Víctor García Hoz

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VÍCTOR GARCÍA HOZ (1911-1998)

por Eudaldo FORMENT


Universidad de Barcelona

El pasado mes de febrero fallecía en Madrid el catedrático Víctor


García Hoz, una de las figuras más relevantes de la Pedagogía española.
Había nacido en 1 91 1 en Campillo de Aranda (Burgos). En 1 940 defendió
la tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, titulada «El
concepto de lucha en la ascética española y la educación de la juventud»,
y dirigida por D. Juan Zaragüeta. Fue el primer Doctor en Filosofía y
Letras, Sección de Pedagogía, de la Universidad española. En 1944 obtuvo
la Cátedra de Pedagogía Superior en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Madrid. Fue el primer Director del Instituto de Ciencias de
la Educación de la Universidad Complutense de Madrid; Director del
Instituto de Pedagogía del Consejo Superior de Investigaciones Científi­
cas, hasta 198 1 ; fundador de la Sociedad Española de Pedagogía y de su
revista Bordón; Presidente del Seminario Permanente de Educación Per­
sonalizada y miembro, desde su constitución en 1 963, del Consejo de
Administración de Fomento de Centros de Enseñanza.

Entre sus muchas menciones honoríficas se puede destacar: Premio


«Raimundo Lulio» del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; la
Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio; Doctor «Honoris Causa» de
la Universidad Católica de Buenos Aires, de la Universidad Nacional de
San Juan (Argentina), y de la Universidad Católica de Chile; y Medalla de
Oro de la Universidad Complutense de Madrid.

De entre el casi medio centenar de libros publicados, muchos de los


cuales han sido traducidos a otros idiomas, deben citarse: Pedagogía de la
Lucha Ascética ( 1 9 4 1 ) ; Sobre el Maestro y la Educación ( 1 944); El naci­
miento de la Intimidad ( 1 950); Cuestiones de Filosofía de la Educación
(1952); Prin cipios de Pedagogía sistemática ( 1 960, con sus sucesivas edicio­
nes hasta 1 990); La Tarea Profunda de Educar (1962); Familia, Sexo, Droga
( 1 976); A legría en la Tercera Edad (1985); La Educación del estudiante en la

revista española de pedagogía

año LVII. n.• 212. enero-abril 1999. 55·58


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Familia ( 1 990); y Fuerte en la Edad Avanzada ( 1 990). Sin duda, su obra


más importante ha sido el Tratado de Educación Personalizada, obra divi­
dida en treinta y tres volúmenes, realizada en colaboración con profesores
europeos y americanos, que terminó hace dos años.

Según el profesor García Hoz: «Educación personalizada es perfeccio­


namiento intencional de la persona humana mediante la convivencia cor­
dial y la actividad bien realizada». La educación personalizada se puede
caracterizar por siete rasgos esenciales. Primero: «Perfeccionamiento in­
tencional de la persona humana en su singularidad, dignidad y trascen­
dencia». Segundo: «Perfeccionamiento de cada persona humana mediante
la adquisición de conocimientos, el desarrollo de aptitudes y la promoción
de valores». Tercero: «Capacitación para formular el propio proyecto per­
sonal de vida y llevarle a cabo con seguridad, dignidad, conciencia y
libertad». Cuarto: «Preparación para la vida interior y para la vida de
actividad y relación en los ámbitos de la familia, del trabajo y de la vida
social reglada, de la amistad y el tiempo libre y de la trascendencia».
Quinto: «Capacitación para descubrir y participar en la alegria de vivir
surgida de la Obra Bien Hecha y de la solidaridad bien vivida». Sexto:
«Preparación para la participación solidaria y eficaz en la mejora de la
comunidad humana, mediante el trabajo y la participación social en sus
diferentes manifestaciones.» Séptimo: «Una forma de vida que prepara
para vivir mejor».

Estas siete sintéticas descripciones de la educación personalizada,


que expresan cada una de sus facetas, en su conjunto unitario manifies­
tan la compleja y rica acción educativa personalizada, que se correspon­
de con la de los actos de la persona y de su vida. Por abarcar: «La
complejidad de la persona humana, que alcanza al misterio, la educa­
ción personalizada no se agota en los esquemas de la ciencia objetiva y
sus aplicaciones técnicas, en la medida que es comunicación, la educa­
ción ha de llegar a esa realidad honda y profunda de las valoraciones,
los ideales, el amor, las actitudes».

