María Belén Linares. Tesis
María Belén Linares. Tesis
María Belén Linares. Tesis
Universidad de Sevilla
Curso 2016/2017
2
A mis tan excepcionales Maestros
3
4
A mis amados padres
Jorge y Liliana,
5
6
ÍNDICE
INTRODUCIÓN 21
7
2. El delito fiscal como prototipo de delito pluriofensivo 90
3. La fe pública 92
4. El orden socioeconómico 94
5. El poder tributario del Estado 98
6. La lealtad del contribuyente 100
7. Las funciones del tributo 104
8. El patrimonio privado colectivo 110
9. El erario público como valor patrimonial protegido 112
III.- Jurisprudencia criminal 115
IV.- Toma de postura 122
8
III.- Sujetos 172
A) Sujeto activo 172
B) Sujeto pasivo 177
IV.- Técnica legislativa de tipificación de la defraudación tributaria 180
A) Precisiones terminológicas 180
B) Norma incriminadora de remisión 183
C) ¿Constitucionalidad de la ley penal en blanco? 185
D) Toma de posición personal 191
V.- Elementos típicos normativos 192
A) Delimitación 192
B) Tributos 193
C) Retenciones 196
D) Ingresos a cuenta 197
E) ‘Indebidamente’ obtener devoluciones fiscales 198
F) ‘Indebidamente’ disfrutar de beneficios fiscales 201
VI.- Imputación objetiva 203
A) Fundamento de la doctrina 203
B) Instituciones de la imputación objetiva en la
defraudación tributaria 205
1. Principio de confianza 205
2. Principio de imputación a la víctima 210
3. Principio de prohibición de regreso 215
4. Principio de conocimientos especiales 223
9
IV.- Elementos típicos subjetivos distintos al dolo 248
A) Preliminar 248
B) Naturaleza dogmática: su distinción del dolo 249
C) ¿Exigencia de tales elementos típicos subjetivos en el tipo legal? 253
V.- Recapitulación 265
10
B) No exigibilidad de otra conducta en base a la interpretación
razonable de la norma tributaria 330
C) Miedo insuperable 335
D) Recapitulación 337
11
CAPÍTULO VIII.- ITER CRIMINIS
I.- Delimitación metodológica y conceptual 415
II.- Consumación delictiva 417
A) Ejecución consumativa en la defraudación tributaria 417
B) Determinación del momento consumativo 421
1. Teorías sobre su determinación 421
a) Liquidación de la cuantía defraudada 421
b) Perjuicio patrimonial a la Hacienda Pública 425
2. Modalidades ejecutivas 426
a) Elusión del pago de tributos, de retenciones o
de ingresos a cuenta 426
b) Obtención indebida de devoluciones 430
c) Disfrute indebido de beneficios fiscales 431
III.- Tentativa del delito 432
A) Tentativa en la defraudación tributaria 432
B) Modalidades típicas 434
1. Elusión del pago de tributos, de retenciones o
de ingresos a cuenta 434
2. Obtención indebida de devoluciones 438
3. Disfrute indebido de beneficios fiscales 441
C) Desistimiento 443
12
IV.- Responsabilidad penal de la persona jurídica defraudadora fiscal 478
A) Cuestiones preliminares y previsión legislativa 478
B) Exégesis del art. 31 bis CP 489
1. Rasgos definitorios del régimen 489
2. Sistema de exención de la responsabilidad penal 495
3. Condiciones mínimas de los planes de prevención 501
4. Oficial de cumplimiento 511
a) Órgano supervisor de la persona jurídica 511
b) Caracterización legal del órgano supervisor 514
c) Funciones y responsabilidad penal 518
13
II.- Prescripción penal y tributaria 565
A) Dualidad de prescripciones y plazos 565
B) ¿Autonomía normativa o incongruencia legislativa? 567
III.- Cómputo del plazo de prescripción penal 575
A) Comienzo del cómputo 575
B) Plazo legal de la prescripción 577
1. Tipo básico 577
2. Tipos cualificados 577
C) Repercusiones de la reforma de la LO 7/2012 578
IV.- Interrupción del plazo de prescripción penal 580
A) Antecedentes legislativos y jurisprudenciales 580
B) Primera STS (de 24-X-2013) que interpreta la regulación vigente
en el delito fiscal 585
C) Reflexiones finales 591
CONCLUSIONES 627
Bibliografía 647
14
ABREVIATURAS
15
CPC Cuadernos de Política Criminal
CT Crónica Tributaria
DF Disposición Final
DRZ Deutsche Rechts-Zeitschrift
(Revista Alemana de Derecho)
EAD. Eadem (lat.) La misma
Edic. Edición
EEMM Estados Miembros
EID. Eidem (lat.) Los mismos
EPC Estudios Penales y
Criminológicos
Esp. Especialmente
Etc. Etcétera
Fasc. Fascículo
FGE Fiscalía General del Estado
GF Gaceta Fiscal
IAE Impuesto de actividades
económicas
IBI Impuesto sobre bienes inmuebles
ICIO Impuesto sobre construcciones,
instalaciones y obras
ID. Idem (lat.). El mismo, lo mismo
IDMT Impuesto sobre determinados
medios de transporte
IGTE Impuesto general de tráfico
de empresas
IIEE Impuestos especiales
IIVTNU Impuesto sobre el incremento de
valor de los terrenos de naturaleza
urbana
Inc. (s.) Inciso(s)
IP Impuesto sobre el patrimonio
IRPF Impuesto sobre la renta de las
personas físicas
16
IRNR Impuesto sobre la renta de no
residentes
IS Impuesto sobre sociedades
ISD Impuesto sobre sucesiones y
donaciones
ITE Impuesto sobre el tráfico de
empresas
ITP y AJD Impuesto sobre transmisiones
patrimoniales y actos jurídicos
documentados
IVA Impuesto sobre el valor añadido
JUR Resoluciones no publicadas en los
productos CD/DVD de Aranzadi
LCSP Ley de contratos del sector público
LEC Ley de Enjuiciamiento Civil
LECr. Ley de Enjuiciamiento Criminal
LGT Ley General Tributaria
LMV Ley de Mercado de Valores
LO Ley Orgánica
l.u.c. Lugar últimamente citado
LPSPV Ley de la potestad sancionadora de
las administraciones públicas de la
Comunidad del País Vasco
LSC Ley de Sociedades de Capital
Núm. Número
Op. cit. Opus citatum (lat.): obra citada
Pág. (s.) Página(s)
PE Parte Especial
PG Parte General
Prof. Profesor
PJ Poder Judicial
PNB Producto Nacional Bruto
RCT Revista de Contabilidad y
Tributación
17
RDFHP Revista de Derecho Financiero
y de la Hacienda Pública
RDJ Revista de Derecho Judicial
RDP Revista de Derecho Público
RDLJ Revista de Doctrina, Legislación y
Jurisprudencia
RDPC Revista de Derecho Penal y
Criminología
RDPP Revista de Derecho y Proceso
Penal
REDA Revista Española de Derecho
Administrativo
REDC Revista Española de Derecho
Constitucional
REDF Revista Española de Derecho
Financiero
REDUR Revista electrónica del
Departamento de Derecho de la
Universidad de La Rioja
RECPC Revista Electrónico de Ciencia
Penal y Criminología
RED Revista de Estudios Jurídicos
REDC Revista Española de Derecho
Constitucional
REHJ Revista de Estudios
Histórico-Jurídicos
REJ Revista de Estudios Jurídicos
RFDUCM Revista de la Facultad de Derecho
de la Universidad Complutense de
Madrid
RGD Revista General de Derecho
RGDP Revista General de Derecho Penal
RGIT Reglamento General de Inspección
de los Tributos
18
RGR Reglamento General de
Recaudación
RIDP Revue Internationale de
Droit Pénal
RIDT Revista Iberoamericana de Derecho
Tributario
RJ Repertorio de Jurisprudencia
RJC Revista Jurídica de Catalunya
RJEDJB Revista jurídica española
de doctrina, jurisprudencia
y bibliografía
RPJ Revista del Poder Judicial
RTC Repertorio del Tribunal
Constitucional
RTF Revista Tributaria y Financiera
RTL Revista Técnico Laboral
RTT Revista Técnica Tributaria
SAP Sentencia de la Audiencia
Provincial
SEJ Secretaría de Estado de Justicia
Sig. (s.) Siguiente(s)
SSAP Sentencias de las
Audiencias Provinciales
SSTS Sentencias del Tribunal Supremo
STC Sentencia del Tribunal
Constitucional
STS Sentencia del Tribunal Supremo
STSJ Sentencia del Tribunal
Superior de Justicia
Trad. Traducción
TC Tribunal Constitucional
TEDH Tribunal Europeo de Derechos
Humanos
19
TSJ Tribunal Superior de Justicia
UE Unión Europea
UJI Universitat Jaume I
Vid. Videtur (lat.): véase
Vol. Volumen
20
INTRODUCCIÓN
22
de cuestiones a dilucidar en esta materia y en cada nivel de la estructura del
concepto dogmático de delito.
23
patrimonio público que se erige en uno de los pilares fundamentales sobre los que se
cimienta un Estado de Derecho.
24
CAPÍTULO I
CONTEXTUALIZACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA
A) Consideraciones previas
1
Se podría argüir que no puede denominarse como delito fiscal específicamente a la
descripción típica contenida en el vigente art. 305 CP, pues el delito contable del art. 310 CP
también es un delito fiscal. Por este motivo, una parte de la doctrina comenzó a denominar a este
tipo penal -tras la reforma del Código penal por la LO 6/1995, de 29 de junio, que introdujo lo
que hoy se conoce como delito contable- como delito de defraudación tributaria. Mantenemos en
este trabajo la denominación de delito fiscal -expresión empleada por la generalidad-
indistintamente con la de defraudación tributaria. En el mismo sentido se ha pronunciado
LOMBARDERO EXPÓSITO, L. M. en su obra: Delitos contra la Hacienda Pública, Editorial Bosch,
Barcelona, 2011, pág. 19.
2
AYALA GÓMEZ, I., “Capítulo Primero: Antecedentes legislativos de los ‘delitos contra la
Hacienda Pública’”, en E. OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO (Director y Coordinador), Delitos e
infracciones contra la Hacienda pública, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2009, pág. 29.
25
Por lo dicho, un análisis dogmático del delito fiscal exige una referencia
histórica, pues “el instrumento histórico tiene poderoso valor en la interpretación
de la norma porque el fenómeno jurídico es de naturaleza histórica, en el sentido
de que por referirse a la conducta humana está íntimamente ligado a lo que ha
sucedido en épocas anteriores”3.
3
SÁINZ CANTERO, J. A., La Ciencia del Derecho penal y su evolución, Editorial Bosch,
Barcelona, 1970, pág. 23.
4
RIBES RIBES, A., Aspectos procedimentales del delito de defraudación tributaria,
Editorial Iustel, Madrid, 2007, pág. 39.
5
AYALA GÓMEZ, I., “Capítulo Primero: Antecedentes legislativos de los ‘delitos contra la
Hacienda Pública’”, op. cit., pág. 23.
6
APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública, Servicio de Publicaciones de
la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1990, pág. 6.
26
fiscal previos a la codificación y los codificados. Entremos, pues, en materia sin
mayor demora.
El más remoto antecedente del tipo penal bajo estudio se remonta a las Siete
Partidas7 y, en concreto, a la Partida V, Título VII (“De los mercadores, et las
ferias et de los mercados en que compran et venden las mercadorías, et del diezmo
et del portadgo que han a dar por razon dellas”), Ley V, bajo la rúbrica “De los
portadgos et de los otros derechos que han á dar los homes por razón de las cosas
que llevan de unos logares á otros”, en donde luego de establecerse quiénes eran
los obligados al pago del portadgo al rey se disponía: “E si algunos contra esto
hicieren, mandamos que cuanto de esta guisa encubrieren, que lo pierdan (...)”. Es
decir, se regulaba un castigo (pena de comiso) para quienes no pagaban estos
tributos.
7
Si hay algún texto que pueda encarnar por encima de cualquier otro la historia del
Derecho en España es, sin duda, el Libro del Fuero de las Leyes, más conocido como las Siete
Partidas, dictada durante el reinado de Alfonso X, llamado “el Sabio” (1252-1284). Vid., sobre el
contenido de la Partida aludida, SÁNCHEZ-ARCILLA, J., Las siete partidas, Editorial Reus,
Madrid, 2004, págs. 689 y 720-722, esp. pág. 722.
8
DE FUENTES BARDAJÍ, J., “Introducción. Desarrollo histórico de la regulación de los
delitos contra la Hacienda pública”, en ID. / P. CANCER MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J.
ZABALA GUADALUPE (Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J. ZABALA GUADALUPE (Coords.),
Manual de delitos contra la Hacienda pública, Editorial Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008,
págs. 37-62, esp. pág. 37.
27
Otros autores9 señalan que el origen del delito se remonta a la Ley III,
Título XVII, Libro VI, de la novísima recopilación de las Leyes de España 10, en
donde se disponía:
9
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, pág. 28.
10
La recopilación, dividida en XII libros, que reformó la Recopilación publicada por Don
Felipe II en el año de 1567, fue reimpresa en el año 1775. En esta obra se incorporan las
pragmáticas, cédulas, decretos, órdenes y resoluciones reales, y otras providencias no recopiladas
y expedidas hasta el año 1804 (impresa en Madrid, en la Imprenta de Sancha en el año
MDCCCV, y accesible en http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/novisimaRecopilacionT1.pdf).
11
Vid., sobre la mencionada Ley, PASCUAL SARRÍA, F. L., “Las obligaciones militares
establecidas en los ordenamientos de las Cortes Castellano”, en REHJ, núm. XXV, Valparaíso,
Chile, 2003, págs. 147-185, esp. apartado III. 2: “Con la castellería, castillería o castillaje,
sucede algo similar que con la anubda, constituyendo en un principio una prestación personal
para la reparación de los castillos y fortificaciones, pasó con el tiempo a ser un tributo para
contribuir a las reparaciones (…) estaríamos ante de una contribución para reparar castillos y
puntos fuertes, tomando para ello la regulación que se da en las Reales Ordenanzas de Castilla,
Libro IV, título VII, al establecer que ‘...no sean osados de tomar ni tomen derechos ni
castillerias, ni desafueros de los que pasaren cerca de sus castillos o fortalezas con sus
ganados...’; en el Diccionario Enciclopédico de la Guerra, se le considera igualmente un tributo a
pagar por quienes pasaban por el territorio de un castillo. Y el mismo criterio se mantiene por
Palomeque y Muñoz y Romero, con base en las disposiciones contenidas en el Fuero de Oviedo,
dado por Alfonso II ‘el Casto’ para los vecinos de Valpuesta el 24 de diciembre del 804. No
obstante, la mayor parte de las disposiciones sobre la castellería regulan exenciones a su pago
tanto en Fuero, como en Cortes, como mediante privilegios, cartas o indulgencias; así como
meros ejemplos, cabe reseñar el Privilegio del rey Don Alfonso VI, de 28 de julio de 1075,
concedido a Rodrigo Díaz; o la Carta expedida en Pinilla por el rey D. Fernando II, el Santo, a 6
28
Al respecto, y con relación a esta última referencia histórica, hay quienes
afirmaron que podría encuadrar en el art. 305 CP, específicamente en la modalidad
de los obligados a retener ingresos a cuenta12.
C) Secuencias de la codificación
1. Siglo XIX
“El que cometiere algún fraude para no pagar la cuota que legítimamente le
corresponda, ocultando o disminuyendo maliciosamente sus bienes, rentas o
utilidades, pagará además de dicha cuota una multa equivalente al importe de lo
que hubiere rebajado u ocultado para disminuir aquella”.
En 1823 los Cien Mil Hijos de San Luis entran en España, restaurándose el
absolutismo. Fernando VII declara abolida la Constitución de 1812 y el Código
penal de 1822, y en este contexto, el 3 de mayo de 1830, se promulga la Ley Penal
de mayo de 1218, para los vecinos de Zorita de los Canes eximiendo a quienes mantuvieran casa
habitada o caballo que valiera más de veinte maravedís”.
12
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español,
op. cit., pág. 28, nota 3.
13
AYALA GÓMEZ, I., “Capítulo Primero: Antecedentes legislativos de los ‘delitos contra
la Hacienda Pública’”, op. cit., págs. 29-31.
29
de los delitos contra la Real Hacienda 14 que, sin duda, responde a un espíritu
eminentemente proteccionista y de gravísima severidad 15.
14
MARÍA DE NIEVA, J., Decretos del Rey nuestro Señor Don Fernando VII, y Reales
Resoluciones y Reglamentos generales expedidos por las Secretarías del Despacho Universal y
Consejos de S. M. desde 1 de enero hasta fin de diciembre de 1830, vol. XV, Editorial Imprenta
Real de Madrid, Madrid, 1831. El texto de la Ley Penal de los delitos contra la Real Hacienda
puede consultarse en http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=ucm.4900911105;view=1up;seq=21.
15
SILVELA, L. / SILVELA, E., El Derecho penal estudiado en principios y en la legislación
vigente en España. Parte segunda, Editorial Establecimiento Tipográfico de Ricardo Fé, Madrid,
1903, pág. 41.
16
Ello no sólo por afectar a todo lo tributario y figuras conexas, sino también por lo
amplio del concepto de defraudación, manifestado sobre todo por la última cláusula relativa a
toda otra especie de violación a las reglas administrativas (DE FUENTES BARDAJÍ, J.,
“Introducción. Desarrollo histórico de la regulación de los delitos contra la Hacienda pública”,
op. cit., esp. pág. 39).
17
Vid., sobre el contenido de la Ley, entre otros, VALLEJO POUSADA, R., “Reforma
tributaria y regulación del delito fiscal en la España contemporánea”, en Hacienda Pública
Española, núm. Extraordinario, 1996, págs. 135-150, esp. pág. 135; APARICIO PÉREZ, A., La
regulación de los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social en el nuevo Código
penal (artículos 305 a 310 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre), Editorial Lex Nova,
Velladolid, 1997, págs. 20-23; DE FUENTES BARDAJÍ, J., “Introducción. Desarrollo histórico de la
regulación de los delitos contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. págs. 38 y sig.; BAZA DE LA
FUENTE, M. L., El delito fiscal: particular referencia al artículo 305 del Código penal, Tesis
Doctoral, Director de la Tesis: Prof. Dr. A. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Departamento de
Derecho Penal, Facultad de Derecho, Universidad Complutense, Madrid, 1997, págs. 7-11
(accesible en http://biblioteca.ucm.es/tesis/19972000/S/0/S0027101.pdf).
30
gobierno de turno, pueden haber sido los motivos por los cuales la aplicación
práctica de las referidas disposiciones fue casi inexistente18.
18
DE FUENTES BARDAJÍ, J., “Introducción. Desarrollo histórico de la regulación de los
delitos contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. pág. 39.
19
Vid., ampliamente, COMÍN, F., “Raíces históricas del fraude fiscal en España”, en
Hacienda Pública Española, núm. 1, 1991, págs. 191-203.
20
VELASCO CANO, F., “Capítulo 3. El tipo delictivo del delito del art. 305 del Código
penal”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal, Edición Fiscal CISS,
Valencia, 2009, págs. 75 y sig.
21
Cfr., al respecto, “Observaciones acerca del Real Decreto de 20 de junio de 1852, sobre
jurisdicción de Hacienda y represión de los delitos de contrabando y defraudación”, impresa en
Madrid en el año 1853. El texto de la referida obra homónima se puede consultar en:
http://books.google.es/books?id=5I2WOAWbAQsC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge
_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false.
22
Esta circunstancia condujo a sostener que el delito fiscal no pasaba de ser en esta ley un
desideratum debido a que el procedimiento de persecución regulado sólo era aplicable para el
31
El siguiente hito viene determinado por el art. 331 CP de 1870, precepto que
recepta el delito conocido como “ocultación fraudulenta de bienes o industria”23,
que durante más de cien años constituyó la regulación del delito fiscal. En
concreto, aquella disposición -incardinada dentro del título De las falsedades-
establecía:
delito de contrabando, de defraudación de aduanas, y todo lo más a los tributos indirectos que
gravaban la circulación de mercancías (cfr. VALLEJO POUSADA, R., “Reforma tributaria y
regulación del delito fiscal en la España contemporánea”, op. cit., esp. pág. 143).
23
Cfr. PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, Editorial
Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, págs. 30-36.
24
Cfr. VIADA Y VILASECA, S., Código penal reformado de 1870, tomo II, Editorial
Tipografía Manuel Ginés Hernández, Madrid, 1890, pág. 448.
32
pública lo que esta figura tutelaba, sino que se trataría de un delito de
desobediencia, contra la economía nacional o, directamente, un delito tributario25.
Sea como fuere, esta disposición no corrió mejor suerte que las anteriores:
pese a las manifestaciones de quien ostentaba el cargo de Ministro de Hacienda,
Laureano Figuerola, que en 1869 afirmó que en España existían “once millones de
hectáreas y medio millón de casas, catorce millones de cabezas de ganado, que la
Administración de Hacienda no encuentra aunque las busca” 26, su aplicación fue
prácticamente nula27.
2. Siglo XX
25
Cfr., en sentido discrepante, SERRANO GÓMEZ, A., Fraude tributario (delito fiscal),
Ediciones de Derecho Financiero, Madrid, 1977, págs. 59-61.
26
Trascripción plasmada en FONTANA I LÁZARO, J. / CANGA ARGÜELLES, J., La
Hacienda en la Historia de España, 1700-1931, Editorial Instituto de Estudios Fiscales, Madrid,
1980, pág. 35.
