Guia Clasificacion Zonas Atex
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Coordinación:
Laia Liébana y Òscar Rosique
Revisión:
Comissió de Seguretat Contra Incendis i Emergències
Coordinación editorial:
Departament de Formació, Comunicació i Màrqueting
1ª Edición:
Octubre de 2020
Edita:
Col·legi d’Enginyers Graduats i Enginyers Tècnics Industrials de Barcelona
Consell de Cent, 365 - 08009 Barcelona
Tel.: 934 96 14 20 - Fax: 932 15 20 81
ebcn@ebcn.cat - www.enginyersbcn.cat
Diseño gráfico:
María Luque
Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Índice
1. Introducción: ¿Qué son las atmósferas explosivas? 04
2. Directivas y normas de aplicación en atmósferas explosivas 12
2.1. Directiva sobre equipos en áreas de trabajo 2014/34/UE. Real Decreto 144/2016 12
2.2. Directiva sobre instalaciones de trabajo 1999/92/CE. Real Decreto 681/2003 16
3. Términos y definiciones 18
3.1. Variaciones del vocabulario entre norma 2010 y 2016 22
4. Principios y metodología para la clasificación de zonas 23
4.1. Clasificación de zonas con atmósferas explosivas gaseosas
(gases, vapores y nieblas) 32
4.1.1. Ejemplos de gases y vapores 70
4.2. Clasificación de zonas con atmósferas explosivas de polvo 77
5. Anexos 90
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
ATEX es el acrónimo que proviene del francés “ATmosphere EXplosive” y se utiliza para referirse a
la mezcla de aire con una sustancia inflamable o combustible en estado gas, vapor de líquido infla-
mable, niebla de líquido combustible o polvo combustible. Esta mezcla, en condiciones atmosféricas
y en cantidad suficiente y no excesiva, que cuando se inflama, se propaga cuasi instantáneamente
a todo el conjunto de la mezcla, liberando mucha energía muy rápidamente (*).
Hay que tener en cuenta que no siempre una sustancia puede generar una atmófera esplosiva pe-
ligrosa, ya que esta debe alcanzar una concentración mínima (límite inferior de inflamabilidad) y no
superar una máxima (límite superior de inflamabilidad).
El enfoque de la presente guía, siempre que sea posible, será “el de no tener ATEX” y, por tanto,
la eliminación de un riesgo. Para ello, es básico conocer cómo y cuándo pueden aparecer las at-
mósferas explosivas e intentar que no vuelvan a hacerlo durante el proceso productivo. Es nuestra
obligación, si es posible, procesar por debajo de una concentración mínima (LII) o tener demasiada
sustancia (LSI), es decir, tener una concentración de saturación (LSI).
Una vez determinada la presencia de estas mezclas peligrosas, se debe evaluar la duración de
estas apariciones, ya que pueden ser permanentes, ocasionales o raras.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Una vez determinada la causa de la aparición, hay que intentar impedirlo o eliminarlo lo antes po-
sible. Esta es la base de la clasificación en zonas ATEX. Por tanto, debemos disponer de dos tipos
de clasificaciones: las que si no actuáramos y las que si actuamos de manera efectiva en el control
o minimización de estas zonas.
Con la presente guía, queremos hacer referencia a la obligatoriedad de no tener ATEX y, por tanto,
referenciaremos los sistemas y métodos de eliminación de ATEX bien evitando que aparezcan, bien
actuando sobre su aparición antes de que lleguen a un nivel peligroso.
Hay que apuntar que no se puede aplicar el término ATEX a sustancias que, aun pudiendo provocar
una explosión, sobre ellas existen reglamentaciones específicas, ya sea por su naturaleza inestable
o explosiva.
Las características fisicoquímicas de las sustancias nos van a condicionar la posibilidad de formar
mezclas explosivas; en este aspecto, la temperatura y las concentraciones de oxígeno son deter-
minantes.
Los gases de por sí ya se presentan en la fase gaseosa de la sustancia y, por tanto, si son inflama-
bles y siempre pueden generar ATEX muy fácilmente.
Así, para un líquido, la temperatura a la que se emplea puede determinar si es capaz de generar
suficientes vapores inflamables o no; la temperatura que nos informa sobre esta capacidad es la
temperatura de destello o flash point.
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INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
El n-Hexano tiene una temperatura de destello de -21 ºC y, por tanto, es inflamable y es capaz de
generar vapores que se mezclarán con el aire generando ATEX, con una extensión determinada,
sobre la cual podremos actuar para su minimización.
Si la temperatura de destello es inferior a 55 ºC, el líquido debe ser considerado inflamable y, por
tanto, debemos evaluar la posibilidad de generar ATEX; si es superior, será combustible pero de-
beremos comprobar la temperatura de uso y si esta está por encima de su punto de destello podría
generar zonas ATEX. Hay que recordar que las condiciones atmosféricas en cuanto a temperatura
son hasta 80 ºC, pero se debe considerar, siempre y cuando se procesen a temperaturas superiores
al punto de destello, el riesgo de formación de ATEX.
Para los sólidos, hay que decir que son combustibles y no inflamables, ya que no generan vapores
suficientes para llegar a formar ATEX y, por tanto, no tienen temperatura de destello.
Fig. 5. El sólido debe dispersarse en nube para generar ATEX esto requiere de aporte energia de dispersión
Otro aspecto físico a remarcar en el caso de sólidos combustibles es el tamaño de partícula. Este
nos va a determinar la facilidad de generar o no ATEX, si son capaces de generar nubes de polvo o
fibras, teniendo en cuenta que se denomina polvo a aquellas partículas sólidas esféricas de un radio
inferior a las 500 micras (<0,5 mm) y fibras a las partículas alargadas de hasta 3.000 micras
(3 mm) de longitud y un máximo diámetro de 500 micras. Desde el punto de reactividad hay que
remarcar que a menor tamaño más riesgo.
En el aspecto físico, el polvo siempre pesa más que el aire, por lo que la duración de las nubes de
polvo es temporal y tiende a sedimentarse y generar capas de polvo, con lo que la ATEX desaparece
también temporalmente.
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Fig. 6. Sin energía de dispersión el polvo tenderá a depositarse al ser más pesado que el aire
Estas capas de polvo, si no se eliminan, pueden volver a formar nubes de polvo y, por tanto, ATEX
si se dispersan por una acción mecánica de soplido de aire. Por ejemplo:
En la mayoría de ocasiones, las sustancias no se presentan puras sino que forman parte de mez-
clas de sustancias y, por tanto, sus características de explosividad pueden variar sustancialmente e
incluso dejar de ser inflamables, ya que si se mezclan con otras inertes (no oxidables) en cantidad
suficiente pueden llegar a dejar de ser combustibles.
Así pues, los parámetros que determinan la aparición o no de ATEX son los relativos a la concentra-
ción (**), a las condiciones de uso (temperatura y presión) y a las características de la sustancia ta-
maño de partícula en los sólidos. Sin olvidar la concentración de oxígeno, que en algunos procesos
puede ser inferior a la ambiental y afectar drásticamente a la inflamabilidad de la sustancia.
Así pues, en ocasiones podríamos actuar sobre las condiciones de proceso para que no aparezcan
ATEX:
• Ventilación natural o forzada que diluye la sustancia hasta niveles inferiores al LII.
• Aspiración en puntos de generación de polvo impidiendo que se llegue al LIE.
• Humidificación en polvos que aumentan el tamaño de partícula, haciendo que no puedan existir
nubes de polvo.
• Reducir la concentración de oxígeno. En sólidos se utiliza la CLO (concentración límite de oxí-
geno).
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Fig. 8. Podemos eliminar ATEX por ventilación, mojando el polvo o eliminando el oxígeno
o podemos aspirar ATEX cuando empieza a formarse y moverla a otro lugar
Una vez identificada la posibilidad de formación de ATEX, para acabar de ponderar el riesgo de esta
atmósfera explosiva se debe saber si esta ATEX es potencialmente generadora de una explosión
peligrosa o solo de una deflagración atmosférica. Si bien ambos casos tienen riesgo, la explosión lo
es más; la diferencia la marca si esta ATEX se genera en un recipiente o en un ambiente o espacio
abierto.
ATEX en un recipiente
Si una ATEX está en un recipiente, el riesgo es que al inflamarse, la combustión será sumamente
rápida y se liberará mucha energía en forma de calor (aumento de temperatura) en el interior del
recipiente, el cual, al tener un volumen acotado, no permitirá expandirse a los gases y, por tanto,
aumentará la presión hasta que el recipiente no resista y “explote”. Es este el mayor riesgo asociado
a las ATEX, la explosión.
Fig. 9. La temperatura sube rápidamente, hace que la presión aumente muy rápido
y provoca la rotura del recipiente, que “explota”.
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Las consecuencias de esta explosión serán mayores cuanto más volumen tenga el recipiente, cuan-
to mayor presión alcance antes de explotar, según su ubicación, etc.
El tamaño del recipiente también condiciona los efectos de la explosión: uno pequeño se podrá lle-
gar a saturar fácilmente de combustible y uno grande tendrá la dificultad de conseguir una mezcla
homogénea de una gran cantidad necesaria de combustible, ya que la máxima explosividad se da
en la mayoría de sustancias a concentraciones de entre 750 y 1.250 g/m3.
ATEX y la concentración
Los mismos procesos en función de su uso pueden generar ATEX o no, en función de las concen-
traciones y de las condiciones. Pueden no darse las concentraciones necesarias. En los siguientes
tres ejemplos, hay que ver en qué concentración y dónde se encuentran las sustancias.
Transporte neumático
En las tuberías de transporte difícilmente habrá ATEX. Pero cuando llegan a una tolva o silo si, ya
que cuando se llenan y se producen nubes de polvo. Su concentración será diferente en función de
su volumen pequeño o grande.
Como ponderación del riesgo, podemos ver que un recipiente pequeño va a tener concentraciones
saturadas, mientras que si aumenta el volumen se pueden formar más frecuentemente ATEX.
Las concentraciones de generación de ATEX son entre los 10 g/m3 y los 5.000 g/m3. Evidentemen-
te, los recipientes llenos no permiten nubes de polvo; así, conforme se llenan, las concentraciones
aumentan hasta llegar a la saturación. Es por ello que las tolvas de proceso de entre 1 a 10 m3, si
bien pueden presentar ATEX en algunos momentos de operación normal, esta es de corta duración.
La industria emplea filtros de mangas habitualmente para evitar que el polvo salga del proceso. Su
efecto es tal que eliminan el polvo en muchas zonas, pero lo concentran en su interior. Es por ello
que contienen todos los ingredientes para sufrir una explosión.
Como en el caso de los recipientes, los filtros tienen concentraciones distintas en función de su
aplicación:
Fig. 12. Los filtros en función de su apalicación concentran más o menos ATEX
Cuando esta ATEX se genera en un espacio abierto, es decir, fuera de un recipiente, o incluso en
un recipiente suficientemente abierto, las consecuencias de la inflamación de esta ATEX serán las
de una deflagración atmosférica, una llamarada u onda de temperatura elevada que puede llegar a
inflamar otras sustancias de su entorno, pero claramente el riesgo es muy inferior.
Carga de baterías
Las baterías de electrolito con agua y ácido sulfúrico desprenden H2, en función de los Ah (amperios
hora) de carga, así:
Así, una batería típica para una carretilla elevadora de 48 voltios formada por 24 elementos se carga
a 30 y 100 A va a desprender 42 l de H2. A razón de la corriente empleada.
Esto va a requerir una ventilación mínima de Q = 0,055 x n x lgas[m3/h].
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Si se emplea un cargador regulado con una carga máxima de 30 A, entonces el valor será 30 y el
Q = 39,6 á 30 y el Q = 39,6 m3/h.
Esta operación no debería realizarse en un local cerrado de volumen menor a 100 veces ese volu-
men, 15 m3.
Hay que tener en cuenta otros aspectos como los arrastres de ácido sulfúrico por las burbujas de
hidrógeno y oxígeno ocasionan a su vez una pérdida de la capacidad de carga de la batería.
