoces.
—Inclinándose, colocó sus antebrazos sobre sus muslos. —Estoy dispuesta
a responder cualquier pregunta que tengas, decirte lo que necesites para
sentir esa confianza.

—No es necesario. —Ethan no se movió. —Ya he decidido.

Sascha lo miró por un largo momento.

—Y una vez que decides, así es, —dijo, y no fue una pregunta. —Está
bien, entonces hagámoslo. —Se enderezó, repentinamente una cardinal
abrasando con poder donde antes estaba una empática, gentil y amable. —
En primer lugar, ¿factores de riesgo?

Ethan le contó sobre su habilidad de utilizar la luz como arma.

—Existe una oportunidad menor de que me vuelva salvaje durante el


proceso de construir escudos mientras estoy entre ellos.

—Construiremos los nuevos primeros, —Sascha aclaró. —Estarán


arriba antes de que bajes los viejos. —La cardinal sacudió sus hombros. —
¿Listo?

—Sí.

El toque mental contra su mente era suave.


Tomó un esfuerzo increíble obligarse a sí mismo a bajar sus escudos
públicos, aquellos que mantenían su mente privada del mundo. Nadie había
estado dentro de su mente desde el día en que se liberó de Ming. Pero la
presencia psíquica de Sascha no tenía nada en común con la del antiguo
Consejero. Ella también era escrupulosa en apegarse a un camino que
dirigía sola y directamente a sus escudos internos.

Le tomó tiempo investigar esos escudos, pero cuando terminó, fue con
el ceño fruncido más oscuro que el de Memory.

—Sí siento un poder masivo detrás de tus escudos, pero tu mente no


se siente como una desintegrándose.

—No hay otra explicación para un poder tan violento saliendo a la


superficie después de una vida latente. —Ming ciertamente hubiese sacado
provecho de cualquier poder de Ethan, especialmente desde que había sido
un niño cuando entró al escuadrón, sin la habilidad para ocultar cualquier
cosa. —Mi mente la subyugó por alguna razón.

Sascha separó los labios antes de sacudir la cabeza.

—Discutiremos acerca del qué y el por qué después. Primero, los


escudos. —Comenzó a lanzar instrucciones telepáticas a su mente una vez
más. Después de diez minutos en ello, se dio cuenta de que ella estaba
diseñando sus escudos desde cero. La miríada de instrucciones tenía la
intención de exponer tanto como sus fuerzas y sus debilidades en el área.

Ethan creía que Ming era un maestro constructor de escudos, y no


había dudas de que el antiguo Consejero era brillante al atrapar mentes,
pero esta delicadeza de construcción estaba en otro nivel.

—¿Aden sabe que puedes hacer esto? —Le preguntó a mitad de


camino.
—¿Hmm? —Frunciendo el ceño, ella le dio otra instrucción. —Nunca
hemos hablado específicamente sobre el tema.

—¿Puedo reportarle acerca de lo que estás construyendo para mí? —


Tenía una profunda necesidad de devolver al escuadrón lo que le habían
dado en el momento en que lo aceptaron cuando ni siquiera se aceptaba a
sí mismo. —Creo que podrías construir mejores escudos para algunos del
escuadrón.

—Seguro. —La atención de Sacha estaba obviamente en su mente. —


Me gusta la mecánica de los escudos y siempre tenemos Flechas alrededor
del recinto de entrenamiento de empáticos. —Las instrucciones vinieron de
nuevo, tan fuerte y rápido que tuvo que estrechar su concentración para
poder seguir el ritmo.

Estaba sudando para el momento en el que ella pidió una pausa, su


corazón golpeteando.

No se sorprendió cuando su compañera salió con bebidas nutritivas.


Agarrando una mientras Sacha aceptaba la otra, inclinó su cabeza contra el
muslo de Selenka mientras ella se paraba a su lado.

—Ethan, — Sacha habló después de terminar su bebida. —Vi bastante


mientras estaba dentro de tu mente. —Ninguna amenaza o alarde en su
tono. —No me refiero acerca de secretos o recuerdos. Estoy hablando acerca
de lo que llamas poder corrupto, sea lo que sea que estás acorralando detrás
de esos escudos es devastadoramente poderoso. Pero se siente familiar.

—Las habilidades Escarabajo son habilidades ordinarias súper


cargadas, —Ethan señaló.

Sacha asintió en acuerdo reluctante.


—Necesito estar ahí cuando decidas dejar caer tus escudos. Si no soy
yo, entonces otra E en la que confíes. También necesitas un Psy que haya
tenido contacto con un gran rango de habilidades psíquicas, incluyendo las
inusuales, que sea capaz de reconocer lo que existe detrás de tus escudos.

—Puedo... —Ethan comenzó.

—No. —El tono de la cardinal fue inesperadamente duro. —Estás


profundamente predispuesto. Estás condicionado a verlo como una
amenaza.

—Le he pedido a Aden que esté allí también. —Ethan dijo notando que
no se lo había mencionado a Selenka. —Como medida de protección.

Selenka estrechó sus ojos hacia él, pero asintió.

—Mientras que no trate de sobrepasar a tu compañera. —Ella jugó


con su cabello mientras golpeaba con su pie. —Con personas fuera de la
manada involucradas no podemos hacer el experimento en la guarida
principal como originalmente sugerí. Pero tengo una idea de otro lugar que...

Un grito de agonía se extendió a través del cráneo de Ethan. Era tan


fuerte, tan ruidoso que le tomó la mitad de un segundo darse cuenta de que
venía desde la PsyNet. Abriendo los ojos en el plano psíquico, vio una ola de
rayos. Choque contra choque, todas apuntando a la sección de la Red en
peligro de un colapso fatal.

Una sola mirada y supo que el área era el hogar de decenas de miles.

Se colocó en el camino del poder, pero no tuvo la fuerza de mantenerse


por más de un segundo o dos. Luego un poder oscuro medianoche se unió
al suyo.
—Lo tengo. —Dijo una voz igual de oscura, el poder detrás de él tan
vasto que Ethan supo quién era al momento: Kaleb Krychek, cardinal
telequinético. Pero viendo la profundidad de su poder en acción, Ethan supo
sin duda que Kaleb era más. Tal vez uno de los místicos cardinales dobles.

—La PsyNet se está colapsando aquí, —el otro hombre dijo.

—No se está colapsando, —Ethan respondió. —Está bajo ataque de


olas de poder desde una fuente concentrada. —Y, si Kaleb no podía verla,
tenía que estar conectada con Escarabajo.

—Síguelas, —Krychek le ordenó al instante. —Encuentra la fuente.

Ethan ya se estaba moviendo antes de que Kaleb hablara, conducido


por la necesidad de proteger a miles de personas que no merecían morir sólo
porque alguien decidió empujar una brecha en la PsyNet a una falla
catastrófica

Ethan no se sentaría a un lado y sería testigo del asesinato


sistemático.

Frente a él, los destellos del relámpago comenzaron a parpadear y


perder forma, pero todavía podía ver el débil brillo que dejaban en la Red.
Atrapó el último vistazo antes de que la energía desapareciera dentro de una
mente en particular. Lo tengo, le dijo telepáticamente a Kryckek. Las
coordenadas a continuación.

Aden está en camino de interceptarlo. Debo cerrar esta brecha. Vigila


la aparición de otro ataque y envíanos una advertencia a ambos.

En el plano psíquico, Ethan estaba consciente de Selenka de pie a su


lado con la mano en su cabello, mientras Sascha se levantaba y se despedía.
Su compañera sabía que no estaba del todo presente, pero no le obligó a
regresar... y él entendió. Podría estar furiosa con él por retrasar
inadvertidamente el experimento, pero no sustituiría sus decisiones, porque
ella no era su alfa. Era su compañera.

No fue hasta después de que Aden confirmó que el objetivo había sido
atrapado que Ethan dejó la Red.

Se despertó con Ivo sentado en la silla opuesta, el patio por lo demás


vacío, rodeado de noche e iluminado por el suave resplandor de las cuerdas
de luces que había notado antes.

—¿Cuánto tiempo? —preguntó después de recibir la bebida nutritiva


que el otro hombre le entregó.

—Noventa minutos. —Dejando la tableta con la que había estado


trabajando en su regazo, el teniente corrió una mano sobre su cuero
cabelludo perfectamente afeitado, revelando el brazalete de titanio que
Ethan veía cada vez que se encontraban. —Selenka tenía que regresar a la
guarida, un joven se las arregló para herirse bastante mal haciendo una
estúpida proeza. Como alfa, Selenka puede compartir la energía de la
manada con los sanadores y los heridos.

Ethan pensó en cómo Selenka supo de la muerte Emanuel, entendió


que estaba vinculada a su manada mediante sangre.

—¿El joven estará bien? —BlackEdge no podría soportar otra pérdida,


otra herida.

—Dinara fue la que respondió en primer lugar después del accidente,


me envió un mensaje antes de que despertaras para decir que está fuera de
peligro. Excepto por tener que enfrentar a las maternales cuando esté
despierto y corriendo. —Ivo silbó. —No quisiera ser él. Son tan lindas y hacen
todas las cosas hogareñas, hasta que pasas la línea. Entonces... —Dibujó
una cuchilla a través de su garganta.

Ethan supuso que las maternales eran parte de la jerarquía de la


manada, pero era una pregunta que dejaría en favor de otra.

—¿Dónde está Loyal? —Cuando Ivo pareció desconcertado, continuó.


—Mi perro.

—Oh, el chico escuálido. Le di una golosina; entonces Selya se lo llevó


con ella. Pensó que se asustaría con tu falta de respuesta.

Relajando los hombros, Ethan asimiló al otro hombre de nuevo.

—¿Por qué estás aquí?

Una ceja arqueada.

—Estabas fuera, Ethan. Selenka no te iba a dejar vulnerable y


tampoco ninguno de nosotros. —Sus siguientes palabras contenían una
intensidad que era piel lobuna contra la piel de Ethan. —Ella es nuestro
corazón y tú eres el de ella.

Las palabras lo golpearon fuerte, como lo hizo la comprensión de su


vulnerabilidad. Antes, siempre que estaba en el plano psíquico, continuaba
siendo consciente del plano físico, pero parecía que seguir los ataques de los
rayos causaba un desapego físico completo.

—¿Dijo algo acerca de la ubicación del experimento que planeo llevar?

Ivo asintió, pero el comunicador en el guante de Ethan sonó antes de


que pudiera hablar.
—Contesta. —El teniente se levantó y en ese movimiento se
evidenciaba la musculatura fluida que Ethan había visto la noche en la que
Ivo ayudó a mover el cuerpo de su amigo asesinado. —Debo pensar de todas
maneras.

Ethan no se sorprendió al encontrar el rostro de Aden en la pantalla


integrada dentro del guantelete.

—¿Cómo —el líder del escuadrón habló—, encontraste la fuente de la


sobrecarga de energía?

—Rastreé su firma. ¿No puedes verla? —preguntó para confirmar lo


que descubrió después de que Kaleb entrara a la Red.

—Nadie puede verla. Hemos estado asumiendo que la Red se está


fracturando debido a la desintegración subyacente. No teníamos razones
para creer que el daño estaba siendo exacerbado por violentas sobrecargas
de energías.

—Los colapsos anteriores pudieron haber sido simples. El día de hoy


Kaleb sí vio una onda en la Red.

—Se está volviendo cada vez más difícil mantener la Red unida... este
tipo de ataque concentrado podría hacerlo imposible. —El rostro de Aden
estaba cansado. —¿Estás disponible para una recogida de teletransporte?

Ethan alzó la mirada para ver a Ivo caminando de nuevo hacia él.

—Un momento. —Silenciando la llamada, habló al hombre que ahora


era su compañero de manada.

—Iré contigo. —La expresión de Ivo era resoluta. —Tus ojos todavía
no están del todo allí.
Ethan ahora entendió la hermandad... ambos, la de la manada y entre
el escuadrón. Así que simplemente asintió, luego confirmó la recogida con
Aden.

—Frente a la sede central de BlackEdge, —confirmó, Ivo y él


caminando juntos.

Vasic llegó tiempo después. El teletransportador estaba ahora usando


una prótesis de metal que tenía líneas coloridas de electrónicos y lo que
parecían ser venas. No era un hombre que hablara a menudo, Vasic sólo
encontró sus miradas en un saludo antes de completar el teletransporte.

Y Ethan se encontró en un pasillo estridentemente blanco roto sólo


por sillas de plástico duras de gris opaco que estaban atornilladas a la pared
y una planta verde antinatural que resultó ser falsa.

Los muros amenazaron con encerrarlo.


Capítulo 39
Crea un interruptor a prueba de fallos en las mentes de los sirvientes en caso de
captura. Nivel de dificultad apto para ser muy alto. Comienza a trabajar en ello de
inmediato.
—Nota de la Arquitecta a sí misma.

—¿Dónde estamos? —Ethan preguntó luchando contra su repulsión,


el lugar le recordaba fuertemente a la enfermería donde era llevado después
de sus castigos físicos.

— Instalación PsyM Eco, S. F., —dijo la mujer de estatura mediana


que estaba con Aden, su inglés contenía un acento melodioso y su cuerpo
curvilíneo estaba vestido con un mono negro a medida, alrededor del cuello
colgaba un estetoscopio simple y viejo, un dispositivo que había sobrevivido
a todas las edades de la modernidad.

—Soy la Dra. Maia Ndiaye. —Sus ojos eran grandes, la tonalidad de


un marrón oscuro manchado con ámbar, su piel azul-negro, y su cabello
oscurecido por una bufanda de un color verde vívido que llevaba envuelta
alrededor de su cabello en un patrón complicado.

Por su investigación, la Dra. Ndiaye era una Psy-M de cuarenta y un


años con una especialización en neurología que alcanzaba el 9.3 en el
gradiente, pero su rostro no tenía líneas de edad y su presencia no pulsaba
con poder. Ella había crecido en el Silencio, se dio cuenta, probablemente
tenía un control intenso sobre lo que proyectaba.

—El objetivo que identificaste. —Aden señaló con la cabeza hacia una
puerta no muy lejos de ellos.

Cuando Ethan miró a través de la ventana en la parte superior de esa


puerta, fue para ver a una mujer rubia delgada sentada en una cama de
hospital de alta tecnología. Vestida con pantalones de pijama azul pálido y
un top a juego, estaba mirando fijamente a la pared delante de ella, con los
labios en movimiento.

Los músculos de Ethan se apretaron.

—La encontramos en este estado, —dijo Aden en voz baja. —No ha


reaccionado.

—Podría ser un estado de fuga profunda. —La voz de la Dra. Ndiaye


no se alteró en timbre o tono, pero Ethan sintió un tipo de preocupación que
le hizo reevaluar su visión inicial de ella como sepultada en el Silencio. —
Su mente muestra los síntomas clásicos de Escarabajo, según todos los
casos confirmados hasta la fecha.

Un movimiento a la derecha, Memory Aven-Rose y su compañero


apareciendo con Kaleb Krychek. La empática se estremeció como si hubiese
sido golpeada duramente por un objeto doloroso, su cabeza sacudiéndose
hacia la habitación que contenía a la paciente.