27
En sus 107 años de vigencia son conocidas, solamente, tres sentencias del TS y,
además, de finales del siglo XIX. Dos de ellas (una de 16.XI.1899 y otra de 17.VII.1899), son
absolutorias por considerar que no estaba acreditado el ánimo defraudatorio. La tercera, es la más
controvertida: Sentencia de 5 de febrero de 1898, por la que se condena a un vecino de un pueblo
cercano de Zaragoza como consecuencia de “haberle sido ocupado a L.M.R tres corderos (que
pesaron dieciocho kilos y medio) que le fueron decomisados en su casa, destinados a la venta, y
por lo tanto a la especulación, sin haber sido sacrificados en el Matadero, eludiendo de este el
pago de consumos y defraudando los intereses del municipio en la cantidad de 4 pesetas y 7
céntimos” (DE FUENTES BARDAJÍ, J., “Introducción. Desarrollo histórico de la regulación de los
delitos contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. pág. 44).
33
conocimiento de las faltas a la jurisdicción administrativa y de los delitos a la
competencia de los Tribunales 28.
Por otro lado, resulta interesante destacar el art. 8 de la Ley señalada, que
establecía los supuestos de delitos de defraudación y exigía para su configuración
que la cuantía de los derechos defraudados exceda de 4.000 pesetas29.
28
Vid., ampliamente, BAZA DE LA FUENTE, M. L., El delito fiscal: particular referencia
al artículo 305 del Código penal, op. cit., págs. 22 y sig.
29
Art. 8 de la Ley de reforma de la legislación penal y procesal en materia de contrabando
y defraudación: “Se incurrirá en delito de defraudación cuando se trate de géneros de lícito
comercio, sujetos en su importación, exportación o circulación a pago de derechos en los
siguientes casos: 1. Por la introducción en territorio español de géneros extranjeros sujetos al
pago de derechos de entrada de cualquier clase o concepto, sin haberlos presentado en Aduana
habilitada para su despacho y el pago de los derechos que correspondan. 2. Por disminuir en las
declaraciones, facturas y demás documentos reglamentarios establecidos para el despacho o
circulación de las mercancías la cantidad de éstas, o variar la calidad de las mismas, con el fin de
reducir el importe de los derechos que han de satisfacer, o de obtener aplicación de franquicias
que no les correspondan, siempre que el descubrimiento de tales hechos tenga lugar después de
consumadas las operaciones de reconocimiento y despacho en las oficinas encargadas de
practicarlas, y que no resulte plenamente justificado que ha concurrido como elemento
determinante del hecho error racionalmente explicable”.
34
de abril de 1924. Sin embargo, por el Real Decreto de 14 de enero de 1924 se
vuelve a la redacción del texto primitivo de la Ley de 190430.
30
DE FUENTES BARDAJÍ, J., “Introducción. Desarrollo histórico de la regulación de los
delitos contra la Hacienda pública”, op. cit., pág. 45.
31
Vid., ampliamente, LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J. / RODRÍGUEZ RAMOS, L. / RUIZ DE
GORDEJUELA LÓPEZ, L., Códigos penales españoles: recopilación y concordancias, Editorial
Akal, Madrid, 1988, págs. 666 y sig.
32
JIMÉNEZ DE ASÚA, L., La Legislación penal de la República española, 1ª. edic.,
Editorial Reus, Madrid, 1932, págs. 8 y sigs.
35
en vigor el Código de 1870. La tendencia de la Comisión de Códigos fue la de
mantenerlo en su esencia, realizando, igualmente, algunas modificaciones para
adaptarlo a la realidad social33.
33
Vid., ampliamente, LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, J. / RODRÍGUEZ RAMOS, L. / RUIZ DE
GORDEJUELA LÓPEZ, L., Códigos penales españoles, op. cit., págs. 665-667.
34
APARICIO PÉREZ, A., La regulación de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social en el nuevo Código penal, op. cit., pág. 24. Vid. un comentario sobre la
disposición aludida en VIADA Y VILASECA, S., Código penal reformado de 1870, op. cit., pág.
448.
36
El fracaso legal del art. 319 CP fue señalado por la doctrina penalista, que
destacó su inaplicación casi absoluta y sólo de modo simbólico en casos de
excepción (por ejemplo, por el impago de un arancel de abastecimiento), en los
que de manera absurda se encuadraba la conducta en el tipo legal35.
35
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma penal”,
en EPC, Cursos y Congresos de la Universidad de Santiago de Compostela, núm. IX, Secretariado
de Publicaciones de la Universidad de Santiago de Compostela, 1985, págs. 147-205, esp. pág. 153.
36
El texto del apartado 34 del Proyecto de Ley presentado por el gobierno y publicado en
el BO de las Cortes el día 8 de agosto de 1977, fue modificado por la Ponencia que introdujo
diversos cambios. El nuevo texto fue convertido en el art. 35 de la Ley y, finalmente, en un nuevo
art. 319 CP (vid., ampliamente, las observaciones formuladas en POLAINO NAVARRETE, M., “El
delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma penal”, op. cit., esp. págs. 156 y sigs.).
37
La redacción de la conducta típica relativa al fraude fiscal se contenía en la parte
pertinente del apartado primero transcrito. Asimismo, al lado de este art. 35 de la Ley de Medidas
Urgentes de Reforma Fiscal dedicado al delito fiscal, hay que tener en cuenta también los arts. 36
(jurisdicción competente) y 37 (procedimiento aplicable). Igualmente, deben considerarse las
disposiciones transitorias 3ª. y derogatoria 2ª. La primera de ellas establecía que “el delito fiscal,
regulado en los artículos treinta y cinco a treinta y siete, será de aplicación a los hechos realizados
desde la entrada en vigor de la presente Ley, relativos a tributos que se devenguen con
posterioridad a la referida fecha”; y, la segunda, establecía que “no obstante, la represión del
contrabando continuará regulándose por sus normas específicas”.
37
posibilidades de aplicación e índices de eficacia resultaron desalentadores en la
práctica”38.
38
APARICIO PÉREZ, A., La regulación de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social en el nuevo Código penal, op. cit., pág. 27.
39
Inconstitucionalidad predicada por SIMÓN ACOSTA, E., “El delito de defraudación
tributaria”, en CJT, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1998, pág. 17.
40
Según lo afirmado en CASTILLO LÓPEZ, J. M., El fraude fiscal en España, Editorial
Comares, Granada, 1996, pág. 33.
41
MARTÍN SECO, J. F., La Farsa Neoliberal. Refutación de los liberales que se creen
libertarios, Editorial Temas de Hoy, Madrid, 1995, pág. 125. Cfr. SERRANO GÓMEZ, A., Fraude
tributario (delito fiscal), op. cit., pág. 132.
38
definido nuestra actitud ante el impuesto: el español tiene mala conciencia sobre su
grado de cumplimiento y tiene un invencible escepticismo sobre el grado de
cumplimiento de los demás”, afirmó que aquella reforma partía “de un segmento
de coincidencia en la opinión política del país y supone la materialización de un
estado de conciencia nacional y civil”, aludiendo también a la necesidad de estos
cambios “para empezar a ser un país moderno” 42.
42
Consúltese Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados. Presidencia Interina de
Don F. ÁLVAREZ DE MIRANDA Y TORRES. Comisión de Economía y Hacienda. Sesión núm. 1.
Presidente de la Comisión: Don J. GARCÍA AÑOVEROS. Sesión informativa celebrada el
9.VIII.1977, núm. 6, Editorial Rivadeneyra S. A., Madrid, 1977, págs. 107-144, esp. pág. 109.
43
Vid., sobre esta reforma, PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia
tributaria, op. cit., págs. 45 y sig.; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, Editorial Montecorvo,
Madrid, 1982, págs. 395 y sigs.
44
LO 12/1995, de 12 de diciembre, de represión del contrabando. Publicada en BOE,
de 13 de diciembre de 1995; vigencia desde el 14 de diciembre de 1995.
39
A pesar de que el Código penal en su conjunto no llegó a aprobarse, sirvió
para constatar la necesidad de modificar la normativa penal y, en lo que nos
interesa, el delito fiscal.
Así surge una nueva reforma del Código penal mediante la LO 2/1985, de
29 de abril, que en nuestra materia deroga el art. 319 que regulaba el delito fiscal y
origina tres preceptos nuevos45: art. 349 (defraudación tributaria), art. 350 (fraude
de subvenciones) y el art. 350 bis (irregularidades contables).
45
Vid. GARCÍA VALDÉS, C., El proyecto de nuevo Código penal, Editorial Tecnos,
Madrid, 1992, págs. 15 y sigs.; POLAINO NAVARRETE , M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de
una Reforma penal”, op. cit., esp. págs. 175-184; PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones
en materia tributaria, op. cit., págs. 49-56.
40
Conforme a la redacción transcrita, las características esenciales de la figura
reformada eran46:
46
Cfr. APARICIO PÉREZ, A., La regulación de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social en el nuevo Código penal, op. cit., págs. 28 y sig.
41
Pese a que la reforma propició una mayor actividad en la persecución del
delito fiscal, en poco tiempo se postularon nuevos cambios que evidenciaron una
insatisfacción con la nueva regulación47.
47
CASTILLO LÓPEZ, J. M., El Fraude fiscal en España, op. cit., pág. 148. Vid.,
ampliamente, GARCÍA VALDÉS, C., Temas de Derecho penal (penología, Parte especial.
Proyectos de Reformas), Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho, Universidad
Complutense de Madrid, Madrid, 1992, págs. 283-287.
48
Tal y como dice la EM de la referida Ley 6/1995, de 29 de junio: “La figura del delito
fiscal introducida en el artículo 319 del Código Penal, mediante la Ley 50/1977, de 14 de
noviembre, en sustitución del antiguo delito de ocultaci6n fraudulenta de bienes o industria, ha
requerido para su plena consolidación en nuestro ordenamiento la superación de los defectos
iniciales de su construcción y la formación de una doctrina jurisprudencial elaborada mediante su
aplicación por los Tribunales”.
42
Asimismo, esta reforma creó el delito de defraudación a la Seguridad Social
como figura afín (art. 349 bis CP), y actualizó la cuantía del delito de fraude de
subvenciones (art. 350 CP) y del delito contable (art. 350 CP).
49
Vid. reseña de esta reforma en APARICIO PÉREZ, A., “Los delitos de defraudación
tributaria en el nuevo Código penal: artículos 305 a 307 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre”, en RDLJ, año núm. 12, núm. 2, 1996, passim; BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J.,
Los delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social, Editorial Tirant lo blanch,
Valencia, 2000, págs. 22 y sig.
50
Estas figuras, que podríamos denominar genéricamente delitos contra la Hacienda de
las Comunidades Europeas, surgen como consecuencia de la definitiva aprobación, el 26 de junio
de 1995, del Convenio para la Protección de los Intereses Financieros de las Comunidades
Europeas (DE FUENTES BARDAJÍ, J., “Introducción. Desarrollo histórico de la regulación de los
delitos contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. pág. 61).
43
4. Se adaptan las penas privativas de libertad establecidas en la antigua
legislación a las nuevas del Código penal.
3. Siglo XXI
44
son cometidos a través de una persona jurídica 51.
51
Art. 31.2 CP, conforme LO 15/2003, de 25 de noviembre: “(…) En estos supuestos, si
se impusiere en sentencia una pena de multa al autor del delito, será responsable del pago de la
misma de manera directa y solidaria la persona jurídica en cuyo nombre o por cuya cuenta actuó”.
52
Así se afirma en la EM de la Ley 5/2010, de 22 de junio, en el apartado XXIII.
53
ÁLVAREZ GARCÍA, F. J. (Director) / MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A. (Coordinadora) /
VENTURA PÜSCHEL, A. (Coordinador), Derecho penal español. Parte especial. II, Editorial Tirant
lo blanch, Valencia, 2011, pág. 799.
45
General Tributaria, incluidos sus intereses de demora, los jueces y tribunales
recabarán el auxilio de los servicios de la Administración Tributaria que las
exigirá por el procedimiento administrativo de apremio en los términos
establecidos en la citada ley”.
54
Modifica los arts. 31 bis 5, 305, 306, 307, 308, 310 bis, 311, 398 y 433 bis; añade los
arts. 305 bis, 307 bis y 307 ter; y, deroga los arts. 309, 627 y 628. Este CP entró en vigor el 17 de
enero de 2013, de acuerdo a lo dispuesto por la DF Segunda de la LO 7/2012. Téngase presente,
asimismo, el Real Decreto Ley 12/2012, de 30 de marzo, por el que se introducen diversas
medidas tributarias y administrativas dirigidas a la reducción del déficit público; y, la Ley 7/2012,
de 29 de octubre, de modificación de la normativa tributaria y presupuestaria y de adecuación de
la normativa financiera para la intensificación de las actuaciones en la prevención y lucha contra
el fraude.
55
Cabe hacer referencia, en este punto, al Real Decreto Ley 12/2012, de 30 de marzo -por
el que se introducen diversas medidas tributarias y administrativas dirigidas a la reducción del
déficit público- que, en su disposición adicional primera, establece la posibilidad de una
regularización fiscal extraordinaria (amnistía fiscal, en el entendimiento de algunos) generando
notables incertidumbres no sólo en el ámbito fiscal y tributario, sino en lo que se refiere a la
interpretación de cuál será, exactamente, la trascendencia penal de la misma a los efectos de
quedar exonerado de posibles delitos fiscales, falsedades instrumentales, irregularidades
contables y blanqueo de capitales (éstos, asociados al propio delito fiscal). Vid., ampliamente,
DEL ROSAL BLASCO, B., “Reflexiones de urgencia sobre la trascendencia penal de la
regularización fiscal extraordinaria del Real Decreto-Ley 12/2012”, en Diario La Ley, núm. 7893,
2012, págs. 1-3, esp. pág. 3.
46
3. Incremento de las posibilidades de cobro de la deuda tributaria impaga
evitando la paralización del procedimiento administrativo por el proceso penal.
47
El art. 305 bis CP -añadido por la reforma de 2012 aludida- dispone lo
siguiente:
Uno de los criterios que inspiró a esta reforma fue mejorar la eficacia de los
instrumentos de control de los ingresos y gastos públicos que se revelaba como un
“elemento imprescindible del conjunto de medidas adoptadas con motivo de la
crisis económica, especialmente severa en el ámbito europeo, y más en concreto en
el caso español, así como con la necesidad de acompañar las mismas de las
reformas necesarias en los sectores o actividades económicas afectadas;
actividades económicas en las que, por otro lado, existe una mayor percepción del
48
fraude y que son precisamente donde deben adoptarse las reformas penales
concretas”56.
A) Rasgos diferenciadores
Un estudio adecuado del delito fiscal exige tener en cuenta además de las
cuestiones de índole puramente dogmático-penal, las consideraciones económicas-
fiscales que rodean toda su problemática y que requiere la remisión constante al
Derecho administrativo sancionador.
56
Así se ha dicho en la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III.
57
Vid., sobre la reforma llevada a cabo por la LO 1/2015, de 30 de marzo, GARCÍA
VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. / FIGUEROA NAVARRO, C., Lecciones de Derecho penal.
Parte especial (adaptadas a la docencia del Plan Bolonia), 2ª. edic. (según las reformas del
Código Penal de 2015), Editorial Edisofer, Madrid, 2015, págs. 13 y sig.
49
Por eso nos preguntamos si la conducta típica de la figura bajo lupa se debe
regular en el ámbito penal o si, por el contrario, resulta excesivo y, por ende, es
apropiada su regulación únicamente en el ámbito administrativo.
58
Para referirse al Derecho administrativo sancionador se han utilizado diversos
términos, tales como Derecho penal de policía, Derecho penal administrativo o Derecho
administrativo sancionador. No obstante, dichas expresiones no deben ser consideradas
sinónimos, pues responden a denominaciones empleadas en distintas épocas. El Derecho penal de
policía o Derecho de policía eran las sanciones impuestas por los órganos de la Administración
en el ejercicio de la potestad de policía que operaba como alternativa de la jurisdicción; la
función de policía era evitar el desorden y, en su caso, restablecer el orden transgredido. El
Derecho penal administrativo se separa de la filiación de policía y parte de la consideración de
que la Administración tiene fines propios y para alcanzarlos cuenta con una potestad
sancionadora propia que le permite imponer coactivamente el cumplimiento de las normas; su
objetivo es despenalizar el injusto administrativo. Finalmente, el Derecho administrativo
sancionador -cuya génesis se encuentra en la ley alemana de 1965-, considera la existencia de
una potestad sancionadora de la Administración, diferente a la penal, dotada de medios técnicos y
jurídicos suficientes, que procura la protección del gobernado. Vid., ampliamente, NIETO GARCÍA,
A., Derecho administrativo sancionador, 5ª. edic., totalmente reformada, Editorial Tecnos,
Madrid, 2012, págs. 139 y sigs.
59
La doctrina criminal todavía califica de “extraordinariamente problemáticas” las
relaciones entre el Derecho penal y el Derecho administrativo sancionador, y mantiene viva la
discusión. Por eso, consideran urgente un replanteamiento por el legislador de los límites entre
ambos Derechos (cfr., al respecto, COBO DEL ROSAL, M. / VIVES ANTÓN, T. S., Derecho penal.
Parte general, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 1999, pág. 51).
60
Vid. CEREZO MIR, J., “Límites entre el Derecho penal y el Derecho administrativo”, en
ID. / A. BERISTAIN IPIÑA / J. R. CASABO RUIZ / J. CÓRDOBA RODA / M. D. FERNÁNDEZ
RODRÍGUEZ / G. LANDROVE DÍAZ / F. MUÑOZ CONDE / J. ORTEGO COSTALES / J. M. RODRIGO
DEVESA / G. RODRÍGUEZ MOURULLO / Á. TORÍO LÓPEZ, III Jornadas de Profesores de Derecho
penal, Universidad de Santiago de Compostela, Cursos y Congresos de la Universidad de
Santiago de Compostela, Madrid, 1976, págs. 69-93, esp. pág. 71.
50
como anterior a la sociedad y, por tanto, como fundamento del Derecho, la moral,
la sociedad y el Estado61.
61
MATTES, H., Problemas del Derecho penal administrativo. Historia y Derecho
comparado, vol. I, traducción de J. M. RODRÍGUEZ DEVESA, Editoriales de Derecho Reunidas,
Madrid, 1979, pág. 12.
62
Vid., ampliamente, COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código
penal español, op. cit., págs. 46 y sig.
63
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español, op.
cit., págs. 47 y sig.
51
En este contexto cobra especial importancia la tesis de GOLDSCHMIDT,
quien creyó encontrar la diferencia ontológica entre el injusto administrativo y el
penal en la circunstancia de que el Derecho penal protege derechos subjetivos o
bienes jurídicos individualizados, mientras que el Derecho administrativo debe
operar frente a la desobediencia de mandatos emitidos por la Administración, que
no protegen bienes jurídicos ya existentes, sino que están al servicio de los deberes
de orden público y de bienestar, y que, por ello, carecen de un desvalor ético64.
64
BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, aplicado a la
actividad empresarial, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2010, pág. 86.
65
Quien mantiene la separación de los ilícitos penales y los ilícitos administrativos
poniendo el acento en los distintos fines y valores a los que cada uno se direcciona es WOLF: la
Administración pretende la consecución del bienestar social, mientras que el Derecho acoge como
valor supremo el de la justicia (BAZA DE LA FUENTE, M. L., El delito fiscal: particular referencia
al artículo 305 del Código penal, op. cit., pág. 159, nota 263).
52
sino en su esencia, pues no es considerada una pena sino una mera advertencia al
deber66.
66
SCHMIDT, E., Das neue westdeutsche Wirtschaftsstrafrecht, J. C. B. Mohr, Tübingen,
1950, págs. 20 y sigs., 25 y sigs. y 44 y sigs.
67
Vid. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Derecho penal. Parte general, Editorial Civitas,
Madrid, 1978, pág. 33; GONZÁLEZ-CUÉLLAR SERRANO, N., “Las sanciones administrativas en la
Ley 30/1992, de 26 de Noviembre”, en Jueces para la democracia, Sección Debate, núm. 16-17,
1992, págs. 30-34, esp. pág. 30. Sobre la génesis y el desarrollo posterior de estas teorías: COBO
DEL ROSAL, M. / VIVES ANTÓN, T. S., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 51-57;
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Derecho penal. Introducción, Servicio de Publicaciones de la
Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, Madrid, 2000, págs. 29-37.
68
Cfr., en este sentido, RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Derecho penal. Parte general, op.
cit., pág. 34.
53
aplicables (dada la improcedencia de la privación de libertad cuando nos
encontramos ante una mera infracción administrativa). Pero, en verdad, todos los
elementos apuntados cumplen la función de diferenciar ambas clases de ilícitos 69.
74
STS de 9.II.1972 (Ponente: DE MENDIZÁBAL ALLENDE), calificada como decisión
histórica, y como el origen de la equiparación de la potestad sancionadora de la Administración y
el Ius puniendi del Estado (pronunciamiento señalado por la STS de 19.XI.2001, ponente:
FERNÁNDEZ MONTALVO).
75
Sentencia del TEDH de 21.II.1984 (caso Ozturk).
76
Vid. GARCÍA CAVERO, P., Derecho penal económico. Parte general, Universidad de
Piura, Piura, 2003, págs. 71 y sigs.; FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “Sobre la ‘administrativización’ del
Derecho penal en la ‘sociedad del riesgo’. Un apunte sobre política criminal a principios del siglo
XXI”, en Derecho Penal Contemporáneo: Revista Internacional, núm. 19, 2007 , págs. 101-152;
55
Sin ánimo de examinar exhaustivamente las teorías mencionadas, creemos
que, en verdad, no analizan la diferencia entre los injustos, sino que se limitan a
describir sus características distintivas o preferencias en el tratamiento de las
infracciones que podrían ser una orientación para el legislador 77.
BAJO FERNÁNDEZ, M., “Nuevas tendencias en la concepción sustancial del injusto penal.
Recensión a Bernardo FEIJÓO, Normativización del Derecho penal y realidad social”, en Indret:
Revista para el Análisis del Derecho, núm. 3, julio 2008, págs. 1-10; SILVA SÁNCHEZ, J. M., La
expansión del Derecho penal: aspectos de Política criminal en las sociedades postindustriales,
3ª. edic. ampliada, Editorial Edisofer, Madrid, 2011, pág. 125.