Fig. 13. A más células de carga, mayor cantidad de hidrógeno liberado durante la carga.
Solo teniendo en cuenta todo lo anteriormente relatado, podremos sacar partido de la gran utilidad
de la clasificación en zonas ATEX, teniendo siempre en cuenta que todas las zonas ATEX pueden
ser modificadas por actuaciones técnicas u organizativas.
Señalización
Fig. 14. Señal utilizada para referirse a un área con peligro por atmósferas explosivas.
Puede estar acompañada de un letrero.
(*)
• En condiciones atmosféricas, se refiere a las condiciones normalizadas de presión y temperatura. Van
desde presiones de 0,8 a 1,2 barg y temperaturas de -10 ºC a 80 ºC. Por ello, estarían fuera del presente
escrito aquellas condiciones hiperbáricas o hipobáricas que requerirían de estudios específicos.
(**)
• Con cantidad suficiente: nos referimos a los límites inferiores de inflamabilidad para gases y vapores (LII) y
a los límites inferiores de explosividad para polvos (LIE).
• Cantidad no excesiva: nos referimos a circunstancias que superen el límite superior de inflamabilidad para
gases y vapores (LSI) o a los límites superiores de explosividad para polvos (LSE).
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2.1 Directiva sobre equipos en áreas de trabajo 2014/34/UE. Real Decre-
to 144/2016
Los cambios recientes han sido: la Directiva 94/9/CE ha sido derogada por la Directiva 2014/34/UE
y, en consecuencia, las transposiciones a reales decretos también. El RD 400/1996 es sustituido por
el RD 144/2016.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Esta directiva expone los requisitos esenciales de seguridad que deben cumplir tanto los productos
como los sistemas de protección, y además las medidas que se tendrán que llevar a cabo para
garantizar que estos se encuentren convenientemente instalados, mantenidos y manipulados con-
forme al uso al que están destinados.
Los tres principios por los que se rige esta directiva son:
1. Se tiene que evitar, ante todo, que los aparatos y sistemas de protección produzcan o liberen
ellos mismos atmósferas explosivas.
2. Se tiene que impedir la ignición de atmósferas explosivas teniendo en cuenta la naturaleza de
cada fuente de ignición eléctrica o no eléctrica.
3. Y si se produjese una explosión que pudiera poner en peligro a personas o bienes por efecto
directo o indirecto, detenerla o limitar a un nivel de seguridad suficiente la zona afectada por las
llamas y la presión resultante de la explosión.
Siguiendo esas directrices los equipos eléctricos y no eléctricos que se instalen en zonas con riesgo
de atmósfera explosiva tiene que cumplir unos requisitos específicos para obtener una certificación
y ser marcados conforme a las disposiciones que dicta el Real Decreto 144/2016.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Por esto, cada equipo debe ir correctamente marcado siguiendo una serie de criterios para que el
usuario final tenga una idea clara de cuáles son las especificaciones de acuerdo con la aplicación
que se van a llevar acabo.
Fig. 16. Ejemplo de señal utilizada para marcar equipos que cumplen requisitos específicos
y tienen una certificación contra atmósferas explosivas.
Se tienen que diferenciar dos grupos de substancias combustibles:
• Por un lado: clase I que haría referencia a sustancias combustibles que se encuentran en forma
de gas, vapor o niebla y se identifican por la letra G (“gas”).
• Por otro lado: clase II que se refiere a aquellas formadas por pequeñas partículas de polvo o
fibras combustibles y se identificarían por la letra D (“dust”, en inglés polvo)
• Grupo I: en este caso son dispositivos que se van a utilizar en sistemas de minería de carbón,
en particular al gas inflamable “grisú”.
• Grupo II: para dispositivos destinados en instalaciones con riesgo de presencia de atmósfera
explosiva que no se tienen en cuenta dentro del grupo I.
En los dos casos, esta categoría de aparatos estaría destinada para trabajos subterráneos de mine-
ría o de superficie donde pueda haber presencia de grisú y/o carbón en polvos.
Los diferentes compuestos gaseosos pueden ser clasificados dependiendo de su Intersticio Máximo
de Separación Experimental (IMSE) y su Corriente Mínima de Ignición relativa a la del metano (CMI).
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Los equipos que vayan a ser utilizados con sustancias que puedan producir atmósferas explosivas
también tienen que utilizar un marcaje especial para saber la temperatura superficial máxima.
Fig. 18. Clase térmica de equipos basada en la temperatura máxima superficial del mismo.
Sólidos combustibles
Grupo Tipo
IIIA Fibras y pelusas
IIIB Polvo no conductor
IIIC Polvo conductor
El marcado asociado a su temperatura superficial se realizará en ºC, siendo el valor el menor entre
los 2/3 de la TMIn y TMIc – 75 ºC
T xxx ºC
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Marcado
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
La protección contra explosiones debe enfocarse a la seguridad de los trabajadores y a que una
potencial explosión no afecte a su salud.
Así pues, la Directiva 1999/92/CE sobre disposiciones mínimas para la mejora de la seguridad y
salud de los trabajadores expuestos a riesgos derivados de atmósferas explosivas desarrolla de
forma específica para el riesgo de explosión lo establecido en la Directiva 89/391/CEE relativa a la
aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y la salud de los trabajadores en el
trabajo. También establece cómo tiene que ser la manipulación de los distintos aparatos dentro de
la instalación haciendo que el empresario asegure la formación de los trabajadores para que mani-
pulen y procesen sustancias con riesgo de formación de atmósferas explosivas.
Por consiguiente, el Real Decreto 681/2003 constituye la base legal para garantizar la seguridad y
salud de los trabajadores expuestos a los riesgos asociados a la presencia de atmósferas explosi-
vas.
El RD 681/2003 entró en vigor el 1 de julio del 2003 para todas las instalaciones nuevas, y a partir
del 1 de julio de 2006 es obligatorio para todas las actividades, y hace responsable al empresario
de su cumplimiento.
Asimismo, el RD 681/2003 obliga a realizar una clasificación en zonas ATEX de las áreas de trabajo
donde se puedan formar atmósferas explosivas y también redactar y elaborar un documento de
protección contra explosiones que debe mantenerse actualizado.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
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Ante este enfoque, ATEX está presente en muchas las actividades profesionales; no obstante, la
realidad es otra, ya que muchas sustancias pueden llegar a ser tóxicas o nocivas si los trabajadores
se ven expuestos a ellas. Si se cumple este control de exposición a agentes y sustancias nocivas
(gases, vapores o polvos), la presencia de ATEX es muy remota, ya que difícilmente se alcanzan
concentraciones mínimas.
También desde el punto de vista económico, para que exista una atmósfera explosiva es necesario
que exista un porcentaje de sustancia en el ambiente de trabajo. Si evaluamos el % y las horas, en
muchas ocasiones veremos que es imposible alcanzar concentraciones de riesgo, entre otras cosas
porque la empresa no adquiere suficiente sustancia como para generar ATEX. Vamos, que “nadie
compra las sustancias para tirarlas por sus instalaciones, y que a su vez los trabajadores se vean
expuestos a un riesgo”.
“La sustancia dentro del proceso genera un beneficio a la empresa, si se sale del proceso además
de generar un riesgo para la salud genera un coste, de material no procesado y de residuo a reco-
ger, siempre evitable.”
Fig. 22
No queremos tampoco dejar de mencionar que en el caso del polvo y las fibras combustibles la
generación de ATEX está asociada al aporte de suficiente energía capaz de poner en suspensión
y, por tanto, generar nubes de sólidos, que a su vez deben tener una homogeneidad para generar
estas ATEX.
Por tanto, la presencia de suficiente sustancia generadora de ATEX hace que esta no aparezcan
con la frecuencia se podría creer.
Por tanto si no hay ATEX los dos puntos siguientes son más fáciles de resolver, y es por ello que el
enfoque de la presente ficha es evitar la formación de ATEX, es decir:
DESCLASIFICAR
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3. Términos y definiciones
Las definiciones se han ordenado alfabéticamente para facilitar su consulta durante el uso de la
presente guía.
Atmósfera explosiva (ATEX): mezcla con aire, en condiciones atmosféricas, de sustancias infla-
mables en forma de gas, vapor, polvo, fibras, o partículas en suspensión, las cuales, tras la inflama-
ción, permiten una propagación autosostenida de la llama.
Atmósfera explosiva gaseosa: mezcla con aire, en condiciones atmosféricas, de sustancias infla-
mables en forma de gas o vapor, las cuales, tras la inflamación, permiten una propagación autosos-
tenida de la llama.
Atmósfera combustible de polvo: mezcla con aire de substancias inflamables en forma de polvo
que, en condiciones atmosféricas que tras inflamarse se transmite a toda mezcla instantáneamente.
Concentración de fondo: concentración media de sustancia inflamable dentro del espacio consi-
derado fuera del penacho o chorro del escape.
Defecto catastrófico: circunstancia que supera los parámetros de diseño de la planta de proceso y
del sistema de control que ocasiona un escape mayor de material inflamable.
Deflagración: frente de combustión que se propaga a una velocidad subsónica en el que el frente
de presión va por delante del de llamas.
Densidad relativa de un gas o vapor: densidad de un gas o vapor respecto a la densidad del aire
a la misma presión y temperatura (la del aire se considera 1,0).
Desclasificación de zonas: medidas adoptadas para disminuir o eliminar las diferentes zonas con
riesgo de formación de atmósferas explosivas y convertirlas en zonas sin riesgo.
Dilución: mezcla de vapor o gas inflamable con aire que, en el transcurso del tiempo, reducirá la
concentración inflamable.
Emplazamiento no peligroso: emplazamiento en el que no se espera que esté presente una at-
mósfera explosiva en cantidades tales que se requieran precauciones especiales para la construc-
ción, instalación y uso del material.
Energía mínima de inflamación (EMI): es la menor energía que inicia la combustión de una mezcla
gaseosa o de polvo en el aire.
Equipo (para atmósferas explosivas): término genérico que comprende los equipos, accesorios,
dispositivos, componentes, etc. usados como una parte de, o en combinación con, una instalación
en una atmósfera explosiva.
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INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Extensión de la zona: distancia en cualquier dirección desde la fuente de escape de gas o polvo
al punto donde la mezcla con aire se diluirá a una concentración por debajo del límite inferior de
explosividad.
Fibra: partículas con forma alargada de menos de 500µ de diámetro y menos de 3000µ de longitud
(0,5 mm x 3 mm).
Fuente de escape: punto o lugar desde el cual un gas, vapor, niebla, líquido inflamable o polvo
combustible pueden liberarse en cantidad suficiente a la atmósfera de tal forma que se podría formar
una atmósfera explosiva.
Fallo de funcionamiento inusual: tipo de fallo de funcionamiento que puede ocurrir en casos ex-
cepcionales.
Fallo catastrófico: incidencia que supera los parámetros de diseño de la planta de proceso y del
sistema de control y que provoca el escape de una sustancia inflamable.
Funcionamiento normal: los equipos trabajan conforme a sus especificaciones eléctricas y mecá-
nicas y se utilizan dentro de los límites indicados por el fabricante.
Gas: término utilizado para referirse a moléculas en suspensión que tienden a expandirse ocupando
todo el volumen disponible.
Gas inflamable licuado: sustancia inflamable que se almacena o manipula como un líquido y que
a temperatura ambiente y a presión atmosférica es un gas inflamable.
Gas o vapor inflamable: gas o vapor que, si se mezcla con el aire en determinadas proporciones,
formará una atmósfera explosiva gaseosa.
Gas más pesado que el aire: gas con densidad relativa al aire superior a 1,0.
Gas más ligero que el aire: gas con densidad relativa al aire inferior a 1,0.
Grado de escape continuo: escape o emanación de sustancia que se espera que ocurra frecuen-
temente o durante largos periodos.
Grado de escape primario: escape que se espera que ocurra periódicamente u ocasionalmente
durante el funcionamiento normal.
Grado de escape secundario: escape que no se espera que ocurra en funcionamiento normal y,
que si ocurre, es probable que lo haga infrecuentemente y durante periodos cortos.