—Escarabajo, —confirmó. —Definitivamente. —Una profunda


inhalación, un abrazo de su compañero, luego caminó a través de la puerta.

Mientras Ethan miraba, ella tocó la mano de la paciente y la mantuvo


allí. La mujer parpadeó no mucho tiempo después, sacudió la cabeza, y se
concentró en Memory.

— Qui es-tu? —preguntó. — Ou suis je?

Ethan no sabía francés, pero la Dra. Ndiaye sí y tradujo: ¿Quién eres?


¿Dónde estoy?

Mientras Memory murmuraba a la mujer y la Dra. Ndiaye se deslizaba


para unírseles, Aden habló con Ethan.
—Parece que puedes rastrear personas que sufren del Síndrome
Escarabajo cuando comienzan a perder el control y a rendirse al impulso de
liberar sus poderes. —Echó un vistazo hacia la dirección de la habitación de
la paciente. —No sabemos por qué decidió atacar la integridad de la PsyNet,
pero necesito que vigiles la aparición de algún otro como ella.

Ethan pensó acerca de los ecos de relámpagos, los fantasmas que veía
constantemente.

—Aden, hay muchos. No puedo rastrearlos hasta que se activen y


usen sus poderes, pero sus firmas están por toda la PsyNet.

Los ojos oscuros de Aden no demostraron sorpresa. Lo había


esperado, Ethan comprendió, estaba preparado para ello. Preparado para la
anarquía.

—Descansa, —el líder del escuadrón dijo pasando una mano a través
de las hebras de su cabello. —Te necesitaremos en las batallas que vendrán.

Ethan no se movió.

—¿Qué sobre ti? Puedo ver el cansancio en cada centímetro de tu


cuerpo.

La mirada de respuesta de Aden contenía un conocimiento


compungido.

—Zaira ha amenazado con atarme a nuestra cama si no estoy de


regreso en una hora y listo para descansar. —Un ceño. —¿Cuándo es el
experimento? Zaira sabe que tengo que estar presente para ello.

El aumento de poder dentro de Ethan había comenzado a crecer a un


punto donde la intervención era urgente, pero estaba casi balanceándose
sobre sus pies. Rindiéndose a lo inevitable, dijo:
—Necesito conseguir algo en la ciudad antes de continuar. Contactaré
a Zaira cuando te necesite.

Luego le pidió a Vasic que le llevara a él y a Ivo de regreso al punto de


recogida.

Una vez allí, el teniente lobo asintió hacia un vehículo aparcado cerca,
la calle nocturna tranquila.

—Es mejor que estés en territorio de la guarida si te vas a desmayar.

La cabeza de Ethan se sentía pesada mientras se sentaba en el asiento


del copiloto, sus ojos amenazando con cerrarse. Mientras luchaba para
mantenerlos abiertos, Ivo encendió el motor.

—Toma una siesta. Estás exhausto.

Ethan no estaba acostumbrado a simplemente apagarse y dejar su


bienestar en las manos de otros, pero este hombre ya lo había cuidado
mientras Ethan no estaba mentalmente presente.

—Un día te regresaré el favor, —se las arregló para soltar antes de
cerrar los ojos.

—La próxima vez que decida perder mi mente y tener una cerveza o
cinco con un oso, espero que seas mi hombre de apoyo.

Ethan no entendió la referencia, pero estaba muy cansado para


seguirle. Relajándose en el asiento, permitió que su mente se deslizara al
sueño. Una cortina cayó sobre sus pensamientos, la última cosa que sintió
fue un beso a través del vínculo de emparejamiento.


—Ethan, despierta.

Despertó al momento por la urgencia en el tono de voz de Ivo, pero


abrió sus pestañas una mínima fracción, usando la precaución de un
hombre que a menudo se despertaba en situaciones hostiles. El vehículo
estaba estacionado en una carretera tranquila que Ethan reconoció que
estaba a diez minutos del territorio de la guarida.

Frente a ellos estaba un árbol caído bloqueando el camino adelante,


un pequeño camión de color oscuro atrapado casi debajo de él.

Ethan levantó las pestañas, escaneó el área.

—Siento dos mentes cambiantes.

Inclinándose en el volante, sus ojos con un brillo nocturno, Ivo habló:

—Ese es un árbol viejo, pudo haberse caído solo... pero no me gusta.


Agradable y conveniente que pasara mientras alguien está tratando de
matar a los tenientes de Selenka. —Su voz no contenía nada de su ligereza
habitual, su tono rudo. —¿Las dos mentes están en la camioneta?

—Una está o dentro o muy cerca de ella. La otra está en los árboles.
—Ethan no podía obtener mucho más que eso sin arriesgarse a una brecha
psíquica.

Ivo abrió su puerta después de escanear cuidadosamente el área.

—No puedo escuchar nada y no oleré nada hasta que esté más cerca.
A mi tripa no le gusta, pero tengo que comprobar en caso de que dos de
nuestra gente hayan tenido un accidente. Esa camioneta luce como una de
nuestra flota y una persona pudo haber sido arrojada.

Ethan hizo el ademán de abrir la puerta, pero Ivo sacudió la cabeza.


—Quédate atrás. La luna está afuera, pero aun así está bastante
oscuro. Por lo general regreso a casa solo... si es una emboscada, podrías
ser una bonita sorpresa indeseable.

—Entendido. —Con la luna proveyendo suficiente luz para darle


combustible incluso sin la asistencia de fuentes de luz tales como su celular,
Ethan podía ayudarle desde la distancia, así que tenía sentido para Ivo hacer
el reconocimiento inicial, mientras Ethan cuidaba su espalda. —Llama
antes de ir.

Ivo hizo eso en silencio al enviar un mensaje a través de su teléfono,


entonces se alejó rápidamente, sin cerrar la puerta. Ethan le observó con
implacable concentración... y vagamente observó la sombra alzándose desde
el frente de la camioneta aplastada, su arma levantada en posición de
disparo.

Ethan disparó un rayo de luz a través del vidrio del parabrisas.


Mientras se destrozaba a su alrededor, fue consciente de dos cosas: la
primera, su estallido no había golpeado al objetivo sino al vehículo, y la
segunda, la otra mente que había sentido usó su distracción para acercase
más. Lo suficiente para apuntar su arma en la sien de Ethan.

Su respuesta fue el resultado de años de entrenamiento Flecha y una


furia sombría contra cualquiera que se atreviera a herir a Selenka de tal
manera. Se dejó caer de lado en el asiento mientras desabrochaba el
cinturón de seguridad. El fuego del láser cortó sobre su cabeza, lo suficiente
cerca para quemar, pero ya estaba pateando la puerta abierta, justo al
cuerpo del que hubiera sido su asesino. Estaba afuera de la puerta un
segundo después. El tirador estaba en el medio de intentar balancear el
arma de nuevo en su dirección.

Un estallido de luz y el asaltante estaba abajo.


Alzó la mirada para encontrar a Ivo de pie inmóvil sobre el cuerpo de
su asaltante, sus garras goteando y su anteriormente prístina camisa
moteada con sombras húmedas. Por el semblante de senos mientras
permanecía acostada, podía decir que su asaltante era femenino. Su mente
ya no existía en el plano psíquico.

Estaba muerta. E Ivo no se estaba moviendo.

Después de usar lazos de su bolsillo para inmovilizar al hombre que


le había atacado, Ethan caminó hacia Ivo, conducido por un instinto que no
podía entender... uno que le decía que el teniente le necesitaba. Pero no tocó
a Ivo. En su lugar, se acuclilló al lado del cuerpo ensangrentado de la mujer,
su abdomen destrozado por garras lobunas.

Las contracciones musculares al momento de morir significaban que


aun sujetaba su arma.

—Modo matar. —Indicó la claramente visible modalidad. —Con ese


rango habría liquidado tu cerebro. Uno de los dos tenía que morir.

El teniente tomó un largo aliento, exhaló con dificultad.

—Es la hermana de Blaise, Nomani. —Una mirada hacia donde el


asaltante de Ethan permanecía al lado del vehículo. —¿Blaise está vivo?

—Sí. —Ethan lo reconoció de las imágenes que había descargado del


líder de la iglesia después de la intrusión a tierra BlackEdge.

—Bien. —Los hombros apretados de Ivo se relajaron una fracción. —


Selenka querrá interrogarlo.

Con Ivo todavía inestable emocionalmente, Ethan fue quien llamó a


Selenka y sintió su furia correr a través del vínculo de apareamiento, su loba
lista para destrozar el mundo. Pero dijo:
—Cuida a Ivo.

Una vez que colgó, Ethan fue al vehículo y encontró una botella de
agua en la parte trasera, la cual llevó de regreso al lobo.

—Para que laves tus manos. —Ivo aún no había retraído las garras y
Ethan podía decir que la sangre le molestaba.

El otro hombre no dijo una palabra mientras se alejaban de la escena,


pero se tomó el cuidado de lavar sus manos con atención al detalle, mientras
Ethan vertía el agua en un chorro estable. Sólo cuando sus garras estaban
libres de sangre, las retrajo. Entonces lavó sus palmas. Y cuando Ethan se
quitó la chaqueta de su uniforme y dijo:

—Eres más delgado que yo. Te quedará. —Ivo no rechazó el gesto.

Se quitó su camisa manchada de sangre, usó un borde limpio para


retirar cualquier sangre residual de su piel, luego se colocó la chaqueta
sobre un pecho desnudo.

—Spasibo. —Una palabra áspera, un corto asentimiento, los ojos de


Ivo casi no encontrando los suyos.

Con la camisa ensangrentada y la botella de agua vacía en mano,


Ethan habló:

—Odio estar encerrado en cuartos sin luz. Las paredes me aplastan


hasta que no puedo respirar.

Ivo se congeló... luego se encontró con los ojos de Ethan de nuevo, los
suyos con el brillo nocturno lobuno. Asintió lentamente.

—Todos estamos algo jodidos. —Una ligera sonrisa, una profunda


liberación de tensión en sus músculos. —Gracias por el tiro de advertencia.
Ella estaba fuera de vista del ángulo del que caminaba. Si no hubieses
convertido la noche en llamas, podría estar tendido allí con el cerebro
licuado.

Con los rasgos sombríos, pero ya no angustiado de esa manera callada


y retraída, Ivo echó un vistazo al cuerpo antes de que los dos comenzaran a
caminar hacia el vehículo.

—Técnicamente este es todavía nuestro territorio, —contó Ivo a Ethan


mientras colocaba la camisa ensangrentada y la botella vacía en la parte
trasera. —Los únicos vehículos que usan esta carretera son aquellos que
van y vienen desde BlackEdge.

—¿Este ataque te parece extraño? Son después de las diez de la noche,


por ejemplo.

—No es extraño. —Ivo se encogió de hombros. —La sede principal


tiene un cinco por ciento más de mejor enlace de datos. Soy conocido por
trabajar hasta deshoras allí, luego conduzco a casa. —A pesar de sus
palabras, estaba frunciendo el ceño. —Pero no me aparezco en la sede
principal tan a menudo, así que es meterse en un montón de problemas,
por si acaso me conseguirían. A menos que estos jodidos estuviesen felices
de conformarse con cualquier lobo BlackEdge.

Ethan sacudió la cabeza.

—Hay mucho riesgo en esto... tenían que golpear a un objetivo de alto


rango para que funcionara.

Ivo separó los labios, luego hizo una pausa, inclinó la cabeza.

—Moto jet viniendo desde la ciudad.

Ethan no captó el sonido por otra mitad de minuto.


Cuando la moto jet se detuvo al lado del vehículo no mucho tiempo
después, el hombre que se quitó el caso resultó ser el padre de Selenka.
Consideró la escena, sus pupilas brillando.

—Bozhe moi, ¿qué han hecho?

Ethan se quedó inmóvil.

—No estás sorprendido de ver a estos dos aquí. —Era un sentimiento


interno que no podía explicar.

Con la boca tensándose, el padre de Selenka gruñó.

—No tengo que explicarme a un intruso Psy.

Mientras Ivo gruñía profundo en su pecho, Ethan levantó una mano


provista con luz.

—Puedo quemar tus irises y dejarte ciego o, si prefieres, puedo


amputarte tus brazos y piernas. O puedes responder mis preguntas.

Las mejillas de Kiev Durev se calentaron con color.

—No te atreverías.

Ethan rebanó líneas horizontales a través del brazo del otro hombre,
cada línea perfecta. El olor de carne quemada golpeó el aire mientras Kiev
gritaba.

—No tengo lealtad hacia ti, —dijo Ethan— y no tengo deseos de


protegerte. Si eres una amenaza para Selenka, te destruiré ahora mismo.

Llorando, Kiev miró a Ivo.

—¡Haz algo!
Ivo cruzó sus brazos.

Kiev gruñó antes de volverse hacia Ethan, su rostro rojo.

—Te odiará por herirme.

Eso tal vez fuera verdad, pero Ethan aun así la protegería.

—¿Estás preparado para responder o debo hacer la primera


amputación? —Levantó una mano llena de luz con sombras.

Parpadeando, Kiev comenzó a hablar.

—Blaise quería que yo ayudara a arreglar las cosas con la manada,


con Selenka, eso es todo.

—Su gente habría quemado nuestro territorio. —La voz de Ivo tembló,
las palabras difíciles de entender, eran muy ásperas.

—Solamente eran jóvenes siendo estúpidos, —discutió Kiev. —Al


menos él fue respetuoso cuando me llamó, entendió que tenía que ir a través
de los ancianos de la manada. ¡Ahora mira lo que has hecho! —Una mirada
aguda al cuerpo ensangrentado cerca del árbol caído. —El mundo ya piensa
que los cambiantes son monstruos incivilizados, les has probado que tienen
razón.

—¿Cuál era tu tarea aquí, esta noche? —Ethan tenía una idea y estaba
volviendo su sangre hielo negro, quería eliminar a Kiev Durev ahí mismo.

Kiev trató de evitar la pregunta.

—Blaise quería hacerlo tarde por la noche porque pensó que Selenka
estaría más relajada, en un estado de mente receptivo.

Las manos de Ethan brillaron.


—¡Bien! —El hombre mayor tiró su casco al suelo. —Tenía que ir a la
guarida, sacar a Selenka para que se vieran en privado. —Tragó fuerte. —
¡Pero estoy veinte minutos tarde y ahora todo está arruinado!

Ethan se preguntó si el hombre era en serio tan estúpido o si de


verdad no le importaba que la gente a la que ayudaba había planeado que
su hija muriera. La respuesta no le importaba a Ethan. Todo lo que quería
era terminar la amenaza hacia su compañera.

Ivo cerró su mano sobre el antebrazo de Ethan.

—Es la decisión de Selenka. —Un susurro tan silencioso que llegaría


solo a Ethan.

Caballero, Ethan se recordó a sí mismo, Soy su caballero. Ella es la


reina. Y esta no era una circunstancia extraordinaria.

Como si le diera a Ethan tiempo para retomar el control, Ivo desnudó


sus dientes.

