Biologia

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PLATÓN.

TEMA 2

1. DATOS BIOGRÁFICOS DE INTERÉS. LAS OBRAS Y


SU CRONOLOGÍA.
Nació en Atenas, en el seno de una familia aristocrática, en el año 427 a.C. En su
juventud quiso dedicarse a la política, pero seguramente el proceso y condena de Sócrates
le hicieron cambiar de opinión y no se dedicó a ella de forma activa, sino de forma teórica.
Cuando tenía veinte años conoció a Sócrates y fue su discípulo incondicional.
Fundó la Academia en Atenas, la cual puede ser considerada como la primera
universidad europea, porque sus estudios no se limitaban a los filosóficos propiamente
dichos, sino que abarcaban una gran cantidad de disciplinas, tales como las matemáticas, la
astronomía y las ciencias físicas. Aunque es cierto que Platón trataba de formar políticos y
gobernantes, su método no consistía en enseñar solamente cosas que pudieran tener
aplicación práctica e inmediata, como la retórica, sino en fomentar el amor desinteresado a
la ciencia. El político así formado no será un oportunista, sino que actuará de acuerdo con
convicciones fundadas en verdades eternas e inmutables. Uno de sus discípulos en la
Academia fue Aristóteles.
Viajó en tres ocasiones a Siracusa, donde vivió en la corte. Murió en Atenas en el
año 348 a.C.

Existen importantes problemas en cuanto a la datación de los escritos


platónicos, sobretodo, debido a que Platón hace escasas referencias a hechos históricos. Sin
embargo, siguiendo a D. Ross, los diálogos platónicos más importantes se pueden dividir
en cuatro periodos:

a) Periodo socrático: En estos escritos refleja el pensamiento y la personalidad de


Sócrates. La apología de Sócrates, Critón, Laques, Cármides y Eutifrón..

b) Periodo de transición: Se refleja el pensamiento pesimista sobre el hombre. Se


Tratan temas como la belleza y los mitos. Se critica a los sofistas y comienzan las teorías
sobre el conocimiento.: Hipias, Gorgias, Crátilo y El Banquete.

c) Periodo de madurez: Se desarrollan las famosas Teoría de las Ideas, la


organización del Estado y la dialéctica: Fedón, Fedro y La República.

d) Periodo de vejez: Repasa Platón algunas de sus teorías y las corrige o explica:
Filebo, Teeteto,Parménides, El Sofista, El Timeo, Cartas y Las leyes.

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Las preguntas que Platón se plantea en sus diálogos responden a tres problemas
fundamentales:

Metafísica: ¿Cuál es la esencia de las cosas? Las realidades sensibles ¿son reales,
o son copia de la auténtica realidad? ¿Dónde está la verdadera realidad? ¿Está capacitado el
hombre para conocerla? ¿Qué tipo de conocimiento es el verdadero? ¿Por qué?
Antropología: ¿En qué consiste la esencia del hombre? ¿Es inmortal? ¿Cuál es su
comportamiento ético, su virtud?
Política: ¿Cómo debería ser la sociedad? ¿Cuál debe ser la organización del Estado?
¿Tiene alguna relación el estado con el hombre individual?

2. CONTEXTO CULTURAL Y FILOSÓFICO DE LA


FILOSOFÍA PLATÓNICA.

A lo largo del siglo V la ciudad hegemónica en el mundo griego es Atenas,


teniendo como rival a Esparta. La figura de Pericles había dominado la democracia
ateniense desde el 462 hasta el 429, año en que muere. Sus reformas consiguieron el poder
para el pueblo soberano, tuvo escasa oposición, la mayoría le seguía, y su política siguió la
línea hacia la democracia directa emprendida por otros políticos.
La asamblea de ciudadanos es soberana, todos pueden participar en ella, de tal
manera que la Grecia clásica ignora el sistema representativo: el ejercicio de la soberanía es
directo.
Este siglo V asiste al máximo desarrollo de la cultura a todos los niveles, durante su
transcurso viven Gorgias, Protágoras, Sócrates, Demócrito; coetáneos de Platón, quien nace
y vive su juventud el último tercio de siglo. Se construye el Partenón y Fidias esculpe sus
esculturas; los historiadores Tucídides y Heródoto y los dramaturgos Esquilo, Sófocles y
Eurípides, desarrollan su obra. La cultura ateniense llega a su apogeo durante este siglo.
Las obras de Platón y Aristóteles llegaron en el siglo siguiente, pero fueron consecuencia
del clima intelectual de la Atenas del siglo V a.C.

El 431 estalla la guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta, que duró hasta el
404 a. C., y en la cual participaron casi todos los estados griegos, como aliados de uno u
otro bando. La juventud de Platón viene a coincidir con esta guerra (nació en el 427).
Esparta salió victoriosa, pero ambas partes quedaron tan agotadas por la lucha que ninguna
se recuperó nunca por completo. Atenas perdió su hegemonía.
Tras la derrota, los aristócratas instauran la Tiranía de los Treinta, apoyados por los
espartanos y encabezada por familiares de Platón, acabando con los derechos democráticos.
Esta fase desemboca en una guerra civil tras la que se reinstaura la democracia.

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A pesar de este sistema democrático, la ciudad griega se basa en gran parte sobre el
trabajo de los esclavos, que no son maltratados, pero carecen de todos los derechos de los
ciudadanos libres (25% de la población). Muchos ciudadanos libres viven en la ociosidad.
Esto explica que el ciudadano de Atenas se dedique sobre todo a la vida pública. Atenas se
convirtió en el centro de la cultura y de la filosofía y no es difícil imaginar a Sócrates en
algún banquete o en la calle charlando y discutiendo.
La casa queda para la mujer, que no sale casi nunca y permanece marginada. Salvo
algunas excepciones como Hiparquia de Maronea, Areta de Cirene y Aspasia de Mileto,
que, sin embargo, no han trascendido históricamente.

Pero con las libertades democráticas también empezaron a extenderse las teorías
relativistas y escépticas de los sofistas, que Platón rechazaba de plano. Además, fue
precisamente este régimen democrático el que condenó injustamente a su maestro Sócrates.
Por todos estos motivos, Platón mantuvo siempre una actitud muy crítica hacia la
democracia, que le parecía un sistema inadecuado de gobierno. Uno de los objetivos más
importantes de la filosofía platónica consiste precisamente, en aclarar cómo debería ser una
sociedad justa y adecuada.

De hecho, Platón trató de poner en práctica su modelo político ideal asesorando al


tirano de la importante ciudad de Siracusa. Sin embargo, tras haberlo intentado
infructuosamente en tres ocasiones, se vio obligado a renunciar a su propósito, por lo que
decidió dedicarse plenamente al estudio y la enseñanza en la Academia.

