Catherine Marshall - El Ayudador
Catherine Marshall - El Ayudador
Catherine Marshall - El Ayudador
t:t1
EDITORIAL BETANIA
º1980 por Editorial Betania
824 Calle 13 S.O., Caparra Terrace
Puerto Rico 00921
Printed in U.S.A.
Traducción: María Porro
Las citas bíblicas que no estén identificadas de otro modo,
pertenecen a la Versión Reina Valera de la Santa Biblia, revi-
sión 1960.
Las otras versiones que se mencionen en este libro se dan a
continuación con las correspondientes abreviaturas entre pa-
réntesis, para una mejor identificación.
C.M.
CONTENIDO
Prefacio 11
Cómo hacer uso de este libro 17
l. PRESENTANDO AL AYUDADOR
l. ¿Quién es el Ayudador? 21
2. ¿Por qué necesito al Ayudador? 24
3. ¿He recibido ya al Ayudador? 28
4. No hay porqué ser un cristiano huérfano 31 ·
5. ¿Es que puede haber algo mejor que su presencia? 35
6. La explosión de poder 39
l. Me ahorra tiempo 81
9
JO / EL A NJDADOR
l. El gozo 141
2. La fe 147
3. El amor 152
4. La energía 157
5. La sanidad 160
6. La paz 166
7. Otras lenguas 170
8. Los milagros 174
NOTAS 205
PREFACIO
No fue sino hasta comienzos del verano del año 1944 cuando
sentí curiosidad por algo que realmente. parecía ser un tema
muy extraño: El Est,ritu Santo. Mi curiosidad no fue motiva-
da por haber escuchado algún sermón sobre el tema o leído al-
gún libro. Tampoco se debía al hecho de haber integrado nin-
gún grupo que tratara del mismo. En realidad no había ocurri-
do nada evidente que hubiera servido de acicate para desper-
tar esta curiosidad que sentía dentro de mí. No obstante el
hecho de que durante toda mi vida lo había oído mencionar
como broche de las oraciones, bendiciones, bautismos, comu-
niones, casamientos y en otras circunstancias análogas, hasta
entonces había pasado inadvertido para mí. Sin embargo, de
pronto, fue como si un gran interés dentro de mí se centrara en
el Espíritu Santo. Las preguntas me asaltaban constantemen-
te ... ¿Qué era lo que resultaba tan significativo en este térmi-
no que tenía visos de fantasmagórico? ¿Por qué la Iglesia se
había aferrado tan tenazmente a algo al parecer tan arcaico?
En resumen: ¿qué se ocultaba detrás de todo esto?
Con el paso de los años, ahora lo comprendo, que fue el
mismo Dios el que con bondad había puesto esta viva curiosi-
dad dentro de mí, porque no fue un mero capricho pasajero.
Mi inquietud no se disipaba. Todo lo contrario. Constituía
una fuente de energía tanto en el plano emocional, intelectual
y volitivo que sirvió para mantenerme empeñada en una larga
y afanosa búsqueda durante todo aquel verano, tratando de
encontrar respuesta a mis preguntas. ·
Fue así que decidí recurrir al único lugar que me serviría
11
12 / EL A YlJDADOR
Catherine Marshall
Evergreen Farm, Virginia
Qctubre 5 de 1977
COMO HACER USO DE ESTE
LIBRO
Si tenemos en cuentá que El Ayudador no puede ser envasa-
do o programado como para tener cabida en los planes ideados
por el hombre, la manera de acercamos a este libro es con el
corazón abierto, expectante. Este libro· es el resultado de mi
propia necesidad espiritual y es mi anhelo que hable al cora-
zón de todos cuántos comparten mis ansias de beber del Agua
de vida que apaga la sed.
Las cuarenta "ayudas" que se brindan en sus páginas son
adecuadas para los días de cuaresma y pueden emplearse
como guía de devoción ya sea para el estudio personal o de
grupos. Sin embargo, este libro puede ser útil en cualquier
~poca del año, como lo es el poder del Espíritu Santo, que nos
es necesario cada día para ayudamos a hacer frente a los pro-
blemas y complejidades de los difíciles tiempos en los que nos
toca vivir.
