CARLOMAGNO

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Carlomagno

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Carlomagno
Rey de los francos y de los lombardos
Imperator Romanum gubernans Imperium
Charlemagne denier Mayence 812 814.jpg
Denario imperial en plata de Carlomagno, inspirado en los modelos romanos. Esta
representación es lo más próximo a un retrato contemporáneo del Imperator.
Imperator Romanum gubernans Imperium
25 de diciembre de 800-28 de enero de 814
Sucesor Ludovico Pío
Rey de los francos
(junto a Carlomán I entre 768 y 771)
(junto a Carlos el Joven entre 800 y 811)
9 de octubre del 768-28 de enero del 814
Predecesor Pipino el Breve
Sucesor Ludovico Pío
[mostrar]Otros títulos
Información personal
Coronación 25 de diciembre del 800
por el papa León III en Roma
Nacimiento 2 de abril del 742, 747 o 748
¿Herstal?
Fallecimiento 28 de enero del 814
Aquisgrán
Sepultura Catedral de Aquisgrán
Religión Catolicismo
Familia
Dinastía Carolingia
Padre Pipino el Breve
Madre Bertrada de Laon
Consorte Familia
Hijos Descendencia
Firma Firma de Carlomagno
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Carlomagno (en latín, Carolus [Karolus] Magnus; 2 de abril de 742, 747 o 748-
Aquisgrán, 28 de enero de 814), de nombre personal Carlos, fue rey de los francos
desde 768, rey nominal de los lombardos desde 774 e Imperator Romanum gubernans
ImperiumNota 1 desde 800 hasta su muerte.

Hijo del rey Pipino el Breve y de Bertrada de Laon, sucedió a su padre y virreinó
con su hermano, Carlomán I. Aunque las relaciones entre ambos se tornaron tensas,
la repentina muerte de Carlomán evitó que estallara la guerra. Reforzó las
amistosas relaciones que su padre había mantenido con el papado y se convirtió en
su protector tras derrotar a los lombardos en Italia. Combatió a los musulmanes que
amenazaban sus posesiones en la península ibérica y trató de apoderarse del
territorio, aunque tuvo que batirse en retirada y a causa de un ataque de los
vascones, perdió a toda su retaguardia, así como a Roldán, en el desfiladero de
Roncesvalles.1 Luchó contra los pueblos eslavos. Tras una larga campaña logró
someter a los sajones, obligándolos a convertirse al cristianismo e integrándolos
en su reino; de este modo allanó el camino para el establecimiento del Sacro
Imperio Romano Germánico bajo la dinastía sajona.

Expandió los distintos reinos francos hasta transformarlos en un imperio, al que


incorporó gran parte de Europa Occidental y Central. Conquistó Italia y fue
coronado Imperator Augustus por el papa León III el 25 de diciembre de 800 en Roma,
gracias a la oportunidad ofrecida por la deposición de Constantino VI y lo que se
consideraba la vacancia del trono imperial, ocupado por una mujer, Irene. Estos
hechos provocaron la indignación de la corte imperial, que se negó a reconocer su
pretendido título. Tras unos frustrados planes de boda entre Carlomagno e Irene,
estalló la guerra. Finalmente, en 812 Miguel I Rangabé reconoció a Carlomagno como
emperador (aunque no «emperador de los romanos»).

Comúnmente se ha asociado su reinado con el Renacimiento carolingio, un


resurgimiento de la cultura y las artes latinas a través del Imperio carolingio,
dirigido por la Iglesia católica[cita requerida], que estableció una identidad
europea común. Por medio de sus conquistas en el extranjero y sus reformas
internas, Carlomagno sentó las bases de lo que sería Europa Occidental en la Edad
Media. Hoy día, Carlomagno es considerado no solo como el fundador de las
monarquías francesa y alemana, que le nombran como Carlos I, sino también como «el
padre de Europa». Pierre Riché escribe:
[...] Disfrutó de un destino excepcional, y por la dirección de su reinado, por sus
conquistas, legislación y legendaria estatura, marcó profundamente la historia de
Europa Occidental.2

Índice
1 Cronología del Imperio Carolingio
2 Contexto histórico
2.1 Fecha y lugar de nacimiento
2.2 Idioma
2.3 Nombres de Carlomagno
2.4 Aspecto físico
2.5 Vestimenta
3 Ascenso al poder
3.1 Primeros años de vida
3.2 Reinado compartido
4 Campaña en Italia
4.1 La conquista de Lombardía
4.2 Italia meridional
5 Carlos y sus hijos
6 Campaña en la península ibérica
6.1 La campaña de Roncesvalles
6.2 La guerra contra al-Ándalus
7 Campañas en el este de Europa
7.1 Guerra contra los sajones
7.2 Sometimiento de Baviera
7.3 Campaña contra los ávaros
7.4 Expediciones contra los eslavos
8 Imperio
8.1 Diplomacia imperial
8.2 Los ataques daneses
9 Muerte
10 Administración
10.1 Reformas económicas y monetarias
10.2 Reformas educativas
10.3 Reformas culturales
10.4 Reformas políticas
10.4.1 Organización
10.4.2 Coronación imperial
10.4.3 Divisio regnorum
11 Relaciones de Carlomagno con la Iglesia y el Papado
12 Causas de la rápida disgregación del Imperio después de su muerte
13 Impacto cultural
14 Familia
14.1 Matrimonios y herederos
14.2 Concubinatos e hijos ilegítimos
15 Ancestros
16 Títulos
17 Véase también
18 Referencias
19 Notas
20 Bibliografía
21 Enlaces externos
Cronología del Imperio Carolingio
El Imperio Carolingio (nacimiento hasta su caída) Años
Pipino, coronado rey de los francos 751
Reinado de Carlomagno 768-814
Campaña en Italia 773-774
Campaña en España 778
Conquista de los bávaros 787-788
Carlomagno, coronado emperador 800
Conquista final de los sajones 804
Muerte de Carlomagno y Reinado de Luis el Piadoso 814-840
Tratado de Verdún dividiendo el Imperio Carlingio 843
Contexto histórico

Miniatura del Libro de horas de Carlos VIII de Francia, manuscrito iluminado en


pergamino del siglo XV, f.º 13v. Representa a Luis XII orante y tras él, de pie,
Carlomagno.

El Imperio franco en 814


A finales del siglo V se produjo la cristianización de los francos, mediante la
conversión de su rey merovingio Clodoveo I. El reino merovingio se convirtió, a
partir de la batalla de Vouillé en 507, en el más poderoso entre los reinos
resultantes de la caída del Imperio romano de Occidente. Sin embargo, el declive de
la dinastía se hizo evidente tras la batalla de Tertry (687) y ningún soberano
trató ya de remediar la situación.3 Finalmente, todos los poderes gubernamentales
se ejercerían a través de los oficiales mayores o del Maior domus, es decir, del
mayordomo.

Pipino de Heristal, mayordomo de Austrasia, terminó con el conflicto existente


entre los diversos reyes francos y sus mayordomos con su victoria en Tertry, tras
la que se convirtió en único gobernante de todo el reino franco. Era nieto de dos
de las más importantes figuras del reino austrasiano: Arnulfo de Metz y Pipino de
Landen. A su muerte, le sucedió su hijo ilegítimo Carlos Martel, «el Martillo»,
quién jamás adoptó el título de rey. Martel fue sucedido por sus dos hijos:
Carlomán y Pipino «el Breve», quien sería el padre de Carlomagno. A fin de frenar
el separatismo presente en la periferia del reino, los hermanos emplazaron en el
trono a Childerico III, último rey merovingio.

Tras la renuncia de Carlomán a su cargo, Pipino depuso a Childerico con la


aprobación del pontífice Zacarías, quien lo eligió y ungió rey de los francos en
751. En 754, Esteban II volvería a ungirle a él y a sus hijos, herederos de un
reino que abarcaba la mayor parte de Europa Occidental y Central. Así fue como la
dinastía merovingia fue sustituida por la carolingia. El término «carolingio» (en
latín medieval karolingi, forma alterada del alto alemán antiguo *karling, kerling,
significando ‘descendiente de Carlos’, cf. alto alemán medio kerlinc)4 deriva del
nombre latinizado de Carlos Martel: Carolus.5
Bajo esta nueva dinastía el reino franco se extendió sobre la mayor parte de los
territorios de Europa Occidental. La división administrativa efectiva durante esta
época se corresponde con los modernos países de Francia y Alemania.6 Francia,
geográficamente situada en el centro de Europa, dio origen a una evolución en el
terreno religioso, político y artístico que dejó su huella en toda Europa
Occidental.

Fecha y lugar de nacimiento


Generalmente se ha fijado su fecha de nacimiento en el año 743. Sin embargo,
diversos factores han llevado a los expertos a reconsiderar esta fecha, ya que su
nacimiento se calculó a partir del año de su muerte y en los Annales Petarienses
figura otra fecha, el 1 de abril de 747, que coincidía con la Pascua. Esta
coincidencia resultaba tan sospechosa que ha sido cuestionada en numerosas
ocasiones. Los historiadores modernos defienden que esta fecha constituye una farsa
destinada a encumbrar la figura del emperador, y sugieren que este nació un año más
tarde, en 748.

Actualmente es imposible conocer con certeza la fecha de su nacimiento. Las


hipótesis más factibles son las del 1 de abril de 747, el 15 de abril de ese mismo
año o el 1 de abril de 748. La mayoría de hipótesis sostienen que Carlomagno nació
en Herstal, ciudad natal de su padre, de donde eran oriundas las dinastías
carolingia y merovingia, y ubicada en las inmediaciones de la actual ciudad belga
de Lieja. Cuando tenía siete años, fue a vivir con su padre a Jupille, por lo que
en casi todos los libros de historia dicha ciudad aparece como uno de sus posibles
lugares de nacimiento. También se han barajado como tal otras ciudades, entre ellas
Ingelheim, Prüm, Düren, Gauting y Aquisgrán.

Idioma
Su idioma materno ha sido objeto de intenso debate. Se presume que su madre hablaba
un dialecto germánico común entre los francos de la época; no obstante, los
lingüistas difieren en cuanto a la identidad y evolución del idioma. Incluso se ha
llegado a afirmar que en el momento de su nacimiento (742/747) el franco antiguo ya
se encontraba extinto. Se ha reconstruido la estructura sintáctica y ortográfica
del franco antiguo a través de su evolución: el bajo fráncico, que influyó en el
francés antiguo y posteriormente dio origen al neerlandés antiguo. El escaso
conocimiento del franco antiguo que tienen los lingüistas corresponde a frases y
palabras presentes en los códices de leyes de las principales tribus francas,Nota 2
escritos en un latín que integra elementos germánicos.7

Su lugar de nacimiento no ha ayudado para determinar su idioma materno. Muchos


historiadores han defendido que, al igual que su padre, nació en los alrededores de
Lieja; otros afirman que en Aquisgrán, ciudad ubicada a 50 km de la anterior. La
cuestión se complica a consecuencia de que esta zona comprende una gran diversidad
lingüística. Si se toma la Lieja del año 750, nos encontramos con una región en la
que se habla bajo fráncico en el norte y el noroeste, galo-romance en el sur y
suroeste, y dialectos del alto alemán en el este. Si se excluye el galo-romance,
Carlos habría hablado el antiguo bajo fráncico o un dialecto alto alemán,
probablemente con gran influencia franca.

