Epistemologia de Las Ciencias Naturales Clase 2
Epistemologia de Las Ciencias Naturales Clase 2
Epistemologia de Las Ciencias Naturales Clase 2
INTRODUCCIÓN
Las ciencias experimentales han sufrido diferentes cambios en el curriculum de la Educación
Secundaria, de manera que en cierto periodo estudiado, esta disciplina tenía un carácter
subsidiario o menos relevante que por ejemplo las asignaturas de Humanidades. Pero en
indudables épocas históricas, se observa cómo los profesionales de la educación han sido
conscientes de que las ciencias son básicas para la instrucción de la persona, cuyos
contenidos ofrecen, no solo alfabetización científica, sino que son básicos para entender los
procesos y fenómenos que nos rodean, según Pomarino (2014).
Todo ello ha influido en los materiales y recursos con los que contaban los docentes que
impartían Ciencia, y en el caso de la Biología y Geología, estos han sido elementales a la
hora de realizar y explicar diferentes preceptos. De manera que un simple dibujo en el
encerado ha evolucionado hacia una aplicación informática cuyo significado o fin es igual
pero claramente mejorado.
DEFINICIÓN DE EPISTEMOLOGÍA
Para poder definir lo que es la “Epistemología” debemos primero decir qué es “Epísteme”,
palabra de la que procede del griego, y se define como el conocimiento exacto, el conjunto
de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en
determinadas épocas. También es, según Almarza (2002) el saber construido
metodológicamente y racionalmente, en oposición a opiniones que carecen de fundamento,
parte de la filosofía que estudia los fundamentos y los métodos del conocimiento científico. A
partir de aquí, la epistemología se puede definir como la rama de la filosofía que trata de los
problemas que rodean al conocimiento y, tratándose de las Ciencias Naturales, se definirá
como la rama de la filosofía que trata de dilucidar y sistematizar problemas científico-
filosóficos en torno a las Ciencias Naturales, principalmente la Biología y la Geología.
También es la reflexión crítica sobre la investigación científica y su producto, el
Conocimiento: Es la Ciencia de la Ciencia. Así, el objetivo de la Epistemología es aclarar las
condiciones en que es posible el conocimiento humano, así como los límites dentro de los
cuales puede darse, o sea, juzga sobre su validez y sobre su alcance. Suele ocurrir que los
epistemólogos en general saben poco y nada de ciencia, mientras que los científicos,
también con raras excepciones, saben poco y nada de filosofía. Ese desconocimiento, sin
embargo, no se vive como una carencia. Mientras que los epistemólogos creen poder seguir
dando cuenta de la práctica científica o reconstruyendo la estructura de las teorías, los
científicos creen poder seguir hablando con idoneidad de sus propias prácticas y de los
problemas filosóficos que ellas provocan (Palma, 2008).
HISTORIA DE LA EPISTEMOLOGIA
El periodo clásico epistémico, según Bunge (1995), abarca desde Platón a Bertrand Russell,
con autores intermedios como John Herschel, Augusto Comte, Alexander von Humbuold,
Friedrich Engels o Ernest Cassirer. En la época siguiente, la epistemología se profesionaliza
a través de la fundación del círculo de Viena (Wiener Kreis) en 1927, que se ocupa del
empirismo lógico. Algunos de los autores de esta época son: Moritz Schlick, Rudolf Carnap,
Hans Reichenbach, Viktor Kraft, Herbert Feigl y, tangencialmente, Karl Popper y Ferdinand
Gonseth. No se puede dejar de hablar de la “epistemología artificial”, en la que para Ledwing
Wittgenstein, la gente dejó de hablar de ciencia para hablar de lenguaje de la ciencia, dejó de
interesarse por los problemas auténticos planteados por las teorías científicas para
formularse cuestiones triviales acerca del uso de expresiones. Las reflexiones acerca de la
naturaleza de la ciencia y del conocimiento científico, implican siempre preguntarse por las
formas de investigación, validación y comunicación; así como por el valor, la interpretación y
el lugar asignado a conceptos tales como: realidad, verdad, racionalidad, certeza, objetividad,
experimentación, observación, teoría, preguntas, explicación, etc. Es preguntarse por las
reglas o los estatutos de cientificidad o por aquellos criterios que permiten diferenciar el
conocimiento científico de otras formas de conocimiento (Henao 2011).
