Educacion Fisica 2017 Programa

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Definición

La Educación Física es una forma de intervención pedagógica que contribuye a la


formación integral de niñas, niños y adolescentes al desarrollar su motricidad e integrar su
corporeidad. Para lograrlo, motiva la realización de diversas acciones motrices, en un
proceso dinámico y reflexivo, a partir de estrategias didácticas que se derivan del juego
motor, como la expresión corporal, la iniciación deportiva y el deporte educativo, entre
otras. Constituye en la escuela el espacio curricular que moviliza el cuerpo (corporeidad y
motricidad) y permite fomentar el gusto por la actividad física. Al ser un área
eminentemente práctica brinda aprendizajes y experiencias para reconocer, aceptar y
cuidar el cuerpo; explorar y vivenciar las capacidades, habilidades y destrezas; proponer y
solucionar problemas motores; emplear el potencial creativo y el pensamiento estratégico;
asumir valores y actitudes asertivas; promover el juego limpio; establecer ambientes de
convivencia sanos y pacíficos; y adquirir estilos de vida activos y saludables, los cuales
representan aspectos que influyen en la vida cotidiana de los estudiantes.
La finalidad formativa de la Educación Física en el contexto escolar es la edificación de la
competencia motriz por medio del desarrollo de la motricidad, la integración de la
corporeidad, y la creatividad en la acción motriz. 

Propósitos
Propósitos generales
1. Desarrollar su motricidad mediante la exploración y ajuste de sus capacidades,
habilidades y destrezas al otorgar sentido, significado e intención a sus acciones y
compartirlas con los demás, para aplicarlas y vincularlas con su vida cotidiana. 
2. Integrar su corporeidad a partir del conocimiento de sí y su aceptación, y utilizar la
expresividad y el juego motor para mejorar su disponibilidad corporal.
3. Emplear su creatividad para solucionar de manera estratégica situaciones que se
presentan en el juego, establecer formas de interacción motriz y convivencia con los
demás, y fomentar el respeto por las normas y reglas.
4. Asumir estilos de vida saludables por medio de la actividad física, el juego, la
iniciación deportiva y el deporte educativo.
5. Valorar la diversidad a partir de las diferentes manifestaciones de la motricidad para
favorecer el respeto a la multiculturalidad e interculturalidad.

Propósitos para la educación primaria


1. Reconocer e integrar sus habilidades y destrezas motrices en situaciones de juego
motor e iniciación deportiva.
2. Canalizar y demostrar su potencial expresivo y motriz al participar y diseñar juegos y
actividades donde requieren comunicarse e interactuar con sus compañeros.
3. Resolver y construir retos mediante el pensamiento estratégico y el uso creativo de su
motricidad, tanto de manera individual como colectiva.
4. Demostrar y distinguir actitudes para preservar su salud mediante la práctica de
actividades físicas y la toma de decisiones informadas sobre hábitos de higiene,
alimentación y prevención de riesgos.
5. Asumir y percibir actitudes asertivas y valores que favorecen la convivencia sana y
pacífica, y el respeto a los demás en situaciones de juego e iniciación deportiva.

Enfoque pedagógico
La Educación Física en el nivel preescolar, desde la perspectiva de la educadora, se centra en las capacidades del
desarrollo físico de los niños: locomoción, coordinación,  equilibrio y manipulación; y en la consolidación de la
conciencia corporal. Se pretende que de manera progresiva logren un mejor control y conocimiento de sus habilidades y
posibilidades de movimiento. En educación preescolar es la educadora quien diseña o elige las situaciones didácticas para
promover en sus estudiantes los Aprendizajes esperados establecidos en este Programa.

Si bien los niños en este nivel han alcanzado control en sus movimientos, las oportunidades que vivan en la escuela harán
que avancen y consoliden cada vez más sus capacidades motrices en acciones combinadas y complejas; desplazarse a
distintas direcciones y velocidades al participar en juegos y actividades como saltar con un pie, caminar sobre líneas
rectas; y en general, ejecutar movimientos corporales con coordinación y equilibrio.

Se busca que tomen conciencia y aprendan a conocer cómo es y cómo se mueven las distintas partes de su cuerpo,
reconozcan sus límites y posibilidades, comprendan la importancia de los hábitos posturales correctos, mantengan el
equilibrio en situaciones de movimiento y reposo, identifiquen a través de la respiración y relajación las sensaciones que
experimentan después de una actividad física y adquieran confianza y seguridad en la ejecución de sus movimientos.

Aunque la escuela no puede modificar de manera directa las condiciones de vida, económicas y sociales de las familias de
los alumnos —fundamentales en el estado de salud de cada uno—, sí puede contribuir a que los niños comprendan la
importancia de mantenerse saludables.

Las situaciones en el jardín de niños deben ser oportunidades que permitan a los niños:

Tener variadas experiencias dinámicas y lúdicas en las que puedan correr, saltar, brincar, rodar, girar, reptar, trepar,
marchar.

Participar en juegos y actividades que impliquen acciones combinadas y niveles complejos de coordinación como
saltar con un pie, caminar sobre líneas rectas, brincar obstáculos, brincar y atrapar, entre otras.

Manipular objetos de diversas formas (regulares e irregulares) en actividades como armar rompecabezas, construir
juguetes y estructuras; lanzar y atrapar objetos de manera segura (como bolsas rellenas, pelotas, aros, entre otros);
empujar, jalar y patear objetos de diferente peso y tamaño; y usar instrumentos y herramientas (como pinceles, pinturas,
lápices para escribir y para colorear, pinzas, lupas, destornilladores, entre otros), de tal manera que vayan mejorando su
control y precisión.

Identificar las sensaciones que experimentan después de realizar una actividad física, al describir cómo cambia el
ritmo de la respiración, la frecuencia cardiaca, la temperatura corporal, la presencia de sudoración y, en ocasiones, el tono
de la piel.