Los últimos años de la vida de Platón coinciden con la progresiva pérdida de


relevancia política de Atenas. La ciudad siguió gobernándose bajo un sistema democrático
hasta su derrota por Macedonia a mediados del siglo IV, cuando Filipo II (padre de
Alejandro Magno) acaba con la autonomía de las polis. Pero se trata de una democracia
personalista e individualista, con abundantes casos de corrupción y querellas personales.

En cuanto a las influencias filosóficas en Platón, podemos destacar las


siguientes:
-Protágoras y el resto de los sofistas: habían afirmado la relatividad del
conocimiento. Todo es relativo, no puede haber nada fijo ni universal.
-Heráclito: La realidad está en permanente cambio, en un constante fluir, todo es
mutable (exageración sofística).
-Parménides: Lo que da constancia y seguridad, lo único, es el Ser. Ser y pensar
son lo mismo. La realidad es el Ser, estático e inamovible.
-Sócrates: Es necesario un concepto estable que haga posible la definición universal
y el entendimiento entre los hombres.

Platón rechazará el relativismo sofístico y seguirá a su maestro Sócrates en la


afirmación de la existencia de conceptos universales. Por otra parte, realizará la primera
síntesis de la Filosofía entre Heráclito y Parménides. Se vio obligado a afirmar los
conceptos estables y las realidades permanentes, al mismo tiempo que las realidades
cambiantes que nos ofrece el mundo sensitivo. En definitiva, debe existir una doble

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realidad (el mundo de las Ideas y el mundo sensible), y en consecuencia, un doble
conocimiento (el sensitivo y el racional).
Su teoría ontológica será criticada por su discípulo Aristóteles, quien intentara
fundir las Ideas con la realidad material en su teoría hilemórfica. Aristóteles criticará la
transcendencia de las Ideas y el hecho de que sean esencias a distancia.

3. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

3.1. LOS PELIGROS DEL RELATIVISMO

Al igual que su maestro Sócrates, Platón se opuso a las teorías relativistas y


escépticas defendidas por los sofistas. El relativismo considera que no existen realidades
absolutas, puesto que la verdad depende del punto de vista desde el que se mira. De acuerdo
con los sofistas, el significado que damos a valores como el bien o la justicia varía según el
momento y el lugar. Por eso las costumbres, normas y opiniones son tan distintas en cada
pueblo y en cada época histórica.
Sin embargo, tanto Sócrates como Platón creían que las teorías relativistas eran
falsas y, además, peligrosas. Los relativistas afirmaban que las cosas son tal y como las
percibimos, pero olvidaban la importante diferencia que hay entre la apariencia y la
realidad.
A menudo las apariencias son engañosas, y en muchas ocasiones nuestras opiniones son
incorrectas. Si queremos conocer la verdadera realidad, tenemos que intentar ir más allá de
nuestras creencias personales y de nuestras percepciones sensibles (experiencias)
particulares, dejando atrás lo que las cosas parecen para descubrir lo que realmente son.
Por eso Platón, al igual que Sócrates, estaba convencido de existía una realidad verdadera
que era independiente de nuestro punto de vista.

Sin embargo, alcanzar la auténtica realidad no resulta nada fácil. La tarea de la


filosofía consiste, precisamente, en ayudarnos a encontrar ese camino en busca de la verdad

3.2. EL CONOCIMIENTO NO ES LA REALIDAD SENSIBLE.

Sócrates tenía la convicción de que la conducta ética se ha de basar en el


conocimiento y, asimismo, la de que este conocimiento que sirva de base a la acción deber
ser un conocimiento de valores eternos, no sujetos a las variables y cambiantes impresiones
de los sentidos o de la opinión subjetiva, sino idénticos para todos los hombres.
Platón heredó de su maestro esta convicción de que es posible el conocimiento.
entendiendo por tal un conocimiento objetivo y universalmente válido. Pero la
investigación de Platón no solo se ocupa de la moral, sino que también abarca temas como
la naturaleza, el conocimiento o el ser humano.

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Cuando nos referimos a las cuestiones éticas y buscamos las definiciones nos damos
cuenta de que estas versan sobre conceptos universales: Por ejemplo, cuando hablamos y
pensamos, nos parece que hay algunas cosas que son "buenas", "justas", "bellas" y, por
tanto, tienen que existir el Bien, la Justicia, la Belleza, en sí mismas, al margen de las cosas
concretas que vemos, sentimos o pensamos y que nos sirven de referencia para calificar a
las cosas (Por ejemplo: si afirmo que una acción concreta, o una ley concreta, o una persona
concreta es “justa”, tengo que saber qué es la Justicia).
Si nos referimos al conocimiento de las cosas que percibimos, mediante los
sentidos, al ser múltiples y cambiantes (Por ejemplo, la diversidad flores que podamos
observar) tenemos que tener un concepto o definición fijo y estable, que nos sirva para
referirnos a todas ellas.
Además, si tratamos de objetos abstractos, como los matemáticos, si intentamos
representar gráficamente una figura geométrica usando un lápiz o una tiza, enseguida
comprobaremos que nos resulta imposible dibujarla con total exactitud.

(Por ejemplo, el cuadrado que todos nos representamos en el pensamiento es un polígono


perfecto, cuyos ángulos son completamente rectos y cuyos lados tienen todos justamente el
mismo tamaño. En cambio, el cuadrado que trazamos sobre el papel o en la pizarra siempre
será un dibujo imperfecto y deficiente, con líneas desiguales y ángulos solo rectos de forma
aproximada, aunque en su elaboración hayamos empleado escuadra y cartabón).

Así, que ¿cómo es posible que todos sepamos en qué consiste la justicia, o una flor
o el cuadrado perfecto?

*******Platón creía que este enigma solo podía resolverse reconociendo la existencia de
dos ámbitos distintos de la realidad. Por un lado, está el mundo sensible, formado por las
cosas y cuyo conocimiento varía según el sujeto. Y, por el otro, está el mundo inteligible,
compuesto por las ESENCIAS a las que llama IDEAS y que son estables, permanentes e
independientes.

El mundo sensible está compuesto por todas las cosas que vemos y tocamos. Este
es el mundo sensible, material, que percibimos con los sentidos y que está formado por
cosas particulares que son imperfectas, cambiantes y perecederas.
Pero también existe un mundo e integrado por las esencias. Se trata del mundo
inteligible, compuesto por realidades inmateriales que no se pueden captar con los sentidos,
sino únicamente mediante la razón. A diferencia de las cosas, las esencias o Ideas son
universales, perfectas, únicas, eternas e inmutables.
Este es el mundo al que pertenecen realidades como, por ejemplo, las figuras geométricas
perfectas, los números o los conceptos abstractos como el Bien, la Justicia o la Belleza.