La respuesta a la pregunta por la naturaleza del conocimiento no ha sido única ni universal.
En las sociedades occidentales, herederas de la antigua cultura grecolatina, por muchos
siglos, el criterio de cientificidad se remitió a los dogmas de la filosofía racionalista. Con el
advenimiento de trabajos como los de Copérnico y Galileo y más tarde, con la divulgación de
los escritos de filosofía de Francis Bacon en el Siglo XVII, las supuestas verdades reveladas
de la “ciencia” son cuestionadas. En 1620, Bacon escribe su “Novum organum”, nueva lógica
o “juicios verdaderos sobre la interpretación de la naturaleza” y en clara oposición a la
filosofía racionalista y a la lógica deductiva, proclama la necesidad de que el hombre
interprete la naturaleza observándola (Jahn et al., 1990), instaurando así una visión empirista
de la ciencia. Visión que será posteriormente apoyada por el positivismo de Augusto Comte y
que se erigirá como visión hegemónica de la ciencia por varios siglos y, hasta nuestros días,
en los albores del Siglo XXI. Las posiciones antagónicas del racionalismo y del empirismo
nos hacen recordar las teorías de Platón, que en su obra trata por primera vez todos los
temas de los que se han ocupado los filósofos de todos los tiempos, incluyendo los actuales
(Bunge, 1995). En cuanto al tema del conocimiento y cómo se origina, Platón planteó una
profunda desconfianza en los sentidos, porque según él, estos sólo nos ponen en contacto
con lo que es momentáneo, con lo que constantemente deja de ser. Platón depositaba la
confianza, a la hora de buscar conocimiento en la razón, puesto que ella nos permite
acercarnos a objetos inmutables, que no cambian y son permanentes. Para él, entonces
existe una realidad aparente, cambiante, la que percibimos, y otra realidad, la inmutable, la
del mundo de las ideas, de la razón, que es la que debemos buscar si queremos conocer la
verdad. El mundo sensible, el que puede ser percibido por los sentidos, es temporal y
mutable. El mundo inteligible, o inmutable, es transcendente e inmaterial, a él pertenece la
razón y las ideas. A partir de esto Platón realiza una clasificación sobre el tipo de
conocimiento que se puede obtener y crear. El conocimiento que se basa en el mundo
sensible (sensorial) es la opinión, porque parte de sensaciones, es cambiante y puede ser
falsa. El conocimiento que recae sobre el mundo inteligible se llama, para Platón, ciencia.
Este conocimiento es pleno e inmutable. Aristóteles no creía en la existencia de dos mundos
como su maestro, Platón, sino que él proponía que la realidad lleva en sí misma la esencia,
su verdadero ser, que la hace ser como es.
RACIONALISMO
Para el Racionalismo, la fuente principal del conocimiento es la Razón. El racionalismo
intelectual da preponderancia a la razón sobre las otras facultades humanas. Ha habido
reacciones y quienes piensan que este racionalismo debe ser eliminado; una de esas críticas
la hizo Unamuno, quien sostuvo que al “frío intelectualismo de la razón debe imponerse la
lógica afectiva del corazón”. El racionalismo que en este trabajo nos interesa es el
epistemológico, es decir, el relacionado con el origen del conocimiento. Así pues cuando
hablamos de racionalismo nos referimos a la corriente filosófica del siglo XVII, la cual
sostiene que nuestros conocimientos válidos y verdaderos acerca de la realidad no proceden
de los sentidos, sino de la razón o del propio entendimiento. La corriente filosófica contraria a
la racionalista del siglo XVII es el Empirismo, del siglo XVIII. Esta corriente afirma que todos
nuestros conocimientos provienen, en último término, de los sentidos, o sea, de la
experiencia sensible o sensorial (Martín, 2014).Según el racionalismo, un conocimiento es tal
sólo cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga
que una cosa tiene que ser así siempre y en todas partes, entonces estamos ante la
presencia de un verdadero conocimiento: “El todo es mayor que la parte”, “todo cuerpo es
extenso”, etc. Si la razón no ve esta evidencia y piensa lo contrario, entonces se contradice a
sí misma si se propone plantear lo contrario. Si tiene que ser así, se deduce que será de esa