—¿Cómo salieron del recinto Blaise y Nomani sin ser rastreados?


Gregori tiene el lugar bajo completa vigilancia.

Bajando la cabeza, Kiev murmuró algo muy bajo para que Ethan
escuchara, pero el pecho de Ivo retumbó.

—Uno de la congregación de Blaise deliberadamente entró en una


discusión con un centinela como distracción para que los dos salieran.

—¿No encontraste eso extraño? —Ethan se las arregló para decir a


través de la fría necesidad de matar. —¿Que utilizaran ese subterfugio para
salir en vez de simplemente solicitar una reunión?
—¡Blaise no podía siquiera comunicarse con Selenka! ¡Artem lo
bloqueó! —Los ojos de Kiev ya no eran humanos... eran dorados en lugar de
los tonos ámbar más prevalecientes.

Padre e hija.

Pero la genética era donde el vínculo terminaba. Porque mientras


Ethan consideraba todo lo que había pasado hasta la fecha, las piezas
cayeron en lugar una a una.

—Planeaste reunirte con Blaise antes, ¿cierto? —Abrió su palma, los


dedos brillando. —En el día del asesinato de Emanuel.
Capítulo 40
Máscaras infinitas
Un aparador de rostros
Traición dibujada en brillantina
—“Duplicidad” por Adina Mercant, poeta (n. 1832, m.1901).

Otra moto jet rugió desde la dirección del territorio de la guarida antes
de que Kiev pudiera responder. Intercambiando una mirada con Ivo, Ethan
detuvo el interrogatorio. Dos motos jet fueron las que aparecieron, no desde
la carretera, sino desde los árboles. Estacionando sus elegantes vehículos
negros lado a lado, Margo y Selenka se aproximaron.

La compañera de Ethan asimiló tanto a él como a Ivo.

—¿Sin heridas?

Incluso mientras confirmaba que estaban ilesos, su padre bajó de su


propia moto jet.

—¡Soy el que está malditamente herido! ¡Mira lo que hizo tu mascota


Psy!

La mirada de Selenka era dura como piedra.

—Si no puedes manejar un par de mordidas pequeñas, no mereces


llamarte lobo. —Su voz fue despiadada. —¿Qué estás haciendo aquí, padre?
—Esta vez Ethan sintió la “compulsión” en su voz, el tono de un alfa que
quería una respuesta. Ahora.

Kiev Durev sudó y apartó la mirada antes de murmurar de nuevo la


misma explicación que le dio a Ethan. El dolor rastrilló sus garras a través
de los rasgos de Selenka, pero estuvo con cara de piedra de nuevo para el
momento en que su padre alzó la mirada.

—¿Esta es la primera vez que has colaborado con Blaise?

—¡No fue una colaboración! ¡Los Discípulos pueden ayudarnos a


formar parte del futuro, civilizados e inteligentes! —Su voz estaba jadeante
y sus ojos seguían moviéndose alrededor. —Mira el respeto que Blaise exige
de su rebaño sin ningún espectáculo de músculo.

—¿Tenías planeado verlo el día que Emanuel fue asesinado? —La voz
de Selenka estaba más fría de lo que Ethan hubiese escuchado, más fría de
lo que imaginaba que podía sonar... pero no era un frío Psy. No, esta frialdad
era una llama tan caliente que se había vuelto azul.

Cuando Kiev no respondió, ella continuó:

—¿Tenías planeado verlo el día que Emanuel fue asesinado? —La


amenaza en su voz fue un cuchillo chocando con hueso, garras desgarrando
carne del cuerpo.

—Sí. —Respondió Kiev como si la palabra fuese arrancada, su


manzana de Adán moviéndose. —Pero él se asustó de ser atrapado en
nuestro territorio sin un guía y se fue antes de que llegara. ¡Ya se había ido
cuando Emanuel fue asesinado!

Para Ethan, parecía que Kiev de verdad creía eso. O se lo había dicho
a sí mismo tantas veces que convirtió una esperanza en una verdad.

—¿Desactivaste las cámaras de nuestra frontera? —La voz de Selenka


no cedía, no perdonaba.

—¿Qué? No. —Un parpadeo de confusión. —No sé de tecnología.


—Pero sabes lo suficiente para llamar con una alerta falsa acerca de
un niño perdido usando la identificación robada de un anciano.

Kiev Durev empalideció.

—No le permití a Blaise estar en cualquier lugar cerca de la guarida,


—dijo como si eso excusara algo. —El área en nuestro territorio era sólo un
buen lugar privado para reunirse.

Eso no tenía lógica. Si Kiev hubiese querido encontrarse con Blaise


lejos de ojos entrometidos, todo lo que tenía que hacer era ir a la iglesia de
Blaise. ¿Traer a un forastero al territorio de la manada sin el permiso y
conocimiento de su alfa? Apestaba a arrogancia que decía que Kiev Durev
era más importante que nadie, más importante que la seguridad de su
manada.

El rostro de Selenka reflejaba los pensamientos de Ethan, el desolado


dolor que Ethan sentía emanando a través del vínculo de apareamiento
atrapado detrás de una fachada de piedra.

—Tu castigo dependerá de lo que Blaise diga cuando despierte, pero


¿padre? —Esperó hasta que Kiev encontró su mirada. —Terminamos. Ya no
hay ninguna relación padre-hija entre nosotros. Soy tu alfa y obedecerás
mis órdenes o morirás por mis garras.

El rostro de Kiev se volvió blanco. Él, también, escuchó la finalidad en


la voz de Selenka, escuchó la falta de misericordia.

Dejando al otro hombre de pie sin poder hacer nada al lado de su moto
jet, ella se dirigió para unirse a Ethan e Ivo mientras Margo continuaba en
cuclillas al lado del cuerpo de Nomani, un teléfono en su oreja. La primera
cosa que Selenka hizo fue ahuecar la mandíbula de Ethan y mirar sus ojos.
Aparentemente satisfecha por lo que vio, dejó caer la mano y se volvió hacia
Ivo. Él obtuvo el misma intenso escrutinio antes de que dijera:

—Cuéntenme lo que pasó.

Ivo fue quien habló y no tomó mucho tiempo. El teniente terminó con:

—Su arma estaba establecida para matar. Tuve que eliminarla. —No
había culpa en aquellas palabras y su cuerpo no se tensó.

—El arma de Blaise también estaba establecida para matar, —Ethan


le demostró a Selenka donde el arma había fallado. —Creo que fuimos un
objetivo oportuno. Tú fuiste el principal. —Incluso el decir las palabras hacía
que fragmentos de luz rebotaran dentro de él, cuerpo y alma, ambas listas
para eliminar la amenaza.

Su compañera dio un paso para atraerlo por un beso.

Cuando se separó, él se había alejado del precipicio homicida.

—También hay una ligera posibilidad de que intentaran matar a tu


padre. —Ivo cruzó los brazos a través de la chaqueta que nunca cerró.

—No. Blaise no eliminaría su fuente de información de BlackEdge. —


El lobo vivía en los ojos de Selenka. —Ivo, dale el resumen a Margo. Dile que
quiero un equipo en la iglesia para rodear la congregación. Manténganse
firmes hasta que decida los pasos a seguir.

Un gruñido, Blaise agitándose. Pero el líder del culto aún no estaba


despierto.

Selenka observó a Ethan después de que Ivo estuvo fuera del rango
de audición.
—¿Le dijiste algo a Ivo acerca del arma en modo matar?

—Lo estaba, —replicó Ethan. —Él no tenía opción.

—La mujer atacó a un depredador. Pidió su muerte. —Selenka dijo en


un gruñido. —Pero Ivo tiene cicatrices no tan diferentes de las tuyas. —
Dedos acariciando su mandíbula. —Cuidaste de uno de los nuestros, Ethan
y, debido a eso, Ivo probablemente dormirá hoy en vez de despertarse con
pesadillas.

Blaise gruñó de nuevo, sus párpados aleteando. Moviendo al hombre


así su espalda estaba apoyada contra el lado del auto, sus brazos atados
detrás de él y sus tobillos enlazados al frente, Ethan se levantó y lo miró,
listo para derribarlo al instante en que se convirtiera en una amenaza.

Selenka no se agachó para hablar con él. Con los pies separados, miró
hacia abajo a Blaise mientras él se concentraba en ella con ojos ardiendo de
rabia.

—¡Haré que te arresten por esto! —fueron las primeras palabras que
salieron de su boca. —Ustedes animales no pueden ir por allí atacando a
civiles inocentes.

—Ya que pareces haberlo olvidado, Blaise, —Selenka arrastró las


palabras. —Tú eres un animal, también. También lo era tu hermana. Ahora
ella es solamente carne fría en descomposición.

El rostro de Blaise se congeló.

—Estás mintiendo. ¡Nomi! ¡Nomi! —Cuando sólo el silencio recibió sus


ruegos, gritó. —¡Asesinos!

Selenka se inclinó y le abofeteó. Sólo una vez. Con garras rasgando


líneas a través de su mejilla.
El ruido se cortó, pero la rabia continuó ardiendo.

—Intentaste matar a mi compañero y a uno de mis tenientes, —dijo.


—¿Por qué?

—¿Vas a creer la palabra de un Psy asesino en vez de uno de los de


tu propia clase? —Blaise escupió en el suelo. —No me sorprende que tu
padre esté avergonzado de tenerte como hija.

—Decídete, Blaise. O eres uno de nosotros o somos sucios animales.


—Selenka alzó una ceja. —Y sí, tomaré la palabra de mi compañero sobre la
de un hombre que asesinó a uno de los míos.

El parpadeo de satisfacción fue rápido, un segundo allí y fuera al


próximo, pero Selenka lo atrapó. Gruñendo, embistió con una mano llena
de garras... sólo para detenerse a milímetros de la bola húmeda del ojo
izquierdo de Blaise. Sudor perfumó el aire, su miedo acre. No le dio
satisfacción. Emanuel aún estaba muerto, ¿y por qué?

—No llegarás a morir fácil, —le susurró sedosamente. —Te entregaré


a los padres y al hermano de Emanuel. —Tomar venganza por su hijo y
hermano era la única cosa que podía darles para aliviar su dolor... tal vez
los humanos lo encontraran barbárico, pero ella no era humana y ellos
tampoco.

—Perra.

Selenka levantó una mano cuando sintió a Ethan agitarse.

—Sí, lo soy. Una perra letal que va a arrasar con el Refugio de los
Discípulos hasta las bases y eliminar tu nombre de la historia. —Ella sonrió
mientras él se sacudía hacia ella, como si quisiera darle un cabezazo. —Es
patético, realmente, cuán débil eres de verdad... tan débil que tuviste que
asesinar con un arma en vez de tus garras y tuviste que manipular niños
para que hicieran tu trabajo sucio.

Blaise explotó.

—Piensas que eres tan maravillosa, Selenka Durev, nieta de Yevgeni


Durev. Un linaje tan honorable. ¿Alguna vez le preguntaste a tu abuelo sobre
el amigo que tiró al frío para cubrir su trasero? ¿Alguna vez te preguntaste
de dónde tu abuelo consigue el dinero para todos esos viajes con su
compañera?

Selenka miró fijamente a Blaise.

—Andriy Golyas, —habló lentamente. —Lo veo ahora, en la forma de


tu rostro, el color de tus ojos. Vi una foto de tu padre. —Fue después de que
su abuelo abdicara, cuando la llevó a través de la historia de la manada.

Todavía podía recordar las líneas duales de rabia y dolor en su rostro


mientras le contaba la historia completa del compañero de manada que
había sido un altamente calificado contador, la persona perfecta para
ayudar a Yevgeni y a sus tenientes a maniobrar las crecientes finanzas de
la manada. Andriy Golyas era culpable de muchos crímenes... incluyendo la
fractura del corazón generoso y leal de Yegveni Durev.

Sin embargo, debido a que los crímenes fueron financieros, con Andriy
no tomando lo suficiente para afectar la salud física de sus compañeros de
manada, su abuelo siguió la ley no escrita de la manada e impuso una
sentencia de expulsión en vez de ejecución. Los lobos BlackEdge raramente
demandaban sangre por crímenes no físicos.

—Andriy no tenía un hijo cuando fue exiliado de la manada. —


Murmuró Selenka. —Él no tenía hijos.
—Conoció a mi madre después de que fue expulsado de la manada.
—El rostro de Blaise estaba rojo, sus palabras como balas. —Tuvimos que
arreglárnoslas solos porque ninguna manada nos aceptaba. Tu padre lo
difamó por todo el mundo.

—Mi abuelo simplemente respondió preguntas cuando le


cuestionaban. Como yo haría si otra manada me preguntara si un exiliado
es seguro de tener en la manada. —Selenka no podía imaginar pasar una
vida entera alimentando el odio y, sin embargo, eso fue lo que Blaise y
Nomani habían hecho. —Tu padre no sólo embaucó a su propia gente
después de darle una posición de gran confianza, traicionó a su alfa una y
otra vez.

—¡Mentiras! —Blaise luchó contra sus ataduras. —¡Mentiras! ¡Tu


abuelo tomó el dinero y lo culpó a él!

—Blaise, no sé lo que te contó Andriy, con qué veneno te alimentó,


pero la manada trajo a un equipo neutral de auditoría humano para que
hiciera las cuentas después del suceso. —Yevgeni les dio acceso completo a
todos los archivos y luego los dejó solos para que hicieran su trabajo. —Tu
padre desperdició decenas de miles de fondos de la manada en prostitutas
de clase alta.

—¡Mi padre era un buen hombre! ¡Un hombre bendecido! ¡Un hombre
de Dios!

Selenka frunció su boca.

—Hay bastantes lobos que siguen con vida que saben la verdad y te
la darán... pero no creo que estés interesado en la verdad. Solamente quiero
saber una cosa: ¿por qué mataste a Emanuel?
Habiendo decidido obviamente que no tenía nada que perder, Blaise
desnudó los dientes.

—BlackEdge le quitó a mi padre todo lo que amaba. ¿Por qué deberían


ser felices? —Una risa áspera. —Al menos tu padre te detesta. Eso me
deleitará por el resto de mi vida.

El poder de luz de Ethan quemó, queriendo salir, queriendo eliminar


la amenaza que era Blaise. Lo contuvo por pura fuerza de voluntad. Él era
el caballero, se repitió a sí mismo. Selenka era la reina. Una reina que había
tomado su decisión. Sacando su celular, ella caminó hacia los árboles,
después de detenerse junto a Margo para una discusión corta.

Cuando Blaise trató de atormentar a Ethan con una conversación,


Ethan quemó una X en su mejilla. Fue una decisión deliberada de su parte,
Blaise era un hombre muy consciente de su apariencia y orgulloso de ella.

Con los ojos rojos de furia, Blaise finalmente logró captar el mensaje
y se calló.

Selenka no dijo nada acerca de la nueva marca cuando regresó.