Platón acepta la teoría de Heráclito de que todo cambia, deviene, respecto de los
objetos de la percepción sensible. Según Platón, los objetos sensibles no son los objetos
propios del conocimiento ni pueden serlo, porque sólo hay conocimiento de lo que es, de lo
estable y lo permanente, y de los objetos sensibles no se puede decir que "son", sino que
devienen.

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3.3. EL VERDADERO CONOCIMIENTO:

Así, pues, el conocimiento verdadero tiene que ser infalible y de lo que


verdaderamente es.

Por tanto, afirma que a todo nombre común le corresponde una entidad única a la que
se hace referencia en todos los usos del nombre. Esto es la esencia o Idea La definición
filosófica de las realidades nos conduce, pues, a una esencia que puede abarcar todos los
casos, posibles y efectivos, de la realidad considerada.

(Por ejemplo: cada vez que utilizamos un nombre común: esta casa, aquel árbol, ese
cuadrado… para saber lo que son, tenemos que conocer su esencia o Idea. Tenemos que
saber qué significa ser un árbol, cuál es su esencia, que lo hace ser lo que es. Que es lo
mismo que conocer la Idea o concepto universal al que hago referencia en cada caso
particular)

***** De todo esto Platón concluyó que deben existir esas esencias a las que nos referimos
en las definiciones. Es decir, además de las cosas, existen según Platón lo que él denominó
Ideas o Universales. Estas Ideas no son simplemente conceptos (al contrario de la
opinión que nosotros tenemos de ellas, ya que consideramos las ideas como conceptos
subjetivos de la mente), son REALIDADES que existen con independencia de las cosas.
Que son trascendentes a las cosas, pero que las hace ser lo que son. Cada Idea es única,
eterna, inmutable e inalterable (como el Ser de Parménides) y sólo se captan por la
inteligencia; se trata de realidades inteligibles, no sensibles, no captadas por los
sentidos, sino por la RAZÓN.

Para referirse a las esencias trascendentes que integran el mundo inteligible, Platón
empleó los términos idea y eidos. Estas palabras significan en griego ‘forma’ o ‘figura’.
Por eso, la propuesta platónica que distingue el mundo de las esencias del mundo sensible
suele denominarse Teoría de las Ideas o Teoría de las Formas.
La teoría de las Ideas es una DOCTRINA ONTOLÓGICA O METAFÍSICA
DUALISTA, puesto que describe cuáles son las realidades que verdaderamente existen Y
porque distingue dos ámbitos diferentes de la realidad, que son el mundo sensible y el
mundo inteligible.

Estas Ideas aparecen como la verdad de las cosas, como su esencia. Se trata de
verdades que el alma de todos los hombres posee de forma INNATA. Estas verdades
innatas pueden ponerse de manifiesto tan pronto como, en vez de seguir apegados al mundo
sensible, realizamos el esfuerzo de desprendernos de él y vivimos una vida de
contemplación, de reflexión racional.

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3.4. LA GNOSEOLOGÍA O CONOCIMIENTO: LA DIALÉCTICA.

La teoría gnoseológica de Platón está íntimamente ligada a su propuesta metafísica.


Según Platón, la existencia de dos mundos diferentes explica que también dos maneras
muy distintas de conocer: DUALISMO EPISTEMOLÓGICO.

Por un lado, está el mundo sensible, que puede captarse a través de los sentidos,
pero que al ser imperfecto y cambiante no se corresponde con la verdadera realidad. Por
otro lado, está el mundo de las Ideas, que constituye la auténtica realidad perfecta y eterna,
a la que únicamente puede llegarse mediante la razón.
De acuerdo con Platón, estas dos formas de conocimiento son completamente
distintas. Todo lo que captamos mediante los sentidos es cambiante e imperfecto. De
manera que el conocimiento sensible no es un saber de lo verdadero, sino solo de lo
aparente. Por eso, Platón llama opinión, doxa en griego, a este tipo de saber falible e
incompleto.
El conocimiento de las Ideas, en cambio, es un saber verdadero, ya que \as Ideas
nunca cambian y siempre permanecen inalterables. Este es el tipo de conocimiento que
Platón denominaba ciencia, episteme en griego y que solo se puede alcanzar si vamos más
allá de nuestros sentidos y nos servimos de la razón.

Sí queremos ir más allá del conocimiento engañoso que nos proporcionan los
sentidos y aspiramos a alcanzar el verdadero conocimiento de las Ideas, debemos estar
dispuestos a comprometernos en un arduo y prolongado esfuerzo personal.
Para realizar esta ascensión debemos confiar en nuestra razón, pero resultará muy
difícil que podamos completarla solos. Si queremos tener éxito, necesitaremos la ayuda de
alguien que ya conozca las Ideas y que pueda mostrarnos el camino hacia ellas mediante el
diálogo. Por eso, Platón llamaba ascensión dialéctica a este largo y complejo proceso.

***** El desarrollo de la mente humana a lo largo de su camino desde la ignorancia hasta


el conocimiento, atraviesa dos campos principales el de la doxa (opinión) y el de la
episteme (conocimiento). Solamente este último puede recibir propiamente el nombre de
saber. La diferencia entre estas dos funciones del pensamiento, se basa en una
diferenciación entre los objetos que trata cada una. La doxa versa sobre "imágenes"
(objetos físicos), mientras que la episteme versa sobre los originales o "arquetipos" (Ideas).

De esta manera, Platón al duplicar el mundo, realiza una duplicación de la ontología


(estudio del ser) y la epistemología (conocimiento).

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El proceso de conocimiento o proceso dialéctico, consiste en ir “ascendiendo” de las
apariencias al conocimiento para llegar a la auténtica realidad.

La doxa tiene dos grados:

a) Eikasía o Imaginación y conjetura, que tiene por objeto las imágenes o los
productos de la fantasía.
b) Pistis o creencia: certeza perceptual que tiene por objeto las cosas materiales.

La episteme tiene también dos grados:

a) Dianoia: Razón discursiva o reflexión, cuyo objeto son las entidades


matemáticas. A estas las denomina Platón " intermediarios", porque ocupan un lugar
intermedio entre las cosas sensibles y las ideas. Se diferencian de las cosas sensibles porque
son eternas e inmutables; y se diferencian de las Ideas porque hay muchas que son
semejantes, mientras que la idea es única en cada caso.
b) Noesis o inteligencia pura o Razón filosófica, cuyo objeto son las Ideas. El
hombre, mediante la inteligencia pura procede a base de las Ideas mismas, esto es,
mediante el razonamiento abstracto. Es una actividad propia del alma que es capaz de llegar
a conocer las Ideas, a contemplar el mundo de las Ideas.

