Brujas de Salem
Brujas de Salem
Brujas de Salem
Salem
Las brujas de Salem y el crisol escrito para teatro en 1950 por Arthur Miller,
uno de los grandes dramaturgos de nuestro siglo, ha pasado a ser una obra
cumbre indiscutible de la literatura contemporánea.
Y tras vencer la proverbial resistencia del autor a que sus obras teatrales se
adapten al cine, se convierte en una película en 1996 con actores estelares
como Daniel Day-Lewis, Winona Ryder y Paul Scofield. Un director de culto
Nicholas Hytner y con guión del propio Miller. ERIKA
Ahorcadas el 19 de julio:
Sarah Good
Elizabeth How
Susana Martin.
Rebecca Nurse
Sarah Wilds
Ahorcados el 19 de agosto:
George Burroughs.
Martha Carrier
John Williard
George Jacobs
Ahorcadas el 22 de septiembre:
Martha Cory.
Mary Esty
Alice Parker
Mary Parker
Ann Pudeator
Wilmot Red
Margaret Scott
Samuel Waldwell
Científicos opinan que las Brujas de Salem tal vez sufrieran la enfermedad de
Huntington
Repetición anormal
La alteración genética que causa la enfermedad de Huntington consiste en
una repetición anormal de tres bases que codifican el aminoácido glutamina,
cuando aparece, la proteína aberrante que resulta es la causante de la
afección.
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Los extraños gestos y posturas que a finales del siglo XVII atormentaban a
las niñas Elizabeth y Abigail figuran en las crónicas de la siguiente manera:
“Eran mordidas y pellizcadas por seres invisibles...
Tituba inventaba todo tipo de distracciones para ellas, entre las que
figuraban trucos sencillos e historias de miedo; por otra parte, la esclava
sabia leer la fortuna en las claras de huevo. Sin embargo, ninguno de estos
pasatiempos eran bien vistos por los puritanos de aquel tiempo; para ellos
eran cosas del diablo. Pero las niñas y sus amiguitos los disfrutaban sin
considerarlos malignos.
Eso fue los suficiente para el escándalo. Las niñas se asustaron tanto que al
ser interrogadas señalaron a Tituba, a Sarah Good – una mujer indigente
que tenia el habito de fumar pipa y que quizá era deficiente mental- y a
Sarah Osborne, una invalida que vivía con un hombre si haberse casado.
Las Brujas de Salem (ciencia) Son pocos los incidentes semejantes que se
conocen en las colonias inglesas de América del siglo XVII. Las cifras de las
ejecuciones de las que se habla en Europa son mucho más impresionantes
(solo en Bamberg, Alemania, hubo 600 personas torturadas y ejecutadas),
pero la caza de brujas que se llevo a cabo en Salem marca un hito de
intolerancia en la historia mundial.
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Juicios de Salem
Los juicios de Salem por brujería aluden a un famoso episodio del período de
colonización de los Estados Unidos en 1692 en la aldea de Salem (actual
estado de Massachusetts), en el que, como efecto colateral de luchas internas
de las familias coloniales y fanatismos puritanos revestidos de paranoia,
fueron condenadas a muerte 25 personas acusadas de brujería, en su mayoría
mujeres, y se encarceló a un número mucho mayor. El número de acusados
por brujería en estos juicios pudo fluctuar de entre 150 y 200 e incluso un
número mucho mayor si se consideran los casos de aprisionamiento.
Muchas teorías han intentado explicar por qué la comunidad de Salem explotó
en ese delirio de brujas y perturbaciones demoníacas. La más difundida
insiste en afirmar que los puritanos, que gobernaban la colonia de la bahía de
Massachusetts prácticamente sin control real desde 1630 hasta la
promulgación de la Carta Magna en 1692, atravesaban un período de
alucinaciones masivas e histeria provocadas por la religión. La mayoría de los
historiadores modernos encuentran esta explicación cuando menos
"simplista". Otras teorías se apoyan en analizar hechos de maltrato de niños,
adivinaciones invocando al maligno, ergotismo (intoxicación con pan de
centeno fermentado que contiene elementos químicos similares al LSD), el
complot de la familia Putnam para destruir a la familia rival Porter, y algunas
otras aluden al tema del estrangulamiento social de la mujer. MARIA
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Los colonos, doctores y autoridades juzgaron que eso era obra del demonio e
instaron a las niñas a confesar quién les había causado tales aflicciones. Las
niñas acusaron a su nana Tituba, una esclava negra procedente de Barbados
que trabajaba en casa de Parris y que les había llenado la cabeza de cuentos y
fantasías procedentes de su creencia en religiones primitivas, vudú,
apariciones y hechizos; y también a otras dos mujeres: Sarah Good y Sarah
Osburn.
