Unidad 1

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UNIDAD 1

Introducción a las teorías


pedagógicas contemporáneas
Cuando la educación traspasa fronteras y
salen a la luz diversas teorías que muestran
al ser humano como único, en su estructura
física, emocional e intelectual renace la
inquietud de la forma en que aprendemos,
y si además la forma en cómo se enseña
influye o no y en qué porcentaje está el
proceso.
De allí el surgimiento de unas teorías que orientan el proceso pedagógico
como tal, dependiendo del contexto, ámbito social, intelectual, físico e incluso
emocional del ser humano acompañadas de una serie de pedagogos y
pensadores que trazan la línea a seguir en cada una de las situaciones
presentadas.

Suárez (2000) afirma que “estas corrientes constituyen los discursos actuales
sobre el problema de la formación del hombre, objeto central de la acción
pedagógica”. En la cual muchas veces se ve relegado por otras circunstancia
que aleja al maestro del objetivo principal que es la educación de un ser de
forma integral.
Importancia de las teorías pedagógicas
contemporáneas en la educación del siglo XXI.
La educación del presente siglo se caracteriza por la diversidad de
pensamientos, saberes e intereses que se encuentran en el aula de
clase o en cualquier evento pedagógico. Un maestro se enfrenta a
diario a grupos estudiantiles con diferentes características, culturas,
tradiciones y proyecciones sociales que a su vez lo hacen único;
asumen este reto pedagógico desde la atención a las singularidades
de los estudiantes, respetando los ritmos y formas de aprendizaje. Es
allí donde el docente asume la tarea de encontrar estrategias y
didácticas pedagógicas indicadas que le permitan acompañar el
proceso educativo de cada uno de esos grupos de manera idónea y
relevante, no solo para ellos sino para toda la sociedad que al final es
la beneficiada, puesto que recibe personas formadas capaces de
afrontar los retos de que nacen a diario.
En relación con estas situaciones, las teorías pedagógicas contemporáneas se
convierten en una de esas herramientas vitales que le permiten al docente trazar las
directrices indicadas y pertinentes que respondan a las necesidades educativas de
cada estudiante, respetando su individualidad y a su vez garantizando un proceso
educativo de calidad.

Estas mismas dan respuestas a la exigencia estudiantil en la que se brinda una


formación contextualizada a partir de las diferentes asignaturas, cursos o módulos
que enseñan al sujeto a resolver problemas reales, aplicando lo que ha aprendido en
la institución educativa y generando al mismo tiempo un aprendizaje autónomo,
crítico y significativo. Lo que significa que el educando está en la capacidad de dar
respuesta y tener el control de la mayoría de las situaciones que vive a diario.
Cerezo (2006) afirma que “los paradigmas educativos no
han tenido un desarrollo sencillo, de hecho, su tránsito entre
los actores educativos ha sido en cierto sentido tortuoso por
las posturas polares presentes en el campo educativo”. Por
un lado, se tiene a las instituciones educativas en el que un
gran porcentaje de sus docentes y directivos siguen sin
renovarse y se encuentran anclados a la educación
tradicional por sus innumerables prácticas, que sin duda
dieron resultados en su momento, pero hoy en día no surten
los mismos resultados puesto que las sociedades avanzan y
así mismo todo lo que va a su paso. En este orden, los
avances de la ciencia y la tecnología, por ejemplo, obligan a
que las prácticas educativas sean renovadas y que los
maestros revisen y modifiquen su quehacer educativo
integrando a los procesos las herramientas TIC.
Así mismo Cerezo (2006) realiza dos planteamientos en los que
es importante detenerse y analizar: si la educación debe
dedicarse a transmitir los saberes científicos establecidos, o
bien, debe preocuparse por desarrollar una nueva forma de
concebir y representar el mundo, más allá de la forma en que
inicialmente los estudiantes lo ven. Precisamente es allí donde
se responde que la ciencia avanza, pero conocer al pie de la
letra los avances y sus protagonistas sin transformar la práctica
pedagógica diaria, es quedarnos en la misma acción de siglos
anteriores, transmitir y dar a conocer un concepto. Pero
transformar lo que se viene haciendo, evidenciando con la
práctica esos avances es lo que realmente busca cada una de
estas corrientes pedagógicas, que no importa su precursor ni su
ideología, lo importante es que cada una de ellas busca renovar
la experiencia pedagógica docente y el proceso de enseñanza
aprendizaje, desde una visión diferente y refrescante.
Las acciones diarias de los maestros como preparar un
evento pedagógico, acompañar a un grupo de
estudiantes, orientar un proceso educativo, entre
otros, no se puede dar abiertamente porque sí, por lo
contrario debe responder a un acompañamiento
teórico que avale esas acciones y que dé cumplimiento
o no de unas corrientes pedagógicas con las cuales se
ha o han identificado. “Una práctica educativa que
procede solamente de la experiencia, por más
eficiente que parezca, corre el riesgo de repetirse y
reincidir en errores no descubiertos. La teoría
enriquece la práctica y la dignifica con aportes
novedosos descubiertos por otros sistemas
teóricamente hablando” (Nacional, 2002).
Docente, escuela y pedagogía
Existe una correspondencia intrínseca
entre estos tres actores de la educación,
los cuales se encuentran directamente
relacionados en el ámbito pedagógico
debido a las acciones que se dan en cada
uno de ellos los cuales repercuten en las
metas u objetivos que se tracen en la
renovación de la calidad educativa.

