Leandro F. Moratin EL SI DE LAS NIÑAS Lit.

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Institución Educativa Privada

"EDUCACIÓN INTEGRAL PARA LA EXCELENCIA HUMANA"

EL NEOCLACISISMO

I. CONTEXTO HISTORICO CULTURAL:


En Europa se produce un importante cambio social, político e ideológico. En Francia, los “enciclopedistas”
ROUSSEAU, VOLTAIRE Y MONTESQUIEU remueven la sociedad hasta llegar a la Revolución de 1789.
“LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD” son las aspiraciones de la nueva ideología, llamada LA
ILUSTRACIÓN. Se impone la razón. Es el llamado «Siglo de las luces».
Desde allí se extiende hasta Francia y Alemania donde culmina con las obras de Kant. Filósofos,
investigadores, críticos o historiadores se hacían llamar ilustrados por su creencia a ciegas en el
positivismo. Este no se quedó en el ámbito de la ciencia, sino que se extendió a la literatura, arte,
arquitectura dando lugar al movimiento estético conocido como neoclasicismo. Y, si hay que resaltar tan
solo una de las características del neoclasicismo que tenga que hacer notar nada más empezar, esta es el
predomino de la razón sobre cualquier otra fórmula de conocimiento.

II. CARACTERÍSTICAS DEL NEOCLASICISMO:


- Arte basado en la razón y el progreso.
- Intención didáctica.
- Retorno a los clásicos.
- Importancia de la razón frente a la emoción.
- Universalidad neoclásica.
- Temas del Neoclasicismo.
- Neoclasicismo en la literatura.

III. REPRESENTANTES:
-José Cadalso
-Benito Jerónimo Feijoo
-Gaspar Melchor de Jovellanos
-Leandro Fernández de Moratín
-Juan Meléndez Valdés

LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

Nació el 10 de marzo de 1760 en Madrid. Su padre era el famoso literato


Nicolás Fernández de Moratín, de familia noble. Ya desde joven, Moratín
demostró sus aptitudes para la escritura, mereciendo dos accésit de la
R.A.E., el primero con tan sólo 19 años por su romance La toma de
Granada por los Reyes Católicos. Fue un hombre de mundo, ya que residió
en multitud de países europeos (Francia, Inglaterra, Italia, entre otros). Este
hecho le permitió ser nombrado Secretario de Interpretación de Lenguas,
miembro de la Junta Gubernativa para la Reforma del Teatro y, lo más
importante, empaparse de las ideas ilustradas que circulaban por estos
países. Por ello, apoyó la invasión napoleónica de España: era
un afrancesado.
1
 Durante el gobierno de José Bonaparte ocupa el cargo de bibliotecario real, y tras este gobierno, huye de la
capital, refugiándose en Valencia primero, después en Barcelona, y luego en Francia. Tras un breve retorno
a Barcelona, pasa el resto de su vida exiliado en Francia, entre Burdeos y París, hasta que muere en esta
ciudad el 21 de junio de 1828.

OBRAS:
- El barón - La mojigata
- El sí de las niñas - Teoría de la comedia
- El viejo y la niña - La comedia nueva

ANÁLISIS LITERARIO DE LA OBRA “EL SÍ DE LAS NIÑAS”

I. ETAPA DE INFORMACIÓN:
1.1 Información Externa:
a. Género: Dramático
b. Especie: Drama
d. Corriente Literaria: El Neoclasicismo

1.2. Información Interna:


a. Tema: Las bodas de conveniencia, la represión de los sentimientos y una educación opuesta a la
sinceridad y el afecto.
Los matrimonios impuestos y desiguales: Este tema aparece en casi todas sus obras y era un tema de
actualidad en la época. Tiene un fin didáctico al mostrar las consecuencias negativas de los matrimonios
concertados por las familias frente al amor entre dos jóvenes, lo cual es natural y racional.