77
En efecto, la doctrina ha señalado que “(l)a tesis expuesta de FEIJÓO como criterio de
diferenciación entre injusto penal y administrativo tiene, como las anteriores de SILVA o GARCÍA
CAVERO, el grave defecto de que se refiere únicamente al caso en que el injusto sancionado -en
leyes administrativas, por órganos administrativos, bajo el proceso administrativo- represente un
peligro. Pero los injustos administrativos son también de lesión y son tan abundantes
(infracciones tributarias, contra el medio ambiente, de riesgos laborales, etc…) que no puede
desconocerse que es voluntad clara del legislador la de someter al Derecho administrativo
sancionador el castigo de tales conductas de lesión de un bien jurídico” (BAJO FERNÁNDEZ, M. /
BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, aplicado a la actividad empresarial, op. cit., pág.
94).
78
NIETO MARTÍN, A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: un modelo
legislativo, Editorial Iustel, Madrid, 2008, pág. 128.
79
La aludida identidad sustancial queda corroborada por el evidente paralelismo que
guardan entre sí la definición de las infracciones tributarias en el art. 183.1 LGT y la definición
de los delitos en el art. 10 CP. Se destaca aún más esta similitud si consideramos que el delito
56
B) Principios rectores del Derecho penal
fiscal presenta semejanza con la infracción grave de omitir ingresos tributarios, contemplando
también el art. 305 CP el supuesto de regularización fiscal semejante al del art. 27.2 LGT y que
también se refleja en dicho tipo central de las infracciones tributarias graves. Interesa aquí,
asimismo, hacer referencia al art. 25 CE, “el cual va referido conjuntamente a los ilícitos penales
y administrativos, a la hora de establecer determinados límites al ejercicio de la potestad punitiva
por parte de los poderes (judiciales y administrativos) del Estado, poniendo de manifiesto la
sustancial identidad de las instituciones de uno y otro campo” (BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT,
J., Los delitos contra la Hacienda Pública y contra, op. cit., pág. 22).
80
Vid., ampliamente, FOLCO, C. M / LÓPEZ BISCAYART, J. / ABRALDES, S., Ilícitos fiscales.
Asociación ilícita en materia tributaria. Ley 25.874, Editorial Rubinzal Culzoni, Buenos Aires,
2004, págs. 31-42.
81
TORÍO LÓPEZ, Á., “Injusto penal e injusto administrativo (presupuestos para la reforma
del sistema de sanciones”, en S. MARTÍN-RETORTILLO BAQUER (Coordinador), Estudios sobre la
Constitución española. Homenaje al Profesor Eduardo García de Enterría, Vol. III, La Corona,
las Cortes Generales, del Gobierno, y de las Administraciones Públicas, Editorial Civitas,
Madrid, 1991, págs. 2529-2546, esp. pág. 2542. Cfr. RIBES RIBES, A., Aspectos procedimentales
del delito de defraudación, op. cit., pág. 29.
82
La cuestión no está exenta de controversias en algunos países. Tal es el caso de Italia,
cuya Corte Constitucional se niega a aplicar los principios constitucionales del Derecho penal a
los ilícitos administrativos y advierte que este tratamiento diferenciador de los regímenes no
vulnera en lo más mínimo el principio de igualdad. Por otro lado, la doctrina y la jurisprudencia
francesa ha venido defendiendo la tesis contraria, hoy desechada (NIETO GARCÍA, A., Derecho
administrativo sancionador, op. cit., págs. 131 y sigs.).
83
Vid., por todas, Sentencia del TEDH, de 21.II.1984 (caso Ozturk).
57
La precedente aseveración es compartida casi con unanimidad 84, en especial
luego de la Sentencia del TC de 8 de junio de 1981 85, que declaró la traslación de
los principios penales a la esfera de los ilícitos administrativos. Dicho
pronunciamiento consideró que tanto el Derecho penal como el Derecho
administrativo sancionador son manifestaciones de un único ius puniendi del
Estado, confirmando así lo proclamado anteriormente por el TS 86 y reiterado luego
en la jurisprudencia de ambos tribunales87.
84
Vid., con relación a la aspirada asimilación de potestades administrativo sancionadora y
penal como meras manifestaciones de un único poder punitivo estatal, BAYONA DE PEROGORDO,
“El procedimiento sancionador”, en Revista de Información Fiscal, núm. 16, 1996, págs. 7-30,
esp. págs. 22 y sigs. En contra, entre otros, NIETO GARCÍA, A., Derecho administrativo
sancionador, op. cit., págs. 567 y sig.; GARBERÍ LLOBREGAT, J., La aplicación de los derechos y
garantías constitucionales a la potestad y al procedimiento administrativo sancionador (Doctrina
del Tribunal Constitucional y reforma legislativa), Editorial Trivium, Madrid, 1989, págs. 58 y
sigs.; BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública y contra, op.
cit., pág. 33; MUÑOZ BAÑOS, C., Infracciones tributarias y delitos contra la Hacienda Pública,
Editorial Edersa, Madrid, 1996, pág. 27; GARCÍA DE ENTERRÍA, E. / FERNÁNDEZ, T.-R., Curso de
derecho administrativo, II, 14ª. edic., Editorial Civitas, Navarra, 2015, pág. 176; PÉREZ ROYO, F.,
Derecho financiero y tributario, Parte general, 26ª. edic., Editorial Civitas, Navarra, 2016, págs.
477 y sig.
85
STC de 8.VI.1981 (Ponente: GÓMEZ-FERRER MORANT). Vid. GARCÍA DE ENTERRÍA,
E., “La incidencia de la Constitución sobre la potestad sancionadora de la Administración: dos
importantes sentencias del Tribunal Constitucional”, en REDA, núm. 29, 1981, págs. 359-368;
PRIETO SANCHÍS, L., “La jurisprudencia constitucional y el problema de las sanciones
administrativas en el Estado de Derecho”, en REDC, año núm.2, núm. 4, 1982, págs. 99-122, esp.
págs. 110 y sigs.
86
Vid. una muestra significativa de la jurisprudencia del Tribunal Supremo en GARCÍA DE
ENTERRÍA, E. / FERNÁNDEZ, T.-R., Curso de Derecho administrativo sancionador, op. cit., págs.
177 y sig.
87
Entre algunos pronunciamientos: STC de 21.I.1988 (Ponente: LÓPEZ GUERRA), de
6.II.1989 (Ponente: LEGUINA VILLA), de 26.IV.1990 (Ponente: LEGUINA VILLA). Además, véanse
las SSTS de 14.V.1984 (Ponente: MORENO MORENO), de 24.XI.1984 (Ponente: ROLDÁN
MARTÍNEZ), de 10.II.1986 (Ponente: ROLDÁN MARTÍNEZ) y, entre otras, de 20.I.1987 (Ponente:
VENTURA FUENTES LOJO).
58
Esta última cuestión ha sido señalada por el Tribunal Constitucional 88, que
estimó determinadas reservas respecto a la extensión del régimen penal, en la
medida que no puede realizarse de manera mecánica y sin ponderar los aspectos
que diferencian a uno y otro sector del ordenamiento jurídico. Por consiguiente, y
pese al esfuerzo del Tribunal 89, la dificultad consiste en determinar la matización
requerida, para lo cual no parece existir un criterio general90.
88
Vid., al respecto, STC de 26.IV.1990 (Ponente: LEGUINA VILLA).
89
En la STC de 12.II.2007 (Ponente: PÉREZ VERA) se ha proclamado que las garantías
procesales constitucionalizadas en el art. 24.2 son de aplicación al ámbito administrativo
sancionador en la medida necesaria para preservar los valores esenciales que se encuentran en la
base del precepto. Vid. con relación a la incidencia del art. 24 CE, CANO MATA, A., Las
infracciones administrativas en la doctrina del Tribunal Constitucional, Editoriales de Derecho
Reunidas, Madrid, 1984, págs. 147-169.
90
NIETO GARCÍA, A., Derecho administrativo sancionador, op. cit., págs. 124-156 y 567.
La tesis del autor, que afirma la imposible extensión mecánica de los principios del Derecho
penal a la esfera administrativa sancionadora, propone que el Derecho administrativo sancionador
no sea construido con materiales y técnicas del Derecho penal, sino desde el propio Derecho
administrativo del que obviamente forma parte, y desde la matriz constitucional y del Derecho
público estatal.
59
imperfecto en este punto- las dos ideas contrapuestas de la garantía del ciudadano
y la eficacia del actuar administrativo” 91.
91
STS de 20.XII.1988 (Ponente: GONZÁLEZ NAVARRO), Fundamento de Derecho
segundo.
92
NIETO GARCÍA, A., Derecho administrativo sancionador, op. cit., págs. 138 y sig.
93
STS de 12.VII.2010 (Ponente: JULIANI HERNÁN), Fundamento de Derecho cuarto.
60
Además, el último pronunciamiento señalado del TS precisó -en un voto
particular-:
C) Síntesis
94
Voto particular formulado por los Magistrados MARTÍNEZ DE CAREAGA Y GARCÍA y
PIGNATELLI MECA en la STS de 12.VII. 2010 (Ponente: JULIANI HERNÁN).
95
NIETO GARCÍA, A., Derecho administrativo sancionador, op. cit., pág. 144.
61
sancionador y del Derecho penal en este ámbito, con relación a su concreta
regulación96.
96
Vid. RAMÍREZ GÓMEZ, S, “Principios constitucionales que rigen la potestad
sancionadora tributaria”, en REDF, núm. 109-110, 2001, págs. 187-216; RODRÍGUEZ BEREIJO,
Á., “Derecho penal tributario y Derecho tributario sancionador en España”, op. cit., pág. 82.
97
NIETO GARCÍA, A., Derecho administrativo sancionador, op. cit., pág. 144.
98
Así lo ha señalado la EM de la LPSPV, donde se dice que “puede que en el futuro el
tronco común del ius puniendi se nutra también de sus ramas administrativas, pero, en la
actualidad, los principios esenciales, lo común punitivo se encuentra en las normas de la parte
general del Derecho penal”.
99
DEL ROSAL, J., “Ideas sobre la aplicación de los principios del Derecho penal a la
infracción tributaria”, en X Semana de Estudios de Derecho Financiero, Madrid, 1962, págs. 5-
16, esp. pág. 10-12. Cfr. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Presente y futuro del delito fiscal, Editorial
Revista del Occidente S.A., Madrid, 1974, pág. 20; PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las
infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 264.
62
III.- Política criminal en materia tributaria
A) Planteamiento
Como quedó dicho, existe una identidad sustancial entre las infracciones y
sanciones tributarias e infracciones y sanciones penales. Las diferencias se sitúan
únicamente en el aspecto formal, pero en ambos supuestos puede afirmarse que se
establecen penas en sentido material. La conversión de las infracciones tributarias
en delitos es un problema de Política criminal 103, y sobre esto nos detenemos en el
presente epígrafe.
100
BACIGALUPO, E., Principios de Derecho penal. Parte general, 4ª. edic., Editorial Akal,
Madrid, 1997, pág. 43.
101
Como escribió VON LISZT: “La Ciencia del Derecho penal debe ser la maestra del
legislador penal, su consejera cuidadosa y conductora en la lucha contra el delito” ( VON LISZT,
Strafrechtliche Vorträge und Aufsätze, Band II, 1905, pág. 293). Vid., asimismo y ampliamente,
ROXIN, C., “El significado de la política criminal para los fundamentos sistemáticos del Derecho
penal”, en ID. / M. POLAINO NAVARRETE / M. POLAINO-ORTS, Política criminal y Dogmática
penal. Cuestiones fundamentales, Editorial Ara, Lima, 2013, págs. 53-73.
102
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo I, 3ª.
edic. corregida y actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2017, págs. 33 y sig.
103
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Presente y futuro, op. cit., pág. 20.
63
Recordemos la alusión que POLAINO NAVARRETE hace de la Ciencia de la
Política criminal en relación a nuestra materia: “Solamente sobre la base de
consideración de la perspectiva político-criminal ofrecida por la nueva conciencia
fiscal, en el contexto constitucional de un Estado social y democrático de Derecho,
y de la correlativa garantía fundamental de la afección del erario público al
bienestar social, ha sido posible efectuar la constatación del trascendental paso
hacia un efectivo reconocimiento del objeto de tutela propio de la figura legal de
referencia axiológicamente estimada, sin que ello implique connotación alguna en
orden a la positiva determinación técnica del bien jurídico protegido”104.
104
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 152. (Cursivas añadidas).
105
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 111.
106
FERNÁNDEZ ALBOR, A., Estudios sobre la criminalidad económica, Editorial Bosch,
Barcelona, 1978, pág. 90.
107
Cfr., sobre el fenómeno de criminalidad económica, GRACIA MARTÍN, L., “Concepto
categorial teleológico y sistema dogmático del moderno Derecho penal económico y empresarial de
los poderosos”, en Indret: Revista para el Análisis del Derecho, núm. 3, 2016, págs. 1-131, esp.
págs. 5-8.
64
B) Factores propiciatorios de la comisión del delito fiscal
108
TADDEI, B., La fraude fiscale: pref. de Roger Houin, Editorial Librairies Techniques,
París, 1974, pág. 1.
109
La teoría de las leyes meramente penales nació en el campo religioso en el siglo XII y
no referida precisamente a leyes, sino a las Constituciones internas de la Orden del Santo
Domingo para disminuir la presión moral y la ocasión de pecado a que estaban sujetos los
religiosos de la Orden por cualquier inobservancia de la Regla durante las veinticuatro horas del
día (PÉREZ LUQUE, M., Deberes tributarios y moral, Editorial de Derecho Financiero, Madrid,
1980, págs. 57 y sig.). Según DE LUNA, esta teoría fue aplicada a las leyes civiles en general por
Enrique de Gente (DE LUNA, A., “La doctrina de las leyes meramente penales y la evasión fiscal”,
en IX Semana de Estudios de Derecho Financiero, Madrid, 1961, págs. 310 y sigs.). En el caso de
las leyes tributarias tal aplicación se explica porque, originariamente, el tributo fue una exacción
que los pueblos vencedores imponían a los vencidos y, más tarde, una fuente de recursos que
incrementaba el patrimonio del príncipe o del señor feudal. En el siglo XI, la referida teoría,
cobró auge por el carácter individualista del mismo, pero ya se encuentra hoy en franco retroceso,
pues no se compagina con la justificación del tributo como una exigencia de la conciencia social
para el bien común, cuya atención toma cuerpo en este caso a través de los servicios públicos,
exigencia determinada en cada caso por la justicia distributiva según la capacidad tributaria de
cada cual (vid. DEL BUSTO VARGAS, J., “Ética tributaria. El impuesto”, págs. 9-22, esp. pág. 21;
accesible en http://www.ipdt.org/editor/docs/02_Rev07_JDBV.pdf).
110
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 112.
65
parte, creyendo que el Estado aumenta la presión con la intención de compensar el
fraude, elude sus obligaciones fiscales; por otra parte, el Estado, incrementa los
tipos de tributos con el propósito de paliar el aumento del delito lo que, a su vez,
origina nuevas actividades defraudatorias. Esta supuesta repetición constante del
fenómeno descrito ha llevado a alguna doctrina a concluir tajantemente que el
fraude es un estado “natural e insalvable” 111.
111
GARRIGUES WALKER, A., La represión del fraude fiscal, Editorial Asociación para el
Progreso de la Dirección, Madrid, 1967, pág. 17; TARANTINO, J. R., El delito tributario, Editor
Víctor P. de Zabalía, Buenos Aires, 1976, págs. 96 y sigs.
112
TORRES LÓPEZ, V., “Nota sobre las causas de las infracciones tributarias”, en IX
Semana de Estudios de Derecho Financiero, Madrid, 1961, págs. 304 y sigs. Cfr., en el mismo
sentido, los artículos periodísticos publicados en Expertos.com por M. CASTILLO el día 17 de
febrero de 2014: “El sistema fiscal español no incentiva la actividad económica ni el pago de
impuestos, según los expertos” (Portada- Economía y Política; accesible en:
http://www.expansion.com/2014/02/17/economia/1392638369.html) y “Panel de expertos de
PwC: un sistema tributario parcial, injusto y poco eficaz” (Informe Semestral; accesible en:
http://www.expansion.com/accesible/2014/02/17/economia/1392639907.html).
113
Cfr., al respecto, BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal económico,
aplicado a la actividad empresarial, op. cit., págs. 27-29.
114
Vid., sobre este tipo de delincuencia, KAISER, G., Introducción a la Criminología,
traducción de J. A. RODRÍGUEZ NÚÑEZ, 7ª. edic. reelaborada y completada, Editorial Dykinson,
Madrid, 1998, págs. 365 y sig.; SEONE SPIEGELBERG, J. L., “El delito de defraudación tributaria”,
en C. GARCÍA NOVOA / A. LÓPEZ DÍAZ (Coords.), Temas de Derecho penal tributario, Editorial
Marcial Pons, Madrid, 2000, pág. 81; BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal
económico, aplicado a la actividad empresarial, op. cit., pág. 21; BAUCENS LLADÓS, J., “Sistema
de penas para el delincuente económico”, en CPC, núm. 107, Universidad Complutense: Instituto
Universitario de Criminología, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 2012, págs. 143-183.
115
Término que nace con SUTHERLAND en 1939, quien define a la delincuencia
económica como la “violación de la ley penal por una persona de alto nivel económico en el
desarrollo de su actividad profesional”. De él se dijo que significó para la Criminología una
conmoción similar a la causada con L’uomo delinquente de Lombroso en 1876. El mérito del
descubrimiento del autor estriba en presentar a la delincuencia como algo no privativo de una
clase social, y demostrar la existencia de una delincuencia de las clases superiores y dirigentes de
la sociedad (BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, aplicado a la
actividad empresarial, op. cit, pág. 21, nota 29).
66
cabo por personas de nivel socioeconómico elevado 116, que actuando en el
ejercicio de su actividad profesional y mediante el abuso de confianza social,
lesionan o ponen en peligro de alguna forma el orden económico117.
116
Desde siempre se consideró que el fraude era muy escaso en las clases bajas, de un 30
a un 40 por ciento en las medias, y de un 70 a un 80 por ciento en las altas (vid. RODRÍGUEZ
SASTRE, A., “El delito tributario”, en REFC, núm. 20-21, 1977, págs. 223-233, esp. págs. 225 y
sig.; GÓMEZ RIVERO, Mª. del C., “Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en El
nuevo Código penal y la Ley del jurado. Actas del Congreso de Derecho penal y procesal: Sevilla,
11 al 15 de noviembre de 1996, Fundación El Monte, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1998, págs.
223-231, pág. 223).
117
Es muy difícil establecer una explicación patológico-individual sobre el delincuente
económico, tal como se pretendió a través del famoso Psicograma de Mergen, cuyo objetivo
fundamental era identificar las características que definen la estructura psíquica de este tipo de
delincuente. Según MERGEN, el síntoma fundamental que caracteriza este sujeto es su avidez
incontrolable de obtener un beneficio material. Se le atribuyen otras características como el
egocentrismo, narcicismo, audacia, inteligencia, peligrosidad, hipocresía y neurosis. La
característica más importante es la peligrosidad, pues el delincuente de cuello blanco presenta una
vigorosa adaptación social y al mismo tiempo una definida capacidad criminal. Vid., asimismo, el
modus operandi más frecuente en esta clase de delitos en HERRERO HERRERO, C., Los delitos
económicos (perspectiva jurídica y criminológica), Secretaría General Técnica del Ministerio del
Interior, Madrid, 1992, págs. 503 y sig.
118
Vid. FERNÁNDEZ ALBOR, A., Estudios sobre la criminalidad, op. cit., pág. 93; ZÚÑIGA
RODRÍGUEZ, L. “Culpables, millonarios e impunes: el difícil tratamiento del Derecho penal del
delito de cuello blanco”, en M. ONTIVEROS ALONSO (Director), Anuario Mexicano de Derecho
Penal Económico, Editorial Ubijus, México, 2015, págs. 645-668.
67
penalización niegan el carácter criminal de aquéllas y, también, la posibilidad de
aplicar los principios del Derecho penal119.
Así pues, ¿cuáles son las razones político-criminales que se han sostenido
para respaldar la no criminalización de las infracciones tributarias?
119
Vemos con cierta preocupación aquellas teorías minimizadoras o discriminalizadoras,
pues si bien es cierto que uno de los principios básicos en los que se sustenta el Derecho penal es
el de mínima intervención, solamente se podrá llegar a ello en supuestos en que la sanción se ha
vuelto inútil, ineficaz o simplemente inadecuada. La expresión mínima intervención es “harto
impreciso, ya que bajo el pretexto de la minimización del Derecho penal pueden peligrar el
cuidado de la protección de valores realmente merecedores de la tutela penal, por tanto se
concluye que la intervención penal no debe ser mínima, sino necesaria” (POLAINO NAVARRETE,
M., Derecho penal. Parte general, tomo I, Fundamentos científicos del Derecho penal, 6ª. edic.
actualizada, complementada, renovada y puesta al día con la colaboración de M. POLAINO-ORTS,
Editorial Bosch, Barcelona, 2008, págs. 210 y sigs.).
120
Cfr., en este sentido, SÁINZ DE BUJANDA, F., “En torno al concepto y al contenido del
Derecho penal tributario: texto de la intervención en las I Jornadas luso-hispano-americanas de
estudios financieros y fiscales y texto de sus conclusiones”, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo
21, núm. 1, 1968, págs. 77-116, esp. págs. 105 y sigs. El autor agrega, además, algunas razones
derivadas: soslayar la posibilidad de que subsidiariamente se imponga una pena privativa de
libertad al infractor que ha sido castigado con una sanción de multa y que es insolvente; evitar la
existencia de antecedentes penales; o, que en la represión del fraude fiscal se quiere dotar al
procedimiento de una flexibilidad que el rigor y el formalismo del proceso judicial penal no
posibilitan. Otras razones pueden verse en ÁLVAREZ GENDIN, S., “Notas sobre la naturaleza de la
infracción tributaria”, en X Semana de Estudios de Derecho Financiero, Madrid, 1962, págs. 559
y sigs.