Reconocer que los niños han desarrollado capacidades motoras en su vida cotidiana con diferente nivel de logro; esto
debe ser el punto de partida para buscar el tipo de actividades con intencionalidad educativa para propiciar su
fortalecimiento, tomando en cuenta las características personales, los ritmos de desarrollo y las condiciones en que se
desenvuelven en el ambiente familiar.

Considerar que los niños con discapacidad deben ser incluidos en las actividades de juego y movimiento, y ser
apoyados para que participen en ellas a partir de sus propias posibilidades; hay que tener en cuenta que algunos necesitan
atención particular. Alentarlos a superar posibles inhibiciones y temores, así como propiciar que se sientan cada vez más
capaces y seguros de sus logros, son actitudes asertivas asertivas que han de fomentarse.
Prever actividades físicas durante la jornada diaria. No es conveniente que permanezcan sentados mucho tiempo, pues
ello se opone a las características de los niños de aprender mediante la actividad, movimiento, resolución de problemas,
exploración y manipulación de objetos.

Considerar momentos para que los niños dialoguen e intercambien puntos de vista, así como acciones que favorecen la
recuperación y relajación después de realizar actividades físicas.

Dar a los niños tiempo para persistir y aprender de sus intentos en experiencias que les permitan poner en práctica sus
acciones y movimientos.

En todos los campos y áreas hay posibilidades de realizar actividades que propician el desarrollo de las capacidades
motrices de los niños preescolares; por ejemplo, baile o dramatizaciones, la expresión plástica (mediante el dibujo, el
modelado, la pintura), juegos de exploración y ubicación en el espacio, la exploración del mundo social y la
experimentación en relación con el conocimiento del mundo natural, entre otras muchas.

El enfoque del área de desarrollo de la Educación Física, desde la perspectiva del docente especialista, está constituido por
cuatro elementos a partir de los cuales se han de clarificar las intenciones formativas de esta, y en conjunto, canalizar las
acciones motrices de niñas, niños y adolescentes. Estos elementos se describen a continuación.

