Daniel 10-12

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Daniel 10-12

El Triunfo Glorioso de la Justicia

El Conflicto.-

Los últimos tres capítulos de Daniel son como una unidad inseparable. El capítulo 10, introduce el conflicto
entre el bien y el mal, el cual es el centro focal de las profecías de Daniel. Los capítulos 11 y 12 presentan gráfi-
camente el glorioso clímax de la historia que culmina con el regreso de Cristo para libertar a su pueblo. La libera-
ción es un tema que se encuentra en todo el libro de Daniel. Es este triunfo, esta victoria de Dios y su pueblo la
que vamos a estudiar esta noche.
Hace poco leí una cita del libro “Cómo llegar a ser Vencedor”, del escritor Howard Rutelege. El autor es un
piloto que fue derribado en la guerra de Vietnam, y por siete años experimentó el trauma de ser prisionero de gue-
rra. Una de las partes interesantes de su obra, es como describe lo que significa estar hambriento, de tal manera
que comer un pichón crudo es una delicia y que aun los ratones se ven tan buenos para ser comidos.
Otra de las cosas que el autor menciona en su libro, es como él memorizaba partes de la Biblia, algunas
veces escribiendo o contando historias bíblicas a los amigos. El describe lo que significa estar lejos de su hogar, lo
que significa estar ansioso de volver a ver a su esposa y sus niños. Pero su ansiedad mayor era ser libertado.
Daniel, también estaba en cautividad. Aunque sus circunstancias eran mejores que las de Rutelege, aun era
cautivo y estaba en tierra extraña ansioso de ser libertado. Hacia el tiempo que él escribe el capítulo 10 del libro
de Daniel, ya había estado más de 70 años en cautividad. Ahora, tiene alrededor de 90 años. Ha pasado toda su
vida lejos de su hogar y de sus familiares. Seguramente para el tiempo que escribe este capítulo, sus padres y
hermanos ya han muerto. Los sueños de su juventud han sido frustrados y cual una botella vacía han sido estre-
llados en una roca. Pero aun en esta situación, Daniel no está lleno de amarguras y resentimientos.

Una Actitud de Fe.-

¿Cómo explicaría usted un sueño frustrado y una esperanza chasqueada? Al mirar hacia tu pasado, ¿tienes
amargura por el trato que te han dado? ¿Has deseado en alguna ocasión algo diferente para tu vida? ¿Tienes re-
sentimiento por lo que te pasó en la niñez de lo cual tú no tenías control? Daniel aceptó la providencia de Dios en
su vida. El reconoció que Dios estaba usando los eventos de la vida para moldear su carácter para que pudiera
cumplir los propósitos divinos. El sintió que Dios tenía control de su vida, y por esta razón se entregó enteramente
a su cuidado. Por eso en Daniel 10:1, leemos:

“En el año tercero de Ciro rey de Persia, fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra es verda-
dera, y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra, y tuvo entendimiento en la visión”.

El tercer año del reinado de Ciro, es alrededor del año 536 a.C., y para esta ocasión el nombre de Daniel
todavía es Beltsasar. El nombre de Daniel cuyo sifnificado es “Dios es mi Juez”, fue cambiado a Beltsasar, que
quiere decir “uno que pertenece a Bel”. Bel era el dios principal de los babilonios. Durante los 70 años que Daniel
había estado en cautividad, permaneció fiel y firme a la verdad. Inconmovible, no se tambaleó ante las más fieras
tentaciones.
Hay muchas personas que se parecen a una hoja que es movida por el aire del otoño. Algunas veces son
llevadas hacia un lado, otras, hacia otro lado. Hay otras que son tan cambiantes, que se parecen al camaleón.
Adaptan su standard al grupo en que se encuentran. Cuando están en cierto medio social, no participan de su vo-
cabulario, pero al salir de allí, no hay quien les escuche; o talvez no participan de sus bebidas, pero al salir son
bebedores incontrolables.
Daniel no fue como ninguno de estos. El reconoció que el significado de su nombre era “Dios es mi Juez”, y
que él no pertenecía a nadie más, sino a Dios. Daniel fue tan fiel a Dios, aun estando en Babilonia, como lo hubie-
ra sido si hubiese estado en Jerusalén. Daniel 1:8 dice: “Daniel propuso en su corazón, no contaminarse”. Durante
su cautividad él se mantuvo firme a su voto.

