Impacto de La Pandemia en La Salud Mental Del Adolescente

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TRABAJO DE INVESTIGACION DE

PSICOPATOLOGIA IV DEL
ADOLESCENTE

REALIZADO POR: CLARICE LUCIA CANDIA MARTINEZ.


EL IMPACTO DE LA PANDEMIA EN LA SALUD MENTAL DEL ADOLESCENTE

INTRODUCCION

La Organización Mundial de la Salud OMS ha declarado la situación de


pandemia causada por el nuevo coronavirus 2019 (COVID -19) en marzo del
año 2020. Se ha originado en China y su extensión ha sido rápida y global. Los
gobiernos de un gran numero de países se han visto obligados a establecer
medidas drásticas para proteger la salud publica de la población.

El cierre de los centros educativos    y el confinamiento domiciliario


prolongado suponen cambios importantes en las rutinas y hábitos de vida de
niños y adolescentes que, unidos a los factores estresantes (miedo al
contagio, duelos y perdidas de seres queridos) pueden influir
desfavorablemente en su salud mental.
MARCO TEÓRICO (Incluir trastornos mentales más frecuentes, citar estudios
realizados a nivel regional de países en Latinoamérica)

La situación general en los países y sus localidades ha afectado el dia a dia de


las personas jóvenes. Las estadísticas demuestran que un 46% reporta tener
menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutaba,
36% se siente menos motivada para realizar actividades habituales.

Percepciones sobre el futuro se han visto negativamente afectada,   


particularmente en el caso de las mujeres jóvenes quienes han y están
enfrentando dificultades particulares.

Entre quienes sintieron la necesidad de pedir ayuda en relación a su bienestar


físico y mental, 1 de cada 3 pidió ayuda a su círculo más cercano, familiares y
amigos. Pese a enfrentar grandes dificultades, muchos adolescentes han
encontrado diferentes formas de hacer frente a los nuevos desafíos y manejar
sus emociones.

ENFERMEDADES MENTALES MAS RESALTANTES

Los jóvenes reportan un mayor porcentaje de ansiedad en un 27% y 15% de


depresión.

Para el 30%, la principal razón que influye en sus emociones actuales es la


situación económica.

Una de las consecuencias más preocupantes de la pandemia es el aumento


de las enfermedades psiquiátricas, las que incluso antes de la crisis eran
consideradas un problema de salud pública debido a su alto y creciente
impacto.

El brusco cambio delas rutinas, medidas preventivas    como el


distanciamiento físico y cuarentenas, sumado a la incertidumbre, temor al
contagio, complicaciones económicas, teletrabajo y clases virtuales han
afectado el bienestar de millones de personas, incrementando los niveles de
ansiedad, angustia, estrés y depresión.
ESTUDIOS REALIZADOS

Según estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)


advirtió que se podría registrar un alza de casos o intentos de suicidio,
impulsando a los gobiernos a no descuidar la salud mental de la población,
principalmente en niños, adolescentes y adultos mayores.La muestra se
realizó a 432 profesionales de 5 hospitales de referencia del país. Los tra-
bajadores de la salud paraguayos informaron una alta prevalencia de
ansiedad, depresión y una baja prevalencia de trastorno de estrés
postraumático -TEPT. Un diagnóstico positivo de covid-19 y una experiencia
laboral menor a 5 años son factores de riesgo psicológico importantes.

A NIVEL REGIONAL

En Paraguay a nivel regional se realizó un estudio trasversal descriptivo de


corte prospectivo. Se aplicó una encuesta en forma virtual virtual que llegó a
las personas a través de las redes sociales. Para el diagnóstico de depresión y
ansiedad se aplicó el cuestionario de Patient Health Questionaire -4 y para el
insomnio el cuestionario Insomnia Severity Inex. De dicho resultado 21,3%
presentó ansiedad y depresión moderada, mientras que 15,9% tenía síntomas
de ansiedad y depresión severa.

Además, 62,5% presentaba algún signo de insomnio.