Para poder entender la relación existente


entre estos tres conceptos es necesario
conocer el significado de cada uno y su
intervención en el proceso educativo.
Se inicia con la profesión docente, la cual es definida por en MEN como el
ejercicio de la enseñanza en planteles oficiales y no oficiales de educación en
los distintos niveles. Igualmente incluye esta definición a los docentes que
ejercen funciones de dirección y coordinación de los planteles educativos, de
supervisión e inspección escolar, de programación y capacitación educativa,
de consejería y orientación de educandos, de educación especial, de
educación de adultos y demás actividades de educación formal autorizadas
por el Ministerio de Educación Nacional, en los términos que determine el
reglamento ejecutivo.
De igual forma la RAE (2018) lo
define como el que enseña, lo que
lleva a definirlo como la persona
encargada de orientar y acompañar
e l p r o c e s o d e e n s e ñ a n z a –
aprendizaje en las instituciones
educativas o en los diferentes
lugares donde se lleve a cabo esta
acción; a su vez este debe cumplir
con unas competencias tanto
genéricas como específicas. Con
relación a ello Pavié (2011) define las
competencias de la siguiente forma:
Tabla 1. Definición de competencias.

ÁREA DE COMPETENCIAS
Lenguaje, comunicación,
Cognitiva
pensamiento lógico matemático.

Observación, análisis, identificación


de componentes del problema,
planteamiento de soluciones
Resolución de creativas,
problemas
pensamiento crítico, planificación
y gestión de proyectos, adaptación
al contexto.
Informarse, motivación hacia
el aprendizaje, aprender a aprender,
Autoaprendizaje y preocuparse por el propio desarrollo,
autoconocimiento conocimiento de las propias
capacidades, transferir conocimientos
de un contexto a otro.

Trabajo en equipo, capacidad de


negociación, argumentación,
interacción. Hacer entender a otro
Social
los propios puntos de vista.
Autoconfianza, buscar y sostener
redes de contacto social.

Iniciativa, responsabilidad en las


Motivación
hacia el trabajo tareas, compromiso e interés en las
tareas.
Fuente: Pavié (2011)
Las competencias específicas corresponden a aquellas que otorgan una formación disciplinar
particular, las cuales identifican un énfasis profesional dentro de la carrera docente o aquellas
que subyacen de la necesidad de un contexto o de un reto laboral definido.

Tabla 2. Competencias específicas.

Competencias específicas
Conocimientos disciplinarios
Corresponden a las competencias que debe saber
cada profesional de acuerdo con la disciplina en que
Saber
se especializó o la rama del saber donde decidió
ejercer.

En este ámbito el docente debe manejar y conocer


las teorías, conceptos y definiciones que dan cuenta
de la existencia de esa área donde ejerce.
Competencias profesionales
No es sólo conocer la parte teórica o histórica de
cada disciplina o saber específico; la intención es
que el docente tenga claridad el para qué sirve su
Saber área de conocimiento, sus aplicaciones y las
hacer articulaciones que es capaz de hacer con los avances
tecnológicos y científicos que nacen cada día. En
pocas palabras, el maestro siempre debe tener
claridad, el para qué sirve lo que enseña y cómo
aporta a la construcción de la sociedad del
conocimiento desde su rol de docente.

Competencias académicas
En esta se agrupan las competencias que se
relacionan con la acción de hacer una planeación
eficaz y contextualizada, escogiendo los contenidos
académicos pertinentes que le ayudarán a formar
personas competentes y críticas.

