Alma America Tomo 2
Alma America Tomo 2
Alma America Tomo 2
Vicente Cervera Salinas
Mª Dolores Adsuar Fernández
(Editores)
ALMAAMÉRICA
INHONOREMVICTORINOPOLO
TomoII
UNIVERSIDAD DE MURCIA
2008
Alma América: In honorem Victorino Polo / Vicente Cervera Salinas,
Mª Dolores Adsuar Fernández (editores).- Murcia: Universidad
de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2008.
2 v.
ISBN: 978-84-8371-746-2 v. I
ISBN: 978-84-8371-747-9 v. II
ISBN: 978-84-8371-748-6 Obra completa
1ª edición, 2008
ISBN: 978-84-8371-746-2 v. I
ISBN: 978-84-8371-747-9 v. II
ISBN: 978-84-8371-748-6 Obra completa
Europaseva…Hispanoaméricaviene(1890–1930)
Martínez Arnaldos, Manuel .........................................................................................7
UnalecturagenéticadeViajeOlvidado(1937),deSilvinaOcampo
Martínez Pérsico, Marisa ............................................................................................20
BibliotecasyArchivosNacionaleshispanoamericanosenlared:hacialadifu
siónglobaldelaeducaciónydelamemoriahistórica
Más Bleda, Amalia – Chaín Navarro, Celia..............................................................28
Exilio,memoriayescrituraenlanarrativadeReinaRoffé
Mauro Castellarin, Teresita ........................................................................................45
Estatua del Apóstol Santiago del escultor conquense Miguel Gallego para la
IglesiadelHospitalRealdeCuenca
Melendreras Gimeno, José Luis .................................................................................56
Cortazarpoeta,Telqu’enluimeme
Mesa Gancedo, Daniel.................................................................................................63
Notas para un realismo del simulacro: écfrasis de la fotografía digital en la
narrativadeCésarAira
Montoya Juárez, Jesús .................................................................................................83
Presenciadelaliteraturahispanoamericanaenelbachilleratoespañol.Estado
actualdelacuestión
Morales Mayordomo, José Eduardo .......................................................................101
Lasoledadvistaconojosdeperroazul
Morin, Elodie..............................................................................................................129
Joaquínd.Casasús,traductordelospoetaslatinos.
Moya del Baño, Francisca .........................................................................................145
-3-
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Juntos,peronorevueltos:lacoleccióndecuentosintegradosenlasliteraturas
hispánicas
Noguerol Jiménez, Francisca ...................................................................................162
TransformacionesdelimaginarioenRubénDario:cisne,caracoloPegaso
Oviedo Pérez de Tudela, Rocío................................................................................186
Loslibrosylavida
Paoletti, Mario ............................................................................................................212
LamiradacinéfiladeSomozaatravésdeLaventanapintada
Peebles, Verónica .......................................................................................................218
Dios en los fundadores de la nueva poesía hispanoamericana: Huidobro, Va
llejo,Borges
Peñas Ruiz, Ana .........................................................................................................231
DualidadydisonanciaenlatrayectoriapoéticadeÓscarHahn
Pérez López, María de los Ángeles .........................................................................252
UlisesyRayuela:dosnovelasurbanas
Ramón Sales, Elisa .....................................................................................................268
ÁngelesodemoniosenYomeperdono,deFiettaJarque
Reverte Bernal, Concepción......................................................................................293
LacorrespondenciadelaAvellanedaaCepeda:problemasentornoalatrans
misióndeltexto
Rodríguez, Milena .....................................................................................................306
-4-
ÍNDICE
A.deValbuena,M.MenéndezPelayoeIgnacioMontesdeOca
Roldán Pérez, Antonio ..............................................................................................321
SobrelibrosenIndias:desuexistenciaycomercioencubaentrelossiglosXVI
yXVII
Sánchez Baena, Juan José ..........................................................................................340
LasmúltiplesvenganzasdeDonMendo
Sánchez-Blanco Celarain, Dulce ..............................................................................363
JoséMartí,elimpresionismopictóricoyFranciscodeGoya
Serna Arnaiz, Mercedes ............................................................................................376
Loscorridosdenarcotraficantes:valorespopularesymemoriacolectiva
Tabakova, Liliana.......................................................................................................389
La“noveladeamor”y“deaventuras”enlaAntigüedad.Literaturadeconsumo
enlaedaddorada
Tomás Loba, Emilio del Carmelo ............................................................................403
LasprosasapátridasdeJulioRamónRibeyro
Veres, Luis ..................................................................................................................416
La formación de las disciplinas literarias en españa. Del modelo retórico al
modelocríticoehistóricoliterarios
Vicente Gómez, Francisco.........................................................................................429
LiteraturaydisidenciareligiosaenespañaenelsigloXIX.
Vilar Ramírez, Juan Bautista ....................................................................................448
TABULAGRATULATORIA ..................................................................................461
-5-
EUROPASEVA…HISPANOAMÉRICAVIENE
(1890–1930)
Me sirvo del título, y hasta cierto punto del argumento, de la novela del
cubano Eduardo Zamacois, Europa se va…1, como coartada o juego de concor-
dancia, para invitar a la reflexión histórica, sociológica y crítica, sobre la venida
a Europa de un conjunto de jóvenes argentinos, colombianos, cubanos, chilenos,
guatemaltecos, mejicanos, peruanos, portorriqueños y venezolanos, plenos de
inquietudes e ilusiones literarias. Jóvenes que, en una relativa similitud con los
hombres de diferentes nacionalidades, en su mayoría europeos, españoles, fran-
ceses, italianos, alemanes, ingleses y rusos, de distintos estratos sociales, mu-
chos de ellos fracasados, a bordo del buque “Paraná”2, alojados en primera o en
segunda clase, hacen la travesía, previa escala en Dakar, a Buenos Aires: “la
ciudad cosmopolita y enorme, nuevo Eldorado que brilla como un faro de bo-
nanzas al otro lado del Atlántico, y susurra una canción sirena de oro al oído de
todos los necesitados del viejo mundo […]”3. Abigarrado conjunto de seres, el
descrito por Zamacois en su novela, que pueblan los distintos espacios del bar-
co, con sus ilusiones, enconos, amoríos, conversaciones y diatribas, que nos
permiten pensar en el heterogéneo grupo de escritores hispanoamericanos,
aunque en este caso unidos por el idioma, en su viaje y, sobre todo, posterior
escala, más o menos prolongada, en París como tránsito, en muchos de ellos,
hacia Madrid o viceversa en otros casos. Dos espacios socio-culturales, París y
Madrid, que enmarcan y determinan el acontecer de una serie de tendencias y
preocupaciones literarias, artísticas e ideológicas, que habrán de afectar, indu-
dablemente, al pensamiento de los escritores hispanoamericanos que en ellas
residieron. Provocando, entre ellos, más afinidades que diferencias respecto a
una concepción cultural y política unificadora de lo hispanoamericano por en-
cima de las fronteras de sus respectivos países.
De ahí que, atendiendo a tal consideración y perspectiva, para mejor valo-
rar críticamente la actitud y coyuntura en la historia literaria de ese grupo de
1 Barcelona, Biblioteca “Iris”, Martínez y Calvet, 1913. Años después, la revista La NovelaCorta, nº
66, 7 de abril de 1917, volvió a publicar una adaptación de la novela según los límites propios
de una novela corta exigidos por la editorial.
2 Según se desprende del libro de memorias de Eduardo Zamacois, Unhombrequeseva…, la novela
que tratamos es fruto del viaje que en 1911, a bordo del “Paraná”, realizara éste a Buenos Ai-
res (Cfr. E. Zamacois, Unhombrequeseva…, Barcelona, AHR, 1964, p. 261).
3 Cfr. E. Zamacois, Europaseva…, cit., p. 30.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
7 No hemos incidido o aplicado el término de generación, para referirnos al grupo de escritores que
tratamos, por la problemática que como método histórico implica, y consecuentemente en su
referencia al hecho de las generaciones literarias. Sobre tal consideración, véanse, entre otros,
los ya clásicos estudios de: José Ortega y Gasset, EntornoaGalileo, Madrid, Revista de Occi-
dente, 1976; Julios Petersen, “Las generaciones literarias”, en E. Ermantinger (ed.), Filosofíade
laciencialiteraria, México, F.C.E., 1946, pp. 137-193; Julián Marías, Elmétodohistóricodelasge
neraciones, Madrid, Revista de Occidente, 1967; Julián Marías, Literaturaygeneraciones, Madrid,
Espasa Calpe, 1975; VV. AA., Cambiogeneracionalysociedad, Madrid, Karpos, 1978.
8 Cita como núcleo generacional a: “Rubén Darío, Amado Nervo, Luis Bonafoux, Gómez Carrillo,
José Santos Chocano, José María Vargas Vila, Luis Urbina, Florencio Sánchez, Francisco Con-
treras, Leopoldo Lugones y José Ingenieros” (Cfr. M. Ugarte, Ladramáticaintimidaddeunage
neración, cit., p. 13).
9 Sobre las nociones de “perspectiva” y de “ámbito” como ordenación y forma de las ideas, véase
José Ortega y Gasset, Eltemadenuestrotiempo, Madrid, Revista de Occidente, 1976, pp. 69-107.
10 Apud. M. Ugarte, Ladramáticaintimidaddeunageneración, cit., p.19.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
mayoría de los casos, primero a París y después a Madrid. Pues sus ilusiones
estaban preñadas de un fervor romántico plenamente confabulado con el ro-
manticismo, ya en su ocaso, que todavía vislumbraban en París; aunque luego
fuera el Modernismo el que les impusiera otra visión de la realidad, de la cultu-
ra y de la literatura. De ahí que fuera la suya una generación “modernista como
arbitrariamente la definen algunos, pero nadie le podrá quitar el penacho ro-
mántico que la llevó a cultivar el disparate divino del desinterés y del ensueño.
En ese crisol fundimos una visión de Europa y una abstracción de América que
nos llevó a escribir, fuera de la geografía y del tiempo, todas las cosas que nos
podían perjudicar.”11. Y así, para muchos de ellos, el París soñado y mitificado
al que dirigen sus pasos es el de Murger, el del barrio latino y la bohemia o,
cuando no, el de Victor Hugo. Una fascinación que alguno de ellos declara
abiertamente. Según manifieta Enrique Gómez Carrillo, “lo que más curiosidad
inspirábame era el quartier Latin, no tanto por sus escuelas como por su vida
bohemia. Y naturalmente, allí me fui apenas me hube apeado del tren, […] Y
para alejarme de lo real, buscaba en la lectura de LavidadeBohemia la imagen
que había soñado.”12; en tanto que M. Ugarte nos dice que “llegamos a París
cuando la Vie de Boheme, de Murger, era una especie de Biblia para los jóve-
nes”13; mientras que Amado Nervo se muestra exultante por el hecho de dirigir-
se a París y al pisar suelo francés: “- ¡Alma mía, vamos a París! […] ¡Estoy en
Francia! / Es cierto, corazón, no por eso lates más aprisa; pero en el íntimo fondo
de mi ser, algo como una fluida y misteriosa corriente de júbilo corre y salta. El
heredismo latino exulta en los más hondos veneros del alma” (sic.)14.
*******
14 Cfr. A. Nervo, “El éxodo y las flores del camino”, en ObrasCompletas, cit., vol. I, p- 1433.
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MANUEL MARTÍNEZ ARNALDOS
15 Sobre éstos y otros cafés parisinos, de ambiente literario, de la época, véase Géraldi Leroy et Julie
Bertrand-Sabiani, LavielittéraireàlaBelleÉpoque, Paris, P.U.F., 1998, pp., 47-50.
- 11 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
rios alejados de la tradición europea16. Sucinto panorama que nos permite cons-
tatar el aludido menor conocimiento de los novelistas hispanoamericanos por
parte de sus contemporáneos europeos no españoles; o cuando no, a conferirles
un cierto grado de españolismo del que trataron de defenderse, aunque no to-
dos con el mismo entusiasmo, como por ejemplo E. Zamacois, A. Insúa o F.
Sassone, reivindicando una exclusividad literaria hispanoamericana. Posterga-
ción y olvido que también procedía de sus paisanos dirigentes políticos, pues,
según nos cuenta M. Ugarte, a propósito de Rubén Darío, éste se sentía opri-
mido, “como todos los del grupo, por la escasa atención que le concedían los
residentes de nuestras Repúblicas en Europa […] los únicos cuya labor en Eu-
ropa fue silenciada, los únicos a quienes no se dio oportunidad para intervenir
fuimos nosotros. Ni nos invitaban siquiera las Legaciones a las ceremonias pro-
digadas en épocas en que trigo, salitre, guano y café entregaban su Pactolo (sic)
a la dilapidación universal”17. De ahí la lucha y el esfuerzo particular que tuvie-
ron que asumir los escritores hispanoamericanos llegados a París, tanto para la
subsistencia como por darse a conocer.
Una situación la de estos hispanoamericanos en París, y en Madrid, que, si
atendemos a los libros de memorias o textos de carácter autobiográfico de algu-
nos de ellos, como los hasta ahora citados de M. Ugarte, E. Zamacois, A. Nervo
y E. Gómez Carrillo, junto a los de Alberto Insúa18, Felipe Sassone19 o Luis Bona-
foux20, les llevó a establecer redes solidarias y a buscar contactos en el agitado
ambiente social y cultural que se fomentaba en cafés como los referidos, en las
casas editoras o en los diversos actos públicos que se celebraban. Así, la tertulia
del café Napolitaine, en el boulevard des Italiens, presidida por E. Gómez Ca-
rrillo, fue una de las que más asilo ofreció, lógicamente, a los hispanoamerica-
nos. Los más asiduos eran los cubanos Emilio Bobadilla y M. Laberdesque, y el
francés Ernest Lejeunesse, a los que, ocasionalmente, acompañaban A. Insúa, M.
Ugarte, F. Sassone, A. Nervo y E. Zamacois. Un café, por cierto, el Napolitaine,
frecuentado en sus últimos meses de vida por O. Wilde21. En La Feria, sala de
fiestas de flamenco, en la plaza Pigalle, se reunían por la noche E. Gómez Carri-
llo, Blanco Fombona, M. Ugarte y R. Darío. A la tertulia del café Vachette, don-
de pontificaba Moréas, acudían E. Gómez Carrillo, A. Nervo y L. Bonafoux.
16 Para una evaluación más amplia de las consideraciones propuestas, véase Jacques Dugast,Lavida
culturalenEuropaentrelossiglosXIXyXX, Barcelona, Paidós, 2003, en especial pp. 211-214.
17 Cfr. M. Ugarte, Ladramáticaintimidaddeunageneración, cit., pp. 91-92.
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MANUEL MARTÍNEZ ARNALDOS
22 De esta tertulia, del ambiente en la casa de A. France y de los preparativos de éste para su viaje a
Buenos Aires para dar una serie de conferencias, nos informa el propio E. Gómez Carrillo en
LasSibilasdeParís, Madrid, Viuda de Pueyo, 1910, pp. 95-112.
23 En cata a Rubén Darío así lo confirma; y en la misma le indica que empieza la traducción de Los
pájarosvuelan. Ganancias de las traducciones que comparte con R. Darío (Cfr. A. Nervo, “Car-
tas a Rubén Darío”, en ObrasCompletas, cit., vol. II, pp. 1130-1131).
- 13 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
******
26 Para una breve perspectiva de conjunto sobre la creación y desarrollo de tal revista, véase Manuel
Martínez Arnaldos, “ElCuentoSemanal: proyecto y proyección”, en Monteagudo, 3ª época, nº
12, 2007, pp. 11-26. Un estudio más amplio y completo nos lo ofrecen B. Magnienetal., Ideolo
gíaytextoenElCuentoSemanal(19071912), Madrid, ediciones de la Torre, 1986.
27 Madrid, Espasa-Calpe, 1975.
28 Razones de espacio nos impiden anotar, junto a los números de la publicación, los títulos de la
novelas cortas; pero se pueden comprobar en el catálogo de la revista que nos ofrece B. Mag-
nien etal, IdeologíaytextoenEllCuentoSemanal(19071912), cit., p. 221 y ss.
29 Para la correspondencia del número de la publicación y el título de la novela corta, véase el catá-
logo en CD que se incluye en el libro de Roselyne Mogin-Martin, La Novela Corta, Madrid,
C.S.I.C., 2000.
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MANUEL MARTÍNEZ ARNALDOS
una mayor atención. Pues fueron ellos de los primeros, desde la lejanía de sus
respectivos países, en hacer un frente común para mostrar un sentido naciona-
lista de iberoamérica. Aunque es cierto que, en algún caso, su vinculación, sobre
todo con España, fue tan intensa que aquí pasaron la mayor parte de su existen-
cia (Valentín de Pedro, Manuel Ugarte, Eduardo Zamacois) e incluso hasta el
final de sus días (Carlos María Ocantos, Alberto Insúa, José María Vargas Vila,
Luis G. Urbina y Felipe Sassone). Siendo considerados, y a veces confundidos,
como autores españoles. Una integración en el ambiente cultural español de la
época, que a muchos de ellos (E. Zamacois, A. Insúa, A. Hernández Catá, Va-
lentín de Pedro, J.M. Vargas Vila, F. Sassone, A. Ghiraldo, o E. Gómez Carrillo)
les llevó a aprovechar el rendimiento que la literatura popular ofrecía para des-
arrollar una extensa producción literaria cercana a lo subliterario. Una opción
que no fue obstáculo para que alguno de ellos, en concreto A. Hernández Catá,
J.M. Vargas Vila y Valentín de Pedro, junto a otros como M. Ugarte, A.
D´Halmar, A. Ghiraldo y M. Gálvez, se involucraran, ideológicamente, en cues-
tiones sociales y políticas, en ocasiones tendentes al anarquismo (J. M. Vargas
Vila, A. Ghiraldo), al sindicalismo de la C.N.T. (Valentín de Pedro), o al socia-
lismo (M. Ugarte, al que luego renunció), que habrán de quedar reflejadas no
sólo en ensayos específicos, sino que transcenderán, de forma más o menos
ostensible, a su novelística. Y puede servir la obra de A. Hernández Catá como
ejemplo revelador de esa ambivalencia o conexión de ideología, política y lite-
ratura. Antes de su ensayo UncementerioenlasAntillas (1933) había publicado
novelas cortas como Lapiel (1913), EldramadelaseñoritadeOccidente (1921), La
puertafalsa(1931), o Laniñadébil (1931), en las que denuncia las diferencias so-
ciales, de razas y de culturas30. Concienciación ideológica compartida por este
grupo de hispanoamericanos, entre los que también prevalece la lucha contra
las dictaduras, el anticolonialismo, el antiimperialismo de Estados Unidos, y la
búsqueda de una unidad iberoamericana. Y fue la condición de apátridas, más
que la lengua común, lo que les hizo borrar fronteras, pues en París o en Ma-
drid era complejo trazar una línea divisoria, por ejemplo, entre la literatura
hondureña, costarricense y panameña, y desarrollar una percepción de lo ibe-
roamericano como unidad geográfica y espiritual. Coincidieron, no como llega
a postular E. Anderson Imbert que los nacidos entre 1870 y 1885 “por acomo-
darse mejor a la línea de luces en el horizonte europeo, alinearon hombro con
hombro y dieron la espalda a América”31; sino que fueron las circunstancias de
30 Véase, Manuel Martínez Arnaldos, “El modernismo y la evolución de los géneros narrativos
breves. A propósito de Alfonso Hernández Catá”, en Tropelías, 12-14, 2001-2003. pp. 313-325.
31 Cfr. E. Anderson Imbert, historiadelaliteraturahispanoamericana, 2 vols., México, F.C.E., 1970, vol.
I, p. 398.
- 17 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
BIBLIOGRAFÍACITADA
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México, Fondo de Cultura Económica.
BONAFOUX, Luis (1909), Demividaymilagros, LosContemporáneos, nº 26, Madrid, 25 de
junio.
DUGAST, Jacques (2003), LavidaculturalenEuropaentrelossiglosXIXyXX, Barcelona,
Paidós.
GÓMEZ CARRILLO, Enrique (1910), LasSibilasdeParís, Madrid, Viuda de Pueyo.
________ (1916), LosprimerospasosenParís, LaNovelaCorta, nº 197, Madrid, 6 de septiem-
bre.
INSÚA, Alberto (1953), Memorias, 2 vols., Madrid, Tesoro.
LEROY, Géraldi et Bertrand-Sabiani, Julie (1998), La vie littéraire à la Belle Époque, Paris,
Presses Universitaires de France.
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Ediciones de la Torre.
MARÍAS, Julián (1967), El método histórico de las generaciones, Madrid, Revista de Occi-
dente.
________ (1975), Literaturaygeneraciones, Madrid, Espasa Calpe.
MARTÍNEZ ARNALDOS, Manuel (2001-2003), “El Modernismo y la evolución de los
32 Ibid.
33 Cfr. M. Ugarte, Ladramáticaintimidaddeunageneración, cit., pp. 207-208.
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MANUEL MARTÍNEZ ARNALDOS
MANUELMARTÍNEZARNALDOS34
Universidad de Murcia
Como “arte” de lo irracional y del deseo,
la fantasía ha sido persistentemente silenciada.
Rosie Jackson, TheLiteratureofSubversion
ITINERARIOSDELARECEPCIÓNCRÍTICA.
Luego de la publicación del primer libro de relatos de Silvina Ocampo, Via
je Olvidado (1937), su hermana Victoria censuró desde las páginas de Sur los
“desaciertos que molestan”, las “imágenes no logradas, que parecen atacadas
de tortícolis”2, los maladresses, los defectos, la pereza de una narradora empe-
ñada en sacarle la lengua no sólo a la gramática sino a la literatura en general.
Más allá de este acontecimiento anecdótico, la recepción inicial que la crítica
tuvo de sus cuentos más de una vez cayó en el lugar común de insistir sobre la
profundaincomodidadqueprovocanenelgustoclásico”3.
¿Pero qué propiedad inmanente de los textos de Ocampo tendría la capa-
cidad de “desarmar” al lector, de transformarlo en el receptor de una textuali-
dad anómala, capaz de quebrar todo pacto de lectura? ¿Qué características lo
convierten en un auténtico texto degoce capaz de hacer vacilar los fundamentos
culturales del lector empírico? 4
Un rápido inventario de diferentes trabajos críticos permite comprobar que
muchos de sus comentaristas recuperan el lugar preponderante que la prosa de
1 Agradezco a la profesora Beatriz Sarlo, quien en septiembre de 2002, durante mi examen final de
la materia LiteraturaArgentinaII en la Universidad de Buenos Aires –cátedra de la que enton-
ces era docente titular– me impulsó a emprender abordajes comparatistas de la literatura con
disciplinas limítrofes: el tema de este trabajo –el discurso fantástico en la narrativa de Ocampo
interpelado desde las categorías de la Psicología Genética– fue sugerido en ocasión de ese
examen y, ante mi incertidumbre en avanzar hacia otros ámbitos del conocimiento a priori
alejados del terreno literario, su aliento resultó vital.
2 Victoria Ocampo. “Viaje olvidado” en Surnº 7, Buenos Aires, noviembre de 1937, p. 121.
4 A este respecto, señalaJudith Podlubne que es probable que nadie haya leído mejor los comienzos
literarios de Silvina Ocampo que su hermana Victoria. Como indicó Enrique Pezzoni (1986:
195), la exasperación que le provocó comprobar que sus recuerdos de infancia no coincidían
con los de ella le permitió “ser certera, a pesar de sí”. Se ha insistido con frecuencia en el rece-
lo manifiesto que este debut le causó y en “el gesto elocuente de primogénita ofendida” (Sán-
chez 1991: 13) que la impulsó a reseñar con severidad el primer libro de Silvina. Se ha señala-
do también que sus objeciones pueden leerse, en sentido contrario, como un registro de los
hallazgos de su hermana.
- 20 -
MARISA MARTÍNEZ PÉRSICO
Silvina otorga a los niños. Noemí Ulla opina que Ocampo se introduce en el
mundo de los infantes y, sin ninguna máscara de idealización, descubre la mal-
dad, el odio, la venganza que suelen convivir en ellos5.
En 1959, Tomás Eloy Martínez comenta el libro La Furia, recientemente
aparecido, y afirma que todos sus cuentos señalan alguna forma de crueldad,
principalmente encarnada en los niños, que es capaz de “suscitar malestares”,
cambios de ánimo y desencadenar el estupor del lector. Por su parte, Antonio
Pagés Larraya también identifica la importancia que Silvina Ocampo otorga al
mundo íntimo de la infancia y a la “torturadora presencia de la niñez”. Victoria
Ocampo reconoce el lenguaje cifrado de la infancia, que es el del sueño y la
poesía, y Matilde Sánchez identifica a los niños como agentes de la crueldad, de
las transformaciones y de la inversión del tiempo, propulsores de un “mundo
bajo” que tiene “la mayor intensidad del deseo”6.
Otros autores acentúan la dimensión biográfica de esta elección: resucitar
la infancia, para José Bianco, consigue poner de manifiesto la nostalgia del adul-
to ante la desaparición de la misma, mientras que Adriana Mancini rastrea los
referentes históricos reales de sus cuentos –por ejemplo, los mendigos que pulu-
laban cerca de su casa de San Isidro cuando ella era niña– sosteniendo que los
materiales que constituyen los cuentos de Silvina remiten a conflictos y ten-
siones sociales cribados por una mirada sutil e inquisitiva7, que la escritura re-
crea a posteriori. Mancini descubre una especie de resistencia en la escritura de
Ocampo, un cuestionamiento de las ideologías, del orden y de las prácticas
dominantes. En consonancia con este planteo, Sylvia Molloy ve en la corrosión
de las estructuras y los lenguajes tradicionales una estrategia de denuncia de las
convenciones que rigen la visión de mundo que las origina8.
MODOFANTÁSTICOYCATEGORÍASPIAGETIANAS.
Uno de los rasgos fundamentales del modo fantástico es un determinado
empleo del discurso figurado. Desde mi punto de vista, los relatos de Ocampo
- 21 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
LACAUSALIDADMÁGICA
Jean Piaget identificó invariantes del pensamiento comunes a diferentes
edades; así encontramos, por ejemplo, el pensamiento intuitivo, el concreto y el
formal o hipotético–deductivo. La primera infancia, antes de la adquisición de
la función simbólica y luego de adquirida, durante el período en que el pensa-
miento es aún concreto (ligado a experiencias empíricas efectivas), el pensa-
miento se caracteriza por ser prelógico, egocéntrico, animista y atomista11.
El animismo es la tendencia a concebir las cosas como vivas y dotadas de
intenciones. Aparece una indisociación entre el mundo interior o subjetivo y el
universo físico; el sujeto “anima” a los cuerpos inertes. Esta operación resulta de
la asimilación de las cosas a la propia actividad. Un ejemplo sería el de un niño
que pregunta, mientras ve una bola que, en una terraza ligeramente inclinada,
se dirige hacia la persona que se halla al final de la pendiente: ¿Por qué rueda?
¿No sabe que hay una persona allí, debajo? El pequeño interpreta los movi-
mientos como intencionales y dirigidos; es vivo todo objeto que ejerce una acti-
vidad que comparte el hombre: la lámpara que alumbra, el horno que calienta,
la luna que brilla… Los astros son particularmente inteligentes: la luna nos si-
gue durante nuestros paseos, incluso puede denunciarnos cuando robamos algo
por la noche. En el cuento Visiones, incluido en Lasinvitadas (1961) un personaje
explica que el armario de su habitación se transforma en otra cosa cuanto deja
de mirarlo.
El animismo se traduce, en la escritura de Ocampo, en personificaciones
mediante la atribución de cualidades y actividades humanas a elementos iner-
tes. En el cuento Cielo de claraboyas se escucha una “voz de pies abotinados”,
brotan “gritos de pelo tironeado”, se oye “una voz de cejas fruncidas”, un “llan-
to pequeño” y “una risa de pelo suelto y la voz negra [que] gritó, haciendo un
pozo oscuro sobre el suelo”12. La lámpara de kerosene le chista a la noche (Espe
ranzaenFlores), el calentador Primus susurra en el silencio (EladioRadaylacasa
dormida) y las vidrieras van al encuentro de la gente de la forma más natural.
El animismo de los objetos, en Cielo de claraboyas, se concentra en frag-
mentos desgajados de una totalidad, como los órganos del cuerpo. Se corres-
ponde con una visión atomística y acumulativa de lo real. La sinécdoque se
funde con la personificación y encontramos pedazos móviles de cosas que fun-
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
LAMIRADAQUERESISTEALADOMESTICACIÓN
17 Daniel Balderston, “Los cuentos crueles de Silvina Ocampo y Juan Rodolfo Wilcock” en Revista
Hispanoamericana nº 125, octubre de 1983.
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MARISA MARTÍNEZ PÉRSICO
MARISAMARTÍNEZPÉRSICO
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
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BIBLIOTECASYARCHIVOSNACIONALES
HISPANOAMERICANOSENLARED:HACIALADIFUSIÓNGLO
BALDELAEDUCACIÓNYDELAMEMORIAHISTÓRICA
1.INTRODUCCIÓN
Las bibliotecas y los archivos son instituciones públicas que deben poten-
ciar el crecimiento intelectual y personal de los ciudadanos de un país. Sin em-
bargo, la población hace poco uso de ellas, especialmente de los segundos. La
conservación del patrimonio escrito y la difusión de la cultura nacional son
tareas perfectamente compatibles en esta nueva forma de comunicación y difu-
sión que permite la utilización de la Red.
Si nos referimos ahora a los archivos y las bibliotecas nacionales, nos en-
contraremos con dos de las instituciones documentales más importantes de un
país, ya que generalmente albergan las mayores y mejores colecciones, y suelen
disponer de las mayores partidas presupuestarias. Una Biblioteca Nacional es
un elemento significativo de la cultura de una nación, y representa unas señas
de identidad cultural. Esta situación está tan clara que cuando se quiere destruir
la cultura de un país y sus símbolos más representativos, la Biblioteca Nacional
es uno de los primeros objetivos de dicha destrucción1.
Es difícil encontrar una definición común2 sobre qué es una Biblioteca Na-
cional3. Sin embargo, sí que está claro el papel fundamental que representan en
la función de conservar y mantener el patrimonio cultural nacional. La difusión
sería la tercera de estas funciones, y actualmente Internet ofrece una serie im-
portante de herramientas para facilitar el conocimiento de esa identidad tanto
para los propios habitantes del país como para el resto del mundo que esté inte-
1 FUENTES ROMERO, Juan José.La memoria de lo escrito: bibliotecas nacionales e identidad cultu-
ral. BoletíndelaANABAD. 2001, t. 51, n. 4, p. 109.
2 Este tema ha sido estudiado, entre otros, por Fuentes Romero y Line y Line, que coinciden en la
otras experiencias. Boletín Acal. 1998, n. 30, p. 18-24. Estos autores describen algunas de las
experiencias llevadas a cabo e indican que algunas son iniciativa de los archivos, otras de los
centros de profesores y la mayoría son fruto de la colaboración entre ambos.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
2.ESTADODELACUESTIÓN
Varios son los autores que han teorizado sobre este interesante tema. Por
una parte añadimos los trabajos que se han encargado de revisar la relación
entre archivos y educación, y por otra la vinculación, creemos que deseable y
necesaria, entre instituciones documentales, y en especial la de rango nacional,
y las tecnologías de la información y de las comunicaciones.
Boadas7 opina que los archivos deben actuar y promover actividades, pero
no para dar a conocer el archivo, sino para satisfacer las necesidades e intereses
de los ciudadanos, pues de esta forma se conseguirán nuevos usuarios. Martín-
Pozuelo y Crespo8 analizan la difusión que llevan a cabo los archivos de todos
los países del mundo como herramienta para tener presencia en la sociedad y
concluyen que la archivística debe crecer teórica y prácticamente contemplando
la rentabilidad social como una de sus funciones prioritarias.
Estepa9 especifica los motivos de esa escasa comunicación entre archivos y
educación: la escuela y los archivos tienen poca relación; el profesor tiene des-
confianza y recelos, y los archiveros han desatendido la vertiente más huma-
nista de la profesión, la de promover y difundir el conocimiento de su entorno a
través de la investigación y difusión de los fondos documentales. Por su parte,
6 Vargas habla de lo inapropiado de “etiquetar toda la gente y las naciones localizadas en América
Central, América del Sur y el Caribe como 'Latina'”. La autora defiende que no hay una iden-
tidad común entre las naciones mesoamericanas, sudamericanas y caribeñas. Puede consul-
tarse esta y otra información de la autora en: VARGAS HERNÁNDEZ, José Guadalupe. Al-
gunos mitos, estereotipos, realidades y retos de Latinoamérica. Historia Actual Online [en
línea]. 2004, n. 3.
Disponible en <http://www.historia-actual.com/HAO/Volumes/Volume1/Issue3/esp/v1i3c6.pdf>.
[Consulta:16.05.2007]
7 BOADAS, Joan. Archivos, ciudadanos y cultura: un encuentro posible. En: XIIJornadasdeArchivos
archivos, en la obra: GIL GARCÍA, Pilar. Tejiendo archivos: lo que la WWW puede hacer por
un archivo. Biblios. 2001, n. 10 [en línea].
Disponible en <http://www.bibliosperu.com/sitio.shtml?apc=Aae1-&x=188>. [Consultado:
06.08.2007]
13 CERDÁ DÍAZ, Julio. Archivos e Historia local. En: MiradasalaHistoria:reflexioneshistoriográficas
16 LORENTE, Magdalena y FRÍAS, Amparo. Biblioteca virtual centrada en el usuario: nuevas solu-
ciones para viejos problemas. En: ActasdelIICongresoNacionaldeBibliotecasPúblicasEspañolas
[en línea]. Salamanca: 17-19 noviembre 2004.
Disponible en <http://travesia.mcu.es/documentos/congreso_2bp/3a_sesion/ comunicación07.pdf>.
[Consulta: 01.07.2007].
17 FERNÁNDEZ IZQUIERDO, Francisco. Investigar, escribir, y enseñar historia en la era de Internet:
Ortego19 reflexionan sobre los contenidos que pueden ofrecer los archivos en
línea, y Moro20 proporciona una serie de consejos a tener en cuenta en el mo-
mento en que se decide incorporar el archivo a la Web. En este mismo sentido,
Angulo21, en un artículo bastante más reciente, analiza la utilidad y futuro de
los contenidos localizables en la Web sobre los archivos, centrándose especial-
mente en los estatales y nacionales y Cerdá22 afirma que lo que se le va a de-
mandar al archivo independientemente del tipo de éste, la clase de fondos y el
tipo de usuarios, va a ser contenidos útiles, facilidad de uso y acceso rápido.
Con respecto a la situación bibliotecaria de Latinoamérica, Rodríguez23 ex-
plica que no hay un único modelo de biblioteca pública en Latinoamérica, y que
“los graves problemas de financiación estatal de la biblioteca pública son de
carácter político y tienen que ver con la negligencia de los gobernantes y la falta
de actitud política de los gestores de éstas. Y ello se refleja en la escasez de co-
lecciones y recursos materiales en general, así como en la ausencia de bibliote-
carios profesionales que generalmente prefieren ubicarse en otro tipo de bi-
bliotecas, con una mejor remuneración y mayor estatus, constituyéndose con
ello un círculo vicioso que condena a la biblioteca pública al atraso”. Las bi-
bliotecas nacionales son un caso muy especial de biblioteca pública, de hecho
son las rectoras del resto del sistema bibliotecario nacional, y aunque la autora
se refiere a la totalidad de ellas, sus juicios sobre el tema dan de lleno en los
problemas crónicos que padecen tanto las Nacionales como el resto de las bi-
bliotecas públicas. Comenta la autora que ante esta situación, han aparecido las
bibliotecas populares, bibliotecas de organizaciones no gubernamentales, con
problemas de dotación, espacios y personal pero vinculadas a proyectos de
construcción de ciudadanía. Otro problema que detecta Rodríguez es la escola-
rización de la biblioteca pública, y en este sentido estima que el 80% de los
19 BONAL ZAZO, José Luis y ORTEGO DE LORENZO-CÁCERES, María Pilar. Archivos en línea:
formatos de difusión archivística en Internet. En: VIJornadasEspañolasdeDocumentación. Va-
lencia: FESABID, 1998, p. 169-182, ISBN: 84-331-4609-X.
20 MORO CABERO, Manuela. Internet: los recursos informativos para el profesional de archivos:
XXI. En: Actas del Congreso de Archivos de Canarias. El Archivo, ¿un servicio público? La Oliva
(Fuerteventura): 19-21 de octubre de 2006, p. 69-115.
23 RODRÍGUEZ, Gloria Mª. Las bibliotecas públicas ¿un servicio necesario? Una visión desde Amé-
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AMALIA MÁS – CELIA CHAÍN
sión, la digitalización es una de las mejores herramientas con que se cuenta para
conseguir que una Biblioteca Nacional sea eficaz y eficiente en la defensa y pro-
pagación de las señas de identidad de un país, de una cultura” y Agenjo29 ani-
ma tanto a las bibliotecas nacionales como al resto de instituciones guardianas
de la memoria y del patrimonio nacional a que creen contenidos digitales y los
difundan en la web; de esta forma se haría accesible internacionalmente el pa-
trimonio cultural y aumentaría en la Red los contenidos en idioma español.
3.METODOLOGÍA
El presente trabajo supone una continuación y complemento de estudios
anteriores realizados por las mismas autoras. En uno de ellos30, analizamos los
sitios webs de las bibliotecas nacionales hispanoamericanas, cuya recogida de
información se realizó en los meses de junio a septiembre del año 2006. En el
otro31, evaluamos las sedes web de los archivos nacionales, también de Hispa-
noamérica, cuya extracción de datos se produjo entre los meses de marzo y abril
del 2007. Posteriormente, consideramos interesante comparar los sitios webs de
ambas instituciones (archivos y bibliotecas nacionales), de manera que nos
permitiera tener una idea, tanto individualmente como colectiva, de esos espa-
cios, lo que nos impulsó a preparar esta obra.
Se han localizados y analizado los sitios webs utilizando los cuestionarios
usados en los estudios mencionados recientemente, formados por 95 y 108 items
según se refiera a los archivos o a las bibliotecas nacionales respectivamente. En
ambos casos, los items se encuentran clasificados en 11 apartados o secciones:
información básica (elementos informativos básicos, y que suelen incluirse en la
página principal del sitio web), institución (información sobre la propia institu-
ción), servicios que ofrece, fondos (descripción de los fondos que albergan, fon-
dos en línea, trascripciones, etc.), catálogos (verificamos si se trata de catálogo
simple o de fondos en línea, y si poseen unas características básicas), publica-
ciones, buscadores (interno y externo), metadatos, enlaces (externos), navega-
ción y otros.
Finalmente, se comparan las webs de los archivos con las de las bibliotecas
4.RESULTADOS
De los 19 países hispanoamericanos, 14 (73,68%) proporcionan información
en la Red de su Archivo Nacional (en adelante también AN), y 17 (89,5%) de su
Biblioteca Nacional (en adelante también BN). En las figuras 1 y 2 se indica a
qué país pertenecen. Los archivos nacionales de Honduras, Panamá y Paraguay
no tienen presencia en Internet, el sitio web del Archivo de la República Domi-
nicana se encuentra en construcción y el de Venezuela fuera de servicio. Res-
pecto a las bibliotecas nacionales, las de Honduras y Paraguay son las únicas
que no están disponibles en la Web.
Las figuras 1 y 2 también muestran el porcentaje de items que contienen los
sistemas webs. Estos porcentajes se han calculado según un número predeter-
minado de items, que en el caso de los archivos son 95 y de las bibliotecas 108.
Los archivos nacionales en línea más completos son los de Chile, México y Co-
lombia y las bibliotecas mejores las de Argentina, Panamá, Cuba, Chile y Perú.
Los websites más incompletos pertenecen, en ambas instituciones, a Ecuador, El
Salvador, Guatemala y Nicaragua. Se puede afirmar que las bibliotecas nacio-
nales hispanoamericanas proporcionan más información, y que Chile es el país
que tiene tanto su Biblioteca como Archivo Nacional en línea entre los cinco
más completos.
70%
61%
60% 54% 53%
49%
50% 48%
44%
40%
40% 37% 36% 34% 33%
30% 27%
24%
20% 11%
10%
0%
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AMALIA MÁS – CELIA CHAÍN
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Ar
R
Figura2: Porcentaje de ítems, de los 108 pre-establecidos,
del sistema web de cada Biblioteca Nacional.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ficultades para su consulta33. Los catálogos incluidos en las webs de las bi-
bliotecas de Argentina y Chile son los más completos. El de la BN de Uru-
guay se refiere sólo a manuscritos históricos y la BN de Costa Rica tiene
varias bases de datos, pero ninguna se refiere a todos los fondos de la bi-
blioteca. Por otra parte, la BN de la República Dominicana tiene varios ca-
tálogos, cada uno referido a un fondo, aunque en el periodo en que hemos
realizado la revisión (marzo-abril 2007) no funcionan.
- Apartado6:Publicaciones.Apenas existen diferencias entre los archivos y
bibliotecas en cuanto a publicaciones se refiere. En ambos casos lo más
habitual es encontrarse información sobre publicaciones impresas de la
propia institución. En los archivos, lo más frecuente es encontrar como
publicación la revista del archivo. Todas las webs descritas tienen un apar-
tado denominado “Publicaciones”, excepto las de Cuba y Puerto Rico, que
se denomina “Boletín”. Los únicos archivos que proporcionan alguna pu-
blicación de forma electrónica son el de Puerto Rico y el de El Salvador. En
el caso de las bibliotecas, en casi todas las webs las publicaciones se en-
cuentran en un apartado con el mismo nombre. Sólo proporcionan publi-
caciones electrónicas las bibliotecas nacionales de Argentina, Chile y Cuba.
- Apartado7:Buscadores.Los buscadores internos se incluyen en los sitios
webs de 8 bibliotecas (47%) y de 5 archivos (36%). Peor es el caso de los
buscadores externos, ya que sólo es utilizado en la página web del AN de
Uruguay y en las páginas web del AN y BN de Puerto Rico (aunque en
ambos casos no se refiere expresamente a la institución, sino al sitio en el
que se incluyen: el Instituto de Cultura Puertorriqueña). De todas formas,
es mucho más útil la inclusión del buscador interno, que permite encontrar
cualquier información concreta a través de una ventana de búsqueda en
vez de estar entrando en cada página para localizarla, ya que en el caso de
que el usuario desee realizar consultas externas, puede hacer uso de su
buscador externo preferido.
- Apartado8:Metadatos.La utilización de los metadatos34, tanto por parte
33 Hemos realizado múltiples consultas en este catálogo, y en todas nos aparecía un texto indicando
que no existen datos con los argumentos especificados, y cuando la búsqueda se hace en el
campo “materia” también aparece un texto de código informando que existe un error. Por es-
te motivo no podemos saber si el catálogo es simple o de fondos en línea.
34 Los metadatos son etiquetas que llevan las páginas webs que sirven para describir su contenido.
No son visibles sino que se visualiza el código fuente de la web, y son usadas por muchos
buscadores para indizar los contenidos de la web, y posteriormente facilitar al usuario las
búsquedas. A pesar de todos los avances tecnológicos, quienes mejor clasifican e indizan los
contenidos de una web siguen siendo sus creadores, no los robots de búsqueda ni ningún
programa hecho a medida. Ello significa que si en el código fuente se facilitan los términos de
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AMALIA MÁS – CELIA CHAÍN
búsqueda, los motores recogerán mucho mejor, con más precisión y acierto los contenidos de
cualquier página web. Y todo ello contribuirá a que cuando se busque cualquier web, ésta
aparezca antes si contiene de forma precisa y clara los términos que mejor la describen.
35 CHAIN NAVARRO, Celia y SANCHEZ BAENA, Juan José. Hacia la web semántica como red de
HTML. Además, aunque sólo incluyen <title> (que insistimos no es un metadato), seis (46%)
ni siquiera están completas, ya que informan que se trata del sitio web del Archivo Nacional,
pero no indican el lugar (país). Es el caso de los archivos de Argentina, Costa Rica, Ecuador,
El Salvador, México y Uruguay. Con las Bibliotecas nacionales ocurre algo similar. Sólo en 4
sedes web (24%) se proporciona la meta etiqueta “título” (Bibliotecas de Costa Rica, Ecuador,
Nicaragua y Puerto Rico), y de éstas dos (las de Costa Rica y Nicaragua) no están completas, y
las otras dos se refieren a la instituciones a las que pertenecen (Casa de Cultura Ecuatoriana e
Instituto de Cultura Puertorriqueña). Respecto a las trece Bibliotecas que sólo proporcionan la
etiqueta <title>, seis además están incompletas.
37 Por ejemplo, no representan en ningún caso los contenidos de un Archivo o Biblioteca Nacional
estas etiquetas:
ANyBNdeBolivia: <META NAME="KEYWORDS" CONTENT="News, news, New, new, Techno-
logy, technology, Headlines, headlines, Nuke, nuke, PHP-Nuke, phpnuke, php-nuke, Geek,
geek, Geeks, geeks, Hacker, hacker, Hackers, hackers, Linux, linux, Windows, windows,
Software, software, Download… ">
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
5.CONCLUSIONES
En general, las bibliotecas nacionales hispanoamericanas proporcionan
más información, y Chile es el país que tiene tanto su Biblioteca como Archivo
Nacional entre los cinco más completos. Las bibliotecas aportan más informa-
ción acerca de la propia institución, aunque apenas se perciben diferencias con
los archivos en cuanto a la información de contacto que proporcionan, y es po-
co común facilitar a los usuarios información de cómo llegar. La mayoría de los
archivos y las bibliotecas describen el acervo documental que custodian, aun-
que es más común en las bibliotecas describir los fondos especiales que al-
bergan. No obstante, es mayor el número de archivos que proporcionan en sus
portales fondos en línea.
En cuanto a los servicios, aunque los valores son muy similares, en general
los archivos nacionales son algo más completos. Es bastante mas frecuente en-
contrar un catálogo en el sitio web de una Biblioteca Nacional hispanoameri-
cana que en la de un archivo. Se incluyen en las bibliotecas de Argentina, Boli-
via, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, Puerto Rico,
República Dominicana y Uruguay y en los archivos de Argentina, Chile, Co-
lombia, Cuba y México. Por otra parte, es evidente que existe un desconoci-
miento general de la importancia de los metadatos. En general, los sitioswebs de
las bibliotecas son bastantes más completas en cuanto a enlaces externos pro-
porcionados, aunque es poco habitual la inclusión de publicaciones y buscado-
res. Todos los portales permiten una adecuada navegación.
6.EPÍLOGO
A grandes rasgos las bibliotecas nacionales almacenan la identidad cultu-
ral, mientras que los archivos nacionales custodian las fuentes de la identidad
histórica. Ambas unidas contribuyen a formar la representación de la identidad
nacional de un país, y son fuentes indudables para fomentar el conocimiento de
su pasado y su presente. Internet se puede convertir en un potente aliado que
contribuya a mejorar la educación en zonas donde no es tan fácil acceder a to-
dos los recursos de los que dispone la capital de una nación, a que se conozca el
pasado cercano y remoto de los pueblos, a acercar las fuentes a los investigado-
res, y en resumen, a mantener y potenciar una riqueza cultural poco conocida y
explotada, tanto por sus legítimos dueños, los habitantes de una nación, como
por el resto de la Humanidad.
Una vez repasadas las características técnicas de estas webs, queda abordar
si realmente existe una política común centrada en presentar estas instituciones
como verdaderos espacios culturales, o sólo como simples escaparates de su
riqueza material incuestionable. Incluso en entenderlos como elementos de
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
AMALIAMÁSBLEDAYCELIACHAÍNNAVARRO38
Universidad de Murcia
38 Este trabajo es uno de los resultados del proyecto de investigación subvencionado por la Secreta-
ría General de Política Científica y Tecnológica del Ministerio de Educación y Ciencia, I+D
HUM-2007-61093/HIST.
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EXILIO,MEMORIAYESCRITURA
ENLANARRATIVADEREINAROFFÉ
…intentabavalermedeagudosartificiosparadar,mediantelagran
metáfora,lososcurospadecimientosdemiépoca.Cadapalabratenía
paramidiversossignificados–nihablemosdelsignificante;elpro
blemasurgiócuadomedicuentadequeparaellector,aúnparael
másesclarecidooelmáspiadoso,mispalabrasnoremontabanvuelo,
quedabanenjauladasensulinealitad.
Reina Roffé, Larompiente
Reina Roffé, narradora, docente, ensayista, periodista, transitó, como otros
tantos intelectuales y escritores argentinos, los caminos del exilio durante el
periodo más cruento de la historia del país con la instauración de la dictadura
militar en 1976. El secuestro y prohibición de su novela ElmontedeVenus, edi-
tada en ese mismo año, considerada por los militares como una novela contraria
a los valores morales de la sociedad argentina, la llevaron en un primer mo-
mento a Estados Unidos y luego, de regreso a Argentina. Más tarde, en 1988 se
radicó en Madrid, lugar en el que reside en la actualidad.
La experiencia del exilio en una joven narradora que estaba en los comien-
zos de su labor creativa, trajo aparejado el sentimiento de desarraigo, de pér-
dida de los referentes habituales, del contacto con la lengua habitual y la inmer-
sión en otra lengua extraña, en un espacio ajeno y desconocido, como ella
misma afirma:
“Creo que para un escritor, por sobre todas las cosas, su verdadero lugar es aquel desde
donde escribe, un lugar interno que va con él a todas partes y que está constituido por la
memoria, una memoria enraizada en su infancia, en el sitio que lo formó y le dio sus
primeras determinantes experiencias de la vida; ese sitio también lo constituye la len-
gua, la lengua materna que caracteriza las inflexiones de su voz para decir, para con-
tar…1”
1 Reina Roffé, entrevista por María Esther Vázquez, “La Nación”, Buenos Aires, Sección Cultura,
1996
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
El viaje a un país extranjero donde se habla otra, lengua alude al exilio, tema recurrente
de toda la literatura argentina, y es consecuente con la tematizacion del silencio, del otro
silencio, el no poder hablar con comodidad, el tener siempre trabas que exilian a la mu-
jer y la recluyen, la colocan en el jardín cerrado de su mundo en donde la pugna de lo
2 Andrés Avellaneda, “Canon y escritura de mujer: un viaje al centro de la periferia”, Espacios de
crítica y producción, Facultad de Filosofía y Letras, Univ. De Bs. Aires, Nº 10, noviembre-
diciembre de 1991, pág. 88
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TERESITA MAURO
Más allá del tono de reflexión profunda que atraviésale texto, la ironía, el
doble sentido recorren la prosa de Reina, una sutil y a veces sarcástica frase,
deja al descubierto ese humor corrosivo, arltiano, con el que, en algunas ocasio-
nes, se refiere a si misma. Su propio nombre le sirve en otros momentos como
paradigma de la ironía. La sesuda e intelectual discusión con el caballero, acaba
en tablas, como en el ajedrez, juego al que se dedicaba Eleanora en Larompiente,
al fin luego de la discusión intelectual, comounaverdaderareinapaga los cafés.
El exilio, como experiencia vital, trae aparejadas otras consecuencias por el
mismo hecho de ser una situación forzada, los efectos negativos se vinculan, sin
lugar a dudas, con el aspecto emocional, las vivencias de cada escritor y las
circunstancias que rodean esa expulsión.
En sus textos no domina sólo una temática vinculada al exilio, al des-
arraigo, sus ficciones están atravesadas también por conflictos personales, so-
ciales, familiares, de inserción en el medio, ya sea el local y propio o en el ex-
tranjero. En Larompiente, el tema central gira en torno a la salida hacia el exilio
pero, al mismo tiempo, hay una voluntad de superación por medio de la escri-
tura de una única e imposible novela. Las situaciones de angustia, de desaso-
siego se desdoblan en otras voces que entablan un diálogo paralelo. Eleanora
Elis no sólo sufre el sentimiento de asfixia por la situación social y política, sus
inquietudes están dominadas también por la reflexión metaliteraria y por la
búsqueda de sí misma.
En Elcielodividido, se narra el regreso de la protagonista después de varios
años en el extranjero. Vuelve para escribir su tesis doctoral, relacionada con el
tema de la represión sufrida en el país. “En Elcielodividido, la autora investiga
las posibilidades de crear un discurso diferente que esté al margen de los de-
3 Reina Roffé, “Qué escribimos las mujeres en la Argentina de hoy”, Kart Kohut, Andrea Pagni (eds)
Literaturaargentinahoy.Deladictaduraalademocracia,, Vervuert, Frankfurt, 1993, pág.213.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
4 Mónica Szurmuk, “Entre mujeres: sexo, pasión y escritura en El cielo dividido de Reina Roffé, en
Daniel Balderston (Ed.) Sexualidad y nación, Instituto Internacional de Literatura Iberoameri-
cana, Universidad de Pittsburg, Biblioteca de América, 2000, pág. 272.
5 Jacques-Alain Miller, “Extimidad”, Elanaliticón, Nº 2, Barcelona, 1987. El concepto de extimidad es
un neologismo utilizado por Miller a partir de las enseñanzas de Lacan en su Seminario, para
tratar de explicar la intersección entre lo real y lo simbólico, el campo más propicio para ex-
presarlo es justamente el discurso literario, como espacio por excelencia del significante.
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TERESITA MAURO
“Escribir un yo es la consigna, escribir vidas de mujeres que entrelazan sus propias tra-
diciones y alianzas es la tarea que asume Reina Roffé en la composición de su escritura.
Convocar voces y rumores, recuerdos y silencios colabora en el diseño de rostros que,
sin embargo, oblitera toda definitiva figuración de todo eso –como expresa Deleuze en
su cita- extraigoalgoquellamoyo,quedevienefragmentario,queseconstruyederetazosytra
zosinscriptosenelcuerpodelaletra6”.
CONVERTIRELDESIERTO,POBLARLOCONPALABRAS
En los cuentos breves, no sólo amplía y adopta formas léxicas propias del
entorno cultural, también incorpora espacios tópicos, fácilmente reconocibles de
la gran ciudad y la periferia. Se percibe en los relatos un proceso de transcultu
ración,no en el sentido de pérdida de sus raíces culturales, sino en el de amplia-
ción de horizontes narrativos y de enriquecimiento con el nuevo espacio vital 7.
Avesexóticas.Cincocuentosconmujeresraras8, desde el título sorprenden al
lector. El sintagma avesexóticas pertenece a un campo semántico específico, el de
las aves extrañas, peregrinas, migratorias que pueden encontrarse ocasional-
mente. Mujeres raras, alude a una condición de extravagancia, de mujer poco
común o chocante, en la acepción de la RAE.Un título y un subtítulo paralelos
que entablan una relación paratextual. ¿Las mujeres son como las aves de paso,
que no dejan huellaspermanentes en su tránsito ocasional por el espacio?, ¿son
raras y extravagantes porque detienen su vuelo antes de lograr la consumación
de un acto proyectado o propuesto? Son rarasavis, como lo es en otro sentido el
rufián melancólico del relato que lleva el mismo apelativo que el personaje de
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“No digo que sean textos alegóricos; yo veo rasgos alegóricos, formas de expresar la si-
tuación de opresión. …en situaciones de terror político, uno tiende a una lectura alegó-
rica y que la situación de presión política genera una lectura alegórica, me parece que es
un modo de acercarnos a la problemática de la relación entre escritura y política”9.
El título del relato está tomado de un verso del poeta y artista plástico
Hugo Padeletti (Santa Fe, 1928) que hace referencia al desierto africano y las
semillas que podrían convertirlo. No sólo el título, sino la imagen del anciano
pintor que viaja a diario desde Chamartín a Atocha y luego a Móstoles, tiene la
imagen de serenidad y de bondad del poeta real.
María R. que había cruzado el océano como única superviviente de un
campo de concentración militar durante la dictadura, sentía que su vida transi-
taba en una estepa sin horizonte. Su viaje cotidiano a la periferia de la ciudad
era un ritual tras la huella del hombre al que iba a matar. El anciano iba a tratar
de salvar la vida de su único hijo enfermo.
Este proceso de pérdida y adecuación a un nuevo entorno tuvo compo-
nentes positivos para algunos escritores, ya que les permitió tomar distancia
con la perspectiva y la mirada que tenían de su entorno, reflexionar y profundi-
zar de un modo más objetivo sobre la misma. En otros casos, la negación del
propio espacio, su imaginario y su lenguaje, llevó a otros a una poética del si-
lencio o a la imposibilidad de escribir. Para ellos queda entonces, como afirma
Mario Goloboff:
“como único elemento la memoria: un ámbito donde las sombras crecen exagerada-
mente y en el cual, mediante esfuerzos casi sobrehumanos, se intenta conservar, redecir,
9 Ricardo Piglia “Zona de discusión”, debate dirigido por Andrea Pagni, en Kart Kohut/Andrea
Pagni (eds.) Literaturaargentinahoy,p.291
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TERESITA MAURO
10 GOLOBOFF, Gerardo Mario, “Las lenguas del exilio”, Kart Kohut- Andrea Pagni, Literaturaargen
tinahoy, op.cit. p. 135
11 ROFFÉ, Reina, Avesexóticas, pág. 9, en las siguientes citas del mismo libro se pondrá el número de
“La soledad familiar suele tener un tono menos desolador que la del exilio y, por tanto,
carecía de importancia dónde y con quién estuviese: una mujer afincada sólo en su
mundo particular es una extraña para todos en todas partes…. Su mirada era la de un
guardabosques escudriñando aves exóticas”.
das en otro momento histórico del país. La Semana Trágica, las luchas del pe-
riodo de la independencia, la época de Rosas y otros caudillos, reflejaban, la
violencia, las luchas, las matanzas de obreros ocurridos en un pasado más o
menos próximo.
Otra vertiente narrativa utilizó a la manera de Griselda Gambaro, exiliada
también en Barcelona, o al modo de Andrés Rivera (Marcos Ribak en la reali-
dad), la huída de sus familias de las guerras europeas, de los progroms, de los
zares en busca de un país y una tierra mejor. Contrasta la lucha, el sufrimiento
para lograr una anhelada meta y la sórdida realidad que encuentran en el país
de promisión.
Reina aborda el mismo tema en “La noche en blanco”, relato sobrecogedor,
de un gran realismo y efectismo, logrado con escasas palabras y diálogos, las
imágenes dicen más que lo que se calla. Una noche, un “grupo de tareas”, entra
a un departamento para secuestrar a la mujer que habita en él, alertada del peli-
gro, la mujer recurre a una anciana vecina, con la que no tiene ninguna relación
y le pide que cobije a su pequeña hija por esa noche. La anciana en su soledad y
miseria comienza a recordar su propia historia, ocurrida 40 años atrás, cuando
en Francia, los alemanes de la GESTAPO detenían, torturaban y mataban. La
mujer estuvo en prisión, casi se alegraba de que sus dos hijos hubieran muerto
antes de esos sucesos, uno de ellos de hambre. La presencia de la niña y la ino-
cencia de la madre que suponía que volvería pronto, desatan los recuerdos de la
anciana en una patética imagen de desolación y abandono que envuelve a la
mujer mayor y a la pequeña.
La mujer se convierte en un testimonio vivo del horror de todo un siglo
plagado de guerras, de horror, de muertes, de fanatismo. Una luz de esperanza
le traen sus pensamientos, por la mañana marcharse, tomar un barco y regresar
a su París de la France de la France, bebiendo brandy y fumando Gitanes, tal
vez, el antiguo luchador que fue Mitterand podía acordarse de ella y concederle
una pensión.
Sueño, esperanza al borde de la nada, ilusión o delirio, el relato deja a la
anciana y a la niña en la misma posición en la que estaban, al borde del precipi-
cio.
Comprobamos cómo la temática del exilio, interior o, como proclamaba en
sus poemas Quasimodo, que se sentía exiliado de si mismo en la Italia de las
grandes guerras, ha abierto en estos relatos el espectro de los diversos exilios.
La distancia, el paso del tiempo va mitigando los dolores antiguos y tan propios
para dar lugar a una visión más universal. La depredación del hombre por el
hombre mismo, como atributo de la propia condición humana.
Los otros dos relatos de las raras avis de Reina Roffé, recurren nuevamente
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
TERESITAMAUROCASTELLARIN
Universidad Complutense de Madrid
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ESTATUADELAPOSTOLSANTIAGODELESCULTOR
CONQUENSEMIGUELGALLEGOPARALAIGLESIA
DELHOSPITALREALDECUENCA
EL ESCULTOR CONQUENSE MIGUEL GALLEGO PRESENTA UN MODELO DE ES
TATUA DEL APÓSTOL SANTIAGO PARA LA IGLESIA DEL HOSPITAL REAL DE
CUENCA.
El 24 de febrero de 1818, el escultor conquense Vicente Bort, dirige una ins-
tancia a la Academia de San Fernando, en la cual manifiesta que un compañero
suyo en la profesión de escultura, Miguel Gallego, se halla esculpiendo una
estatua en piedra del Apóstol Santiago para la iglesia del Real Hospital del
mencionado santo en la ciudad de Cuenca1,sin el correspondiente permiso de la
Academia de Bellas Artes de San Fernando, para lo cual ha de enviar a esta
notable Institución el debido modelo, según lo manda la Real Orden de 12 de
febrero de 1817, por la cual se ordena que ningún profesor de pintura, escultura
y grabado,"no puede hacer p.a el publico imagenes sagradas, ni de la Rl. Fami-
lia, sin que preceda la aprobación dela Academia bajo la mu!ta de 50 ducados".
Por dicho motivo Vicente Bort, súplica a la Academia que se le condene al
referido Miguel Gallego a la multa de 50 ducados2.
1 El monarca don Alfonso VIII, después de la toma de Cuenca dio solar y rentas a la naciente y ya
famosa Orden de Santiago, para fundar cerca de los muros de Cuenca y a las orillas del Jucár,
un hospital. Hallase la donación en el Bulario de la Orden. El Hospital de Santiago, fue en un
principio destinado a la redención de cautivos, y con este objeto dispuso Alfonso VIII que se
le pagará por todos los labradores del término, cientos de alnudas de trigo, sobre cuya peti-
ción se avinieron los vecinos con la orden de pagar una vez 4.500 maravedis, aprobando Al-
fonso X el Sabio, en 1261, dicha avenencia. La tradición dice que en este edificio estuvo el úl-
timo rey almohade de Valencia y Murcia, don Ginés Pérez Chirino en el Castillo de Caravaca,
(actualmente iglesia de la Santa Cruz). Actualmente el Hospital de Santiago, magnífico edifi-
cio sirve de Hospital Provincial.
SANZ SERRANO, Anselmo: CuencaysuProvincia. Guías Artísticas de España, Barcelona, Ed. Aries,
1960, pp.130-131.
Los edificios históricos del exterior se absorben por el Ensanche del Siglo XIX, como ocurre con la
posada y con el Hospital de la Orden de Santiago, asentado en el cerrillo del mismo nombre, y
resulta ser un magnífico mirador sobre el casco de Cuenca.
El Hospital de Santiago fundado por Alfonso VIII, y reconstruido en varias ocasiones en el siglo
XVIII, se le adosa la actual Capilla.
V.V. A.A.: CuencaEdificada. Madrid. Servicio de Publicaciones del Colegio Oficial de Arquitectos de
Madrid, 1983, p. 219.
2 A.R.A.B.A.S.F. (Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando). Legajo nº: 28-5/2.
Monumentos Civiles. Siglo XIX.. Dn. Vicente Bort, Profesor de Escultura en Cuenca, sobre que
el Escultor Dn. Miguel Gallego trabaja una estatua del Apóstol Santiago, sin haber remitido su
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JOSÉ LUIS MELENDRERAS
modelo a la aprobación de la Academia según las Rls. Ordenes. Se pasa oficio al Obispo y Ga-
llego presenta después el modelo que fue aprobado. 24-II-1818.
3 A.R.A.B.A.S.F. Legajo nº: 28-5/2. 10-IV-1818.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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JOSÉ LUIS MELENDRERAS
DOCUMENTACION
El escultor de Cuenca Vicente Bort envía una instancia a la Real Academia de San
Fernando, señalando que un compañero suyo también escultor Miguel Gallego, se halla
esculpiendo una estatua en piedra del apóstol Santiago para la iglesia del Hospital Real
de Cuenca, sin el permiso de la Academia de San Fernando.
(A.R.A.B.A.S.F. Legajo nº: 285/2.Monumentos Civiles. Siglo XIX. 24 – 11 - 1818).
Excmo. Señor.
Dn. Vicente Bort, Profesor de Escultura en esta Ciudad a V.E. por el recurso mas
util dice que Dn. Miguel Gallego de esta vecindad, y profesor tambien de Escultura,se
alla esculpiendo una estatua de Santiago Apóstol para la iglesia del Rl. Hospital de dho
Santo de esta Ciudad, para cuya construcción ignora al exponente si dho Gallego a to-
mado el permiso de la Academia y presentado en ella p.a su aprovacion el modelo nece-
sario, segun lo que manda por la RI. Orden de 12 de Febº del año ultimo.por la que se
ordena que ningun profesor de pintura escultura y grabado no puede hacer p.a el publi-
co imagenes sagradas, ni de la Rl. Familia,sin que preceda la aprobac.on dela Academia
bajo la multa de 50 ducados. En esta atención.
A.V.E. Suplica que si dho Dn. Miguel Gallego no hubiera obtenido el permiso y
aprovacion necesarios de la Academia para la construccion de dha estatua se sirba man-
dar su echura y colocacion aplicandole la pena de los 50 ducados que prebiene dha real
resolucion. Asi lo espera el recurrente dela justifición de V.E. a quien Dios Nro. Sor gue
ms. as.
.............................................................................................................
II
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
censura de esta RI. Academia o de las Provincias en sus respectivos distritos. La Real
Cedula de 2 de octubre de 1814 manda este mismo: y ultimamente las disposiciones de la
Academia aprovadas pr. el Rey en 12 de febrero de 1817, previenen que no se puedan
pintar, esculpir o grabar imagenes sagradas, ni de la Rl. Familia para el publico sin la
correspondiente aprovacion dela Academia bajo la pena de 50 ducados.
Todo esto es cierto,pero tambien lo es,que el Dn. Vicente Bort sin tener mas privile-
gios, ni facultades que los demas profesores de Cuenca se ha erigido en denunciador de
los Talleres de Escultura de dha Ciudad: ocupacion que ciertamente le proporcionara en
una capital de Provincia pocos apasionados y escasisimas ocasiones de exceder su arte.
En el año pasado de 1807 en memorial de 15 de noviembre dió queja a S. M. de que un
tal Gabriel Calleja ensamblador sin tener la pericia necesaria y con pretexto de rebaja se
habia alzado con la execucion de una estatua que debia colocarse en aquella Santa Ygle-
sia, causandole a el graves perjuicios en sus intereses. Como ese memorial fuese remitido
de Real Orden a informe de la Academia, tuvo este presente, por una parte que
Bort,aunque discipulo suyo matriculado en 1785 ni gano premios algunos mensuales, ni
se habia opuesto a los Concursos Generales, ni tampoco habia asientos de sus progresos
en el estudio: y por otra que no gozaba de facultades algunas para responder a otros
iguales siempre el exercicio de su arte.Considero tambien que los verdaderos profesores
carecen de obras de entidad,al paso que otras de poco o ningun mérito tienen en que
ocuparse: que las obras públicas sagradas y profanas devian ser executadas con esmero e
inteligencia por lo que en esto interesan la piedad cristiana y el credito de la nación: y
por último que la Rl..Orden Circular de 25 de noviembre de 1777 encarga terminante-
mente a todos los Prelados Eclesiasticos seculares y regulares que cuanto en los lugares
sagrados executa no solo la Arquitectura sino las dos Artes sus compañeras Escultura y
Pintura sea correspondiente a la sublimidad dela Religion y al mayor esplendor y Ma-
gestad del Culto.
En vista de todo esto y de otros antecedentes se acordo representar a S.M. en solici-
tud del remedio de aquellos males, lo cual executando mando S.M. en Su Real Orden de
11 de enero de 1808 circulada después por el Consejo del 29 del mismo mes que no se
hagan pintura ni estatua para templos, plazas y otros parages publicas sin presentar
antes sus diseños o modelos a censuras de las Academias Reales,sin cuya aprovación no
podran colocarse dichas obras en sus respectivos lugares.
Acude ahora el expresado Bort diciendo que el Profesor Dn. Miguel Gallego esta
trabajando una estatua de Santiago sin que se sepa si ha obtenido el debido permiso de
la Academia. Este Real Cuerpo sabrá muy bien dar a está denuncia la calificación que se
merece; pero ello es que Bort no ha dado todavía á la Academia pruebas algunas de su
pericia en la escultura. De todos modos parece que siempre convendria supiese la Aca-
demia con certeza en cumplimiento de las Ordenes del Rey, si Gallego executa aquella
estatua sin la aprovacion de su modelo por alguna de las Academias de las Artes; pues
de lo contrario seria muy oportuno a las Corporaciones o personas que hubiera manda-
do hacerla, a fin de que no se colocase en parte alguna sin preceder la aprovacion de esta
Real Academia. La exaccion de la multa de 50 ducados ultimamente impuesto por el Rey
en 1817 acaso no podra verificarse por cuanto la Orden de S.M. aunque publicada por la
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JOSÉ LUIS MELENDRERAS
III
El día 4 de mayo de 1818, el Obispo de Cuenca, don Ramón Falcón, envía una carta
al secretario de la Academia de San Fernando, en la cual le señala que el artista Miguel
Gallego esta esculpiendo una estatua del apóstol Santiago para el Hospital Real de
Cuenca.
(A.R.A.S.A.S.F. Legajo nº: 28-5/2. Monumentos Civiles. Siglo XIX. 4 – V -1818).
He recibido el Oficio de V.S. de 28 de abril último, en que con motibo del aviso que
Dn. Vicente Bort, Profesor de Escultura de esta Ciudad, dio ala Rl. Academia de Sn. Fer...
nando, de que Dn. Miguel Gallego de la propia vecindad, y profesíon se hallaba escul-
piendo una estatua de Santiago Apostol para la Yglesia del Rl. Hospital del mismo Santo
y de esta dha capital, ignorando si habia presentado el modelo necesario para su aproba-
cion y pidiendo que en su caso se manden la suspensión y aun sele multase en confor-
midad ala Rs.Ordenes Circulares del Asunto, se sirve V.S.encargarme de acuerdo de dha
Rl.. Academia informe lo quehaya en el asunto,con presencia de las anunciadas circula-
res, cuya observancia esta recomendada por ellas a los Prelados; y en contestación diré a
V.S.
Que la Iglesia del Real Hospital de esta Capital de mi Diócesis, no corresponde a mi
jurisdicción, y sí al Consejo delas Ordenes Militares, y al cargo inmediato de un indivi-
duo de la de Santiago, como su Administrador.
Sin embargo, de algunas noticias que he tomado resulta, que Dn. Miguel Gallego,
profesor de Escultura e individuo de la Rl. Academia de Sn. Fernando, se halla escul-
piendo la estatua de Santiago, y que se trata de cambiar el modelo para obtener su apro-
bación sin perdida de tiempo.
Es quanto puedo manifestar a V.S. para que se sirva hacerlo ala Real Academia, y
ruega a Dios guarde su vida ms. as.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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IV
JOSÉLUISMELENDRERASGIMENO
I.E.S. Prado Mayor (Totana, Murcia)
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CORTAZARPOETA,
TELQU’ENLUIMEME
Unos veinte años más tarde, Cortázar confesaba, con voz propia, en la que
resuena el eco de las palabras de Poe:
[...] si alguna nostalgia tengo yo es que mi obra en definitiva no es una obra exclusiva-
mente poética. Tengo a veces esa nostalgia. (Picón Garfield, 42).
1 Hoy accesibles de modo bastante completo en PP. Las siglas se descifran en la bibliografía final.
2 Que he procurado sistematizar en varios de mis trabajos (Mesa Gancedo, 1998, 1999).
3 “Yo tengo para mí que el secreto anhelo de inmortalidad de Cortázar fue la poesía [...]” (C. Noriega:
Por fin, poco antes de morir, decía con Yeats, en una página de su libro
póstumo, de poemas:
And I am melancholy because I have not made more and better verses. (Yeats, Autobio
graphy; citado por Julio Cortázar en SC: 91).
LAFORMACIÓNDELPOETA
Las referencias cortazarianas a los inicios de su propia escritura son nume-
rosas. Esa etapa, en la que Julio Cortázar, antes de llegar a ser quien iba a ser,
firmaba como Julio Denis, aparece marcada esencialmente por la producción de
poemas. La afición infantil a la lectura llevó a la escritura a Cortázar. Las oca-
siones en que el impulso se encauzaba hacia el verso (más fácil inicialmente que
la prosa para el aprendiz de escritor o para el “escritor vocacional”, como afir-
ma Cortázar en TT: 51) eran enamoramientos infantiles, cumpleaños de tías o
maestras (SC: 43) u otras circunstancias que propiciasen el desbordamiento de
la “cursilería romántica” que, según el Cortázar adulto caracterizaba su viven-
cia infantil de la poesía. El juicio que ulteriormente esas composiciones merecen
al autor era cariñoso e irónico: prefería condenarlas al olvido, aunque al parecer
contra la voluntad de la madre, obstinada en conservar algunas muestras4.
En los comentarios sobre esa obra primigenia, se revelan a veces impor-
tantes datos acerca del sentimiento que el autor experimenta en la actividad de
escritura:
Adolescente, creí como tantos que mi continuo extrañamiento era el signo anunciador
del poeta, y escribí los poemas que se escriben entonces y que siempre son más fáciles
de escribir que la prosa a esa altura de la vida que repite en el individuo las fases de la
literatura. Con los años descubrí que si todo poeta es un extrañado, no todo extrañado
es poeta en la acepción genérica del término. (“Del sentimiento de no estar del todo”,
VDOM: 35-36).