Inertización: adición de sustancias inertes para impedir formación de atmósfera explosiva, las cua-
les reducen % de sustancia combustible o comburente hasta niveles de no inflamación.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Intersticio máximo de separación experimental: intersticio máximo de la unión entre las dos par-
tes de la cámara interna de un aparato de ensayo que, cuando la mezcla gaseosa interna se inflama
y en condiciones de ensayo determinadas, impide la ignición de una mezcla gaseosa externa a
través de una junta de 25 mm de longitud, cualquiera que sea la concentración en el aire del gas o
del vapor ensayado. El IMSE es una propiedad de la mezcla del gas dado.
Límite inferior de inflamabilidad (LII): concentración de gas, vapor o niebla inflamable en aire por
debajo del cual no se formará una atmósfera explosiva gaseosa.
Límite superior de inflamabilidad (LSI): concentración de gas, vapor o niebla inflamable en el aire
por encima de la cual no se formara una atmósfera explosiva gaseosa.
Líquido inflamable: es un líquido capaz de producir un vapor inflamable en todas las condiciones
de operación previsibles.
Niebla inflamable: gotas pequeñas de líquido inflamable dispersas en el aire de forma que originen
una atmósfera explosiva.
Niveles de limpieza: hace referencia al grado de limpieza dependiendo de la eficacia del mantenimiento.
Polvo combustible: partículas sólidas que, al mezclarse con aire, pueden combustionar o deflagrar.
Polvo conductor: partículas sólidas con una resistividad eléctrica menor o igual a 103Ω·m.
Polvo no conductor: partículas sólidas con una resistividad eléctrica mayor de 103Ω·m.
Presión de vapor: presión ejercida cuando un sólido o líquido está en equilibrio con su propio vapor.
Punto de inflamación: mínima temperatura de un líquido a la cual, bajo ciertas condiciones nor-
malizadas, este desprende vapores en una cantidad tal que se puede formar una mezcla vapor/aire
inflamable.
Punto de ebullición: temperatura de un líquido hirviendo a la presión ambiente de 101,3 kPa (1.103 mbar).
Referencia para clasificación de gases (IIA, IIB, IIC): metodología para referirse a diferentes tipos
de substancias que componen las atmósferas explosivas dependiendo de su peligrosidad: IIA (pro-
pano), IIB (etileno) y IIC (hidrógeno).
Referencia para clasificación de polvos (IIIA, IIIB i IIIC): metodología para referirse a los diferen-
tes tipos de partículas sólidas que puedan formar atmósferas explosivas de polvo. Si están formadas
por fibras serían de tipo IIIA, si fueran no conductoras serían del tipo IIIB y si se trataran de conduc-
toras serían del tipo IIIC.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Sustancia inflamable: sustancia que es inflamable por sí misma o es capaz de producir un gas,
vapor o niebla inflamables.
Temperatura de destello: es la temperatura más baja del líquido a la que, bajo ciertas condiciones
normalizadas, este desprende vapores en cantidad suficiente que pueden originar la formación de
una mezcla inflamable. Es, por tanto, un parámetro solo aplicable a sustancias combustibles que,
en condiciones atmosféricas, son líquidos.
Temperatura de inflamación en capa (TMIc): temperatura más baja de una superficie a la que se
produce la inflamación de una película de polvo de 5 mm de espesor.
Temperatura de inflamación nube (TMIn): temperatura más baja a la que una superficie caliente
es capaz de inflamar una nube de polvo.
Velocidad de escape: cantidad de gas, vapor o niebla inflamable emitida por unidad de tiempo
desde la fuente de escape.
Ventilación: movimiento del aire y su sustitución por aire fresco debido a los efectos del viento, gra-
dientes de temperatura o medios artificiales (por ejemplo, ventiladores o extractores).
Zona 0: lugar en el que la atmósfera gaseosa explosiva en forma continua, durante largos periodos
o frecuentemente.
Zona 1: lugar en el que es probable que se produzca una atmósfera explosiva gaseosa ocasional-
mente en funcionamiento normal.
Zona 20: lugar en el que una atmósfera explosiva en forma de nube de polvo combustible está pre-
sente de forma permanente, durante largos periodos de tiempo o frecuentemente.
Zona 21: lugar en el que es probable que se produzca una atmósfera explosiva en forma de nube
de polvo combustible ocasionalmente en funcionamiento normal.
Zona 22: lugar en el que no es probable se produzca atmósfera explosiva en forma de nube de polvo
combustible en funcionamiento normal, pero si se genera persiste sólo durante un corto periodo.
Zona desclasificada, por...: lugar en el que por acciones técnicas u organizativas se actúa de ma-
nera que la atmósfera explosiva no llega a formarse, siempre y cuando estas acciones persistan.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Antes (2010) Grado de Ventilación ahora (2016) Grado de Dilución y eficiencia de la ventilación
En la edición del 2010 se citaba el grado de ventilación en la nueva edición se especifica mejor el
grado de dilución, ya que la dilución es una medida de la capacidad de ventilación
Dilución media: La concentración está controlada resultando una zona de límite estable mientras el
escape se está produciendo, y la atmósfera explosiva gaseosa no persiste indebidamente después
que el escape haya parado.
Dilución baja: Existe una concentración significativa mientras se está produciendo el escape y/o
persistencia significativa de la atmósfera inflamable después que el escape haya parado.
• Para Gases:
Límite Inferior de explosividad (LIE) pasa a decirse Límite Inferior de Inflamabilidad (LII)
Límite Superior de explosividad (LSE) pasa a decirse Límite Superior de Inflamabilidad
(LSI)
Esta modificación viene de IEC 60050-426:2009 definición 426-02-09 y 426.02-10 modificada (la cual se refiere a Límite
Inferior de Explosividad y Límite Superior de Explosividad respectivamente)
Nota 1: Pequeños escapes de material inflamable pueden considerarse dentro del funcionamiento normal. Por ejemplo,
fugas de ejes que se sellan con el mismo fluido que se bombea, se consideran como pequeños escapes.
Nota 2: Los Fallos que precisan una reparación urgente o una parada de la planta no se consideran como parte del
funcionamiento normal ni como situación catastrófica.
También se introduce el concepto fallo catastrófico: incidencia que supera los parámetros de
diseño de la planta de proceso y del sistema de control y que provoca el escape de una sustancia:
Nota 1: los fallos catastróficos incluyen accidentes mayores como rotura de recipientes de procesos o fallos a gran es-
cala de material o tuberías tales como roturas de una brida o sello.
• Para Polvos:
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Zona 20: Lugar en el que una atmósfera de polvo explosiva, en forma de nube de polvo en el
aire, está presente de forma continua, o durante largos periodos o frecuentemente.
Zona 21: Lugar en el que es probable que se produzca, en funcionamiento normal y de forma
ocasional, una atmósfera de polvo explosiva, en forma de nube de polvo en el aire.
Zona 22: Lugar en el que no es probable en funcionamiento normal que en funcionamiento nor-
mal se produzca una atmósfera de polvo explosiva, en forma de nube de polvo en el aire, pero
que si sucede persistirá solo durante un corto periodo.
Se cita específicamente que hay que considerar que una capa de polvo puede llegar a crear una
nube de polvo.
Estos conceptos de funcionamiento normal y fallo catastrófico hacen que la clasificación de em-
plazamiento ahora se refiera sólo a las operaciones habituales desde la puesta en marcha a la
parada y no debe contemplar las averías, las roturas o las malas prácticas, que lógicamente se
deben evitar pero que serán objeto de otros procedimiento y análisis.
En el presente escrito vamos a basarnos en las fuentes de escape, pero con el siguiente enfoque no
tener ATEX, de la siguiente manera:
Cuando no podamos dejar de tener esa fuente de escape, el correcto dimensionado de los empla-
zamientos en los que puedan producirse escapes de sustancias inflamables y determinar si esta
sustancia formará concentraciones dentro del intervalo de explosividad, es decir, superior al límite
inferior inflamabilidad (LII) y el límite superior de inflamabilidad (LSI).
Un primer cálculo nos puede indicar la existencia de una zona, el siguiente paso es ver qué actua-
ciones deben realizarse para reducir su extensión o incluso su eliminación hasta una ED.
Todas las sustancias inflamables o combustibles se consideran capaces de formar atmósferas ex-
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
plosivas en unas condiciones determinadas; por ello, el análisis de sus propiedades puede deter-
minar el alcance y las dimensiones de los emplazamientos con riesgo, y determinarán las acciones
técnicas u organizativas que puedan llevarse a cabo para que las atmósferas explosivas sean in-
ofensivas o con el mínimo riesgo posible.
La eliminación de ATEX debe ser la prioridad; por ello, siempre se realizará un estudio preliminar de
la planta, tras el cual se realizarán las medidas que reduzcan la extensión de las zonas preliminares.
Este estudio debe ser exhaustivo y consecuente, y debe analizar la posibilidad de formación de la
atmósfera explosiva de acuerdo con la frecuencia de formación y así determinar las zonas.
Según se indica en el Real Decreto 681/2003, los procesos industriales se deben diseñar para que
los emplazamientos sean no peligrosos para los trabajadores o, en última instancia, zona 2 o zona
22. Por ello, es una obligación legal desclasificar las zonas siguiendo una metodología y, en el caso
que sea inevitable un escape, se debe intentar acotarlo a grado secundario y hacer que la cuantía
del escape sea mínima.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
El criterio fundamental, si no se conoce un dato o valor específico, debe ser el de adoptar medidas
de máximos en pro de obtener una mayor seguridad. Pero será nuestra obligación determinar estos
valores mediante ensayos o caracterizaciones de las sustancias presentes, con el fin de conseguir
un análisis lo más ajustado posible a la realidad.
No por tratar una sustancia como si fuera más peligrosa mejora la seguridad, ya que seguramente
estamos complicando la instalación innecesariamente o, en ocasiones, incluso inviablemente.
Solo una vez adoptadas todas las medidas técnicas y organizativas que eliminan las ATEX, se toma-
rán medidas especiales para proteger la seguridad de las personas y de las instalaciones.
Es fundamental para poder llevar a cabo una clasificación de zonas conocer las diferentes caracte-
rísticas relevantes de cada sustancia:
Gases y vapores:
Polvos y fibras:
• Tamaño de partícula.
• Humedad del polvo.
• Temperatura mínima de inflamación en nube (TMIn) y capa (TMIc).
• Resistividad.
Se tiene que evaluar la frecuencia, el impacto y la duración que puede tener un escape (continuo,
primario y secundario), teniendo en cuenta la tasa de escape, la concentración, la ventilación y otros
factores que pueden afectar el resultado de la fuga, describiendo el tipo y la extensión de la zona
tanto de la atmósfera explosiva gaseosa o de polvo que se pueden llegar a provocar.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Cualquier modificación que se lleve a cabo en los equipos o en los procesos que pueda afectar a la
clasificación de zonas se debe revisar para asegurar que no afecte a la seguridad de las personas
y ni de las instalaciones, actuando en consecuencia.
Se debe asegurar que las operaciones habituales, así como las de mantenimiento en las zonas con
riesgo de atmósfera explosiva, no modificarán ninguna condición de seguridad de los equipos ni
menos de las instalaciones.
Para llevar a cabo una buena clasificación de zonas ATEX, hay que:
“Ya que no es normal que los recipientes pierdan la sustancia que contienen. Y si accidental-
mente se vertiera el contenido de uno de ellos debe existir un protocolo de recogida, neutraliza-
ción y eliminación.”
Las descargas de cisternas se realizan mediante protocolos específicos y con control de las
fuentes de ignición, si bien durante la descarga pueden aparecer zonas ATEX. Una vez finaliza-
da la misma, no deben quedar sustancias en concentraciones peligrosas:
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
“Ya que no es normal que se den derrames y no se recojan, existen protocolos de recogida de de-
rrames e incluso materiales absorbentes.”
Las uniones de tuberías se hacen con bridas, roscas o con clamp y juntas de estanqueidad. Por
ello, si hay pérdidas de fluido, se trata de una avería y esta debe repararse, lo normal es que no
fuguen; cuando se trata de gases a alta presión, las tasas de escape “aceptables” son compen-
sadas por disponibilidad de la ventilación que otorga una dilución segura, y siempre se trata de
pequeñas cantidades y, por tanto, de extensiones despreciables (ED).