—Los padres y el hermano de Emanuel han aceptado la venganza que


se les ofrece. —Su tono fue despiadado. —Han pedido cazarte hasta la
muerte. Conocerás solamente miedo, dolor e impotencia antes de dejar esta
tierra. Nunca será suficiente para reparar la muerte de un lobo que valía
cientos de ti, pero será justicia.

Blaise le siseó... y el área a su alrededor comenzó a brillar.

Una mirada de su compañera e Ethan golpeó al hombre con su luz.


Blaise se derrumbó, el cambio deteniéndose antes de que comenzara.
Selenka miró impasiblemente al líder del culto.
—¿Qué pensaba? ¿Que escaparía de mí en forma de lobo?

—El hombre tiene delirios de grandeza.

La expresión de Selenka no cambió.

—Tengo que dejarlo en un lugar en particular. Te veré luego.

—Te encontraré. —El vínculo de apareamiento estaba golpeado por su


dolor, pero ella necesitaba ser un alfa ahora, y él necesitaba respaldarla.
Pero la sostendría antes de que la noche se fuera y le recordaría que la
confianza no siempre se traicionaba, las personas no siempre te
traicionaban.

En vez de irse en ese momento, Selenka se volvió a Kiev Durev, quien


estaba sentado en el suelo en una niebla de shock.

—Fuiste desleal a tu propia manada y a tu alfa. —Dijo rotundamente.


—Aquellas acciones llevaron a la presencia de un enemigo en nuestras
tierras y a la muerte de uno de los nuestros. Y en ese momento buscaste
esconder tu deslealtad en vez de ayudar a la manada a encontrar al asesino.

La mano de Kiev Durev tembló cuando frotó su rostro.

—No lo sabía. Lo juro.

—Tus votos son insignificantes. —Las palabras eran trozos de cristal,


cada una fragmentos de navajas afiladas. —La familia de Emanuel no quiere
tu cabeza, son más misericordiosos de lo que yo sería en su lugar y pienso
que hacen esto por su alfa, a pesar de que dejé en claro que la ejecución
estaba sobre la mesa.

Porque, Ethan comprendió, sus compañeros de manada la amaban y


ni siquiera en su propia venganza la pondrían en posición de tener que
ejecutar a su padre. Que ella había estado dispuesta a hacerlo sería
suficiente para ellos... y era devastador para Kiev Durev. Por primera vez el
hombre lucía roto.

—Pero, —Selenka continuó, —nunca quieren ver tu rostro de nuevo y


yo tampoco. Permanecerás como miembro de BlackEdge, pero estás exiliado
del territorio de la guarida. Tus acciones se darán a conocer a la manada y
tus posesiones entregadas a tu oficina. Si intentas entrar al territorio de la
guarida serás ejecutado en el lugar.

El rostro de Kiev era una sábana blanca.

—Seré un marginado. Selen...

—No te dirigirás a mí como nada más que Alfa Durev.

Tragando, Kiev dijo:

—¿Qué haré? Soy un lobo. ¿Cómo puedo vivir sin manada?

—Al menos consigues vivir. Agradece por eso. —Un lobo cazando en
su voz. —El abuelo mostró piedad al permitir vivir a Andriy y terminó en
sangre... y le causará dolor que no se merece. Tengo el veto de un alfa, puede
terminar contigo ahora sin importar los deseos de cualquiera, pero Abuelo
y Abuela te llorarán incluso si no eres merecedor de una simple lágrima, así
que me doblegaré a los deseos de la familia de Emanuel y te permitiré
continuar respirando.

Con eso, se volvió y no miró atrás, una reina que había hecho un juicio
brutal y no se tambalearía... ni siquiera cuando Ethan podía sentir la sangre
derramándose desde las graves heridas en su corazón.
Capítulo 41
La justicia cambiante es brutal en su honestidad. Nosotros los
humanos amamos llamarlo barbárico, pero ¿no es más barbárico que un
asesino por un crimen probado camine libre debido a un resquicio legal?
—Editorial por Oceane Vargas para La Gaceta de San Francisco
(enero 2082).

Selenka no sintió lástima por Blaise cuando dejó su cuerpo


semiconsciente en un claro de un pequeño bosque, sólo una caliente
satisfacción primitiva. Los padres de Emanuel y Vadem no eran estúpidos y
no tenían intenciones de permitir que Blaise se escapara... ella podía olerles
en el aire, sabía que estaban ya en los árboles.

Esto también estaba en lo profundo del territorio de la manada. La


posibilidad de que se escapara estaba cerca de ser nula, pero los amigos de
Emanuel habían inclinado la balanza a favor de su familia incluso más al
rodear el área entera. La mayoría de esos amigos eran poderosos
dominantes, incluyendo a Gregori y a Artem.

Blaise no sobreviviría esta noche.

Mientras cortaba las cuerdas de las muñecas y los tobillos, Blaise se


despertó lo suficiente para decir:

—Animal barbárico.

—Estoy en paz con lo que soy. —Ella no era su padre queriendo ser
otro, Selenka Durev era una loba cambiante e iría a su tumba orgullosa de
ser una. —Podrías haber venido a esta manada y sido aceptado como uno
de los nuestros. ¿Tu padre te lo dijo?
Los ojos de Blaise contenían demasiado odio para aceptar lo que sea
que le dijera, pero le dijo la verdad que había sido borrada por la completa
amargura del otro hombre.

—No culpamos a los hijos por los crímenes del padre. Te podría haber
criado para que siempre pudieras volver a casa con BlackEdge. En su lugar,
decidió criarte en el odio.

—No soy el único criado en el odio, —Blaise gruñó de vuelta, su lobo


llegando a sus ojos y sus labios deslizándose. —Tu padre no te soporta.

—Ese es el punto, Blaise. No fui criada por mi padre. Y ese es el regalo


que agradezco todos los días. —Alejándose, dijo. —Espero que mueras con
coraje, al menos encontrando en esto honor al final.

Desapareció entre los árboles mientras él entraba en su cambio, pero


no llegó tan lejos. Como había esperado, se lanzó en su dirección al instante
que estuvo en forma de lobo... sólo para encontrarse cara a cara con dos
lobos grises que no tenían piedad por la muerte de su hijo. Un tercero y más
letal lobo permanecía más atrás.

Vadem, dándoles a sus padres golpeados por el dolor la oportunidad


de lanzar el primer golpe.

Viendo que tenían la situación bajo control, Selenka se fue. Cuando


un lobo grande con pelaje marrón rojizo salió a su camino, se agachó para
abrazarlo alrededor del cuello, frotando la mejilla a través de su piel.

—Cuídalos, Gregori. Asegúrate de que consiguen la venganza que tal


vez les traiga algo de paz.

Se alejó con el sonido de su gruñido de respuesta.


A pesar de que había conducido con Blaise, corrió a casa, necesitando
quemar su rabia y pérdida. Fue a mitad de camino de la guarida que sintió
el cambio en su vínculo irregular que la ataba a Ethan y sabía que su
compañero estaba cerca. No sabía si todos los vínculos de apareamiento
trabajaban de esa manera, pero esperaba que siempre fuese así.

Siempre.

Apretando los dientes por el recuerdo de que su compañero estaba en


estado crítico, corrió en dirección desde donde le había sentido y notó que
él estaba viniendo hacia ella desde el sitio que encontró para el experimento
del escudo.

Ivo debió habérselo mostrado después de que el equipo de Margo


llegara para limpiar el lugar de la emboscada. A Nomani, como enemiga de
la manada, no se le daría un entierro. Selenka tomó la decisión en el lugar.
Pero, debido a que Nomani podría haber sido una niña de BlackEdge si no
hubiese sido corrompida por su padre, Selenka ordenó que fuese llevada a
la facilidad de bio cremación en la ciudad y sus cenizas dejadas allí para ser
recogidas en caso de que hubiese alguna familia que le reclamara.

Las cenizas sin reclamar eran devueltas a la tierra.

La manada haría lo mismo por Blaise si quedaran pedazos suficientes


de él para el momento en que terminara la noche. La única razón por la que
Selenka tomó la decisión fue porque había visto lo que la amargura, la
envidia y el odio podían hacerle a una persona y experimentó cómo podía
afectar a un niño. ¿Quién sería ella hoy si sus abuelos no se hubiesen
encargado de su crianza?

Ella quería creer que hubiese encontrado su camino, hubiese sido una
buena adulta, pero nadie podía decirlo con seguridad. Y porque fue amada
y enseñado el camino correcto, podía tomar esta pequeña misericordia con
los niños de Andriy Golyas. Misericordia que nunca mostraría a su padre...
Kiev fue criado en el amor de Yevgeni y Lada, también y, aun así, eligió el
camino que lo llevó a traicionar a la manada.

Gruñendo bajo en su garganta, salió de los árboles y vio a Ethan


observándola directamente. Ivo no estaba a la vista. Viniendo directo a ella,
deslizó sus brazos alrededor de su cintura antes de doblar su cabeza y
colocarla en su cuello.

Deshecha por el repentino ataque de afecto de su anteriormente


distante Flecha pidiendo amor, olvidó su rabia hirviendo a fuego lento y
enredó los dedos de una mano entre su cabello, la otra en su cuello.

—Oye. —Ella le acarició con la nariz, mordiendo ligeramente su


garganta mientras lo hacía.

Él la atrajo aún más cerca, acariciando su espalda y dejando caer


pequeños besos en su piel. Hasta que Selenka fue la que tenía la cara
enterrada contra su cuello y él era quien le murmuraba. Ella no lloró, no
podía llorar, aún no.

—En verdad nunca tuve un padre, así que no es una pérdida. —Era
una cosa difícil de aceptar, pero la ayudaba de alguna manera. —Pero hacer
ese corte, liberar la esperanza que no sabía que tenía... sí, duele. Mucho.

—Eres amada. —La voz de Ethan era áspera, sus palabras firmes. —
Tu abuelo, tu manada. No sé si mi concepto de amor es el correcto, pero sé
que daría mi vida por ti. Sé que cuando estoy contigo me siento... completo.

Las garras de Selenka se deslizaron, su lobo alzándose.

—Eres mío, Ethan. —Pedazos irregulares, frío y todo.


Cuando la besó, ella intentó separarse, decirle que tenía que hacerse
cargo de lo que estaba pasando en su cerebro, pero entonces él dijo:

—Por favor, Selenka. Te necesito, —y ella se derrumbó.

Su Ethan no era un hombre que pidiese nada. Para él, pedir privilegios
de piel tan abiertamente, no era una solicitud que ella negaría alguna vez.
Abriendo la boca bajo la de él, se hundió en el beso, se hundió en él.

Su respiración era rápida, su pulso un staccato cuando ella bajó la


cabeza para besar su garganta. Él se movió solamente para que pudiese
quitarse la camiseta, luego cerró la distancia entre ellos una vez más, su
cuerpo todo líneas duras y crestas.

Tomando sus manos, él las colocó en la seda caliente de su piel


desnuda... y tembló.

—Hombre hermoso, —susurró con voz ronca, acariciándole con una


posesividad que sólo crecía mientras los días pasaban. —Quiero comerte,
Ethan Night.

A punto de dejar caer la cabeza para besar su pecho, se encontró a sí


misma siendo girada, su chaqueta jalada de sus brazos.

Un pulso entre sus piernas, sus senos hinchándose contra las copas
de encaje de su sujetador.

Con la chaqueta eliminada, ella levantó sus brazos y Ethan jaló la


camiseta para lanzarla a un lado sin cuidado antes de abrazarla por la
espalda, su cara enterrada en la curva de su cuello. Piel con piel, pecho
contra espalda, labios a garganta.

Y, sin embargo, recordó no colocar mucha presión en su piel sanando,


su Flecha que tenía una vena de protección tan ancha como el río Moskva.
Luego empujó hacia arriba el encaje de su sujetador para liberar un seno y
acunarlo con su mano con abierta posesión, apretando y moldeando.

Gimiendo, Selenka se estiró para arañar con sus uñas su nuca antes
de voltearse en sus brazos, desesperada por reclamar sus labios. Él la
encontró lamida con lamida, una mano ahuecada alrededor de su cuello,
mientras jalaba el sujetador con frustración con la otra. Mordisqueando su
labio inferior, ella se movió, desabrochó su sujetador y lo dejó caer al suelo
del bosque. Sus ojos se ajustaron en sus pechos descubiertos, su erección
empujando la sujeción de sus pantalones.

Dejando caer las manos a la cinturilla, ella deshizo un botón... luego


sonrió con intención lobuna.

—Atrápame.

Ella mantuvo la velocidad baja porque esto era un juego, pero él se


movió más rápido de lo que esperaba. Enganchando un pie alrededor de su
tobillo antes de que incluso saliera del claro, la hizo tropezar... sólo para
atraparla para que cayera contra su cuerpo.

—Atrapada. —Fue una declaración satisfecha.

—Eso me enseñará a no subestimar a una Flecha, —dijo con una risa


suave, encantada con él y este inesperado momento de alegría. Con las
garras afuera, ella rasguñó ligeramente su nuca mientras él la besaba de
nuevo con demanda a boca abierta, sus senos presionados contra el tenso
músculo de su pecho. Había una capa de vello allí, los rizos frescos contra
sus pezones.

Ella se frotó contra él.


Con el cuerpo rígido, la liberó sólo para quitarle los pantalones.
Excitada por su necesidad, su propio cuerpo resbaladizo, ella le ayudó a
desvestirla y, entonces, de alguna manera, ella tuvo sus piernas alrededor
de sus caderas y su espalda estaba presionada contra el tronco de un árbol
con el antebrazo de Ethan como una barrera entre su piel y la corteza
áspera, y él la estaba besando como si fuese el platillo más delicioso que
hubiese comido y no pudiese conseguir lo suficiente.

—Esta es una posición avanzada, zaichik, —le dijo con una sonrisa
contra su boca.

—Puedo aprender, —le dijo con esa intensa concentración que la


deshacía.

Gruñendo, agarró su cabello y se sostuvo contra él con sus muslos


mientras él dejaba caer su mano libre a su cinturilla para liberar su polla
desde la prisión de sus pantalones.

Un segundo después ambas manos estaban sobre ella y él empujaba


con la punta roma de su rígida carne. Sensaciones temblando a través de
ella, apretó sus hombros y se sujetó, segura de que su Flecha resolvería
esto.

Lo hizo.

Le tomó un par de intentos, pero él era un hombre que prestaba


atención y era telequinético. Sabía cómo moverse. Hoy, se enterró profundo
dentro de ella, haciéndola gruñir y rasguñar su espalda con las uñas.

Una pausa ligera, sus ojos en los suyos. Comprobando si estaba con
él. Ella lamió su labio inferior en respuesta. Los músculos agrupados en
tensa belleza, comenzó a moverse.
Y Selenka bailó con su compañero, un duro y rápido baile que empujó
placer a través de ambos y los dejó sacudiéndose después. Ella lo sostuvo
cerca, su Flecha que no estaba seguro si entendía al amor y aun así la
sujetaba con tanta dulce ternura, su devoción a ella escrita en piedra.

—El poder renegado, —dijo con voz áspera, —es violento.

Los dedos de Selenka se clavaron en su piel, su lobo ya no flojo y


letárgico.