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DANIEL MESA
ELMOMENTOPOÉTICO
Lo primero que hay que subrayar en ese proceso de auto-elaboración de la
figura del Cortázar-poeta es la conciencia que tiene de ser sujeto de “momentos
poéticos”. O dicho de otro modo: la práctica poética en Cortázar sólo puede ser
instantánea, fulguración singular, de inequívoca raigambre romántica. Si algo
caracteriza al momento poético, es su espontaneidad urgente, ajena a cualquier
tipo de “ritual” o de intención. La escritura poética, en definitiva, es “rapto”. Su
justificación estriba en una especie de urgencia terapéutica. La escritura poética
6 “Yo soy un viejo poeta y esas formas me son naturales y familiares, aunque haya guardado inédito
casi todo lo escrito en esa línea a lo largo de más de treinta y cinco años; hubiera sido un error
privarme de algo que, como a Martín Fierro las coplas, me nace como agua de manantial (poste-
riormente filtrada y embotellada, por supuesto)” (“Poesía permutante”; UR, I: 274). La intimidad
de la correspondencia da prueba de lo arraigado de la auto-denominación: “Un abrazo del viejo
poeta.” (17-II-1974; CP: 40). Esa conciencia puede rastrearse también en algunos personajes de
sus novelas: “-Poeta de corte clásico y basta -dijo Jorge con una sonrisa burlona-” (D: 128); “-A
los veinte años éramos distintos. -Sí, pero usábamos más palabras que vivencias, nos creíamos el
centro del mundo y aprovechábamos. Las cosas que escribíamos, unos poemas metafísicos, una
elegía...” (Traveler-Oliveira, R, cap. 46: 229 n. [Tachado en el ms.]).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
La idea de que es frágil la frontera que separa al poeta del enfermo, el loco
o el criminal se repite en sus cartas y en otros textos. Lo mismo ocurre con esa
evocación del momento de la escritura como asalto inopinado en el discurrir de
la vida: cuarenta años más tarde, al comentar algunos poemas de Salvo el cre
púsculo (“Poemas de bolsillo, de rato libre en el café, de avión en plena noche,
de hoteles incontables”, SC: 65), Cortázar refleja sus hábitos de escritura (poé-
tica): “cuando escribo ciertas cartas o ciertos poemas, jamás hago un borrador,
jamás reflexiono demasiado; lo que tengo que decir nace de mí como podría
nacer un abrazo o una bofetada, según las circunstancias” (carta a Haydée Santa
María, 4-II-1972; en Cortázar 1984, 146)8.
La virtud terapéutica de la poesía alivia el sufrimiento íntimo. Muchas de
las cartas del Cortázar de los años 40 desarrollan sus particulares “meditaciones
metafísicas”: la lucha con “el problema de Dios, de la muerte”, por ejemplo, es
una de ellas, que sólo se atenúa en la escritura:
7 Irónicamente comenta en 1939: “Ni siquiera en Bolívar me abandona la enfermedad poética. Ad-
vertirás que el nombre que le doy es otro síntoma claro de mi caradurismo.” (A E. A. Castag-
nino, enero, 1939, C/1: 41).
8 La corrección como castigo, que traiciona lo que debe ser dicho, se evoca en un texto de Historiasde
cronopiosydefamas (“Trabajos de oficina”; HCF: 54).
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DANIEL MESA
Estoy volviendo poco a poco a mí mismo. Hasta la Poesía, esa traidora, que se marcha
de mi lado cada vez que sufro mucho, retorna a pasos menudos y me dicta, por las tar-
des, versos. (carta de Chivilcoy, 30-VI-1941; ibid., s. p.)9.
En esa misma carta, Cortázar ofrece dos detalles muy interesantes acerca
de su relación con su escritura. Por un lado, revela el espíritu de selección rigu-
rosa que aplica al tratamiento de su propia poesía: “estoy revisando, destru-
yendo, decidido a fijar lo verdaderamente logrado” (ibid.). Por otro, consigna
explícitamente que necesita escribir a máquina –costumbre que no abandonará–
. Si le falta su máquina no puede escribir nada “legible”: “No les envío nada
mío porque [...] me falta la máquina de escribir, que utiliza momentáneamente
un amigo. Tan pronto la recobre -y haya concluído de recobrarme a mí mismo-
les haré llegar poemas” (ibid.).
El valor concedido a la espontaneidad y a la función “terapéutica” de la es-
critura conduce a preguntarse por la “inspiración” que desencadena el poema.
Los testimonios cortazarianos conservados al respecto son más tardíos. Al
hablar de sus cuentos afirma que “como ocurre con los poemas, tengo la impre-
sión de que se hubieran escrito a sí mismos” (“Volviendo a Eugenia Grandet”,
VDOM: 41). Esa especie de irresponsabilidad del poeta-médium podría acercar a
Cortázar a los procedimientos surrealistas10, a los que corresponde también la
importancia del sueño como proveedor de materia poética:
[...] los poemas, como muchos cuentos míos, nacen de imágenes oníricas, son una tenta-
9 Este mismo pasaje había sido citado por Cócaro (1991), asignándole la fecha de 1944. Por su mayor
precisión y por referencias internas -que se cruzan con algunas de cartas a M. Arias- a la muerte
de Francisco Reta, origen de ese sufrimiento, tan importante para Cortázar que aún se evoca en
un cuento treinta años posterior (“Ahí, pero dónde, cómo”, de Octaedro), la fecha verdadera debe
ser la de 1941. Esa presión del silencio suscitado por el dolor perdura en épocas posteriores: “[...]
no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a
producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La
verdad es que la escritura, hoy y frente a esto [se refiere a la muerte del Che], me parece la más
banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible [...]”
(Cortázar, 1984: 76).
10 Algunos personajes de novela también sirven de “intermediarios” para poemas que proceden de
otras instancias: “[Heredia iba] dándole vueltas a una especie de poema que el ritmo del vagón
podía reivindicar como suyo [...]” (LM: 372).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
[...] a nosotros los tangos nos vuelven en una recurrencia sardónica cada vez que escribi-
11 Esa escritura surrealista más ortodoxa se traslada a algunos personajes de novela: “Jorge se cultivaba
la instropección, decía poemas automáticos con infaltable belleza. Aplastado contra la mesa de
dibujo, el pelo entre papeles canson y carbonilla, murmuraba para sí las melopeas preliminares
que lo ponían en trance” (D: 13).
12 A tal respecto es iluminador el juicio que hace Cortázar de la “antigua” poesía lujosa: “Nuestra
mos tristeza, que estamos llovizna, que se nos atasca la bombilla en la mitad del mate.
[...] Hoy (podría dar los nombres de quienes opinan que es una regresión lamentable), el
ronroneo de un tango en la memoria me trae más imágenes que toda la historia de Gib-
bons. (SC: 69-70)
LAESCRITURASECRETAYLAESCRITURAPRIVILEGIADA
La actitud del poeta en ciernes oscilará entre la ocultación y el orgullo. No
puede dejar de escribir poemas, pero –frente a la incomprensión o la sospecha
de sus lectores más inmediatos– puede intentar esconderlos mejor. Conviene
indagar en las razones que fueron convirtiendo esa obra exclusivamente poética
en algo casi secreto. Si la relación entre lo secreto y lo sagrado es estrechísima,
es verosímil que el sigilo con que Cortázar tratará su propia poesía tenga que
ver con un aprecio privilegiado, que la convierte en cifra de su escritura.
En los años 40, la razón que Cortázar aduce para no publicar sus poemas es
privada y estrictamente “objetiva”: la exigencia de perfección. Un testimonio
contemporáneo habla de “falta de deseo” o “apagamiento de la llama sagrada”,
al parecer fatal: “Tal vez emplee el dinero del viaje en publicar un libro, o vice-
versa (que es más probable; siento pocos deseos de publicar; la llama sagrada
amenaza apagarse)” (22-X-1941; Domínguez, 246). La necesidad de autopubli-
carse obliga al poeta a plantearse seriamente la conveniencia de hacerlo. Años
más tarde recordará la circunstancia, de forma impersonal:
[...] como tengo una idea muy alta de la literatura, me parecía estúpida la costumbre de
publicar cualquier cosa como se hacía en la Argentina de entonces, donde un jovencito
de veinte años que había escrito un puñado de sonetos se precipitaba a publicarlos. Si
un editor no los aceptaba, él pagaba la edición. Por mi parte preferí guardar mis papeles.
(Harss, 262).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Que yo tenga una conciencia vergonzosa con respecto a la poesía, proviene de que nin-
guno de mis amigos gustara de mis poemas y que se entusiasmaran inmediatamente
con mi prosa. Ellos, al igual que los críticos argentinos, me clasificaron como prosista.
Esto me hizo considerar mi poesía como una actividad privada. (Lartigue, 109).
[...] cuando yo era joven y mostraba alguno de mis poemas a mis amigos, la respuesta
era invariable. “¿Cuándo escribís otro cuento?” Lo cual mostraba una abierta preferencia
por lo que yo hacía en prosa. [...] Durante mucho tiempo me desanimó el hecho de que
mis poemas caían un poco en el vacío de mis amigos lectores, cuya opinión cuenta para
mí. (Prego, 147 y 149).
Es, pues, el juicio externo de los próximos el que lleva a Cortázar a no mos-
trar sus poemas. Pero en ningún caso dudará de su calidad o de la necesidad de
escribirlos, porque el hecho es que, a pesar de convertirla en actividad secreta,
privada13, Cortázar nunca abandonará la poesía. El efecto íntimo de ese rechazo
13 La referencia es constante y quizá no sobra hacer un inventario de esa actitud: “Tengo la impresión
de que [los poemas] son, no sé, mi mundo secreto, mi mundo personal.” (Díaz Sosa, 25); “attività
intima”(Cortázar, 1982: 35); “[...] tengo que reconocer que he sido débil en lo que toca a la poesía:
la convertí, la fui convirtiendo en una actividad un poco secreta” (Prego, 182); “Desde niño es-
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DANIEL MESA
es, tras la frustración, la timidez, “esa abyecta criatura que no existe por sí mis-
ma, que exige ser inventada por los otros” (SC: 65), o incluso la “vergüenza”: “a
mí me da un poco de pena tener que admitir ahora que la poesía siempre fue en
mi caso una actividad un poco vergonzante. Es decir, que nunca la mostré, o la
mostré muy poco, como vos señalabas en tu pregunta, en los libros almanaque”
(Prego, 146).
Al lado de esa motivación psicológica, Cortázar intenta dar otra magnitud
al “veto” mediante una justificación teórico-crítica: el encasillamiento de los
autores por parte de una crítica demasiado estrecha dificulta la recepción de
obras multifacéticas y, por tanto, la comprensión de un proyecto literario com-
plejo:
[...] todos los críticos del mundo, prácticamente todos, me han clasificado como un pro-
sista, como un cuentista o un novelista. Entonces, cada vez que se ha publicado un poe-
ma mío, o bien no ha habido ningún comentario, como si se tratara de una travesura de
Julio Cortázar que publicó un poema que no merece ser criticado y comentado, o bien
han sido recibidos yo diría con una cierta desolación, una cierta tristeza, como quien di-
ce: “Caramba, este hombre que tan bien estaba encauzado en su línea de trabajo y ahora
se pone a hacer versos”... Ese tipo de reacción profesional de los críticos. (Prego, 151-
152)
[...] yo he publicado muy poca poesía en verso. Y ello por una razón de la que me aver-
güenzo un poco: a pesar de que a todo lo largo de mi vida he luchado contra las catego-
rías, los géneros, las compartimentaciones, me doy cuenta en este momento, que de to-
das maneras he acatado esa especie de decisión que toman los lectores y los críticos
cuando le ponen una etiqueta a un escritor y deciden que es un novelista, como apén-
dice un cuentista, pero que no es poeta.[...] Eso puede haber quizá influido por algun
motivo conciente o inconciente [sic] en que yo limitara la publicación de mis poemas. [...]
mis poemas son legión, sólo que también hay una legión de cajones en mi casa donde es-
tán guardados. [...] no siento el deseo de publicarlos (por el momento). [...] No hay nin-
gún egoísmo en el hecho de no publicarlos, y creo verdaderamente que soy culpable de
haber aceptado demasiado las etiquetas. (Díaz Sosa, 25-26).
cribí poemas, luego fui narrador, pero los poemas continuaron siendo para mí una actividad se-
creta, personal, una especie de diario íntimo en el que dejaba constancia de todos mis azares y
aventuras” (entrevista con Annubis Galardy, Granma, La Habana, 14-II-1984; apud Rodríguez
Núñez, 244); “-[...] tu sais que j’écris des poèmes- mais en général je ne les publie pas, bon, je ne
sais pas, ils sont un peu confidentiels” (Sicard, 13).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
El sentimiento de que, o bien no leen mucha poesía (aunque todos dicen que sí, no pue-
do saberlo, yo sí soy un gran lector de poesía) o no están demasiado dispuestos a acep-
tar que un autor, al que tienen clasificado como cuentista o novelista, se les escape del
casillero. (Prego, 149)
El caso es que declaraciones como éstas preparan y justifican una obra co-
mo Salvo el crepúsculo, que, no por casualidad, culminará –póstumamente– el
proyecto literario de Cortázar como máximo ejemplo de librolibre en el que los
poemas llevan el peso del discurso.
Como contrapartida a la ocultación de la obra poética, se verifica en las de-
claraciones cortazarianas un simultáneo orgullo íntimo por esa faceta de su
escritura. La reivindicación comienza a mitad de los años 60 de modo negativo,
expresada a través de las dudas explícitas sobre la conveniencia de ocultar los
poemas: “Y poemas, creo, que se quejan de olvido quizá justo pero eso no se
sabe nunca [...]” (“Para hacer bailar a una muchacha en camisa”, VDOM: 12). La
superación de esa especie de veto personal se identificará entonces con vencer
el “miedo al público”, algo conseguido tardíamente: “Sólo en los últimos años,
he perdido el miedo al público, he metido poemas míos en algunos de mis li-
bros y sobre todo en mis almanaques” (Lartigue, 109). El ciclo externo de la
poesía cortazariana, que comienza con la censura materna, se cierra con la
aprobación de los amigos: “Ahora, al final del camino de mi vida, me agrada
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DANIEL MESA
que esos poemas sean leídos por la gente que me quiere. Por eso los reuní y
decidí publicarlos” (entrevista con Annubis Galardy, loc. cit.; apud Rodríguez
Núñez, 244). Parece, pues, que ante esos poemas que José M. Oviedo considera-
ba “conmovedoramente malos” (SC: 122) Cortázar estaba más atenazado por un
pudor sentimental que por una estricta censura estética. La defensa que hace
Cortázar de esa obra poética se mueve también casi siempre dentro de los mis-
mos límites. Los poemas se presentan como tesoro privado o “placer perverso”,
difícilmente “objetivable”:
[...] me he preguntado por qué casi nunca quise publicar versos, yo que he escrito tantos;
será, pienso, porque me siento menos capaz de juzgarme por ellos que por la prosa, y
también por un placer perverso de guardar lo que quizá es más mío. (VDOM1: 195)
Es natural entonces que estos poemas que siguen me parezcan demasiado marginales y
que a la vez no lamente haberlos escrito; hombre entre dos aguas del siglo, habré tenido
el privilegio agridulce de asistir a la decadencia de una cosmovisión y al alumbramiento
de otra muy diferente; y si mis últimos años están y estarán dedicados a ese hombre
nuevo que queremos crear, nada podrá impedirme volver la mirada hacia una región de
sombras queridas [...]. (PM: 10)
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
con la revolución cubana, con la que empiezan a surgir las primeras tensiones;
reconocidísimo maestro del relato breve; cerrado el ciclo de novela experimen-
tal-existencial tras 62/Modelo para armar), un riesgo necesario en el proceso de
elección y construcción de una identidad literaria, un proyecto cada vez más
acuciante. La calidad exigible al poema está, entonces, estrechamente relaciona-
da con el ser del autor, con su autenticidad:
Non so se scriverò piú poesie, né che cosa saranno; però, in ogni caso, quelle che aprono
questo libro mi esprimono oggi cosí come io sono, cosí come tante altre che popolano
queste pagine mi espressero lungo la rotta solitaria che mi portò finalmente a
incontrarmi con i miei fratelli, quelli che avanzano verso l’uomo futuro, quelli che
combattono e muoiono per quest’uomo, per portarlo alla fine, nuovo nato, alla vita
nuova. (Cortázar, 1982: 137)
14 Cfr. la carta a R. Fernández Retamar de 10-V-1967: “De la Argentina se alejó un escritor para quien la
realidad, como la imaginaba Mallarmé, debía culminar en un libro; en París nació un hombre
para quien los libros deberán culminar en la realidad.” (Cortázar, 1984: 62; también en UR, II:
272).
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DANIEL MESA
Detrás de eso, la certidumbre de que los poemas, fueran lo que fuesen, guardaban en
sus botellitas de ludiones lo más mío que me hubiera sido dado escribir, y que no llega-
ría a la verdadinventada por un mero barrido de hojas secas. (SC: 243)
LARELACIÓNCONELLECTORDEPOESÍA
El papel que Cortázar concede al lector es un aspecto reiteradamente anali-
zado en relación con su prosa, pero olvidado en cuanto hace referencia a la poe-
sía. Dada la importancia que tiene la opinión ajena en los inicios de la imagen
de poeta que Cortázar se hace, la relación entre texto y lector, inexcusable en el
momento mismo de la escritura del poema, será un factor clave en la construc-
ción de esa imagen.
De nuevo las cartas de 1939 a 1945 ofrecen un tesoro riquísimo para explo-
rar la actitud de Cortázar. Muy a menudo, la carta es vehículo para un poema
que busca inexcusablemente la opinión de su lector, desencadenando en oca-
siones un diálogo acerca de tal o cual pasaje más o menos oscuro. Aunque no es
lo más frecuente, a veces el “lector-modelo” coincide con el destinatario de la
carta (generalmente una mujer, en esas fechas), puesto que el poema le está
dedicado. Muy pronto, Cortázar plantea abiertamente a Mercedes Arias el pro-
blema de la imagen del lector en el momento de componer el poema:
Siempre he pensado que yo no debería dar a leer mis cosas a nadie, porque, en el fondo,
para nadie están escritas. Aclaro: suelen ser escritas pensando en alguien, o con referen-
cia a determinado momento de mi vida que, por fatalidad propia de nuestra condición,
15 La magnitud de lo ocultado queda de manifiesto a poca credibilidad que se otorgue a esa declara-
ción: frente a los “millares” de poemas escritos, los publicados aún quedan lejos del “millar”.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
se relaciona con alguien -uno o varios seres ligados de un modo u otro al propio ser-.
Pero, en lo que respecta a la obra en sí, no es creada en función de un lector. ¿Me hago
entender? Quiero decir que escribo, muchas veces, con referencia a otros seres; pero que
nunca pienso en ellos como posibles lectores. Ellos pueden dictar mi obra; pero yo no la
creo para ellos. Todos, o casi todos mis poemas, son por X o Z; pero nunca para X o Z.
(14-X-1939; Domínguez, 213).
De donde se sigue, por lo común, una oscuridad que yo soy el primero en deplorar, pero
de la cual no me desprenderé jamás -a menos que una imprevista gracia descienda del
cielo para enseñarme una belleza menos compleja-. (14-X-1939; Domínguez, 213)
But... why spoil that “heavenly” place with my bitter, chilly and unpleasant poems? I
thought, at first, that it was better if I refuse send them to you; but, after deep medita-
tion... you see, there they go! I hope my poor verses won’t cover your blues [sic] skyes
[sic] with another kind of “blues”. (febrero, 1943 ?; Domínguez, 262)
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DANIEL MESA
Es por eso que [sic] siento el placer de enviarle lo que yo puedo escribir; [...] en el muy
pequeño círculo de espíritus amigos que me consuelan de la vida, usted está desde hace
mucho; y por eso siento la alegría de poner mis músicas en sus manos. Usted es dema-
siado modesta, a veces; yo sé que lee en mi Poesía mucho más de lo que confiesa. Quizá
lee todo; y si no encuentra más, esporquenohay. Cuántas veces, detrás de la oscuridad se
oculta el vacío. (14-X-1939; ibid.: 214).
[...] loúnico que me acerca al simbolismo es esa aparente oscuridad. ¿Y es ése mi paren-
tesco? No, porque se trata de una consecuencia externa al Poema en sí, a su intención, y a
los cánones que rigieron su nacimiento. [...] Si hay versos míos de forma y música sim-
bolistas, es sólo resultante de la forma empleada, el soneto, que lleva a un cierto herme-
tismo, y al deseo de lograr resonancias eufónicas. (a L. Duprat, 31-7-1940, C/1: 90)
Usted me ha dicho muchas veces que no comprendía bien algunos poemas de mi libro;
¿le servirá de consuelo el saber que, hasta ahora, nadie me ha dado la alegría de com-
prenderlos íntegramente? Ni siquiera algunos seres por quienes los sonetos surgieron de
mí mismo; esos -dolorosamente se lo confieso- fueron los primeros en no comprender,
en decirme, a manera de crítica, que nada había más helado y más distante de la Poesía
que ese pobre montón de versos. Quizá usted crea que yo hablo “por la boca de la heri-
da”; no es así. Yo sé -ahora, sobre todo, que ha transcurrido el tiempo- cuántos y qué
graves son los defectos de mi libro; sé que, en el fondo, no debí publicar versos que no
habían sido escritos para que los leyeran. Y, sin embargo, usted y acaso uno o dos ami-
gos vieron con intuición admirable pasajes y alusiones tal como yo los había intuido y
deseado (ibid.: 213).
No es posible saber con certeza a qué libro se refiere Cortázar en esta carta
(quizá Presencia o algún otro inédito), pero la decepción del poeta justifica una
vez más su retraimiento. La comprensión, por el contrario, conlleva alegría, a
pesar de que sus reparos han podido suscitar en su corresponsal la impresión
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
contraria:
I’m not disappointed because you say you understand my poems. In [sic] the contrary, I
feel very glad; it’s a comforter thought, to know I have a friend who reads me, and feel
[sic] the same feelings I have. You say: “I like them” (the poems). Thanks for that; it’s
wonderful to hear it. (diciembre, 1939; Domínguez, 218).
[...] No sé si este “nuevo tono” que quizá usted no conozca en mí, la sorprenderá des-
agradablemente. [...] -¿no encuentra en ellos un desesperado deseo por decir lo que se
anhela y evitar, a la vez, problemas de comprensión al lector? (Sus observaciones al res-
pecto tienen mucho que ver en esta actitud; he comprendido que no hay derecho a es-
cribir solamente para uno... si al final se termina dando los poemas a otros. De todas
maneras, me agradaría una opinión.). (febrero, 1943 ?; ibid.: 262)
16 Merecería la pena dedicar más atención a ese concurso, cuya importancia para la generación
poética bonaerense de 1940 la han consignado, por ejemplo, Devoto (68), Cambours Ocampo
(49) y Fernández Moreno (230). En la correspondencia con Mercedes Arias, entre el mes de
abril de 1940 y marzo de 1942 las referencias al libro presentado por Cortázar al certamen son
reiteradas (Domínguez, 220, 222, 234, 253), a veces con descripción explícita de su contenido.
También aparece en cartas a Lucienne C. de Duprat (C/1: 67). El concurso de Martín Fierro
queda en la prehistoria de la escritura cortazariana como ejemplo de una confianza absoluta
en la valía de la propia obra que, contradiciendo la opinión generalizada que ve al primer
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DANIEL MESA
[...] me creo capaz de suprimir lo que entonces me había parecido particularmente bue-
no. Tal vez debí dejar el arbitraje literario en manos amigas pero es algo que nunca me
ha tentado, sin duda por nefanda vanidad; la única vez que lo intenté tímidamente en
Buenos Aires, el amigo consultado me aconsejó destruir Elperseguidor. No es una prueba
de nada, pero uno se queda con sus dudas para el futuro. (SC: 320)
Un buen crítico no necesita de fechas precisas para establecer una cronología literaria, el
tiempo está inscrito en lo escrito, en las adherencias del momento, las modas estéticas, lo
Cortázar como un escriba secreto, intenta imponerse en el contexto literario que lo rodea va-
liéndose de cauces de difusión “oficiales”. Ello sitúa la obra de Cortázar en el centro de las
tensiones de desarrollo literario de los miembros de su generación.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
in y lo camp. [...] Soy capaz de fechar viejos textos sin fecha, el vocabulario es mi carbono
14, no así los temas y los moods porque nada ha cambiado en este terreno donde sigo
siendo el mismo, quiero decir romántico / sensiblero / cursi (todo esto sin exagerar, che).
(SC: 117)17
Porque todo lo que he escrito en poesía -vos lo has notado- ha sido una tentativa a [sic]
transmitir la poesía sin que tuviera la mayúscula de la palabra Poesía, algo capaz de pa-
sar sin esa automática hipervaloración que hace que la gente siempre abra un poco los
ojos cuando se habla del Poeta y de la Poesía. Esa jerarquización de la poesía que yo no
creo necesaria para llegar a la poesía más alta y más grande, ¿no? (Prego, 157)
17 En relación con la inscripción del tiempo en la escritura conviene recordar también este pasaje de
una carta a Yurkievich: “Los poemas que incluiré en Últimoround me suenan a viejo, a resabi-
do, mientras corrijo las pruebas [...]. Pero cada cosa tiene su tiempo, y cuando los escribí yo
era ese que los escribía, estaba en la tierra semántica y estética que justificaba esas cosas”
(Saignon, 2-7-1969, C/3: 1348).
18 Hay algunas referencias al proceso de elaboración de esa antología en sus cartas. Desde el punto
de vista de la actitud de lector de poesía, interesa una de las primeras: “[...] este invierno voy a
preparar una antología de Pedro Salinas, a quien siempre quise mucho; su hijo, que es un
buen amigo, tiene suficiente confianza en mí para pedirme que haga la antología y la preceda
con algunas páginas mías. Es una tarea insólita para mí, en todos los campos, y precisamente
por eso fascinadora” (a Graciela de Sola, Saignon, 29-8-1970, C/3: 1421).
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DANIEL MESA
BIBLIOGRAFÍA:
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C: Cartas, 3 vols., Madrid, Alfaguara, 2000.
CP: Cartasaunapelirroja, Madrid, Orígenes, 1990.
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2.BIBLIOGRAFÍASECUNDARIA
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
DANIELMESAGANCEDO
Universidad de Zaragoza
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NOTASPARAUNREALISMODELSIMULACRO:
ÉCFRASISDELAFOTOGRAFÍADIGITAL
ENLANARRATIVADECÉSARAIRA1
No hay en las letras argentinas una narrativa tan fascinante y a la vez re-
pudiada como la de César Aira. Verdadera “marca literaria” (Montaldo, 2005),
esta literatura reivindica una tradición- Lautreamont, Arlt, Puig, Lamborghini,
Copi- y un modo de situarse o intervenir en el campo literario que ha vuelto
visibles en el contexto de la narrativa más reciente a escritores muy diferentes
que se hallan por diferentes razones en sintonía con “algo de lo de Aira”2 o con
algo de esa tradición “a través de lo de Aira”. A lo largo de sus más de sesenta
textos, dicha “marca” se ha constituido bajo el signo de lo metaficcional, de la
transgresión de las categorías de lo alto y lo bajo, lo literario y lo masivo, ple-
gándose a una narrativa del silencio que, al mismo tiempo, en un contexto iné-
dito de convivencia de la literatura con otras redes discursivas fruto de la mul-
tiplicidad de la información, la massmediación y el espectáculo, se proyecta hacia
el afuera de la literatura en un impulso ecfrástico3 que se quiere realista. El pro-
yecto de la obra airiana parece descansar en la negación de un mensaje o de la
posibilidad de inferir un sentido en la lectura, de leer en vertical, planteamiento
cuya seducción entronca con la construcción desde los textos de un mito perso-
nal entre lo “ya hecho y la firma” (Contreras, 2002). No obstante, más allá de la
vindicación de la vanguardia del arte como procedimiento, encontramos que la
influencia de la obra de Aira en ciertas estéticas del presente en el Río de la Pla-
ta quizás tenga que ver más con el modo en que los textos construyen su rea-
1 El presente trabajo es un fragmento de una tesis doctoral que lleva por título “Realismos del Simu-
lacro: imagen, medios y tecnología en la narrativa del Río de la Plata”, Universidad de Gra-
nada, 2008.
2 Nos hemos extendido más en las conexiones entre Aira y algunos escritores argentinos como
Alberto Laiseca, Sergio Bizzio, Daniel Guebel, Washington Cucurto, Dalia Rosetti, Javier Bari-
laro, Fabián Casas, o los latinoamericanos Crispín Portugal o Daniel Umpi en una ponencia
leída en abril de 2007 en el Seminario Internacional de Narrativa Hispanoamericana Contem-
poránea de Granada. Una versión publicada de la misma aparece en Entrelolocalyloglobal:la
narrativalatinoamericanaenelcambiodesiglo (Montoya Juárez, 2008).
3 Podríamos definir el concepto de écfrasis junto a Murray Krieger “Ekphrasis (…) clearly presup-
poses that one art (…) is defining its mission through its dependence on the mission of anot-
her art- painting, sculpture or others” (1992: 6), o, ampliando su campo semántico, aunque
originalmente fuera predicable de las relaciones del texto con las artes figurativas, junto a
Heffernan, a otras artes o formas de reproducción visual; así, podríamos afirmar que la écfra-
sis es toda representación verbal mediada por la representación visual: “(ekphrasis is) the
verbal representation of visual representation” (Heffernan, 1991: 297).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
TELEVISUALIZACIÓNYMENEMISMO
Creemos que es significativo que esta televisualización simultánea a la re-
flexión alrededor del realismo en la narrativa airiana se radicalice desde lo es-
crito en 1987, pudiéndose leer como un síntoma de una atmósfera nueva en la
cultura argentina. Entre el final del gobierno radical y el inicio de las políticas
neoliberales del nuevo peronismo, con las reformas y privatizaciones llevadas a
cabo por Carlos Saúl Menem, se produce en Argentina un verdadero boom de
las emisiones audiovisuales, un proceso de contaminación sin precedentes de la
iconosfera (Gubern, 2007) estableciendo las condiciones para la constitución de
un nuevo sensorium que hemos descrito como “simulacro”, que alcanza todos
los aspectos de la esfera pública y política del país. Durante este período la tele-
visión en Argentina alcanza una considerable fuerza mito-poética, convirtién-
dose en el espacio de más influencia en la transformación de la identidad argen-
tina y del espacio en que se juega el destino de lo político.
Éste es el período- desde la transición democrática, pero sobre todo duran-
te la década menemista- en el que se produce lo que hemos descrito como tele-
visualización o- con Contreras (2002)- como “caída en lo masivo” de la narrativa
de Aira, cuando se hacen particularmente abigarradas y significativas las co-
nexiones de la narrativa airiana con la cultura de masas, no sólo por la parodi-
zación de determinados géneros, personajes o imágenes procedentes de la cul-
tura de masas, también por lo indistinto de su selección desjerarquizada de
elementos a incluir y su voluntad de hacer funcionar la narrativa como si de
una emisión televisiva se tratara. Todo ello dota a sus textos de una textura
massmediática(Montoya Juárez, 2004; 2005), que al mismo tiempo determina el
modo de presentación en el mercado (Montaldo, 2005) de una narrativa que
funciona y busca distribuirse a sí misma, con la proliferación sobreabundante
de novelitas en editoriales de tirada diversa, según una paradójica artesanía que
simula la lógica de lo masivo.
Es también el período en el que la obsesión por una afirmación de un rea-
lismo como distorsión de un planteamiento realista de inicio en los textos se da
LAPRUEBA:LAÉCFRASISPARAIRMÁSALLÁDELASEXPLICACIONES.
La anécdota que constituye el argumento de La prueba es relativamente
simple: Marcia, una joven adolescente de clase media baja, tímida, gorda, pa-
seando por el sempiterno barrio de Flores de la novelística airiana es asaltada
por dos muchachas punks, “Mao” y su amante “Lenin”. La novela se abre con la
declaración de Mao de querer “coger” con la protagonista. El grueso de la nove-
la consiste en un diálogo absurdo que tiene lugar por las calles que circundan la
Plaza y los establecimientos de ocio y consumo de Flores- en concreto el “Pum-
per Nic”6-, en el que reiteradamente Marcia se niega a la proposición de Mao.
Un diálogo entre mundos opuestos, el de la adolescente convencional y el de las
punks, que nace de la reacción de inadecuación entre lo cotidiano, el paseo ves-
pertino por el barrio, y el exabrupto dirigido a Marcia por Mao:
“¿Querés coger?7
5 Diego Lerman en Tan de repente (2002), su ópera prima, versiona esta novela, describiendo la
errancia juvenil de las tres jóvenes de Flores que efectúan juntas un viaje al interior- inexisten-
te en la novela de Aira-. El film de Lerman conserva un cierto aire de la NouvelleVague. La pe-
lícula reproduce la primera parte de Laprueba, manteniendo los personajes, buena parte de los
diálogos y el efecto de non-sense de la novela, aunque elude su final onírico.
6 Cadena de hamburgueserías popular y muy extendida en la ciudad de Buenos Aires en los ochen-
ger”, utilizado en toda Latinoamérica en sentido sexual figurado, aparece autocensurado con
puntos suspensivos. Cabría preguntarse por la decisión del autor por reformular la pregunta
de un modo más literal en las sucesivas ediciones. No tenemos información suficiente para es-
tablecer una hipótesis, si bien es cierto que no es el propósito de este trabajo explicar las va-
riantes textuales en la obra de Aira. Lecturas como las de O´Connor (1999) vinculan esos pun-
tos suspensivos del inicio con un juego irónico, del no querer decir lo que luego dice- falsa
mojigatería que subraya una estética camp, o, pensamos, con metáforas de la indecibilidad
para subrayar ese “límite de lo real” que no se llega a franquear ni siquiera por el narrador de
inicio y que sólo será franqueado cuando se atraviese el umbral de la acción, en la escena final
del supermercado. No obstante el abandono de ese recurso en una edición posterior de la no-
vela puede volverlo menos significativo. Es la única variante textual que hemos encontrado
en las dos ediciones que hemos contrastado, sorprende, puesto que parte del procedimiento
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JESÚS MONTOYA
“Era verdad, en cierto modo. Salvo que Marcia no creía poder avanzar (…) si no era
cambiando de papel, haciendo personajes. De otro modo se metía en callejones sin sali-
da, se precipitaba al abismo, la paralizaba el miedo. En ese momento se le ocurrió que
quizás ese miedo era algo que había que mirar de frente, algo que aceptar. Ésa podía ser
la lección del nihilismo punk. Pero no lo creía; por un lado, sus dos acompañantes nega-
rían que tuvieran ninguna lección que proponerle; por otro, ellas mismas, disfrazadas
como estaban, eran un mentís a esa moral. Aunque no era tan descabellado, dentro del
clima de transmutación de todos los valores en el que se movían” (36)
Toda esta primera parte, que ocupa los dos primeros tercios de la novela,
está narrada en una tercera persona por un narrador que mantiene el modo
realista. Si bien existen algunas diferencias en la presentación de los personajes:
frente a Marcia, las dos punks son presentadas como superficies objetivas y sólo
son descritas en su modo de actuar, de hablar o desde el punto de vista de Mar-
cia, único que el narrador penetra o adopta.
La segunda parte, se inicia con una revelación de un secreto, un secreto
que quizá no sea tal y se recoge en apenas un puñado de páginas (las últimas
veinte8). Mao hace a Marcia una revelación aparentemente tautológica, que no
avanza en la explicación del sentido sino que vuelve sobre el principio, a la
declaración amorosa: Mao revela a Marcia que, de algún modo, el amor que
siente es en realidad la vía de acceso a un “real”, un real resistente a toda defi-
nición, un real inmediato alejado de la realidad simbolizada o de lo que en la
novela se denomina “reino de las explicaciones”, un real más real que lo apa-
rentemente real, que es descrito como “un sueño hecho realidad” o con reitera-
da frecuencia como “lo real de la realidad”. En el discurso de Mao ni el “amor”,
como tampoco “lo real” o “la felicidad”, son definidos, continúan herméticos,
sin posibilidad de equivalencias. Sólo puesto en funcionamiento- con la acción-
el amor cobrará sentido, un sentido que recupera, traicionándolos, motivos de
la cultura popular y clichés melodramáticos:
“Marcia, no te voy a decir una vez más que estás equivocada porque ya debés saberlo.
Ese mundo de explicaciones en que vivís es el error. El amor es la salida del error. (…)
Mi amor te ha transformado. Ese mundo tuyo está dentro del mundo real, Marcia. Voy a
condescender a explicarte un par de cosas, pero tené en cuenta que me refiero al mundo
real, no al de las explicaciones. ¿Qué es lo que te impide contestarme? Dos cosas: lo súbi-
to y que yo sea una chica. De lo súbito no es necesario decir nada; vos creés en el amor a
primera vista tanto como yo y como todo el mundo. (…) te escandaliza nuestra brutali-
dad, pero no se te ha ocurrido pensar que en el fondo sólo hay brutalidad. (…) en las
mismas explicaciones que estás buscando, cuando llegan al fin, a la explicación última,
¿qué hay sino una claridad desnuda y horrible?” (50)
sus dos acompañantes, debiendo reubicarse ella misma a través del diálogo en
una posición sostenida por los atributos de la normalidad y lo previsible, hasta
que “la realidad comienza” y las explicaciones no pueden sostenerse. Estos
atributos son valorados por vez primera cuando las tres jóvenes entran en el
“Pumper”:
“Por dentro el local de Pumper Nic era una llama de luz blanca, con la calefacción al
máximo. Entraron las tres juntas, o no del todo, en una fila irregular, Mao la última. ¿La
rodeaban acaso, temían que se escapara? Nada de eso. Entraban como tres amigas, dos
de un tipo, una de otro. Marcia se sentía tranquila y casi contenta. Dar por terminada la
escena de enfrente le resultaba un alivio, era como si entraran en otra etapa, más normal
y previsible” (Laprueba,21).
“¿Qué pensaría ese público ultranormal hecho de jóvenes, mayores y niños que comían
hamburguesas y tomaban gaseosas? ¿Se sentirían invadidos, amenazados? No pudo evi-
tar la pueril satisfacción de pensar que la envidiaban por estar con ellas, por tener acceso
a su modo de ser y pensar, tan esotérico. Quizás pensarían que eran amigas de la infan-
cia: unas habían tomado un camino en la vida, ella otro, y se reunían para intercambiar
experiencias. O quizás pensarían (era más lógico, dentro de todo) que ella también era
una punk, sólo que vestida y peinada de modo convencional. Apuró el paso para poner-
se a la altura de las otras, no fuera que alguien se confundiera y creyera que sólo por ca-
sualidad habían entrado juntas” (22) (…) “Lo lógico sería pensar que el efecto se agota-
ría a la larga; nadie es una caja perpetua de sorpresas, y a pesar de la extrañeza de estos
dos ejemplares, bien podía adivinar debajo de ellas un fondo muy escaso, la vulgaridad
de unas chicas extraviadas representando un papel. (…) Pero también podía pensar lo
contrario (…) quizás el mundo, cuando se transforma una vez, ya no puede dejar de
cambiar” (27-28).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
9 Con frecuencia, como ocurre en la novela, en la representación ecfrástica el marco del cuadro, del
fotograma o la fotografía se citan expresamente para marcar la densidad artificial de lo repre-
sentado
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JESÚS MONTOYA
ca visual en recursos narrativos, sino a hacer ingresar las imágenes como obje-
tos extraños a la textualidad (Mitchell, 1994). El narrador marca la textura visual
de la violencia desplegada en el fragmento, aislando las imágenes para que
éstas no queden integradas completamente en lo textual y, resulten, de alguna
manera, marcados los límites de ambos lenguajes en su misma intersección.
Josefina Ludmer ha señalado a propósito de la opción final por la violencia
en la novela de Aira que ésta es expresión de la violencia gratuita10 de los años
noventa (Ludmer, 1999: 366-367), Lidia Santos replica que “no es gratuita” sino
que expresa la nueva configuración social implantada por el neoliberalismo”
(2004) Mao y Lenin, cuyos apodos se vinculan a las dos alternativas más segui-
das en el marxismo de los años sesenta, representadas por las “guerrillas”
(Mao) y los “partidos comunistas” (Lenin) atacan a los consumidores11 (Ludmer
1999; Santos, 2004). Más allá de estas plausibles lecturas, pensamos que la vio-
lencia forma parte de la retórica del realismo que construye la novela a partir de
la revelación como momento bisagra o anamorfosis que transforma el verosímil
de la novela. La violencia es el complemento necesario del ingreso del lenguaje
visual.
En el instante en que tiene lugar la revelación de Mao, Marcia percibe re-
pentinamente la belleza del objeto extraño en su mundo de clase media- la mu-
chacha punk.Percepción que reenvía a la lectura metaficcional o metanarrativa
que vuelve a remitir en el caso de Aira a la pregunta por la calidad artística o el
valor literario. Si Marcia, según se insinúa en el texto, concibe a los seres huma-
10 Lipovetsky señala a propósito de la violencia en las sociedades posmodernas una cierta gratuidad
vinculada al espectáculo. “(…) esa criminalidad hard, sin proyecto, sin ambición, sin imagina-
rio. El proceso de personalización que aspira a aumentar la responsabilidad de los individuos
favorece de hecho los comportamientos aberrantes, inestables, indiferentes de algún modo al
principio de realidad, como tales en consonancia con el narcisismo dominante y su correlato,
lo real transformado en espectáculo irreal, en un escaparate sin espesor (…) lejos de ser anti-
nómico con el orden cool y narcisista, es su expresión exasperada” (Lipovetsky, 1986: 209).
11 No obstante, aunque en líneas generales coincidimos con los vínculos entre violencia y mercado
que la crítica ha leído en Laprueba,diferimos de la lectura que hace Lidia Santos al señalar que
ambos personajes femeninos, las punks, se construyan como consumidoras ellas mismas-
“ellas también son consumidoras, hecho que el narrador resalta al citar los programas de tele-
visión que miran o el tipo de rock que compran” (Santos, 2004: 209)-. A diferencia del trata-
miento del consumo cultural que operan las novelas de Manuel Puig, en Lapruebano hemos
encontrado ninguna referencia al tipo de rock que estas punks compran o a los programas de
televisión que miran11. Si bien es cierto que existen referencias a un cierto reconocimiento por
parte de las dos punks de la existencia de grupos como TheCure, no hay reconocimiento algu-
no de haber escuchado o leído nada vinculado con el grupo o su solista, no hay apología de
ningún grupo, menos haber comprado nada relacionado con ello, antes al contrario, es Mar-
cia, la adolescente virgen aparentemente convencional y de clase media, la que sugiere ciertos
criterios de consumo para definir o clasificar a las punks como tales.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
nos en lo relativo al rubro del amor como estereotipos, es decir, como receptá-
culos o representaciones de “tipos generales”12 (Laprueba:33), la radical diferen-
cia en la repentina extrañeza de la visión de Mao es que su belleza: “no era un
efecto. No era el tipo de belleza que se descubría a la corta o a la larga, por el
hábito o el amor o por las dos cosas juntas, no era la belleza que se veía por la
lente de la subjetividad o el tiempo”. Se trata de una belleza “objetiva” una
“belleza real” (52), sublime, que no resiste las comparaciones:
“Entre sus compañeras de colegio había varias que podían jactarse de bellezas sin falla.
En comparación con Mao, eran algo así como ilusiones que caían ante lo real. (…)” (52)
“Lenin (…) era distinta. Tan distinta que hacía prensar en una clase de belleza que pudie-
ra apreciarse en otra civilización. (…) en ella había un descubrimiento latente, que para
Marcia se hizo real en ese momento: lo novelesco. (…) se revelaban como las dos caras de
un mismo asunto. La belleza y lo distinto estallaban en la noche, y la transformación que
producían no era, como las anteriores que había creído percibir (ésta las cambiaba de na-
turaleza), la vuelta de página a una nueva versión del mundo, sino la transformación del
mundo en mundo. Era la cima de la extrañeza, y no creyó que se pudiera ir más lejos”.
(52-53)
La pregunta por cómo unas punks a las claras construidas como estereoti-
pos se pueden erigir como seres reales se conecta con otra de mayor alcance en
la obra de Aira: ¿cómo lo que está al borde de la desagregación, cómo el fraude,
puede ser transmutado en verdad o en algo frente a lo que no sea necesario
pensar en términos de verdad o falsedad? Es en este sentido que la elaboración
del simulacro posmoderno en Aira trabaja sobre el estereotipo para transfor-
marlo en realidad13, o para reconocerse como única posibilidad de seguir escri-
biendo más allá del fin, del límite, del simulacro. Sobre esta cuestión debemos
regresar, para pensar el costado político de esta explicitación y transgresión de
12 “Marcia era típicamente joven en tanto no concebía el amor sino como una cuestión de tipos
generales; uno se enamoraba de un conjunto de características que se reunían en un indivi-
duo, y también podrían reunirse en otro. Sólo había que encontrar al que las tuviera. (…) por-
que el amor puede estar en cualquier parte, en todas; el mundo entero es amor para ellos”
(33).
13 En “invención”, en palabras de Contreras (2002), cuyo análisis de Lapruebase mueve en el espacio
del análisis metaficcional o metaartístico. Pero, ¿no es posible en esta vuelta imagen de los es-
tereotipos, pensar implicaciones vinculadas al problema de lo real, el realismo y la represen-
tación?
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JESÚS MONTOYA
“(…) la vuelta al revés del relato, tal como se vuelve del revés un guante, dejando a la
vista su forro interior, obsceno e informe. Aunque casi sería más justo hablar de la “me-
dia vuelta” del relato: como un guante a medio volver, que no se sabe bien de qué lado
va, si del lado de la fábula o del envés de lo real. O, mejor aún, como un guante-globo a
medio inflar, que lo mismo se hincha hasta un máximo de invención que se deshincha
de golpe, con el resoplido irrisorio de brusca caída de la ficción en lo real” (Prieto, 2005:
182)
Si en la lectura de Prieto esta “media vuelta” del relato supone tanto una
reacción contra las vanguardias como un modo renovado de vanguardia que
recupera ciertas técnicas y muestra similaridades con la narrativa de, por ejem-
plo, Macedonio Fernández (Prieto, 2005), también puede ser válida para pensar
el modo en que coexisten en las novelas hermetismo y reproducción de una
experiencia contemporánea de lo real. La presentación del simulacro, del límite
de la representación, dada media vuelta, escribe en su envés un deseo utópico
de real, auténtico mitologema de esta narrativa.
La crítica ha puesto de relieve cómo la narración, que proyecta una literali-
zación de numerosos clichés románticos y telenovelescos que podrían resumirse
en el axioma “la fuerza del amor” (Contreras, 2002), se hibrida con otros géne-
ros, el de la ficción massmediática de los films de acción, el fanzine o el manga.
Es evidente que la voz narrativa de Laprueba es una voz asimilable a una cierta
tradición “campqueer”15, que puede ponerse en relación con el proyecto escritu-
rario que el autor manifiesta en ciertos textos en los que lo híbrido y lo andrógi-
no se rescatan en tanto ofrecen la posibilidad de materializar los opuestos:
“Si uno se decide por la literatura es con ese fin: salir de una lógica de exclusión de los
contrarios que califica de falso a uno solo de los miembros del par. No para hacerlos fal-
sos o verdaderos a los dos, sino para ponerlos en una teoría falsa que hace irrelevante la
clasificación. Por eso debemos hacer teorías. (…) ¿Por qué empezar entonces? Por nada.
Por una especie de locura benévola al alcance de todos; por pasar el rato. Porque mien-
tras tanto uno está viviendo y debe ocuparse de algo. Esa es la parte de realismo, la úni-
ca parte de realismo, que tiene nuestro oficio: se hacen teorías con la vida (o viceversa)
(…)” (“Nouvelles impressions”, 43)
“Debo responder con una teoría (…) para concentrarlo en mí (el interés), para volverlo
tema y espectáculo. Después de todo, ¿para qué componen sistemas los filósofos? Para
poder hablar en sus propios términos, para redefinir todo su vocabulario como una len-
gua extranjera y no poder ser refutados. Lo mismo hace un escritor, tomando a la filoso-
fía como modelo y dándole a la filosofía esta función de modelo” (52).
Pero si rastreamos el diálogo que muchos textos de Aira desde los años
noventa establecen con las escenas del presente que se eligen como material
para ese proyecto, podemos advertir cómo el juego de las transformaciones que
se define como verdadera realidad, como un progresivo cambio de atmósfera
que en el texto se sugiere por contacto con la “otredad” representada por las
“falsas punks”, encontramos la explicitación de un límite en la representación y
la simultánea apuesta, desde el horizonte del simulacro massmediático, por la
explicitación de una cierta realidad. Las novelas de Aira sugieren un “real” a
partir de la vuelta imagen de los personajes y las acciones que despliegan. En La
prueba se expresa el deseo de fugarse de la “lógica de las explicaciones”, del
rodeo lingüístico o verbal, en pos de una “expresión fotográfica” (Montoya
15 “I again invoke Ovid, Sterne and Carrol to remind us that pre-gay and non-homosexual voices in
the tradition (…) it is good to recall that the term queer was invented to include sexual trans-
gresiveness that ignore the false binary between heterosexual and homosexual. Aira´s voice
may not be gay, but it is queer” (O´Connor, 1999: 24).
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JESÚS MONTOYA
16 Incluso cuando se trata de ficciones del procedimiento en que trabaja sobre las posibilidades
creativas y artísticas de los diferentes media produciendo cada una de ellas un “simulacro del
simulacro” (Latrompetademimbre,127), en Aira hay siempre una obsesiva preocupación por el
realismo, por referir a lo exterior a la literatura a sabiendas de que todo es simulacro.
17 No podemos obviar que la escena del atraco y violencia exacerbada traduce como imagen una
violencia cotidiana en el período en que se escribe Laprueba, 1989, hiperinflación, y saqueos a
supermercados a cargo de sectores desfavorecidos para aprovisionarse de mercancías y ali-
mentos se convierten en noticia cotidiana. La exposición espectacular del fragmento- con sus
hipérboles expresionistas- no deja de ser, en realidad, la traducción en imagen de otra imagen,
pues los acontecimientos que inspiran el relato son percibidos a través de la mediación televi-
siva. Y en ese sentido, la transcripción conserva un cierto realismo evanescente, propio del
contexto posmoderno.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“Cuando entró... no exactamente cuando entró, sino cuando miró atrás y vio lo que
hacía Lenin al entrar... fue como si comenzara un sueño. Y al mismo tiempo como si co-
menzara la realidad. Lenin había sacado del bolsillo, o quizás entre las cosas metálicas
que le colgaban del cuello, un grueso candado de hierro negro; cerraba la puerta de vi-
drio, corría el pasador y le ponía el candado, que al cerrarse hizo un clac que la sobresal-
tó. Fue como si el candado se hubiera cerrado sobre su corazón, literalmente. Más toda-
vía, fue como si su corazón fuera el candado de hierro negro algo herrumbrado, pero
funcionando a la perfección, demasiado bien en realidad. Porque la maniobra había te-
nido algo de irreversible (un candado, cuando se cierra, parece como si nunca más fuera
a abrirse, como si la llave estuviera extraviada desde ya) lo que sumado a lo imprevisto,
a la sorpresa, la volvía un sueño hecho realidad” (55).
18 Como hemos estudiado en otro trabajo sobre Moreira,primera novela de Aira,la cuestión relativa
a las perspectivas “acelerada” y “retrasada” (Paz, 1978), habría de ponerse en relación con la
figura de la anamorfosis de inspiración leibniziana que supone un rasgo sustantivo en esta
narrativa, anamorfosis que tiene un carácter eminentemente dual: “la imagen nace de su pro-
pia desfiguración, señalando a su paso el carácter doble que la sustenta: es una representación
que esconde el objeto mismo que representa” (García, 2006). Es en este sentido que podemos
entender la hiperbolización o el gigantismo y la miniaturización de los tamaños en Aira cuyos
ejemplos son legión en sus novelas: la discoteca miniaturizada en Yoeraunachicamodernao el
aumento y reducción del tamaño del gigante Chin Fu en Laguerradelosgimnasios,el camión-
planeta-mónada del Chiquito, la Virgen de LosmisteriosdeRosario,o la perspectiva que dismi-
nuye al gaucho que se aproxima a la pulpería en Moreira.La velocidad es según Virilio, la ca-
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JESÚS MONTOYA
“Cuando la atacante se alzó, como una moderna Salomé de negro, sostenía con las dos
manos la cabeza de la señora. El espectáculo había atraído la atención general. El clamor
se multiplicó, y lo que surgía de él, más que los ¡Asesina! ¡Bestia!, etcétera eran los ¡No
mires! (…) era la segunda parte de lo soñado: el miedo a soñar. O a recordar, que es lo
mismo (…) Mao (…) lanzó la cabeza como una pelota hacia los que gritaban (…) La at-
mósfera se había enrarecido. El calor del fuego estaba cargado de olores asfixiantes. To-
da la materia comestible y bebible del supermercado se transmitía al aire. (…) los enva-
ses de solventes, ceras, lustres, amoníacos, estallaban con hedores irrespirables. Las
masas cautivas presionaban por alejarse y pasaban unos por encima de las cabezas de
los otros (…) en pleno sálvese quien pueda. (…) Góndolas enteras empezaban a de-
rrumbarse sobre la gente. Y la cabeza de la señora seguía en el aire, no porque se hubie-
ra detenido en un milagro de levitación postmortem, sino porque había pasado muy po-
co tiempo”. (68)
“Una mujer, por ejemplo, un ama de casa del barrio (…) se fundía en su lugar a la vista
de sus congéneres que no le prestaban atención. El fuego se había apoderado de la fibra
viscosa de su tapado matelassé. La señora se hacía monstruo, pero monstruo bayadera,
con una voluptuosidad que durante toda la vida se le había escapado: sus miembros se
alargaban, una mano al extremo de un brazo de tres metros reptaba por el suelo, una
tegoría sobre la cual se apoya la visión, “la velocidad permite ver” (Virilio, 1997). Velocidad y
percepción están íntimamente ligadas en Lapruebaen un sentido idéntico al que lo están en
Unsueñorealizadoo en Lavilla.Nos parece que frente a las velocidades en que se mueven los
personajes que pueblan el supermercado, las punks suponen velocidades alternativas- hiper-
aceleración y estatismo- a la velocidad del mercado pudiéndose leer como alegoría de la nece-
sidad de hallar una velocidad particular de la literatura en su contexto actual, el del mercado-
espectáculo finisecular. Sobre las relaciones entre mercado, realismo y velocidad en la litera-
tura contemporánea, pueden leerse los excelentes trabajos de Daniel Noemí (2004, 2008).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
pierna se enroscaba una y otra vez, innumerable como una cobra... Y estaba cantando,
sin abrir la boca, con un registro que en comparación habría hecho parecer flatulento y
abotagado al de María Callas, sin contar con que el canto se enriquecía en ella con unas
risas y jadeos y unas danzas no humanas... Se hacía animal, pero todos los animales al
mismo tiempo, animal espectáculo con los barrotes de la jaula saliéndole como espinas
de cada repliegue del cuerpo, animal selva cargado de orquídeas. (…) Un arcoiris to-
rrencial la recorría, era roja, azul, blanca de nieve, verde, un verde profundo, sombrío...
Se hacía vegetal, piedra, piedra que se entrechocaba, mar, pulpo autómata... Murmura-
ba, actuaba (Rebeca, una mujer inolvidable), declamaba y era mimo a la vez, era un au-
to, planeta, envoltura crujiente de caramelo, frase activa y pasiva en japonés... Y al mis-
mo tiempo era sólo una mirada, una pequeña insistencia. Porque otro tanto podía pasar
con cualquiera; y de hecho pasaba, ella era apenas un caso entre cientos, un cuadro en
una exposición” (69-70).
AMODODECONCLUSIÓN:NOTASPARAUNREALISMODELSIMULACRO.
Como hemos querido mostrar con este artículo, la écfrasis intermedial jue-
ga un papel no sólo como aspiración de partida de la praxis narrativa de Aira-
Duchamp o Godard como modelos para su arte-, ni como tema recurrente en
sus novelas, sino también como recurso para las transformaciones y manipula-
ciones del código realista que éstas operan, especialmente desde fines de los
ochenta, y que podríamos definir como “experimentos en realismo” o como un
“realismo del simulacro”. Así, massmediación y metaironía juegan un papel
clave en la elaboración de una retórica de la “literatura mala” en la narrativa de
Aira: vanguardista en el gesto y realista en su impulso ecfrásticoy su reflexión
teórica- realismo del simulacro- toda vez que la realidad ha devenido simulacro
y el simulacro más allá de toda nostalgia de una experiencia previa o moderna,
es la vía de acceso a la representación
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ENELBACHILLERATOESPAÑOL.
ESTADOACTUALDELACUESTIÓN
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
segundo tipo de documento que, al fin y al cabo, es el que se maneja en las au-
las y el que efectivamente nos revela en qué medida tiene presencia la literatura
hispanoamericana, para lo cual hemos manejado un corpus de sesenta libros de
texto.
En este sentido, distinguimos tres tipos de libros de texto en función de la
tejné que subyace en cada uno de ellos: primero, las poéticas, retóricas y precep-
tivas literarias, que se utilizan en las aulas hasta finales del siglo XIX; segundo,
las historias generales de la literatura, los elementos y las historias de literatura
española o los compendios histórico-críticos de la literatura española, presentes
en las enseñanzas medias desde finales del XIX hasta alrededor de los años
cuarenta del siglo XX; y tercero, los libros de texto tal como los entendemos hoy,
cuyo uso empieza a difundirse en esos años y alcanza hasta nuestros días. Esta
distinción obedece al propio devenir de la historia y de los estudios literarios y
se explica por una serie de causas que vamos a ver a lo largo del recorrido dia-
crónico. No obstante, es claro que no hay una división tajante ya que, en el paso
del predominio de uno a otro tipo de libro, conviven unos con otros, dado que
hay años en los que se estudian en unos cursos las preceptivas literarias y en
otros, los elementos de historia literaria o las historias generales de la literatura,
como ocurre, por ejemplo, durante la vigencia de los planes de estudios de 1900
y 1903, entre otros.
Es innegable el interés que la literatura hispanoamericana ha suscitado en
España. Desde que Cervantes hiciera en el“Canto de Calíope” y en el “Viaje al
Parnaso” la primera crítica de los poetas hispanoamericanos1, es un hecho in-
discutible la importancia que concede la crítica española a la literatura hispa-
noamericana. A partir de Cervantes fueron muchos los poetas y críticos que se
ocuparon de esta literatura, emitiendo opiniones favorables y adversas, pero
hasta que Menéndez Pelayo publicó la Antología de poetas hispanoamericanos
(1893-1895)2 y la Historiadelapoesíahispanoamericana (1911) no se dispuso de un
panorama amplio y sistemático de la literatura hispanoamericana. Aun cuando
la Antología sólo reúne poesía, en las introducciones sobre la historia literaria de
cada una de las regiones americanas se dan noticias y referencias de los demás
géneros, de modo que la Antología y la Historia ofrecen una visión bastante mi-
nuciosa de la literatura en Hispanoamérica. Una muestra de la importancia que
1 En “El Canto de Calíope”, Cervantes hace referencia a dieciséis poetas americanos: Alonso de
Ercilla, Salcedo, Francisco Terrazas, Martínez de Ribera, Alonso Picado, Alonso de Estrada,
Ávalos, Sancho de Ribera, Pedro de Montes de Oca, Diego de Aguilar, Gonzalo Fernández de
Sotomayor, Enrique Garcés, Rodrigo Fernández de Pineda, Juan de Mestanza, Baltasar de
Orena y Pedro de Alvarado.
2 Por encargo de la Real Academia Española, para conmemorar el IV centenario del descubrimiento.
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JOSÉ EDUARDO MORALES
esta última obra tenía para Menéndez Pelayo está en el hecho de que fue la pe-
núltima que corrigió, antes de morir, para la edición de sus Obras completas,
estando ya en el lecho de muerte3.
Entre Cervantes y Menéndez Pelayo fueron muchos los autores y críticos
que se interesaron por la literatura del otro lado del Atlántico, y muchos han
sido los críticos y las obras que desde Menéndez Pelayo se han dedicado a la
literatura hispanoamericana: historias generales de la literatura hispanoameri-
cana, historias de las literaturas nacionales, antologías generales, antologías por
géneros literarios y antologías por naciones4.
Esta preocupación desde España por la literatura hispanoamericana nos
obliga a preguntarnos si se trata de una literatura asumible por el concepto de
literatura española o si, por el contrario, estamos ante una literatura ajena a la
española y, por tanto, distinta. En este sentido, es fundamental la reflexión que
gira en torno a la lengua española como nexo ineludible entre la literatura espa-
ñola y la hispanoamericana, una cuestión que el propio Menéndez Pelayo apun-
taba en su IntroducciónyProgramadeliteraturaespañola:
“¿Y qué diremos de la hermandad literaria entre las metrópolis y sus colonias emanci-
padas? Literatura inglesa es la de los norte-americanos: literatura española la de Méjico
y las de las repúblicas del Sur. Y sin embargo las nacionalidades políticas son distintas.”
(Menéndez Pelayo 1934: 5)
3 “Cuando Dios lo llamó a sí quedaban publicadas tan solo dos volúmenes, los primeros de los
Heterodoxos y de la Historiadelapoesíahispanoamericana, y en prensa el tercero, cuyas pruebas
corrigió en su mismo lecho de muerte pocas horas antes de expirar, con pasmosa lucidez y
cristiana serenidad de espíritu” (Amezúa y Mayo 1918: 21).
4 Véase, por ejemplo, el libro de Anna Wayne Ashhurst, La literatura hispanoamericana en la crítica
española, donde la autora hace un recorrido por los autores y críticos españoles que se han
ocupado de la literatura hispanoamericana desde el siglo XVI hasta el XX. Para hacerse una
idea de la cantidad de historias literarias y antologías dedicadas a la literatura hispanoameri-
cana, véase la bibliografía que ofrece José María Valverde en el cuarto volumen de su Historia
delaliteraturauniversal:laliteraturahispanoamericana.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
mith, Sterne y Sheridan no pertenecen a la literatura irlandesa, mientras que Yeats y Joy-
ce sí, requieren respuesta. ¿Existen literaturas independientes belga, suiza y austriaca?
Tampoco es muy fácil determinar el punto en que la literatura escrita en Norteamérica
dejó de ser “inglesa colonial” para convertirse en literatura nacional independiente. ¿Se
debe al simple hecho de la independencia política? ¿Es la conciencia nacional de los
propios autores? ¿Es el empleo de asuntos nacionales y de “color local”? ¿O es la apari-
ción de un neto estilo literario nacional?” (Wellek 1979: 65)
5 Es un debate que estuvo presente también en tierras americanas, y lo podemos resumir en la po-
lémica que mantuvieron Andrés Bello y Domingo Faustino Sarmiento:
“Para Bello la emancipación intelectual de Hispanoamérica implicaba el refinamiento del espíritu
humano en una geografía distinta: defendía la unidad de la lengua y de la literatura española.
Para Sarmiento, en cambio, la emancipación política debía representar a su vez una emanci-
pación literaria: exhortó a los literatos hispanoamericanos a que rompieran con la literatura
española de su tiempo. [...]
Las posiciones sostenidas por Bello y Sarmiento fueron muy influyentes en el siglo XIX, pero nin-
guna predominó sobre la otra. Siempre ha habido quienes consideran la literatura hispanoa-
mericana como un campo autónomo, a la par que ha habido otros que la entienden como una
rama de la española.” (Kristal 1994: 195-196)
Y así, por ejemplo, están enfrentadas las posturas de Alfonso Reyes y de Crispin Ayala Duarte. Para
éste, “la historia de la literatura hispanoamericana comprende las obras literarias escritas en
español por los hispanoamericanos. Forma, pues, parte de la literatura española” (Kristal
1994: 196). Sin embargo, según Reyes hay un nuevo espíritu hispanoamericano desde el pri-
mer siglo de la colonia: “En sólo el primer siglo de la colonia, consta ya por varios testimonios
la elaboración de una sensibilidad y un modo de ser novohispanos distintos de los peninsula-
res, efecto de ambiente natural y social sobre los estratos de las tres clases mexicanas: criollos,
mestizos e indios” (Kristal, 1994: 196), una postura que le lleva a dar cuenta de lo limitados
que eran algunos críticos españoles cuando abordaban la literatura hispanoamericana; en
concreto, considera que Menéndez Pelayo nunca comprendió completamente el espíritu ame-
ricano por considerar América como algo externo caracterizado por el colorlocal: fue incapaz
de ver que “la vida cotidiana, la trama de pequeñas existencias [...] labran una psicología na-
cional” (Kristal 1994: 199).
6 A propósito de la lengua, trae a colación una cita de Octavio Paz: “No hay una literatura peruana,
argentina o cubana; tampoco hay una literatura española, al menos desde el siglo XVI [...] No
se clasifica a los escritores por su nacionalidad o su lugar de nacimiento, sino por su lenguaje”
(Guillén 1998: 300).
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JOSÉ EDUARDO MORALES
“Es posible y hasta probable que una literatura surja como campo inteligible de cultura
en la medida en que los escritores, los críticos y los lectores creen que ha existido, o que
debe o que está a punto de existir. Los comienzos son en este terreno indivisibles de una
voluntad consciente.” (Guillén 1998: 307),
za épica (p. 182); según Quintana no lo es porque no fue la intención de Ercilla escribir un
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Así, Luis Mata y Araujo (1841), José Coll y Vehí (1859 y 1862), Salvador Arpa y
López (1878), Antonio Espantaleón y Carrillo (1886), Godofredo Escribano Her-
nández (1895) y Félix Sánchez y Casado (1906), entre otros. A pesar de ser Erci-
lla español de nacimiento (Madrid, 1533-1594), pasó siete años en Perú y en
Chile, donde escribió parte de su poema, y lo consideramos con las debidas
reservaras como presencia de la literatura hispanoamericana por la tradición
existente en la historiografía literaria hispanoamericana de incluirlo en sus pá-
ginas de historia literaria9, así como por la tradición de la historiografía literaria
española de relacionarlo con temas y ambientes americanos10.
El paso de la utilización en la enseñanza de las poéticas, retóricas y precep-
tivas literarias a las historias generales de la literatura y a los elementos e histo-
rias de la literatura española viene determinado por una serie de circunstancias
que resulta obligado reseñar, puesto que tales circunstancias van a explicar la
presencia de la literatura hispanoamericana en estos libros. Nos interesan, por
ser determinantes en esa presencia de la literatura hispanoamericana en el ba-
chillerato español, dos hechos: la labor de Menéndez Pelayo, por un lado, y la
formación del concepto de literatura nacional, por otro.
Sobre la labor de Menéndez Pelayo, además de lo que ya hemos señalado,
tenemos que añadir algunas notas más sobre su contenido, importancia y tras-
cendencia. En primer lugar, en su Historia lleva a cabo un estudio de la poesía
hispanoamericana por regiones: Méjico, América Central, Isla de Cuba, Isla de
Santo Domingo, Isla de Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Boli-
via, Chile, República Argentina y Uruguay. Señalamos este dato porque, como
veremos, en los libros de texto que se suceden no hay, por lo general, una orga-
nización de los autores en función de criterios geográficos, lo que determina
que a los alumnos se les presente la literatura hispanoamericana como un todo,
sin atender a las peculiaridades de las diversas naciones de Hispanoamérica.
páginas del primer volumen a Alonso de Ercilla y la poesía épica. Se dice que “la épica hispa-
noamericana tiene en Ercilla y LaAraucanasu autor y obra modelos” (Goil 1988: 196). “Hablar
de Ercilla en una historia de las letras hispanoamericanas resulta imprescindible” (Bellini
1997: 112). “Es el gran poema hispanoamericano del siglo XVI (Lazo 1969: 232).
10 Así, en la HistoriadelaLiteraturaespañolaehispanoamericanade Díez-Echarri y Roca Franquesa, pp.
216-219. En la Historia de la literatura española de Valbuena Prat, encontramos los apartados
“La poesía épica del tema de Indias: Ercilla” y “Los héroes y el ambiente de LaAraucana” (pp.
434-447). En cambio, en la Historiaycríticadelaliteraturaespañola de Francisco Rico, apenas se
le dedican seis páginas a la obra de Ercilla: dentro del epígrafe “Fernando de Herrera y la
poesía de su época”, un artículo de Dámaso Alonso titulado “El narrador en LaAraucana” (pp.
471-476).
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El nuevo arreglo está destinado a realizar esta especie de centralización, haciendo que
concurran a perfeccionarse en una misma escuela los que intenten dedicarse a la ense-
ñanza; de este modo tendrán ocasión de oír a los más ilustres profesores; ensancharán
sus conocimientos con los mayores medios que la capital ofrece; adquiriránideasfijasso
bremultituddepuntoscientíficos,yllevaránalosestablecimientosprovincialesesauniformidad
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No olvidemos, como señala Gil de Zárate, que “el que enseña domina,
puesto que enseñar es formar hombres y hombres amoldados a la mira del que
los adoctrina” (apud Ramos Corrada 2000: 91).
En este contexto empiezan a surgir las historias literarias y encuentra ex-
plicación la aparición de historias generales de la literatura, elementos de histo-
ria literaria y compendios histórico-críticos de la literatura española que se uti-
lizarán en las enseñanzas medias. La conjunción de estos factores, entre otros,
determina que desde finales del XIX hasta los años cuarenta del siglo XX los
libros de texto utilizados en la enseñanza —tanto historias y elementos como
antologías— incorporen una nómina de autores hispanoamericanos que varía
en función del libro de texto: en las antologías y en las historias generales de la
literatura es amplia, pero tímida en los elementos y en las historias de literatura
española. En este punto son interesantes las palabras del Prof. Beltrán Almería:
“El aspecto más polémico de esta etapa resulta ser la dimensión nacional (incluso nacio-
nalista) de estos estudios. Se trata de comprender a través del estudio histórico de la lite-
ratura cómo se ha ido conformando el espíritu nacional de cada pueblo. La historia lite-
raria del XIX parece creer que la historia política de las naciones no basta para definir su
espíritu y que se precisa un complemento histórico derivado de la comprensión del arte
y de la literatura que ha sido capaz de elaborar ese pueblo o nación.” (Beltrán 2007: 39)
“La trascendencia que las investigaciones sobre historia literaria alcanzaron en el CEH
se reflejó en la gran cantidad de trabajos que los discípulos de Menéndez Pidal dejaron
impresos. La obra literaria fue considerada miembro de pleno derecho dentro de las
formas artísticas españolas. En ella se podían rastrear los principios y las directrices más
elementales que habían coadyuvado a la formación de la nacionalidad española. Todo
ello estuvo impregnado por un fuerte barniz regeneracionista procedente de institucio-
nes como Giner, Cossío o Altamira. Mediante una labor de escarda en lo que había
hecho grande al pueblo español se tendría que dotar a la nación de las fuerzas activas
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De modo que, de acuerdo con esa tarea, los autores griegos, latinos y los
textos bíblicos se van dejando progresivamente de lado, al tiempo que en las
asignaturas de las disciplinas literarias aumenta el número de autores españo-
les, pues, a fin de cuentas, la educación siempre tuvo entre sus funciones la de
construcción y reforzamiento de la conciencia de nación en el individuo, lo que
explica que la literatura hispanoamericana, en la medida en que es producida
por autores de otras naciones y, aunque sea literatura en lengua española, se
deje en un segundo plano.
En los elementos e historias de la literatura española de Sancho Barreda
(1918), Rufino Blanco y Sánchez (1920), Pilar Diez y Jiménez-Castellanos (1929)
y Narciso Alonso Cortés (1951), sólo aparecen autores hispanoamericanos que
“han pasado en España la mayor parte de su vida, y a quienes generalmente se
incluye en la literatura peninsular, puesto que los más de ellos hasta política-
mente fueron españoles, así Ventura de la Vega, Baralt, Gertrudis Gómez de
Avellaneda, Heriberto García de Quevedo y el general Ros de Olano” (Menén-
dez Pelayo 1948: I, 14), aunque en la mayoría de historias de la literatura espa-
ñola se incorporan, por su importancia, otros autores hispanoamericanos distin-
tos a los citados por Menéndez Pelayo17.
Caso distinto es el de las historias generales de la literatura, donde se dedi-
ca un capítulo a la literatura hispanoamericana, del mismo modo que se abor-
dan literaturas de otros países. Sirvan de ejemplo los autores tratados en los
Elementos de historia general de la literatura de José Rogerio Sánchez (1919)18, si
17 Además de a Alarcón y Ercilla, se incluyen, entre otros, a los siguientes: Heriberto García de
Quevedo (Sancho Barreda 1918: 216); Sor Juana Inés de la Cruz (Sancho Barreda 1918: 248;
Cortés 1951: 169-170); Gertrudis Gómez de Avellaneda (Sancho Barreda 1918: 265; Blanco y
Sánchez 1920: 365); el Inca Garcilaso de la Vega (Sancho Barreda 1918: 318; Cortés 1951: 234);
Baralt (Blanco y Sánchez 1920: 71-72); Andrés Bello (Blanco y Sánchez 1920: 96 y 355); José Eu-
sebio Caro (Blanco y Sánchez 1920: 364); Rufino José Cuervo (Blanco y Sánchez 1920: 96);
Marco Fidel Suárez (Blanco y Sánchez 1920: 96); Pedro de Oña (Cortés 1951: 171); Carlos de
Sigüenza y Góngora (Cortés 1951: 235); Bernardo de Balbuena, a quien, aun siendo español,
Menéndez Pelayo incluye en su Historiadelapoesíahispanoamericana: mejicano por su educa-
ción,“es en rigor el primer poeta genuinamente americano” (Menéndez Pelayo 1948: 46) (San-
cho Barreda 1918: 158-159; Blanco y Sánchez 1920: 122, 256-258; Cortés 1951: 171; Diez y Jimé-
nez-Castellanos 1929: 67).
