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CONDICIONAMIENTO - Cómo Aprendemos

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CÓMO APRENDEMOS

El aprendizaje es la adquisición o la modificación de una conducta como resultado de experiencias.


Es importante distinguir aquí entre conductas con las cuales no nacemos (esquiar), cuyo aprendizaje es fruto
de la experiencia y conductas con las que nacemos (andar), cuyo aprendizaje se produce en la especie debido a
la maduración del individuo (aunque también nos hace falta la experiencia, pero la conducta ya nos venía
programada genéticamente).
Las formas básicas de aprendizaje son:
 El Condicionamiento: es una forma básica de aprendizaje de conductas nuevas de todas las especies,
incluida la humana.
 Hay dos tipos de condicionamiento: el clásico y el instrumental.
 Hay otra vía de aprendizaje: Modelado (por modelos), también llamado Observacional (lo que vemos).

EL CONDICIONAMIENTO CLÁSICO :
Es el mecanismo más simple por el que los organismos aprenden a dar respuestas nuevas a los
estímulos y aprenden las relaciones entre esos estímulos. Consiste en la conexión permanente (en el cerebro)
entre dos estímulos; uno ya existía (provocando una determinada respuesta) y el otro, no. Al estímulo (E) que
ya existía lo llamamos incondicionado (EI) y al nuevo, condicionado (EC). Por estímulo entendemos
cualquier objeto, palabra, pensamiento recuerdo, sonido, sensación táctil, sensación interna (un pinchazo en
alguna parte del cuerpo) etc., que nos demos cuenta de él (otras veces no nos damos cuenta pero nos activa),
ya provenga del exterior o de nuestro interior. Es decir, activa nuestras vías nerviosas, que son las que llevan
la señal producida por ese estímulo a nuestro cerebro.
Los estímulos incondicionados (EI) (muy pocos en la especie humana) producen respuestas incondicionadas
(RI) , es decir si ese estímulo se presenta, vamos a reaccionar porque con ello hemos nacido. Ejemplos:
EI = comida RI = segregación de jugos gástricos
EI = calor RI = alejamiento de la fuente de calor
EI = electricidad (calambre) RI = alejamiento de la fuente eléctrica
La asociación entre estímulos de la que antes hablábamos se podría explicar con el siguiente ejemplo:
Tenemos un estímulo incondicionado (EI) que produce una respuesta incondicionada (RI), por ejemplo EI =
calor ; RI = alejamiento del calor *
En la vida cotidiana podría ser algo parecido a:
Una madre está dando de comer la papilla al niño de 3 meses mientras habla con una vecina. Cada vez que le
da una cucharadita, sopla para que el niño no se queme. Pero, como está hablando con la vecina, una de las
veces se le olvida soplar y el niño al tomar la cucharada, se quema.
EI = calor en la papilla; RI = alejamiento (echa la cabeza hacia otro lado).
Probablemente, la siguiente cucharada que su madre le lleve a la boca va a producir una respuesta por parte
del niño de alejamiento. A esta respuesta no la llamamos respuesta incondicionada, sino condicionada (RC)
porque aunque es similar a la anterior (a veces más fuerte), no esta provocada por la fuente de calor, sino por
la asociación que se ha producido entre el estímulo incondicionado (EI = calor) y otro estímulo que llamamos
condicionado (EC = cuchara), estímulo antes de la asociación neutro, es decir, que no produce la respuesta
que sí produce después de haberse asociado al estímulo incondicionado (EI).
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Es decir, cuando un EI = calor, produce una RI = alejamiento, se asocia (aparece junto en una
misma situación y al mismo tiempo) con otro estímulo que no produce esa respuesta EC = cuchara; éste
último, el EC tiene la propiedad de producir una respuesta (RC) muy parecida y muchas veces mayor, que la
RI de alejamiento que sí estaba producida por un estímulo que provocaba ese alejamiento.
* Respuesta de ansiedad.
Lo veremos más claro con un esquema:
EI = calor  RI = alejamiento
Se presentan juntos EI = calor y EC = cuchara
Siguientes veces: EC = cuchara  RC (muy parecida o más fuerte que RI) = alejamiento
En nuestro ejemplo, el niño va a apartar la cabeza cada vez que su madre le acerque la cuchara.
El nuevo estímulo que ha quedado condicionado (EC = cuchara) seguirá produciendo esa respuesta hasta que
no lo “descondicionemos”, proceso que en Psicología llamamos “Extinción”. Y: ¿qué tendremos que hacer
para borrar esa señal errónea (en realidad hacer que apenas, o nunca, funcione) que ha quedado grabada en
nuestro cerebro?. El proceso psicológico que nos explica esto se llama :
Extinción:
Consiste en presentar el (EC = cuchara) muchas veces al niño sin el (EI = calor) para que compruebe
que la señal grabada ha sido un incidente aislado y que la grabación es errónea.
Una característica importante a tener en cuenta es que para que se produzca la asociación entre el
calor y la cuchara EI/EC, basta con una sola vez que se presenten juntos, pero para borrar esa asociación
(extinguir el EC, es decir, que la cuchara no produzca más veces la RC de alejamiento) tendremos que
presentar el EC muchas veces sin el EI (calor), no bastará una vez como en el proceso inverso de
condicionamiento.
Otro ejemplo:
Conducir es una situación, una actividad, un estímulo que en principio es agradable para muchas
personas, o al menos neutra, ni agradable ni desagradable. Un día se produce un accidente con graves
consecuencias (situación que produce miedo). A partir de ese día, cada vez que esa persona tiene que
conducir un coche (el estímulo que antes no producía nada) le produce un miedo intenso (reacción
emocional) .
EI = accidente  RI = miedo; tras el accidente EC = coche  RC = miedo.
El condicionamiento del que hablabamos antes, a veces se procuce sin nosotros ser conscientes de
ello. Además tiene otras connotaciones que nosotros llamamos:
Generalización :
los estímulos condicionados, a su vez se vuelven a condicionar a otros estímulos y estos a otros, con
lo que con el paso del tiempo uno mismo cuando reacciona ante determinadas situaciones o estímulos no se
da cuente de a qué reacciona, ni por qué, ni cuando.
Siguiendo con nuestro ejemplo, es posible que el niño generalice el miedo al tenedor (estímulo
condicionado EC2, y tal vez después al cuchillo EC3, y luego a cuchara grande EC4 y quién sabe si tras
muchos años, ese niño vaya un día a remar a un lago y al ver el remo dispare ansiedad y no sepa por qué
EC74). Esto quiere decir que, a veces, no sabremos cuál fue el primer condicionamiento que nos ha
provocado el problema, pero muchas veces sí lo sabemos. De cualquiera de las maneras, lo que sí sabemos es
qué podemos hacer para solucionar nuestro problemas y eso lo explica en condicionamiento operante que
vamos a ver a continuación.

