Tema 3. Platón

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.

Filosofía Antigua

TEMA 3: PLATÓN. LA JUSTICIA EN LA POLIS.


1. CONTEXTO HISTÓRICO-FILOSÓFICO.
Las guerras médicas, iniciadas en 499 a.C., unieron a los griegos contra los persas. Al terminar con la
victoria griega, la ciudad de Atenas, que había destacado en estas guerras, obtiene la hegemonía sobre
las ciudades griegas. Es la época que se conoce como siglo de Pericles.
Esta hegemonía ateniense se plasmó en una confederación de ciudades-Estado llamada Liga de Delos,
bajo el mando de Atenas. Su objetivo teórico era constituir una fuerza defensiva con el fin de rechazar
cualquier amenaza externa. Para ello, cada polis contribuyó a la confederación con un aporte humano y
económico. En realidad, supuso el control comercial y político de Atenas sobre las demás ciudades que
formaban la Liga, que, al ver el creciente imperialismo ateniense, empezaron a temer por su preciada
independencia.
Este desarrollo de Atenas provoca la enemistad de otra importante ciudad griega, Esparta y en 431 a.C.
se desencadena entre las dos ciudades la guerra del Peloponeso, en la que se ven implicadas las
ciudades a ellas vinculadas. Esta guerra que duró 30 años refleja también un enfrentamiento entre dos
modelos de organización política y económica. Por un lado, Atenas, una democracia donde florecen el
comercio, la industria, el arte y la cultura. Por el otro, Esparta, una aristocracia agraria y conservadora.
La aristocracia ateniense apoyaba a Esparta con la esperanza de recuperar el poder y las propiedades
perdidas con la democracia. La guerra termina con la derrota de Atenas en Egospótamos, en 404 a. C.,
y en la ciudad se implanta un gobierno oligárquico, el de los Treinta Tiranos, impuesto por los
vencedores espartanos. Al mando de este gobierno se hallaba Critias, pariente cercano de Platón. La
represión que llevó a cabo fue muy dura, revocando todas las libertades conseguidas tras muchos años
de esfuerzo y mandando a muchos demócratas al exilio. La reacción a este régimen totalitario no se hizo
esperar y, un año más tarde, los Treinta Tiranos son derrotados en una revuelta militar organizada por
Trasíbulo y se reimplanta de nuevo la democracia. Este nuevo gobierno, según expresión del mismo
Platón, hace bueno al anterior y entre otros abusos que cometió estuvo el de enviar a la muerte a Sócrates,
“el más justo de los hombres de su tiempo”. Este episodio, que marcaría definitivamente los ideales
políticos de Platón, le confirma la necesidad de una reforma de la organización política sentada en bases
más radicales que las de la persuasión razonable con que había intentado Sócrates reformar a los
atenienses. A partir de este momento, su interés fundamental se orientará hacia la educación. Platón
entiende la política como una ciencia cuya finalidad es hacer de los ciudadanos unos hombres mejores.
Esto sólo puede logarse a través de un conocimiento que permita distinguir lo bueno de lo malo. Aunque
no renuncia definitivamente a intervenir en la vida pública, como lo prueban sus viajes a Sicilia, su
actividad fundamental irá dirigida a la formación de la élite de futuros gobernantes, convencido de que
de ellos dependerá, en exclusiva, la buena marcha de la polis.
Platón nace en Atenas en 428 o 427 a.C. Según nos cuenta el escritor Diógenes Laercio en su obra
Vidas de los más ilustres filósofos. Platón se llamaba, en realidad, Aristocles, pero recibió ese nombre
por la anchura de sus espaldas. En esa época acaba de iniciarse la guerra del Peloponeso y recientemente
habían fallecido personajes de la talla de los filósofos Anaxágoras, Empédocles o Zenón; del escultor
Fidias o del gobernante Pericles. Platón nace en el seno de una familia aristocrática, algunos de cuyos
miembros participaron en el gobierno de los Treinta Tiranos. La juventud de Platón estuvo marcada por
los avatares de la guerra. De hecho, ya no llegará a conocer el momento de máximo esplendor de la
polis. Hacia el 407 conoció a Sócrates del que fue discípulo y con el que mantuvo estrecho contacto y
amistad hasta su condena y muerte en 399 a.C. Tras la muerte de Sócrates realiza un viaje por el sur
de Italia, y así conoce directamente la escuela pitagórica. Hasta en tres ocasiones estuvo en Sicilia, en
cuya corte (en tiempos de Dionisio I y Dionisio II) intentó poner en práctica sus ideas políticas, sin éxito.
De regreso a Atenas, tras uno de sus fracasos en Siracusa, hacia el año 387 a.C., funda la Academia,
que podría considerarse el primer centro universitario de Europa, donde además de filosofía se

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estudiaban otras ciencias, como matemáticas, astronomía y física. Su filosofía tiene una finalidad
claramente práctica, política. Y en su Academia pretende educar a los futuros gobernantes-filósofos. Su
ilusión: crear un Estado en el que la muerte de Sócrates -el mejor, más sabio y justo de los hombres
conocidos- resulte imposible. Muere en el año 347 a.C. con más de 80 años.
2. LA OBRA DE PLATÓN.
Los escritos de Platón están redactados casi todos en forma de diálogos, en un lenguaje didáctico, en el
que intercala con frecuencia ejemplos y mitos para explicar sus teorías principales. El personaje central
de la mayoría de los diálogos es Sócrates y en torno a él aparecen personajes de su tiempo, sofistas,
filósofos, amigos, discípulos y parientes de Platón. Aunque cada uno de estos diálogos se centra en la
investigación de un tema, normalmente una virtud o una Idea, en casi todos ellos aparecen los problemas
centrales de su pensamiento.
El pensamiento de Platón evolucionó desde sus primeros diálogos hasta los últimos, por lo que sus obras
suelen agruparse en 4 periodos (algunos autores hablan de 3).
1. PERÍODO SOCRÁTICO O DE JUVENTUD: El tema fundamental son las virtudes.
Apología de Sócrates, Critón (Del deber), Eutifrón (De la piedad), Laques (De la valentía), Protágoras
(De los sofistas), Cármides (De tal templanza), Lisis (De la amistad), “Libro I” de La República (De la
justicia).
2. PERÍODO DE TRANSICIÓN: Platón está dando con el camino de sus propias opiniones.
Gorgias (De la retórica), Menón (De la virtud), Eutidemo, Hipias I (De lo bello), Hipias II (Del mal),
Crátilo (Del lenguaje).
3. PERÍODO DE MADUREZ: Platón ya está en posesión de sus propias ideas: desarrolla la teoría de
las Ideas, su teoría del conocimiento y su filosofía política. De esta época son: El banquete (De la
belleza), Fedón (Del alma), los restantes libros de La República, Fedro (Del amor).
4. PERÍODO DE VEJEZ O CRÍTICO: En esta época repasa algunas de sus teorías, corrigiéndolas,
explicándolas o ampliándolas. Teeteto (Del conocimiento), Parménides (Del ser), El Sofista (Del error),
El Político (Del gobierno), Filebo (Del placer y del Bien), Timeo (De la Naturaleza), Critias, Las Leyes,
“Carta VII” y “Carta VIII”.

La producción filosófica de Platón es muy amplia y abarca el primer gran sistema filosófico, ya que
elabora:
1. Una ontología ( La Teoría de las Ideas)
2. Una teoría del conocimiento o epistemología (la anámnesis o reminiscencia, los grados del
conocimiento y la dialéctica ascendente y descendente).
3. Una teoría del alma (entendida como principio vital y condición del conocimiento, dividida en tres
partes que se corresponden con tres tendencias o facultades: razón, voluntad y pasiones.)
4. Una teoría ética y una teoría política (el Estado ideal gobernado por los filósofos, y dividido en tres
grandes clases: artesanos o trabajadores, guardianes y gobernantes filósofos, que se corresponden con
las tres partes del alma).
5. Una teoría estética.
6. Una cosmología (en la que establece un isomorfismo entre el cosmos, el hombre y la polis).