El polvo generado debe desaparecer; por ello, las instalaciones no deben funcionar si la aspira-
ción no funciona.
Ya que no es normal que los filtros no capten, si no filtran correctamente no podremos desclasi-
ficar, y seguramente los trabajadores estarán expuestos a concentraciones de polvo superiores
a las permitidas; por ello, es una situación anormal.
Las tareas de mantenimiento habitual van dirigidas al buen funcionamiento de la instalación, tanto
desde el punto de vista de la seguridad como de la productividad:
“Sustancia que se sale del proceso genera un coste de limpieza, incluso de gestión de residuo y que
la sustancia que sigue su curso en el proceso o bien se vende o se emplea para lo que se adquirió
y, por tanto, genera un beneficio.”
Muchas sustancias son perjudiciales para la salud de los trabajadores por lo que, desde el punto
de vista de vigilancia de la salud, muchas zonas ATEX implicarían un riesgo, que no se da; si nos
fijamos en el LII de las sustancias, veremos que los trabajadores no pueden estar expuestos ni por
cortos periodos a estas.
En definitiva, las zonas ATEX se limitarán, en la mayoría de instalaciones, al interior de los equi-
pos de proceso y en algunos casos (puntos de transferencia) tendremos pequeñas extensio-
nes fuera del mismo.
Una vez que se han tenido en cuenta todas estas reducciones, si incluso así hay una zona con pe-
ligro ATEX, se determinará la extensión de la misma.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Debería llevarla a cabo personal que entienda las propiedades de las sustancias, los principios de
dispersión de gases/vapores y que está familiarizado con los procesos y los equipos.
Por ello, puede ser aconsejable que un equipo multidisciplinar esté implicado en la clasificación de
zonas. Tal como dice la norma de clasificación de emplazamientos peligrosos, “puede ser beneficio-
so para otras disciplinas de la ingeniería como ingenieros eléctricos y mecánicos, juntamente con
los responsables de seguridad, ser parte del proceso del proceso de clasificación de emplazamien-
tos, y tener su aportación”.
Normas para la clasificación de emplazamientos con riesgo de incendio o explosión
Genéricas:
Específicas:
(*) en el momento de la publicación de esta guía, está en revisión la edición 2019 por lo que puede haber algún
cambio con la aplicada edición 2016, el autor la ha revisado y no son sustanciales. 29
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
La definición de polvo es importante, ya que se trata de sólidos con tamaño de partícula medio in-
ferior a 500 micras.
Una misma operación en función de las técnicas aplicadas da como resultado distintas clasificacio-
nes.
Caso 1: estación de vaciado de sacos en interior de edifico sin ventilación por extracción:
30 Fig. 26 b
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Caso 2: Estación de vaciado de sacos en interior de edifico con ventilación por extracción:
Fig. 27
Caso 3: Si además aplicamos lo dicho en el anexo B sobre limpieza, podemos eliminar la zona 22
en los alrededores
Fig. 28
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Además en función de la frecuencia del vaciado y de la eficiencia de la aspiración, así como de las
características del producto, en el interior de la tolva podemos pasar zona 21 o incluso zona 22; in-
cluso si el producto no genera polvo por su humedad o por el tamaño de partícula, podremos hasta
desclasificar el interior.
GASES, VAPORES Y MEZCLAS
Fig. 29. Reactor abierto sin extracción es una situación no habitual, pero que suele emplearse
para la selección de equipos, y es conveniente no confundir.
Fig. 30
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Fig. 31. Esta es la situación habitual en instalaciones con reactores con líquidos inflamables.
Al tener el reactor presión interior por efecto de la inertización, podría darse una pequeña zona 2 a
su alrededor, siendo esta de extensión despreciable, siempre y cuando se dé una buena ventilación
en la estancia.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Los vapores de líquidos siempre serán más pesados que el aire y tenderán a condensar; por ello, si
bien tenemos riesgo de explosión con gases, con los líquidos inflamables el riesgo es más de infla-
mación e incendio, pero este incendio podría llevar a generar explosiones posteriores.
Con estos valores, ya es posible realizar un análisis de posibilidad de aparición de una atmósfera
explosiva y así conocer el tipo de zona creada y su extensión.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
El procedimiento para el estudio de una zona de atmósfera explosiva puede resumirse en los si-
guientes pasos:
Fig. 34
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
El valor más importante a la hora de clasificar una zona es la velocidad de escape que puede al-
canzar esa fuente, ya que determinará en gran medida la extensión máxima de la zona. El otro valor
que va a determinar la clasificación es el límite inferior de inflamabilidad. No es lo mismo tener
una fuga de hidrógeno, con un LII de 4,4%, ya que podrá alcanzar la concentración más fácilmente,
que el amoníaco, con un LII de 15%.
Zona 0: solo se considera la que de manera permanente presenta una atmósfera explosiva gaseosa.
Sería el interior de un depósito de sustancia inflamable siempre y cuando se almacene con aire; si
solo es la sustancia, como pasa en las bombonas de gases, no tendríamos mezcla explosiva y, por
tanto, ATEX.
Zona 1: se consideran dónde aparece atmósfera explosiva gaseosa cuando realizamos alguna
tarea habitual y normal. Podría tratarse de la apertura de un recipiente de un gas o líquido para su
uso, dosificación o extracción.
Zona 2: son atmósferas que aparecerán de manera rara (no se consideran las roturas accidentales).
Las que pudieran aparecer por efecto de las fuentes de escape no evitables que quedarán ventila-
dos, pero que no pueden llegar a desaparecer.
Zona desclasificada: las actuaciones sobre las fuentes de escape derivan hacia la eliminación del
riesgo. Por eso es necesario que en los procesos o puntos donde puedan producirse los escapes
estén debidamente ventilados, ya sea naturalmente o artificialmente, y poder así desclasificar el
emplazamiento.
Simbología:
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
La velocidad de escape de una sustancia inflamable es el factor que más afecta a la extensión de la
zona y a mayor velocidad mayor extensión.
Para conocer la naturaleza de los escapes, es fundamental determinar qué elementos del proceso
tienen en su interior sustancias inflamables y cuáles pueden originar una fuente de escape y que se
evalúan como grados de escape:
La eficiencia está directamente asociada al tipo de escape; lo que puede ser bueno para uno no
puede llegar a ser suficiente para otro, así que se debe definir bien el tipo de escape.
Además de la mencionada velocidad de este escape, existen otros factores que influyen en el tipo
y la extensión de zona.
Simultaneidad de escapes
Si se pueden dar más de un escape y sumar los escapes, para ello es fundamental el conocimiento
del funcionamiento de la instalación. Por ejemplo, en una instalación pueden producirse escapes
de grado primario simultáneamente, aunque en la práctica esto se suele impedir; por ejemplo, en
una zona de descarga de líquidos inflamables se impide la descarga simultánea de cisternas o se
mantienen distancias para que los escapes no se solapen.
En caso de que puedan llegar a simultanear, se sigue el siguiente criterio de suma de totales:
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Si los escapes son de la misma sustancia inflamable, entonces las velocidades de escape pueden
sumarse. Pero si son varias sustancias se complica y se deberá tomar el grado de escape más alto.
Para la determinación del valor crítico de LII (típicamente el 25% de este LII) se deberá utilizar el LII
combinado.
Formas de escape
Las formas de escape afectan a la facilidad de dilución.
• Escape gaseoso
Son gases que se licuan al aplicarles algo de presión, por ejemplo butano y propano. En caso de
que la fuga fuera de líquido, este se evapora parcial y adiabáticamente, lo que mantendría charcos
fríos de gas licuado que, con el tiempo, se evaporarán, siendo el comportamiento de estos gases,
por estar fríos, como más densos que el aire.
Son gases más ligeros que el aire que solo pueden ser licuados por criogenización, es decir, por
enfriamiento, con lo que en el principio de la fuga su densidad es mayor que la del aire, y se van
volviendo más ligero conforme absorben la temperatura ambiental.
• Aerosoles
Se trata de nieblas inflamables, con partículas de menos de 50 micras, que se producen cuando un
líquido combustible o inflamable a presión se fuga por un pequeño orificio, y pueden llegar a tener
flotabilidad neutra.
• Vapores
• Escapes de líquidos
Un escape de líquido inflamable suele generar un charco en el suelo, con una nube de vapor en
la superficie del líquido. También es habitual que estos escapes se produzcan sobre el agua. En
algunos casos, el agua diluye aquellos que son polares como los alcoholes y, por tanto, pierden
38 peligrosidad, aunque la mayoría de líquidos inflamables son apolares y menos densos que el agua
y, por tanto, quedan en la superficie y pueden llegar a evaporarse más rápidamente.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Formas de escape:
Fig. 36
Fuentes que da un escape de grado primario en los que se espera liberación de gases o vapores
en parte del funcionamiento normal:
Fuentes de escape de grado secundario, las anteriores pero que no se espera en funcionamiento
normal.
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INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Fig. 37
Fig. 38
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Fig. 39
Fig. 40
Para cuantificar una fuente de escape, el valor crítico es el radio del orificio. Determina la velocidad
de escape de la sustancia y, en consecuencia, el tipo de y extensión de la zona.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Consideraciones de la fuga
Valores típicos de las condiciones en las que la abertura de
escape
Puede expandirse
Tipo de elemento Elemento
Puede expandirse por un fallo severo,
No se expandirá
p.e., por la erosión p.e., expulsión de
gas
S (mm2) S (mm2) S (mm2)
(sector compren-
dido entre dos
Bridas con junta de
pernos)
fibra comprimida o ≥ 0,025 hasta 0,25 <0,25 hasta 2,5
x
similares
(espesor junta)
≥ 1 mm
(sector compren-
Elementos de dido entre dos
estanqueidad en Bridas con junta en pernos)
0,025 0,25
partes fijas espiral o similares x
(espesor junta)
≥ 0,5 mm
Conexión de junta
0,1 0,25 0,5
tipo anillo
Conexiones de
pequeño calibre de ≥ 0,025 hasta 0,1 >0,1 hasta 0,25 1,0
hasta 50 mm a
A definir de acuer-
Conjunto de do con los datos del
Elementos vástagos 0,25 2,5 fabricante del equi-
de sellado en las de válvulas po, pero no inferior
partes móviles a a 2,5 mm2 d
baja velocidad
Válvulas de alivio 0,1 x (sección del
NA NA
de presión b orificio)
A definir de
acuerdo con los
Elementos de se- datos del fabricante
llado en las partes Bombas del equipo y/o la
NA ≥ 1 hasta 5
móviles a alta y compresores c configuración de la
velocidad unidad de proceso,
pero no inferior a 5
mm2 d y e
a
Secciones rectas del orificio sugeridas para juntas de anillo, conexiones roscadas, juntas de compresión
(por ejemplo, conexiones de compresión metálicos) y juntas de unión rápida en pequeñas tuberías.
b
Se refiere a fugas debidas al mal funcionamiento de los componentes de la válvula.
c
Compresores alternativos. La carcasa del compresor y los cilindros no son elementos que produzcan esca-
pes, excepto los conjuntos de varilla y pistón y varias conexiones de las tuberías del proceso.
d
Datos del fabricante del equipo. Para evaluar los efectos, es necesaria la cooperación del fabricante.
e
Configuración de la unidad de proceso: se deberá solicitar los datos al fabricante.
NA: no aplica
NOTA: en los códigos nacionales o industriales correspondientes a aplicaciones específicas se pueden en-
contrar otros valores específicos
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Velocidad de escape
El tamaño de una nube de gas o vapor se determina por la velocidad de escape y la velocidad de
dilución.
Se trata de una estimación, ya que el cálculo de un asunto complejo con modelos matemáticos sen-
cillos no dará un resultado exacto, pero sí operativo.
Para orificios con forma regular, el valor es de 0,99, mientras que para orificios irregulares es de 0,75
Donde:
Cd es el coeficiente de descarga (adimensional) de 0,5 a 0,75 para orificios de aberturas afi-
ladas y de 0,95 a 0,99 para orificios de aperturas redondeadas.