68
Otros han afirmado que en España no existe una conciencia fiscal que sirva
como substrato para la criminalización de la infracción tributaria 121, y con los
siguientes términos lo ha señalado el Profesor POLAINO NAVARRETE: “Es de
consignar asimismo otro aspecto que en no menor medida se muestra revelador de
la peculiar incriminación de la conducta de referencia, cual es la escasa, si no nula,
existencia de auténtico reproche social frente a la conducta defraudatoria de la
Hacienda pública, legitimador sustancialmente de la incriminación”122.
121
Vid. las intervenciones de R. DÍAZ LLANOS y J. GARCÍA AÑOVEROS, en RODRÍGUEZ
MOURULLO, G., “Las exigencias previas del estado de Derecho para la admisión en España del
delito fiscal”, op. cit., págs. 42 y sigs., y 53 y sigs.
122
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 151.
123
QUINTANO RIPOLLÉS, A., Tratado de la Parte especial del Derecho penal.
Infracciones patrimoniales sobre el propio patrimonio, daños y leyes especiales, tomo III, 2ª.
edición puesta al día por C. GARCÍA VALDÉS, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1978,
págs. 889 y sig.
69
cuenta con los instrumentos idóneos para combatir las nuevas formas de
delincuencia económica que atentan “no ya a la propiedad privada, sino que
asestan verdaderos golpes a la propia economía nacional”124.
124
Consúltese la intervención de H. OLIVA GARCÍA, en RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “Las
exigencias previas del Estado de Derecho para la admisión en España del delito fiscal”, op. cit.,
págs. 93 y sig.
125
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 19.
126
Cfr., al respecto, LANDROVE DÍAZ, G., “Las infracciones tributarias ante el Derecho
penal español”, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo 24, núm. 1, 1971, págs. 79-102, esp. págs.
80 y sigs.
127
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 28.
128
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 123.
129
PÉREZ ROYO, F., “La represión del fraude tributario y el nuevo delito fiscal”, en
AA.VV., Medidas urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de
Hacienda, Madrid, 1977, págs. 310-377, esp. pág. 345.
70
elemento importantísimo para el logro de la paz social y el mantenimiento de una
convivencia comunitaria ordenada130.
Es así que el interés del Estado en que se satisfagan los tributos supone una
necesidad social digna de protegerse y, por ende, la infracción tributaria es un
ataque directo a este valor fundamental. En similar sentido se ha pronunciado
RODRÍGUEZ MOURULLO, afirmando que está “fuera de duda que el interés del
Erario público en que los tributos se satisfagan cabalmente, representa hoy un
valor social de primer rango, merecedor, en su caso, de protección jurídico-
criminal”131.
130
GONZÁLEZ NAVARRO, F., “Naturaleza y calificación de la infracción tributaria”, en X
Semana de Estudios de Derecho Financiero, Madrid, 1962, págs. 544 y sig. Cfr. SERRANO
GÓMEZ, A., Fraude tributario (delito fiscal), op. cit., pág. 151. Dicha función social que el
impuesto cumple en la organización del Estado moderno viene recogida en la LGT de 28 de
diciembre de 1963, en su art. 4: “Los tributos, además de ser medios para recaudar ingresos
públicos, han de servir como instrumentos de política económica general, atender a las exigencias
de estabilidad y progresos sociales y procurar una mejor distribución de la renta nacional”. En
este sentido, la CE en su art. 31 ampara el derecho de todos los españoles a un sistema tributario
justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad, y el derecho a una asignación
equitativa de los recursos públicos (cfr. MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 124).
131
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Presente y futuro, op. cit., pág. 28.
132
AYALA GÓMEZ, I., “Capítulo Primero: Antecedentes legislativos de los ‘delitos contra
la Hacienda Pública’”, en E. OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO (Director y Coordinador), Delitos e
infracciones contra la Hacienda pública, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2009, pág. 26.
133
Vid., acerca de esta afirmación, LANDROVE DÍAZ, G., “Las infracciones tributarias ante
el Derecho penal español”, op. cit., pág. 85, quien destaca que la alarma social suscitada por el
fraude fiscal ha sido ínfima en comparación con los tradicionales delitos contra la propiedad
privada. Vid., asimismo, la investigación criminológica llevada a cabo por SERRANO GÓMEZ en
su obra: Fraude tributario (delito fiscal), op. cit., págs. 111 y sigs., quien concluye que falta
conciencia tributaria y que no hay reacción social frente a los defraudadores.
71
frente a las infracciones tributarias con la afirmación de que aquéllas vulneran
valores comunitarios fundamentales?
134
GONZÁLEZ NAVARRO, F., “Naturaleza y calificación de la infracción tributaria”, op.
cit., págs. 545 y sigs.
135
Cfr., al respecto, GARCÍA VALDÉS, C., “La estrategia de la legislación penal”, en M. L.
MAQUEDA ABREU / M. MARTÍN LORENZO / A. VENTURA PÜSCHEL (Coords.), Derecho penal
para un Estado social y democrático de Derecho. Estudios penales en Homenaje al Profesor
Emilio Octavio de Toledo y Ubieto, Servicios de Publicaciones, Facultad de Derecho,
Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2016, págs.1023-1035, esp. pág. 1031.
136
Concordante con esta afirmación es la definición de la Política criminal como el
“conjunto sistemático de principios -garantidos por la investigación científica de las causas del
delito y de la eficacia de la pena-, según los cuales dirige el Estado la lucha contra el crimen por
medio de la pena y de sus formas de ejecución”; o, más brevemente, como el “conjunto
sistemático de principios, según los cuales deben organizar el Estado y la Sociedad la lucha
contra el crimen” (LANGLE, E., La teoría de la Política criminal, Editorial Reus, Madrid, 1927,
págs. 16 y sig., nota 1 y 2). Asimismo, como el “aspecto de la política general del Estado que se
ocupa de la prevención de la criminalidad a través del recurso a medios penales (política penal) o
extra-penales (política criminal en sentido estricto)’ (ZUGALDÍA, 1993, p. 197); entre otros, en
72
Desde el punto de vista individual, y teniendo en cuenta que uno de los
factores relevantes en la explicación de la delincuencia pasa por la falta de
autocontrol, las medidas a adoptar habrán de encaminarse a reforzar los vínculos
del agente con la sociedad. Por ello, la Política criminal debe fortalecer la
sensación de que la ley se aplica, que está vigente y tiene validez138 y, además,
robustecer la legitimidad del sistema tributario que no parece ser especialmente
alta en España139.
nuestro país ofrecen definiciones similares BERDUGO et al (1999, pp. 103-104); LUZÓN PEÑA
(1996, p. 98); CARBONELL (1996, p. 229) y SÁINZ CANTERO (1990, p. 93)” [ORTIZ DE URBINA
GIMENO, Í., “La referencia político-criminal en el Derecho penal contemporáneo”, en E. OCTAVIO
DE TOLEDO Y UBIETO / E. CORTÉS BECHIARELLI (Coords.), Estudios penales en recuerdo del
Profesor Ruiz Antón, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2004, págs. 811-846, nota 24]. Vid., en
similar sentido, SILVA SÁNCHEZ, J. M., “Reflexiones sobre las bases de la política criminal”, en
El nuevo Código penal: presupuestos y fundamentos. Libro Homenaje al Profesor Doctor Don
Ángel Torío López, Editorial Comares, Granada, 1999, págs. 202-217, esp. 212 y sigs.; CID
MOLINÉ, J. / LARRAURI PIJOAN, E., Teorías criminológicas, Editorial Bosch, Barcelona, 2001,
págs. 30 y sig.
137
TIEDEMANN, K., Manual de Derecho penal económico. Parte general y especial,
traducción de M. A. ABANTO VÁSQUEZ, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2010, págs. 38 y
sigs. En el mismo sentido, cfr. FERRÉ OLIVÉ, J. C., “Tecnologías de información y comunicación,
comercio electrónico, precios de transferencia y fraude fiscal”, en D. C. CARO CORIA (Director),
Anuario de Derecho Penal Económico y de la Empresa, núm. 3, Lima, 2015, págs. 169-176, esp.
pág. 172.
138
CID MOLINÉ, J. / LARRAURI PIJOAN, E., Teorías criminológicas, op. cit., págs. 182 y
sig. Remitirse a las técnicas de neutralización en referencia con las teorías del control puede
resultar polémico, pues HIRSCHI no sólo critica las teorías culturales dentro de las cuales tiene
lugar la idea de “técnicas de neutralización”, sino también porque no considera que éstas sean un
factor positivo de la delincuencia. Basta recordar que en opinión del autor no se buscan factores
positivos, sino que la pregunta es ¿por qué se respeta la ley? (HIRSCHI, T., Causes of delinquency,
Transaction Publishers, 2005, traducción publicada en Capítulo Criminológico, vol. 31, núm. 4,
octubre-diciembre 2003). Sin embargo, también dentro de la teoría del control puede hacerse
referencia a las técnicas de neutralización (CID MOLINÉ, J. / LARRAURI PIJOAN, E., Teorías
criminológicas, op. cit., págs. 183 y 186).
139
Consúltese, en este sentido, el estudio elaborado por el Instituto de Estudios Fiscales
por medio del cual se propone analizar la evolución de la demoscopia fiscal en relación con
ciertas variables que configuran el núcleo básico de las ideas fiscales de la población española:
“Opiniones y actitudes fiscales de los españoles en 2015”, Área de Sociología Tributaria,
Dirección de Estudios, documento núm. 25/2016, págs. 29-42 (accesible en:
http://www.ief.es/documentos/recursos/publicaciones/documentos_trabajo/2016_25.pdf).
73
En función de lo anterior, las acciones deben ser ejecutadas por un Estado
responsable del manejo del gasto público. Así, políticas que sean vistas como
despilfarro de los recursos, escándalos de corrupción, favorecimiento de los
grandes defraudadores y un aumento de la presión fiscal que no se corresponda con
la capacidad económica, afectará negativamente en la conciencia social de
cumplimiento de las obligaciones fiscales. Es verdad que a muy pocos les gusta
pagar sus impuestos, pero si se determinan con un estudio previo de las
necesidades sociales más apremiantes, se distribuyen justamente y se controlan con
transparencia, la contribución de la colectividad ofrecerá menos resistencia140.
140
Vid., entre otros, RUIZ VADILLO, E., “Hacia una reforma en profundidad del
ordenamiento jurídico”, en RGD, núm. 424-425, 1980, págs. 3-17, esp. pág. 8; DELMAS-MARTY,
M. / MANACORDA, S., “Corruption. A Challenge to Constitutional Government and Democratic
Society”, en Cahiers de défense sociale: bulletin de la Societé International de Défense Sociale
pour une Politique Criminelle Humaniste, núm. 24, 1997, págs. 17-32, esp. pág. 20.
141
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Presente y futuro, op. cit., págs. 34 y sigs. Cfr., además,
LÓPEZ BISCAYART, J., “Nueva competencia para los tribunales locales”, en Cuadernos de
Derecho Judicial, Universidad Austral, Facultad de Derecho, Editorial La Ley, núm. 10, Buenos
Aires, 2012, págs. 1-76, esp. pág. 5.
74
fines constitucionalmente relevantes como la igualdad, debiendo desterrarse la
falsa idea de que el fraude perjudica únicamente al Estado como ente abstracto 142.
142
MERGEN, A., “Intensiviere Bekämpfung der Wirtschaftskriminalität”, en DRiZ, agosto
1972, págs. 271-273, esp. pág. 273.
143
Vid., ampliamente, FERNÁNDEZ ALBOR, A., “Política criminal en el delito fiscal”, en
EPC, núm. 5, 1980-1981, págs. 43-86. Al respecto, recuérdese que los Técnicos del Ministerio de
Hacienda (Gestha) calculan que la AEAT y la Intervención General del Estado (IGAE)
necesitarían 26.718 nuevos funcionarios a medio y largo plazo para intensificar la lucha contra el
fraude fiscal y reducir a la mitad el tamaño de la economía sumergida en España. Información
difundida en un artículo periodístico de fecha 4 de enero de 2015, accesible en
http://www.nuevatribuna.es/articulo/economia/espana-necesitaria-26-718-nuevos-funcionarios-
largo-plazo-reducir-mitad-fraude-gestha/20150102170824110886.html.
144
Los datos señalados en el texto principal fueron extraídos del Primer Informe del
Observatorio Administrativo previsto en el Convenio de 30 de junio de 2005, entre la Agencia
Estatal de Administración Tributaria y la Secretaría de Estado de Justicia en materia de
prevención y lucha contra el fraude fiscal, págs. 1-114, esp. pág. 57 (accesible en: http:
//www.agenciatributaria.es/static_files/AEAT/Contenidos_Comunes/La_Agencia_Tributaria/Info
rmacion_institucional/Campanias/Plan_prevencion_del_fraude_fiscal/observatorio_es_es.pdf.).
75
Igualmente, advertimos a quienes utilizan la pena criminal con el fin de
aumentar la recaudación, que la tipificación del delito tributario no puede ser
concebida como arma recaudatoria. La pena debe anclarse en la idea de justicia y
su implementación como instrumento utilitarista es inaceptable 145.
145
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., págs. 135.
146
Postura de la Escuela de Frankfurt por medio de un Derecho de intervención -que va a
caballo entre un Derecho administrativo sancionador y el Derecho penal-, caracterizado por
implementar un sistema procedimental y garantista más relajado, y sanciones menos rigurosas
(cfr. SILVA SÁNCHEZ, J. M., La expansión del Derecho penal: aspectos de Política criminal en
las sociedades postindustriales, op. cit., pág. 163).
147
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español, op.
cit., pág. 44.
76
CAPÍTULO II
BIEN JURÍDICO
148
Vid., entre algunas obras, JAKOBS, G., Sociedad, norma y persona en una teoría de un
Derecho penal funcional, traducción de M. CANCIO MELIÁ y B. FEIJÓO SÁNCHEZ, Editorial
Civitas S.A., Madrid, 1996, págs. 25-29. También, más esquemáticamente, en ID., La imputación
penal de la acción y la omisión, traducción de J. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, Centro de
Investigaciones de Derecho Penal y Filosofía del Derecho, Universidad Externado de Colombia,
Bogotá, 1996, págs. 11 y sigs.; ID., La autoría mediata con instrumentos que actúan por error
como problema de imputación objetiva, traducción de M. CANCIO MELIÁ, Cuadernos de
conferencias y artículos, núm. 15, Centro de Investigaciones de Derecho penal y filosofía del
Derecho, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1996, pág. 7; ID., “Imputación jurídico-
penal, desarrollo del sistema con base en las condiciones de la vigencia de la norma”, traducción
de J. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, en RPJ, 3ª. época, núm. 49, Consejo General del PJ,
primer trimestre, 1998, págs. 297-319, esp. págs. 297-299; ID., “¿Qué protege el Derecho penal:
bienes jurídicos o la vigencia de la norma?”, traducción de M. CANCIO MELIÁ, en E.
MONTEALEGRE LYNNET (Coordinador), Libro Homenaje al Profesor Günther Jakobs. El
funcionalismo en el Derecho penal, Centro de Investigaciones de Derecho Penal y Filosofía del
Derecho, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003, págs. 37-56, esp. pág. 41;
MARTÍNEZ BUJÁN, C., “Bien jurídico y Derecho penal económico”, en E. DEMETRIO CRESPO
(Director) / M. MAROTO CALATAYUD (Coordinador), Crisis financiera y Derecho penal
económico, Editorial Edisofer, Madrid, 2014, págs. 293-337, esp. pág. 299.
149
POLAINO NAVARRETE, M., El injusto típico en la Teoría del delito, Editorial Mario
Viera Editor (Mave), Corrientes (Argentina), 2000, pág. 495; ID., El bien jurídico en el Derecho
penal, Anales de la Universidad Hispalense, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Serie
Derecho, núm. 19, Sevilla, 1974, pág. 270; ID., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del
delito, tomo II, vol. I, Editorial Bosch, Barcelona, 2000, pág. 603. En sentido análogo, ALCÁCER
GUIRAO, R., “¿Protección de bienes jurídicos o protección de la vigencia del ordenamiento
77
En lo que sigue, y con el cometido de sentar algunas bases para la discusión
posterior, efectuaremos un desarrollo sobre la noción transcrita, para lo que
tomaremos como guía el estudio al respecto elaborado por el Profesor POLAINO
NAVARRETE150.
jurídico?”, en CDJP, año VII, núm. 11, Buenos Aires, 2001, págs. 293-335, esp. pág. 334. En la
evolución histórico-dogmática, la categoría conceptual del bien jurídico tuvo entrada a principios
del siglo XIX. Bajo la influencia de la teoría del contrato social, la doctrina penal de la Ilustración
entendió al delito como infracción de derechos subjetivos y por este motivo FEUERBACH se vio
obligado a verificar la existencia en cada infracción penal de un derecho subjetivo del individuo o
del Estado como objeto de protección. Por el contrario, BIRNBAUM -creador de la categoría
dogmática del bien jurídico- no delimitó la noción de bien jurídico como un objeto de protección
jurídico-penal, que podía corresponder al individuo o a la colectividad, concebido como algo
susceptible de ser lesionado en un sentido real con relevancia normativa. Con BINDING el
concepto sufrió una depuración a través de la concepción del bien jurídico como una situación
valorada por el legislador. También VON LISZT trasladó el peso específico del concepto de bien
jurídico desde el derecho subjetivo al objeto susceptible de ser lesionado (teoría de la nocividad
social de la acción), viendo en él el concepto central de la estructura del delito. El gran proceso de
conculcación del contenido material del injusto típico en los años veinte del siglo pasado condujo
a que el bien jurídico dejara de entenderse como un interés concreto preexistente a la norma: el
bien jurídico llegó a convertirse en un medio de auxilio en la interpretación y en una abreviatura
de la idea de fin, en el fin en su forma más concisa. La convulsionada crítica que la Escuela de
Kiel dirigió al supuesto fundamento substancial del concepto trajo consigo un traslado del acento
en la concepción básica del delito que de la lesión del bien jurídico pasó a convertirse en la
infracción de un deber configurado conforme a la concepción de un sistema punitivo de autor y
aun más de la voluntad o de ánimo (cfr. JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte
general, 5ª. edic., renovada y ampliada, traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial
Comares, Granada, 2002, págs. 274 y sig.). Consúltese, sobre la evolución histórica del concepto
de bien jurídico, asimismo, FERNÁNDEZ, G. D., Bien jurídico y sistema del delito. Un ensayo de
fundamentación dogmática, Editorial B de F, Montevideo, 2004, págs. 11-33.
150
Vid., ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., El bien jurídico en el Derecho penal,
op. cit., págs. 271-283; ID., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op.
cit., págs. 603-606; ID., El injusto típico en la Teoría del delito, op. cit., págs. 487-523.
151
SÁINZ CANTERO, J., Lecciones de Derecho penal. Parte general, 3ª. edic., Editorial
Bosch, Barcelona, 1990, pág. 13.
78
El ámbito de tutela, además, no se extiende sobre todos los objetos que
merecen salvaguarda, sino que debe circunscribirse únicamente a aquellos que
merecen un mayor aseguramiento normativo debido a la relevancia axiológica y
gravedad de la ofensa152. Algo de mucha entidad (o valoración) debe verse
afectado de manera muy grave para que el Estado actúe con el propósito de
defender a los individuos y a la colectividad, y de regresar o mantener la
estabilidad y tranquilidad de la sociedad153.
152
A modo de ejemplo, cuando un sujeto perturba la posesión ajena el Derecho ha de
proteger el bien jurídico del afectado con herramientas que tiene a su alcance, previstas en el
ordenamiento civil; esto constituye un ilícito civil. Pero, cuando un sujeto dispara a otro
causándole la muerte se está lesionando la vida como bien fundamental, de forma tal que hace
imprescindible la actuación del Derecho penal (ejemplo señalado en POLAINO NAVARRETE, M.,
Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op. cit., pág. 604).
153
MIR PUIG, S., “Bien jurídico y bien jurídico-penal como límites al ius puniendi”, en
EPC, núm. 14, 1990-1991, págs. 203-216, esp. pág. 205: “(…) Se hace hincapié en la exigencia
de que el Derecho Penal castigue únicamente ataques a bienes jurídicos. Ello es una de las
manifestaciones de un planteamiento político-criminal más global: el que parte de la necesidad de
postular un uso lo más restrictivo posible del Derecho penal”. Cfr., asimismo, SILVA SÁNCHEZ, J.
M., Aproximación al Derecho penal contemporáneo, J. M. Bosch Editor, Barcelona, 1992, pág.
286; GÓMEZ PAVÓN, P., “El bien jurídico protegido en la receptación, blanqueo de dinero y
encubrimiento”, en CPC, núm. 53, Universidad Complutense: Instituto Universitario de
Criminología, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1994, págs. 459 y sig.
154
VON JHERING, R., Geist des römischen Rechts auf den verschiedenen Stufen seiner
Entwicklung, 3ª. edic., Druck und Verlag von Breitkopf und Hartel, Leipzig, 1877, pág. 328.
155
POLAINO NAVARRETE, M., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito,
tomo II, op. cit., pág. 604.
79
desenvolvimiento de las aspiraciones individuales en un orden jurídico abstracto
de libertad, respeto y colaboración recíprocos”156.
El legislador no inventa los bienes jurídicos 157, sino que aprecia la realidad
social necesitada de protección, los bienes jurídicos inherentes a las personas, los
más vulnerables y los que las ramas restantes del Derecho no pueden proteger
satisfactoriamente158, declarándolos dignos y merecedores de protección.
156
POLAINO NAVARRETE, M., El injusto típico en la Teoría del delito, op. cit., pág. 492;
ID., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op. cit., pág. 605.