Los temas de la filosofía platónica son muchos y variados: el ser humano, la política, la ética, la
educación, la epistemología, la ontología, etc. Sin embargo, todos ellos están estrechamente
entrelazados formando un sistema en el que cada uno de estos temas remite a los demás.

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Punto de partida: La preocupación Ética, alcanzar la virtud y la felicidad del ser humano.

La Política. Alcanzar la justicia y la armonía de la sociedad.

La educación de los Gobernantes: búsqueda de la verdad, lo justo, lo bello, etc.

LA VERDAD existe y su conocimiento es posible.

LA TEORÍA DE LAS IDEAS. ONTOLOGÍA: (Ideas) Existen ciertas realidades que no cambian.
EPISTEMOLOGÍA: el conocimiento verdadero es el de las ideas.

3. SU PROYECTO.
Toda la filosofía de Platón es un intento de respuesta a un conjunto de grandes problemas clásicos que
ya se venían planteando desde los presocráticos, y que se pueden resumir en tres: el problema del SER
(del que se ocupa la ontología), el problema del SABER (del que se ocupa la epistemología) y el
problema del OBRAR (del que se ocupa la ética y la política). De estos problemas, para Platón el más
importante es el problema del obrar y, en concreto, el problema del obrar político; por lo que para Platón
la filosofía no es una especulación desinteresada, sino una empresa en la que está en juego el destino del
hombre y de la polis. Pero esta filosofía política presupone una ontología y una epistemología.
Cómo comenzó a concebir su proyecto filosófico, lo cuenta él mismo en la Carta VII, dirigida a los
amigos de su discípulo Dión. Desde joven, Platón se había sentido inclinado hacia la actividad política
(y, sin duda, por tradición familiar, no simpatizaba demasiado con la democracia ateniense). Algunos de
los Treinta Tiranos - dice Platón- "eran o parientes míos, o mis conocidos, y me invitaron a colaborar.
[...] Yo me hice grandes ilusiones". Pero el régimen de terror que se implanta le aleja de ellos. Nuevas
ilusiones llegan con la democracia recién restaurada. Sin embargo, se comienzan a cometer actos de
venganza, a pesar de que los que en aquel momento regresaron utilizaron una gran moderación, y se
produce la condena de Sócrates. Nueva desilusión. Y una decisión capital:
Al ver esto y al ver a los hombres que dirigían la política, cuanto más consideraba yo las leyes y las costumbres,
y más iba avanzando en edad, tanto más difícil me fue pareciendo administrar bien los asuntos del Estado. [... ]
La legislación y la moralidad estaban corrompidas hasta tal punto que yo, lleno de ardor al principio para trabajar
por el bien público, considerando esta situación y de qué manera iba todo a la deriva, acabé por quedar aturdido.
[...] Finalmente, llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal gobernados, pues su legislación
es prácticamente incurable sin unir unos preparativos enérgicos a unas circunstancias felices. Entonces me sentí
irresistiblemente movido a dedicarme a la verdadera filosofía, y a proclamar que sólo con su luz se puede
reconocer dónde está la justicia en la vida pública y en la vida privada. Así pues, no acabarán los males para el
ser humano hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al poder, o hasta que los jefes de las
ciudades, por una especial gracia de la divinidad, no se pongan verdaderamente a filosofar. Platón, Carta VII.
El texto lo dice todo. La salvación de la ciudad sólo es posible si quienes gobiernan son filósofos que
conozcan qué es (la "idea") la verdadera justicia. Al fundar la Academia Platón pretende educar a esos
futuros gobernantes- filósofos; y sus viajes a Sicilia son un intento de convertir a la filosofía a los tiranos
de Siracusa y realizar su sueño. Esto ambiciona Platón: crear un Estado en el que la muerte de Sócrates

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("el mejor de los hombres que hemos conocido, el más sabio y el más justo", últimas palabras del Fedón)
sea imposible.
Platón entiende así llevar a su término la labor iniciada por su maestro, Sócrates. Y entiende también
explícitamente oponerse a las doctrinas de los sofistas. Si "el ser humano es la medida de todas las
cosas" (Protágoras), entonces palabras como "bien" y "justicia" significarán lo que cada uno quiera que
signifiquen. Si las leyes son sólo producto del acuerdo entre los ciudadanos, entonces su modificación
estará en manos de los más influyentes. Y si lo justo es el derecho del "más fuerte", entonces no habrá
límites para la ambición de los poderosos. Es preciso, pues, que la justicia sea algo que se substraiga a
las opiniones, algo que mida la rectitud de las leyes, algo a lo que se deban someter hasta los más fuertes:
la "idea" de la Justicia (con mayúscula). Pero descubrir esa "idea" no es tarea fácil. Sólo los filósofos lo
consiguen después de una ardua educación.
4. ONTOLOGÍA. TEORÍA DE LAS IDEAS. LOS DOS MUNDOS.
La educación de los filósofos-gobernantes concluye en el momento en que descubren las Ideas. ¿Qué
son las Ideas para Platón? Palabras como "justicia"; "bondad" o "belleza" no pueden ser sólo palabras
que posean el significado que cada cual quiera darles (relativismo de los sofistas). Deben representar
algo en-sí, y no sólo para-mí. De este modo, la palabra "justicia" debe expresar lo que es la "Justicia en-
sí-misma" y no lo que a cada uno le parezca. Podemos entender esto si tenemos en cuenta la influencia
que tuvo la matemática pitagórica en Platón. Platón se había dado cuenta de que cuando los matemáticos
trazaban la diagonal de un cuadrado no estaban pensando en un cuadrado cualquiera, sino en "el
Cuadrado en -sí". Pensaban además que lo que es el Cuadrado no es algo opinable, puesto que el
Cuadrado es lo que es con independencia de lo que se piense sobre él y de que haya sido descubierto o
no. Pues bien, Platón pensó que lo mismo sucedía con la Justicia o la Belleza. La Justicia y la Belleza
tienen la misma realidad que el Cuadrado. Y del mismo modo que sólo el matemático conoce el
Cuadrado y sus teoremas, sólo el filósofo conoce la Justicia y la Belleza, y otras Ideas semejantes.
El aspecto fundamental de la teoría de las Ideas es su carácter normativo e incluso utópico. Las Ideas no
representan lo que las cosas o las acciones humanas son, sino lo que deben ser. Representan, pues,
modelos ideales (o, simplemente, "ideales") a los que todo debe tender. Quizá Platón se inspiró aquí en
el trabajo de los artistas: "Belleza" no es lo que posee una estatua, sino lo que intenta plasmar. La Belleza
no es la estatua; es un ideal, una Idea que el artista busca.
Esta teoría puede ser llamada "idealismo" en un sentido muy particular: porque pretende que lo ideal es
lo más real de todo. De aquí deriva una concepción poco usual del político: para Platón no es la persona
"práctica", "eficaz" o "experta" - el tecnócrata, se diría hoy día- , sino que el político es "el gran idealista",
el filósofo que intenta plasmar en la ciudad modelos ideales preexistentes y eternos que él ha aprendido
a descubrir.
4.1 CARACTERÍSTICAS DE LAS IDEAS.
Las Ideas son "esencias" (traducción habitual de eidos), es decir, "aquello por lo que una cosa (particular)
es lo que es". Así, la Idea de la belleza es la Belleza en-sí, y "aquello-por-lo-que" las cosas son bellas.
Pero estas "esencias" no existen en las cosas cuya esencia son, sino que existen separadas de las cosas
particulares. Son entidades que poseen existencia real e independiente: cada Idea es una "substancia"
(ousía), algo que existe en-sí como una realidad trascendente y no inmanente a las cosas. En cuanto que
son esencias, las Ideas gozan de las características del Ser de Parméndies (cada Idea es única, eterna
e inmutable). Por el contrario, las cosas son múltiples, temporales y mutables. Por ser realidades
inmateriales, son inteligibles, es decir, sólo cognoscibles por la inteligencia o razón.

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4.2.DOS MUNDOS (DUALISMO ONTOLÓGICO).