De igual forma la comunicación con que comparte


sus saberes y se hace entender ante su comunidad
educativa. Teniendo claridad en el uso y ventajas que
le proporciona las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) como parte fundamental del
proceso educativo.

Fuente: Bozu (2009)

Paulo Freire define escuela como “el lugar donde se hacen amigos, no se
trata sólo de edificios, aulas, salas, pizarras, programas, horarios, conceptos.
Escuela es sobre todo, gente, gente que trabaja, que estudia, que se alegra,
se conoce, se estima”. (Revista pedagogos, 2013) Es de allí que las escuelas
no siempre se refieren a la parte física o material, sino a cada una de las
acciones (fraternales, personales, sociales, pedagógicas, etc.) que allí se
viven y que aportan significativamente al individuo para su formación como
ser perteneciente a una sociedad.

Es de esa manera como desde las corrientes pedagógicas contemporáneas


se define la escuela, como ese ambiente generador de conocimiento y
competencias de manera agradable, enriquecedora, contextualizada y
diversificada, en el cual todos los partícipes del proceso gozan de esa magia
de educar y ser educados en contextos reales, llenos de herramientas y
estrategias pertinentes, adecuadas y coherentes que le permiten al ser
humano formarse en y para la sociedad.
En ese mismo sentido esta definición es un llamado a la
reflexión de cómo se concibe la escuela hoy día y la relación
distante entre la función del docente y la pedagogía que allí
se desarrolla. Tal vez porque es vista como un muro de
paredes donde sólo se lleva a cabo la transmisión del
conocimiento a través de prácticas antiguas, tradicionales y
repetitivas que generan caos al salirse de ese ambiente
físico mal nombrado como escuela.

Por otro lado, Echavarría (2003) concibe la escuela como “un


escenario de transformación y socialización donde se
c o n j u g a n u n a s e r i e d e e l e m e n t o s p e d a g ó g i c o ,
metodológicos y estructurales adecuados para llevar un
proceso de enseñanza y aprendizaje idóneo”. Pero al igual
que Paulo Freire coincide en exponer que esta es vista como
ese espacio donde se producen intercambios
intencionados basados en la necesidad de adquirir
nuevos conocimientos, desarrollar competencias
( c o g n i t i v a s , s o c i o a f e c t i v a s , c o m u n i c a t i v a s ,
tecnológicas, entre otras) y construir una identidad
social única, crítica y competitiva.

Así mismo Zambrano (2006) a manera de reflexión


asume la escuela como “un lugar para los sujetos, en la
medida en que ella les brinda los aprendizajes
necesarios, las competencias requeridas y los recursos
de comunicación más importantes para que cada uno
pueda servirse cuando tenga necesidad de ello”.
Por otro lado la pedagogía es definida por MEN (s.f.) como el saber propio de
las maestras y los maestros, ese saber que les permite orientar los procesos de
formación de los y las estudiantes, ese saber que se nutre de la historia que nos
da a conocer propuestas que los pedagogos han desarrollado a lo largo de los
siglos, pero que también se construye diariamente en la relación personal o
colegiada sobre lo que acontece diariamente en el trabajo con estudiantes y
colegas, sobre los logros propuestos y obtenidos, sobre las metodologías más
apropiadas para conseguir desarrollo humano y la construcción de la nueva
Colombia a medida que se desarrollan los proyectos pedagógicos y las demás
actividades de la vida escolar.
El saber pedagógico se produce permanentemente cuando
la comunidad educativa investiga el sentido de lo que hace,
las características de aquellos y aquellas a quienes enseña, la
pertinencia y la trascendencia de lo que enseña. La
pedagogía lleva al maestro a percibir los procesos que
suceden a su alrededor y a buscar los mejores
procedimientos para intervenir crítica y de forma
innovadora en ellos.

Por otra parte, Philippe Meirieu citado en Zambrano (2006)


comprende la pedagogía como un tejido discursivo de
múltiples elementos, para él no es una disciplina científica,
ni tampoco pretende que así sea, pues hace parte de los
teóricos de las ciencias de la educación y, a la vez, un fiel
representante de la pedagogía diferenciada.
En relación con los autores anteriores, la pedagogía es vista como la ciencia que
estudia todo lo relacionado con la educación y los valores del ser humano,
integrando estos de una manera armoniosa de tal forma que le permite a los
educadores, psicólogos o especialistas en el tema encontrar las estrategias, los
medios y métodos necesarios para educar, formar, orientar y acompañar el
proceso idóneamente. Sin embargo, esta cada vez más se ve obligada a
reinventarse y mantener actualizado los medios y la forma de llevar la causa, pues
debido a la proliferación de la tecnología el ser humano se ve en la necesidad de
querer aprender cada vez más desde diferentes medios, formas y canales.