Además de su lengua materna, hablaba latín «con fluidez semejante a la de su propio


idioma», además de comprender un poco de griego:
Grecam vero melius intellegere quam pronuntiare poterat.
Comprendía griego mejor que lo hablaba.
Eginardo, Vita Karoli Magni, 25.
Nombres de Carlomagno

Estatua de Carlomagno en el Palacio de Versalles

Escultura de Carlomagno sobre el caballo de Albert Termote en Nimega


A consecuencia del número de idiomas hablados dentro del Imperio, y su expansión a
escala europea, el nombre de Carlomagno ha sido preservado bajo abundantes formas
en un gran número de diferentes lenguas. Su propio idioma ya no existe en sí, sino
que evolucionó hasta convertirse en el idioma fráncico.

«Carlos», su nombre de nacimiento, deriva del de su abuelo, Carlos Martel; este


nombre proviene a su vez de Karl, lexema germánico que significa ‘hombre’ u ‘hombre
libre’,8 y que está relacionado con el Churl inglés. Los nombres latinos Carolus o
Karolus constituyen las primeras formas existentes de su nombre.

En diversos dialectos eslavos, el término «rey» corresponde a una derivación de su


nombre eslavizado.[cita requerida]

Las modernas variantes existentes en los idiomas de origen germánico son:

en danés, noruego y sueco: Karl den Store;


en neerlandés: Karel de Grote;
en alemán: Karl der Große;
en luxemburgués: Karel de Groussen;
en frisón occidental: Karel de Grutte.
El nombre germánico fue latinizado —Carolus Magnus— y preservado en las modernas
lenguas romances:

en asturleonés: Carlomagnu;
en español y en gallego: Carlomagno;
en catalán: Carlemany;
en aragonés: Carlemanyo;
en francés: Charlemagne y Charles le Grand, derivación del francés antiguo Charles
le Magne;
en italiano: Carlo Magno y Carlomagno;
en portugués: Carlos Magno;
en valón: Tchårlumagne y Tchåle li Grand.
Las variantes modernas de los dialectos eslavos de influencia germana son:

en croata: Karlo Veliki;


en checo: Karel Veliký;
en polaco: Karol Wielki;
en eslovaco: Karol Veľký;
en esloveno: Karel Veliki.
La variante bretona es Karl-Veur.

Aspecto físico
Aunque no existe descripción alguna de Carlomagno contemporánea al monarca, su
biógrafo Eginardo ofrece una detallada visión de su aspecto físico en su obra Vita
Karoli Magni. En el artículo 22 del escrito afirma:

Corpore fuit amplo atque robusto, statura eminenti, quae tamen iustam non excederet
- nam septem suorum pedum proceritatem eius constat habuisse mensuram -, apice
capitis rotundo, oculis praegrandibus ac vegetis, naso paululum mediocritatem
excedenti, canitie pulchra, facie laeta et hilari. Unde formae auctoritas ac
dignitas tam stanti quam sedenti plurima adquirebatur; quamquam cervix obesa et
brevior venterque proiectior videretur, tamen haec ceterorum membrorum celabat
aequalitas. Incessu firmo totaque corporis habitudine virili; voce clara quidem,
sed quae minus corporis formae conveniret.
Fue de cuerpo ancho y robusto, de estatura eminente, sin exceder la justa medida,
pues alcanzaba siete pies suyos; de cabeza redonda en la parte superior, ojos muy
grandes y brillantes, nariz poco más que mediana, cabellera blanca y hermosa,
rostro alegre y regocijado; de suerte que estando de pie como sentado realzaba su
figura con gran autoridad y dignidad. Y aunque la cerviz era obesa y breve y el
vientre algún tanto prominente, desaparecía todo ello ante la armonía y proporción
de los demás miembros. Su andar era firme, y toda la actitud de su cuerpo, varonil;
su voz tan clara, que no respondía a la figura corporal.
Eginardo. Vita Karoli Magni, XXII.
El emperador carolingio era conocido entre sus coetáneos por ser un hombre rubio,
alto, corpulento y de cuello excesivamente grueso. En su época, la tradicional
técnica pictórica romana realista se había visto eclipsada por la costumbre de
dibujar los retratos de personalidades rodeados de elementos icónicos. En su
condición de monarca ideal debía ser representado de manera correspondiente. A su
ascenso al trono se le presenta como la encarnación de Dios en la Tierra; los
cuadros de esta época contienen un número considerable de iconos vinculantes a
Cristo. Los retratos modernosNota 3 muestran a un hombre de recia complexión y
larga melena rubia, a consecuencia de un error en la interpretación del escrito de
su biógrafo; se ha traducido «canitie pulchra» o «hermoso cabello blanco» como
melena rubia o dorada.

Vestimenta
Carlomagno vestía la tradicional, discreta y ordinariaNota 4 vestimenta de la
nación franca. Eginardo la describe así:

Parte del tesoro de Aquisgrán


Vestitu patrio, id est Francico, utebatur. Ad corpus camisam lineam, et feminalibus
lineis induebatur, deinde tunicam, quae limbo serico ambiebatur, et tibialia; tum
fasciolis crura et pedes calciamentis constringebat et ex pellibus lutrinis vel
murinis thorace confecto umeros ac pectus hieme muniebat.
Vestía a la manera de los francos: camisa de lino y calzones de lo mismo, túnica
con pasamanos de seda; envolvía sus piernas con polainas de tiras, y en invierno
protegía hombros y pecho con pieles de foca y de marta.
Eginardo. Vita Karoli Magni, XXIII.
Gustaba de llevar una capa azulada, así como una espada, normalmente acabada en una
empuñadura dorada o plateada. En los banquetes o recepciones de embajadores portaba
imponentes tizonas enjoyadas. No obstante:

Peregrina vero indumenta, quamvis pulcherrima, respuebat nec umquam eis indui
patiebatur, excepto quod Romae semel Hadriano pontifice petente et iterum Leone
successore eius supplicante longa tunica et clamide amictus, calceis quoque Romano
more formatis induebatur.
Los trajes extraños, por hermosos que fuesen, los desechaba, de modo que solo una
vez, a petición del pontífice Adriano, y otra a ruegos del papa León, se vistió la
larga túnica y la clámide y usó el calzado a la usanza romana.
Eginardo. Vita Karoli Magni, XXIII.
En las festividades importantes portaba diadema y vestía ropajes bordados y
enjoyados; en estas ocasiones su capa incluía una hebilla dorada. Sin embargo,
Eginardo afirma que el monarca franco despreciaba la ropa ostentosa, vistiéndose
comúnmente con arreglo al modo plebeyo.

Ascenso al poder
Primeros años de vida
Carlomagno fue el primogénito de Pipino el Breve (714-24 de septiembre de 768, rey
desde 751) y su esposa Bertrada de Laon (720-12 de julio de 783), hija de Cariberto
de Laon y Gisela de Laon.Nota 5 Entre sus hermanos más jóvenes, los registros solo
refieren a Carlomán, Gisela y a un niño llamado Pipino que falleció a corta edad.
En ocasiones se ha afirmado que la semilegendaria Redburga, esposa del rey Egberto
de, fue hermana de Carlomagno —o cuñada o sobrina—, y las leyendas lo señalan como
tío materno de Roldán a través de una dama llamada Bertha.

La mayor parte de lo que se conoce acerca de su vida procede de los escritos de su


biógrafo Eginardo, quien escribió la Vita Karoli Magni (o Vita Caroli Magni, ‘Vida
de Carlomagno’). Eginardo afirma sobre los primeros años de vida de Carlos:

De cuius nativitate atque infantia vel etiam pueritia quia neque scriptis usquam
aliquid declaratum est, neque quisquam modo superesse invenitur, qui horum se dicat
habere notitiam, scribere ineptum iudicans ad actus et mores ceterasque vitae
illius partes explicandas ac demonstrandas, omissis incognitis, transire disposui;
ita tamen, ut, primo res gestas et domi et foris, deinde mores et studia eius, tum
de regni administratione et fine narrando, nihil de his quae cognitu vel digna vel
necessaria sunt praetermittam.
Sería disparatado, creo yo, escribir una sola palabra respecto al nacimiento y la
infancia de Carlos, o incluso sobre sus primeros años, ya que nunca se escribió
nada al respecto y no existe nadie con vida que pueda dar información de ello. En
consecuencia, decidí pasar esto por alto y dedicarme de inmediato a su persona, sus
obras y otros hechos de su vida que merecen ser relatados y divulgados, y me
referiré primero a sus acciones locales y en el extranjero, luego sobre su persona
y actividades, y por último acerca de su gobierno y muerte, sin omitir nada que
merezca o sea necesario conocer.
Eginardo. Vita Karoli Magni, IV.
Tras la muerte de Pipino, y continuando con la tradición, se dividió el reino de
los francos entre Carlomagno y Carlomán. Carlos tomó las regiones exteriores del
reino, las cuales bordeaban el mar, es decir, Neustria, el oeste de Aquitania y el
norte de Austrasia; mientras que a Carlomán le correspondió la región interior: el
sur de Austrasia, Septimania, el este de Aquitania, Borgoña, Provenza y Suabia,
territorios que limitaban con Italia.

Reinado compartido

Emperador Carlomagno por Alberto Durero


El 9 de octubre, inmediatamente después de celebrarse el funeral de su padre, ambos
jóvenes se marcharon de Saint-Denis a fin de ser coronados reyes por los nobles y
ungidos por los obispos. La investidura de Carlomagno tuvo lugar en Noyon, mientras
que la de Carlomán lo fue en Soissons.

El primer acontecimiento importante producido durante el reinado conjunto de los


hermanos fue el levantamiento de los aquitanos y gascones, en 769, en el territorio
dividido entre ambos reyes. Años atrás, Pipino había sofocado la revuelta de
Gaifier, duque de Aquitania. Ahora, un hombre llamado Hunaldo —que según parece no
se trata del duque Hunaldo— guio a los aquitanos hacia el norte, hasta Angulema.
Carlomagno se reunió con Carlomán, pero este se negó a participar y regresó a
Burgundia. Carlomagno se dispuso para la guerra y lideró un ejército hacia Burdeos,
estableciendo un campamento en Fronsac. Hunaldo se vio obligado a huir a la corte
de Lupo II, duque de Gascuña. Lupo, temeroso de Carlomagno, entregó a Hunaldo a
cambio de la paz y este fue desterrado a un monasterio. Finalmente, los francos
sometieron Aquitania por completo.