157
En el mismo sentido, MIR PUIG, S., “Bien jurídico y bien jurídico-penal como límites
al Ius puniendi”, op. cit., pág. 206: “(…) los bienes jurídicos serían (…) previos al Derecho
penal”. Desde otro objeto de análisis, PALMA HERRERA, J. M., Los delitos de blanqueo de
capitales, Editorial Edersa, Madrid, 2000, pág. 277: “En el procedimiento de creación del
Derecho penal lo deseable sería que la determinación del bien jurídico precediese a la propia
descripción típica (...) y que ésta fuese llevada a cabo por el legislador una vez que tuviese
conciencia de qué es lo que quiere realmente proteger”.
158
Sobre todo, después de los años veinte se deja de considerar que el bien jurídico es
inherente al hombre y previo a toda legislación positiva. Al respecto, como apuntó JESCHECK, H.-
H. / WEIGEND, T., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic. corregida y ampliada,
traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, 2002, Granada, pág. 275: “El gran
proceso de transformación de la Dogmática penal de los años veinte (…) condujo a que el bien
jurídico dejara de ser entendido en el sentido de un interés concreto preexistente a la norma; el
bien jurídico se convirtió más bien en un simple medio de auxilio de la interpretación”. Pero a
pesar de este cambio -más bien social y político- el legislador debe seguir declarándolos, no
inventándolos, pues en su gran mayoría son previos a las normas. Aunque los últimos autores
mencionados opinan que “(e)l bien jurídico debe poseer en sí mismo un decidido contenido real
preexistente a la norma penal, ya que de lo contrario no podría cumplir con su función sistemática
como criterio para el contenido, significado y delimitación de la disposición penal”.
159
Vid., ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., El bien jurídico en el Derecho penal,
op. cit., págs. 271-285; ID., El injusto típico en la Teoría del delito, op. cit., págs. 496-523; ID.,
Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op. cit., págs. 605 y sig.
80
al mundo exterior. Todo lo contrario, parte de un punto substancial de naturaleza
empírico-jurídica o anímico-valorativa, y su construcción proviene de la elección
de las categorías óntico-substanciales portadoras del máximo valor. Es por eso que
el Derecho penal no crea los bienes jurídicos ex novo, sino que selecciona
categorías preexistentes reconocidas, valoradas y protegidas. Este aspecto cumple
la misión de impedir estimaciones arbitrarias por conceptualizarlo ficticiamente 160.
160
BALMACEDA QUIRÓS, J. F., “Bien jurídico ‘penal’. Contenido procedimental y nuevo
contenido material”, en Revista de Investigación Jurídica, Facultad de Derecho de la Universidad
Católica Santo Toribio de Mogrovejo, vol. I, 7/2011, passim.
161
POLAINO NAVARRETE, M., El bien jurídico en el Derecho penal, op. cit., pág. 279.
162
POLAINO NAVARRETE, M., El bien jurídico en el Derecho penal, op. cit., pág. 280
163
SÁINZ CANTERO, J. A., La Ciencia del Derecho penal y su evolución, Editorial Bosch,
Barcelona, 1970, pág. 16. El autor, en el mismo orden de ideas que la tesis mezgeriana, destacó el
carácter dualista empírico-valorativo de los conceptos que integran la Ciencia del Derecho penal.
164
QUINTANO RIPOLLÉS, A., Tratado de la Parte especial del Derecho penal.
Infracciones contra la comunidad social, tomo IV, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid,
1967, pág. 11.
81
El aspecto relativo, por su parte, define a los bienes jurídicos como
categoría mutable y sujeta a cambios, de naturaleza esencialmente dinámica y
variable. En efecto, no existen hechos que siempre hayan sido penados y en todo
lugar165. Las circunstancias tópico-crónicas y formaciones nacionales, culturales,
socio-políticas, ideológicas, entre otras, condicionan sin duda al bien jurídico.
Además, la mutabilidad abarca no sólo la determinación de los bienes jurídicos,
sino también la intensidad en el grado de valoración166.
Existe una estrecha vinculación entre el carácter espiritual del bien jurídico
y el carácter interrelacional o supraindividual: aquél impide adjudicar el concepto
a la esfera de los puros objetos materiales, y éste rechaza la acotación al ámbito de
cada sujeto particular individualmente considerado. Así, el reconocimiento de
bienes y valores no se limita al plano de las facultades jurídicas de los sujetos
individuales, por el contrario, se ve rebasado por entidades supraindividuales que
resultan titulares de objetos de tutela. En síntesis, la supraindividualidad supone la
existencia de bienes jurídicos individuales y bienes jurídicos supraindividuales167.
165
Vid. basamento doctrinario sobre esta afirmación en POLAINO NAVARRETE, M., El
injusto típico en la Teoría del delito, op. cit., pág. 512, nota 47.
166
Vid., en este sentido y ampliamente, CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C., “La crisis del
contenido substancial del delito”, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo 13, núm. 3, 1960, págs.
385-418, esp. pág. 397; TORÍO LÓPEZ, Á., “Introducción al testimonio falso”, en Revista de
Derecho Procesal, enero-marzo 1965, págs. 37-59, esp. pág. 37 y sig.
167
POLAINO NAVARRETE, M., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito,
tomo II, op. cit., pág. 606.
168
BETTIOL, G., Instituciones de Derecho penal y procesal. Curso de lecciones para
estudiantes de Ciencias políticas, traducción de F. GUTIÉRREZ-ALVIZ Y CONRADI, Editorial
Bosch, Barcelona, 1977, págs. 105 y sigs.
82
que exige la reacción más agresiva de las desaprobaciones jurídicas: una sanción
penal169.
A) Punto de partida
169
SILVA SÁNCHEZ, J. M., Aproximación al Derecho penal, op. cit., págs. 288 y sig.: “El
bien jurídico penalmente protegible ha de ser, en primer lugar, un bien jurídico ‘merecedor’ de
protección penal. El merecimiento de protección penal hace alusión a consideraciones de justicia:
se trata de determinar en favor de qué realidades (de qué bienes jurídicos) es justo hacer uso de la
protección penal. Tales realidades han de ser realidades especialmente valoradas, fundamentales,
que determinen que los hechos dirigidos contra ellas experimenten una mayor desvalorización, la
desvalorización que haga de ellos no meros hechos injustos, sino ‘injustos punibles’ merecedores
de pena (…) no basta con que un determinado bien jurídico merezca la protección penal e incluso
pueda necesitar de ella, ante la ineficacia de otros medios. Es preciso que sea ‘susceptible’ de ser
protegido penalmente, extremo éste que no concurre en todos los casos, y para cuya valoración
conviene tener muy en cuenta las condiciones reales de todo el sistema penal”. Vid. sobre el
merecimiento de pena, LUZÓN PEÑA, D.-M., “La relación del merecimiento de pena y de la
necesidad de pena con la estructura del delito”, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo 46, núm. 1,
1993, págs. 21-34.
170
POLAINO NAVARRETE, M., El injusto típico en la Teoría del delito, op. cit., pág. 520.
171
Cfr. BETTIOL, G., Instituciones de Derecho penal y procesal. Curso de lecciones para
estudiantes de Ciencias políticas, op. cit., pág. 105.
83
defraudación tributaria, es conveniente esbozar algunas ideas generales sobre el
delito en cuestión.
De este modo, los delitos fiscales resultaron casi desconocidos, aún para la
generalidad de los juristas, con excepción de algunos pocos profesionales
especializados en esta rama del Derecho173. Pero esta situación se fue modificando
a medida que el Estado intervencionista174 reformuló el concepto y contenido de
los bienes jurídicos, y comenzó a considerar dignos de tutela penal también a los
bienes jurídicos colectivos o macrosociales175.
Es así como se conforma el Título XIV, Libro II, del Código penal, con la
rúbrica Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social, de entre
los cuales nos referiremos al primer grupo de delito: los delitos contra la Hacienda
172
FERRÉ OLIVÉ, J. C., “Los delitos contra la Hacienda Pública”, en Doctrina Penal, Año
11, Buenos Aires, 1988, pág. 601.
173
Como señaló CAYÓN GAGLIARDO: “Los delitos contra la Hacienda Pública no son un
tema fronterizo. Son una materia plenamente penal y que sólo a los penalistas incumbe en su
profundización, aunque su reconocimiento tenga para los estudiosos de mi disciplina una
trascendencia fundamental (…)” (prólogo de GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes
contables y registrales tributarios en Derecho penal, Editorial Trivium, Madrid, 1990, pág. XV).
174
Un panorama sobre la intervención del Estado en la economía y las repercusiones que
origina en el Derecho penal, puede verse BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho
penal económico, aplicado a la actividad empresarial, Editorial Universitaria Ramón Areces,
Madrid, 2010, págs. 29-37.
175
AFTALIÓN, E. R., “El bien jurídico tutelado por el Derecho penal económico”, en
Revista de Ciencias Penales, núm. 2, tomo 25, Instituto de Estudios Penales, Santiago de Chile,
1966, págs. 79-90, esp. pág. 79.
84
Pública. La inclusión de los delitos contra la Seguridad Social al lado de los delitos
contra la Hacienda Pública, significa que la ley engloba ambas tipologías como
conductas contrarias a la ordenación pública de la economía176.
Los tipos penales vigentes en Título XIV, Libro II, Código penal español
pueden sistematizarse de la siguiente forma177:
Sobre esta base sistemática, nos centraremos en el análisis del bien jurídico
tutelado en el tipo de delito de defraudación a la Hacienda Pública, configurado en
los arts. 305 y 305 bis CP (tipo básico y tipos cualificados). La concepción de
referencia deberá ser lo suficientemente amplia para compaginar con el conjunto
de los delitos que contempla su rúbrica y, al mismo tiempo, lo suficientemente
estricta para no desvirtuar el sentido de cada una de las figuras legales señaladas.
176
OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO, E. (Director y Coordinador), Delitos e infracciones
contra la Hacienda Pública, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2009, pág. 63.
177
Vid. la clasificación elaborada en MORILLAS CUEVA, L. (Coordinador), Sistema de
Derecho penal español. Parte especial, Editorial Dykinson, Madrid, 2011, pág. 648.
85
Así, podremos distinguir un objeto de tutela genérico de la Hacienda Pública, que
es común a todas las figuras, y -casi de modo impreciso- un concreto objeto de
protección penal. O, dicho de otro modo, el singular bien jurídico tutelado en cada
delito se ve sobrevolado por un común y genérico objeto de protección penal178.
En todo caso, la delimitación del bien jurídico no es baladí, pues dicha tarea
permite estudiar el contenido y los límites y, asimismo, captar la finalidad o
178
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, Editorial
Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, págs. 57 y sig.
179
DE LA PEÑA VELASCO, G., “Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, en
Cuadernos de Estudios de la Conserjería de Economía, Hacienda y Empleo, Murcia, 1984, pág.
38.
86
dirección dogmática del delito180. Su empleo constituye una herramienta
fundamental en la labor de interpretación de los tipos penales y en la búsqueda de
las relaciones valorativas o conexiones de sentido que un tipo penal o grupo de
tipos penales tiene respecto de otro u otros181.
180
MEDRANO, P. H., “Delitos tributarios: bien jurídico y tipos legales”, en Revista del
Centro Argentino de Estudios en lo Penal Tributario, Año I, Buenos Aires, junio 1993, págs. 29-
52, esp. pág. 32.
181
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 56.
182
Vid., sobre el estado de la cuestión en Alemania, ECHAVARRÍA RAMÍREZ, R.,
“Consideraciones sobre el bien jurídico penalmente protegido por el delito de defraudación
tributaria del art. 305 C.P. español”, en Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, núm.
16, 2014, págs. 1-39, esp. págs. 21-28.
183
Cfr. PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
58, nota 53.
184
Vid. JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 276 y
sig.: “La cuestión de si existen disposiciones penales sin relación alguna con un bien jurídico y de
si aquéllas serían admisibles desde una perspectiva liberal es negada mayoritariamente. Sin
87
La tesis examinada ha sido sostenida en la época del Código penal de 1870
por GONZÁLEZ SERRANO, quien se mostró contrario a la criminalización del delito
de ocultamiento de bienes o industria contemplado en el otrora art. 331, por
entender que el precepto no servía para frenar el fraude a la Hacienda Pública y,
además, que no debería utilizarse el ordenamiento penal en tanto existiesen
procedimientos más idóneos para evitar la defraudación al Fisco185.
embargo, en delitos como la provocación al escándalo público (…) maltrato de animales (…)
afrentas a confesiones religiosas (…) ofensa a la memoria de los fallecidos (…) los bienes
protegidos tienen su raíz exclusiva en las convicciones valorativas de la sociedad. Desde luego
que éstas también pueden definirse como bienes jurídicos pero su fundamento punitivo no se
aloja en que el hecho sea socialmente dañoso, sino en el mantenimiento de determinadas
convicciones de la moral social que, como tales, deben ser protegidas a través de la sanción
penal”.
185
GROIZARD, A., Comentarios al Código penal de 1870, tomo II, Editorial Burgos,
1884, pág. 670. Cfr. GONZÁLEZ Y SERRANO, J. / PACHECO, J. F., Apéndice a los Comentarios del
Código penal de Don Joaquín Francisco Pacheco, 3ª. edic., Editorial Manual Tello, Madrid,
1885, págs. 240 y sig.; AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del
Código penal, Editorial Civitas, Madrid, 1988, págs. 30 y sigs.
186
QUINTANO RIPOLLÉS, A., Tratado de la Parte especial del Derecho penal.
Infracciones patrimoniales sobre el propio patrimonio, daños y leyes especiales, tomo III, 2ª.
edición puesta al día por C. GARCÍA VALDÉS, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1978,
pág. 888.
88
que todavía no llegaron, destino que se impone desde afuera, y contra la concreta
voluntad del poseedor, al emplearse para la exacción medios coercitivos, pese a
coexistir con una teórica y abstracta voluntad general política cristalizada en la ley
tributaria”187. Señala, para explicar la sanción de las infracciones fiscales
extramuros del Derecho penal, que los fines del ordenamiento fiscal y penal son
bien distintos: “el fiscal encaminado al inmediatamente pragmático de
enriquecimiento del Erario, y el penal judicial a la realización de los más altos y
complejos postulados de Justicia, ajenos, cuando no contrapuestos a aquéllos” 188.
191
Cita de un autor clásico, LEROY-BEAULIE (citado por G. NORDMANN, Exportation de
capitaux et evasion fiscale, Paris, s/f); citado en PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en
materia, op. cit., pág. 59, nota 53.
192
A pesar de que estos planteamientos ya han sido superados, resulta interesante su
mención porque con independencia de la influencia que todavía ejercen en la formación de la
conciencia social sirven para explicar algunas de las formas que históricamente ha tomado la
inclusión de los delitos fiscales en el Derecho penal. Ante la resistencia a tipificar la evasión
tributaria declarando expresamente la Hacienda Pública como objeto de protección, se ha buscado
su indirecta protección mediante aquello que acercaba las conductas defraudadoras del Fisco a
otras más comunes (PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit.,
págs. 59 y sig.).
193
GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios en
Derecho penal, op. cit., pág. 73, nota 216. Pese a su afirmación, no puede dejar de considerarse la
concepción postulada por MARTÍNEZ PÉREZ cuando explica que, en sentido técnico, hay un bien
jurídico tutelado (el bien jurídico inmediato) (MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, Editorial
Montecorvo, Madrid, 1982, pág. 211).
194
Es interesante, en este punto, la lectura de la explicación de MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ,
C., “El bien jurídico en el delito de defraudación tributaria”, en EPC, núm. 18, 1994-
1995, págs. 123-196, con el propósito de rechazar la imputación de algunas incongruencias
marcadas por GRACIA MARTÍN.
90
consideración de que el delito de defraudación tributaria haya de ser entendico
como un delito pluriofensivo195.
También, con la misma idea que venimos exponiendo, hay quienes han
caracterizado al delito fiscal como un delito pluriofensivo, pues protege
inmediatamente a la Hacienda Pública (entendida como Erario Público) y, de
195
Pero lo cierto es que el autor referido como representante de esta posición construye su
tesis atribuyéndole diferentes naturalezas a los bienes jurídicos identificados: uno directo o
inmediato, que es el patrimonio del Erario, y otro indirecto o mediato, que es la integridad del
orden económico. Referencian, además, la postura de MARTÍNEZ PÉREZ como representante de la
tesis de la pluriofensividad del delito fiscal, BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos
contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social, Editorial Tirant lo blanch, Valencia,
2000, pág. 27.
196
FERNÁNDEZ CUEVAS, A., “El delito fiscal en el Código penal vigente con referencia a
los derechos francés, alemán e italiano”, en CT, núm. 26, 1983, págs. 88 y sig.
197
LAMARCA PÉREZ, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda
Pública”, en RDFHP, vol. 35, núm. 178, 1985, págs. 743-797, esp. pág. 753.
91
manera mediata, a la Hacienda Pública funcional (entendida como actividad
financiera del Estado), así como a los principios constitucionales que permiten el
correcto funcionamiento del Estado de Derecho198.
3. La fe pública
198
APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la jurisprudencia, Editorial Aranzadi,
Pamplona, 1997, pág. 59. Cfr. SEONE SPIEGELBERG, J. L., “El delito de defraudación tributaria”,
en C. GARCÍA NOVOA / A. LÓPEZ DÍAZ (Coords.), Temas de Derecho penal tributario, Editorial
Marcial Pons, Madrid, 2000, pág. 83.
199
SAP de Islas Baleares de 29.I.2016 (Ponente: DE LA ALMUDENA ÁLVAREZ TEJERO),
Fundamento de Derecho tercero.
200
DE LA PEÑA VELASCO, G., “Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, op. cit.,
pág. 45.
201
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, Editorial Praxis, Barcelona, 1994, pág. 21.
202
Vid., ampliamente, SERRANO GÓMEZ, A., Fraude tributario (delito fiscal), Ediciones
de Derecho Financiero, Madrid, 1977, págs. 59-61.
203
BOIX REIG, J. / BUSTOS RAMÍREZ, J., Los delitos contra la Hacienda Pública: bien
jurídico y tipos legales, Editorial Tecnos, Madrid, 1987, pág. 16.
92
fundamental la defraudación a la Hacienda estatal o local, lo que ponía de relieve
una actividad semejante a la descripta en los delitos contra el patrimonio. Así, la
referencia a la fe pública aparecía sin concreción en el tipo legal, pues el problema
no residía en la veracidad jurídica de las actuaciones, sino en el ánimo de
defraudar del sujeto activo del delito. Por eso, las posibles falsificaciones no eran
constitutivas del injusto, sino meros medios de comisión. Asimismo, resultaba
incoherente que si no era el pago de tributos el problema que se intentaba resolver,
se equiparara a una falsificación. En verdad, si se querían castigar determinadas
falsificaciones ya eran suficientes las figuras existentes 204.
204
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda, op. cit., págs. 16
y sig.
205
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
págs. 22 y sig.
206
NAVAS RIAL, C. R., “Problemas dogmáticos derivados del delito tributario. El bien
jurídico protegido”, en A. C. ALTAMIRANO / R. M. RUBINSKA (Coords.), Derecho penal
tributario, Editorial Marcial Pons, Buenos Aires, 2008, págs. 127-168, esp. pág. 146, nota 72.
93
4. El orden socioeconómico
207
Vid., sobre la definición de Derecho penal económico, TIEDEMANN, K., Poder
económico y delito, traducción de A. MANTILLA VILLEGAS, 1ª. edic., Editorial Ariel, Barcelona,
1985, págs. 9-18; ID., Derecho penal económico, traducción de R. ALDONEY RAMÍREZ, 1ª. edic.,
Editorial Grijley, Lima, 2009, págs. 70-75.
208
Cfr. AFTALIÓN, E. R., “El bien jurídico tutelado por el Derecho penal económico”, op.
cit., esp. pág. 86.
209
Cfr. GÓMEZ BENÍTEZ, J. M., “Notas para una discusión sobre los delitos contra el
orden socioeconómico y el patrimonio en el Proyecto de 1980 de Código penal”, en ADPCP,
Sección Doctrinal, tomo 33, núm. 2, 1980, págs. 467 y sigs.
210
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 45.
94
Lo dicho implica considerar a la actividad tributaria como un instrumento
que integra la actividad financiera del Estado y que agrupa una gran variedad de
manifestaciones de intervención en la Economía. En efecto, lesionando el
ordenamiento fiscal se afecta el equilibrio económico al que aspira el legislador.
211
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director), Delitos
contra la hacienda pública, Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág. 18.
212
CATANIA, A., Régimen penal tributario. Estudio sobre la ley 24769, 2ª. edic.
actualizada, Editorial Del Puerto, Buenos Aires, 2007, pág. 40.
213
BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, aplicado a la
actividad empresarial, op. cit., pág. 273.
95
No obstante, si consideráramos que el bien jurídico protegido en el delito de
defraudación tributaria es el orden económico, deberíamos admitir que ello es
consecuencia de la lesión de otro bien jurídico tutelado de manera inmediata que,
por cierto, habría que determinar. Así, “resulta insatisfactorio remitir a la lesión de
un bien como el que se predica en los delitos económicos en general sin especificar
cuál es el concreto instituto del sistema que resulta dañado para lesionar aquél y,
sobre todo, en qué modo resulta serlo”214.
214
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 49. A pesar de
que esta crítica se ha formulado en el marco del otrora art. 349 CP, su trascripción se adecúa
cómodamente a la regulación vigente.
215
Art. 31 CE: “1. Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo
con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de
igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio. 2. El gasto público
realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su programación y ejecución
responderán a los criterios de eficiencia y economía. 3. Sólo podrán establecerse prestaciones
personales o patrimoniales de carácter público con arreglo a la ley”.
216
Art. 103 CE: “1. La Administración Pública sirve con objetividad los intereses
generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización,
96
Además, no consideramos que la circunstancia de que el Derecho penal
tributario pertenezca al Derecho penal económico, conduzca a sostener que el bien
jurídico protegido en éste (como género) sea el mismo que el tutelado en aquél
(como especie).