El Deseo de Daniel.-

Daniel 10:2 introduce el deseo más ferviente de Daniel:

“En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas”.

¿Hay algún presente que tenga alguna idea por qué Daniel estuvo afligido por tres semanas? ¿Por qué es-
peraría usted que él se afligiera por tres semanas? ¿Qué profecía estaba Daniel estudiando cuando le sucedió es-
to? El estudiaba la profecía de Jeremías. ¿Cuánto tiempo predecía la profecía de Jeremías que los judíos debían
estar en cautividad? Setenta años. Recordemos que fue en el año 606 a.C., cuando Babilonia conquistó a Jerusa-
lén. Ahora estamos en el reinado de Ciro, que es aproximadamente en el año 535 a.C. Muchos han regresado de
su cautividad y están reconstruyendo la ciudad. Pero, los informes muestran que el trabajo va muy lento. Levan-
tamientos y revueltas han impedido el avance de la restauración. Es necesario que se les envíe ayuda urgente-
mente.

Ciro era un hombre de Dios. 150 años antes de su nacimiento, el profeta Isaías menciona la obra que tenía
que cumplir en la restauración de Jerusalén. El pueblo de Dios había estado en cautividad durante todo el reinado
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de los babilonios. Ahora Dios levanta a Ciro como conquistador y libertador. De tal manera que todo el que quisie-
ra ir a Jerusalén, le fuera permitido irse. De la misma manera en los días finales de la historia de esta tierra, cuan-
do el pueblo de Dios sea oprimido, cuando la tiranía y la esclavitud sea incrementada en esta tierra, Cristo va a
venir para libertar a su pueblo, va a venir para llevarlos a la Nueva Jerusalén.
Pero Daniel está afligido. ¿Por qué? El sabe que el tiempo de la profecía de Jeremías ha terminado. Anhela
que su pueblo sea libertado y vuelva a su tierra. Pero muchos de los israelitas escogen permanecer bajo el poder
de los persas, aun teniendo el permiso para volver a su tierra. Daniel 10:3 dice:

“No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron
las tres semanas”.

Daniel ha estado orando y ayunando por tres semanas. Hay una tremenda carga en su corazón. ¿En qué
consistía esa carga? El quería la liberación, quería ser libre. Hay algun paralelo entre la experiencia de Daniel y
nuestra experiencia? ¿Cuán pesada es nuestra carga por ser libertados de nuestra esclavitud? ¿Cuánto es nuestro
anhelo para ir a la Nueva Jerusalén para vivir con nuestro Salvador? Dios quiere que reconozcamos que esta tie-
rra no es nuestro hogar. Hay un canto que dice, “Soy forastero aquí, el cielo es mi hogar”. Esto es una realidad.
¿Cuál es la diferencia entre el verdadero ayuno de Daniel 10:2-3 y el de los fariseos en Mateo 6:16-18, que
Cristo condenó? El ayuno de Daniel consistía de una actitud de profunda humildad que nacía de un profundo sen-
tir de indignidad y pecado. El de los fariseos no era sino una actitud interior de orgullo, cuyo propósito era ganar el
favor y los méritos de Dios. Los fariseos ayunaban para mostrar la superioridad de su justicia. Daniel ayunaba para
preparar su mente para recibir las más grandes bendiciones de Dios. Su actitud mental le impulsaba a buscar a
Dios.
Cuando Ciro dio el primer decreto que permitía que los judíos regresaran a Jerusalén, solamente unos
50.000 regresaron. De casi un millón de judíos que estaban en cautividad, que regresasran sólo 50.000, no era
nada. Uno podría pensar que después de haber estado 70 años en cautividad, seguramente al dar el decreto de li-
beración, todos estarían ansiosos de volver a Jerusalén, ansiosos de ser libres. Esto no sucedió con ellos. Estaban
tan cómodos en su cautividad que se les hacía muy pesado el hacer ese viaje hacia su tierra natal.