Los hermanos mantuvieron una relación tibia gracias a la mediación de su madre,


Bertrada, pero en 770 Carlomagno firmó un tratado con el duque Tasilón III de
Baviera y se casó con una princesa lombarda, a quien actualmente se conoce como
Desiderata, hija del rey Desiderio, con el fin de rodear a Carlomán con sus propios
aliados. Pese a la oposición inicial del papa Esteban III a su matrimonio con la
princesa lombarda, pronto este tendría pocos motivos para temer una alianza entre
francos y lombardos.

Apenas un año después de su matrimonio, Carlomagno repudió a Desiderata y al poco


tiempo volvió a casarse con una sueva de 13 años llamada Hildegarda de Anglachgau.
La repudiada Desiderata regresó a la corte de su padre en Pavía. Encendida su
furia, Desiderio se hubiese aliado gustosamente con Carlomán para derrotar a
Carlos, pero Carlomán murió el 5 de diciembre de 771, antes de que estallara el
conflicto. La esposa de Carlomán, Gerberga, huyó junto con sus hijos a la corte de
Desiderio en busca de protección.

Campaña en Italia
La conquista de Lombardía
El año del nombramiento como papa de Adriano I (772), este demandó que le fuera
reintegrado el control sobre ciertas ciudades constituyentes del antiguo Exarcado
de Rávena, a cambio de un acuerdo respecto de la sucesión de Desiderio. No
obstante, Desiderio tomó algunas ciudades papales e invadió Pentápolis en su camino
hacia Roma. En otoño, Adriano envió una delegación ante Carlomagno, solicitándole
que cumpliera las políticas de su padre, Pipino. A su vez, Desiderio envió su
propia embajada negando lo que le imputaba el papa. Ambas delegaciones se reunieron
en Thionville, donde el monarca de los francos manifestó su apoyo al papado. A las
demandas de Adriano se unieron las de su aliado; viéndose en esta tesitura, el
duque toscano juró que jamás cedería. Carlomagno y su tío Bernardo cruzaron los
Alpes en 773 y persiguieron a los lombardos hasta sitiarlos en Pavía. Eventualmente
Carlos abandonó el sitio a fin de hacer frente al hijo de Desiderio, Adelgis, quien
estaba levantando un ejército en Verona. Los francos persiguieron al joven príncipe
hasta el litoral adriático. Desde allí Adelgis huyó hacia Constantinopla a fin de
solicitar la ayuda de Constantino V Kopronymos, por entonces en guerra con
Bulgaria.

El rey franco Carlomagno era un católico devoto que mantuvo una estrecha relación
con el papado durante toda su vida. En 772, cuando el papa Adriano I fue amenazado
por los invasores, el rey se dirigió velozmente a Roma para proporcionar su ayuda.
En esta imagen puede verse al papa solicitando la asistencia de Carlomagno durante
un encuentro cerca de Roma.
El asedio de Pavía se prolongó hasta la primavera de 774, época en que Carlomagno
hizo una visita al papa en Roma (2 de abril); allí confirmó las cesiones de
territorios que su padre había estipulado en su testamento.Nota 6 Ciertas crónicas
posteriores, de dudosa veracidad, afirman que amplió los mismos. Después de que
Adriano le concediera el título de patricio regresó a Pavía, donde los lombardos se
hallaban al borde de la derrota.

A cambio de sus vidas, los lombardos se rindieron y abrieron las puertas de la


ciudad a comienzos de la estación estival. Se envió a Desiderio a la abadía de
Corbie; su hijo Adelgis murió en Constantinopla como un patricio. Tras haberse
ceñido la Corona Férrea, los señores lombardos —a excepción de Arechis II, quien
proclamó la independencia de los territorios bajo su control— rindieron un homenaje
al nuevo monarca en Pavía. Al convertirse en nuevo rey de Lombardía, Carlomagno se
convertía también en el señor más poderoso de Italia. A su marcha dejó una poderosa
guarnición en Pavía, a la que envió tropas de refuerzo cada año.

A pesar de su victoria, los territorios italianos continuaban inestables: en 776,


se rebelaron los duques Rodgaudo de Friuli e Hildeprando de Spoleto. Carlomagno se
trasladó apresuradamente desde Sajonia a Italia a fin de combatir a los sediciosos.
Se enfrentó a Rodgaudo en una batalla que derivó en una victoria aplastante sobre
los rebeldes y la muerte del propio duque. Viéndose derrotado, Hildeprando accedió
a firmar un tratado de paz. Su co-conspirador, Arechis, no fue sometido y Adelgis,
su candidato al trono, jamás abandonó Bizancio. El norte de Italia había sido
pacificado.

Italia meridional
En 787 Carlomagno dirigió su atención hacia Benevento, donde Arechis reinaba de
forma independiente; tras asediar Salerno, el duque ofreció su vasallaje. Sin
embargo, cuando murió en 792, Benevento volvió a proclamar su independencia bajo la
égida de su hijo, Grimoaldo III. Aunque los ejércitos de Carlos y sus hijos le
atacaron en repetidas ocasiones, al no regresar el monarca franco al Mezzogiorno,
estos territorios no serían nunca sometidos.
Carlos y sus hijos

Carlomagno y sus alumnos


Como era tradición entre los monarcas y mayordomos del pasado, Carlos comenzó a
nombrar a sus hijos para que ocuparan los cargos de mayor importancia del reino
durante el primer periodo de paz por el que atravesó su gobierno (780-782).
Habiendo sido ungidos por el papado, hizo reyes a sus dos hijos más jóvenes (781):
Carlomán, el mayor de ellos, tomó la Corona FérreaNota 7 y el nombre de «Pipino» al
ser nombrado rey de Italia; y el más joven, Luis, fue nombrado rey de Aquitania.
Carlos ordenó que ambos se criaran en el conocimiento de las costumbres de sus
reinos, al tiempo que les otorgaba a sus regentes cierto control sobre dichos
territorios. No obstante, aunque los dos jóvenes tuvieran la esperanza de heredar
el reino algún día, el poder estuvo siempre en manos de su padre. Además, no toleró
insubordinación alguna de parte de sus hijos: en 792 desterró a Pipino el Jorobado
a consecuencia de una revuelta de la que era partícipe.

Al alcanzar la mayoría de edad, los hijos del monarca combatieron en su nombre


durante el transcurso de numerosos conflictos. A Carlos le preocupaban
especialmente los bretones, con los que compartía frontera y quienes se rebelaron
contra él en al menos dos ocasiones (aunque fueron fácilmente subyugados), y
también luchó intensamente contra los sajones. En 805-806 se internó en el
Böhmerwald, la moderna Bohemia, a fin de hacer frente a los eslavos que habitaban
dichos territorios, los modernos checos. Tras una rápida campaña, les sometió hasta
el punto de obligarles a rendirle homenaje. Tras ello los francos devastaron el
Valle del Elba e impusieron tributo en la zona. Pipino se enfrentó a los ávaros,
así como a los beneventani y a los eslavos del norte. Cuando finalmente surgió un
conflicto con el Imperio bizantino a consecuencia de su coronación imperial y de la
rebelión de Venecia, la organización política interna era inmejorable. Luis se
posicionó al frente de la Marca Hispánica y, al menos en una ocasión, se dirigió al
sur de Italia a fin de enfrentarse al duque de Benevento. El hijo de Carlos tomaría
Barcelona tras un importante asedio en 797.

La actitud de Carlomagno hacia sus hijas ha sido motivo de gran controversia; las
mantuvo en casa junto a él y se negó a permitir que contrajeran matrimonio —
probablemente a fin de evitar el establecimiento de subramas familiares que
pudieran rebelarse contra la principal, como fue el caso de Tasilón III de Baviera—
aunque les permitió mantener relaciones extramaritales, llegando incluso a honrar a
sus concubinos, y guardó gran aprecio por los hijos bastardos que engendraban. Al
parecer nunca creyó las historias que circulaban en torno a su salvajismo. Tras la
muerte de Carlomagno, su hijo Luis las desterró de la corte y las envió a conventos
que su padre había elegido. Una de ellas, Bertha, mantuvo una relación, o quizá un
matrimonio, con Angilberto, miembro de la corte de su padre.

Campaña en la península ibérica


La campaña de Roncesvalles
Según el historiador musulmán Ibn al-Athir, la Dieta de Paderborn recibió en 777 a
los representantes de los gobernantes musulmanes de Zaragoza, Gerona, Barcelona y
Huesca, quienes habían acudido allí debido a que sus señores habían sido
arrinconados en la península ibérica por Abderramán I, el emir de Córdoba. Estos
gobernantes musulmanes o sarracenos ofrecieron homenaje al gran rey de los francos
a cambio de su ayuda militar. Carlomagno, al ver la oportunidad de extender tanto
la cristiandad como su propio poder y creyendo que los sajones eran una nación
subyugada, acordó dirigirse a la península ibérica.

En 778, dirigió el ejército de Neustria a través de los Pirineos Occidentales,


mientras que los austrasios, lombardos y burgundios cruzaban los Pirineos
Orientales. Los ejércitos se reunieron en Zaragoza y recibieron el homenaje de
Sulayman al-Arabí y Kasmin ibn Yusuf, los gobernantes extranjeros. Sin embargo,
Zaragoza no cayó con la rapidez que Carlomagno pensaba; incluso se encontró ante la
batalla más difícil que afrontara en toda su carrera y, temiendo una derrota,
decidió retirarse y regresar a casa. Carlomagno no podía confiar en los musulmanes
ni en los vascones, a quienes se había enfrentado durante su conquista de Pamplona,
y estaba abandonando la península por el Paso de Roncesvalles cuando ocurrió uno de
los acontecimientos más famosos de todo su reinado: Los vascones cayeron sobre su
retaguardia y carros de carga, destruyéndolos. La batalla de Roncesvalles arrojó
varios famosos muertos, entre los que se encontraban el senescal Eggihard, el conde
del palacio Anselmo y el prefecto de la Marca de Bretaña, Roldán, posterior
inspiración del Cantar de Roldán (Chanson de Roland), el famoso cantar de gesta
francés.