—¿Se están manteniendo los nuevos escudos?

—Sí, pero mi mente... —Levantando la cabeza desde su cuello, él


levantó las pestañas.

Selenka retuvo el aliento.

Múltiples pinchazos sangrientos manchaban el blanco de sus ojos.

Los escudos estaban trabajando... pero también estaban ayudando a


incrementar la presión dentro de su cerebro.
Capítulo 42
Señor, la construcción está comenzando a desgastarse en los bordes. Tendrá que
reforzarlo periódicamente para garantizar la contención continua.
—Dra. Rebekah Patel al Consejero Ming LeBon (2080).

Las tripas de Selenka dieron bandazos, su lobo sintiendo un terror


que jamás había sentido.

—Eso es todo, —dijo sujetando su barbilla. —Ya no más retrasar el


experimento.

Ojos moteados de sangre desvaneciéndose al negro puro.

—Contactaré a Aden, conseguirá a las personas que necesitamos.

Incluso con habilidades Psy, Selenka sabía que llevaría un poco de


tiempo. Lo suficiente para enrollar los brazos alrededor de Ethan y
simplemente sostenerlo.

—No estarás solo en esa habitación sin luz, Ethan. —Murmuró. —


Nunca estarás solo de nuevo.

Temblando, se inclinó hacia ella y se mantuvieron así hasta que Aden


le dijo telepáticamente que todos estarían en la entrada del territorio de la
guarida en diez minutos. Sólo entonces se separaron y vistieron. Selenka
alertó a su equipo que esperaban visitas, pidiéndole a Kostya escoltarlos al
lugar que había elegido para el experimento.

Ethan y ella llegaron al lugar bajo una pequeña colina con varios
minutos de sobra.
Alcanzando bajo una caída de vides, Selenka giró el pomo antiguo. La
puerta se abrió en suave silencio.

—Esta es una pequeña guarida creada por una manada que estuvo
aquí mucho antes que nosotros. No sabemos quiénes eran o por qué vivían
aquí, pero nuestros especialistas dicen que al menos remonta a
cuatrocientos años atrás.

Una vez dentro, Ethan tocó con sus manos la pared interna, la
superficie suave bajo sus palmas, como lo hicieron cientos de manos antes
de él.

—Me pregunto lo que un psicométrico leería si colocara su mano aquí.


—Se sentía como si este lugar estuviese lleno de historias sin contar.

Selenka le lanzó una mirada perpleja.

—Nunca pensé en permitir a uno estar aquí, pero algunos son


arqueólogos cualificados e historiadores, ¿cierto? Tal vez debería pensar
acerca de eso... después de todo, tengo mi propia Flecha personal para
asegurar que no hagan nada bajo la mesa.

—La oportunidad de examinar una vieja guarida sería muy única para
que ellos la arriesgaran, —dijo mientras Selenka levantaba una linterna
desde una caja cerca de la puerta. —Tendrás a los mejores de los mejores
Psy-Ps peleando para ser escogidos.

—Me estás vendiendo una idea, —dijo encendiendo la linterna. Un


poderoso foco de luz penetró la oscuridad. —Esta guarida está construida
igual que la nuestra, con paredes de piedra y habitaciones internas sin
ventanas. A diferencia de nosotros, no tenían un sistema de luz artificial.
En otras palabras, al apagar la linterna esto se convertiría en un
capullo de oscuridad pura.

Ethan no dijo nada hasta que Selenka le mostró la habitación interna


más cercana.

—Es perfecto. —Un lugar que provocaba que su respiración se


acelerara y su piel se calentara, estaba tan cerca de la claustrofobia de su
vieja celda.

La mano de su compañera cerrándose sobre la suya, el aroma de ella


en sus pulmones. Tragó aire, recordándose a sí mismo que ya no estaba en
esa jaula, nunca estaría de nuevo en una.

—Estoy a cargo de la luz, —le dijo con sus dedos apretados en los de
él. —Y de si la puerta se queda abierta o cerrada.

Colocó la mano en su boca cuando él iba a discutir.

—No estamos negociando esto. No permitiré que te tortures sin motivo.

Ethan miró a su feroz y letal compañera, esta mujer que peleaba por
él. Una mujer a la que había prometido cortejar y sólo había ido tan lejos
como para conseguirle un solitario lobo de papel. Ni de cerca lo que quería
y planeaba. Después de esto, pensó con un rugido de determinación y
presionó un beso en su palma.

Promesa sellada.

Ojos estrechados de parte de su compañera antes de que inclinara la


cabeza hacia la puerta.

—Están aquí.
Aden había reunido un equipo que incluía a Memory y su compañero,
al igual que a Sascha Duncan. La persona que esta vez acompañaba a la
cardinal era un hombre con cabello negro y ojos verdes y lo que parecían
ser marcas de garras en un lado de su rostro. Lucas Hunter, alfa de los
DarkRiver y compañero de Sascha.

La mejilla derecha de Memory estaba marcada con arrugas de sueño,


sus rizos salvajes alrededor de su cabeza, pero sus ojos brillaban con
determinación. Su compañero era un depredador en completa alerta, su
mirada asimilando todo a su alrededor.

Aden se quedó con los otros, pero su mente tocó la de Ethan.


Mantendré vigilancia constante.

Lo sé, Ethan contestó porque Aden Kai era un líder que mantenía su
palabra.

En cuanto a Kostya, el teniente tenía una actualización privada para


Selenka.

—La gente de Blaise está contenida, la iglesia asegurada. —Su cara


de mandíbula cuadrada contenía ecos de furia. —Ivo está en el lugar con
Dinara.

La boca de Selenka se apretó, sus ojos volviéndose parcialmente lobo,


pero simplemente asintió antes de dirigirlos hacia la guarida histórica.

Kostya se quedó afuera, en guardia

Ethan estaba a mitad de camino de la entrada del corredor cuando se


dio cuenta de que Memory estaba reacia en la entrada. Su compañero
discutía con la empática, sus gruñidos bajos y profundos, y Ethan supo que
Alexei no quería que hiciera esto.
Fui mantenida cautiva por un psicópata en una celda subterránea, mi
mente atrapada, por quince años.

Ajustando su mandíbula mientras Ethan estaba a punto de decirle


que todo estaba bien, que no tenía que venir, Memory entró en la guarida...
con su mano cerrada fuertemente sobre la de Alexei. El lobo la siguió, su
temperamento mostrándose en sus ojos... pero el beso presionado en su sien
fue tierno, su cuerpo angulado para que ella se acurrucara en él.

—Ella tiene coraje. —La voz de Selenka era baja y tranquila.

—Sí. —Ethan sujetó la mano de su propia compañera. —Me muestra


la vida que podría tener, la vida que quiero. —Caminó hacia adelante.

Era hora de pelear contra la locura que podría robar su futuro.

Una vez dentro de la habitación elegida, liberó la mano de su


compañera y fue a la esquina más alejada, su camino iluminado por la
ráfaga de la linterna de Selenka. Sellado contra el mundo externo, el espacio
estaba limpio excepto por el aroma antiguo del aire y un poco de polvo. Su
cabeza lista para explotar por la presión del poder renegado, Ethan echó un
último vistazo a su compañera, luego le dio la espalda a la entrada y
presionó sus palmas sobre la pared.

Tienen permiso para entrar en mi mente y observar los resultados, le


dijo telepáticamente a Sascha, Memory y a Aden.

Sascha y Aden respondieron con un simple reconocimiento, mientras


que Memory permaneció en silencio. Ella entendía ahora que su mente
afectaba la de él, pero sabía que lo había escuchado y haría lo que le pidió;
tenían que encontrar la respuesta... ya fuese buena o mala. Ethan tenía que
conocer al enemigo que enfrentaban.
Miró fijamente la pared contra la que había apoyado sus manos.

Si su habilidad se volviese rebelde, la posición minimizaría la cantidad


de luz a la que tenía acceso. Fragmentos de piedra rebotarían en su cara,
pero era un pequeño precio a pagar para impedir convertirse en un asesino
accidental. Cerrando los ojos, miró dentro de su mente. Sus escudos
telequinéticos estaban sosteniéndose sin señal de esfuerzo.

Sin embargo, los escudos más fuertes que había construido contra el
poder rebelde sobresalían hacia afuera con cada latido de su corazón, las
oleadas golpes violentos. Aun así, no se fracturaron, porque a diferencia de
sus escudos anteriores, Sascha había diseñado estos para doblarse.

Tragando fuerte contra el miedo de locura que era su pesadilla, fue a


comenzar el experimento... y sintió fuertes brazos femeninos deslizándose
alrededor de su cuerpo desde atrás. Los músculos de su espalda se
endurecieron.

—No es seguro.

Selenka presionó un beso en su espalda.

—No dejaré que hagas esto solo. —Otro beso. —Caminaremos juntos
en la oscuridad.

Con los ojos calientes y su corazón rompiéndose en pedazos, cerró


una mano sobre la suya... y dejó caer los escudos contra el poder renegado.

Caos golpeó su mente, pero fue curiosamente distante. Abrumado por


la ola feroz de protección y preocupación y una emoción tierna y potente y
con garras que se curvaron a su alrededor en una pared defensiva. Amor.
Incluso mientras los vientos del caos aullaban, se sostuvo con esa fiera y
hermosa emoción mientras miraba al interior.
Sus escudos telequinéticos estaban manteniéndose fuertes. No sería
un asesino hoy.

Ethan, reinicia los escudos.

La voz de Aden vino a través del caos crepitando con estática. Pero
Ethan escuchó. Levantando los escudos flexibles que Sascha diseñó,
comenzó a acorralar el poder renegado. No funcionó. El poder era muy
violento, olas de luz radiante detrás de sus ojos. Gradiente 9 o superior.

Con el sudor goteando desde sus cejas, presionó ambas manos a la


pared una vez más.

Selenka empujó su mano debajo de su ropa para presionarla contra


su abdomen, el contacto piel a piel un choque que cortó a través de la
pesadilla de pelear una batalla en la que podía sentirse perdiendo.

—Aférrate a mí, —le ordenó. —Siénteme sólo a mí.

Fue fácil encontrar a su loba en la locura. Fácil de anclarse a esa


emoción hermosa y salvaje que robó su aliento. Sujetándose a ella, a su
vínculo, comenzó a reconstruir su escudo, pedazo por pedazo. Hasta que
sus músculos temblaron y su cabeza latió, y el poder renegado se enterró
furiosamente contra los escudos flexibles.

Lo tenía contenido, pero le había tomado casi todo lo que tenía.

Fue el peor momento posible para tener una llamada telepática


urgente de Krychek: Un nuevo aumento en la Red. Altas probabilidades de
falla total. Cincuenta mil afectados. ¡Busca un rastro Escarabajo!

Los músculos de Ethan estaban temblorosos y su cabeza dolía, pero


no podía alejarse de esto, no podía abandonar a todas esas vidas inocentes.
—Emergencia en la PsyNet, —se las arregló para decir antes de entrar
en la PsyNet. Sin tener la energía para mantener su cuerpo en el plano físico,
lo sintió colapsar... pero sabía que su compañera no lo dejaría caer.

Una vez en la Red, se acercó a Kyrchek a pedirle direcciones, luego se


dio cuenta de que podía ver los parpadeos de rayos en la distancia. Tantos
parpadeos. Una cascada. Apresurándose a esa área, descubrió que el
relámpago ya se estaba desvaneciendo, el daño hecho catastrófico. Una
larga sección de la PsyNet estaba gravemente torcida y rota, a un centímetro
de falla crítica.

Vio a dos mentes gigantes trabajando en ello, supo que Kaleb y Aden
fueron arrastrados a esta reparación. Otras mentes fuertes se les unieron
una tras otra, todos los altos Gradientes que podían verter su poder en la
reparación.

Traspasándolos, Ethan continuó siguiendo el rastro. Se separó sin


advertencia. Siguió al más fuerte de los tres y apenas había ubicado a la
mente culpable antes de que desapareciera el rastro.

Consciente de que Aden estaba ocupado, se acercó telepáticamente a


otra mente de alguna Flecha de alto rango. Vasic no estaba al alcance.
Tampoco Axl. Pero encontró a Nerida. Tengo la localización de uno de los
Escarabajos. Envió las coordenadas de la PsyNet. Soy incapaz de mantener
la vigilancia. Había tres, y...

Su mente se volvió blanca, su conciencia cerrándose.

Selenka atrapó a Ethan mientras colapsaba y, a pesar de que era


fuerte, él era un hombre hecho mayormente de huesos y músculos, le tomó
un serio esfuerzo de su parte no dejarlo caer... pero gruñó cuando Alexei
hizo un movimiento para entrar en la habitación.

—Lo tengo. —No permitiría a nadie cerca de su compañero cuando


estaba vulnerable.

La voz de Lucas Hunter fue baja y obviamente dirigida a Sascha


Duncan, pero Selenka la escuchó.

—No te metes entre un alfa y su compañero, gatita. Sabes eso mejor


que cualquiera.

—Esperaremos afuera, —Alexei le dijo a Selenka casi al mismo tiempo,


así que no escuchó la respuesta de Sascha. —Aden fue teletransportado por
Vasic hace diez segundos.

Un rayo de luz entró en la habitación, una linterna siendo colocada


para que ni Ethan ni ella estuviesen en la oscuridad.

Ella escuchó una protesta, estuvo a punto de gruñir de nuevo, cuando


notó que era Memory. Por supuesto que sería una empática la que no se
podía ir cuando alguien estaba caído. Los sanadores eran así. La única
razón por la que Sascha probablemente escuchó a Lucas fue porque tenía
más experiencia y era capaz de controlar sus instintos.

—Él está bien, —le dijo tratando de no gruñir mucho... no que Memory
le pareciera particularmente frágil. —Está en la PsyNet asistiendo una
emergencia. Saldremos cuando esté despierto.

Ella escuchó el gruñido de Alexei.

—¿Quieres que Selenka te arranque la cara, leona? Hora de moverse.


El refunfuño de respuesta de Memory mientras finalmente salía casi
la hizo sonreír.

Usando cada músculo que tenía, sostuvo a su compañero contra ella


mientras los bajaba a ambos al suelo. Terminó sentado en una posición
inclinada contra su hombro, su cabeza girada ligeramente al lado.
Presionando un beso en su garganta, se aseguró de que estuviese cómodo,
luego solamente lo sostuvo, acarició su cabello de la manera en la que
siempre hacía que se inclinara hacia ella y bebió su aroma.

Tal vez estuviese consciente, pero el afecto viajaba a través del vínculo
de apareamiento, esperaba que lo llevara a través de cualquier batalla que
Ethan estuviese actualmente peleando. Al menos sabía que estaba vivo y
bien... no solamente porque podía ver el levantamiento y la caída de su
pecho y escuchar el latido de su corazón, sino que podía sentirle a través
del vínculo de apareamiento.

Oscuro como la noche y frío como la escarcha, pero con una nueva
profundidad que fascinaba... y menos fragmentos sangrientos en los bordes
irregulares. La estática que había desaparecido durante el experimento
estaba de vuelta, pero silenciada, menos en el camino de su vínculo.