219
Por poder legislativo se entiende “el poder legislativo en materia tributaria”, y por
potestad tributaria “la potestad de que está revestida la Administración para hacer efectiva la
exacción de los tributos creados por el primero” (AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación
tributaria, op. cit., pág. 51).
220
NOREÑA SALTO, J. R., El delito fiscal, Departamento de Derecho Penal, Facultad de
Derecho, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 1983, pág. 188.
221
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 76.
98
deber u obligación no es suficiente para sentar que ese incumplimiento o
inobservancia sea parte del bien en sí. Pues el desvalor que supone la lesión de
aquel bien, subsumiría el nacido de tal incumplimiento”222.
222
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, pág. 116.
223
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 77.
99
públicos al principio de legalidad tributaria como límite constitucional al poder
tributario (arts. 200 y sigs. CP)”224.
Los arts. 200 a 204 CP regulan delitos cometidos por funcionarios públicos
en la imposición y exacción de impuestos, que lesionan los derechos de las
personas cuando, en representación del poder estatal, actúan excediéndose de sus
facultades. Por ello, el interés protegido no es el Estado en cuanto depositario del
poder originario tributario, sino el respeto a los derechos fundamentales de los
ciudadanos, entre los que se destaca el principio de legalidad en materia tributaria.
Así, sólo sería “configurable un delito que atacara y lesionara ese ‘poder tributario’
bajo la fórmula hipotética de tipificar las conductas que impidieran u
obstaculizaran el establecimiento legislativo de los distintos tributos a los entes
revestidos de tal atribución de imposición de los mismos (…) al tratar de impedir u
obstaculizar, no ese poder tributario, sino el desarrollo del propio poder legislativo
de aquellos”225.
Esta teoría fue formulada por GROIZARD, quien entendió que el delito de
ocultamiento de bienes o industria no constituía una falsedad, sino una
desobediencia.
224
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 62.
225
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria tributaria, op. cit., pág. 54.
100
En la doctrina española, esta tesis fue recogida y llevada hasta sus últimas
consecuencias por BACIGALUPO, para quien el legislador, en el delito fiscal, ha
querido adelantar la protección penal del Erario Público a los hechos que tienen
aptitud para lesionarlo, aunque sólo ataquen en forma mediata su integridad. De
esta manera quedaría satisfecha la pretensión del Estado de contar con una
colaboración leal de los ciudadanos en la determinación de los hechos
imponibles226.
226
BACIGALUPO ZAPATER, E., “El delito fiscal en España”, en RFDUCM, núm. 56, 1979,
págs. 79-98, esp. pág. 82. Esta tesis también ha sido defendida por un sector minoritario en la
doctrina alemana: EHLERS, FRANZEN, TIEDEMANN, BILSDORFER, SUHR (vid. MARTÍNEZ-BUJÁN
PÉREZ, C., “El bien jurídico en el delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág. 141, nota
25).
227
CATANIA, A., Régimen penal tributario, op. cit., pág. 41.
101
derecho, y a este bien trata de servir el Código penal cuando castiga la
insolidaridad de quien defrauda a la Hacienda Pública. La protección del
patrimonio público, que también se consigue con este delito, es una finalidad
mediata o indirecta, que se deriva como simple consecuencia de la protección del
valor de la solidaridad, auténtico bien jurídico protegido”228.
228
SIMÓN ACOSTA, E., El delito de defraudación tributaria, Cuadernos de Jurisprudencia
Tributaria, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1998, pág. 24.
229
Esto es lo que ha considerado un sector de la doctrina -especialmente en Alemania-,
que se ha focalizado, a los fines de determinar el momento de afectación del objeto del bien
jurídico, en la acción de poner al organismo recaudador del Estado en una situación de
desconocimiento de datos decisivos para conocer una concreta pretensión tributaria (MEDRANO,
P. H., “Delitos tributarios: bien jurídico y tipos legales”, op. cit., págs. 29-52, esp. pág. 34).
230
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
pág. 17.
102
lesión patrimonial de los derechos del Erario Público es merecedora de la máxima
protección por el ordenamiento jurídico231.
Finalmente, con esta posición “se echa por la borda la teoría del bien
jurídico y el principio de lesividad, para acercarse a los planteamientos que hiciera
la Escuela de Kiel, en que el deber del Estado era el centro de la teoría del delito y
no el bien jurídico (…). Al plantearse el deber de lealtad como lo protegido,
ciertamente cualquier acto del contribuyente puede entenderse como expresión de
su actitud de no contribución y, por tanto, merecerá una pena. Se criminaliza toda
231
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., págs. 199 y sigs.
232
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
pág. 26.
233
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 76.
234
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
pág. 24.
103
la vida del ciudadano. Pero ello ciertamente va en contra de un Estado social,
democrático y de Derecho y en contra de lo señalado por la Constitución” 235.
Por un lado, hay quienes consideran que el bien jurídico está representado
por la propia función tributaria, concebida como la simple actividad de la
Administración dirigida a gestionar los tributos por medio de un determinado
procedimiento. La Hacienda es la que ostenta la titularidad de la función tributaria
y, por eso, la única garante de la protección del interés público relativo a la
efectiva y correcta aplicación de las normas de carácter tributario 238. Entonces, el
235
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
pág. 18. Sobre la doctrina de la Escuela de Kiel: JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal.
Parte general, op. cit., págs. 223 y sig.
236
Vid. BRICOLA, F., “L’offesa e il danno patrimoniale nel delitto di contrabando”, en
Rivista di Diritto finanziario e Scienze delle finanze, I, 1989, pág. 353.
237
Cfr. GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios
en Derecho penal, op. cit., pág. 49.
238
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 64.
Más allá de diferentes aspectos marcados por la doctrina con respecto a la conceptualización de
104
delito fiscal no protege el patrimonio de la Hacienda Pública, sino directamente a
la actividad de la Administración orientada al cumplimiento de la función
tributaria.
“función pública”, creemos que lo dicho contempla en términos generales sus notas más
definitorias.
239
ARROYO ZAPATERO, L., Delitos contra la Hacienda Pública en materia de
subvenciones, Ministerio de Justicia, Centro de Publicaciones, Madrid, 1987, pág. 93.
240
Cfr. PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit.,
págs. 64 y sigs.
241
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia, op. cit., pág. 66.
105
Ahora, la posición en la primera parte de este epígrafe alude a la función
tributaria como el bien jurídico común a todos los delitos tributarios, por lo que el
bien jurídico singular del tipo debe extraerse de cada figura delictiva en particular.
Es decir que en el delito de defraudación tributaria se protegería de modo
específico la función tributaria con resultado de perjuicio patrimonial para la
recaudación tributaria: “el objeto específico de la protección penal en el artículo
349 CP es la recaudación correspondiente a cada una de las figuras que integran el
sistema tributario, pero sólo en cuanto resulte afectada por la violación de alguno
de los deberes de colaboración con la Hacienda establecidos para el correcto
desarrollo de la función tributaria”242.
242
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs. 76-
78: “En conclusión, podemos decir que el objeto específico de la protección penal en el artículo
349, CP, es la recaudación correspondiente a cada una de las figuras que integran el sistema
tributario, pero sólo en cuanto resulte afectada por la violación de alguno de los deberes de
colaboración con la Hacienda establecidos para el correcto desarrollo de la función tributaria”
(pág. 78). Cfr., en sentido disidente, M ARTÍNEZ- BUJÁN PÉREZ, C., “El bien jurídico en el delito
de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág. 160, nota 61: “(…) no puedo compartir esta última
precisión, toda vez que la infracción de tales deberes integra -a mi juicio- el desvalor de la acción
y, en consecuencia, no puede incorporarse a la definición del desvalor del resultado. O, dicho de
otro modo, tal infracción -necesaria, sin duda, para la constitución del injusto- permite
seleccionar modalidades de ataque especialmente peligrosas para el bien jurídico, pero no se
integran en la noción de bien jurídico”.
243
Cfr., al respecto, GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales
tributarios en Derecho penal, op. cit., págs. 67 y sigs.
106
previsiones de recaudación tributaria de acuerdo con la normativa reguladora de
cada tributo individual integrante del sistema tributario”244.
Esta última posición parte de la idea del tributo para determinar el bien
jurídico tutelado245, que “no son elementos patrimoniales, sino ‘institutos jurídicos’
que generan ‘derechos patrimoniales’, en este caso, derechos de crédito” 246. La
doctrina conecta el art. 31.1 CE (del que deriva la necesidad de erigir el conjunto
de tributos) con la legislación ordinaria y determina tres funciones del tributo: la
función financiera, la función de justicia y la función político-económica o
político-social247. Éstas han de constituir el bien jurídico a proteger por el Derecho
penal tributario, por los tipos de delitos y de infracción administrativa tributaria.
Sin embargo, como la efectiva realización de las funciones del tributo sólo
se logra con el real ingreso de la deuda tributaria, el bien jurídico tutelado estaría
constituido por aquellas funciones “materializadas en la efectiva realización de las
previsiones de recaudación tributaria de acuerdo con la normativa reguladora de
cada tributo individual integrante del sistema tributario”248.
244
GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios en
Derecho penal, op. cit., pág. 73. Cfr. NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la
Hacienda Pública y la Seguridad Social, delitos de contrabando”, en Mª. del C. GÓMEZ RIVERO
(Directora) / A. NIETO MARTÍN / A. M. PÉREZ CEPEDA / E. CORTÉS BECHIARELLI / E. NÚÑEZ
CASTAÑO, Nociones fundamentales de Derecho penal. Parte especial, vol. II, 2ª. edic. adaptada a
la LO 1/2015, de reforma del Código Penal, Editorial Tecnos, 2015, págs. 215-350, esp. pág. 315.
245
Vid. GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios
en Derecho penal, op. cit., pág. 76. La tesis se construye luego de definir a la Hacienda Pública
en su vertiente objetiva y de enumerar, inmediatamente, los elementos constitutivos de aquélla, y
concluye que el único elemento que interesa al Derecho penal tributario es el tributo.
246
GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios en
Derecho penal, op. cit., pág. 77.
247
Se llega a ese entendimiento mediante la interpretación del art. 4 LGT (que establece
que los tributos sirven como instrumentos de la política económica general, atienden a las
exigencias de estabilidad y progreso social, y procuran una mejor distribución de la renta
nacional) y del art. 3 del mismo cuerpo (que llama a los tributos a la realización de la justicia de
acuerdo con los principios materiales de justicia tributaria) (GRACIA MARTÍN, L., La infracción
de deberes contables y registrales tributarios en Derecho penal, op. cit., pág. 77).
248
GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios en
Derecho penal, op. cit., pág. 78. El autor deja en claro que no confunde el bien jurídico con el
107
Pero, después de lo apuntado, consideramos que la función tributaria no es
más que una función administrativa que, en el ámbito del Derecho penal, no
debería tener otra misión que la de esclarecer dogmáticamente el modo y fin de la
imposición tributaria del Estado, es decir, de la recaudación pública. En este
sentido, “(s)i queremos convertir tal categoría dogmática ajena a las penales en
bien jurídico, debemos plantearnos si con ello estamos o no protegiendo el
desarrollo de una función administrativa, cuya naturaleza no cede por la
consideración de ser una función importante, la más importante para el resto de las
actividades desarrolladas por el Estado”249.
En suma, cabe concluir que las diversas tesis formuladas sobre el bien
jurídico protegido relativas a las funciones del tributo implican una seria
inseguridad jurídica por lo inabarcable de sus límites y, además, por la
251
CATANIA, A., Régimen penal tributario, op. cit., pág. 42.
252
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 20.
109
imposibilidad de conformar concluyentemente el injusto típico 253. En efecto, son
prevalentemente formalistas, en consideración a la determinación de la función
tributaria, al sistema de gestión de la misma o a las dimensiones finalistas que
Administración tributaria persigue. Con ello, se apartan de las exigencias
valorativas del objeto jurídico de protección penal en un tipo de delito como la
defraudación tributaria, que no se debe limitar a una identificación formal con las
facultades y fines, por legítimos y trascendentes que sean, propios de la gestión
tributaria.
253
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
pág. 31.
254
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude, op. cit.,
pág. 17.
255
Cfr. MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 206, esp. nota 56. Cfr., en
sentido contrario, DELOGU, T, “L’oggeto giuridico dei reati fiscali”, en Studi in onore de
Francesco Antolisei, Volume Primo, Giuffré Editore, Milano, 1965, passim, quien sostiene que la
moderna ciencia de la Hacienda no fundamenta el impuesto en el cambio, sino que atiende al
principio de solidaridad social, sobre la base de la capacidad contributiva del sujeto y no en razón
de los beneficios que éste pueda obtener de los servicios prestados por la Hacienda Pública, pues
tales servicios son de compleja valoración pecuniaria por resultar casi imposible de demostrar
tanto en facetas de utilidad social como en su efectivo empleo a favor de los particulares.
110
No compartimos esta tesis 256, pues el enfoque microsocial que postula no se
corresponde con lo dispuesto en la Ley Fundamental española257. Pretender otorgar
un carácter meramente individualista al patrimonio público del Estado es
irrazonable e, incluso, simplista258.
256
Cfr., en este sentido, BAJO FERNÁNDEZ, M. / SUÁREZ GONZÁLEZ, C. / PÉREZ
MANZANO, M., Manual de Derecho penal. Parte especial (delitos patrimoniales y delitos
económicos), 2ª. edic., Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 1993, pág. 607;
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español, op. cit., pág.
119.
257
El art. 133.1 CE dispone que la sujeción del administrado con el Estado no es
particular, todo lo contrario. Dicho precepto reza de la siguiente manera: “1. La potestad
originaria para establecer los tributos corresponde exclusivamente al Estado, mediante ley (…)”.
258
BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública, op. cit.,
pág. 26.
259
BOIX REIG, J. / BUSTOS RAMÍREZ, J., Los delitos contra la Hacienda Pública: bien
jurídico y tipos legales, op. cit., pág. 19.
260
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude, op. cit.,
pág. 17.
111
ingresos públicos de derecho privado, directos u originarios, que tienen una
naturaleza privada. Los tributos, en particular, son ingresos de Derecho público,
que derivan de un título jurídico público y que se exigen por la Administración
coactivamente261.
Para algunos, el otrora art. 319 CP recogía “un delito contra los intereses
patrimoniales del Estado o entidades locales cuyo acomodo debería haberse
buscado entre los delitos contra la propiedad, puesto que el acento se coloca ahora
en el lucro cesante implicado por la no percepción de los ingresos fiscales”264.
261
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., págs. 207 y sig.
262
BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, aplicado a la
actividad empresarial, op. cit., pág. 271.
263
Vid. BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Delitos tributarios y previsionales,
Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2001, págs. 55 y sigs.; MESTRE DELGADO, E., “Delitos
contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, en C. LAMARCA PÉREZ (Coordinadora),
Delitos y faltas. La parte especial del Derecho penal, 2ª. edic., Editorial Colex, Madrid, 2013, págs.
423-425.
264
RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., Derecho penal español. Parte especial, 6ª. edic., Editorial
del autor, Madrid, 1975, pág. 939.
265
Cfr. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, en REDF, núm. 15-16,
1977, págs. 703-735, esp. pág. 707; CÓRDOBA RODA, J., “El nuevo delito fiscal”, en RJC, vol. 84,
núm. 4, 1985, págs. 919-942, esp. pág. 921; BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho
penal económico, aplicado a la actividad empresarial, op. cit., pág. 271.
112
Por otro lado, para algunos especialistas en Derecho tributario, el bien
jurídico protegido en es el patrimonio del Estado, pero, concretamente, el derecho
de crédito por tributos de las Haciendas estatal y local266.
Por otro lado, esta concepción parece confundir el bien jurídico tutelado con
el objeto material del delito, pues identifica el interés patrimonial o interés
recaudatorio que tiene la Hacienda Pública -objeto material- con la Hacienda
266
Vid. DEL POZO LÓPEZ, J. / ARNÁU ZOROA, F., “Anotaciones sobre el delito fiscal”, en
AA.VV., Medidas urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de
Hacienda, Madrid, 1977, págs. 378-446, esp. pág. 414. Cfr., en sentido contrario, BAJO
FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Derecho penal económico, aplicado a la actividad
empresarial, op. cit., pág. 273: “No es el derecho de crédito -que la Hacienda Pública, estatal,
autonómica, foral o local ostenta como contrapartida de la deuda tributaria del contribuyente-, lo
que constituye el objeto de protección directa en el delito fiscal, sino el patrimonio, como lo
prueba la necesidad del perjuicio patrimonial (…). En otras palabras, no basta lesionar el derecho
de crédito, sino que es necesario producir un perjuicio patrimonial a la Hacienda Pública, estatal,
autonómica, foral o local”.
267
Pese a discrepar con la tesis en términos generales, pues afirma que lo que se tutela es
la funcionalidad de la Hacienda Pública, PÉREZ ROYO, F. en Los delitos y las infracciones en
materia tributaria, op. cit., pág. 73, sostiene que es la más exacta, tanto por precisar un aspecto
concreto de la Hacienda Pública como por referirse a cada impuesto en particular.
268
Cfr. GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios,
op. cit., pág. 50.
269
ARROYO ZAPATERO, L., Delitos contra la Hacienda Pública en materia de
subvenciones, op. cit., pág. 92.
113
Pública -bien jurídico-. La Hacienda Pública no sólo debe entenderse como Erario
o Tesoro Público (patrimonio estático de titularidad estatal, compuesto de recursos
financieros como dinero, valores o créditos), sino, también, como patrimonio
dinámico (actividad económico-financiera del Estado, dirigida a la recaudación de
ingresos y satisfacción de gastos).
270
Cfr., en sentido discrepante, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El bien jurídico en el
delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág. 159, nota 60.
271
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 20.
272
LAMARCA PÉREZ, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda
Pública”, op. cit., esp. pág. 753.
114
el delito de malversación de caudales públicos), cuya realización conlleva
necesariamente una lesión de aquél273.
273
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs. 63
y sig.
274
STS de 10.X.2001 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho
segundo.
115
Se infiere del pronunciamiento que el bien jurídico protegido es concreto y
referido a las infracciones particulares relativas a la deuda tributaria singularizada
que se ha dejado de ingresar, con expresión de un perjuicio concreto a la Hacienda
Pública. La consecuencia, de acuerdo al TS, es la siguiente:
275
STS de 10.X.2001 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho
segundo.
276
BAL FRANCÉS, E / GONZÁLEZ GUTIÉRREZ BARQUÍN, P., “Capítulo I. Bien jurídico
protegido en el delito contra la Hacienda pública”, en J. DE FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER
MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE (Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J.
ZABALA GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra la Hacienda pública, Editorial
Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 65-74, esp. pág. 67.
116
general277. La Sentencia afronta la cuestión desde una perspectiva distinta cuando
señala -con ocasión de examinar la relación entre la prescripción de la deuda
tributaria y la prescripción del delito- la compatibilidad entre la renuncia estatal a
perseguir los incumplimientos de índole tributaria una vez transcurrido cuatro
años, y la decisión de mantener operativa la respuesta penal más allá de ese plazo,
lo que justifica con la naturaleza del bien jurídico protegido. El Alto Tribunal se
pronuncia en el siguiente sentido:
277
STS de 15.VII.2002 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ).
278
STS de 10.X.2001 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho
segundo. Vid., además, BAL FRANCÉS, E / GONZÁLEZ GUTIÉRREZ BARQUÍN, P., “Capítulo I. Bien
jurídico protegido en el delito contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. pág. 68.
117
El principio de solidaridad, contemplado en el art. 31.1 CE, es el
fundamento de la imposición de obligaciones fiscales, toda vez que impone la
obligación de contribuir a las cargas públicas, de cuya efectividad depende la
dimensión social del Estado. Esto conduce a que, una vez producida la
prescripción de una deuda tributaria, no se siga un efecto automático de
desaparición de todo el bien jurídico merecedor de protección.
“(…) el bien jurídico protegido por este tipo de delito, teniendo en cuenta
la esencialidad de los distintos y no siempre coincidentes criterios doctrinales, está
íntimamente relacionado con el artículo 1.1 CE que proclama a la Justicia como
valor fundamental del ordenamiento jurídico, y el 31 de la misma norma
fundamental, en orden a la justicia que los tributos han de desempeñar en un
Estado Democrático de Derecho al exigir una contribución de todas las personas a
los gastos públicos según la capacidad económica del contribuyente mediante un
sistema tributario justo, de igualdad y progresividad; se trata en definitiva de
proteger el orden económico, dentro del más amplio orden social, conforme al
ordenamiento jurídico que ha de realizar la justicia material dentro de los
parámetros de la ley positiva” 279.
279
STS de 27.XII.1990 (Ponente: RUIZ VADILLO), Fundamento de Derecho tercero.
280
STS de 29.VI.1985 (Ponente: DE VEGA RUIZ).
118
compromisos cívicos y sociales”, vinculando directamente el bien jurídico
protegido a la defensa de los valores de igualdad y justicia. Posteriormente, las
Sentencias de 12 de marzo 281 y 12 de mayo 282 de 1986 -aunque desde una
perspectiva patrimonialista-, calificaron al delito fiscal como delito socio-
económico283.
281
STS de 12.III.1986 (Ponente: VIVAS MARZAL).
282
STS de 12.V.1986 (Ponente: VIVAS MARZAL).
283
BAL FRANCÉS, E / GONZÁLEZ GUTIÉRREZ BARQUÍN, P., “Capítulo I. Bien jurídico
protegido en el delito contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. pág. 69.
284
STS de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA). Asimismo,
consúltese STS de 25.XI.2005 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA).
119
con esta Sentencia se produce una situación vacilante a la hora de consolidar
determinada doctrina legal sobre el bien jurídico protegido 285.
285
BAL FRANCÉS, E / GONZÁLEZ GUTIÉRREZ BARQUÍN, P., “Capítulo I. Bien jurídico
protegido en el delito contra la Hacienda pública”, op. cit., esp. pág. 69.