El hecho de que las ideas existan por sí mismas al margen de la existencia de los seres que las piensan y
de las cosas que representan plantea una pregunta evidente: ¿dónde se encuentran? Para Platón las ideas
habitan en su propio mundo. Consecuentemente, la realidad queda dividida en dos ámbitos Con su teoría
de las Ideas, Platón establece una división de la realidad en dos mundos (dualismo ontológico). Dos
mundos distintos y contrapuestos. Por un lado, el MUNDO SENSIBLE (kósmos aisthetós) o “mundo
visible” (kósmos oratós) de las cosas particulares; y, por otro, el MUNDO SUPRASENSIBLE o
MUNDO INTELIGIBLE (kósmos noetós) de las IDEAS (eídos) o FORMAS.
Esta división la expone alegóricamente en el famoso “Mito de la Caverna” (en el capítulo VII de La
República (recordar texto)): el mundo irreal de las sombras y el mundo real de la luz solar. El mundo
sensible es un mundo fugaz, dominado por un constante cambio (Heráclito); está integrado por las cosas
particulares, que, por no tener en sí su propia esencia, carecen prácticamente de realidad. En cambio, el
“Mundo inteligible” está compuesto por Ideas, que gozan de las características del Ser de Parménides,
por lo que es permanente, inmutable y verdaderamente real. Las Ideas no son cosas que se puedan ver;
sólo la inteligencia las ve. Por eso se llaman "Ideas", etimológicamente "visiones", en el sentido de algo
que se ve o descubre.
MUNDO INTELIGIBLE (cosmos noetós) MUNDO SENSIBLE (cosmos aisthetós)
LAS IDEAS LAS COSAS
Las ideas son eternas: ni se generan ni se destruyen. La idea Las cosas son finitas: están sujetas a generación y
de cuadrado es la misma ahora y siempre. LO IDEAL destrucción. Nacen y mueren. LO MATERIAL
Las ideas son inmutables: no cambian con el tiempo. Las cosas son mutables: se transforman con el tiempo.
LO PERMANENTE. LO CAMBIANTE.
Las ideas son inteligibles: se conocen a través del Las cosas son ininteligibles por sí mismas. Sólo conocemos
pensamiento (intelecto o razón) y no con los sentidos. de ellas lo que los sentidos nos muestran, pero necesitamos
LO INTELIGIBLE. de los conceptos para decir algo de las cosas. LO
SENSIBLE.
Las ideas son universales: incluyen todos los objetos que Las cosas son particulares: cada cosa es lo que es y no otra
pertenecen a un tipo de cosas. Son formas únicas de algo cosa. Las cosas particulares no permiten extraer
múltiple y son necesarias. LO UNIVERSAL Y conclusiones generales. LO PARTICULAR Y
NECESARIO CONTINGENTE
Las ideas son modelos independientes. Las cosas sensibles con copias, imitaciones imperfectas
REALIDADES PERFECTAS de las Ideas. Dependen de las Ideas. IMPERFECTAS

4.3.INFLUENCIAS.
En la exposición de la teoría de las Ideas podemos apreciar numerosas influencias de filósofos anteriores
a Platón. De Heráclito toma la noción de mundo sensible sometido a cambio permanente. De Pitágoras
hereda la importancia que concede a la geometría, hasta el punto de poner como inscripción en la entrada
de la Academia: "No entre aquí nadie que no sepa geometría" y proponer a los entes matemáticos como
intermediarios en nuestro camino hacia las Ideas. También hereda la concepción pitagórica del alma
como inmortal e independiente del cuerpo (veremos en el apartado de Antropología).
De Sócrates asimila gran parte de sus doctrinas (definiciones, intelectualismo moral...), y a él le dedica
casi todos sus diálogos. La influencia de Parménides se aprecia en todas sus teorías sobre las Ideas y la
realidad del ser. Y otras muchas ideas platónicas surgieron a propósito de la confrontación entre las tesis
de Heráclito y las de Parménides.
La teoría de las ideas podría ser entendida como un intento de conciliar las ideas básicas, pero opuestas,
de los principales filósofos anteriores: Protágoras afirmó que todo conocimiento es relativo y que no
existen verdades absolutas. Sócrates sostuvo que podemos hallar definiciones universalmente válidas y
comprensibles. Heráclito afirmó que las cosas, tal como nos muestran los sentidos, están en continua
transformación, en constante fluir. No es posible la ciencia. Parménides define un ser totalmente opuesto
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al de Heráclito. La vía de la verdad y de la razón establecen que el ser es inmóvil, uno, eterno... y que,
por tanto, los sentidos nos engañan. Desde este punto de vista podemos decir que Platón representa la
primera síntesis filosófica en la historia del pensamiento, al intentar una mediación entre el
pensamiento de Heráclito y el de Parménides. Esto le lleva a sostener, por un lado, que existen conceptos
estables, realidades permanentes, al mismo tiempo que, por otro lado, existen también las cosas mutables
y efímeras que nos muestra el conocimiento sensible. En definitiva, postula la existencia de una doble
realidad (el mundo de las ideas y el mundo sensible) y dos formas de conocimiento (el conocimiento
sensible y el intelectual o racional).
4.4.LA RELACIÓN DEL MUNDO DE LAS IDEAS Y EL MUNDO SENSIBLE.
En Timeo, Platón nos ofrece un relato en el que explica de forma muy gráfica la relación existente entre
los dos mundos: el mito del demiurgo.
Al principio de los tiempos y desde toda la eternidad existían el ámbito inteligible (mundo de las Ideas),
la materia informe (sumida en el caos) y el Demiurgo (moldeador del Universo material a partir de la
materia informe preexistente). El Demiurgo se apiada de la materia informe y caótica y la moldea a
imagen y semejanza de las Ideas perfectas e inmutables del ámbito inteligible. Que el Demiurgo se
apiade del caos material inicial introduce una motivación moral en la creación del Universo físico: es la
bondad del hacedor la que le empuja a actuar y crear el ámbito sensible. Debido a que la copia siempre
es más imperfecta que el original, las cosas físicas, que son copias de las Ideas que sirven como modelo
de aquellas, son imperfectas, mutables, corruptibles, temporales... Aunque la copia en sí misma sea
imperfecta, el Demiurgo trata de hacerla lo más parecida posible a su modelo arquetípico (la realidad
inteligible, la Idea) y por ello la materia pasa de ser un caos informe a estar dotada de alma y racionalidad,
aunque de forma limitada. Por eso el ámbito sensible tiene coherencia (aunque no se corresponda con la
Verdad absoluta que pertenece al ámbito inteligible): si el Demiurgo se hubiese limitado a hacer una
copia absolutamente imperfecta de todo, el mundo físico sería un caos ininteligible (que la copia sea más
imperfecta que el original no implica que sea imperfecta en todo su ser).
Así pues, el mundo sensible es una copia imperfecta y desvaída del mundo inteligible, modelo eterno.
Es una participación (méthesis) o imitación (mímesis) del mundo ideal1. Las cosas participan de las
Ideas, las imitan. Las cosas concretas del mundo sensible son meros reflejos, imágenes ( eídola, eikón)
o semejanzas (omoiómata) de las Ideas, son sombras (phliaría) o apariencias (phainómena).
El mundo de las ideas está ordenado: Platón en los diálogos de madurez, insiste en que también en el
mundo de las ideas existe una jerarquía (no todas las ideas son igual de “importantes”, hay distintas
“categorías”). Platón utiliza la analogía de una estructura piramidal para explicarlo. Las ideas se
disponen de forma que unas están subordinadas a otras y en la cúspide de esta jerarquía se encontraría
la idea de BIEN.

1
Participación: las acciones son justas porque participan de la idea de justicia. Un caballo lo es porque participa de la idea de caballo. Sin
embargo el concepto de participación acarrea problemas. En primer lugar, no puede ocurrir que esta participación sea física, es decir, la
idea de “caballo” no puede estar dentro del “caballo” a modo de esencia ya que hay múltiples caballos pero sólo hay una idea de caballo.
Tampoco puede estar una pequeña parte de ella, ya que las ideas son indivisibles. Participación hay que entenderlo como una metáfora
para señalar que las ideas y las cosas sensibles se relacionan; de la misma forma que los objetos visibles participan de la luz solar sin que
esta pierda su unidad.