En febrero de 1692, las tres mujeres fueron examinadas por los magistrados
del pueblo, quienes les preguntaron si tenían contacto con el demonio y las
exhortaron a confesar para salvarse, ya que si no lo hacían serían condenadas
a la horca. Las dos Sarahs lo negaron todo, sólo Tituba confesó ser bruja y
haber visto al diablo en forma de cerdo y perro, haber visto el libro del
demonio y haber firmado en él. Afirmó, además, que fue su espectro el que la
obligó a causar en las niñas esas aflicciones. La corte entera de jueces y
parroquianos se quedó sorprendida y fascinada con la narración y la creyó a
pie juntillas.
El problema creció a tal punto que se nombró una corte desde Boston,
compuesta por siete jueces, para tratar los casos de brujería. La corte basaba
sus veredictos únicamente en las reacciones y las afirmaciones de las niñas
afectadas y en marcas que consideraban como estigmas de la brujería —
lunares, cicatrices, etcétera. La prueba definitiva era que la misma acusada
confesara —aunque fuera empujada a ello para salvar su vida o en todo caso
su alma. Asimismo, era necesario que señalaran a otra persona que las
hubiera iniciado en el mal. Obviamente de cada juicio surgían más y más
sospechosas, y se empezó a condenar a muchísimas personas que eran
inocentes.
Primero, habría que entender el mundo en el que vivían los colonos de esta
región, en la que se habían establecido recientemente provenientes de una
Inglaterra que no había querido reformar su iglesia, institución que ellos
consideraban mundana y corrupta. Su intención era crear en esta tierra
americana un New Bible State en el que sólo los miembros devotos
prevalecieran y el mal se combatiera día con día. Ellos estaban seguros de que
eran el pueblo escogido para llevar el mensaje de Dios a una tierra que antes
estaba en manos del diablo. De hecho Salem es la contracción de la palabra
Jerusalem, los colonos pensaban fundar en esta tierra la Nueva Jerusalem.
Por otro lado, habría que apuntar que, a finales del siglo XVII, la situación
económica y social de la Nueva Inglaterra no era la mejor, la población había
crecido, la tierra era escasa y los sueños de la Nueva Jerusalem estaban lejos
de cumplirse. La gente aún no se recuperaba de las secuelas que habían
dejado las guerras de indios — Indian Wars — en las que los colonos lucharon
contra los franceses y contra los indios Wabanakis por tierras.
La primera guerra fue de 1675 a 1678 —la guerra del Rey Guillermo— y la
segunda en 1688, ambas afectaron sobre todo a los novoingleses de Maine y
New Hampshire quitándoles sus tierras, matándolos o forzándolos a dejar sus
hogares. Los conflictos resurgieron años después y no terminaron sino hasta
principios de 1700. La proximidad de Salem a Maine y a New Hampshire
inevitablemente afectó a los pobladores que tuvieron que ceder territorio o
prestar tierras a los refugiados. De hecho, entre los acusados encontramos
personas que habían vivido en Maine y más aún, que habían luchado en esa
guerra.
Las guerras no sólo dejaron secuelas económicas y sociales, sino que calaron
en la ideología puritana de los colonos, recrudeciendo aún más su creencia en
la malignidad de la tierra en la que vivían. El hecho de que los aliados de los
indios —los franceses— fueran católicos sugería la falibilidad del
protestantismo y la ira de Dios contra ellos. Perdían la guerra y con ella sus
tierras, sus hombres, sus mujeres, su ganado, sus casas y sus embarcaciones.
Al final de cada conflicto adjudicaban su fracaso no a su ineptitud sino a Dios.
Ciertamente, todo esto alimentó la idea de que el demonio estaba actuando
en contra de ellos, actuando con impunidad en el mundo. Si Dios había
«alargado la cadena» (4) que usualmente limitaba la malevolencia de
Satanás, ¿qué se podía esperar?