La guerra contra al-Ándalus


La conquista de Italia hizo que Carlomagno entrase en contacto con los sarracenos
que, en esa época, controlaban el Mediterráneo y ocupaban arduamente a su hijo
Pipino. Carlomagno conquistó Córcega y Cerdeña en fechas desconocidas, y las islas
Baleares en 799. Dichas islas eran blancos frecuentes de ataques por parte de
piratas sarracenos, mas el conde de Génova y Toscana (Bonifacio) los mantuvo a raya
mediante el envío de una numerosa flota cuya operatividad se prolongó hasta el fin
del reinado de Carlomagno. El rey llegó a tener contacto con la corte del califa en
Bagdad: en 797 (o, posiblemente, 801), el califa de Bagdad, Harún al-Rashid,
obsequió a Carlomagno con un elefante asiático llamado Abul-Abbas y un reloj.9

En Hispania, la lucha contra los musulmanes continuó sin disminuir en intensidad


durante toda la segunda mitad del reinado de Carlomagno. En 785, los soldados de su
hijo Luis, que se encontraba encargado de defender la frontera con España,
conquistaron Gerona de forma permanente y extendieron el control franco al litoral
catalán; dicho control se mantuvo durante el resto del gobierno de Carlomagno (e
incluso siguió siendo nominalmente franco mucho tiempo después, hasta el Tratado de
Corbeil en 1258). Los caudillos musulmanes del noreste de la España islámica se
sublevaban continuamente contra las autoridades cordobesas y, a menudo, pedían la
ayuda de los francos, cuya frontera continuó expandiéndose lentamente hasta 795,
año en que Gerona, Cerdaña, Osona y Urgel fueron agrupadas en la nueva Marca
Hispánica, dentro del antiguo ducado de Septimania.

En 797 Barcelona, la ciudad principal de la región, cayó ante los francos cuando
Zeid, su gobernador, se rebeló contra Córdoba y, tras fracasar, la entregó a
Carlomagno. Pese a que las autoridades omeyas consiguieron reconquistarla en 799,
Luis marchó junto a todo su ejército, cruzó los Pirineos y asedió la ciudad durante
dos años, pasando allí el invierno desde 800 a 801, hasta su rendición. Los francos
continuaron arremetiendo contra el emir: en 809 ocuparon Tarragona y, en 811,
Tortosa. Esta última conquista los llevó hasta la desembocadura del Ebro y les
permitió el acceso a Valencia, lo que impulsó a que el emir Alhakén I reconociera
sus conquistas en 812.

Campañas en el este de Europa


Guerra contra los sajones
Artículo principal: Guerras sajonas

Charlemagne empereur d'Occident, por Louis-Félix Amiel (1839). Museo de la Historia


de Francia.
Carlomagno estuvo involucrado en batallas constantes a lo largo de su reino,
frecuentemente a la cabeza de sus escuadrones de élite o scara y con su legendaria
espada, Joyeuse, en mano. Tras treinta años de guerra, logró conquistar Sajonia y
procedió a convertirla al cristianismo, empleando la fuerza siempre que fuera
necesario. A finales del siglo VIII el ejército carolingio de cerca de 100 000
hombres en campaña, este incluía una gran cantidad de tropas reclutadas
temporalmente de diversas regiones y tribus, unos 10 000 soldados profesionales a
tiempo completo, unos 6000 caballeros montados y una cifra similar de
mercenarios.10

Los sajones fueron distribuidos en cuatro grupos, de acuerdo a sus regiones de


pertenencia: Westfalia, que lindaba por el oeste con Austrasia y, más allá,
Estfalia. En medio de estos dos reinos se encontraba el de Angria, y al norte de
los anteriores Nordalbingia, en la base de la península de Jutlandia.

Durante su primera campaña, Carlomagno venció a los sajones en Paderborn y obligó a


los habitantes de Angria a que, en 772, cortaran y entregaran un irminsul (un pilar
de madera sagrado) que se encontraba cerca de Paderborn. La campaña fue
interrumpida por su primera expedición a Italia en 774, con la rebelión aún activa.
Cuando regresó al año siguiente (775), atravesó Westfalia y conquistó el fuerte
sajón de Sigiburg. Luego, cruzó Angria, donde nuevamente derrotó a los sajones. Por
último, en Estfalia, venció a un destacamento sajón y convirtió a su líder, Hessi,
al cristianismo. En su camino de vuelta por Westfalia, estableció campamentos en
Sigiburg y Eresburg, que hasta entonces habían sido importantes bastiones sajones.
Toda Sajonia se hallaba bajo su dominio, a excepción de Nordalbingia; sin embargo,
la resistencia sajona no había concluido.

Después de su campaña en Italia subyugando a los duques de Friuli y Spoleto


(Rodgaudo e Hildeprando, respectivamente), Carlomagno regresó velozmente a Sajonia
en 776, puesto que una revuelta había destruido su fortaleza en Eresburg. Una vez
más, los sajones fueron aplastados, pero su líder más importante, el duque
Widukind, consiguió escapar a Dinamarca, hogar de su esposa. Carlomagno construyó
un nuevo campamento en Karlstadt y, en 777, llamó a una dieta nacional en Paderborn
para completar la integración de Sajonia al reino franco. Siguiendo fielmente su
política religiosa, hizo bautizar a un considerable número de sajones.

En el verano de 779, invadió nuevamente Sajonia y reconquistó Estfalia, Angria y


Westfalia (perdidas en la rebelión del año anterior). En una dieta realizada cerca
de Lippe, dividió el territorio en distintas misiones y asistió en persona a varios
bautismos en masa (780). A continuación regresó a Italia y, por primera vez, no
hubo una revuelta inmediata sajona. En 780 Carlomagno decretó la pena de muerte
para aquellos sajones que no se bautizaran, no celebraran las fiestas cristianas y
cremaran a sus muertos. Entre 780 y 782, Sajonia vivió un período de paz.

Carlomagno volvió a Sajonia nuevamente en 782. Estableció un código de leyes y


designó varios condes, tanto sajones como francos. Las leyes eran severas en temas
religiosos, y el politeísmo germano autóctono quedó en una condición sumamente
precaria respecto del cristianismo, lo que despertó antiguos conflictos. Ese mismo
año, Widukind regresó en otoño para liderar una nueva revuelta, la cual resultó en
varios ataques contra la Iglesia. En respuesta, se cree que Carlomagno ordenó en
Verden, Baja Sajonia, la decapitación de 4500 sajones que habían sido capturados
practicando su paganismo nativo luego de haberse convertido al cristianismo.11 El
hecho, conocido como la Matanza de Verden, desencadenó dos años de sangrientos
conflictos (783-785) que significaron el traslado forzado de unos 30 000 sajones a
otras regiones del imperio.12 Durante esta guerra, el rey franco venció en las
batallas de Lippspringe (782) y de Delmont (783) y finalmente consiguió someter a
los frisones e incendiar una gran parte de su flota. La guerra concluyó cuando
Widukind aceptó ser bautizado en 804.

Tras este hecho, los sajones se mantuvieron en paz durante siete años, hasta que
los habitantes de Westfalia volvieron a rebelarse en contra de sus conquistadores.
Estfalia y Nordalbingia se unieron a ellos en 793, pero la sublevación no contó con
el apoyo de toda la población y fue sofocada hacia 794. A continuación, se produjo
una revuelta en Angria en 796, aunque fue aplacada rápidamente gracias a la
presencia de los sajones cristianos, los eslavos y del mismísimo Carlomagno. El
último intento independentista ocurrió en 804, más de treinta años después de la
primera campaña de Carlomagno en Sajonia. En esta ocasión, la más turbulenta de
todas, el pueblo de Nordalbingia se halló a sí mismo incapacitado para volver a
conducir una nueva rebelión. Según Eginardo:

La guerra que había durado tantos años concluyó al fin cuando accedieron a los
términos ofrecidos por el rey; los cuales consistían en renunciar a sus costumbres
religiosas nacionales y a la adoración de demonios, aceptar los sacramentos de la
religión y de la fe cristiana, y unirse a los francos para conformar un único
pueblo.
La resistencia pagana en Sajonia había finalizado. Para asegurarse de ello
Carlomagno ordenó el traslado forzado de 10 000 familias sajonas y la entrega de
sus tierras a los leales abroditas.11

Sometimiento de Baviera
En 788, Carlomagno volvió su atención hacia Baviera y acusó a Tasilón de hacer
tratos con los ávaros y otros enemigos suyos, rompiendo de este modo su promesa de
fidelidad. Sometido a juicio, Tasilón fue depuesto y condenado a muerte, pero
Carlos le indultó y se contentó con hacerle rapar y recluirle en el monasterio de
Jumièges.13 Finalmente, en 794 Tasilón fue obligado a renunciar a sus derechos y a
los de su familia (los agilolfingos) sobre Baviera, en el sínodo de Fráncfort.
Baviera, al igual que Sajonia, fue subdividida en condados por los francos.

Campaña contra los ávaros


Esta sección es un extracto de Guerras de los francos contra los ávaros.[editar]
Las guerras de los francos contra los ávaros fueron una serie de campañas bélicas
dirigidas por los francos en el Danubio contra los ávaros de Panonia desde 791
hasta 805, que resultaron en la sumisión del kanato ávar.

Los ávaros, un pueblo pagano de saqueadores que se habían asentado en el siglo VI,
en las llanuras de la actual Hungría, eran una amenaza constante para los francos.
Multiplicaron las devastadoras incursiones en Baviera y Friuli (788), entonces
sometidas a Carlomagno, quien decidió emprender una expedición contra ellos en 791.
Los siguientes dos años, Carlos estuvo atareado tanto con los eslavos como con los
sajones. Sin embargo, Pipino y el duque Erico de Friul prosiguieron sus ataques a
las fortalezas circulares de los ávaros. El gran «Anillo de los ávaros», su
fortaleza de mayor importancia, fue tomada en dos ocasiones. El botín reunido se
envió a Carlomagno, quien se encontraba en su capital, Aquisgrán, y la redistribuyó
entre sus seguidores y gobernantes extranjeros, incluido el rey Offa de Mercia. Al
poco tiempo, los tuduns ávaros desistieron y viajaron a Aquisgrán para someterse a
Carlomagno como vasallos y cristianos. Carlos aceptó y uno de los jefes nativos,
quien había sido bautizado como Abraham, fue enviado de regreso con el antiguo
título de jaghan. Abraham mantuvo la disciplina entre su gente, pero para el año
800 los búlgaros al mando de Krum habían acabado completamente con el estado ávaro.
En el siglo X los magiares se establecerían en la llanura panónica, presentando una
nueva amenaza para los descendientes de Carlomagno.

Expediciones contra los eslavos


La expansión territorial que experimentó el Imperio carolingio hasta 789 le llevó a
tomar contacto con nuevos vecinos paganos, los eslavos. Carlomagno encabezó un
ejército formado por soldados de Austrasia y Sajonia, con el cual cruzó el Elba y
entró en tierras abroditas. Los eslavos liderados por Witzin se rindieron de
inmediato. Posteriormente, Carlos aceptó la sumisión de los veleti, gobernados por
Dragovit, exigiendo rehenes y el permiso para enviar, sin interferencias,
misioneros a la región. El ejército alcanzó la región báltica antes de volver sobre
sus pasos y dirigirse hacia el Rin con el botín logrado y sin sufrir
hostigamientos. El estado tributario eslavo se convirtió en un aliado leal. En 795,
cuando se quebró la paz con los sajones, tanto obodritas como veleti se levantaron
en armas para acompañar a su nuevo amo en contra de los rebeldes. Witzin murió en
combate y Carlomagno lo vengó asolando la región del Elba correspondiente a
Estfalia. Thrasuco, el sucesor de Witzin, lideró a sus hombres en la conquista de
Nordalbingia y entregó a los líderes rebeldes a Carlomagno, lo que le valió grandes
honores. Los obodritas se mantuvieron leales a Carlos hasta su muerte y luego
combatieron contra los daneses.