Imitación: El otro concepto que Platón utilizó para señalar la relación entre las cosas y las ideas es el de imitación. Las cosas son, por así
decirlo, una imitación imperfecta de las ideas. Se relacionan de la misma forma que se relacionan las copias con relación al modelo. El
problema es que entonces todas las cosas bajas y corruptas de este mundo (lodo, uñas, pelo...) deberían tener su correspondiente idea, lo
que niega Platón pues, supondría introducir la imperfección en el mundo inteligible.

(En los diálogos de vejez, fundamentalmente en el Parménides, el mismo Platón puso en tela de juicio la Teoría de las Ideas, puesto que
los problemas de relación entre los dos mundos no fueron resueltos de forma satisfactoria)

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1. Idea de Bien
2. Otras ideas morales (Justicia, Virtud, etc.)
3. Ideas estéticas (especialmente la de Belleza)
4. Ideas matemáticas, Ideas de Multiplicidad, Unidad, Identidad, Diferencia.
5. Ideas de cosas naturales y artificiales (Idea de Ser Humano, Idea de árbol, etc.)
La razón de esta jerarquía es evidentemente práctica, tiene un sentido moral y político; si todas las ideas
tuvieran el mismo valor ¿qué criterio tendríamos que seguir en nuestras vidas públicas y privadas? Platón
plantea una jerarquía moral y ontológica entre las ideas, por eso unas ideas valen más que otras y por
eso también nosotros a la hora de juzgar en nuestra vida real, lo hacemos conforme a una jerarquía.
Además las ideas están relacionas entre sí. Unas ideas están relacionadas con otras. Por ejemplo, la
idea de caballo se relaciona con la idea de animal, cuerpo, mamífero, herbívoro. De hecho, la idea de
Animal incluiría la de mamífero y ésta a su vez la de herbívoro que incluye por último la de caballo.
Platón, en El Sofista, denomina SIMPLOKÉ a la red de relaciones entre las ideas.
El filósofo aspira a conocer estas “relaciones lógicas y necesarias” que hay entre las ideas. Ese es el
conocimiento verdadero que Platón busca. A ese conocimiento objetivo le llama sabiduría (SOFÍA) y a
quien aspira a ella: filósofo = amante de la verdad (FILO - SOFOS).
4.5 IDEA DE BIEN
¿Qué entiende Platón por “Bien”? Esta es posiblemente una de las preguntas acerca de la filosofía de
Platón más difíciles de contestar ya que el mismo Platón no dejó demasiadas pistas al respecto. Pensaba
que era una idea tan elevada y tan difícil de conocer que requiere años de dedicación a la filosofía, que
sólo los individuos más excelentes pueden alcanzar su conocimiento. Los griegos utilizaban una misma
expresión para referirse al bien y a la belleza (Kalós). Cuando algo “es lo que tiene que ser”, entonces
“está bien” y esta corrección le confiere proporción, es decir, belleza. Podemos llamar “bello” a un
instrumento o cosa, pero también a una persona por su carácter o a una polis por ser justa. En resumen,
el bien de cada cosa consiste en “ser lo que debe ser” y el bien en general es el principio que hace que
cada cosa sea lo que tiene que ser (lo que podemos llamar el principio del ORDEN). Alcanzar el Bien
implica conocer la auténtica verdad de todo lo que existe. Y quien conoce el bien lo practica, lo aplica
en su vida privada y en lo público.
En el libro VI de La República, nos explica Platón esta idea a través del SIMIL DEL SOL. Al igual que
el Sol es causa de la luz que permite a la vista ver las cosas visibles y al propio Sol, la Idea de Bien es la
causa de la verdad que "ilumina" a las Ideas y a la inteligencia (noûs) del alma para que ésta conozca a
las Ideas y al propio Bien. Puesto que el Bien es causa del conocimiento, no puede ser él mismo conocido
mediante una simple definición, sino que es algo más elevado en cuanto a naturaleza y dignidad. Por
ejemplo, igual que el Sol es causa de la génesis, el crecimiento y la nutrición o desarrollo de los seres
sensibles, así la Idea de Bien es también causa del ser y la existencia de las Ideas, luego es algo más que
conocimiento: es el impulso para el conocimiento y la justificación del conocimiento, y es la causa o el
principio supremo al que aluden todas las Ideas, porque provienen de ella y a ella tienden. Lo que viene
a expresar con sus comparaciones (habla del Sol como "vástago" del Bien o término análogo) es que no
sólo el conocimiento filosófico carecería de sentido y dirección sin la Idea última a la que tiende ese
Bien que suele situarse en la cúspide de la pirámide de las Ideas; sino que la Realidad ordenada, el
Cosmos que se expresa en la trama de las Ideas, carecería de sentido final sin captar su entrelazo
(symploké) con la Idea de Bien.

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5. ANTROPOLOGÍA.
El dualismo ontológico platónico implica un dualismo antropológico. Así como en el mundo hay dos
regiones también el ser humano está divido (alma y cuerpo). El ser humano es un ser del mundo sensible.
Por tener un cuerpo material participa del mundo físico. ¿Cómo puede conocer el mundo inteligible? Al
poseer un alma racional e inmortal participa también del mundo inteligible de las ideas.
Platón tuvo siempre un concepto elevadísimo del alma, entidad inmaterial, distinta, superior y
contrapuesta al cuerpo. Es el principio del movimiento y de la vida de éste. Cuerpo y alma no sólo son
realidades distintas, sino también contrarias: el alma es simple e inmortal, mientras que el cuerpo es un
conglomerado de muchos elementos, que se disuelven en la muerte. Lo propio del alma es el
pensamiento, por el que se pone en relación con las entidades inteligibles, a diferencia del cuerpo al que
corresponde la sensación. La causa de la unión alma y cuerpo, o encarnación, fue un pecado (Platón no
dice en qué consistió), en castigo del cual es condenada a descender a la tierra y a ser encarnada
sucesivamente en cuerpos materiales, hasta que logra su purificación o expiación completa de sus
pecados. Este fenómeno de las sucesivas reencarnaciones de las almas recibe el nombre de
“transmigración” (palinguenesía) e implica la concepción del cuerpo como tumba o cárcel del alma
(sóma-séma). Esta concepción del alma la toma Platón de los órficos y los pitagóricos. Los presocráticos
fueron materialistas. Para ellos el ser humano era un cuerpo animado por un alma (principio de vida)
también material. La única excepción fueron los pitagóricos, y en ellos parece inspirarse Platón.
La doctrina platónica sobre el alma es bastante fluctuante y recurre con frecuencia a mitos o a
explicaciones simplemente probables. En Fedro nos describe el alma a través del Mito del carro alado.
Se compara al alma con un carro de dos caballos alados conducido por un auriga. Éste representa el
aspecto racional del ser humano, los dos caballos, uno bueno el ímpetu, el coraje, el otro malo, rebelde,
el deseo. El auriga debe imponer su dirección a los caballos, dirigirles correctamente hacia el mundo
divino de las Ideas, pero la conducción es difícil y los seres humanos que viven muy apegados a lo
terrenal son incapaces de remontar el vuelo hacia ese universo celeste. Las "alas" de los caballos crecen
con el conocimiento que se adquiere de las Ideas, ya que depende de éste el que seamos capaces de obrar
virtuosamente. Su robustez depende del modo de vida que se haya llevado mientras uno ha estado
encarnado: si se ha dedicado al conocimiento y a la práctica de la virtud o no.