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EL CONDICIONAMIENTO OPERANTE O INSTRUMENTAL:
Las conductas que realizamos los seres humanos (y el resto de organismos) están dirigidas
prácticamente siempre a una meta. Es decir, en términos coloquiales, hacemos algo para conseguir algo.
Conseguir nuestra meta u objetivo es lo que pretendemos y si la conducta que hemos efectuado nos
ha valido la pena, tenderemos a repetirla. En psicología decimos: la conducta ha quedado “reforzada”, es
decir, emitiendo esa conducta, conseguimos lo que buscamos.
Las leyes psicológicas que propuso Thorndike a princpios de siglo fueron:
Ley del Efecto: las conexiones estímulo-respuesta seguidas de satisfacción se fortalecen, mientras que
aquellas seguidas de displacer, se debilitan.
Ley del Ejercicio: las conexiones estímulo-respuesta adquieren fuerza mediante el fenómeno de la repetición
Ejemplos cotidianos: nos ponemos guapos para que nuestra pareja nos piropee, el niño se porta bien
para que le demos un caramelo, trabajamos para conseguir dinero, contamos chistes porque nos gusta que la
gente se ría con nosotros, etc.
Cada vez que emitimos una de esas conductas y conseguimos nuestro objetivo, obtenemos un placer,
beneficio, alegría, etc., algo que los psicólogos llamamos REFUERZO. En este caso, todos los refuerzos que
conseguimos, como fácilmente podemos comprobar son positivos, la persona consigue “algo agradable”
cuando ejecuta esa conducta. Por lo tanto, como ya sabemos, esa conducta ha quedado reforzada y tenderá a
seguir ejecutándose.
Sin embargo, en otras ocasiones las conductas que emitimos no están destinadas a “obtener algo
positivo” sino a “evitar algo negativo”. En este caso, como ya sabemos que nuestras conductas están
destinadas a un fin o una meta , y que las conductas se matienen si son reforzadas:
¿Qué misión tiene exactamente ese refuerzo negativo?.
Pues símplemente la reducción de malestar, es decir no perseguimos “premios o refuerzos positivos”
sino encontrarnos a gusto eliminando lo que nos está produciendo el malestar (LO CUAL TAMBIÉN NOS
PRODUCE SATISFACCIÓN).
Ejemplos cotidianos de conductas reforzadas negativamente: subo por la escalera y evito el malestar
que me produce subir en el ascensor, no voy a la compra y evito el malestar que me produce ir sola, no voy
de viaje y evito el malestar que me produce subir en avión, intento pensar en otra cosa y evito el malestar que
me produce la preocupación, cuento o rezo y evito el malestar que me produce un determinado pensamiento
“raro”, me lavo y me lavo y evito “contaminarme”, no voy a la fiesta y evito el malestar que me produce estar
con gente que no sé que pensará de mí, etc., etc., etc.
Vemos claramente que los refuerzos aquí son las evitaciones de (...), y las conductas implicadas, por
tanto, quedan reforzadas, es decir, tenderán a seguir produciéndose para conseguir que nos sintamos bien.
Pero, al contrario que las conductas reforzadas positivamente, en las cuales conseguíamos un “premio”, en
éstas conseguimos “aliviar el malestar”. En el fondo fondo, todas están encaminadas a SENTIRNOS LO
MEJOR POSIBLE.
Después de tanto rollo, tenemos que sacar las conclusiones de todo esto. Y como se ve claramente,
este tipo de conductas son las que explican por qué seguimos teniendo nuestros problemas de ansiedad que
en su día quedaron condicionados por el ya explicado condicionamiento clásico. Esto quiere decir que, como
veíamos antes, aunque no sepamos cuál fue el principio de nuestro miedo (aunque si lo sabemos
comprenderemos todo mucho mejor), sí sabemos qué vamos a tener que hacer para solucionar nuestros
problemas. Esto es, retirar las conductas (las llamamos conductas de escape y/o evitación) que nos están