forma siempre y en todo lugar. Los juicios como los analizados, poseen Necesidad lógica y
Validez universal. Desde otra perspectiva, sucede distinto cuando se afirman juicios como los
siguientes: “todos los cuerpos son pesados”, o “el agua hierve a 100º”. Podemos juzgar que
es así, pero no que tiene que ser así, pues es lógico y perfectamente posible, que el agua
hierva a una temperatura menor o mayor, así como tampoco debemos pensar que hay una
contradicción en nuestro entendimiento cuando afirmamos de un cuerpo que no posee peso
(el concepto de “cuerpo” no abarca el de “peso”. Juicios como los precedentes solo son
válidos dentro de límites determinados, pues no debemos atener a la experiencia. Los juicios
universalmente válidos no dependen de la experiencia y por tanto son siempre válidos. Si
afirmamos “todos los cuerpos son extensos”, entonces la naturaleza del juicio descansa en
su universalidad, por lo tanto será válido en toda circunstancia de lugar y tiempo. Se
concluye que los juicios fundados en el pensamiento, poseen necesidad lógica y validez
universal. Para esta corriente epistemológica, todo conocimiento verdadero se funda en el
pensamiento. Esta es la verdadera base y fuente del conocimiento humano. Algunos de los
representantes del racionalismo son los siguientes: René Descartes (Francia 1596-Suecia
1650). Es considerado el iniciador o el padre del pensamiento moderno. Estaba convencido
de que en el hombre existe la posibilidad de llegar a conocimientos válidos, pero para ello es
necesario llegar a una verdad indubitable e inexpugnable. Para la búsqueda de esa verdad
inexpugnable o indudable se lanza por un método por el cual duda de todo (la duda
metódica). Así, duda de todo aquello que es posible dudar, por ejemplo, de las percepciones
sensoriales, de las opiniones de otros filósofos, de las autoridades, etc. La idea era encontrar
alguna afirmación de la cual ya no sea posible dudar. Recorriendo este camino Descartes
llega al extremo de dudar de su propia existencia y, en ese momento se da cuenta de que
encontró lo que estaba buscando. Concluyó: si dudo de mi existencia quiere decir que estoy
pensando y, si pienso, quiere decir que existo; he aquí una verdad de la que no puedo dudar,
mi propia existencia. Descartes formuló esta verdad indudable en estos términos: “pienso,
luego (por lo tanto) existo”. Pero además estaba estableciendo que la principal cualidad que
hace al hombre existir es la razón. Con esto estableció que debemos aceptar que la razón, el
pensamiento, la actividad intelectual, es la única prueba de verdad. Whilhelm Leibniz
(Alemania 1646-1716). Este filósofo es otro representante del racionalismo y rechaza el
origen empírico (experimental o sensorial) del conocimiento humano. Para él el conocimiento
racional e intelectual se da a través de las ideas, las cuales son representaciones abstractas
de sensaciones. Para él la verdad será la correspondencia entre las proposiciones lógicas de
la mente con sus respectivos objetos.
EMPIRISMO
En un sentido estricto se llama "Empirismo", o "empirismo clásico", al que se desarrolla en
las Islas Británicas en la Edad Moderna (fundamentalmente en el siglo XVIII), que se opone
al racionalismo continental o racionalismo clásico, y que tiene como representantes más
importantes a Locke (1632-1704, filósofo inglés), Hume (1711-1776, filósofo escocés) y
Berkeley (1685-1753, filósofo irlandés) (Echegoyen, 2016). Este empirismo rechaza las tesis
del racionalismo (las ideas innatas) al considerar que la mente es como un papel en blanco
en el que va escribiendo la experiencia, rechaza la intuición intelectual de algo que no sea la
propia mente, y acepta sólo la percepción como fundamento del conocimiento. A diferencia
del empirismo del siglo XX, el empirismo clásico considera legítima tanto la percepción
interna como la percepción externa. Para el Empirismo epistemológico, la única fuente del
conocimiento humano es la experiencia. Se opone al Racionalismo y en tal sentido afirma
que la conciencia cognoscente extrae sus contenidos exclusivamente de la experiencia.