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Si el alma es similar a las Ideas y éstas son indivisibles no sería correcto hablar de partes del alma. Es
por ello mejor hablar de aspectos. En línea con el mito del carro alado Platón distingue tres con sus
características y virtudes correspondientes:
a) Alma racional (virtud propia: SABIDURÍA y PRUDENCIA). Es la parte más notable del alma, la
que es propiamente inmortal, y mediante la cual obtenemos el conocimiento más elevado y la vida justa
y buena. Se identifica con la razón y es la que faculta al hombre la consecución del bien y la justicia.
Según Platón está situada en el cerebro. En el mito corresponde al auriga.
b) Alma irascible (virtud propia. LA FORTALEZA). Aquí se encuentra el valor y la voluntad. En el
mito citado corresponde al caballo bueno, que se deja conducir por el auriga. Platón la sitúa en el pecho.
c) Alma concupiscible (virtud propia: LA TEMPLANZA). Es la parte del alma más “pegada” al
cuerpo, donde se sitúan el placer, el ansia de riquezas, etc. Situada en el hígado (abdomen), no es
inmortal, y perece al morir el cuerpo. En ese mito, Platón la identifica con el caballo malo, que se resiste
a las órdenes del auriga.
En Timeo, el alma racional ha sido creada directamente por el Demiurgo (Hacedor, explicado
anteriormente) con los mismos elementos que el Alma del Mundo. Se afirma así su inmortalidad y su
carácter "divino", es decir, su similitud con el Mundo de las Ideas (lo que le da la posibilidad de
conocerlas). La inmortalidad del alma es una de las doctrinas fundamentales de Platón, y constituyó una
novedad filosófica. Platón dedica su diálogo Fedón a hacer la demostración. Sin embargo, él mismo
reconoce que sus argumentos no son sino probables y que no disipan todas las dudas. Lo mismo sucede
con la doctrina de las reencarnaciones sucesivas del alma. En cuanto al cuerpo humano, Platón mantiene
una concepción bastante peyorativa: el cuerpo es un estorbo para el alma, la arrastra con sus pasiones y
le impide la contemplación de las Ideas. Por eso, lo mejor que le puede pasar al filósofo es morir, y la
filosofía no es sino una "preparación para la muerte". En Timeo el cuerpo, en cambio, es concebido
menos peyorativamente, y Platón afirma que puede estar en perfecta armonía con el alma.

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

6. EPISTEMOLOGÍA. EL SABER Y LOS GRADOS DE CONOCIMIENTO.


¿Cómo podemos llegar a conocer las Ideas? ¿Cómo llega el filósofo a conocer las Ideas? La posibilidad
de este conocimiento se basa en tres aspectos esenciales de la teoría de las Ideas que hemos señalado
anteriormente: a)Las cosas imitan o participan de las Ideas; b)El alma - que es inmaterial o espiritual- es
una realidad intermedia entre las cosas y las Ideas; c)Las Ideas están jerarquizadas, de tal manera que
las de rango inferior "participan" de las superiores, y todas ellas de la Idea del Bien (por ejemplo, las
Ideas matemáticas participan de las Ideas estéticas: son "bellas"). Tal será el fundamento de la teoría
platónica del conocimiento.
6.1. LAS FORMAS DE ACCEDER A LAS IDEAS son tres: reminiscencia o anamnesis, la dialéctica
y el amor.
6.1.1. La reminiscencia o anamnesis.
Según Platón, conocer es recordar (anámnesis). Esto supone que el alma tuvo que conocer las Ideas en
una existencia anterior "separada" del cuerpo y que dado que las cosas "imitan" a las Ideas, el
conocimiento sensible sirve como ocasión para el recuerdo. En el alma de todo ser humano hay ciertas
ideas innatas que el alma adquirió al contemplar el mundo de las Ideas, antes de unirse al cuerpo (y que
olvidó en esa unión). Al tener impresiones sensibles de los objetos del mundo físico (que son copias de
las Ideas) el alma recuerda aquellas ideas olvidadas.
6.1.2. La dialéctica.
La teoría de la reminiscencia desaparece de los diálogos platónicos posteriores. ¿Fue abandonada por
Platón? Sea lo que fuere, toda la atención se concentra ahora en la dialéctica, la cual en los primeros
diálogos no es sino el método socrático de preguntas y respuestas. Pero a partir de la República
experimenta una notable transformación: se convierte en el procedimiento por el que el filósofo accede
al "mundo inteligible" y conoce cómo las Ideas se encuentran relacionadas entre sí. Al final del libro VI
de la República Platón explica con cierto detalle en qué consiste la dialéctica, estableciendo la diferencia
radical entre el modo como proceden el matemático y el dialéctico. Las matemáticas emplean un método
discursivo descendente: parten de una hipótesis y deducen conclusiones, ayudándose de imágenes
visibles (dibujos de figuras geométricas). En cambio, la dialéctica emplea un método discursivo
ascendente: las hipótesis son - y ése es su sentido etimológico: "peldaños" (algo su-puesto, "puesto-
debajo")- aquello en lo que el dialéctico se apoya para "llegar a un principio no hipotético". Y para ello
no recurre en absoluto a imágenes. Parte de una Idea y asciende hasta la Idea suprema. Ello supone que
el Mundo de las Ideas se encuentra jerarquizado, y que la Idea suprema es el primer "principio" cuyo
conocimiento hace verdaderamente inteligibles las demás Ideas. En la República esta Idea es la Idea del
Bien (la cual es, así, "el sol del mundo inteligible"). Finalmente, el dialéctico emprende el camino
inverso: desciende desde la Idea suprema encadenando con ella todas las demás Ideas. De este modo, el
dialéctico consigue establecer la comunicación y la trabazón entre las Ideas, adquiriendo una "visión
sinóptica" del Mundo inteligible.
En realidad, Platón no nos dice cómo se llega a conocer las Ideas. Únicamente dice que el alma tiene
capacidad para ello, y que se trata únicamente de "aprender a mirar en la buena dirección". Y que como
hay que prepararse para una ascensión, las matemáticas son el "preludio de la melodía que hay que
aprender". En efecto, "dan un fuerte impulso hacia la región superior", ya que arrancan del mundo del
devenir e introducen en la contemplación de objetos inteligibles. Sin embargo, el matemático todavía
está atado a las imágenes sensibles. Abandonarlas y penetrar en el mundo de las Ideas, ésa es la tarea del
dialéctico, es decir, del filósofo.

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

6.1.3. El amor.
El amor (eros) platónico es también un proceso ascendente. Platón le dedica dos bellos diálogos:
Banquete y Fedro. El amor es considerado por Platón una vía privilegiada de acceso al mundo de las
Ideas. Sería una especia de “dialéctica emocional”, en la medida en que, por medio del amor, también
nos vemos involucrados (de un modo emocional o experiencial) en un proceso abstractivo similar al que
ejecuta la dialéctica. El amor, en su expresión más alta, consiste para Platón en una idealización o
“desmaterialización” del objeto amado: lo que comienza como una mera atracción física (en el mundo
sensible) puede terminar llevándonos hasta la Idea suprema. El proceso podría ser descrito del siguiente
modo: se comienza amando un cuerpo bello, de ahí se pasa al amor por la belleza del alma de la persona
amada. A partir de aquí se ama todas las almas bellas, hasta llegar a la Idea de belleza, y de ésta a la Idea
suprema. El amor sería una forma de ir ascendiendo por diversos grados o escalones, desde lo concreto
hasta lo más abstracto, pudiéndose llegar incluso a la Idea de Bien. Así queda reservada una vía
emocional y experiencial, un modo de acceso a las Ideas para aquellos que quizás no pueden conocerlas
de un modo intelectual.
En Fedro desarrolla el mismo tema en el contexto mítico de la representación del alma como un ser
alado, y con referencia directa a la reminiscencia. El alma que ha caído a la tierra, ha olvidado todo y ha
perdido sus alas; pero "viendo la hermosura de este mundo, y acordándose de la verdad, toma alas y, una
vez alada, desea emprender el vuelo". Nada tiene de extraño, entonces, que Platón diga que "el amor es
filósofo".
6.2. GRADOS DEL CONOCIMIENTO.
Dado que existe la VERDAD (las ideas eternas) Platón distingue entre aquellos que poseen dicho
conocimiento y los que no lo poseen; no vale lo mismo la opinión de un no experto que el conocimiento
de un sabio. (Recordemos la crítica de Platón a la democracia y al relativismo de los sofistas). Así pues,
se dan distintos grados de conocimiento que se corresponden con la “categoría” del objeto o realidad
conocida. Si orientamos nuestro interés hacia los objetos sensibles tendremos una OPINIÓN o DOXA
sobre este tipo de entidades. Ahora bien, si dirigimos nuestra alma hacia lo inteligible alcanzaremos el
CONOCIMIENTO o EPISTEME. El conocimiento sensible no plantea demasiados problemas; es tan
fácil como abrir los ojos y ver el mundo que nos rodea. El conocimiento inteligible, es decir, el
conocimiento de ideas, es otra cosa. Para explicar los grados de conocimiento utiliza el Símil de la línea.
Imaginemos una línea dividida en dos partes iguales y estas dos, a su vez, en otras dos, con lo que
tendremos cuatro partes que representan cuatro tipos de conocimiento y se corresponden con cuatro
clases de objetos.

