Los Catolicos Y La Politica
Los Catolicos Y La Politica
Los Catolicos Y La Politica
Hermanos en el sacerdocio;
Amados hijos :
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EPISCOPADO NACIONAL
QUE ES LA POLITICA :
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EPISCOPADO NACIONAL
LA AUTORIDAD Y LA POLITICA :
Frente al abuso del poder que constituye la tiranía de los estados tota-
litarios, y frente al abuso del poder que constituye la tiranía de las organi-
zaciones colectivas del capital o del trabajo, la Iglesia mantiene clara y fir-
memente su doctrina sobre el origen dvino de la autoridad, y sobre los lími-
tes morales y sociales de la misma.
No puede concebirse un orden político serio, donde el Estado no posee
verdadera y efectiva autoridad. "La doctrina católica, -decía Pío XI- reivin-
dica para el Estado toda la dignidad y toda la autoridad necesarias para
defender con vigilante solicitud, como frecuentemente lo enseñan la Sagrada
Escritura y los Santos Padres, todos los derechos divinos y humanos" {4).
"Gerente del bien común, la autoridad debe, en primer lugar, proteger y garan-
tizar los derechos de los individuos y de las colectividades que comprende. Porque
la violación de estos derechos tiene una repercusión profunda y nefasta en el
bien común que el Estado tiene a su cargo, mientras que, por el contrario, el
respeto a los derechos de cada uno favorece el desenvolvimiento del bien de
todos. Es preciso, pues, un poder capaz de prevenir los abusos, obligar a lp~
recalcitrantes, y castigar a los delincuentes" (5).
LA UNIDAD RELIGIOSA
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EPISCOPADO NACIONAL
"El dejar, por consiguiente, inutilizadas las energías morales de tan poderosa
eficacia, o el obstruirles a sabiendas el camino en el campo de la instrucción
popular, es obra de irresponsables, que tiende a producir una depauperación re-
ligiosa en el pueblo. . . Por lo tanto, fomentar el abandono d~ las directrices
eternas de una doctrina moral objetiva para la formación de las conciencias y
para el ennoblecimiento de la vida en todos sus planos y ordenamientos, es un
atentado criminal contra el porvenir del pueblo, cuyos tristes frutos serán muy
amargos para las generaciones futuras" (10).
Afirmadas las tareas que la política debe cumplir entre nosotros y repe-
tida nuevamente la enseñanza profunda de la fe, queremos ahora decir a
cada uno de los que intervienen en la vida política, cuáles son sus principales
deberes.
PRIMERA PARTE
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EPISCOPADO NACIONAL
''Solamente la clara visión de los fines señalados por Dios a toda sociedad hu-
mana, unida al sentimiento hondo de los sublimes deberes de la acción social,
puede colocar a aquellos a quienes ha sido confiado el poder en situación de
cumplir sus propias obligaciones, tanto en el orden legislativo como en el judi-
cial o ejecutivo, con aquella conciencia de la propia responsabilidad, con aque-
lla lealtad, con aquella generosidad, con aquella incorruptibilidad sin las cua-
les un gobierno democrático difícilmente lograría obtener el respeto, la con-
fianza y la adhesión de la parte mejor del pueblo" (1 1)_
Pero no basta con tener las cualidades necesarias. Para que la justicia
sea mantenida en el ejercicio del poder, interesa sobremanera que. quienes
gobiernan los Estados entiendan que el poder político no se da para e.l pro-
vecho de un particular, ni el gobierno de la república para que se ejerza
en beneficio de aquellos que han sido investidos de autoridad, sino para
bien y utilidad de todos.
"Tomen los gobernantes ejemplo de Dios óptimo max1mo, de quien les ha ve-
nido la autoridad. Propónganse la imagen de Dios en la administración de
la república, gobiernen al pueblo con equidad y fidelidad, y mezclen la cari-
dad paterna con la severidad necesaria. Por esta causa, las Sagradas Letras
avisan a los que gobiernan que ellos también tienen que dar cuenta algún
día al Rey de los Reyes y Señor de los Señores. Si abandonan su deber, no
podrán en modo alguno evitar la severidad de Dios" (12).