****Platón ofreció una imagen simbólica de la ascensión dialéctica en la célebre alegoría o


Mito de la caverna, incluida en el libro VII de La República. Este relato también ilustra el
dualismo metafísico de Platón, así como su diferenciación entre la doxa y la episteme.
También lo explica Platón mediante la Alegoría de la línea.

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EPISTEMOLOGÍA ONTOLOGÍA
EPISTEME Noesis: Intuición pura o razón filosófica → Ideas
(Ciencia o (intuición intelectual) (Mito: Las cosas reales, sol)
conocimiento)
Mundo inteligible
(Mito: fuera de la Dianoia: Conocimiento matemático→ “intermediarios”
caverna) (Razón discursiva, deducción lógica) (Mito: reflejos en el agua, astros)

DOXA Pistis: Percepción del mundo material. Experiencia.


(Opinión) (Creencia) (Mito: figuras transportadas)
Mundo sensible
(Interior de la
caverna) Eikasia: Imaginación o conjetura.
(Personajes mitológicos y ficciones) (Mito: sombras)

3.5. LA RELACIÓN ENTRE LAS IDEAS Y LAS COSAS

La distinción platónica entre el mundo sensible y el mundo inteligible deja abierta


una importante cuestión: cuál es la relación que hay entre estos dos ámbitos de la realidad?
¿Existe algún vínculo entre las cosas y las Ideas?

Para comprender la conexión que Platón establecía entre estos dos mundos, puede
ser útil analizar algún caso concreto. Por ejemplo, en todas las cosas bellas que existen a
nuestro alrededor. Se trata de un conjunto muy variada de personas, acciones y cosas que
nos parecen hermosas. Lo que tienen en común es que en todas ellas, en mayor o menor
medida, se hace presente la Belleza. Sin embargo, la Belleza en sí misma no pertenece al
mundo sensible, sino que es una esencia del mundo inteligible. ¿Cómo es posible, entonces,
que aparezca en las cosas que vemos y tocamos?

Platón creía que esta cuestión solo podía aclararse suponiendo que todo lo que es
bello participa, de alguna manera, en la Idea de Belleza. Las cosas hermosas son bellas
porque en ellas se hace presente, aunque sea solo de forma parcial e imperfecta, la esencia
eterna e inmutable de la belleza. Así pues, la relación entre las cosas y las Ideas puede
entenderse como una participación (methexis, en griego).

La teoría de la participación afirma que las Ideas actúan como modelos eternos e
inmutables de las cosas, que a su vez son lo que son porque participan de aquella Idea de la
cual proceden. Las cosas del mundo sensible proceden de una Idea a la que tratan de imitar
aunque solo lo consigan parcialmente. De hecho, Platón creía que todos los objetos del

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mundo sensible intentan parecerse lo más posible a las Ideas de las cuales participan, pese a
que nunca terminen de lograrlo.

De esta manera, las Ideas no son solo el arquetipo, modelo o paradigma del cual
proceden las cosas, sino que también son el ideal al que estas se esfuerzan por acercarse.
Para explicar esta tensión dinámica entre las Ideas y las cosas que tienden a ellas, Platón
solía referirse a la relación entre un amante y su amado. Al igual que el amor nos mueve a
perfeccionarnos para acercarnos lo más posible a lo que amamos, del mismo modo, las
cosas se esfuerzan por parecerse e imitar de la mejor manera que pueden a las Ideas.

La teoría de la participación tiene una consecuencia: si las cosas son copias


imperfectas de las Ideas que les sirven de modelo, las Ideas son más importantes que las
cosas y anteriores a ellas. Por tanto, el mundo inteligible es superior al mundo sensible y,
por ese motivo, también es más auténtico y más verdadero.

Pero, esta teoría no resuelve un problema del que Platón era consciente y que
Aristóteles se encargó de recordarle: si las Ideas son trascendentes a las cosas y existen en
un mundo aparte de estas, ¿cómo se puede establecer esa relación de participación?

3.6. LA JERARQUÍA DE LAS IDEAS

Pero si una cosa es en tanto que participa de una idea, habrá tantas ideas como
clases de cosas, siendo entonces cada Idea el “modelo" de cualquier cosa de su
correspondiente clase. Pero entonces las Ideas se multiplican hasta el vértigo, porque no se
deberán limitar sólo a la Justicia o a la Virtud, sino también a ideas como de hombre y
fuego, e incluso a cosas vulgares como suciedad y pelos.

Esto llevó a Platón a establecer lo que se denominó Jerarquía de las Ideas. Según
Platón, no todas las Ideas tienen el mismo valor: hay Ideas subordinadas a otras, Ideas
inferiores que dependen de otras superiores, las cuales les sirven de soporte y fundamento.
Y estas superiores, a su vez, dependen de otras más elevadas hasta llegar a la cumbre de la
pirámide que es "la Idea de las Ideas", de la que dependen todas las demás. Del Bien
dimana todo, incluso la Belleza y la Justicia, que son las ideas inmediatamente inferiores a
la del Bien. Además, cumple una función epistemológica; Platón compara el Bien con el
Sol (mito de la caverna y pasaje del Sol), es como la luz que nos hace todo visible y
comprensible.

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3.7. DEMIURGO: PRINCIPIO DE ORDENACIÓN.

Todavía queda por explicar cómo vienen de hecho a la existencia las cosas
particulares sensibles. En el Timeo, Platón describe al Demiurgo (artesano) como aquel que
da forma geométrica a la materia caótica, poniendo en orden lo desordenado, tomando
como modelo para construir el mundo, el reino inteligible de las Ideas.
Conviene recordar que la idea de que el universo haya podido crearse de la nada (como
afirma nuestra actual teoría del Big Bang) era algo inconcebible para los griegos. Platón
compartía con los demás filósofos antiguos la creencia en la eternidad del mundo.

Sin embargo, pensaba que el cosmos no siempre había sido una realidad similar a la
que ahora vemos. Según Platón, en un principio solo existía una materia caótica, imperfecta
e informe. Si hoy vemos un mundo múltiple, diverso y ordenado es porque las cosas que
actualmente existen a nuestro alrededor fueron modeladas por una especie de dios, un
artesano sabio y bueno al que Platón llama el Demiurgo.

Platón explica la "creación" de manera que parece que no la concebía como


creación en el tiempo. Su explicación es más bien un análisis por el que la estructura
organizada del mundo material, obra de una causa racional, es distinguida del caos
"primigenio".

3.8. REMINISCENCIA O RECUERDO.

La última cuestión de la Teoría de las Ideas o teoría del conocimiento platónica, es


la de cómo se llega al conocimiento de las Ideas: Los hombres no vienen al mundo ni
crecen con un conocimiento claro de las ideas o esencias universales: ¿cómo pueden
entonces juzgar a las cosas particulares comparándolas con el modelo universal? La
respuesta de Platón es que el alma preexistía a su unión con el cuerpo, y en su estado de
preexistencia adquirió el conocimiento de las Ideas. El aprender, el conocimiento sería, por
consiguiente, un proceso de recordación, de reminiscencia (anámnesis), en el que las
cosas particulares de cada esencia actuarían como recordatorios de las esencias o Ideas
anteriormente contempladas.