Es así como las corrientes pedagógicas contemporáneas articulan la teoría, la


práctica y los actores del proceso educativo para renovar el discurso y las
acciones que a diario se viven en él como una forma de mejoramiento a la
educación que se debe brindar hoy día en todos los rincones del universo, siendo
coherente con lo que se busca, se percibe y se ofrece a diario en todas las
instituciones educativas.
El maestro y la calidad educativa
“La calidad en la educación depende
directamente de la calidad de los profesores,
loseducadores y los currículos”.
Clare Kosnik.

Hablar de calidad educativa es referirnos a un proceso donde se


llevan a cabo unas acciones de idoneidad que cumplen con los
requisitos y estándares de competencias necesarios, para dar
cumplimiento a los objetivos propuestos en dicho proceso
educativo, los cuales dan fe entre la coherencia de la teoría y la
práctica en cada uno de los lugares donde se desarrolla el acto
de educar. A su vez esta calidad educativa debe responder a los
referentes ministeriales que evalúan cada paso del proceso de
los estudiantes respondiendo a las necesidades del contexto.
Decir que existe calidad educativa es referirse directamente
a uno de los actores primordiales de este proceso: el
docente, el cual se encarga de acompañar y orientar el acto
e d u c a t i v o d e s d e u n a p e r s p e c t i v a i n n o v a d o r a ,
contextualizada y realista que lleva a cada uno de los
estudiantes a alcanzar las habilidades y destrezas necesarias
que lo hacen competente en la sociedad del conocimiento.

En ese sentido evocamos las palabras de Kosnik (2014) en el


marco del foro: Maestro siempre, en el que afirma la
existencia de siete claves fundamentales que permiten
generar una nueva dinámica académica que construye en el
día a día la calidad educativa y que además aporta
elementos fundamentales para la formación y actualización
del docente.
Las siete claves de la dinámica académica a la que se refiere Kosnik (2014)
citado por el MEN (s.f) son:

Planificación del programa


Esta es muy relevante dentro del proceso académico, pues cuando se
planea se tiene claro los objetivos de lo que se quiere lograr y todo lo
que se genere estará respondiendo a unas exigencias únicas de un
contexto determinado.

Evaluación y seguimiento a los estudiantes


Por otra parte se sigue insistiendo que la evaluación debe ser integral,
formativa, flexible a las necesidades intelectuales de cada persona,
por lo cual se sugiere renovar el tipo de acciones evaluativas que se
viene dando y la forma de aplicarlas.
La organización del aula de clase y de la comunidad
Este aspecto es fundamental en cualquier campo educativo, la
organización del ambiente es primordial para la acción pedagógica
que se va a realizar, pues de una u otra manera éste condiciona la
actitud del estudiante ante el aprendizaje. De igual forma sucede con
la comunidad. Por lo tanto deben ser espacios tranquilos, ordenados,
inclusivos y con una buena ambientación pedagógica.

Educación inclusiva
Fundamental para responder a todas las exigencias y necesidades
tanto físicas como mentales de los estudiantes. Se debe educar sobre
una base sólida, flexible, moderna e innovadora, que de paso a que
todos puedan aprender en el mismo espacio.
Contenido y pedagogía
Dos factores fundamentales en el proceso de enseñanza y
aprendizaje; para que un contenido sea recibido por un estudiante
exitosamente, este debe contener todas las estrategias pedagógicas
necesarias, que lo hagan interesante y motivador.

Identidad profesional
Todo maestro debe o está llamado a identificarse como un
profesional idóneo en lo que hace, que no sea solo un contenedor de
conceptos, sino que por el contrario su parte profesional y personal
estén conectados en su totalidad. Es decir, sea coherente
con su discurso.
Visión para la enseñanza de objetivos
La proyección de lo que se desea enseñar debe ser motivadora,
auténtica, real, contextualizada. Esto permite que el proceso de
enseñanza sea productivo y fructífero.
Pero para poder responder asertivamente a estas consideraciones anteriores el
PhD. Konsik (2014) plantea cuatro esferas del conocimiento que son la base para
la planeación de una enseñanza que va más allá del aula de clase:

Conocimiento sobre investigación


Un docente que investiga, es un profesional que está constantemente
actualizado y que con seguridad generará espacios de desarrollo de
competencia en sus estudiantes, pues los motiva a producir y
contrastar sin miedo lo que aprende en sus espacios de formación.