Los colectivos mas afectados    se encuentran los profesionales que han


estado más expuestos al virus, tanto aquellos vinculados al ámbito sanitario
como aquellos que han llevado a cabo otras tareas esenciales. Algunos de
ellos tienen miedo de llevar el virus a casa. El personal sanitario y las
personas en primera línea sufren un gran estrés.

Las personas que han sido contagiadas por el coronavirus y los familiares que
no han podido despedirse de sus seres queridos fallecidos a causa de la
enfermedad Covid-19 también han resultado muy afectadas
emocionalmente.

Las personas con trastornos de salud mental previos tienen un riesgo


importante de recaídas. Los niños y adolescentes, que están acostumbrados a
salir a la calle, también pueden tener altas tasas de depresión y ansiedad.

Un estudio a detectado que el 22,6% de los estudiantes de Hubei, la provincia


China en la que se originó el brote del coronavirus, han sufrido síntomas
depresivos. Es una cifra más alta que la media de escuelas de primaria del
resto de China.

MIEDO A SALIR A LA CALLE

Durante el confinamiento hemos pasado muchas horas encerrados en casa y


sin poder ver a nuestros familiares y amigos.

Poco a poco hay personas que ahora se niegan a salir a la calle. Este temor se
conoce como síndrome de la cabaña. Es importante especificar que no se
trata de una patología como tal.

El síndrome de la cabaña ocurre porque    el cerebro se habitúa a un ambiente


en particular.

Para superar este miedo, se recomienda empezar a salir de forma gradual y


aprender a reconocer las necesidades de cada uno. También es
recomendable seguir todos los protocolos de seguridad: las pautas de
distanciamientosocial, lavarnos las manos frecuentemente, cumplir los
horarios y usar mascarilla, de manera que tengamos mayor sensación de
seguridad.

EN ESTE MES DE OCTUBRE INICIA CICLO DE SEMINARIOS VIRTUALES SOBRE


SALUD MENTAL DE NIÑOS , NIÑAS Y ADOLESCENTES.

La actividad es organizada de forma    conjunta entre el Ministerio de


Educación y Ciencias(MEC), el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social
(MSPBS) y el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia(MINNA) en el marco del
Proyecto denominado Un equilibrio para la vida.
EN ESPAÑA tambien está muy presente el estigma asociado a los problemas
de salud mental, si bien se observa que los propios niños y adolescentes
están empezando a hablar cada vez más abiertamente de cómo se sienten y
de sus necesidades, afirma el estudio.

A medida que la covid -19 se acerca a su tercer año, las consecuencias para la
salud mental y el bienestar emocional de los niños y los jóvenes siguen
siendo enormes, añade el informe.

Así, al menos uno de cada siete niños se vio directamente afectado por los
confinamientos en todo el mundo y más de 1600 millones sufrieron alguna
pérdida en su educación. La alteración de las rutinas, la educación y el ocio,
así como la preocupación    de las familias por los ingresos y la salud, hacen
que muchos jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación por su futuro.

Los problemas mentales diagnosticados, como el trastorno por déficit de


atención    e hiperactividad, ansiedad, autismo, trastorno bipolar, trastorno de
conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual y
esquizofrenia, pueden perjudicar considerablemente la salud, la educación,
las condiciones de vida y la capacidad para obtener ingresos de los niños y los
jóvenes.

Aunque el impacto en la vida de los niños es incalculable, un nuevo análisis


realizado por la Escuela de Economia y Ciencia Política de Londres, que
también se incluye en el informe, revela que las pérdidas económicas debidas
a los trastornos mentales que provocan discapacidad o muerte entre los
jóvenes se estiman en casi 335.000 millones de euros(388.000 millones de
dólares).