La dialéctica se convierte así en proceso de recuerdo puesto que el conocimiento es


innato: debemos descubrir la verdad que nuestra alma ya posee, pero que ha
olvidado.
(Mito de Er)

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4. ANTROPOLOGÍA.
En la filosofía griega se acepta el hecho de la existencia del alma. La discusión de
los griegos en torno al alma no es sobre su existencia o no, sino la de su naturaleza.

4.1. EL HOMBRE ES UN CONJUNTO DE DOS REALIDADES DISTINTAS.

El concepto de hombre en Platón es muy rico y complejo y ha tenido una


extraordinaria influencia en la antropología occidental, sobre todo, en la cristiana.
Para este filósofo, el hombre es una especie de unidad formada por el cuerpo y el
alma. El alma es la posesión más valiosa del hombre. Así, la principal ocupación del
hombre debe consistir en que su alma llegue a la verdad. El cuerpo sería como la cárcel del
alma: es un mal por las necesidades que crea al alma (enfermedades, deseos, temores,
pasiones, etc...) que le impiden buscar la verdad. El cuerpo es una pesada carga de la que el
hombre tiene que liberarse poco a poco, de la que tiene que purificarse, para tener acceso a
la contemplación de las Ideas. El cuerpo es el que fuerza al alma a tener posesiones
materiales, a ambicionar cosas de este mundo sensible, es el que impulsa al hombre a las
guerras y a toda clase de violencias.

El alma es completamente superior al cuerpo, tiene primacía sobre él y debe


gobernarlo. El cuerpo es movido por el alma. A pesar de la influencia negativa que el
cuerpo ejerce sobre el alma, éste es capaz de regir el cuerpo y sus deseos.
¿Es posible una unión entre dos naturalezas tan distintas, una tan superior y otra de
rango tan inferior? Platón traslada su Teoría de las Ideas a la realidad del hombre y
establece un DUALISMO entre alma y cuerpo. El uno es bueno, capaz de llegar a la
verdad; el otro, malo, es el que impide llegar a la verdad del alma.

Ha abierto un abismo entre el mundo del espíritu y el mundo de los sentidos, a


semejanza del abismo que estableció entre el mundo sensible y el inteligible.

4.2. NATURALEZA TRIPARTITA DEL ALMA

En la República afirma que el alma consta de tres partes:

-Parte racional: es el puro pensar, llega al verdadero conocimiento, es de


naturaleza divina, inmortal y distingue al hombre del resto de los animales.

-Parte irascible: es la fuente de las pasiones nobles (valor, esperanza, ambición) y


aliada natural de la razón. Es mortal e inseparable del cuerpo.

-Parte concupiscible: es la fuente de las pasiones innobles que conciernen a los


deseos del cuerpo, es también mortal.

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En el Timeo Platón señala que el alma racional se encuentra situada en la cabeza, la
irascible en el pecho y la concupiscible bajo el diafragma.

Al emplear el término "parte" debe entenderse que se emplea un término metafórico


y no se debe interpretar en el sentido de que el alma tenga partes materiales extensas; sino
más bien como funciones o principios de la acción, no como partes en el sentido material.

¿Por qué afirmaba Platón que el alma es de naturaleza tripartita? Parece que pudo
tomar como punto de partida el hecho empírico de que con cierta frecuencia rivalizan
dentro del propio hombre distintos móviles de acción.

En el Fedro aparece el "Mito del carro alado", donde se muestra la célebre


comparación del elemento racional con un auriga y de las otras dos partes del alma con un
tiro de dos corceles. Uno de los corceles es bueno (alma irascible), el otro es malo (alma
concupiscible). Mientras que el buen caballo es guiado fácilmente porque acata las órdenes
del auriga, el otro caballo es indócil y tiende a obedecer las voces de la pasión sensual, por
lo que hay que castigarlo y refrenarlo con el látigo.

El principal interés de Platón con la utilización de toda esta simbología es, desde
luego, el interés ético, que consiste en insistir que el elemento racional tiene derecho a
gobernar a los otros elementos. El elemento racional del alma es el superior y debe
gobernar por ser el más afín a lo divino. Tiene una afinidad connatural con el mundo
inteligible, mundo que este elemento racional es capaz de contemplar, mientras que los
otros elementos o partes del alma están esencialmente ligados al cuerpo, es decir,
esencialmente ligados al mundo fenoménico, y como no tienen parte directa en la actividad
racional, no pueden contemplar el mundo de las Ideas.

4.4. LA TRANSMIGRACIÓN DE LAS ALMAS.

Las almas salen de las manos del Demiurgo, todas iguales eternas y atemporales, y
van a parar a algo material: cada una se encarna en un cuerpo concreto, sometido a las
coordenadas de espacio y tiempo. Esta es la primera encarnación.
Después de la muerte, el alma está peregrinando durante unos mil años, en los que
se encarna sucesivamente en varios cuerpos, eligiendo su destino. En la encarnación de un
nuevo cuerpo, se elige un género de vida, y en esta elección reside un enorme peligro para
el hombre: muchos eligen un destino que les parece radiante, y luego comprenden que es
algo terrible.
Somos nosotros los que elegimos destino, no son los dioses; ellos no tienen la culpa
de que el hombre haya elegido un destino que lo aparte de la verdad. Lo importante es que
la Razón domine lo irracional, las pasiones, los sentimientos y deseos, y así pueda en
sucesivas reencarnaciones llegar a la contemplación de la Verdad.

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5. ÉTICA.
La ética de Platón es eudemonista. El eudemonismo es una tendencia ética según la
cual la felicidad es el sumo bien. La diferencia entre las distintas éticas eudemonistas está
en cómo se consiga o qué sea la felicidad.
En Platón la ética está enfocada al logro del Bien supremo para el hombre, en
posesión del cual consiste la felicidad verdadera. El bien supremo para el hombre, según
Platón, es el desarrollo auténtico de su personalidad como ser racional y moral, el recto
cultivo de su alma, el bienestar general y armonioso de su vida.
Ante todo, la vida buena debe incluir los conocimientos del tipo más verdadero; esto
es, reconocer que este mundo no es el único, ni tampoco el mejor, sino simplemente una
pobre copia del ideal.

Según Platón, el Bien absoluto para el hombre no es otra cosa que las Ideas, en cuya
contemplación consiste la felicidad suprema. En este sentido, la virtud es otro medio para
acceder al sumo Bien.