El Peligro de la Comodidad.-

Me parece que en nuestros días es muy fácil llegar a sentirse cómodo en una sociedad como ésta, donde el
lujo es muy fácil. Y en vez de llevar la carga como la llevara Daniel y de orar como él orara, deseando la venida
del Libertador para obtener la libertad del pecado, nos sentimos muy cómodos en este mundo. Es muy fácil tener
un acomodamiento cristiano, que tenga una actitud como ésta: “Oh si, yo amo a Jesús”. Pero eso es todo. No hay
un quebrantamiento de corazón por su vida en pecado, no hay un intenso sentir de que Cristo venga pronto.
Los judíos tenían ese tipo de experiencia. Ellos estaban cómodos en su cautividad. Pero hubo un grupo que
sentía la carga de volver a Jerusalén. Un grupo que quería salir de la esclavitud, que quería volver para recons-
truir a Jerusalén. Daniel no estaba cómodo en Babilonia. El quería volver a su hogar. ¿Sientes tú el deseo de vol-
ver al hogar con Jesús, de ser libre de la tiranía, de las enfermedades y de las aflicciones de este mundo?

Daniel ve en Visión a Jesús.-

En Daniel 10:4-6, el profeta describe lo siguiente:

“Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí
un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un
relámpago, y sus ojos como antorcha de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el so-
nido de sus palabras como el estruendo de una multitud”.

Este es el supremo momento de la vida de Daniel. ¿Quién es este hombre que puede poseer todas estas
características? Ver Apocalipsis 1:13-15:

“Y en medio de los siete candelabros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta
los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, co-
mo la nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como un horno; y
su voz como estruendo de muchas aguas”.

Juan mira hacia el cielo y ve siete candeleros. Entre la gloriosa luz de los candeleros ve a uno con la seme-
janza del Hijo del Hombre. Cada vez que la expresión “Hijo del Hombre” aparece en la Biblia, se refiere a Jesús.
Juan le describe con una vestimenta que llega hastablos pies, Daniel le ve con una vestidura de lino. Juan le ve
ceñido con un cinto de oro, Daniel le ve ceñido con un cinto de oro de Ufaz. Juan le ve con cabellos blancos, Da-
niel describe su cuerpo como de berilo, sus ojos como antorcha de fuego, etc. etc. Daniel 10, da la misma descrip-
ción que da Apocalipsis 1. Una cosa digna de ser observada, es la secuencia de ambos libros y también el parale-
lismo de la descripción. Es emocionante ver como después que Daniel ha estado 70 años en cautividad, el Señor
le aparece en visión velado de su refulgente gloria. Vestido en el ropaje que el profeta puede ver y describir.

En nuestro mundo objetivo existen tres dimensiones: la altura, la anchura y la profundidad. Pero existe tam-
bién una cuarta dimensión. Al hablar de esta cuarta dimensión, debe tenerse en cuenta que existe un velo que se-
para el mundo real del mundo de las realidades espirituales. El mundo físico y el mundo espiritual están separados
en nuestra perspectiva visual. En los años 1958 y 1959, las películas en tres dimensiones fueron populares. Uno
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podía pagar su admisión y recibir unos lentes con los cuales podía ver cuando los indios lanzaban sus flechas, o
cuando los vaqueros galopaban a toda velocidad; parecía que esas flechas y esos caballos iban a salirse de la
pantalla. Los lentes 3-D capacitaban al observador para ver la tercera dimensión que no podía ser vista sin ellos.
Sin los lentes podíanverse la longitud y la anchura. Pero, con los lentes podía verse también la profundidad.
Daniel pudo ver esa dimensión que no podía ser vista. Dios removió el velo que separaba al mundo real del
mundo irreal, permitiendo que Daniel tuviese un encuentro real con Cristo. Si se quita el velo que separa al mundo
de las realidades físicas con el de las espirituales, y si tenemos esos lentes que pueden capacitarnos para ver, es-
ta noche veríamos ángeles en esta sala. Los ángeles están en este cuarto en esta noche. La Biblia nos habla d la
realidad de los ángeles. Si pudiésemos ver a través de lentes divinos, veríamos al Espíritu Santo ministrando
nuestras vidas. Si pudiésemos tener esos lentes, veríamos como los ángeles malos rodean a las personas. Vería-
mos también como los ángeles buenos vienen para protegernos. Podríamos contemplar también la presencia de
Dios con nosotros.
Alguien puede decir, ¿usted quiere decir que hay cosas presentes aquí que nosotros no podemos ver? Bien,
no es algo científico decir que existan cosas en nuestra presencia que nosotros no podemos ver. Pero, pensemos
por unos minutos. Imagínese que sobre esta mesa hay una caja de medio metro cuadrado. Tiene una pantalla y su
botón para encender y apagar. En el botón tiene números que algunos llaman canales. Ahora, doy vuelta el botón
y las figuras comienzan a salir. ¿De dónde salieron estas figuras? ¿Cómo entraron en esa caja? ¡Oh! Dice usted;
hay una forma de hacerlo, pero no puedo explicarlo. La pregunta es: ¿Están estas figuras en este cuarto? ¿Cómo
es que tan pronto como sintonizo, entran en la caja? ¿Es esta la forma en que esto sucede? ¿Quiere usted decir
que en este momento hay figuras en este cuarto y que lo único que hay que hacer es sintonizar y ellas entran en la
caja? ¿Es esta la forma como esto funciona? Si estas figuras están ya dentro de la caja o no, no es de mucha im-
portancia. Lo cierto es, que al momento de sintonizar, las figuras están presentes.