Cuidar nuestra salud mental

A medida que los países han ido aplicando medidas para restringir los
movimientos con el fin de reducir el número de infecciones por el virus de la
COVID-19, cada vez más personas estamos cambiando radicalmente nuestra
rutina cotidiana.
Las nuevas realidades del teletrabajo, el desempleo temporal, la enseñanza
en casa y la falta de contacto físico con familiares, amigos y colegas requieren
tiempo para acostumbrarse. Adaptarnos a estos cambios en los hábitos de
vida y enfrentarnos al temor de contraer la COVID-19 y a la preocupación por
las personas próximas más vulnerables es difícil, y puede resultar
especialmente duro para las personas con trastornos de salud mental.

Afortunadamente, son muchas las cosas que podemos hacer para cuidar
nuestra salud mental y ayudar a otras personas que pueden necesitar más
apoyo y atención.

Confiamos en que los siguientes consejos y recomendaciones le resulten


útiles.

Manténgase informado. Escuche los consejos y recomendaciones de las


autoridades nacionales y locales. Recurra a fuentes informativas fiables, como
la televisión y la radio locales y nacionales, y manténgase al día de las últimas
noticias de la Organización Mundial de la Salud (@WHO) en las redes
sociales.

Siga una rutina. Conserve sus rutinas diarias en la medida de lo posible o


establezca nuevas rutinas.

Levántese y acuéstese todos los días a una hora similar.

No descuide su higiene personal.

Tome comidas saludables en horarios fijos.

Haga ejercicio de forma habitual.


Establezca horarios para trabajar y para descansar.

Reserve tiempo para hacer cosas que le gusten.

Reduzca la exposición a noticias. Intente limitar la frecuencia con la que ve,


lee o escucha noticias que le causen preocupación o tensión. Infórmese de las
últimas noticias a una hora determinada, una o dos veces al día en caso
necesario.

El contacto social es importante. Si sus movimientos se encuentran


restringidos, mantenga un contacto regular con las personas próximas por
teléfono o internet.

Evite el alcohol y las drogas. Limite el consumo de bebidas alcohólicas o


evítelas por completo. No empiece a consumir alcohol si nunca lo había
hecho. Evite utilizar el alcohol y las drogas para enfrentarse al miedo, la
ansiedad, el aburrimiento o el aislamiento social.    No existe ningún dato que
demuestre que el consumo de alcohol proteja contra las infecciones víricas o
de otro tipo. De hecho, sucede lo contrario, ya que el abuso del alcohol está
asociado a un mayor riesgo de infecciones y a un peor resultado del
tratamiento.    Además, debe ser consciente de que el consumo de alcohol y
drogas puede impedirle tomar las precauciones adecuadas para protegerse
contra la infección, como una correcta higiene de manos.

Controle el tiempo de pantalla. Sea consciente del tiempo que pasa cada día
delante de una pantalla. Asegúrese de descansar cada cierto tiempo de las
actividades de pantalla.

No abuse de los videojuegos. Aunque los videojuegos pueden ser una forma
de relajarse, cuando se está en casa mucho tiempo se puede caer en la
tentación dedicarles mucho más tiempo del habitual. Asegúrese de mantener
un equilibrio adecuado con las actividades sin dispositivos electrónicos.
Utilice adecuadamente las redes sociales. Emplee sus cuentas en redes
sociales para promover mensajes positivos y esperanzadores. Corrija
cualquier información errónea que vea.

Ayude a los demás. Si puede, ofrézcase a ayudar a otros miembros de la


comunidad que lo necesiten, por ejemplo para hacerles la compra.

Apoye a los profesionales sanitarios. Exprese en las redes sociales o en su


comunidad su agradecimiento a los profesionales sanitarios de su país y a
todas las personas que trabajan para responder a la COVID-19.

No discrimine

El miedo es una reacción normal en situaciones de incertidumbre. Pero, a


veces, este miedo se expresa de un modo que resulta hiriente para otras
personas. Recuerde:

Sea amable. No discrimine a las personas por miedo a la propagación de la


COVID-19.

No discrimine a las personas que crea que puedan estar infectadas por el
coronavirus.

No discrimine a los profesionales sanitarios. Los trabajadores de la salud


merecen nuestro respeto y gratitud.