Si es que usted piensa usarlo para su estudio personal me
permito sugerirle que establezca una hora determinada cada
día y un lugar apacible donde pueda leerlo y comprobar las re-
ferencias bíblicas, tanto como para su oración privada. Y de
paso permítame recordarle que le será muy provechoso ser
específico en sus peticiones. Todo esto podrá transformarse en
una experiencia maravillosa si además lleva un cuaderno don-
de registrar sus peticiones. Puede anotar cada una y el día en
que la hizo, dejando un espacio para anotar la fecha en que ésa
su oración particular fue contestada, agregando también los
17
18 / EL AYUDADOR
C.M·.
PRIMERA PARTE
PRESENTANDO
AL AYUDADOR
l. ¿QUIENESEL
.AYUDADOR?
"Y yo le rogaré al Padre que les mande otro que les ayude y
anime, para que esté con ~tedes: el Espíritu de la verdad".
21
22 / EL AYUDADOR -
24
¿POR QUE NECESITO AL AYUDADOR? I 25
28
¿HE RECIBIDO YA AL AYUDADOR? / 29
31
.12 I EL AYUDADOR
El Espíritu Sa:nto
santifica y
actúa a través
del Cuerpo
de Cristo,
la Iglesia
35
36 I EL AYUDADOR
39
40 I EL AYUDADOR
47
48 I EL AYUDADOR
51 .
52 / EL AYUDADOR
56
DISPONIENDOSE A OBEDECER AL BUEN PASTOR / 5'1
60
INVITANDO A JESUS COMO EL BAUTIZADOR I 61
64
DISPONIBLE Y DISPUESTO A SERVIR I .65
68
ARREPENTIMIENTO Y BAUTISMO: I 69
(*) Es una superficie plana de madera, con el alfabeto y otros signos, em-
pleada para recibir mensajes espiritualistas respecto del futuro y cualquier
otro conocimiento oculto. El señalador (o puntero) es movido por los malos
espíritus. (N. del T.)
ARREPENTIMIENTO Y BAUTISMO: / 71
74
LA ACEPTACION DE LA GRACIA DE DIOS/ 75
81
82 I EL AYUDADOR
o
ORACION: Señor Jesús, con frecuencia ignoro paso por
alto esas fuertes sensaciones interiores que me proporciona
el Espíritu. Cambia aquello que denote falta de confianza
en ti, Señor. Dame tu propia confianza en el amor y la in-
mutable buena voluntad del Padre.
Lo que sea obstinación en mí, cámbialo también, Señor.
Nada puede ser más necio que pensar que yo entiendo las
cOBas mejor que tú. Ayúdame en este día, pese a cuán ocu-
pado pueda estar, para escuchar y obedecer. Amén.
2. GUIA MIS ACCIONES
". . . dijo el Espíritu Santo: 'Separadme a Bernabé y a
Saulo, para la obra a que los tengo destinados' ".
84
GUIA MIS ACCIONES I 85
"El es e_l Dios que nos salva y nos hace escq.par de·la muer-
te".
(Proverbios 1:33 - B.J.; Salmo68:20 - A.A.)
88
ME PROTEGE/ 89
mis planes''; Con todo caminó tan rápido como pudo hasta
allá. ·
Joe entró por la puerta lateral y llamó a Ruth. La encontró
en un cuarto en la parte de atrás de la casa. Estaba sola y llo-
raba. Una fuerta depresión se había adueñado de ella y pensa-
ba suicidarse esa tarde. Ni Ruth ni Joe podían salir de su
asombro. Se sentían anonadados al comprender el gran amor
de Dios y su preocupación. Lo que en un momento pudo con-
vertirse en una tragedia había culminado en un canto de ala-
banza.
Ruth ingresó en la Universidad de Illinois y allí obtuvo su
doctorado en Filosofía. Ahora trabaja en un hospital estatal en
Iowa. Eso no es todo, empero. Dios le proveyó en Francié una
devota compañera para atenderla. Francis, cuya capacidad
mental es muy limitada necesitaba de alguien con una mente
sutil como la de Ruth en tanto que ésta, a su vez, tenía necesi-
dad de los fuertes brazos y piernas de Francis.