La Batalla Oculta.-

En el mundo espiritual existen realidades que el ojo natural no puede ver. Los ángeles de Dios luchan contra
los ángeles malos. Las fuerzas del mal incrementan el conflicto del ser humano. Los ángeles malos traen desáni-
mo, depresión y enfriamiento. El apóstol Pablo describe este mundo de realidades espirituales que el ojo humano
no puede ver. Vea Efesios 6:11-12:

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

La batalla que el cristiano pelea no es una simple batalla contra sí mismo o contra su naturaleza caída. Esto
es solamente parte de ello. Ni es que esto suceda porque he heredado esa inclinación hacia el mal. Esta es una
batalla que se realiza en tu ser. ¿Has experimentado alguna vez cómo se efectúa una lucha cuando tú quieres ha-
cer el bien? Hay ángeles malos que están tentando a los hijos de Dios para que ellos no puedan hacer lo que es
correcto. Pero hay también ángeles buenos que obligan a las fuerzas del mal a salir de la presencia de los hijos de
Dios.
Volvamos a Daniel 10. El conflicto que hemos venido hablando, se presenta aquí tan claramente como en
cualquier otra parte de la Biblia. Daniel tuvo una visión de Cristo. El velo fue separado de Daniel y él pudo ver
dentro de ese mundo espiritual. Ver Daniel 10:7:

“Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos
un gran temor, y huyeron y se escondieron”.

Al entrar Daniel en una ferviente oración y ayuno, Cristo le manifestó su hermosura, su gloria y su excelen-
cia. Daniel fue capturado en una visión de lo que es Cristo. Los otros hombres no pudieron ver lo que Daniel vio.

Una Visión Personal.-

Después de haber estado asisitiendo a las clases del libro de Daniel, ¿has podido captar una nueva visión
de lo que es Jesús? ¿Han otros a tu alrededor, podido captar esa visión? Te han dicho algunos de tus amigos,
¿para qué estás yendo a esas clases? ¿Para qué te sirven esas clases? ¿Te estás volviendo un fanático?
¿Qué dice en Daniel 10? Daniel sólo pudo ver la visión. Porque los hombres que estaban con él no pudieron
verla. Daniel tuvo una visión de Cristo y del propósito que Cristo tenía para su vida, que los demás no pudieron di-
cernir. No te desanimes si algunos de los que te rodean no pueden entender la revelación que Dios tiene para ti en
su Palabra. ¿Cuál es la razón que muchos de nuestros familiares cercanos no pueden entender esa verdad?
Dios tiene una verdad que desea revelártela a ti personalmente. Pero es necesario que esta verdad sea
manifestada a otros por medio de la amabilidad, el amor y la paciencia. Pero por el hecho de que los que están a
tu alrededor no puedan entenderla, no quiere decir que tú estás haciendo algo equivocado. He visto personas que
han comenzado a estudiar la Biblia, pero por motivo a que su esposo, esposa o amigo cercano no entiende lo que
éstas están estudiando, han llegado a desanimarse y algunos han llegado a pensar que lo que están haciendo es
algo equivocado. Pero esto es lo contrario. Veamos lo que dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 2:14:

“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las pue-
de entender, porque se han de discernir espiritualmente”.