La virtud del alma consiste en la sabiduría, la purificación y la armonía:

El que posee la sabiduría, se supone que ha llegado al conocimiento del Bien, la


Justicia y la Bellleza. Es la cumbre del alma humana, ha llegado a la plenitud.

Además, el hombre virtuoso es el que purifica su alma de todas las pasiones y se


desprende del cuerpo para tener acceso al mundo e las Ideas.

Por último, el hombre virtuoso es capaz de guardar un equilibrio perfecto


armonizando lo interno con lo externo. Es capaz de llegar a una síntesis de las virtudes
propias de cada parte del alma: la sabiduría corresponde a la parte racional, la fortaleza
que corresponde a la parte irascible, y la templanza que corresponde con la concupiscible.

Las distintas virtudes se unifican en la de la Prudencia o conocimiento de lo que es


verdaderamente bueno para el hombre y de los medios para alcanzarlo.

En general, puede decirse que Platón aceptó la identificación socrática de la


virtud con el conocimiento. La doctrina de que la virtud es conocimiento viene a ser, en
realidad, una expresión del hecho de que la bondad no es un término relativo, sino que se
remite a algo absoluto e inmutable; de lo contrario, no podría ser objeto de conocimiento.
Parece que Platón se aferró a la idea de que la virtud es conocimiento y es
enseñable, y también a la idea de que nadie opta por el mal a sabiendas y adrede:
intelectualismo moral.

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6. LA POLÍTICA.
La teoría política de Platón se desarrolla en íntima conexión con su ética.
La vida griega era esencialmente una vida comunal, vivida en el seno de la ciudad-estado
(polis), hasta el punto de que a ningún griego se le hubiese ocurrido nunca que alguien
pudiera ser un hombre perfectamente bueno y cabal, manteniéndose lejos del Estado y la
sociedad. Esto lleva implícita la doctrina de que la sociedad organizada es una institución
natural, de que el hombre es un animal social por naturaleza, doctrina que es común a
Aristóteles y Platón.

Por consiguiente, para Platón, que se interesaba en todo lo relativo a la felicidad y a


la vida verdaderamente buena para el hombre, era una necesidad imperiosa determinar la
genuina naturaleza y función del Estado. Si todos los ciudadanos fuesen hombres
moralmente malos, sería imposible asegurar la bondad del Estado e inversamente, si el
Estado fuese malo, los ciudadanos serían incapaces de vivir conforme se debe.

Hay un código moral absoluto, que rige a todos los hombres y a todos los estados.
Esto implica, que los principios de la Justicia son los mismos para el individuo que para el
Estado. Si el individuo vive su vida como miembro del Estado, y si la Justicia del uno y del
otro está determinada por la Justicia Ideal, entonces ni el individuo ni el Estado se libran
del sometimiento al código eterno de la Justicia.

Ahora bien, es totalmente evidente que ninguna constitución ni gobierno alguno de


los de la realidad encarnan el principio ideal de la Justicia; pero lo que le interesa a Platón
no era ver qué son los Estados empíricos, sino lo que el Estado debería ser, y así, en la
República se propone descubrir el Estado Ideal, a cuyo modelo todo Estado de los de la
realidad debería conformarse en la medida de lo posible.

6.1. ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. (La República)

El estado existe para servir a las necesidades de los hombres. Los hombres no son
independientes unos de otros, sino que necesitan la ayuda y cooperación de los demás para
todo lo que les hace falta en la vida. De ahí que se reúnan y asocien en el mismo lugar y
dan a esa "morada común" el nombre de Ciudad.

El fin originario de la ciudad es, pues, un fin económico y de él se sigue el principio


de la división y especialización del trabajo que se traducirá en la existencia de diferentes
clases sociales:
-Artesanos: cuya actividad propia será la productiva. Constituyen la clase social
más baja. Les está permitido poseer propiedad privada.
-Guardianes: son los hombres que defienden la ciudad y que van a la guerra en
caso de necesidad. Estos guardianes deberán ser valerosos y también filósofos, en el sentido
de que habrán de saber quiénes son los enemigos del Estado. Por tanto, habrán de
someterse a cierto proceso educativo.

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-Gobernantes: se les escogerá cuidadosamente de entre la clase de los guardianes.
No han de ser jóvenes, deben ser los mejores, inteligentes y fuertes y que procuren los
intereses públicos como idénticos a los suyos propios. Serán los elegidos para dirigir el
Estado. Tanto los guardianes como los gobernantes (elegidos entre los primeros), no han de
poseer bienes privados ni formar familias, pues el egoísmo y la rivalidad entre las familias
provocaría la desunión de la clase dirigente.

***** Ahora bien, aunque Platón afirma el origen económico del Estado, su interés se
centra enseguida sobre el problema de la Educación. El Estado no sirve simplemente para
cubrir las necesidades económicas del hombre, sino para hacerle feliz, para que el hombre
pueda desenvolverse llevando una vida recta, de acuerdo con los principios de la Justicia.
De aquí la necesidad de la educación, puesto que los miembros del Estado son seres
racionales. Mas no hay educación alguna que lo sea de veras si no es para la verdad o el
bien. Quienes rigen la vida del Estado y determinan los principios de la educación y
distribuyen las tareas dentro del Estado a sus diferentes miembros han de saber qué es lo
realmente verdadero y bueno, en otras palabras, deben ser filósofos.

De este modo, los escogidos como gobernantes serán instruidos en diversas


materias, como en matemáticas y astronomía. La instrucción matemática no se les dará
simplemente con miras a capacitarles para hacer los cálculos que todos aprenden, sino
sobre todo para capacitarlos para la aprehensión de los objetos inteligibles, para que puedan
ser guiados hacia la verdad y adquieran el espíritu de la filosofía. Mas toda esta instrucción
será meramente un preludio introductorio en la dialéctica, mediante la cual, el hombre,
partiendo del mundo sensible llega al descubrimiento del mundo de las Ideas mediante la
luz de la sola razón y sin ninguna asistencia de los sentidos, hasta que llega al fin a
contemplar el Bien absoluto y alcanza allí el límite supremo del mundo inteligible. Habrá
ascendido, pues, todos los escalones de la línea. El Bien absoluto será el modelo al que han
de atenerse en la ordenación del Estado y en la ordenación de sus propias vidas, haciendo
de la filosofía su ocupación principal. El hombre que posee el conocimiento de la Verdad es
el verdadero filósofo y el que debe dirigir el Estado.

Platón establece un perfecto paralelismo entre la justicia en el individuo y la


justicia en el Estado: si en el primer caso, la justicia consiste en que cada parte del alma se
ordene según la disposición o virtud que le es propia, la justicia en el Estado consiste en
que cada una de las tres clases de ciudadanos se atenga al cometido que le es propio.

