Banchs Por Cuitiño Sobre Cascabel
Banchs Por Cuitiño Sobre Cascabel
Banchs Por Cuitiño Sobre Cascabel
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f . •♦ ' » - UNAS NOTAS A
EL CASCABEL
1} >, ••) •
DEL HALCON
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die\'ales que recrea nuestro cil reconocer en la actitud de
poeta. Esto re\ela no sólo su
algunos de los elementos del les: la muene de Delgadina, el
padre e hija lodos los sobreen romance viejo: las tres hijas, el más abundante, o su hui..'a .ccfri
cultura literaria, sino su flexi tendidos de un amor incestuoso padre-rey, la madre y, sobre to el carcelero, que rai-pbiéñ se da
bilidad lírica, su porosidad, su que aquí aparece apenas esbo do, el lema de la sed. El perso en algunasjvcrsiÓ'ñes. La lluvia
facilidad lingüística, que le per zado. Es un poema en cuartetas. naje del arquero-custodio figura conyuela'Iá sed de Delgadina y
miten ir del romancillo a la
Como romance tradicional el en alguanas versiones tPadictor..---^caso también podamos suponer
cuaderna vía, de la canción al
de Delgadina es, uno de los más nales y falta en otraa. Loé ele- que aplaca la pasióti-
alejandrino y pasar por formas rnentos—nuevos 3' que transfor-
tan en desuso como la "carola y divulgados en Argentirta-rdonde"
"man el romance son la ausencia Quizá se pueda, destacar que,
el sert-entesio. en algunas vensi^ís-selrala de siendo este romance de autor,
un estanciííó'3'^su hija. Sin em- de la exposición del amor del
padre y la presencia de la lluvia. de ¡poeta culto, sufre las mismas
Se verá en principio sólo la ^rgopel poeta lo devuelve a un
escenario medieval. El castillo, Estos dos elementos sitúan el transformaciones que Ramón
recreación que BancEsJoacelde romance dentro de una recrea Menéndez Pidal atribuye a los
los romances, no-po'rque se juz la torre, el rey, la infantina, el
arquero 3' su aljaba son elemen- ción similar a las que s^e produ romances antiguos, que son 1
gue que sea-el influjo más pre cen tradicionalmente con el fragmentarismo y contamina
ponderante, sino porque es vá . los más que suficientes para re-
romancero. Los romances tra ción. Pues contaminación evi
colocarlo en una distancia tem-
lido insistir en su importancia dicionales, que dan pc-r hecha dente con el romance del Pri
reno'.adora. El poeta argentino poroéspacial que aUmenia la
una historia conocida, suelen sionero es esta del arquero que *' •
Jó9
y le ba'idcra que viene mal-de la niña en el acusador a la borraja la propiedad su extrañas ataduras por la activi
parece un copo de niebla. diálogo con sus familiares: persticiosa .de que quien la pisa dad subconsciente de] espíritu"
—Mujer de nuestro linaje, queda preñada. La misma vir (9). En el Romancero hispánico,
El autor despliega de este quieras decir la verdad. tud se le confiere a la azucena al referirse al "Elogio de una
modo una 'variedad de recursos en los romances de Tristán e Ilui ia" dice: "envuelve eri deli
Si la saya se te acorta
para renovar el romance con por delante y no deJrás, Iseo: ' . cada vaguedad el romanóe de
modernidad notable. No se tra
y .de basca y de palores Delgadina con recuerdos de ¡Ay!
ta aún, por supuesto, de, la au allí nace un arboledo un galán desta villa- asturiano".
andas siempre, ¿qué será? .