¿Hay alguien pensando que porque tú estás estudiando las Escrituras, especialmente las profecías de Da-
niel, ¿estás viviendo fuera de sí, porque esto es una locura? El hombre natural no puede percibir las cosas del es-
píritu, porque son una locura para él. No podemos esperar que los que nos rodean y que no tienen esa experiencia
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espiritual puedan entender lo que nosotros podemos entender. Esto no quiere decir que nosotros seamos más san-
tos que ellos, o que nuestra justicia sea mayor. No. Aunque somos únicos en nuestras convicciones, tratamos de
ser atractivos. Pero dentro de nuestro ser, sabemos que ellos carecen de la percepción que nosotros tenemos y
por eso piensan que lo que hacemos es una locura. Por lo tanto, no permitamos que sus actitudes gobiernen nues-
tras acciones. Sigamos adelante con el entendido que ellos no entienden lo que nosotros entendemos, y por eso lo
consideran una locura.

Tu no Estás Solo.-

Daniel tuvo una visión de Jesús que los que estaban a su lado no pudieron percibir. Ver Daniel 10:8-11:

“Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfalleci-
miento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oir el sonido de sus palabras, caí sobre mi
rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre
mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que
te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie
temblando”.

Al seguir a Jesús y sus profecías, ¿has sentido que has sido dejado solo? Daniel dice: “Quedé, pues, yo so-
lo”. Solo, pero no solo. Estaba solo con Cristo. Aun en su sueño, no estaba solo, pues estaba Cristo con él. Por
eso cuando el ángel viene, le despierta y le dice: “Varón muy amado”. Esta es una actitud celestial d considerar a
un hijo de Dios, como lo era Daniel. Varias veces en el libro de Daniel se usa esta expresión. Ver Daniel 9:23;
10:19. El cielo usó esta expresión porque Daniel era en realidad muy amado.
Toda persona que con sinceridad entrega su corazón a Dios y camina en el sendero de Jesús, es conside-
rado “muy amado”. Aunque parezcan estar abandonados en este mundo, y sufran opresión y adversidad, el cielo
les mira y dice: “Tú eres muy amado”. Ahora se levanta la siguiente pregunta: ¿A quién he de agradar? ¿Voy a vi-
vir una vida que sirva para agradar primeramente a los que me rodean? ¿Voy a permitir que mi atención se con-
centre en las cosas terrenales de tal manera que mis acciones sean gobernadas por las actitudes de los que me
rodean? O, ¿voy a permitir que mis acciones sean gobernadas por esa relación que existe entre mí y Cristo Je-
sús?

La Oración Mueve el Corazón y la Mano de Dios.-

Daniel estuvo orando por tres semanas, y aparentemente no recibió contestación. ¿Cuándo vamos a ser li-
bertados de esa cautividad? Daniel capítulo 10, versículo 12:

“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillar-
te en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”.

¿Cuándo fue contestada la oración de Daniel? Sabemos que estuvo orando por tres semanas. Esto quiere
decir que su oración no fue contestada cuando él empezó a orar. ¿Ha usted orado vez tras vez y todo pareciera
que su oración no va más allá del techo de la casa? ¿Ha usted llegado a decir, Dios yo oro, pero tú no me contes-
tas? ¿Qué pasa cuando oro? En una de las recientes clases, alguien dijo: “Cuando nosotros oramos, nuestra fe se
aumenta”. Estoy plenamente seguro que esto sucede. Pero, ¿es solamente, la oración, para aumentar la fe? Si so-
lamente sirve para esto, entonces la oración no es más que un truco.
La oración no es solamente eso. La oración es algo que va más allá, es algo más grande y más profundo
que sólo aumentar la fe. Es una realidad que Dios puede hacer grandes cosas por aquellos que oran con fe, que
no hace por aquellos que no oran. La Escritura está llena de experiencias que han sucedido como resultado de los
que han orado con fe. Daniel 10:12, muestra como Dios atiende a los que oran con fe. Pero, el versículo 13 mues-
tra aun más:

“Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiun días; pero he aquí Miguel, uno de los principales
príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”.

Daniel estaba orando para que al cumplirse los 70 años de la profecía de Jeremías, Dios pudiese usar a Ci-
ro para que les apoyase en la restauración de Jerusalén. El estaba orando especificamente para que el rey permi-
tiese que su pueblo pudiese regresar. Daniel estaba ya muy anciano y le era dificil poder regresar, pero él quería
que el rey dejara ir a su pueblo.
Desde el primer día que Daniel empezó a orar, el ángel vino para empezar su obra en la mente del rey de Persia.
Pero notemos lo que dice el versículo, “mas el príncipe del reino de Persia se me opuso”. El rey de Persia era Ci-
ro. Pero aquí habla del príncipe del reino. En el libro de Juan 14:30, se registran las palabras de Jesús que dicen:

“Porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí”. ¿Quién es el príncipe de este mundo? Adán fue el
príncipe de este planeta cuando él fue creado. Pero, cuando él pecó, Satanás tomó los dominios. Por lo tanto, la
batalla que Daniel describe es una lucha entre Cristo y Satanás por predominar en la mente de Ciro. El ángel Ga-
briel dice: “Desde el primer día que empezaste a orar, yo he venido para impresionar en la mente de Ciro, para
que deje ir a los israelitas a Jerusalén para reconstruir la ciudad, pero el príncipe del reino de Persia se me opuso”.
Satanás y sus ángeles predominan sobre Gabriel. Ellos no quieren que Gabriel impresione sobre la mente de Ciro.
Ellos quieren que Israel permanezca en la esclavitud. No quieren que se reconstruya Jerusalén ni su templo, para
que la presencia de Dios no morase en esta tierra. Pero finalmente, ¿quién viene para pelear la batalla?
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Miguel Viene al Rescate?

Ver Daniel 10:13:

“Pero he aquí Miguel, uno de los príncipales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”.

En la Biblia se registra que esta no es la primera vez que Miguel y Lúcifer libran una batalla. Apocalipsis
12:7-9, registra lo siguiente:

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón; y luchaban el dragón
y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Fue lanzado fuera el dragón, la
serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él”.

Miguel y sus ángeles pelearon contra Lucifer, el dragón que representa a Satanás. Si Lucifer, el dragón re-
presenta a Satanás, ¿a quién representa Miguel? La palabra Miguel en hebreo significa: “Uno que es como Dios”.
¿Quién es el único que es como Dios? Cristo. Alguien puede decir, yo pensé que Gabriel era un arcángel. ¿Qué
significa arcángel? Esto quiere decir, el comandante y jefe de todos los ángeles. Cristo es uno con Dios. Es el
Creador y por lo tanto, el jefe de todo lo existente.
Así, Miguel o Cristo peleó contra el dragón que es sat. Y Satanás fue arrojado del cielo con una tercera par-
te de los ángeles. Apocalipsis 12:4 dice:

“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra”.

Esa tercera parte de ángeles, equivale a miles de ángeles. Estos eran los que presionaban la mente de Ciro
para que no dejase en libertad a los israelitas. Gabriel vino desde el primer día que Daniel empezó a orar. Pero los
ángeles malos impresionaban en la mente de Ciro para que no tomase una decisión a favor de Daniel. Pero Da-
niel siguió orando, y su oración ascendió al trono del universo. El conflicto había continuado por tres semanas.
Daniel 10:12-13, texto antes mencionado, dice que por tres semanas Daniel estuvo orando. Esto quiere decir, que
por tres semanas los ángeles malos estuvieron delante de Ciro. Debe notarse otra vez, que en el versículo 13, ha-
ce alusión al rey de Persia, Ciro; y al príncipe de Persia que es Lucifer. Siendo que Satanás y sus ángeles habían
vencido a Gabriel, era necesario una ayuda extra. Por lo tanto, decide venir el propio Cristo. Cristo sale vencedor
y Ciro, en respuesta a la oración de Daniel, escribe el decreto de tal manera que el pueblo de Daniel pudiese vol-
ver a Jerusalén. Este no es un drama. Este es el drama de las edades. Es la controversia que ha existido entre
Cristo y Satanás por el predominio de las mentes. Y aquí en Daniel 10, muestra el triunfo del verdadero Dios.
Pero, ¿cuántos ángeles fueron arrojados del cielo? Apocalipsis dice, una tercera parte. Esto quiere decir que
dos terceras partes permanecen leales a Dios. Y que hay dos ángeles buenos por uno malo. Por lo tanto, cuando
Satanás trata de oprimir tu mente, no olvides que hay dos ángeles buenos contra uno malo, y que siempre es po-
sible la victoria. Los ángeles malos van a tratar de desanimarte. Pero los ángeles buenos siempre están listos para
dar la victoria y si ellos no pueden lograrlo, Gabriel está listo para venir y si éste no puede vencer, entonces Mi-
guel vendrá y la victoria será segura.

Victoria Asegurada.-

El final del libro de Daniel tiene el clímax más hermoso. Satanás es un enemigo vencido. No tiene más su-
premacía sobre los hijos de Dios. Daniel 10:19 describe el drama, como sigue:

“Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré
las fuerzas, y dije: Hable mi Señor, porque me has fortalecido”.

