Caperucita Roja
Caperucita Roja
Caperucita Roja
“Caperucita Roja era una niña pequeña que vivía en el bosque con su mama. Una mañana, la mama le encargo que le
llevara comida a su abuelita, que estaba enferma, y le recomendó especialmente no conversar con nadie en el bosque.
Cuando la niña caminaba por el bosque, se encontró con el lobo, que le propuso jugar una carrera hasta la casa de la
abuelita. El lobo tomo el camino más corto, llego antes a la casa y devoró a la abuela de Caperucita. Después se vistió
con las ropas de la abuelita y espero a que Caperucita entrara en la casa. El lobo fingió la voz de la abuela, pero
Caperucita se dio cuenta del engaño y comenzó a gritar. El guardabosque que pasaba por allí la escucho, entró en la casa
y mató al lobo con su cuchillo. Como le resulto muy extraño que el lobo estuviera tan gordo, le abrió la panza de
inmediato y encontró allí a la abuelita muy asustada. Caperucita, la abuela y el guardabosques se abrazaron y festejaron
felices.”
Resistencia, 19 (NA). Un guardabosque salvo ayer a una anciana y a su nieta del feroz ataque de un lobo en la localidad
de Quitilipi, al oeste de esta capital. La niña, Caperucita Roja, de 6 años, había ido por la tarde a visitar a su abuela,
Clementina Rojas, de 75 años, que se encontraba enferma. La situación fue aprovechada por el lobo, quien mediante
engaños devoró a la anciana y estuvo a punto de comerse a la niña. El guardabosque de la zona, Juan Pérez, de 40 años,
escucho los gritos desesperados de la niña cuando estaba haciendo una recorrida de rutina cerca de la cabaña de la
anciana. Pérez se dirigió a la casa e ingreso en la vivienda en el preciso momento en que el lobo intentaba devorar a la
pequeña. El guardabosques se abalanzó sobre el animal y lo mató de una certera puñalada en el pecho. Extrañado por el
abultado vientre del lobo, Pérez decidió efectuarle un tajo, y así pudo rescatar a la anciana, aún con vida. Las
autoridades del hospital zonal informaron que la niña y su abuela se encuentran fuera de peligro. Inhóspito Velázquez
Amazonas, 1958.
CAPERUCITA ROJA
“Caperucita Roja era una niña pequeña que vivía en el bosque con su mama. Una mañana, la mama le encargo que le
llevara comida a su abuelita, que estaba enferma, y le recomendó especialmente no conversar con nadie en el bosque.
Cuando la niña caminaba por el bosque, se encontró con el lobo, que le propuso jugar una carrera hasta la casa de la
abuelita. El lobo tomo el camino más corto, llego antes a la casa y devoró a la abuela de Caperucita. Después se vistió
con las ropas de la abuelita y espero a que Caperucita entrara en la casa. El lobo fingió la voz de la abuela, pero
Caperucita se dio cuenta del engaño y comenzó a gritar. El guardabosque que pasaba por allí la escucho, entró en la casa
y mató al lobo con su cuchillo. Como le resulto muy extraño que el lobo estuviera tan gordo, le abrió la panza de
inmediato y encontró allí a la abuelita muy asustada. Caperucita, la abuela y el guardabosques se abrazaron y festejaron
felices.”
Resistencia, 19 (NA). Un guardabosque salvo ayer a una anciana y a su nieta del feroz ataque de un lobo en la localidad
de Quitilipi, al oeste de esta capital. La niña, Caperucita Roja, de 6 años, había ido por la tarde a visitar a su abuela,
Clementina Rojas, de 75 años, que se encontraba enferma. La situación fue aprovechada por el lobo, quien mediante
engaños devoró a la anciana y estuvo a punto de comerse a la niña. El guardabosque de la zona, Juan Pérez, de 40 años,
escucho los gritos desesperados de la niña cuando estaba haciendo una recorrida de rutina cerca de la cabaña de la
anciana. Pérez se dirigió a la casa e ingreso en la vivienda en el preciso momento en que el lobo intentaba devorar a la
pequeña. El guardabosques se abalanzó sobre el animal y lo mató de una certera puñalada en el pecho. Extrañado por el
abultado vientre del lobo, Pérez decidió efectuarle un tajo, y así pudo rescatar a la anciana, aún con vida. Las
autoridades del hospital zonal informaron que la niña y su abuela se encuentran fuera de peligro. Inhóspito Velázquez
Amazonas, 1958.