Carlomagno también centró su atención en los eslavos del sur del jaganato ávaro:
los carantanianos y los eslovenos. Estos pueblos fueron sometidos por los lombardos
y los bávaros, y convertidos en tributarios, aunque jamás se incorporaron al estado
franco.

Imperio
Diplomacia imperial
Después de estos acontecimientos el día de la festividad del Nacimiento de nuestro
señor Jesucristo se reunieron de nuevo en la susodicha basílica de san Pedro
apóstol. Entonces el venerable y benévolo prelado le coronó con sus propias manos
con una magnífica corona. Entonces todos los fieles viendo la protección tan grande
y el amor que tenía a la santa madre Iglesia romana y a su vicario unánimemente
gritaron en alta voz, con el beneplácito de Dios y del bienaventurado San Pedro,
portero del reino celestial: ¡A Carlomagno, piadoso augusto, por Dios coronado,
grande y pacífico emperador, vida y victoria!
Liber Pontificalis, XCVIII-23-2414

La capilla de Carlomagno en la catedral de Aquisgrán.


El reinado de Carlomagno llegó a su punto decisivo a fines del año 800. En 799, el
papa León III había sido atacado por los romanos, quienes intentaron arrancarle los
ojos y la lengua. León escapó y se refugió con Carlomagno en Paderborn,
solicitándole que interviniera en Roma y restaurara su gobierno. El rey franco,
aconsejado por Alcuino de York, aceptó viajar a Roma y así lo hizo en noviembre de
800. El 1 de diciembre realizó una asamblea y, el 23 del mismo mes, León tomó
juramento declarándose inocente. Durante la misa celebrada en Navidad (25 de
diciembre), cuando Carlomagno se arrodilló para orar ante el altar, el papa lo
coronó Imperator Romanorum ('emperador de los romanos') en la basílica de San
Pedro. Con este acto, el papa intentaba transferir a Carlos el cargo de
Constantinopla. Eginardo señala que Carlomagno ignoraba las intenciones de León y
no deseaba dicho nombramiento:
Al principio fue tal la aversión, que declaró que no hubiese puesto un pie en la
Iglesia el día que le fueron conferidos [los títulos imperiales], pese a que fue un
gran día festivo, de poder haber previsto los designios del papa.
Muchos académicos modernos indican que, en realidad, Carlomagno estaba al tanto de
los planes de coronación. Ciertamente, al aproximarse a rezar, no pudo haber dejado
de observar la corona engarzada con joyas que aguardaba en el altar. En todo caso,
ahora podía aprovechar las circunstancias para afirmar que él era el restaurador
del Imperio romano, que aparentemente se había degradado bajo el mando de los
bizantinos. No obstante, después de 806, Carlos pasaría a designarse a sí mismo no
como Imperator Romanorum ('emperador de los romanos', un título reservado al
emperador bizantino), sino como Imperator Romanum gubernans Imperium ('emperador
gobernante del Imperio romano').

La iconoclasia de la dinastía isauria y los consiguientes conflictos religiosos con


la emperatriz Irene, quien en el año 800 ocupaba el trono de Constantinopla,
probablemente fueran las principales causas por las que el papa deseaba aclamar
formalmente a Carlos como emperador romano. Además, también ansiaba incrementar la
influencia del papado, honrar a su salvador —Carlomagno— y resolver las cuestiones
constitucionales que por entonces afligían a los juristas europeos, en una época en
que Roma no se hallaba en manos de un emperador. De este modo, cuando Carlomagno
asumió el título de emperador, a los ojos de los francos e italianos no se trató de
una usurpación del cargo; pero sí lo fue en Constantinopla, donde Irene y su
sucesor, Nicéforo I, protestaron vigorosamente sin que ninguno de ellos lograse
algo al respecto.
Sin embargo, los bizantinos siguieron conservando varios territorios en Italia:
Venecia (lo que quedaba del Exarcado de Rávena), Reggio (en Calabria), Brindisi (en
Apulia) y Nápoles (el Ducado Napolitano). Estas regiones permanecieron fuera del
dominio franco hasta 804, cuando los venecianos, desgarrados por luchas internas,
transfirieron su lealtad a la Corona Férrea de Pipino, hijo de Carlos. La Pax
Nicephori concluyó y Nicéforo asoló las costas con una flota y, así, comenzó la
única guerra entre bizantinos y francos. Los enfrentamientos se prolongaron hasta
810, cuando el bando probizantino en Venecia le confirió una vez más el dominio de
la ciudad al Imperio bizantino y los dos emperadores de Europa hicieron las paces:
Carlomagno recibió la península de Istria, y en 812 el emperador Miguel I Rangabé
reconoció su condición de emperador.

Los ataques daneses


Tras la conquista de Nordalbingia, el territorio franco colindaba con Escandinavia.
Los paganos daneses, «una raza casi desconocida para sus ancestros; [de Carlos].
Pero destinada a ser ampliamente conocida por sus hijos» tal como los describió
Charles Oman, que habitaban la península de Jutlandia habían oído muchas de las
historias relatadas por Widukind y sus aliados, quienes se refugiaban en la corte
danesa, así como de la ferocidad con que el rey cristiano trataba a sus vecinos
paganos.

En 808, el rey danés, Godofredo, construyó la gran Danevirke a lo largo del istmo
de Schleswig. Esta muralla defensiva, que en un principio medía 30 km de largo, fue
utilizada por última vez durante la Guerra de los Ducados en 1864. La Danevirke
tenía por objeto proteger a los daneses, al mismo tiempo que le proporcionaba a
Godofredo la oportunidad de saquear Frisia y Flandes por medio de ataques piratas.
Además, el danés sometió a los veleti, aliados de los francos, y combatió a los
obodritas.

Godofredo invadió Frisia y bromeaba con visitar Aquisgrán. Sin embargo, no pudo
hacer otra cosa ya que fue muerto, aunque se ignora si a manos de un asesino franco
o de uno de sus propios hombres. Godofredo fue sucedido por su sobrino Hemming,
quien firmó el Tratado de Heiligen con Carlomagno a finales de 811.

Muerte

El «Sarcófago de Perséfone», donde descansan los restos de Carlomagno.


En 813, Carlomagno convocó a su corte a Ludovico Pío, rey de Aquitania y su único
hijo sobreviviente. Una vez allí, lo coronó con sus propias manos como coemperador
para luego enviarlo de regreso a Aquitania. A continuación, pasó el otoño de
cacería antes de volver a Aquisgrán el 1 de noviembre. En enero de 814, enfermó de
pleuritis (Eginardo 59) y el 21 cayó en coma. Eginardo cuenta que:

Murió el veintiocho de enero, el séptimo día desde que cayó en cama, a las nueve de
la mañana, tras participar de la eucaristía, en su septuagésimo segundo año de vida
y el cuadragésimo séptimo de su reinado.
Carlos fue sepultado el mismo día de su muerte en la catedral de Aquisgrán, pese a
que el clima frío y la naturaleza de su enfermedad no imponían apuro alguno a su
entierro. Un relato posterior, narrado por Oto de Lomello, conde del palacio de
Aquisgrán en época de Otón III, indicaría que él y el emperador Otón habían
descubierto la tumba de Carlomagno; estos dos hombres sentaron al emperador en un
trono, le vistieron con una corona y un cetro de celebración y cubrieron con
ostentosas ropas su cuerpo incorrupto. En 1165, el emperador Federico I abrió de
nuevo la tumba y trasladó el cuerpo a un sarcófago que emplazó debajo del suelo de
la catedral.15 En 1215, Federico II volvería a introducirle en un ataúd de oro y
plata.

La muerte de Carlomagno afectó profundamente a muchos de sus cortesanos, en


especial a aquellos que formaban una especie de «camarilla literaria» adherida al
emperador en Aquisgrán. Así se lamenta un anónimo monje de Bobbio:

Desde las tierras donde se alza el sol hasta las playas occidentales la gente llora
y se lamenta... los francos, los romanos y todos los cristianos se duelen con
enorme preocupación... jóvenes y ancianos, gloriosos nobles, todos lamentan la
pérdida de su César... el mundo lamenta la muerte de Carlos... Cristo, tú que
gobiernas los cielos, concede a Carlos un lugar tranquilo en tu reino. Para mi
desgracia.16
Fue sucedido por su hijo superviviente, Ludovico, quien había sido coronado el año
anterior. Su imperio permaneció intacto una sola generación más; la historiografía
afirma que la división efectiva entre los hijos de Ludovico dio pie a la formación
de los modernos estados de Francia y Alemania.

Administración
Carlomagno destaca como administrador merced a las numerosas reformas que se
llevaron a cabo durante su reinado: económicas, gubernamentales, militares,
culturales y eclesiásticas. Constituye el protagonista del «renacimiento
carolingio».

Reformas económicas y monetarias

Monograma de Carlomagno, elaborado a partir de un diploma real: «Signum (monogr.:


KAROLVS) Caroli gloriosissimi regis».
Carlomagno desempeñó un importante papel a la hora de sentar las bases del futuro
económico europeo. Siguiendo las reformas de su padre, abolió el sistema monetario
basado en el oro sou y, junto al rey anglosajón Offa de Mercia, impulsó el sistema
que había puesto en marcha Pipino. En esa época existían razones pragmáticas para
tomar esta decisión, principalmente la escasez de oro en sí, consecuencia del
tratado de paz que se había firmado con Bizancio, la cesión de Venecia y Sicilia, y
el fin de las relaciones comerciales con África y Oriente.

Comenzó a circular una nueva moneda, la libra carolingia (cuyo nombre deriva de la
libra romana, la libra moderna), basada en una libra de plata, una unidad tanto
monetaria como de peso, equivalente a 20 sous (del latín solidus, que fue utilizado
principalmente en registros contables pero sin ser nunca acuñado, y del cual deriva
el chelín moderno) o 240 deniers (del latín denarius, el penique moderno). Durante
este período, la livre y el sou fueron unidades de cuenta, mientras que solo el
denier era una moneda real.

Carlomagno instituyó los principios de la contabilidad mediante el capitulare de


villis (802), escrito que establece una serie de normas por las que debían ser
registrados todos los ingresos y gastos públicos.