286
STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), Fundamento de Derecho
décimo.
287
STS de 19.V.2005 (Ponente: MARTÍN PALLÍN).
288
STS de 6.X.2006 (Ponente: SORIANO SORIANO).
120
complejidad de las normas tributarias, no se puede compartir o tolerar los fraudes
y las trampas cuya única finalidad es eludir el pago de las cuotas generadas y
debidas”289.
289
STS de 19.V.2005 (Ponente: PALLÍN), Fundamento de Derecho quinto.
290
STS de 6.X.2006 (Ponente: SORIANO SORIANO), Fundamento de Derecho quinto.
291
STS de 11.III.2014 (Ponente: MONTERDE FERRER), Fundamento de Derecho octavo,
punto tercero.
121
intereses que protege el delito fiscal con los protegidos por los delitos de
malversación de caudales públicos y falsedad -en términos distintos, en lo que al
delito de malversación de caudales públicos se refiere, a los expresados en la STS
952/2006, de 6 de octubre (RJ 2006, 8006) -, el tenor de su argumentación no
permite descartar que el bien jurídico protegido por el delito fiscal contemple una
afectación de intereses colectivos o sociales siquiera sea de forma mediata”292.
292
SAP de Islas Baleares de 29.I.2016 (Ponente: ROMERO ADÁN), Fundamento de
derecho tercero
293
ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción y notas de D.-M. LUZÓN
PEÑA, M. DÍAZ Y GARCÍA-CONLLEDO y J. DE VICENTE REMESAL, Editorial Civitas, Madrid,
1997, pág. 54: “(…) la cuestión teórica del concepto material de delito sigue sin estar clara, pues
hasta ahora no se ha logrado precisar el concepto de ‘bien jurídico’ de modo que pudiera ofrecer
una delimitación jurídicamente fundada y satisfactoria por su contenido”. En el mismo sentido,
TAVARES, J. E. X., Bien jurídico y función en Derecho penal, traducción de M. CUÑARRO,
Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2004, pág. 15: “Dadas las variedades con que se presenta, es
prácticamente imposible conceptuar exhaustivamente el bien jurídico”; RODRÍGUEZ DE BELLO, G.
(Coordinadora), Ley sobre el hurto y robo de vehículos automotores. Comentada, Editorial
Paredes, Caracas, 2008, pág. 48: “Independientemente de las definiciones que se han dado de
bien jurídico, impera la falta de certeza respecto de su contenido. Se trata de un concepto
indeterminado que puede prestarse para cualquier cosa”.
122
alguna, la doctrina española enfrenta dos líneas básicas de pensamiento que
pueden reconducirse fundamentalmente a las siguientes:
294
FERRÉ OLIVÉ, J. C., “El bien jurídico protegido en los delitos tributarios”, en M. L.
MAQUEDA ABREU / M. MARTÍN LORENZO / A. VENTURA PÜSCHEL (Coords.), Derecho penal
para un Estado social y democrático de Derecho. Estudios penales en Homenaje al Profesor
Emilio Octavio de Toledo y Ubieto, Servicios de Publicaciones, Facultad de Derecho,
Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2016, págs. 569-578, esp. págs. 571-573.
295
Vid., sobre el criterio relativo a la presencia de un bien jurídico inmediato frente a uno
mediato, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El bien jurídico en el delito de defraudación tributaria”,
op. cit., págs. 141-189; FERRÉ OLIVÉ, J. C., “El bien jurídico protegido en los delitos tributarios”,
op. cit., esp. pág. 587.
123
El bien jurídico inmediatamente tutelado es el patrimonio de la Hacienda
Pública, concretado en la recaudación tributaria 296. Pero no debemos desconocer la
dimensión mediata del bien jurídico, representada por las consustanciales
funciones que el tributo está llamado a cumplir, legitimadoras de su propia
exigibilidad en el Estado de Derecho.
296
En el mismo sentido, consúltese la STS de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO
MENÉNDEZ DE LUARCA).
297
Vid., ampliamente, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal económico y de la
empresa. Parte especial, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, págs. 621 y sig.
124
CAPÍTULO III
ACCIÓN TÍPICA
A) Delimitación
298
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXX. Delitos contra la Hacienda Pública
y contra la Seguridad Social”, en J. L. GONZÁLEZ CUSSAC (Coordinador), Derecho penal. Parte
especial, 4ª. edic. actualizada a la Ley Orgánica 1/2015, Editorial Tirant lo blanch, Valencia,
2015, págs. 515-530, esp. pág. 517.
299
Vid., ampliamente, sobre el concepto de defraudación desde un punto general y desde
un punto de vista tributario: ROSSY, J. M., El delito fiscal, Editorial Bosch, Barcelona, 1989,
págs. 27-51.
125
En lo que sigue de este primer apartado abordaremos el estudio del verbo
descriptivo de la acción de defraudar y, luego, las formas concretas previstas
legalmente de realización del mencionado comportamiento de defraudación.
1. Conducta activa
300
Cfr. FERRÉ OLIVÉ, J. C., “La protección penal de la Hacienda Pública: delito fiscal,
fraude de subvenciones y delito contable”, en CT, núm. 60, 1989, págs. 17-32, esp. págs. 18 y sig.
301
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, Editorial
Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, págs. 87 y sigs. Cfr. GRACIA MARTÍN, L., “La
configuración del tipo objetivo del delito de evasión fiscal en el Derecho penal español: crítica de
la regulación y propuesta de reforma”, en REDF, núm. 58, 1988, págs. 267-292, esp. págs. 267 y
sigs.; GIMBERNAT ORDEIG, E., “Consideraciones sobre los nuevos delitos contra la propiedad
intelectual”, en PJ, núm. especial IX (Jornadas de estudio sobre nuevas formas de delincuencia.
Centro de estudios judiciales. Madrid, 28 a 30 de noviembre de 1988), Consejo General del PJ,
1989, págs. 351-357, esp. págs. 352 y sig.
302
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXX. Delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social”, op. cit., págs. 515-530, esp. págs. 517 y sig. En este sentido,
consúltense las sentencias del TS de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA),
de 28.XI.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), de 19.V.2005 (Ponente: MARTÍN PALLÍN) y
de 25.XI.2005 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA).
126
Otro sector, con más adeptos en la doctrina 303 y en la jurisprudencia304,
preconiza la teoría del engaño, entendiendo que el verbo defraudar debe dotarse de
un contenido jurídico-penal autónomo y concebirse como comprensivo de un
engaño. Esta posición se inclina por ligar la defraudación del art. 305 CP al
concepto utilizado por el Derecho tributario sancionador sobre el empleo de
medios fraudulentos, ya sea en su vertiente de anomalías sustanciales de la
contabilidad, en el empleo de facturas falsas o en la interposición de terceras
personas305.
Pero la teoría del engaño puede matizarse. Para algunos autores habría que
exigir en la configuración del delito fiscal la presencia de un engaño similar al que
existe en el delito de estafa. En este sentido se afirmó que “(n)o hay en la
defraudación tributaria un simple incumplimiento de deberes fiscales, sino una
verdadera mise en scène tendente a engañar a los correspondientes órganos de la
Administración Tributaria” 306, y es por eso que el simple incumplimiento de los
deberes fiscales es atípico mientras no concurra una maniobra falaz susceptible de
inducir a error.
303
Vid. DE LA PEÑA VELASCO, G., “Reflexiones sobre el artículo 349 del Código penal”,
en CT, núm. 53, 1985, pág. 267; CÓRDOBA RODA, J., “El nuevo delito fiscal”, en RJC, vol. 84,
núm. 4, 1985, págs. 919-942, esp. pág. 924; MARTÍNEZ IZQUIERDO, S., “Los delitos contra la
Hacienda Pública en los diferentes impuestos”, en GF, núm. 48, Madrid, 1987, pág. 125;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, en Revista Penal, núm. 1,
1998, págs. 55-66, esp. pág. 57; BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública,
Centro de Estudios Ramón Areces, Colección Ceura, Madrid, 2000, págs. 48 y sig.
304
Concepción avalada, entre varias, por las siguientes SSTS: de 12.III.1986 (Ponente:
VIVAS MARZAL), de 12.V.1986 (Ponente: VIVAS MARZAL), de 27.XII.1990 (Ponente: RUIZ
VADILLO), de 28.VI.1991 (Ponente: BARBERO SANTOS), de 9.III.1993 (Ponente: MOYNA
MÉNGUEZ) y de 31.V.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ).
305
VELASCO CANO, F., “Capítulo 3. El tipo delictivo del delito del art. 305 del Código
penal”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal, Edición Fiscal CISS,
Valencia, 2009, págs. 71-103, esp. págs. 88 y sig.
306
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, en REDF, núm. 15-16, 1977,
págs. 703-735, esp. pág. 710. Cfr., en el mismo sentido, BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos
contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 48 y sig.
127
“El concepto de engaño en el delito fiscal no difiere del engaño en el delito
de estafa. Es evidente que tanto el Código de 1973 como el actual consideran que
la estafa es una forma de defraudación y que históricamente el delito fiscal
proviene del tipo de la estafa. En el elemento típico del engaño, por lo tanto, no
deben existir diferencias” 307.
307
STS de 20.I.2006 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho noveno.
308
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
114-119.
309
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXXI. Delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 648. Esta proximidad es reconocida por GRACIA
MARTÍN en su obra: La infracción de deberes contables y registrales tributarios en Derecho
penal, Editorial Trivium, Madrid, 1990, pág. 100, nota 31.
310
La jurisprudencia, a veces vacilante, ha seguido esta doctrina en las SSTS de
25.XI.2005 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA) y de 10.VII.2006 (Ponente:
MONTERDE FERRER).
311
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio,
Editorial Tecnos, Madrid, 1995, págs. 44 y sigs.
128
El verbo defraudar desempeña mutatis mutandis el mismo papel que en el
marco de los arts. 536 y 537 CP 312, pues “(a)l igual que sucede en estos preceptos,
en los que la defraudación es el concepto genérico de conducta engañosa que
abraza todas las modalidades disvaliosas que se describen, en el artículo 349 [hoy,
art. 305 CP] se expresa también genéricamente la necesidad de que la ejecución
del hecho vaya acompañada de una determinada modalidad específica 313 de
conducta que, además de la infracción del deber o con independencia de ella,
implique un engaño o artificio especialmente disvalioso para atacar el bien
jurídico”314.
315
En el § 370 Abgabenordnung (Ordenanza Tributaria Alemana) se incluye el tipo de
acción de la defraudación tributaria (núm. 1, apartado 1) que consiste en la comunicación a las
autoridades financieras o de otra clase, datos inexactos o incompletos sobre los hechos con
relevancia tributaria; y, un tipo de omisión (núm. 2, apartado 1) que se aplica a “quien
infringiendo un deber no informe a las autoridades financieras acerca de hechos con relevancia
tributaria”. Con todo, cabe advertir que el precepto contiene otro supuesto omisivo que se aplica a
“quien infringiendo un deber omita la utilización de efectos timbrados o máquinas de timbrar”.
Éste no es objeto de comentario alguno, pues no encuentra correlato en el Derecho español. Al
respecto, y como afirma MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública
y la seguridad social, op. cit., pág. 45: “(n)o hay inconveniente alguno en entender que las
modalidades específicas de acción descritas en el precepto alemán pueden ser también
modalidades idóneas para cumplir el especial desvalor de acción del tipo del artículo 349”. En
efecto, en la modalidad activa ello ocurre cuando se presentan datos inexactos sobre hechos que
disminuyen la imposición; y, en la modalidad omisiva, cuando existiendo un deber de comunicar
datos el sujeto omite la obligada declaración.
316
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad
social, op. cit., pág. 45.
317
Vid., ampliamente, APARICIO DÍAZ, L., “La nueva reforma del Código penal en
materia de transparencia y lucha contra el fraude fiscal y en la Seguridad Social”, en Diario La
Ley, núm. 8081, 2013, págs. 16-22, esp. págs. 16-18.
130
Seguridad Social318, se encuentra expresada en la Exposición de Motivos de la
señalada Ley Orgánica:
318
Cfr., a este respecto, ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica
7/2012”, en Actualidad Jurídica: Uría Menéndez, núm. 34, 2013, págs. 15-38, esp. pág. 22. El
art. 307.1 CP vigente, dispone: “El que, por acción u omisión, defraude a la Seguridad Social (…)
La mera presentación de los documentos de cotización no excluye la defraudación, cuando ésta se
acredite por otros hechos (…)”.
319
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado IV.
320
APARICIO DÍAZ, L., “La nueva reforma del Código penal en materia de transparencia y
lucha contra el fraude fiscal y en la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 16.
131
supone modificación conceptual alguna, sino que trata de fijar la interpretación
auténtica de la norma.
321
MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de
diciembre”, en Revista Aranzadi, núm. 11, marzo 2013, págs. 37-48, esp. pág. 40.
132
2. Conducta omisiva
322
La redacción dada por el legislador de 1995 al delito fiscal, incorpora la expresión “por
acción u omisión”, y asimismo y concordantemente, dispone en el art. 11 CP que “(l)os delitos
que consistan en la producción de un resultado sólo se entenderán cometidos por omisión cuando
la no evitación del mismo, al infringir un especial deber jurídico del autor, equivalga, según el
sentido del texto de la Ley, a su causación. A tal efecto se equiparará la omisión a la acción: a.
Cuando exista una específica obligación legal o contractual de actuar. b. Cuando el omitente haya
creado una ocasión de riesgo para el bien jurídicamente protegido mediante una acción u omisión
precedente”.
323
Cfr., en este sentido y entre otros, MARTÍNEZ PÉREZ, C., “Título VI del Libro II del
Código Penal. Delitos contra la Hacienda pública (‘El delito fiscal’)”, en M. COBO DEL ROSAL
(Director) / M. BAJO FERNÁNDEZ (Coordinador), “Comentarios a la Legislación Penal. Tomo
VII. Delitos contra el secreto de las comunicaciones (‘escuchas telefónicas’). Delitos contra la
Hacienda pública (‘delito fiscal’)”, en RDP, Editorial Edersa, Madrid, 1986, págs. 198- 394, esp.
págs. 261-264; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública
y la seguridad social, op. cit., págs. 39-54; MESTRE DELGADO, E., “Delitos contra la Hacienda
Pública y la Seguridad Social”, en D.-M. LUZÓN PEÑA (Director), Enciclopedia Penal Básica,
Editorial Comares, Granada, 2002, págs. 406-410, esp. pág. 407.
324
Vid. una exposición de las diferentes posturas doctrinales y jurisprudenciales en
MESTRE DELGADO, E., La defraudación tributaria por omisión, Ministerio de Justicia, Centro de
Publicaciones, Madrid, 1991, págs. 55 y sigs.
133
doctrina y la jurisprudencia del TS325- que, con una fundamentación dogmática
diferente, apreciaba la tipicidad de la modalidad omisiva de conducta defraudatoria
en la mera falta de presentación de la obligada declaración 326.
325
Entre otras: SSTS de 29.VI.1985 (Ponente: DE VEGA RUIZ), de 2.III.1988 (Ponente:
MOYNA MÉNGUEZ), de 26.XI.1990 (Ponente: MONTERO FERNÁNDEZ-CID), de 27.XII.1990
(Ponente: RUIZ VADILLO), de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), de 31.X.1992 (Ponente:
RUIZ VADILLO), de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ PALOS), de 26.IV.1993 (Ponente: GRANADOS
PÉREZ) y de 31.V.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ).
326
Existe una corriente jurisprudencial que está consolidando, nuevamente, esta tesis
señalando que el delito fiscal “no precisa de ningún artificio o mecanismo engañoso, paralelo al
exigido en el delito de estafa, puesto que en el delito fiscal no entran en relación el sujeto que
engaña, ni el engañado, ni es preciso el error en el sujeto pasivo, en este caso, el erario público. Por
el contrario, se considera típica la mera omisión sin necesidad de tergiversación o manipulación de
los datos que configuran las correspondientes bases impositivas” (SAP de Guipúzcoa de 5.II.2016,
Ponente: MAESO VENTUREIRA, Fundamento de Derecho cuarto, II).
327
Punto 7°. de la Memoria que acompañaba al Proyecto de LO 6/1995, donde
literalmente se indica: “Asimismo, resulta conveniente resolver definitivamente el tema de que la
falta de presentación de la declaración tributaria es medio material idóneo de comisión del delito
puesto que, a pesar de que la jurisprudencia del Tribunal Supremo es absolutamente nítida sobre
este extremo (…), aún con posterioridad a dichos pronunciamientos, alguna jurisprudencia menor
y un importante sector doctrinal sostienen su inidoneidad”. (Cursivas añadidas).
328
Cfr., en sentido disidente, BAJO FERNÁNDEZ, M., “La omisión de la declaración como
delito contra la Hacienda Pública (A propósito de la Sentencia del Tribunal Supremo 2 de marzo
1998)”, en ID. / F. PÉREZ ROYO / M. CRUZ AMORÓS / E. RUIZ VADILLO / L. JORDANA DE POZAS
GONZÁLBEZ / C. LESMES SERRANO / G. RODRÍGUEZ MOURULLO / L. ARROYO ZAPATERO,
Infracciones tributarias: aspectos administrativos y penales (ponencias presentadas a
las Jornadas sobre “Infracciones Tributarias: aspectos administrativos y penales”, celebradas en el
Centro de Estudios Judiciales los días 14, 15, 16 y 17 de diciembre de 1987), vol. II, Ministerio
de Justicia, Centro de Publicaciones, Madrid, 1988, págs. 167-179, esp. pág. 171: “La omisión de
declaración tributaria sólo tiene trascendencia como infracción tributaria (…) salvo que vaya
134
Nótese, pues, que no se encuentra dilucidada una de las cuestiones de mayor
trascendencia: si la omisión de la obligada declaración tributaria integra, con su
simple concurrencia, el desvalor de la acción característica del delito fiscal, o si,
por el contrario, hay que exigir también la presencia de algún requisito adicional
caracterizador de la omisión329.
332
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, op. cit., pág. 58.
333
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, pág. 128.
334
Cfr., entre otros, AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del
Código penal, Editorial Civitas, Madrid, 1988, págs.194- 209; MESTRE DELGADO, E., La
defraudación tributaria por omisión, op. cit., pág. 62; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C, Los delitos
contra la hacienda pública y la seguridad social, op. cit., págs. 49-53; MORALES PRATS, F.,
“Título XIV. De los delitos contra la hacienda pública y contra la seguridad social”, en G.
QUINTERO OLIVARES (Director) / F. MORALES PRATS (Coordinador), Comentarios al Código
penal. Parte especial (artículos 138 a 318), tomo II, 5ª. edic., Editorial Aranzadi, Pamplona,
2008, págs. 1053-1164, págs. 1065-1070.
136
qué supuestos cabe entender que la Administración desconoce los hechos con
relevancia tributaria. Se desemboca, de esta manera, en una exposición
casuística335 que llega a resultados bastante próximos a los objetados por los
partidarios de la teoría de la infracción del deber.
335
Cfr. AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., págs. 191 y sigs.,
y 206.
336
Vid. GIMBERNAT ORDEIG, E., “Fin de la protección de la norma e imputación
objetiva”, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo 61, núm. 1, 2008, passim; CHOCLÁN MONTALVO,
J. A., “Engaño bastante y deberes de autoprotección: Una visión de la estafa orientada al fin de
protección de la norma”, en RDPP, núm. 2, 1999, págs. 59-64; TORÍO LÓPEZ, Á., “Fin de
protección y ámbito de prohibición de la norma”, en EPC, núm. 10, 1985-1986, págs. 381-401;
ROXIN, C, Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción y notas de D.-M. LUZÓN PEÑA, M.
DÍAZ y GARCÍA-CONLLEDO, y J. DE VICENTE REMESAL, Editorial Civitas, Madrid, 1997, págs. 68
y sigs.; FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Resultado lesivo e imprudencia: estudio sobre los límites de
la responsabilidad penal por imprudencia y el criterio del "fin de protección de la norma
de cuidado", J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2001, págs. 323 y sigs.
337
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, op. cit., pág. 59.
338
Expresión utilizada por MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación
tributaria”, op. cit., esp. pág. 59. En sentido contrario se manifestó MESTRE DELGADO, E., La
defraudación tributaria por omisión, op. cit., págs. 83 y sigs.
137
hace residir la esencia del resultado típico en la mera irrogación de un perjuicio
patrimonial prescindiendo de las condiciones propias de la acción de defraudación
con la que el mismo se ocasiona339.
Con todo, el delito fiscal se deberá calificar como de comisión por omisión
cuando el obligado tributario conocedor del nacimiento del hecho imponible y
sabedor de su obligación de presentar la declaración, deja de hacerla, no ignorando
que para el caso concreto es la única vía de conocimiento que tiene la
Administración. Pero si la propia Administración tiene por otras vías (por ejemplo,
declaraciones anteriores) conocimiento del nacimiento del hecho imponible, esa
339
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág.
59. Cfr. MESTRE DELGADO, E., La defraudación tributaria por omisión, op. cit., págs. 83 y sigs.
340
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal económico y de la empresa. Parte
especial, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, pág. 627.
341
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, Editorial Praxis, Barcelona, 1994, pág. 60; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos
contra la hacienda pública y la seguridad social, op. cit., pág. 53.
342
Vid. MORALES PRATS, F., “Anotaciones a la reforma penal en la esfera tributaria:
aspectos dogmáticos y político-criminales”, en RTL, vol. VIII, núms. 29-30, Editor Ilustre
Colegio General de Colegios Oficiales de Graduados Sociales de España, 1986, págs. 6 y sig.;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXXI. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la
Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 649.
138
suerte de omisión no será idónea para vulnerar el bien jurídico 343, pues puede
iniciar las actuaciones destinadas al cumplimiento forzoso de ese deber. En todo
caso, la lesión del interés que tiene la Hacienda a que los propios contribuyentes
asuman la gestión de sus tributos dará lugar a una sanción administrativa 344.
