Monarquía Electiva
Monarquía Electiva
Monarquía Electiva
Una monarquía electiva es una forma de Gobierno en la que el poder es ostentado por el rey,
pero al contrario que la hereditaria, este es elegido por una parte de la población.
Las monarquías que han seguido este principio han sido muy pocas a lo largo de la historia. Y
aunque parezca que se acerque a la democracia por la elección del rey, nada más lejos de la
realidad.
También hay que destacar que no toda la población, al contrario de lo que ocurre en los
sistemas democráticos, elige a esta figura. No se utiliza el sufragio universal, sino que quienes
eligen al rey también cumplen unos requisitos, como pertenecer a un estamento superior o a un
organismo de poder dentro del país.
En cuanto a los derechos y libertades de los/as que disfrutan los ciudadanos de las monarquías
electivas, estos/as variarán dependiendo de su sistema de gobierno. Si observamos los
ejemplos de la antigüedad, como cualquier otro sistema, la provisión de libertades era mínima.
Es decir, un régimen monárquico, para que sea democrático, no depende de si el rey se elige o
no, depende de si se trata de una monarquía absoluta, constitucional o parlamentaria.
Ejemplos de monarquía electiva
Visigodos: Es uno de los ejemplos más antiguos de los que disponemos. Los visigodos
invadieron la península ibérica y expulsaron a los romanos a lo largo del siglo V. Su
régimen de gobierno era monárquico, se trataba de una monarquía electiva. Esta
monarquía fue variable, hubo muchos intentos por absolutizarla y romper con la
tradición de la elección. El rey candidato era o bien de la familia real o bien una persona
que no podía pertenecer a otros numerosos colectivos. Y correspondía a la Asamblea
de los hombres libres elegir al monarca.
Vaticano: El jefe del Estado del Vaticano es el papa, y este es elegido por los
cardenales del cónclave. El candidato a papa, según la Iglesia, puede ser cualquier
bautizado, aunque en la práctica son miembros de la Iglesia de alto rango. Pero no es
elegido por todos aquellos que profesan la fe católica, sino que lo hace el cónclave,
cuya composición es de ciento veinte (120) cardenales.