A su vez, con un esfuerzo en ganar mayo control sobre el reino, Carlomagno limitó
el poder sobre los condes, exigiendo, entre otras, la prestación de servicios fuera
de sus propiedades familiares y eran cambiados periódicamente de lugar en lugar de
residir de por vida en un solo condado, también instauró que los cargos fueran
ejercidos por nombramiento, evitando que los hijos de los condes, muchas veces
ineficientes para las tareas de gestión y control del territorio, heredaran de
forma automática los cargos de sus padres. En tanto, a fin de no someter el
conocimiento del estado de sus territorios únicamente a la visión o relatos de sus
condes instauró el sistema de missi dominici, los "mensajeros del señor rey",
siendo estos dos hombres — uno laico y otro eclesiástico —, enviados a cada región
a fin de vigilar la ejecución de los deseos del rey.17

La usura fue prohibida, lo que fue reforzado en 814, cuando se introdujo la


Capitulare de los judíos, por la cual se prohibía a los judíos prestar dinero.

Además de estas prácticas macroeconómicas, el monarca franco llevó a cabo un


importante número de ejercicios microeconómicos, tales como el control directo
sobre los precios o los gravámenes especiales a determinados bienes y productos
básicos.

Carlomagno aplicó este sistema a gran parte del continente europeo; paralelamente,
el sistema de Offa se adoptó de forma voluntaria en Inglaterra. Tras la muerte del
monarca franco, la moneda europea sufrió una importante degradación, haciendo que
la mayor parte de Europa adoptara el uso de la moneda británica hasta c. 1100.

Reformas educativas
Gran parte del éxito de Carlomagno como militar y administrador puede atribuirse a
su admiración por el aprendizaje. A causa del renacimiento de la enseñanza, la
literatura, el arte y la arquitectura que los caracteriza, ciertos historiadores se
refieren a su reinado y a su época bajo el nombre de renacimiento carolingio.
Carlomagno entró en contacto con la cultura y la educación presente en otros
países, especialmente en la España visigoda, la Inglaterra anglosajona y la Italia
lombarda, merced a sus conquistas. Durante su reinado se multiplicaron las escuelas
monásticas y scriptorias existentes en Francia. Los escolares carolingios copiaron
y preservaron muchas de las obras clásicas latinas que habían sobrevivido. De
hecho, los primeros manuscritos disponibles en los textos antiguos tienen su origen
en esta época: casi todos los textos que sobrevivieron hasta su reinado sobreviven
hoy en día. Muchos hombres que trabajaban para el emperador indican la existencia
del carácter paneuropeo que tenía la influencia carolingia: Alcuino, un anglosajón
de York; Teodulfo, un visigodo de Septimania; Pablo el diácono, lombardo; Pedro de
Pisa y Paulino de Aquilea, italianos; y Angilberto, Angilramm, Eginardo y Waldo de
Reichenau, francos.

Carlomagno mostró un serio interés en las becas y en la promoción de las artes


liberales en la corte. Ordenó que todos sus descendientes fueran bien educados. Él
mismo estudió gramática con Pablo el diácono; retórica, dicción y astronomía con
Alcuino,Nota 8 y aritmética con Eginardo. Este último menciona el único fracaso
académico de Carlomagno, el no saber escribir: trató de aprender en su vejez
practicando durante su tiempo libre en su cama la formación de las letras en libros
y tablas de cera que escondía bajo la almohada, «sus esfuerzos llegaron demasiado
tarde y dieron poco fruto». Su capacidad para leer se ha puesto en tela de juicio,
pues Eginardo no hace referencia a la misma en ningún momento, ni está avalada por
fuente contemporánea alguna.18

Reformas culturales

Página del Codex Aureus de Lorsch, escrito durante el reinado de Carlomagno.


Durante el reinado de Carlomagno, la letra romana mayúscula y su modalidad cursiva,
que había dado lugar a diversas letras minúsculas, se combinaron con determinados
tipos de letra empleados en los monasterios ingleses e irlandeses. La minúscula
carolingia fue creada a partir de esta combinación durante el reinado del emperador
homónimo. Es probable que participara en su concepción Alcuino de York, hombre que
trabajaba en la escuela de palacio y en el scriptorium de Aquisgrán. A pesar de
ello, el carácter revolucionario de la reforma carolingia ha podido ser
sobrestimado; los esfuerzos por dominar las intrincadas caligrafías merovingia y
germánica ya estaban presentes antes de que Alcuino llegara a Aquisgrán. La nueva
minúscula fue difundida primero desde Aquisgrán, y posteriormente desde el
influyente scriptorium de Tours, donde Alcuino ingresó como abad.

Reformas políticas
Carlomagno realizó numerosas reformas que no tenían precedente entre sus
antecesores en el trono de los francos; no obstante, optó por continuar con muchas
prácticas tradicionales, como la división del reino entre los hijos.

Organización
El rey carolingio ejerció el bannum, el derecho a reinar y comandar. Gozaba de la
jurisprudencia suprema en materia judicial, legislaba, lideraba el ejército, y
tenía el deber de defender a la Iglesia y a los desfavorecidos. Su administración
llevó a cabo un intento de organizar y adherir al reino la iglesia y la nobleza; no
obstante, el reino era dependiente de la eficiencia y la lealtad de ambos órdenes.

En cuanto a las regiones fronterizas peligrosas, instauró un sistema de


funcionarios conocidos como margraves, término devenido de mark graf, conde de
distrito fronterizo o marca, si bien los condes eran títulos nobiliarios ya
existentes en el reinado merovingio.

Si bien podemos resaltar muchas reformas organizativas y económicas de Carlomagno,


sostiene el historiador Jackson Spielvogel, no debemos imaginar un funcionamiento
eficiente del sistema gubernamental, dado que los funcionarios debían cubrir
grandes distancias a caballo, lo cual imposibilitaba un verdadero control de
Carlomagno y sus colaboradores sobre los asuntos locales. La cohesión del imperio
simplemente se mantenía por la lealtad personal al rey, infundida muchas veces por
el miedo a la fortaleza militar y a la coacción que éste era capaz de ejercer.19

Coronación imperial

Trono de Carlomagno en la catedral de Aquisgrán.


Los historiadores han debatido durante largo tiempo si Carlomagno era consciente de
que el papa tenía la intención de coronarle emperador antes de que dicho
nombramiento se hiciera efectivo.Nota 9 No obstante, este debate ha ensombrecido a
otro mucho más importante: por qué razón se concedió este título al monarca franco,
y por qué razón este lo aceptó.

Roger Collins señala que «los motivos que sitúan la aceptación del título imperial
como consecuencia de un interés romántico y antiguo por resucitar el Imperio romano
son sumamente improbables».20 Por un lado, tal aspecto romántico no habría llamado
la atención ni de los francos ni de los católicos de principios del siglo IX,
puesto que éstos desconfiaban de la herencia clásica. Los francos se vanagloriaban
de haber «combatido y sacudido de sus hombros el pesado yugo romano» y del
«conocimiento obtenido a través del bautismo, ataviando en oro y piedras preciosas
los cuerpos de los santos mártires a quienes los romanos habían matado con fuego,
espadas y animales salvajes», tal como describió Pipino en una ley emitida en el
año 763 o 764.21 Además, el nuevo título conllevaba el riesgo de que el emperador
«introdujese cambios drásticos en las formas y procedimientos tradicionales de
gobierno» o «centrase su atención en asuntos de Italia o el Mediterráneo con mayor
frecuencia»,22 lo que amenazaba alienar al líder franco.

Tanto para el papa como para Carlomagno, el Imperio romano seguía siendo un poder
importante dentro de la política europea de la época, y aun conservaba una parte
considerable del territorio de Italia, con fronteras no muy lejos de la mismísima
ciudad de Roma. Se trata del imperio al cual la historiografía ha denominado
Imperio bizantino, puesto que su capital era Constantinopla —la antigua Bizancio— y
cuyo pueblo, gobernantes y costumbres tornaron poco a poco hacia sus raíces
griegas. Ciertamente, Carlomagno estaba usurpando las prerrogativas del emperador
romano de Constantinopla, en primer lugar, con el sencillo acto de poder juzgar al
papa:

¿Por quién, no obstante, podría él [el papa] ser juzgado? ¿Quién, en otras
palabras, estaba cualificado para emitir un juicio acerca del Vicario de Cristo? En
circunstancias normales la única respuesta posible a esta pregunta sería el
emperador de Constantinopla, pero en ese momento Irene ocupaba el trono imperial.
Que la emperatriz fuera famosa por haber cegado y asesinado a su propio hijo era
algo, para León y Carlos, irrelevante: sencillamente se trataba de una mujer. Ambos
creían que el sexo femenino era incapaz de gobernar, y la tradición sálica impedía
que ocurriera. Por lo que respecta a Europa Occidental, el trono bizantino estaba
vacío: Irene no era más que una prueba, si es que se necesitara alguna más, del
envilecimiento en el que había caído el Imperio romano.
John Julius Norwich Byzantium: The Early Centuries, pag. 378

Coronación de un rey idealizado, presente en el sacramentario de Carlos el Calvo


(c. de 870).
Por ello, para el papa «no había ningún emperador en el trono bizantino en esa
época».23 No obstante, Henri Pirenne pone en duda esta cuestión al afirmar que la
coronación «no se vio alterada por el hecho de que en ese momento una mujer
estuviera reinando en Constantinopla».24 Desde 727, el papado había mantenido una
tensa relación con los predecesores de Irene en el trono de Constantinopla. Esta
tensión diplomática había sido provocada por la adhesión de los bizantinos a la
cultura iconoclasta y la destrucción de imágenes cristianas. En 750, el poder
secular del Imperio bizantino en Italia Central había sido neutralizado. Al
conceder la corona imperial a Carlomagno, el papa se arrogaba a sí mismo «el
derecho de nombrar al emperador de los romanos, haciendo de la corona imperial un
regalo personal suyo, y al mismo tiempo concediéndose de forma implícita una cierta
superioridad sobre un emperador al que él mismo había creado». Además, «los
bizantinos se habían mostrado incapaces de hacer honor a su posición militar,
doctrinal y políticamente, por lo que el papa estaba en la obligación de
reemplazarlos por un monarca occidental: un hombre que por su sabiduría, su
capacidad política y su poder territorial se destacara por encima de sus
coetáneos».

Representación de la coronación imperial de Carlomagno.


Con la coronación de Carlomagno «se mantenía la unidad del Imperio romano, y los
dos [Carlomagno y León] tenían la responsabilidad de mantener su cohesión, con
Carlos como su emperador.» Aunque existía la posibilidad de que «la coronación, con
todo lo que implicaba, sería airadamente rechazada en Constantinopla».25 Observando
las circunstancias del nombramiento de Carlos desde un punto de vista realista, el
papa y el propio Carlomagno debieron darse cuenta de que existían pocas
posibilidades de que los bizantinos aceptaran al monarca de los francos como su
emperador. Alcuino habla esperanzadamente en sus cartas de un Imperium Christianum
('Imperio cristiano') en el que, «del mismo modo que en el Imperio romano, los
habitantes estuvieran unidos por una ciudadanía común». Asimismo, la
responsabilidad de mantener una unidad imperial recaería en la fe cristiana.26
Pirenne comparte este punto de vista al afirmar que «Carlos era el emperador de la
ecclesia concebida por el papado, de la Iglesia romana, reconocida como la Iglesia
universal.»27

Independientemente, de acuerdo con los escritos del cronista Teófanes,28 la primera


reacción de Carlomagno tras su coronación fue enviar una embajada a Irene a través
de la cual le proponía matrimonio. Inesperadamente, la reacción de la basilissa fue
favorable a este enlace, ya que la ayudaría a consolidarse en el trono. Sólo el
rechazo de los bizantinos a esta unión y la concepción de una conspiración que
tenía como objetivo derrocar a Irene y nombrar emperador a Nicéforo —cosa que
finalmente ocurriría— hicieron a Carlomagno abandonar los planes de boda. Tras este
fracaso, Carlomagno redujo al mínimo el alcance de su título e hizo que el pueblo
se dirigiera a él como «Rex francorum et langobardum» («rey de los francos y los
lombardos»).