Conocimiento de pedagogías y metodologías para


la enseñanza en Educación Superior
Un docente debe ser conocedor de las características de las edades y
procesos mentales por los que atraviesa el ser humano. Por lo tanto
debe saber distinguir que los procesos pedagógicos que se realizan
en la básica o media, nunca serán los mismos que se realizan
en la educación superior; igualmente las estrategias son totalmente
distintas, pues las necesidades de las personas cambian al igual que
sus proyecciones e intereses.

Conocimiento de los procesos de


lectoescritura y su enseñanza
Cada disciplina que se quiere enseñar es diferente, cada una
responde a situaciones académicas distintas que debe responder a
procesos de aprendizajes únicos.
En los cuales la lectoescritura tiene una connotación propia que
responde a unos conocimientos específicos.
Conocimiento de las iniciativas del gobierno y
de las instituciones educativas
Todo docente debe ser conocedor de los decretos, leyes y normas
educativas que rigen en su país, de esa manera sabe cómo planificar
su quehacer educativo, de manera que responda las iniciativas
ministeriales y locales. . (MEN, s.f.)

Es así como se determina que una educación de calidad concierne no


solamente la eficiencia de lo que se hace en el momento, si no la eficacia
y el ruido constante que este ocasiona en los ambientes educativos y
esto precisamente logra el maestro con su serie de acciones y
estrategias que permiten que los resultados de los estudiantes sean los
esperados por todos los entes que cobijan este hecho, los cuales se ven
evidenciados no solo en los resultados en las pruebas nacionales (saber
3, 5, 7, 9, saber 11, saber pro) e internacionales (PISA, SERCE, TIMSS) sino
en situaciones de la vida diaria donde los estudiantes muestren que sí
son competentes al momento de aplicar lo aprendido para resolver
situaciones reales de su contexto.
En esta misma línea se mencionan 10 factores para una educación de calidad
(Braslavsky, 2006):

1. El foco en la pertinencia personal y social


Una educación de calidad y por competencia, es aquella que le permite al
estudiante aprender lo que es necesario en aprender en el momento adecuado
y preciso que lo necesita.

2. La convicción, la estima y la autoestima de los involucrados


Los actores involucrados en el proceso educativo deben mantener siempre la
convicción de lo que están haciendo es lo mejor. Esta es una manera de
apoderarse de las acciones pedagógicas que se están llevando en el momento.
Pues un estudiante bien educado y un docente bien formado son personas
críticas, seguras de sus aportes a la sociedad del conocimiento, desde un
perspectiva constructivista y significativa.
3. La fortaleza ética y
profesional de los maestros y profesores

Proviene de la necesidad de contextualizar el acto


de formación los cual los conlleva a acercarse
mucho más a sus estudiantes como personas,
para de esta manera conocer sus necesidades e
intereses sociales y crear estrategias de formación
que permitan hacer de la educación un acción
renovadora, dinámica, tecnológica y significativa.
4. La capacidad de conducción de los directores e inspectores
Cuando se habla de educación de calidad, inmediatamente las miradas en las
instituciones educativas se dirigen hacia la parte directiva, las cuales son las
encargadas de gestionar y administrar todos los recursos (físico, humano,
monetario, etc.) que son indispensables para tener los medios necesarios para
brindar una educación idónea.
5. El trabajo en equipo dentro de la
escuela y de los sistemas educativos
La formación constante del maestro es una estrategia primordial para alcanzar
una educación de calidad, pues un maestro preparado y actualizado es un ser
que está en generación de conocimiento constante. Lo que también permite
que éste se desprenda del individualismo y aprenda que el conocimiento se
comparte, por lo tanto, se proyecta como un ser social que ve en sus
compañeros de trabajo la mejor fórmula para planear y compartir experiencias
significativas.
6. Las alianzas entre las escuelas
y los otros agentes educativos
C u a n d o s e c o m p a r t e l a s e x p e r i e n c i a s
significativas que se genera en una escuela, es
una forma de decir, que sí se puede, que es
posible. A su vez es una fuente de inspiración de
estrategias y didácticas pertinentes para generar
competencias en estudiantes de comunidades
cercanas y comunes. Los cuales están en la
posibilidad de mejorar y superar las prácticas
pedagógicas realizadas.
7. El currículo en todos sus niveles
Este es una ficha fundamental a la hora de querer lograr una educación de calidad,
pues el currículo de una institución educativa habla de la calidad de los docentes
inmersos en el proceso y de la didáctica utilizada para llegar a los estudiantes,
quienes con sus prácticas diarias muestran la pertinencia y validez de este.