Según la versión de John Locke (1632-1704), el espíritu humano se encuentra vacío por
naturaleza, es una tabula rasa, una hoja de escribir en la que se escribe la experiencia
humana. El empirismo parte de los hechos concretos para concebir el conocimiento humano.
No es necesario establecerlo desde la razón, pues la experiencia ofrece la única vía para
establecer nuestras representaciones de los hechos y acontecimientos. Una de las
características del Empirismo Epistemológico, lo constituye el hecho de ser aplicado
normalmente en procesos de investigación en Ciencias Naturales, debido a que en Ciencias
Naturales la experiencia representa el papel decisivo para el establecimientos de premisas a
partir de las cuales establecer un nuevo conocimiento (Martín, 2014). En Ciencias Naturales,
se trata de comprobar exactamente los hechos mediante una cuidadosa observación,
poniendo por encima el factor empírico sobre el racional. El empirismo suele distinguir la
experiencia en dos sentidos: – Experiencia interna: Consiste en la percepción de sí misma.
Reflexión. – Experiencia externa: Consiste en la percepción de los sentidos. Sensación. Los
contenidos de la experiencia son ideas o representaciones simples o complejas (éstas
compuestas de ideas simples). Así, una idea compleja es la idea de cosa o substancia, que
es la suma de las propiedades sensibles de una cosa. Las ideas simples poseen cualidades
primarias y secundarias. El pensamiento no agrega un nuevo elemento al conocimiento, sino
que se limita a juntar o a unir unos con otros los distintos datos de la experiencia. Se
concluye que en nuestros conceptos no hay contenidos que no procedan de la experiencia
interna o externa. A lo largo de la historia se han dado muchas teorías empiristas, más o
menos radicales; así, se puede hablar de la filosofía aristotélica como más empirista que la
de Platón, o la de los filósofos atomistas más empirista que la de los pitagóricos. También en
psicología se encuentra corrientes con una clara vocación empirista, siendo seguramente el
conductismo la más destacada de todas. Así, este paradigma de psicología muestra la huella
del empirismo en, al menos, la siguiente tesis:
la psicología como ciencia debe apoyarse por completo en la experiencia, y más
exactamente en la percepción, lo que trae consigo, primero, la reivindicación del llamado
"conductismo metodológico" y la crítica a la introspección, y, segundo, la consideración de
que el objeto de la psicología debe ser algo dado también a la experiencia (ni la mente, ni
mucho menos el alma): la conducta; lo que el sujeto es depende más de la influencia de algo
exterior a él que de estructuras y de un dinamismo interno de carácter innato, tesis que le
llevará al conductismo a subrayar la importancia de la experiencia, del aprendizaje y de la
influencia del medio en la aparición de las habilidades, rasgos y comportamientos de los
organismos, incluido el ser humano. Frente al método deductivo propuesto por los
racionalistas, los empiristas prefieren el método inductivo, y frente a la admiración
racionalista por la matemática, los empiristas van a preferir las ciencias empíricas o ciencias
naturales. En su versión más radical, la de Hume, defiende el fenomenismo: únicamente
podemos conocer los fenómenos (fenómeno: la realidad en tanto que se presenta a los
sentidos), pero no la realidad tal y como pueda ser en sí misma e independiente de nuestro
psiquismo. Locke es el primero en poner en cuestión el concepto de sustancia (la supuesta
realidad que subyace o en la que descansan los fenómenos); no niega las sustancias, pero
considera que de ellas no cabe tener una experiencia directa; las sustancias (incluso Dios)
pueden conocerse por inferencias racionales. Por su parte, Hume establece como criterio
para decidir la legitimidad de una idea que tenga como soporte la impresión (o sensación): el
único ámbito del que cabe el conocimiento y la ciencia es el que se ofrece a la percepción,
considerando que todo lo que podemos conocer se limita a la aparición de fenómenos, o la
sucesión de un fenómeno tras otro, y nada más: ni la supuesta realidad que subyace en los
fenómenos, ni las supuestas realidades trascendentes como el alma o Dios, ni tampoco los
vínculos causales reales existentes entre las cosas. La filosofía de Hume tiene también gran
relevancia en el estudio del psiquismo pues considerará este filósofo que la ciencia de la
naturaleza humana es la ciencia más 20 importante y debe desarrollarse antes que cualquier
otra, por ser en cierto sentido la ciencia de las ciencias. Esta ciencia de la naturaleza humana
no debe partir de principios a priori sino de la experiencia y la observación. En breve
resumen, y por su importancia para el desarrollo de la psicología científica, destacan las
siguientes tesis empiristas:
La cuestión fundamental en la polémica racionalismo/empirismo se concentra en la pregunta
¿cómo se origina el conocimiento? El racionalismo considerará que gracias a las ideas
innatas y a la intuición, siendo, por tanto, lo importante lo que la conciencia pone o incorpora.