Así, la sabiduría del Estado reside en la reducida clase de los gobernantes; la


fortaleza en los guardianes y la templanza en los artesanos. Con lo que también se establece
un paralelismo entre las virtudes propias de cada parte del alma, y las virtudes que
corresponden a las diferentes clases sociales. Lo mismo que el individuo es justo o prudente
cuando los elementos de su alma funcionan en la debida armonía y con la subordinación
propia de lo inferior a lo superior, también el Estado es justo y conforme a derecho cuando
las clases y los individuos que las componen cumplen debidamente sus cometidos.

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6.2. FORMAS DE GOBIERNO.

Para Platón existen cinco formas de gobierno. A partir de la monarquía o


aristocracia, por degeneración sucesiva, surgen las demás: timocracia, oligarquía,
democracia y tiranía:

-Aristocracia: Es el Estado perfecto (aristós: mejor; crateo: mandar). Es el gobierno


de los mejores; pero cuando las dos clases superiores se ponen de acuerdo para repartirse la
propiedad de los restantes ciudadanos y reducen a estos casi a la esclavitud, la aristocracia
se convierte en

-Timocracia: (timé: honor). Es el gobierno de los que tienen cierta renta y honor.
No mandan los mejores, sino los más ambiciosos. Están más hechos para la guerra que para
el buen gobierno. En seguida aumenta el afán de riqueza, hasta que se llega a la

-Oligarquía: (oligós: pocos). El poder político viene a depender de la riqueza de


unos pocos propietarios, que se van enriqueciendo cada vez más y empobreciendo al resto
de los ciudadanos. Hasta que los pobres expulsan a los ricos y establecen la

-Democracia: (demos: pueblo). Es el gobierno del pueblo. Predomina la libertad y


no hay autoridad rígida que domine a los demás, todos son iguales. Pero el desmedido amor
hacia la libertad, conduce por reacción a la

-Tiranía: Al principio, el cabecilla popular pide ir rodeado de guardaespeldas con


pretextos disimulados; después, y sin disimulos, da un golpe de Estado y se convierte en
tirano.
La tiranía es la degradación de la política, es la peor forma de gobierno. Es la
consecuencia de la democracia: el no saber usar la libertad obliga a que alguien coja el
poder y domine, así surge el tirano. Como observamos, Platón tiene poca fe en la
democracia: democracia y tiranía son las dos formas más degradadas de gobierno.

***** Esta clasificación de las formas de gobierno es paralela a las partes del alma: el
alma perfecta es aquella en la que sus tres partes o principios se ordenan conforme a la
disposición que les es propia, de manera que corresponde al principio racional el dominio
sobre los inferiores. El proceso de degradación del Estado comienza cuando las clases
inferiores pretenden erigirse en principios rectores. Surge así el tipo avaro, el tipo
ambicioso.

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SELECTIVIDAD:

IDENTIFICACIÓN Y EXPLICACIÓN DEL TEXTO


JUSTIFICACIÓN
RELACIÓN CON OTROS AUTORES

Pregunta 2: Identificación y explicación del texto.

El texto de Platón pertenece al libro VII de La República. En este diálogo en el que


Sócrates refleja el pensamiento platónico, se desarrolla el tema de lo que sería el Estado
ideal, de cómo debe ser el Estado para ser justo. Para ello es necesario que también lo sean
sus ciudadanos. La justicia, tema del diálogo, debe serlo en el ciudadano y en la cosa
pública. Pero solamente se alcanzará la justicia mediante la educación (siguiendo el
intelectualismo socrático, solo obrará bien quien conozca el bien) La República narra cómo
debe ser el proceso educativo de guardianes y gobernantes y, para ello, desarrolla su teoría
del conocimiento y su ontología como un proceso dialéctico de ascenso a las verdades más
importantes, al conocimineto de las Ideas.
Platón defiende un dualismo ontológico: por un lado, se afirmará la existencia del
mundo inteligible y real de las Ideas y, por otro lado, la del mundo sensible de las cosas
particulares. Del primero hay conocimiento, del segundo opinión, pues el mundo sensible,
el de las cosas materiales y corpóreas que están sujetas al cambio, al devenir y la muerte, no
puede ser objeto de ciencia.
Para Platón, por tanto, el verdadero conocimiento será el conocimiento de las Ideas,
que son las auténticas realidades, ya que son inmutables, eternas. Pero, ¿cómo llega el
hombre al verdadero conocimiento? Para ello Platón presenta la dialéctica como método
de ascenso desde lo sensible a lo inteligible, desde la ignorancia hasta el conocimiento.
Aquí, en el libro VII se desarrolla la alegoría de la caverna, en la que
compara la caverna con el mundo sensible y a los prisioneros allí encerrados a los
individuos que viven en la opinión (doxa), la ignorancia, pues solo pueden ver los objetos
del interior y sus sombras reflejadas en la pared. La salida de estos individuos al exterior y
la visión de lo que allí hay, que es comparado con el mundo inteligible, sería el ascenso
hacia el conocimiento verdadero, el de las Ideas. La visión del Sol equivaldría a la
contemplación del Bien, la Idea suprema. Como se ve, la alegoría de la caverna tiene una
interpretación ontológica y epistemológica, pero también ética y política: el ascenso hacia
el exterior es el proceso educativo al que deben someterse los gobernantes para conocer lo
bueno y lo justo y así obrar políticamente con corrección.

(A CONTINUACIÓN: DEBÉIS IDENTIFICAR LA FASE CONCRETA DEL


PROCESO DIALÉCTICO QUE APARECE EN EL FRAGMENTO)

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Pregunta 3: Justificación.

El texto pertenece al mito de la caverna, estamos en la línea ético-política, con lo


que hay que comparar el ascenso al exterior de la caverna con la educación de los
guardianes y su preparación para la vida política: el gobernante justo debe conocer el Bien,
luego hay de desarrollar el dualismo ontológico, la dialéctica y algo de la problemática de
las Ideas. También debéis hablar del alma y de la importancia de la educación y cómo
debe el gobernante ser filósofo.

(RESUMEN DEL TEMA)

Pregunta 4: Relación.

Platón había intentado solucionar el problema de la realidad y del ser partiendo de


los análisis de Parménides y Heráclito. Recordemos que había desarrollado un dualismo
ontológico en el que existe un Mundo de Ideas que recibe las características del ser
parmenídeo y que son inmateriales, eternas, inmutables, que son los modelos de la realidad
material y captables a través de la razón. El racional es el verdadero conocimiento y
únicamente puede serlo de lo permanente, lo estable, las Ideas. Frente a este ámbito
eidético, que es la auténtica realidad, se halla el mundo material, sujeto al devenir (mundo
de Heráclito), compuesto por seres materiales, mutables, sujeto a corrupción y muerte. No
es la auténtica realidad, es APARIENCIA, y la forma de acceder a él es mediante los
sentidos, que nos dan mera opinión (doxa)

Aristóteles centra sus críticas en la teoría de su maestro Platón, y procede a


desmontar el dualismo ontológico desarrollado por Platón. Platón había considerado que las
Ideas constituían la esencia de las cosas. Aristóteles no admite este carácter separado de la
esencia con respecto a las cosas particulares. La teoría de las Ideas había partido de la
búsqueda socrática para determinar y definir la esencia de las cosas (su concepto universal)
Al definir una esencia se obtiene el concepto general o universal de la misma y Platón,
partiendo de Sócrates, había dado realidad independiente y separada a dichos conceptos;
pero para Aristóteles, las Ideas no son transcendentes. Nuestro conocimiento, según
Aristóteles, ha de buscar siempre la esencia de las realidades estudiadas, esencia que hay
que concebir como algo universal y común a una clase de seres, pero que no existe
separada de los seres particulares, que son lo único existente.
Todas las críticas de Aristóteles a Platón se centran en la existencia separada de las
Ideas. Veamos algunos aspectos:

- Platón duplica innecesariamente las cosas. El mundo de las Ideas resulta


innecesario, el dualismo ontológico no resuelve nada: en lugar de explicar un mundo hay
que explicar dos. Para Aristóteles, no hay un mundo inteligible distinto del sensible.
- También critica el número infinito de Ideas que se derivan de la teoría de Platón,
mediante el argumento del tercer hombre: si dos cosas particulares son semejantes porque
ambas participan de una misma idea, entonces, para advertir la diferencia entre una cosa y

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su idea hará falta postular otra idea, y para advertir la semejanza entre esta segunda idea y
la semejanza anterior, hará falta una tercera idea y así sucesivamente.
- La doctrina de las ideas no explica la génesis ni el devenir de las cosas. Las Ideas
de Platón son conceptos que en ningún momento llegan a explicar las cosas ni su devenir.

Frente a la teoría ontológica platónica, Aristóteles desarrolla su teoría hylemórfica.


El hilemorfismo es la teoría según la cual la realidad física, el ser, es el compuesto de
materia y forma: hyle: materia y morfé: forma. Pues bien, la materia y la forma constituyen
una unidad que se llama sustancia. Unidad que es absolutamente indivisible, porque si la
dividimos deja de ser en cualquier sentido de la palabra. La forma sin, materia no es. (He
aquí la crítica de Aristóteles a Platón: no hay forma sin materia, no existen las formas puras
que postulaba Platón y que denominaba Ideas). La forma, pues, sin materia no tiene
existencia; pero, tampoco existe la materia sin la forma, tendrá al menos una forma
elementalísima. La realidad esta compuesta por seres individuales (cualquier cosa u objeto
del mundo) que son sustancias hylemórficas: NO HAY IDEAS INMUTABLES EN UN
MUNDO INTELIGIBLE.
La materia: Nunca puede existir por sí sola, sino siempre unida a otro coprincipio
sustancial, que es la forma. (P. e. el mármol, el bronce, la madera, siempre tienen una
forma, bien de estatua, bien de trozo más o menos cuadrado, etc.). En la materia siempre
hay que distinguir entre la materia primera y la materia segunda:

1) La materia primera: es algo que no es perceptible por los sentidos, sino sólo por la
inteligencia, es lo que ocupa el último lugar en la escala de las realidades; ahora bien,
tampoco es un simple concepto, es un principio físico, real, esencialmente potencial
(esto es, que no es todavía, pero que puede llegar a ser), es la absoluta indeterminación,
lo que es capaz de recibir cualquier determinación. Se puede definir como “el sustrato
básico constitutivo de todas las cosas
2) La materia segunda: es la materia física (madera, mármol, piedra, et.) y es perceptible
por los sentidos; es un compuesto ya de materia y forma. Sus maneras de manifestarse
más básica son los cuatros elementos, que son un compuesto de materia primera y
fuego, aire, tierra o agua.
La forma: Es lo que determina la materia poniéndola en acto, haciendo que aquello
indeterminado pase a ser algo determinado. Es lo que actualiza la materia.
Para Aristóteles, la forma abarca una variedad de significaciones diversas: algunas
veces designa la configuración sensible y se refiere a ella como morfé; otras veces, la forma
designa la estructura inteligible y la denomina eidos. Esta segunda significación es la que
considera Aristóteles como la auténtica forma; así ousía (esencia) aparece constantemente
empleada como sinónimo de eidos, puesto que considera que el que algo sea tal especie y
no otra, es gracias a la forma (un hombre es distinto a un perro porque su forma es distinta).
Con su noción de eidos, Aristóteles lo que hace es fundir las Formas o Ideas platónicas con
la materia en una realidad denominada sustancia, bajándolas al mundo material en forma e
compuestos hylemórficos.

(EL HYLEMORFISMO LO PODÉIS DESARROLLAR RESUMIDO)

Con respecto al conocimiento, dualismo e hylemorfismo llevan a epistemologías


distintas. Ambos coinciden que el conocimiento debe ser de lo universal, sin embargo se

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llega de maneras distintas. En Platón se adquiere el conocimiento mediante el proceso
dialéctico de desprendimiento de lo sensible para alcanzar los universales, las Ideas, que es
un proceso de reminiscencia de lo que el alma había contemplado en su preexistencia en el
Mundo de las Ideas antes de venir a pasar el ciclo de reencarnaciones. Para Aristóteles
nuestro conocimiento comienza por los sentidos y a los conceptos universales (sustancias
segundas) se llega mediante un proceso de abstracción que se queda con lo de común tienen
los entes semejantes.

A nivel antropológico también mantienen concepciones opuestas. Platón desarrolla un


dualismo antropológico en el que el cuerpo se convierte en la cárcel de un alma que padece
un ciclo de reencarnaciones y el verdadero ser del hombre lo constituye su alma racional,
inmortal, que ha de volver a su lugar natural, el ámbito inteligible. Aristóteles concibe al ser
humano como un compuesto hylemórfico más, siendo el cuerpo la materia y el alma la
forma. La unión de ambos es perfectamente natural, a través de los sentidos corporales el
alma recibe la información que le permite el conocimiento, no son dos realidades
enfrentadas y la desaparición del ser humano supone la desaparición de ambos elementos,
que lo constituyen como compuesto sustancial.
Con respecto a la ética, si la felicidad consiste para ambos en el saber, Aristóteles va a
rechazar el intelectualismo moral que Platón había heredado de Sócrates: quien conozca el
bien no obrará necesariamente bien.

TAMBIÉN PODÉIS COMPARAR A PLATÓN CON NIETZSCHE (está


ya hecho en el apartado correspondiente de Nietzsche)

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