b. Personajes:
Don Diego: Es un hombre mayor, de unos sesenta años. En él se encuentran los valores ilustrados que
Moratín pretendía transmitir: una educación basada en la sinceridad y el afecto; unos padres que proponen,
no imponen las cosas a sus hijos adultos; una mujer más integrada en la sociedad, etc.
Doña Irene: Es una mujer más o menos de la edad de don Diego. Se trata de un personaje ridículo, con
muchas manías y achaques. No se trata de un personaje «malo», sino egoísta: mira por su propio interés
sin pensar en los demás. El matrimonio de su hija con don Diego es su solución a los problemas
económicos que las acucian. Es el contrapeso a las virtudes morales de don Diego: según René Andioc,
literalmente, es «portavoz del pasado y de un conservadurismo mezquino»,
- Don Carlos: Es un joven militar enamorado de doña Paquita. Es un personaje en el que se refleja el
«justo medio»: obedece a su tío en todo momento (incluso sabiendo que no está obligado), pero cuando
éste es injusto se rebela.
- Doña Francisca: Es una joven recién salida de un convento, marcada por una educación que
menospreciaba la sinceridad y el afecto, supeditándolos al recato, el honor, la obediencia.
Rita: Es la criada e íntima amiga de doña Francisca. Esta joven representa el optimismo y la naturalidad
(reflejada, por ejemplo, en el lenguaje).
Simón: Es el criado de don Diego, un hombre de edad que intenta aconsejar a su amo, aportando el
sentido común del que a veces don Diego adolece.
Calamocha: Es el criado de don Carlos, un hombre apicarado que se caracteriza por su naturalidad y
viveza

c.     ARGUMENTO:
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La acción se desarrolla en Alcalá de Henares, en una posada.
Don Carlos es un joven militar que en una de sus temporadas de permiso se enamora de Doña Francisca,
una joven que se está educando en un convento de monjas de Guadalajara, que a su vez se queda
prendada de él. Las religiosas recomendaron a Doña Irene, su madre viuda, que la joven contrajera
matrimonio con Don Diego, un hombre maduro y pudiente, que busca compañía para pasar los últimos
años de su vida y que además es el tío de don Carlos. Doña Irene atiende los consejos y prepara la boda
con don Diego, sin preguntar ni tener en cuenta la opinión de doña Francisca.
La cercanía de la boda provoca la partida hacia Madrid, lugar donde está previsto que se celebre la boda.
La llegada de la noche obliga a parar y buscar alojamiento en el camino, acomodándose en una posada de
Alcalá. A esta misma posada va a llegar don Carlos, quién tras recibir la carta de doña Francisca
contándole la historia de su enlace, partió desde Zaragoza hacia Madrid para implorar la ayuda de su tío,
sin saber que es precisamente su oponente.
Desde la llegada a la posada, y durante casi toda la obra, doña Irene asegura a don Diego la plena
disposición de su hija para el casamiento. Este no queda totalmente contento con ello, pide la opinión a la
propia Francisca, que por la presión ejercida por su madre no se atreve a contradecirla.
Gracias a Rita y Calamocha, los criados de doña Francisca y don Carlos, estos descubren que se
encuentran en la misma posada. El joven promete a su amada que parará el enlace y que para ello cuenta
con la ayuda de un pariente suyo muy adinerado. Su sorpresa llegará al descubrir que su rival amoroso no
es otro que su propio tío. En una muestra de acatamiento de la autoridad familiar, don Carlos decide
abandonar a su enamorada y volver a Zaragoza.
Antes de su partida, don Carlos escribe una nota para doña Francisca, explicándole los motivos de su
huida. Para avisar de su llegada, el joven comienza a puntear una guitarra, que llama la atención de Rita y
doña Francisca, pero también la de don Diego y su criado, Simón. Desde la calle, don Carlos lanza la nota,
pero un ruido provocado por Simón hace que la muchacha y su criada vuelvan a su habitación y que la
carta caiga en manos de Simón y su señor. Este, al leer la carta y enterarse de la historia, manda a su
criado alcanzar a su sobrino y traerlo de vuelta. Después de hablar a solas con doña Francisca y con su
sobrino, confirma que ambos están realmente enamorados y con su renuncia a casarse con doña Paquita,
posibilita el matrimonio entre los jóvenes, con el beneplácito de doña Irene.

II. COMPRENSIÓN DE LECTURA:


1. ¿Por qué le dice Diego a Simón que diga que ha dormido como un pobre hombre?
DIEGO: Pues yo, a Dios gracias, aunque la cama es algo dura, he dormido como
un emperador.
2. ¿Simón que piensa sobre la música que se escucha en el callejón a esa hora?
SIMÓN.-   Ya empiezan. Oigamos...  (Tocan una sonata desde adentro.)  Pues dígole a usted que toca
muy lindamente el pícaro del barberillo.
3. ¿La carta que tiraron desde dentro por la ventana, a quien estaba dirigida?
Estaba dirigido a Doña Paquita
4. ¿Quiénes tropiezan con Simón y en qué circunstancias?
SIMÓN.-   Una de las fantasmas, que al retirarse tropezó conmigo.