Nada de eso la sorprendía.

Selenka no era Psy, pero estaba muy segura de que había identificado
lo que vivía dentro de Ethan. El impacto reverberó alto y claro a través del
vínculo al instante que bajó sus escudos, pero su mente luchaba contra la
imposibilidad de ello. Bozhe, que estuviese cuerdo era un milagro... y un
testimonio de su increíble fuerza mental

—Estoy aquí, zaichik. —Besó su mandíbula. —De verdad arrancaré el


rostro de cualquiera que intente atraparte. Eres mío y soy una loba posesiva.
Ella no supo cuánto tiempo los dos estuvieron sentados allí, pero el
polvo perturbado por sus movimientos anteriores ya hacía tiempo que se
había asentado cuando finalmente se movió. Sus pestañas aletearon... y él
se congeló.

—Soy yo. —Con su loba actuando como cachorra feliz porque hubiese
despertado, ella besó su mandíbula, mordió con alegría su garganta. —
Despierta, dormilón.

—Estás aquí, —palabras deslumbradas.

Mordisqueando su hombro, le dijo.

—No suenes tan sorprendido o te morderé de verdad.

—Te sentí en la oscuridad, un brillo salvaje dorado que iluminaba la


oscuridad. Pero pensé que era una ilusión.

—No soy una ilusión, Ethan, y nunca lo seré. —Presionó sus labios a
su nuca, su propio corazón comenzando a latir a un ritmo apropiado por
fin. —¿Algo difícil?

Sentándose para enfrentarla, todo ojos pálidos y devoción.

—Rastree a aquellos con el Síndrome Escarabajo, parecen estar


atacando la Red. —Empujó el cabello empapado en sudor de su frente, miró
alrededor. —¿Los otros?

—Los eché... tal vez estén afuera. —Poniéndose de pie, ella estiró una
mano.

Le hizo algo cuando su letal Flecha tomó su mano sin dudar y le


permitió halarlo para levantarle. Sin sonrisa, porque Ethan nunca sonreía,
pero sintió un susurro de calor contra el pelaje de su loba, una caricia que
vino fuerte y clara.

Sonriendo, se inclinó hacia él.

—Pronto tendrás que acariciar a mi loba en la realidad. Se está


volviendo impaciente. —La loba vivía en ella cada segundo de cada día
incluso cuando llevaba su piel humana, pero necesitaba contacto físico con
su compañero.

—Sería un honor acariciar a tu loba, zolotse moyo. —Ethan frotó la


nariz en su garganta mientras la llamaba su “oro”, sabía que no se refería
al metal precioso, sino a la luz que era para él.

Selenka se derritió. Su loba quería sujetarle la garganta con sus


dientes y tumbarlo juguetonamente al suelo.

Pero jugar tendría que esperar.

Por ahora... llegando a un bolsillo a un lado de sus pantalones, sacó


una barra nutritiva.

La comida era algo con significado entre lobos y Selenka miró con
placer satisfecho mientras Ethan hacía todo excepto inhalar la barra...
aunque con una mirada claramente dudosa en su rostro.

—¿No es de tu gusto?

—No es a lo que estoy acostumbrado. —Suavizando el empaque, leyó


la etiqueta en voz alta. —Yogurt de fresa. —Cuadró los hombros. —Algunas
veces las antiguas maneras son mejores.

Riendo, Selenka dio palmaditas en su mejilla, su mejilla con rastros


de barba amada y familiar.
—Nunca se sabe, puede que decidas que te gusta la avellana crujiente
o la crema de menta. —La mirada que le dio tuvo a su loba lanzando la
cabeza hacia atrás en un aullido de risa.
Capítulo 43
Cada rana alaba a su propio estanque, Selenushka.
Pero, Deda, ¿no son los correlimos24 y su pantano?
¿Preferirías saltar a un estanque o a un pantano?
Hum, ¿al estanque?
¿Entonces por qué enviarías a la pobre rana al pantano?
—Conversación entre Yegveni Durev y Selenka Durev (8)

Ethan y Selenka emergieron al aire fresco y al carbón manchado de


un muy evidente amanecer. Sasha y Memory estaban juntas de pie,
hablando, mientras que Lucas Huntes tenía un atento y ligeramente
divertido aire cerca de él.

Kostya, sin embargo, estaba frunciéndole el ceño a Alexei.

—No soy primo de ningún chico bonito de California con cabello


amarillo.

—Revisa tu árbol familiar. —El ceño de Alexei era igual de oscuro. —


Es desafortunado, pero cierto. Y al menos este lobo de California se broncea.
¿A qué llamas ese color? ¿Leche cortada?

Gruñidos fueron intercambiados y fue extraño, pero Ethan estaba


seguro de que los lobos estaban disfrutando del intercambio.

—¿Están jugando? —le murmuró a Selenka.

—Los lobos tienen un extraño sentido del humor, —respondió, sus


labios temblando.

Memory y Sascha fueron quienes se acercaron, los otros tres


manteniendo la distancia, sin duda sintiendo la erizada protección de la

24
Especie de ave, también se le conoce como Calidris alpina.
compañera de Ethan. Selenka, Ethan supo, no estaba en el mejor estado
mental para permitir a cualquiera, excepto sumisos y sanadores, alrededor
de él. Él. Ethan. Una Flecha perfectamente capaz de defenderse a sí misma.

Ethan sintió un calor dentro de él que pensaba que podría ser una
sonrisa de felicidad.

—Estás bien. —La sonrisa de Memory era grande, su abrazo


inesperado, pero no indeseado. A pesar de cuanto agravaba a su poder
renegado con su simple presencia, continuaba sintiéndose familiar al nivel
más profundo.

La abrazó de vuelta, sintiéndose protector de una manera que no


podía explicar.

Después de que se separaron, dijo:

—¿Sentiste el caos que escuché cuando bajé mis escudos? Es


anarquía en su forma más profunda.

Memory intercambió una mirada con Sascha, pareció pasar


silenciosamente la batuta a la más experimentada E. Sus ojos del negro más
puro, Sasha dijo:

—Sería un aullido de caos para ti. Cuando bajaste tus escudos, no


tenías escudos secundarios para ayudar a filtrar y moderar la entrada.

Ethan miró de una a la otra, luego a Selenka, quien estaba a su lado


con sus brazos cruzados y su cuerpo lo suficientemente cerca para ser una
línea de calor a su lado. Pero antes de que pudiese expresar sus preguntas,
Sasha dijo:

—¿Dónde fue el primer lugar en el que bajaste tus escudos? ¿El


primer lugar en el que sentiste los aullidos?
—Cuando estaba en Moscú para una reunión temprana de seguridad.
Tenía un par de horas libres y decidí ver qué pasaría si liberaba el poder. —
Mirando hacia atrás, fue algo claramente estúpido de hacer mientras estaba
a solas en un parque de Moscú, pero para el hombre que había sido en ese
momento, su mente distante del mundo, tenía perfecto sentido.

—No me di cuenta cuánto se había nublado mi pensamiento.

—¿Hiciste eso en el centro de Moscú? —La boca de Memory cayó


abierta. —Ethan, es una maravilla que la afluencia no explotara tus
circuitos.

—No fui tan descuidado, —clarificó. —Solamente bajé mis escudos


una fracción y los subí de nuevo al instante en que me di cuenta de lo que
estaba pasando. —Incluso entonces su mente timbró, gritando en agonía
dentro de su cráneo.

—¿Fue menos intenso hoy? —El tono de Sascha no delataba nada,


sus ojos llenos con estrellas una vez más. —¿A pesar de que bajaste
completamente tus escudos?

—Sí. Por un margen significante. —El calor primitivo de su


compañera alrededor de él, el consuelo de una loba. —¿Es debido al vínculo
de apareamiento? ¿Está aliviando un porcentaje de la presión?

—Es posible, pero el principal factor es la cantidad de mentes sin


escudos e inexpertas a tu alrededor. —Colocando las manos dentro de los
bolsillos de su abrigo ligero, Sascha se tomó un momento antes de empezar
a hablar. —Todos los humanos y cambiantes filtran un bajo nivel de
emoción. Los Psy están comenzando a hacer lo mismo ahora que nuestra
raza ya no enfrenta el castigo por sentir.
—¿Por qué me estás hablando de emociones? —Ethan no podía ver la
correlación entre su situación y la caída del Silencio.

Memory se adelantó, su cara luminosa.

—Porque eres uno de nosotros, Ethan. ¿Ese poder dentro de ti? Es


empático.

—Muy cerca del nivel cardinal. —Las palabras de Sascha estaban


borrosas en el ruido de su mente. —Si tuviese que adivinar, diría 9.5 o más
alto en el Gradiente.

Incapaz de procesar lo que le estaban diciendo, Ethan miró a su


compañera. Sus ojos eran lobunos, su mirada aguantando una rabia
hirviendo. Acunando su rostro en sus manos, su compañera le besó con una
emoción cruda que era un ancla en el caos.

—Eres un empático, Ethan, —dijo después. —Un empático


jodidamente poderoso.

No podía recibir suficiente aire en sus pulmones. Esto era algo muy
grande para digerir.

—No puedo ser un empático. —Las palabras cayeron de su boca. —


Soy un asesino.

Selenka podía destripar a Ming LeBon con sus garras, luego escupir
en su rostro agonizante si el antiguo Consejero hubiese estado cerca. Había
tomado a un joven traumatizado y, en lugar de ayudarlo, utilizó ese trauma
para sus propios fines, reforzando todas las visiones terribles de Ethan sobre
sí mismo.

Pero Selenka no expresó su furia, su compañero necesitaba algo más


de ella en este momento.
—Yo también, —dijo extendiendo sus garras así tocaban los lados de
su rostro, punzando sólo un poco. —He ejecutado a las amenazas para mi
manada sin dudar, —continuó. —Y no siento culpa alguna por la muerte de
Blaise. —Había escuchado los distantes aullidos de triunfo hacía poco, supo
que el líder del culto estaba muerto. —Si un telépata viniese a mí y tratara
de abrir mi mente, más te vale que jodidamente creas que le arrancaré la
garganta.

Las manos de Ethan estaban cerradas sobre sus muñecas mientras


escuchaba. Escuchaba activamente. Así que continuó hablando, tratando
de romper a través de esta aparente barrera inamovible en su mente. Tal vez
algún día estaría listo para hablar con alguien acerca de esto, pero justo
ahora ella tenía la mejor oportunidad de terminar su creencia de que era un
asesino y sólo un asesino.

—La primera vez que asesinaste, —dijo consciente de que todos se


habían movido fuera del rango de audición, —lo hiciste en defensa propia.
Entrenamos a nuestros cachorros para que no usen sus garras o dientes...
a menos que alguien les esté haciendo daño y necesiten escapar. Luego son
enseñados a pelear. Peleaste, Ethan, y tenías el derecho de hacerlo.

Él separó sus labios, pero ella habló antes de que él pudiera.

—¿Tus asesinatos de adulto? ¿Cuántos los hiciste voluntariamente?


¿Sin la mente de Ming controlando la tuya?

El silencio fue su respuesta.

Con las garras todavía afuera, ella acarició gentilmente sus labios con
los suyos.
—Si alguien hubiese encadenado a un niño cambiante y lo golpeara y
abusara hasta que el cambiante no tuviese otra opción más que matar
cuando le ordenaran, no sería el cambiante quien fuese el monstruo.

Aquellos ojos claros se oscurecieron en un barrido de negro.

—Quería matar a los intrusos y a Blaise. Todavía lo quiero.

—Tienes una vena violenta de protección... vinieron para dañar a las


personas bajo tu cuidado.

—No es un acto muy empático.

—Eres un empático... tu realidad es una realidad empática.

Emociones inflamaron el vínculo de apareamiento: tormento, dolor,


culpa, una fiera devoción... y esperanza.

Selenka lo besó de nuevo.

—No eres un monstruo.

Sus palabras aun reverberaban en la mente de Ethan cuando la


escuchó decir:

—Les agradezco por su asistencia, pero necesito que se vayan ahora.


Kostya les mostrará la salida y les proveeremos habitaciones de hotel en la
ciudad si tienen que esperar por la recogida de teletransporte.

Esta vez Memory no discutió, pero Sascha dijo:

—Hasta que Ethan tenga la oportunidad de construir los filtros


apropiados, necesita crear una válvula para liberar presión en sus escudos.
—Su voz fue inflexible. —Puedo darle las instrucciones ahora si me permite
un mensaje telepático, pero tiene que seguir esas instrucciones en estos
momentos si no está listo para arriesgarse a más daño cerebral.

Ethan encontró el espacio mental para decir:

—Envíalo. Lo haré. —De ninguna maldita manera se negaría a hacer


cualquier cosa que le diera una vida con Selenka.

Sascha fue tan buena como su palabra, transmitiendo las


instrucciones de una vez. Luego ella y los otros se fueron. Ethan se encogió
de hombros, luego presionó su frente contra la de Selenka. Sabía que tendría
preguntas, muchas de ellas, en los días por venir, pero justo ahora
necesitaba solamente estar con su compañera.

Una vez a solas, fue a besarla en un esfuerzo de encontrar sus pies de


nuevo... y dentro de él se erizó una sensación parecida al pelaje de un lobo.
Se detuvo en seco, otra hambre abrumando a la primera.

—¿Puedo ver a tu loba?

Sus ojos cambiaron de humanos a lobos antes de que se alejara y


comenzara a desnudarse. Lo hizo en el modo práctico cambiante y aun así
la observó como un esclavo. Ella era delgada, fuerte y hermosa. Y suya.

—¿Soy muy posesivo? —preguntó, el vago pensamiento apareciendo


en la parte de su cerebro que no estaba inundada en emoción.

Caminó hacia él desnuda y orgullosa.

—Somos tan posesivos como el otro, zaichik.

Ethan podía sentir sus dientes en su garganta, estaba más que feliz
con eso. Con una mano en su cintura, la miró a los ojos y vio a un lobo
tomar el control en un latido antes de que se rompiera en fragmentos de luz
y, donde antes estaba de pie una mujer poderosa y peligrosa, ahora estaba
una delgada loba con pelaje gris oscuro en la espalda que se desvanecía
gradualmente a un gris pálido como el amanecer para el momento en que
llegaba a su estómago.

Sus orejas puntiagudas eran oscuras en la base, pálidas en la punta,


como lo era su cola.

Todo sobre ella era hermoso.

Acuclillándose ante una ola de maravilla mientras ella se sacudía para


asentarse en su piel, corrió sus manos reverentemente sobre su lomo. Ella
hociqueó su garganta, mordisqueó juguetonamente. No sintió miedo. Esta
era su compañera.

—Encantadora y letal, —murmuró. —Y mía.

Su compañera alfa no discutió con su reclamo, pero no era suficiente


para Ethan. Lo que tenían no era suficiente.

—Hay algo mal con nuestro vínculo, ¿no es así? —Estática continuaba
crepitando entre ellos. —Soy yo. Es porque estoy dañado.