La intervención pedagógica de la Educación Física


El docente en Educación Física, egresado de las escuelas normales, es el profesional más
capacitado e idóneo para impartir este espacio curricular y asume un papel primordial para
motivar a los estudiantes a explorar y realizar diversas acciones motrices. De manera
específica, esta área se sustenta en una orientación sistémica e integral de la
motricidad. Sistémica porque ocurre en un contexto determinado y responde de manera
organizada a satisfacer los intereses, necesidades y expectativas, por lo que el desarrollo
corporal y motor se comparte y vivencia de forma colectiva, e incide en el aprendizaje de
todos los estudiantes, reafirmando su carácter incluyente; integral porque dichas acciones
responden también a procesos de crecimiento y maduración, en los que cada estudiante
explora de manera global sus capacidades, habilidades y destrezas, ya que estas no se
estimulan de manera aislada.
El desarrollo de este espacio curricular y la derivación de sus aprendizajes considera, de
manera específica, los siguientes principios que le confieren una identidad propia en el
contexto escolar:
La Educación Física brinda experiencias, aprendizajes y vivencias motrices que
contribuyen a la formación integral de los alumnos. La principal contribución pedagógica
de esta área se refiere a la edificación de la competencia motriz, entendida como la
capacidad de un infante o adolescente para dar sentido a sus acciones y saber cómo
realizarlas. Dentro de esta capacidad destacan la percepción, interpretación, análisis y
evaluación de las acciones vinculadas con distintos saberes adquiridos en otros contextos,
con procedimientos, actitudes y valores integrados a la personalidad.
Los intereses, necesidades y expectativas de las niñas, niños y adolescentes en el centro de
la acción educativa. Las actividades motrices propias de la Educación física han de ser
adaptadas y adecuadas a las características y motivaciones de los alumnos, lo que permitirá
generar un sentimiento de confianza y fortalecer su creatividad y autoestima, dejando de
lado prácticas asociadas con estereotipos, cargas y esfuerzos desmedidos. Un ambiente con
estas características propicia la alegría y la satisfacción por realizar con éxito las acciones,
pues se toman en cuenta todos los puntos de vista, al canalizar el interés por proponer,
explorar, diseñar y construir propuestas; en concreto, por ser competente y fomentar el
gusto de asistir a la escuela.
La Educación Física tiene un carácter práctico y eminentemente lúdico. En el contexto de
las sesiones, aprender jugando es una premisa ineludible de este espacio curricular, lo que
implica destacar el componente lúdico de las actividades, es decir, jugar con el otro y no
contra el otro; deben prevalecer el placer por jugar, aprender individual y colectivamente,
la competencia sana y el juego limpio como principales características de las sesiones. Por
tanto, es necesario ofrecer a niñas, niños y adolescentes ambientes donde la motivación
priorice la participación de todos. La meta es disfrutar la práctica y pasarla bien.
De tal forma que la orientación sistémica e integral de la Educación Física se proyecta en
los organizadores curriculares, y permiten definir un amplio abanico de aprendizajes que en
ocasiones destacan el desarrollo de ciertos aspectos (motrices, expresivos, creativos o
actitudinales), pero que necesariamente se conjuntan y consolidan para modificar o
impulsar nuevos desempeños; por ejemplo, durante un juego de persecución el sistema se
conforma por el docente y los estudiantes organizados en equipos, perseguidores y
perseguidos.
Este sistema genera una interacción entre unos y otros porque todos se ven involucrados
creando nuevas conductas y aprendizajes. Desde la perspectiva integral, sin importar la
función que desempeñen, todos ajustan su motricidad y sus capacidades, ya sean físico–
motrices —velocidades—, socio–motrices — interacciones entre compañeros y adversarios
—, o bien, sus habilidades y destrezas motrices —atrapar, esquivar o evitar ser atrapados
—. En este sentido, la intervención docente requiere:
Establecer una intención pedagógica en cada una de las sesiones, así como mecanismos de
observación y mediación para valorar el desempeño y los logros alcanzados.
Motivar la movilización de grandes grupos musculares, el compromiso individual y
colectivo, así como el placer de jugar y compartir con los demás.
Diversificar el uso de estrategias didácticas para canalizar los distintos ritmos de
aprendizaje; es decir, que cada alumno tenga la posibilidad de emplear todo su potencial
motor.
Utilizar el juego motor para la enseñanza y práctica de la iniciación deportiva y el deporte
educativo, con el fin de promover estilos de vida saludables.
Con base en ello, es necesario tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
a) Son tres los principales factores que generan las respuestas motrices en los alumnos:
movimiento, seguridad y descubrimiento. De tal forma que el movimiento tiene un origen
funcional; y otro, en la dimensión social. El funcional requiere la movilización del cuerpo
para tener al día al organismo, es decir, que aparatos y sistemas funcionen de manera
adecuada. La valorización social motiva y, en alto porcentaje, permite que las personas se
muevan para satisfacer intereses de distinta índole. En el patio escolar los niños se mueven
porque:
Buscan un reconocimiento  de sus pares y demostrar que pueden efectuar las mismas
acciones.
Afianzan su seguridad, es decir, pueden hacer muchas cosas y sentirse bien. Por ello,
insisten en el control y reiteración de determinado patrón de movimiento, como saltar.
Exploran nuevas formas de actuar; la novedad es un potente motivante para realizar
actividades, por ejemplo, lanzar a puntos fijos, saltar la cuerda con sus amigos, expresarse
con su cuerpo y bailar, andar en bicicleta o patines, entre otras.
b) La intervención del docente ha de impulsar que los alumnos se sientan seguros, que
canalicen su potencial, realicen diversas acciones motrices,  y disfruten de sus movimientos
y logros; por lo que propiciar las condiciones para que interactúen por igual niños y niñas,
que sean serenos ante el triunfo y tolerantes ante la derrota, que respeten al otro en la
confrontación lúdica y que incorporen su Yo en la acción, son aspectos fundamentales de la
sesión.
Para ello, es necesario que la práctica pedagógica:
Sea atenta y asertiva al conocer las motivaciones de la acción motriz.
Aliente y acompañe el aprendizaje  al diseñar situaciones donde hay dificultades y avances
en su desempeño.
Se base en la iniciativa, creatividad, exploración y construcción por parte de todos los
estudiantes y el docente, para valorar el desempeño individual y colectivo.
Establezca ambientes de aprendizaje que promuevan la vivencia de experiencias motrices
significativas.
Encauce la motricidad, que se expresa mediante formas intencionadas de acción.
Procure la integración de la corporeidad en niñas, niños y adolescentes al reconocer sus
gustos, y las motivaciones, aficiones, necesidades, actitudes y valores que establecen con
otros compañeros.
Promueva la creatividad para enfrentar y dar respuesta a los problemas que se les presentan.
Impulse, de manera permanente, los cuidados de sí y la sana convivencia como parte de los
estilos de vida saludables.
La interacción de las capacidades, habilidades y destrezas que promueve la Educación
Física
Al momento en que un grupo de estudiantes realizan actividades dentro de una sesión de
Educación Física, están ejecutando acciones motrices a partir de una realidad corporal,
supeditada al menos por tres factores: los propósitos a lograr; las condiciones de
realización; y las capacidades, habilidades y destrezas que se implican de manera particular.
Estas últimas cobran sentido, pues son el potencial y el repertorio con que cuentan al
momento de decidir cómo y de qué manera realizar dichas acciones. En otras palabras, la
intervención docente coloca a niñas, niños y adolescentes, ya sea de manera individual o en
grupo, en situaciones de exploración para encontrar una solución o desempeño que les
permita afrontarlas.
En estas circunstancias los estudiantes emplean sus capacidades perceptivo–motrices,
socio–motrices, y físico–motrices, así como sus habilidades y destrezas motrices para
favorecer la motricidad, la corporeidad y la creatividad.
Las capacidades perceptivo-motrices permiten a niñas, niños y adolescentes realizar un
reconocimiento de sí, por el tipo de acciones que son capaces de hacer en el entorno
espacio-temporal; por la manipulación y manejo de objetos e implementos y, de manera
central, por la construcción de su imagen corporal. Estas capacidades remiten a estímulos a
partir de los cuales se adoptan distintas posturas que guarda el cuerpo y los estados de
tensión– relajación, además de favorecer el equilibrio. Estimular y consolidar estas
capacidades permite a los alumnos que se reconozcan, se relacionen de mejor manera con
los demás y sean capaces de conquistar el espacio inmediato.
Las capacidades sociomotrices se caracterizan por la interacción y la posibilidad de
comunicar, expresar y relacionarse con los demás mediante el juego motor. Dentro de las
actividades que despliega la Educación Física, estas interacciones cobran importancia en
situaciones asociadas con la cooperación entre los compañeros, el antagonismo con los
adversarios y la posibilidad de generar respuestas motrices divergentes, creativas e
innovadoras que permiten a niñas, niños y adolescentes poner en marcha el pensamiento y
actuación estratégicos, desde los juegos sencillos en preescolar, la iniciación deportiva en
primaria y posteriormente el deporte educativo en secundaria.
Las capacidades físico-motrices están en línea directa con la estimulación de la condición
física de las personas. Son producto de la carga genética y metabólica del cuerpo, y se
pueden agrupar en fuerza general, resistencia cardiorrespiratoria, velocidad y flexibilidad
general. Incentivar estas capacidades reditúa en un mejor desempeño y la posibilidad de
enfrentar la vida cotidiana de mejor manera. Se abordan a partir del último ciclo de
educación primaria, ya que durante la educación preescolar y los cuatro primeros grados de
primaria se favorecen de manera indirecta mediante las otras dos capacidades (citadas
anteriormente), la exploración de las habilidades y destrezas motrices.
Las habilidades y destrezas son, por así decirlo, acciones concretas como caminar, correr,
saltar, reptar, lanzar, atrapar, patear, girar, rodar, entre otras —patrones básicos de
movimiento— que paulatinamente se combinan y depuran para realizarse con un menor
esfuerzo y un mayor grado de efectividad. Se organizan en tres tipos: locomoción,
manipulación y estabilidad. El desarrollo de una habilidad parte de tres elementos: el tipo
de tarea a efectuar, en la cual el estudiante organiza cómo puede hacerla; la acción motriz
que se traduce en la realización concreta que depende del contexto donde se ejecuta; y el
nivel de complejidad que supone el esfuerzo necesario para cumplir la acción. El proceso
de desarrollo de las destrezas se vincula con el placer por moverse y jugar, con percibir el
movimiento al anticiparse a las acciones, y con la disponibilidad del mismo, lo cual permite
a los estudiantes superar obstáculos, vencer desafíos y ponerse a prueba.
Por lo anterior, el tratamiento y derivación de los aprendizajes establecidos en la Educación
física han de responder a las capacidades, habilidades y destrezas motrices de niñas, niños y
adolescentes, tomando en cuenta que tienen una estrecha relación con sus intereses y
necesidades, y que representan, en concreto, la oportunidad para que descubran sus
potencialidades y adapten sus desempeños a partir de los conocimientos, habilidades,
valores y actitudes que ponen en marcha en el trayecto formativo de la educación básica.

Planificación y evaluación en Educación Física


Planificar y evaluar en el proceso de intervención de la Educación Física es primordial. Son
acciones que permiten constatar cómo el docente organiza su labor, cómo motiva la
realización de las acciones motrices y desempeños de los estudiantes, y cómo verifica los
logros alcanzados para concretar las intenciones pedagógicas y enfoque de esta área. 
De tal forma que se requiere impulsar una visión transformadora de la planificación y la
evaluación que rebase su énfasis como proceso administrativo y deje de lado los formatos
estandarizados. Es necesario encaminarla hacia una perspectiva integral y pedagógica,
donde planificar y evaluar constituyan herramientas con un alto significado que permita
establecer una progresión orientada a promover la imaginación, la resolución de problemas,
la toma de decisiones, la posibilidad de modificar las actividades y diseñar estrategias. Por
lo que cada docente tiene la oportunidad de plantear una propuesta en función de la
situación particular de su contexto, escuela y estudiantes.
Para planificar se puede considerar la puesta en marcha de unidades didácticas que atiendan
el proceso de construcción de experiencias y aprendizajes que motiven el interés más que el
resultado. Estas representan una propuesta que se desarrolla en un periodo determinado e
incluyen un propósito o intención didáctica, una breve introducción de las acciones a
realizar, las estrategias didácticas, así como las actividades o tareas, además de los aspectos
e instrumentos de evaluación (pautas de observación, evidencias e indicadores del logro) y
los recursos necesarios, todo ello con base en los aprendizajes establecidos en los
programas de estudio. Las unidades didácticas requieren congruencia, articulación y
continuidad entre sí.
Para que cada sesión sea un espacio congruente entre todos los elementos que componen la
unidad, se sugiere:
Organizar actividades que supongan un reto permanente.
Complejizar y diversificar  las estrategias didácticas, de acuerdo con la capacidad de los
alumnos para resolver diversas situaciones.
Evitar su división en tres momentos, como única forma de organización; esta decisión
responde a múltiples factores: horario, propuestas lúdicas, actividades previas o posteriores
de los alumnos, etcétera.
Tomar en cuenta las ideas de los alumnos, sus habilidades, gustos y formas de realizar las
tareas; y generar espacios para el diálogo y la reflexión.
Promover, favorecer y acompañar  al alumno para alcanzar aprendizajes cognitivos,
motrices y afectivos.
Aprovechar los espacios y recursos materiales.
Establecer momentos de conversación de manera permanente respecto a temas relacionados
con la salud; por ejemplo, higiene y cuidado corporal, hábitos de alimentación e hidratación
adecuados, entre otros.
Vincular lo aprendido en esta área con otros espacios curriculares para que el alumno lo
relacione con su vida.
La evaluación educativa se concibe como un proceso de carácter formativo, una acción
permanente dentro de la enseñanza y no un momento de comprobación de lo aprendido al
final del periodo; constituye la oportunidad de mejora continua, permite realimentar los
aprendizajes logrados por los estudiantes e identificar la pertinencia de las actividades.
Durante el desarrollo de estas es importante observar y escuchar lo que hacen y dicen;
cómo resuelven las tareas motrices; cómo interactúan y asumen actitudes, y qué
valoraciones hacen respecto a los resultados alcanzados.
Por ello conviene que el docente asuma el rol de observador pedagógico de los desempeños
motores de sus estudiantes y las formas en que manifiestan avances; modificando la idea de
evaluar a partir de estándares de ejecución, el número de repeticiones que realizan de un
ejercicio o la vestimenta que portan, los cuales son parámetros inadecuados para valorar los
aprendizajes que se pretenden lograr en esta área.
Con el fin de determinar las experiencias previas y establecer un punto de inicio, se puede
incluir dentro de una unidad didáctica una actividad exploratoria, que permita identificar las
características del grupo; determinar sus fortalezas, así como las posibles dificultades que
se pueden presentar. Al término de la unidad, se sugiere repetir esta actividad para verificar
los aprendizajes logrados.
Asimismo es fundamental evaluar a los alumnos mediante diversas actividades y productos
que den cuenta de lo aprendido. Así, con el propósito de contar con evidencias de su
desempeño, es recomendable elaborar y utilizar propuestas como:
Producciones escritas y gráficas, en las que argumenten su postura ante situaciones que
viven y expresen su perspectiva y sentimientos.
Esquemas y mapas conceptuales para ponderar la comprensión y formulación de
argumentos y explicaciones.
Registro de observación acerca de las actitudes y desempeños mostrados en las actividades.
Rúbricas que contengan los aspectos  que se evalúan y nivel de desempeño logrado.
Portafolios de evidencias que permitan identificar el progreso de sus aprendizajes.
Proyectos colectivos que consideren la búsqueda de información, identificación de
problemas y formulación de alternativas de solución.
Es necesario conocer los alcances y las limitaciones de dichas propuestas para seleccionar
la más adecuada en función del momento en que se requiera utilizar y el tipo de
información que se desee obtener.
En este sentido, también es importante que niñas, niños y adolescentes participen en la
evaluación de sus desempeños; reflexionen sobre lo aprendido y cómo mejorar los
resultados obtenidos, a partir de brindar oportunidades de autoevaluación y coevaluación.
Esto permitirá hacer de la evaluación un elemento primordial del proceso de interacción
entre docente y alumnos, y será el referente para llevar a cabo las adecuaciones necesarias.
La salud como tema transversal en Educación Física
La salud tiene un tratamiento transversal en el currículo, ya que al ser multifactorial se
requiere de la intervención de varias asignaturas como Conocimiento del medio, Ciencias
naturales y tecnología, Biología, Formación cívica y ética, Educación socioemocional, entre
otras, para incorporar temas y contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales)
con una perspectiva integral y complementaria a lo largo de la educación básica.
Desde esta área se destaca una perspectiva de promoción de la salud, mediante el
reconocimiento que hacen los estudiantes de aprendizajes vinculados con la prevención,
autocuidado y preservación de la misma; y con base en la diversificación de experiencias y
la realización de acciones permanentes que fomentan un gusto por la práctica sistemática de
actividades físicas que se complementa con asumir hábitos saludables, como: dieta
balanceada, hidratarse, descansar, asistir regularmente al médico, evitar esfuerzos
desmedidos, etcétera, los cuales representan alternativas para hacer frente al sobrepeso y la
obesidad.
Tomando en cuenta las características y nivel de desarrollo de los alumnos, es necesario
favorecer durante las sesiones acciones como adoptar posturas adecuadas; controlar la
respiración (inspiración, espiración y apnea); vivenciar aspectos relacionados con la
contracción y relajación muscular; procurar la seguridad ante posibles riesgos y lesiones;
medir y comprobar la frecuencia cardíaca y respiratoria; mejorar la condición física al
dosificar el esfuerzo; impulsar hábitos (de higiene corporal, alimentación e hidratación); así
como conocer y aplicar las medidas para protegerse de factores climáticos.
Asimismo, como parte de esta perspectiva se recomienda al inicio del ciclo escolar conocer
las posibles limitaciones o disposiciones de los alumnos por medio de un certificado
médico, con la finalidad de identificar y llevar a cabo las adecuaciones necesarias para
favorecer la participación de todos. Además de evitar propuestas que contravienen los
principios pedagógicos de la atención a la salud desde la escuela, como ejercicios
contraindicados (abdominales, sentadillas, desplazarse en cuclillas, entre otros) porque se
ha comprobado que provocan lesiones corporales a los alumnos, así como la medición y
comparación de capacidades físicas a partir de estándares de rendimiento, que en la
mayoría de los casos los ponen en riesgo, al exceder las posibilidades de las niñas, niños y
adolescentes.
En todas las escuelas se pueden favorecer mejores prácticas de actividad física con el objeto
de que los alumnos comprendan e incorporen a su vida hábitos saludables que inciden en su
bienestar físico, en un ambiente donde se conozcan mejor, desarrollen su potencial
cognitivo y motor, asuman actitudes asertivas para participar en equipo, adquieran
experiencias relacionadas con la convivencia, la no violencia y, sobre todo, las
posibilidades de socialización e interacción, al hacer de este espacio curricular una
oportunidad de aprendizaje permanente y de diversión.
Compet
encia motriz
La edificación de la competencia motriz, principal aportación pedagógica de la Educación
física, es una adquisición o una construcción, y no necesariamente un producto de la carga
genética de las personas. Ser competente significa aprender e identificar nuestras
posibilidades y límites al momento de realizar una acción motriz o resolver una tarea; tiene
que ver con la generación, actualización y aplicación de tres tipos de conocimientos:
declarativo, procedimental y estratégico, implicados en el saber hacer, saber actuar y saber
desempeñarse.
El conocimiento declarativo está conformado por toda la información verbal que define las
acciones y las condiciones de realización; por ejemplo, correr en zig-zag entre los conos sin
derribarlos. En esta tarea se presentan distintas consignas que le dan sentido y
contextualizan a la propia acción: correr, hacerlo en zig-zag entre los conos y además, con
una condición: sin derribarlos. Las consignas, en conjunto, citan, estructuran y edifican
cómo ha de ser la acción y proyectan el desarrollo de habilidades y destrezas.
El conocimiento procedimental representa contrastes y vinculaciones entre aquello
construido al escuchar la tarea con la realización de la acción propiamente dicha; y el
conocimiento estratégico es cuando niñas, niños y adolescentes le asignan una forma
peculiar y personal para realizarlo; por ejemplo, al inclinar el cuerpo en el momento de
rodear un cono o frenar ligeramente antes de pasar entre ellos.
En suma, estos tres conocimientos reivindican al Yo en la acción a partir del potencial
motor personal, lo que permite a los alumnos paulatinamente decidir cómo y de qué manera
pueden realizar la tarea, con la intención de explorar y poner a prueba dicho potencial al
utilizar diversos implementos, al adaptarse al área de juego e incluso al modificar el tiempo.
Para impulsar la edificación de la competencia motriz es preciso que la intervención
docente motive a niñas, niños y adolescentes a tomar decisiones, resolver problemas, e
implicarlos en una variabilidad de la práctica. Por ejemplo, una actividad lúdica —circuito
de acción motriz— contiene una lógica de realización —un procedimiento—y unas reglas
que determinan el tipo de acciones que requieren realizar.
Esta actividad considera distintas decisiones en torno a cómo resolver las consignas en cada
estación; además, y de manera complementaria, implica una variabilidad de la práctica,
donde el patrón de movimiento es saltar y cada estación requiere ajustarlo. De tal forma que
los alumnos, al reflexionar respecto a ¿cómo es el despegue en cada ocasión?, ¿cómo han
sido los movimientos que realizaron en el aire?, ¿cómo fue volver a tocar el suelo en las
distintas acciones?, entre otras, se percatan de las diferencias en la realización de un mismo
patrón, por lo que están actualizando el conocimiento procedimental, es decir, el saber
desempeñarse asociado a la edificación de su competencia motriz.

La Educación Física en la educación básica requiere de una propuesta que considere las características
del desarrollo y crecimiento de los alumnos y, al mismo tiempo, oriente la intervención pedagógica de
los docentes en cada uno de los niveles educativos. Por ello, este programa delimita, con fines
didácticos, un eje curricular: "Competencia motriz", y tres componentes pedagógico–didácticos:
Desarrollo de la motricidad, "Integración de la corporeidad", y "Creatividad en la acción motriz", que
favorecen la articulación de los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que se pretende que
adquieran desde preescolar hasta secundaria.
Organizadores curriculares de Educación Física

Competencia motriz
Componentes pedagógico–didácticos
Desarrollo de la motricidad
Se entiende la motricidad como el conjunto de acciones motrices que engloban una intención y un
alto nivel de decisión; implica potenciar la capacidad de cada persona para darle sentido y significado
a los movimientos a partir de sus intereses, expectativas, necesidades y motivaciones.
Considera la integración de acciones reflexionadas que edifican la actuación inteligente y se
manifiesta cuando los alumnos exploran y ponen a prueba sus posibilidades motrices en la sesión.
Además, se vincula con la construcción permanente de conceptos como espacio, tiempo y causalidad
e incorpora diversas experiencias para la construcción del Yo en la acción.
El diseño e implementación de propuestas didácticas para favorecer este componente, implica:
Estimular las habilidades y destrezas motrices, como base para el desarrollo y aprendizaje motor sin
ajustarse a un patrón progresivo, ya que su tratamiento depende de la interacción continua, la
diversificación de situaciones, la construcción de proyectos y la solución de retos y problemas.
Incrementar y diversificar las acciones motrices para mejorar los desempeños a partir de la
variabilidad de la práctica, es decir, provocar distintas respuestas al modificar los elementos del juego:
regla, espacio, tiempo, rol de participación, móvil, implemento y artefacto. Mientras más habilidades
se empleen, mayor control de la motricidad se obtendrá.
Encauzar la expresión como forma de comunicación e interacción con los demás, donde los alumnos
expliquen, en sus propias palabras, cómo realizan las acciones motrices. Para ello, se propicia el
diálogo mediante interrogantes como: ¿Qué ha sido lo más fácil de realizar?, ¿Qué actividad fue más
difícil de superar? ¿Cómo pueden mejorar su desempeño?, entre otras.
Orientar las diversas respuestas  para generar una expresión motriz caracterizada por el sentimiento
de confianza, de saberse y sentirse competente para actuar.
Integración de la corporeidad
Se entiende la corporeidad como una construcción permanente que las personas hacen de sí; una
unidad que fusiona la parte física y funcional del cuerpo con lo cognitivo, afectivo, emocional,
actitudinal, social y cultural. La corporeidad se manifiesta por medio de gestos, posturas, expresiones
corporales y las distintas acciones motrices, relacionadas con las emociones y los sentimientos que
cada uno experimenta.
Favorecer este componente, equivale a amalgamar las experiencias, así como asociar el conocimiento
de sí con saberes, habilidades, actitudes y recursos para la vida diaria.
Para que las diversas acciones que despliega la Educación Física contribuyan a la integración de la
corporeidad, se tienen que establecer conexiones con los procesos de decisión, anticipación y
comprensión, que no son únicamente corporales, de rendimiento o de eficiencia, sino que consideran
al cuerpo de una manera integral; por ejemplo, correr, saltar, girar, lanzar, atrapar, botar, entre otras,
son acciones motrices que involucran el Yo en la acción (emocional, mental y corporal).
El diseño e implementación de propuestas didácticas para el desarrollo de este componente, implica:
Identificar las partes que constituyen la estructura del cuerpo y su funcionamiento a partir de tareas
que permitan incorporar las nociones de esquema e imagen corporal, como un proceso global; dando
un mayor sentido al Yo en la acción: estoy corriendo, voy a jugar o puedo hacerlo.
Motivar a niños y adolescentes para percibir y sentir el cuerpo al manifestar emociones.
Adquirir información sobre el mundo de los objetos y las personas por medio de los sentidos y las
percepciones; de tal forma que la interacción y experiencias que obtengan los estudiantes
contribuyan a la constitución de la identidad personal.
Establecer relaciones asertivas y vínculos afectivos a partir de un marco de respeto para favorecer la
interacción motriz con los demás.
Fomentar el cuidado de su cuerpo al asumir estilos de vida activos y saludables.
Reconocer que su historia personal  y familiar los identifica y hace diferentes a los demás, por lo que
es indispensable gestionar sus sentimientos para aceptar su cuerpo y relacionarse de mejor manera.
Creatividad en la acción motriz
En este componente se entiende la creatividad, como la capacidad de elaborar diversas respuestas
para afrontar las tareas o situaciones que se presentan, mientras que la acción motriz es la suma de
las distintas conductas y desempeños que realiza una persona; representa la oportunidad para
explorar sus posibilidades y tomar decisiones.
Con base en lo anterior, se busca que niñas, niños y adolescentes generen distintas propuestas,
seleccionen las más apropiadas de acuerdo con cada problema o situación, las pongan en marcha, las
organicen y, en todo caso, las reestructuren otorgándoles un toque personal, auténtico y creativo a su
desempeño, lo cual implica procesos de decisión, intención y anticipación.
El diseño e implementación de propuestas didácticas para el desarrollo de este componente, implica:
Diseñar y organizar ambientes de aprendizaje, planificados con una clara intencionalidad pedagógica,
que propicien escenarios para encauzar la toma de decisiones y fomentar la creatividad; por ejemplo,
modificar los juegos y actividades tomando en cuenta los gustos, necesidades, intereses y
expectativas de los alumnos.
Poner a prueba las habilidades y destrezas motrices en el contexto del juego —y no de manera aislada
(enfoque mecanicista) —para favorecer la disponibilidad corporal y la autonomía motriz, así como
mejorar la autoestima y la autorrealización.
Planificar situaciones motrices que incrementen el nivel de dificultad, de manera progresiva (de lo
sencillo a lo complejo); además de incorporar la variabilidad de la práctica: manipular objetos e
implementos, tanto de manera individual como colectiva; y adaptar las condiciones espaciales y
temporales, entre otros.
Propiciar la reflexión de los alumnos con base en los conocimientos y experiencias previos, y sobre
todo, los que están adquiriendo, mediante preguntas generadoras como: ¿Qué hacer para resolver
esta situación?, ¿Qué han aprendido?, ¿Qué falta por mejorar?, ¿Cómo formular una estrategia
efectiva de juego?, ¿Qué funciones asumir en esta actividad?, ¿Qué resultados pueden obtener?,
etcétera.
Estos componentes pedagógico-didácticos han de contribuir a que niñas, niños y adolescentes
adquieran plena conciencia de sí, mejoren su disponibilidad corporal, y alcancen mayor autonomía
motriz e interactúen en ambientes de aprendizaje que propicien el manejo creativo para solucionar
problemas; en síntesis, que edifiquen su competencia motriz.
Los Aprendizajes esperados de este espacio curricular se enmarcan en una propuesta articulada en los
niveles educativos de preescolar, primaria y secundaria, lo cual permite identificar la ruta y progresión
que promueve la Educación Física en este trayecto formativo. Con base en lo anterior, se requiere que
los docentes definan la distribución y la temporalidad con la que abordarán los aprendizajes
propuestos a partir de las características y el nivel de desarrollo motor de sus alumnos. En este
proceso, se pueden considerar dos opciones: planificar un aprendizaje a partir de cierto número de
sesiones, o bien, distribuir las sesiones al integrar dos o tres aprendizajes en diferentes momentos del
ciclo escolar (complementariedad).
Es conveniente que los docentes adecuen su intervención tomando en cuenta otros factores que
determinan el nivel de avance del programa; por ejemplo, las diferentes regiones naturales del país y
sus características (clima, estado del tiempo, estación del año, entre otros). El criterio para
implementar un mayor número de sesiones se establece a partir de las facultades que poseen las
autoridades educativas locales de cada entidad federativa de nuestro país, de acuerdo con las
necesidades de cobertura de cada sistema educativo y la disponibilidad de sus recursos; por lo que la
Autonomía curricular representa una oportunidad para ampliar y fortalecer las acciones que se
desarrollan en Educación Física.

Orientaciones didácticas
Las orientaciones didácticas en Educación Física brindan información para que los
docentes cuenten con referentes pedagógicos y herramientas didácticas, que les permitan
diseñar, organizar e implementar las sesiones con base en el programa correspondiente de
a cada grado escolar, así como de las características de los alumnos y del contexto en el
que se desenvuelven. Representan una oportunidad para guiar su labor y precisar los
aspectos que han de tener en cuenta en el desarrollo de las capacidades, habilidades y
destrezas motrices que se promueven a lo largo de la educación básica.
Estas orientaciones organizan y sugieren la utilización de estrategias didácticas como
juegos cooperativos, juegos modificados, circuito de acción motriz, cuentos motores,
formas jugadas, entre otras; que se complejizan y diversifican de acuerdo con la
capacidad de los alumnos para resolver diversas situaciones.
Por medio de las estrategias didácticas se pretende que los alumnos desarrollen procesos
de exploración, reconocimiento, comprensión y valoración de sí, que les permiten poner a
prueba sus posibilidades motrices, expresivas y de relación.
En este sentido, las orientaciones didácticas se presentan y organizan por aprendizaje
esperado y consideran los siguientes elementos:
Introducción. Descripción y contextualización del aprendizaje esperado, de acuerdo con el
componente pedagógico-didáctico con el que se relaciona.
Procesos y estrategias didácticas. Enunciados que sitúan las acciones que se recomienda
vivencien los alumnos y el tipo de estrategias didácticas que los docentes pueden
implementar para la consecución del Aprendizaje esperado.
Momentos de reflexión.  Aspectos y preguntas que se sugiere retomar durante las sesiones
para valorar los aprendizajes y experiencias de los alumnos.
Actividades de cierre. Situaciones que permiten poner en marcha los conocimientos,
habilidades, actitudes y valores abordados durante las sesiones para verificar, modificar o
consolidar los saberes de los alumnos.

Sugerencias de evaluación
Para evaluar el desempeño de los estudiantes en el área de Educación Física, se establecen
una serie de indicadores, a considerar por el docente, los cuales contribuyen a verificar el
desempeño y aprendizaje de los alumnos, así como para tomar decisiones que favorezcan
la intervención educativa. Por lo anterior, se plantean dos tipos:
Pautas para observar el desempeño. Aspectos que los alumnos han de manifestar durante
las actividades.
Evidencias.  Productos elaborados por los alumnos e instrumentos diseñados por el
docente.
En este sentido es necesario conocer las capacidades y posibles limitaciones de los
alumnos para participar en la sesión; considerar que su participación en esta área no se
circunscribe al entrenamiento deportivo; además evitar actividades en las que se privilegia
la organización de los alumnos en filas con largos tiempos de espera, porque disminuye el
tiempo de clase, dispersa su atención y los desmotiva. Se sugiere sustituir los ejercicios de
orden y control por formas de comunicación e interacción basadas en el respeto y la
libertad de expresión y en todo momento cuidar la seguridad de los alumnos al considerar
aspectos como la revisión previa del área de juego y prever los posibles riesgos.

Dosificación
Ejes: Competencia motriz
Primaria
Preescolar Primer Segundo Tercer Secundaria
Componentes
Eje ciclo ciclo ciclo
pedagógicos-
didácticos 1º 2º 3º 1º 2º 3º 4º 5º 6º 1º 2º 3º

Aprendizajes esperados
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Explora la combinación de los patrones básicos de movimiento en diferentes actividades y


juegos, para favorecer el control de sí.
 Aplica los patrones básicos de movimiento al relacionar el espacio, el tiempo y los objetos que
utiliza para responder a las actividades y juegos en los que participa.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Emplea distintos segmentos corporales al compartir sus posibilidades expresivas y motrices en


actividades y juegos, para mejorar el conocimiento de sí.
 Explora el equilibrio, la orientación espacio-temporal y la coordinación motriz en actividades y
juegos, para impulsar la expresión y control de sus movimientos.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados
 Pone a prueba sus respuestas motrices en actividades y juegos, individuales y colectivos, con la
intención de canalizar y expresar el gusto por moverse.
 Identifica las normas de convivencia en actividades y juegos, con el propósito de asumir actitudes
que fortalecen el respeto y la inclusión de los demás.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Coordina patrones básicos de movimiento en actividades y juegos que implican elementos


perceptivo-motrices, con el propósito de fomentar el control de sí y la orientación en el espacio.
 Ajusta la combinación de distintos patrones básicos de movimiento en actividades y juegos
individuales y colectivos, con el objeto de responder a las características de cada una.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Explora el control postural y respiratorio en actividades y juegos, con la intención de mejorar el


conocimiento y cuidado de sí.
 Expresa ideas y emociones al comunicarse verbal, corporal y actitudinalmente en distintas
actividades motrices, para asignarles un carácter personal.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad
Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Elabora alternativas de solución ante retos y problemas que se presentan en actividades y


juegos, para cumplir con la meta que se plantea.
 Distingue distintas actitudes asertivas que se manifiestan en las actividades y juegos para
promover ambientes de colaboración y respeto.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Explora sus habilidades motrices al participar en situaciones que implican desplazamientos y


manejo de diferentes objetos, para adaptarlas a las condiciones que se presentan.
 Distingue las posibilidades y límites de sus habilidades motrices al reconocer los elementos
básicos de los juegos, con la intención de ajustar el control de sí.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados
 Adapta sus acciones ante tareas y estímulos externos que implican cuantificar el tiempo de sus
movimientos en el espacio, con el propósito de valorar lo que es capaz de hacer y canalizar el
gusto por la actividad física.
 Emplea recursos expresivos en diferentes tareas motrices, con la finalidad de establecer códigos
de comunicación, interpretarlos y promover la interacción con sus compañeros.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Toma decisiones respecto a cómo ubicarse y actuar en distintos juegos, individuales y


colectivos, con el fin de solucionar situaciones que se presentan en cada uno.
 Establece acuerdos con sus compañeros al identificar y aceptar las reglas de juego, para
favorecer la participación, la interacción motriz y el diálogo.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Combina distintas habilidades motrices en retos, individuales y cooperativos, para tomar


decisiones y mejorar su actuación.
 Reconoce sus habilidades motrices en juegos que practican o practicaban en su comunidad,
estado o región, para participar en distintas manifestaciones de la motricidad.
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Distingue sus posibilidades en retos que implican elementos perceptivo-motrices y habilidades


motrices, para favorecer el conocimiento de sí.
 Experimenta emociones y sentimientos al representar con su cuerpo situaciones e historias en
retos motores y actividades de expresión, con la intención de fortalecer su imagen corporal.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Propone acciones estratégicas en retos motores de cooperación y oposición, con el propósito de


hacer fluida su actuación y la de sus compañeros.
 Reconoce la cooperación, el esfuerzo propio y de sus compañeros en situaciones de juego, con
el fin de disfrutar de las actividades y resolver los retos motores que se le presentan.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad
Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Integra sus habilidades motrices en retos y situaciones de juego e iniciación deportiva, con la
intención de reconocer sus límites, posibilidades y potencialidades.
 Mejora sus capacidades, habilidades y destrezas motrices al participar en situaciones de juego,
expresión corporal e iniciación deportiva, para promover actitudes asertivas.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Coordina sus acciones y movimientos con ritmos, secuencias y percusiones corporales en


situaciones expresivas, individuales y colectivas, para actuar y desempeñarse con seguridad y
confianza.
 Distingue sus límites y posibilidades, tanto expresivas como motrices, en situaciones de juego,
para reconocer lo que puede hacer de manera individual y lo que puede lograr con sus compañeros.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados
 Aplica el pensamiento estratégico en situaciones de juego e iniciación deportiva, para disfrutar de
la confrontación lúdica.
 Experimenta distintas formas de interacción motriz en situaciones de juego e iniciación deportiva,
con el propósito de promover ambientes de aprendizaje colaborativos.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Adapta sus capacidades, habilidades y destrezas motrices al organizar y participar en diversas


actividades recreativas, para consolidar su disponibilidad corporal.
 Evalúa su desempeño a partir de retos y situaciones de juego a superar por él, sus compañeros o
en conjunto, con el propósito de sentirse y saberse competente.

Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Incorpora sus posibilidades expresivas y motrices, al diseñar y participar en propuestas colectivas,


para reconocer sus potencialidades y superar los problemas que se le presentan.
 Fortalece su imagen corporal al afrontar desafíos en el juego, la expresión corporal y la iniciación
deportiva, para manifestar un mayor control de su motricidad.

Eje
Competencia motriz
Desarrollo de la motricidad

Integración de la corporeidad

Creatividad en la acción motriz

Aprendizajes esperados

 Diseña estrategias al modificar los elementos básicos del juego en situaciones de iniciación
deportiva, con la intención de adaptarse a los cambios en la lógica interna de cada una.
 Propone distintas formas de interacción motriz al organizar situaciones de juego colectivo y de
confrontación lúdica, para promover el cuidado de la salud a partir de la actividad física.

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