Por su parte, para el empirismo todo el conocimiento proviene de los sentidos, puesto que la
mente es como "un papel en blanco" y no existen las ideas innatas, siendo lo más importante
lo que la conciencia recibe.
Asociacionismo. Los empiristas entenderán que los procesos mentales son consecuencia de
la asociación de vivencias: creerán que en el mundo de la mente encontramos fuerzas
semejantes a las presentes en el mundo físico, trasladando el mecanicismo y determinismo
que Descartes propuso únicamente para el mundo físico al mundo de la mente.
Mecanicismo. Los empiristas tienden a dar explicaciones mecanicistas del ser humano: o la
mente y la conducta del hombre son un fenómeno natural más, por lo que pueden ser
explicadas según las leyes naturales, o determinismo: no existe el libre albedrío, por lo que la
mente y la conducta se someten a leyes deterministas, ocurriendo de este modo que la
conducta podrá predecirse por completo cuando se descubran las leyes que la rigen. o
materialismo: toda la realidad es material, por lo que, de nuevo, la conducta humana es un
fenómeno natural, y está determinada por las mismas fuerzas y leyes físicas que valen para
el resto de la naturaleza, o el representante más destacado del mecanicismo materialista fue
Hobbes (1588-1679, filósofo inglés). Para este autor, los contenidos de la mente se rigen por
las mismas leyes físicas que los movimientos físicos, o Hedonismo psicológico: de todas las
acciones que puede realizar, el hombre escoge aquellas que tengan consecuencias más
placenteras o menos dolorosa. Esta tesis viene a ser expresión del característico
sensualismo que recorre toda la filosofía empirista y expresa una visión ciertamente
pesimista de la naturaleza humana al señalar que, en último término, toda acción humana
busca el provecho propio (entendido como placer o satisfacción) siendo el hombre, por lo
tanto, consustancialmente egoísta. John Locke (1632 – 1704). Fue uno de los principales
representantes del empirismo. Funda su teoría del conocimiento en el principio aristotélico-
tomista (de Aristóteles y Santo Tomás) que dice: “nada hay en el entendimiento que no haya
estado primero en el sentido”. La conclusión natural a la que llega es que todo nuestro
conocimiento procede de la experiencia y no puede ser de otra manera, es decir todo lo que
está en nuestras ideas y pensamientos vino de una experiencia percibida por los sentidos.
David Hume (1711 – 1776). Junto con Locke, el autor anterior, D. Hume es el máximo
exponente del Empirismo. Él defiende que la única fuente de conocimiento es la experiencia,
entendida ésta como el contacto con los objetos a través de la sensación externa e interna.
La fuente primaria de conocimiento es la sensación; de ella surgen las impresiones. Para él
incluso la reflexión es otro tipo de percepción, que recae sobre las pasiones y los
sentimientos y de ella resultan las ideas. Las ideas para él son solo imágenes débiles de las
impresiones sensoriales que tuvimos primero. El empirismo se caracteriza por dos aspectos
fundamentales:
a) Niega la Absolutización de la Verdad o, como mínimo, niega que la verdad absoluta sea
accesible al hombre.
b) Reconoce que toda verdad debe ser puesta a prueba y, a partir de la experiencia, puede
eventualmente ser modificada, corregida o abandonada. La mayor parte del tiempo actuamos
o pensamos de manera empírica. Esperamos que sucedan las cosas más por hábito o
costumbre que por razonamiento científico. En este sentido, el empirismo se contrapone al
racionalismo.