El título de emperador se mantuvo en su familia durante todo su reinado y el de su


hijo, siendo abandonado tras el conflicto que enfrentó a los descendientes de Luis
por alcanzar la supremacía del Estado franco. No obstante, el papado no olvidó el
título ni renunció a su derecho de concederlo. Cuando la dinastía carolingia cesó
de producir herederos considerados «dignos», el papa optó por coronar a cualquier
líder italiano capaz de protegerle de sus enemigos. La arbitrariedad que
caracterizaba a la concesión del título abrió la puerta —como era de esperar— a su
desaparición durante casi cuarenta años (924-962). Finalmente, en la Roma de una
Europa radicalmente diferente a la de Carlomagno, el papa volvió a coronar (962) a
un «emperador romano». Este nuevo emperador, Otón el Grande, vinculó este título a
los monarcas alemanes durante casi un milenio, ya que la historiografía le
considera el primer representante del Sacro Imperio Romano Germánico. Otón era el
sucesor de Carlomagno, y por ende, el de Augusto.

Divisio regnorum
En 806, Carlomagno realizó las primeras previsiones a fin de dividir su Imperio a
su muerte. A Carlos el Joven le habría legado Austrasia, Neustria, Sajonia, Borgoña
y Turingia; a Pipino Italia, Baviera y Suabia; a Luis Aquitania, la Marca Hispánica
y la Provenza. No existe mención alguna a los títulos imperiales, no obstante,
ciertos historiadores han afirmado que el monarca franco consideraba los títulos
como una recompensa que debía ganarse cada uno, y no como una herencia.

Esta división podría haber sido efectiva, pero los fallecimientos de Pipino (810) y
Carlos (811) obligaron a Carlomagno a reconsiderar el reparto. En 813 brindó a Luis
la oportunidad de reinar con él hasta su muerte, al coronarle y nombrarle
coemperador y correy de los francos. La única parte del Imperio que no concedió a
su heredero fue Italia, prometida años atrás a Pipino, hijo ilegítimo de Bernardo.

Relaciones de Carlomagno con la Iglesia y el Papado


Carlomagno continuó la política de su padre Pipino el Breve de alianza y defensa
del Papado. En el caso de Carlomagno, a las razones políticas para ello se agregaba
su auténtico convencimiento sobre las bondades de un Imperio cristiano en el cual
el emperador y el papa colaboraban mutuamente. Todavía joven y algo inexperto en
sus relaciones con el papa Adriano I, con su sucesor León III Carlomagno estableció
naturalmente la supremacía del emperador sobre el papa.

En el caso de Adriano I, Carlomagno lo sostuvo frente a los lombardos. Debe


destacarse que las relaciones entre Carlomagno y Adriano I fueron siempre buenas y
mutuamente provechosas pues se trataba de dos personalidades destacadas cuyos
fines, en el fondo, eran complementarios y ellos supieron reconocerlo.

Debemos destacar que la relación entre el papa y el emperador contribuyó a


acrecentar grandemente el prestigio del Papado. En efecto, esta relación fue clave
para acelerar enormemente el lento proceso –duró siglos– que paulatinamente fue
convirtiendo al papa, de su rol original de obispo de Roma casi en igualdad de
condiciones con los obispos de otras diócesis importantes e incluso inferior al
Patriarca de Constantinopla, en jefe de la cristiandad.

A la muerte de Adriano I, su sucesor, León III, enfrentó una rebelión de las


familias aristocráticas de Roma y fue depuesto. Apeló a Carlomagno, quien se
personó en Roma con un ejército y presidió un sínodo en el que actuó como juez del
papa, ya que sus detractores acusaban a León III de adulterio y de perjurio. El
sínodo dio por bueno el juramento de León III de que era inocente de los cargos y
lo absolvió, devolviéndole la tiara pontificia.

Lo importante de este hecho más allá de lo anecdótico es su simbología: Carlomagno


actuó como juez del papa. Con ello, estableció la supremacía del emperador. No
obstante, al recibir la corona del Imperio de manos del Pontífice —Eginhardo
consignó después que Carlomagno no hubiera concurrido ese día a la basílica de San
Pedro de haber sabido lo que se proponía a hacer León III; es obvio que Carlomagno
estaba de acuerdo con su coronación como emperador pero tal vez hubiera objetado
que fuera el papa y no él mismo quien pusiera la corona sobre su cabeza— se generó
un peligroso antecedente que más adelante tendría consecuencias catastróficas para
la dignidad imperial, entregada como fue a reyezuelos por una serie de débiles y
corruptos papas, hasta que Otón I la rescató bajo el nombre de Sacro Imperio Romano
Germánico de la ignominia en que había caído.2930

Causas de la rápida disgregación del Imperio después de su muerte


A pesar de sus esfuerzos y su empeño, Carlomagno no logró dotar a su Imperio de una
organización política que pudiera subsistir por sí misma a las amenazas que se
cernían sobre él. Toda la organización del Imperio descansaba sobre una condición
necesaria: la fidelidad de los nobles al emperador y rey de los francos y de los
lombardos. Todo ello en un contexto económico y social en el cual los condados se
volvían cada vez más autónomos: en principio, como resultaba muy costoso mantener a
un guerrero a caballo con todo su equipamiento, solo los grandes propietarios
podían permitírselo y los restantes hombres libres no tenían otra alternativa que
encomendarse a un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército
permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de armas y cada
guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una sociedad rural cuya
economía era la agricultura de subsistencia, la población de las ciudades había
disminuido y estaba reducida a su mínima expresión mientras que el comercio
occidental había prácticamente desaparecido a partir del dominio del Mediterráneo
por los árabes. La burguesía aún no había surgido como clase social y las
provincias tenían que subsistir con sus propios recursos.

Así, entre el emperador y los hombres libres cada vez cobró más fuerza la casta
intermediaria de los nobles a quienes sus vasallos debían responder. Era solo
cuestión de tiempo que en un tan extenso Imperio en el cual las comunicaciones eran
tan escasas y deficientes, los vasallos respondieran más a sus señores locales que
al emperador. Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme
y su férrea voluntad hicieron que se le obedeciera por encima de la desintegración
que estaba en ciernes. Únicamente si su sucesor hubiera sido un rey con los
talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio posibilidades de sobrevivir. Pero
su hijo Carlos, quien tenía un gran talento militar y a quien Carlomagno había
confiado algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.

Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que marca el debilitamiento de


la fidelidad sobre la base de la cual estaba erigido el esqueleto del Imperio. En
el verano del año 807 muy pocos de los señores y guerreros convocados a la asamblea
anual se presentaron y, por primera vez, la asamblea no pudo realizarse. Fue un
hecho sin precedentes. Carlomagno lo interpretó como una rebelión a su autoridad,
envió a sus missi a investigar cada condado y castigó con edictos esa creciente
deserción.

Muerto Carlomagno y dadas las pocas luces de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, los
hechos se precipitaron. Las guerras civiles entre el monarca y sus hijos acabaron
con el prestigio del emperador. La mágica fidelidad que a esa altura solo se
mantenía por la extraordinaria figura de Carlomagno desapareció y el Imperio, ya
herido de muerte, terminó de naufragar merced a la exacerbación de los ataques de
los nórdicos, dando paso al pleno auge del feudalismo.

El Imperio era inviable dadas las condiciones económicas, políticas y sociales de


la época y solo la figura de Carlomagno había podido sostenerlo. Sus sucesores iban
a sufrir la misma suerte que sus antepasados le habían prodigado a los últimos
reyes merovingios: primero la pérdida del poder efectivo, que se trasladó en este
caso a los grandes señores feudales, y finalmente la pérdida del trono, que en
Germania pasó a la casa de Sajonia –paradójicamente, el país que había conquistado
Carlomagno– y en Francia a los Capetos.3132

En el año 843, tras la muerte de Luis el Piadoso, los tres hermanos sobrevivientes
Carlos el Calvo, Luis el Germánico y Lotario celebraron un tratado en la ciudad de
Verdún, por el cual dividieron las posesiones que hubieren pertenecido a su abuelo
Carlos el Grande, a saber: Carlos el Calvo (843-877) obtuvo las tierras francas del
oeste, que formaron el núcleo de lo que posteriormente sería Francia; Luis el
Germánico (843-876) tomoó las tierras del este, las cuales serían el semilleo de la
posterior Alemania, y Lotario (840-855) recibió el título de un "Reino Medio" que
se extendía desde el mar del Norte hasta Italia, e incluía los Países Bajos, las
tierras adyacentes al Rin y el Norte de Italia.

Impacto cultural

Estatua ecuestre de Carlomagno, Agostino Cornacchini (1725), basílica de San Pedro


en Vaticano.
El nombre y la figura de Carlomagno son y han sido atemporales. El autor de Visio
Karoli Magni —escrita hacia 865— emplea extractos de la obra de Eginardo y datos
obtenidos a partir de sus propias observaciones acerca del declive de la familia de
Carlomagno tras las disensiones internas que desembocaron en una guerra civil (840-
843) como base para escribir acerca de una visión en la que se le apareció el
espíritu de Carlos.

Carlomagno —que se convirtió en un modelo de caballero, al formar parte de los


Nueve de la Fama— ejerció un profundo impacto en la cultura europea. La materia de
Francia, uno de los más importantes ciclos literarios medievales, tiene en
Carlomagno a uno de sus personajes centrales. Además, en el famoso Cantar de Roldán
se narra la batalla de Roncesvalles, en la que combatieron el célebre Roldán y los
paladines franceses análogos a los caballeros de la Mesa Redonda de la corte del
rey Arturo. Dichos cuentos constituyen el primer cantar de gesta de la historia.

La Coronación de Carlomagno, por los ayudantes de Rafael, circa 1516-1517.


En el siglo XII se reconoció su santidad dentro de las fronteras del Sacro Imperio
romano. Su canonización —oficiada por el antipapa Pascual III a fin de obtener el
favor de Federico Barbarroja (1165)— no fue reconocida por la Santa Sede, que anuló
todas las ordenanzas de Pascual tras la celebración del Tercer Concilio de Letrán
(1179). No obstante, finalmente se confirmaría su beatificación.