18 Andrés Bello, José Antonio Maitin, Cecilio Acosta, José A. Calcaño y Julio Calcaño, José Joaquín
Olmedo, Juan Montalvo, José Eusebio Caro, José Joaquín Ortiz, Rafael Mª Baralt, Miguel A.
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Caro, Rafael Pombo, Jorge Isaacs, Rufino José de Cuervo, Felipe Pardo y Aliaga, Ricardo Pal-
ma, Esteban Echeverría, Vítor Olegario Andrade, José Mármol, José Mª Gutiérrez, José María
de Heredia, Rafael Obligado, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Manuel E. de Gorostiza, Ven-
tura de la Vega, Manuel Ascensio Segura, Rubén Darío y Amado Nervo.
19 Se citan como las figuras más notables a Rubén Darío, Gabriel de la Concepción Valdés, José
María de Heredia, Andrés Bello, José Joaquín Olmedo, José Mármol, Ricardo Palma, Salvador
Díaz Mirón, José Santos Chocano, Leopoldo Lugones, Manuel Acuña, Ignacio Altamirano,
Diego Fallón, Rufino Blanco-Fambona y Manuel Gálvez.
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Entre los libros de texto de este tipo que se manejan en las aulas hasta fina-
les de siglo XX hemos consultado un corpus de quince. En líneas generales, y
sin entrar en detalles, en todos ellos la literatura hispanoamericana no se aborda
hasta la última o penúltima lección del libro y, por lo general, sólo autores del
siglo XX.
Puesto que nos interesa determinar el estado actual de la cuestión, exami-
nemos detalladamente la presencia de la literatura hispanoamericana en los
libros de texto editados desde principios de siglo, para lo cual utilizamos un
corpus de once libros de primero y diez de segundo de bachillerato, de editoria-
les distintas20, aprobados por el Ministerio de Educación y Ciencia, de modo
que contienen doctrina oficial.
El Real Decreto3474/2000, de 29 de diciembre, por el que se modifican el
Real Decreto 1700/1991, de 29 de noviembre, por el que se establece la estructu-
ra del bachillerato, y el Real Decreto 1178/1992, de 2 de octubre, por el que se
establecen las enseñanzas mínimas del bachillerato (BOE de 16 de Enero de
2001), incluye entre los contenidos de la asignatura Lenguacastellanayliteratura
II, de segundo curso de bachillerato, “3. [...] La novela y el cuento hispanoame-
ricano”, así como “4. Análisis y comentario de una obra de cada época y lectura
de los fragmentos más representativos de algunas de las literaturas de las len-
guas constitucionales y de las literaturas extranjeras”21.
Estos son los contenidos que se exigen oficialmente y que figuran en todos
los libros de texto actuales, si bien en cada uno se configuran de una manera
distinta. Por tanto, como señalamos al principio, son los libros de texto los do-
cumentos a los que hemos de recurrir para determinar efectivamente en qué
medida tiene presencia la literatura hispanoamericana en el bachillerato espa-
ñol.
Además del contenido exigido por el Real Decreto 3474/2000, en todos li-
20 Ecir, Anaya, Edebé, Vicens Vives, McGraw Hill, Oxford Educación, Edelvives, Bruño, SM, Santi-
llana y Octaedro. Todos estos libros de texto han sido publicados entre los años 2002 y 2006 y
se utilizan actualmente en las aulas.
21 Este Real decreto es objeto de desarrollo legislativo por las diversas Comunidades Autónomas. En
bros de texto de bachillerato que hemos manejado figuran dos autores hispa-
noamericanos: en los de primer curso de bachillerato, Juan Ruiz de Alarcón; en
los de segundo curso, Rubén Darío. Tenemos que preguntarnos, pues, por qué
figuran estos autores que no son españoles y cuyo estudio no se establece explí-
citamente por la legislación estatal.
Si recurrimos a las historias de la literatura española, que son las fuentes de
las que procede la información contenida en los libros de texto, comprobamos
que en ellas también figuran estos dos autores; si recurrimos a las historias de la
literatura hispanoamericana, fuentes de las que procede la información que los
libros de texto ofrecen en el capítulo relativo a literatura hispanoamericana,
observamos que en ellas también se contienen estos dos autores. La respuesta a
la pregunta que nos formulamos la encontramos en algunas historias literarias y
en algunos libros de texto cuyos autores se plantean este problema: un autor
mejicano y un autor nicaragüense que aparecen sistemáticamente en las histo-
rias de la literatura española.
El caso de Rubén Darío no es conflictivo, porque su presencia en las histo-
rias de la literatura española y en los libros de texto del bachillerato español se
explica por el hecho de ser una figura fundamental e imprescindible para com-
prender la evolución de la poesía española. De entre las muchas afirmaciones
que en este sentido encontramos en las diversas historias de la literatura espa-
ñola22, destacamos la del Prof. Valbuena Prat:
22 Citamos algunas: “Darío debe adscribirse a la historia de la literatura española no sólo por la
incidencia hispánica de sus innovaciones, sino también por su explícito hispanismo. Queda
por añadir el hecho de que durante un momento histórico fue acogido como “maestro” de
una joven generación de poetas españoles, la mayoría de origen andaluz” (Rico 1994: 138); “la
impresión causada por Prosasprofanaspuede ser comparada a la que siguió en 1543 a la publi-
cación de los poemas de Garcilaso” (Brenan 1984: 436); “nadie discute que Darío revolucionó
la poesía de su tiempo a un lado y otro del Atlántico” (Pedraza Jiménez 1986: 256); “el autor
apenas tiene veinte años [en 1888, cuando publica Azul...] y va a revolucionar la literatura en
lengua española” (Canavaggio 1995: 59); “aunque su influjo sea quizá más decisivo en la poe-
sía hispanoamericana, resultaría inexplicable la evolución de la literatura española si no con-
táramos con el nicaragüense Rubén Darío” (Valverde 1969: 201); “la profunda influencia que
Rubén Darío y su movimiento ejercieron sobre los hombres del 98 en su juventud, su impacto
esencial que la profunda renovación lingüística del modernismo dejó en la literatura peninsu-
lar” (Aub 1966: 467). También hay críticos que no están totalmente de acuerdo con estas afir-
maciones y las matizan, v. gr. (González López 1965: 672); (Menéndez Peláez 1995: 453); (Diez
Borque 1974: 251).
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“La verdad de Ruiz de Alarcón no pertenece a un México que aún no existía ni tampoco
a una España en la que siempre se sintió forastero y en la que buscó tenazmente inte-
grarse. Ella reside en su situación de hombre colonial que hacía gala de sus antecedentes
genealógicos en Cuenca, precisamente porque había nacido en suelo americano.” (Íñigo
Madrigal 1982: 353)
Como vemos, hay opiniones en todos los sentidos, y por esta razón Gonzá-
lez Echevarría y Pupo-Walker, en su Historia de la literatura hispanoamericana,
ponen de manifiesto que la crítica no ha podido resolver esta controversia:
23 Así, Alborg, Cannavagio, Valbuena Prat, Edward M. Wilson y Duncan Moir, Diez Borque, Val-
verde. Cejador y Frauca dice de él que “es nuestro mejor autor de dramas éticos” (Cejador
1972: IV, 327).
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Esta disputa entre críticos sólo puede explicarse si admitimos que Juan
Ruiz de Alarcón es uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro español24
y, en cualquier caso, es un hecho generalizado su presencia en las historias de la
literatura española y en las historias de la literatura hispanoamericana.
Una vez planteadas estas cuestiones historiográficas, veamos brevemente
cómo se presentan y qué importancia se otorga a estos dos autores en los libros
de texto, para adentrarnos después en el capítulo que en cada uno de los libros
se le dedica a la literatura hispanoamericana.
Frente a la importancia que se ha concedido y a las páginas que se le han
dedicado a Ruiz de Alarcón en las historias literarias, los libros de texto de pri-
mero de bachillerato, adecuándose al contenido de las historias literarias, sitúan
a Alarcón como discípulo de Lope de Vega, señalando que es mejicano, pero
apenas le dedican unas pocas líneas. En el libro de la editorial Ecir ni siquiera se
cita en el cuerpo del texto, aunque ofrece un fragmento de Laverdadsospechosa
en el apartado de lecturas; en los de la editorial Oxford y Santillana tan solo se
cita su nombre y su obra La verdad sospechosa; el de la editorial Anaya señala,
además, sus defectos físicos, mientras que el de Octaedro únicamente añade
otra obra, Lasparedesoyen. En los libros de las editoriales McGraw Hill y Edebé
se le dedica un recuadro en el margen de la página, con una brevísima biografía
en la que se incluye la referencia a sus defectos físicos, pero mientras que el de
Edebé cita tres de sus obras, el de McGraw Hill no cita ninguna. En todos estos
libros de texto apenas se le dedican a Alarcón cuatro o cinco líneas.
Los libros de la editorial SM y Edelvives señalan, a diferencia de los ante-
riores, algunas características de las obras de Alarcón, haciendo hincapié en el
24 El propio Menéndez Pelayo afirmaba que quizá ninguna de las comedias de Lope esté tan acaba-
da como Laverdadsospechosa o Lasparedesoyen de Alarcón, que pertenece a la estirpe de los
genios creadores. Con respecto a la cuestión que tratamos, señala: “Ruiz de Alarcón ha de ser
tenido por un americano españolizado, que sólo por su nacimiento y su grado de licenciado
puede figurar en los anales de México. Toda su actividad literaria se desarrolló en la Penínsu-
la; son rarísimas en él las alusiones o reminiscencias a su país natal; de una sola comedia suya,
El semejante a sí mismo, se puede creer o inferir con verosimilitud que fuese compuesta en
América” (Menéndez Pelayo 1948: I, 57).
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componente moral de éstas, citando respectivamente dos y ocho obras del au-
tor. Lo mismo encontramos en el de la editorial Vicens Vives, donde son tres las
obras que se citan.
El que más atención le dedica es el de la editorial Bruño, que además de
señalar las características de su obra destacando el componente moral y dedi-
carle un recuadro al margen para exponer el tema de cuatro de las obras de
Alarcón, ofrece un fragmento de Laverdadsospechosa para el comentario.
De todos estos libros de texto, únicamente uno, el de la editorial Bruño, se-
ñala sucintamente la cuestión de un autor mejicano que escribe en España: si-
tuándolo en el apartado “Los dramaturgos castellanos: Juan Ruiz de Alarcón”,
se indica que, “aunque nacido en Méjico, desarrolló toda su labor literaria en
Castilla”, en la línea, pues, de González Echevarría.
Como vemos, en los libros de Lenguacastellanayliteratura de primer curso
de bachillerato, apenas se le concede importancia a la figura de Alarcón: dentro
del teatro del Barroco se le presta especial atención a Lope de Vega y a Calderón
de la Barca.
En cuanto al tratamiento que se da a Rubén Darío, en los libros de Lengua
castellanayliteratura de segundo curso de bachillerato, es uniforme. Se le consi-
dera máximo representante del modernismo, su introductor en España y, de-
jando claro que es nicaragüense, se le atribuye la responsabilidad de renovar y
revolucionar la lírica en lengua española.
Siguiendo la opinión mayoritaria de los críticos contenida en las historias
de la literatura española, lo sitúan como una figura fundamental en el moder-
nismo español: en el libro de la editorial Octaedro se le señala como “paradig-
ma del Modernismo” y “representante del modernismo”, y se indica que “triun-
fó a un lado y al otro del Atlántico”25; en el de la editorial Edebé se le considera
“el máximo exponente de la lírica modernista”; Lázaro Carreter, autor del libro
de la editorial Anaya, señala que “es, sin duda, uno de los mayores poetas del
siglo XX. Hizo girar polarmente la poesía española, igual que Garcilaso en el
Renacimiento”26; en el libro de la editorial Oxford Educación se indica que en la
influencia del modernismo en España “fue determinante la segunda visita de
Darío a Madrid, en 1899”; en el de Ecir, que el introductor del modernismo en
España fue Rubén Darío; en el de SM, que Darío fue el principal representante y
el mensajero del modernismo, y en este mismo sentido, los demás libros de
texto.
27 Los libros de las editoriales SM, Ecir y Edelvives clasifican por países a los autores dentro de un
apartado específico del contenido del tema. El de SM y el de Edelvives hacen esta clasificación
sólo en el apartado del boom, de los narradores de los años 60; el de Ecir, que se ocupa tam-
bién de la poesía y el teatro, clasifica por países a los grandes autores de la narrativa después
de unas consideraciones generales sobre las tendencias narrativas del siglo XX.
28 En este apartado incluye a tres autores que publicaron en el siglo XIX: José Joaquín Fernández de
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ges y Cortázar los narradores a los que más atención se les dedica; de los poe-
tas, el más destacado es Neruda.
Dentro de la novela realista (también llamada en algunos libros posmoder-
nista —ed. SM— o regionalista —ed. Bruño—; el libro de la editorial Ecir no la
incluye), todos los libros distinguen la novela de la tierra, la novela de la revo-
lución mejicana y la novela indigenista, y alguno incluye en este apartado la
novela gauchesca (ed. SM). Los autores que figuran en este apartado son, por lo
general, J. Eustasio Rivera, R. Gallegos, R. Güiraldes, J. Icaza, Ciro Alegría y M.
Azuela.
En el realismo mágico casi todos los libros incluyen a Asturias, Carpentier
y Rulfo, si bien hay libros que en vez de hablar de realismo mágico hablan de
narradores surgidos en los años cuarenta e incluyen a Onetti, Sábato, Fuentes,
Lezama y Roa Bastos. En este caso, hay alguno que distingue entre el realismo
mágico y el realismo fantástico (eds. Oxford y Ecir), e incluye en este último a
Felisberto Hernández y a Bioy Casares. Sin embargo, el de la editorial Vicens
Vives separa a Borges de este apartado y le dedica uno de “narradores de van-
guardia”, y el de la editorial SM incluye entre otros, clasificándolos por países, a
Borges, Sábato, Onetti y Roa Bastos en el boom de la literatura hispanoamerica-
na.
En cuanto a los narradores del boom, la nómina de los que se incluyen es
más o menos amplia, según las editoriales. Autores que aparecen en todos los
libros son García Márquez, Vargas Llosa y Cortázar, a los que se les presta es-
pecial atención y de los que se presenta algún texto para la lectura y el comenta-
rio. El resto de autores que se incluyen en el boom varía de una editorial a otra,
pero en más de la mitad de los libros de texto que distinguen las etapas que
hemos señalado más arriba se cita a Sábato, Donoso, Cabrera Infante, Roa Bas-
tos, Fuentes, Onetti y Benedetti30.
Por su parte, el libro de texto que ofrece un listado de autores más amplio
en el apartado de últimas tendencias es el de la editorial Octaedro: Bryce Eche-
nique, Jorge Edwards, Galeano, Monterroso, Mutis, Neuman, Paso, Peri Rossi,
Piglia, Puig, Scorza, Sepúlveda y Soriano. Algunos de estos autores aparecen en
unos u otros libros de texto, además de Skármeta, Sarduy y Abel Posse, entre
otros.
Creemos conveniente destacar, además, que en los libros de las editoriales
Vicens Vives y Edebé se dedica un apartado exclusivo a las narradoras: se citan
a Isabel Allende, Laura Esquivel y Marcela Serrano en el primero y se añaden,
30 Además de estos autores, según las editoriales se incluye en esta etapa a Mújica Láinez, Puig y
Borges. El caso de la editorial Edelvives
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31 Además de los autores citados, el de la editorial Oxford incluye textos de Asturias, Fuentes, Onet-
ti y Sábato; y el de la editorial de Vicens Vives, de Allende, Carpentier, Esquivel, Güiraldes y
Roa Bastos.
32 Con las autoras G. Mistral, A. Storni y J. de Ibarbourou.
34 Además de los poetas citados, Vallejo, Huidobro, Nicolás Guillén, N. Parra, E. Cardenal y Bene-
36 Dijimos más arriba, citando a Ramos Corrada, que “la nueva historia de la literatura nacional no
va a responder, en absoluto, a las exigencias de un desarrollo autónomo del sistema literario,
sino a las condiciones sociopolíticas del momento”. En este mismo sentido, Beatriz González
señala que “la identidad de un sistema literario rebasa en muchas oportunidades las fronteras
que imponen la geografía y las demarcaciones políticas [...] el concepto de “literatura nacio-
nal” surgió [...] haciendo coincidir las fronteras geo-políticas de la nación [...] con el perfil de
un corpus de autores literarios que debían haber nacido y escrito su obra en ese territorio y en
ese idioma” (González-Stephan 2002: 119). Sin embargo, ya hemos visto que hay ciertos auto-
res, como Darío, Ruiz de Alarcón o Ercilla, que escapan a esa tendencia.
37 No obstante somos conscientes de que, al situar esta materia en la última lección del libro, es
frecuente que, por razones de tiempo, el profesor no la explique y los alumnos no la estudien.
Sería interesante realizar una encuesta entre los profesores de bachillerato para determinar
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JOSÉ EDUARDO MORALES
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JOSÉ EDUARDO MORALES
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
JOSÉEDUARDOMORALESMORENO
Universidad de Murcia
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LASOLEDADVISTACONOJOS
DEPERROAZUL
Muchos años después, frente al éxito planetario de su novela, el autor Ga-
briel García Márquez había de recordar aquella tarde remota en que escribió su
primer cuento.
En 1967, CienAñosdeSoledadconsagra al autor como uno de los embajado-
res de la literatura hispanoamericana entre los mejores en la escena internacio-
nal. La obra constituye una prueba de la madurez creativa del autor cuadrage-
nario, el fruto de una literatura de ultra-mar que habrá de afirmar su autonomía
y su valor ante el Viejo continente pocos años después, durante la época del
"boom".
Mario Vargas Llosa en su obra Historiadeundeicidiodesarrolla todo un es-
tudio sobre Gabriel García Márquez que demuestra la unidad de su obra y la
recreación lograda de una realidad que alcanza una dimensión universal.
Sobre la "novela total", Vargas Llosa comenta:
sino que también constituyen las primeras notas olvidadas de la sinfonía total y
autónoma que habría de ser CienAñosdeSoledad.
Donald Mac Grady, en un artículo titulado "Acerca de una colección des-
conocida de relatos por Gabriel García Márquez"3, resalta la importancia de
estos cuentos que permanecen olvidados frente a las futuras creaciones del au-
tor. Y Vicente Cervera Salinas, refiriéndose específicamente al cuento que dio su
nombre a la colección, comenta que: Ojosdeperroazulaparecía como la semilla
de un gran árbol mítico y frondoso, a cuya sombra reposan los sueños arraiga-
dos en el cuerpo del primero de la estirpe de los Buendía”4.
Las primeras producciones del autor se plantean como objeto legítimo de
estudio en el conjunto de su obra. De manera integral, los cuentos de la colec-
ción Ojosdeperroazulse dejan abordar a través del estudio de la expresión de la
soledad, de la muerte y del sueño que constituyen sus temas pilares y los de la
obra maestra.
La soledad actúa sobre los personajes de los catorce cuentos como una
condición irremediable y alienante que les tortura eternamente, hasta en la
muerte. La presencia de ésta marca la dualidad de la existencia que no termina
con la vida pero que sigue en el mundo de más allá.
A fin de recrear la realidad en su totalidad, el autor usa del principal mal
humano: la soledad, la principal preocupación: la muerte, y la principal esca-
patoria: el sueño. Este constituye otra modalidad fascinante de la que el autor se
sirve para recrear una realidad que a menudo se confunde con la quimera.
Los conceptos de soledad, de muerte y de sueño son los elementos temáti-
cos constitutivos de los primeros cuentos escritos por García Márquez que de-
clara haber privilegiado la creación temática en su obra juvenil: "Siempre tenía
frente a mí el problema de los temas: estaba obligado a buscarme el cuento para
poderlo escribir"5.
Sin embargo los tres conceptos no sólo forman parte de lo esencial de los
temas sino que también se plantean como motivos estructurales.
La omnipresencia de la soledad y el afán de recrear los mundos de la
muerte y del sueño implican que la narración al igual que la temática se vea
afectada. Constituyen los motivos narrativos en el sentido en que su presencia
es tan potente que exigen, que dirigen y motivan también la estructura narra-
3 MAC GRADY, Donald, "Acerca de una colección desconocida de relatos por Gabriel García Már-
quez", EARLE, Peter, dir.,GabrielGarcíaMárquez,Taurus, 1981, p.60.
4 CERVERA SALINAS, Vicente, "Un cuento soñado con Ojos de perro azur, La palabra en el espejo,
tiva.
A fin de verificar este planteamiento, hemos clasificado los catorce cuentos
en tres grupos definidos por los tres motivos: la soledad que actúa a todos los
niveles de la vida social e intima del Hombre, la muerte en que penetramos
poco a poco hasta llegar a sus entrañas, y el sueño que expresa en la otra faceta
de la existencia los deseos frustrados durante la vigilia. En este artículo nos
ceñiremos exclusivamente al estudio de la esfera de la soledad ejemplificada en
algunos relatos que analizaremos en tres etapas.
La primera etapa designará la relación que entretienen los personajes con
la acción gracias al método de Algirdas - Julien Greimas expuesto en Du sens,
que permite el resumen rápido del argumento del cuento.
En una segunda instancia, el análisis de los procedimientos narrativos, dis-
cursivos y del narrador ejemplificará la implicación formal de la temática de la
soledad. Utilizaremos el método expuesto en FiguresIIIde Gérard Genette que
describe de manera concisa y eficaz las diferentes herramientas del arte de na-
rrar.
La tercera etapa reúne la percepción de las dimensiones espacio-temporal
que constituyen un elemento primordial en la aprensión de la realidad ficticia.
El espacio y el tiempo bajo la influencia de la soledad ya no corresponden con
las pautas realistas tradicionales sino que proceden más bien de lo imaginario.
La soledad ya aparece en las obras juveniles (1947-1955) de Gabriel García
Márquez como un motivo omnipresente que alcanzará más tarde una dimen-
sión mítica en su obra maestra, CienAñosdeSoledad.Es una condición sinequa
nondel mundo en que se mueven los personajes, es su denominador común. No
sólo sus primeros intentos están marcados por una influencia de la soledad,
sino que toda su obra gira en torno a esta condición humana de la cual muy
pocos personajes pueden escapar. Así, el propio autor declara:
-Sí, lo creo: en general, un escritor no escribe sino un sólo libro, aunque ese libro apa-
rezca en muchos tomos con títulos diversos. ( ... )
-Si no es el libro de Macondo, ¿Cuál sería ese libro único tuyo?
-El libro de la soledad.6
-Si la soledad es el tema de todos tus libros, ¿Dónde habría que buscar la raíz de este
sentimiento dominante? ¿Quizás en tu niñez?
-Creo que es un problema de todo el mundo. Cada quien tiene su modo y su medio de
expresarlo. Muchos escritores, algunos sin darse cuenta, no hacen otra cosa que expre-
sarlo en su obra. Yo entre ellos.7
LASOLEDADCOMOTELÓNDEFONDO:DECÓMONATANAELHACEUNAVISITA
Para el análisis de los personajes tenemos que interesamos en el papel que
desempeñan en el relato. Recurrimos para ello a los trabajos de Algirdas-Julien
Greimas quien, basándose en la investigación de Vladimir Propp, que definió
7 ibid.,p.78, 79.
8 Muerte:Evaestádentrodesugato,MonólogodeIsabelviendolloverenMacondo,Nabo,elnegroquehizo
esperaralosángeles,Alguiendesordenaestasrosas,Laterceraresignación.Sueño:Unhombreviene
bajolalluvia,Ojosdeperroazul.
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ELODIE MORIN
DI (Destinateur) vs D2 (Destinataire)
S ( Sujet-Héros) vsO ( Objet- Valeur)
A (Adjuvant) vs T ( Opposant- Traitre)10
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ELODIE MORIN
goma de mascar, pero el muchacho se dio la vuelta en el acto y se alejó sin darle las gra-
cias. 14
Encerrados cada uno en su propio espacio, los dos personajes quedan presos
de su soledad, ya que no pueden abrirse el uno al otro para escapar. Desde su sole-
dad Natanael mira e intenta penetrar en la del limpiabotas, que rechaza el inter-
cambio comunicativo contestando de manera enigmática.
Este primer intento y primer fracaso de Natanael no le impedirá seguir su ruta
para llegar a identificar otro motivo de deseo: entrar en una casa desconocida, y no
en la que inicialmente tenía que entrar, donde una mujer está aparentemente en una
actitud de espera. Natanael piensa entonces que la mujer podría estar esperando “al
único hombre que nunca había visto en su vida.”15
Es el único objeto deseado y conseguido, aparte de lustrar los zapatos, por Na-
tanael en todo el cuento. Estos logros son la prueba del empeño del personaje para
salir de su soledad. Intenta todo lo posible para poder comunicar con “el otro” o con
“el mismo”, para retornar la fórmula de Jorge Luis Borges (1899-1986) que designa al
otro como el espejo de sí mismo, a través del cual podemos existir.
El hecho de haber conseguido entrar en la casa es importante para el desarrollo
de la acción, pero no tanto para el significado del cuento, en el que el propósito real
de Natanael es comunicar con otro personaje. Es un pequeño avance en su bús-
queda, pero lo más difícil queda todavía por hacer.
El objetivo siguiente, que se convierte en una necesidad, es evidentemente el
de comunicar con la mujer, ya que ha hecho irrupción en su casa. Una vez que ha
entrado, nos damos cuenta de que el oponente a la comunicación es otra vez el
mismo interlocutor: la mujer. Provocan una situación absurda en la que terminan
sintiéndose solos en la misma sala de la casa:
Al oírse a sí mismo, tal vez no supo por qué lo dijo. Sólo supo que en este instante la
mujer, sentada en el sofá, volvió a ser la mujer, y él mismo un hombre solo, sin rumbo,
sin dirección, en la mitad de una sala desconocida. ( ... ) Era como si otra vez se sintiera
sola en la casa.16
Tal vez la mujer no seguiría hablando, pensó; pero si él lo hacía, era posible que viniera
14 lbid.,p.93
15 lbid.,p.94
16 Ibid.,p.96, 97.
- 135 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
17 Ibid.,p.96.
18 GENETTE, Gérard, Figures111, Senil, Paris, 1972.
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ELODIE MORIN
sa, en los que el narrador disminuye el ritmo de la acción y nos informa del
pensamiento del personaje.
Las pausas son momentos claves del pensamiento de Natanael y de la mu-
jer, en los que el narrador se permite un guiño al narratario. En estos momentos
tiene una relación estrecha con el personaje que le revela su estado anímico y
sus intenciones.
Respecto a Natanael, su pensamiento corresponde con la costumbre de
arreglar el nudo de su corbata. Son momentos decisivos de recogimiento que
transitan hacia una nueva instancia clave de la acción, así lo comprobamos an-
tes de que se declare a la mujer desconocida. Su ayuda para dirigirse a ella es
“el nudo de su corbata”21, como si el movimiento de rectificado fuera un ritual
para retomar fuerzas antes de actuar, como un talismán de energía. El motivo
de la corbata ha aparecido ya dos veces a lo largo del cuento, una primera al
principio antes de que se decidiera a ir al puesto del limpiabotas, y una segunda
antes de dirigirse a una casa precisa en la que tiene que entrar. Es cada vez un
momento de pausa en la historia, que señala el tránsito de Natanael hacia otra
acción:
Y cuando la mujer preguntó qué deseaba, con una voz que daba vueltas más allá de lo
convencional, Natanael volvió a rectificar el nudo de su corbata y lo advirtió puntual,
presente, como si sus dedos hubieran rozado la orilla del milagro.22
Tal vez ella misma no sabía por qué estaba actuando en esa forma; por qué no recobró
(cuando el hombre empezó a hablar de nuevo) su natural expresión de hostilidad. Era
como si otra vez se sintiera sola en la casa.23
Esta confesión nos lleva a considerar la situación como trágica, ya que has-
ta ahora hemos tenido la visión de los hechos a través de un narrador “hétéro-
extradiégétique” con una focalización interna. Como lo define Genette en la
categoría de la “voix”, el narrador tiene una relación "heterodiegética" con el
relato, ya que está ausente de la historia que está contando. Su nivel narrativo es
"extradiegético", porque narra los hechos a un primer nivel de narración. Nata-
nael hubiera podido ser un narrador "intradiegético" si hubiera presentado el
21 Ibid., p. 95.
22 Ibid., p. 95.
23 Ibid.,p.97.
- 138 -
ELODIE MORIN
A veces, cuando uno se está haciendo lustrar los zapatos, les pregunta por pura curiosi-
dad si son casados o solteros y ellos responden siempre una idiotez: “Depende...”. 24
“Ahora se sentía bien. Un poco mal trajeado pero con los zapatos limpios.”25
Tal vez pensaba ahora que la mujer era absurda, indiferente. Tal vez pensaba que más
respuestas del limpiabotas debían parecer interesantes a una mujer de inteligencia nor-
mal.26
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
La interpretación espacio-temporal en este cuento es la más importante, ya
que la soledad define, aquí, en la ciudad, su sistema geométrico impenetrable.
La primera frase es la prueba de la supremacía que el espacio ejerce:
Nunca había transitado por esa calle, no porque estuviera demasiado distante de su
apartamento, sino porque sólo existía una ruta para él. La única ruta para todos los días
de su vida, del apartamento a la oficina.42
Debía entrar en la sexta casa de la acera. Lo sabía, porque contó las puertas, aunque le
habría bastado con advertir que era la única casa que permanecía con las luces encendi-
das.30
27 Ibid.,p.96
28 Ibid.,p.94.
29 Ibid.,p.93
30 Ibid.,p.93.
- 140 -
ELODIE MORIN
Y allí mismo cuando se disponía a regresar, vio una salita estrecha, decorada con nume-
rosos objetos de fantasía. En un rincón de la salita, sola sentada en un sofá, estaba una
mujer. 31
Estaba, todavía indeciso, parado frente a la puerta. Y sólo cuando la firme decisión del
minuto anterior tambaleó a la orilla de su propio equilibrio, Natanael se mordió los la-
bios y entró.33
31 Ibid.,p.94.
32 ibid.,p.95
33 ibid.,p.95
- 141 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Y al verla, Natanael pensó que si había llegado este instante sin que terminara la espera,
era porque la mujer podía estar esperándolo a él. Esperando al único hombre que nunca
había visto en su vida. 34
Es una bella prueba de desamparo, tan bella como poética, que refleja la
confianza que el personaje tiene en el destino, en la suerte, porque es la única
esperanza que le queda de conjurar el triste hechizo de la soledad a la que está
condenado.
Los límites que impone la soledad no son únicamente materiales, sino que
incluyen también a las personas. El limpiabotas y la mujer constituyen dos es-
pacios humanos impenetrables. Respecto al limpiabotas ya hemos visto que
impedía la comunicación física por su actitud desinteresada: ni siquiera se mo-
lestaba en mirar a su interlocutor.
La mujer pasa por diferentes estados de abstracción: la indiferencia y la
hostilidad, e impone la distancia entre Natanael y ella transportándose a un
espacio paralelo impenetrable:
En una ocasión fugaz, como ya hemos visto, ella dirige su mirada hacia él
con mucho sentido del humor, abriendo así su propio espacio al de su interlo-
cutor, que no ha cesado de solicitar su interés echándose cada vez más para
adelante en su asiento. Pero él no aprovecha el momento para convertir la si-
tuación en una farsa, o en una instancia de seducción, sino que continúa insis-
tiendo en la importancia de la actitud absurda de los limpiabotas:
Pero Natanael no sonrió. Por el contrario, se inclinó un poco más hacia adelante. (...) No
son simplicidades, dijo; estoy hablando en serio.36
34 ibid.,p.94
35 ibid.,p.96
36 ibid.,p.99
- 142 -
ELODIE MORIN
nica.37
Lo único que cambia esta situación es que la mujer, al fijarse en él, se irrita
del comportamiento despistado de Natanael. La actitud extrema de la mujer
contrasta con la causa fútil de su enojo:
Dio una nueva chupada al cigarrillo. “Usted no”, dijo admirando el sabor que ya se ma-
duraba en sus palabras. Y empezó a expulsar el humo. "Usted no: pero tal vez Clotilde
me entienda.39
Es ahora cuando el papel del cigarrillo toma toda su amplitud. El humo
que echa es arrogante, como respuesta a su decepción, y es como él, informal,
ligero, transparente, y se dirige de manera caprichosa sin trayectoria predeter-
minada; tiene las características de la libertad a la que Natanael aspira.
La ultima réplica del protagonista, que constituye el cierre final del cuento,
muestra que adopta una actitud absurda para salir de una situación también sin
sentido.
En realidad, la actitud de Natanael es totalmente coherente, ya que lo que
es absurdo en un mundo sin sentido puede ser considerado como sensato en un
mundo en que los hombres quieren a los árboles para contemplarlos, y en que
las mujeres se preocupan más por un hombre desamparado que por una alfom-
bra.
El narrador presenta la actitud del protagonista como absurda porque deja
al narratario la posibilidad de elegir si el protagonista está loco, o si son los de-
más los que lo están al complacerse en su propia soledad. El mismo narrador
experimenta una tierna piedad hacia Natanael, quien es uno de los seis perso-
najes que llevan un nombre en los catorce cuentos.
De hecho, en la obra del autor encontramos otros cuentos que ponen en es-
37 ibid.,p.100
38 ibid.,p.100
39 ibid.,p.100
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ELODIEMORIN
Universidad de Murcia
40 Barranquilla.
41 GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, Unprofesionaldelapesadillay FinaldeNatanaef,GlLARD, Jac-
ques, dir.,TextosCosteños,Obraperiodística,Vol.1,Bruguera, Barcelona, 1981, p. 462-465.
42 MENDOZA, Plinio, op.cit., p.108.
- 144 -
JOAQUÍND.CASASÚS,
TRADUCTORDELOSPOETASLATINOS.
TIBULO
La edición de Tibulo3, que sale a la luz en 1905, es, ciertamente, magnífica,
en adecuada conjunción de fondo y forma; la imprenta mexicana de Don Igna-
cio Escalante cuidaba con esmero sus trabajos. La traducción, en verso, va
acompañada, en edición bilingüe, del texto latino que le sirve de base, el de
Postgate; va precedida de un Prefacio (pp. 7-17), firmado en México, el 18 de
noviembre de 1904, y seguida de Comentarios que abarcan las páginas 291 a
572, es decir, es claro que no se trata solo de una bella traducción en verso.
En el Prefacio nos encontramos con la persona que, como dice, tiene her-
1 Cf. Moya del Baño, F., PresenciadeTibulo, Murcia, Secretariado de Publicaciones, 1982, p. 31.
2 Si el profesor Polo hace suya la idea, pronto contaremos con la traducción de estos poetas. Hago
votos por ello.
3 Casasús. Joaquín D., LaselegíasdeTibulo,deLígdamoySulpicia, traducidas en verso castellano por
(…), México, 1905. El único ejemplar que conocemos en España es este que manejamos (Ma-
drid BN 2/ 86438). En el título leemos los nombres de “Tibulo, Lígdamo y Sulpicia”; nosotros
nos referimos normalmente a la obra con el nombre Tibulo, o, en otras ocasiones, con Corpus
Tibullianum,ya que se trata, como se sabe y acepta, de poemas de distinta autoría, aunque la
mayoría pertenecen a Tibulo.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
mosas razones para haber traducido, y ahora, para publicar, a Tibulo; son, por
una parte, “despertar en la juventud mexicana el gusto por la poesía clásica” y
llenar en la literatura española un vacío, que no llenó la traducción de Pérez del
Camino. Ciertamente Tibulo hasta 1874, fecha en que se publica la mencionada
traducción4, no contaba con ninguna completa al castellano5; la existencia de la
versión de Casasús está, pues, justificada. Sin embargo hay otra razón más po-
derosa, que dice bien de la personalidad de su autor; nos informa de que Igna-
cio M. Altamirano6 había prometido publicar una traducción de Tibulo (él mis-
mo lo decía en el prólogo que escribió para las poesías de Manuel M. Flores),
pero, dice Casasús, Altamirano no llegó a poner manos sobre aquel trabajo; por
eso, afirma “juzgué que era un deber mío para con su memoria (…) realizar el
propósito que, como una ilusión de su vida, había acariciado, y cumplir la pro-
mesa contraída por él para con las letras patrias”, añadiendo, con el tópico de la
modestia que su trabajo distará mucho del que hubiese podido realizar aquel
“portentoso ingenio”, que unía a su inspiración la maestría en el manejo de la
hermosa habla castellana7.
Ennoblecen, pues, la traducción de Casasús la juventud de su patria, a la
que va destinada, y la memoria y honor del maestro Altamirano, al que se le
dedica un homenaje de admiración y cariño; él, afirma Casasús, hubiese sido la
persona adecuada para traducir a Tibulo, porque era poeta y alma gemela de
Tibulo. Lo dice con palabras que consideramos deben citarse textualmente:
“La traducción que el maestro Altamirano hubiera llegado a hacer hubiera sido una
verdadera obra de arte, porque para interpretar a Tibulo, el poeta tierno y elegíaco por
excelencia, y copiar sus descripciones de la naturaleza y hablar de encantos, los que él
hallaba en la vida del campo, y dar voz a sus arrebatos de pasión, y expresión á sus
amores tan sensuales como profundos, nadie más a propósito que aquél gran poeta, hijo
maestro y militar, héroe en la guerra, diplomático, profesor, periodista, etc., una personalidad
indiscutible en la historia de México, que influyó decisivamente en todos los campos; como
indígena defendió la identidad mexicana, pero sus lecturas de clásicos y modernos encuadra-
ron esa mentalidad. Sus obras completas empezaron a editarse en 1986 por iniciativa de una
bisnieta suya. En la actualidad es objeto de bastantes estudios.
7 Lengua que, por cierto, no conoció ni empezó a utilizar hasta los 15 años.
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FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
de las montañas del Sur, que nació y vivió, durante algunos años, al calor de una tierra
tan bella como fecunda, y en cuyo espíritu se desencadenaron, quedando entregadas
siempre á sus propios impulsos, todas las grandes pasiones, pero sobre todo, el amor, ya
lo consagrara a la mujer, ideal supremo que constituye el atractivo de todos nuestros de-
seos; a la familia, puerto donde se refugian las almas que huyen de las tempestades de la
vida, ó á la patria, tierra común por cuyo engrandecimiento ofrecemos todos nuestros
esfuerzos y trabajos, todos nuestros triunfos y nuestras glorias y todo nuestro brazo y
nuestra sangre” (p. 8s.).
Las palabras que acabamos de leer dicen más de lo que aparentan; la mi-
rada de Casasús está contemplando en Altamirano lo que él valora, lo que él
mismo quiere ser y siente que es; su vida lo confirma. Si su personalidad es
semejante a la de Altamirano, la traducción que realiza, pese a calificarla él de
“literal”, posee virtudes que pueden ser semejantes a las que hubiésemos en-
contrado en la que no se llegó a realizar. Y, por otra parte, si alaba los valores de
fidelidad a la familia y amor a la patria es, lógicamente, porque los valora y
comparte.
Pero, lo que sí muestra la traducción de Casasús es la “honradez” del tra-
ductor que, aunque posee -así dice con exagerada humildad- un conocimiento
de la lengua latina bastante superficial, ha buscado la opinión de comentadores
e intérpretes que aclaran y hacen comprensible el texto tibuliano.
Esta es otra de las grandes virtudes del trabajo de Casasús, pues no se li-
mita a poner en verso, en un castellano rico y elegante, a Tibulo, sino que se ha
ocupado de incorporar a sus traducciones las lecturas filológicas más significa-
tivas, es decir, ha tenido en cuenta los comentarios y traducciones anteriores; y
hay algo más, el trabajo que hicieran los comentaristas que le precedieron no
solo está detrás de sus traducciones, sino que aparece ampliamente en los co-
mentarios que añade Casasús; el trabajo que el mexicano realiza es de una
grandísima utilidad para la “juventud” a la que va dedicado, y lo es para los
estudiosos en general, pues facilita el acceso a las contribuciones más impor-
tantes, que a lo largo de los tiempos, comenzando desde el Humanismo hasta
los días en que traduce nuestro autor, se han publicado sobre el CorpusTibullia
num; aquí se pueden encontrar las ediciones y comentarios fundamentales, por-
que Casasús resume o traduce lo que ellos dicen.
Comienza aludiendo a los muchos problemas textuales que presenta el tex-
to tibuliano y alude al trabajo no siempre acertado de los editores; pasa revista
al de Iosephus Scaliger (que mucho critica), I. Dousa, I. Passerat, Gabbema, Jo.
Vulpius, Ch. G. Heyne, E. Carl Bach, E. Baehrens, L. Müller, E. Huschke, L.
Dissen, C. Lachmann, M. Haupt y A. Rossbach; en cuanto a los comentarios,
dice haber seguido los más célebres, los de quienes con sus conocimientos han
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
8 Puede verse páginas 10-17; allí se encuentran algunos juicios y referencias bibliográficas exacta;
sobre muchas de las obras citadas pueden verse, Moya del Baño, F., “Notas sobre ediciones y
comentarios de Tibulo desde el Humanismo”, en Simposio Tibuliano, Murcia, Universidad,
1985, pp. 59-87.
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FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
Muy bien lo traduce Casasús, fielmente, pero, a la vez con la libertad que
se permite a los poetas; la comparación lo evidencia:
“porque no me he podido curar todavía de la manía del trabajo que me obliga a consa-
grar a estudios literarios mis ocios dominicales, y algunas horas que a veces robo a más
importantes y útiles ocupaciones. Empero, no debo quejarme de esta manía; antes a ella
le soy deudor de un bien inapreciable, pues en ella he hallado casi siempre gratísimo so-
laz, y la dulce serenidad que por fortuna hoy reina en mi espíritu. La recompensa ha si-
do amplia”.
HORACIO
Antes de la traducción del poeta Tibulo había llevado a cabo otras; había
comenzado Casasús traduciendo a Horacio; de 1900 son Algunas Odas de Q.
Horacio Flaco traducidas en verso castellano9, que dedicaba “A Catalina”, su es-
posa.
En sus primeras palabras vemos cómo considera una temeridad haber
abordado esta traducción, la cual pretende que sea fiel; debe excusarse por no
ser hombre de letras; sin embargo, y por eso mismo se justifica diciendo que se
ha rodeado de los más sabios comentadores. El texto latino que elige para tra-
ducir es el de la edición de Firmin Didot, de 1855, y su versión, así lo manifiesta,
sigue a Fr. Dübner; pero ha consultado también a Dionisio Lambino, fundador,
como reconoce, de la interpretación sabia de Horacio y ha consultado igualmen-
te las notas eruditas de Gaspar Orelli, y el Horacio inusumDelphinide Ludovi-
cus Desprez, la edición de A. J. Valpy, la de E.C. Wickham, y la de Urbano
Campos, cuyas notas, dice, “no merecen el desdén que por su traducción hemos
sentido todos los estudiantes”; es decir nuestro autor cuenta con mucho de lo
mejor que se ha escrito.
Es evidente que Casasús trabaja bien y con seriedad; para evitar errores,
dice también que ha comparado su versión con las que ha podido haber a ma-
no, españolas, francesas, inglesas e italianas, en prosa y en verso. Y reconoce
que le ha sido de gran utilidad el HoracioenEspañade Menéndez Pelayo; tam-
bién ha leído, gracias a la bondad de su amigo Francisco Sosa, una traducción
de Horacio hecha en Argentina por Bartolomé Mitre. En cuanto al comentario,
ha traducido, dice, el de Fr. Dübner que acompaña la edición de F. Didot, el
cual, no deja de comentar, ha sido redactado a la manera del de Juan de Bond.
Justifica implícitamente haber elegido y traducido las notas de Dübner
porque ve en él una “precisión sobria y elegante”; pero comunica a sus lectores
que también a veces ha añadido otras notas tomadas de los antes citados Ur-
bano Campos, Gaspar Orelli o Juan Bond, e incluso tambien podrán encontar
algunas notas suyas.
Es decir, este primer acercamiento a los poetas clásicos de un hombre no de
letras, pero sí amante de las letras, tiene una virtud que permanecerá en sus
restantes trabajos; lo hemos visto en su “Tibulo”, que nos ha servido de punto
de partida; quizá por sentirse “ajeno” al mundo de la filología se ha exigido no
desmerecer de él, y eso le ha movido a unir a sus traducciones estudios espe-
cializados, de otros, o aportarlos él partiendo de otros; y, como decíamos antes,
la utilidad de ellos fue y sigue siendo notable.
Su capacidad de trabajo la destacaba Sánchez Mármol en el prólogo a esta
obra, el cual firma en México el 2 de abril de 189810; decía de Casasús que era un
infatigable trabajador, que acompañaba de amor su trabajo a la vez que de be-
lleza y buen gusto; lo compara con Martínez de la Rosa, Echegaray y Rafael
Pombo (a este dice superarlo), comparaciones que ofrecen noticias indirectas
sobre el personaje, que, además de poeta o escritor, compartiría funciones polí-
ticas o científicas con ellos.
En fin, la traducción, que se lee junto al texto latino no es de “algunas
11 Las odas 4, 5, 8, 9, 10, 11, 13, 14, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 25, 30, 31, 32, 33 y 38.
12 Las odas 3, 4, 5, 6, 8, 10, 11, 12 y 14.
13 Las odas 4, 7, 9, 10, 12, 13, 15, 16, 17, 18, 20, 21, 22, 23, 26, 28 y 30.
16 Cf. c. 1,5: Quis multa gracilis te puer in rosa / perfusus liquidis urget odoribus / grato, Pyrrha, sub
VIRGILIO
Virgilio, en concreto sus Bucólicas, es otro de los poetas de los que se ocupa;
en 1903, salen a la luz en México, en la misma imprenta, la de Ignacio Esca-
lante18; acompañan la traducción, como se indica en el título, los comentarios de
Conington, Nettleship y Haverfield, además de algunas notas del propio tra-
ductor19.
Dedica esta obra al señor D. Rafael Ángel de la Peña y en el Prefacio (pp.
vii-xviii), encontramos explícitas las ideas del autor, el valor que confiere a la
traducción de los clásicos, a las suyas, sin duda también, pues pone de relieve la
necesidad que tienen los jóvenes de volver sus ojos hacia los viejos ídolos “res-
taurados en sus altares”; estos textos traducidos pueden demostrar que estos
autores antiguos se compadecen con los cánones del momento y sirven de base
a la instrucción moderna. Defiende la necesidad de armonizar ciencias y arte,
defender la verdad y la belleza, pues es esto lo que hace amar la vida.
Mucho dice del traductor este prefacio; la armonía que hay que buscar y él
ya encontró es lo que justifica la defensa de la poesía clásica, que es la deposita-
ria de todo lo verdaderamente humano.
La traducción, enfrentada al texto latino, de Conington, revisado por Net-
tleship y Haverfield, llega hasta la página 137, siguiendo en las páginas 139-444
los comentarios y notas. Como hemos recordado, allí se encuentran íntegros,
traducidos al castellano, los de estos autores, pero no omite, pues suelen ser
17 Cf. epod. 2: Beatus ille qui procul negotiis, / ut prisca gens mortalium, / paterna rura bobus exer-
cet suis / solutus omni faenore.
18 LasBucólicasdePublioVirgilioMarón,traducidasenversocastellanoporJoaquínD.Casasús,presidente
delLiceoAltamirenoeindividuocorrespondientedelaRealAcademiaespañola.
19 Manejamos el ejemplar del Instituto Cisneros T 31/78, que está dedicado por el autor al Excmo. Sr.
Francisco Commeleran, con fecha 1º de enero de 1904; también hemos visto el de Madrid BN
HA/ 28170.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
CATULODE1904
Los ocios dominicales no daban pocos ni malos frutos a nuestro Casasús;
su capacidad de trabajo era mucha, pero también su inteligencia, y otras dotes,
como su dominio de todas las lenguas de cultura, que le facilitaba la lectura de
las mejores obras de la filología europea, amén, lógicamente, de su buen cono-
cimiento del latín. Queda patente de nuevo cuando se contempla el libro que
publicó en 1904, CayoValerioCatulo.Suvidaysuobra21.
En su Prefacio da cuenta de la génesis del mismo; en ella se aunan el gusto
por los textos del poeta y la admiración y cariño hacia Altamirano. Cuenta Ca-
sasús que, cuando a él lo nombraron Presidente del Liceo que lleva el nombre
de tan admirada persona, quiso honrar la figura de Altamirano, lo que le llevó a
243); XI. Las elegías y los cuentos épicos (p. 257); XII. La métrica de Catulo (p.
297); XIII. Los imitadores de Catulo p. (327); XIV. Conclusión.
La mera mención de ellos, el que tantos aspectos de Catulo, o relacionados
con Catulo le interesaran a Casasús, es señal evidente de que, como afirma,
consideraba a Catulo “el primero y más genial de los poetas líricos de Roma”, y
de que él hace un muy digno y valioso trabajo.
CATULODE1905.
Como había prometido en su Catulo de 1904, tradujo Casasús y dio a la luz
los poemas que ya entonces tenía, casi todos, traducidos24. Así lo manifiesta al
decir que con esta traducción del “príncipe de los poetas líricos latinos” quiere
cumplir la promesa que había hecho a sus amigos del Liceo. Ha dedicado al
trabajo, como suele ser habitual en él, “sus ocios dominicales”, y se lamenta y
excusa de no haber tenido el tiempo necesario para corregir la obra; su situación
personal ha sido muy complicada (leemos expresiones como “agotado por en-
fermedades”, “vencido por la pena”), y a ello se han añadido las responsabili-
dades que su gobierno le ha encomendado cerca de los Estados Unidos del Nor-
te; reconoce que podía no haber publicado el trabajo, pero –de nuevo vemos el
valor de la amistad- prefiere complacer a sus amigos y no demorar más la pro-
mesa.
Comprobamos otra vez que la juventud está en la mente del traductor; a
ella desea dar a conocer los eternos modelos de la poesía latina. Dedica, como es
también costumbre, unas palabras a la traducción; informa de que ha seguido el
texto oxoniense de R. Ellis, de que ha pretendido la fidelidad, pero ha huido de
la literalidad, que es enemiga del buen gusto. Propósito suyo ha sido utilizar el
lenguaje adecuado, dejar vivas las ideas, sin hacer perder las imágenes.
La obscenidad de algunas expresiones ha intentado salvarla25, y solamente
ha omitido traducir un poema, el LXVII. Ha añadido, sin embargo, los priapea.
24 LasPoesíasdeCayoValerioCatulotraducidasenversocastellanoporJoaquínD.Casasús,Presidentedel
Liceo Altamirano e individuo correspondiente de la Real Academia española, México, Imprenta de
Ignacio Escalante, S. Andrés, número 69, 1905,
25 Puede verse su traducción del poema 16, que comienza Pedicabo ego vos et irrumabo: Yo os he de
convencer de que soy hombre, / Cínico Furio, afeminado Aurelio; / ¿Me juzgáis poco púdico,
vosotros,/ Porque algo muelles encontráis mis versos? / Si castos ser conviene á los poetas, /
Los versos no han de ser como ellos. / Para haber sal y gracia, deben muelles / Poco púdicos
ser, y los deseos / Incitar, ya no digo de los niños, / Sino de aquellos que por ser ya viejos /
Mover no pueden sus caderas duras. Porque a millares ofrecí los besos, / ¿Poco viril me supo-
néis acaso? / Yo voy de que soy hombre a convenceros. El “yo voy de que soy hombre a con-
vencersos” se suele traducir más literamente por “os daré por el culo y por la boca”, “os jode-
ré/ os sodomizaré y me la chuparéis”, etc.
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FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
26 Cf. c. 5: uiuamus mea Lesbia atque amemus / rumoresque senum seueriorum / omnes unius
aestimemus assis./ soles occidere et redire possunt / nobis cum semel occidit breuis lux / nox
est perpetua una dormienda. / da mi basia mille deinde centum / dein mille altera dein secun-
da centum / deinde usque altera mille deinde centum / dein cum milia multa fecerimus / con-
turbabimus illa ne sciamus / aut ne quis malus inuidere possit / cum tantum sciat esse basio-
rum.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
27 Cf. HOR. serm. I 4, 43s.: ingenium cui sit, cui mens divinior atque os / magna sonaturum, des
nominis huius honorem.
28 Musaantiqua, por Joaquín D. Casasús, [s.l.] Imprenta I. Escalante 1904, 128pp. (ejemplar de Ma-
drid BN 2/ 86848); Musaantiqua, por Joaquín D. Casasús, Presidente del Liceo Altamirano (2ª
edición), México, Imprenta de Ignacio Escalante, 1911, 324 pp. (ejemplares en Instituto Cisne-
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FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
sus Bucólicas, y en ese mismo 1904 está traduciendo a Catulo; lo dice en su edi-
ción de “Vida y obra”, en que promete dar a la luz la traducción que está casi
acabada y que publicaría al año siguiente. Estas simultaneidad y gran parte de
su temática justifica que dediquemos unas palabras -pocas- a esta importante
obra29.
Con “antigua” no se refiere Casasús, como cabría esperar, solo a Grecia y
Roma; el abanico es mayor. Esta Musaantiqua la componen poemas que tratan,
como indican los títulos que los preceden, de: “Egipto” (p. 17); “Grecia” (p. 39);
“Roma” (p. 89); “Tierra Santa” (p. 163); “España” (p. 177); “Paisajes” (p. 215);
“Hojas de album” (p. 245); y “Traducciones” (p. 269); en la mayoría de ellas un
breve texto de un autor clásico precede al poema (Mosco, Teócrito, Anacreonte,
Virgilio, Ovidio –este poeta muy presente-, Catulo, Horacio o Tibulo), pero no
se trata de traducciones, sino poemas originales, en todo caso, recreaciones li-
bres de un tema que se preludia; sin embargo, sí lo son, como queda expresado,
las que dedica el autor sobre todo al poeta José Mª Heredia, tan valorado e in-
fluyente siempre en el mundo hispanoamericano.
Pero dejamos ya al traductor, del que sabemos, gracias a lo que leemos en
su obra, muchas cosas, para hacernos más preguntas sobre él. ¿Quién es este
personaje, que no es hombre de letras, como él mismo va repitiendo en sus edi-
ciones, que tiene responsabilidades por encargo del Gobierno, que admira a
Ignacio M. Altamirano, que fue Presidente del Ateneo Altamirano, o individuo
de la Academia española?
A este último “título” (individuo de la Academia) debemos sin duda la
existencia de algunos de los pocos ejemplares que existen en España de sus
traducciones; concretamente en el Instituto Cisneros de Madrid; los que el autor
dedicó a D. Francisco Commeleran, secretario perpetuo de la Academia, fueron
donados por este, junto con su Biblioteca, al mencionado Instituto Cisneros.
En cuanto a su admirado Ignacio M. Altamirano, era su suegro; se casó con
Catalina, hija adoptiva de Altamirano30; con él mantuvo una relación absoluta-
mente filial a lo largo de su vida; la correspondencia de Altamirano, que está
publicada, ofrece muchos datos de interés.
Pero en las bibliotecas, y ahora en las páginas de internet, encontramos tí-
ros, T 10/23; Madrid BN 4/27004, 2-86848 y HA -29399). El número de páginas, 128 y 324 res-
pectivamente, confirma que la segunda edición está “aumentada”; también “revisada”, aun-
que nada de ello se diga. La segunda se reeditó en México, Consejo editorial del Estado de
Tabasco, 1981, 154 pp. (ejemplar en CSIC R-35182).
29 Nos limitamos a la segunda edición.
30 Catalina Sierra Casasús, bisnieta de Altamirano, y nieta de Casasús, es la que inició en 1986 la
Conference and their significance L.S. Roe, Joaquín D. Casasús, Joaquim Nabuco, Ignacio Cal-
derón, Bernardo Calvo, Annals of the American Academy of Political and Social Science, vol. 24,
Supplement (may 1906, 1-22); ConventionbetweentheUnitedStatesandMexicoprovidingforthe
EquitableDistributionofthewateroftheRioGrande(…), TheAmericanJournalofInternationalLaw,
v. 1, nº 3. Suppl.: Officiel Documents (jul. 1907, p. 281-284), etc. etc.
33 Esta multiplicidad de facetas viene reflejada en una obra algo distinta, pero que conserva el mis-
FRANCISCAMOYADELBAÑO
Universidad de Murcia
gares, lo que evidencia algo sabido; sus diversos “oficios” le relacionaron con las personalida-
des más importantes de su época: francesas, españolas, brasileñas, estadounidenses, y, lógi-
camente, mexicanas. Esta obra muestra igualmente sus dotes de orador.
34 Cf. Epistolario de Menéndez Pelayo, v. 18, carta 73; más veces encontramos a nuestro traductor en
este epistolario, concretamente en cartas de Rafael Ángel de la Peña (cf. por ej. la de 4 de ene-
ro de 1903 (vol. 16, carta 689).
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JUNTOS,PERONOREVUELTOS:
LACOLECCIÓNDECUENTOSINTEGRADOS
ENLASLITERATURASHISPÁNICAS
1 Aunque la terminología para nombrar los cuentos interrelacionados en un volumen es muy abun-
dante y procede en su mayoría de la crítica anglosajona, pionera en este tipo de estudios -
“cuentos integrados”, “secuencia de cuentos integrados”, “ciclo cuentístico”, “cuentos enla-
zados”, “cuentos moleculares”, “cuentario” o “colección de cuentos integrados”-, en este artí-
culo usaré los términos “cuentario” y “colección de cuentos integrados” por ser los más neu-
tros, lo que ya destaca Mora en “Notas teóricas en torno a las colecciones de cuentos
integrados (a veces cíclicos)” (Mora 132).
2 Son pocos y muy recientes los estudios dedicados al tema en español, destacando en este sentido
relacionable por tanto con el cuento- y el segundo conserva las características de la serie a la
que pertenece, por lo que se equipara a la minificción.
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FRANCISCA NOGUEROL
cidos por la historia. Estaría compuesta, por tanto, por cuentarios clásicos y
modernos, de marcado carácter narrativo. En la segunda, por su parte, son fun-
damentales los juegos metaficcionales, la ironía y el desencanto ante cualquier
certidumbre, por lo que los textos que la componen –colecciones de relatos ex-
perimentales e híbridos- se adscribirían a la vertiente de pensamiento posmo-
derno.
Ambas tendencias estarían perfectamente representadas en los cinco cam-
pos referenciales que Maggie Dunn y Ann Morris proponen en relación a las
colecciones de cuentos integrados en inglés. Las formas clásicas de estos ciclos
presentarían unidad espacial y/o de personaje (individual o colectivo), mani-
festando un sentimiento de nostalgia hacia el pasado y de alienación en el pre-
sente. Por el contrario, las formas contemporáneas de estas series, correspon-
dientes a la sensibilidad posmoderna, serían aquellas que tratan básicamente
sobre el acto de crear o narrar, en las que los textos descubren su esencial natu-
raleza irónica, metaficcional e intertextual (Dunn y Morris 1-19). Son, por consi-
guiente, dos maneras de aprehender el mundo que se han manifestado sucesi-
vamente –primero la sensibilidad moderna y luego la posmoderna- pero que
hoy conviven con naturalidad. Este hecho explica la frase que he utilizado como
título de mi exposición para los textos integrados: “Juntos, pero no revueltos”4.
TEORÍASSOBREELCUENTARIO
La colección de cuentos integrados surge como consecuencia de lo que co-
mentara André Jolles sobre las formas simples en su ensayo homónimo: la
combinación de éstas conduce al desarrollo de formas literarias complejas (Jo-
lles 24). Una hipótesis semejante fue formulada por Alastair Fowler, quien pos-
tuló que en el origen de las formas literarias nuevas podían encontrarse siempre
textos menores (Fowler 48).
Forrest Ingram ofreció una de las mejores definiciones sobre esta nueva
categoría textual cuando la presentó como “a book of short stories so linked to
each other by their author that the reader’s successive experience on various
levels of the pattern of the whole significantly modifies his experience of each of
its component parts” (Ingram 19). Este hecho sería ratificado posteriormente
por Susan Garland Mann -“There is only one essential characteristic of the short
story cycle: the stories are both self-sufficient and interrelated” (Mann 16)- y por
Robert Luscher: “The story’s status as a significant part of a progressive whole
4 Para entender el cambio entre estas dos sensibilidades resulta especialmente interesante consultar
el artículo de Lauro Zavala “El cuento clásico, moderno y posmoderno (elementos narrativos
y estrategias textuales)” en Cuento y figura. La ficción en México. Ignacio Díaz Ruiz, Eduardo
Casar, Pablo Brescia et al. eds. Tlaxcala: Universidad Autónoma de Tlaxcala, 1999.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
does not undermine its independence, but rather expands its function and sig-
nificance within an open book” (Luscher 166-167).
En el caso de los cuentarios en español, contamos con antecedentes tan
significativos como El libro de los ejemplos del conde Lucanor y de Patronio, texto
escrito en el siglo XIV por don Juan Manuel y en el que se integran en el marco
de una conversación entre amo y criado relatos derivados tanto de las parábolas
cristianas como de las fábulas grecolatinas, las historias caballerescas o las tra-
diciones islámicas; más adelante, la tradición de relatos vinculados se manifes-
taría en los comienzos de nuestra novela (ya fuera en la tradición picaresca,
pastoril o de caballerías), para alcanzar una de sus mejores expresiones en el
siglo XVII con los Sueños de Quevedo.
En la Modernidad, el cuento ha gozado de especial prestigio entre los auto-
res latinoamericanos. No olvidemos su reconocimiento por parte de Horacio
Quiroga, Jorge Luis Borges o Julio Cortázar, quienes plasmaron en inolvidables
páginas las posibilidades infinitas de un género renovado a partir de las crea-
ciones de Edgar Allan Poe.
Especialmente significativo resulta el incremento de relatos publicados
desde los años sesenta del siglo XX hasta nuestros días, hecho que se corres-
ponde con la fascinación por la estética del fragmento que define nuestro tiem-
po. En el caso de España, donde se privilegió la novela por encima de cualquier
otro género durante la etapa franquista, se produjo una verdadera eclosión de
la brevedad a partir de 1975. Como señalara Fernando Valls en su artículo “El
renacimiento del cuento en España (1975-1990)”, “hallamos con frecuencia rela-
tos formando parte de novelas, trastocándose así las fronteras de los géneros,
adquiriendo ambos una nueva dimensión en su unidad y complementariedad”
(Valls 39).
Debido a este interés, los cuentarios han sido muy abundantes en las letras
hispánicas. Sin embargo, en general han resultado incomprendidos, relegados
al grupo de los textos inclasificables o taxonomizados como novelas para satis-
facer criterios de mercado.
Así, una colección de cuentos integrados tan evidente como La frontera de
cristal(1995),de Carlos Fuentes, apareció en la editorial Alfaguara con el subtí-
tulo “una novela en nueve cuentos” debido a que los textos, que pueden ser
leídos de forma independiente, se encontraban unidos por el tono humorístico,
el tema de la inmigración, la historia –las difíciles relaciones entre México y
Estados Unidos a lo largo de doscientos años-, y los personajes –la familia Ba-
- 164 -
FRANCISCA NOGUEROL
C’est parce que les genres existent comme une institution qu’ils fonctionnent comme des
horizonsd’attente pour les lecteurs, des modèlesd’écriture pour les auteurs. Ce sont en effet
là les deux versants de l’existence historique des genres (...). D’une part, les auteurs écri-
vent en fonction du (ce qui ne veut pas dire: en accord avec le) système générique exis-
tant (...). D’autre part, les lecteurs lisent en fonction du système générique, qu’ils
connaissent par la critique, l’école, le système du diffusion du livre ou simplement par
ouï-dire; il n’est cependant pas nécessaire qu’ils soient conscients de ce système” (Todo-
rov 34-35).
LOSCUENTARIOSMODERNOS
Como ya señalé, las colecciones de cuentos integrados modernas presentan
unidad espacial, temática y de personajes para ofrecer una visión totalizadora
de la realidad, en la que predomina la nostalgia del pasado y la visión de un
presente marcado por la alienación. Veamos los títulos más significativos en la
evolución del género.
Textosunidosporelespacio:laciudadyelpueblo.
En América Latina, encontramos un precedente claro del cuentario mo-
derno en las celebérrimas Tradiciones peruanas (1872-1919) de Ricardo Palma,
seis volúmenes que reúnen páginas a medio camino entre la anécdota costum-
brista y amable, la conseja de la abuela y el apunte histórico, y que en su mo-
mento recuperaron la cadencia del habla limeña y el sentimiento de identidad
nacional para los compatriotas de Palma. Las tradiciones, que pueden ser leídas
de forma independiente, se caracterizan por retomar personajes, por contar con
un mismo narrador de los hechos y por narrar la intrahistoria de “la ciudad de
los Reyes” desde sus albores hasta el siglo XIX. De ahí su subtítulo de “serie” y
la originalidad de su tono, que ha sido retomado recientemente por el hispano-
6 Este hecho ya fue destacado oportunamente por Kennedy: “Characters in story sequences, unlike
those in novels, rarely meet or become conscious of one another and thus remain unaware of
the ways in which their situations may be similar" (Kennedy 196).
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FRANCISCA NOGUEROL
Textosunidosporlahistoria
La estrategia del fragmento, fundamental en la colección de cuentos inte-
grados, subvierte estatutos propios de la narración histórica clásica como el de
la heroicidad. En vez de presentar cualidades de un individuo excepcional, los
cuentos unidos por el tema histórico narran anécdotas curiosas protagonizadas
por personajes secundarios. Se trata de dar a la luz las microhistorias de acuerdo
con la terminología popularizada por Carlo Ginzburg en Elquesoylosgusanos,
donde se refleja el espíritu de toda una época a través de un proceso inquisito-
rial seguido contra un molinero en el siglo XVI (Ginzburg passim). Así, se borra
el nombre de los próceres, colocados en igualdad de condiciones con mujeres,
soldados, campesinos o niños.
Este hecho ya se aprecia tempranamente en Laguerragaucha(1905) del ar-
gentino Leopoldo Lugones, relatos enlazados por el trasfondo histórico de las
campañas de Martín Miguel de Güemes en los años de lucha por la Indepen-
dencia.
La revolución mexicana de 1910 marcará la mayoría de los cuentarios his-
tóricos de la primera mitad del XX, mientras la cubana de 1959 lo hará con los
últimos cincuenta años del pasado siglo. En el primer caso destacan las voces de
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
LOSCUENTARIOSPOSMODERNOS
Mientras la obra de arte orgánica oculta su artificio buscando la mímesis,
los textos de ruptura se presentan como artefactos artísticos marcados por la
indagación metaficcional, la intertextualidad y la ironía. Estas obras dan lugar a
7 La miseria de Chiapas ha merecido especial atención en títulos como Benluzul (1959), de Eraclio
Zepeda, y CiudadReal (1960), de Rosario Castellanos.
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FRANCISCA NOGUEROL
Textosunidosporunmotivo
Los Cuentosdecolor (1899) del venezolano Manuel Díaz Rodríguez, en los
que a cada texto le corresponde un color distinto y simbólico en la historia, sub-
rayan la gran renovación expresiva que se dio en el modernismo. Así se aprecia
también en los Cuentosfrágiles (1883) o Cuentoscolordehumo (1898) del mexicano
Manuel Gutiérrez Nájera, a partir de los que se puso de moda la reiteración de
un símbolo como motivo de enlace.
A lo largo del siglo XX se han repetido los volúmenes sustentados en esta
técnica. A veces, el motivo une las tramas con un hilo tan delicado que es difícil
de apreciar. No es el caso, sin embargo, de títulos tan magníficos como Canonde
alcoba (1988) de la argentina Tununa Mercado, que comienza con el texto “Anti-
eros” –en él la protagonista arremete contra el sentido convencional de la pala-
bra amor - y que acaba en “Punto final”, después de haber jugado con todas las
posibilidades del erotismo en nuestra tradición, en la historia y los sueños. La
buena salud de este recurso se aprecia por la publicación en 2007 de tres cuenta-
rios unidos, respectivamente, por el tema del viaje, la droga y los animales: La
siberia, de la argentina Cristina Siscar; Cocaína.Manualdeusuario, del mexicano
Julián Herbert; y Otrozoo, del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa.
8 Vid. en este sentido los excelentes estudios de D’Lugo (1997) y Epple (2004).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Textosunidosporsuadscripcióngenérica
En estos casos, las series están formadas por textos adscritos a un género
determinado sea éste considerado alto o bajo, exista o no. En ellas se producen
frecuentes parodias, pastiches o variantes irónicas del modelo original, cuya
referencia suele hacerse hace explícita ya en el título del volumen.
Leopoldo Lugones abrió el camino a la ciencia ficción hispánica con Las
fuerzasextrañas (1906), colección en la que, haciendo gala de un lenguaje pseu-
docientífico, reúne doce relatos y una original teoría del cosmos con una pauta
común: el narrador es amigo de un científico ermitaño que lo invita a conocer el
resultado de sus experimentos. La tradición de la ciencia ficción se ha mante-
nido con fuerza hasta nuestros días, destacando entre sus cultivadores el mexi-
cano Mauricio José Schwarz con Escenas de la realidadvirtual (1981) y la argen-
tina Angélica Gorodischer en Bajolasjubeasenflor (1987).
Los cuentos policiales, canonizados en SeisproblemasparadonIsidroParodi
(1942) de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares -que sus autores firmaron
bajo el seudónimo común de H. Bustos Domecq-, han sido especialmente culti-
vados en los últimos treinta años con títulos como Elregresodelaverdaderaaraña
(1988), del mexicano Paco Ignacio Taibo II, o LaspartidasdeljuezBelisarioGuz
mán (2004), del argentino Alejandro González Foerster, lectura deliciosa en la
que el ya retirado juez Guzmán narra uno de sus extraños casos con cada par-
tida de ajedrez que juega en “El Tábano”.
Asimismo, la revisión paródica y reivindicativa de nuevas lecturas de los
cuentos de hadas, que tuvo una de sus mejores expresiones en TheBloodyCham
ber (1979) de la británica Angela Carter, ha contado con cultivadoras tan reco-
nocidas en el ámbito hispánico –existe una abrumadora mayoría de mujeres en
esta tendencia- como la portorriqueña Rosario Ferré en Arrozconleche (1977) o
las argentinas Luisa Valenzuela –"Cuentos de hades", incluidos en Simetrías
(1993)- y Ana María Shua –“Versiones”, en Casadegeishas (1992)-.9
Capítulo aparte merecen los cuentarios procedentes de géneros revitaliza-
dos por Jorge Luis Borges. Es el caso de las biografías ficticias, herederas de
Historiauniversaldelainfamia (1935) y que llegan a nuestros días signadas por el
saber enciclopédico, el humor, los juegos metaficcionales y la complicidad con
el lector. Así, en Lasinagogadelosiconoclastas(1973) el argentino Juan Rodolfo
Wilcock (1973) combina vidas ficticias y reales de científicos que perpetraron
graves crímenes contra la humanidad en nombre de la razón y el progreso. En
9 Vid. al respecto mis artículos “Para leer con los brazos en alto: Ana Mª Shua y sus versiones de los
cuentos de hadas” (Noguerol 2001) y “CuentosdeHades de Luisa Valenzuela: relatos integra-
dos en el infierno de la escritura” (Noguerol 2004).
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FRANCISCA NOGUEROL
FRANCISCANOGUEROLJIMÉNEZ
Universidad de Salamanca
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DOSTEXTOSEMBLEMÁTICOSDELTEATRO
ARGENTINOCONTEMPORÁNEO:
ELCAMPODEGRISELDAGAMBARO
YUNAPASIÓNSUDAMERICANADERICARDOMONTI
INTRODUCCIÓN
Casi a fines de los ’90, el entonces director de Ediciones Unesco, Fernando
Aínsa, me propuso preparar la primera antología sobre teatro latinoamericano a
ser publicada en Francia, gracias a un equipo de traductores coordinado por
Claude Demarigny. En mi selección original figuraban doce textos de once
países, incluyendo Brasil. Excepcionalmente, Argentina estaba representada por
dos autores, cuyas obras respectivas figuran en el título de este trabajo. Por
razones de edición, hubo que sacrificar lamentablemente Una pasión
sudamericana y reducir drásticamente nuestra introducción al volumen.1 La
presente colaboración me da la oportunidad de reunir ambas en un mismo
análisis, que de ninguna manera pretende ser exhaustivo, dado el espacio
disponible.
Antes de entrar en materia, nos parece indispensable situar ambas obras en
el marco teatral que las precedió. La fundación del Teatro del Pueblo (1930) por
Leónidas Barletta fue el punto de partida del movimiento de teatro
independiente, motor de la renovación escénica argentina, que se prolongó
hasta los años cincuenta con la fundación de nuevos grupos: La Máscara,
Nuevo Teatro (1949), Organización Latinoamericana de Teatro (OLAT, 1950),
Los Independientes (1951) y la creación del Instituto de Arte Moderno (IAM,
1950), que dieron a conocer a nuevos autores como Carlos Gorostiza (1920-),
revelado con El Puente (1949); Agustín Cuzzani (1924-1987), de alcance
internacional, autor de las "farsátiras” Una libra de carne (1954) y El centro
forwardmurióalamanecer (1955); Osvaldo Dragún (1929-1999), introductor de los
procedimientos brechtianos en América Latina con sus Historiasparasercontadas
(1957); Andrés Lizárraga (1919-) y su trilogía de inspiración histórica: AltoPerú,
Santa Juana de América y Tres jueces para un largo silencio (1960); Juan Carlos
1 Théâtre latinoaméricain contemporain, Paris, Actes Sud Papiers – Éditions Unesco, 1998 (contiene:
“Robe de mariée” de Nelson Rodrigues, “Soluna” de Miguel Ángel Asturias, “Collacocha” de
Enrique Solari Swayne, “Les envahisseurs” de Egon Wolff, “La nuit des assassins” de José
Triana, “Á la campagne” de Griselda Gambaro, “Les vieilles malles poussiéreuses…” de Car-
los José Reyes, “La passion selon Antigone Pérez” de Luis Rafael Sánchez, “Soirée culturelle”
de José Ignacio Cabrujas, “Les sauveurs” de Ricardo Prieto y “Photographie sur la plage” de
Emilio Carballido).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Ghiano (1920-) y Narcisa Garay, mujer para llorar (1959); y Griselda Gambaro
(1928-), de la cual hablaremos después, a propósito de El campo. Estos
dramaturgos son herederos, a la vez del grotesco criollo y de las corrientes
europeas asimiladas después de la Segunda Guerra Mundial: el teatro del
absurdo y el teatro épico de Brecht, de preferencia.
