Macumba

La Caperucita
Lejos en un bosque lleno de abetos, pinos y ahuehuetes, la mañana cálida,

fresca y azul que llenaba el bosque y al pueblo que vivía cerca de él fue
interrumpida por un repentino trueno de lluvia que, al parecer, no alerto a los
pueblerinos, aves ni ciervos.
“otra lluvia inesperada” dijo un viejo que sentado en su silla en el pórtico de
su casa sí pudo escuchar aquel tronar del cielo.
Todo era felicidad y armonía, los pájaros cantaban, los niños jugaban, las
abuelitas cocinaban, los perros jugaban a las mordidas entre ellos, nuevas
flores nacían y las abejas ya las revoloteaban. Todo parecía un día como
cualquier otro, a acepción de aquel trueno de lluvia que casi nadie percató, y
que no tuvo hermanos truenos que lo acompañaran… al parecer nada extraño.
Como todos los días, la madre de una niña a la que todos llamaban Caperucita
roja por sus vestimentas siempre iguales, mandó a la niña a casa de su abuela a
dejarle los alimentos del día, pues su abuela al ser una persona anciana poco
puede moverse ya como para cocinarse ella misma y es necesario que alguien
más cocine por ella. Comía de todo, desde vayas a carnes, pan, flores, leche,
flanes, productos de la tierra y árboles, esta abuela tenia un gran estomago y
no se limitaba por comer, lo que hacía más fácil para la madre de caperucita
cocinar cualquier cosa pues ella lo devoraría en un instante.
Mientras sucedía esto, del bosque, muy adentro del boque salia una figura,
alta, con una gabardina obscura que cubria la mayor parte de su cuerpo pero
dejaba sus peludos y grandes pies descubiertos, un sombrero obscuro del que
salían dos puntiagudas orejas que se movían como antenas reconociendo la
señales y sonidos que captaba…
“Agente Wolfosky 4, aquí, arribe justo a tiempo, ya comenzó la entrega,

cambio” dijo Wolfosky y una voz le respondió al comunicador que lleva en su
oreja izquierda.
-negativo, para esta hora ya hubo testigos de su salida, imposible interceptar,
vere al objetivo en el destino final, cambio. – Wolfosky corrió entonces entre
el bosque mientras caperucita se despedía de los vecinos que la veían entrar al
bosque con la canasta de comida que llevaba para su abuela.
-Adios señora Worki, nos vemos en un rato
-Adios mi niña, ve con cuidado
-Adios viejo Oi, lo vere de regreso
-Adios caperucita, cuidado con no pisar piedras
-tendré cuidado al pisar
Caperucita disfrutaba mucho de alimentar a su abuela, le tenia gran respeto y
gustaba pasar tiempo con la anciana, llevarle comida a su abuela era su parte
favorita del día pues caminar por el bosque lejos del pueblo la hacia sentir
sumamente fuerte, aunque en realidad no lo fuera, pero pensaba que al ser
adulta así lo seria, por lo que tener una tarea tan importante como viajar sola
era como ser grande y fuerte por un momento.
Wolfosky por sus grandes orejas pudo escuchar los pasos de la niña pisando
ramas y rocas por el bosque, por lo que echo su andar a cuatro patas y corrio
lo más rápido posible a su destino, la casa de la abuela.
Wolfosky es un gran corredor y un excelente agente, logro llegar 2 minutos
antes que capurucita al destino, Wolfosky sabe muy bien como hacer su
trabajo.
Abrió la puerta y encontró a una mujer como el resto de mujeres del pueblo
paro más anciana, su piel verde ya se veía un poco gris por la edad, sus 3 tres
ojos estaban llenos de bolsas de arrugas por la edad, de su estomago escurría
más baba de lo normal y más espesa y apestosa por la edad, su cuerpo grande
y alto se encontraba curvado como montaña y su cabello ya eran lombrices
casi inmóviles y rojas por la edad…
¿Quien eres t… - la abuela no termino su frase cuando Wolfosky la había
pulverizado con su pistola desintegradora, ahora solo esperaba la entrada de
Caperucita que estaba ya a unos metros de la puerta.
“Agente Wolfosky aquí, objetivo cero fuera, en espera del objetivo alfa,
cambio”
Caperucita llegaba a la casa de la abuela y no escuchaba los típicos gritos
desgarradores que solía hacer la abuela, lo que le pareció extraño, pero pensó
que se encontraba dormida por lo que decidió entrar muy despacio a la casa
para no despertarla.
Abrio muy despacio la puerta y al ver esto Wolfosky activo su escudo
reflector que lo escondia de la vista de ciertas criaturas y espero la entrada de
la niña.
Caperucita entro completamente a la casa, pregunto por su abuela y mientras
dejaba la canasta en el suelo Wolfosky desactivo su escudo para que
caperucita pudiera verlo
Te tengo, le dijo mientras apuntaba con su pistola, caperucita giro su cabeza y
antes de poder decir algo se desintegro a un lado de la canasta de comida.
“Wolfosky aquí, objetivo alfa fuera, este era uno muy raro, joven y de tamaño
promedio, sin duda con potencial para acabar con todos, regreso a la base, me
llevo la canasta a analizar, al parecer se alimentaba de otras “personas”,
piedras y comida muy parecida a la de la tierra, cambio y fuera”
Wolfosky tomo un pan que se veía muy normal de la canasta y lo llevo a su
boca, de su muñeca se proyecta un holograma con datos de su ubicación e
información de la misión, toco un botón rojo y desaparece del lugar junto con
una gran luz y el sonido de una explosión, como el sonido de un trueno de
lluvia.
Relato de la última expedición del equipo Wolfosky

Las caperuzas son paracitos galácticos que al chocar con un planeta se
desarrollan en tríos, para la dominación y exterminio del mismo.
el primero que se desarrolla es el preparador, por años se encarga de preparar
su cuerpo y el área donde cae para su reproducción, de él sale el segundo
paracito, el siervo, se encarga de alimentar y cuidar del primer parasito
mientras trabaja en la aparición del tercer paracito, el conquistador quien
recibe instrucciones y conocimiento del primero sobre el planeta y la mejor
estrategia de invasión.
Es muy importante su inmediata extinción para sobre guardar la integridad de
nuestro planeta y galaxia, los invitamos a unirse a la Federación de protectores
Wolfosky.
Salvar a unos es salvar a todos.
Anótese aquí
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