En clara correspondencia con los dos niveles de realidad, Platón defiende la existencia de dos niveles o
grados distintos de conocimiento: El conocimiento propiamente dicho, denominado conocimiento
científico (la episteme) y la opinión (la doxa).
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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

LA OPINIÓN O DOXA representa un nivel inferior de conocimiento. Tiene por objeto el mundo de las
cosas sensibles, materiales y cambiantes, que tan sólo son simples copias de las Ideas. Se trata de un
conocimiento relativo, superficial y aparente, poco fiable, vinculado a los sentidos y a las apariencias
sensibles. Además es cambiante. Se divide en:
1. EIKASÍA (rumores, conjeturas, imaginación): es el conocimiento de los reflejos y de las sombras en
el interior de la caverna. Es el conocimiento más precario de todos. Representa el saber de la masa que no
accede a la realidad de las cosas y que se deja manipular. Eikasía consiste en aquellos conocimientos que
tenemos simplemente porque así nos los han transmitido; los aceptamos como válidos y los usamos como
guías de nuestras vidas.
2. PISTIS (creencias). Es el conocimiento directo de las cosas de este mundo. En el mito de la caverna se
corresponde con el saber sobre los objetos que sostienen los porteadores. ¿En quién está pensando Platón?
En los filósofos de la fysis, por ejemplo. Los físicos intentan estudiar de manera directa su objeto, sin
intermediarios, sin dejarse manipular, pero sin tener en cuenta que el verdadero conocimiento no proviene
del conocimiento de la naturaleza.
CONOCIMIENTO CIENTÍFICO O EPISTEME representa el nivel superior del conocimiento y nos
muestra la auténtica verdad, pues versa acerca de lo auténticamente real, es decir, de las Ideas. A diferencia
de la simple opinión, la episteme es infalible, universalmente válido, objetivo, no cambiante y se funda
en la inteligencia, no en los sentidos. Dependiendo del objeto de conocimiento podemos hablar de:
3. DIANOIA (pensamiento discursivo). La dianoia es el conocimiento de las matemáticas. Todo buen
filósofo, antes que enfrentarse al desarrollo de la dialéctica a través de la cual llegará al conocimiento de
las ideas más altas: la Justicia, la Amistad, la Belleza y por último el Bien, debe ejercitarse en el dominio
de las matemáticas. Recordemos la inscripción de la puerta de su Academia: “que no entre aquí quién no
sepa geometría”.
4. NOESIS (inteligencia, dialéctica). Por último, mediante la dialéctica conocemos las realidades más
elevadas, LAS IDEAS del mundo inteligible, las esencias de todas las cosas. Sólo las realidades que
conocemos a través de la dialéctica son “conocimiento firme y verdadero”.

7.ÉTICA.EL PROBLEMA DEL OBRAR PRIVADO.


Según Platón, “todos los hombres aspiran a la felicidad”, que constituye el bien supremo. ¿En qué consiste
la felicidad? Platón no acepta la teoría hedonista que pone la felicidad en el placer sensible (hedoné), ya
que éste es efímero y solo puede considerarse como bien particular de la parte menos propia del hombre:
el cuerpo. Una vida totalmente entregada al placer sensible no podría llamarse humana, sino animal,
porque el ser humano, además de cuerpo material, también y sobre todo, es alma racional. La suprema
felicidad resulta de la práctica de la virtud más elevada, que es la SABIDURÍA (sophía). La sabiduría
consiste en la contemplación intelectual de la verdadera realidad, las Ideas. Viene a identificarse con la
filosofía. El cultivo de la filosofía va desprendiendo al alma del estorbo del cuerpo, la va sacando de la
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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

“cárcel”, y la prepara para el retorno al estado feliz primitivo de contemplación del mundo ideal. En este
sentido, la filosofía se presenta como preparación para la muerte (del cuerpo, del apetito); y el sabio, el
filósofo, es el modelo de ser humano.
Por otro lado, la sabiduría es el fundamento de la vida moral, porque es conocimiento de las Ideas (sobre
todo de la Idea de Bien), las cuales constituyen las normas trascendentes de la conducta humana, el criterio
para distinguir el bien del mal. Sin la sabiduría sería imposible ser virtuoso (intelectualismo socrático).
Platón distingue cuatro virtudes fundamentales, relacionadas con los diferentes aspectos del alma: La
sabiduría (sophía): es la virtud de la razón que nos indica lo que debemos hacer. La valentía (andreía):
es la virtud del ánimo, que ayuda a la razón a vencer al apetito. La moderación (sophrosýne): es la virtud
del apetito que refrena los deseos del placer. La justicia (dikaiosýne): consiste en la armonía resultante
de la presencia de las otras tres.
8. POLÍTICA. EL OBRAR PÚBLICO.
Como hemos dicho, Platón es, ante todo, un pensador político; su teoría política se expone sobre todo en
la República, importante diálogo en el que diseña un Estado ideal y cuyo tema central es la justicia, la
justicia en el individuo y en la polis. Pero como la justicia es una cualidad tanto de la polis como del
individuo, es necesario conocer la estructura de los dos, a fin de poder determinar cuándo son justos y en
qué consiste verdaderamente la justicia. La estructura del ser humano (cuerpo y alma –con sus tres
aspectos-) ya la vimos en el apartado de antropología. Veamos ahora la estructura del a polis.
8.1. LA ESTRUCTURA DE LA POLIS. TRES CLASES SOCIALES.
La polis ideal que diseña Platón se estructura en tres clases sociales: la de los productores, la de los
guerreros o militares y la de los gobernantes, de acuerdo con los tres tipos de funciones necesarias para
su existencia (economía, defensa y gobierno).
PRODUCTORES: Esta clase social integra un conjunto de oficios y ocupaciones que componen la base
económica de la polis, la cual surge como respuesta a la incapacidad de cada individuo para satisfacer por
sí mismo las propias necesidades. Se corresponde con aquel tipo de persona donde domina el aspecto
concupiscible del alma.
GUERREROS: Constituyen un ejército profesional. Es la clase social dedicada al mantenimiento de la
convivencia social y a la defensa de la polis. Sus miembros habrán de ser escogidos entre aquellos
ciudadanos que posean aptitudes especiales para ello (fuerza, rapidez, valentía, amor a la verdad) y habrán
de ser educados y entrenados cuidadosamente con vistas a la función que deberán desempeñar. Se
corresponde con aquel tipo de persona donde domina el aspecto irascible del alma.
GOBERNANTES: Constituyen un grupo reducido de ciudadanos. Proceden de los guardianes perfectos
y son los árbitros absolutos de la vida política. La única justificación válida para ser gobernante es la de
ser más sabio; esto requiere una selección de entre los mejor dotados, entre los 20 y 30 años se les somete
a una formación científica muy especial. Al final de su formación llegan a ser filósofos casi perfectos. En
su tarea ponen como fundamento del Estado, la Verdad y el Bien. Se corresponde con aquel tipo de
persona donde domina el aspecto racional del alma.
La ciudad ideal tiene carácter ético: ha de ser una ciudad justa donde los ciudadanos sean virtuosos. Platón
establece una clara correlación entre el alma y el Estado: "En el alma de cada uno hay las mismas clases
que en la ciudad, y en el mismo número". La estructura de la ciudad se encuentra reflejada en el alma (y
viceversa). Es decir, cada estamento de la ciudad se corresponde con una parte del alma, y a cada uno de
ellos le corresponde la misma virtud (que está de acuerdo con su función en la ciudad):