Un grupo de autores que comenzó a estrenar pocos años después de los
precedentes está compuesto por David Viñas (1929-) Carlos Somigliana (1932-
1987), Roberto Cossa (1934-), Ricardo Talesnik (1935-), Patricio Esteve (1933-),
Sergio de Cecco (1931-), Eduardo Pavlovsky (1933-), Germán Rozenmacher
(1936-1971), Oscar Viale (1932-), Juan Carlos Gené (1928-) y Roma Mahieu
(1937-).
En todos los autores nombrados es dominante el interés por la realidad
argentina pasada y presente, acentuando fuertemente la crítica social, aunque
con medios expresivos diversos. Si en un comienzo hubo un enfrentamiento
entre las tendencias realista -representada por Gorostiza, Halac, Cossa,
Somigliana, Viale, entre otros- y no realista, encabezada por Griselda Gambaro
y Eduardo Pavlovsky, con el correr del tiempo y en el contexto histórico de las
sucesivas dictaduras, se produjo una progresiva interacción de los lenguajes
respectivos. Se puede así medir, por ejemplo, la distancia que separa Nuestrofin
de semana (1964) de LaNona (1977) o Elviejocriado (1980), todas de R. Cossa. La
misma comparación puede hacerse entre Lasparedes (1965), primera obra de G.
Gambaro, y Lamalasangre(1980)oMorgan(1989).
En la generación siguiente se destacan los dramaturgos Eduardo Rovner
(1942-), Mauricio Kartún (1946-), Roberto Perinelli (1940-), Jorge Goldemberg
(1941-) y, sobre todo, Ricardo Monti (1944-). En este último se puede ver
también una evolución muy marcada desde Una noche con el Señor Magnus e
hijos (1970) y La historia tendenciosa de la clase media argentina (1971) hasta Una
pasiónsudamericana (1989) y Laoscuridaddelarazón (1993, en verso), en el sentido
de una mayor complejidad del mundo representado y un alejamiento radical de
la estética realista.
El teatro argentino fue uno de los primeros de América Latina en lograr
una profesionalización parcial de autores, directores, escenógrafos y actores. En
forma paralela a la aparición de nuevos dramaturgos, han surgido numerosos
directores, cuya contribución ha sido indispensable para la elevación del nivel
teatral. Entre los más destacados: Jaime Kogan, Laura Yusem, Alberto Ure,
Ricardo Bartis, Alberto Félix Alberto, Roberto Villanueva, Omar Grasso, Carlos
Gandolfo, José Bove, Agustín d'Alessio y Francisco Javier, aparte los que han
hecho una brillante carrera internacional: Alberto Rody, Víctor García, Carlos
Giménez (muertos prematuramente), Jorge Lavelli, Alfredo Rodríguez Arias y
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OSVALDO OBREGÓN
otros tantos.
El golpe militar de 1976 impuso al teatro una fuerte censura, además de
asesinar, encarcelar o condenar al exilio a numerosos teatristas. Como respuesta
a la represión se creó "Teatro Abierto" (1981), muestra de teatro argentino
organizada colectivamente, que tuvo un éxito de público sin precedentes.
Restablecida la democracia con la elección de Raúl Alfonsín (1983), el teatro se
ha dinamizado con la organización de congresos - en particular los del Grupo
de Estudios de Teatro Argentino (GETEA), de la Universidad de Buenos Aires -
y de festivales regionales, nacionales e internacionales, celebrados en la capital
federal y otras ciudades importantes, signo de una descentralización en
aumento.
GRISELDAGAMBARO:ELCAMPO(1968)
Es la culminación del primer ciclo de sus obras, comenzado con Lasparedes
(1965), seguida por El desatino (1966) y Los Siameses (1967), en que dominan
situaciones insólitas y paradógicas entre los personajes, sin un referente
espacio-temporal preciso. En la primera de ellas se configura una situación
kafkiana, en que el joven protagonista ignora las razones que lo ponen a merced
del Funcionario y del Conserje. Si el universo de Kafka es un claro antecedente
literario, sus primeras obras han sido vinculadas, en particular, con el "teatro
del absurdo", aunque la gravitación social sea mucho mayor que la existencial, a
diferencia de autores europeos como Ionesco y Beckett.
En sus obras posteriores: Nadaquever (1972), Sucedeloquepasa (1976) y La
Malasangre (1982), los personajes principales no se encuentran en una situación
sin salida tan radical como antes, aunque lo grotesco predomine siempre como
estilo. Esta evolución puede explicarse como respuesta a los años de dictadura
(1976-1983). En Decirsí, excelente obra en un acto estrenada en Teatro Abierto
1981, la pasividad de uno de los dos personajes lo conduce a la muerte, en tanto
que en Antígona furiosa (1987), de tono trágico, reactualiza el mito griego de
exaltación de la libertad y denuncia de la tiranía.
El campo está dividida en cinco escenas que se desarrollan sin
interrupción. La acción está centrada en tres personajes principales: Franco,
Emma y Martín. La autora aplica la técnica de la focalización utilizada por la
narrativa para mostrar las situaciones desde el punto de vista de Martín, recién
llegado aparentemente a ese lugar (institución, empresa...?) para prestar sus
servicios de contador. Ha comenzado por entrevistarse con el responsable,
llamado Franco, el cual viste uniforme nazi.
Martín percibe, a ratos, situaciones inquietantes (voces de niños, ladridos,
gemidos), que no sabe cómo interpretar. Además, su relación con Franco es
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
2 Todas las citas referentes a “El campo” y “Una pasión sudamericana” remiten a la antología Teatro
argentino contemporáneo (Gerardo Fernández, coordinador), Madrid / México, Centro de Do-
cumentación Teatral / Fondo de Cultura Económica, 1992, 1205 p. Al final de la cita sólo se se-
ñala el número de página entre paréntesis.
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OSVALDO OBREGÓN
interrogatorios y torturas.
No se trata en El campo -como es habitual en el teatro de estructura
aristotélica- de un conflicto que oponga fuerzas opuestas, antitéticas, sino de
mostrar seres humanos atrapados en un sistema represivo implacable, cuyas
esperanzas de escapar indemnes son nulas, como lo prueba el estado de Emma.
Martín opone todavía una débil resistencia a Franco y al sistema carcelario,
en la medida en que no esconde sus pensamientos o intenciones. Sus reacciones
son las únicas que poseen espontaneidad. Su conducta contrasta precisamente
con la de Emma y de Franco, que actúan con sus máscaras respectivas. Se
interesa por lo que ocurre a su alrededor, formula preguntas y, sobre todo,
dedica especial atención a Emma, mostrando una humanidad completamente
ausente de "el campo".
Si los ruidos que provienen del exterior le inquietan progresivamente, la
situación particular de Emma, su estado físico y psíquico, le crean un malestar
que se va intensificando a través del desarrollo dramático. En sus escasos
momentos de lucidez, Emma esconde sus verdaderos sentimientos por temor a
Franco y al sistema del cual es víctima.
La picazón constante que la atormenta en todo su cuerpo exterioriza su
psiquis enajenada. Un componente importante de su estado es considerarse una
eximia concertista de piano (¿lo fue realmente en el pasado?), lo que da lugar a
la burla grotesca de su concierto en la Escena 3.
Otro rasgo de su trastorno psíquico es la pérdida parcial de su memoria y
la dificultad de retener los nombres de las personas que conoce. A Martín le
confunde con Franco y hace grandes esfuerzos al final por aprender el nombre
del primero. En el momento en que Martín va a ser marcado a fuego, grita
desesperadamente su nombre, identificándolo y reconociendo en él una nueva
víctima del sistema.
Su instinto de conservación determina en ella una actitud aparentemente
amistosa hacia Franco, que le sigue perfectamente el juego. Ni aun a solas con
Martín se atreve a denunciar a su verdugo, tal vez por desconfianza visceral
hacia cualquier persona. La ocultación de su situación pasada y presente forma
parte de los mecanismos defensivos adquiridos en "el campo". Cuenta a Martín,
por ejemplo, cómo son las cacerías practicadas por Franco, elogiando las
virtudes deportivas de "su amigo de la infancia". Emma contribuye a
enmascarar la situación de la cacería humana que se produce en "el campo",
presentándola a Martín como una cacería animal. Franco, al llegar desde el
exterior, obliga a Emma a mirar el producto de la cacería: "pelos, uñas, piel,
cuero, todo" (p. 276); "Algunos dientes recuperables" (p. 277), lo que no permite
a Martín.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
escena durante una pausa en las acciones de guerra - horas de la noche, antes
del amanecer - y sólo a veces se percibe el mundo exterior de los combates. En
cambio, la pareja de jóvenes enamorados nunca aparece en escena y el episodio
es sólo evocado intermitentemente y de manera fragmentaria por el Edecán, el
Brigadier y los Escribientes, en este último caso, en la lectura de los documentos
que manejan (carta del padre de Camila, informe policial sobre los amantes...).
Pero la estructura se hace aún más compleja con la participación de Los
Locos, con sus comentarios, representaciones, sueños y fantasías acerca de la
guerra y del amor. El juego intertextual se realiza en gran medida gracias a
ellos, cuya actuación bufonesca le imprime a la acción dramática un sello
particular. Prisioneros del Brigadier, éste tolera sus extravagancias e
impertinencias como otrora el Rey aceptaba las de sus bufones.
Farfarello se permite opinar ante el Brigadier sobre los dos temas
esenciales de la obra: lo absurdo de la guerra y la fuerza incontrolable del amor,
hijo "de la oscuridad y el sueño", a propósito de los enamorados. El Brigadier
acepta que Farfarello conduzca el juego, guiado por la fantasía de éste: "Avante,
ilustre italiano, podés armar tu teatro de sueño. ¿Cómo empieza la comedia?"
Farfarello: "En el infierno. Así debe ser" (p. 1042). A partir de ese momento
comienza un juego intertextual con La Divina Comedia, en que las sucesivas
etapas de la acción corresponden también al "Infierno", "Mundo", "Purgatorio" y
"Paraíso" dantescos.
Pero la intertextualidad se hace aún más densa, ya que Monti integra
también estrofas de la Egloga IV de La Eneida de Virgilio, textos de los
argentinos Sarmiento, Alberdi y José Mármol y una paráfrasis del "Cantar de
los Cantares", plena de sensualidad, a propósito de la pareja de amantes.
Mediante Los Locos el autor introduce el recurso del "teatro dentro del
teatro". Farfarello y su "troupe" representan, a su manera, la historia de Camila,
adjudicándose los diferentes roles: El Cura (San Benito), Camila (Estanislao), El
Padre (Murat) y La Madre (Bigua). Monti se permite las mayores audacias con
las intervenciones sucesivas de Los Locos, al hacerlos oscilar continuamente
entre la vigilia y el sueño, la cordura y la locura, la realidad y la irrealidad
dentro de la ficción.
El tema de la locura desborda sobradamente el ámbito de Los Locos. El
Brigadier califica sistemáticamente de "loco" a su principal enemigo, el jefe del
ejército contrario. El Edecán, presentado como un anciano venerable, principal
interlocutor del Brigadier, le confiesa a éste su "hambre de iluminación" y de
trascendencia. Se muestra poseído por una locura mística que no se aviene con
su papel de hombre de confianza del jefe guerrero y político.
Para Farfarello, "la locura del amor" se apoderó de la joven pareja, como
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OSVALDO OBREGÓN
una fatalidad, como obra diabólica. Y este mismo personaje habla de esa guerra
como algo irracional, en que todos se matan entre sí, exclamando: "Dio, Oh Dio,
quando terminar questo sogno, questo sogno di assassini." (p.1036)
A propósito de la guerra civil, el autor aborda uno de los temas capitales
de la sociedad americana de la segunda mitad del siglo XIX: "civilización contra
barbarie", caro a Sarmiento (unitario), enemigo acérrimo de Juan Manuel de
Rosas (jefe federalista), en quien Monti se inspiró muy libremente para
componer su Brigadier.
Según la posición dominante entre la mayoría de los intelectuales de la
"América Meridional", la civilización por excelencia era la europea, en tanto que
la barbarie estaba representada preferentemente por los pueblos originarios del
continente. De allí la política de inmigración europea masiva patrocinada por
diversos gobiernos americanos, con fines de desarrollo "civilizador" y
posibilidades de mestizaje.
El Brigadier reivindica también estas ideas en la carta dictada al General
Flores, cuidadoso de no ser asimilado a la barbarie por sus oponentes. Esto
explica, en gran parte, su orden de ejecutar a los enamorados para que ello sirva
de escarmiento a quienes desafían las normas de la cordura y la moral: "Fueron
demasiado naturales (...). Con esto el Loco va a saber que yo también soy un
civilizador..." (p. 1095). La razón debe imponerse a la pasión, cueste lo que
cueste, aunque en el fondo de su ser, el Brigadier tenga simpatía por la joven
pareja. Al final, en un gesto significativo, abriga con su poncho al hijo recién
nacido de Camila.
La comparación Europa /América Meridional aparece también en otros
momentos de la obra. La referencia a Inglaterra como potencia mundial, que
mueve los hilos de la política en el Nuevo Mundo es muy explícita, sobre todo
en la escena farsesca de la entrevista del Embajador inglés Canning - inspirado
en el personaje real, pero anterior cronológicamente - con el Brigadier.
La caracterización del Embajador es totalmente opuesta a la exigida por su
rango, ya que se muestra sucio de aspecto y grosero de actitudes y lenguaje,
resultando así ridiculizado. Amenaza con represalias por parte de su país, a
causa de los robos de mercadería inglesa en el puerto de desembarco. Durante
la entrevista es constantemente hostigado por Los Locos.
El recurso de animalización es aplicado a varios personajes secundarios,
despojados así de verdadera humanidad. Canning "Es un grueso toro, vulgar,
borracho y sucio" (1024): los Escribientes son "polillas" o "sabandijas"; Bigua se
comporta como un perro y Murat tiene "ojos de víbora".
Barrabás es un personaje aparte, rodeado de misterio, que sólo actúa por
presencia. Descrito como un gaucho de "enorme estatura", habitado por "el
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
internacional.
Se podrá advertir, en consecuencia, que la dramaturgia argentina
contemporánea sigue estando estrechamente ligada a los problemas
circunstanciales o permanentes de las sociedades respectivas, tradición que se
remonta a los comienzos del período republicano. La proliferación del teatro
"histórico" o de "inspiración histórica" es otra forma de establecer analogías
entre el pasado y el presente o un medio de encontrar filiaciones e indagar
acerca de la identidad de los pueblos respectivos o acceder, incluso, a lo más
profundo de la condición humana.
BIOBIBLIOGRAFÍAMÍNIMA
GriseldaGambaro(1928)
Dramaturga, novelista y cuentista, su teatro ocupa un lugar de importancia en
América Latina. Sus primeras obras fueron situadas en la línea del “teatro del absurdo”,
aunque el carácter social sea tan o más importante que el aspecto existencial. Los
estrenos en el extranjero en diversos idiomas se han multiplicado durante estos últimos
decenios y ha recibido numerosas invitaciones en países de Europa y América. Varios
premios le han sido otorgados en Argentina, entre ellos el Premio Argentores, el de los
Investigadores y críticos de teatro y el Nacional de Teatro. Paralelamente a su
producción teatral, ha publicado varias novelas: Madrigal en ciudad (1963), Una felicidad
conmenos pena (1967), Nadaqueverconotrahistoria (1972), Ganarselamuerte (1976), Diosno
nos quierecontentos (1979), Loimpenetrable (1984), entre otras. Obtuvo la beca Guggenheim
por su obra narrativa (1981-1982).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
El teatro y sus claves. Estudios sobre teatro iberoamericano y argentino (O. Pellettieri,
ed.), Buenos Aires, Editorial Galerna / Facultad de Filosofía y Letras (UBA), 1996, p.
117-126.
STAIFF, Kive: “Una profecía perturbadora” en Gerardo Fernández (ed.) Teatroargentino
contemporáneo (Antología), Madrid, Centro de Documentación Teatral / Fondo de
Cultura Económica, 1992, pp. 223-228.
TAYLOR, Diana et al.: En busca de una imagen. Ensayos críticos sobre Griselda Gambaro y
José Triana, Ottawa, Ontario, Girol Books, 1989.
RicardoMonti(1944)
Dramaturgo, director y guionista de cine, en plena progresión de su creatividad, se
ha convertido en una figura irreemplazable del teatro argentino actual. Cursó estudios
de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires, pero prefirió aventurarse en el
medio teatral, difícil e incierto, aun en una gran metrópolis como Buenos Aires. Sus
primeras obras, estrenadas en los años ’70 y comienzos de los ’80, tienen la marca
ostensible de aquel tiempo, un período de gran agitación política y social en los países
del Cono Sur de América. Con Unapasiónsudamericana, el teatro de Monti entró en una
nueva fase evolutiva, que se prosiguió con Asunción y La oscuridad de la razón, en el
sentido de utilizar deliberadamente formas teatrales arcaicas, con textos más complejos y
ambivalentes, en que se funden historia y mito. Con motivo del estreno de sus obras ha
sido invitado a diversos festivales internacionales con sede en Caracas, Nueva York,
Montevideo y Stuttgart. Monti ha sido distinguido con numerosos premios: Argentores
(varias veces), Carlos Arniches, María Guerrero, Pepino el Breve y Premio Nacional por
Unapasiónsudamericana, entre otros.
Obras principales de su teatro: UnanocheconelseñorMagnusehijos (1970), Historia
tendenciosadelaclasemediaargentina (1971), Marathon (1980), Lacortinadeabalorios(1981),
Unapasiónsudamericana(1989),Laoscuridaddelarazón(1994),Rayuela(1994, adaptación
de la novela de J. Cortázar).
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OSVALDO OBREGÓN
_______ “Un teatro emergente: Una noche con el Sr. Magnus e hijos” en Una historia
interrumpida.Teatroargentinomoderno(19491976), Buenos Aires, Editorial Galerna,
1997, pp. 235-237.
SAGASETA, Julia: “La dramaturgia de Ricardo Monti: la seducción de la escritura” en O.
Pellettieri (ed.) Teatroargentinodelos’60, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1990,
pp. 227-241.
________ “Los límites del poder: en torno a Unapasiónsudamericana de Ricardo Monti”,
Boletín del Instituto de Artes Combinadas VIII, Facultad de Filosofía y Letras
(UBA), Buenos Aires, 1990, pp. 19-21.
SCHEININ, Adriana: “Sobre Una pasión sudamericana de Ricardo Monti”, Boletín del
Instituto de Artes Combinadas, VIII, Facultad de Filosofía y Letras (UBA), Buenos
Aires, 1990, pp. 22-26.
ZAYAS DE LIMA, Perla: “Historia, antihistoria e intrahistoria en Una pasión
sudamericana de Ricardo Monti”, Boletín del Instituto de Artes Combinadas, VIII,
Facultad de Filosofía y Letras (UBA), Buenos Aires, 1990, pp. 16-18.
OSVALDOOBREGÓN
Université de Franche-Comté (Francia)
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TRANSFORMACIONESDELIMAGINARIOENRUBÉNDARIO:
CISNE,CARACOLOPEGASO
llón, cabe añadir los recientes de Sainz de Medrano, respecto a la pintura y Juana Martínez
Gómez, respecto a la música, expuestos por primera vez durante el curso de verano que pro-
puse en El Escorial sobre Imagen y Literatura, y publicados o en vías de publicación. poste-
riormente. Mi aportación en este caso se centra en ciertas apreciaciones que, partiendo de es-
tos estudios, pueden llegar a completar la visión dariana.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
recreación del pasado, a la que se refirió Ricardo Gullón y más adelante Angel
Rama, a la que cabe añadir la que consigné como autorreferencia, en los térmi-
nos de G. Durand -sistertextuality de acuerdo con la terminología de Linda
Hutcheon, en aquel año de 1994-.
En el caso del modernista su conciencia de la intertextualidad personal, o
autorreferencia, es esencial puesto que marca la diferencia más clara con los
románticos. Es el logro de la libertad del arte unida a la del genio que procla-
man los modernistas, y que evoluciona desde el concepto de libertad personal
de los románticos.
Esta libertad elimina cualquier tipo de copia o imitación, incluida la de la
naturaleza o la de los mitos, y se aplica con respecto al arte en dos aspectos que
son claves esenciales en la formación de su imaginario y que configuran los dos
ejes sobre los que he de basar este ensayo:
LARECREACIÓNDELPASADOARTÍSTICO.LAAUTORREFERENCIA
Dos sistemas de creación lírica que, en este caso, voy a aplicar a las artes
plásticas. Con respecto a la recreacióndelpasado nos remite a la función que
adopta el artista, más que creador, vate, o enviado, como recordaba Gutiérrez
Girardot. Situación que implica determinados cambios: es el caso de la mitolo-
gía. Los mitos pueden ser transformados por el autor, o convertirse él mismo en
un mito, como en "La Ninfa" o “El pájaro Azul”, de la misma colección. Recrea
mitos pero también puede recrear el arte en cualquiera de sus modalidades, la
pintura, la música o la literatura. E incluso se puede aplicar a la historia. En
cuentos como La muerte de Salomé, reforma la historia sagrada y convierte al
collar en el propio verdugo de la bailarina.
Desde sus primeras textos la relación con la pintura y la música es clave.
"Wagnerianas", uno de los poemas iniciales, se funda en la asistencia de Rubén
Darío a la representación de Sarah Bernardt4, cuando contaba diecinueve años,
y que más adelante rememora y repite en "Teatros".
La novedad que nos ofrece Darío en Azul se encuentra en la relación con el
parnasianismo y sus modelos. Como movimiento el parnasianismo le pone en
contacto con la pintura, relación que jamás abandona a lo largo de su obra. Los
libros, incluso la literatura infantil, recogen grabados y pinturas de los prerra-
faelitas, como en el caso de L. Rackham. Esta inclusión de la pintura y el gra-
bado en los libros puede dar alguna respuesta a preguntas como la inclusión del
concepto de Año lírico. Si aplicamos el patrón de la pintura no solo a los escritos
percibió su negación para escribir este tipo de literatura por lo que se orientó hacia el modelo
francés parnasiano. BasesparaunainterpretacióndeRubénDarío(tesisuniversitaria.1958). Ed. y
prólogo de A. Mudarra. Lima, Universidad Mayor de San Marcos, Instituto de Investigacio-
nes Humanísticas, 2001.
7 A. Salvador, “El impuro amor de las ciudades”
8 Cfr. R. Oviedo. "José Fernandez y el Marqués de Bradomín: el amor, un objeto de recreación litera-
finaliza su serie (Sonata de invierno), bajo el dominio de la Iglesia y las luchas
civiles, mientras que en Rubén Darío se percibe un contenido sentimiento de
esperanza9.
Watteau
Darío en los poemas de "El Año Lírico" recrea un modelo pictórico que
adapta a la literatura, al modo parnasiano y se adentra en el proceso de autorre-
ferencia desde otra écfrasis: "En Chile, en busca de cuadros" donde el cisne será
un motivo esencial para su evolución posterior. Avala este proceso de recrea-
ción pictórica mediante la palabra el famoso poema en prosa: "Un retrato de
Watteau". Al analizar los cuadros del pintor francés del Rococó, conocido como
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
pintor de las fiestas galantes10, sorprende la erudición de que hace gala Darío,
ya que opta no sólo por la escena galante que le caracteriza, sino por esa faceta
menos conocida, como es la alcoba, presente también, aunque en menor cuan-
tía, en los cuadros de Watteau. Una preferencia por este autor que se justifica
así mismo por ser uno de los pintores en los que el baile y la música tienen un
trato especial.
En "Un retrato de Watteau" (Azul), Rubén Darío, al igual que hiciera Gutié-
rrez Nájera en su poema "La duquesa de Job", se adentra en la habitación de la
mujer: "Estáis en los misterios de un tocador. Estáis viendo ese brazo de ninfa,
esas manos diminutas que empolvan el haz de rizos rubios". Por otra parte, la
descripción del vestido, efectivamente, nos lleva a otras pinturas en las que re-
cuerda el amplio faldellín y los zapatos rojos, que, curiosamente, no suelen apa-
recer en los retratos de Watteau porque habitualmente la larga vestidura los
tapa, excepto en la intimidad de la alcoba.
Por otra parte, aunque de forma esporádica, Watteau introduce un ele-
mento esencial para la poética inicial de Darío y también para la poética de su
última etapa, la representación de escenas cotidianas que alternativamente se
reflejan en Azul.La inclusión de ese espacio íntimo de la mujer avala a su vez
esta preferencia por la cotidianeidad, que señala el principio y el final del mo-
dernismo, como podemos ver tanto en Gutiérrez Nájera como en Gabriela Mis-
tral o López Velarde.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
Delacroix J. L- Gerome
Obras como las de Buffon, la de Lavater, con sus nueve volúmenes sobre
los tipos y costumbres de los pueblos, o la precedente de Humboldt, se apresu-
ran a descubrir mundos diferentes para el ávido lector europeo, deseoso de
viajar, en virtud del papel que ocupa en este momento la burguesía. Por su par-
te el cientificismo del XIX promueve a su vez la investigación en la naturaleza.
El exotismo se une a la valoración de lo salvaje como muestra de lo inocente y lo
natural. Caracteres que presenta el tigre frente al Príncipe de Gales en el poema
dariano.
Pero a su vez el tigre tiene para Darío el aroma de los cuentos infantiles, tan
pródigos en este momento en la utilización del grabado y las ilustraciones12. Los
prerrafaelitas no desdeñan participar en esta nueva industria del arte. Tal vez,
producto de esta influencia sean estos dos cuadros: el de Delacroix, que muestra
a unos tigres jugando, y el de J L. Gerome que nos muestra a la fiera con sus
crías en su cubil.
12La sustitución de las antiguas prensas por la linotipia a principios del XIX marca un hito en la
historia del grabado.
http://www.monografias.com/trabajos13/hisdisgr/hisdisgr.shtml#LOND.Una muestra de la impor-
tancia que adquiere el grabado la tenemos en el cuadro de Fortuny, quien representa a un co-
leccionista de grabados (1863), y al coleccionista de estampas con ropajes del siglo XVIII. Una
escena anecdótica al estilo de Messonier
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
13 "Da cuenta de Dios mientras que la sociedad lo niega, unifica mientras la sociedad disgrega, pero
aún más reúne los contrarios que la religión separa: el placer carnal y el espíritu(....) el sincre-
tismo que opera en la emergencia burguesa de la época, pero también el espíritu integrador
de Darío" Angel Rama, "Prólogo" en Darío Poesía. Caracas, Bib. Ayacucho, 1977, p.xxxii
14 Bachelard, Elaguaylossueños. Madrid. FCE, 1994
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Santo Grial se le relaciona con Percival, al tiempo que, más cercano a Darío, con
la leyenda del Caballero del cisne, Lohengrin. Cirlot añade que el sentido dual
del cisne hace que sea uno de los escogidos por los alquimistas que le identifi-
caban "con el Mercurio filosófico, el centro místico y la unión con los contra-
rios"15
Iris Zavala reincide en este contenido simbólico del cisne, al que identifica
con la escritura16. La constante referencia del símbolo císnico a una compleja
semiosis fue también destacada por Login Jrade quien afirma el conocimiento
de los gnósticos por parte de Darío, mientras que, desde la filosofía, Adriana
García de Berchenko al mismo tiempo afirma y cuestiona las posibilidades de la
relación del cisne dariano con los sistemas iniciáticos. Entre la acumulación de
opiniones diversas, Ricardo Gullón equilibra la teoría al afirmar que "lo sobre-
natural estaba en el aire y que los escritores se interesaban por explotar con
fines artísticos este filón"17 y añade una serie de referencias bibliográficas de la
época que lo confirman entre las que se encuentran revistas como La España
moderna. Sin embargo un artículo de Paul Sansonetti sobre Los imagineros del
Graal, relaciona la leyenda artúrica en la que el cisne ocupa un lugar destacado,
con el pensamiento hindú. Darío concuerda con esta tradición en dos sentidos:
en primer lugar la semiología dual que otorga al cisne (representación del sujeto
poético, pero también de la amada) y, en segundo lugar, la búsqueda de un
espacio singular que se identificará finalmente con la isla blanca del hin-
duismo18.
El símbolo del cisne acompaña también a la poesía parnasiana francesa:
más allá del reino artúrico que centra la Mesa Redonda, existe un espacio que escapa a cual-
quier topografía. Los valientes que se aventuran en él sin saber que atraviesan los límites de
las tierras conocidas descubren magníficos castillos //.../ ". Así mismo en el cuento Lacourtise
dEtaine, los dos héroes que pertenecen al pueblo mágico de Dana y que viven en el reino de
los hombres se convierten en cisnes para alcanzar su lugar original. La blancura de los cisnes
les permite ser portadores de Apolo o de Lohengrin. LesYmagiersduGraal, VillarddeHonne
court (nº 26, primer semestre 1993) y http://www.geocities.com/antologia_hermetica
/076graal.htm
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
19 "La belleza": Yo soy bella, ¡oh mortales!, como un sueño de piedra./.........../ Campea en el azul -
esfinge impenetrable-:/bajo alburas de cisne llevo un alma de nieve;/odio los movimientos que
las líneas remueve;/lo mismo ignoro el llanto que la risa inefable."
Du Bellay: "Fantôme qu'à ce lieu son pur éclat assigne,/Il s'immobilise au songe froid de mépris
Que vêt parmi l'exil inutile le Cygne."...."Comme on voit quelquefois, quand la mort les ap-
pelle,/ Arrangés flanc à flanc parmi l'herbe nouvelle,/Bien loin sur un étang trois cygnes la-
menter."
20 A pesar de su malditismo el cisne de Baudelaire se caracteriza por su indiferencia ante las accio-
Constable. WynehauPark
21 El cisne se nos ofrece con un significado múltiple pues es también Lohengrín y refleja el alma de
Luis de Baviera como recordara en su célebre poema. Como tal se identifica con la música tan
presente en su obra como ritmo. Iris Zavala había destacado la capacidad de evolución y de
ductibilidad del cisne: RubénDaríobajoelsignodelcisne. Op. cit.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
"En la pila, un cisne chapuzaba revolviendo el agua, sacudiendo las alas de unblancor
denieve, enarcando elcuello en la forma del brazodeunalira o del asadeunánfora, y
moviendo el picohúmedo y con tal lustre como si fuese labrado en ágatacolorderosa".
.
Berthe Morisot. En el lago En el lago del bois de Boulogne
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Cisnes y lagos configuran una imagen recurrente en "Era un aire suave", donde
el cisne de nieve se convierte en el:
Leda. Gervex
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
eróticas en el arte. Algunos pintores como Antoine Coypel (1661-1722), llegan a representar
tanto la violación por parte de Zeus como la relación con su esposo Tyndareo, rey de Esparta,
en una de las pinturas más eróticas de la historia.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
El esquema figurativo del cisne que más nos interesa no es éste de las refe-
rencias mitológicas y literarias o la recreación que elabora de la figura del cisne
la poesía francesa y su posible relación con el poeta, sino el cisne creado por
Darío mediante el uso de sus propias claves simbólicas de modo que recrea una
figuración de gran plasticidad.
Estas claves simbólicas se centran en el cuello del cisne, como también hace
el simbolismo francés, pero Rubén Darío avanza con respecto a sus modelos. La
acción, enarcar, lleva finalmente a otra acción, interrogar, mientras que la ima-
gen se estiliza hasta convertirse en un signo gráfico y visual -el signo de inter-
rogación- coincidente con la acción inquisitiva. La iniciación del lector aparece
de forma destacada, pues se puede deducir que si dividimos la S ("con su cuello
enarcado en forma de S") nos encontramos con dos signos de interrogación, el
que abre y el que cierra la pregunta24.
En su soneto “Propósito primaveral” el ave acompaña al triunfo del amor
“Mientras el blanco cisne del lago azul navega/ En el mágico parque de mis
triunfos testigo”. Y nuevamente su Término barbudo surge “En el erecto tér-
mino coloco una corona” a su vez testigo de cómo Darío “inicia” a la adoles-
cente, “Apuraré alternando con tu dulce ejercicio / las ánforas de oro del divino
Epicuro”
En "El poeta pregunta por Stella" son para su amada, como ramilletes de li-
rios los "cuellos de los cisnes". La muerte de Stella (cuya S líquida reitera el con-
cepto del cuello) une este complejo imaginario del cisne a lo ignorado, y desco-
nocido. De este modo fondo y forma coinciden para destacar la importancia que
el enigma y lo esfíngico adquieren en su poética.
El más claro ejemplo lo tenemos en "Yo persigo una forma" de las adiciones
24 El juego gráfico no es extraño en Darío, cabe recordar que él mismo se firma como Nebur Darío.
Sería un tanto arriesgado señalar las referencias de esta S con la cruz gamada propia de la teo-
sofía, pero no deja de resultar sugerente.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
de 1901 a Prosas profanas. Poema que resume las imágenes plásticas del cisne
incluido el movimiento del agua. El cisne que chapuzaba en "Acuarela", se con-
vierte en el que imprimesuestelaenelestanque, como una góndola (del poe-
ma "Era un aire suave"), o el del caballero Lohengrin ("cual cincelado témpano
viajero" en los versos de "Divagación) o el que "Boga y boga en el lago sonoro"
(de "Blasón") pero que ya no se asemeja a una góndola, sino que se dirige hacia
ella. En este poema, el cisne se convierte en el ave de la luna sobre un lago
tranquilo, mientras que el signo de interrogación surge ya de manera explícita
para asombrarnos con la belleza de su lograda metaforización: "yelcuellodel
grancisneblancoquemeinterroga".
Así desde la figura del cisne, desde el símbolo, evoluciona hacia el esque-
matismo del signo de interrogación y se convierte en el misterio de una eterna
pregunta, identificada en Darío con la muerte, y que se suma al concepto nega-
tivo que le había otorgado Mallarmé.
Sin embargo, cuando lleguemos a "Los cisnes", en los cuatro poemas que
componen el apartado, continúa la misma orientación que guía el poemario, es
decir, primero la poesía socio-política, después el reconocimiento al amigo, y
más tarde dos poemas en los que el poeta se personaliza, se convierte en mate-
ria poética. Del presente -Poema III. "Por un momento ¡Oh Cisne! juntaré mis
anhelos/ a los de tus dos alas que abrazaron a Leda!"- camina hacia el pasado
como corresponde a la poética nostálgica de Cantos: "Melancolía de haber ama-
do".
Finalmente el cuello del cisne se materializa y convierte en signo fálico para
adoptar un manifiesto contenido erótico, cuya claridad sorprendía al mismo
Salinas. El último poema de la sección "Los Cisnes", convierte la nostalgia de la
juventud en la nostalgia del placer:
25 Carmen Ruiz Barrionuevo, RubénDarío. Madrid, Síntesis, 2002, p. 138. Recoge las opiniones de la
acertada crítica de Pedro Salinas en LapoesíadeRubénDarío. Barcelona, Seix Barral, 1975. Un
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Leda - R. Tegner
Leda - Louys
claro ejemplo se encuentra en "La bailarina de los pies desnudos" (1907), poema que remite al
orientalismo erótico de las bailarinas de la época.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
26 El último de los cisnes aparece en el Canto a la Argentina: "¡Oh, cómo, cisne de Sulmoma,/ brinda-
ras allí nuevos fastos/ celebraría nuevos ritos,/ y ceñirías la corona/ lírica por los campos vas-
tos/ y los sembrados infinitos".
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ELCARACOL
Junto al símbolo del cisne, y en relación con el dinamismo de la espiral
esencial de la creación27, Darío nos ofrece otro símbolo: elcaracol. Según Cirlot
el caracol es el símbolo que refiere la espiral microcósmica en su acción sobre la
materia. Aparentemente, como imagen, procede de los emblemas, al modo que
lo representa Darío, como instrumento musical del Tritón.
27 Como muestra Kircher en alguno de los dibujos de egiptología, en los que se refiere al dinamismo
del caracol relacionado también con el infinito de Ouroboros.
28 En la arquitectura de los edificios la pata de oca, el caracol o la espiral son símbolos comunes a
El sonido de ese caracol, es un canto, una voz que se identifica con la fun-
ción del poeta, como podemos ver en el poema "Caracol" de CantosdeVidaEspe
ranza:
"He llevado a mis labios el caracol sonoro/ y he suscitado el eco de las di-
anas marinas/ acerqué a mis oídos y las azules minas/ me han contado en voz
baja su secreto tesoro". El caracol, por tanto, encierra en sus círculos el misterio
del mundo, recoge lo oculto del caos mistérico que es el mar.
El misterioso significado del último verso situado entre paréntesis, que a su
vez son circulares e imitan una concha: "(el caracol la forma tiene de un cora-
zón)" introduce una nueva interrogación que se suma al concepto de sonoridad
y al misterio del alma de las cosas. De este modo el caracol es el símbolo que
permite comunicar lo ignoto a través de la voz del poeta. Es por tanto un ins-
trumento de enlace, una comunicación para difundir y propagar el misterio.
Misterio que, identificado con la esfinge, se vuelca en la voz personal al
afirmar: "Ay triste del que un día en su esfinge interior/ pone los ojos e inte-
rroga! Está perdido"29
La siguiente explicación del símbolo se encuentra finalmente en El Canto
Errante donde Ruben Darío elimina la retórica del misterio y revela el signifi-
cado de su símbolo: La esfinge interior, el misterioso caracol, es el propio poeta,
pero ya no identificado con el corazón sino con el cerebro:
"¡Oh, cómo gustaría sal de mar, miel de aurora/ al sentir como en un caracol
en mi cráneo/ el divino y eterno rumor mediterráneo".
Esta localización del caracol, asumido por el poeta, se repite de nuevo en "El
poema del otoño": "Nuestro cráneo guarda el vibrar/ de tierra y sol,/ como el
ruido de la mar/ el caracol".
Podíamos concluir, pues, que finalmente Darío identifica el misterio más
que con una analogía sentimental, con una gnosis que se dirige al conoci
miento intelectual, de manera que guarda ciertas reminiscencias con el esfuerzo
arduo de Sor Juana. Un conocimiento que no impide sino que incentiva la cada
vez mayor presencia del propio sujeto poético, sin máscara, en sus versos.
29 "¡Ay del que pide eurekas al placer o al dolor/ Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido /" Y
vuelve a la armonía El arbol y el animal se asemejan al hombre que cristaliza en palabra y
pensamiento como "maneras de expresar lo distinto"
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
PEGASO
Cantosdevidayesperanzanos depara la sopresa de la equiparación de otro
mito como Pegaso con el poeta, de igual modo que previamente lo había sido el
cisne: El poema dedicado a Cyrano de Bergerac nos indica:
“Cyrano hizo su viaje a la luna; mas, antes,
ya el divino lunático de don Miguel de Cervantes
pasaba entre las dulces estrellas de su sueño
jinete en el sublime pegaso Clavileño”.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
corazones!”
Por último quiero cerrar este estudio con el eje de unión entre los tres sím-
bolos expuestos (cisne, caracol y Pegaso, ): la armonía del amor. En El Canto
Errante el cisne aparece unificado con la amada. Otros pintores, como Dante
Gabriel Rossetti, parecen convertirse en un referente añadido. Entre otros facto-
res que motivan la elección se encuentra el hecho de que Rossetti contribuye
con sus ilustraciones en la publicación de las poesías selectas de Tennyson. A
esto se añaden unas concretas coincidencias biográficas entre Dario y Rossetti:
la mujer del pintor se suicida durante su ausencia, y se sospecha que a causa de
sus continuas infidelidades y la depresión que le ocasionó un aborto. En el caso
de Darío su mujer muere, mientras él está lejos, a consecuencia del parto. Ros-
setti llevado por la hipocondría y el pesimismo figura un espacio singular y
paradisíaco para Elizabeth, transformada en la Beatriz de Dante.
Beatriz30, a su vez, es personaje central de uno de los más singulares poemas
de Darío, "Visión". El paralelismo que establece entre Beatriz y su mujer -Ra-
faela Contreras-, permite localizarla en el paraíso, antes incluso de la cita de
Dante. Nuevamente le otorga el nombre poético con el que siempre la citó en su
poesía, si bien en su pronunciación castellana, Estela, sin la S líquida, como si
quisiera desenmascarar y responder a la construcción artística del complejo
imaginario que había ocasionado la relación entre el cisne y la interrogación, o
como si las preguntas hubieran obtenido ya una respuesta. Las flores que la
envuelven, los jazmines -flores liliales y por tanto mortuorias de acuerdo con
Lily Litvak- recuerdan las figuraciones de Rossetti y la Ghirlandatta, mientras
que el espacio se identifica con ese lugar específico en el que figurara el ave de
la luna, transformada en Estela, semejante al espacio insular utópico y paradi-
síaco, y así mismo, lugar del amor, la isla de Venus Citerea:
30 El excelente libro de V. Cervera ilustra la presencia del mito de Beatrice en la literatura hispanoa-
mericana, incluido el modernismo y Dario. Cfr. ElsíndromedeBeatrizenlaliteraturahispanoa
mericana.Madrid, Iberoamericana Vervuert, 2006.
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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA
31 Guarda una singular relación con “Venus” de Azul, pues aquí Su EStela-Beatriz: "ascendió como
un lirio soberano/ hacia Beatriz, paloma de los cielo./ Y en el azul dejaba blancas huellas/ que
eran a mi delicias y consuelos./ ¡Y vi que me miraban las estrellas!"
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LOSLIBROSYLAVIDA1
Alguna vez relaté, en este mismo lugar, cómo llegaron los libros a mí y
cómo llegué yo a los libros. Vengo de una familia argentina de hijos de inmi-
grantes, de la baja clase media, de gente no familiarizada con la literatura y con
pocos libros en casa. Pero con mucho respeto por la cultura y el arte. De gente
que veía con buenos ojos que sus hijos estudiaran y se capacitaran. Gracias a
esta actitud, los libros fueron muy importantes en mi vida. No los que yo escribí
–y sigo escribiendo—que no son sino otra forma de admiración por este antiguo
oficio, sino los que leí y sigo leyendo. En ese sentido, la etapa más rica de mi
vida ocurrió entre mis 25 y mis 35 años (1965 a 1975), en los que leí vorazmente
y con esa sensación de fiebre permanente que caracterizaba a Rodión Romano-
victh Raskolnikof. Por aquellos tiempos yo trabajaba en un diario de provincia,
en La Rioja de Argentina, y había elegido el último turno de la noche, el del
“cierre”, porque el periodismo de mesa de redacción me atraía muy poco. En
cambio, el último turno de la noche, con la redacción ya sosegada y casi vacía y
con la teletipo como único ayudante e interlocutor, me parecía muchísimo más
interesante.
Además, había un premio extra: vivir de noche, dormir de día. Y el vivir de
noche incluía la lectura solitaria y sin impedimentos, que empezaba sobre la
una de la madrugada, una vez que había “cerrado” la edición, y concluía con
las primeras luces del día, que es el momento en que todos los insomnes se
duermen. Y los lectores a contrapelo, también.
En esos diez años leí cientos de libros de todo tipo, sobre todo novelas.
Luego, lentamente, me fui acercando al ensayo y a la poesía. Y desde que co-
menzó este siglo busco cada vez más las biografías y las autobiografías, que si
bien no me garantizan que sean menos fantásticas que la prosa de ficción (no
hay nada tan fantástico como la memoria) al menos se centran en una historia
de vida, que es el comienzo de toda indagación filosófica. Cada día que pasa,
menos me interesa la “invención” en el arte y en la literatura. Empiezo a estar
de vuelta, si se me perdona la pedantería, de la “sorpresas” y la “originalidad”
como motores de la creación artística. Por encima y más allá de la obra, siempre
busco al hombre y su estela. De modo que aplicaré esa misma fórmula a esta
intervención.
El venerable Victorino Polo me ha pedido que haga referencia a unos libros
determinados, pero yo estoy convencido de que ustedes no tienen ningún inte-
rés en escuchar una aproximación técnica, otra más, a unas obras canónicas de
las que les vienen hablando desde la niñez. Creo que puedo contarles algo más
interesante: qué relación mantuve yo con sus autores o con sus sombras.
1. UNAFOTODEMACHADO
Empecemos por Antonio Machado, a quien yo redescubrí, como tantos
otros, en los años 60’, de la mano de Joan Manuel Serrat. Machado ya nos gus-
taba, pero con la música de Serrat nos gustó todavía más. Eso es lo que tiene la
música. Y a partir de ese hallazgo de Serrat, a Machado ya fue posible no sólo
leerlo sino también silbarlo. En este mismo momento, seguramente, hay alguien
que está silbando a Machado por la calle, o mientras se afeita, o mirando por la
ventanilla de un tren los campos de Castilla, esa tierra que, al decir de Ortega,
es “ancha y plana como el pecho de un varón”.
Afortunadamente, mi relación “personal” con Machado ha estado a la al-
tura del personaje. La historia es ésta: en 1969 el entonces Instituto de Cultura
Hispánica me becó para participar de uno de sus Cursos para Periodistas His-
panoamericanos que organizaba anualmente. Era un desvergonzado intento de
soborno (nos pagaban el billete aéreo, un mes de hoteles y además nos entrega-
ban 70.000 pesetas de entonces para “gastos personales”) con la esperanza de
que, a nuestro regreso, cantáramos las bondades del régimen. No lo conseguían,
claro, pero sí conseguían que nos enamoráramos de España, de sus paisajes y
de sus gentes y entonces, en cierto modo, el dinero invertido no resultaba un
absoluto despilfarro.
Ese enamoramiento hizo que volviera a España en 1973, cuando en mi país
empezaban a engrasar las guillotinas. Mi amigo Hugo Ditaranto, un buen poeta
que también estuvo en dos ocasiones en este mismo lugar hablando a los estu-
diantes de la universidad de Murcia, me dijo entonces que tenía algo para en-
tregarme. Y me contó una historia extraña: un amigo suyo, portugués que vivía
en África, y a quien él había alojado en su casa de Buenos Aires, le escribía para
contarle que había recibido un legado en un testamento de un pariente lejano
que quería, a su vez, cederle. El legado consistía, ni más ni menos, en el nega-
tivo de una foto que le había sido tomada a Antonio Machado unos días antes
de morir en Francia. Mi amigo no era experto en la vida de Machado, pero
comprendió que la foto tenía un enorme valor documental.
-- Tomá –me dijo—llevala a España para que allá la conozcan.
En la foto aparecía un Machado envejecido, extenuado y triste, metáfora
viva de la derrota. Entregué el negativo a Félix Grande, que lo difundió a través
de Cuadernos Hispanoamericanos y que lo incluyó, dos años después, en la
portada de su libro “Mi música es para esta gente”, una compilación de ensa-
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
yos.
Desde entonces la foto fue reproducida en muchísimas ocasiones (y en es-
pecial en un libro que narraba los últimos días del poeta y que ilustraba la tota-
lidad de la portada) pero no se puede decir que sea muy conocida. En Google,
por ejemplo, sólo aparece una vez.
Lo que nunca pude saber es quién había tomado la foto. Mi amigo Dita-
ranto me dijo que, según le dijera su amigo, era Enrique Amorim, el escritor
uruguayo, y yo le pedí a Mario Benedetti que lo confirmara. Pero la mujer de
Amorim no sabía nada del asunto, de modo que empecé a pensar que la dis-
lexia le había jugado una mala pasada a Ditaranto. Después de un tiempo me
dijo que, haciendo memoria, creía que se trataba, en realidad, de José Bergamín.
Pero está confirmado que Machado le escribió a Bergamín, que estaba en París,
el 9 de febrero de aquel año nefasto (en esa carta decía Machado que sus espe-
ranzas eran radicarse en Francia o en la Unión Soviética) y no se tiene constan-
cia de que Bergamín lo hubiese visitado con posterioridad. También se atribuyó
la foto a Corpus Barga, que había acompañado a Machado en el paso de la fron-
tera y ayudado a instalarse en el hotelito de la familia Bougnol-Quintana. Pero
Barga regresó de inmediato a París, dos semanas antes de la muerte de Macha-
do, el 22 de febrero de 1939, y nunca habló de esa foto, ni de su existencia. (Ya
saben que a Machado le encontraron en uno de sus bolsillos un papelito con sus
últimos versos: Estosdíasazulesyestesoldelainfancia). Magnífico modo de aca-
bar una vida redonda.
2.TRESPOETASLATINOAMERICANOS
Victorino Polo también me ha pedido que hable de tres poetas latinoameri-
canos: Rubén Darío, César Vallejo y Pablo Neruda, tres señores de los que es
muy difícil decir nada nuevo, sobre todo si nos referimos a su obra. Así que
volveremos a probar el atajo de lo personal.
El dato biográfico que más me impresionó de Rubén Darío lo relata un le-
trista de tangos, Cátulo Castillo. Darío, que visitó largamente Buenos Aires, era
amigo de su padre, el también poeta y letrista de tangos José González Castillo.
Cátulo cuenta que cuando Darío iba a almorzar a su casa, en el barrio de Boedo
del Buenos Aires de los años 20, solía acompañar la comida con champán. Y
tenía por costumbre –y aquí viene el detalle— revolver el champán de su copa
con el puro que luego se fumaría. Siempre me ha parecido que debió ser todo
un espectáculo para un niño observar a ese extranjero superfamoso, con cara de
indio y con un corpachón enorme, darle vueltas al champán con su habano
mientras no dejaba de hablar en su dulce lengua nicaragüense. ¿Por qué lo
haría? ¿Para quitarle al champán las burbujas y reducir de ese modo los riesgos
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MARIO PAOLETTI
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
3.JUANRAMÓNYMANUELITO.
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MARIO PAOLETTI
saría y para transmitirse unas pocas y escogidas novedades del pueblito lejano.
Parecía que eso iba a ser todo, pero no. Una semana después de la visita se abrió
el pasaplatos, la voz del guardián llamó a Manuelito por su número y le entregó
un librito pequeño, con la orla amarilla de los muchos años en los bordes de las
páginas. Pensé con piedad en esa vieja que no entendía que un libro tan pe-
queño no podía servirnos para nada. Manuelito le daba vuelta entre sus manos.
-- Platero y yo. ¿Lo conocés?
Conté lo que sabía de Juan Ramón Jiménez, pero en nada de lo que yo le
dije encontró la razón secreta de ese regalo de su madre. Dejó el libro sobre la
cama y allí quedó. Pero al caer la tarde, después de la parca cena, Manuelito
abrió el libro al azar y leyó: “Miedo. Aliento contenido. Sudor frío. El terrible
cielo bajo ahoga el amanecer. No hay por dónde escapar. Silencio”.
Manuelito sonrió.
Un preso es un lector muy especial. En la cárcel hay muchas palabras que
significan cosas distintas que Afuera; libertad, miedo, justicia, coraje. El Plateroy
yo que leía Manuelito lo había escrito, sin duda, Juan Ramón Jiménez. Pero
también lo estaba escribiendo, día a día, el conmovido Manuelito.
En esas aguas frescas, al fin, Manuelito calmó su sed. No importaba que
desconociese el significado de muchas de las palabras, que ignorase qué podía
ser un “tío de las vistas” ni una “tortuga griega”. Con otros nombres, con otras
historias, allí estaba el olor y el tamaño de su aldea, día por día y estación por
estación.
Y el día que Manuelito leyó: “¡Se van a morir de frío, Platero!”, Manuelito
lloró. Porque nos estábamos muriendo de frío. Y muchos murieron.
MARIOPAOLETTI
Fundación Ortega y Gasset
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LAMIRADACINÉFILADESOMOZA
ATRAVÉSDELAVENTANAPINTADA
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VERÓNICA PEEBLES
adentrarse en las profundidades del mito platónico que el autor vuelve a explo-
rar en Lacavernadelasideas (2002: 154):
Cuando un texto posee una eidesis muy fuerte, como es el caso, las imágenes llegan a
obsesionar de tal manera al lector que lo implican de algún modo en la obra. No pode-
mos obsesionarnos con algo sin sentir, al mismo tiempo, que formamos parte de ese al-
go. En la mirada de tu amante crees atisbar su amor por ti, y en las palabras de un libro
eidético crees descubrir tu presencia...
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
1 Término propuesto por José María Paz Gago para un replanteamiento teórico y práctico en el
estudio de las relaciones de literatura y cine, en base al “método comparativo semiótico-
textual” (cfr. 2004) que pone de manifiesto las diferencias entre ambos sistemas semióticos, así
como los dos aspectos en los que convergen el texto literario y el texto fílmico: la narratividad
y la ficcionalidad.
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VERÓNICA PEEBLES
2 El trabajo que desempeña como jefe de contabilidad de su empresa contrasta con el que le ha sido
asignado a su compañero Roberto, jefe de creatividad que pone de manifiesto el uso imagina-
tivo de la imagen con fines comerciales y competitivos, no artísticos. En un momento dado
Roberto asegura que Javier equivale a la realidad y él sólo constituye la máscara.
3 El narrador emplea el lenguaje cinematográfico para establecer una analogía entre la emoción que
experimenta debido a la solución inminente del enigma y el suspense característico de una pe-
lícula de misterio (cfr. VP, pág. 21). Recurre a la mención del género fílmico, los movimientos
de cámara, la tipología del código de la planificación que podrían componer la escena si su si-
tuación se viera reflejada en la gran pantalla, la utilización del zoom y la inserción de la banda
sonora, hasta llegar al plano final para exhibir su satisfacción al hallar el significado de la ins-
cripción: una dirección que le conduce hasta el número trece de la calle Ballesta.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
gias narrativas empleadas por el autor demuestran que la obra subraya la di-
solución de las dicotomías, en base a la concepción generalizada de la vida coti-
diana y la expresión artística, la vida y la muerte, la realidad y la fantasía, o la
luz y la oscuridad. En este sentido, la propuesta que Somoza pone en boca de
uno de sus personajes consiste en traspasar el umbral e invertir las categorías
hasta que se vuelvan indiscernibles:
[...] En el cine ves dos clases de vidas: la que se desarrolla en la pantalla la llamamos fic-
ticia; la del patio de butacas, real. Pero todo depende de la dirección de la luz y de nues-
tra mirada; si aquello que llamamos vida real se iluminara como una pantalla blanca y
nosotros la contempláramos sentados a oscuras desde la ficción, invertiríamos las cate-
gorías (VP, pág. 182).
4 La transposición cinematográfica fue dirigida por Jonathan Demme en base a la novela homónima
de Thomas Harris y el género al que pertenece coincide con aquel que Somoza cultiva a me-
nudo en el ámbito literario: el thriller o la novela de suspense. Verdaguer también admira la
interpretación de la idolatrada Jodie Foster en el filme Acusados, realizado por Jonathan Ka-
plan en 1988.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
dio del consejo del anciano que le recomienda acudir a la sala de cine para cul-
minar la búsqueda. Sin embargo, Somoza devuelve el poder a la palabra al re-
crear una velada cinematográfica en torno a la película que narra la historia de
un hombre que posee una doble vida como samurai y escritor, hasta que las dos
identidades –antes separadas- se funden.5 La fantasía fílmica coexiste con la
penumbra, cada vez más oscura, del drama familiar: la relación marital con
Andrea y la enfermedad del hijo que sufre leucemia. El deterioro de ambas
acrecienta la sensación de abandono, soledad, aislamiento e incomprensión en
el seno de la cultura del entretenimiento, ajena a las tragedias individuales y
colectivas de la vida cotidiana.
Además de esta sesión convencional a la que acuden Javier, Andrea, Ro-
berto y Ana, el autor introduce un elemento extraordinario, el arquetipo de la
Filmoteca Soledad, para albergar simultáneamente la diversión y la reflexión
crítica sobre el cine como forma de evasión de la realidad. La filmoteca pro-
puesta por el escritor obedece al lema de ofrecer al espectador el cine que le
gusta, organizando la programación en función de sus preferencias personales
y ofreciéndole un descuento en la adquisición de la entrada. En un intento por
combatir la mortalidad del ser humano análoga a la linealidad de la obra litera-
ria, los responsables del local realizan sesiones especiales en las que se proyecta
la misma película de forma cíclica. La expresión “sesión continua” cobra enton-
ces un nuevo sentido al indagar en el funcionamiento del local que Verdaguer
visita por primera vez el día que proyectan dos películas de Charles Chaplin: La
quimeradeloro y Elgrandictador. Aunque el neófito confiesa que el cine mudo o
silente no le atrae especialmente –no por la ausencia de sonido, sino porque a
veces la calidad de la imagen es defectuosa-, admite que la incursión en este
mundo alternativo le aporta distracción.
El trampantojo sugerido en el título y el contenido de la novela fusiona lo
que sucede en el interior de la pantalla (las escenas protagonizadas por Charlot)
con el exterior, donde el divertimento de Verdaguer no procede de la evasión
sino de la visión: la observación de los demás espectadores en el patio de buta-
cas y de sí mismo. El autor crea una serie de procedimientos narrativos que
podríamos considerar como recursosópticos, aplicados no tanto a las actrices y a
los actores que se mencionan a lo largo del relato como a los personajes litera-
5 La consciencia sobre la dualidad origina el suicidio del escritor, incapaz de compartir a su musa
que es una prostituta en la vida paralela. Las opiniones sobre la fotografía y la dirección de la
película pierden relevancia ante la aparición de un símbolo que llama la atención sobre el
componente metaficcional: la presencia de una flor en escenas donde es imposible su existen-
cia, como un defecto del celuloide que indica que hay algo más allá de lo que se proyecta en la
pantalla o sobre la página.
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VERÓNICA PEEBLES
Las ventanas reales y/o imaginarias que nos introducen en el universo fic-
cional de Somoza se multiplican exponencialmente conforme avanza la narra-
ción: la referencia paratextual del título se suma a la ventana pintada en la pa-
red del sótano de la Filmoteca Soledad, la cristalera de la habitación del hospital
donde internan a Javi, la del apartamento donde reciben la noticia de su enfer-
medad o la que el doctor Hannibal Lecter posee en su celda en la película. Cada
abertura a otra vertiente narrativa nos permite vislumbrar las distintas defini-
ciones del mundo que elaboran los personajes secundarios y el protagonista,
relacionadas con la profesión que ejercen públicamente y sus aficiones ocultas.
Para Andrea, maestra de escuela acostumbrada a que todas las preguntas deben
tener una respuesta pero no halla una explicación satisfactoria a la muerte del
hijo, la realidad debería circunscribirse a un mapamundi. Los límites impuestos
por esta visión esquemática se complementan con la opinión del marido que
define la vida como un juego de luces y sombras:
Nuestra vida consiste en paz y costumbre: eso es la oscuridad. Todo lo que no es oscuri-
dad es luz que se mueve a gran velocidad, la luz que contemplamos, que nos hipnotiza,
que nos retrata, que inmoviliza nuestros cuerpos en los asientos, que nos hace parpa-
dear (VP, pág. 57).
Los capítulos fluctúan entre el interés que despiertan los pasajes dedicados
al cine, subrayado por el protagonista que nos interpela directamente para que
reconozcamos dónde se centra nuestra atención, y la disminución de la relevan-
cia o la pérdida del control sobre la narración en aquellos que reflejan los con-
flictos vitales. Verdaguer asume que la problemática central no consiste en des-
velar el misterio de la imagen, sino de la palabra, poniendo énfasis en la
incapacidad de la representación para narrar lo incognoscible, la muerte: “Ne-
cesito un narrador. Un narrador detrás de mis ojos, que me cuente a mi hijo”
(VP, pág. 95). La determinación que demuestra el cinéfilo en su búsqueda fan-
tástica se opone diametralmente a la inacción que le caracteriza en situaciones
inesperadas y complicadas, como la discusión con su esposa o el encuentro
fortuito con otra pareja participante en el enigma: unos aficionados que también
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VERÓNICA PEEBLES
acuden a la filmoteca, Alfred y Gemma, promotores del ciclo sobre Charlot. Ella
ejemplifica el movimiento y él el silencio. Su intervención nos introduce en un
mundo en blanco y negro sugerido por el contraste de su piel blanquísima con
la vestimentas negras, un tatuaje similar a un ojo, la decoración de su casa y el
tono que a menudo adquiere la conversación.
Alfred padece la misma enfermedad que Javier: la cinefilia, representada
en los parpadeos constantes de las películas silentes, la rapidez del mundo ci-
nematográfico con respecto al real, la seriedad bajo la superficie aparente de la
comicidad, las anécdotas falsas que se toman por verdaderas o la confusión
entre la corporeidad y el celuloide. En opinión de Barragán, la novela nos ofrece
una droga nueva y peligrosa, la filmoadicción, en la que cobra importancia tanto
la cantidad como la calidad de las películas:
Una suerte de poesía insurreccional, si la elección del film es la más adecuada, puede en-
tusiasmar y ganar adeptos entre el vasto contingente de desarraigados, enajenados, alie-
nados o cosificados por el orden imperante, en cualquier lugar del globo terráqueo,
siempre que se atrevan a despejar las claves de acceso (2004: 9).
No existe una solución definitiva para resolver el misterio que contiene La
ventanapintada sobre el cine, la imagen y la concepción visual del arte vinculado
inexorablemente a la existencia, sino claves múltiples, heterogéneas e incluso
contradictorias: 1) la enajenación, 2) la sacralización del mito cinematográfico, 3)
la indiferencia o 4) la indefinición. Al primer tipo pertenece la explicación teó-
rica de Alfred y su compañero Lázaro8, basada en el efecto estroboscópico: una
especie de dispositivo óptico que, al compás de los giros de la narración, pro-
duce la ilusión de movimiento a partir de imágenes fijas. Las sustancias psico-
trópicas que ingieren los fanáticos de Charles Chaplin y Mia Farrow respecti-
vamente, no son tan perjudiciales como las visiones producidas por las
películas, en el seno de una locura cuya ventaja más destacada es combatir la
soledad: “El cine es el mejor manicomio que hemos inventado después de siglos
de putear la fantasía” (VP, pág. 100).
En segundo lugar el aficionado a Greta Garbo, un hombre acostumbrado a
8 El nombre del personaje, extraído de la referencia bíblica correspondiente, no sólo posee connota-
ciones religiosas sino artísticas puesto que la imagen, anclada en el “presente eterno” asociado
a las películas, implica una forma de resurrección. Por otra parte, el tratamiento de la muerte
constituye una de las distinciones principales entre el cine y el teatro que Alfred expone ver-
balmente (cfr. VP, págs. 102) e ilustra por medio de un experimento macabro en el que se rea-
liza un montaje con diversas muertes interpretadas por los actores en la pantalla. El fundido
en negro como metáfora de la muerte sigue siendo uno de los recursos más utilizados por la
literatura contemporánea para ilustrar el fin de la función y de la existencia.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
9 Además de los mitos cinematográficos que dibujan el contorno de la ventana pintada, la novela
contiene otras referencias clásicas procedentes del ámbito literario y filosófico, proyectando
una serie de temas recurrentes en el conjunto de la obra de José Carlos Somoza a modo de se-
sión continua: “Platón hablaba de proyecciones, de imágenes de luces y sombras en una ca-
verna oscura, reflejos de la perfección de las cosas [...]. En realidad, Platón hablaba de cine.
Naturalmente que él no sabía que sus teorías se relacionaban con el cine, pero lo hubiera sa-
bido de haber vivido años después de la invención de los Lumière: una proyección de la ima-
gen ideal de los objetos en una caverna oscura” (VP, pág. 90).
10 La situación es crítica según el personaje femenino: “Lo único que queremos es ver cosas. Ya no
escuchamos lo que nos dicen, ya no hablamos, ni siquiera nos paramos a darle vueltas al coco:
lo que queremos es ver muchas cosas, y cuantas más vemos, mejor” (VP, pág. 115).
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VERÓNICA PEEBLES
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
VERÓNICAF.PEEBLES
Universidade da Coruña
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DIOSENLOSFUNDADORESDELANUEVAPOESÍA
HISPANOAMERICANA:HUIDOBRO,VALLEJO,BORGES
- ¿Cree V. en Dios?
- Quiero creer; no logro creer. A veces no quiero
creer; a veces creo sin creer. Creo hoy; mañana
dejo de creer. Dudo.
- Pero Dios existe o no existe; hay que creer en él
o negarlo; no cabe dudarlo.
- Eso es lo que V. cree.1
Este trabajo pretende ser un acercamiento a la imagen de Dios que se de-
riva de la poesía de Vicente Huidobro, César Vallejo y Jorge Luis Borges, tres
voces que contribuyeron a crear la nueva poesía hispanoamericana –de comien-
zos del siglo XX–, como planteó Saúl Yurkievich en un ya clásico estudio2. De
todas las preocupaciones posibles que acosan al ser humano, una de las más
trascendentales ha sido sin duda la existencia de Dios. Creer en la divinidad, en
Dios o en un dios, es más que un problema de creencia, un problema de esencia.
El hombre necesita definir lo divino para definir lo humano, esto es, necesita
para comprenderse a sí mismo comprender “lo otro”; y para ello se encuentra
en constante debate consigo mismo y con la realidad circundante.
La literatura es un modo de explicar y comprender el mundo, o una forma
de evadirse de él, o un instrumento para crear una nueva realidad que no es
necesariamente más irreal que la vida misma. Huidobro, Vallejo y Borges de-
muestran tres opciones distintas de enfrentarse a la idea de Dios a través de la
poesía; los tres crean en sus poemas imágenes diferentes de un dios que habita
en las palabras y que es recreado a través de ellas. No olvidemos que la voz
latina poeta proviene del griego poits, que etimológicamente significa “el que
crea”, de modo que el poeta es aquel que inventa, que crea; su misión no está,
pues, tan alejada de la de Dios.
1 “Habla Juan de Mairena a sus alumnos. I”, Antonio Machado, JuandeMairena, Madrid, Alianza,
1986, pág. 69.
2 Saúl Yurkievich, Fundadores de la nueva poesía latinoamericana: Vallejo, Huidobro, Borges, Girondo,
Neruda,Paz,LezamaLima, Barcelona, Ariel, 1984.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
I. VICENTEHUIDOBRO:UNDIOSCREACIONISTA.
La figura de Vicente Huidobro se alza con fuerza como una de las más des-
tacadas del panorama poético latinoamericano en el siglo XX. Junto a César
Vallejo y Pablo Neruda integra el “tríptico mayor de la poesía contemporánea
hispanoamericana”3.
Detener la mirada en la escritura poética de Huidobro es vislumbrar el
creacionismo, movimiento de la primera vanguardia del que se erige como
trasmisor y propagandista, corriente –o actitud– revolucionaria que concebía al
poeta como una especie de dios taumaturgo destinado a crear un nuevo tipo de
poesía no subordinada a la Naturaleza, pues el poeta, en lugar de reflejarla mi-
méticamente, debía situarse frente a ella. Huidobro defiende la máxima “inven-
ción es igual a creación”, y su poesía es en este sentido una invitación continua
a crear. Obviamente, esta defensa de la originalidad creadora no impide que el
propio Huidobro acusara en su estilo distintas influencias, especialmente la
obra de Apollinaire; en este sentido, todo poeta –y Vicente Huidobro no era una
excepción– está inserto en tradición previa de la que no puede ser aislado.
Uno de los pilares fundamentales del creacionismo es la idea de que todo
lo perteneciente al mundo sensible, perceptible, se puede crear verbalmente; así,
el poeta conmina a los compañeros en el poema-manifiesto “Arte poética” de El
espejodeagua(1918): “Por qué cantáis la rosa, ¡oh, Poetas!/ Hacedla florecer en el
poema.”4. En este principio que distingue creación de re-creación radica precisa-
mente la base del credo estético que más tarde Huidobro denominará Creacio
nismo5, una apuesta por un arte más creativo que supone la aportación funda-
mental del chileno a la poesía hispanoamericana ya que, a pesar de la actuación
e influjo de las vanguardias en Hispanoamérica, éstas tuvieron un marcado
carácter europeo, y los autores latinoamericanos no supieron –o no quisieron–
contribuir con una literatura verdaderamente propia y original a los correspon-
dientes ismos en los que militaron. César Vallejo advirtió muy acertadamente
este problema, y lo expresó duramente en un texto de 1927, “Contra el secreto
profesional acerca de Pablo Ruiz de Vivero”. En él, Vallejo acusa abiertamente a
su generación de “falta de honradez espiritual” al imitar las vanguardias euro-
peas, mediante una expresión que parece evocar el comienzo del famoso mani-
en mi conferencia que la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera,
crear”; Vicente Huidobro, Poesía y poética (19111948), antol. comentada por René de Costa,
Madrid, Alianza Editorial, 1996, pág. 137.
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ANA PEÑAS
En este panorama, Huidobro sin duda posee voz propia. En “La création
pure. Essai d’Esthétique”, Huidobro explica las bases estéticas del creacionismo,
planteando su concepción personal del sistema de creación poética. Podríamos
asimilar este sistema al proceso creativo que lleva a cabo ese dios-creador que
para Huidobro es el poeta: en primer lugar percibe la realidad, sistematizando
el mundo que le rodea –estadio de la pre-creación, en el que se sirve del aparato
fenomenológico como instrumento de captación del mundo–; después interio-
riza lo percibido, trasladándolo a su mundo subjetivo para devolverlo, final-
mente, al mundo objetivo a través de la técnica. Entre el sistema y la técnica se
situaría el estilo, es decir, aquello que particulariza a cada autor y da voz propia
a cada obra. Ahora bien, previamente a ese estado de creación poética situamos
la actitud del poeta hacia la creación. Instalado en un lugar elevado, el poeta
observa todo a su alrededor, con mirada desafiante, y grita a la madre Natura-
leza: “¡Non serviam!”10. Su actitud es, pues, retadora, puesto que se siente –y, en
cierto sentido, es; recordemos la etimología de poeta– un pequeño Dios, un imi-
tador de la divinidad; no un esclavo de la naturaleza, sino muy al contrario, un
ser superior, porque todo lo que forma parte de ella puede ser re-creado por él.
En palabras de Huidobro, “(...) el hombre sacude su esclavitud, se rebela contra
la Naturaleza como otrora Lucifer contra Dios”11. Esta idea resulta clave para
entender Altazor y la propuesta que implica, una teoría del mundo que también
habita en los numerosos manifiestos poéticos que Huidobro redactó. David
Bary12 explica el afán de Huidobro por convertirse en el primer poeta de Amé-
rica, quizá en esa línea de ascendencia emersoniana –el poemario Adán (1916)
está dedicado, precisamente, a Emerson– del poeta como héroe: “Ymientrasque
el ensueño pertenece a todo el mundo, el delirio sólo pertenece a los poetas.”, afirma
Huidobro13. En este sentido, nos es lícito pensar que el poeta, especialmente el
creacionista, se mueve en ese espacio ambiguo y visionario con la amplitud de
mirada que le confiere su estatuto de “pequeño Dios”.
El Dios huidobriano es un Dios creacionista, un dios que ha dibujado “la
geografía de la tierra y las líneas de la mano”14; en “Arte poética”, Huidobro
209.
12 “Comienzos de una vocación poética”, en Guillermo de Torre, Op.cit., págs. 202-209.
14 V. Huidobro, Prefacio a Altazor, ed. de René de Costa, Madrid, Cátedra, 2003, 12ª edición, pág. 56.
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ANA PEÑAS
19 Publicado originalmente en el periódico chileno Lanación, 2-IV-1926 con el título “Pasión y muer-
te”, en la edición crítica de Goic se recupera el título de la Antología de 1945, “Pasión, pasión
y muerte”; V. Huidobro, Obrapoéticacompleta, Op.cit., pág. 1183.
20 También en la poesía de Vallejo hay una isotopía de inversión de los valores tradicionales y de
muerte del cristianismo:“Yo nací un día que Dios estuvo enfermo”, leemos en el poema “Es-
pergesia”; C. Vallejo, Los heraldos negros, Madrid, Cátedra, 2004, 3ª ed., pág. 141. Pero esta
imagen tiene un sentido muy distinto para Vallejo, quien propugna una rehumanización en
su poesía que está ausente en la descarnada poesía de Huidobro.
21 Saúl Yurkievich, Fundadoresdelanuevapoesíalatinoamericana, Barcelona, Ariel, 1984, pág. 87.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
jor dicho, hay en ambas acciones una relación de causa-efecto; y es que para
crear previamente hay que jugar, con libertad, con imaginación, con valentía. La
propuesta huidobriana se revela en este sentido como un proyecto trascenden-
tal a la par que lúdico. Es importante que no caigamos en el error de quedarnos
en la epidermis de Altazor, porque el creacionismo aspira a una renovación del
lenguaje a través del juego pero, al mismo tiempo, con una finalidad trascen-
dental, para que así “agotemos la vida en la vida”22.
II. CÉSARVALLEJO:UNCRISTIANOSINDIOS.
“(...) Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú
y lo que él representa: se cierra el de la calandria consoladora, del azote; del
odio impotente, de los fúnebres 'alzamientos', del temor a Dios y del predomi-
nio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes; se abre el de la luz y de la
fuerza liberadora, invencible del hombre de Vietnam, el de la calandria de fue-
go, el del dios liberador, aquel que se reintegra. Vallejo era el principio y el
fin.”23 Quien así se expresa es José María Arguedas, quien consideraba que Va-
llejo representaba un estadio anterior en la poesía peruana, que él mismo cierra
para abrir y representar un nuevo ciclo.