i daz ' rrictáfora expresionista ni
ue la conjunción de lo cotidiano Igualmente se nota aquí la
- que azucettá sollamaba,
cualquier mujer 'qiie la come
(10). Suponemos aquí una tras-
papelación de fichas del insigne
y lo cósmico para la creación asimilación de fuentes tradicio- - luego .se siente preñada; investigador. En realidad la
mística, como en García Lorca. . nales. En "La infanta seduci comiérala reina Iseo danza prima astur tiene conco
Pero aunque permanezca, en la da", recogido por .Milá en la zo - por ¡a su desdicha mala" (7). mitancias con dos ix>emas de El
•t. na de Cataluña, comienza el ro cascabel d( 1 halcón (11). pero no
t-iranadú monsca y ret.'aOore
líVw
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te del querer. Ambigüedad que de su personalidad creadora. protenzal que cambia sustan- sión tradicional. Nuestro pcK?ia
agrega encamo, misterio y cier Son pocos Jos romances tradi cialmiente a! incorpwrarse al ro recrea modernizando. El tema
ta irónica ingenuidad al poema. cionales que se conservan sobre mancero. La poesía francesa de la honra se interioriza en
Luego el romance va a tomar Tristón e Iseo. Aquí el motivo aceptaba que la malcasada se sentimiento del deber. El ro
M. una expresión más acorde con parece corresponder a una tra consolara con el a.mante e in mance viejo tendía al castigo
el tema del honor. Los herma dición provenzal. tan pródiga cluso ridiculizaba al marido. ejemplar. Banchs realiza en el
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nos, que se sienten agra\ iados, en "dueñas felonas". La moder La malcasada española, atenta nuevo romance una esenciali V
I 1
la amenazan y la echan. nidad del tratamiento del ro al tema del honor, no alcanza a zación similar a la prolongada
mance se e%rdencria'en que pre llegar a la infidelidad. La pre tarea colectiva del romancero
La segunda semejanza con
senta toda la acción sin reve sencia del marido y su complcv Tradicional: modc-.iüza al mis-
"¡Ayd un galán desta villa" se
produce en el momento del par
lamos hasta el Fin quiénes son jo de culpa i>or sólo haber esciu—nrm-^ierrípó que gana en sobrie
los protagonistas. La mención chado al galán_Je._Eacefripedir dad y desjxijamiento expresivos.
to. En el poema tradicional la
del rey Mares no es suficiente 'StTTiropTá'muene. En el roman
preñada invoca a la Virgen Ma - Otras veces los romances de
indicio. También en este ro-- ce de Banchs el concepto del
ría para que la auxilie, y la Vir El cascabel... son de corte ju
gen y su Niño asisten el parto.
manee, y pese al anibiepte de
amor cortesano (el abierto adul
honor se extrema. Tiene un ini
cio dramático que nos recuerda
glaresco. Así, por ejemplo, el i'.;
En el romance de Banchs hay largo poema que titula;"Ro-
terio de la reina bruna, los en al romance de don Bueso cuan
un cambio en el tono: las pre mance de ciego". Se trata, co.mo
vidiosos malediceníes), se nota do el caballero cristiano se diri
sencias sobrenaturales tampoco e.s común a los romances de cie
el influjo del romancero tradi ge a la cautita que la\-a junto
faltan!
cional en el episodio de las al rio. En el romance de El cas
go, de la historia de un santo,
San Poriclano. .
La niña pariera un ángé, hoces, notoria contaminación- cabel del halcón es el seductor
ángel de Nuesiro Señor. del romance de Gerineldo. El quien interpela a la malmari Podría decirse que el lirismo
Cuando la madre se muera rey advenido penetra en la cá dada ofreciéndole un puñal pa de Banchs trasmuta el esrilo
sanias cabe ella estarán, mara de los amantes y donde ra matar al marido }• alejarse
primitivo, un tanto es-ereoli-'
y en vuelo de alas azules allá dejaba su espada por testi juntos camino de Francia. Al pado, de ése tipo de romances,
al cielo la kan de Ucear. go, aquí deja hoces que hieren largo parlamento ¿el galán la
9 las pié.mas de los ilusos enamo malm.aridada resg^onde con un
tar. alejado de nuestra sensibili
dad. Hay riqueza de %ocabula-
I Con esta alusión a lo sagrado
sc prUeba la inocencia de la ni
rados. El fina! es fragmentario. sobrio rechazo en el que sub\ a-
rio, abundan las imágenes y los
Tris'án e Iseo se presentan ias- ce la enajTiorada lortolica de
elementos sobre,naturales no-se
ña o se alega la del amor. El
tirtiados ante el rey, un rey mo "Eonte Frida":
enfalizan, sino que se estructu
vi romance persiste en la ambi-
dernista que bebe el \ ¡no de las —Pase, pase el ávihcdo; ran en el mismo lenguaje poé
,güedad de la historia, aNodado
islas griegas.