Sintió la respuesta primitiva del lobo profundo dentro de él: una


posesividad con garras que decía que no importaba, que era más que
perfecto para ella. Fue apoyado por un gruñido estruendoso y el cerrar de
sus poderosas mandíbulas sobre su hombro.

Pero Ethan sacudió la cabeza.

—Lo quiero todo. No dejaré que Ming robe esto de nosotros. —Un
oscuro calor se alzó dentro de él, algo con garras que no se sentía lobuno.
—¿Me aceptarías?
La mirada que la loba le dio era muy de Selenka.

Encontró los orbes ámbar oscuro transformándose en una suave y


tibia sensación. Frotando su rostro contra un lado de la loba, dijo:

—Sé cómo arreglarlo. Sé que hacer.

Era una realización cristalina dentro de su mente nacida de la


emoción salvaje imprimiéndose en sus sentidos.

Liberó el escudo que Sascha creó, aquel que contenía su empatía. Lo


liberó completamente, y no lo subió incluso cuando los primeros aullidos
gruñeron en su cerebro. Por primera vez en su vida abrió su alma... y una
loba entró corriendo, el contacto tan duro, poderoso y potente que su mente
gritó en éxtasis.

Le había dicho que se quedaría con ella.

En la PsyNet, un nuevo vínculo brilló a la vida, una cuerda dorada


punzante con garras y entrelazada con brillos negros resbaladizos como
aceite que eran casi imposibles de ver. Ese vínculo les gruñó a las personas
para que mantuvieran la distancia y emergió de una mente marcial que era
casi invisible.

Luego ese vínculo se fue tan rápido como apareció y la mente marcial
se desvaneció en la Red. Aquellos que habían visto algunos segundos la
aparición del vínculo se quedaron con deslumbrantes imágenes posteriores,
pero no pudieron encontrar ningún rastro de la mente o el vínculo en los
momentos que le siguieron. Fue como si los dos nunca hubiesen existido.
Capítulo 44
No deseo sacrificar a cualquiera de mis niños recién nacidos del poder, pero la
guerra y la pérdida están entrelazadas. Para ganar el mundo, debemos estar listos para
sangrar.

—La Arquitecta.

Ethan abrió los ojos para encontrarse estirado en el suelo del bosque
enfrentando a Selenka. En forma humana una vez más, tenía sus ojos
abiertos y respiraba con dureza. Podía sentirla dentro de él... y la estática
ya no estaba, el canal dentro de ellos libre de bordes irregulares.

—Te dije que eras mía.

Una risa sin aliento.

—Flecha terca. —Un beso duro. —Boom.

Cayendo en su espalda, le sonrió mientras él se colocaba encima. Ella


estaba desnuda y él quería besar cada centímetro de ella, pero tampoco
quería dejar de ver su sonrisa, así que se satisfizo al acariciarla con una
mano mientras se apoyaba en su codo y miraba sus ojos.

—¿Cómo lo...? —Sus ojos se estrecharon. —Dejaste caer tus escudos,


¿cierto? Sacha dijo que necesitabas filtros adecuados.

—Si, —admitió Ethan de mala gana. —Tendré que reiniciar mis


escudos tan pronto como dejemos esta área aislada. —O las emociones del
mundo entrarían dentro de él en un caos estruendoso y huracanado.

Selenka mordisqueó su barbilla.


—No seas gruñón. Ahora sabemos que cualquier estática es
temporal... desaparecerá una vez que ya no trates de suprimir tus
habilidades.

Forzándose a sí mismo a aceptar la lógica de eso, comprobó la


PsyNet... un lugar repleto de sombras relampagueantes. Impresiones
desvaneciéndose que eran muy débiles para seguir.

—Mis escudos Flecha se han reiniciado, dejándome escondido a plena


vista. Aquellos escudos están protegiendo nuestro vínculo.

—Quiero que todos lo vean. —Selenka frunció el ceño y empuñó su


cabello. —Hazlo visible.

Mordisqueó su barbilla y recibió un gruñido de respuesta.

—Es una habilidad de defensa. Nadie me puede encontrar en la


PsyNet de esta manera.

Selenka consideró eso, pareció decidir que era aceptable.

—Escuché que los empáticos sueltan chispas de colores en la Red.


¿Cómo escondes eso?

Él miró y se encontró con brillos negros que se colaban secretamente


a la Red.

—No soy un empático normal, —dijo y, por primera vez, la palabra


“normal” no tenía un terrible peso. —Creo... que estoy de acuerdo con ser
anormal.

—¿Conoces otra palabra para eso? —Los ojos de Selenka le


deslumbraron, su lobo subiendo a la superficie. — “Único”. Tú, Ethan Night,
eres único. El único de tu clase.
Único.

Todavía pesado en la cabeza y en los huesos, se acurrucó contra su


compañera.

Colocando un brazo alrededor de sus hombros, Selenka lo jaló hacia


abajo hasta que casi se tendía encima de ella. Cuando haló su camisa, él
recibió el mensaje y se la quitó. Ella suspiró con el contacto piel a piel y
sintió el calor dentro de él crecer y crecer.

—Estoy feliz. —Fueron las últimas palabras que recordó decir antes
de caer en un sueño contento y en paz, el cuerpo de su compañera suave
bajo el suyo y sus dedos acariciando su cabello.

Veintiocho horas después, Aden le pidió a Ethan unírsele mientras


ambos intentaban hablar con el hombre cuya mente había señalado durante
el último ataque en la Red. Su meta era descubrir por qué aquellos con el
síndrome Escarabajo estaban volviéndose contra la Red.

—Su nombre es Ezra Ree y no está en un buen estado, —Aden le contó


a Ethan cuando llegó. —Pero no podemos esperar mucho más... los oleajes
continuos en la PsyNet han desestabilizado secciones al punto en que se ha
vuelto imposible continuar uniéndolas.

—¿Por qué yo? —Ethan no era un interrogador.

—No podemos obtener una respuesta de su parte... y ya que tienes


una clase de afinidad con los pacientes Escarabajo, espero que responda a
ti por instinto.

Asintiendo, Ethan caminó a la habitación asegurada del hospital. Un


hombre con cabello marrón y piel blanca sonrojada, su cuerpo formado por
huesos largos, estaba en la cama. Su expresión era vacía mientras se
balanceaba lentamente de adelante hacia atrás.

Un cese de movimiento, los ojos de Ezra se concentraron en los de


Ethan.

—Te conozco. Te sentí siguiéndome. Eres un sabueso y me seguiste


hasta que no pude respirar.

Ethan tomó ventaja del momento de lucidez del hombre de mediana


edad.

—¿Por qué estabas cooperando con los otros para causar


fluctuaciones de poder en la Red que forzaron su integridad?

—La araña. —Brazos rodeados alrededor de sí mismo, Ezra comenzó


a balancearse de nuevo.

Ethan sujetó su hombro.

—¿Qué es la araña?

—La araña es amiga, —murmuró Ezra. —La araña dice lo que hay que
hacer. “Ezra, empuja energía a la Red. Nos dará poder”.

—¿Cómo puede una PsyNet rota darles poder?

Ezra parpadeó hacia él.

Ethan lo intentó de nuevo.

—¿Quién es la araña?
—Araña es araña. —El balanceo comenzó de nuevo, más rápido esta
vez. —Witsy witsy araña... —Las débiles palabras se desvanecieron. —Witsy
witsy araña... —Ezra lo intentó una y otra vez.

Desde ese punto, sin embargo, no reaccionó o respondió a Ethan o a


cualquiera... incluso a Memory. Esa noche sufrió de una severa convulsión
de ninguna causa médica aparente y entró en coma del cual nunca despertó.

—Espero que no estés sintiéndote culpable. —Selenka le dijo cuando


las noticias vinieron, los dos solos en sus cuarteles.

Usando solamente bóxer negros, Ethan sujetó su muñeca, tocó con


las puntas de sus dedos su pulso.

—No. Ezra se perdió en el instante en que Escarabajo se apoderó de


él. —El paciente cero había aparentemente tenido suficiente conciencia para
buscar asistencia, pero de acuerdo a Memory, el paciente cero era un
poderoso telépata entrenado en pensamiento crítico.

No todos tenían esa ventaja.

—Pero todavía lamento una vida perdida. —Ethan sintió el ritmo de


su pulso dentro de él, tan fuerte como su presencia lobuna. —Es importante
para mí marcar estas pérdidas. Ezra Ree no escogió el síndrome, no escogió
perderse a sí mismo... en cualquier caso, él era un buen hombre solamente
encontrando sus pies en un mundo post-Silencio.

Con el rostro suavizándose, Selenka mordisqueó su mandíbula.

—Empático. —Afecto fluyó a través del vínculo y, porque ella vivía


dentro de él, era bienvenida en su interior, dejó que ese afecto lo bañara con
una clase de suavidad gruñona. Porque su amante era una loba y su amor
tenía dientes.
—Zolotse moyo, —le dijo. —Eres mi luz, la estrella que siempre puedo
seguir para encontrar mi camino a casa.

—Bien... o tendría que rastrearte y traerte a casa, —dijo su compañera


alfa, antes de jalarlo para un beso. —Te amo, Ethan Night, y nunca te dejaré
ir.

Ethan se glorió en las cadenas de su reclamo.

Nunca estaría de nuevo solo en la oscuridad.


La Arquitecta
La arquitecta lo vio ahora, vio lo que era... una criatura de poder
ilimitado.

Un Escarabajo.

Sujetando el bolígrafo computrónico, dibujó una larga cruz roja a


través de la última hoja de información sobre Escarabajo. Los débiles sin
duda se volverían a sí mismos ovejas, pero los fuertes se volverían su
ejército, su gente. Respecto al Consorcio, era algo que consideraría después,
cuando su mente no se estuviese estirando tan fuertemente.

Su problema más grande iba a ser la pérdida de memoria que parecía


estar entrelazada con este nuevo poder. Era posible que pudiese crear un
rastreador telepático, uno que pudiese rebobinar para capturar vistazos de
lo que hacía en su estado más poderoso. Si este era el costo del poder sin
límites, era uno que estaba dispuesto a pagar.

Krychek y los otros no podrían ganar.

Abriendo sus manos, miró a las pequeñas criaturas brillantes que


había plantado en la PsyNet. No registró que lo estaba viendo en el plano
físico, una construcción que no podía existir fuera del espacio psíquico. Su
mente le decía que estaba allí, y lo estaba.

Esto era todo. La forma en que el futuro comenzaría.

Con exterminación.
Vanguardia
Leona: ¡Tengo nuestros perfiles de ADN! ¡Parece que estamos emparentados! ¿Un
par de generaciones atrás, tal vez? O podría ser una rama diferente del mismo árbol
original. Podemos descubrir las especificaciones luego, ¡pero somos familia!
EN: Eso explica por qué nuestras dos especialidades empáticas encajan, mientras
son diferentes a todas las otras en la Red. Y también probablemente por qué tu presencia
continuaba desactivando mi habilidad antes de que tuviese los filtros y escudos apropiados.
Leona: Sí, somos rarezas del mismo Árbol Raro. Es lindo. ¿Cierto?
EN: Sí. A pesar de que parezco ser el E más sanguinario de todos. Ivy Jane dijo que
mi designación en las listas del escuadrón debería ser cambiada a E-Flecha a pesar de que
esa es una subdesignación inexistente.
Leona: ¡A quién le importa! Eres un E y eres una Flecha. En cuanto a lo sanguinario,
tengo un poquito de eso, también. Si tuviese entrenamiento de Flecha, tal vez sería más
como tú. Pero sabes lo que Sascha dice: Los Es no son un monolito. Nuestra designación
entera fue enterrada hace un siglo e incluso antes de eso, nadie nos estudiaba porque
estábamos destinados a ser agradables y buenos. Así que tal vez nosotros los extravagantes
siempre hemos estado alrededor.
EN: O tal vez fuimos creados por la MentalNet cuando se volvió claro que la PsyNet
iba a enfrentar una amenaza Escarabajo catastrófica. Es, después de todo, la guardiana de
la PsyNet e incluso si no es un ser sensible de la misma forma que tú y yo, tenía (antes de
la desintegración actual) un cierto nivel de pensamiento. Sólo el instinto pudo haberla
guiado a manipular los hilos de energía psíquica para crear ciertos resultados en mentes
receptivas sin formar. Podríamos ser la vanguardia de una ola de habilidades inesperadas.
—Mensajes intercambiados entre Memory Aven-Rose e Ethan Night.

Ethan bajó el celular después de enviarle el último mensaje a Memory


y consideró la idea de tener una familia. Ya no era tan alienígena, no cuando
tenía una manada entera, así como también un escuadrón de Flechas en
las que podía apoyarse. Y una compañera que le reclamó hasta el hueso.
Era un estado del cual estaba completamente feliz.

En cuanto a ser familia de Memory, no sería difícil. De acuerdo con


Selenka, ya había tratado a la empática como una hermana... y Memory
aparentemente respondió de la misma manera.

—¿Listo? —Margo, vestida con pantaloncillos de lana amarillos


combinados con una sudadera con un gigante arcoíris brillante en el frente,
sus pies cubiertos con nada más que calcetines rosados esponjosos, se dejó
caer en el sofá a su lado. —¿Hiciste las palomitas?
—Las tengo. —Selenka salió de la cocina de la sala de descanso con
un gran cuenco del cual Margo se adueñó inmediatamente.

Loyal, su pelaje brillante y sus costillas ya sin marcarse, saltó sobre


sus pies al instante en que Selenka apareció y estaba ahora olisqueando
alrededor de sus piernas, tan devoto a ella como Ethan. Ella se inclinó para
rascarle detrás de su oreja izquierda, lo que le hizo derretirse hasta el suelo
en un charco de alegría.

—No puedo creer que hayas enviciado a mi compañero con una


telenovela. —Selenka le dijo a Margo después de acariciar una última vez la
cabeza de Loyal. —Es como azúcar para el cerebro.

—Es educacional, —discutió Ethan, dejando a un lado su teléfono.


Compartiría la información de Memory con Selenka esta noche, mientras
estuviesen a solas y desnudos. Lo último era importante. Ethan era ahora
adicto al contacto táctil con su compañera.

Sentándose en el sofá a su otro lado, ella le permitió colocar su brazo


alrededor de sus hombros mientras se acomodaba en el pliegue de su brazo.
Ella, también, estaba vestida casualmente, pero en pantalones y una simple
camisa gris con cuello en V que amoldaba la forma de su cuerpo. A
diferencia de Margo, Selenka tenía que salir de la guarida en una hora.
Estaba reuniéndose con Valentin Nikolaev para una cerveza “sin
compañeros permitidos”.

—Oh, espera, antes de que comience esto. —Margo volteó hacia él. —
Ivo estaba todo presumido acerca de algo que te consiguió. No me dijo lo que
era. —Ojos lobunos mirándole fijamente.

Cuando él no se rompió, ella rebotó en el lugar.

—Por favooooooooor dime. ¡No puedo no saber! Me volverá loca.


Mientras Selenka reía, Ethan dijo:

—Apaga la luz y te mostraré.