S es la superficie del orificio en (m2)
p Densidad del líquido (kg/m3)
∆p diferencia de presión entre los dos lados de la abertura (Pa)
En el caso de que la densidad del gas se aproxime a la del gas licuado, se aplica la ecuación para
líquidos.
Cuando la presión del gas es mucho menor a la del gas licuado, se estima en base a la expansión
adiabática de un gas ideal.
La velocidad del gas liberado es sónica si la presión en el interior del contenedor de gas es superior
a la presión crítica pc. Esta se determina:
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Donde
pc es la presión crítica (Pa). Para la mayoría de gases es 1,89 pa
γ es el índice politrópico de expansión adiabática o ratio de calores específicos (adimensional)
Cp es el calor especifico a presión constante
R es la constante universal de los gases (8314 J/kmol K)
M Masa molar del gas o vapor (kg/kmol)
A velocidad subsónica:
A velocidad sónica:
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Donde
Cd es el coeficiente de descarga (adimensional) de 0,5 a 0,75 para orificios de aberturas afi-
ladas y de 0,95 a 0,99 para orificios de aperturas redondeadas
S es la superficie del orificio (en m2)
p es la presión interior del recipiente (Pa)
pa es atmosférica (101 325 Pa)
M es la masa molar del gas (kg/kmol)
Z es el factor de compresibilidad (adimensional)
R es la constante universal de los gases (8 314 J/Kmol K)
T es la temperatura absoluta del gas (K)
γ es el índice politrópico de expansión adiabática o ratio de calores específicos (adimensional)
Un charco puede ser causado por fugas o derrames o en aquellos lugares donde existe un envase
abierto. Si se encuentran en condiciones ambientales, se puede calcular la velocidad de evapora-
ción:
Donde
uw es la velocidad del viento en la superficie del charco de líquido (m/s)
Ap es la superficie del charco (m2)
pv es la presión interior del recipiente
M es la masa molar del gas (kg/kmol)
R es la constante universal de los gases (8 314 J/Kmol K)
T es la temperatura absoluta del gas (K)
γ es el índice politrópico de expansión adiabática o ratio de calores específicos (adimensional)
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Donde
pg es la densidad del gas o vapor (kg/m3)
pa es la presión atmosférica absoluta (101.325 Pa)
M es la masa molar del gas (kg/kmol)
R es la constante universal de los gases (8 314 J/Kmol K)
Ta es la temperatura ambiente absoluta (K)
Donde
Qg es el caudal volumétrico de gas inflamable de la fuente del escape (kg/m3)
pa es la presión atmosférica absoluta (101.325 Pa)
uw es la velocidad del viento en la superficie del charco de líquido (m/s)
Ap es la superficie del charco (m2)
pv es la presión interior del recipiente
M es la masa molar del gas (kg/kmol)
T es la temperatura absoluta del líquido (K)
Ta es la temperatura ambiente absoluta (K)
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Los valores del eje vertical se refieren a una superficie de charco de 1 m2; por lo tanto, la velocidad
de evaporación se obtiene el valor en el eje vertical por la superficie real del charco. Y la velocidad
de 0,5 m/s es la peor de los casos, ya que si esta velocidad es mayor la dispersión será mayor.
Este gráfico es a temperatura ambiente; se debe tomar la presión vapor en el eje horizontal.
Se clasifican en 4 tipos: A, B, C y D
El sentido común nos dice que debemos eliminar el riesgo de estos escapes, pero también la norma
de clasificación de emplazamientos. La UNE-EN 60079-10-1 dice literalmente:
“La clasificación de emplazamientos no debería ser una cobertura para una práctica pobre
de mantenimiento”
“pero el usuario debe ser consciente de que las malas prácticas pueden comprometer la base
establecida para la clasificación de emplazamientos.”
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Una vez identificadas las fuentes de escape, debemos reducir su extensión o incluso eliminarla o,
como dice la norma, llevarlas a ED (extensión despreciable).
Un gas o vapor que se escapa a la atmósfera se mezcla de manera turbulenta y, en menor exten-
sión, se difunde hasta que se dispersa por completo y la concentración llega a ser esencialmente
nula. La ventilación natural o artificial favorece la dispersión, es decir, su dilución en el medio y de
dispersar más eficazmente un gas escapado y en el caso de vapores de líquidos, se favorece la
velocidad de evaporación.
Una velocidad adecuada de ventilación puede reducir el tiempo de persistencia de una ATEX e influir
determinantemente en el tipo de zona.
La existencia de obstáculos que impidan el movimiento del aire o la ventilación pueden aumentar
la extensión de la zona o limitarla dependiendo del sentido del flujo del escape. En la práctica, si
esta situación, con obstáculos, se da a una velocidad alta y por cortos periodos de tiempo, no suele
tenerse en cuenta, aunque si, si la velocidad es baja y los escapes son por periodos prolongados.
El aumento del movimiento de aire favorece la evaporación de un líquido; sin embargo, es más be-
neficioso el efecto de dispersión que el aumento de evaporación.
Cantidad de aire respecto al tipo, la ubicación y la velocidad del escape de sustancia inflamable.
Fig. 41. A mayor ventilación mayor dilucion y por tanto menor extyensión de zona
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Para las mismas condiciones de escape mayor ventilación menor extensión de zona.
Efectividad de la ventilación
Estará condicionada por la cantidad de aire respecto al tipo, la ubicación y la velocidad del escape.
1. La velocidad de escape relativa (la velocidad real en relación con el LII en g/m3).
2. La velocidad de ventilación (el flujo de aire).
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Velocidad de la ventilación
Tiene que ver con la movilidad del gas, el cual se mueve por la propia inercia de la fuga, por flotación
inducida o por la ventilación.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Puede ser alto, medio o bajo y depende de la velocidad de la ventilación y de las características del
escape.
Notas:
La línea azul representa un volumen de 0,1 m3; así, cualquier valor a la izquierda de la misma es de
menor volumen.
En el exterior, debe ser dilución media cuando haya obstrucciones significativas, pero sin obstruc-
ciones debe considerarse dilución alta. Solo en pozos y fosas debe considerarse como interior;
entonces, si la concentración de fondo es superior al 15 % del LII, será dilución baja.
Concentración de fondo Xb y escapes
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
El grado de dilución puede evaluarse mediante al concentración de fondo Xb. Esta concentración
puede considerarse 0 cuando la ventilación está localizada cerca de la fuente de escape, aunque
normalmente, con ventilación, puede llegar a reducirse la zona peligrosa a las proximidades de la
fuente de escape.
Donde:
Q1 es el caudal volumétrico de aire que entra a la sala
Q2 es la frecuencia de renovaciones = CVo (m3/s)
C es la frecuencia de renovaciones de la sala (s-1)
Vo es el volumen de estudio (m3)
Qg es el caudal volumétrico de gas inflamable de la fuente de escape (m3/s)
f es la concentración de fondo media Xb valor adimensional:
f = 1 la concentración de fondo es uniforme con salida alejada del escape
f > 1 hay un gradiente de concentración de fondo en la sala debido a una mezcla
ineficiente. Este valor puede estar entre 1,5 ligeramente ineficientes y 5 muy ineficientes.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Nota: si la ventilación tiene una disponibilidad escasa no debe considerarse y, por tanto, se tomará
un valor dilución baja.
Por norma general, en el interior de los edificios se considerará una disponibilidad de ventilación
justa, y no buena, pero si se dota de ventilación artificial la disponibilidad pasará a ser buena.
La ventilación natural en edificios con aberturas se produce por efecto de los gradientes de tempe-
ratura, y llega incluso a considerarse como si estuviera al aire libre si las aberturas son suficientes.
Son muy importantes el dimensionado y la distribución de estas aberturas. No obstante, debe consi-
derarse el peor de los casos. Es decir, para una ventilación natural con un grado de ventilación me-
nor lleva a una disponibilidad mayor y viceversa; así consideraremos siempre el peor de los casos.
La ventilación artificial siempre en edificios puede considerarse como buena, pero hay que remar-
car que una buena disponibilidad requiere de fiabilidad de los equipos y disponibilidad, que puede
requerir soplantes de reserva. Es decir, que en caso de fallo active el soplante de reserva. Aunque
en el caso de que impide el escape con la ventilación en funcionamiento, no tiene que modificarse y
se puede considerar como disponibilidad buena.
• Es más importante una correcta disposición de aberturas de entrada y salida en relación con
la fuente de escape que la capacidad de ventilación en sí.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Para estimar las zonas, hay que relacionar los correspondientes factores:
• Grado de escape.
• Efectividad de la ventilación y grado de dilución.
• Disponibilidad de la ventilación.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Tipos de escapes:
No aplicable a:
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Se espera que un pequeño escape en un accesorio de una tubería genere un chorro a gran veloci-
dad si la presión interior es alta. (Norma EN60079-10-1)
En un edificio grande con ventilación normal de aire (puertas, ventanas, apertura techo, etc.) suge-
riría que:
En un lugar con ventilación pobre (un sótano sin ventilación) podría dar acumulación de gas y llegar
a dar concentración de fondo de gas y, por tanto, da concentración de fondo.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Salvo que el escape en chorro sea a baja presión, hay que esperar alguna concentración por encima
del LII. Por ello, se podría hacer necesario un grado de dilución alto, que solo se asegura mediante
ventilación artificial.
Puede darse un movimiento del aire en círculo que haga que este se estanque sin llegar a salir, lo
que puede dar concentraciones de fondo altas.
Fig. 44. La circulación del aire puede dejar zonas muertas dónde se de ATEX
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Son los típicos de los procesos industriales, con líquidos inflamables tales como respiraderos de
depósitos, baños, desagües i purgadores o imprimaciones por pintura o tinta en base a disolventes
inflamables, también con los chorros que choquen contra superficies.
Su dispersión y dilución dependen del movimiento del aire, así como de la flotabilidad del gas o
vapor. Y en el caso de chorros dependerá del tamaño del edificio. Pero por lo general, salvo envol-
ventes pequeñas, la dilución será eficaz para eliminar el riesgo.
Es siempre recomendable la ventilación artificial, ya que mejora el grado de dilución de una fuente
de escape. Cuando se consigue esto, el grado de dilución alrededor de una fuente de escape es
medio.
Esto es aplicable a todos aquellos procesos que emiten vapores, tales como cabinas de pintura,
baños bajo campana extractora, puntos de trasiego de líquidos o llenado de envases, entre otros.
Fig. 46. Las extraccione slocalizadas son una eficaz manera de eliminar ATEX
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Por lo general, si un edificio no se ha construido para inducir la ventilación natural, se debe consi-
derar como dilución baja.
Para inducir el viento exterior, hay que conocer la rosa de los vientos del lugar. Normalmente, las
aberturas inferiores actúan como entrada y las superiores como salida. Así las entradas deben estar
a barlovento (contra el viento) y las de salida, a sotavento (a favor del viento).
La fuerza motriz de la ventilación inducida por el viento es la diferencia entre los lados de barlovento
y sotavento de un edificio.
Donde:
El efecto de succión es la ventilación inducida por la flotabilidad causada por el gradiente térmico
entre el interior y el exterior. Las diferentes temperaturas hacen variar la densidad del aire, y se crea
así un gradiente de presión vertical.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Nota: esta ecuación es válida solo cuando las aberturas están en paredes opuestas y con pocas
obstrucciones.
Donde:
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
La ventilación natural inducida por el viento y la flotabilidad se puede producir por separado. Los
flujos se calculan con la siguiente ecuación:
Donde:
A1 Área efectiva contra el viento abertura inferior cuando sea de aplicación (m2)
A2 Área efectiva a favor del viento abertura superior cuando sea de aplicación (m2)
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
ANEXOS:
DENSIDAD RELATIVA AL AIRE DE GASES
Para establecer la densidad de un gas, se utiliza como referencia la densidad del aire, que a tempe-
ratura y presión normales (NTP: 0 °C a presión atmosférica 101 325 Pa) tiene esta densidad: 1,2928
kg/m³.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
En el siguiente caso, hay una norma (UNE-EN 60601:2013) que aplica el concepto de ventilación y
el de detección y corte de suministro para desclasificar un emplazamiento de sala de calderas a gas.