por el elemiento milagroso que pase, 'pase el fementido: tico. Se abren escenarios
permite un corte de lo narrati al borde de la ribera inmensos, corno corresporide a
El "Romance de la bella" en este "sideral predicador", según
vo para que pre\al =zca el liris déjame torcer mi lino.
tronca con las malmaridadas el p-oeia ha dicho de Ponciarso:
mo del poema.
del ro.msncero hispánico. Como Otra recreación totalmente
-• En el "Romance de la dueña destaca Ramón .h'encudez Pi origina! que podriarnos sm-em La negra na\'c Ugera
feiona" Eanchs da oirá muestra da! (12), es éste un te.ma Üriro bargo confundir con una ^er- v-.¿. he en, el t'ar.co mar;
(H
1 r
OÍC2 la %>oz del samo (Siempre, se anuncia la muerte: Esta ave fabulosa está custo convierte así en desencantador,
la goloiidritia del mar. podad i'uesíro corazón.) diada por un dragón que con penetra en el canto, es el crea
y las estrellas lloraban vierte al eriamórado cazador
O se sintetiza una concepción dor de su historia. La madre Je
sus lágrimas en el mar. en fontana. Hasta aquí esta pri
del mito: recuerda que le ha prometido
^ larnbién en esta otra, imagen mera parte que bien pudiera ser ur,a de sushijas. El nó la acepta
deJ predicador en el desiéno; Nadie quiso que sus^j^ioses réplica ¿e cualquier fabulación
lo vayan a derrocar; popular. que no daré mis quereres,
le oía el trigo.¿spontáneo,' porque la ilusión más viera si no es a una rosa seca, .• -
la oruga y el nardo en flor; es la más dulce verdad. En la segunda parte ya el ro si no es a una pobre hermana
por, oír los labios papales mancé se inclina hacia los gus
En el envío, el cantor ciego que ahora-la tengo muerta.
la golondrina bajó. . tos de nuestro autor. Llega un
hace un elogio del coplero:
El sol del ^ledilerTañed~Ie pro "(ibcnüi.tü sea el que escribe!)". trovador de Bretaña quien can Es un final elusivo, que con
porciona magnínco halo: Bendito, sí, po.rque como veía ta la historia del ena.morado centra el interés en la figura del
mos en "El libro" de algún transformado en fuente. El Ituvador. Este cobra así maj'or
Y estaban lodos sus gestos auditorio está compuesto por • rnisterio. La magia ya estaba
modo es hacedor de eternidad,
vestidos de blanco sol: tres mujeres que lloran la histo-
como el santo. (13). implícita en la p>enetración del
ropaje de más riqueza .ria del juglar. La relacionan juglar dentro de la historia.
nó lo tuvo emperador, También el juglar esta.rn pre misteriosamente con la ausen Ahora el rechazo, de la mujer
y él estaba con si.s manos sente en "Romance". Es éste un cia de un ser querido. Son la ofrecida lo coloca en u.na zona
bendiciendo el nardo en flor, poema comiplejo; se-divide en jna •dre y las hermanas del caza de soledad misteriosa. La refe
3' él estaba cotí sus hombros tres partes marcadas por el dor que presienten el hechizo. rencia a la hermana, lópico de
benditos de blanco sol. cam.bio de rima: en la pri.merá, La madre pide al cantor que le Banchs, aumenta la lejanía del
rima á-o; en la segunda, rima devuelva su hijo a cambio de juglar 5' lo distancia otra vez a
Como el santo de Asís, tam
á-a y en la tercera, é-e. una de sus hijas. El poeta se ale esa isla encantada donde el pá
bién Ponciano tiene trato con
ja llevando una azucena como jaro de oro cantaba con el mejor
las a\'es que sobrevuelan el poe En la primera parle se inicia guía para el regreso. Hasta aquí
ma, palomas y golondrinas, so de los cantos.
con una fórmula cuentístiCa, la segunda parte.
bre lodo. Asimismo el ro.miance ' era que era", que introduce efi
se adorna con materia preciosa Peseta actual con vacación de
una historia fabulosa, con algu La tercera empieza con la caí
u omamental, de resonancia juglar, Banch,'' incursiona por el .
nos re.medos de la de Lanzarote da de la niev e y de los frutos del
modernista: el pecho de plata, romancero. No es la suya una
( "l'a están las co.nstelaciones / almendro, recurso de los tro
letras de ágata, hormigas que se expedición arqueológica. Es un
encendidas sobre el lago." y "te vadores para mostrar el paso
vuelven diamantes, la flor de lis. sumergirse en las aguas vivas
querré más que Ginebra/a del tiempo o de las estaciones. dc'ese gran río: el mismo que, a .