Margo lo hizo con presteza, pero el cuarto no estuvo completamente


oscuro; podía ver un filo de luz viniendo de bajo la puerta, el punto azul que
indicaba el estado de poder del comunicador de entretenimiento, incluso el
desvanecido brillo de donde Margo dejó caer su teléfono cuando había
saltado.

Pero estaba lo suficientemente oscuro para esta demostración.

Usando el dedo anular de su mano derecha, alcanzó el implante


subdérmico en su palma que Oleg le había colocado ayer. El sanador selló
el pequeño corte, y el dolor restante era menor. Así que no le causaba dolor
presionar el implante. Un brillo bañó de luz su palma bajo la piel.

—¡Blin25!—Margo se acercó, inclinándose para mirar atentamente,


Loyal meneándose a su lado. —¡Siempre tendrás una fuente de luz, no
importa donde estés!

Así nunca estarás de nuevo atrapado en la oscuridad.

Eso fue lo que Ivo dijo cuando le entregó a Ethan el aparato que había
creado. Tenía una diminuta batería y necesitaría cambiarlo cada año, pero
una visita de cinco minutos a la enfermería una vez al año no tenía precio
contra el regalo de la luz. Un día, Ethan esperaba que pudiese darle un
regalo de tal valor a Ivo, algo que le ayudara a pelear sus propios demonios.

25
Tortas en ruso el original.
En el ínterin pasaba tiempo con el otro teniente de una manera que
no había hecho antes con cualquiera excepto con Abbot. Se estaban
volviendo amigos, dos hombres que entendían las cicatrices del otro.

—Puedes examinarlo luego, —dijo apagándolo. —Tenemos que


ponernos al día con los últimos tres episodios.

—¡Oooh, sí!

Pronto tuvieron el comunicador funcionando, la historia de Ridge y


Chantelle exhibiéndose en la pantalla con glorioso color.

—¿Ustedes dos se dan cuenta de que un alfa billonario es un


oxímoron? —Selenka murmuró, rodando los ojos. —Los alfas son sobre
manadas, no...

—Shh, —dijeron Margo y Ethan, Margo añadió. —Está a punto de


derribar la puerta del castillo y rescatar a Chantelle de ese horrible Ruslan
Barnet.

Haciendo un sonido “hrrump”, Selenka se acomodó. Duró tres


minutos.

—¡Ella es una idiota! —Selenka se quejó. —¡Pobre Ridge! ¡Atado a esta


vergüenza de loba sin cerebro que se deja secuestrar cada cinco segundos y
está taaaaaaaaaan “asustada” de su captor, quien le ofrece champagne y
caviar, que no puede salir incluso cuando la puerta está jodidamente
abierta!

—Eso es todo. —Con sus rasgos en severas líneas, Margo apuntó con
un dedo a Selenka. —Te vamos a echar de nuestro club de películas si no
puedes callarte.
—Grr. —Brazos cruzados sobre su pecho, Selenka se las arregló para
mantenerse en silencio hasta que fue momento para irse... a pesar de que
Ethan pensó que explotaría por la presión de mantener sus opiniones para
sí misma.

Levantándose después del primer episodio, se inclinó para besar a


Ethan.

—Nunca, bajo ninguna circunstancia, me levantes y me lances sobre


tu hombro como un gran gesto. Dejaré marcas de mordidas en tu hermoso
trasero tan profundas que serán tatuajes.

Ethan mordisqueó su labio inferior.

—Conozco a mi compañera.

Apaciguada, se fue finalmente, pero Margo y él esperaron hasta que


recibieron el mensaje de Kostya diciéndoles que Selenka había salido de la
guarida antes de ponerse en acción. El comunicador se apagó, Ethan se
levantó, Alia entró a la habitación con un traje completo en una bolsa de
prendas y Margo hizo la llamada a la cocina.

Las dos mujeres salieron, llevándose a un emocionado Loyal con ellas,


para que Ethan pudiese cambiarse a la velocidad de la luz y, para el
momento en que salió con un traje hecho a medida, gracias a las habilidades
de Alia, Manuil estaba de pie con una bolsa de viaje que debería contener
cerveza fría como el hielo, chocolate oscuro, cerezas negras que Abbot había
teletransportado sólo para él porque Ethan se lo pidió y un coctel sin alcohol
ya que a los Psy no les iba bien con él.

Margo silbó cuando lo vio, al igual que Ivo, quien estaba de pie con su
brazo alrededor de los hombros de Margo.
—Realmente se asea muy bonito, —Margo dijo. —Aunque no estoy
segura sobre la apariencia afeitada.

—Crecerá. —Ethan le había dicho lo mismo a Selenka esa mañana,


después de que se afeitara. Ella frunció el ceño, pero también acarició su
suave rostro con manos curiosas, probando si le gustaba o no; ya que
terminó atrapado contra el mostrador mientras su compañera tenía su
camino sobre él, estaba bastante seguro de que el veredicto era positivo. —
¿He olvidado algo?

Gregori hizo una pausa de comer del cuenco de helado con el que se
había acercado, un vendaje cuadrado a un lado de su cuello sobre el sitio
de un nuevo tatuaje.

—¿Música?

—La tengo en mi teléfono. —También hizo un respaldo en un pequeño


aparato que pidió prestado a Ivo. —Llama a Valentin.

Margo colocó el teléfono en su oreja.

—Es hora. Cancela la reunión. —Escuchó por un momento, luego hizo


una mueca. —Sí, sí, te debemos una. Y sé condenadamente bien que no lo
olvidarás. —Colgó. —Osos.

—He alertado a Dinara. —Alia levantó su propio teléfono. —Desviará


a Selenka en la dirección que quieres que vaya una vez que nuestra alfa
regrese al territorio de la guarida.

—¿Se le ocurrió una razón racional para el desvío? —Preguntó Ethan


ya que Dinara había dicho: “Pensaré en algo” cuando le pidió ayuda.

—Una cita de enamorados pasando a una corta distancia entre dos


lobos sumisos que tal vez se vuelvan tímidos si supieran que un dominante
estaba alrededor. —Los labios de Alia se curvaron mientras Ethan se inclinó
para acariciar la cabeza de Loyal. —Nuestra dura Dinara es romántica.

—¿Cuidarás de él? —preguntó a Margo, Loyal estaba acostumbrado a


ir a donde Ethan fuese, pero no podía llevarlo hoy.

—Loyal y yo terminaremos nuestra maratón de Vidas de Reloj de


Arena.

Margo palmeó el lado de su muslo y Loyal se acercó. Margo se agachó


para colocar un brazo alrededor de su lomo, así no seguiría a Ethan cuando
se fuera.

—Oh, y mi amor ha colocado tu mesa y tus sillas, —le dijo Alia con
una sonrisa. —Tyoma también quiere que sepas que lo estás haciendo
quedar mal.

Con la bolsa de viaje sobre sus hombros, Ethan respondió:

—Spasibo, —al grupo y se aseguró de tocar los hombros de Manuil


antes de salir.

El rostro del niño se iluminó como un pequeño sol.

—Buena suerte, Ethan.

Ethan esperaba que no necesitara suerte, que todo iría de acuerdo


con el plan. Cuando alcanzó la bahía de vehículos de la guarida, Kostya
estaba esperando por él junto a la moto jet que Ethan ya había manejado
más de una vez.

—Selya ya está de vuelta en la guarida del territorio. —Le entregó el


casco. —Probablemente de mal humor y murmurando acerca de osos.
Tienes siete minutos.
Colocándose el casco, Ethan le agradeció al teniente, luego rugió fuera
de la bahía de vehículos y hacia el camino que lo llevaría a la pequeña mesa
y a las dos sillas que Artem había colocado. Hizo este mismo camino tres
veces esta semana, para asegurarse de estar consciente de todos los posibles
obstáculos que pudiesen aparecer.

Pero el paseo fue suave hoy, la luna un plateado foco en el mundo.

Llegando al pequeño claro rodeado por árboles gigantes que creaban


una clase de anfiteatro, estacionó la moto jet y colgó su casco en uno de los
manubrios. Luego rápidamente arregló la mesa con los objetos que traía, lo
único que ninguno de los otros sabía era sobre el montón de flores de papel
que trajo en su bolsillo.

Selenka se deleitaba con el origami que él le dejaba para que


encontrara.

Con la mesa lista, recibió un ping en su teléfono que resultó ser de


Dinara dándole la cuenta atrás de un minuto. Tomando un aliento
profundo, se deslizó a través de los árboles para colocarse de pie al lado de
la carretera de tierra en la que Selenka estaba conduciendo. Sus luces
aparecieron alrededor de la esquina no mucho tiempo después... y Ethan
sacó su pulgar como si buscase un aventón.

Apagando las luces en el momento en que lo vio, así no lo cegaría,


detuvo el auto y saltó fuera. Con las manos en sus caderas ella lo miró
fijamente con expresión severa, pero el placer burbujeaba a través del
vínculo de apareamiento. Porque este era un juego y a los lobos les
encantaba jugar.

—Ethan Night, si me dices que Valentin estaba involucrado, realmente


te morderé, —amenazó.
—Solamente estaba involucrado periféricamente, —le dijo Ethan y
estiró una mano. —Sin detalles. Pero todavía puedes morderme. Me gusta.

Con los hombros temblando, ella tomó su mano.

—¿Qué estamos haciendo, zaichik?

—Comiendo postre a la luz de la luna. —Ternura le llenó por las


emociones que sintió en ella, el simple placer y felicidad que la llenó.

Ella suspiró cuando observó la mesa vestida de blanco, el cuenco de


cerezas, el chocolate que encontró para ella cuando se lo mencionó una vez
de pasada.

—Oh, Ethan. —Sentándose en la silla que sacó para ella, colocó la


barbilla en sus manos y miró hacia él. —¿Esto está en el manual?

Era una broma entre compañeros, pero Ethan sacudió la cabeza


solemnemente.

—Pensé en esto usando un poco de inspiración de Mujer Salvaje. —No


era un experto aún, después de todo.

Deleite primitivo en ella.

—¿No te vas a sentar? —le preguntó después de que le sirviera la


cerveza que le gustaba. —¿Cómo se supone que me sentaré en tu regazo y
te daré besos tontos si no estás sentado?

Su polla reaccionó como siempre hacía a cualquier clase de coqueteo


de su compañera. Pero Ethan tenía más que hacer esta noche.

—Aprendí algo. Quiero enseñarte.

Una inclinación de su cabeza.


Sacando su celular, comenzó la tranquila música de fondo, luego
inhaló, exhaló... y comenzó a cantarle a su compañera que amaba su voz.
Frente a él, Selenka ignoró su bebida, ignoró las cerezas y el chocolate, sus
ojos cerrándose mientras escuchaba con cada célula de su cuerpo. Su placer
era una canción propia a través de su sangre.

Ella se estremeció cuando él se detuvo, sus ojos de un dorado puro


cuando los abrió.

—Tu voz, Ethan... Podrías cautivar a mi manada entera con ella.

—No, es sólo para ti. —Para su reina.

—Las cosas que dices, Ethan Night. —Levantándose, Selenka tomó


una cereza y la mordió. Ella lo besó con labios pintados de rojo cereza antes
de alimentarle con la otra mitad y botar la pepita. —No eres el único con
secretos.

Dio un paso atrás con otro beso lujurioso, luego buscó dentro de la V
de su camisa para jalar el colgante que llevaba en una cadena. Había notado
la cadena, pero el colgante en forma de anillo era nuevo para él.

—Planeaba hacer esto luego esta noche, pero... —Una sonrisa


profunda mientras deshacía la cadena y dejaba caer el anillo en su mano.
Una banda gruesa con un simple diseño que le hacía parecer como metal
golpeado, tenía las letras E y S entrelazaos en la sección central.

—Nuestro emparejamiento, —dijo, —fue algo de instinto. Pero se ha


vuelto mucho más. Nos hemos convertido en lo que los compañeros deberían
ser el uno para el otro... amantes, amigos, espadas y escudos. —Ella levantó
el anillo. —Quiero que uses esto para que nunca dudes de quién eres para
mí. Mi compañero, mi amor y mi Ethan.
Con su pecho terriblemente apretado, se mantuvo de pie congelado
mientras ella deslizaba el anillo en su dedo, luego curvó esos dedos dentro
de un puño, sujetando el regalo cerca.

—¿Cómo lo sabías? —carraspeó. Que él algunas veces aún se


preocupaba de que ella no lo hubiese elegido si su loba no la hubiese
empujado.

—Soy tu compañera. —Una mirada de reprimenda, pero su beso fue


tierno. —Eres mi para siempre, Ethan, y no lo cambiaría de ninguna forma.

Rodeándole con sus brazos, Ethan la levantó del suelo... luego la hizo
girar mientras su corazón giraba, su sangre volviéndose luz deslumbrante.
Tirando su cabeza hacia atrás, su compañera envió un aullido que era una
canción más hermosa que cualquier cosa que él pudiera cantar... porque en
ese aullido había felicidad ilimitada.

Él era su para siempre y eso la hacía feliz.

Era una alegría que el roto y atrapado niño que alguna vez fue nunca
podría haber imaginado, pero la sombra de ese niño bailaba en la luz hoy,
sin grilletes en su mente o en su corazón. Un corazón que le pertenecía a
una loba alfa.

Mientras Ethan y Selenka giraban bajo la luz de la luna, Kaleb


Krycheck observaba las líneas críticas de la PsyNet, los puntos débiles
creados por múltiples ataques recientes, y volteó hacia Aden.

—Ya no tenemos opción.

El líder del Escuadrón Flecha no mostró emoción, pero sus ojos eran
obsidiana cuando miró a Kaleb.
—No, no la tenemos.

Estaban de acuerdo: era hora de romper la PsyNet en pedazos... y


esperar que sobreviviera.

Fin
Agradecimientos
Mientras escribía este libro, tuve preguntas acerca del lenguaje Ruso
y las convenciones de nomenclaturas Rusas. Mis agradecimientos a Tetiana
Matsypura, Karen Lamming, y Vladimir Samozvanov por responder
generosamente aquellas preguntas.

En casos donde la transcripción de Cirílico incluyera diferentes


ortografías, he decidido seguir con la corriente.

Cualesquiera errores son míos, y espero que los perdonen.

¡Spasibo!
Acerca de la autora
La mas vendida autora del New York Times Nalini Singh es
apasionada acerca de escribir. A pesar de que ha viajado tan lejos como los
desiertos de China, las tierras altas de Escocia, y los congelados paisajes de
la Antártica, es el viaje de la imaginación que lo que más le fascina. Está
más allá de encantada de ser capaz de seguir su sueño como escritora.

Nalini vive y trabaja en Nueva Zelanda. Puedes contactarla


directamente a través de su sitio web: nalinisingh.com. Mientras visites el
sitio, Nalini te invita a unirse a su boletín informativo para noticias
actualizadas tanto de la serie Psy—Cambiantes y Cazadores del Gremio, al
igual que divertidos extras exclusivos, incluyendo historias cortas gratis
establecidas en sus mundos.

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