Ventilación
Las aportaciones de aire deben venir del exterior y los orificios son independientes del tipo de ven-
tilación. Su ubicación es la siguiente:
• Los orificios de entrada de aire deben estar dispuestos de forma que su borde superior esté a
una distancia no superior a 50 cm del nivel del suelo, y para los gases más densos que el aire
como máximo a 15 cm.
• Y a una distancia mínima de 50 cm de cualquier otra abertura distinta a la entrada de aire prac-
ticada en la sala.
Como norma general, los orificios deben ser de 5 cm2 por kw de potencia de los quemadores.
S = 20 x A
Si se utilizan medios mecánicos para suministrar el aire de combustión y ventilación, el caudal ne-
cesario debe ser superior al obtenido mediante la siguiente fórmula:
q = 10 × A + 2 × ∑Qn
Donde:
En el supuesto que sea necesario aumentar el caudal (ver tabla siguiente), el valor será el doble:
q = 20 × A + 2 × ∑Qn
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Los orificios de evacuación del aire interior de la sala se situarán en la parte superior de la pared
directamente o mediante conducto al exterior, de modo que la distancia de su borde inferior al techo
no supere los 30 cm y en el lado opuesto a la ventilación inferior.
La sección del conducto de evacuación del aire interior de la sala con sección mínima es de 10 x A
en cm2 y nunca inferior a 250 cm2.
Funcionamiento del sistema de ventilación
Debe arrancar al encender el quemador y disponer un control de flujo combinado con la electro-
válvula de alimentación de gas al quemador. Debe parar los quemadores cuando este no funcione
adecuadamente.
S = 10 x A
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Este conducto debe ser de material incombustible y desembocar en el exterior. Debe ser como mí-
nimo la mitad de la sección de los conductos de gases combustionados y nunca inferior a 250 cm2.
q= 10 x A
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Los sistemas de detección y corte de fugas deben cumplir unos requisitos mínimos de acuerdo con
las normas de aplicación:
UNE-EN 50194-1, UNE-EN 50244, UNE-EN 60079-29-1 y UNE-EN 60079-29-2.
Sistema de detección
Los detectores deben activarse antes de alcanzar el 30 % del LII del gas en cuestión.
El número de detectores será de un mínimo de dos y de uno por cada 25 m2 de planta de la sala.
Sistema de corte
Consiste en una válvula automática de corte tipo todo o nada, en la línea de alimentación a caldera
y fuera de la sala donde se encuentre el detector.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Bajo primer SÍ NO
*
sótano NO
SISTEMAS
A ventilación natural
B ventilación forzada (impulsión), caudal normal
C ventilación forzada (impulsión), caudal aumentado
D sistema de detección y sistema de corte (asociado al sistema de impulsión y la detección)
E extracción
* En las condiciones indicadas el emplazamiento no está permitido, con independencia del sistema de venti-
lación y seguridad a emplear.
** El sistema de extracción solo es exigible cuando no existe orificio o conducto inferior para la evacuación
de eventuales fugas de gas al exterior de sección mínima.
Hay que diferenciar la ventilación para combustión, de la ventilación para considerar la sala
como recinto no clasificado, ya que esta segunda ventilación es 4 veces mayor, sea por aber-
turas en la ventilación natural o por caudal en la ventilación mecánica.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Inertización
Inertización es reemplazar el aire por un gas inerte, que es un gas que no reacciona con el oxígeno.
Los más típicos son el nitrógeno, el CO2, el vapor de agua, los gases de combustión y los gases
nobles, por ejemplo el argón.
Cuando añadimos un gas inerte como el CO2 el LII sigue siendo 4,14 % vol. pero el LSI va disminu-
yendo en función de la concentración de CO2
Fig. 47. Al adicionar un tercer gas (el inerte) los LII i LSI varian
Solo habrá ATEX dentro del triángulo calabaza. Si nos mantenemos fuera y podemos garantizar el
no entrar dentro el proceso quedará desclasifcado por inertización.
Esta inertización debe ser monitorizada y asegurada. Solo así podremos desclasificar el emplaza-
miento.
Es importante tener en cuenta los riesgos de hipoxia de los trabajadores. Por ello, es necesario
disponer de medidores de O2 fijos y portátiles para el personal.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Es fundamental conocer las características físicoquímicas del gas o vapor a detectar. Los gases
tienen densidades relativas al aire que nos van a condicionar la ubicación de los detectores, que no
cabe ni decir que deben ser calibrados para el compuesto en cuestión a detectar y deben soportar
el contacto con dicha sustancia.
Pero en principio los gases más ligeros tenderán a subir y los más pesados a bajar. Los gases con
densidades relativas de 0,8 a 1,2, tienen una densidad parecida y, por tanto, circularán en todas
direcciones.
Hay que saber que todos los vapores inflamables son tóxicos a niveles bastante inferiores al 25 %
de LII y la mayoría son tóxicos por debajo del 1% del LII. Los gases son en el mejor de los casos
asfixiantes, por lo que el control sobre la salud de las personas hace que difícilmente se alcancen
concentraciones y explosividad en el ambiente de trabajo. Y, por tanto, los controles sobre la vigilan-
cia de la salud justifican en muchos casos la desclasificación de emplazamientos.
La detección de vapores es más complicada que los gases debido a que la evaporación depende
de la temperatura del líquido y si este está por encima o no de su temperatura de destello o flash
point. Además, cuando alcanzan el punto de saturación o de rocío, empiezan a condensar, por lo
que fácilmente pueden darse lecturas erróneas. La detección de vapores es una técnica poco usada
para ambientes.
Los detectores de gases deben cumplir con los requisitos de la norma UNE-EN 60079-29-1 y 60079-
29-2, y es muy importante la declaración del funcionamiento verificado.
El calibrado es fundamental, y debe hacerse en base al LII de la sustancia patrón, y conocer la equi-
valencia con el gas a determinar. Y nunca debe utilizarse la detección de oxígeno como medida de
detección del gas inflamable.
Para desclasificar un emplazamiento por detección, se debe actuar de acuerdo con la detección de
gases:
Si el nivel de alarma principal es del 20 % del LII o superior, debe iniciarse una alarma audible y
visual.
Se debe actuar sobre la eliminación de posibles fuentes de ignición, parando equipos eléctricos.
Se activan sistemas de ventilación forzada para reducir las concentraciones e incluso corte de su-
ministro como en el ejemplo citado en las calderas a gas.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Hay que tener en cuenta el nivel de ventilación para las tasas de escape máximas, así:
La ventilación alta nos permite asegurar que no se superara el 25 % del LII; el medio de detección
nos debe permitir desconectar los equipos en caso de que falle la ventilación y se supere el 25 %.
Estas zonas con ventilación media son las esquinas o detrás de los equipos. Su enfoque es el de
aumentar la tasa de ventilación si se supera el 20 % del LII. Si el aumento de la ventilación no re-
duce las concentraciones, se deberán desconectar los equipos. Por tanto, se trata de un nivel de
pre-alarma con niveles de detección desde el 5 al 20 % del LII.
En este caso, los detectores tan solo permiten reducir la categoría de los equipos en un nivel, por
ejemplo de una zona 1 a zona 2, y por tanto de equipos de categoría 2G a categoría 3G. Teniendo
los dos niveles de actuación a aumento de la ventilación y desconexión de equipos.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Solo así se puede determinar que la detección de gases puede utilizarse como un sistema de reduc-
ción de zonas o incluso de desclasificación.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
También va a depender del tipo de terreno en el que se haya derramado. Si el tipo de terreno no es
capaz de absorber ninguna cantidad de líquido, la atmósfera explosiva generada será mayor y dura-
rá mas tiempo que si el tipo de terreno es capaz de absorberla y retenerla para una futura extracción.
El primer paso para calcular el escape de vapores que se pueden desprender de un charco es de-
terminar el líquido que lo forma y el tamaño de este. Estos factores son los principales que determi-
narán la tasa de escape y, por lo tanto, la peligrosidad por atmósfera explosiva que se puede llegar
a originar a su alrededor.
100L de sustancia
A continuación, se representa una tabla donde se pueden ver las diferentes tasas de evaporación
relacionadas con el tipo de líquido inflamable, la forma que tiene el charco y si este se encuentra en
el exterior o el interior, modificando de esta manera la velocidad del viento que está en contacto con
la superficie del líquido.
La fórmula que ha sido utilizada para calcular la tasa de evaporación que puede darse en un charco
es
Donde
uw es la velocidad del viento en la superficie del charco de líquido (m/s)
Ap es la superficie del charco (m2)
pv es la presión interior del recipiente
M es la masa molar del gas (kg/kmol)
R es la constante universal de los gases (8 314 J/Kmol K)
T es la temperatura absoluta del gas (K)
γ es el índice politrópico de expansión adiabática o ratio de calores específicos (adimensional)
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Con esta fórmula, se nos permite calcular la tasa de evaporación en kg/s de sustancia que pasa de
forma líquida a gaseosa. De esta manera, un líquido que está en el suelo podría llegar a formar una
atmósfera explosiva a su alrededor si se dan las coincidencias adecuadas.
Donde:
Qg es el caudal volumétrico de gas inflamable de la fuente del escape (kg/m3)
pa es la presión atmosférica absoluta (101.325 Pa)
uw es la velocidad del viento en la superficie del charco de líquido (m/s)
Ap es la superficie del charco (m2)
pv es la presión interior del recipiente
M es la masa molar del gas (kg/kmol)
T es la temperatura absoluto del líquido (K)
Ta es la temperatura ambiente absoluta (K)
Para distintos líquidos (etanol, acetaldehído y gasolina) en las tres formas comentadas de charco,
bidón sin tapa y bidón con orificio:
En esta tabla se puede observar que la tasa de evaporación de un líquido aumenta con la presión
vapor.
• El líquido que se encuentra en el charco evapora más fácilmente y, por tanto, genera más at-
mósfera explosiva sobre el mismo.
• En un bidón sin tapa es de esperar que haya un escape, pero debido a que la densidad del vapor
de los líquidos siempre son mayores que el aire estos quedan atrapados en su interior en una
inmensa mayoría; por lo tanto, solo clasificando el interior del bidón.
• En el caso de que se abriera una boquilla por la cual pudiera llegar a haber una tasa de escape,
es de esperar que la cantidad de vapores que pudiera llegar a salir por la boquilla fuera ínfima
y, por consiguiente, no se debería clasificar alrededor de la boquilla, porque no salen vapores y
los pocos que salen se diluyen rápidamente.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Puede ser alto, medio o bajo y depende de la velocidad de la ventilación y de las características
del escape.
Notas:
La línea azul representa un volumen de 0,1 m3; así, cualquier valor a la izquierda de la misma es de menor volumen.
En el exterior, debe ser dilución media cuando haya obstrucciones significativas, pero sin obstrucciones debe considerarse
dilución alta. Solo en Pozos y fosas deben considerarse como interior; entonces, si la concentración de fondo es superior
al 15% del LII, será dilución baja.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Con la fórmula anterior, se puede llegar a calcular la característica de escape de cada uno de los
distintos tipos de charcos de evaporación a los que hemos hecho referencia, obteniendo la siguiente
tabla si está en interior (menor dilución) o exterior (mayor dilución)
Se puede observar en la tabla que la característica tasa de escape aumenta con la presión vapor,
y en el caso de la gasolina llega a sobrepasar le media que hemos obtenido anteriormente. Se ve
claramente que la gasolina es el líquido que mayor evaporación da y, por tanto, mayor peligro de
formación de una atmósfera explosiva.
“Los cambios ambientales en la temperatura del líquido debido a una mayor evaporación a partir de
las condiciones ambientales normales se consideran demasiado marginales como para afectar a la
clasificación de emplazamientos peligrosos.”