Rastrear las huellas del Dios de los cristianos en la obra poética de César
Vallejo no es ciertamente una labor compleja, porque la simbología cristiana
alimenta toda su obra, y esto es algo fácilmente perceptible tanto en los títulos
de sus poemarios –España, apartade mí este cáliz–, como de sus poemas, en los
que aborda con amplia mirada lo divino y que nos ayudan a comprender su
difícil relación con Dios y la religión cristiana –“Espergesia”, “Los dados eter-
nos”, “Dios”, entre otros–. Además, la obra de Vallejo muestra no sólo una sim-
bología, sino también las grandes inquietudes de en un espíritu como el suyo,
que asimila y discute los valores religiosos recibidos; precisamente en el con-
texto en que Vallejo escribe los valores religiosos y morales son continuamente
relativizados y discutidos. Las vanguardias artísticas y estéticas imponen una
concepción global de la vida y el arte que rompe con los presupuestos positi-
vistas heredados de la etapa inmediatamente anterior, y con los valores abso-
lutos que la aceptación de éstos supone. La influencia de Kierkegaard sobre
Vallejo es especialmente interesante, y fue puesta de manifiesto por Rafael
Méndez Dorich24, sobre todo en lo referido a la concepción de la existencia como
25 Americo Ferrari, “César Vallejo entre la angustia y la esperanza”, estudio preliminar para su
edición de la obra de Vallejo; Obrapoéticacompleta, Madrid, Alianza Editorial, 1982, págs. 9-55.
26 C. Vallejo, “Los dados eternos”, en Losheraldosnegros, Op.cit., pág. 125.
27 Utilizando la expresión que Ian Gibson ha utilizado recientemente en referencia a Antonio Ma-
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
32 P. Salinas, “¡Qué entera cae la piedra!”, en La voz a ti debida (1933); Obras Completas, I. Poesía
NarrativaTeatro, ed. al cuidado de Enric Bou, Biblioteca Avrea, Madrid, Cátedra, 2007.
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ANA PEÑAS
33 Rafael Gutiérrez-Girardot, “La ‘muerte de Dios’”, en Ángel Flores (dir.), Op.cit., págs. 337-338.
34 James Higgins, Visión del hombre y de la vida en las últimas obras poéticas de César Vallejo, México,
Siglo XXI, 1977, págs. 161-162.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
de Vallejo con Dios. Éste, como bien ha señalado Americo Ferrari, puede pare-
cer en la poesía vallejiana como hostil al hombre –“Hay golpes en la vida tan
fuertes… golpes como del odio de Dios” (“Los heraldos negros”)– o indiferente
–“Dios mío, si tú hubieras sido hombre,/ hoy supieras ser Dios;/ pero tú, que
estuviste siempre bien,/ no sientes nada de tu creación” (“Los dados eternos”)–.
Asimismo, si aparece como un Dios con la capacidad de amar, es impotente
(“Mas, ¿no puedes, Señor, contra la muerte,/ contra el límite, contra lo que aca-
ba?” (“Absoluta”)– 35.
Ese Dios ambiguo y fluctuante que aparece en la poesía de César Vallejo
revela el conflicto existencial que definirá su itinerario poético, que en él se
identifica con el vital. En cierto modo, el propio Vallejo es un heraldo, un men-
sajero de Dios, no en el sentido de transmisor de su palabra, sino como media-
dor en el conflicto moderno de ruptura entre Dios y los hombres. Vallejo es, en
palabras de Juan Larrea, un “emisario de América”, cuya “(…) vida participa,
pues, de aquella condición profética de la mejor tradición, que estos últimos
siglos parecía exclusiva de los fenómenos religiosos”36; incluso este crítico lle-
gará a asegurar que la propia biografía del poeta encarna “(…) ese aspecto
esencial de superación del plano religioso por la Poesía, propio de América (…).
Su obra está por eso plagada de elementos religiosos entendidos de nueva ma-
nera.”37. Repasemos algunos de esos elementos a través de los poemas de Los
heraldosnegros.
El poema liminar que da nombre al poemario presenta ya el motivo del si-
lencio de Dios. El poeta parece preguntarse amargamente por qué el hombre ha
de asumir el dolor sin comprender sus causas; la respuesta es ese “yo no sé”
repetido casi a modo de salmo o letanía, y que marca tanto la estructura como el
ritmo interno, melancólico, del poema. Las imágenes bíblicas son abundantes:
las zanjas abiertas “en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte”; las “caídas
hondas de los Cristos del alma” o el “charco de culpa” de la mirada38.
En “Nervazón de angustia”, las referencias cristianas utilizadas por Vallejo
y trasvasadas al ámbito amoroso son numerosas: la mujer es apostrofada como
“dulce hebrea”, y se la insta a “desclavar” la tensión del poeta, causada por el
amor y el dolor que a un tiempo siente por ella. El desierto, el vino, los clavos y
la acción misma de desclavar, continuamente repetida, o la “sinfonía de olivos”
son referencias claras que apelan al imaginario cristiano. También en el poema
“Comunión” se utilizan los caracteres cristianos, esta vez los preliminares de la
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ANA PEÑAS
Otras veces Vallejo humaniza a este mismo Dios al que antes acusaba, co-
mo sucede en el bellísimo poema “Dios”:
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo. (…)
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar (…).45
47 Sobre la “poética del guarismo” en Vallejo asegura Jean Franco que “todos los números están
desacralizados”, son simples cifras; en Historia de la literatura hispanoamericana, Barcelona,
Ariel, 1975, pág. 291.
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ANA PEÑAS
En el poema LVI compara a los padres con Dios: en ambos casos la protec-
ción de estas figuras se subvierte y acaba por hacer daño, de nuevo, al hombre.
En el poema LXI lo imagina como a un animal que duda; y acompaña todas
estas referencias con metáforas del aislamiento y la soledad del ser humano,
como la imagen de la celda en el poema XVIII, desde un tratamiento irónico de
sus connotaciones religiosas –la celda como aislamiento del mundo–.
En sus poemarios finales,Poemashumanosy Poemasenprosa, Vallejo conti-
núa esa búsqueda incesante del sentido de Dios a través de un lenguaje que
regresa esta vez a sus cauces originarios de sencillez expresiva, retomando la
línea de Losheraldosnegros. La experiencia personal de la Guerra Civil española
y el profundo impacto emocional que ésta le causó quedan manifestados en
toda su crudeza en estos nuevos textos, que demuestran la coherencia de su
trayectoria poética; aparecen los temas de siempre: el amor, el sufrimiento, la
comunión universal de los hombres. Sigue existiendo una ruptura entre Dios y
el ser humano, pero por primera vez Vallejo ya no busca el fundamento ni el
origen de esa distancia: “Hoy sufro solamente.”49.
En una carta fechada en París el 18 de octubre de 1936, Vallejo escribió a
Juan Larrea a propósito de la Guerra Civil española: “Nunca medí tanto mi
pequeñez humana, como ahora. Nunca me di más cuenta de lo poco que puede
III. JORGELUISBORGES:LACONJETURADEUNDIOS.
Rastrear cuáles son las influencias, las fuentes de las que bebe la poesía
borgiana, es tarea harto complicada, máxime cuando Borges se caracteriza pre-
cisamente por un continuo diálogo con tantas tradiciones literarias. Más allá del
romanticismo inglés o el barroco español, de Shelley, Keats o Browning; John
Donne, Quevedo o Gracián, el imaginario poético borgiano se construye en
torno a los postulados filosóficos de Nietzsche, Spinoza, Berkeley, Descartes,
Heidegger, y tantos otros. La Biblia, las sagas nórdicas, los árabes, la Cábala,
Dante, Milton, Verlaine, Swedenborg… son asimismo presencias continuas,
fácilmente rastreables, con las que mantiene un “íntimo diálogo” que es más
real que la propia realidad porque, como él mismo afirmara, “siempre llegué a
las cosas después de encontrarlas en los libros”51. Todo sirve al poeta de estí-
mulo creativo; una creatividad que en Borges se convierte en instrumento ana-
lítico de esos dos universos que conviven en Borges: el de los libros, y el de la
vida cotidiana. La cultura es, en sí misma, un medio de afrontar la duda –una
duda que en el poeta argentino, más que existencial, es intelectiva y dialéctica–
en lo que supone una manera de estar en el mundo.
La filosofía52 cumple un papel muy importante en la vida de Borges desde
las tempranas lecciones de su padre, como recuerda en su autobiografía: “(…)
con la ayuda de un tablero de ajedrez, me explicó las paradojas de Zenón (…);
sin mencionar el nombre de Berkeley, hizo todo lo posible por enseñarme los
rudimentos del idealismo”53. La influencia de la filosofía y sus consecuencias en
la poesía de Borges ha sido estudiada por Vicente Cervera, quien considera al
“Borges-poeta dentro del ámbito global de las imbricaciones poético-filosóficas
como soporte dialéctico y como fecunda relación problemática”54, y analiza dos
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ANA PEÑAS
58 J. L. Borges, Obras completas, I, Barcelona, RBA-Instituto Cervantes, 2005, pág. 177. En adelante
todo lo que ejecuta. Un escritor (…) debe ser leal a su imaginación, y no a las
meras circunstancias efímeras de una supuesta 'realidad'.” 59.
Las religiones en general parecen no preocuparle –si exceptuamos deter-
minados métodos exegéticos, como la Cábala, que le atrajo enormemente60–:
califica el cristianismo de “superstición judía” y el catolicismo, un “conjunto de
imaginaciones hebreas supeditadas a Platón y Aristóteles”61. Para Borges, la “fe
de Roma” carece de sentido común: “Los católicos (léase católicos argentinos)
creen en el mundo ultraterreno, pero he notado que no se interesan por él.
Conmigo ocurre lo contrario: me interesa y no creo.”62. Así explica Borges su
acercamiento a la vida más allá de la muerte; cuando tenga que poetizar la ima-
gen de Cristo, plasmará a un ser humano despojado de todo atributo divino:
71 Esta es una de las evidencias de la universalización de saberes que se da en la obra del argentino,
desde el punto de vista de la textualidad como espejo de ese acervo multicultural.
72 En Vicente Cervera Salinas, Op.cit., pág. 99.
669.
74 Iván Almeida, “Conjeturas y mapas: Kant, Peirce, Borges y las geografías del pensamiento”, en
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ANA PEÑAS
(...)
- S: ¿YquéopinadeDios,Borges?
- B: (Solemnementeirónico)¡Eslamáximacreacióndelaliteraturafantástica! Lo que imagi-
naron Wells, Kafka o Poe no es nada comparado con lo que imaginó la teología. Laidea
deunserperfecto,omnipotente,todopoderosoesrealmentefantástica.
- S: Sí, pero podría ser un Dios imperfecto. Un Dios que no puede manejar bien el asun-
to, que no haya podido impedir los terremotos. O un Dios que se duerme y tiene pesadi-
llas o accesos de locura: serían las pestes, las catástrofes....
- B: O nosotros (Se ríen). No sé si fue Bernard Shaw que dijo: “Dios está haciéndose”.
(…)
- S: Pero dígame, Borges, si no cree en Dios, ¿por qué escribe tantas historias teológicas?
- B: Es que creoenlateologíacomoliteraturafantástica. Es la perfección del género. (...)76
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
hablar, hay que callar”78, porque Dios –ese personaje de la literatura fantástica,
para Borges– puede ser pensado, pero no demostrado. En todo caso, y mediante la
literatura y la palabra, Dios puede cobrar vida, animado por la voz poética de
estos tres grandes de la poesía hispanoamericana.
BIBLIOGRAFÍA
ALAZRAKI, Jaime, LaprosanarrativadeJorgeLuisBorges, Madrid, Gredos, 1974, 2ª edi-
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ANAPEÑASRUIZ
Universidad de Murcia
- 251 -
DUALIDADYDISONANCIA
ENLATRAYECTORIAPOÉTICADEÓSCARHAHN
1
En una entrevista publicada en 1990, señalaba Hahn: “Yo soy considerado como un miembro de la
llamada promoción poética chilena de 1960. Sin embargo, yo creo que mi poesía es muy dis-
tinta a la de los otros componentes de esa generación o de esa promoción. Los otros poetas
que son considerados de la misma promoción son Gonzalo Millán, Waldo Rojas, Omar Lara,
Manuel Silva Acevedo, Jaime Quezada, Floridor Pérez, Federico Schopf. Si Ud. lee a los auto-
res que yo acabo de nombrar, va a notar que hay una cierta semejanza en todos ellos. Claro,
todos tienen su personalidad poética, pero Ud. nota un estilo parecido. En cambio, la poesía
mía no tiene nada que ver con ellos. Yo he dicho en alguna entrevista que yo me considero un
disidente de mi generación”. En Martha Ann GARABEDIAN: “Entrevista con Óscar Hahn”,
RevistaChilenadeLiteratura 35 (abril de 1990), p. 143.
2
La segunda edición agregaba los poemas “Partitura” y “Televidente”.
3
La versión actual, con carácter de definitiva, integra además los sonetos de Estrellasfijasenuncielo
blanco y un texto inédito de 1957.
- 252 -
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
4
Destacan Obras selectas (Santiago, Andrés Bello, 2003, Premio Latino de Poesía concedido por el
Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York) o Sincuentapoemas(Santiago, Lom,
2005).
5
Para ampliar esta cuestión, véase el artículo de Christine LEGAULT “Óscar Hahn: arte de sufrir y
mal de amor” –en Enrique LIHN y Pedro LASTRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, Santiago de
Chile, Editorial Universitaria, 1989, pp. 77-83–, en el que desarrolla por extenso la reseña que
había dedicado previamente a la segunda edición del poemario –”Segunda edición de Malde
amor (Óscar Hahn)”, RevistaChilenadeLiteratura 30 (noviembre de 1987), pp. 205-206; en Enri-
que LIHN y Pedro LASTRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, op.cit., pp. 122-123–.
6
Cito por Madrid, Visor, 1998, p. 22. A partir de este momento daré la referencia en el texto entre
paréntesis.
7
Techne, o destreza en el oficio, pero también el tratado en el que se trasmite.
8
Ha dicho HAHN: “Cuando yo tenía dieciséis o diecisiete años, leía bastante a los poetas españoles
del siglo XV, especialmente aquellos textos dedicados al tema de la muerte –desde luego, la
famosa Danzadelamuerte, las Coplas de Jorge Manrique, y otros poemas, todos relacionados
con el tema de la muerte, que aparecían en los cancioneros españoles del siglo XV. Después de
eso, tuve un período en que leí muchísima poesía española de los siglos XVI y XVII, funda-
mentalmente, Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, sobre todo, que leía todo el tiempo,
- 253 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
que releía, Góngora y Quevedo”. En Martha Ann GARABEDIAN: “Entrevista con Óscar
Hahn”, loc.cit, p. 141.
9
Enrique LIHN: “Poetas fuera de Chile 77. Óscar Hahn”, Vuelta 15 (febrero de 1978), pp. 18-20; en
Enrique LIHN y Pedro LASTRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, op.cit., p. 106.
10
Enrique LIHN: “Arte del Artedemorir. Primera lectura de un libro de Óscar Hahn”, Textocrítico 4
(mayo-agosto de 1976), pp. 47-53. Apareció con el título de “Arte del Artedemorir” como pró-
logo a la primera edición del libro, Buenos Aires, Hispamérica, 1977, pp. 11-21; p. 16. Recogi-
do en Enrique LIHN y Pedro LASTRA (eds.): Asedios aÓscarHahn, op.cit., pp. 99-104.
11
Óscar HAHN: Arte de morir, op. cit., pp. 91-92. Salvo que se indique lo contrario, seguiré esta
edición indicando las páginas entre paréntesis en el texto.
- 254 -
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
12
Ethel BEACH-VITI: “El paraíso al revés en un poema de Óscar Hahn”, Inti 12 (otoño de 1982),
pp. 72-74; en Enrique LIHN y Pedro LASTRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, op.cit., p. 120.
- 255 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
[...]
Y ahora siento tus manos atónitas
y tus ojos clavados en mí bajo el agua
13
El fantasma puebla la lúcida vigilia del poeta como afirma Julio ORTEGA en “Óscar Hahn y los
fantasmas del eros”, en Enrique LIHN y Pedro LASTRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, op.cit.,
pp. 85-87.
14
En Fundadores del cuento fantástico hispanoamericano (1998) y Magias de la escritura (2001), ambos
publicados en Santiago por la editorial Andrés Bello, que lo ha postulado al Premio Nacional.
- 256 -
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
15
Cuando el poeta se refiere con estos términos a Maldeamor, los justifica porque el libro arranca
de una experiencia de tipo real más que cultural. En Martha Ann GARABEDIAN: “Entrevista
con Óscar Hahn”, loc.cit, p. 146.
16
Edgar O’HARA: “Óscar Hahn, Maldeamor”, RevistadeCríticaLiterariaLatinoamericana 17 (primer
semestre de 1983), pp. 246-248; en Enrique LIHN y Pedro LASTRA (eds.): Asedios a Óscar
Hahn, op.cit., p. 116.
17
Martha Ann GARABEDIAN: “Entrevista con Óscar Hahn”, loc.cit, p. 147.
18
Cito por Tratadodesortilegios, Madrid, Hiperión, 1992, p. 55.
19
El motivo del fuego es extraordinariamente importante en la poética hahniana. Basta revisar sus
poemarios para advertir que la calcinación se le aparece como la forma por excelencia de la
destrucción, del desastre en sentido absoluto. Podrían citarse, entre otros y de distintos libros,
“111 Ciudad en llamas”, “555 El muerto en incendio”, “Adán recuerda la fallida destrucción
del árbol de la ciencia”, “Higiene bucal” o “Adán postrero”.
- 257 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Dos palabras dan título a un libro que se abre con un “prólogo para sobre-
vivientes” en el que Hahn denuncia la proliferación de armas nucleares, y el
conjunto de visiones apocalípticas viene a confirmar que su preocupación por
una de las formas contemporáneas de la muerte amplía y ahonda lo aportado
en sus obras anteriores, hasta el punto de que la primera parte de Agua final,
después recogida en Artedemorir, anticipa en gran medida las secuencias poéti-
cas publicadas con el título de Imágenesnucleares.
De esta forma va haciéndose evidente un aspecto central de la obra del chi-
leno: su vocación intertextual, que comporta el diálogo con textos tanto propios
como ajenos e implica necesariamente la noción de palimpsesto, de literatura de
segundo grado aguzada en sus siguientes Flordeenamorados (Santiago, Francis-
co Zegers editor, 1987) y Estrellasfijasenuncieloblanco. El primero se elabora a
partir del cancionero anónimo Flordeenamorados, impreso en Barcelona en 1562,
una colección de poemas de amor que Hahn reescribe al mismo tiempo que
ofrece en un diálogo complejo y fecundo: el que mantienen un conjunto de
poemas cortesanos del cuatrocientos reescritos a fines del XX que, al mismo
tiempo, conversan con varias fotografías de personas anónimas tomadas a prin-
cipios del XX en Valparaíso, con lo que se evidencia la posibilidad de transitar
de manera nueva el viejoespacio común de la cultura. Como afirma Jorge Guz-
mán, “leer estos poemas es tanto el reencuentro con viejas unidades culturales
aún vivas, como la conciencia de la transformación que han sufrido”20. O en
palabras de Adriana Valdés, “un texto que rastrea su propio deseo en el juego
de la identidad/desidentidad con otro; en las ranuras donde logra caber; en sus
afinidades electivas”21; en definitiva, un texto que se emparenta, más allá de las
20
Jorge GUZMÁN: “El amor del 1500 al 2000. Flordeenamorados de Óscar Hahn”, Suplemento“Lite
raturayLibros”de“LaÉpoca” [Santiago de Chile] (25 de septiembre de 1988); en Enrique LIHN
y Pedro LASTRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, op.cit., p. 127.
21
Adriana VALDÉS: “Sobre Flor de enamorados, de Óscar Hahn”, en Enrique LIHN y Pedro LAS-
TRA (eds.): AsediosaÓscarHahn, op.cit., p. 90.
- 258 -
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
literaturas nacionales, con los del peruano Antonio Cisneros o el mexicano Pa-
checo, por citar sólo dos nombres.
En el mismo sentido, Estrellasfijasenuncieloblanco ratifica la profunda co-
hesión de la obra del chileno, pues varios de los 21 sonetos que componen el
libro ya habían sido publicados anteriormente en Arte de morir o en Imágenes
nucleares. El poemario muestra una nueva forma de unidad, en este caso la dada
por la forma métrica elegida, y cuyo carácter acrónico es plenamente asumido
por el autor que identifica el soneto con la “estrella fija” que da título al libro, tal
como puede leerse en el “Prefacio”:
22
Óscar HAHN: Estrellasfijasenuncieloblanco, dibujos de Roser Bru, Santiago de Chile, Editorial
Universitaria, 1988, p. 11. A partir de este momento citaré por esta edición.
23
En la entrevista concedida a Garabedian ha afirmado Hahn que entre los autores y obras que más
han influido en su formación literaria se encuentran “algunos poetas chilenos, fundamental-
mente, Vicente Huidobro, lo cual era muy extraño porque en ese tiempo la figura era Neruda,
digamos, lo que los jóvenes leían era Neruda. Pero por alguna razón que yo no sé, yo prefería
a Huidobro, que en ese tiempo era un poeta muy desconocido, incluso en Chile –y estoy
hablando de los años sesenta”. En Martha Ann GARABEDIAN: “Entrevista con Óscar Hahn”,
loc.cit, p. 141.
24
“Mi obra es una summa, es todas las voces pero ninguna. Esa ninguna, aunque parezca paradóji-
co, es mi voz”. En la entrevista que le realizó Cristóbal ALLIENDE PIWONKA: “Óscar Hahn.
Residencia en Iowa City”, en “Artes y Letras” de ElMercurio, 15de abril de 2001. Recogido en
- 259 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
voces, lejanas y cercanas en el tiempo, aquellas por las que pueda conjurarse,
como si de un tratado de sortilegios se tratase, el Cero temido. Además, la inte-
gración de lenguajes y discursos supone en Hahn no sólo la apelación al artista
como bricoleur, sino también la inclusión de técnicas del montaje cinematográ-
fico, la presencia de la música contemporánea (los Rollings, Mick Jagger, Nir-
vana, Miles Davis, el rock, el pop o el jazz, que suenan de manera muy intensa
especialmente en sus últimos libros) o la relación con la pintura de Goya o el
Bosco, lo que permite hablar de una estética hahniana de corte plural26.
Por otra parte, también en Estrellasfijas, los temas recurrentes de la obra de
Hahn confirman su carácter: el amor y la muerte apuntalan su inquebrantable
adhesión y llevan hacia lo maléfico tal como expresa “La expulsión del Pa-
raíso”. Por ello la escritura, en tanto que gesto de amor, también está contami-
nada por todas las formas de la destrucción: el poema que cierra el libro es un
acto de conmiseración al lector, condenado a desvanecerse al mismo tiempo que
- 261 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
27
“Rulfo en la hora de su muerte”.
28
Cito por la edición de Visor, p. 14.
29
“Con 35 años, una hija que vivía con su mamá y casado en segundas nupcias fui detenido en
1973, la misma noche del golpe militar. Estuve preso diez días. Me echaron de la universidad,
así que vagué casi un año por distintos lugares de Chile, tratando de ordenar mi cabeza y sa-
ber qué hacer. En este período decidí postular a varios programas de doctorado en literatura
en EE.UU., más que nada como una manera de salir del país con un buen pretexto”. En Nancy
- 262 -
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
35
Cito por la edición de Hiperión, p. 28.
36
Continúa el himno: “Majestuosa es la blanca montaña/ que te dio por baluarte el Señor,/ y ese
mar que tranquilo te baña/ te promete futuro esplendor”.
37
Como define Cheryll GLOTFELTY, “La ecocrítica es el estudio de las relaciones entre la literatura
y el medio ambiente”. En Cheryll GLOTFELTY & Harold FROMM (eds.): The Ecocriticism
Reader:LandmarksinLiteraryEcology, University of Georgia Press, 1996.
En el ámbito chileno e hispanoamericano, quien ha trabajado con gran agudeza la cuestión es
Niall BINNS en ¿Callejónsinsalida?Lacrisisecológicaenlapoesíahispanoamericana (Zaragoza, Pren-
sas Universitarias de Zaragoza, 2004). En tres de los capítulos del libro, se centra en las figuras de
José Emilio Pacheco, Homero Aridjis y Nicanor Parra, quienes, de modo notablemente distinto,
muestran un mundo apocalíptico nacido del hombre moderno. Para el ámbito específicamente
chileno, Binns ha escrito el artículo “¿Puro Chile, es tu cielo azulado? Poesía ecologista en la del-
gada patria (Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Nicanor Parra)”, en Ixquic 2
(2000), pp. 38-54.
- 264 -
Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
“Torres gemelas”
En mi opinión, la obra de Hahn muestra ciertas vinculaciones con dicha visión al tiempo que
ofrece una perspectiva original que la ecocrítica puede ayudar a elucidar.
38
Ha advertido Julio ESPINOSA GUERRA que a partir del poema “El doliente”, surge cierto “pan-
teísmo contemporáneo, en el cual no hay más razón de ser que la naturaleza misma, tanto en
cuanto “naturaleza”, tanto en cuanto “existencia””. En la reseña que escribió del poemario pa-
ra la revista La estafeta del viento 3 (2003), pp. 102-104. Puede consultarse en
http://www.letras.s5.com/archivohann.htm
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
MªÁNGELESPÉREZLÓPEZ
Universidad de Salamanca
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ULISESYRAYUELA:DOSNOVELASURBANAS
INTRODUCCIÓN
Hay escritores que dejan una marca indeleble en la historia de la literatura
universal y uno de ellos es James Joyce, que revolucionó la narrativa del siglo
XX. Su influencia se ha extendido a escritores de las más diversas nacionalida-
des y numerosas son las publicaciones que así lo atestiguan. Por ejemplo, en la
obra Silverpowdered Olivetress: Reading Joyce in Spain, Jeffrey Simons y otros 1,
recopilan diversos ensayos en los que se muestra la calidoscópica respuesta a la
obra de Joyce en toda Europa y fuera de ella, a través de diferentes períodos
históricos y políticos, junto con la pluralidad de perspectivas desde las que el
genio literario de Joyce se puede analizar. De ellos cabe destacar el de M. Mo-
rales 2 que analiza la importancia de las tradiciones célticas en Joyce y en To-
rrente Ballester: “Lo que las obras de Joyce y Torrente comparten es la creación
de mundos autónomos, regidos por sus propias reglas, tanto lingüísticas, na-
rrativas y formales, como en lo que respecta a la conformación de realidades
ontológicas, en las que mito, ficción y realidad coexisten hasta llegar a confun-
dirse”. También merece especial mención el de M.I. Porcel 3 que construye un
análisis coherente de las interrelaciones entre Ulises y Luna Benamor de Blasco
Ibáñez apuntando a una posible influencia del personaje femenino de Molly
Bloom en Luna. Siguiendo con las influencias de Joyce en los escritores de habla
hispana podemos mencionar a Martin-Santos en cuya novela TiempodeSilencio
también hay una clara presencia de Ulises en cuanto se refiere a la experimenta-
ción formal, el empleo de recursos narrativos y estilísticos de carácter innova-
dor, y una temática que une lo social con lo existencial. Todo ello hizo de esta
novela un hito literario que vendría a renovar el panorama de las letras espa-
ñolas.
Sin embargo, donde más patente se muestra la influencia de Joyce es en los
escritores hispanoamericanos. Nada como la literatura para mitificar aquello
que simplemente existe en la realidad o en la imaginación de un hombre, y los
escritores hispanoamericanos, también se dejaron influir por Ulises de Joyce
adaptándolo a sus propias historias nacionales. Primero fue el poema épico con
Neruda y después la novela con Fuentes, géneros ambos a través de los cuales
1 SIMONS, Jeffrey; Tejedor Cabrera, José Mª; Estévez Saá, Margarita; and García León, Rafael I. eds.
(2003) Silverpowdered Olivetress: Reading Joyce in Spain, Sevilla: Secretariado de publicaciones
de la Universidad de Sevilla.
2 SIM·ONS, J., et al., op. cit.
- 268 -
ELISA RAMÓN
4 VELA, David (2007) “Irish Mexican, Latin Irish: Fountains of Literary Invention” in IrishMigration
StudiesinLatinAmerica 5:1 (March 2007), pp. 5-10. Available online (www.irlandeses.org).
- 269 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
mos que inventar el lenguaje, que teníamos que luchar con los cánones del len-
guaje, que es falso creer que existe una lengua española establecida”5.
Joyce devuelve la novela a un origen épico, desafiando y cambiando el
lenguaje, y ello ha dejado su impronta no sólo en Borges, Neruda y Fuentes,
mencionados anteriormente, sino también en el peruano Vargas Llosa, en el
chileno José Donoso, en el colombiano Gabriel García Márquez, en el cubano
Guillermo Cabrera Infante y en el argentino Julio Cortázar, entre otros. Todos
ellos leyeron ávidamente las obras de Joyce y su lectura ha sido fuente de inspi-
ración para la modernización, invención e innovación de la lengua española y la
narrativa en general permitiendo que el desarrollo de la novela en español evo-
lucionara a cotas muy elevadas. Elretratodelartistaadolescente, Ulisesy, en algu-
nos casos Finnegan’s Wake, son las fuentes en las que los escritores hispa-
noamericanos bebieron para inspirarse en la modernización de la narrativa 6.
Ejemplo claro de estas afirmaciones es Julio Cortázar, cuya novela Rayuela, se-
gún los críticos, es a Hispanoamérica lo que Ulisesde Joyce es a Europa. Novela
que eleva a Cortázar a personaje central de nuestra cultura, y a la que especial-
mente nos referimos en estas páginas.
Joyce y Cortázar comparten algunas características determinadas. Los dos
son exiliados, uno en Italia y Suiza, el otro en París. Ambos utilizan su propia
vida y experiencias como base fundamental de sus novelas, y sus protagonistas,
Bloom en Ulises y Oliveira en Rayuelason un compendio de distintos persona-
jes, en el que los propios autores tienen gran parte de protagonismo. También
en sus novelas resalta la ausencia de acontecimientos políticos o sociales de su
época. Joyce y Cortázar abrieron caminos en la narrativa en lengua inglesa y en
lengua española respectivamente, y en este trabajo mostramos algunos rasgos
que ponen de relieve la sintonía entre ambos escritores.
DUBLÍNYPARÍS
La ciudad, centro de choque e intercambio de culturas, lenguas y civiliza-
ciones ha sido un elemento esencial de la creación literaria. Es por ello que la
literatura moderna surge inequívocamente con la ciudad moderna. Mucho se
ha escrito y debatido sobre el impacto del urbanismo en la novela moderna e,
indudablemente, es notable el efecto de la experiencia urbana en la narrativa
modernista escrita en lengua inglesa. La relación entre el crecimiento de las
ciudades y el desarrollo del modernismo se puede decir que reconfigura la per-
cepción que el escritor tiene del mundo moderno, no sólo en términos de la
7 CORTÉS GARCÍA, F. (2003) La construcción del concepto de ciudad a partir de la ideación literaria.
Mediterráneo Económico n.3”Ciudades, arquitectura y espacio urbano”) Cajamar.
8 ALTER, Robert (2005) Imagined Cities. Urban Experience and the language of the Novel. New Haven
and London. Yale University Press.
9 Palabras de Italo Calvino (Conferencia pronunciada en inglés, el 29 de marzo de 1983, para los
estudiantes de la Graduate Writing Divison de la Columbia University de Nueva York.)
- 271 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
12 Entrevista con Julio Cortázar inédita en la red, transcrita del programa radial español Esbozos,
- 272 -
ELISA RAMÓN
las ciudades han tenido sus escritores, seres urbanos que no se contentaron con
vivir en sus calles sino que buscaron historias, las inventaron y las escribieron;
historias que ocurrían en sus calles, en sus casas y en sus paisajes. Eso pasó con
James Joyce que agotó las calles de Dublín y al recorrerlas reescribió la ciudad.
Y pasó también con Cortázar y su personaje Oliveira recorriendo París, y segu-
ramente seguirá ocurriendo con las ciudades que ceden sus calles y sus historias
a la literatura.
Al igual que Cortázar por París, Joyce presupone que el lector es un cono-
cedor de la ciudad de Dublín, como si fuera un habitante más, por lo que las
calles por las que deambula y los lugares por los que pasa son exactos pero no
hay apenas descripciones de ellos. Se puede ser “extraterritorial” y crear una
auténtica cosmovisión sin salir de una ciudad, Dublín de Joyce o París de Cor-
tázar. La literatura es, también, capaz de producir el sentimiento y la sensación
de “sentirse en casa” en la ciudad, por muy ajena que ésta sea para el lector.
Este fenómeno es particularmente evidente en Ulises y Rayuela, pues como no-
velas urbanas, no se limitan a presentar los lugares de la ciudad, sino que los
elaboran. Sus lectores no sólo leen el texto e imaginan el lugar sino que lo viven,
lo sienten y los palpan de acuerdo con el ritmo de la narrativa.
La trama de Ulises consiste en el vagabundeo de sus dos personajes princi-
pales por Dublin, síntesis material y espiritual del mundo, y cuyas aventuras
ocurren en un solo día, un 16 de junio de la mañana a la noche. El paseo que
realizó por Dublín Leopoldo Bloom es equiparable a otro periplo literario, el
que emprendió desde Ítaca el astuto Ulises, al que el propio Joyce quiso equipa-
rar a su manera --hermética y con cierta sorna irlandesa adornada de filología--
desde el mismo título de su novela. Por tanto, el gran tema ulíseo vuelve a la
ciudad, en una peregrinación laberíntica y recurrente, pues aunque la ciudad es
limitada, como microcosmos literario, es infinita.
Y, en este sentido, la relación con Rayuela es tan evidente, tanto que po-
dríamos utilizar las palabras que García Tortosa dedica a Ulises y aplicarlas
también a Rayuela: “Ulises, lo mismo que la Odisea, consiste en la narración de
un viaje, en la crónica de las peripecias de unos seres que viven y deambulan
por Dublín. Todos los personajes viven su propia aventura que roza las aventu-
ras de los demás. Todos parecen hacer algo y tener un propósito en el vagar por
la ciudad; llevan sus preocupaciones e ilusiones a cuestas; recuerdan el pasado,
el individual y el colectivo; aman a su manera; unos, se comportan con agresi-
vidad; otros, con paciencia; ríen, cantan, guardan silencio, comen, beben, defe-
can, discuten y sueñan. En resumen, nada distinto a la aventura que todos em-
prendemos en el comienzo de un nuevo día en París, Madrid o Dublín, porque
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
14 JOYCE, James (1999). Ulises (5ª ed.) Ed. de Francisco García Tortosa. Madrid. Cátedra, p. XLIII.
15 CORTÁZAR, Julio (2007) Rayuela (19ª ed.) Edición de Andrés Amorós. Madrid. Cátedra, p. 241.
16 Rayuela, op. cit. p. 255.
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ELISA RAMÓN
vagando y parándose en los portales” 23. Así, sin recatos ni ambagues Oliveira y
la Maga paseaban su amor. “Durante semanas o meses (la cuenta de los días le
resultaba difícil a Oliveira, feliz, ergo sin futuro) anduvieron y anduvieron por
París, mirando cosas, dejando que ocurriera lo que tenía que ocurrir […] que-
riéndose y peleándose y todo eso al margen de las noticias de los diarios, de las
obligaciones de familia y de cualquier forma de gravamen fiscal o moral” 24. En
los besos que le da a la Maga, Oliveira se siente como el mítico Ulises surcando
los mares: “La Maga no sabía que mis besos eran como ojos que empezaban a
abrirse más allá de ella, y que yo andaba como salido, volcado en otra figura del
mundo, piloto vertiginoso en una proa negra que cortaba el agua del tiempo y
la negaba”25.
En suma, en el deambular de Bloom por Dublin -en Ulises y de Oliveira
por París -en Rayuelase reescribe el texto literario transformándolo en una ex-
periencia urbana física, sensual, emocional y estética, con una reproducción
indefinida de ideales, de fantasías, de imágenes y de sueños.
ADMIRACIÓNPORJOYCE.NOVELAYLENGUA
Al igual que Borges, Cortázar siente una profunda admiración por Joyce
como lo muestra Saúl Yurkievich cuando recoge las palabras de Cortázar en las
que habla de “la tentativa superestilística de Ulysses” y cuando se refiere a esas
“obras admirables” de las dos primeras décadas del siglo XX 26. También, cuan-
do desaprueba a aquellos que critican al “escritor rebelde”, pues caen en “el
ridículo de denostar una liquidación del estilo en un Joyce […] con su tentativa
de Ulysses”. Tampoco está de acuerdo con aquéllos que “abominan de los es-
fuerzos del nuevo escritor” 27. Para Cortázar la obra de Joyce “es la primera
gran creación de un orden distinto” y pronostica que en la década de los 30 “la
línea de Joyce ascenderá a la posición dominante por obra del grupo surrealista
francés y la actividad poética de Europa entera” 28.
Así pues, Cortázar no sólo está en desacuerdo con los que abominan de los
esfuerzos del nuevo escritor, sino que siguiendo la estela del maestro, busca
también la creación de un orden distinto en su novela Rayuela. Así lo reafirma
Yurkievich cuando dice que para Cortázar “la novela debe ser una acción exis-
26 YURKIEVICH, Saúl (1994) JulioCortázar. Obracrítica/1. Edición de Saúl Yurkievich. Buenos Aires.
Alfaguara, p.42.
27 YURKIEVICH, Saúl. op.cit. p.68
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
tencial que parte del hombre para retornar al hombre haciéndolo más hombre”
29. Es, por tanto, una “postura vanguardista, partidaria del antiarte, la anti-
LASBÚSQUEDAS
Cortázar,persona de su tiempo, está convencido de que el novelista “com-
parte con el siglo una angustia colectiva del hombre frente al problema de su
puesto en el cosmos; angustia existencial […] angustia cuyos portavoces abso-
lutos conoce él muy bien, pues que los llama Kierkegaard, Rilke, Joyce, Neruda,
Sastre, Kafka…”32. Y esa angustia existencial le lleva a proyectar en el protago-
nista de Rayuela la búsqueda de sí mismo.
Según Félix Terrones33, la búsqueda es el motivo recurrente en Rayuela y se
desarrolla básicamente en función de los espacios urbanos de dos ciudades:
París y Buenos Aires, ya mencionados anteriormente, como pretexto para expo-
ner los cambios que el protagonista sufre durante la búsqueda de sí mismo.
Búsqueda en el sentido de derrotero físico y emotivo en función de un fin de-
terminado.
Para nosotros, esta búsqueda tiene en Rayuela distintas manifestaciones: la
personal, la literaria y la utópica. La primera, se muestra desde el inicio mismo
de la novela con la pregunta que se hace Oliveira (aunque también se la podría
hacer el lector) “¿Encontraría a la Maga?”, búsqueda constante en la ambigüe-
dad cronológica del pasado, el presente y el futuro, costumbre casi ritual de
buscarse sin encontrarse por las calles de París cuando ambos, Oliveira y La
Maga hacen de los encuentros fortuitos el medio de construcción de su relación
amorosa. Esta búsqueda personal es también evidente cuando observamos que
Oliveira, exiliado de mediana edad y escultor mediocre, dedica parte de su
tiempo a buscar por las calles hierros, pedazos de latón o cualquier cosa que le
sirva para armar sus esculturas. En realidad, busca algo más allá de los objetos:
la verdad de su yo como artista.
De la misma manera que Joyce presenta la relación entre Leopoldo Bloom
http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00004641
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ELISA RAMÓN
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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ELISA RAMÓN
hombre con el hombre mismo, una vez que se hayan franqueado estas etapas incom-
pletas, estas etapas en donde el hombre usa más lo negativo que lo positivo tiene en sí
mismo, es evidente que en nuestro tiempo, desde luego yo no soy el único, ha habido
una cantidad de filósofos, de poetas que han insistido en que estamos muy lejos de rea-
lizar nuestras posibilidades, y que esas posibilidades existen, están dadas y dependen de
nosotros cumplirlas 42.
AMODODECONCLUSIÓN
No sería difícil aventurar que Ulises y Rayuela son dos de las novelas más
importantes del siglo XX. Ellas han transformado la narrativa contemporánea,
estimulando la experimentación en busca de un nuevo concepto de novela.
Desde el punto de vista literario, Ulises representa un repertorio de estilos
y modos de escribir diferentes y explora temas de género, estructura, persona-
jes, narración, lengua y la relación entre arte y realidad. A su vez, Rayuela que
fue denominada antinovela por no acomodarse a los cánones literarios y al or-
den establecido, revoluciona el lenguaje literario y la estructura formal del gé-
nero narrativo presentando una estructura fraccionada con elipsis, saltos anár-
quicos y, sobre todo, con el experimentalismo propio de Cortázar que incluye
citas, noticias de periódico, etc. También alterna la lengua de Proust con el
idioma de Joyce y el castellano, junto con juegos verbales y juegos de palabras
de corte filosófico y existencial al más puro estilo joyceano. De tal manera que
podríamos hacer nuestras las palabras de L. Harss cuando afirma en la contra-
portada de la edición cubana de Rayuela, “que no sería una exageración llamarla
nuestro Ulises, (porque) como Joyce, Cortázar, mediante una magnitud perso-
nal, ha calibrado nuestro mundo desde el exilio” 43. En ambas novelas sus auto-
res nos muestran a los protagonistas por dentro y por fuera en un medio es-
trictamente ciudadano. Además nos señalan sus flaquezas y su bondad con sus
preferencias y aversiones dentro de la rutina diaria, convirtiéndose de este mo-
do, en los personajes de ficción más completos y paradigmáticos de la literatura
en lengua inglesa y española contemporánea.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“Y porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al Cielo se necesitan como
ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato... No ya subir al Cielo, sino caminar
con pasos de hombre por una tierra de hombres hacia el kibbutz allá lejos pero en el
mismo plano, como el Cielo estaba en el mismo plano que la Tierra en la acera roñosa de
los juegos". Palabras de Horacio Oliveira. Rayuela(capt.36, pp.368, 369).
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ELISA RAMÓN
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ELISARAMÓNSALES
Universidad de Murcia
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ELCEMENTERIOMARINOENELVAIVÉNDESUS
TRADUCCIONESESPAÑOLASEHISPANOAMERICANAS
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ESTANISLAO RAMÓN TRIVES
“elasuntodelatraducción,apocoquelopersigamos,nosllevahastalosarcanosmásrecónditos
delmaravillosofenómenoqueeselhabla”(o.c.:435)
“cadalenguaesunaecuacióndiferenteentremanifestacionesysilencios.Cadapueblo calla unas
cosasparapoderdecirotras”(o.c.: 444)
“La realidad es un “continuo de diversidad” inagotable. Para no perdernos en él tenemos que
hacerenélcortes,acotaciones,apartados,ensuma,establecerconcarácterabsolutodiferenciacio
nesqueenrealidadsólosonrelativas.PoresodecíaGoethequelascosassondiferenciasquenoso
trosponemos”(o.c.: 446)
“Alhablarsomoshumildesrehenesdelpasado” (o.c.: 448)
“siantesdijequeesimposiblelarepeticióndeunaobrayquelatraducciónessólounaparatoque
nosllevaaella,secoligequecabendeunmismotextodiversastraducciones.Esimposible,porlo
menos lo es casi siempre, acercarnos a la vez a todas las dimensiones del texto original” (o.c.:
450)
LECIMETIÈREMARIN, Paul Valéry ELCEMENTERIOMARINO, Paul Valéry
I I
Ce toit tranquille, où marchent des colombes Ese tejado quedo, donde palomas rumban,
Entre les pins palpite, entre les tombes; Retumba entre los pinos, palpita entre las tum-
bas.
Midi le juste y compose de feux Mediodía, el justo, compone con sus soles
La mer, la mer, toujours recommencée ! La mar, el mar, en permanente renacimiento.
Ô récompense après une pensée ¡Oh recompensación, después de un pensa-
miento,
Qu’un long regard sur le calme des dieux ! Una mirada fija en la calma de los dioses!
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ESTANISLAO RAMÓN TRIVES
II II
Quel pur travail de fins éclairs consume ¡Qué puro trabajo de finos rayos esfuma
Maint diamant d’imperceptible écume, Ese enorme diamante de imperceptible espuma,
Et quelle paix semble se concevoir! Y qué serenidad concebirse parece!
Quand sur l’abîme un soleil se repose, Cuando sobre el abismo un sol hace una pausa,
Ouvrages purs d’une éternelle cause, Inmaculadas obras de una eviterna causa,
Le Temps scintille et le Songe est savoir. El Soñar es saber y el Tiempo resplandece.
III III
Stable trésor, temple simple à Minerve, Indeleble tesoro, simple templo a Minerva,
Masse de calme, et visible réserve, Mar de tranquilidad, y visible reserva,
Eau sourcilleuse, Œil qui gardes en toi Agua resplandeciente, Ojo que en ti conservas
Tant de sommeil sous un voile de flamme, Tánto acopio de sueño bajo un velo de llama.
Ô mon silence!... Édifice dans l’âme, ¡Oh mi propio silencio…! ¡Edificio en el alma,
Mais comble d’or aux mille tuiles, Toit ! Tejado, promontorio del oro de mil tejas!
IV IV
Temple du Temps, qu’un seul soupir résume, Templo del Tiempo, que condensa un suspiro
solo,
À ce point pur je monte et m’accoutume, Hasta ese punto puro asciendo y me acomodo,
Tout entouré de mon regard marin; Por mi mirar marino del todo circundado;
Et comme aux dieux mon offrande suprême, Y como mi suprema hecatombe Divina,
La scintillation sereine sème El resplandecimiento sereno disemina
Sur l’altitude un dédain souverain. Sobre las altitudes un desdén soberano.
V V
Comme le fruit se fond en jouissance, Cual la fruta se funde en disfrute gozoso,
Comme en délice il change son absence Como cambia su ausencia en gusto delicioso
Dans une bouche où sa forme se meurt, En una boca donde su figura se altera,
Je hume ici ma future fumée, Aquí estoy yo husmeando mi humareda futura,
Et le ciel chante à l’âme consumée Y el cielo está cantando al alma que se esfuma
Le changement des rives en rumeur. La modificación en rumor de las riberas.
VI VI
Beau ciel, vrai ciel, regarde-moi qui change ! Bello cielo, real cielo, ¡mírame cómo cambio!
Après tant d’orgueil, après tant d’étrange Más allá del orgullo, detrás de tan extraño
Oisiveté, mais pleine de pouvoir, Tiempo de ociosidad, mas de poder no exento,
Je m’abandonne à ce brillant espace, Yo me entrego en los brazos de ese espacio
brillante,
Sur les maisons des morts mon ombre passe Sobre casas de muertos mi sombra va ambulante
Qui m’apprivoise à son frêle mouvoir. Y me infunde sosiego su lábil movimiento.
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VII VII
L’âme exposée aux torches du solstice, ¡Con el alma expuesta a las luminarias solsticias
Je te soutiens, admirable justice Yo te otorgo mi apoyo, admirable justicia
De la lumière aux armes sans pitié! Del fuego luminoso con armas sin piedad!
Je te rends pure à ta place première: Yo te devuelvo pura a tu lugar primero:
Regarde-toi!... Mais rendre la lumière ¡Échate una mirada!... Mas alumbrar de nuevo
Suppose d’ombre une morne moitié. Deja en forzosa sombra la otra adusta mitad.
VIII VIII
Ô pour moi seul, à moi seul, en moi-même, ¡En mí solo, en mí mismo, para mí únicamente,
Auprès d’un cœur, aux sources du poème, Pegado al corazón, que es del poema fuente,
Entre le vide et l’événement pur, En medio del vacío y el acontecer puro,
J’attends l’écho de ma grandeur interne, Voy escuchando el eco de mi grandeza interna,
Amère, sombre et sonore citerne, Amarga, inescrutable y sonora cisterna,
Sonnant dans l’âme un creux toujours futur ! Que retumba en el alma tenaz hueco futuro!
IX IX
Sais-tu, fausse captive des feuillages, Falsa cautiva de las frondas, ¿sabes acaso,
Golfe mangeur de ces maigres grillages, Golfo devorador de magros enrejados,
Sur mes yeux clos, secrets éblouissants, A mis ojos cerrados, secretos refulgentes,
Quel corps me traîne à sa fin paresseuse, Qué cuerpo es quien me arrastra a su fin pere-
zoso,
Quel front l’attire à cette terre osseuse ? Y qué meta lo impele a este suelo huesoso?
Une étincelle y pense à mes absents. Una centella piensa en los míos ausentes.
X X
Fermé, sacré, plein d’un feu sans matière, ¡Cerrado, sacro, pleno de un fuego inmaterial,
Fragment terrestre offert à la lumière, Ofrecido a la luz, fragmento terrenal,
Ce lieu me plaît, dominé de flambeaux, Me place este lugar, al que antorchas circundan,
Composé d’or, de pierre et d’arbres sombres, Compuesto de oro, piedra y de árboles som-
bríos,
Où tant de marbre est tremblant sur tant Do tánto mármol tiembla por las sombras me-
d’ombres; cido;
La mer fidèle y dort sur mes tombeaux ! La mar exacta allí duerme sobre mis tumbas!
XI XI
Chienne splendide, écarte l’idolâtre! ¡Cancerbera imponente, al idólatra hostiga!
Quand solitaire au sourire de pâtre, Mientras en solitario, con pastoril sonrisa,
Je pais longtemps, moutons mystérieux, Apaciento incansable, carneros misteriosos,
Le blanc troupeau de mes tranquilles tombes, Blanca mayoralía de mis tumbas tranquilas,
Éloignes-en les prudentes colombes, Aléjame de allí las palomas precavidas,
Les sognes vains, les anges curieux ! Los sueños ficcionales, los ángeles curiosos!
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ESTANISLAO RAMÓN TRIVES
XII XII
Ici venu, l’avenir est paresse. Al llegar a este punto, el futuro es cansera.
L’insecte net gratte la sécheresse; El escuálido insecto la sequedad restriega;
Tout est brûlé, défait, reçu dans l’air Todo ardió, se deshizo, en el aire cobrado
À je ne sais quelle sévère essence... En la severa esencia de la que nadie sabe…
La vie est vaste, étant ivre d’absence, La vida, ebria de ausencia, en límites no cabe,
Et l’amertume est douce, et l’esprit est clair. Y dulce es la amargura, y el espíritu es claro.
XIII XIII
Les morts cachés sont bien dans cette terre Los muertos guarecidos bien están en la tierra
Qui les réchauffe et sèche leur mystère. Que vuelve a calentarlos y su misterio seca.
Midi là-haut, Midi sans mouvement Mediodía en lo alto, al fiel de la balanza,
En soi se pense et convient à soi-même... En sí mismo se piensa y consigo concuerda…
Tête complète et parfait diadème, Cabeza en plenitud y perfecta diadema,
Je suis en toi le secret changement. Dentro de ti yo sigo la secreta mudanza.
XIV XIV
Tu n’as que moi pour contenir tes craintes ! ¡Sólo conmigo cuentas para aguantar tus mie-
dos!
Mes repentirs, mes doutes, mes contraintes Mis arrepentimientos, mis dudas, mis aprietos
Sont le défaut de ton grand diamant... De tu enorme diamante son ellos el defecto…
Mais dans leur nuit toute lourde de marbres, Mas dentro de su noche con tan pesados már-
moles,
Un peuple vague aux racines des arbres Un pueblo oscuro de entre raíces de los árboles
A pris déjà ton parti lentement. Ya ha tomado partido por ti, con paso lento.
XV XV
Ils ont fondu dans une absence épaisse, ¡Se diluyeron dentro de una ausencia tupida,
L’argile rouge a bu la blanche espèce, Se ha bebido la blanca especie roja arcilla,
Le don de vivre a passé dans les fleurs! El regalo de vida se ha ido a los acantos!
Où sont des morts les phrases familières, ¿Qué se hizo de los muertos, las frases familia-
res,
L’art personnel, les âmes singulières? El arte personal, las almas singulares?
La larve file où se formaient des pleurs. La larva está allí hilando do se formaban llantos.
XVI XVI
Les cris aigus des filles chatouillées, ¡El cosquilleo de niñas con sus gritos gozosos,
Les yeux, les dents, les paupières mouillées, Los ojos y los dientes, los párpados llorosos,
Le sein charmant qui joue avec le feu, El encantador seno que juega con el fuego,
Le sang qui brille aux lévres qui se rendent, La sangre que refulge en los labios que se entre-
gan,
Les derniers dons, les doigts qui les défendent, Los últimos regalos, los dedos que los celan,
Tout va sous terre et rentre dans le jeu! Todo va bajo tierra y vuelve a entrar en juego!
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
XVII XVII
Et vous, grande âme, espérez-vous un songe ¿Y tú, magnífica alma, te esperarás un sueño
Qui n’aura plus ces couleurs de mensonge Que ya no tenga más el color del señuelo
Qu’aux yeux de chair l’onde et l’or font ici ? Que, a los ojos carnales, onda y oro aquí forman?
Chanterez-vous quand serez vaporeuse ? ¿Seguirás con tu canto cuando estés vaporosa?
Allez ! Tout fuit ! Ma présence est poreuse, ¡Poco importa ! ¡Todo huye!¡ Mi presencia es
porosa,
La sainte impatience meurt aussi! La sagrada impaciencia también se nos des-
fonda!
XVIII XVIII
Maigre immortalité noire et dorée, Magra inmortalidad denegrida y dorada,
Consolatrice affreusement laurée, Consoladora en forma horrenda laureada,
Qui de la mort fais un sein maternel, Que conviertes la muerte en un maternal seno.
Le beau mensonge et la pieuse ruse ! ¡Qué cándida mentira, qué piadosa patraña!
Qui ne connaît, et qui ne les refuse, ¿Quién no conoce bien, tanto como rechaza,
Ce crâne vide et ce rire éternel ! Ese cráneo vacío y ese reír eterno?
XIX XIX
Pères profonds, têtes inhabitúes, ¡Subterráneos Padres, testas deshabitadas,
Qui sous le poids de tant de pelletées, Que soportando el peso de tantas paletadas,
Êtes la terre et confondez nos pas, Configuráis la tierra y confundís nuestros pasos,
Le vrai rongeur, le ver irréfutable El roedor verdadero, gusano irrefutable,
N’est point pour vous qui dormez sous la No es para vosotros, bajo la losa estable;
table,
Il vit de vie, il ne me quitte pas! Se alimenta de vida, no abandona mi rastro!
XX XX
Amour, peut-être, ou de moi-même haine ? ¿Amor, tal vez, o acaso odio contra mí mismo?
Sa dent secrète est de moi si prochaine, ¡Tan cerca está de mí su secreto colmillo,
Que tous les noms lui peuvent convenir ! Que todas las palabras le pueden convenir!
Qu’importe ! Il voit, il veut, il songe, il touche ! ¡Qué importa! ¡Si él ve y quiere; si tiene tacto y
sueños!
Ma chair lui plaît et jusque sur ma couche, ¡Mi carne le apetece y hasta cuando me acuesto,
 ce vivant je vis d’appartenir ! Sólo atado a ese vivo, me es dado a mí vivir!
XXI XXI
Zénon ! Cruel Zénon ! Zénon d’Élée ! ¡Zenón! ¡Crüel Zenón ! ¡Eleático Zenón!
M’as-tu percé de cette flèche ailée ¡Tú me has atravesado con flecha de alerón
Qui vibre, vole, et qui ne vole pas ! Que está vibrando, vuela, y, en realidad, no
vuela!
Le son m’enfante et la flèche me tue ! ¡El sonido me anima y la flecha me ejecuta!
Ah ! le soleil... Quelle ombre de tortue ¡Ah! estrella solar… ¡Qué sombra de tortuga
Pour l’âme, Achille immobile à grands pas ! Para el alma, Aquiles, que, veloz, surto queda!
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ESTANISLAO RAMÓN TRIVES
XXII XXII
Non, non!... Debout! Dans l’ère successive ! ¡No y no!... ¡Levantémonos! ¡En la era sucesiva !
Brisez, mon corps, cette forme pensive ! ¡Desgarra, cuerpo mío, la forma pensativa!
Buvez, mon sein, la naissance du vent ! ¡Bebed, pulmones míos, del viento la movida !
Une fraîcheur, de la mer exhalée, Un aura de frescura, exhalada del mar,
Me rend mon âme... Ô puissance salée ! Me recupera mi alma… ¡Salado potencial !
Courons à l’onde en rejaillir vivant ! ¡Corramos a las olas a resurgir con vida!
XXIII XXIII
Oui! Grande mer de délires douée, ¡En verdad ! Mar inmensa de delirios dotada,
Peau de panthère et chlamyde trouée Con tu piel de pantera y clámide moteada
De mille et mille idoles du soleil, De miles y millares de ídolos solares,
Hydre absolue, ivre de ta chair bleue, Hidra sin ningún límite, de tu carne azul ebria,
Qui te remord l’étincelante queue Que te muerdes y muerdes la cola en refulgencia
Dans un tumulte au silence pareil. En medio de un tumulto al silencio allegable.
XXIV XXIV
Le vent se lève!... Il faut tenter de vivre ! ¡El viento se levanta!... ¡Hay que intentar vivir!
L’aire immense ouvre et referme mon livre ¡El aire inmenso abre y vuelve mi libro a ocluir !
La vague en poudre ose jaillir des rocs ! ¡Rebasar rocas osa la ola pulverizada!
Envolez-vous, pages tout éblouies! ¡Volaos también vosotras, páginas sorprendidas!
Rompez, vagues! Rompez d’eaux réjouies ¡Romped, olas!¡Romped con aguas divertidas
Ce toit tranquille où picoraient des focs ! Ese tejado quedo, do foques pecoreaban!
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“lareaccióndecadatraductoraunmensajeincompleto,pueselpoetanohadichoqueAseaB,
sinoquesuAnoeslaaparienciatangiblequetenemosalalcancedelamano,sinotodaslasaso
ciacionesreales,funcionales,psíquicas,quesehanproducidoenundeterminadomomentoyque,
alponerB,sondesconocidasporellector.Más aún, A no es siempre una A, total, estática, ni
siquiera para su estático inventor. Y esto es singularmente complejo en Valéry, proclive
a la vida contemplativa, a la abstracción, al mundo intacto en su creación, pero clausu-
rado en los elementos primarios que llamamos luz y agua”
“Las palabras son en sí mismas meras virtualidades, puntos, utópicoreferenciales. Las pa-
labras en el texto son vectores, flechas, convergentes en la configuración significativo-
textual, que a todas se debe, pero que no depende de ninguna, influyendo más bien en
todas y cada una de las palabras que componen un texto, sin sentido alguno que no sea
el que extraen de los hábitos o usos memorizados, pero que adquieren vida o viven en los
textos logrados estéticamente, que están en ese más allá asociado, que las hace palabras
vivas y plenas en el acontecimiento textual, como parte integrante de la línea cuyos pun-
tos están todos en la misma dirección de la gran flecha del decir, que apunta siempre a lo
que no puede sino ser intuido o perseguido, pero no dicho. Elmásalládelaspalabrasnoes
sinolaexperienciahumanaylamemoriamismadedichaexperiencia,laquedesdesuvivacidady
plenitud,noshacehablar”
BIBLIOGRAFÍA:
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ESTANISLAORAMÓNTRIVES
Universidad de Murcia
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ÁNGELESODEMONIOS
ENYOMEPERDONO,DEFIETTAJARQUE
Los autores de los libros más vendidos en todo el mundo tenían distintas posiciones
respecto al tema, aunque también muchos puntos en común. ¿Es un producto de la
mentalidad de la NuevaEra, una inesperada derivación universalista o sincrética de las
religiones monoteístas, una nueva superstición, una extraña manifestación del renacer
1 Véase la colección de textos sobre el asunto de sus alocuciones de los miércoles: Lossantosángelesy
losdemonios.
2 Ps. 18-19.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
de la espiritualidad? ¿O, como se anuncia en cada fin de siglo –y, en este caso además,
de milenio-, están llegando los jinetes del apocalipsis? Nada más lejos de esto último.
Los ángeles que nos invaden son, según estos autores y los testimonios que hemos re-
unido, mensajeros individuales. Se dirigen a cada persona y a su circunstancia. Están en
todos lados para ayudarnos y, sí, están en campaña publicitaria. Quieren que se hable de
ellos.
Junto a esta vertiente universal, la novela posee otra regional andina, pues
la iconografía angélica es particularmente frecuente en esa zona de América,
donde está en el siglo XVII, en el que se sitúa la novela, y prolifera en el XVIII
en forma de arcángeles arcabuceros, vestidos a la usanza de la época, a los que
se da una justificación intercultural, que es otro de los pilares que sustentan esta
obra de ficción.
Por su recreación del pasado a partir del conocimiento artístico y su interés
en conocimientos ocultos que no pertenecen a la tradición cultural mayoritaria,
Jarque resulta una digna discípula del experto en Arte y excelente narrador Luis
Enrique Tord (Lima, 1942), cuyos trabajos y relatos sobre los ángeles coloniales
y la iglesia de Andahuaylillas o Andahuailillas en el Cuzco le sirven de prece-
dente, sobre todo, los cuentos “Siete ángeles insólitos” y “Ángeles de Anda-
huailillas”, de su libro Espejodeconstelaciones(1991). En el último cuento citado,
Tord habla del párroco de la iglesia de Andahuailillas, Juan Pérez de Bocanegra,
quien contrató al pintor limeño Luis de Riaño para decorar la iglesia, hecho que
interpreta Tord como una batalla personal contra el Mal del sacerdote, apoyada
en lecturas permitidas y heterodoxas, como la Biblia y la Patrística, el Libro de
Enoch, el Liber Razielis o Libro de Raziel, la Clavicula Salomonis o La clavícula de
Salomón, la cábala judía, autores gnósticos, platónicos y creencias indígenas.3 Sin
embargo, pese a seguir a Tord en sus ideas centrales, la novela de Jarque no es
una mera amplificación del cuento del anterior, sino que, tomándolo como pun-
to de partida, plantea cuestiones que sobrepasan el período histórico del relato.
Yomeperdono se construye sobre cuatro personajes principales de ámbitos
culturales distintos: el sacerdote secular (que ella supone jesuita por su forma-
ción) Juan Pérez de Bocanegra, párroco de Andahuailillas; el pintor limeño,
discípulo del italiano Angelino Medoro, Luis de Riaño; el comerciante español
de origen judío León Montero de Espinoza y un indígena cuzqueño, educado
en las dos culturas, llamado simbólicamente Tomás Puka Huamán. Los tres
primeros son personajes que se sustentan en documentos históricos, con las
lagunas que causa la distancia temporal, mientras que el indio Tomás Puka es
tante, que el archivo fue saqueado en 1813, quedando mermado además durante la guerra con
Chile y el incendio de la Biblioteca Nacional del Perú en 1943 (ej. Guibovich: En defensa de
Dios...).
6 Por internet se puede hacer una visita virtual al Museo, que, si no es igual, al menos puede servir
para hacerse una idea de lo que digo. En la página oficial del Museo se dice que las excava-
ciones dejan ver restos del acueducto que atravesaba el inmueble, el cual, presumiblemente,
correspondía al servicio de desagüe o regadío, lo cual explicaría el sonido de agua que escu-
cha Bocanegra encarcelado en la novela.
7 Véanse, por ej., José de Mesa y Teresa Gisbert: Historia de la pintura cuzqueña o el libro colectivo
PinturaenelVirreinatodelPerú.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
1643: Entre estos meses, hasta el de Junio, fueron reprendidos y castigados por el Santo
Oficio de la Inquisición muchos y gruesos mercaderes de esta ciudad. Es tradición muy
válida en el Cuzco haberse procedido contra ellos por la perfidia del judaísmo. Celebra-
ban cinco sinagogas en casa de Pedro Montero de Espinosa, residente en el Cuzco, jun-
tándose cada noche de Viernes, no á las ceremonias legales que observan, sino á ejecutar
la más fiera y execrable impiedad, repitiendo con pertinaz furor los azotes y golpes á un
crucifijo, el que después fué colocado en la iglesia de Santo Domingo. Fueron llevados á
Lima, donde se les castigó; sus bienes pasaron al fisco por orden del Tribunal, lo mismo
que la casa de Montero, hoy tambo del mismo nombre, donde para quitar toda sospecha
de judaísmo, ponían siempre los de la sinagoga, á la vista, algún pernil de tocino.
Supe por la autora que este suceso estaba también en una breve tradición
cuzqueña de Clorinda Matto de Turner, “Tambo de Montero”, que añade poco
a lo referido en los Anales. Según se desprende de la bibliografía sobre la Inqui-
sición, este apresamiento de judaizantes en el Cuzco fue continuación de la
persecución a la “gran complicidad”de comerciantes portugueses en Lima, que
culminó en el auto de fe de 1639 y cuyo trasfondo político y económico es re-
saltado.9
Tomás Puka Huamán (del quechua puka = colorado y huamán = halcón) es
en la novela un noble indígena educado a la española por los franciscanos, a
quien se ha encargado velar por los saberes indígenas.10 En el estudio sobre el
lenguaje angélico, será él quien encuentre la clave para descifrarlo aportando su
tradición cultural, aunando sus conocimientos a la tradición judeo-cristiana de
8 P. 83. Al final de la novela (p. 349) Jarque menciona las “Noticiascronológicas, escritas por el cronis-
ta social de la ciudad, Pablo Esquivel”. Hay una edición más reciente de Diego de Esquivel y
Navia: Noticias cronológicas de la gran ciudad del Cuzco, 2 vols., Lima, Fundación Augusto N.
Wiese, 1980.
9 Castañeda/Hernández sitúan “la complicidad del Cuzco” entre 1639-1641, t. II, ps. 437 y ss.
-Tú eres un Puka Huamán, un halcón rojo que, pese a haber recibido una educación en el
convento y haberte ganado la confianza de los españoles, sigues guardando en el fondo los
conocimientos más profundos de nuestros antepasados. P. 176.
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CONCEPCIÓN REVERTE
11 No he hallado constancia de esto, pero sí del terremoto que destruyó gran número de edificios del
Cuzco, en 1650.
12 No lo he visto como Corregidor del Cuzco en esos años, no he llegado a revisar los nombres de las
personas que formaban el séquito del Virrey. Mendiburu recoge en su Diccionario histórico
biográficodelPerú, t. VII:
Otro conquistador apellidado también Mejía, y cuyo nombre era Francisco, se avecindó en el Cuzco
y se le adjudicó en el repartimiento de solares, parte de la gran casa de las vírgenes del sol.
Mejía fué un valeroso soldado, y cuando la guerra de Manco Inca y sitio del Cuzco lo tomaron
los indios en un combate, y lo degollaron lo mismo que a su caballo.
En los AnalesdelCuzco se dice que era Corregidor del Cuzco, en 1621, Nicolás Mendoza de Carvajal.
13 Cfr. la bibliografía. En la p. 353 se habla de su sucesor, el Obispo Fernando de Vera, quien sí está
en los AnalesdelCuzco.
14 Este cronista fue quien descubrió las momias de los Incas, a las que los indios rendían culto, lo
que justifica un pasaje de la novela. Tampoco he hallado un hijo suyo llamado Bernardo Polo
de Ondegardo en la bibliografía que he utilizado.
15 Véase Milla Batres: DiccionariohistóricoybiográficodelPerú, t. VII.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
zado, lo cual forma parte del acervo cultural referido a los ángeles malos o de-
monios, que se aparecen a los hombres como íncubos o súcubos. El pastorcillo
de Quispicanchis habla en ocasiones desde las alturas como si fuese un ser ala-
do andino y en las últimas páginas de la novela, es causante del fin del P. Boca-
negra cuando lo ve vestido de ángel arcabucero. Las principales autoridades del
Cuzco en la novela, el Corregidor y el Obispo, junto con el hijo de conquistador
Bernardo Polo de Ondegardo, pecan de vanidad y orgullo, por su condición; lo
que contrasta con la sencillez de los tres sabios, quienes, sin embargo, pecan por
algo que tiene peores consecuencias, que es la soberbia intelectual. Estas expli-
caciones de la base histórica de Yo me perdono no deben hacer pensar que yo
valoro la novela por su aportación de datos veraces, como si fuese un tratado
histórico, pero sirven para resaltar una de las cualidades que posee, en mi opi-
nión, la obra, que es la capacidad de la autora para recrear de modo convincen-
te un lugar y una época, gracias a un esfuerzo documental.
La atormentada voz de Bocanegra en prisión, dirigiéndose a Dios, con una
plasticidad claramente barroca, que recuerda la célebre escultura de Santa Te-
resa de Jesús de Bernini o imágenes de San Sebastián herido por las flechas,
abre la novela:
Agujasdeluzmeatraviesanlacarne.Nohaysangre,niheridanicicatrizqueloatestigüe,mas
cientosdepuntasdeunmetalinvisibletraspasancadamañanamipiel,misentrañasyhastalos
huesossienteneldoloragudodeVuestropreciso,Vuestrorebuscadocastigo,Señor,Señor,Señor
mío,Resplandeciente.Lospunzantesrayossefiltranatravésdelentramadodelaesteradejunco
que cubre los barrotes del tragaluz. Me hieren, sí, me laceran con el recuerdo del astro que no
quierovolveraver.Señortodopoderoso,castigadmeconlaoscuridad,puesporjugarconelpoder
devuestrasluminariasmehalloaquícondenado.Lasombraesmidestino,mientrasnomelancéis
alabismointerminable.Noalcanzoaarrepentirme,Señor.¡Nosépordóndeempezaraarrepen
tirme!Noséapartirdecuándometransformédeobedienteesclavodevuestravoluntaddivinaen
transgresordevuestrassagradasleyes.Yesesemomentoelquebuscosincesarentremisrecuer
dos–lasúnicasimágenesquedesfilanantelapantallaoscuradeestaceldaparaponerordenami
pasado,paraentendersiesjusticiadivinaoerrordevuestroshumanosinquisidoreselquemeen
cuentreenesteterrenalpurgatorio.Parasabersideboresistircomounmártirydefenderlasver
dadesquemerevelasteisosidebopagarporunospecadosquenoalcanzoacomprender.
La oposición luz/oscuridad de estas palabras será conforme a otros aspec-
tos propios del Barroco en la novela, como la obsesión por las apariencias del
Corregidor Mejía Carvajal, que trata de emular en el Cuzco las fiestas de la cor-
te madrileña de Felipe IV o su posesión de una “cámara de maravillas”, donde
guarda, entre otras cosas, una princesa china momificada y objetos que proce-
den del ajusticiamiento de D. Rodrigo Calderón, quien fuera valido del Rey
Felipe III. El propósito de Bocanegra de convertir su iglesia en un baluarte co-
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CONCEPCIÓN REVERTE
ntra las fuerzas del mal, dotándolo de una rica ornamentación, deriva de las
directrices del Concilio de Trento, que hace hincapié en la importancia de los
signos externos, captados a través de los sentidos, para el afianzamiento de la
fe.
Volviendo a la cuestión angélica, que es la principal en la novela, Bocane-
gra está obsesionado con el tema a partir del estudio del LibrodelángelRaasiel
(escrito así en la novela),16 que llegó a sus manos durante su juventud, y que
será complementario de la Clavicula Salomonis, en poder de Montero, y de los
saberes angélicos de Tomás Puka. Juntos tratarán de descifrar el malakh (len-
guaje angélico ligado a la etimología de la palabra ángel en hebreo), para poder
invocar a las huestes del cielo. El proyecto de ornamentación que tiene Bocane-
gra para su iglesia de Andahuailillas contiene una representación del mundo
angélico, donde figura como aspecto central los cuadros encargados a Riaño
que representan a los siete arcángeles en presencia de Dios (Tobías 12,15), de los
cuales tres poseen nombres personales admitidos por la ortodoxia católica (San
Miguel, San Gabriel, San Rafael), mientras que los cuatro restantes tienen nom-
bres que varían y que proceden de fuentes diversas, incluyendo los dos libros
esotéricos que he citado más arriba. El libro de la Biblia en el que participan más
los ángeles es el Apocalipsis, que, como sabemos, es un texto lleno de oscuri-
dad, que trata de los últimos tiempos y el juicio final. El culto a los siete arcán-
geles recibió un gran impulso del franciscano Joannes Menesius de Silva (1431-
1482), más conocido como Amadeo de Portugal, quien influyó mucho en el
Papa Sixto IV, en los franciscanos y en los jesuitas, aunque la Contrarreforma
frenara este culto por miedo a desviaciones doctrinales.17 En la compleja cultura
de la Edad Media y la Edad Moderna, cada uno de los siete arcángeles posee
atributos propios, correspondiéndose con uno de los siete planetas según la
concepción de entonces (Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno),
los siete días de la semana, las siete virtudes teologales y cardinales y los dones
del Espíritu Santo, oponiéndose a siete diablos y los siete vicios principales.18 La
iconografía de los siete arcángeles se extendió mucho a raíz del descubrimiento
de las pinturas sobre ellos de la iglesia de Santa Ana en Palermo, Sicilia, en
1516, las cuales habían sido cubiertas con cal en fecha posterior a su factura; esta
iconografía llega al Nuevo Mundo, a través grabados, como los de Jerome Wie-
16 Este raro y enigmático libro, cuyos manuscritos datan de la Edad Media, existe en la realidad; cfr.
Fernando Martínez de Carnero.
17 Véase, por ejemplo, la conversación que mantienen Bocanegra y Montero sobre sus lecturas, ps.
142-149.