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

Mito del Carro alado Partes del alma Función Ubicación Virtud Clase social

Auriga Racional Conocimiento cabeza prudencia Gobernantes:


(sophia) Filósofo rey

Caballo bueno Irascible Impulsos pecho fortaleza Guardianes y


nobles (andreia) guerreros
Caballo malo Concupiscible Placeres abdomen moderación Productores:
corporales (sophrosyne) agricultores y
artesanos
La ciudad ideal platónica es gobernada, pues, por una aristocracia, pero una aristocracia de la virtud y el
saber, no de la sangre. Los gobernantes no serán conducidos por la ambición personal y el derecho del
más fuerte - como pretendían algunos sofistas- , sino que se inspirarán en la contemplación del orden
inmutable de las Ideas. Platón pensaba, por tanto, que "el saber otorga el poder", pero que éste debe ser
ejercido con justicia, no en beneficio propio, sino en el de la ciudad.
La República entra en una detallada descripción de cómo debe ser la ciudad ideal. Los aspectos
fundamentales - que expresan las condiciones de posibilidad de la ciudad ideal son los siguientes:
a) La educación es, desde luego, lo más importante. El Estado platónico es, ante todo, un "Estado
educador", aunque Platón no prevé educación ninguna para el estamento inferior.
b) Eugenesia: "que los mejores se acoplen con las mejores lo más posible, y los peores al contrario".
c) Abolición de la familia y de la propiedad privada (comunismo) en los dos estamentos superiores,
como medios para garantizar la igualdad y la concordia entre todos.
d) Igualdad de las mujeres, ya que "no existe en la administración de la ciudad ninguna función que sea
propia de la mujer como mujer, ni del varón como varón, sino que las dotes naturales están diseminadas
indistintamente en unos y otros"
8.2. LA EDUCACIÓN.
Platón concede una importancia decisiva a la educación en el destino de los individuos y de la sociedad,
ya que una educación adecuada es el mejor instrumento para promover la justicia tanto en el alma como
en la sociedad. Por ser un instrumento tan importante, la educación debe ser tarea fundamental del Estado.
Platón rechaza el modelo ateniense, que dejaba la responsabilidad de la educación en manos de la familia
y de los particulares, inclinándose más bien por el modelo espartano de educación estatal, idéntica para
hombres y mujeres.
Tal como aparece delineado en la República, el proceso educativo se desarrolla en dos etapas. La primera
de ellas, la de la educación elemental, abarca la infancia y la juventud, y está orientada a la preparación
de los guerreros; mientras que la segunda, la educación superior, se extiende desde la mayoría de edad
hasta la madurez, desde los veinte años hasta los treinta y cinco, y tiene como objetivo la formación de
los que llegarán a ser gobernantes.
La educación elemental se lleva a cabo mediante la gimnasia (orientada al desarrollo del cuerpo) y la
música (similar a lo que hoy serían las humanidades, orientada a formar el alma, el carácter). Se trata de
formar ciudadanos capaces de desempeñar adecuadamente la función de militares, función para la que es
importante tanto la condición física como el desarrollo del ánimo y de las virtudes como valentía, fuerza
de voluntad, etc. La mayoría de los que superan esta etapa son destinados a guardianes. Algunos de ellos,
los mejores, pasan a la etapa siguiente, a la educación superior o educación de los gobernantes. El plan de
estudios de esta etapa incluye matemáticas y dialéctica o filosofía.

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

El estudio de las matemáticas dura diez años, de los 20 a los 30, y durante ellos el alma se ejercita en el
razonamiento puro, alejándose de los sentidos y de los seres físicos cambiantes, objetos de opinión. De
este modo constituye un entrenamiento intelectual para ascender al difícil saber de las Ideas. Aquellos que
superen este estadio de la enseñanza superior pasan a estudiar la dialéctica o filosofía, dedicándose al
estudio de las Ideas (sobre todo la Idea de Bien). Del hecho de que los filósofos sean conocedores de la
verdad, de las Ideas, se deduce que deben ser gobernantes, o los gobernantes deben ser filósofos: el
gobierno de la polis corresponde a los que saben, a los sabios, a los filósofos. El sabio platónico es, a la
vez, hombre de ciencia y hombre de Estado: EL FILÓSOFO REY.
La función de los gobernantes filósofos será mantener el orden establecido, la armonía. Han de vigilar
para que la ciudad se mantenga dentro de unos márgenes moderados de bienestar, sin dejar que se
apoderen de ella ni la riqueza ni la pobreza, que son los dos grandes enemigos de la justicia y de la unidad
de la polis. Bajo el gobierno del filósofo-rey no existen códigos de leyes que regulen la conducta de los
ciudadanos y los asuntos de la ciudad, porque las leyes son innecesarias (la educación cumple mejor que
ellas la función de descubrir la forma más conveniente de actuar de cada caso) e incluso perjudiciales (las
leyes escritas pueden obstaculizar las decisiones, siempre sabias, que en cada circunstancia hayan de
tomar los gobernantes).
8.3. ABOLICIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA Y LA FAMILIA. IGUALDAD.
Los guardianes no tendrán hacienda, vivienda, despensa…propias. Les estará prohibido acumular riquezas
y comerciar. Puesto que no poseen propiedades ni dinero, vivirán de un salario anual aportado por la clase
productora, un salario que no se distribuirá entre ellos sino que se administrará y consumirá
colectivamente. Así pues, se trata de un régimen comunista pero reservado sólo a aquellos ciudadanos que
desempeñan funciones de defensa y de gobierno de la polis, con lo que se diferenciará de los proyectos
comunistas contemporáneos, que proponen la propiedad común para todos los ciudadanos.
Este comunismo limitado tiene su razón de ser en la concepción platónica de la justicia entendida como
armonía. Permitir a los guardianes la propiedad privada traería consigo permitirles dedicarse a funciones
que no son las suyas, con lo que la degradación de la polis comenzaría precisamente con la degradación
de los guardianes, al apoderarse de éstos el ansia de riquezas.
Por otro lado, para conseguir el establecimiento y mantenimiento de la justicia debe abolirse también la
familia para los guardianes y gobernantes. Para Platón, la familia constituye un foco de individualismo
que debilita la unidad entre los guardianes, introduciendo preocupaciones particulares. Está estrechamente
vinculada a la propiedad, la cual, a su vez, está vinculada al apetito y a sus tendencias egoístas, que ponen
en peligro la armonía y la unidad, la Justicia.
Con la inexistencia de la familia y la consiguiente comunidad de mujeres e hijos, no se verá impulsado
cada cual a poseer e incrementar sus propios recursos económicos para mantener la familia y atender a la
educación de los hijos; con lo que nada impedirá que los guardianes se dediquen al cumplimiento de sus
funciones específicas y nada les empujará a enfrentarse entre sí y con la clase de los productores.
La concepción de la comunidad de mujeres e hijos se halla directamente relacionada con la incorporación
de la mujer a todas las tareas sociales en condiciones de igualdad con los varones. Platón se opone a la
discriminación de la mujer por razón de su sexo. Las mujeres han de acceder, pues, a las funciones de
guardianes en las mismas condiciones que los varones y, puesto que las funciones son las mismas, la
educación ha de ser también la misma.
8.4. LAS FORMAS DE GOBIERNO.
Platón consideraba que el devenir histórico de los Estados conduce necesariamente a su degradación. Las
diferentes formas de gobierno van degenerando unos en otros. La Aristocracia (de aristós: mejor; crateo:
mandar) es el gobierno de los "mejores", tanto si manda uno como varios (incluiría la monarquía). Es la