Referencia UNE-EN- 60079-10-1:2015
Exterior:
Se estiman 6 tipos de presión en conducciones de gas natural: 35 bar, 15 bar, 5 bar, 1,5 bar, 0,5 bar
y 0,1 bar; estas líneas están en el exterior y sin obstáculos.
Lo primero es calcular las características del escape; para ello, se aplica la ecuación
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Datos 1 2 3 4 5 6
Presión línea gas 35 bar 15 bar 5 bar 1,5 bar 0,5 bar 0,1 bar
Coeficiente de descarga Cd 0,8
Presión absoluta
ρ 35.101.325 15.101.325 5.101.325 1.601.325 601.325 201.325
pascales
Sección
S 0,0000025
de la abertura m2
Presión atmosférica
Pa 101.325
pascales
Peso molecular M 16
Factor
Z 0,5
de compresibilidad
Temperatura
T 298
absoluta ºK
Índice politrópico
γ 1,11
de expansión adiabática
Característica de Distancia
N.º Presión (bar)
escape (m3/s) peligrosa (m)
1 35 0,098 1,2
2 15 0,078 1,1
3 5 0,061 1
4 1,5 0,039 <1
5 0,5 0,026 <1
6 0,1 0,009 <1
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Al considerar que las líneas están en el exterior y sin obstáculos por lo que se estima una velocidad
del aire de 0,5 m/s y consideramos y un chorro
Característica de Dilución
N.º Presión (bar)
escape (m3/s) esperada
1 35 0,098
2 15 0,078 Media
3 5 0,061
4 1,5 0,039
5 0,5 0,026 Alta
6 0,1 0,009
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Así, para una dilución media, y en exterior sin obstáculos —por tanto, buena disponibilidad de la
ventilación casos 1, 2, y 3 líneas de 35, 15 y 5 bar—, el resultado de la zona es:
Fig. A2
Zona 2:
Así, para una dilución alta, y en exterior sin obstáculos —por tanto, buena disponibilidad de la
ventilación caso 4, 5, y 6 líneas de 35, 15 y 5 bar—, el resultado de la zona es:
Fig. A3 79
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Lo primero es definir polvo combustible, que son partículas sólidas finamente divididas con un tama-
ño medio inferior a 500 micras, que pueden formar una mezcla explosiva con el aire en condiciones
normales de presión y temperatura.
Las atmósferas explosivas de polvo se forman cuando aparecen nubes de polvo, que son una mez-
cla explosiva de polvo de sólido combustible y aire.
Los riesgos de los polvos combustibles son la formación de nubes y también de capas, ya que éstas
son potencialmente formadoras de nubes de polvo. La formación de nubes requiere de un aporte
energético que mantenga en suspensión el polvo en forma de nube. Al contrario que con gases y
vapores —que se diluyen con ventilación y, por tanto, eliminan su riesgo de manera sencilla—, las
capas de polvo son un riesgo potencial de generar nubes si son sopladas.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Así, simplemente abriendo una saco de polvo combustible no aparece ATEX, ya que esta solo apa-
recerá cuando lo empecemos a vaciar e incluso ni así, dependiendo de cómo lo vaciemos, ya que
podemos minimizar su efecto si por ejemplo se aspira el polvo generado.
Fig. 49
Como en las zonas de gases, vapores y nieblas, las zonas de polvo van a depender de su probabi-
lidad de formación, de la forma y duración de la fuente de escape y de los medios implementados
para su eliminación.
2. Actuaciones para reducir las concentraciones de polvo: aspiración localizada, limpieza y man-
tenimiento. Para que solo lleguemos a tener zonas ATEX en el interior del proceso y no en la
instalación en la que trabaja el personal, e incluso llegar a desclasificar emplazamientos.
3. En el caso de que al final sí que existan zonas con peligro ATEX, se determinará la extensión de
las mismas y se realizara una clasificación de estas.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Fuentes de escape
Grado continuo: de manera continuada o por cortos periodos que ocurren frecuentemente.
Grado Primario: periódicamente u ocasionalmente durante funcionamiento normal.
Grado secundario: no se espera en funcionamiento normal y, si lo hace, es de forma poco frecuente.
En la evaluación de las fuentes de escape, no se requiere tener en cuenta los defectos catastróficos.
Por ejemplo, algunos de los elementos que no deberían considerarse como fuentes de escape tanto
durante el funcionamiento normal como en el anormal incluyen:
• Los recipientes a presión, la estructura principal de la envolvente incluyendo sus toberas cerra-
das y sus bocas de hombre;
• Tuberías, conductos y canales sin uniones;
• Los sellos de las válvulas y las bridas de unión, siempre que en un diseño y construcción se
haya realizado adecuadamente para prevenir el escape de polvo.
Cada sustancia tiene unas características de explosividad y se deben conocer para saber con qué
frecuencia nos encontramos dentro del intervalo de explosividad y, con ello, determinar las zonas.
Las sustancias que tienen límites de explosividad bajos reclamarán una mayor atención en cuanto
a limpieza, mantenimiento, etc.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
La extensión de una zona por atmósfera explosiva de polvo se define como la distancia, en cualquier
dirección desde el borde de una fuente de escape de polvo hasta el punto en donde el riesgo aso-
ciado a esta zona se considera como inexistente.
Las atmósferas explosivas de polvo debidas a nubes de polvo normalmente se considerarían inexis-
tentes si la concentración de polvo es, con margen de seguridad apropiado, inferior a la mínima
concentración de polvo necesaria para que exista una atmósfera explosiva de polvo. Se tendría que
tener en consideración el hecho de que el polvo fino puede moverse desde una fuente de escape
por el movimiento del aire dentro del edificio.
Hay que tener en cuenta que las actuaciones sobre el proceso deben ir destinadas a reducir las con-
secuencias de estos grados de escape. Y también que, igual que en gases y vapores, la ventilación
puede diluir y reducir las zonas, pero también podría aumentar su extensión.
Capas de polvo son acumulaciones de partículas finas de un sólido, con un espesor más o menos
homogéneo. Estas capas serán inevitables dentro de los equipos de proceso, pero en su exterior
deben controlarse por tareas de mantenimiento y un nivel de limpieza en consonancia con la clasifi-
cación adoptada. La existencia de capas de polvo exige la consideración de que estas puedan llegar
a levantarse y formar nubes; por ello, es conveniente siempre su eliminación.
Como concepto lógico, además de las ya conocidas zonas 20, 21 y 22, se propone una cuarta zona,
la DESCLASIFICADA por…
Zona 20: solo se considera la que de manera permanente presenta nubes de polvo o frecuentemente.
Por ejemplo: zona sucia de filtros de mangas, tolvas de recepción de moliendas, en general, tolvas
de proceso que reciben continuamente producto; no obstante, hay que tener en cuenta que en mu-
chos casos las tolvas, al tener un volumen pequeño (tolvas dosificadoras o báscula), tienden a al-
canzar muy fácilmente el límite superior de explosividad; en otros casos, no se llega al límite inferior
de explosividad (aspirado del llenado/vaciado de sacos o big bags).
Zona 21: se consideran donde aparecen nubes de polvo cuando realizamos alguna tarea habitual
y de forma normal.
Por ejemplo: el llenado de silos de materias primas con poca frecuencia, un llenado diario o las tol-
vas pequeñas de proceso que, aunque sean continuos, se saturan de polvo.
Zona 22: son atmósferas que aparecerán de manera rara (no se consideran las roturas acciden-
tales). Por ejemplo, las que pudieran aparecer por efecto de las capas de polvo de una instalación
sucia o muy deteriorada.
Zona desclasificada por…: las actuaciones sobre las fuentes de escape pueden y se deben deri-
var hacia la eliminación del riesgo. Esto es necesario en las naves e instalaciones de procesado que
se desclasificarán por un nivel de mantenimiento y limpieza adecuado, en función de las medidas
84 adoptadas con tal fin. En la norma UNE-EN 60079-10-2 se cita como “nivel de limpieza bueno”.
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La frecuencia de la limpieza, en sí misma, no es suficiente para determinar si una capa contiene una
cantidad suficiente de polvo para controlar estos riesgos.
Bueno: quedan capas de polvo de un espesor sin importancia o bien inexistentes, cualquiera que
sea el grado de la fuente de escape. En este caso, se elimina el riesgo de que se originen nubes
explosivas de polvo a partir de las capas y el riesgo de incendio debido a las capas.
Regular: las capas de polvo no son insignificantes, pero tienen una vida corta (menos que la dura-
ción de un turno de trabajo). Según la estabilidad térmica del polvo y de la temperatura exterior de
los equipos, el polvo puede eliminarse antes de que cualquier incendio pueda declarase.
Malo: las capas de polvo no son insignificantes y persisten durante más tiempo que la duración de
un turno de trabajo. El riesgo de incendio puede ser importante.
Mal mantenimiento y limpieza. Corresponde al caso en que se forman capas de polvo, no despre-
ciables y persistentes (con duración mayor que un relevo).
Nulo mantenimiento y limpieza. Situación inaceptable. Corresponde al caso improbable de que no
se realiza mantenimiento ni limpieza alguna, así se formarán capas de polvo.
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INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
Cuanto mayor es la probabilidad de que se forme o esté presente una atmósfera potencialmente
explosiva, mayores deben ser las exigencias de los equipos instalados.
Un nivel de limpieza bueno, desde el punto de vista de riesgo de generación ATEX, es no dejar que
llegue a acumularse capa alguna de polvo. Además de un buen mantenimiento que reduzca las fu-
gas, debemos disponer de la frecuencia suficiente de limpieza que no permita la aparición de capas
de polvo, potencialmente generadoras de ATEX.
El límite inferior de cada sustancia nos dirá con qué frecuencia y rigor debemos emplearnos. Así, un
polvo azufre puede llegar a tener un LIE de tan solo 10 g/m3, mientras un coque de petróleo 1.500
g/m3. Evidentemente, la limpieza en el azufre debe ser más intensa, incluso podría llegar a no ser
posible desclasificar algunas áreas.
Al tratarse de sólidos, su presencia no se ve a simple vista y, por tanto, la primera medida de control
es la visual; siempre se ha dicho que “al andar no dejar pisadas”.
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Un ejemplo que aparece en la VDI 2263 nos da la proporción de la capacidad de generar una nube
de concentración peligrosa por el efecto de una capa de polvo:
Una capa homogénea de 1 mm de un polvo con una densidad de 500 kg/m3 (*) si por efecto de una
presión se alzara a 1 m alcanzaría una concentración de 500 g/ m3 (**), y si llega a alzar a 5 m la
concentración sería de 100 g/ m3 (**), por lo que estas capas son un riesgo potencial. Y, por tanto,
un primer nivel sería no superar 1 mm de espesor
(*) Hay que consideran que el polvo que se sedimenta está muy suelto y, por tanto, las densidades
serán menores que el mismo envasado.
(**) Es necesaria una energía suficiente para poner la materia en suspensión; además, la dispersión
debe ser homogénea, situación difícil en los procesos, ya que las corrientes de aire hacen que el
polvo se arremoline y aparezca en montículos.
Para evitar la formación de capas de polvo, antes de tener que limpiarlas es fundamental el control
de las emisiones del proceso; para ello, los sistemas de aspiración deben estar bien calculados,
instalados, empleados y mantenidos. Con esta consigna, se debe analizar un sistema de aspiración,
ya que es fundamental su buen funcionamiento, pues es este el que retira de manera continua el
polvo fino que se genera por la actividad.
Debemos tener siempre presente que los sólidos son más densos que el aire, es decir, más pesa-
dos y que por gravedad tienden a depositarse y a formar capas. También hay que tener en cuenta
el tamaño de partícula que influencia la densidad; por ello, a tamaños menores mayor facilidad de
dispersión y deposición a mayores alturas. Además, el tamaño de partícula menor aumenta su peli-
grosidad desde el punto de vista ATEX.
Si bien los procesos pueden generar polvo y este se capta casi totalmente al ser generado bien
porque es demasiado grande o por fugas habituales, como derrames accidentales.