18 Cfr., por ej., Mujica: Ángelesapócrifos..., con un cuadro que lo resume en la p. 183; Alonso: Diccio
rix, que sirven de inspiración a cuadros americanos, a partir del siglo XVII.19
La creencia en los ángeles está en culturas precristianas y en las tres gran-
des religiones monoteístas: Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, con algunos
matices distintos.20 Esta tradición confluye en el mundo andino con otra exis-
tente entre los Incas, que es relatada tanto en la anónima Relacióndelascostum
bresantiguasdelosnaturalesdelPerú, como en la obra del cronista Juan Polo de
Ondegardo, los que refieren el culto a las aves rapaces por los indígenas: águila,
halcón y cóndor, que se identifican con unas criaturas invisibles que sirven de
criados al dios Viracocha, de ahí la importancia de las plumas como elemento
de ornamentación sagrado. También el Inca Garcilaso de la Vega trata de la
celebración del Inti Raimi en el Cuzco con curacas vestidos con alas de cóndor
(libro VI, cap. XX), como huaminca o ángeles guerreros. Todo esto se incluye en
la novela de Jarque, además de la identificación que hacen los indios entre el
dios Illapa, el rayo, con los arcabuces de los españoles.21 Hay que añadir que en
el Cuzco colonial la procesión del Corpus vino a sustituir la celebración pagana
del Inti Raimi, lo cual tiene asimismo interés en la novela por su participación
en ella de ángeles arcabuceros.
Según el Catolicismo y otras religiones, el hombre puede invocar a los se-
res espirituales, sean espíritus buenos y fieles a Dios (los que comúnmente lla-
mamos ángeles) o malos y rebeldes (los ángeles caídos, llamados genéricamente
demonios o diablos), de ahí la importancia de no equivocarse al pronunciar sus
nombres. La preocupación de Bocanegra, en su deseo de asociar a los ángeles en
la extirpación de idolatrías y combate al maligno, ligado entonces a las creencias
indígenas, estriba por ello en la correcta invocación y denominación de esos
seres espirituales, la que hace paradójicamente con libros como el Librodelángel
Raasiel y la Clavicula Salomonis, que quedan fuera de las lecturas permitidas y
que se citan en estudios sobre Esoterismo dentro de la demonología.22 En esta
época surge en Perú una secta indígena perseguida por los españoles, el Taki
Onqoy, que invoca a los espíritus considerados malignos, la cual está asimismo
en la novela, donde se define una de sus reuniones como “Una suerte de misa
negra” (p. 214), en la que los indios se convierten en “huacas” (algo sagrado).
Sí,alabadoSeñor.Ambossabíamosqueeraunaempresapeligrosa.Noestababiencontempladoel
- 300 -
CONCEPCIÓN REVERTE
usodeestosritualesenlaIglesia.LosdoctoresdelaInquisiciónqueríanacabarconlasprácticas
paganasdebrujería,peroestoeradistinto.¿NohabíansidolosángelesVuestrosmensajerosper
sonales,quieneshabíantraídoestapalabraalhombre?¿NonoslahabíaistraídoVosenestemo
mentodeamenazaparavuestrosfrágilesfieles?¿Nomehabíaisanunciadoensueñosloquede
bíamos hacer? Tanto un libro como el otro contenían sólo invocaciones a tus ángeles enviados.
Era la forma exacta de llamarlos y armarlos de poder contra las fuerzas del Mal. Eran simples
procesosdecomunicación.Ypronto,sí,muypronto,tuvimospruebasdesueficacia. Ps. 100-101.
23 Alonso, p. 170. Se trata de una suposición mía siguiendo la lógica interna de la novela, pero que
tendría que corroborar con su autora, ya que no soy experta en la materia.
- 301 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Y,noobstante,¡aydemí!,
osinvoco,pájaroscasiletalesdelalma,
sabiendoloquesois
¿DóndeestánlostiemposdeTobías,
cuandounodelosmásdeslumbrantesseirguióanteelsencilloumbral
unpocodisfrazadoparaelviaje,yyanoterrible
(jovenalosojosdeljovenque,curioso,lomiraba?
Siahoraelpeligrosoarcángelbajasedetrás
delasestrellas,sólounpaso,acá:haciaarriba
saltando,nuestropropiocorazónnosmataría.¿Quiénsois?25
Según la tradición extracanónica AlabanzadeJosé, Uriel dice: “He bajado a la tierra para
construir mi morada entre los hombres, y soy llamado Jacob”. El ángel se hace hombre.
¿Contra quién lucha Jacob?, se preguntaba hace unos días Bocanegra, al explicarle el
nuevo encargo. ¿Lucha tal vez contra sí mismo, contra su aceptación incondicional de
las órdenes de Dios? ¿Se funden ángel y hombre en esta figura que después de la lucha
cambia su nombre por el de Israel, padre de las doce tribus de su pueblo elegido? Ps.
183-184.
De ahí que esta novela se titule Yo ME perdono, con un juego de palabras
que remite a lo que dice el sacerdote, en nombre de Dios, en el sacramento ca-
tólico de la Confesión, que es lo que puede pensar un hombre en su perplejidad
y debilidad, arrogándose a sí mismo la clemencia y el perdón que corresponden
a Dios.
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CONCEPCIÓNREVERTE
Universidad de Cádiz
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LACORRESPONDENCIADELAAVELLANEDAACEPEDA:
PROBLEMASENTORNOALATRANSMISIÓNDELTEXTO
1.INTRODUCCIÓN
En 1951 Ricardo Gullón escribía:
Desde esa fecha, son varios los estudiosos que han dedicado su atención a
los papeles privados de Gertrudis Gómez de Avellaneda (Puerto Príncipe, 1814-
Madrid, 1873), la célebre escritora cubano-española, o hispano-cubana. Y, de-
ntro de estos papeles privados, a las cartas amorosas dirigidas por la autora de
Baltasar a Ignacio de Cepeda a lo largo de quince años, desde 1839 hasta 1854.
Estas cartas, publicadas póstumamente en 1907 y editadas de nuevo en
1914, ocupan un lugar primordial entre los papeles privados de la Avellaneda:
una de ellas es precisamente el cuadernillo mencionado por Gullón. Como la
obra literaria de la Avellaneda, dichas cartas pertenecen tanto a la literatura
española como a la cubana. Sobre ellas, decía Vicente Llorens: “Las cartas a
Cepeda forman el epistolario amoroso femenino más apasionado que hasta
ahora poseemos en lengua española, no muy abundante en testimonios de este
género” (Llorens, 1979, 574). Antes había escrito palabras parecidas el estudioso
cubano Salvador Bueno, quien las consideró “las más bellas cartas amorosas
que existen en lengua española” (Bueno, 1964: 40).
La mayoría de los estudios sobre estas cartas, al menos aquellos que hemos
podido consultar1, están centrados en la interpretación y análisis de esta corres-
1 Los trabajos revisados son los siguientes; entre los libros, la mayoría publicados en fechas relati-
vamente recientes y casi todos del ámbito feminista (campo en el que actualmente despierta
mayor interés la obra de la Avellaneda): la antología de Gertrudis Gómez de Avellaneda, Poe
síasyepistolariodeamorydeamistad. Edición, introducción y notas de Elena Catena (Madrid,
Castalia, 1989); LasRománticas.EscritorasysubjetividadenEspaña18351850, de Susan Kirkpa-
trick (Madrid, Cátedra, 1989); Deldominiopúblico:itinerariosdelacartaprivada, de Roxana Pa-
gés-Rangel (Amsterdam, Rodopi, 1997); Mi amor, mi juez: alteridad autobiográfica femenina de
Mercedes Arriaga Flórez (Madrid, Rubí, Anthropos, 2001) y Soycomoconsigaquemeimaginéis:
laconstruccióndelasubjetividadenlasautobiografíasepistolaresdeGertrudisGómezdeAvellaneday
SorJuanaInésdelaCruz, de Mary Torras (Cádiz, Universidad, 2003). En cuanto a los artículos,
podríamos mencionar: “La Avellaneda. Una mujer en sus cartas y en su poesía”, de Carmen
Bravo-Villasante, publicado en el folleto Gertrudis Gómez de Avellaneda, que incluye, además
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MILENA RODRÍGUEZ
La obra de Cruz de Fuentes, muy meritoria, por cuanto nos ha dado a conocer esta ex-
traordinaria correspondencia, adolece de graves faltas, aunque disculpables para la épo-
ca y circunstancias en que se publica: no conocemos los originales de esta corres-
pondencia, no sabemos si está publicada toda ella o, si por el contrario, varias cartas
quedaron inéditas; Cruz de Fuentes suprimió párrafos enteros, unas veces lo hace cons-
tar en nota, pero otras silencia los cortes, aunque el lector avisado advierte la maniobra
censoria. (Catena, 1989: 187)
del trabajo citado, otros dos de Gastón Baquero y José Antonio Escarpanter (Madrid, Funda-
ción Universitaria, 1974); “Epistolario amoroso de la Avellaneda”, de Salvador Bueno, perte-
neciente a su libro Temasypersonajesdelaliteraturacubana (La Habana: Unión, 1964); “La an-
gustia de una mujer indiana o el epistolario autobiográfico de Gertrudis Gómez de
Avellaneda”, de Eugenio Suárez-Galbán, incluido en L’ Autobiographie dans le monde hispani
que. Actes du Colloque International de la Baume-lès-Aix, 11-12-13 Mai 1979 (Aix en Proven-
ce, Université, 1980) y “Estrategias de seducción en un artificio epistolar de Gertrudis Gómez
de Avellaneda: Diario de amor”, de Paco Tovar, publicado en Anales de Literatura Española
(Alicante, Universidad, 2003).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Por su parte, Rosana Pagés Rangel, precisa algunas de las censuras del edi-
tor y relaciona su causa con razones sexistas. Así, escribe:
El editor censura varios pasajes y sustituye con puntos suspensivos las expresiones
“inspiradas en los celos”, que devoraban a la poetisa, y faltos por tanto de verdad (Nota
64). El lenguaje pasional y descontrolado del deseo, opuesto al lenguaje de la ley [...]
queda borrado por la mano editorial que contrarresta además, con su palabra constativa,
la palabra disruptiva y performativa de la escritora. (Pagés-Rangel 1997: 126)
2.LASEDICIONESDELORENZOCRUZDEFUENTES,1907Y1914
Los problemas con las cartas de la Avellaneda a Cepeda comienzan en la
propia edición. En 1907, Lorenzo Cruz de Fuentes, catedrático del Instituto de
Almonte, pueblo de Huelva en el que tenía su casa de veraneo la familia Ce-
peda, edita estas cartas, que les son entregadas, al parecer, por la viuda de Igna-
cio de Cepeda, María de Córdova y Govantes, a la muerte de Cepeda y por
indicación expresa de éste. Así, en el prólogo a esa primera edición, escribe
Lorenzo Cruz de Fuentes:
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MILENA RODRÍGUEZ
...unos manuscritos que paran hoy en nuestro poder, trasmitidos por el que fué su pro-
pietario el Ilmo. Sr. D. Ignacio de Cepeda y Alcalde; quien mirando en mí, no segura-
mente al más hábil de sus amigos, sino a uno de los más devotos y sinceros, quiso con-
fiarle el honroso encargo, que yo acepté agradecido como un halago de la fortuna, de
dar á los moldes de la imprenta tan preciosas reliquias. (Cruz de Fuentes, 1907: 3-4)
Y después, aclara:
...la Ilma D.ª María de Córdova y Govantes, viuda del Sr. Cepeda, ha querido rendir un
homenaje de cariño á la venerenda memoria de su esclarecido esposo, costeando la pre-
sente edición, que seguramente le agradecerán los amantes de las buenas letras. (Cruz
de Fuentes, 1907: 10)
Va enriquecida la colección con trece cartas, que si no han traído nuevo interés sobre las
cuarenta ya publicadas, sirven de modo admirable para robustecer el encadenamiento
de las ideas, enlazando lo que antes pudo parecer suelto ó sin sentido, en aquella co-
rrespondencia muy difícil de coordinar por carecer de fechas la mayoría de los manus-
critos. (Cruz de Fuentes, 1914: 14)
Por designación del señor director de esta Academia he examinado el libro titulado La
Avellaneda.Autobiografíaycartasdelailustrepoetisahastaahorainéditas, con un prólogo y
una necrología, por D. Lorenzo Cruz de Fuentes (Huelva. -1907), quien, como Catedrá-
tico del Instituto general y técnico de Huelva, solicita que esta obra le sirva de mérito en
su carrera. (Rodríguez Marín, 1914: 19)
cen, pues, no haber sido vistos por nadie más. Y, en estas fechas, como hemos
dicho antes, se encuentran misteriosamente desaparecidos, sin que nadie haya
querido, o podido, dar una explicación coherente sobre dicha desaparición2.
En esta segunda edición de 1914, Cruz de Fuentes y también Rodríguez
Marín sostienen que han sido agregadas trece nuevas cartas de la Avellaneda a
las cuarenta publicadas en 19073; en realidad, no son trece, sino catorce las nue-
vas cartas. Pero, sobre todo, en esta segunda edición, Cruz de Fuentes rompe el
orden que él mismo había establecido en 1907 y que resultaba de utilidad para
identificar estas cartas. Las nuevas cartas se entremezclan entre las ya existen-
tes, no se añaden al final. En sus notas al texto, Cruz de Fuentes argumenta en
ocasiones por qué coloca en un sitio determinada carta, basándose en la fecha
que le atribuye, pero esto no lo hace siempre; además, no especifica, en los casos
en que hubiera sido preciso, que se está en presencia de una carta inédita, no
incluida en la primera edición; ni tampoco justifica, en aquellas ocasiones en
que cambia el orden anterior, cuáles son los motivos en los que se apoya. Así,
las cartas no sólo adquieren en 1914 una nueva disposición en el libro, sino que
Cruz de Fuentes ni siquiera señala el número que tenía cada una en la edición
de 1907; de esta forma, contribuye a aumentar la confusión que él mismo ha
creado. Si ahora queremos citar estas cartas, debe ser el crítico o el investigador
el que tenga que cotejar ambas ediciones, averiguar cuáles son las nuevas cartas
añadidas y dónde está su correspondiente en cada edición. En la siguiente tabla
puede apreciarse la correspondencia entre las cartas en cada una de las edicio-
nes, notándose además que las cartas nuevas son catorce y no trece (sigo la nu-
meración, arábiga o romana, utilizada por Cruz de Fuentes de modo alterno en
cada una de las ediciones):
2 Nosotros intentamos ponerme en contacto con los supuestos herederos o depositarios de los ma-
nuscritos originales. Logramos hablar con la nieta de Lorenzo Cruz de Fuentes, María Victoria
Cruz del Pozo, quien nos aseguró que los manuscritos sólo estuvieron en poder de su abuelo
de modo provisional, y que, en algún momento que no supo precisar, fueron devueltos a sus
dueños, la familia Cepeda-Córdova. Su afirmación se basaba además en el hecho de que entre
los papeles dejados por su abuelo, y revisados por ella, no se encontraban dichos manuscritos.
No nos fue posible comunicarnos con ninguno de los miembros de la familia Cepeda-
Córdova; sólo conseguimos hablar con el escritor Juan Villa, residente en Almonte, lugar de
origen de la familia Cepeda, y autor de una reedición de las cartas de la Avellaneda realizada
por la Diputación de Huelva en 1997, que reproduce la versión de 1914. Villa nos aseguró que
él conocía y había tenido cierta relación con la familia Cepeda, y que sus descendientes decían
no haber visto nunca los manuscritos originales, y afirmaban desconocer que había sucedido
con ellos.
3 Aunque se habla siempre de la cifra de 40, se trata en realidad de 41; esta última carta, que en
realidad es la primera en todas las ediciones, es la denominada por Cruz de Fuentes “Auto-
biografía” y es el mismo cuadernillo al que se refiere Gullón.
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MILENA RODRÍGUEZ
1914 1907 CARTASNUEVASEN1914
Carta 1ª Carta I
Carta 2ª es carta nueva, no aparece en 1907 1
Carta 3ª Carta II
Carta 4ª es carta nueva, no aparece en 1907 2
Carta 5ª Carta III
Carta 6ª Carta IV
Carta 7ª Carta V
Carta 8ª Carta VI
Carta 9ª Carta VII
Carta 10 Carta VIII
Carta 11 es carta nueva, no aparece en 1907 3
Carta 12 Carta IX
Carta 13 Carta X
Carta 14 Carta XII
Carta 15 es carta nueva, no aparece en 1907 4
Carta 16 es carta nueva, no aparece en 1907 5
Carta 17 es carta nueva, no aparece en 1907 6
Carta 18 Carta XI
Carta 19 Carta XIII
Carta 20 Carta XIV
Carta 21 Carta XV
Carta 22 Carta XVI
Carta 23 Carta XVII
Carta 24 Carta XVIII
Carta 25 Carta XIX
Carta 26 Carta XX
Carta 27 es carta nueva, no aparece en 1907 7
Carta 28 Carta XXI
Carta 29 es carta nueva, no aparece en 1907 8
Carta 30 es carta nueva, no aparece en 1907 9
Carta 31 Carta XXII
4 Por error, Cruz de Fuentes repite el número 47 de las cartas; le hemos añadido el carácter b a la
segunda para diferenciarla de la primera. Este error es el que motiva que tanto él como Ro-
dríguez Marín afirmen que son trece y no catorce las cartas nuevas.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
1914 1907 CARTASNUEVASEN1914
Asociada a esta cuestión del orden (desorden) de las cartas, podemos to-
davía añadir un dato más: un fragmento de la Carta 2ª (1914) que, como hemos
visto en la tabla anterior no aparece en la edición de 1907, es, sin embargo, ci-
tado por Cruz de Fuentes en el prólogo de esta primera edición, sin que sea
advertido el lector, por otra parte, de que la carta no ha sido incluida en el libro.
En la segunda edición de 1914, Cruz de Fuentes tampoco ofrece ninguna expli-
cación al respecto.
Pero lamentablemente los problemas textuales con estas famosas cartas de
la Avellaneda no terminan aquí. Si uno lee y compara ambas ediciones de esta
correspondencia, puede percibir numerosos retoques en las mismas; unos arre
glos que llegan a producir en determinado momento asombro y estupor porque
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MILENA RODRÍGUEZ
1907: “... que nadie más que usted en el mundo,tenga noticia de que ha existido” (13)
1914: “... que nadie más que usted en el mundo tenga noticia de que ha existido” (39)
1907: “Usted sabe, que he nacido en una ciudad del centro de la isla de Cuba” (14)
1914: “Usted sabe que he nacido en una ciudad del centro de la isla de Cuba” (39)
1907: “... le dije que me daría la muerte antes que casarme con el hombre, que me desti-
naban” (26)
1914: “... le dije que me daría la muerte antes de casarme con el hombre que me destina-
ban” (58) [nótese que aquí, además, Cruz de Fuentes sustituye el que por de, a pesar de
que el primero es tan correcto como el segundo]
1907: “... el mundo, amigo mío, se venga cruelmente del desprecio, que se le hace” (28)
1914: “... el mundo, amigo mío, se venga cruelmente del desprecio que se le hace” (62)
1907: “... deseaba emociones débiles y pasajeras, que me preservasen del tedio sin pro-
mover el sentimiento” (36)
1914: “...deseaba emociones débiles y pasajeras que me preservasen del tedio sin pro-
mover el sentimiento” (73)
1907: “... me juraba se daría un pistoletazo, si no me casaba con él antes de tres meses”
(41)
1914: “...me juraba se daría un pistoletazo si no me casaba con él antes de tres meses”
(80)
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
1907: “... sería muy despreciable a mis ojos, si hubiera procedido de otro modo” (42)
1914: “... sería muy despreciable a mis ojos si hubiera procedido de otro modo” (82)
Hay que decir, además, que, en ocasiones, Cruz de Fuentes lleva a cabo
justamente la corrección contraria; o sea, añade comas que no aparecían en la
primera edición (ni en los manuscritos originales, debemos suponer). Pero tam-
bién sustituye las comas por dos puntos, o coloca dos puntos donde antes no
había ningún signo de puntuación. Valga como ejemplo el cambio producido en
la Carta 13 (1914), correspondiente a la Carta X (1907):
1907: ¡Desgraciados los que quieren apretar el corazón hasta romperlo: los que dan im-
pulso á una máquina sin saber si tienen fuerzas para detenerla cuando quieren! Es santa,
es sagrada la vida del corazón y nos empeñamos en gastarla. Por que todo se gasta, to-
do! Hoy no puedo resistir mi corazón: me ahoga! (70)
1914: ¡Desgraciados los que quieren apretar el corazón hasta romperlo, los que dan im-
pulso a una máquina sin saber si tienen fuerzas para detenerla cuando quieren! Es santa,
es sagrada la vida del corazón, y nos empeñamos en gastarla. ¡Porque todo se gasta, to-
do!¡Hoy no puedo resistir, mi corazón me ahoga! (125-126)
1907: “Mamá le amó acaso con sobrada ligereza, y antes de los 10 meses de haber que-
dado huérfanos tuvimos un padrastro” (15)
1914: “Mamá le amó, y antes de los diez meses de haber quedado huérfanos, tuvimos un
padrastro” (42)
1907: “¡Cuántas veces lloré en secreto lágrimas de hiel, y pedí a Dios que me quitase la
ecsistencia [sic], que no le había pedido, ni podía agradecerle!” (28)
1914: “¡Cuántas veces lloré en secreto lágrimas de hiel, y pedí a Dios me quitase la exis-
tencia!” (61)
Preguntádselo también a este cielo que ostenta sobre nosotros sus bóvedas eternas: él
sabe cuántas veces le rogué me descargase del peso de una existencia que no le había
pedido, ni podía agradecerle (Avellaneda, 2003: 207).
- 315 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
escribe para ser leída por una sola persona: el amado; y aún cuando parece pen-
sar que ese texto no merece otro destino que el fuego. Lo que sí queda claro es
que la supresión de esta frase supone que Cruz de Fuentes hurte también a los
lectores de la segunda edición de las cartas la posibilidad de especular con esta
¿involuntaria? correspondencia entre personaje y autor, entre mujer y esclavo
(cabría añadir), que desliza la Avellaneda.
Después de estos ejemplos, que no agotan las modificaciones de Cruz de
Fuentes, nos parece apropiado exhortar a mantener cierta cautela, cierta pru-
dencia en la interpretación de estas cartas; interpretación que, a nuestro juicio,
debe extenderse también, como hace Pagés-Rangel, a la propia labor editorial.
Asimismo, nos parece recomendable que el despistado lector sea advertido de
que se acerca a un material que no posee toda la legitimidad o garantía espera-
das.
3.ELDIARIODEAMOR
Pero los problemas con las cartas de la Avellaneda a Cepeda no terminan
en Cruz de Fuentes. En 1928 se editó un libro con varias cartas de la Avella-
neda, supuestamente inéditas, bajo el título de Diariodeamor. Según su compi-
lador y prologuista, el escritor argentino Alberto Ghiraldo, se trataba de unas
cartas que una desconocida pariente de la Avellaneda le había entregado. La
edición de Ghiraldo está dedicada precisamente a esta extraña y desconocida
pariente y dice textualmente:
Dedicatoria
A la señora Gertrudis Gómez de Avellaneda y de Porras:
A usted, que puso en mis manos las cartas de su antecesora ilustre, con las que yo he
compuesto este libro; a usted, señora; a usted, mujer; digna heredera de aquel gran espí-
ritu, dedico en esta página mi labor de ordenador y prologuista (Ghiraldo, 1928: 7)
En el breve prólogo del libro, Ghiraldo no ofrece ningún dato más sobre es-
ta supuesta pariente ni sobre cómo llegan a sus manos las cartas; señala sólo
que “una feliz indiscreción familiar, o más bien dicho, un rasgo de vanidad
justificada, nos ha puesto en posesión de estas cartas de amor de la Avellaneda”
(Ghiraldo, 1928: 9). Ghiraldo tampoco aclara a quién iban dirigidas estas su-
puestas nuevas cartas de la Avellaneda.
En realidad, este libro es un fraude, un plagio. Lo que hace Alberto Ghi-
raldo es reproducir algunas de las cartas de la Avellaneda a Cepeda publicadas
por Cruz de Fuentes en sus dos ediciones. Pero lo hace cambiando su orden,
suprimiendo párrafos enteros y hasta el nombre de Cepeda en todos los lugares
- 316 -
MILENA RODRÍGUEZ
en los que aparece, que no son pocos; y alterando también, en ocasiones, la re-
dacción y el estilo de la Avellaneda (por ejemplo, se eliminan a menudo esos
cambios en el trato tan peculiares en las cartas, en las que la Avellaneda llama
indistintamente a Cepeda de tú o de Ud. Ghiraldo convierte en tuteo casi todos
los tratamientos de Ud.). De este modo, el libro de Ghiraldo supone un falsea-
miento doble: no se limita a vender como inéditas unas cartas ya publicadas;
sino que, además, altera dichas cartas, a menudo gravemente, llegando incluso
a mutilarlas.
Resulta evidente un claro propósito en Ghiraldo de rizar el rizo romántico
de las cartas amorosas de la Avellaneda. Así, las cartas se presentan agrupadas
como si constituyeran una novela, novela en la que el amor y la pasión son pro-
tagonistas exclusivos y absolutos. De este modo, desaparecen de los textos to-
das las referencias a la cotidianidad5; y también ciertas menciones con nombre y
apellidos que hacía la Avellaneda del que fuera su esposo o de antiguos aman-
tes: Sabater es eliminado6 y Tassara se convierte en X (Carta XIII [es Carta
XXVII, 1907]: 156-158); o incluso, en las cartas correspondientes a fechas más
avanzadas, se suprime la alusión que hace la autora a su condición de viuda7:
suponemos que una viuda no es un personaje protagónico apropiado para la
fulgurante novela romántica que quiere fabricar, y de hecho fabrica, Ghiraldo.
Escribe el prologuista:
...estas páginas fulgurantes que hoy, coordinadas y ordenadas por nosotros en capítulos
de libro, ofrecen el inapreciable interés de una novela vivida, la novela de amor en que
ella, la autora desesperada y sangrante, es la propia protagonista extraordinaria. He
aquí, desnuda, con la desnudez de una estrella, el alma de una gran escritora (Ghiraldo,
1928: 11)
5 Véanse, por ejemplo, la Carta XIX (es Carta XXV, 1907), p. 202; la Carta XX (es Carta XXXIX, 1907),
p. 214; o la Carta XXI (es Carta XXXX, 1907), p. 215 y 218.
6 Véase Carta XI (es Carta XXVII, 1907), p. 141; Carta XII (es Carta XXIX, 1907), p. 152 y la Carta XIII
guiente frase: “Pedirías a una viuda cuentas de su corazón en un pasado, que cesó de pertene-
cerle a ella misma desde que un hombre incomparable la colocó bajo la égida de su nombre
respetado?” (Cruz de Fuentes, 1907: 107).
- 317 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
tura”; y “Cenizas”.
Sólo al hablar de la “Autobiografía”, que no es otra cosa que el famoso
cuadernillo de 1839, sugiere Ghiraldo, aunque sin decirlo explícitamente, que se
trata de un texto ya conocido; pero se cuida de mencionar el nombre del desti-
natario, Cepeda; y, aún menos, el del editor de las cartas; o sea, Lorenzo Cruz
de Fuentes. Así, Ghiraldo escribe en nota al pie:
Anteponemos a las cartas de amor, y como primer capítulo de este “Epistolario”, la au-
tobiografía de la Avellaneda, página íntima y casi desconocida, documento psicológico
importantísimo, salvado, contra la voluntad expresa de su autora, por la infidencia de
aquel a quien fue dedicado, el mismo personaje masculino de esta crónica pasional, tan
llena de verdad humana.
Se sabe que esta “Autobiografía” precedió a la redacción de las “Cartas”, que, en reali-
dad, vienen a ser como la continuación de la presente confesión, o sea, el prólogo del
diario amoroso comenzado cuando la escritora cubana estaba en plenitud de su vida, en
el año de 1839, a los veinticinco de su edad. (Ghiraldo, 1928: 17-18)
A pesar de esta advertencia, no son pocos los críticos y estudiosos que ci-
tan esta recopilación de cartas sin mencionar el plagio y algunos utilizan, ade-
más, este título, Diario de amor, de indudables resonancias negativas, como el
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MILENA RODRÍGUEZ
OBRASCITADAS:
BUENO, Salvador (1964). “Epistolario amoroso de la Avellaneda”. Temasypersonajesde
laliteraturacubana. La Habana: Unión: 29-40.
COTARELO Y MORI, Emilio (1930). La Avellaneda y sus obras: ensayo biográfico y crítico.
Madrid, Tipografía de Archivos.
GÓMEZ DE AVELLANEDA, Gertrudis (1907). LaAvellaneda.Autobiografíaycartasdela
ilustrepoetisahastaahorainéditas. Con un prólogo y una necrología de Lorenzo Cruz
de Fuentes. Huelva: Imprenta y papelería de Miguel Mora y compañía.
___ (1914). Autobiografíaycartas(hastaahorainéditas)delailustrepoetisaGertrudisGómezde
Avellaneda. Con un prólogo y una necrología de Lorenzo Cruz de Fuentes. Segunda
edición corregida y aumentada. Madrid: Imprenta Helénica.
___ (1989). Poesíasyepistolariodeamorydeamistad. Edición, introducción y notas de Elena
Catena. Madrid: Castalia e Instituto de la Mujer.
8 A partir de 1959, se han realizados en Cuba dos ediciones de esta correspondencia; ambas se basan
en la edición de 1907 de Cruz de Fuentes, por lo que excluyen las cartas nuevas introducidas
en 1914. En los dos casos el título elegido es Diariodeamor. (Véase Gertrudis Gómez de Ave-
llaneda. Diariodeamor, La Habana: Letras cubanas, 1969 y Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Diariodeamor. Prólogo y notas de Bernardo Callejas, La Habana: Letras cubanas, 1981 (2ª edic.
1993).
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
MILENARODRÍGUEZGUTIÉRREZ
Universidad de Granada
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A.DEVALBUENA,M.MENÉNDEZPELAYO
EIGNACIOMONTESDEOCA
§ I. LA FIGURA DE D. ANTONIO DE VALBUENA muy poco o nada dice a las
actuales juventudes universitarias y, en cambio, casi todos sus contemporáneos
que, por uno u otro motivo, se cruzaron en su camino, han pasado al panteón
ilustre de los consagrados; aunque sea ‘ilustre’ es sin embargo panteón, y es
usualmente frecuentado por el mundo de las letras. Es cierto que en estos últi-
mos tiempos los estudiosos leoneses han dirigidos sus esfuerzos a reivindicar1 la
figura de Valbuena con un análisis sereno y objetivo de su obra, si es que cabe
serenidad ante la sola lectura de algunas de sus producciones.
Uno se pregunta: ¿cómo es posible que después de escribir más de 40 li-
bros, o mantener sus diatribas antiacadémicas con motivo del Diccionario de la
RAE de 1884, durante más de cuatro años, o de haber cultivado con mayor o
menor fortuna casi todos los géneros literarios –salvo el teatro-, haya sido rele-
gado a la modesta condición de escritor sin pena y sin gloria al que sólo el fer-
viente amor de sus paisanos intenta salvar del olvido total? Homero Serís, en su
Bibliografía de la Lingüística Española (Bogotá 1964) despacha a Valbuena con
cuatro fichas; Simón Díaz trae en su Manual de Bibliografía los números 12282-
12289.
§II.LAFIGURADEDONMARCELINO
Aunque pudiera parecer extraño, traer a colación la figura de Menéndez
Pelayo forma una tripleta un tanto heterogénea –un Obispo poeta, un crítico
aclamado y temido por lo acerbo de sus comentarios y un académico el más
insigne polígrafo acaso que haya tenido España-, y debo justificar la presencia
del primero y, sobre todo, del último que indirectamente se vio enredado en la
polémica; esta fue mantenida fundamentalmente entre Valbuena y Montes de
Oca y es una más de las innumerables que el escritor leonés mantuvo con aca-
démicos, con poetas –malos poetas- de allende el océano o de la propia
.península. Indirecta, pues, la intervención de D. Marcelino del que no tenemos
una respuesta directa a los ataques de Valbuena aunque sí haya sido el pole-
mista el que nos haya transmitido la reacción de Menéndez Pelayo: nunca haría
1 Entregado ya este artículo, acaba de aparecer (León, Diciembre, 2007) un libro de 524 págs., titula-
do Antonio de Valbuena (18441929.Poeta, narrador y crítico polémico, cuyo autor es Joaquín Se-
rrano y Serrano. Lo edita el Servicio de Publicaciones de la Universidad de León, y con él la
figura del polémico Valbuena tiene ya para los estudiosos un punto de referencia seguro con.
el que resistir a la inexorable ley del olvido.
- 321 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
§ III. LAS ELOGIOS DE ENRIQUE CALCAÑO A ESCRITORES DE FINALES DEL XIX
FRENTEALASCRÍTICASDEVALBUENA
Joaquín Serrano y Serrano3 publica, extractado de LaIlustraciónEspañolay
Americana4, un documento, Carta Literaria, en el que entre otros varios asuntos
culturales se habla de los autores de la época de Valbuena. Me limitaré a co-
mentar la opinión de este Calcaño sobre los autores contemporáneos que apare-
cen, sin entrar a fondo en el asunto de las relaciones de esta revista con nuestro
autor; sólo recordaré unas palabras de los RipiosAristocráticos:
«Yo censuro los malos versos dados á la luz pública, los malos versos que se venden en
las librerías ó que sirve á sus suscritores LaIlustraciónEspañolayAmericana.Si hay mal
en hablar de ciertas cosas, no es mía la culpa, sino de los marqueses que hacen sonetos
interiores. Y que los publican, pues todavía no es lo peor hacerlos, sino publicarlos».
Aunque es cierto que, sin rodeos, antes en los Ripio Ultramarinos5 había es-
crito:
«¿Dónde les parece á ustedes que había yo de ir á buscar el cuerpo del delito?
A casa de la gran encubridora de los delitos de esa índole: á las columnas de la Ilustra
ción Española y Americana»
2 Cf. RipiosAcadémicos, cap. II. Única respuesta airada de Don Marcelino ante las critica vertidas por
Valbuena en estos dos capítulos de lo RipiosAcadémicos, y, claro está, contada por Valbuena
que ‘amortigua’ su expresión con un “como creo que te pusiste hablando de mí “.Cf Joaquín
Serrano y Serrano .PolémicasdeAntoniodeValbuena…EH, Filología , 28, 2006, p.202
3 Escritores españoles en 1884.
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ANTONIO ROLDÁN
“Cheste, el trovador épico, con la ferrada armadura del Orlando, que tan bien sienta a
su pecho de caballero; Cánovas, con su culto a todo lo respetable, con su amor a todo lo
grande, con su lira de poeta, su pluma de historiador y su elocuencia de trueno; Núñez
de Arce, que siente como ángel y escribe como con pluma de cisne y tinta de aurora; los
Guerra y Orbe, que serían los Argensola si no fueran más dulces, o los Moratines si no
fueran más sabios; Castelar, el gigante de la tribuna el opresor de todas las sensibilida-
des, el déspota de todos los auditorios, que encanta o aterra, levanta o derriba, entu-
siasma o deprime, según sea en perlas, en huracán, en manojos de luz, en lava hirviente,
en notas de ruiseñor o en rugidos de león que conviertan sus labios la palabra que viene
del rico fondo de su alma; Campoamor, el poeta filósofo cuya fantasía vuela por los es-
pacios del sentimiento con las alas irisadas del colibrí, y cuya poesía penetra al corazón
como penetra el rayo de luz a través de las linfas cristalinas; Cañete, el de la cítara clá-
sica, el de la crítica educadora, el que enseña si habla, y leyendo deleita; Tamayo, el Es-
quilo español, el de la gran gloria y el punible silencio; Alarcón, el poeta cristiano, el
hablista puro, el fecundísimo novelador, que ha tomado a su cargo inocular en los hoga-
res las austeras virtudes del alma y las santas obligaciones del bien, con la miel de su es-
tilo seductor y el palpitante interés de sus creaciones originales; Valera, escritor eximio,
pluma que destila luz y dibuja elegancias; Rodríguez Rubí, dominador de la escena,
creador singular, astro nunca puesto en el cielo de las glorias dramáticas de España; Ar-
nao, alma de artista enamorada de la armonía, alondra que se goza en la luz y cuyocan-
to embalsama el ambiente como flor de primavera o pebetero oriental; Menéndez Pela-
yo, el milagro que pasma, el prodigio que fascina con el primor de su ciencia universal y
con aquel cerebro codicioso que se ha absorbido todas las facultades y aptitudes que la
Naturaleza distribuye equidad entre los hombres; Molins, el poeta caballero y escritor
amenísimo, el opulento de fama, que reparte generosas glorificaciones a todos los inge-
nios de la patria; Zorrilla, la celebridad de siempre, el fundador de una época literaria, el
cantor de María, el autor del CristodelaVega;Echegaray, cerebro-volcán donde se elabo-
ran terrores y agonías bajo florido césped de encantadora versificación; Mir, castizo co-
mo Santa Teresa, profundo y claro como los mares meridionales de la América; y la pa-
labra poderosa de Pidal y de Romero Robledo, y el saber de Cueto, de Pascual y de
Saavedra; y la pluma fecunda de Casa-Valencia, de Pi y Margall, de Castro y Serrano, de
Fernández, de Nocedal, de Galindo, de Batantes, de Silvela, de Benavides, de Catalina,
de Tejada y de Madrazo; y Velarde, Grilo, los dos Palacios, el Duque de Rivas, García
Gutiérrez, Villahermosa, Fernández Shaw, y cien más, con los variados tonos de su de-
leitoso canto poético”.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
1.Cañete,eldelacítaraclásica,eldelacríticaeducadora,elqueenseña
sihabla,yleyendodeleita,
«Porque, eso sí, usted será mal escritor ¿qué digo, será? lo es usted positivamente, muy
mal escritor, en verso y en prosa, pues ni en prosa ni en verso tiene usted inspiración, ni
estilo, ni nada, más que un poco de baja erudición, como se lo probaré á usted... porque
yo digo las cosas y las pruebo.., como se lo probaré á usted cuando empiece á recoger los
Ripios Académicos; pero como no hay nadie en el mundo que no sirva para alguna cosa y
que no tenga su especialidad, usted, que no sirve para escritor, es usted un excelente
acumulador de salarios, Y uno por la Academia, otro por Fomento ó por Gracia y Justi-
cia, otro por una empresa particular de beneficencia, otro por el periódico de Cuba, en
fin, que reune usted lo necesario para comer en LosCisnestodos los días qué no está us-
ted convidado en casa de alguno de esos marqueses productores de ripios. Mi amigo
Clarindice que le ha visto á usted muchas veces.
Pero bueno; con su pan se lo coma usted,
(…) babosear… ¡Hombre! me gusta el verbo. Y me alegro de que sea usted el que le ha in-
6 Ripios Aristocráticos XV, p. 147; todo el capítulo está dedicado a Cañete; con juicios del siguiente
tenor:
« (p.149) Porque con pocos ejemplos así, no vaáquedar un alma que no se convenza de que
usted y los demás cultivadorescomo usted de la literatura académico-fútil, es decir, académi-
co-académica no son más que unos fantoches ridículos, que sólo pueden pasar por literatos ó
por personajes á favor de la oscuridad y del misterio.
¡Vaya con el Sr. Ca... ca... ñete ó Cucañete, qué vocabulario ha sacado á última hora!
«Erialdelopedestre...»«lodazaldelochabacanoydeloinmundo...»«tropaligeradelperiodismo.. »
«ignorancia». . .» «insolencia...» «escritos groseros e insulsos...» «engendros...» « Sandeces...» «tan
ayunosdeingeniocomodeciencia...»«babosear...»«repugnante...»etc., etc.
«Le refriego á usted así sus productos por los hocicos, como se les hace á los gatos etc.».
ventado7».
Téngase en cuenta que el verbo ya en 1884 existía ; luego por esta afirma-
ción de Valbuena hay que pensar que se le da un nuevo significado despectivo..
2. Cánovas, con su culto a todo lo respetable, con su amor a todo lo
grande,consuliradepoeta,suplumadehistoriadorysuelocuenciadetrue
no.
A Cánovas le dedicaría Valbuena todo un capítulo, el XV, de sus RipiosUl
tramarinos8,pero antes, en los Aristocráticos9 habíaescrito:
«En fin, él caso es que usted [Se refiere al vizconde de Campo Grande] se ha dejado en-
gañar, y ya no tiene remedio; pero, ¿quién le ha engañado á usted? Vamos á
ver...Siempre sería Cánovas. Lo que es el que le metió á usted á sonetero fué D. Antonio
Cánovas, de seguro. Rivalidades de clase; porque ya sabe usted que D. Antonio también
es visconde...al natural. A más de que ese es el oficio del diablo, y de D. Antonio, que le
imita en eso y en otras cosas. El diablo, ya que él está perdido, procura perder á los de-
más, Y D. Antonio, ya que él hizo aquellas fechorías poéticas de Losamoresde laluna yLa
golondrinaaventurera,procura hacer caer á los otros en iguales delitos.
Y usted, pobre hombre, digo pobre vizconde, inexperto é incauto, pero no impermeable
á las malignas insinuaciones de Don Antonio, ha caído usted en el garlito
Quiero decir, en el soneto».
7 Cf . FedeerratasdelDiccionario, (3ª ed, 1891), tomo I, p.118 y ss. Valbuena da a la palabra ‘babosear’
un sentido figurado.despectivo.
8 Monton 1º, pp. 185 y ss,.Véase en la Antología. He aquí el principio:
XV
Quimeras..
Quimerasse llama la última poesíade D. Antonio.
Entiéndase que al decir la última, no quiero significar que D. Antonio, en su maldita fecundi-
dad antipoética, no haya producido después ninguna otra, sino que es la última que ha llega-
do á mis manos, por la benevolencia de un amigo.
Benevolencia que D. Antonio llamará seguramente malevolencia...
¿Que qué D. Antonio es éste, preguntan ustedes?
¡Toma! Pues D. Antonio Cánovas.
¿Que por qué ha de figurar D. Antonio en un libro de RIPIOS ULTRAMARINOS?
¡Ah! Pues por dos razones principales.
La primera, porque á D. Antonio le gusta figurar en todo. (p. 186) Y la segunda, porque D.
Antonio fué Ministro de Ultramarantiguamente.
Muy antiguamente, pues D. Antonio es ya muy antiguo.
Y si cometió ripios, que sí los cometería siendo Ministro de Ultramar,me parece que bien justo
es incluírselos entre los Ripios ULTRAMARINOS.
9 RipiosAristocráticos, XII, p.115, y otros muchos lugares
- 325 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
3.Cheste,eltrovadorépico,conlaferradaarmaduradelOrlando,quetan
biensientaasupechodecaballero.
Frente a este parco (¿forzado?) elogio, compárense las 9 págs. de los Ripios
Aristocráticos,cap IV, (amen diversas alusiones despectivas), donde entre otras
reticencias, afirma Valbuena:
10 Es el seudónimo con el que publica LosRipiosAristocráticos. Utilizo la 4ª edición que trae el seudó-
nimo debajo del nombre del autor. En el prólogo se señala que al frente del libro Los Editores
pusieron una nota de 2 págs. y media que entre otras cosas dicen:« ¡Lo que sentimos de veras
es no poder revelar el nombre del autor, que sería la recomendación máseficaz; pero su modes
tiano nos 1oconsiente. Modestia por cierto bien inútil, pues entre las personas acostumbradas
á conocer estilos, á nadie ha podido ocultarse ni tras de lo prosaico del pseudónimo, cuya
elección es uno de los mejores chistes de la obra, el castizo prosista, el cáustico é intencionado
escritor, que comenzó á darse á conocer procurándose, por la dureza é inflexibilidad de sus
juicios etc. etc » (p.6-7)
- 326 -
ANTONIO ROLDÁN
4.MenéndezPelayo,elmilagroquepasma,elprodigioquefascinacon
elprimordesucienciauniversalyconaquelcerebrocodiciosoquesehaab
sorbidotodaslasfacultadesyaptitudesquelaNaturalezadistribuyeequidad
entreloshombres.
Y he aquí la opinión de Valbuena (RipiosUltramarinos,I, pp.18-19):
« ¡Ah! ¡Si les digo a ustedes que parece enteramente una traducción de los de Marcelino
Menéndez Pelayo! El cual, aunque no es duque ni marqués, se parece mucho á los mar-
queses y á los duques en una cosa: en hacer malos versos.
Con la particularidad de que siempre los hace malos; lo mismo que sean originales, que
traducidos».
« ¡Lástima que el rasgo del joven prologuista no sea del todo original!
Que no lo es; porque se parece mucho al del predicador aquel que, precedido de grandí-
sima fama, se subió al púlpito de una aldea y exclamó con voz estentórea: ¡No hayDios!
quedándose callado por espacio de dos ó tres minutos.
Y sólo cuando los feligreses, asustados en el primer instante, se preparaban á tomar co-
ntra él alguna medida salvadora, como la de hacerle bajar del púlpito, considerándole
caso patológico, añadió á media voz: «Dicenlosateos.»
Lo que hay es que aquí andan invertidos los términos; porque no es la exclamación ini-
cial del prólogo, sino las explicaciones que vienen detrás, las que pueden acusar, ya que
no locura, por lo menos debilidad y condescendencia.
Mas dejemos el prólogo, y vamos al grano. O á la paja, que en esto puede haber opinio-
nes. En fin, á los versos del marqués coleccionados en el libro que, por supuesto, esta
impreso con lujo.
Es otra condición de todos los libros que no sirven. Ya se sabe, muy buen papel, tipos
nuevos, y prólogo de Menéndez Pelayo.
Y versos rematadamente malos, ó prosa de la misma calidad».
5.Molins,elpoetacaballeroyescritoramenísimo,elopulentodefama,
querepartegenerosasglorificacionesatodoslosingeniosdelapatria.
Y en los Ripios AristocráticosValbuena le dedica todo el cap. III pp. 35-42:
«Ahí tienen ustedes al marqués de Molins, muy señor mío,- y supongo que también de
ustedes; pero, sobre todo, de la embajada de Paris, que ha usufructuado unos seis años,
para lo cual no necesitó el viejo moderado y aun polaco12 más que resellarse de liberal
11 Pág. 122
12 Dícese del partido político que gobernó en España de 1850-54
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
conservador».
6.ElDuquedeRivas,..ycienmás,conlosvariadostonosdesudeleitoso
cantopoético.
Valbuena le dedica los capítulos XXII y XXIII de los RipiosAristocráticos; ex-
traigo del primero:
«Tentaciones me dan de creer que tenía razón D. Luis González Bravo cuando llamaba
calamidad al ilustre duque do Rivas.
Pues para la literatura lo fué realmente. Por aquello que, al explicar su apóstrofe, decía
D. Luis; por haber formado toda una familia de poetas, todos malos.
¡Y malos de veras!
Tan malos, como D. Leopoldo Augusto de Cueto, modernamente marqués de Valmar,
que es cuñado.
Y como el marqués de Heredia, que es yerno.
Ycomo el marqués do Auñón, hoy duque de Rivas, que es hijo.
A los dos primeros ya los conocen ustedes como poetas malos. Al último le van ustedes
á conocer ahora como peor, si cabe. No crea su excelencia que por haber retirado del
comercio su tomito de poesías, es decir, de ripios, se va á quedar, en el doble de la man-
ta. (p.204) No. Mi trabajo me ha costado hallar muestras que ofrecer á ustedes de su nu-
men; mas como querer es poder, y yo quería, claro es que había de encontrarlas.
Yo sabía que el duque de Rivas actual, cuando no era más que marqués de Auñón y
académico de la lengua, había publicado un tomito de versos, casi todos baladas,y todos
muy malos, sin casi.
Empecé á buscarle por las principales librerías de la corte, y en unas no habían oído
hablar de él, mientras en otras me decían al poco más ó menos: «Sí, aquí se vendía antes,
es decir, aquí estaba de venta que vender precisamente no se vendía, y quizá sea usted
el primero que pregunta por él... el primero después del autor, que preguntó varias ve-
ces; y como nunca se hubiera vendido ningun ejemplar, los retiró todos, diciendo que lo
necesitaba para regalar á los amigos...»
—¡ Pobres amigos!’—exclamé yo maquinalmente, y me fui, si no con la música, con el
deseo del libro á otra parte.(p.205). ¿Qué hubieran hecho ustedes en este caso’?.. Mas lo
que importa es saber lo que hice yo, y lo que yo hice fué seguir impertérrito buscando el
libro.
Discurrí pedírsele á un ilustre poeta amigo mío, que lo es (las dos cosas, mi amigo y poe-
ta), á pesar ser académico, y á quien, por esta última cualidad, debía de habérsele re-
galado el duque.
Así era, en efecto; mi amigo tenía el libro; sino que cuando le dije lealmente el objeto con
que se le pedía, no quiso dármele.
Ustedes creerán que aquí desistí ya de mi propósito, pues la verdad es que cualquiera
con esta serie de fracasos se aburre y deja el libro para no volver á acordarse de él en su
vida.
Pero precisamente por eso no me aburrí yo, porque yo no hago nunca lo que hace cual-
quiera. Yo me propuse hacerme con el libro, no hacerme del libro, como dice bárbara-
mente la Gramática de la Academia, y lo conseguí, sin que les importe á ustedes saber
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ANTONIO ROLDÁN
7.ElsaberdeCueto
El Marqués de Valmar desde hace unos años, es defendido por ‘un redac-
tor joven de LaEpoca’contra la suave crítica mía de sus versos’, y refiriéndose al
cronista, anatematiza así Valbuena13:
« Un redactor joven..., digo, yo no sé siquiera si es joven, pero me parece que lo debe ser,
porque lo que escribe es bastante tierno, á más de que creo que él mismo lo dice que jo-
ven; un redactor joven de LaEpoca,parece que había comido alguna vez en casa de don
Leopoldo... pues... Augusto... vamos.., de Cueto (a) marquésdeValmardesde hace unos
años; ó por lo menos, había estado allí de tertulia, según él mismo dice, y se creyó en
obligación de defender ó de hacer como que defendía á don Leopoldo contra la suave
crítica mía de sus versos. Para lo cual escribió un articulejo con el título de cascotedemo
crático.(…)
Siempre es una buena cualidad y hasta una razón de bastante poder para explicar la de-
fensa de don Luis, aunque no de bastante fuerza para hacer que los versos malos del
marqués de Valmar dejen de ser malos. Pero lo peor es que da otras razones el señor
don Luis en favor de su defendido, mucho más débiles todavía que la de los recibi-
mientos afables».
8. Fernández Shaw, y cien más, con los variados tonos de su deleitoso
cantopoético.
He aquí el irónico juicio de Valbuena14 en los RipiosVulgares (cap. XIII), en
el que se lleva también de pasada a Cañete:
«Y tan joven yya tan.., mal poeta! que desde luego cayó bajo la protección de don Ma-
nuel Cañete.
El cual don Manuel…. le escribió un prólogo, ó cosa así para el primer tomito de versos,
diciendo que estos eran sublimes y otras cosas…; en fin, lo que puede decir un acadé-
mico del trapío de don Manuel; lo contrario de la realidad.
En trueque de lo cual, el joven diz que asegura que don Manuel es el poeta menos pe-
destre y de más vigorosa y alta inspiración de cuantos han invocado a las musas. ..El jo-
ven se llama Carlos Fernández, para servir y alabar a Cañete. Fernández yotro apellido
que unos pronuncian sa yotros so, pero que yo no sé apunto fijo cómo se pronuncia».
§IV.LAOMISIÓNDEVALBUENA.
Como puede comprobarse por las ejemplificaciones anteriores, los poetas
que Eduardo Calcaño reseña y califica en La Ilustración Española y Americana,
§V.¿QUIÉNESEDUARDOCALCAÑO?
Sólo puedo hacerme una pregunta sobre su identidad ¿Pertenece este
Eduardo Calcaño a la familia hispanoamericana de los Calcaños, dinastía según
Valbuena y que aparecen entre los nombres que el Diccionario de la RAE dedica
a los miembros de la misma ya sean de número, o bien correspondientes? Apa-
recen: Julio Calcaño, Secretario de la Academia venezolana, José Antonio Cal-
caño miembro de número, de la misma. Del primero, Valbuena dice en los Ri
pios Ultramarinos15
«Julio Calcaño, (…) Este vate, académico de la correspondiente de allá, pertenece á una
especie de dinastía de Calcaños, ya antigua en el país, todos ellos muy tentados á. escri-
bir versos, sin que ninguno haya conseguido, como poeta, pasar de la altura de su ape-
llido.
La composiei6n de Julio Calcaño se titula Acuarelay está dedicada á un señor AlirioDías
Guerra,que será otro mal poeta regularmente.
De estilo modernista, quiere, por el número de versos y la combinación de los conso-
nantes, parecer un soneto; pero no siendo sus versos endecasílabos, que son los propios
del soneto en castellano, sino de doce sílabas.., y tampoco de doce propiamente, sino de
siete y de cinco escritos cada dos como uno solo, más que á soneto suena á seguidilla
mal concertada»
«Pero todavía tenemos allá en Venezuela otro Calcaño no menos vate ni menos ripioso
que los conocidos, el cual se firma J. B. Calcaño y Paniza.
La composición de este vate.., y la llamo así porque de algún modo tenía que llamarla,
se titula Losmuertosdelmar, y lleva debajo del título el tema siguiente: (…)
Así, con la firma primero que el texto, lo pone el vate, sin duda por ir contra la costum-
bre general do poner primero el texto y debajo la firma.»
¿Constituyen los Calcaños una especie de clan, como pudo formarlo Mon-
§VI. Estas simples muestras ofrecen al lector, frente a las melosas (¿adula-
doras?) frases del cronista Calcaño una vigorosa visión del polemista, mordaz e
irónica, con hallazgos lingüísticos sorprendente vg.: Obligación de defender ó de
hacercomoquedefendía;todosmuymalos,sincasi;yonohagonuncaloquehacecual
quiera;ustedserámalescritor¿quédigo,será?loesustedpositivamenteetc.Etc.
§VII.LIMITACIÓNDELAMATERIA
Y quisiera en estas páginas escritas por motivos jubilares, acercarme a la fi-
gura de Valbuena, a sus escritos desde una perspectiva que aúne por un lado
mi condición de estudioso de la lengua y por ende la literatura, y por otro que
tenga en cuenta la especialidad de la persona a la que va ofrecido el homenaje:
la literatura hispanoamericana, terreno movedizo en el que solo prefiero gozar
de su, por lo general, sugerente escritura.
Un estudio pormenorizado de los escritores hispanoamericanos cuya(s)
obra(s) fueron literalmente vapuleadas por Valbuena, resultaría excesivo e im-
procedente para las páginas de un homenaje teniendo en cuenta que fueron
más de 70 los poetas analizados por el leonés, y de muy variada catadura temá-
tica.
He escogido, en consecuencia, una figura sola, acaso la más duramente va-
puleada – la de D. Ignacio Montes de Oca -. En Montes de Oca además, coincide
otra circunstancia; es del grupo de académicos extranjeros que aparecen en el
Diccionario de 1884 (12 ª edición) motivo para estar en el punto de mira de Val-
buena con lo que la unidad de tema se garantiza; so pretexto de la crítica de
Valbuena al Obispo de San Luís de Potosí, se permitió Valbuena ironizar, fusti-
gar o simplemente aludir negativamente a D. Marcelino Menéndez Pelayo (D.
Marcelino no entró al trapo de la polémica con Valbuena).
Y si se añade que Montes de Oca mereció ser recogido por Menéndez Pe-
layo en su Biblioteca de traductores españoles (acaso por la dedicatoria al polígrafo
santanderino que el Obispo hizo de sus Traducciones griegas), aunque en la His
toria de la Poesía Hispano-Americana le dedicara una simple nota a pie de pá-
gina18, queda justificada la elección del tema con los flecos indirectos.
§VIII.BIOGRAFÍADEMONTESDEOCAYOBREGÓN,IGNACIO.
20 Montón 1º, 2ª edición. capít. XVII, p. 207 y ss. Antes se había publicado en los RipiosVulgares.
- 332 -
ANTONIO ROLDÁN
r88o); odas de Píndaro(México, r882; Madrid, 1883). Tiene, además: traducida en parte.
la Argonauticade Apolonio de Rodas, yvarias anacreónticas y piezas sueltas de la Anto
logía Griega. De sus versos originales hay dos ediciones, muy aumentada la segunda
(México, 1878; Madrid, 1896). Tres voluminosos tomos encierran sus ObrasPastorales y
oratorias (México. 1883-1884), muchas de las cuales se habían impreso antes por sepa-
rado. En1868 fundó en Guanajato y redactó casi solo, unaRevistaCatólica,de la cual lle-
garon a salir dos tomos.
Reservamos para la Biblioteca grecohispana el estudio de los trabajos de este eminente
helenista, ornamento de la Iglesia de América».
21 Polémicas de Antonio de Valbuena con sus contemporáneos sobre la corrección gramatical y los
defectosdel Diccionario de la Academia, en EH.Filología,28,2006, pp.185-220
22 «Parece enteramente [la poesía que critica] de Marcelino Menéndez y Pelayo. Con lo cual ya está
dicho que no puede parecer poesía. Ni serlo.» (Montón 2º, VI,105)».
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“Lo primero que yo leí del señor Montes de Oca fué una composición á Marcelino, otro
paganizante, pues, como dice el refrán, Dios los cría y ellos se juntan”(II, 7).
“La composición comenzaba diciendo á Marcelino Menéndez:” (II, 8)
«Puede que se figuren ustedes que las poesías no laureadas de D. Eduardo de la Barra
son mejores que las favorecidas con el premio en el certamen sugestivo del Sr. Varela.
Porque, como peores, ya no cabe... Pues no, no son mejores. Verdad es que peores no
podían ser; pero podían y pueden ser, y, en efecto, son igualmente malas. Duras y des-
aliñadas en la forma; frías, insustanciales y llenas de prosaísmos en el fondo. Y eso que
del fondo no quiero hablar.
«Porque como la señora Doña Emilia Pardo Bazán, en ese Nuevoteatrocríticoque escribe
mensualmente, poco más que para su particular uso24, creo que ha dicho que no veo
apenas más que la superficie de las cosas, podía parecer que trataba de defenderme de
ese cargo si hablara del fondo; y nada hay más lejos de mi ánimo que hacer semejante
defensa.
No la necesito, á Dios gracias. etc.25
publicado por Serrano y Serrano en las Polemicas…, y ensu libro Don Antonio deValbuena:
«Pues ya se sabe que la buena de Doña Emilia dijo esa y otras cosas, contra lo que siente, para
ver de congraciarse con los académicos, porque tiene el afán de ser académica.
Y, naturalmente, ha pensado: «Qué cosamás grata para los académicos puedo yo hacer que escribir
algo contra Valbuena?... Por una cosa así han hecho académico á Comelerán, el cual no escri-
bió, porque no sabe, pero firmó con el barbarismo de Quintiliusunos artículos contra Valbue-
na escritos por Tamayo, Cañete, Marcelino, Cánovas y otros... Pues manos a la obra.»
- 334 -
ANTONIO ROLDÁN
Volviendo á las poesíascon pe encarnada de D. Eduardo, verán ustedes cómo son las que
no han recibido premio. etc. etc. »
«Hijo queridodelagriegamusa,
Glorianacientedelhispanosuelo!
Agradecido te saluda Ipandro,
¡ínclitopúber!»
Y se decidió Doña Emilia. Porque lo que es el afán de ser académica le tiene tan desapodera-
do, que cuando se enteró, ó creyó enterarse, de que el obstáculo más serio que tenían los aca-
démicos para recibir á una señora, era el temor de verse privados de contar en las sesiones
cuentos verdes, que es su entretenimiento favorito, dio ella en escribir novelas verdes (Morri
ña, Insolación, Una cristiana, etcétera), como queriendo demostrar que no la asustarían los
cuentos aunque verdiguearan [creado por Valbuena frente a la Academia] un poco, siendo el
verdor artístico... Porque Doña Emilia se suele disculpar (p. 101) de las verdosidades de sus
novelas, diciendo qué el artees independiente y que el arte es libre, etc. ¡Ah, mi amiga Doña
Emilia! Porque la quiero á usted bien se lo digo. Crea usted que no hay semejante libertad ni
tal independencia del arte. Ni el arte ni ninguna manifestación del pensamiento humano es
independiente de Dios y de su ley santa.
Créalo usted ahora; no aguarde usted .á creerlo á la hora de la muerte»
26 Capit. VI, p. 92-96
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
«¿Cómopagarte la preciosalira
que me mandaste de tu amor en prenda?
Aunque me pides mi zampoña en cambio
Dártelatemo...»
« Darte-la-te-mo... Te-la-te... ¡Qué suavidad y qué dulzura y qué combinación tan ele-
gante!; irónica expresión, decimos nosotros, justificable tan solo para una aliteración y
no a una combinación silábica como la señalada: te-la-te.
« ¡Y luego, todo un señor obispo andar ahí con la monada de la zampoña para significar
sus malos versos, y con el embuste de la lira preciosa para significar los de Marcelino,
igualmente malos!... »
Y continúa con otra estrofa en cuyo contenido aparece la dualidad que ve-
nimos comentando de forma vs. fondo:
¡Y tan blando! ... Como que los repite con todas sus obscenidades asquerosas. [fondo]
Que por lo demás, los versos de Marcelino Menéndez son tan duros y tan malos como
los de su amigo [forma]
Los cuales, según se ve, además de la insulsez del fondo, tienen asonantados [forma] los
hemistiquios:
«Cómo pagarte.
Que me mandaste...
Pueden mis cañas...
Ser comparadas...»
Y tienen asonantados los versos de una estrofa con los de la siguiente:
«Dártela temo...
Ebúrneo plectro...»
Todo lo cual, en estos versos libres de la sujeción del consonante y privados de ese ele-
mento de armonía, es defecto insufrible.
¡Ah! Pero... ¡pluguiera á Dios que los del señor obispo no tuvieran más que ese!»
« ¿Qué forzados ocios?... No, señor. Un obispo no puede tenor ocios.Si no le da bastante
que hacer el gobierno de su diócesis, ó se ve por fuerza mayor privado de gobernarla,
que se ocupe en escribir; pero no métricosfrutosó versos insustanciales y paganos, apo-
logías de la Religión Cristiana.
¡Pues apenas hay necesidad en estos tiempos malaventurados de defender la Religión
Como que parece que sigue cumpliéndose en ella la profecía de David, ya cumplida en
nuestro Redentor Divino (….) [p. 13] Y cuando tantísimos becerros mugen por todas
partes, en ateneos, academias y periódicos, contra la Religión de Cristo, uno de sus
guardadores se entretiene en hacer chucherías feas y hablar de la zampoña y rebauti-
zarse de árcade romano... ¡Por Dios, señor obispo!... Piense usted en que ha de ser juz-
gado, y muy duramente.(….). Piense usted que se le ha de pedir estrecha cuenta del
tiempo desperdiciado».
«Dice el aforismo:
No hay obligación de tocar las castañuelas; pero, de tocarlas, hay que tocarlas bien; y de
no tocarlas bien, no tocarlas.
Tampoco tiene nadie obligación de hacer versos; pero el que los haga, tiene obligación
de hacerlos bien; y de no hacerlos bien, no hacerlos»
[p.16]«Pues sí, debe avergonzarle, sí, señor; porque para un cristiano es vergonzoso in-
vocaresas tonterías.
«No te avergüences de Neptuno y Ceres
En tus Cantares invocar los nombres;
Cubra tan sólo sus divinasformas(¡!)
Púdicomanto. »
Bueno: los quiere vestir á la moderna... ¿Y saben ustedes que estarían bien, Neptuno
vestido de sietemesino, y Ceres y Venus de coristas de Mam’zelleNitouche!
Qué cosas discurren estos obispos clásicos, académicos!
Todo esto aparte de aquella tontería -por caridad no la llamo más que tontería- de las di
vinasformas.
Y aparte de que eso es confundir la forma con el fondo; porque se puede imitar la forma
griega sin invocar á Ceres ni á Neptuno, pues la mitologíanoesforma griega, sino fondo
de lapoesíagriega».
Una ultima muestra del tipo de comentario que hace Valbuena a propósito
de la siguiente estrofa:
«Del frionorte las heladashojas
Arroje al fuego la piadosaEspaña;
A Victor Hugo la cristianapuerta
CierrePirene.»
El poema servirá de pretexto para otra cuestión más ideológica y acuciante,
y discutible: “Si fue el Renacimiento clásico un retroceso frente a la visión teo-
crática de la Edad Media”.
«Bueno, que se la cierre. Pero ¿qué adelanta con cerrar la puerta á Víctor Hugo, si se la.
abre á Teócrito y á todos los cantores de la materia y de los placeres sensuales?
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ANTONIO ROLDÁN
[p.18]Y por otro lado, ¿cree el señor obispo que nos va á convencer de la necesidad ni
aun de la utilidad de manosear los clásicos paganos, con estrofas tan prosáicas y tan ri-
piosas como esa del norte fríoy las hojas heladasy los muchos epítetos y los asonantes de
cierrey Pirene»
¡Ya, ya!
El ejemplo es para convencer á cualquiera... de lo contrario.
Y concluye:
«Renacimiento clame de Cantabria
Allá en los montes ¡inspirado vate!
Renacimiento clame en las aztecas
Playas Ipandro»
Bueno, clamen usted y él todo lo que quieran, porque nadie les ha de hacer caso.
Pero es muy triste, crea usted que es muy triste, oir á un obispo clamar desgañitándose:
¡renacimiento!¡renacimiento!á estas horas, cuando todos los hombres de sana inteligencia
y recto corazón están convencidos de que el renacimiento es la vuelta á la barbarie.
Y de que el renacimiento del siglo xvi fue el que paró aquel generoso impulso, el que
atajó aquella gran corriente de ideas elevadas y nobles que venía de la Edad Media y
que no se sabe á qué altura de prosperidad espiritual hubiera llevado á las naciones cris-
tianas.».
ANTONIOROLDÁNPÉREZ
Universidad de Murcia
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SOBRELIBROSENINDIAS:DESUEXISTENCIA
YCOMERCIOENCUBAENTRELOSSIGLOSXVIYXVII
1.INTRODUCCIÓN.
Desde el comienzo de la conquista de América llegaron desde la Península
libros de diversos géneros1. La llamada literatura popular llegó al mismo tiem-
po, con el resto de la sociedad civil y militar. Prueba de ello es el conocimiento
que tenían el propio Bernal Díaz del Castillo y varios soldados de Hernán Cor-
tés de los libros de caballerías2. Concretamente, Jerónimo de Aguilar cuando fue
encontrado prisionero de los indios yucatecos por la gente de Cortés en el año
1519, entre sus escasas pertenencias, conservaba un libro3.
La mayoría de aquellos pequeños libros, sobre todo los de comedias, llega-
ban sin cubiertas, en forma de folletos y su vida era efímera. Además, la mayor
parte de esas obras eran "recicladas" por las autoridades para aprovechar el
papel; pues la escasez de este artículo en los virreinatos era constante, como
veremos más adelante4. A todo ello debemos añadir el factor climático -con
unos índices de humedad altísimos-, que junto con las catástrofes naturales y
los avatares políticos constituyen las principales razones de que fuera casi im-
posible la supervivencia física de alguna de estas obras, o de los clásicos del
llamado Siglo de Oro.
Pero la existencia de estas publicaciones la corrobora, por ejemplo, la con-
cesión del monopolio del comercio de libros con México al conocido tipógrafo
Jacobo Cromberger, desde 1500 hasta 15255. Ante la ausencia de listados de
exportación de libros al Nuevo Mundo, para saber cuáles eran las preferencias
en la lectura, el inventario de existencias que dejó a su muerte en 1540 su hijo
Juan Cromberger nos puede ilustrar sobre esta cuestión. En dicho listado se
destaca una gran variedad en obras de ficción, una literatura en la que una can-
tidad importante de títulos estaban prohibidos. En el citado listado encontra-
mos, por ejemplo: 1017 ejemplares de EspejodeCaballerías, 446 AmadísdeGaula,
800 Troyanas, 823 DoncellaTeodor, 550 CaballerosOliverosdeCastilla, 325 Celestina
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
y un largo etc6. Los derechos exclusivos de que gozaba esta familia de impreso-
res, hacen suponer que una parte considerable de todos estos libros se destina-
ban al incipiente mercado ultramarino7. Además, el envío de libros a Indias,
aunque debía seguir los trámites requeridos por la Casa de Contratación a cual-
quier otra mercancía, gozaba de la exención de pagar tributos, privilegio que se
mantuvo especialmente durante el reinado de los Reyes Católicos, quienes en
una pragmática dada en 1480 la hicieron extensiva a los libreros, y que fue re-
frendada en 1548.
No es de extrañar que una buena parte de la legislación de estos primeros
años, en lo que a materia de libros se refiere, estuviera centrada en detener la
introducción de cierta literatura profana (algunas obras de romances, caballería,
etc). Así, el 4 de abril de 1531 se dicta una Real Cédula dirigida a los oficiales
reales de la Casa de Contratación de Sevilla en los siguientes términos:
"...yo heseydo ynformada qse pasan alas yndias muchos libros de Romançe deystorias
vanas yde profanidad como son el amadis y otros desta calidad ypor que este es mal
exerçiçio para los yndios e cosa en q no es bien qse ocupen ni lean por ende yo vos
mando q de aqui adelante no consyntays ni deys lugar apersona alguna pasar a las yn-
dias libros ningunos de ystorias y cosas profanas saluo tocante ala Religion xthiana e de
virtud en quese exerçiten y ocupen los dhos yndios e los otros pobladores delas dichas
yndias por que a otra cosa no se ha de dar lugar"8.
- 341 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
libros de los permitidos, los hagan regiftrar expecificamente cada vno, decla-
rando la materia de que trata, y no fe regiftren por mayor"10.
Unos años después, fue Felipe II en 1556 y 1560 quien sancionó y ratificó
una Real Orden en los siguientes términos: "no confienta, ni permitan que fe
imprima, ni venda ningun libro, que trate de materias de Indias, no teniendo
efpecial licencia defpachada por nueftro Confejo Real de las Indias, y hagan
recoger, recojan y remitan con brevedad á él todos los que hallaren, y ningun
Impreffor, ni Librero los imprima, tenga, ni venda; y fi llegaren á fu poder, los
entregue luego en nueftro Confejo"11. El incumplimiento de la misma acarreaba
a los impresores y libreros una fuerte multa de 200.000 maravedis y la pérdida
de la imprenta con todos sus instrumentos12. Además, en las visitas que se efec-
tuaban a las embarcaciones, otra Real Cédula ordenaba a los oficiales reales que
se reconocieran todos los libros, y que los prohibidos se entregasen al Santo
Oficio13. En 1585, también se ordenaría a los funcionarios de la Real Hacienda
en América que revisaran las naves que arribaban a puerto por si se encontraba
algún libro a bordo de los denominados prohibidos14.
Por tanto, no parece ilógico pensar que muchas de estas obras que se ex-
portaban pasaran por la Isla de Cuba, y que algunas podrían haberse quedado
en esas tierras. A ello tenemos que añadir la apertura de una sucursal en 1525
en México y el posterior establecimiento de la primera imprenta americana en
1539 por Juan Pablos; con lo que no es de extrañar -debido a las relaciones ma-
rítimas existentes entre estas dos zonas- que también llegaran algunos impre-
sos. Todo ello nos permite inferir que desde un principio podían encontrarse
tales obras en Cuba, ya que junto con Santo Domingo era de donde partían la
mayoría de las expediciones hacia Tierra Firme.
Ahora bien, de todas las obras que pasaron a los territorios ultramarinos
las que menos cortapisas encontraban eran las de temática religiosa; que fueron
las que preferentemente el clero llevó consigo (biblias, breviarios, estampas,
etc.). Lógicamente hacía falta difundir la religión, y para ello se necesitaba que
10 RECOPILACIONdeleyesdelosReynosdelasIndias.MandadasimprimirypublicarporlaMagestadCatólica
delReyDonCarlosII,NuestroSeñor. Libro I. Título XXIV. Ley V. Madrid: Ivlian de Paredes, 1681.
Hay reimpresiones hechas en 1756, 1774, 1791 y 1841). La edición consultada es un facsímil publi-
cado en 4 volúmenes en Madrid en 1973.
11 Ibidem.
2.LASPRIMERASNOTICIASDELIBROSENCUBA.
La primera noticia constatable de la existencia de libros en la Isla data de
1525, en Santiago en el testamento del cirujano Domingo de Alpartil, que dejó
entre sus bienes "...15 volumenes de libros grandes con ciertos cuadernos de
libros", además de un "librillo que se dice MemorialdePecados"19. Posiblemente
sea la referencia más antigua conocida de un título en la Isla. A partir de este
momento, y hasta la segunda mitad del siglo, son casi inexistentes las referen-
cias a este tema.
15 Sobre material iconográfico conocemos en 1588, el "recibo de dote otorgado por Nicolás de los Reyes,
soldado de la fortaleza de la Havana, de los bienes, ropas y alhajas traidos en dote por su mujer
Mari Sánchez, la moza". Entre estos aparecen "quarenta y çinco estanpas (apreçiadas) en quarenta
y çinco rreales". ANC. ProtocolosNotarialesdeLaHabana. Escribano Martín Calvo de la Puerta. 20
de julio de 1588. IV, fol. 295.
16 LEONARD, Irving A. Op.cit., págs. 150 y 151.
ducción a la cultura en Cuba en los siglos XVI y XVII. Elementos para un nuevo enfoque. Revista
delaBibliotecaNacionalJoséMartí. Núm. 2, 1989, pág. 9.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
"Obligación contraída por Juan Ortiz, vecino de la Havana, a favor de Bartolomé de Mo-
rales, también vecino y regidor de esta villa, por 150 ducados en buena moneda de Cas-
tilla, que le debe de ciertas mercancías que le compró (...) una rresma de papel en se-
senta rreales"22.
20 Existen trasuntadas y publicadas varios años. Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana. La
Habana: Municipio, 1939, tomo II (1566-1574), pág. 99.
21 GUERRA Y SÁNCHEZ, R. ManualdeHistoriadeCuba. La Habana: Cultural, 1938, pág. 91.
fol. 442. ROJAS Mª.Tª. de. Índice y Extractos del Archivo de Protocolos de la Habana 15861587. La
Habana: Imprenta Burgay y Cia., 1950, pág. 116.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
"Obligación contraída por Rodrigo Ortiz, vecino del Puerto Principe, estante en la
Havana, a favor de Juan de Cabrera Betancor, vecino de esta villa, por 600 ducados de a
once reales de plata cada uno (...) mercancías: (...) una rresma de papel a tres rreales la
mano.... 60 reales"24.