Se ha afirmado que Carlomagno apoyó la inserción del Filioque en el Credo de Nicea.


Los francos habían heredado la creencia visigoda de que el Espíritu Santo procedía
de Dios Padre y del Hijo (Filioque); y durante el reinado de Carlomagno, los
francos obviaron lo estipulado en el Concilio de Constantinopla y declararon que el
Espíritu Santo sólo procedía del Padre. El papa León III se opuso a dicha creencia
e hizo tallar el Credo de Nicea en las puertas de la basílica de San Pedro sin la
ofensiva frase. La insistencia de los francos desembocó en un declive de las
relaciones entre Roma y Francia. No obstante, la Iglesia católica acabó adoptando
esta frase, enemistándose esta vez con Constantinopla. Este hecho es contemplado
como uno más de los muchos precursores del Cisma de Oriente, sucedido siglos más
tarde.33

En la Divina Comedia su espíritu se aparece a Dante en el «cielo de Marte»


acompañado de otros «soldados de la fe».

Según la etimología popular el Carro de la constelación de la Osa Mayor recibía el


nombre de «Carro de Carlos» (Charles's Wain) en honor a Carlomagno.

Los voluntarios franceses de la Wehrmacht y la ulterior Waffen-SS se organizaron


durante la Segunda Guerra Mundial en una unidad llamada 33.ª División de Granaderos
SS Voluntarios Charlemagne. Una unidad alemana de la Waffen-SS empleó el nombre de
«Karl der Große» durante el año 1943, pero acabó llamándose 10.ª División Panzer SS
Frundsberg.

La ciudad de Aquisgrán concede desde 1949 un premio internacional llamado


Karlspreis der Stadt Aachen en su honor. Se galardona anualmente a los «hombres de
mérito que han promovido la idea de una unidad occidental a través de sus esfuerzos
políticos, económicos y literarios».34 Entre los laureados se encuentran el Conde
Richard Coudenhove-Kalergi, fundador del movimiento paneuropeo, Alcide De Gasperi,
y Winston Churchill.

La publicación semanal británica The Economist, centrada en noticias


internacionales, dedica un artículo llamado «Carlomagno» a algún líder
gubernamental europeo.

Familia
Matrimonios y herederos

Estatua de Carlomagno en Fráncfort del Meno


Carlomagno engendró veinte hijos con ocho de sus diez esposas o concubinas
conocidas.

Con Himiltruda mantuvo su primera relación, cuya naturaleza suele describirse como
un concubinato, un matrimonio legal o un friedelehe.35 De esta unión nacieron dos
hijos:
Amaudru, una niña.36
Pipino el Jorobado (c. 769-811)
Carlomagno se separó de Himiltruda cuando se casó en 770 con Desiderata, hija del
rey de los lombardos Desiderio; matrimonio anulado en 771,
Después se casó con Hildegarda (757 o 758-783). El matrimonio, celebrado en 771,
terminó con la muerte de esta (783). De este matrimonio nacieron nueve niños:
Carlos el Joven (c. 772-4 de diciembre de 811), duque de Maine coronado rey de los
francos el 25 de diciembre de 800.
Pipino de Italia (773-8 de julio de 810). Su trastataranieto será Hugo el Grande
(dinastía de los Capetos).
Adalhaid (774). Nació mientras sus padres se encontraban de campaña en Italia. Se
le envió a Francia, mas murió antes de llegar a Lyon.
Rotruda (or Hruodrud) (775-6 de junio de 810)
Luis (778-20 de junio de 840). Gemelo de Lotario. Coronado rey de Aquitania (781),
sacro emperador romano (813) y emperador senior (814).
Lotario (778-6 de febrero de 779/780). Gemelo de Luis. Falleció durante su
infancia.37
Bertha (779-826)
Gisela (781-808)
Hildegarda (782-783)
Contrajo matrimonio con Fastrada desde 784 hasta la muerte de esta (794). Fruto de
este matrimonio nacieron:
Teodrada (784-¿?), abadesa de Argenteuil.
Hiltruda (787-¿?)
Su última esposa fue Lutgarda, con la que se casó en 794. No nació ningún hijo de
este matrimonio.
Concubinatos e hijos ilegítimos
Su primera concubina conocida fue Gersuinda. Con ella tuvo:
Adeltruda (774-¿?)
Su segunda concubina conocida fue Madelgarda. Con ella tuvo:
Rutilda (775-810), abadesa de Faremoutiers
Su tercera concubina conocida fue Amaltruda de Vienne. Con ella tuvo:
Alpaida (n. 794)
Su cuarta concubina conocida fue Regina. Con ella tuvo:
Drogo (801-855). Arzobispo de Metz desde 823 y abad de Luxeuil.
Hugo (802-844), archicanciller del Imperio.
Su quinta concubina conocida fue Adelinda. Con ella tuvo:
Richbod (805-844). Abad de Saint-Riquier.
Teodorico (807-¿?)
Ancestros
Ancestros de Carlomagno[ocultar]
16. Ansegisel

8. Pipino de Heristal

17. Bega de Cumberland

4. Carlos Martel
9. Alpaïde de Bruyères

2. Pipino el Breve

10. Lamberto de Hesbaye

5. Rotrudis de Tréveris
1. Carlomagno

6. Cariberto de Laon

13. Bertrada de Prüm

3. Bertrada de Laon
7. Gisela de Laon

Títulos
Títulos Reales Carolingios
Predecesor:
Pipino el Breve Rey de los Francos
768-814
junto a Carlomán I (768-771) y Carlos el Joven (800-811) Sucesor:
Luis I el Piadoso
(Ludovico Pío)
Predecesor:
Desiderio Rey de los lombardos
774-814
junto con Pipino de Italia (781-810) y Bernardo I (810-814)Sucedido por:
Bernardo I de Italia
Predecesor:
Título creado Emperador carolingio
800-814
junto a Luis I (813-814) Sucesor:
Luis I el Piadoso
(Ludovico Pío)
Véase también
Arte carolingio
Imperio carolingio
Referencias
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Riché, xviii.
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época estaban integradas en el Imperio carolingio.
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Etimología de Charles/Karl/Karel.
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Knowledge, Marcia L. Colish, pp. 22-24, U. of Nebraska Press, 1983. En 763 el
ejército franco recluto a bavarianos; en 778 en la de España usaron bavarianos,
alamanes y francos ripuarios; en 791 uso a sajones, turigianos, frisios y ripuarios
contra los ávaros; en 793 aquitanios en la campaña del sur de Italia; en 806 para
la campaña de Bohemia se reclutaron burgundios; en 818 se contrataron alamanes,
sajones y turigianos en Britania.
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Riche, Pierre, The Carolingians, p. 124.
Chamberlin, Russell, The Emperor Charlemagne, p. ???.
El biógrafo de Carlomagno, Eginardo, la llama «concubina» (Vita Karoli Magni, cap.
20) y Pablo el Diácono menciona el nacimiento de Pipino «antes del matrimonio
legal», mientras que una carta del papa Esteban III hace referencia a que
Carlomagno y su hermano Carlomán ya estaban casados (con Himiltruda y Gerberga,
respectivamente) y les aconseja no dejar a sus esposas. Los historiadores han
interpretado esta información de distintas maneras: algunos, como Pierre Riché (The
Carolingians, pág. 86), respetan la descripción de Eginardo y designan a Himiltruda
como concubina; otros, entre los que se halla Dieter Hägemann (Karl der Große.
Herrscher des Abendlands, pág. 82f), consideran que Himiltruda era esposa de
Carlomagno en pleno derecho; y un tercer grupo adoptan la idea de que la relación
entre ambos era «más que un concubinato y menos que un matrimonio», describiéndola
como una friedelehe, una forma de matrimonio simple de disolver y que no era
reconocida por la Iglesia. Russell Chamberlin (The Emperor Charlemagne, pág. 61.),
por ejemplo, compara la friedelehe con el sistema matrimonial de derecho
consuetudinado inglés. Dicho tipo de relación se hallaba en conflicto entre el
matrimonio cristiano y los conceptos germanos, más flexibles.
Gerd Treffer, Die französischen Königinnen. Von Bertrada bis Marie Antoinette (8.-
18. Jahrhundert) pág. 30
«Por ella [Hildegarda] Carlomagno tuvo cuatro hijos y cuatro hijas, según Pablo el
Diácono: uno de los hijos, el gemelo de Luis, llamado Lotario, murió cuando era un
bebé y no es mencionado en los textos de Eginardo; dos de las hijas, Hildegarda y
Adelhaida, murieron cuando eran bebés, así que Eginardo parece errar en uno de sus
nombres, si es que no hubo realmente cinco hijas». Thorpe, Lewis, Two Lives of
Charlemagne, p. 185.
Notas
Traducción del latín: Emperador que gobierna el Imperio romano,
Los francos salios y los francos ripuarios.
Como el de Alberto Durero.
Evitaba el atavío aristocrático.
El nombre de la madre es realmente desconocido, pero existen razones de tipo
onomástico que inducen a creer que era Gisela.
Estos territorios incluían Toscana, Emilia, Venecia y Córcega.
Que su padre había ocupado por primera vez en 774.
El monarca francés se mostró siempre muy interesado en los movimientos que
realizaban las estrellas.
Carlomagno afirmó que no había entrado en San Pedro hasta las navidades del año
800.
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Enlaces externos
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Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Carlomagno.
Eginardo: Vida de Carlomagno (Vita Karoli Magni).
Texto francés, con introducción y anotaciones en este idioma, en el sitio de
Philippe Remacle (1944 - 2011): extraído de la obra de François Guizot Collection
des mémoires relatifs a l'Histoire de France; ed. en París.
Texto inglés en el sitio de la Universidad de Fordham.
Texto latino en el sitio The Latin Library.
Eginardo: De los hechos y las gestas de Carlos el Grande, rey de los franceses y
emperador, por un monje del Santo Grial.
Texto francés, con introducción y anotaciones en este idioma, en el sitio de
Philipe Remacle: trad. de Guizot.
Introducción.
Libros I y II.
Eginardo: Carlomagno.
Texto francés en el mismo sitio: trad. de Guizot.
Saga de Carlomagno: versión islandesa de la historia del emperador.
Capp. 37 - 41.
Trad. francesa de León Gautier en el mismo sitio. Se emplea como introducción, en
el mismo idioma, un extracto de la obra de Gaston Paris La Karlamagnus-saga,
Histoire islandaise de Charlemagne; Biblioteca de la École Nationale des Chartes,
1864 y 1865, año este último que es el mismo de la publicación Histoire poétique de
Charlemagne, del mismo autor.
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Citas célebres: Carlomagno
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siglo VIIIReyes de Francia del siglo IXEmperadores carolingios del siglo
IXCristianos del siglo IX
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