8. La cantidad, calidad
y disponibilidad de materiales educativos
Hablar de calidad educativa es hablar también de que se cuenta con los recursos
educativos pertinentes, adecuados y necesarios para generar competencia en los
estudiantes y trabajar lo planeado. La gestión, adquisición y calidad de estos
recursos hablan tanto de la gestión de l s directivos docentes, como de las
habilidades y capacidades del maestro para su uso eficaz.
9. La pluralidad y calidad
de las didácticas
La variedad de las estrategias hacen de una
institución educativa cumplir con los principios
de inclusión tanto social como académica, pues
abre las posibilidades de que los estudiantes
puedan aprender desde sus necesidades e
intereses, pues se garantiza una didáctica
variada, contextualizada y de calidad.
10. Los mínimos materiales y los incentivos
socioeconómicos y culturales
Para alcanzar la calidad en la educación se debe garantizar la motivación
de todos los actores del proceso, para eso se debe contar con los
materiales educativos necesarios y los incentivos tanto económico
como social que den respuesta al premio de educar en calidad.
Relación pedagógica maestro - estudiante
En la práctica educativa más allá de desarrollarse un
evento pedagógico se presenta una interacción constante
entre los actores principales de este hecho, la cual debe
estar basada en una serie de valores y principios para
lograr que las bases de esta sea la adecuada para que la
relación docente – estudiante trascienda a un campo
motivacional. Esta situación es benéfica desde la
perspectiva en que el docente conoce las necesidades y
realidades de sus estudiantes, permitiéndole adecuar sus
estrategias y didácticas a la satisfacción de sus
necesidades y expectativas.
Está más que comprobado que cuando no existe feeling o
sensación positiva entre estas partes, el proceso pedagógico se
hace insoportable de ambas partes dificultando el logro de los
objetivos propuestos, pues ninguna de ellas está dispuesta a
abrirse a un intercambio de saberes y conocimientos, entendiendo
estos como las bases para una educación de calidad generadora de
competencias.

Como bien menciona Artavia (2005):


Ese ambiente emocional que se genera en las aulas, producto de las
interacciones personales, puede marcar pautas positivas en pro de
la participación más fluida del estudiantado, así como la
demostración de una amplia gama de sentimientos. Para lograr
este cometido, conviene que los docentes establezcan una relación
de empatía, donde el afecto, la confianza, el respeto, el diálogo y la
comprensión estén siempre presentes, con el fin de crear un
ambiente positivo basado en el afecto y la autoridad.
En ese orden, crear un buen ambiente en el aula de clase o fuera de él genera
ciertas ventajas en el proceso educativo, como por ejemplo:

Confianza en la participación de los estudiantes, logrando desarrollar en


ellos competencias comunicativas.

Se generan clases dinámicas, activas, constructivistas.

Se logra desarrollar aprendizaje significativo.

Renovar las estrategias y didácticas aplicadas.

Ambiente de familiaridad donde el estudiante se siente en confianza


para preguntar y despejar dudas.
Realimentación de la clase, permitiendo todas las fases de
evaluación (autoevaluación, coevaluación, heteroevaluación).

Aprendizajes contextualizados e innovadores.

Mejores preparaciones pedagógicas.

Así mismo Covarrubias P (2004) afirma que: La necesidad de conocer


con mayor profundidad la relación e intercambio social que se
establece entre maestro y estudiante durante la actividad conjunta en
el aula, ha permitido la recuperación de varias teorías psicológicas,
entre ellas la psicología sociocultural de Vigotsky, pues aporta
elementos sustanciales para explicar la importancia de los procesos de
mediación en la relación interpersonal y como uno de los principales
elementos explicativos del aprendizaje y el desarrollo humano.
Lo que responde a la necesidad social que siempre tendrá el individuo desde el
rol que esté ejerciendo, pues está más que comprobado que para que exista un
buen ambiente de enseñanza y aprendizaje, debe existir un ambiente social
propicio que dé seguridad de los procesos que se están realizando.

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