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reforzando negativamente y comprobar que aquello que tememos no va a ocurrir, pero que a causa de
la mencionada conducta, no podemos comprobar.
Un último apunte: a veces, cuando no podemos evitar una situación que nos da miedo, por ejemplo
ir solos a la compra, lo hacemos pero llevamos encima algún amuleto que nos “Da Fuerza”. También
podemos repetir alguna frase mentalmente para conseguir “La Fuerza” o conseguir que alguien nos
acompañe. A todas estas conductas las llamamos “CONDUCTAS DE SEGURIDAD” y como verás tienen
la misma función que las CONDUCTAS DE EVITACIÓN/ESCAPE. Es decir, tendremos que retirarlas
para conseguir demostrarnos a nosotros mismos que, aún sin ellas, lo que tememos, no sucede.
La meta que perseguimos con la terapia es primero identificar tus respuestas de ansiedad, después
conectarlas con situaciones (conocer qué estímulos EC disparan tu ansiedad) y después desconectarlas
(borrarlas, extinguirlas, mejor aún, que pierdan el poder de señalar peligro). Objetivo final para que soluciones
tu problema.
Estas respuestas se muestran de tres maneras diferentes:
 Respuesta Cognitiva (lo que pensamos): pensamientos acerca del malestar que estamos sintiendo,
pensamientos de que nos puede dar un ataque al corazón, ahogarnos, pasarnos algo muy malo, que esto
no va a cabar nunca, estarán viendo lo nervioso que estoy, no lo pdré aguantar, etc.
 Respuesta Fisiológica (lo que sentimos): taquicardia, sensación de ahogo, temblores en las extremidades,
sudor, malestar estomacal, respiración agitada, frío en las manos / pies, etc.
 Respuesta Motora (lo que hacemos): apartarnos de aquello que nos está produciendo el malestar, pensar
en otra cosa, rezar, contar, buscar a alguien para que nos tranquilice, relajarnos, etc.

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