¿Te has sentido debilitado? ¿Incapaz de vivir la vida cristiana? ¿Te has sentido alguna vez impotente para
encarar la parte final de un problema que te ha tenido en desesperación? Daniel recibió poder y fuerza de lo alto.
Tú también puedes tener la seguridad que tus oraciones van a ser contestadas. 1 Juan 5:14 asegura lo sigiente:

“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y sa-
bemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos he-
cho”.

El ángel dijo a Daniel, “muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y sé valiente”. El más débil de los hi-
jos de Dios puede recibir fuerza para vencer a Satanás. No importa cuán débil te consideres, en Cristo puedes ser
poderoso. Cuando los hombres se consideran poderosos y quieren enfrentar a Satanás por ellos mismos, deben
saber que están destinados a fracazar. Cuando los hombres son débiles y byscan la fortaleza de Dios, siempre se-
rán vencedores en Cristo Jesús. El ángel dijo: “No temas”. No debe haber temor. Por el contrario, hay que alentar-
se. Hay que saber, que todo el cielo está dispuesto para ganar la victoria.
El capítulo 10 introduce el tema básico de los capítulos 11 y 12. En forma de miniatura presenta a través del
conflicto entre el cielo y el infierno en la mente de Ciro, el conflicto final que ha de realizarse en esta tierra. A tra-
vés del libro de Daniel, se ve como gobiernos paganos y dirigentes religiosos despóticos han persuadido al pueblo
de Dios. Pero estos tres últimos capítulos presentan el triunfo glorioso de la verdad. Ver Daniel 10:19-21; 11:32-
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45. El poder del cuerno pequeño de Daniel 7 y 8 es vencido por el rey del norte del capítulo 11. Vez tras vez se ha
visto como los poderes apóstatas han pervertido la verdad, pero finalmente la verdad de Dios ha llegado a ser
triunfadora. James Russell Lowell dijo:

“La verdad siempre ha estado en el cadalso, el error siempre ha permanecido en el trono, pero desde el cadalso,
ésta dirigirá el futuro. Y detrás del aparente oscuro, se levanta Dios entre las sombras, vigilando sobre los suyos”.

El capítulo 123 de Daniel es el punto clímax del libro. Los primeros cuatro versículos describen la victoria fi-
nal del pueblo de Dios, cuando Cristo desciende para libertar a su pueblo. Ver Daniel 12:1-4:

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo
de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo,
todos los que se hayen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán desperta-
dos, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el
resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Pe-
ro tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la
ciencia se aumentará”.

Esta sección comienza con la oración de Daniel por la liberación de su pueblo que estaba bajo la tiranía de
Babilonia y termina con la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud del pecado y de las fuerzas del mal.
¡Imagínese esta escena! El cielo oscuro es traspasado por una luz reluciente. Cristo con toda su gloria, su
esplendor y sus millares de ángeles desciende a través de las nubes que se enrollan como un pergamino. Las
montañas y las islas son movidas de un lugar hacia otro. Se abren las fuentes de la tierra. Los malvados horrori-
zados por el espectáculo, claman a las rocas que caugan sobre ellos para que les escondan de la presencia del
Señor. Las tumbas se abren y los muertos en Cristo resucitan primero. Junto con los justos vivos son cambiados a
inmortales y ascienden para encontrar a Jesús en las nubes. Los malvados que han endurecido su corazón a las
invitaciones del Espíritu y despreciado el plan de la verdad de la palabra de Dios, son destruídos por la radiante
luz de la venida de Jesús.
Una cosa debiera tenerse en cuenta. En ese día habrán sólo dos clases. ¿Cuál será tu actitud? ¿Estarás
con los que darán la bienvenida a Cristo o con los que digan a las rocas, “caed sobre nosotros y escondednos de
la presencia de Dios”? ¿Será el fin un nuevo comienzo para ti, o será realmente el fin? Amigo, esta es la hora de
hacer una decisión. Determine esta noche, que nada será de mayor valor que el cielo. Digale a Jesús que usted
desea pasar la eternidad con El. Si usted desea tomar esta decisión esta noche, solamente levante la mano. Ore-
mos.

Erwin Eulner M.
Fono: 741-7645
Iglesia Adventista del Séptimo Día de Pajaritos

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