Esos hechos verídicos nos muestran cómo la subsistencia
puede depender de que recibamos en nuestros corazones al
Espíritu. En el preciso momento en que experimentamos el
nuevo nacimiento recibimos oídos en nuestro espíritu (una
suerte de radio receptor) que nos capacita para escuchar su
voz. Pero parecería que este radio receptor tuviera conexiones
deficientes y sus mensajes nos llegaran en forma interrumpida
debido a las corrientes parasitarias y al aire sin circulación,
hasta después ~e estar llenos del Espíritu.
Cada uno de nosotros necesitamos practicar diariamente
tanto el oír la voz del Espíritu como el obedecerla. Sólo enton-
ces estaremos capacitados para oír lo que tiene que decimos
en los momentos cruciales.
UNA LECTURA PROVECHOSA: Hechos 16:6, 7;. 22:17-21.
92
ME ACOMPA!vA EN CADA CIRCUNSTANCIA I 93
96
96 / EL AYUDADOR
99
100 / EL AYUDADOR
103
104 / EL A YUDAJ?OR
109
110 / EL AYUDADOR
114
RESPETA MI PERSONALIDAD / 115
de los dones más preciosos que Dios nos ha otorgado. Por eso el
Ayudador aguarda el consentimiento de nuestra voluntad y,
(2) en concordancia con la humildad propia de Jesús, el Ayu-
dador espera ver la bienvenida que le daremos; cuán abiertos
estamos a su ayuda para poder brindar su ayuda a otros. Esta
asombrosa humildad significa que en realidad el Espíritu se
pone a sí mismo a disposición de nuestra voluntad. En ese sen-
tido, llega a someterse a sí mismo a nuestra debilidad y fragili-
dad.
El valor supremo que Jesús pone en nuestro libre albedrío es
algo que me fue dramatizado durante el encuentro que tuve
con el Señor resucitado aquella memorable noche del 14 de se-
tiembre de 1943, estando en casa de mis padres, en Seaview,
Virginia.
Hacía varios meses que estaba postrada en cama sin experi-
mentar ninguna mejoría. Me sentía profundamente abatida.
Aquella noche, antes de dormirme, había abandonado mi
lucha para recibir sanidad; había probado todo sin resultado
positivo alguno. Por lo tanto con muchas lágrimas me entre-
gu~ a mí misma a la voluntad de Dios. Fue un renunciamiento
total.
Serían aproximadamente las tres y media de la mañana
cuando me desperté de un profundo sueijo. Estaba completa-
mente despabilada. De pronto lo ví allí. Jesús estaba de pie
junto al lado derecho de mi cama. El cuarto crujía y cimbraba.
Ya que en otros lados he detallado esta experiencia, lo que
quiero hacer resaltar ahora, es un aspecto del electrizante mo-
mento que siguió. A su término Jesús me dio esta sencilla indi-
cación: "Ve y cuéntale a tu madre".
Aun en el momento de darme esta orden, yo estaba plena-
mente conciente de cómo tenía en cuenta mi personalidad y su
actitud en cuanto a no interferir con mi libre albedrío. No
hubo ni precipitación ni apremio. El obedecer o no era algo
que me concernía solamente a mí. Así quería Jesús que fuera.
Fue entonces que me di cuenta lo que había ocurrido con el
joven rico del que leemos en los evangelios. "Vende todo lo que
tienes ... y ven, sígueme". Con el jcoven rico, tal como conmi-
go aquella noche, se había puesto en evidencia la actitud de no
116 / EL AYUDADOR
118
ME ENSERA EL VALOR DE LAS LAGRIMAS/ 119
123
124 I EL AYUDADOR
127
128 I EL AYUDADOR
131
132 / EL AYUDADOR
El gozo es uno de los frutos del Espíritu que nos ha sido pro-
metido.1 Sin embargo, es posible que algunos todavía no haya-
mos comprendido cabalmente el significado de esta palabra.
En efecto, podemos pensar en el gozo como efecto tonificante
de nuestras oraciones que reciben milagrosa respuesta, o como
felicidad por la manera plácida én que transcurre nuestra vida
por la bendición de Dios, o bien como euforia emocional resul-
tante del canto y regocijo del pueblo de Dios a través de una
estimulante confraternidad.
Si bien es cierto que con frecuencia Dios nos concede esas
bendiciones, el gozo del Espíritu es mucho más que eso. No
nos ha prometido que solamente atravesaremos por circuns-
tancias gozosas, sino que el Ayudador nos proporcionará el
don sobrenatural de gozamos en cualquier incidente por el que
nos toque atravesar.
Esto lo pode~os apreciar en la narración que hace Lucas
respecto de la Iglesia en sus comienzos. ¡Sí que los primeros
cristianos tenían problemas! Enseguida de Pentecostés, ape-
nas Pedro había predicado su sermón, él y Juan fueron arres-
tados. 2 De inmediato un grupo de apóstoles fueron encarcela-
141
142 / EL AYUDADOR
del dolor, actitudes éstas que nunca antes habían podido apre-
ciar en circunstancias análogas.
Cuando mi esposo y yo lo llamamos por teléfono desde Ever-
green Farm en Virginia, donde veraneábamos, George y Mary
fueron los que nos consolaron a nosotros a través del teléfono.
Los que asistieron a los funerales de Patty nunca olvidarán
el poder, belleza y sí, el resplandeciente gozo del Señor que era
evidente. Una persona describió el servicio religioso como un
himno de alabanza que brotaba de lo más profundo del ser.
A través de los siglos muchos han buscado a tientas pala-
bras para explicar el don del gozo del Espíritu. V-eamos cómo
lo exp.resó el doctor R. A. Torrey después de la repentina
muerte de Elizabeth, su amorosa y vivaz pequeña de nueve
años, a causa de la difteria:
Al día siguiente ... mientras caminaba por la esquina de la
calle Chestnut y la avenida LaSalle, no pude reprimir por más
tiempo mi dolor .... Grité en voz alta: "¡Oh, Elizabeth, Eliza-
beth!" Y en ese preciso momento la fuente de mi corazón se abrió
con tal poder como nunca antes lo había experimentado y fue el
momento más gozoso de mi vida. 13
¿De qué manera, entonces, podremos tener el gozo del Espí-
ritu? Admita que es mucho más probable recibirlo no cuando
las cosas marchan bien sino cuando nos vemos envueltos en la
adversidad y en los problemas. Esta es nuestra oportunidad
para reclamar parte de nuestra herencia como hijos del Rey.
Para ello tenemos que permitirle a Jesús que nos haga ver
con su perspectiva nu.estra propia situación. La enfermedad,
mala disposición, accidentes, miseria, injusticia, hogares des-
truídos no han sido erradicados todavía, porque en nuestro
mundo aún queda mucha fuerza de oposición como resultado
de la destrucción. provocada por Satanás. Una vez que el cris-
tiano pide y recibe. el don del Espíritu forma parte de los que
acaban con los focos de resistencia. Entonces el cristiano será
el blanco, no solamente para compartir las dificultades que
constituyen una parte de nuestra humanidad ("En el mundo
ustedes tendrán que sufrir ... ") 14 ·sino también de lo!;l dardos
especiales que Satanás reserva para todos los guerreros del
Espíritu. Estos dardos especiales fueron los que tuvieron que
afrontar los primeros cristianos.
146 / EL AYUDADOR
147
148 I EL AYUDADOR
152
EL AMOR/ 153
jas ... " "Apacienta mis corderos". 6 Es una clase de amor que
no podemos retener para nosotros porque si lo hacemos se
marchitará y morirá.
Este amor no es algo que podemos fabricar a nuestro antojo.
El motivo que nos mueve a compartir su amor participando
nuestra esencia con otros en verdadera comunicación de espí-
ritu a espíritu tiene que ser una obra realizada en nosotros por
el Espíritu. Solamente el Espíritu puede avivar el fuego y
hacer que ardan nuestros fríos corazones.
Sarah Van Wade tuvo ocasión de·comprobarlo al verse con-
frontada con el hecho de que David, que fuera su esposo, un
alcohólico consuetudinario, había dejado la bebida al aceptar
a Cristo en su vida y deseaba v@lver a contraer matrimonio
con ella y nuevamente ser un padre para sus cuatro hijos. La
primera reacción de Sarah fue: "Preferiría morir antes que
volver a casarme con David. ¿Cómo podría vivir junto a un
hombre al que aborrezco?"
Pero Sarah no tenía paz. Puesto que había llegado a depen-
der enteramente del Señor -para criar a sus hijos y asimismo
para mentenerlos con lo que recibía por sus escritos, compren-
día que su actitud no era del agrado del Señor. Presa de la
desesperación se arrojó sobre la cama llorando y orando: "Por
favor, Señor, estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por ti,
pero no me pidas que vuelva a unirme a David. Los niños y yo
nos sentimos muy felices.así".
Pero, de pronto Sarah comprendió que no era cierto. Ella se
sentía realizada con su nueva carrera como escritora, pero los
niños no. Habían aceptado el divorcio pero no estaban conten-
tos. Extrañaban a su padre. Luego de un torrente de lágrimas,
Sarah cedió.
"Está bien, Señor. Veré a David aunque no puedo soportar-
lo por la manera en que nos hizo sufrir. Estoy dispuesta a
hacer lo que tú quieras, pero como él está muerto para mí, tú
tendrás que amarlo a través mío".
Su disposición para ser un instrumento para el amor del
Señor fue la clave para que esta familia se reuniera. Sarah re-
lata esto magistralmente en su libro Second Chance (Segunda
oportunidad). 6 Se asombró al comprobar que David había
EL AMOR I 155
157
158 I EL AYUDADOR
160
LA SANIDAD I 161
Entonces Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y el
hombre miró con atención, y quedó sano. 'Ya todo lo veía clara-
mente.3
El formular preguntas como ¿ves algo ahora? y esperar re-
sultados sirven para estimular la fe. Cuando el Padre Mac-
Nutt marcó la curvatura de la espina dorsal de Bunni con
tinta roja, todos los que estaban orando podían ver que se
había enderezado notablemente después de diez minutos de
oración. Los que se habían reunido para orar por ella no ca-
bían en sí de gozo. De.esta manera aumentó la fe que estimuló
al grupo para continuar perseverando en oración. ·
Las buenas nuevas son que no es necesario esperar la llega-
da de algún evangelísta que tenga el· don de sanidad. Dios
quiere que todo su pueblo crea en su deseo de que todos sean
sanos y que avancen y lo experimenten por medio de la ora-
ción. El anhela que todos participen.
A principios del verano de 1977 recibí un llamado telefónico
de un sacerdote episcopal, el reverendo James Monroe, de
Fort Lauderdale, Florida. Danny, el bebé de solo cinco méses
de una joven pareja de su congregación había estado hospitali-
zado en Miami desde su nacimiento. Pesaba cinco kilos; y no
podía respirar fuera de la carpa de oxígeno. Tenían que ali-
mentarlo por las venas y los médicos temían que la falta de
oxígeno húbiera lesionado su cerebro y muy posiblemente des-
truído la vista.
Los papás de Danny eran creyentes y habían acudido a Jim
en busca de ayuda. El había orado con ellos pero el bebé no
mejoraba. Jim tenía gran deseo de ayudarlos. ¿Tenía yo algu-
na sugerencia que darle?
-¿Ungió al bebé con aceite y le impuso las manos cuando
oró? -le pregunté. ·
-No, no lo hice. Solamente oré con los papás de Danny.
Qué cosa, ¿por qué no habré per.sado en ungirlo con aceite?
¡Lo voy a hacer!
Seis semanas después recibí este estimulante informe:
Me siento sumamente complacido en informarle que el pe-
queño Danny está mejorando de milnera maravillosa. Después de
nuestra conversación telefónica fui con su madre al hospital. Lo
164 / EL AYUDADOR
"Y la paz de Dios que está por encima de toda opinión pro-
pia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.