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III. APRECIACIÓN Y REFLEXIÓN PERSONAL:
1. ¿Los padres tiene el derecho de aconsejarnos y recomendarnos, fundamenta tu respuesta?
Si tienen derecho a eso pero no a decidir o obligarnos a hacer cosas fuera de los estándares
morales.
2. ¿En la actualidad crees que aún existen matrimonios forzados, comenta?
Si hay matrimonios forzados en otros países pero ya no son normalizados.
3. ¿Las personas en la actualidad que condiciones o requisitos deben de cumplir para casarse?
Solo ser mayor de edad ya que la gente se casa en la actualidad con señores ancianos por
bienes materiales y económicos.

IV. REDACCIÓN Y CREATIVIDAD:


Dibuja el matrimonio de Paquita y don Carlos en los Uros.

FRAGMENTO DE EL SÍ DE LAS NIÑAS


ESCENA I
Teatro oscuro. Sobre la mesa habrá un candelero con vela apagada y la jaula del tordo. SIMÓN duerme
tendido en el banco.
DON DIEGO.-    (Sale de su cuarto poniéndose la bata.)  Aquí, a lo menos, ya que no duerma no me
derretiré... Vaya, si alcoba como ella no se... ¡Cómo ronca éste!... Guardémosle el sueño hasta que venga el
día, que ya poco puede tardar...  ( SIMÓN despierta y se levanta.)  ¿Qué es eso? Mira no te caigas, hombre.
SIMÓN.-   Qué, ¿estaba usted ahí, señor?
DIEGO.-   Sí, aquí me he salido, porque allí no se puede parar.
SIMÓN.-   Pues yo, a Dios gracias, aunque la cama es algo dura, he dormido como un emperador.
DIEGO.-   ¡Mala comparación!... Di que has dormido como un pobre hombre, que no tiene ni dinero, ni
ambición, ni pesadumbres, ni remordimientos.
SIMÓN.-   En efecto, dice usted bien... ¿Y qué hora será ya?
DON DIEGO.-   Poco a que sonó el reloj de San Justo y, si no conté mal, dio las tres.
SIMÓN.-   ¡Oh!, pues ya nuestros caballeros irán por ese camino adelante echando chispas.
DON DIEGO.-   Sí, ya es regular que hayan salido... Me lo prometió y espero que lo hará.
SIMÓN.-   ¡Pero si usted viera qué apesadumbrado le dejé! ¡Qué triste!
DON DIEGO.-   Ha sido preciso.
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SIMÓN.-   Ya lo conozco.
DON DIEGO.-   ¿No ves qué venida tan intempestiva?
SIMÓN.-   Es verdad. Sin permiso de usted, sin avisarle, sin haber un motivo urgente... Vamos, hizo muy mal...
Bien que por otra parte él tiene prendas suficientes para que se le perdone esta ligereza... Digo... Me parece
que el castigo no pasará adelante, ¿eh?
DON DIEGO.-   ¡No, qué!... No señor. Una cosa es que le haya hecho volver. Ya vez en qué circunstancia nos
cogía... Te aseguro que cuando se fue me quedó un ansia en el corazón.  (Suenan a lo lejos tres palmadas y
poco después se oye que puntean un instrumento.)  ¿Qué ha sonado?
SIMÓN.-   No sé... Gente que pasa por la calle. Serán labradores.
DON DIEGO.-   Calla.
SIMÓN.-   Vaya, música tenemos, según parece.
DON DIEGO.-   Sí, como lo hagan bien.
SIMÓN.-   ¿Y quién será el amante infeliz que viene a puntear a estas horas en ese callejón tan puerco?...
Apostaré que son amores con la moza de la posada, que parece un mico.
DON DIEGO.-   Puede ser.
SIMÓN.-   Ya empiezan. Oigamos...  (Tocan una sonata desde adentro.)  Pues dígole a usted que toca muy
lindamente el pícaro del barberillo.
DON DIEGO.-   No: no hay barbero que sepa hacer eso, por muy bien que afeite.
SIMÓN.-   ¿Quiere usted que nos asomemos un poco, a ver?...
DON DIEGO.-   No, dejarlos... ¡Pobre gente! ¡Quién sabe la importancia que darán ellos a la tal música!... No
gusto yo de incomodar a nadie.  (Salen de su cuarto DOÑA FRANCISCA y RITA , encaminándose a la venta.
DON DIEGO y SIMÓN se retiran a un lado y observan.) 
SIMÓN.-   ¡Señor!... ¡Eh!... Presto, aquí a un ladito.
DON DIEGO.-   ¿Qué quieres?
SIMÓN.-   Que han abierto la puerta de esa alcoba, y huele a faldas que trasciende.
DON DIEGO.-   ¿Sí?... Retirémonos.
ESCENA II
DOÑA FRANCISCA , RITA , DON DIEGO , SIMÓN .
RITA.-   Con tiento, señorita.
DOÑA FRANCISCA.-   Siguiendo la pared, ¿no voy bien?  (Vuelven a puntear el instrumento.) 
RITA.-   Sí, señora... Pero vuelven a tocar... Silencio...
DOÑA FRANCISCA.-   No te muevas... Deja... Sepamos primero si es él.
RITA.-   ¿Pues no ha de ser?... La seña no puede mentir.
DOÑA FRANCISCA.-   Calla... Sí, él es... ¡Dios mío!  (Acércase RITA a la ventana, abre la vidriera y da tres
palmadas. Cesa la música.)  Ve, responde... Albricias, corazón. Él es.
SIMÓN.-   ¿Ha oído usted?
DON DIEGO.-   Sí.
SIMÓN.-   ¿Qué querrá decir esto?
DON DIEGO.-   Calla.
DOÑA FRANCISCA.-    (Se asoma a la ventana. RITA se queda detrás de ella. Los puntos suspensivos
indican las interrupciones más o menos largas.)  Yo soy... Y ¿qué había de pensar viendo lo que usted acaba
de hacer?... ¿Qué fuga es ésta?... Rita  (Apartándose de la ventana, y vuelve después a asomarse.)  amiga,
por Dios, ten cuidado, y si oyeres algún rumor, al instante avísame... ¿Para siempre? ¡Triste de mí!... Bien
está, tírela usted... Pero yo no acabo de entender... ¡Ay, Don Félix! Nunca le he visto a usted tan
tímido...  (Tiran desde adentro una carta que cae por la ventana del teatro. DOÑA FRANCISCA la busca, y no
hallándola vuelve a asomarse.)  No, no la he cogido; pero aquí está sin duda... ¿Y no he de saber yo hasta
que llegue el día los motivos que tiene usted para dejarme muriendo?... Sí, yo quiero saberlo de boca de
usted. Su Paquita de usted se lo manda... Y ¿cómo le parece a usted que estará el mío?... No me cabe en el
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pecho... Diga usted.  ( SIMÓN se adelanta un poco, tropieza con la jaula y la deja caer.) 
RITA.-   Señorita, vamos de aquí... Presto, que hay gente.
DOÑA FRANCISCA.-   ¡Infeliz de mí!... Guíame.
RITA.-   Vamos.  (Al retirarse tropieza con SIMÓN . Las dos se van al cuarto de DOÑA FRANCISCA .)  ¡Ay!
DOÑA FRANCISCA.-   ¡Muerta voy!
ESCENA III
DON DIEGO , SIMÓN .
DON DIEGO.-   ¿Qué grito fue ése?
SIMÓN.-   Una de las fantasmas, que al retirarse tropezó conmigo.
DON DIEGO.-   Acércate a esa ventana, y mira si hallas en el suelo un papel... ¡Buenos estamos!
SIMÓN.-    (Tentando por el suelo, cerca de la ventana.)  No encuentro nada, señor.
DON DIEGO.-   Búscale bien, que por ahí ha de estar.
SIMÓN.-   ¿Le tiraron desde la calle?
DON DIEGO.-   Sí... ¿Qué amante es éste?.. ¡Y dieciséis años y criada en un convento! Acabó ya toda mi
ilusión.
SIMÓN.-   Aquí está.  (Halla la carta, y se la da a DON DIEGO .) 
DON DIEGO.-   Vete abajo, y enciende una luz... En la caballeriza o en la cocina.. Por ahí habrá algún farol...
Y vuelve con ella al instante.  (Vase SIMÓN por la puerta del foro.) 

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