. A veces el tono sentencioso se Lamzarote del Lago"). Sin em El juglar, que se alejó con la veces latente, de tanto en tanto
afirma en las mismas imágenes: bargo entran aqui elementos blancura de una azucena en la
folklóricos que son más propios aflora con fuerza en la poesía de
mano, regresa ahora que blan otros autores de nuestro siglo..
. . . con-,o se goda ún sa-míinto de las literaturas eslava v gcr- quea e! campo. Ko vuelve .solo, Con El cascabel del halcón se,--
SI el invierno se anuncié:. rTíá.nica. como e! pájaro d.s oro. j rae al cazador. El juglar se adcl-anta a los ron-,,?Tices .óe es-
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pp-
k'-r'-r I
tilo épico-lírico de Amonio que zarpara de los puertos del
Niachado y Federico García Lor- modernismo, encuentra ya en él
ca (14). Pero Banchs remonta el al timonel diestro, al capitán
curso de este Guadiana hacia seguro, que intenta su propio
IcJs temas medievales. Su barca derrotero.
(I) Angel J. Estiislessa, "La poesía de Enn'que Banchs". en Dos poetes crgeniinos.
t.tunicipalidad de Buenos Aires, 1945, páginas 15-16.
(2) Ibíderr., página 16.
(3) También en el romance del Marqués de Maniua ¿sie se pierde en la caza siguien
do a un ciervo que se interna en c! bosque. Sólo que en el romancillo de Bai;chs esla
circunstancia recién se conoce cr. lo.^ últimos ve,-sos, como si lucra el mismo rey que
da una e);plicación de su panida. \'éasc Mcnéndez Pelayo, Marcelino, Amologia de
pc-cres líricos ccsiellcnos. tomo \7I1, .Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. 1945. página 350. ,• *
(:) Mcnéndcz Pelavo, m,, op. cii tomo l\. página 376.
(6) rbidem, tomo tTII, págjna 3i4.
(7; rbidem, página 300. ' . •
(?,' Ibídcm. lomo rX. página 410.
(9) Menéndcz Pidal, Ramón. De pr:i:::ti¡-3 lírica espjnoh i O'Uígna épica. Col. Aus ' af-'.
tral. vol. 1051, página 153.
(¡0) M.encndc-2 Pidal, Ramón, Ro-r.anccrc hispccico. temo,!! (X de las Obras cotr.ple-
tas). Madrid, Esp.s.ña-Calp?, SjA., 1953, página 435.
(11) También e.s cvide me un infic ió \ crba! sobre la cañeioncilla "j.Av: que me siento
llagado: ./ja\ l que me sjenio rriorir." Enrique Banchs. Oi.'C pitcrica. Buenos .Aires.
.Academia A.-ger.:in3 de lemas, 1973, página 214. .
(12j Mcnéndcz Pidal, K.: Bsiudir:: sohu- el niit:.':r.i-ro (tomo XI de las Obras co.ui-
p'.::as). Madrid. Espasa-Calpe. SA., 1973 páginas 369-37!.
(13) \'alt consignar en este romance ¡a ielieración de un >erso del A.-cipresie dé Hita
co-nporiedor de romances de ciego. Peilencce a la famosa "Invcicación" que abre c!
Libro de buct: ar.tor. Kuesirc poeta lo distr ibu;. e en dos ve.-sOS" "Como bajo vieja capa'
st oculta b'utn bebedor..."
(14) Kos referimcis a estos dos autores pc--que sor. los que Itan realizado una ahiena
renovación del romance épir-cv-lirico. Hav otros, como Juan Ramón Jiménez, que
precedieron en aig'u.nas tentativa; aislad.;? a Banchs. pero su qu-cl.acer nj revistió en
ests' carneo la imoo-ianria cue cobra en los no 'a; .m-.-.nci i.n.ado?
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