Poder de Diego Muñoz, estante en la Havana a favor de Pero de Rivas, vecino de la isla
de Jamaica, para cobrar del depositario general de la ciudad de Santiago de Cuba, 608
reales "que se hicieron en almoneda en la dicha ciudad de Santiago de Cuba, de cierta
ropa mia (...) donde hizo dexación a la justicia de la dicha mi casa con la rropa que de-
ntro llevaba (...) y tres o quatro libros de........y otras minudencias que no me acuerdo,
que todo se bendió en la dicha ciudad de Cuba, por mandado de la justicia: para otorgar
la carta de pago correspondiente"27.
24 ANC. ProtocolosNotarialesdeLaHabana. Escribano Martín Calvo de la Puerta. Octubre de 1588. IV, fol.
542. ROJAS Mª.Tª. de. ÍndiceyExtractosdelArchivodeProtocolosdelaHabana1588. La Habana: Ed.
C.R., 1957, pág. 249.
25 Museo de la Ciudad de La Habana (MCLH). Actas Capitulares de La Havana. 23 de agosto de 1577.
de cajas de libros a las principales ciudades coloniales. Véase AGI. Contratación. Leg. 1126, 4 y 9 de
septiembre de 1598; Leg. 1131, 7 de junio y 13 de julio de 1599; Leg. 1134, 2, 6 y 17 de junio de
1600.
31 GUERRA SÁNCHEZ, R. et al. Historia de la Nación Cubana. La Habana: Ed. Historia de la Nación
"Hay en esta villa cuatro músicos que asisten á los actos á que se les llaman mediante un previo
convenio. Son estos músicos: Pedro Almanza, matural de Málaga, violín; Jácome Viceirn, de Lis-
boa, clarinete; Pascual de Ochóa, de Sevilla, violón; Micaela Ginez, negra horra [es decir libre] de
Santiago de los Caballeros, vigüelista, los cuales llevan generalmente sus acompañados para ras-
car el calabazo y tañir las castañuelas". TORRE, J.M. de la. Op.cit., pág. 118.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
enseñanza del latín a los hijos de los principales vecinos34. No entraba dentro de
los planes de la Corona dedicar fondos de la renta de propios al pago de ese
servicio de instrucción; y es por ello por lo que en 1606 el cabildo habanero re-
mite una misiva a su majestad argumentando y pidiendo autorización sobre el
tema en los siguientes términos: "...por ir como va esta ciudad en aumento, para
que también crezca en virtud, santos, virtuosos y buenos ejercicios, tienen muy
gran necesidad haya en ella un preceptor de gramática que lea y muestre la
gramática a los hijos de vecinos, con que se conseguirán tan grandes y buenos
efectos"35.
En esas fechas, concretamente en 1605, encontramos también el primer an-
tecedente de conformación de institución o repositorio documental mediante
una solicitud "...para que se haga Archivo y se ubique en la sala del Cabildo,
para que esté con los libros y provisiones de la ciudad, según lo mandan las
reales ordenanzas"36. Esta medida de creación de un archivo entraba dentro de
la política centralista y de control utilizada por Felipe III en la Isla. En el caso de
Cuba se empezaron a buscar nuevos procedimientos para hacer más efectiva la
acción centralizadora de la Corona, y en 1607 se decidió la división de Cuba en
dos gobiernos, creando una segunda sede gubernamental en Santiago, aplicada
en 1608. Esta decisión fue clave para el desarrollo cultural de toda la Isla, esta-
bleciendo fuertes diferencias, y en décadas posteriores marcó la preponderancia
de La Habana, haciendo de ella el centro cultural e impresor por antonomasia.
3.ELSIGLOXVII.HACIAUNINCIPIENTEMERCADOLIBRARIO.
Durante la primera mitad del siglo la Ciudad crecía en importancia estra-
tégica37, y con ello su comercio, incluido el librario, como lo demuestra una
operación de venta de libros, de diferentes materias, entre dos mercaderes de La
Habana en octubre de 160038, y cuya relación de títulos y sus correspondientes
precios es la que sigue en la tabla 1.
34 Ibidem.
35 ANC. AcademiadelaHistoria. Leg. 86, exp. 339.
36 MCLH. ActasCapitularesdeLaHabana. 17 de marzo de 1605. Libro 4, fol. 72.
37 Como lo demuestra una Real Cédula de 24 de mayo de 1634, donde ya se la denominaba "Llave del
Nuevo Mundo y antemural de las Indias occidentales". ANC. RealesCédulasyOrdenes. Leg. 3, exp.
12. Año 1634. Curiosamente fue el título que eligió Arrate más de cien años después para deno-
minar su conocida obra.
38 ANC. ProtocolosNotarialesdeLaHabana, Escribanía de Regueira, 6 de octubre de 1600, s/f.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
39 Se trata, probablemente, del Carlofamoso (Valencia, 1566), de Luis Zapata (1526-1595): inmensa crónica
versificada de gran interés histórico, en 50 cantos y 20.000 versos. El resto de la épica carolingia
conocida no parece encajar en este contexto.
40 El Romancerogeneral se publica en 1600 (Cfr. Rodríguez-Moñino, A.: LasfuentesdelRomanceroGeneral.
12 vols. Madrid, 1957). A partir de mediados del XVI, se imprimieron unos pequeños volúmenes
llamados "Romanceros". Entre los anónimos, están: Cancioneroderomances (Amberes, s.a., Martín
Nucio; 2ª ed. Amberes, 1550, Romancesenqueestánrecopiladoslamayorpartedelosromancescastella
nosquefastaagorasehancompuesto (Amberes, Martín Nucio, 1568 y 1573; Lisboa, Manuel de Lyra,
1581; Barcelona, 1587), y Silvadevariosromances (Zaragoza, Esteban de Nájera, 1550). Con nombres
de autor: Romances nuevamente sacados de historias antiguas, de Lorenzo de Sepúlveda (Amberes,
Juan Steelsio, 1551), CancioneroderomancessacadosdecrónicasantiguasdeEspaña, del mismo Sepúl-
veda (Medina del Campo, Francisco del Canto, 1570), el Romancerohistoriado, de Lucas Rodríguez
(Alcalá, Fernando Romírez, 1579 y 1581; Huesca, 1586; Alcalá, Querino Gerardo, 1582), y la Florde
variosromancesnuevosycancioneros, de Pedro de Moncayo (Huesca, 1589). Puede verse en Menén-
dez Pidal, R.: Cancioneroderomances, impreso en Amberes sin año. Edición facsímil, Madrid, 1945.
La expresión "Romanceros" puede, en principio, designar cualquiera de ellos.
41 El dominico Fray Luis de Granada O.P. (1504-1543) fue -junto con Santa Teresa y San Juan de la Cruz-
el escritor ascético-místico de la literatura española que más difusión obtuvo en el mundo y que
más influjo ejerció en la espiritualidad católica de todos los tiempos. El "Oratorio" se corresponde
con el Librodelaoraciónymeditación (Salamanca, 1554).
42 La Leyenda de los Siete Infantes de Lara (o Salas) había encontrado una versión, veintiún años atrás,
(Sevilla, 1547-México, c. 1615), cuya primera parte acababa de imprimirse en 1599, pero que obtu-
vo un éxito inmediato sin paralelo en la época. Su autor partiría en 1606 para Nueva España.
44 Los libros de viajes a Tierra Santa se venían sucediendo en gran cantidad, desde la FaziendadeUltra
mar (siglo XIII). Con el título ViajeaTierraSanta, Bernardo de Breindenbach había descrito la ciu-
dad en 1484. Catorce años después, Pablo Hurus imprimiría una versión castellana del ViajeaTie
rraSanta, del canónigo de Maguncia Bernardo de Breidenbach. Su traductor, Martín Martínez de
Ampiés, hace algo más que una versión literal, al añadir comentarios propios e incluso otra obra
suya: TratadodeRoma. Esta obra, profusamente ilustrada por Reuwich, alcanzó una gran difusión.
45 CORTÉS, J. Phisonomiayvariossecretosdenaturaleza. Barcelona: Geronimo Margarit, 1614. 4ª edición.
durante el siglo XVI, se hicieron 22 ediciones y se vendió con regularidad durante más de dos si-
glos desde su aparición en 1499.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
47 Según la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española, la "cartilla" es un "cuaderno
pequeño, impreso, que contiene las letras del alfabeto y los primeros rudimentos para aprender a
leer". Con el tiempo este término se utilizaría también para referirse, en su segunda acepción, a
"cualquier tratado breve y elemental de algún oficio y arte". VIÑAO FRAGO, A. Aprender a leer
en el Antiguo Régimen: cartillas, silabarios y catones. En: ESCOLANO BENITO, A. (Dir.). Historia
ilustradadellibroescolarenEspaña.DelAntiguoRégimenalaSegundaRepública. Madrid: Fundación
Germán Sánchez Ruipérez / Ediciones Pirámide, 1997, pág. 154. Según Agustín Escolano, desde
1583 hasta comienzos del XVIII disfrutaban de un peculiar monopolio las cartillas de la catedral de
Valladolid. ESCOLANO BENITO, A. Libros para la escuela.- La primera generación de manuales
escolares. Op.cit., pág. 19].
48 MARTÍNEZ DE SOUSA, J. DiccionariodeBibliologíaycienciasafines. Madrid: Ed. Pirámide, 1989, pág.
123. Antonio Viñao, citando al Diccionariodelalenguaespañola, nos dice que por "catón" se entiende
un "libro compuesto de frases y períodos cortos y graduados para ejercitar en la lectura a los par-
ticipantes. Era, pues, el segundo libro de lectura, aquel que se ponía en manos de los niños tras la
cartilla. (...). El origen de este texto, en su versión clásica, arranca al menos de final del siglo III. Los
DistichaCatonis o Dichos de Catón constituían un breve tratado de urbanidad y moral, ampliamen-
te utilizado en Occidente durante el Medievo y el Renacimiento, cuyo texto original nos es desco-
nocido pero del que se conservan un buen número de versiones posteriores que ofrecen una am-
plia diversidad en su contenido. Su difusión e influencia parecen haber sido consecuencia de su
disposición y estilo didáctico, así como de su sencillez y graduación. Esta obra de la literatura di-
dáctica latina, integrada por una serie de pensamientos o frases breves en prosa o en verso, expe-
rimentó a lo largo de su historia un proceso de cristianización progresiva tanto en el texto en sí
como en los comentarios o glosas que se le añadían". VIÑAO FRAGO, A. Aprender a leer en el
Antiguo Régimen: cartillas, silabarios y catones. En ESCOLANO BENITO, A. Op.cit., págs. 155-
156.
49 Plumas de ave para escribir.
51 El libro era un objeto costoso y, al igual que otros estudiosos del tema, pensamos que era motivado
52 ANC. ProtocolosNotarialesdeLaHabana. Escribanía Regueira. Año 1604, fols. 431, 483 y 689.
53 Ibídem. Año 1605, fol. 236.
54 Ibídem. Año 1605, fol. 538v.
56 AGI. SantoDomingo. Leg. 100. Informe de D. Pedro de Valdés a Felipe III, 12 de agosto de 1607.
57 Como así lo manifiesta una carta del capitán general Pedro de Valdés: "Portugueses de que ay muchos
avezindados y cassados con mugeres e hijos e cassas pobladas en esta ciudad y en todos los luga-
res de la tierra dentro. Los quales tienen tiendas y mercadean publicamente y en Sevilla sus co-
rrespondientes de la misma nacion a cuyas manos va a parar todo el dinero Oro y Plata q. de aqui
embian". AGI. SantoDomingo. Leg. 100. Informe de D. Pedro de Valdés a Felipe III, 15 de diciem-
bre de 1605.
58 RODRIGUEZ MARIN, F. El Quijote y Don Quijote en América. Madrid: Ribadeneyra, 1911, pág. 35.
Sobre este tema también: AGI. Contratación. Leg. 1145a, fol. 259. Citado por LEONARD, I.A. Op.
cit., pág. 191.
59 TORRE REVELLO, J. Op.cit., pág. 217.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
trado60. Completaba dicho envío "una resma de copias" y otra de "cartillas del
estanco", más nueve resmas de papel. Como vemos, en estos primeros años
hubo un movimiento librario relativamente importante cuyas cifras podemos
completar con los que llegaron de forma "ilegal". Hay diversos testimonios de
esta llegada fraudulenta de libros, como la carta del capitán general Pedro de
Valdés, que en 18 de julio de 1603 informaba a Felipe III sobre el contrabando e
introducción de libros en Cuba, por medio de los rescatadores extranjeros que
"...procuran yntroducer sus dañadas setas (sic) y herejías y asentarlas a enta-
blarlas en los tales y para mejor lo hacer traen ciertos librillos a manera de horas
traducidas en español y estos los dan por regalo y en ellos con figura y palia-
cion de santidad entrometen con disimulación sus herejías"61. Para ello se ela-
boró en la Península una "Memoria de los libros que se han entendido que han
impreso los herejes para enviar a estos reinos de España" y en donde podemos
citar LasInstitucionesdeCalvino, editada en Londres en 1597 o LaBiblia impresa
en 1602 en Ámsterdam, y otras cuya temática va en "contra de la iglesia católica
y la monarquía española"62. En 1607 una Real Cédula expulsa a los extranjeros
residentes en Cuba y los diferentes problemas surgidos con la interpretación de
la aplicación de las normas inquisitoriales, hicieron que desde 1610 la Inquisi-
ción tuviera un representante oficial en la Isla dependiente de Nueva España, el
notario Juan Bautista Guilisasti63.
62 Real Academia de la Historia. Manuscrito9, 3662-158. Cit. por BOUZA ALVAREZ, F.J. Delescribanoala
ta del Ejército, 1927, pág. 188; y PEZUELA, J. de la. HistoriadelaisladeCuba. Madrid: C. Bailly-
Bailliere, 1868, t. 2, pág. 10.
64 Indistintamente referido al Librodelaoraciónymediación (Salamanca, 1554), a la más famosa Guíade
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
65 Son una serie de obras de temática religiosa (moral cristiana y sermones, preferentemente) de fray
Lorenzo de Zamora, impresas y reimpresas en Alcala, Madrid, Valencia, Barcelona y Lisboa en los
primeros años del siglo XVII.
66 ElBernardo;poemaheroyco. Es un extensísimo poema épico (40.000 versos, en 24 cantos), compuesto por
Bernardo de Balbuena (1562-1627); y que fue considerada por Marcelino Menéndez y Pelayo co-
mo la verdadera epopeya del Barroco hispano (Cfr. Historiadelapoesíahispanoamericana, tomo I,
Madrid). Hay una edición posterior titulada ElBernardooVictoriadeRosceualles, 1624.
67 Expresión o palabra inexistente no localizada.
68 Al obispo de Ávila, Alfonso de Madrigal, mejor conocido como "El Tostado" (¿1400?-1455) se debe un
Salamanca, 1595.
72 Del sacerdote SERPI, D. Tratadodelpurgatorio,ytratadoespiritualsobrelasleccionesdeeloficiodeDifuntos.
Barcelona, 1604.
73 Creemos que se trata de: Fr. Manuel RODRÍGUEZ LUSITANO (1545-1613). ExplicaciondelaBulla(sic.)
delaSantaCruzadaydelasclausulasdelosiubileosyconfessonarios(sic.)queordinariamentesueleconce
dersuSantidadmuyprouechosa(sic.)parapredicadores,CurasyConfessores,aunenlosReynosdondeno
hayBulla. 2º imp. Zaragoza: Vda. de Ioan Escarrilla, 1590. Se publicaron otras ediciones con adi-
ciones en 1602-1604, y otra en Salamanca en 1607.
74 Los poemas épicos o cantares de gesta todavía tenían aceptación y se mantenían dentro de lo que se
ha denominado romanticismo caballeresco en la lectura en América. Los 480 pliegos que compo-
nen una resma eran encuadernados, la mayoría de las veces por el propio librero, para ofrecerlas
así posteriormente al público, convirtiéndose en una actividad normal en este gremio, ya que solí-
an comprar cantidades de volúmenes en rama. BOHIGAS, P. El libro español. Barcelona: Teide,
1962, pág. 231.
75 MACÍAS DOMÍNGUEZ, I. Op.cit., págs. 134 y 135. Las notas son nuestras.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
que los navíos extranjeros que iban a cargar sal a Punta Araya, circulaban por
las islas de Barlovento con libros luteranos, difundiendo "sus falsas y perversas
sectas", así como otros donde se arremetía contra "la Iglesia Católica, su pastor y
sus ministros"76. Finalmente, se dotó a La Habana en 1634 de un comisario, pro-
cedente del Tribunal de Cartagena de Indias. Por otra parte, volvían a repetirse
reales ordenes anteriores, como la de Felipe IV en 1641, que recordaba la limita-
ción de "Que ninguna perfona pueda paffar a las Indias libros impreffos, que
traten de materias de Indias fin licencia del Confejo"77. La multa era de 50.000
maravedís y la pérdida del libro en cuestión.
Otro de los datos que pueden expresar el desarrollo, aumento e importan-
cia de esta plaza es la cada vez mayor y patente necesidad de papel78. Problema
que no afectaba sólo a las colonias, sino que ya venía agravado desde la Penín-
sula por las pocas fábricas existentes, que no podían abastecer la demanda, te-
niéndose que recurrir a la exportación de papel desde Francia y Génova79. Su
abastecimiento era tan importante que un comerciante genovés, Carlos Espo-
drón, llegó a proponer a la Corona crear un estanco de papel, debido al fuerte
contrabando existente80. A mediados del siglo XVII, en La Habana había una
gran carencia de este material, incluso oficialmente para la realización manus-
crita de cualquier tipo de transacción publica o privada. Un ejemplo lo encon-
tramos en las Actas Capitulares de 1648 cuando se expresa que "deben ser des-
pachados en papel blanco ordinario, pues el papel sellado se ha terminado. Se
han acabado los cuadernos con los sellos 3ro y 4to para formar los libros que se
van recibiendo"81. Conocemos la cantidad consignada en papel sellado en esas
fechas, según la entrada oficial en la Caja Real de La Habana en este ramo, entre
septiembre de 1647 y octubre de 1649 fue de 27.182 reales82. De ahí el ascenso
continuo que conforme avanzaba el siglo XVII experimentaban los envíos de
este preciado bien a Cuba, ya que de los casi 500 balones de papel en los últimos
76 A esta cuestión se debe el origen de la Real Cédula de 11 de febrero de 1609, incorporada a la Recopila
cióndeleyesdelosReynosdelasIndias. Lib. I, tít. XXIV, Ley XIV. Madrid: Ivlian de Paredes, 1681.
77 RecopilaciondeLeyesdelosReynosdelasIndias. Tomo I, Lib. I, Tít. XXIV, Ley II. Madrid: Ivlian de Pare-
des, 1681.
78 Durante toda la Edad Moderna era considerado uno de los bienes más importantes de las sociedades
europeas y americanas. De hecho, uno de los problemas constantes de los territorios ultramarinos
fue siempre la carencia de éste; cuestión que veremos será habitual y que se verá agravada sobre
todo con la llegada de la imprenta, y que continuará hasta el siglo XIX.
79 Sobre este tema VALLS I SUBIRA, O. LahistoriadelpapelenEspaña,siglosXVyXVI. Madrid: Empresa
82 La suma total entre los años 20-X-1645 al 28-I-1653 fue de 76.553 reales. Cifras tomadas de: MACÍAS
de los listados de las diferentes obras. AGI. Contratación. Leg. 674. También en TORRE REVELLO,
J. Op.cit. Apéndice, III-CCXXXVII.
86 GARCÍA FUENTES, L. El comercio español con América (16501700). Sevilla: Diputación Provincial,
Ahora bien, con este tipo de "mercancía" nos movemos en una nebulosa,
puesto que a la información obtenida debemos añadir la que no ha sido locali-
zada, y sobre todo el volumen de introducción a través del contrabando, sabe-
dores de que tanto el papel, elemento básico en la administración colonial, co-
mo ciertos tipos de libros censurados eran una mercancía comercializada de
manera fraudulenta a lo largo y ancho de estos territorios. Los géneros de libros
más utilizados, los de temática religiosa y aquellos destinados a la instrucción
pública, suelen ofrecer testimonio de la existencia y circulación de otros prohi-
bidos. Así, en el SínodoDiocesano celebrado en 1684 se dice que se debe: "...con
todo cuidado enseñar a los niños y niñas la doctrina cristiana por el catecismo
del padre Ripalda u otros de los aprobados y no por los formados por ellos, ni
les den a leer sonetos profanos, ni novelas, ni libros de comedias"88. Otra prueba
de la circulación de estos libros la brindaba el gobernador Manzaneda, en 1693,
al quejarse al rey del teniente auditor de guerra Diego Díaz Florencia; el que,
decía dilataba un proceso contra los oficiales reales, alegando que no podía
dictaminar, "...sin ver primero cuantos autores hallase en las bibliotecas de la
ciudad"89.
En cualquier caso, todas las cantidades citadas anteriormente son inferiores
a las reales y, como el propio García Fuentes apunta: "es evidente que las cifras
del comercio oficial no reflejan la verdadera importancia que debió tener en la
masa global del comercio indiano las transacciones de papel y libros"90, géneros
como hemos comprobado sobre los que pesaba -sobre todo el papel- una fuerte
demanda.
La Isla estaba en pleno proceso de organización y estructuración econó-
mica (distribución de la tierra), social (formación de oligarquías, sobre todo la
eclesiástica) y cultural (formación de seminarios, conventos y colegios en manos
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
del clero). Acababa el siglo XVII, según estimaciones de F. Portuondo, con una
población de unos 50.000 habitantes en la Gran Antilla91. La Habana según nos
cuenta el viajero italiano Gemelli Careri, que la visitó desde finales de diciembre
del año 1697 a marzo de 1698, contaba con unos 4.000 habitantes92. Curiosa-
mente, justo cien años antes, Arrate, daba la misma cifra. ¿Errores de cálculo?,
¿estancamiento de la población?. Lo que sí parece claro es que todavía seguía
siendo principalmente una importante ciudad de paso.
4.NOTICIASATRAVÉSDEPROTOCOLOSNOTARIALES.
En un documento de 23 de julio de 1614, María de Cervantes vende al al-
guacil y vecino de la ciudad de La Habana, Rui Gómez de Prado, por "300 du-
cados de a once reales, (...) todos los libros de latín y Romanze del estudio que
le dexo por su testamento el licenciado Alonso Ruiz de Valdivieso, teniente
general que fue desta dicha ciudad"93. Debía de ser una biblioteca numerosa, ya
que el precio es una suma considerable para la época; por lo que se llevó a efec-
to el pago en dos veces, 200 ducados al contado y los 100 restantes quedaban
aplazados a agosto del año siguiente, hasta la llegada de los galeones de regis-
tro de plata. Aunque no hemos encontrado la relación de dichos libros -si es que
se realizó-, podemos afirmar que estamos ante la noticia documentada de la
primera biblioteca privada de la Isla.
Es probable, aunque no tenemos datos suficientes para afirmarlo, que la
costumbre que existía en la Península por parte de las viudas de vender en las
almonedas (lugares de pública subasta) los bienes heredados, y entre ellos los
libros del difunto, se hubiera convertido por esta época en tradición, y llegara a
América. La venta de libros en estas subastas era una forma habitual de adqui-
sición, conformación y enriquecimiento de bibliotecas privadas de personas
relevantes como la del Conde-Duque de Olivares94.
En 1673 se publica en Madrid la obra Artedenavegar escrita en La Habana
dicha experiencia en 6 volúmenes durante los años 1699 y 1700, con el título GirodelMondo. Fue
uno de los mayores éxitos de la literatura de viajes de la primera mitad del siglo XVIII (Hasta siete
ediciones en italiano y traducido al inglés y francés). La Habana de fines del siglo XVII vista por
un italiano. Presentación por J.P. Berthe. RevistadelaBibliotecaNacionalJoséMartí. 1971, núm. 2,
págs. 63-85.
93 ANC. ProtocolosNotarialesdeLaHabana. Escribanía Regueira. Año 1614, fol. 275.
94 ESCOLAR, H. Historia de las bibliotecas. 2ª ed. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1987,
pág. 301.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
95 Podemos considerarla como la primera obra técnica escrita en la Isla. FLORES, L. de. Artedenavegar,
navegaciónastronómica,theoricaypractica. Madrid: Imprenta de Julián Paredesa, 1673. Biblioteca del
Museo Histórico de las Ciencias "Carlos J. Finlay". La Habana (Existe otro ejemplar en el Museo
Naval de Madrid). Citado también por TRELLES Y GOVIN, C.M. Ensayodebibliografíacubanade
lossiglosXVIIyXVIII. Matanzas: Impr. El Escritorio, 1907, pág. 144; Op.cit. 2ª ed. Habana, 1927,
pág. 261.
96 ANC. ProtocolosNotarialesdeLaHabana. Escribanía Junco. Testamentos. Testó ante el escribano público
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
zas de 1553 se necesitaba para abrir una tienda de libros101. Lo que significa que
si bien no tenemos testimonio de imprentas, sí hemos encontrado la prueba de
que en esa época existía una librería en La Habana, o lo que puede ser lo mis-
mo, había una necesidad y una demanda de libros creciente que hicieron posi-
ble que un maestro librero llegara para abrir, probablemente, uno de los prime-
ros, sino el primero, establecimientos de venta de libros de la Ciudad. Además,
otro dato que ratificaría dicha demanda, es que en el año 1690 vivía en La
Habana "Miguel Ruiz, oficial de enquadernar libros"102.
5.ALGUNASOBRASMANUSCRITASYLIBRARIASSOBRECUBA.
Varios son las obras manuscritas que precedieron a las impresas en Cuba y
sobre Cuba, que por su aportación es relevante nombrar para no hacer una his-
toria de la cultura impresa que negara inconscientemente cierto desarrollo cul-
tural de la Isla antes de que llegara la imprenta. No es ésta una enumeración,
que ya hace casi un siglo realizó brillantemente Trelles, sino un breve estudio
que trata de mostrar la aparición de una evolución del sentimiento isleño, de la
identificación de sus habitantes con la realidad caribeña. De esta manera son
significativos los escritos realizados por algunos vecinos de la Isla que han lle-
gado hasta nosotros. En La Habana son destacables los del Gobernador Pedro
Valdés redactados entre 1602 y 1608. Aparte de su Colección de cartas inéditas,
son importantes, por las noticias que en ellas se encuentran sobre la Isla, dos
manuscritos citados por Trelles y Beristain: Advertenciasparaquequitenlosfrau
desydañosquesenotanenlaIsladeCuba y CartadirigidaalReyen3deenerode
1604enjustificacióndesuconductaenelgobiernodelaIslayrespondiendoávarias
calumnias103. Pezuela consideró esta última como la mejor crónica de principios
del siglo XVII.
Unos años después, en Santiago de Cuba, el Capitán Juan García de Navia
y Castrillón, gobernador de la plaza a partir de 1614, dejó manuscritos impor-
tantes para la ciudad oriental, tales como Relaciónoriginaldelascossasmasnece
sarias é importantes que hay en elGobierno de Santiagode Cuba de que da noticia el
CapitánJuanGarcíayCastrillón,GobernadorquefuédedichoGobierno.Junio18de
101 El oficio de librero estaba reglamentado por la Ordenanzas de 1553, que rigieron hasta principios del
siglo XIX. Se establecía el aprendizaje durante un período de cinco años, después del cual los aspi-
rantes lograban la categoría de oficiales. Los libreros, para poder tener tienda abierta, necesitaban
adquirir el título de maestro, previo examen y, además, estar inscritos en la matrícula de la corpo-
ración. BUONOCORE, D. DiccionariodeBibliotecología. 2ª ed. Buenos Aires: Marymar, 1976, pág.
280.
102 AGI. SantoDomingo. Leg. 123, exp. 82.
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
1617 y Relacióndelosingeniosdeazúcar,ganadosyminasqueayenelbaiamoygo
vierno de Cuba. Son trabajos que ponen de manifiesto las riquezas de la zona
oriental, escritos en un afán de no quedar relegados por el desarrollo y evolu-
ción de La Habana. Para ello proponen soluciones que mantengan a la Ciudad
como enclave fundamental en la Isla, y en la zona del Caribe, tales como que los
buques negreros hicieran escala en Santiago.
De nuevo en La Habana, la ciudad, ya convertida en un centro de cons-
trucción naval y punto de reunión de las flotas, era un lugar visitado, con estan-
cias más o menos largas, por personas relevantes en conocimientos e ideas,
como por ejemplo Tomé Cano o el propio Alonso de Ercilla104. Esta evolución
insular surgida de la designación real del sistema de flotas, las nuevas construc-
ciones y el astillero, hicieron surgir en la Ciudad un cierto sentimiento de iden-
tidad que puede verse reflejado en la obra EspejodePaciencia105, poema histórico
dedicado al obispo Altamirano106, escrito en octavas reales en 1608 por Silvestre
de Balboa, escribano de origen canario y que fue el antecedente del movimiento
proyectista que tendría lugar años más tarde107. En él se narran los hechos acae-
cidos en 1604, cuando el pirata Gilberto Girón capturó al obispo citado, así co-
mo su rescate, y el triunfo de los vecinos de las cercanías de Yara sobre los pira-
tas108. La obra es un fiel reflejo de un mundo cultural en el que se expresaron las
peculiaridades que empezaban a distinguir a Cuba dentro del conjunto de los
territorios americanos, con frecuentes alusiones a la fauna y flora locales (biaja-
cas, hicoteas, iguanas, jutía, piñas, tabaco, etc.). Muchos de estos términos nos
llevan al campo del americanismo lingüístico más álla de los estrictamente del
marco de la naturaleza (hato, sabana, bujío, etc). También debemos resaltar la
utilización prematura, o poco frecuente todavía, del término "criollo" usado en
el Espejo para diferenciar al nacido allí de los que llegaron de otras tierras ("crio-
moSeñorDonFrayJuandelasCabezasAltamirano,ObispodelaIsladeCubaenelPuertodeManzanillo.
Añodemilseiscientosycuatro.dirigidoalmismoSeñorObispoporSilvestredeBalboaTroyayQuesada,
naturaldelaIsladeGranCanaria,vecinodelavilladePuertoPrincipe.
106 El obispo Altamirano fundó en 1605 una escuela en La Habana, una de las primeras de la Isla, y abrió
el 10 de mayo de 1607 el seminario Tridentino de Santiago de Cuba. Citado por TRELLES, C.M.
Op.cit., pág. 188.
107 De hecho, el Obispo Morell reproduce integro el poema en su historia de Cuba. Ambas obras fueron
editadas en el siglo XX. Vid. BALBOA Y TROYA DE QUESADA, S. de: Espejo de Paciencia. En:
Pedro A. Morell de Santa Cruz. HistoriadelaIslayCatedraldeCuba. La Habana: Imprenta Cuba In-
telectual, 1929, pág. 158 y ss.
108 La obra aparece publicada por primera vez íntegra en uno de los apéndices del libro de TRELLES,
llo del Báyamo", "un negrito criollo"). Y sobre todo la repetida idea de manifes-
taciones de presencia y pertenencia geográfica insular "nuestros Isleños", inclu-
so en términos elogiosos, en un mundo en el que éstos estaban restringidos
básicamente a los grupos de poder del momento (como es el caso del criollo
Miguel Baptista). También, ofrece un ejemplo de identificación literaria con el
medio, reflejando el ambiente y la vida de la Isla. Ese ambiente nativo es, qui-
zás, la característica diferenciadora sobre cualquiera de las obras literarias me-
tropolitanas o hispanoamericanas de la época en que se realizó109. Incluso algún
estudioso llega a afirmar que es el "primer poema de espíritu americano en la
historia literaria del continente"110.
En 1651 el médico Lázaro de Flores que desarrollaba sus tareas sanitarias
en La Habana, escribió la obra Artedenavegar111 anteriormente citada, conside-
rada como el primer trabajo científico producido en Cuba112. En ella se ofrecen
datos valiosos de carácter geográfico y astronómico sobre la Isla. Por otra parte,
gracias a ella sabemos que en La Habana se construían instrumentos náuticos
de gran exactitud, y se desarrollaban técnicas dentro de este ámbito. De hecho,
la mayor aportación que Flores ofreció en su obra es que dejó anotados dos
eclipses de luna contemplados por él en La Habana (21 de febrero de 1663 y 6
de agosto de 1664)113. La observación de este fenómeno le permitió fijar la situa-
ción geográfica de La Habana, y la diferencia de tiempo que existe entre ésta y
Sevilla114. Sobre esta obra, López Sánchez opina que si bien estaba algo anti-
cuada, desde el punto de vista de los saberes astronómicos, sí que supuso una
buena labor de aplicación de la geometría y la trigonometría, y sobre todo, una
aportación significativa y actualizada de la náutica115.
la qual se contienen tablas nuevas de las declinaciones de el Sol, computadas al Meridiano de la Havana
TraensenuevasdeclinacionesdeEftrellas,yinftrumentosnuevos. Compuesta por el Doct. D. Lázaro de
Flores, vezino de la Ciudad de la Havana en la Isla de Cuba. Y lo consagra Al Excmo. Señor Con-
de de Medellin, Prefidente del Confejo Supremo de Indias, &c. Año 1673, Con Privilegio, En Ma-
drid: Por Iulian de Paredes, imprefor de Libros, en la Placuela del Angel. También hay una viñeta
con una leyenda que dice: "Vitoria. Con inftrumento rotundo el iman y derrotero vn Vascongado,
primero dio la Buelta, á todo el Mundo".
112 Un estudio más detallado puede encontrarse en LOPEZ SANCHEZ, J. El primer libro científico
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JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
Por último, reseñar, que entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII,
en Cuba, encontramos manifestaciones de temática religiosa, como la abra del
presbítero Onofre de Fonseca, escrita en 1703 y titulada Historia de la aparición
milagrosadenuestraseñoradelaCaridaddelCobre. En esta obra aparece separada
por primera vez la literatura del relato histórico, constituyendo este último un
objetivo en sí mismo. Desde un punto de vista religioso la Isla ya iba a contar,
como en otras zonas de Hispanoamérica, con su "propio" hecho religioso tras-
cendente, extraordinario e identificativo116.
Como vemos, ni la falta de imprenta en la Isla, ni aún siquiera las repetidas
ordenanzas de prohibición de recoger cualquier tipo de información, pasada o
presente, que sobre las Indias tratase (como por ejemplo, una Real Cédula del
propio Felipe IV en 1641, que intentaba controlar la impresión de obras en
América y se especificaba que "se den las ordenes que convengan, fin permitir
ni dar lugar se impriman ningun libro de hiftoria fin efpecial licencia defpa-
chada por el dicho mi Confejo"117) fueron suficientes. Nada de esto detuvo ni
fue un obstáculo para que se realizaran y circularan este tipo de trabajos -im-
presos o manuscritos-, que a modo de crónicas recogían algunos aspectos pasa-
dos o cotidianos de la realidad del momento. Pero mayoritariamente, las fuen-
tes de información disponibles sobre las Indias, en España y, sobre todo, en el
resto de Europa, seguían siendo muy limitadas a finales del siglo XVII. El Con-
sejo de Indias mantiene un control estricto sobre la impresión y la circulación de
libros referentes a los dominios americanos. Sirva de ejemplo, que no solamente
se prohíbe la posesión y la lectura de los escritos publicados por Las Casas en
Sevilla, sin licencia, en 1552, sino hasta la reimpresión de los relatos de Cortés y
de los libros de Gómara. Gran número de obras que consideramos hoy como
indispensables para conocer América estaban todavía prohibidas en el siglo
XVII: así, además de Las Casas, buena parte de la obra de Fernández de Oviedo,
la Geografía de López de Velasco, obras de Sahagún, etc. El estereotipo geográ-
fico y descriptivo de las Indias publicado durante el siglo XVI estaba ya anti-
cuado, pero no cambiará hasta el primer cuarto del siglo XVIII. Mientras per-
manecían inéditas e ignoradas obras del siglo XVII que se acercaban con más
verosimilitud a la América de esa época, como por ejemplo el CompendioyDes
cripcióndelasIndiasOccidentales de Fray Vázquez de Espinosa, o la Historiadel
NuevoMundo del padre Bernabé Cobo.
6.AMODODECONCLUSIÓN.
La impresión se fue generalizando lentamente y se terminó convirtiendo
en el mejor elemento de difusión de las ideas. Es por ello, por lo que fue el pri-
mer objeto de una legislación que trataba de "velar" por la pureza de la em-
presa, aplicando un grado de censura que irá incrementándose a lo largo del
tiempo, y de acuerdo con las circunstancias. La Corona española empezó a con-
trolar no sólo el tipo de información que pasaba a Indias, sino sobre toda la que
se imprimía y editaba en la propia Península. Así, la maquinaria de control y
censura cada vez era mayor y más compleja. Aunque todo ello no significó, ni
mucho menos, una impermeabilización de obras prohibidas, tal y como se ha
demostrado, tanto para la metrópoli como para los territorios ultramarinos.
JUANJOSÉSÁNCHEZBAENA
Universidad de Murcia
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LASMÚLTIPLESVENGANZASDEDONMENDO
"La venganza de don Mendo", obra maestra de Pedro Muñoz Seca, tiene
como todas las obras de arte varias posibles lecturas. Para la nuestra vamos a
aplicar un prisma trágico, similar al del gran actor Ruiz Tatay, que se indignaba
por el tratamiento cómico que Muñoz Seca dio su héroe; un hombre de honor
que por salvar el buen nombre de su amada, lo da todo: la reputación y la fama,
algo que él estima mucho más que la propia vida.
Este planteamiento sería válido siempre que la dama fuera impecable en su
conducta y merecedora por tanto de cualquier sacrificio; pero he aquí que la
protagonista es la antítesis de todo este supuesto. Para ella el honor no tiene
ninguna importancia; su único objetivo válido es medrar a cualquier precio,
aunque este signifique el deshonor e incluso la muerte para los demás.
Un conflicto paralelo será la base, años más tarde, de una controvertida
obra de Aldous Huxley: Un mundo feliz (1932). Esta obra, adelantada para su
tiempo, cuyo título ni siquiera ha sido bien traducido, ya que las palabras de
Miranda en Latempestad (1611), de William Shakespeare: " O brave new world!
That has such people in't!", en las que se apoya Huxley, hacen referencia a un
mundo maravilloso, que produce tales criaturas. Se trata, una vez más, de la
lucha del héroe contra la realidad.
John Savage, protagonista de Un mundo feliz, sólo conoce el mundo occi-
dental y sus costumbres a través de la lectura del dramaturgo inglés, único libro
del que ha podido disponer durante su infancia y primera juventud. Por este
motivo cree ver las imágenes literarias que tan bien conoce, como pertenecien-
tes al mundo real. Y por ello responde mental y verbalmente a las situaciones
reales, con la Ética y los parlamentos literarios que conoce a fondo desde niño.
Por si esto fuera poco, John Savage, apodado "El Salvaje" por su nombre y
actuación incomprendida, ha crecidoen la tradición ascética amorosa de los
Indios Americanos, en la que el varón debe ofrecer a la amada la piel de un león
de las montañas, o en su defecto, un lobo, como prenda de su respeto, y para
merecer la benavolencia de ella poder desposarla.
Como en el Londres de aquel momento histórico no existen animales sal-
vajes que capturar, John está dispuesto a realizar cualquier trabajo sustitutorio
para ser digno de la mano de Lenina, tal como ocurre en la historia o leyenda
india de la Muchacha de Matsaki. En ella los pretendientes debían cavar toda
una mañana entera en el jardín, asediados por mosquitos y moscas encantados.
Entre todos los jóvenes sólo uno resistió el duro trabajo y el no menos duro
acoso y así fue digno del amor de la muchacha.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
La idea del honor del Salvaje sufre una brutal convulsión cuando Lenina,
absolutamente desprovista de afecto, y dado su extraordinario nacimiento y
especialísima educación, carente de cualquier clase de apetencia espiritual, es
capaz de entregarse físicamente gratis y no como compensación natural al sacri-
ficio.
El choque de las dos conductas es tal que, además de rechazarla a golpes,
el Salvaje, en su tan conocido papel de Otelo, profiere las terribles palabras del
Moro:
"¡Impúdica ramera!
(...) ¡Oh, mala hierba,
tan amable y bella, con tan dulce perfume,
que el sentido llega a sufrir!...
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DULCE SÁNCHEZ-BLANCO
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
que será la segunda vez en que menciona la venganza. Con todo esto la
más atroz de las dudas tortura su mente, trastornada ya:
Con lo que sabemos que todavía existe el amor en su dolorido pecho. Algo
después continúa con sus dos ideas fijas, unidas en los tres versos siguientes:
"Penetra puñal en mí
llega pronto al corazón
y a quien te pregunte di
que a pesar de su traición
adorándola morí."
No obstante, esta letal decisión se verá interrumpida nada menos que por
la comitiva de la boda:
"¡Magdalena!...¡Blando pecho
que envidia diera a las aves!...
¡Corazón de suaves pétalos!...
¡Alma pura cual la linfa
del transparente arroyuelo!...
¡Magdalena!...¡Magdalena!...
¡Ave, rosa, luz, espejo,
rayo, linfa, luna, fuente,
ángel, joya, vida, cielo!...
Cuando, por fin, conoce el infame e injusto baldón con el que va a ser con-
denado, intenta terminar con su vida por tercera vez, pero vuelve a ser estor-
bado, ahora por Moncada y Sigüenza:
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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DULCE SÁNCHEZ-BLANCO
y algo braquicefalada.
Tiene rubios los cabellos,
tiene la barba afeitada,
breve el naso, noble el belfo,
la su frente despejada,..."
se podría aplicar con toda justicia a nuestro hombre, que motivos más que
suficientes tenía para tal tristeza y tal locura...
Vamos a saber también el nombre del atractivo bardo: RENATO, es decir,
nuevo Ave Fénix, renacido de su propia muerte. Pero va a ser la mora Azofaifa
con su declaración de amor:
la que, con sus terribles celos ante el renovado deseo que Magdalena pa-
rece sentir por Renato, hará concebir a éste una nueva ilusión de venganza:
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Con esto llegamos a uno de los más inspirados momentos de la obra, aquel en
el que se parafrasea con gracia el Romance de Abenamar:
Pero lo tristemente gracioso del caso es que han cambiado las tornas:
"¡Ironías de la suerte:
la que condenóte a muerte
y te arrojó de sus brazos,
agora sin conocerte
se muere por tus pedazos!
Por otra parte, el duelo amoroso en el que Magdalena lleva la voz cantante,
es de gran belleza:
"Trovador, soñador,
un favor.
-¿Es a mí?
Sí, señor.
Al pasar por aquí
a la luz del albor
he perdido una flor.
-¿Una flor de rubí?
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DULCE SÁNCHEZ-BLANCO
Concreta ella:
"Aún mejor:
Un clavel carmesí,
trovador,
¿No lo vio?
-No le ví.
¡Qué dolor!
No hay desdicha mayor
para mí
que la flor que perdí
era signo de amor.
Búsquela
y si al cabo la ve
démela."
"Lo sabrá
porque al ver la color
de la flor,
pensará
¿Seré yo
el clavel carmesí
que la dama perdió?"
"-¿Yo, decís?
Lo que oís,
que en aqueste vergel
cual no hay dos,
no hay joyel ni clavel
como vos."
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Todavía ella miente una vez más, gratuitamente, al recordar a Don Mendo,
con lo que el beso de la perjura asquea de tal manera al pobre Renato, que le
hace recuperar de nuevo y por octava vez la idea de su larvada venganza, al
tiempo que reaparece el odio reconcentrado. Y así, remacha con las mismas
palabras de ella:
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DULCE SÁNCHEZ-BLANCO
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
"¿Mujer asesina,
baldón de tu infame casta
a quien mi pecho abomina!
"Tu venganza
aplaza para otro día."
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DULCE SÁNCHEZ-BLANCO
Él insiste:
Sólo con la muerte real las dos partes de su dicotomía vital vuelven a en-
samblarse y unifican la dualidad RENATO = DON MENDO con la que se cierra
la tragedia.
BIBLIOGRAFÍA:
MUÑOZ SECA, Pedro: La Venganza de Don Mendo. En Obras Completas, 3ª Edición Fax,
Madrid, 1969.
SÁNCHEZ-BLANCO CELARAIN, Mª Dulce: Vida y Teatro de Pedro Muñoz Seca. Tesis
Doctoral. Murcia, 1989.
HUXLEY, Aldoux: Unmundofeliz, Plaza y Janés, Barcelona, 1965.
SHAKESPEARE, William: LaTempestad (V.I) Penguin books, New York, 1968.
SHAKESPEARE, William: Otelo. Penguin Books, New York, 1968.
MARÍADULCESÁNCHEZBLANCOCELARAIN
Universidad de Murcia
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JOSÉMARTÍ,ELIMPRESIONISMOPICTÓRICO
YFRANCISCODEGOYA
MARTÍYLOSIMPRESIONISTAS
El impresionismo pictórico nacido en Francia sobre los años cincuenta tuvo
como fin principal mostrar el desacuerdo hacia los temas clásicos y las fórmulas
artísticas de la Academia francesa de Bellas Artes. La escuela impresionista se
apoyó en dos constantes: el color y la fugacidad. Con respecto al primero, los
impresionistas buscaban una representación espontánea, directa y subjetiva de
la vida y se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos.
Los pintores más representativos de este movimientos son Degas, Manet, Mo-
net y Morisot. En pintura, según su concepción, no existen ni los colores ni las
formas de los objetos en sí sino masas de color colocadas unas junto a otras sin
mezclar. La mezcla de colores debe de efectuarse, en pintura, en la retina del
espectador. Dichos colores mudarán según la intensidad de la luz que reciban
los objetos. Es por ello que un mismo paisaje puede variar según las diferentes
horas del día en que se contemple.
A fines del siglo XIX, el impresionismo pictórico, que se preocupó también
por la observación de la naturaleza además del estudio de las variaciones de la
luz y los colores, influyó en otras expresiones artísticas como la escultura, la
música o la escritura.
Con respecto a la escritura, los hermanos franceses Edmond y Jules Gon-
court son una clara muestra de la "escritura artista", escritura a través de la cual
buscaron transmitir una imagen impresionista de la realidad. Tanto por su es-
tilo como por la concepción que tenían del arte en general y su forma de plas-
marlo en sus escritos, los Goncourt pueden considerarse los pioneros del mo-
vimiento impresionista pictórico. 1
borde de los senos del color; sobre montes oscuros, cielos claros, y sobre cuestas tapiza-
das de violetas, arrebatadas ráfagas de oro. Gocé así la alborada, y después vino el sol a
quitar casi todos sus encantos al paisaje, beso ardiente de hombre que interrumpía un
despertar voluptuoso de mujer. El ópalo es más bello que el brillante2.
Presentadas en masa, las obras de los intransigentes –como entonces se les llamaba-cho-
caron todavía más al público por su color desacostumbrado y el insólito tratamiento de
la forma. La gente sólo vio estas obras en esta exposición mixta. Volvió a oírse la risa
imbécil del Salón de los Rechazados de 1863. Allí nació el nombre de Impresionismo,
proferido como una injuria, e inspirado por el cuadro de Monet a un periodista del Cha-
rivari, un tal señor Leroy, que debe a esta burla el que su nombre sea aún pronunciado
en la historia. 4
2 José Martí, Obrascompletas, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975. Todas las referencias a
las obras martianas están extraídas de la citada editorial.
3 Martí en casi todas sus referencias -desde 1878 hasta 1894- elogia el arte de los hermanos Goncourt
por sus libros pictóricos, detallistas, coloridos, "con denodado amor por lo miniaturesco".
4 Pierre Francastel, Historiadelapinturafrancesa, Madrid, 1970, p. 313
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Madrazo ha sabido hallar la originalidad verdadera: no las locas manías de los impre-
sionistas y de los ultrarrealistas, furiosos mendicantes de una opinión desdeñosa, dema-
siado gran dama para ocuparse de aquellos que la llaman ofendiéndola para atraer su
atención. La ha hallado donde siempre debe buscarse: en la verdad y en la grandeza, sin
forzar brutalmente la naturaleza, sin torturarla, sin oprimirla, sin mirarla con ojos irrita-
dos y duros5.
Un último dato despeja dudas acerca de la relación que mantuvo Martí con
los pintores impresionistas. En 1879, el escritor cubano escribió distintos artí-
culos sobre pintores franceses pero no nombró la exposición que realizaron los
impresionistas en París. En dichas crónicas habla de Gérome, Beaumont, Dela-
croix, Lecomte du Nov, Jules Lefebvre, Perrault o Parrot, pintores formalistas
algunos, pertenecientes a la generación anterior, pero nada dice de los intransi-
gentes.
No hay por tanto ningún testimonio en la obra martiana sobre su asistencia
a la exposición de 1874 y, como hemos señalado, la primera mención se realiza
entre 1879-1880, en donde se reafirma en su voluntario silencio. En sus artícu-
los, sin embargo, aparecen extensas citas sobre pintores de segunda fila o pinto-
res de la época romántica.
La posición del escritor cubano con respecto a la escuela impresionista iría
cambiando con los años. Así, en la crónica que hemos citado y que escribió con
motivo de la Exposición de 1886, de Nueva York, no reconoce el triunfo de di-
Ninguno de ellos ha vencido todavía. La luz los vence, que es gran vencedora. Ellos la
asen por las alas impalpables, la arrinconan brutalmente, la aprietan entre sus brazos, la
piden sus favores; pero la enorme coqueta se escapa de sus asaltos y sus ruegos. Y sólo
quedan de la magnífica batalla sobre los lienzos de los impresionistas esos regueros de
color ardiente que parecen la sangre viva que echa por sus heridas la luz rota: ¡ya es
digno del cielo el que intenta escalarlo!6
De Velázquez y Goya vienen todos –esos dos españoles gigantescos: Velázquez creó de
nuevo los hombres olvidados; Goya, que dibujaba cuando niño con toda la dulcedum-
bre de Rafael, bajó envuelto en una capa oscura a las entrañas del mundo humano y con
los colores de ellas contó el viaje a su vuelta. – Velázquez fue el naturalista: Goya fue el
impresionista: Goya ha hecho con unas manchas rojas y parduscas una Casa de Locos y
un Juicio de la Inquisición que dan fríos mortales: allí están, como sangriento y eterno
retrato del hombre, el esqueleto de la vanidad y la maldad profundas. Por los ojos re-
dondos de aquellos encapuchados se ven las escaleras que van al infierno. Vio la corte,
el amor y la guerra, y pintó naturalmente la muerte.7
MARTÍYGOYA
Juan Marinello señalaba ya en 1937 en su libro Literaturahispanoamericana,
hombres, meditaciones que “Goya, Whitman y Wilde dejan en las manos del li-
bertador cubano la entraña magistral que ahora le están descubriendo los pers-
picaces”.
De las dos deportaciones de Martí a España, la de 1871 y la de 1879, la ma-
yoría de anotaciones sobre el arte pictórico español corresponden a 1879 y están
recogidas en su Libro de Apuntes. Las crónicas martianas anteriores a 1879 son
escasas. Sólo contamos con un artículo fechado en 1875 en donde Martí estudia
a los pintores Rosales y Palmira Borrás de Coll. Martí contempló dichos cuadros
en 1871, en la Exposición de pinturas de Madrid, y escribió la crónica para la
Ya desde Nueva York, en uno de sus posteriores escritos para “La Opinión
Nacional”, de Caracas, Martí aconsejaría a los venezolanos, de ir a Madrid,
acercarse a la Academia de San Fernando, “un museo riquísimo, lleno de Muri-
llos y de Goyas, que no debe dejar de ver venezolano alguno que vaya a Ma-
drid”. 9
Pero la influencia de Goya sobre Martí será tan profunda que marcará la
prosa del escritor cubano. Martí, que entendió que el escritor debe pintar como
el pintor, encarnó en su escritura el estilo pictórico y la filosofía de Goya.
Como señala David Leyva González, en su artículo “El arte de Goya en Jo-
nes su denodado amor por las pinturas goyescas y por la filosofía y la rebeldía
que emanaban de sus cuadros.
El escritor cubano fue revolucionario en la acción y en la palabra. No es ex-
traño que por ello se identificara con Goya, artista que como él estampaba en el
arte su inconformismo. Goya fue elegido por Martí tanto por su arte como por
el aspecto revolucionario de sus obras. Martí destacó reiteradamente su admira-
ción por el pintor español, glorioso e inmortal, “el más grande entre los gran-
des”. Uno y otro sufrieron las injusticias de los hombres de poder. Martí recor-
dará el cuadro de Goya en donde aparecen juntos en un manicomio hombres
- 381 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ricos, generales, obispos y reyes. Martí anotará las palabras goyescas adjuntas al
cuadro: “El mundo de los egoístas es un mundo de tontos” . 13
Martí vivirá los temas de los cuadros goyescos en sus propias entrañas y
unirá su voz de rebeldía a los gritos que lanzan desde el otro lado las vivientes
pinturas de goyescas:
Cada aparente error de dibujo y color de Goya, cada monstruosidad, cada deforme
cuerpo, cada extravagante tinta, cada línea desviada, es una áspera tremenda crítica. He
ahí un gran filósofo, ese pintor, un gran vindicador, un gran demoledor de todo lo in-
fame y lo terrible. Yo no conozco obra más completa en la sátira humana14.
(...) Goya, que hacía cabezas con lápiz rojo a lo Rafael, que he visto en su cartera de niño
en Aragón; y luego hizo sus cucuruchos de obispos y sus cabezas sin ojos, y una maja
que todavía no me he podido sacar del corazón. Es de mis maestros, y de los pocos pin-
tores padres.15
16 Las famosas majas pintadas por Goya fueron llevadas al Museo del Prado en 1901.
18 Este, que fue pintor de la corte mezquina de Carlos IV, dibujó en aguafuertes famosos los espan-
tos de aquellos días de mayo (...) José Martí, ob. cit., t..23, p.261.
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MERCEDES SERNA
Señala Leyva como las insólitas Pinturas Negras de Goya pasaron a lienzos
en 1873. Martí ese año partía, en calidad de deportado, de Madrid a Zaragoza, y
no hay registro de que las haya visitado en la Quinta del Sordo, donde estaban
originalmente en las paredes. Como en el año 1879, sólo hace un estudio de
Goya en la Academia de San Fernando y pasa como dice en “visita rapidísima”
por el Prado, podemos suponer que Martí no alcanzó a ver las pinturas negras.
Las Pinturas Negrasfueron cedidas al Museo del Prado en 1881. Martí por en-
tonces vivía en Caracas.
Martí va a la Academia de San Fernando, en 1879, y el primer apunte que
escribe es sobre “La Maja”, de Goya, la cual -como en una especie de sincre-
tismo connatural a la cultura latinoamericana y al movimiento modernista en
concreto- ve como una Venus andaluza: “nunca negros ojos de mujer, ni encen-
dida mejilla, ni morisca ceja, ni breve, afilada y roja boca, ni lánguida pereza, ni
cuanto de bello y deleitoso el pecaminosos pensamiento del amor andaluz, sin
nada que pretenda revelarlo exteriormente, ni lo afee, -halló expresión más rica
que en La Maja” . Con respecto a dicho cuadro Martí aseverará que es uno de
20
los más maravillosos que puedan existir. Los ojos de la Maja queman y matan
de una mirada a Martí.
Martí se detiene en las piernas, “osadamente tendidas, paralelas, la una
junto a la otra, separadas y unidas a la vez por un pliegue oportuno de la dócil
gasa!”.Martí no duda de que la Maja en cualquier momento puede levantarse
porque está dotada de vida: “Si se levanta de sus almohadones, viene a noso-
tros y nos besa, pareciera naturalísimo suceso, y buena ventura nuestra, no
germánico sueño, ni vaporización fantástica. !Pero no mira a nadie”. Y he aquí
lo que detiene el sueño erótico de Martí: “Piélago son de distraído amor sus
ojos. No se cansa uno de buscarse en ellos. En esto estuvo la delicadeza del pin-
tor; voluptuosidad sin erotismo”.
En este erotismo truncado se halla uno de los rasgos que definen la perso-
nalidad de Martí. Éste no puede por más que admitir el deseo de ser besado por
la Maja pero una vez más trunca el sueño su misión apostólica. “Ya no se puede
amar, dirá en un famoso verso, ¡Oh Margarita!”. De cariz profundamente ro-
mántico, el erotismo aparece insinuado pero como quimera o ensueño.
A Martí no le hizo falta, aunque fue una pena no tener comentarios de
ellas, ver las pinturas negras de Goya para advertir el expresionismo y la sátira
de las pinturas de Goya. Así se ve cuando comenta el lienzo de Goya, “El entie-
rro de la sardina”.
Señala Martí que una característica esencial del arte expresionista de Goya
es que a éste le gusta pintar en vez de ojos, agujeros como expresión del vacío
existencial, pues los ojos no son otra cosa que la luz del entendimiento. Martí,
que usó en muchas de sus crónicas del simbolismo cromático, comenta como
Goya “ama y prefiere los oscuros; gris, pardo, castaño, negro, humo, interrum-
pidos por manchas verdes, amarillas, rojas, osadas, inesperadas y brillantes”.
Martí descubre los símbolos anímicos que se esconden a través de los colores,
pues él mismo había comentado, en otra ocasión, que “ el ópalo es más bello
que el diamante”.
Martí se hace eco de la técnica y visión expresionistas de “El entierro de la
sardina” cuando comenta que en el cuadro no hay que ver al pueblo que danza,
porque son “cadáveres desenterrados y pintados los que bailan” . Igualmente 21
destaca del cuadro como “lo feo llega a lo hermoso”. Martí utiliza a su vez el
esperpento y lo grotesco en la descripción del cuadro de Goya:
Uno ora, otro gruñe, éste feliz figura se coge un pie, sostiene en otra mano la flauta, y se
corona de barajas, el otro se finge obispo, lleva una mitra de latón, y echa bendiciones;
éste, con una mano se mesa el cabello, y con la otra empuña un asta; aquél, señalando
con airada ademán la puerta, luce un sombrero de tres puntas, y alas vueltas; tal se ha
pintado el rostro de bermellón, y va como un iroqués, coronado de enhiestas plumas;
bésale la mano una cana mujer de faz grosera, enhiesta la cabeza con un mano; a aquél
le ha dado por franciscano, a éstos por inflar un infeliz soplándole en el vientre.22
Un torillo, de cuernos puntiagudos, y hocico por cierto demasiado afilado, viene sobre el
picador, que a él se vuelve, y que, dándonos la espalda, y la pica al toro, es la mejor fi-
gura de esta tabla. Allá sobre la valla, gran cantidad de gentes. Tas el toro, un chulillo
que corre bien. Junto al picador, el de los quites. Tras ellos, dos de la cuadrilla. Por allá,
otro picador. En este tendido puntos blancos que son, a no dudar, mozas gallardas con
blanca mantilla: y con mantilla de encaje....
De esos ojos –impresión real– tan pronto brotan efluvios amorosos, enloquecedoras mi-
radas, dulcísimas promesas, raudales de calientes besos, como robando suavidad a la fi-
sonomía, con esa extraña rudeza que da a las mujeres la cólera, chispeante y relampa-
gueante, a modo de quien se irrita de que la miren y la copien.23
Qué seno el de la Maja, más desnudo porque está vestido a medias, con la chaquetilla
de nuestro alamares, abierta y a los lados recogida, con esa limpia tela que recoge las
más airosas copas del amor! Ma guarda-e passa. Que este cuadro es de la Academia de
San Fernando.
Otra de las escenas colectivas más grotescas del siglo XVIII español era la
relacionada con la Inquisición, tanto el momento del juicio, como la procesión
de los penitentes. A los acusados se le ponía un sambenito, especie de escapula-
rio que se cargaba con motivos del infierno, unido a ellos se le encasquetaban
enormes cucuruchos por gorra, que resaltaba su figura en la multitud. En uno
de los cuadros de Goya es Viernes santo y se sacan a los penitentes en proce-
sión, se amarran encadenados de manos y pies, y se van golpeando por las ca-
lles, flagelándose con látigos de muchas puntas. “!Oh defecto sublime, oh osa-
día soberbia, oh pintor admirable!”, exclama Martí ante el cuadro. Martí recalca
los admirables desnudos, robustos músculos de las piernas, posturas en las que
se siente el dolor del último latigazo.
Frailes de redondos carrillos, carrillos cretinos, —éste, de manchas negras por ojos, que
le suponen mirada siniestra;— aquellos, revelan brutal indiferencia, —éstos, viejos do-
minicos, calaveras recompuestas y colgadas de blanco,— mal disimulado júbilo. En-
frente del tablado, dos juzgadores, —el uno, con todos lo terrores del infierno en la an-
cha frente, el otro, de cana cabellera, de saliente pómulo, de huesos boca, de poblada
ceja, de frente con siniestra luz iluminada, como que le convence de que se ha obrado
bien: y extiende la mano, por un capricho trascendental y admirable, hecha con rojo.24
Martí, reflejándose en las pinturas de Goya, dirá que cada tinta, cada línea,
cada monstruosidad, cada aparente error de dibujo y color de Goya es una ás-
pera tremenda crítica: “He ahí un gran filósofo, ese pintor, un gran vindicador,
un gran demoledor de todo lo infame y lo terrible. Yo no conozco obra más
completa en la sátira humana”.
Martí, en estos apuntes que pertenecen a su segunda deportación, comenta
el cuadro “La familia de Carlos IV”. Tras los rostros de la realeza, pueden des-
cubrirse la malignidad y la estulticia. Martí ya había descubierto la sátira en los
cuadros de Goya cuando en sus “Escenas norteamericanas” comentaba: “la
pintura no tolera lo caricaturesco. La sátira puede usarse con buen provecho,
como lo han hecho Kaulbach, Goya y Zamacois; pero sátira y no mofa inútil”.25
Tras los retratados, aparece el autorretrato del propio creador, Goya, que
Martí describe de la siguiente manera:
Pegada boca, hondos hoyuelos, ojos cuya bóveda resalta, y cuya mirada sorprende. Acá
en la abierta frente, golpe enérgico, y a la par suave, de luz, - por entre ella flotan esos
menudos cabellos que nacen a la raíz. En el resto del rostro, vigoroso tono rosado, dies-
tramente no interrumpido, sino mezclado en la sombra.26
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
quinados y sólo los que están frente a la alta ventana muestran su locura y su
desnudez: uno, hincado de rodillas y calvo, ora, y al lado derecho hay uno co-
mo de fiesta, divirtiéndose de lo que hacen sus compañeros. En la frontera de la
penumbra y la luz aparece uno de pie con plumas en la cabeza, como si man-
dase un gran ejército, frente a él, la figura más admirable: desnudo enteramente,
con sombrero de tres puntas, extiende su brazo recto hacia la pared como si
luchara con la luz que entra del nuevo día.
Esta “Casa de Locos” representa cierta España de finales del XVIII e inicios
del XIX: la nobleza aristocrática, con cargos religiosos y monárquicos, pero
también representa el poder mostrado en la más profunda desnudez de un ma-
nicomio oscuro.
MERCEDESSERNA
Universidad de Barcelona
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LOSCORRIDOSDENARCOTRAFICANTES:
VALORESPOPULARESYMEMORIACOLECTIVA
Yolesdigoamisamigos
vámonosacomodando,
quesisesiguenmatando
corridossigoarreglando1
El mes de febrero de 2005, leí por casualidad en Internet que en México se
llevaba a cabo una discusión suscitada por la divulgación de una colección de
textos de corridos2 en las bibliotecas escolares del país. El problema radicaba en
que la colección contenía cuatro corridos, que se referían al tráfico de drogas en
la frontera con los Estados Unidos. Después de serias discusiones entre los po-
líticos, los pedagogos, los padres de familia, etc., fue tomada la decisión de no
recurrir a la censura oficial de la edición, aunque en algunos Estados de México
–como por ejemplo Tamaulipas y Coahuila– el libro fue retirado de las escuelas.
Los especialistas afirmaban que desde que los alumnos del quinto año tenían
acceso a los libros de texto en cuestión, no fueron registradas consecuencias
negativas y que incluso los niños estaban aprendiendo a distinguir el bien del
mal, lo cual contribuía a su desarrollo intelectual3.
Yo misma había escuchado años atrás –a mediados de los noventa– du-
rante mi estancia en México, algunos corridos que relataban las “hazañas” de
los delincuentes en la frontera, y reconozco que en aquel momento éstos pro-
vocaron mi risa nada más, subvalorando, por lo visto indebidamente, un fe-
nómeno interesante en la cultura popular mexicana.
Desde aquel entonces, los corridosdenarcotraficanteso narcocorridoshan te-
nido una trayectoria ascendiente, hasta convertirse en auténticos bestsellersdis-
cográficos.
Los tres mil doscientos kilómetros de frontera entre los México y los Esta-
dos Unidos son una herida abierta y están cargados de gran simbolismo: son la
frontera entre la prosperidad y el atraso económico, entre el mundo de las “po-
1 Corrido tradicional mexicano, citado por: Gutiérrez Ávila, Miguel Ángel: “Corrido y memoria
popular”.- en: Plural,julio de 1987, N 190. p. 27.
2 Se trata de Ciencorridos,almadelacanciónmexicana. Comp. Mario Arturo Ramos, México, Océano,
2002, quecontienetextos de famosos corridos desde 1760 hasta la fecha de edición. La Secreta-
ría de Educación Pública (SEP) divulgó 80 989 ejemplares de esta colección en las escuelas
primarias de todo el país.
3 “Contienen bibliotecas michoacanas narcocorridos desde hace dos años” – en: NotimexenMorelia,
4 El lector recordará que en febrero de 2005 en la exposición “Arco” en Madrid, fue presentada una
réplica del muro, llamado en México “el muro del la vergüenza”.
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LILIANA TABAKOVA
trionales de la capital. Por otro lado “el gringo” era de pocas luces y afemi-
nado5; a los chicanos se les veía con desprecio, por haber pasado por procesos
de aculturación y, finalmente, se creía que el mexicano que cruzaba la frontera
con “Gringolandia” era un traidor, que se “había vendido”, al someterse vo-
luntariamente a la pérdida de su identidad.
A lo largo del s. XX –algo que no es menos vigentes en la actualidad– las
dos culturas se oponían, se sentían amenazadas la una por la otra. Sin embargo,
mientras en el interior de los Estados Unidos se desarrollaban las campañas del
tipo Englishonly y en México se creaba una Comisiónparalalimpiezadelalengua
española, en la frontera se intensificaba la hibridación lingüística, conocida con el
nombre despectivo de “spanglish”. O sea, en los respectivos “centros” crecía la
resistencia a los valores que nacían a ambos lados de la frontera, puesto que
distorsionaban las imágenes que cada uno tenía –y aún sigue teniendo de sí
mismo– o, dicho en otras palabras, atentaban contra el statuquo.La verdad es,
sin embargo, que la frontera entre Estados Unidos y México es un gigantesco
laboratorio intercultural y estético, y las tensiones culturales entre el chicano y
el mexicano del Norte van disminuyendo cada vez más.
*
Este contexto particular fue creado por varios factores, siendo uno de los
de principal importancia el contrabando con la droga, en gran medida causante
de los procesos migratorios a ambos lados de la frontera. Éste se inició hacia los
años veinte del siglo pasado, cuando algunos Estados del Norte mexicano –
entre los que destacaban Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango– se convirtieron
en productores y exportadores de droga a los Estados Unidos. Fue entonces
cuando se promulgaron las primeras leyes prohibitorias –en 1920 fue estigmati-
zada la producción de marihuana6, y en 1926, la de amapolas (papaversomnife
rum)– que, lo mismo que las actuales medidas drásticas tomadas por las autori-
dades norteamericanas, quedaron lejos de dar los resultados deseados. Se trata
de un tema complicado y muy doloroso, pero en este caso concreto nos interesa
sólo uno de sus aspectos: la forma singular en que los estratos populares inclu-
yen esta problemática en su producción simbólica.
La llamada “narcocultura” que se ha ido formando a lo largo del siglo pa-
sado, tiene sus manifestaciones en casi todas las esferas sociales: desde las acti-
5 No deja de ser curioso que los representantes de un país económica y militarmente atrasado se
autoproclamen muy valientes y potentes sexualmente (en términos hispanos, “muy machos”),
comparándose con los integrantes de la otra nación vecina más desarrollada, a los que se ve
como a “afeminados”. Este fenómeno no es típico únicamente para el ámbito cultural al que
nos referimos y tiene razones históricas y culturales muy profundas.
6 “Disposiciones sobre el cultivo y comercio de productos que degeneran la raza”.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
(Ver: Sada, Daniel: “Cada piedra es un deseo” – en: LetrasLibres, México, año II, n. 15, p. 32-
37). Es interesante la iconografía de estos “santitos”: los representan jóvenes y viriles, de finos
mostachos, con sombrero de alas anchas y botas altas de piel de serpiente con hebillas brillan-
tes. Parecen hermanos gemelos de Pedro Infante, el eterno galán del cine mexicano de los
años 40 y 50.
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LILIANA TABAKOVA
9 En su ya clásico texto ElcorridoMexicano (FCE. México, 1984) Vicente Mendoza afirma que “no es
sólo un descendiente directo del romance español, sino aquel mismo romance trasplantado y
florecido en nuestro suelo”.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
13 Salieron de San Isidro/ procedentes de Tijuana/ traían las llantas del coche/ repletas de mariguana. (Los
Tigres del Norte: “Contrabando y traición” ).
14 Ya no gasten en radares/ ni destrozando mis pistas / yo soy un ave nocturna/ que aterriza en cualquier
mafia,/ahífirmósusentencia,/yaanduvoasaltodemata.[...]Latraiciónnoesbuennegocio/cuando
seapuestalavida,/Lauronoquisoentenderlo/ytraicionóalafamilia,/lecostómuchodinero/yalfinal
hastalavida.(Los Tigres del Norte: “La muerte del soplón”)
17 Senecesitavalor/paraentrarlealcontrabando./Valoresloquelesobra/alagentedeDurango(Los Tuca-
papel de “santito” protector de los traficantes. Claro está, que la Iglesia no lo reconoce. Los
traficantes suelen ser profundamente religiosos y los más “ortodoxos” entre ellos rezan a Ju-
das Tadeo, quien ayuda a llevar a cabo las “tareas difíciles”. La prensa en México en varias
ocasiones ha sacado a luz los tratos escandalosos de altos representantes de la Iglesia con nar-
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LILIANA TABAKOVA
nuidad histórica.
Los narcocorridos hacen referencia a casi todos los grupos sociales. En
primer lugar a los que están involucrados en la producción y el tráfico: cam-
pesinos y gente pauperizada de la ciudad, que optan por actuar fuera de la ley,
para no morir de hambre.20El motivo de tomar la decisión de arriesgar la vida
cayendo en el delito, suele ser no sólo el deseo de enriquecerse rápidamente
sino también de alcanzar una mejor posición en la sociedad.21
La denuncia social va dirigida antes que nada contra las estructuras oficia-
les, y la infracción de las leyes es vista como una autodefensa legítima.22 Sin
embargo, también se tematiza la frecuente rebelión contra los mafiosos que
hacen fortunas inmensas a costa de los pobres “mulas” –”poquiteros”, como se
les llama en México– que llevan en su cuerpo pequeñas cantidades de droga y a
quienes se les paga muy poco para el riesgo que asumen.23
En el particular código ético y moral que tienen los personajes, ser valiente
es lo más importante. La audacia se relaciona con el amor por el terruño24 y el
orgullo por haber nacido en México.25 Los personajes se definen por la seme-
cos que acuden a ellos a confesarse. (Ver: Agustín, José: Tragicomedia mexicana. La vida en
Méxicode1982a1994. México, Planeta, 1998. p. 70; p. 244)
20 Porambiciónaldinero/memetíenelcontrabando,/nosoportélapobreza,/laspromesasmecansaron./Me
estabamuriendodehambre/ytodoporserhonrado./Aligualquemuchosotros/tengoderechoalavida
/hoytengomuchodinero/yvivocomoquería,/sigosiendoagricultor,/nomáscambiélasemilla.
(Los pumas del norte: “El agricultor”).
21 Séqueundíapuedenmatarme/peroserpobrenoquiero./Comotemiran,tetratan/elmundoesconvencie
presumodevaliente,/soyhombremuynatural,/sialgatopisanlacola/puestetienequearañar.(Los
Tucanes de Tijuana: “El balido de mi ganado”).
23 LesdijoSilvanoGuerra/conunavozmuyopaca:/“Llevamostreintamillones/ynospaganconmigajas/y
los que nos la rajamos/ somos los hombres de paja” (Los incomparables de Tijuana: “Los
traficantes”). O: Losempleadosdelosgrandesjefes/sonlosquehacentodoelmovimiento/ylespagan
conunamigaja/cuandodemillonesganancientos;/elpatróngastándoselalana/yunoeselquesela
vapartiendo. (Los Tucanes deTijuana: “Un puño de polvo”).