REALISMO
Para esta corriente epistemológica, la fuente del conocimiento se encuentra en las mismas
cosas, pues éstas son REALES, independientemente de la conciencia. Tipos de realismo: a)
Realismo ingenuo Para esta corriente no existe la distinción entre SUJETO y OBJETO. No ve
que las cosas no nos son dadas en sí mismas, en su corporeidad, inmediatamente, sino sólo
como contenidos de la percepción. Para el Realismo Ingenuo, como identifica contenidos de
la percepción con objetos, atribuye a éstos todas las propiedades encerradas en aquéllos.
Las cosas son exactamente como las percibimos. Los colores que vemos en ellas son
cualidades objetivas que les pertenecen, tal como ocurre con su olor, sabor, dureza,
blandura, etc. Todas las propiedades de las cosas convienen por su sola existencia,
independientemente de la conciencia perceptiva, ya que esta corriente no distingue la
percepción. b) Realismo crítico Se denomina Realismo Crítico a esta postura epistemológica,
precisamente por formular una crítica del conocimiento. Plantea que no cree que convengan
a las cosas todas las propiedades encerradas en los contenidos de la percepción, sino que
es de la opinión que todas las propiedades o cualidades de las cosas, percibidas por el
entendimiento humano, sólo existen en nuestra conciencia. Tales cualidades surgen cuando
los estímulos externos actúan sobre nuestros órganos sensoriales. Por lo tanto, las
cualidades de las cosas no tienen carácter objetivo sino subjetivo, pero hay que reconocer en
su constitución ciertos caracteres objetivos y causales para explicar la aparición de las
cualidades. El hecho de que la sangre nos parezca roja y el azúcar dulce, se funda
finalmente en la naturaleza propia de esos objetos.
IDEALISMO
a) Idealismo metafísico: La convicción de que la realidad tiene por fondo fuerzas espirituales,
potencias ideales.
b) Idealismo epistemológico: No hay cosas reales independientes de la conciencia. Para el
Idealismo solo hay dos tipos de objetos, toda vez que quedan suprimidos los objetos reales:
Objetos de conciencia: Representaciones, sentimientos, etc. – Objetos ideales: Objetos de la
lógica y la matemática Para esta corriente epistemológica, los objetos reales serán, o bien
objetos de conciencia, o bien objetos ideales. Objetos de conciencia: Idealismo subjetivo o
psicológico. Objetos ideales: Idealismo Objetivo o Lógico.
c) Idealismo subjetivo: Toda realidad está encerrada en la conciencia del sujeto cognoscente.
Las cosas no son más que contenido de la conciencia. Todo su ser consiste sólo en ser
percibidas por la conciencia humana. Tan pronto dejan de ser percibidas por nosotros, dejan
de existir. No poseen un ser independiente de nuestra conciencia. Nuestra conciencia es lo
único real (Consciencialismo). Para Berkeley, (su principal exponente) ser es percibir, el ser
de las cosas consiste en ser percibidas.
DOGMATISMO
Postura epistemológica según la cual el conocimiento es simplemente posible. No hay
manera de que el ser humano no conozca el mundo exterior pues se da por supuesto el
contacto entre el sujeto y el objeto del conocimiento. El dogmatismo epistemológico da como
un hecho la posibilidad del conocimiento, pero ello nos muestra que el conocimiento desde
esta postura es más bien una aspiración antes que una verdad objetiva, pues no logra ver
que el conocimiento es más bien una relación entre sujeto y objeto, aunque esta postura en
el siglo XXI se encuentra matizada con la disolución del sujeto en el objeto y del objeto en el
sujeto. El dogmatismo piensa que los objetos son dados al sujeto en forma absoluta y no
mediante la función intermediadora del conocimiento. Los objetos de la percepción y los
objetos del pensamiento nos son dados de la misma manera: directamente en su
corporeidad. Los valores también existen pura y simplemente para el dogmatismo.
ESCEPTICISMO
Según esta postura epistemológica, el sujeto cognoscente no puede aprehender el objeto del
conocimiento, no hay posibilidades de conocer y por lo tanto debemos abstenernos de
pronunciar algún juicio. Mientras el Dogmatismo conoce en cierto modo el sujeto, el
escepticismo desconoce el objeto. Se centra en la función del conocimiento (sujeto),
olvidándose del objeto. No existen verdades absolutas ni definitivas. Sólo existen
aproximaciones que se yuxtaponen. Las verdades del escepticismo son siempre
provisionales, por lo que los conocimientos no se verifican y pueden desecharse. Las
verdades se mantienen en forma provisional, siempre que sean útiles a la ciencia y al
conocimiento.