La COVID-19 ha afectado a personas de muchos países, por lo que no se la


debe asociar a un grupo humano concreto.

Si es usted madre o padre

En momentos de estrés es normal que los niños requieran más atención.

¿Qué puede usted hacer?


Mantenga las rutinas familiares siempre que sea posible o cree nuevas
rutinas, especialmente si deben ustedes permanecer en casa.

Comente el nuevo coronavirus con sus hijos e hijas de forma sincera y


utilizando un lenguaje adecuado para su edad.

Ayúdeles con el aprendizaje en casa y asegúrese de que tengan tiempo para


jugar.

Ayúdeles a encontrar formas positivas de expresar sentimientos como el


miedo y la tristeza. A veces puede ser útil hacerlo mediante una actividad
creativa como jugar o pintar.

Ayude a los niños a mantenerse en contacto con sus amigos y familiares por
teléfono y por internet.

Asegúrese de que sus hijos e hijas no pasen todo el día delante de la pantalla
y realice con ellos otro tipo de actividades como preparar un pastel, cantar y
bailar, o jugar en el patio o jardín si dispone de ellos.

Intente que sus hijos e hijas no dediquen más tiempo del habitual a los
videojuegos.

Si es usted una persona mayor

Mantenga un contacto regular con sus seres queridos, por ejemplo por
teléfono, correo electrónico, redes sociales o videoconferencia.

En la medida de lo posible, siga rutinas y horarios fijos para comer, dormir y


practicar actividades que le gusten.

Aprenda ejercicios físicos sencillos para realizar en casa durante la cuarentena


a fin de mantener la movilidad.

Averigüe cómo obtener ayuda práctica en caso necesario; por ejemplo, cómo
llamar un taxi, hacer un pedido de comida o solicitar atención médica.
Asegúrese de disponer de reservas de sus medicamentos habituales para un
mes o más. En caso necesario, pida ayuda a familiares, amigos o vecinos.

Si padece usted un trastorno de salud mental

Si recibe tratamiento por un trastorno de salud mental, es imprescindible que


continúe tomando su medicación según las instrucciones y que se asegure de
poder reabastecerse de medicamentos. Si acude periódicamente a un
especialista en salud mental, averigüe cómo seguir recibiendo su ayuda
durante la pandemia.

Manténgase en contacto con sus seres queridos y sepa a quién puede pedir
ayuda si su salud mental empeora.

Si recibe tratamiento por un trastorno relacionado con el consumo de alcohol


o drogas, tenga en cuenta que el brote de COVID-19 puede fomentar los
sentimientos de miedo, ansiedad y aislamiento, lo que a su vez puede
aumentar el riesgo de recaída, abuso de sustancias, abandono del
tratamiento o incumplimiento de las pautas de tratamiento. No deje de
tomar la medicación prescrita, especialmente en el caso de los opiáceos
como la metadona o la buprenorfina, y asegúrese de poder obtener
regularmente su medicación. Si recibe asistencia de un psicólogo o un grupo
de apoyo, averigüe cómo mantener esa asistencia durante la pandemia.

Si recibe tratamiento por un trastorno relacionado con los videojuegos o los


juegos de azar, continúe su tratamiento siempre que sea posible. Consulte a
su terapeuta o profesional sanitario el mejor modo de mantener el
tratamiento durante el confinamiento domiciliario.
ANEXO
CONCLUSIÓN

La salud mental de la población infanto- juvenil puede afectarse por las consecuencias
adversas de la pandemia de la COVID-19 y estar la persona en pleno desarrollo psicólogico.

No todas las respuestas psicológicas podrán calificarse como enfermedades, por que la
mayoria son reacciones normales ante una situación anormal.

El factor protector por excelencia de los infantes y adolescentes es la familia con la


presencia de adultos responsables y estables que puedan ofrecer el apoyo necesario,
establecer rutinas y hábitos saludables, y promover la resilencia.
BIBLIOGRAFIA

http://scielo.iics.una.py.scielo

https://www.unicef.org.paraguay

https://mec.gov.py.cms

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