Memoria y El Aprendizaje

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MEMORIA Y EL APRENDIZAJE

Aprendizaje y memoria son mecanismos específicos que se activan por estímulos


ambientales y que son capaces de modificar las conductas. Además, esos estímulos pueden
influir en la conducta a través de su interacción con programas genéticos.

Cuanto más cambiante es el entorno más plástico debe ser la conducta, por lo que los
organismos que viven en medios diferentes presentan también grados diferentes de
plasticidad conductual. Esta plasticidad es reflejo a su vez de la que caracteriza a las
neuronas y al sistema nervioso de los organismos. Cuanta más plasticidad tiene su sistema
nervioso más posibilidades de aprendizaje tiene un animal.

Por tanto, el aprendizaje puede considerarse como un cambio en el sistema nervioso que
resulta de la experiencia y que origina cambios duraderos en la conducta de los organismos.
Lo que aprendemos es retenido o almacenado en nuestro cerebro y constituye lo que
denominamos memoria. La memoria es siempre inferida del comportamiento. Por
definición, no hay aprendizaje sin memoria ni memoria sin aprendizaje, aunque éste último
sea de naturaleza elemental.

Aprendizaje y memoria son dos procesos estrechamente ligados y en cierto modo


coincidentes, como las dos caras de una misma moneda. Están además presentes en
muchos otros procesos cerebrales, como la percepción sensorial, las emociones o el
lenguaje, por lo que los especialistas tienen dificultades para referirse a alguno de ellos con
independencia del otro o para discernir su presencia o participación específica en una
función cerebral o conductual. La memoria-gentes, lugares y sucesos- define lo que cada
uno de nosotros somos y da a nuestra vida un sentido de continuidad.

El aprendizaje, es un proceso por el cual adquirimos información que se traduce en


conocimiento. El aprendizaje es un proceso por el que los organismos modifican su
conducta para adaptarse a las condiciones cambiantes e impredecibles del medio que los
rodea. Junto a las fuerzas selectivas de la evolución, el aprendizaje constituye el modo
principal de adaptación de los seres vivos.
La memoria, desde un punto de vista general, es la retención o almacenamiento de
información. Como tal, desde un principio se consideró que la memoria era una propiedad
general de la corteza cerebral, como un todo. Sin embargo, en la actualidad se considera
que existen distintas formas y sistemas de memorias y que pueden asociarse a diferentes
regiones cerebrales.

Las formas o tipos de memoria son procesos en que hay reconocimiento de algo (de un
objeto, de una cara) en el marco de un determinado tipo de información (auditiva, olfativa
o visual). En los sistemas de memoria, en cambio, lo que se recuerda tiene, además, una
implicación. Considerando la forma en que puede evocarse la memoria de los sistemas y el
posible substrato biológico involucrado, los investigadores han tratado de distinguir
la memoria implícita de la explícita y la memoria declarativa de la no-declarativa.

Las memorias explícita y declarativa se caracterizan porque hay una recolección consciente
de informaciones y experiencias pasadas y de habilidades motoras, en que se recuerda
cómo hacer las cosas. Su substrato anatómico se relaciona con el lóbulo temporal medial.
Las memorias implícitas y no-declarativa recuerda las cosas como son y qué son.
Representarían las influencias inconscientes de las experiencias pasadas. El substrato
anatómico involucrado estaría representado por diversas estructuras diferentes al lóbulo
temporal medial.

En los seres humanos se han definido cinco sistemas de memoria: de memoria episódica,
de memoria semántica, de representación perceptual, memoria de procedimientos y
memoria de trabajo.

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