INDUCTIVISMO
Explicar y predecir con certeza el funcionamiento de la naturaleza, observándola
cuidadosamente para descubrir sus leyes y principios, es el propósito de la ciencia
indicativista; y para ello cuenta con el “método científico”. En su forma más tradicional, el
inductivismo, sostiene que el conocimiento científico se deriva de los hechos a partir de la
experiencia. La inducción experimental para Bacon es el criterio metódico que servirá de
brújula del mundo intelectual. Según este autor, la deducción es un proceso que sólo sirve
para demostrar y es ineficaz para el caso de los descubrimientos, mientras que los hechos
particulares observados permiten inferir la verdad universal antes desconocida, de tal forma
que sólo con la experiencia y la observación podrá sacársele sus secretos a la naturaleza
(Hempel, 1975). En los años veinte se constituye una escuela filosófica, El Círculo de Viena
que, retomando las ideas de Comte, instaura el positivismo lógico. Esta escuela filosófica
enfatiza en la forma lógica de la relación entre el conocimiento científico y los hechos.
Empiristas, positivistas y neopositivistas, comparten la visión más común de la ciencia: el
conocimiento científico debe de alguna manera derivarse de los hechos alcanzados por la
observación. 25 En resumen, se puede decir que la inferencia inductiva de las leyes, a partir
de los hechos, ha sido planteada como posible por los inductivistas bajo las siguientes
condiciones: a) número grande de enunciados observacionales que constituyen la base de la
generalización; b) las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de
condiciones; c) ningún resultado observacional debe entrar en contradicción con la ley
general. El criterio de demarcación para los empiropositivistas inductivistas es la
verificabilidad. Las teorías científicas deben ser verificadas por los hechos.
EL CÍRCULO DE VIENA El círculo de Viena (en alemán Wiener Kreis), también conocido
como “El Círculo de Viena para la concepción científica del mundo”, fue un movimiento
creado por el Dr. Johan Craidoff y Moritz Schlick en 1922 en Viena. Sus bases consideraban
la filosofía como una disciplina encargada de distinguir entre lo que es ciencia y lo que no lo
es (Guadalupe, 2013). Propusieron utilizar un lenguaje común que debía ser elaborado por la
filosofía, basándose en el lenguaje de la física. Así, para ellos, la filosofía era una disciplina
ligada a la lógica y abogaban por una concepción científica del mundo. Escribían sus teorías
en la publicación Erkenntnis (“conocimiento”, en español) y fueron los creadores del
positivismo lógico, también llamado neopositivismo o empirismo lógico. En 1929 crearon su
manifiesto, el llamado Visión Científica del Mundo, pero debido a su alto grado de
intelectualidad y de progreso, el Círculo de Viena se disolvió a causa de la presión política y
del ascenso del nazismo en Austria. En 1936 Moritz Schlick, uno de los fundadores del
Círculo, fue asesinado por un estudiante Nazi y, debido a esto, la mayor parte de los
miembros del Círculo escaparon a otros países, principalmente a Estados Unidos, donde
seguirían desarrollando su filosofía pero ya no como grupo, sino de manera diseminada.
Estos pensadores seguían la tradición positivista de D. Hume y se decía “lógico”, porque
ellos pretendían añadir los descubrimientos de la lógica moderna. Las características
generales del grupo son:
Los fundadores del movimiento aspiraban a construir una filosofía científica. Decía Otto
Neurath “la construcción de un lenguaje científico que, evitando todo pseudo-problema,
permitirá enunciar prognosis y formular su control mediante enunciados de observación”.
Es un positivismo distinto al del s. XIX. Aquí la lógica desempeña un papel importante,
además de estar de acuerdo con las bases sentadas en Principia Mathematica de Bertrand
Russell y Alfred Whitehead.
Un empirismo total apoyado de recursos de la lógica moderna y en los logros de la física
moderna. Las ciencias empíricas emplean el método inductivo.
Un empleo de la lógica simbólica usada como instrumento para deslindar entre distintos
lenguajes y sus relaciones tanto en su aspecto formal (sintaxis-lógica), como en su contenido
(semántica).