(Juan 14:27; Filipenses 4:7 - F. de F.)
166
LA PAZ I 167
170
OTRAS LENGUAS I 171
milia. El tiene podar para perdonar tus pecados, darte gozo y es-
OTRAS LENGUAS / 173
174
LOS MILAGROS / 175
181
182 / EL AYUDADOR
185
186 / EL AYUDADOR
191
192 / EL AYUDADOR
196
FUENTE DE UNIDAD / 197
201
202 / EL AYUDADOR
l. PRESENTANDO AL AYUDADOR
205
206 / EL AYUDADOR
Capítulo 5 Es mi memoria
l. Lucas 21:12-15 (N.A.).
Capítulo 4 Es mi Consolador
l. Hannah Whitall Smith, My Spiritual Autobiography (New York:
Fleming H. Revell Co.) págs. 211, 215, 216 (agotado).
Capítulo 1 El Gozo
l. Gálatas 5:22.
2. Hechos 4:3.
3. Hechos 5:18, 40.
4. Hechos 7:58-60.
5. Hechos 8:3.
6. Hechos 12:2.
7. Hechos 12:3, 4.
8. Hechos 16:25 (V.P.).
9. Juan 15:11 (V.P.).
10. Hebreos .12:2 (V.P.).
11. Hebreos 1:9 (V.P.).
12. Juan 16:16, 17, 22 (V.P.).
13. R. A. Torrey, The Holy Spirit (New York: Fleming H. Revell Co.), pág.
95. Por la historia completa ver págs. 93-95
14. Juan 16:33 (V.P.).
Capítulo 2 La fe
l. Hebreos 11:6 (P.N.T.).
2. Mateo 21:22 (P.N.T.).
3. Hebreos 11:1 (R.V. Co. 1954).
4. Efesios 1:3.
5. Marcos 11:24 (P.N.T.).
6. Juan 14:26; Lucas 21:12-15; Juan 16:14, 15, etc.
7. Hebreos 11:1.
8. J~mie Buckingham, Risky Living (Plainfield, N.J.: Logos Intematio-
nal, 1976), págs. 89-91.
Capítulo 3 El amor
l. En inglés palabras por Anna Wamer, música por William B. Bradbury.
2. Para mayor información sobre la historia del hermano Andrés, véase
God's Smuggler por Brother Andrew con John y Elizabeth Sherrill
(New York: The New American Library, 1967), Versión castellana: El
Contrabandista de Dios, hermano Andrés con Juan y Elisabet Sherrill,
Editorial Vida, Miami, Florida, EE. UU. e 1971.
3. Juan 14:23 (B.J.).
4. Si está interesado en leer algo más de este autor remítase a su libro l'm
Out to Change My World por Ann Kiemel (Impact Publishers).
5. Juan 21:15-18 (V.P.).
6. David y Sarah Van Wade, Second Chance (Plainfield, N.J.:,Logos
Intemational, 1975). ,
Capítulo 4 La energía
l. Romanos 8:11 (V.P.).
210 I EL AYUDADOR
Capítulo 5 La sanidad
l. Francis MacNutt, The Power to Heal (Notre Dame, Ind.: Ave Maria
Presa, 1977), págs. 39-45.
2. Marcos 8:22-26.
3. Marcos 8:25 (V.P.).
Capítulo 6 La paz
l. Malcolm Smith, Tum Your Back on the Problem (Plainfield, N.J.:
Logos Intemational, 1972) págs. 87-89.
l. Hechoe 5:11.
2. 1 Corintios 12: 12, 13.
3. Hechos 4:32 (V.E.) ..
4. Una pequeña paráfrasis de Jueces 16:20 realizada por mi.
5. Conozco personalmente la situación que se describe aquí debido a la
vinculación que mi esposo, Leonard LeSourd mantqviera con Colson
durante la preparación del manuscrito del libro Bom Again (Nacido de
Nuevo) y la amistad que nació entre ambos como resultado de ese tra-
bajo en común.
6. Charles V. Colson, BornAgain, (Lincoln, Va.: Chosen Books, 1976), pág.
150.