Esta doctrina teórico-práctica, que por aplicarse al individuo redupli­


ca su carácter de práctica, es práctica-práctica. «Nació para llenar los
vacíos, los huecos que dejaba una protesta, a veces virulenta, pero en
muchos aspectos legítima, una critica que a menudo no pasaba de ser
sólo eso. Como una vía de síntesis aparece la educación personalizada;
como una formación humana en la que se recogen los elementos utiliza­
bles de la modernidad y los legítimos de las reacciones posmodernas».

Hace pocos meses se celebró un acto académico en el Consejo Supe­


rior de Investigaciones Científicas con motivo de la presentación del volu­
men final del Tratado de Educa ción Personalizada, organizado por

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«Fomento de Centros de Enseñanza». Intervinieron D. Miguel Angel San­


cho Gargallo, Consejero Delegado de Fomento de Centros de Enseñanza,
con «Presentación»; D. Ramón Pérez Juste, Vicerrector de Ordenación
académica y de Profesores de la UNED, Catedrático de Pedagogía experi­
mental, que habló sobre «La figura de D. Víctor»; D. Antonio Berna!
Guerrero, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, Catedrático de
Escuelas universitarias en el Departamento de Teoría e Historia de la
Educación de la Universidad de Sevilla, sobre la «Obra pedagógica y el
Tratado de Educación Personalizada»; D. Juan José Javaloyes Soto, Direc­
tor General de Fomento, sobre la «Trayectoria educativa y Fomento de
Centros de Enseñanza»; y D. Raúl Vázquez, Viceconsejero de Educación y
Cultura de la Comunidad de Madrid, con la «Clausura del Homenaje a
Don Víctor».

Finalmente intervino D. Víctor, que entre otras cosas dijo: «Mis pala­
bras de agradecimiento han de estar dirigidas a quien con su vida y sus
enseñanzas constituyó y constituye el impulso primero para que el Trata­
do de Educación Personalizada se escribiera; al Beato Josemaría Escrivá
de Balaguer, fundador del Opus Dei. Con esto no quiero decir que el
Beato haya realizado estudios sistemáticos de la ciencia de educar que
nosotros podamos utilizar; no era esa misión suya. Pero su constante
catequesis sobre la condición de hijos de Dios que todos los cristianos
tenemos, de donde arranca nuestra dignidad, nuestra responsabilidad y
nuestra alegría; su concepción del mundo como creado por Dios y que
por lo mismo puede ser objeto de un amor apasionado, su ideal de trabajo
como realidad santificable y santificante, son puntos de partida que ilumi­
nan el planteamiento y la solución de los problemas fundamentales que se
han de resolver en esa hermosa y difícil tarea que es la educación. En ese
espíritu nació Fomento de Centros de Enseñanza, un sistema escolar
privado que quiso libremente inspirarse en las orientaciones del Beato
Josemaría, sin pretender monopolizar su pensamiento, que ya antes se
había concretado en centros de actividades educativas de las más variadas
características (... ) La educación impartida en Fomento se apoya en la
alegría que nace del ejercicio de la libertad responsable, del trabajo bien
hecho y de la solidaridad bien vivida. Se trata de una línea de pensamien­
to que asumió el Tratado de Educación Person alizada.».

No es extraño, por ello, que D. José Antonio Ibáñez Martín haya


calificado al Tratado como «la empresa educativa más importante del
siglo XX». En la última carta del Profesor García Hoz, que recibí poco
antes de su muerte, me confesaba, con la sencillez y la humildad, que le
caracterizaban: «Con toda razón y justicia entiendo que también se pue­
den extender las congratulaciones a los colaboradores del Tratado (. . . ).
Pero el hecho de que tantas voluntades coincidan en lo fundamental, me

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parece que es un motivo de alegría para todos nosotros. Tengo la ilusión


de que el Tratado sea una obra viva y, por consiguiente, pueda servir de
base, o al menos pretexto, para posteriores trabajos que enriquezcan el
pensamiento y la práctica de una educación cristiana». La semilla está
sembrada. Que en paz descanse, D. Víctor.

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