El principio de control de capas de polvo debe ser el siguiente y por este orden o niveles de actua-
ción:
1. Captar el polvo en los puntos de generación del proceso: mecanizado, corte, pulido, dosifica-
ciones de productos o descargas de sacos y graneles en general. En los puntos de generación,
primero se capta el polvo más fino, y quedan partículas más gruesas que se retirarán por el
propio personal. Tener en cuenta que el material fuera puede tender a generar más finos.
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INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
2. Limpiezas periódicas frecuentes del propio personal de producción (por turno, diarias o sema-
nales), normalmente con aspiraciones locales o centralizadas de alto vacío con puntos de cone-
xión donde hay más generación. Se retira el polvo más grueso.
3. Limpiezas periódicas durante las paradas o campañas, estas realizadas por el propio personal
o por subcontratas externas que limpian aquellas zonas fuera de la actividad de producción o
causadas por malas praxis (uso de soplado para limpiar capas de polvo), tales como zonas altas
(vigas, tuberías y techos), galerías técnicas, fosos, etc. Por lo general, es el polvo fino que ha
escapado de los procesos previos de limpieza y que, por su naturaleza, se ha depositado en
zonas de difícil acceso. Son especialmente peligrosos los que se encuentran en las partes altas
de la instalación, ya que si llegan a desprenderse generan grandes nubes de polvo de potencial
efecto devastador.
• Dimensionamiento del caudal a extraer: los fabricantes suelen requerir unos caudales de
aspiración en sus máquinas de proceso.
• Velocidad del flujo: las velocidades se recomienda que no sean inferiores a 20 m/s, ya que el
polvo podría depositarse en las tuberías. No obstante, existen sustancias que pueden circular a
menor velocidad para evitar problemas de abrasión (por ejemplo, en polvos metálicos las velo-
cidades pueden ser inferiores a 15 m/s).
• Las conexiones de los entronques: giros graduales, reducciones para mantener las velocida-
des tras entronques. Tener un correcto dimensionado y geometría es vital para la eficiencia de
la instalación.
• Mantenimiento de la instalación, tuberías rígidas y flexibles, mangas y soplantes.
• Mantenimiento del vacío y velocidad: las aperturas no necesarias y las roturas de los flexibles
y mangas hacen perder eficiencia al sistema y, por tanto, capacidad de aspiración.
Los puntos 2 y 3 sobre los niveles de limpieza llevan por camino la definitiva desclasificación de
zona por mantenimiento y limpieza. Si llegamos a este punto, se deberá mantener constancia docu-
mental de quién y cuándo realiza la limpieza, así como de quién supervisa su eficiencia.
Para las limpiezas periódicas a cargo del propio personal, por ejemplo al final de cada turno o por
subcontrata de limpieza, es habitual el de aspiraciones centralizadas con tomas en los puntos donde
habitualmente hay derrames: puntos de transferencia de bandas, piqueras, salas de dosificación.
O con barredoras que van eliminando capas de polvo que el aire puede mover i dispersar a zonas
varias.
Para un correcto uso de las aspiraciones centralizadas de alto vacío, hay que tener en cuenta:
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Nivel 3: Limpieza periódica en parada a cargo de personal externo con medios portátiles de aspi-
ración tales como camiones aspiradores. Estas acumulaciones a lo largo del tiempo en las zonas de
trabajo se deben, bien a diseños erróneos que permiten acumulaciones en zonas de difícil acceso
(bandejas de cables, vigas y tirantes, etc.) o malas praxis, como el uso de aire comprimido para
soplar capas, solo así podrían evitarse acumulaciones.
De diseño de instalaciones:
Las superficies planas acumulan polvo; las inclinadas, mucho menos, y las verticales, casi nada.
Fig. 52. Las capas de polvo pueden formar nubes de polvo ATEX
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Fecha: 23/03/2021 Colección Fichas Seguridad Contra Incendios
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Al igual que en las zonas para gases y vapores, se recomienda un equipo multidisciplinar y realizar
una clasificación que mejore la operatividad y la seguridad del proceso.
La clasificación de zonas se debería llevar a cabo por aquellos que son competentes y que entien-
den la importancia y el significado de las características de los polvos y aquellos que están familiari-
zados con el proceso y con los equipos, junto con personal de seguridad, eléctrico, mecánico y otro
personal de ingeniería cualificado.
Una vez terminada la clasificación de los emplazamientos, puede llevarse a cabo una evaluación de
los riesgos para valorar si las consecuencias de la inflamación de una atmósfera explosiva requie-
ren la utilización de equipos con un nivel de protección de equipo EPL (Equipment Protection Level)
superior o pueden justificar la utilización de equipos de un nivel de protección del equipo menor al
que normalmente sería requerido.
GRUPO DE CLASE
ZONA CATEGORÍA POLVO
INFLAMABILIDAD TÉRMICA
20 1 IIIA
21 2 D IIIB Txxx oC
22 3 IIIC
Así como en el exterior de equipos las instalaciones se pueden desclasificar por mantenimiento y
limpieza. Dentro de los recipientes, no podemos evitar la formación de atmósfera explosiva, salvo
que actuemos con técnicas de inertización por gas inerte o por sólido inerte.
El principio de inertización por gas se basa en reducir la concentración de oxígeno por desplaza-
miento con otro gas inerte, por debajo de la CLO (concentración límite de oxígeno). Esta concentra-
ción es tal que la sustancia ya no se oxida y, por tanto, no arde.
Para inertizar, se debe seguir la Guía CEN/TR 15281: 2006 y también la norma alemana
VDI 2263-2: 2017
El valor de CLO (concentración límite de oxígeno) es el que se debe garantizar que no se supera
para así impedir la combustión del sólido. Por ello, debemos analizar en continuo la concentración
de O2 siendo el valor de control es CLO- 2%.
Los puntos de control de concentración de O2 deben hacerse a la salida del proceso y el gas inerte
se debe dosificar a la entrada del polvo combustible.
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
En los procesos inertizados debe monitorizarse también el O2 de las salas donde hay recipientes
inertizados para asegurar que no hay riesgo por una fuga de gas inerte y se ponga en riesgo la salud
de los trabajadores; además, estos deberán de disponer de medidores de O2 portátiles que deben
llevar siempre con ellos.
La mezcla de un sólido combustible con un sólido inerte hace que este deje de ser inflamable. Nor-
malmente estas mezclas son desde el 50 al 70 % de polvo inerte con relación al polvo combustible.
El polvo inerte debe tener un tamaño de partícula igual o inferior al polvo combustible, una densidad
parecida al polvo combustible para que la mezcla se mantenga en caso de producirse una nube.
También debe tener una densidad parecida para que su dispersión sea homogénea con el polvo
92 combustible.
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
La ventaja de esta técnica es que no hay riesgo de hipoxia, ya que no hay reducción de la concen-
tración de oxígeno. No obstante, es aplicable en escasas ocasiones, pero debe tenerse en cuenta,
ya que es muy efectiva al controlar tanto el riesgo de explosión como el de incendio de manera
permanente, no como el gas que, en cuanto se deja de dosificar, desaparece.
Polvo combustible Tamaño Sólido Inerte Tamaño medio de % del total del
de partícula [µm] partícula [µm] peso
Sulfato cálcico
Metil celulosa 70 < 15 70
(CaSO4)
Fosfato amónico
Pigmento orgánico < 10 29 65
(NH4H2PO4)
Sulfato cálcico
Carbón bituminoso 20 14 65
(CaSO4)
Sulfato cálcico
Carbón bituminoso 20 35 65
(CaSO4)
Bicarbonato sódico
Azúcar 30 35 50
(NaHCO3)
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
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Anexos
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Detección de gas
Hoja de calibración
E D E D E D E D
CERO
SPAN
2. Settings alarmas
3. Observaciones y repuestos
APTO NO APTO
*Certificamos que el instrumento, cuyos datos de identificación se relacionan, ha sido calibrado en nuestro servicio postven-
ta, utilizando materiales originales y verificando su funcionamiento siguiendo el protocolo de pruebas requerido, y el aparato
ha quedado en condiciones de uso. Este certificado no supone ninguna garantía para las partes o materiales sustituidos.
*Se recomienda la calibración del instrumento por un servicio autorizado con la periodicidad recomendada por el fabricante,
o antes, si se observan anomalías en el funcionamiento del equipo.
*Aire limpio usado como patrón de cero, salvo indicación en contrario.
*Todos los equipos y gases utilizados en la calibración son trazables a patrones nacionales. 95
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Fecha: 23/03/2021 Colección Fichas Seguridad Contra Incendios
Emplazamiento:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Sustancias inflamables Volatilidad (*) LII Características Ex
3
Nombre Composición Masa Densidad Índice Punto de T Inflamación Punto de Presión % Vol (Kg/m ) Grupo de Clase T Observaciones
molar relativa politrópico inflamación (ºC) ebullición vapor 20 Equipos
(kg/kmol) gas/aire de expansión (ºC) ºC (kPa)
adiabática γ
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Revisión: 0 4.1. Clasificación de zonas
Fecha: 23/03/2021 Colección Fichas Seguridad Contra Incendios
Tabla: Hoja de datos de la clasificación de emplazamientos peligrosos – Parte 1: lista de fuentes de escape
Planta: Plano de
referencia:
Emplazamiento:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
Fuentes de escape Sustancia inflamable Ventilación Emplazamiento peligroso
(b) (c) (d)
Descripción Ubicación Grado de Velocidad Caract. Ref. Temperatura y Estado Tipo Grado de Disponibilidad Tipo de Extensión de zona (m) Ref. (f) Observación
escape (a) de escape del escape presión de dilución zona información
(m3/s) funcionamiento (e) 0-1-2
(ºC) (kPa)
Vertical Horizontal
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
(a)
C- Continuo; P- Primario; S- Secundario
(b)
Cítese número de Tabla sustancias
(c)
G-Gas, L-Líquido, GL Gas Licuado; S- Sólido
(d)
N- Natural; GA General Artificial; LA Local Artificial
(e)
Bajo, medio y alto
(f)
Código utilizado o referencia del cálculo
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4.1. Clasificación de zonas Revisión: 0
INSTALACIONES Y REGLAMENTACIÓN ESPECÍFICA
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4.1. Zonas clasificadas e instalaciones en atmósferas explosivas
Elementos de protección contra la propagación de Elementos de prevención que detectan las chipas ge-
explosiones a través de los conductos que protegen. neradas en procesos de mecanizado, triturado, mo-
Impiden el paso del frente de llama y en el caso de las lienda,… y que se transportan por las tuberías apa-
válvulas de aislamiento también el frente de presión gándolas e impidiendo su llegada a equipos filtrantes,
por las tuberías hasta los puntos de aspiración de la silos,… donde provocarían explosiones. Su gestión
instalación. electrónica permite definir niveles de alarma, monitori-
zación continua de chipas detectadas y enclavamiento
con la instalación en la cual se instala el sistema.
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4.1. Zonas clasificadas e instalaciones en atmósferas explosivas
HCDF CMP
CPV HPX
Ventilador centrífugo fabricado en polipropileno anti- Ventilador helicoidal con el motor fuera del paso del
estático para extracción en atmósferas explosivas y aire, para trabajar en atmósferas explosivas. El con-
ambiente altamente corrosivo. Disponible en 8 orien- junto hélice-transmisión-motor se puede abrir me-
taciones distintas. Certificación ATEX Ex 2G para zo- diante una trampilla practicable para facilitar el man-
nas 1 y 2 de gases, ATEX Ex II 2D para zonas 21 y tenimiento y limpieza del equipo. Certificación ATEX
22 de polvo. Ex 2G para zonas 1 y 2 de gases, ATEX Ex II 2D para
zonas 21 y 22 de polvo.
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4.1. Zonas clasificadas e instalaciones en atmósferas explosivas
Trabajos de inertización y limpieza de zonas pulveru- Camiones con homologación ATEX para la aspiración
lentas, como silos, depósitos y tanques, para evitar de zonas con gran concentración de materiales pul-
concentraciones de polvo. Con ello se eliminan los verulentos. La rapidez de acción evita la generación
riesgos de trabajos en caliente al no generarse nubes de nubes de polvo. Nuestros equipos están dotados
de polvo en el interior de las instalaciones de ensilado. de sistemas antideflagrantes.
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