"En un plano nacional -dice Juan XXIII-, han de considerar exigencias del
bien común : el dar ocupación al mayor número de obreros, evitar que se cons-
tituyan categorías privilegiadas, incluso entre los obreros; mantener una ade-
cuada proporción entre salarios y precios, y hacer accesibles bienes y servi-
cios al mayor número de ciudadanos; eliminar o contener los desequilibrios
entre los sectores de la agricultura, la industria y los servicios; realizar el
equilibrio entre expansión económica y adelanto de los servicios públicos esen-
ciales; ajustar, en los límites de lo posible, las estructuras productivas a los
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LA SOBERANIA EXTERIOR
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EPISCOPADO NACIONAL
Esta adhesión debe constituir sobre todo una comuflidad espiritual, le-
vantada más allá de los meros intereses económicos, evitando por otra par-
te, la pérdida de nuestra fisonomía y personafidad histórica y celando la
tradición cristiana de nuestra patria, una de las más ricas preseas del pa-
trimonio que nos legaron nuestros mayores.
Por eso, cuando se habla de bloque occidental, es necesario reafirmar
constantemente este sentido de comunidad espiritual; hay que levantarse
por encima de la mera lucha de intereses económicos, y hay que impedir a
toda costa que un falso sentido de comunidad no nos haga perder nuestra
propia fisonomía y personalidad histórica ni menoscabe lo mejor del patri-
monio que nos legaron nuestros mayores : nuestra tradición cristiana.
Deben los gobernantes del Perú procurar y cuidar celosamente que nues-
tras relaciones con los países del bloque occidental o de la comunidad ame-
ricana sean de igualdad, intercambiando servicios, pero jamás cediendo de
nuestro derecho a manera de siervos.
Por otra parte, las autoridades y legisladores deben desoir los can-
tos seductores de sirenas que anuncian no sabemos qué solidaridad ame-
ricana basada en una falaz interpretación materialista de la vida y de la
historia, y expresada en la conjunción de poderes en el Estado socialista
y la federación de Repúblicas Socialistas,
La tentación es muy grande, especialmente en estos tiempos en que
apremiantes necesidades sobreexcitan la sensibilidad del pueblo y pueden
desviarlo más fácilmente.
Recuerden los gobernantes en este atormentado período de transición,
lacerado, y como afiebrado por pasiones desenfrenadas, por discrepancia
de opiniones y oposición de programas, que su obligación es -como decía
S.S. Pío XII- "infundir el antídoto espirituaf de los criterios claros, prin-
cipios justos y una seria voluntad de lograr la unión nacional dentro de un
espíritu de sincera fraternidad" (15).
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SEGUNDA PARTE
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Pocas asociaciones tan vinculadas con esta búsqueda del bien común
como las agrupaciones de ciudadanos, que se denominan precisamente "par-
tidos políticos".
Partido viene de parte. Es, por definición, un grupo de ciudadanos que
se unen por razones políticas (19).
la parte no es el todo. Ningún partido como tal puede asumir la re-
presentación de toda la nación, sino, a lo más, de su mayoría.
la actividad de los partidos es fundamental para el progreso político de
un país. A ellos les está encomendada la formación de la conciencia cívica
del pueblo, educándolo para que pueda, consciente y responsablemente, in-
tervenir en la vida política de la nación. Cada uno de ellos comparte con los
demás grupos o partidos la tarea de administración y ejecución en los asuntos
de gobierno. Ellos deben ser los censores vigilantes del orden político-social,
cuidando de que esté de acuerdo con las exigencias del bien común.
Para que esta actividad sea constructiva, debe insertarse en las más
hondas raíces del alma nacional.
En un partido político, más que a los hombres que lo dirigen, debe mi-
rarse las ideas que lo informan y a los programas que propugna. Hay cues-
tiones de técnica u organización de los Estados que son libres y opinables.
Un partido puede elegirlas y un católico aceptarlas.
Pero hay planteos doctrinales que tocan a la entraña misma de la vida
espiritual del hombre; y esos planteos un partido de una nación católica no
los puede aceptar, y si los acepta, por el mismo hecho se cierra para aquellos
ciudadanos que quieren ser fieles a las enseñanzas de Cristo.
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COMPROMISOS POLITICOS
TERCERA PARTE
LA TAREA DE LOS CIUDADANOS
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EPISCOPADO NACIONAL
RECOMENDACION FINAL
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N O T A S
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DIRECTORIO
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EPISCOPADO NACIONAL
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EPISCOPADO NACIONAL
Estos princtptos directivos y estas normas para los católicos son extracto
de la Pastoral Colectiva del Episcopado Peruano "Los Católicos y la Polí-
tica", publicada el 29 de Octubre de 1961, y se difunden con aprobación de
la Autoridad Eclesiástica.
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