24 Mi orgullo es ser sinaloense,/ lo digo donde yo quiero,/ estado de muchos gallos/ que hoy se encuentran
janza con una serie de animales totémicos: gallos, tigres, pumas, leones.26 Se
aprecia el valor, pero no la crueldad excesiva.27
Aunque el corrido no está eximido de una buena dosis de misoginia, los
personajes femeninos suelen ser no menos atrevidos que sus compañeros. Tam-
bién se les caracterizadas por medio de cualidades animales (comúnmente se
les llama “hembras”, son “perronas”, etc.) No sólo son amantes que siguen a
sus parejas; son igual de arrojadas, astutas, codiciosas y despiadadas que ellos.28
La actitud hacia la muerte es la tradicional para el pueblo mexicano, en que
se nota la herencia precolombina.29 Es aceptada como algo muy natural, con una
mezcla de resignación, nihilismo y espíritu festivo. El traficante sabe que la
muerte es el único destino que le corresponde. Por eso disfruta de sus aventuras
y vive con la misma intensidad con la que espera su fin.30 No se hacen largos
comentarios sobre la muerte. Simplemente se refiere la forma en que ha acae-
cido. Siempre esperada, la muerte es el castigo merecido por no atenerse a las
normas sociales.31
En los corridos aparecen muchas autoridades corruptas que son vistas con
desprecio.32
mexicano/megustaviviralegre/yconmúsicanorteña/elcorazónsemeenciende,/vivalasierramu
chachos/juntocontodasugente. (Los punas del Norte: “El agricultor”)
26 HombrescomoesteJaimito/nosevenpordondequiera,/esastutocomountigre/ysagazcomopantera./
sienteherida./Latraiciónyelcontrabando/soncosasincompartidas.[...]EmiliodiceaCamelia:/“Hoy
tedaspordespedida/coneldineroquetetoca/puedesrehacertuvida./Yomevoypa’SanFrancisco/
conladueñademivida.”/Sonaronsietebalazos,/CameliaaEmiliomataba./Lapolicíasólohalló/una
pistolatirada./DeldineroydeCamelia/nuncamássesuponada.(Los Tigres del Norte: “Contra-
bando y traición”).
29 Nohayquetemerlealamuerte/esalgomuynatural/nacimosparamorir/ytambiénparamatar/onome
papeles,/porqueamíelperiodistamequiere/ysinomiamistadselapierden.[...] Soyeljefedejefes
señores/ydecirlonoesporpresunción,/muchosgrandesmepidenfavores/porquesabenquesoyelme
jor,/hanbuscadolasombradelárbol/paraquenolesdéduroelsol. (Los Tigres de Norte: “El jefe de
jefes”); Unpolicíadeshonesto/quetambiénmurióenlaquema/dijoqueestabaescondido/enlaciudad
delasVegas(Los Tigres del Norte: “La muerte del soplón”);
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LILIANA TABAKOVA
33 EnlosEstadosUnidos/rolabastantedinero,/poresolosmexicanos/negocianconlosgüeros,/deDurangoy
Sinaloa/lesmandamoslosborregos(Los Tucanes de Tijuana: “Carrera prohibida”); EnlosEstados
Unidos/ allá la compran por kilos,/ la mercancía es muy vendida/ porque le gusta a los gringos,/ sea
yerbaococaína,/loquenospidansurtimos (Vaqueros musical:“Avionetas cargadas”).
34 Muchagentecriticamivida/porquetrabajocontralaley,/dicenqueganodinerosucio,/noloniego,esolo
sémuybien;/peroeldinero,aunqueestémuysucio,/quitaelhambre,analízenlobien./Lapobrezanien
cineesbonita/poresohayquetrabajar,señores,/noseasustenporloqueandohaciendo,/enelmundo
haycosasmuchopeores,/simeocupanmemarcanalbiper/yalfinalcuántosochosleponen. (Los Tu-
canes de Tijuana: “El puño de polvo”).
35 Astorga, Luis: “Los corridos de traficantes de drogas en México y Colombia”. Prepared for deliv-
ery at the 1997 meeting of the Latin American Studies Association, Guadalajara, México, April
17 – 19, 1997. 8 pp.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
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LILIANA TABAKOVA
39 En el citado artículo, Luis Astorga señala que aunque muy pocos, también hay corridos de policí-
as, aduaneros y militares que no han llegado a corromperse y han pagado con su vida.
40Bonfil Batalla, Guillermo:Lopropioyloajeno.Unaaproximaciónalproblemadelcontrolcultural(pen-
LILIANAK.TABÁKOVA
Universidad de Sofía “San Clemente de Ojrid” (Bulgaria)
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LA“NOVELADEAMOR”y“DEAVENTURAS”
ENLAANTIGÜEDAD.LITERATURADECONSUMO
ENLAEDADDORADA
1 Para la realización de este trabajo hemos utilizado la edición de Gredos con obras como Quéreasy
Calírroe de Caritón de Afrodisias, Efesíacas de Jenofonte de Éfeso, y diversos FragmentosNove
lescos, supervivientes del tiempo, relacionados con este tipo de género. Véase bibliografía.
2 Estudiosos del género como FUSILLO, M., en su trabajo “Il romanzo antico come paraletteratura? Il
topos del raconto di ricapitolazione”, La letteratura di consumo nel mondo greco–latino, PECERE
O., e STRAMGLIA A. (eds.), prefiere hablar de “paraliteratura”, término más amplio que “litera-
tura de consumo”, puesto que, según él, éste sale del ámbito sociológico, remitiendo al ámbito
estructuralista y semiológico. Véase bibliografía.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
3 Si para Quéreas parece difícil establecer qué tipo de personaje histórico fue, en el caso de Calírroe sí
que sabemos que se trata de un personaje real, y por tanto histórico, dado que es el nombre de
varias personas de cierta relevancia de la antigüedad: una mujer calidonia que desdeñó a Co
reso, un Sacerdote de Dioniso; una princesa de Beocia, hija del rey Foco; una hija de Escamandro
y esposa del rey Tros de Troya; una hija de Lico, rey de Libia, que se enamoró de Diomedes
cuando éste se hospedó en su casa al regreso de la guerra de Troya…
4 aunque FUSILLO afirma que Caritón realiza una novela de corte “histórico” y Jenofonte lo hace en
yCalírroe):
De esta forma, los datos de los que disponemos para establecer unos rasgos
definitivos en torno a la fisonomía de la novela griega giran en torno a las
muestras literarias que han sobrevivido al paso del tiempo, esto es, las obras de
Caritón, Jenofonte, Aquiles Tacio, Heliodoro y Longo. Es así que volviendo al
término propuesto por Fusillo6 de “paraliteratura” anteriormente mencionado,
hemos de señalar que Couégnas7 propone una “paraliteratura” como propuesta
hacia una “literatura mala”, carente de valor creativo, así como medio artístico
en el que tiene lugar una exaltación antijerárquica que niega los valores, de ahí
que tal modo literario esté basado o perfilado en base a una serie de constantes:
6 En opinión de FUSILLO, hay que distinguir dos fases: Una primera fase presofística de la novela
griega (Caritón, Jenofonte de Éfeso, y fragmentos de Nino y de MetíocoyParténope) que tiene
todos los trazos de la paraliteratura sentimental y que se dirigía probablemente a un público
amplio, semiculto, donde prevalece un público femenino y donde también parece prevalecer
la lectura oral (por otra parte, el tipo de lectura, recitada o dirigida a un auditorio, era un
hecho notablemente extendido en el mundo antiguo). Y una segunda fase influenciada por la
SegundaSofística, de mayor refinamiento literario, retórico y filosófico. Una fase que presupo-
ne el género popular como floreciente y lo transforma hasta casi darle la vuelta del género a
los trazados con una serie de preciosas operaciones metaliterarias.
7 COUEGNAS, Daniel, Introductionàlaparalittérature. Véase bibliografía.
8 Algo que, por otra parte, marcó notablemente la estética antigua así como, posteriormente, la
medieval.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
Por otra parte, no cree que haya, desde el punto de vista del mencionado
Fusillo, un criterio objetivo para clasificar una obra. De hecho, el que sea un
texto literario, no–literario o “paraliterario” depende del público y del sistema
cultural que lo reciba. Y sin ir más lejos, la novela griega constituye un ejemplo
de lo que ha sido un cambio de estatuto en la recepción literaria de las distintas
épocas. Es decir, mientras este tipo de literatura estaba devaluada frente a los
escritos de los intelectuales (Persio, Filóstrato...), considerada como meras crea-
ciones efímeras de entretenimiento, fue produciéndose una sobrevaloración en
el mundo bizantino y sobre todo en el barroco (Racine, Cervantes, Shakespeare,
Calderón...) para los cuales Heliodoro llegó a ser una especie de segundo
Homero, es decir, un digno y prestigioso modelo de creación.
Ya no sólo en la propia recepción diacrónica y sincrónica se produce una
revaloración de estas novelas griegas, como ocurre en el caso de Heliodoro, sino
que el destino al cual es conducido la novela griega, a lo largo de aproximada-
mente cinco o seis siglos (esto es, su contemporaneidad), camina acorde a una
perfección indudable de las formas. Es decir, desde la “literatura de consumo”
de Caritón y Jenofonte de Éfeso, al “pastiche” irónico, según Fusillo, de Aquiles
Tacio y a la reelaboración filosófica de Heliodoro, la novela griega avanza en un
refinamiento evolutivo, sin liberarse del gozo de la oralidad…, renunciando,
contrariamente, de una forma progresiva, al resumen y sumarios que aclaran la
intriga (“mímesis de la oralidad”).
Tras la exposición de estas ideas, parece obvio pensar que no es precisa-
mente una clase social selecta la que va a impregnarse de estas aventuras, o
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EMILIO DEL CARMEL TOMÁS LOBA
9 Tal vez un trasunto de esa propuesta creadora, muy cercano a nuestros días, sería el folletín.
10 Véase Lope de Vega en la B.A.E. (Biblioteca de Autores Españoles), ordenadas por Eugenio Hart-
zenbusch, Librería y Casa Editorial Hernando, Madrid, 1925.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
desde la obra más antigua que es Ninoy Semíramis, siglo I a. C., hasta Finalen
armonía, siglo IV d. C., y Unbandidoastuto, siglo VI d. C.?, donde hay que sub-
rayar la coincidente monotonía de los argumentos. Entendemos que, como ha
tenido lugar en muchos casos posteriores de la literatura mundial, los novelistas
han sabido aprovechar el éxito de una fórmula de creación literaria (o recrea-
ción, según se mire), siempre que contara con la aceptación o agrado del pú-
blico. Esto nos conduce, obviamente, a la relación producción literaria–público
(que es la que existió en el teatro del Siglo de Oro español–público, folletín del s.
XIX–público, u, hoy en día, “culebrones”–público televidente...).
Esta relación o binomio antes mencionado nos conduce a un planteamiento
motivado por los numerosos llamamientos que, en estas novelas helénicas, apa-
recen en referencia con el pasado narrativo en un intento de resumir, o estable-
cer un sumario11 (tal vez “para no perder el hilo”)…, y es que hemos de destacar
una función congénere al nacimiento de la literatura: la recitación pública o
transmisión oral… De esta forma, se produce una conexión: creación literaria–
destinario–oyente o lector, donde el autor de este tipo de literatura, denomi-
nada “de consumo”, parece advertir perfectamente a qué sector social escribe y,
aunque hubiera un sector crítico de intelectuales que despreciara tales intentos
creativos, como señala Bowie12, este tipo de novela es popular tanto en cuanto
no es escrita para esta “élite”cultural, sino para un amplio sector del pueblo
lector–oyente que se identifica con estas escenas, ratifican el éxito de la obra y la
perpetúan en el espacio y el tiempo.
Así, establecemos las siguientes características en función a los indicios tex-
tuales para las obras que son un punto de referencia en la adecuación de este
género:
grafía.
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EMILIO DEL CARMEL TOMÁS LOBA
¿Qué tipo de peripecias presentan estas novelas? Pues como hemos seña-
lado al principio de estas líneas, relatos de aventuras (escabrosas con un final
dichoso o favorable) y de amor (centrado en la figura de jóvenes bellos que
llevan el sentimiento mutuo de fidelidad conyugal hasta el punto de intentar el
suicidio –como así ocurre con Quéreas–, tras producirse los azarosos sinsabores
que dan lugar a la acción narrativa).
Por lo que respecta a los personajes hemos de decir que no se produce nin-
guna introspección psicológica13 en el “ser” del protagonista, de hecho, los indi-
viduos aparecidos en las obras carecen de autonomía, esto es, que pertenecen o
están dentro de unos cánones prototípicos no–definitorios de la personalidad
individual: jóvenes bellos, apasionados, castos, etc.
En referencia al corpus de las novelas, debemos apuntar que en la obra de
Caritón domina la “ilusión referencial” donde podemos atisbar una elevada
utilización de escenas del discurso directo así como de monólogos, donde el
narrador parece consignar la palabra al personaje obteniendo una transparencia
plena de la historia…, lo cual facilita la identificación al lector. Esta transparen-
cia, sin embargo, no es absoluta en Quéreas y Calírroe dado que la voz externa
que narra interviene, tal vez, como “narrador ideológico” y conductor de la
dirección narrativa, pero, en el último capítulo da un giro en su función y hace
un alto en la enunciación para dirigirse a su público, comunicándole que ese
capítulo no va a ser “trágico” como los anteriores, sino que en él va a tener lu-
gar el triunfo del amor... Tras este giro, Quéreas se dirige a un auditorio dado
que éste le pide que explique sus aventuras, creándose así una situación “épica”
en la narración que, tras haber sido relatada, vuelve de nuevo a ser contada...
De esta forma, el hecho de aparecer el relato dentro del relato en la obra de
Caritón, da lugar a la fusión de modalidades de géneros en la novela14, produ-
ciéndose una repetición sumaria propia de la “literatura de consumo” que, a su
vez, presenta tres funciones base:
13 Algo que va a quedar patentado como modelo de creación tanto en la antigüedad como en el
medievo.
14 Es lo que Luigi Enrico ROSSI ha llamado la “mímesis de la oralidad”, un fenómeno típico del
helenismo. Véase bibliografía.
- 409 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
&
Para dar por terminado este esbozo, entendemos que hay que hacer men-
15 Y que en periodos posteriores daría en llamarse novela bizantina o, más cercana a nuestros días,
novelarosa.
- 411 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ción sobre la repercusión social que provocó este tipo de literatura ya que, diri-
gida a un pueblo más o menos llano, se alza, sin duda, como un representante
creativo de autoafirmación de la figura de la mujer siendo por ello, decisiva, su
actuación en la delimitación y configuración de ciertos temas: el amor puro,
casto, la virginidad, etc. Además, hemos de darnos cuenta que la mujer ocupa
casi siempre un primer plano (quizás en Caritón se vea de una forma más acu-
sada), hasta el punto que en las diferentes secuenciaciones que presentan los
dos personajes, el hombre sistematiza el consabido papel de “héroe” que, en su
viaje por encontrar a su amada, ejerce en una serie de trabajos, y, por otra parte,
en igualdad de condiciones aventureras, el papel es coprotagonizado también
por ella.
Pensemos además en la postura del lector, el cual tiende tradicionalmente
a identificarse con los personajes y es en este periodo temporal donde entende-
mos que debió producirse un efecto similar al que se produjo en la sociedad de
posteriores eras literarias. De tal forma, en esta pionera “literatura de consumo”
podemos atisbar el efecto que personajes, totalmente indefinidos o no definidos
por un perfil concreto, determinaron en una sociedad que buscaba el entreteni-
miento o placer estético acorde con las virtudes recogidas por estos relatos: el
amor, la belleza, la aventura, el encuentro…
También entendemos que los paradigmas creativos de este tipo de novela
sentimental y deaventuras que ayudaron a construir el género y a definirlo, eran
perfectamente conocidos por los autores, de tal forma que tales esquemas y la
función primordial concedida a la figura de la mujer, sirvieron para seducir al
destinatario. Es por ello que, conocedores del tipo de producción de rotundo
éxito y el público receptor, los estudiosos optan por creer que habría un público
femenino considerable fiel a este “divertimento”16.
Otro elemento de gran importancia, común a este tipo relatos, son los ava-
tares fortuitos origen de escenas escabrosas, laboriosos trabajos, escenas sobre-
cogedoras de una gran emotividad…, quizá con el fin de provocar una deter-
minada reacción en el público–lector–oyente. Este azar, desde nuestro punto de
vista, creemos que se bifurca en dos claros senderos:
16 Hemos de pensar que en la época helenística y romana tiene lugar un progresivo acercamiento de
la mujer a la cultura, de ahí que no sea nada gratuito pensar que la figura femenina fuera no
sólo oyente, sino también lectora.
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EMILIO DEL CARMEL TOMÁS LOBA
AMANTES–DESGRACIA–VIAJE–REENCUENTRO–REGRESO.
sitaba. Contrariamente y a pesar de que este tipo de género hace uso del Viaje
como desplazamiento o salida del terreno materno, la característica de este pai-
saje exótico en la literatura que aquí avistamos, al igual que ocurre con los ras-
gos de los personajes, denota cierta “impersonalidad”, de lo cual el lector ad-
vierte que el protagonista viaja de un sitio para otro sin explicación alguna del
contorno geográfico.
Frente a obras como la Odisea, por poner un ejemplo, los personajes de este
tipo de género no son Héroes18, no podemos contemplarlos con los perfiles que
hacen del Héroe un salvador como queda patentado en la literatura que forja la
Historia así como la Religión (mitología, Sagradas Escrituras…), sino que aquí
hablamos de “héroes” tanto en cuanto los protagonistas intervienen en la acción
narrativa como detonantes, partícipes o receptores de los hechos e, incluso,
emisores… Lo cierto es que este tipo de “héroe”, cercanos al pueblo, consiguió
ser aceptado y elevado a la categoría de “Héroe”, no por la capacidad quasi
sobrenatural que porta cada elegido para aportar luz o el cumplimiento de una
profecía sobre el mundo o la historia, sino por el parecido que el lector–oyente
advierte en el personaje…, a través del cual, el pueblo es consciente de la cerca-
nía de los trabajos y sentimientos derrochados a lo largo de la narración…
Para ello, autores como Caritón, de una forma inteligente y a pesar de estar
caracterizado el género por una ideología mundana y/o materialista, y lejos de
las magnificencias épicas e históricas, realiza guiños a la narrativa tradicional
tanto por la incursión de versos de la Odisea como de la Iliada, así como también
por la añadidura de hechos históricos tales como los que tuvieron lugar en la
ciudad de Siracusa, conocidos por el pueblo, creando así, en base al concepto de
verosimilitud, un marco de veracidad y realismo.
Como epílogo a este trabajo afirmaremos que este tipo de literatura lla-
mada “de consumo”, sin duda, configura y delimita los antecedentes que en
definitiva marcarán la constante y servirán de motor a los géneros o subgéneros
de la literatura mundial distribuidos en multitud de creaciones literarias como
la novelabizantina, la pastoril, la decaballerías, lacomedia, elfolletín, elromancero…
Y parece indudable admitir que para adentrarse en el estudio de la “literatura
de consumo” de cualquier periodo histórico–literario, antes debamos comenzar
por el principio…, por la “literatura de consumo” en la Edad Dorada.
18 FLORES ARROYUELO, Francisco J., “Algunas reflexiones sobre el héroe”, Yakka, RevistadeEstudios
Yeclanos, Ayuntamiento de Yecla (Murcia), nº 7, 1996, páginas 131-137.
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EMILIO DEL CARMEL TOMÁS LOBA
BIBLIOGRAFÍA
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EMILIODELCARMELOTOMÁSLOBA
Universidad de Murcia.
- 415 -
LASPROSASAPÁTRIDAS
DEJULIORAMÓNRIBEYRO
“Mi afición a los diarios íntimos data de muy temprano, desde que a los catorce o quince
años leí el de Amiel, en una edición en dos volúmenes que encontré en casa. El libro me
apasionó y a partir de entonces leí cuanto diario cayó en mis manos (…) Con el tiempo
logré reunir una apreciable colección y me convertí, si no en un erudito, en un buen co-
nocedor de la materia.”3
“En cuanto a que sea un género nuevo, yo no lo creo, como tú. Pero sí creo que muchos
lo considerarán como una forma de expresión novedosa y original y tratarán de imitarlo
–ya he notado algunas tímidas tentativas-, lo que será fatal para ellos y para mí. Para
ellos, como bien supones, estos textos no surgen del aire, sino que son la emanación y la
selección de una obra mucho más vasta, mi diario, que les sirve de sustento. Fatal tam-
bién para mí, pues la imitación degrada y caricaturiza al modelo”4
En su Antología personal Ribeyro reconocía la fragilidad de las adscripcio-
nes genéricas, opinión que mucho tenía que ver con su apego a las verdades es-
3 Ibídem, p. 1.
4 Carta a Luis Loayza, París, 1 de septiembre de 1978, en -Loayza, Luis, “Algunas cartas”, en hueso
curridizas y paradójicas:
“Las fronteras entre los llamados géneros literarios son frágiles y catalogar sus textos en
uno u otro género es a menudo un asunto circunstancial, pues toda la obra literaria es en
realidad un continuun. Lo importante no es ser cuentista, novelista, ensayista o drama-
turgo, sino simplemente escritor.”5
Pero, Ribeyro sí que entendía que este genero era uno de los más acertados
para explorar la realidad por su proximidad, por su inmediatez, por su contacto
directo:
“El diario es para mí una especie de sucedáneo de los demás. El diario se convierte en
un comentario de la esterilidad y la impotencia, de la falta de creatividad. Pero de todos
modos es siempre un buen instrumento para analizar y observar a los demás y para re-
gistrar sensaciones, pensamientos, reflexiones, que son a veces muy fugaces, y que, si
uno no las anota, quedan perdidos para siempre.”6
“En esta retórica se incluye el fenómeno de la apelación al otro para presentarle la ver-
dad sobre lo que uno es, por encima de la imagen exterior o primera. Y en esa represen-
tación hay un carácter reivindicativo de la verdad sobre uno mismo, de la propia ima-
gen. La autobiografía dialoga siempre con un tú en la medida en que el autógrafo quiere
que se haga justicia. En toda biografía hay un principio de justificación ante los demás.”8
Lo cierto es que desde el propio título de sus diarios hasta el párrafo más
pequeño de sus cuentos la idea del fracaso como componente esencial de la
vida se presenta en su producción como una constante que inunda sus escritos
5 Irene Cabrejos, “El legado literario de Ribeyro. A propósito de La tentación del fracaso”, enhueso
húmero, Lima, nº46, mayo de 2006.
6 EnDebate. Lima, setiembre–octubre 1992, nº 7 (versión magnetofónica de las palabras pronuncia-
das en la presentación del primer tomo del diario de Ribeyro en Barranco, julio de 1992).
7 Georges Gusdorf, “Condiciones y límites de la autobiografía” (1948), en Ángel Loureiro, Latobio
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“En el Perú moderno, el sector de la economía agrícola y ganadera controlada hasta en-
tonces por la oligarquía latifundista, es desplazada para privilegiar a intereses indus-
triales y modernizantes. Este proceso cuyo germen se distingue a comienzos del S. XX
(…) se intensifica en la época de maduración de Ribeyro en que definitivamente los sec-
tores latifundistas pierden su hegemonía política. Contribuye este cambio en la co-
yuntura económica a producir el crecimiento inorgánico de la ciudad de Lima, debido a
la masiva migración de la población indígena desplazada por la quiebra del sector eco-
nómico agropecuario no industrializado.”9
“Cuando le conocí, era casi la caricatura del fin de una estirpe, ya que pertenece a una
familia aristocrática, una de las familias más antiguas de Lima, venida a menos y arrui-
nada económicamente, integrada en la clase media. Pero, además, en él se daba una es-
pecie de indefensión ante la vida, la persona que no ha sido preparada en absoluto para
dar una batalla en este mundo de fieras que se matan en la vida moderna.”11
Como en muchos de los relatos del autor limeño, desde Los gallinazos sin
plumas o Alpiedelacantilado a Elprofesorsuplente o Porlasazoteas, la realidad se
presenta como un estrato falto de consistencia, como una zona marginal del
mundo en el límite entre dos grados de desarrollo que se corresponden con dos
mundos perceptibles en los que se ubica la clase social de esa pequeña burgue-
sía. Se da, por tanto, un mundo que no se entiende o no se puede explicar:
“La realidad que nos presenta Ribeyro es, sobre todo, una realidad heterogénea. Esto no
quiere decir que se niegue esa realidad, más bien al contrario, se afirma la imposibilidad
de reconocerla e interpretarla desde un único punto de vista.”16
“Vivimos en un mundo ambiguo, las palabras no quieren decir nada, las ideas son che-
ques sin provisión, los valores carecen de valor, las personas son impenetrables, los
hechos amasijos de contradicciones, la verdad una quimera y la realidad un fenómeno
tan difuso que es difícil distinguirla del sueño, la fantasía o la alucinación. La duda, que
es signo de la inteligencia, es también la tara más ominosa de mi carácter. Ella me ha
hecho ver y no ver, actuar y no actuar, ha impedido en mi la formación de convicciones
duraderas, ha matado hasta la pasión y me hadado finalmente del mundo la imagen de
un remolino donde se ahogan los fantasmas de los días, sin dejar otra cosa que briznas
de sucesos locos y gesticulaciones sin causa ni finalidad”18.
17 Carta a Luis Loayza, París, 7 de junio de 1975, en Luis Loayza, “Algunas cartas”, en huesohúmero,
nº47, agosto de 2006.
18 Julio Ramón Ribeyro, Prosasapátridas, ed.,cit., p14.
19 Ibídem, p.15
20 Julio Ramón Ribeyro, “Silvio en el Rosedal”, en LaPalabradelMundo, Lima, Editorial Milla Batres,
1972, pp.200-201.
21 Julio Ramón Ribeyro, “Los gallinazos sin plumas”, en LaPalabradelMundo,ed.,cit., p.11.
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LUIS VERES
“Nunca podremos saber cómo veíamos la ciudad soñada a la cual alguna vez llegamos.
¿Cómo era el París que yo imaginaba de adolescente? De él existió seguramente alguna
plancha, pero mi experiencia de la ciudad la veló por completo. Ahora mismo no puedo
representarme cómo veía hace un mes la playa de carboneras (y estoy convencido de
que la veía en los días que precedieron a mi viaje), pues luego la conocí y traje de ella
una memoria de lo vivido que recubrió la memoria de lo imaginado. Hablo de ciudades,
pero ello puede aplicarse a apersonas, obras de arte, objetos. Antes de conocer a Samuel
Beckett, de ver un cuadro de Bacon o de comer un camembert, yo tenía una imagen
aproximativa o errada de lo que eran. ¿Dónde está esa imagen? Es inútil que indague,
no queda nada. Construcciones de nuestra imaginación, existen sólo provisionalmente
porque son falsas y se retiran para siempre cuando aparece el verdadero modelo.”22
“Diríase que la historia se ha hecho para olvidarse. ¿Qué humano a no ser un especia-
lista, reflexiona ahora sobre las exacciones que sufrieron los judíos bajo Felipe el Her-
moso o sobre la confiscación y destrucción de los templarios? Por ello mismo, en la his-
toria que se escriba en el año tres mil, la segunda guerra mundial que tanto costó a la
humanidad ocupará tan sólo un párrafo y la guerra de Vietnam, una nota al fin del vo-
lumen que muy pocos se darán el trabajo de leer. La explicación reside en que el hombre
no puede al mismo tiempo enterarse de la historia y hacerla, pues la vida se edifica so-
bre la destrucción de la memoria.”24
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“Un amigo me revela negligentemente, como si de nada se tratara, algo que ocurrió hace
años, muchos años, y de pronto siento dentro de mí un derrumbe de galerías. Zonas ín-
tegras de mi pasado se hunden, se anegan o se transfiguran. Esto me sirve para compro-
bar que no somos dueños de nada, ni siquiera de nuestro pasado. Todo lo que hemos
vivido y que tendemos a considerar como una adquisición definitiva, inmutables, está
constantemente amenazado por nuestro presente, por nuestro futuro. La maravillosa
historia de amor, que guardábamos en un sarcófago de nuestra memoria y que visitá-
bamos de cuando en cuando para buscar en ella un poco de orgullo, de ánimo, de calor,
de consuelo, puede reducirse a polvo por la carta que hallamos en un libro viejo el día
en que mudamos de lugar la biblioteca. Una puta nos revela una noche que el padre ve-
nerado, que permanecía hasta la tarde en la oficina para ganar más y mantener con hol-
gura a su familia, frecuentaba a esa misma hora los prostíbulos más abyectos de la ciu-
dad. Por un azar descubrimos que el amigo adulto, porque era con nosotros tan
generoso y tan asiduo, era un pederasta que nos hacía astutamente la corte con el pro-
pósito de corrompernos. Pero no todo se deteriora en esta permanente erosión del pa-
sado. También las épocas sombrías se iluminan. Así la abuela que odiábamos y que lle-
nó de rencor nuestra infancia por su severidad, su mal humor, sus caprichos, era en
realidad una mujer buenísima, que sufría un mal incurable y que repartía prospectos de
madrugada en las casas para con su salario comprarnos caramelos. En suma, nada
hemos adquirido, ni paz, ni gloria, ni dolor, ni desdicha. Cada instante nos hace otros,
no sólo porque añade a lo que somos, sino porque determinará lo que seremos. Sólo po-
dremos saber lo que éramos cuando ya nada pueda afectarnos, cuando –como decía al-
guien- el cuadro quede colgado en la pared.”26
“Teoría del error inicial: en toda vida hay error un preliminar, aparentemente trivial,
como un acto de negligencia, un falso razonamiento, la contradicción de un tic o de un
vicio, que engendra a su vez otros errores. Carácter acumulativo de éstos. Al respecto:
imagen del tren que, por un error del guarda-agujas, toma la vía equivocada.”27
25 Henri Berson, “Materia y memoria. Ensayo sobre la relación del cuerpo y el espíritu”, en Obras
escogidas, Madrid, Aguilar 1963, p.228. Véase también Paul Ricoeur,Lamemoria,lahistoria,el
olvido, Madrid, Trotta, 2003, pp.40 y ss.
26 Julio Ramón Ribeyro, Prosasapátridas,ed.,cit., pp. 58-59.
27 Ibídem, p.15.
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LUIS VERES
“La empleada de Correos que se niega a entregarme una carta certificada porque el re-
mite ortografió mal una letra de mi apellido es tan terrible como Minerva desarmando a
un soldado troyano para dejarlo indefenso en manos de un griego. Muerto los dioses
por la Razón, renacieron multiplicados en las divinidades mezquinas de las oficinas pú-
blicas. En sus ventanillas enrejadas están como en altares de pacotilla, esperando que les
rindamos adoración.”29
28 Ibídem, pp.139-140.
29 Ibídem, p.18.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“No creo que para escribir sea necesario ir a buscar aventuras. La vida, nuestra vida, es
la única, la más grande aventura. El empapelado de un muro que vimos en nuestra in-
fancia, un árbol al atardecer, el vuelo de un pájaro, aquel rostro que nos sorprendió en el
tranvía, pueden ser más importantes para nosotros que los grandes hechos del mundo.
Quizás cuando hayamos olvidado una revolución, una epidemia o nuestros peores ava-
tares, quede en nosotros el recuerdo del muro, del árbol, del pájaro, del rostro. Y si que-
dan, es porque algo los hacía memorables, algo había en ellos de imperecedero, y el arte
sólo se alimenta de aquello que sigue vibrando en nuestra memoria.”32
Por esta razón, en la reflexión sobre la literatura de Ribeyro hay que tener
en cuenta que ésta siempre está sujeta a las duplicidades y las paradojas, ya que
la literatura está férreamente pendiente de esa realidad que se muestra de modo
ambiguo y confuso. Por ello la literatura es para Ribeyro vida y liberación, pero
también una forma de esclavitud que retiene al hombre y lo priva de otros pla-
ceres y componentes de la existencia humana:
“En algunos casos, como en el mío, el acto creativo, está basado en la autodestrucción.
Todos los demás valores –salud, familia, porvenir, etc.-quedan supeditados al acto de
30 Ibídem, pp.107-108.
31 Ibídem, p.19.
32 Ibídem, p.132.
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LUIS VERES
“Lo fácil que es confundir cultura con erudición. (…) Por eso mismo el componente de
una tribu primitiva que posee el mundo en diez nociones básicas es más culto que el es-
pecialista en arte sacro bizantino que no sabe freír un par de huevos.”35
“La crítica no se opone necesariamente a la creación y son conocidos los casos de crea-
dores que fueron excelentes críticos y viceversa. Pero generalmente ambas actitudes es-
tas actitudes no se dan juntas, pues lo que las separa es una manera diferente de operar
sobre la realidad. Ahora que he leído las actas de un coloquio sobre Flaubert me he que-
dado asombrado por el saber, la inteligencia, la penetración, la sutileza y hasta la ele-
gancia de los ponentes, pero al mismo tiempo me decía: A estos hombres que han des-
montado tan lúcidamente la obra de Flaubert nadie los leerá dentro de cinco o diez años.
Un solo párrafo de Flaubert, qué digo yo, una sola de sus metáforas, tiene más carga de
duración que estos laboriosos trabajos. ¿Por qué? Sólo puedo aventurar una explicación:
los críticos trabajan con conceptos, mientras que los creadores con formas. Los conceptos
pasan, las formas permanecen.”36
33 Ibídem, p.94.
34 Vid. Umberto Eco, Apocalípticos e integrados, Barcelona, Tusquets, 1995 (1968); Manuel Vázquez
Montalbán, Historiaycomunicaciónsocial, Barcelona, Bruguera, 1980; Francisco Rodríguez Pas-
toriza, Periodismocultural, Madrid, Síntesis, 2006.
35 Julio Ramón Ribeyro, Prosasapátridas,ed.,cit., pp.27-28.
36 Ibídem, p.102.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
“El curita profesor del colegio andino que encontré en la Feria de Huanta. No sé cómo
terminamos almorzando y tomando cerveza juntos en una tienda campestre. Julio Ra-
món Ribeyro, decía mirándome arrobado, quién lo iba a pensar. Estas y otras frases del
mismo género, Me parece mentira, Julio Ramón Ribeyro, puntuaron nuestro encuentro.
Cuando nos despedíamos, al estrecharme la mano calurosamente, añadió: Y decir que
he almorzado con el autor de La ciudad y los perros. Quedé lelo. Todo había sido el
producto de un equívoco. No lo desengañé, ¿para qué? Que me atribuyera, además, la
célebre novela de Vargas Llosa me pareció lisonjero. Que más tarde descubriera su error
y me tomara por un impostor poco me importa.”37
“Un editor francés, comprobando que ha decaído la venta de clásicos, decide lanzar una
nueva colección, pero en la cual los prólogos nos serán encomendados a eruditos desco-
nocidos, sino a estrellas de la actualidad. Así Brigitte Bardot hará el prefacio de Baude-
laire, el ciclista Raymond Poulidor el de Proust y el actor Jean Paul Belmondo empieza
su preámbulo con estas palabras: cada vez que leo un poema de Rimbaud siento como
un puñetazo en la quijada. Venta asegurada.”38
“El asombro, el sobresalto, incluso el malestar que me produjo comprobar hoy que el in-
quilino calvo, con anteojos y perrito con el que me he cruzado durante ocho años en las
37 Ibídem, p.124.
38 Ibídem, p.37.
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LUIS VERES
escaleras, diciendo siempre la misma e invariable frase, “Pardon, monsieur”, no era uno,
sino eran dos. Dos hombres exactamente iguales, con anteojos, calvos y perrito, pero con
los que me he cruzado siempre a horas diferentes, de modo que los había fundido en un
solo ser. Ya me había intrigado un poco la facultad que tenía este hombre de multipli-
carse, pues a veces tenía la impresión de cruzarme siempre a horas diferentes, de modo
que los había fundido en un solo ser. Ya me había intrigado un poco la facultad que te-
nía este hombre de multiplicarse, pues a veces tenía la impresión de cruzarme con él
demasiado seguido y a veces en lugares incongruentes, Pero hoy sucedió lo que debía
haber sucedido hace años y encontré a ambos en la puerta del edificio, con sus perritos y
sus anteojos, departiendo amigablemente, al igual que sus perros. Tan confundido que-
dé que no supe a cuál decirle mi “Pardon, monsieur”, y los miré alternativamente, con la
boca abierta, hasta que al fin ambos se anticiparon y pronunciaron al unísono el saludo
habitual, acompañándolo de una sonrisa y una venia. Salí a la calle sin responderles,
francamente indignado, como si hubiera sido víctima de una farsa.”39
Como se puede observar, Julio Ramón Ribeyro capta la realidad con cierto
desengaño, unido a una falta de confianza en los asideros reales que sujetan la
existencia del hombre. Pero dicho desengaño se ve acompañado por cierta re-
signación, cierto estoicismo y cierta falta de ambición que fue un rasgo predo-
minante de su carácter, pero que enalteció su obra como una de las más intere-
santes de la literatura latinoamericana del S.XX y, sin duda alguna, de la
literatura peruana de todos los tiempos.
“La carta que aguardamos con más impaciencia es la que nunca llega. No hacemos otra
cosa en nuestra vida que esperarla. Y no nos llega, no porque se haya extraviado o des-
truido, sino sencillamente porque nunca fue escrita.”40
BIBLIOGRAFÍA
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LUISVERES
Universidad Cardenal Herrera-CEU.Valencia
- 428 -
LAFORMACIÓNDELASDISCIPLINASLITERARIAS
ENESPAÑA.DELMODELORETÓRICOALMODELOCRÍTICOE
HISTÓRICOLITERARIOS.LOSELEMENTOSDELITERATURA
(RETÓRICAYPOÉTICA)DEFRANCISCOHOLGADOYTOLEDO,
DE1863.
1 ROMERO TOBAR, Leonardo: “La Historia de la Literatura Española en el siglo XIX”, 1996, en La
literatura en su literatura. Arco/Libros. Madrid.2006. Pp.110-145; pp.109-110. MAINER, José-
Carlos: “De historiografía literaria española, el fundamento liberal”, en EstudiossobreHistoria
deEspaña.HomenajeaManuelMuñóndeLara. Santander.UIMP. 1981, vol.II. Pp.439-472, pp.440-
448. Idem “La invención de la literatura española”, 2000, en ROMERO LÓPEZ, Dolores (Ed.):
Nacionesliterarias. Anthropos/Editorial Complutense de Madrid. Barcelona.2006. Pp. 201-230,
pp.439-440. Cf. NÚÑEZ RUIZ, Gabriel: La educación literaria. Síntesis/Instituto de Estudios
Almerienses.2001, pp.7-15.
2 ARADRA SÁNCHEZ, Rosa María: Delaretóricaalateoríadelaliteratura(SiglosXVIIIyXIX). Mur-
- 430 -
FRANCISCO VICENTE GÓMEZ
cit., pp.58-59.
12 GIL DE ZÁRATE, Antonio: ManualdeliteraturaoArtedeHablaryEscribirenprosayenverso.Resu
retóricarenacentista. Visor. Madrid. 1999. Cf. Igualmente HERNÁNDEZ GUERRERO, José An-
tonio - GARCÍA TEJERA, Mª del Carmen: Historiabrevedelaretórica. Síntesis. Madrid. 1994
16 GENETTE, Gérard: “La retórica restringida” (1972), en COHEN, Jean et alii: Investigacionesretóri
poéticas españolas del siglo XIX”, en Investigaciones semióticas III, I. UNED. Madrid. 1990.
Pp.537-544. También las obras ya citadas de ARADRA SÁNCHEZ, Rosa María: Delaretóricaa
lateoríadelaliteratura(SiglosXVIIIyXIX). Op. cit.pp.135-173, y GONZÁLEZ ALCÁZAR, Fe-
lipe: Procesos de la poética clasicista: los tratados de preceptiva españoles del siglo XIX. Op. cit.,
pp.183-230.
25 NÚÑEZ RUIZ, Gabriel - CAMPOS FERNÁNDEZ-FIGUARES, Mar: Cómonosenseñaronaleer. Op
cit., p. 61.
26 PrincipiosdeRetóricayPoética. Imp. De la Administración del Real Arbitrio de Beneficiencia. Ma-
drid. 1805.
27 Artedehablarenprosayenverso. Imp. Real. Madrid. 1826.
lona. 1842.
- 433 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
29 ROMERO TOBAR, Leonardo: “La Historia de la Literatura Española en el siglo XIX”, 1996, en La
literaturaensuliteratura, 2006. Op. cit. Pp.110-145; MAINER, José-Carlos: “De historiografía li-
teraria española, el fundamento liberal”, en Estudios sobre Historia de España. Homenaje a Ma
nuelMuñóndeLara. 1981. Op. cit. Pp.439-472.
30 MAINER, José-Carlos: Idem “La invención de la literatura española”, 2000, en ROMERO LÓPEZ,
todos los géneros de escritura. Estudio, añadirá Baquero Almansa, que habrá de
completarse con un ‘cuadro de modelos’ de la literatura española que haga
innecesaria “la adquisición de cualquiera otro libro de esos llamados ‘Análisis
literario’”33.
El modelo histórico literario reclamará un específico conocimiento de los
modelos literarios españoles, y de las cualidades de dichos modelos y géneros
que habrán de conformar el espíritu de lo español, y que incorporarán una
cosmovisión biologicista de la evolución de la misma34. Por su parte, la institu-
ción legisladora dará carta de naturaleza disciplinar a la nueva distribución de
las materias de la Segunda Enseñanza que inicia el Plan Pidal en 1845, que con-
templa además de la tradicional materia de Elementos de Literatura ( Retórica y
Poética), que habrá de desarrollarse en el 5º año de la parte elemental de esta
enseñanza, otras disciplinas en la parte de Ampliación de la Segunda Ense-
ñanza, entre las que se encuentra, en la Sección de Letras, una Literatura gene-
ral y, en particular, la Española35.
El modelo retoricista, asentado desde el siglo XVIII, y el modelo histori-
cista, incipiente a mediados del siglo XIX, coexisten en la configuración de las
disciplinas literarias durante un largo período, como ya hemos indicado, com-
patibilizándose la enseñanza de la retórica y la poética con la historia de la lite-
ratura española. Período que marca la transición de una enseñanza de los prin-
cipios y reglas compositivas de los discursos, incluidos los géneros literarios, a
otra que parte de una clarificación conceptual del objeto, de la literatura, y llega
a proponer una historia ejemplarizante –en cuanto modelos, en los primeros
momentos- de la literatura española. Esta situación lleva a algunos autores a
publicar tanto una Retórica y Poética como unos Elementos de Literatura que
incluyen una parte histórica sobre la literatura española. Es el caso, por ejemplo,
de Luis Mata y Araujo36, de José Coll y Vehí37 y del propio Manuel Gil de Zá-
33 BAQUERO ALMANSA, Andrés: Lecciones de Preceptiva Literaria (Retórica y Poética). Imp. de El
Liberal. Murcia.19032 (1897).
34 NÚÑEZ RUIZ, Gabriel - CAMPOS FERNÁNDEZ-FIGUARES, Mar: Cómonosenseñaronaleer. Op
cit., pp. 69-70; ROMERO TOBAR, Leonardo: “La Historia de la Literatura Española en el siglo
XIX”, 1996, en Laliteraturaensuliteratura, 2006. Op. cit. Pp.100-102.
35 Cf. UTANDE IGUALADA, Manuel: PlanesdeEstudioenlaEnseñanzaMedia. 1964. Op. cit.
1839. Versión más completa de sus Elementos de retórica y poética, extractados de los autores de
mejornota, de 1818, publicados por José Martín Avellano en Madrid.
37 ElementosdeLiteratura. M. Rivadeneyra. Madrid. 1856. De estos Elementos, dado su éxito publicó
rate, que como ya hemos dicho dividió su Manual38 en dos partes, la primera
contenía la preceptiva retórica y poética, y la segunda un resumen de la historia
de la literatura española.
Las carencias del modelo retórico heredero de la cultura neoclásica para
dar cuenta del objeto, la literatura, en nuestro caso de la literatura española, en
toda su complejidad, observadas ya desde el legislador, y que desde principios
del siglo XIX están empezando a ser revisadas en Europa aupadas por el Empi-
rismo inglés y la Ilustración alemana, revisión que culminarán Romanticismo y
Positivismo39. Esta situación es atinadamente diagnosticada en 1866 por Fran-
cisco Giner de los Ríos en un ensayo que muy pertinentemente titula “Sobre el
estudio de la Retórica y la Poética en la segunda enseñanza”40. En él Giner de
los Ríos advierte la desatención que la clarificación del propio objeto, la litera-
tura, está sufriendo y reclama primero conocer dicho objeto y luego derivar de
él toda clase de reglas: “ Sólo, pues, del conocimiento de la Literatura –afirma-
en sus términos elementales pueden derivarse las leyes prácticas correspon-
dientes á cada género particular, uya naturaleza se define y comprende en
aquella, suministrando en consecuencia el modelo ejemplar para toda determi-
nada obra literaria” (p.32).
A continuación defiende que la instrucción secundaria debe ser un fin en sí
misma y no mero tránsito a la universitaria, por lo que ha de ser completa sin
perder su carácter elemental. Objetivo que no cumple la enseñanza de la Retó-
rica y la Poética tal y como está, que debe organizarse en un plan elemental de
estudio de la Literatura, fuente primera del pensamiento reflexivo (pp.138-143),
y que él mismo se encargará de redactar en 187041. José Coll y Vehí en su Com
pendio, de 1862, dicen en la “Introducción” que “El estudio de la literatura com-
aumentada, de los Estudiosliterarios. Lib. de Victoriano Suárez. Madrid. 1876. Pp. 131-146.
41 GINER DE LOS RÍOS, Francisco: “Plan de un curso de principios elementales de literatura”, en
prende tres partes: una filosófica (estética), otra preceptiva (teórica) y otra histo-
rico-crítica”42. Reserva para la Estética el análisis filosófico de lo bello y la con-
vierte en el ‘verdadero fundamento de la literatura; al estudio ‘histórico-crítico
de la literatura’, además de la vida de los autores, el ‘conocimiento, in-
terpretación y juicio de sus obras’, así como el ‘examen’ de las influencias reci-
bidas y que ejercieron, ‘tanto en su patria’ como en las ‘naciones extrañas’. Y,
por último, a la ‘parte preceptiva o teórica’ le asigna el objeto de de ‘fijar y or-
denar las reglas generales observadas por los más insignes escritores’, con el
vivo ejemplo de los ‘buenos modelos’, y una práctica bien dirigida. Esta ‘parte
preceptiva’ “es la que se designa –afirma- con alguna vaguedad con el título de
Retórica y Poética”43.
Otro de los textos de gran difusión en la segunda mitad del siglo XIX, las
InstitucionesdeRetóricayPoéticade Manuel de los Ríos, de 1862, también se hace
eco de esta tripartita división del estudio de la literatura, que por otra parte se
hará tópica: “Pecado harto comun es por desgracia el confundir lo que toca de
cerca y corresponde á la Retórica y la Poética con lo que pertenece esencialmente
y filosóficamente á la Literatura… La Retórica y la Poética tienen por único y ex-
clusivo objeto la parte rudimental y externa de las letras: la Literatura, propia-
mente dicha, abarca mayor espacio, y apoyándose en la filosofía, explica las
leyes fundamentales de las creaciones artísticas, elevándose á las verdaderas
fuentes de la belleza, cuya realización es el fin principal del arte”44. Y añade
poco más adelante que “Con la vista en los alumnos de Retórica y Poética, y la
mira en los estudios superiores de Literatura, he aspirado á decir sólo aquello
que deben saber los alumnos de segunda enseñanza, bien que indicándoles á
menudo que hay unmásallá, cuyo conocimiento corresponde á edad más gra-
nada, y á otro grado de los estudios académicos. Causa ha sido esta importante
consideración de que, al disponer la distribución de las materias que forman las
presentes Instituciones ó elementos de Literatura, haya procurado consultar los
programas de la Facultad de Filosofía y Letras en lo que á los Principiosgenerales
de aquella se refiere, para no caer en dolorosas contradicciones…”45.
La clásica articulación disciplinar del estudio de la literatura entre Estética,
42 COLL Y VEHÍ, José: Compendio de Retórica y Poética o nociones elementales de literatura. Imprenta
Barcelonesa. Barcelona. 191417 (1862): 7.
43 COLL Y VEHÍ, José: CompendiodeRetóricayPoéticaonocioneselementalesdeliteratura. Op. cit.: 7-8.
44 DE LOS RÍOS, Diego Manuel: Instituciones de Retórica y Poética ó elementos de literatura. Antiguo
- 437 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
y ss.
53 HOLGADO Y TOLEDO, Francisco: Literaturaelemental(RetóricayPoética). Op. cit.: 8-9.
- 439 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
- 440 -
FRANCISCO VICENTE GÓMEZ
62 GARCÍA BERRIO, Antonio: Teoría de la literatura (La construcción del significado poético). Cátedra.
Madrid. 1994. Segunda edición revisada y aumentada (1989): 198-244. También CHICO RICO,
Francisco: Pragmáticayconstrucciónliteraria.Discursoretóricoydiscursonarrativo. Universidad
de Alicante.1988.65-106.
63 HOLGADO Y TOLEDO, Francisco: Literaturaelemental(RetóricayPoética). Op. cit.: 10-11.
- 441 -
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
66 Cuando habla de los pensamientos verdaderos distingue entre la verdad científica y verdad poéti
ca. Y de ésta dice “que es la conformidad del pensamiento con el asunto, cual debería ser ad-
mitidas ciertas suposiciones. Esta verdad poética, verosimilitud ó verdad relativa es la que
generalmente se emplea en todas aquellas obras cuyo objeto es deleitar, pero no debe estar en
pugna con la verdad científica”. HOLGADO Y TOLEDO, Francisco: Literaturaelemental(Retó
ricayPoética). Op. cit.: 14
67 HOLGADO Y TOLEDO, Francisco: Literaturaelemental(RetóricayPoética). Op. cit.: 38.
- 442 -
FRANCISCO VICENTE GÓMEZ
A partir del capítulo XXXIV (p.72) que titula “De los géneros literarios (de
la Oratoria)” da comienzo la ‘preceptiva especial’ o ‘específica’, de acuerdo con
los argumentos que hemos señalado, la focalización ‘composición-obra literaria’
y la Belleza como propósito de todas sus producciones, de las distintas clases de
composiciones literarias, ‘prosaicas y poéticas’ y sus diferentes especies: “Las
composiciones literarias se dividen en prosáicas y poéticas. Son prosáicas las que,
proponiéndose como fin directo la utilidad, se valen siempre de la verdad cien-
tífica y se expresan por medio de un lenguaje suelto ó libre; son poéticas, las
que teniendo por fin directo el agradar, realizando la belleza, se expresan por
medio del lenguaje sujeto a una forma artística; pero esta división solo es real en
cuanto a la forma…”68. Despliega una generosa tipología de ‘composiciones’ de
ambas clases, si bien el espacio que dedica a cada especie es escaso.
Como era de esperar el tratamiento de las composiciones prosaicas, que
comprende el género oratorio, el didáctico, epistolar e histórico, lo inicia con
una breve consideración sobre qué debe observarse en la Invención (Capítulo
XXXV, pp.73-75), y una explicación de la ‘Disposición ó Plan del discurso’, de
las partes en las que organiza la composición (capítulos XXXV a XXXIX, pp.75-
81), y que con atención irá aplicando cuando trate cada tipo de composición en
prosa, a partir del capítulo XL y hasta el LII (pp.81-110). Hecho que destacamos,
pues confirma la vocación analítica que se desprende del tratado. Detalles en
los que no nos podemos detener y cuyo tratamiento dejamos para otro mo-
mento. Por ejemplo, la inclusión del género periodístico dentro de la ‘oratoria
política o parlamentaria’ (Capítulo XLIII, pp.90-91); o los dos capítulos que de-
dica dentro del género histórico a las ‘novelas, cuentos y leyendas’ (Capítulos LI
y LII, pp.105-110), calificadas de ‘altamente poéticas’, y que dan interesante
noticia de los modelos narrativos vigentes en Europa y en España (Capítulo LII,
pp.109-110).
La misma inclinación analítica percibimos en el conjunto de capítulos que
dedica a las ‘composiciones poéticas’, pues además de las habituales normas
que da sobre ellas ofrece una esmerada descripción de las cualidades ‘composi-
tivas’. De nuevo es la poesía “nombre que reciben las composiciones u obras
poéticas” (Capítulo LIII, p.110), “expresión de lo bello por medio de la palabra
sujeta a una forma artística” (Id., p.111), su ‘verdadera esencia’, y a ella se atiene
la verdad que expresa, la ‘verdad poética’ que combina lo ‘útil’ –recordemos
que era lo propio de las composiciones en prosa- con lo ‘dulce’ “deleita e ins-
truye a la vez” (Id. P.110). De sus reglas se ocupa la Poética, que es a la poesía,
lo que la retórica a la elocuencia (Id., p.111). Y es ese carácter preceptístico pero
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FRANCISCOVICENTEGÓMEZ70
Universidad de Murcia
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LITERATURAYDISIDENCIARELIGIOSA
ENESPAÑAENELSIGLOXIX.
LADIFUSIÓNENELSURESTEPENINSULARDESDEALICANTE
DELIBROSYFOLLETOSPROTESTANTESPORTRIPULANTES
DEUNBUQUENORTEAMERICANO(1857)
NOTAPRELIMINAR
La Constitución española de 1845, auspiciada y elaborada por el Partido
Moderado, la derecha dinástica del momento, en el poder desde el año anterior,
en su artículo 11 establecía un modelo de Estado confesional católico: “La Reli-
gión de la Nación española es la Católica, Apostólica, Romana. El Estado se
obliga a mantener el culto y sus ministros”1. Por tanto el catolicismo sería en
adelante religión oficial del Estado español con exclusión de los restantes cultos,
que legalmente no existían, y en consecuencia eran prohibidas y castigadas
todas las actividades religiosas que no fuesen las de la confesión del Estado.
Esta realidad fue ratificada por el CódigoPenal aprobado en 1848, libro 2º,
título 1º, artículos 128-132 (“Delitos contra la religión”)2, que preveía diferentes
penas de cárcel, presidio, fuertes multas e incluso extrañamiento perpetuo fuera
del país, en caso de cualquier “... tentativa para abolir o variar en España la
religión católica...”3, o acto de propaganda, proselitismo u actividad religiosa
diferente a las de la confesión oficialmente establecida4. Estatus privilegiado
para el catolicismo, que no tardaría en ser garantizado mediante el Concordato
del Reino de España con la Santa Sede de 16 de marzo de 18515, que vino a nor-
44.
3 Ibídem, p. 43 (art. 128).
5 Edición bilingüe del Concordato en Raccoltadi Concordati. A cura di A. Mercati. Roma. 1919, pp.
770-79. El texto español ha sido editado en varias ocasiones a partir de su publicación oficial:
“Concordato entre Su Santidad el Sumo Pontífice Pío IX y S.M. Católica Doña ISABEL II, Reina
de las Españas, Madrid 16 marzo 1851”, GacetadeMadrid, 17 marzo 1851. La negociación del
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JUAN BAUTISTA VILAR
malizar las relaciones con Roma, tensas y difíciles desde la muerte de Fernando
VII, en que el Antiguo Régimen dio paso a la reforma política, con el consi-
guiente triunfo y consolidación del sistema liberal. El artículo 1º del expresado
Concordato reza así: “La Religión Católica, Apostólica, Romana, que con exclu-
sión de cualquier otro culto continúa siendo la única de la Nación española, se
conservará siempre en los dominios de S.M. Católica con todos los derechos y
prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y lo dispuesto por los
sagrados Cánones”.
Ahora bien, en 1854 una revolución de signo progresista desplazó del po-
der al Partido Moderado, con la consiguiente apertura del régimen. En lo que a
la cuestión religiosa se refiere, la intolerancia dio paso a la tolerancia, prevista
en el artículo 14 de la nueva Constitución, la de 1856, primer paso hacia una
libertad religiosa plena, que por cierto España nunca había conocido hasta el
momento. El artículo de referencia se hallaba redactado en los siguientes térmi-
nos: “La Nación se obliga a mantener y proteger el culto y los ministros de la
religión católica que profesan los españoles. Pero ningún español ni extranjero
podrá ser perseguido por sus opiniones o creencias religiosas, mientras no las
manifieste por actos públicos contrarios a la religión [católica]”6.
El ensayo de tolerancia duró poco. En 1856 la conjunción política liderada
por el Partido Progresista fue derribada del poder, al término de apenas un
bienio, por un golpe militar seguido de una reacción conservadora y el consi-
guiente retorno del Partido Moderado, sin que diera tiempo promulgar la ex-
presada Constitución, siendo la del 45 totalmente restablecida.
Durante ese breve paréntesis aperturista, el Bienio reformador o progre-
sista, al amparo de una transitoria tolerancia, se intensificaron las actividades
propagandistas en España de las asociaciones protestantes británicas y nortea-
mericanas como consecuencia del reavivamiento religioso iniciado a comienzos
de siglo en los países de confesión evangélica. Todo ello como reacción frente a
los efectos secularizadores de la Revolución francesa, fenómeno conocido como
II Reforma, para diferenciarla de la I, la del siglo XVI. Una ofensiva en la que
España figuraría entre los objetivos prioritarios, por ser considerado este país
Concordato puede seguirse desde el lado pontificio a través de diferentes estudios de V. Cár-
cel Ortí, y desde el lado español por los de, entre otros, J. Pérez Alhama, F. Suárez Verdaguer,
J.U. Martínez Carreras, E. de la Puente, J. de Salazar, C. Corral o J.M. Cuenca. El Concordato en
el contexto de la proyección exterior española del momento puede verse en J.B. VILAR, “Las
Relaciones internacionales de la España isabelina: precisiones conceptuales y anotaciones bi-
bliográficas (1833-1868)”, en J.B. Vilar (dir), LasRelacionesinternacionalesenlaEspañacontempo
ránea. Prólogo de J.Mª. Jover Zamora. Murcia-Madrid: Universidad de Murcia-Univ. Complu-
tense. 1989, pp. 37-77.
6 LeyesPolíticasEspañolasFundamentales..., op. cit., pp. 104-105.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
7 Para la penetración del movimiento evangélico de signo protestante en la España del XIX véase
VILAR, Juan B.: IntoleranciaylibertadenlaEspañaContemporánea.LosorígenesdelProtestantismo
españolactual. Prólogo de Raymond Carr. Madrid: Ed. Istmo. 1994; VILAR, J.B.: Manuel Ma-
tamoros, fundador del Protestantismo español actual. Granada: Ed. Comares. 2003 (hay ver-
sión francesa ampliada: ManuelMatamoros,fondateurduProtestantismeespagnolcontemporaine.
Orthez-Pau: Editions Gascogne-Université de Pau. 2003); VAN DEER GRIJP, Rainer Maria
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ligiosas en España y Portugal, ayer y hoy. Murcia: Universidad de Murcia. 2001 (nº 17 –
monográfico– de AnalesdeHistoriaContemporánea). Obras todas ellas que remiten, a su vez, a
la restante bibliografía disponible.
8 PEDDIE, Mrs. Mary Denoon Robert: LosalboresdelaSegundaReformaenEspaña. Prólogo de Manuel
Carrasco. Traduc. de Fernando Cabrera. Madrid: Ed. La España Evangélica. 1924-1925. (1ª ed.
inglesa: ThedawnoftheSecondReformationinSpain. Edinburgh. 1871), vol. V, p. 203.
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JUAN BAUTISTA VILAR
9 Ibídem, id.
10 Sobre P. Drummond y sus actividades en España, véase J.B. VILAR: Intolerancia y libertad..., op.
cit., pp. 359-60.
11 VILAR, J.B.: “ElAlba, una revista británica protestante para su difusión en España (1854-1862)”,
20 AHN, Consejos, leg. 11.316, nº. 59: Difusión…, op. cit.: Oficio del gobernador civil de Alicante al
1857.
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JUAN BAUTISTA VILAR
22 Así lo refiere el coetáneo Manuel ANGELÓN: Isabel II. Historia de la Reina de España. Barcelona:
Imp. de Narciso Ramírez. 1860, pp. 471-90.
23 Madrid: Imp. de F. Maroto e Hijos. 1879, 3 vols.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
APÉNDICEDEDOCUMENTOS24
1. El gobernador civil de Alicante notifica al ministro de la Gobernación la difusión
desde ese puerto de libros y folletos protestantes por los tripulantes de un buque
norteamericano(enero,1857)25
“Excmo. Sr.,
Apercibido de que en esta capital se circulaban clandestinamente libros cismáticos
y heréticos, cuya lectura simultáneamente condenan las leyes eclesiásticas y civiles, hice
las indagaciones necesarias para conocer su origen y a sus propagadores.
Mis averiguaciones me han dado hasta ahora por sentado la adquisición de los fo-
lletos, que tengo el honor de incluir a V.E., recojidos por los dependientes de Vigilancia,
y que son parte de los varios que han sido esparcidos de una manera subrepticia por las
calles de esta capital.
La frecuencia con que este hecho tiene lugar (nunca reprimido por cierto), la forma
tipográfica de los folletos y hasta la etimología del nombre Nazareno, que es el del buque
anglo-americano que según confidencias recibidas los conduce, me hace comprender que
todo pertenece a la Sociedad de la propaganda protestante de Londres26.
En su consecuencia, y de acuerdo con el Sr. Abad de esta Colegial, he comunicado
las órdenes mas terminantes al Comisario de Vigilancia para que, sin levantar mano,
haga las gestiones mas eficaces con objeto de sorprender a los circuladores de los escritos
a que aludo. Y así mismo, como V.E. puede servirse ver por la copia adjunta, he preve-
nido al Comandante de Carabineros de la Provincia, que indague con sagacidad y tacto
la existencia de cualquier depósito que pueda existir y lo decomise como materia de
ilícito comercio.
Seguiré dando a V.E. parte del éxito que obtenga. Dios guarde a V.E. muchos años.
Alicante, 17 de Enero de 1857. JOSÉ MARÍA PALAREA.
Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación.”
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JUAN BAUTISTA VILAR
2. Instrucciones del gobernador civil de Alicante al comandante de Carabineros de esa
provincia(enero,1857)27
“Tengo noticia fidedigna y datos veraces, que inducen a creer que el buque anglo-
americano llamado Nazareno, su capitán Smith, surto hoy en esta bahía, conduce a bordo
grande cantidad de libros y folletos, cuya lectura se halla justa y rigurosamente prohibi-
da, por las doctrinas disolventes y antirreligiosas que contienen.
Hay también indicios vehementes de que algún individuo de la tripulación del in-
dicado buque es quien ha esparcido por las calles de esta capital los ejemplares de aque-
llos volúmenes, que en parte han sido recogidos por los agentes de mi autoridad.
En su consecuencia, y cumpliendo con lo que las leyes y la razón mandan, he to-
mado las disposiciones convenientes para impedir la propagación de tales escritos, sien-
do una de ellas el escitar el celo notorio de Vd., a fin de que comunique a sus subordina-
dos las órdenes más terminantes para que con la sagacidad y tino necesarios indaguen la
existencia de cualquier depósito, y lo decomisen como materia de ilícito comercio.
Para la mejor inteligencia de Vd., le advierto que los folletos de que tengo co-
nocimiento se titulan: CartadelPapaPioSesto –sic-, SeriasreflexionessobrelaEternidad, El
sermónenelmonte y VidayescritosdeSanPedroApóstol.
De cualquier resultado bueno que V. obtenga, se servirá darme parte.
Dios…, etc. Alicante, 17 Enero 1857. JOSÉ MARÍA PALAREA.
Sr. Comandante de Carabineros de la Provincia.”
3.Hallazgodenuevaspublicacionesacatólicas(enero,1857)28
“Excmo. Señor,
Consecuentemente con mis gestiones para venir en conocimientos de la proce-
dencia y propagadores de los libros y folletos prohibidos, de que tuve el honor de hablar
a V.E. en comunicación de 17 de los corrientes, he conseguido que lleguen a mis manos
dos ejemplares más, y entre ellos uno titulado PreservativocontraRoma, lleno de doctrinas
tan perniciosas y principios tan antisociales, que no he vacilado un instante en pasarlos
desde luego al Tribunal ordinario con una excitación al Juez de la capital para que
acuerde la instrucción del oportuno proceso.
Para que V.E. conozca de un modo exacto hasta que punto se halla justificada esta
medida, me concreto a remitirle copias de la portada y prefacio del indicado folleto (nº
1º)29. Del oficio dirigido al Juzgado también incluyo copia íntegra (nº 2)30.
Todo lo que tengo el honor de participar a V.E. en cumplimiento de mi deber.
Dios… etc. Alicante, 22 de Enero de 1857. JOSÉ Mª. PALAREA.
Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación.”
27 AHN, Consejos, leg. 11.316, exp. 59: El gobernador civil de Alicante al comandante de Carabine-
ros de la provincia, Alicante 17 enero 1857.
28 Ibídem, id.: El gobernador civil de Alicante al ministro de la Gobernación, Alicante 22 enero 1857.
30 Ibídem.
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4.InstruccióndecausaporelJuzgadodeAlicante(enero1857)31
“Noticioso de que por esta capital circulaban algunos libros y folletos en que se en-
señan máximas y doctrinas contrarias a la Religión Católica Apostólica Romana, única
del Estado, he practicado las mas exquisitas diligencias en averiguación del hecho, que
han tenido por resultado recoger entre otros los tres folletos que incluyo titulados, uno
PreservativocontraRoma; otro, Reflexionesserias; y otro, Cuatropalabrasalossabios. La pro-
cedencia de estos es, según las noticias confidenciales que he adquirido, el buque anglo-
americano nombrado Nazareno, surto en esta bahía; y el propagador, algún marinero de
su tripulación y especialmente su capitán, que ha ido esparciéndolos por las calles de
esta capital, de las cuales los recogían los muchachos.
Baste leer el título, especialmente de ElpreservativocontraRoma para conocer que su
tendencia es promover el cisma en esta Católica Nación, desviándola de la obediencia
del Gefe Supremo de la Iglesia. Las doctrinas que contiene van todavía más adelante,
pues destruyen por su base los dogmas católicos, inculcan la inoservancia de los precep-
tos religiosos, y escitan al desprecio de los Misterios y Sacramentos de la Iglesia. El modo
clandestino e insidioso de su propagación revelaría, aún sin otros antecedentes, el crimi-
nal fin que se proponen sus autores. Clara y manifiestamente se dice en la especie de
prólogo que va al frente del folleto PreservativocontraRoma.
Equiparando a la Nación Española, eminentemente Católica y Monárquica, con una
tribu salvaje en la que hasta ahora no hubiese aparecido la luz del Cristianismo, se ex-
presa que dicho folleto se ha escrito directamente para los españoles, a fin de que conoz-
can la naturaleza del verdadero cristianismo, puesto que en la época de su impresión,
Febrero de 1856, gracias a la Divina Providencia, había penetrado la luz del Evangelio en
España, circulaba libremente la palabra divina revelada a los Apóstoles y Profetas, y se
estaba desmoronando en esta Nación el usurpado poder con que por espacio de tantos
siglos la ha estado oprimiendo el error, la impostura y el fanatismo, conviniendo por lo
mismo promover por todos los medios posibles esta saludable tendencia, con cuyo obje-
to se publicaba en castellano.
No puede manifestarse de una manera mas explícita y terminante el verdadero y
directo propósito de variar en España la Religión Católica Apostólica Romana, [y] alterar
sus creencias y su culto, delitos todos previstos y penados por el Código vigente32, en que
hay sanción expresa contra todos los que intentan cometerlos, fuera de la calificación de
subversivos que dichos folletos merecen con arreglo a la legislación de imprenta. No me
31 AHN, Consejos, leg. 11.316, exp. 59: El gobernador civil de Alicante al Juez de 1ª Instancia de esa
ciudad, Alicante 22 enero 1857.
32 Alusión a la tolerancia religiosa introducida durante el Bienio Progresista de 1854-1856, si bien
con el retorno al poder del Partido Moderado en ese último año y la normalización de rela-
ciones con la Santa Sede fue restablecido el modelo de Estado confesional católico neto de
acuerdo con la vigente Constitución de 1845 y el Concordato de 1851, este de nuevo vigente
tras su suspensión parcial por el Partido Progresista.
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JUAN BAUTISTA VILAR
consta quien o quienes hayan sido los propagadores de aquellos, pero no admite duda el
considerar este hecho como una explícita infracción de los artículos 128 y 130 del Código
penal33.
Se han dictado, y se continuarán adoptando por mi autoridad, las disposiciones
oportunas para impedir la circulación de esos y cualesquiera otros escritos que tiendan a
subvertir el orden público, atacando una de las instituciones fundamentales de la Mo-
narquía. Pero al mismo tiempo es de mi deber excitar el celo de V.S. para que desde
luego se ocupe en la formación de la correspondiente sumaria, y por su resultado proce-
da a lo que haga lugar en justicia, a cuyo efecto le paso como cuerpo de delito los antedi-
chos folletos34.
Dios… etc. Alicante 22 de Enero de 1857. JOSÉ MARÍA PALAREA.
Sr. Juez de 1ª Instancia de esta capital.”
5. El literato católico y protradicionalista Francisco Navarro Villoslada, a la sazón
subsecretariodeGobernación,sugierealministromayorvigilanciaparaimpedirla
circulacióndepropagandaevangelistayelcastigodesusdifusoresdeacuerdocon
lalegislaciónvigente(enero,1857)35
“El Negociado opina que se debe encargar a los gobernadores la mayor vigilancia
para impedir la circulación de estos folletos, que no se habrán esparcido únicamente en
Alicante, y para averiguar así mismo quien los envía y acoge, a fin de proceder con arre-
glo a justicia.
V.E. resolverá. Madrid 22 Enero 1857. NAVARRO VILLOSLADA.”
6. Circular del ministro de la Gobernación a los gobernadores de provincias orde
nándolesreprimirmáseficazmentelacirculacióndelibrosyfolletosprotestantes
(enero1857)36
1857.
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ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ABREVIATURASUTILIZADAS
AHN: Archivo Histórico Nacional (Madrid)
BFBS: British and Foreign Bible Society (Londres)
RTS: Religious Tract Society (Nueva York)
SES: Spanish Evangelical Society (Edimburgo)
JUANB.VILAR
Universidad de Murcia
37 No se conserva en el expediente.
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TABULAGRATULATORIA
PilarAguadoJiménez.
DepartamentodeFilologíaInglesa.
AntoniaAlonsoGómez.
DoctoraenFilologíaHispánica.
ConsueloÁlvarezMorán.
DepartamentodeFilologíaClásica.
CristóbalBeldaNavarro.
DepartamentodeHistoriadelArte.
EstebanCalderónDorda.
DepartamentodeFilologíaClásica.
JoséCaleroHeras.
I.E.S.ValledeLeiva (Murcia).
ClaraCalvoLópez.
DepartamentodeFilologíaInglesa.
FranciscoChacónJiménez.
DepartamentodeHistoriaModerna,ContemporáneaydeAmérica.
CarlosClementsonCerezo.
DepartamentodeLiteraturaEspañola(UniversidaddeCórdoba).
ConcepcióndelaPeñaVelasco.
DepartamentodeHistoriadelArte.
MarianodePacoSerrano.
DepartamentodeLiteraturaEspañola,TeoríadelaLiteraturayLiteraturaComparada.
FranciscoFloritDurán.
DepartamentodeLiteraturaEspañola,TeoríadelaLiteraturayLiteraturaComparada.
461
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
PatricioGarcésRamírez.
CónsuldelEcuadorenlaRegióndeMurcia.
JoséGarcíaLópez.
DepartamentodeFilologíaClásica.
DionisiaGarcía.
Poetisa.
JosefaGómezFayrén.
DepartamentodeGeografía.
ConsueloGómezMás.
LicenciadaenFilologíaHispánica.
JoséLuisGonzálezOrtiz.
DepartamentodeGeografía.
AnaMaríaGuerraMartínez.
DepartamentodeHistoriaModerna,ContemporáneaydeAmérica.
ElíasHernándezAlbaladejo.
DepartamentodeHistoriadelArte.
RosarioHernándezMartínez.
DoctoraenFilologíaHispánica.
JoaquínHernándezSerna.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
JoséMiguelHernándezTerrés.
DepartamentodeLenguaEspañola,LingüísticaGeneralyTraduccióneInterpretación.
JuanManuelHernándezCampoy.
DepartamentodeFilologíaInglesa.
MiguelHerráezSerra.
UniversidadCardenalHerrera–CEU(Valencia).
462
TABULAGRATULATORIA
RosaIglesiasMontiel.
DepartamentodeFilologíaClásica.
PedroLuisLadróndeGuevara.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
AntonioLilloAlcaraz.
DepartamentodeFilologíaClásica.
JosefaLópezAlcaraz
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
FranciscoLópezBermúdez.
DepartamentodeGeografía.
JerónimoMartínezCuadrado.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
JaimeJoséMartínezMartín.
DepartamentodeLiteraturaEspañolayTeoríadelaLiteratura(UNED).
RemediosMataixAzuar.
DepartamentodeFilologíaEspañolayLingüísticaGeneral.UniversidaddeAlicante.
ÁngelLuisMolinaMolina.
Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y
CienciasyTécnicasHistoriográficas.
MaríaTeresaMuñozZielinski.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
JoséMiguelNogueraCeldrán.
Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y
CienciasyTécnicasHistoriográficas.
DavidPrietoGarcíaSeco.
DepartamentodeLenguaEspañola,LingüísticaGeneralyTraduccióneInterpretación.
463
ALMA AMÉRICA. IN HONOREM VICTORINO POLO. TOMO II
ÁngelLuisPujanteÁlvarezCastellanos.
DepartamentodeFilologíaInglesa.
SebastiánRamalloAsensio.
Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y
CienciasyTécnicasHistoriográficas.
MaríaAsunciónRomeroDíaz.
DepartamentodeGeografía.
JesúsRosdelMoral.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
ConsueloRuizMontero.
DepartamentodeFilologíaClásica
LuisSainzOrtega.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
PedroSegadoBravo.
DepartamentodeHistoriadelArte.
JoséMaríaSerranoMartínez.
DepartamentodeGeografía.
FranciscoTorresMonreal.
DepartamentodeFilologíaFrancesa,Románica,ItalianayÁrabe.
CristinaTorresFontesSuárez.
DepartamentodeHistoriadelArte.
MarianoValverdeSánchez.
DepartamentodeFilologíaClásica.
MaríadelCarmenVázquezÁlvarez.
I.E.S.JiménezdelaEspada(Cartagena).
MaríadelMarVilarGarcía.
DepartamentodeFilologíaInglesa.
464