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

forma mejor de gobierno. Pero más tarde o más temprano acaba degenerando dando origen a la
Timocracia (de timé: honor) que es el gobierno de los que tienen cierta renta y honor, no mandan los
mejores sino los más ambiciosos. Están hechos más para la guerra que para el buen gobierno. Esto les
lleva a acumular riquezas, lo que hace que, finalmente, sólo les presten atención a éstas, y degenere así en
una oligarquía. En la Oligarquía (de oligós: pocos) mandan los explotadores, los ricos, los que están a la
caza de puestos. Se mueven por la codicia. Los ricos tienden a acaparar cada vez más riqueza, con lo que
habrá cada vez más pobres, los cuales se sublevarán y establecerán la democracia. La Democracia (de
Demos: pueblo) es el gobierno del pueblo. Predomina la libertad sobre todo en el hablar; no hay una
autoridad rígida que domine a los demás; todos son iguales. Platón, que es enemigo de la democracia, dice
que es la perversión del orden. Los más ricos conspiran constantemente contra la democracia porque los
pobres exigen el reparto de los bienes. Para acabar con esta situación de caos, aparece alguien que se erige
en defensor del pueblo, dando origen así a la tiranía. La Tiranía es el gobierno de un individuo en cuyas
manos el pueblo depositó el poder para que ponga orden pero, una vez en el poder, utiliza la fuerza para
someter a los ciudadanos como si fuesen esclavos. Es la degradación de la política, la peor forma de
gobierno.
Platón consideraba que el devenir histórico de los Estados conduce necesariamente a su degradación.
Aunque comparte con Protágoras la idea de que es el Estado quien a través de la educación y las leyes
puede hacer mejorar al ciudadano, opina de forma diametralmente opuesta a la hora de considerar la
evolución política de las formas de gobierno (Protágoras es demócrata y considera que la sociedad
progresa cada vez más hacia su perfeccionamiento).
Platón fue el creador del primer ensayo de teoría política de amplias proporciones que conocemos. Se
inscribe, sin duda, en un movimiento más extenso de crítica a la democracia (Isócrates, Jenofonte,
Aristófanes); pero hay que tener en cuenta que la democracia ateniense (por su especial estructura, muy
diversa de las democracias contemporáneas) era particularmente susceptible de manipulaciones. El
proyecto político de Platón va directamente dirigido contra la doctrina relativista de los sofistas, y pretende
escapar a la temporalidad: el modelo del Estado (como, el modelo del cosmos) se encuentra inscrito en el
cielo eterno e inmutable de las Ideas.
8.5. DEL SABIO A LAS LEYES.
El pensamiento político de Platón no termina en la República, aun cuando ésta sea su obra más
significativa al respecto. Durante los años que siguieron a la redacción de la República y hasta su muerte,
Platón continuó ocupándose de política, interesado en llevar a la práctica sus ideas. El resultado de este
proceso es una evolución en sus planteamientos hacia posturas más realistas. En las Leyes (obra última y
más voluminosa, aunque incompleta, de Platón) suavizó sus opiniones, una vez que la experiencia le había
demostrado que el gobernante auténticamente sabio no existe, sustituyó el gobierno del filósofo-rey por
el de Las Leyes, por el sometimiento estricto de los gobernantes al ordenamiento jurídico. No obstante,
Platón no renunció nunca a importantes principios, como los de que a la razón corresponde gobernar (las
leyes son la expresión de la razón), el fin propio del gobierno y de la legislación es hacer mejores a los
ciudadanos, la justicia en la polis y en el alma consiste en la armonía y en la unidad de las partes, la justicia
es condición indispensable para la felicidad.
9. COSMOLOGÍA.
De la cosmología sólo se ocupó Platón al final de su vida, en el Timeo. Dice Platón que un artífice divino,
el Demiurgo fue la causa activa e inteligente que formó el mundo de las cosas (inspirado quizás en el
Nous de Anaxágoras). El Demiurgo se limitó a ordenar la materia en el espacio, siguiendo el modelo de
las Ideas eternas. Según Platón, el Demiurgo quiso que todas las cosas fueran buenas, e hizo el mundo
más bello y mejor posible, actuando conforme a un fin, un plan que explica por qué el mundo es así y no
de otra manera. Platón se opone en esto a las explicaciones mecanicistas de los presocráticos y adopta una
explicación teleológica.

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Filosofía Antigua

El cosmos que describe Platón es un gigantesco ser vivo, divino, que envuelve y encierra a todos los seres
vivos visibles. Dado que es un ser vivo, el Cosmos posee un alma (formada por el Demiurgo) que da
movimiento a todo, y que se identifica con el cielo. El cosmos tiene una figura perfecta: es esférico; tiene
a la tierra en el centro; alrededor están las esferas de los planetas, y todo rodeado por la esfera de las
estrellas fijas, a las que Platón -recogiendo ideas de una religión astral- considera como "dioses". Todo,
en conjunto, responde a proporciones numéricas y armonías musicales.
Platón hace una reinterpretación matemática de la teoría de los cuatro elementos de Empédocles. Al fuego
le corresponde un tetraedro; a la tierra, el cubo; el octaedro equivale al aire; y el icosaedro al agua. En el
Timeo puede advertirse una fuerte influencia pitagórica pues Platón considera que el Demiurgo ha
ordenado el cosmos siguiendo una armonía matemática. Esta creencia platónica de que tras las apariencias
en la naturaleza se esconden leyes matemáticas será muy influyente en la revolución científica del s. XVI.
¿Vigencia de Platón?
La importancia de Platón en su tiempo fue inmensa, y su influencia posterior ha llevado a autores como
Whitehead a decir frases como ésta: “La filosofía occidental no es sino notas a pie de página de los
diálogos de Platón”. No se trata sólo de que Platón recogiera toda la problemática filosófica que le precede
(especialmente el problema de Heráclito y Parménides) y la vez afrontara muchos de los problemas de su
tiempo (especialmente la crítica al poder político), sino que, al hacer todo esto, Platón sentó las bases
teóricas de toda la filosofía posterior.
Puede que su planteamiento político parezca hoy superado. Para algunos autores el modelo platónico es
una formulación de una dictadura, así Karl Popper en su obra La sociedad abierta y sus enemigos de
1945, critica de manera muy severa la influencia de Platón, entre otros, en el pensamiento político de los
totalitarismos. Nuestras sociedades liberales actuales, en las que el individuo prima sobre la sociedad,
parecen estar muy alejadas de las polis griegas, donde es la sociedad la que predomina sobre el individuo.
Sin embargo, aún podemos rescatar otros aspectos del pensamiento platónico como la crítica a la ineptitud
política o la excesiva manipulación que se da en la democracia. Además, muchas de sus propuestas éticas
siguen siendo discutidas y aplicadas. Su afán de encontrar definiciones universales puso sobre la mesa
uno de los temas filosóficos más recurrentes a lo largo de la historia: el problema de las esencias. La
respuesta platónica “tradicional” volverá a aparecer en autores como San Agustín o, de un modo distinto,
en el idealismo alemán. En la actualidad, por poner otro ejemplo, se sigue discutiendo la vigencia del
platonismo en lógica y en matemáticas. Todo esto hace que Platón haya sido uno de los autores más
influyentes de toda la historia de la filosofía, y que aún muchos de sus textos sigan siendo objeto de
revisión y nuevas investigaciones, pues nos ayudan tanto a comprender nuestro presente como a
interrogarlo.
En El mito de la caverna, Platón nos propone una solución para el conocimiento: romper las cadenas y
dejarse llevar por el filósofo-rey, que ha conocido la realidad y que nos puede guiar hacia el conocimiento
de la auténtica realidad, las ideas. Platón plantea un sistema educativo y político en el que los más
preparados son los encargados de educar y gobernar al pueblo, porque ellos conocen “la verdad”. En
nuestra sociedad, la globalización y la expansión de las nuevas tecnologías, a la vez que han demostrado
ser un gran avance para el acceso al conocimiento y la evolución de la educación, han traído como
consecuencia la difuminación de la verdad, han provocado un relativismo importante a la hora de saber
situar el conocimiento. En Platón se podía salir de la caverna porque existía un lugar fuera de la caverna
donde todo se podía contemplar de manera nítida. Con las nuevas tecnologías la caverna se ha hecho
mucho más grande y profunda. El uso de Internet a nivel global ha provocado que la información sea
instantánea y plural, volátil e inestable. La realidad, a través de las nuevas tecnologías, es multiforme y
cambiante, y cada vez nos encontramos más asentados en esta inmensa caverna dentro del mundo de la
opinión (doxa).

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