Un rechazo a la metafísica y a la teología en orden al pensamiento de la Ilustración, porque
concibiéndola como fuera de lo sensible y empírico se afirma que sus presupuestos carecían
de significado, al no estar en relación con los hechos.
Una restricción del dominio de la filosofía pues sostenían que la tarea de la filosofía era,
únicamente, eliminar sus propios problemas.
Un realce a la Física, donde los enunciados empíricos pueden ser expresados en el lenguaje
de la física. Esta teoría tuvo auge en las tres primeras décadas del siglo XX, originado
principalmente por la teoría de la relatividad de Einstein (1879-1955, físico alemán) y por la
mecánica cuántica. El positivismo del Círculo de Viena ha marcado la filosofía y su influencia
ha ido más lejos. En el pensamiento de estos autores está la clave de la filosofía de la
ciencia. Hoy en día es común pensar que la metafísica está fuera de la ciencia y que la
filosofía es una mera herramienta conceptual y, también, es común pensar que la
racionalidad es una actitud y que no se puede pretender hablar o decir con pretensión de
verdad absoluta.
STEPHEN E. TOULMIN
Stephen Edelson Toulmin (Londres, 1922 - Los Ángeles, 2009) fue un filósofo británico,
discípulo de Ludwig Wittgenstein (cuya renovación lingüística continuó) y profesor en
diversas universidades británicas y estadounidenses. Su pensamiento se encuadra en la
nueva filosofía de la ciencia (La filosofía de la ciencia, 1953). Fue autor, además, de El
puesto de la razón en la ética (1950) y de la trilogía La comprensión humana, cuya
publicación inició en 1972, sobre la idea de racionalidad. Stephen Toulmin se interesó
fundamentalmente por la ética, campo que trató de esclarecer mediante el uso estricto de la
razón, eliminando de su lenguaje elementos de tipo religioso o trascendente, y por la
epistemología, con especial atención al lenguaje científico y a sus procedimientos lógicos
(Anónimo, 2016c). Pensamiento: El modelo de argumentación en la ciencia es uno de los
mayores retos en la educación actual, ya que el resultado puede ser erróneo, sin embargo,
han de saber discutir los razonamientos. Introdujo el concepto de “ecología conceptual”, que
es tener el concepto de que todos los alumnos saben algo, no hay nadie que no sepa nada.
Si bien, ese conocimiento puede que no sea pertinente para el tema que se está tratando.
PAUL FEYERABEND
Paul Feyerabend (1924-1994) nació en Viena, realiza estudios de Física y Astronomía,
doctorándose, finalmente, en Física. A comienzos de la década del 50 viaja a Inglaterra para
estudiar Filosofía de la Ciencia en la London School of Economics donde enseñaba Karl
Popper (1902-1994), a quién había conocido en 1947, en Viena. A finales del año 1953
Popper le ofreció convertirse en su ayudante, privilegio que Feyerabend declinó porque -
según dice- quería mantener su independencia de pensamiento. No obstante, se debe tener
presente que la Epistemología de Feyerabend igualmente recoge importantes elementos
provenientes del razonamiento socio-histórico que sobre la ciencia ha desarrollado Thomas
Khun, por tanto no es exagerado sostener que, complementariamente a la raíz Popperiana,
el pensamiento de Feyerabend se constituye en una continuación rigurosa de esta otra
vertiente, de la cual extrae sus consecuencias extremas que coteja constantemente con las
posiciones racionalistas. Su carrera académica la continuó en la Universidad de California,
en Berkeley, donde fue Profesor de filosofía de la ciencia y al mismo tiempo estuvo a cargo
de una cátedra similar en la Universidad de Zurich. A finales de la década de los años 70
emigra a Italia y se retira de la actividad docente a causa de una enfermedad, pero sin
restarse del debate y continúa su trabajo intelectual produciendo artículos y libros. Fallece el
mismo año del desaparecimiento de Popper a la edad de 70 años. (Toledo, 1998).
Pensamiento: Va contra el método. Enfatiza la creatividad y los deseos científicos. Para él el
método científico no es generalista. Se debería desarrollar un método anarquista y no
racionalista.
Bibliografía: