Mateo
Mateo
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Evangelio de Mateo
de San Mateo
Género Evangelio
Nuevo Testamento
Índice
Composición y marco[editar]
Composición[editar]
Las fuentes de Mateo incluyen el Evangelio de Marcos, la «tradición compartida»
llamada Q y el material exclusivo de Mateo, llamado M. El Evangelio en sí no
especifica un autor, pero probablemente era un hombre judío, al margen entre los
valores judíos tradicionales y no tradicionales, y familiarizado con los aspectos
técnicos legales de las Escrituras que se debatían en su tiempo.
La tradición cristiana, que se remonta a Ireneo de Lyon, atribuye su autoría
a Mateo, un recaudador de impuestos a quien Jesús llamó para que le siguiera
como uno de sus apóstoles (Mateo 9:9-13). Anteriormente, Papías escribió que
«Mateo recogió los dichos en la lengua de los hebreos, traduciéndolos cada uno
como podía».2 Orígenes de Alejandría identifica a este Mateo con el publicano del
que el mismo Mateo habla en Mateo 9:9. Sin embargo, esto es rechazado por los
estudiosos modernos.3
La opinión mayoritaria entre los eruditos es que Mateo fue un producto del último
cuarto del siglo I. La mayoría4 también cree que Marcos fue el primer evangelio
que se compuso y que tanto Mateo (que incluye unos 600 de los 661 versículos de
Marcos) y Lucas se basaron en él como una fuente importante para sus obras. Sin
embargo, el autor de Mateo no simplemente copió a Marcos, sino que lo usó como
base, enfatizando el lugar de Jesús en la tradición judía e incluyendo otros detalles
no cubiertos en Marcos
Marco[editar]
El Evangelio de Mateo es una obra de la segunda generación de cristianos, para
quienes el evento definitorio fue la destrucción de Jerusalén y el Templo por los
romanos en 70 d. C., en el transcurso de la primera guerra judeo-romana (66-73 d.
C.); a partir de ese momento, lo que había comenzado con Jesús de Nazaret
como un movimiento mesiánico judío se convirtió en un fenómeno cada vez más
gentil que evolucionó con el tiempo hacia una religión separada. La comunidad a
la que pertenecía Mateo, como muchos cristianos del siglo I, todavía formaba
parte de la comunidad judía más grande: de ahí la designación judeocristiana para
describirlos. La relación de Mateo con este mundo más amplio del judaísmo sigue
siendo un tema de estudio y controversia, siendo la pregunta principal hasta qué
punto, si es que hubo alguno, la comunidad de Mateo se había separado de sus
raíces judías. Ciertamente hubo un conflicto entre el grupo de Mateo y otros
grupos judíos, y generalmente se acepta que la raíz del conflicto fue la creencia de
la comunidad de Mateo en Jesús como el Mesías e intérprete autorizado de la ley,
como alguien resucitado de entre los muertos y dotado de forma única con
autoridad divina.
El autor escribió para una comunidad de judeocristianos de habla griega ubicada
probablemente en Siria (a menudo se menciona Antioquía, la ciudad más grande
de la Siria romana y la tercera más grande del imperio). A diferencia de Marcos,
Mateo nunca se molesta en explicar las costumbres judías, ya que su audiencia
prevista era judía; a diferencia de Lucas, que remonta la ascendencia de Jesús a
Adán, padre de la raza humana, solo la remonta a Abraham, padre de los judíos;
de sus tres supuestas fuentes, solamente «M» (el material de su propia
comunidad) se refiere a una «iglesia» (ecclesia), un grupo organizado con reglas
para mantener el orden; y el contenido de «M» sugiere que esta comunidad era
estricta en guardar la Ley judía, sosteniendo que debían sobrepasar a los escribas
y a los fariseos en «justicia» (adherencia a la Ley judía). Escribiendo desde dentro
de una comunidad judeocristiana que se aleja cada vez más de los demás judíos y
se vuelve cada vez más gentil en su membresía y perspectiva, Mateo expresó en
su evangelio su visión «de una asamblea o iglesia en la que tanto judíos como
gentiles prosperarían juntos».
Datación[editar]
La mayoría de los eruditos creen que el Evangelio se compuso entre los años 80 y
90 d. C., con un rango de posibilidades entre los años 70 y 110 d. C. 56
La opinión minoritaria, sostenida por algunos eruditos como J. B. Orchand, B.
Reicke y J. A. T. Robinson, es que el Evangelio de Mateo se escribió antes del
año 70 d. C. Exponen que Mateo no da ningún detalle histórico de la destrucción
de Jerusalén, sino que toma todas las imágenes del Antiguo Testamento
(Jeremías 21; Zacarías 12; 14; Esdras 9; Salmo 79; Ezequiel 40-48; etc.).
La Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén resumieron así su
postura de una datación temprana del evangelio:
[...] ni el (Evangelio de) Mateo griego ni (el Evangelio de) Lucas dejan suponer que
la ruina de Jerusalén sea un hecho consumado [...] en cuyo caso se podría
retrasar su redacción hasta después de la ruina, hacia el año 80, por ejemplo; o tal
vez porque realmente no la conocieron, y entonces habrá que considerar ambos
libros anteriores al 70».7
John McKenzie señaló que Ireneo de Lyon fue el único entre los escritores
primitivos que sugirió una fecha de redacción. Presentó la composición
del Evangelio de Mateo como contemporánea de la predicación de Simón Pedro y
de Pablo de Tarso en Roma, es decir, antes del año 67. Este dato no puede
comprobarse. Como se señaló antes, las razones internas sugieren pero no
demuestran una fecha de composición posterior a la caída de Jerusalén en el año
70 d. C. Sin embargo, la familiaridad que el autor demuestra con las costumbres
judías palestinenses obliga a no situar este evangelio demasiado lejos, ni en el
tiempo ni en el espacio, del judaísmo palestinense antes de la rebelión judía. 8
Si este evangelio se escribió después del año 70 d. C, hay buenas razones para
pensar que se compuso fuera de Palestina. Muchos investigadores
sugieren Antioquía de Siria, una ciudad en que el cristianismo judío y el gentil se
unieron y mezclaron, y donde las cuestiones en torno a la relación entre el
evangelio y la ley fueron probablemente agudas. El material exclusivo
del Evangelio de Mateo se explica mejor suponiendo que fue tomado directamente
de las tradiciones palestinenses; ello pudo haber sido posible en Siria. 8 A esto se
suma que se considera probable que la comunidad de Mateo haya sido expulsada
del judaísmo por los rabinos de Yamnia (Iamnia/Yavne) mediante una proscripción
llamada birkat hammînîm (ca. 80 d. C.).9 Esto explicaría las duras polémicas que
aparecen en Mateo 23:1-36, que se consideran contra los rabinos de Yamnia. Si
se admite que el autor del Evangelio estaba en diálogo con la academia rabínica
de Yamnia que se estableció desde el año 75 al 90 d. C., sería razonable fechar el
evangelio entre los años 80 y 90 d. C.9
Estructura y contenido[editar]
Mateo es único entre los evangelios, alterna cinco bloques de narrativa con cinco
de discurso, marcando cada uno con la frase «Cuando Jesús terminó [...]».
Algunos eruditos consideran esto como un plan deliberado para crear un paralelo
con los primeros cinco libros del Antiguo Testamento; otros ven una estructura de
tres partes basada en la idea de Jesús como Mesías; o un conjunto de lecturas
semanales distribuidas a lo largo del año; o ningún plan en absoluto. Davies y
Allison, en su comentario ampliamente utilizado, llaman la atención sobre el uso
de «tríadas» (el evangelio agrupa las cosas de tres en tres), y R. T. France, en
otro comentario influyente, señala el movimiento geográfico de Galilea a Jerusalén
y viceversa, con las apariciones posteriores a la resurrección en Galilea como la
culminación de toda la historia.
Prólogo: genealogía, Natividad e infancia (Mateo 1-2)[editar]
Artículos principales: Genealogía de Jesús y Natividad de Jesús.
Los eventos de la última semana de Jesús ocupan un tercio del contenido de los
cuatro evangelios. Jesús entra triunfante en Jerusalén y expulsa a los cambistas
del Templo, celebra una última cena, ora para que se evite la agonía venidera
(pero concluye «si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero,
sino como tú»), y es traicionado. Es juzgado por los líderes judíos (el Sanedrín) y
ante Poncio Pilato, y Pilato se lava las manos para indicar que no asume la
responsabilidad. Jesús es crucificado como rey de los judíos, burlado por todos.
Tras su muerte hay un terremoto, el velo del Templo se rasga y los santos se
levantan de sus tumbas. María Magdalena y otra María descubren la tumba vacía,
custodiada por un ángel, y Jesús mismo les dice que les digan a los discípulos que
lo encuentren en Galilea.
Después de la resurrección, los discípulos restantes regresan a Galilea, «al monte
donde Jesús les había ordenado», donde él viene a ellos y les dice que «Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra». Él ordena la Gran Comisión: «Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas
que os he mandado». Jesús estará con ellos «hasta el fin del mundo».
Teología[editar]
Cristología[editar]
La cristología es la doctrina teológica de Cristo, «las afirmaciones y definiciones de
la humanidad y deidad de Cristo». Hay una variedad de cristologías en el Nuevo
Testamento, aunque con un solo centro: Jesús es la figura en la que Dios ha
actuado para la salvación de la humanidad.
Mateo ha tomado sus textos cristológicos clave de Marcos, pero a veces ha
cambiado las historias que encontró en Marcos, dando evidencia de sus propias
preocupaciones. El título «Hijo de David» identifica a Jesús como el Mesías
sanador y obrador de milagros de Israel (se usa exclusivamente en relación con
los milagros), y el Mesías judío es enviado solo a Israel. Como «Hijo del Hombre»,
volverá a juzgar al mundo, hecho que sus discípulos reconocen pero que sus
enemigos ignoran. Como «Hijo de Dios», se le llama Emmanuel (Dios con
nosotros) (Mateo 1:23), Dios revelándose a sí mismo a través de su hijo, y Jesús
demostrando su filiación a través de su obediencia y ejemplo.
Relación con los judíos[editar]
La principal preocupación de Mateo era que la tradición judía no se perdiera en
una Iglesia que se estaba volviendo cada vez más gentil. Esta preocupación se
encuentra detrás de las frecuentes citas de las escrituras judías, la evocación de
Jesús como el nuevo Moisés junto con otros eventos de la historia judía, y la
preocupación de presentar a Jesús cumpliendo, no destruyendo, la Ley. Mateo
debe haber sido consciente de la tendencia a distorsionar la enseñanza de la ley
de Pablo que ya no tiene poder sobre el cristiano del Nuevo Testamento
en antinomianismo, y abordó el cumplimiento de Cristo de lo que los israelitas
esperaban de «la Ley y los profetas» en un sentido escatológico, en que él era
todo lo que el Antiguo Testamento había predicho en el Mesías.
Se ha interpretado que el Evangelio refleja las luchas y los conflictos entre la
comunidad del evangelista y los otros judíos, particularmente con su aguda crítica
a los escribas y fariseos. Antes de la crucifixión, los judíos eran llamados israelitas,
el título honorífico del pueblo escogido de Dios; después, se les
llama Ioudaioi (judíos), una señal de que, por su rechazo del Cristo, el «Reino de
los cielos» les ha sido quitado y entregado a la Iglesia.