343
Máxime si tomamos en cuenta que la AT tiene las potestades y funciones de
comprobación e investigación previstas en el art. 115 Ley 34/2015, de 21 de septiembre, de
modificación parcial de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria: “(…)1. La
Administración Tributaria podrá comprobar e investigar los hechos, actos, elementos, actividades,
explotaciones, negocios, valores y demás circunstancias determinantes de la obligación tributaria
para verificar el correcto cumplimiento de las normas aplicables. Dichas comprobación e
investigación se podrán realizar aún en el caso de que las mismas afecten a ejercicios o periodos y
conceptos tributarios respecto de los que se hubiese producido la prescripción regulada en el
artículo 66.a) de esta Ley, siempre que tal comprobación o investigación resulte precisa en
relación con la de alguno de los derechos a los que se refiere el artículo 66 de esta Ley que no
hubiesen prescrito, salvo en los supuestos a los que se refiere el artículo 66 bis.2 de esta Ley, en
los que resultará de aplicación el límite en el mismo establecido. En particular, dichas
comprobaciones e investigaciones podrán extenderse a hechos, actos, actividades, explotaciones y
negocios que, acontecidos, realizados, desarrollados o formalizados en ejercicios o periodos
tributarios respecto de los que se hubiese producido la prescripción regulada en el artículo 66.a)
citado en el párrafo anterior, hubieran de surtir efectos fiscales en ejercicios o periodos en los que
dicha prescripción no se hubiese producido. 2. En el desarrollo de las funciones de comprobación
e investigación a que se refiere este artículo, la Administración Tributaria podrá calificar los
hechos, actos, actividades, explotaciones y negocios realizados por el obligado tributario con
independencia de la previa calificación que éste último hubiera dado a los mismos y del ejercicio
o periodo en el que la realizó, resultando de aplicación, en su caso, lo dispuesto en los
artículos 13, 15 y 16 de esta Ley. La calificación realizada por la Administración Tributaria en los
procedimientos de comprobación e investigación en aplicación de lo dispuesto en este apartado
extenderá sus efectos respecto de la obligación tributaria objeto de aquellos y, en su caso,
respecto de aquellas otras respecto de las que no se hubiese producido la prescripción regulada en
el artículo 66.a) de esta Ley”.
344
MESTRE DELGADO, E., La defraudación tributaria por omisión, op. cit., págs. 83 y sig.
Cfr., además, GARCÍA VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. / FIGUEROA NAVARRO, C., Lecciones
de Derecho penal. Parte especial (adaptadas a la docencia del Plan Bolonia), 2ª. edic. (según las
reformas del Código Penal de 2015), Editorial Edisofer, Madrid, 2015, pág. 181; MESTRE
DELGADO, E., “Tema 14. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, en C.
LAMARCA PÉREZ (Coordinadora), Delitos y faltas. La parte especial del Derecho penal, 2ª. edic.,
Editorial Colex, Madrid, 2016, págs. 547-569, esp. pág. 554.
139
Hacienda Pública y la ausencia total de voluntad de contribuir al sostenimiento de
los gastos públicos345.
1. Preliminar
345
Cfr. BAZA DE LA FUENTE, M. L., El delito fiscal: particular referencia al artículo 305
del Código penal, Tesis Doctoral, Director de la Tesis: Prof. Dr. A. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA,
Departamento de Derecho Penal, Facultad de Derecho, Universidad Complutense, Madrid, 1997,
págs. 209 y sigs. (accesible en http://biblioteca.ucm.es/tesis/19972000/S/0/S0027101.pdf).
346
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad
social, op. cit., pág. 57; ID., “El delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág. 56. Dichas
modalidades, según el autor, son vías genéricas de acción. Esta tesis -como se dejó dicho en una
nota anterior- fue puesta en tela de juicio por GRACIA MARTÍN, quien ha interpretado el precepto
estimando que la elusión y el disfrute (modalidades existentes antes de la reforma de 1995), no
eran modalidades genéricas de acción, sino que integraban el resultado del tipo (GRACIA MARTÍN,
L., “La configuración del tipo objetivo del delito de evasión fiscal en el Derecho penal español:
crítica de la regulación y propuesta de reforma”, op. cit., esp. pág. 280).
140
cuantía consignada, sino por el contrario exclusivamente aquella causación del
mismo que sea precisamente producida a través de la realización de uno de los
momentos de conducta típica que con carácter alternativo requiere la propia norma
penal (…)”347.
347
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, en EPC, Cursos y Congresos de la Universidad de Santiago de Compostela, núm. IX,
Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Santiago de Compostela, 1985, págs. 147-205,
esp. pág. 178.
348
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 179.
141
una dificultad o una obligación” 349. Esta acepción tiene especial utilidad en la tarea
exegética del art. 305 CP por que recalca -siempre considerando nuestra posición
en lo que se refiere a la definición de la conducta típica defraudar- la exigencia
típica de fraude y, por tanto, de engaño. De esta manera, queda confirmada la
atipicidad de los comportamientos que se recogen bajo la denominación de fraude
de Ley350.
349
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXXI. Delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 649.
350
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 56-58.
351
Es por esto que no compartimos la tesis expuesta en CHOCLÁN MONTALVO, J. A.,
“Consumación y prescripción del delito fiscal”, en Actualidad Penal, núm. 10, Editorial La Ley,
2000, pág. 226. Según el autor, el delito fiscal es un delito -en su conjunto- de omisión.
352
Vid. infra Cap. III, epígrafe 5, apartado A.
142
intercaladas modalidades “eludiendo el pago de cantidades retenidas o que se
hubieran debido retener o ingresos a cuenta de retribuciones en especie” y
“obteniendo indebidamente devoluciones”.
353
GÓMEZ RIVERO, Mª. del C., “Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”,
en El nuevo Código penal y la Ley del jurado. Actas del Congreso de Derecho penal y procesal:
Sevilla, 11 al 15 de noviembre de 1996, Fundación El Monte, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1998,
págs. 223-231, esp. pág. 226.
354
Calificación que ya era sostenida por un sector de la doctrina. Vid., en este sentido,
MARTÍNEZ BUJÁN-PÉREZ, C., “Apropiación de la cuota obrera de la Seguridad Social y
apropiación de las cantidades retenidas en el IRPF”, en EPC, núm. 9, 1984-1985, págs. 83-120,
esp. págs. 110 y sigs.
355
Cfr. BAJO FERNÁNDEZ, M. / SUÁREZ GONZÁLEZ, C. / PÉREZ MANZANO, M., Manual de
Derecho penal. Parte especial (delitos patrimoniales y delitos económicos), 2ª. edic., Editorial
Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 1993, pág. 626.
356
Consúltense, entre otras, las siguientes sentencias del TS: de 25.IX.1990 (Ponente:
GARCÍA ANCOS), de 15.I.1991 (Ponente: FERNÁNDEZ-CID), de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA
MÉNGUEZ), de 2.VI.1993 (Ponente: MÓNER MUÑOZ), de 13.VII.1993 (Ponente: BACIGALUPO
ZAPATER), de 4.VII.1994 (Ponente: DE VEGA RUIZ) y de 7.III.1996 (Ponente: GARCÍA-CALVO Y
MONTIEL). Sin embargo, también existen pronunciamientos del TS en que dicha conducta fue
calificada como delito fiscal: de 20.IX.1990 (Ponente: SOTO NIETO), de 5.XI.1991 (Ponente:
GARCÍA MIGUEL) y de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ PALOS).
357
Algún autor afirmó que la obligación, aunque tiene naturaleza tributaria, carece de
naturaleza contributiva, pues la prestación se produce a título de tributo, pero sin responder al
principio contributivo, sino al interés de garantizar la realización del crédito tributario principal
143
y desde la inclusión expresa de esta modalidad en la configuración del delito fiscal,
la cuestión ha quedado legislativamente resuelta.
Por otro lado, pese a que un sector haya entendido que la figura del
retenedor puede ser englobada dentro del concepto de sustitución tributaria, la
(SOLER ROCH, M. T., “Notas sobre la configuración de las obligaciones y deberes tributarios con
especial referencia al impuesto sobre la renta de las personas físicas”, en REDF, núm. 25, 1980,
pág. 24).
358
Cfr. PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit.,
págs. 92 y sig., quien recoge en forma clara la polémica suscitada, así como amplia bibliografía
de recomendable lectura sobre el tema.
359
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad
social, op. cit., pág. 61. El autor menciona en este punto a PÉREZ ROYO, quien sostiene que, tras
la reforma de 1995, deberán ser calificados como delito de defraudación tributaria no sólo estos
últimos supuestos, sino también los relativos a las retenciones efectivamente realizadas, pero no
ingresadas, que él antes reconducía a la apropiación indebida (nota 103).
360
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, 26ª. edic., Editorial
Civitas, Navarra, 2016, pág. 470.
144
doctrina mayoritaria viene en convenir en que ambas categorías deben ser
diferenciadas361.
361
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad
social, op. cit., pág. 61, nota 104.
362
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXXI. Delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 650.
145
la forma de practicar la retención en estos casos, aunque la letra del precepto
incluye también ingresos a cuenta sobre “rentas dinerarias”.
363
La Abgabenordnung (Ordenanza Tributaria Alemana) de 1977 recogió la expresión
“obteniendo indebidamente devoluciones o disfrutando beneficios fiscales”, y aclaró qué debía
entenderse por “ventaja fiscal”. El CP español, siguiendo el modelo alemán, empleó la misma
expresión en los arts. 319 y 349 CP, pero sin especificar ni aclarar su contenido, dando lugar a
una importante discusión centrada en la noción de beneficio fiscal y, básicamente, en si debía
comprender las reducciones, deducciones, exenciones, bonificaciones y desgravaciones
tributarias, o si podía abarcar además las no tributarias. Se discutió la cuestión de si el disfrute
indebido de beneficios fiscales abarcaba asimismo las devoluciones y, finalmente, se intentó
establecer la diferencia entre la desgravación recogida en el art. 349 y la mencionada en el art.
350 CP, preceptos redactados conforme a la Ley 2/1985, de 29 de abril. Se ilustra sobre las
diferentes tesis defendidas en la doctrina en BAZA DE LA FUENTE, M. L., El delito fiscal:
particular referencia al artículo 305 del Código penal, op. cit., pág. 237, esp. nota 153 y 154.
364
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Delitos contra la Hacienda Pública y contra la
Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 650.
146
La conducta requiere la concurrencia de un perjuicio patrimonial a la
Hacienda Pública y el lucro del autor, de modo que únicamente queda consumado
el hecho cuando el sujeto recibe la devolución de manera indebida 365. Esta
exigencia ha sido la razón por la que se le ha objetado al legislador la inclusión de
esta modalidad, por considerar que se trata de una hipótesis cuya diferencia con la
estafa presenta serias dificultades: la única distinción podría ser la de la
innecesariedad del daño patrimonial. De esta forma, el delito estaría consumado
con el acto administrativo que acuerde la devolución al sujeto sin exigir el daño
patrimonial efectivo (como ocurre en la estafa) ni el enriquecimiento por parte del
autor366.
365
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 74.
366
BACIGALUPO ZAPATER, E., “Título XIV. De los delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social”, en C. CONDE-PUMPIDO FERREIRO (Director), Código penal: doctrina
y jurisprudencia, tomo II, Editorial Trivium, Madrid, 1997, págs. 3093-3146, esp. pág. 3102.
367
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 74 y
sig.
368
BACIGALUPO ZAPATER, E., “Título XIV. De los delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 3102. El autor afirma que con esta modalidad se
corre el riesgo de superponerse con supuestos de estafa por omisión, que se debe apreciar cuando
147
Esta modalidad de conducta no incide en el aspecto nuclear del tipo penal,
por lo que el disfrute indebido de beneficios fiscales no es un comportamiento
omisivo (aunque pareciera serlo). Entonces, “puede haber disfrute de beneficios
fiscales que son defraudación porque desplegando un comportamiento activo
obtiene el beneficio, v. gr. falseando las condiciones en la solicitud; y puede haber
disfrute de beneficios fiscales desplegando un comportamiento omisivo, v. gr.
aprovechando un error de la Administración. Uno es delito por acción y el otro lo
es por omisión, aunque en ambos casos, el sujeto activo no despeja a la
administración de un error” 369.
se omite evitar que surja un error en otro o no se despeja un error preexistente. Sostiene, en este
lineamiento, que la única posibilidad de diferenciar en tal caso entre el delito de defraudación y el
delito de estafa por omisión, hubiera sido una regulación que permitiera un entendimiento de
aquél como un tipo de peligro para la Hacienda.
369
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 76.
370
La sustitución del término fue objeto de discusión parlamentaria: el grupo popular
consideró incorrecto el vocablo, por entender que era una expresión carente de sentido subjetivo y
del elemento de la culpabilidad que debía presidir toda configuración, toda tipificación normativa
de una figura penal; aparecía como un concepto teleológico o filosófico, pero no jurídico ( DE LA
PEÑA VELASCO, G., “Reflexiones sobre el artículo 349 del Código penal”, en CT, núm. 53, 1985,
pág. 269).
371
Cfr. BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 76.
372
Un sector importante de la doctrina española, de acuerdo con la redacción del otrora
art. 319 CP que utilizaba el término ilícito, entendió que la expresión se refería a un elemento de
la antijuricidad. Mas este mismo sector, con la promulgación del art. 349 CP y el empleo por el
legislador del adverbio indebidamente, sostuvo que el elemento ya no pertenecía al ámbito de la
antijuricidad, sino que debía ser entendido como un elemento valorativo del tipo (cfr. BAZA DE LA
FUENTE, M. L., El delito fiscal: particular referencia al artículo 305 del Código penal, op. cit.,
pág. 240, nota 162). Vid., sobre la característica típica de la ilicitud, TORÍO LÓPEZ, A., “El
148
Básicamente, lo trascendente de este debate radica en materia de error: si se
considera al vocablo como un elemento del tipo, el error sobre dicho elemento será
un error de tipo; y, si se lo considera como un elemento de la antijuricidad, será un
error de prohibición.
A) Planteamiento de la problemática
defraudaciones, una de 70.000 y otra de 60.000, sancionables cada una como una infracción
tributaria. Así pues, es difícil encontrar el elemento diferencial del beneficio fiscal respecto de la
simple elusión del pago. Un caso podría ser el de quien, en los casos excepcionales de catástrofe,
que suelen ir acompañados de medidas de socorro, como la condonación por ley de determinadas
deudas tributarias, se las apaña para disfrazar su caso de manera que le permita beneficiarse del
beneficio de la condonación”.
375
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., l.u.c.
376
En este mismo sentido se ha pronunciado la AP de Barcelona, en la Sentencia de
5.VII.2016 (caso Messi), Fundamento de Derecho séptimo, confirmada en sus propios términos
por STS de 24.V.2017 (Ponente: VARELA CASTRO).
150
un delito de resultado y no de mera actividad, y además, un delito de lesión y no
peligro377.
Ahora bien, cabe precisar que la cuantía señalada presenta diversos aspectos
realmente polémicos 379.
377
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 126.
No obstante, el mismo autor, algunos años antes, se había pronunciado a favor de la
configuración del delito de defraudación tributaria como un delito de peligro (ID., “Reseña del
‘Convegno su le sanzioni in materia tributaria’”, en CT, núm. 28, 1979, págs. 147-151, esp. págs.
149 y sigs.). En este sentido: STS de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA).
Cfr., en el mismo sentido, FERRÉ OLIVÉ, J. C., “El bien jurídico protegido en los delitos
tributarios”, en M. L. MAQUEDA ABREU / M. MARTÍN LORENZO / A. VENTURA PÜSCHEL
(Coords.), Derecho Penal para un Estado social y democrático de Derecho. Estudios penales en
Homenaje al Profesor Emilio Octavio de Toledo y Ubieto, Servicios de Publicaciones, Facultad
de Derecho, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2016, págs. 569-578, esp. pág. 587.
378
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 58 y
sig.
379
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español,
op. cit., pág. 206.
151
el IP, ITP o, incluso, en el ISD. De esta forma, y para este sector, el delito quedaría
reducido a los siguientes impuestos: IRPF, IS e IVA380.
380
BERTRÁN GIRÓN, F. “Capítulo II. Estructura del tipo. El resultado típico: la cuantía de
la defraudación y su incidencia en el delito”, en J. DE FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER MINCHOT
/ R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE (Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J. ZABALA
GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra la Hacienda pública, Editorial Thomson-
Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 75-185, esp. pág. 77.
381
Dicho aspecto polémico se infiere de lo señalado por MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito
fiscal, Editorial Montecorvo, Madrid, 1982, pág. 280. El autor, en el marco del otrora art. 349 CP,
se pronunció a favor de no elevar la cuantía por el riesgo desvirtuarse la protección de la
Hacienda Pública (local, en su momento), pues la defraudación a ella difícilmente podía
configurar el delito. Así, el límite de la cuantía impone en la práctica la restricción en su ámbito
de aplicación al ámbito estatal o de las CC.AA.
152
Una parte de la doctrina, que se pronunció en el marco del otrora art. 319
CP, estimó que el requisito de que la defraudación alcanzara a los 2 millones de
pesetas debía ser considerado como una característica del resultado necesaria para
la subsistencia del tipo objetivo. Entendieron, de esta manera, que el perjuicio
causado a la Hacienda fijado en un monto determinado era un elemento de tipo382.
382
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 278. Asimismo, consúltese la
doctrina señalada en BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit.,
pág. 59, nota 29.
383
Vid. BACIGALUPO ZAPATER, E., “El delito fiscal en España”, en RFDUCM, núm. 56,
Madrid, 1979, págs. 79-98, esp. págs. 83, y 92 y sig.; BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ
OLIVÉ, J. C., “Estimación indirecta y delito fiscal”, en ADPCP, tomo 43, fasc./mes 3, 1990, págs.
793-801, esp. págs. 765 y sig.; NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda
Pública y la Seguridad Social, delitos de contrabando”, en Mª. del C. GÓMEZ RIVERO (Directora)
/ A. NIETO MARTÍN / A. M. PÉREZ CEPEDA / E. CORTÉS BECHIARELLI / E. NÚÑEZ CASTAÑO,
Nociones fundamentales de Derecho penal. Parte especial, vol. II, 2ª. edic. adaptada a la LO
1/2015, de reforma del Código Penal, Editorial Tecnos, 2015, págs. 315-350, esp. pág. 319. Cfr.
PÉREZ ROYO, F., “La represión del fraude tributario y el nuevo delito fiscal”, en AA.VV.,
Medidas urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de Hacienda,
Madrid, 1977, págs. 310-377, esp. págs. 369 y sig., quien modifica su posición original, por lo
que creemos que no puede ser incluido como partidario de esta tesis, pues duda de la pertinencia
de esta calificación y concluye en los siguientes términos: “Como puede verse, la cuestión (…) no
permite una solución terminante. Por nuestra parte, luego de indicar los argumentos en una y otra
dirección, preferimos dejar el tema abierto (…). En todo caso, desde el punto de vista sistemático,
hemos optado por incluir el tratamiento de los problemas relacionados con el expresado límite
cuantitativo en el apartado relativo a los elementos del tipo objetivo como una característica del
resultado (la alternativa hubiera sido incluirlo como punto especial relativo a la punibilidad), para
hacer más fácilmente comprensible la exposición de una serie de cuestiones que serán expuestas a
continuación (…)”; ID., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs. 133 y
153
Con el propósito de adoptar una posición en un tema de difícil solución,
reflexionaremos sobre las notas características de las dos tesis referidas 384.
sig. Cfr. también ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp.
págs. 24 y sig., quien apunta que, de considerar que el monto señalado por el legislador es una
condición objetiva de punibilidad, habrá que concluir que todos los impagos intencionados (o
colaboraciones en ellos) de deudas tributarias son penalmente típicos y antijurídicos, aunque sean
de una cuantía insignificante; si se opta por esta naturaleza, todo impago doloso de un tributo,
aunque sea por una cuantía absurda, será constitutivo de una conducta típica y antijurídica de
delito fiscal, que no da lugar a la imposición de una pena en virtud de un criterio político criminal
de oportunidad: esta conclusión es inadmisible.
384
Vid., sobre las consecuencias de una y otra tesis en materia de error, BAJO, M. /
BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 59 y sig.
385
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 278, esp. nota 262; ID.,
Condiciones objetivas de punibilidad, Editorial Edersa, Madrid, 1989. En el mismo sentido, vid.
MARTÍNEZ BUJÁN-PÉREZ, C., “Falsas condiciones objetivas de punibilidad en el Código penal
español”, en Estudios penales en Memoria del Profesor A. Fernández Albor, Universidad de
Santiago de Compostela, Servicio de Publicaciones, 1989, págs. 481-494; RODRÍGUEZ DEVESA, J.
M. / SERRANO GÓMEZ, A., Derecho penal español. Parte especial, 18ª. edic., Editorial Dykinson,
Madrid, 1995, pág. 400; JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic.,
renovada y ampliada, traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, Granada, 2002,
págs. 596 y sigs.
386
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 727. En el
mismo sentido, MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 278; DE LA PEÑA VELASCO,
G., “Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, Cuadernos de Estudios de la Conserjería de
Economía, Hacienda y Empleo, Murcia, 1984, pág. 110. Vid. una respuesta a la crítica señalada
en PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs. 131 y sigs.,
quien indica que incluso la doctrina que sostiene que el límite cuantitativo configura una
condición objetiva de punibilidad ha resaltado que al lado de las consideraciones que avalan su
postura existen consecuencias prácticas que juegan en sentido contrario, y agrega que supone una
agravación de la posición del reo al no requerir que el monto eludido sea abarcado por el dolo del
autor, pero, paradójicamente, esta misma calificación dejaría impune las formas imperfectas de
154
Nuestra postura, tras lo dicho, es la siguiente: el límite cuantitativo
establecido por el legislador en el delito fiscal es una característica del resultado
material exigido por el tipo, vinculada a la acción por una relación de causalidad y
que debe ser abarcada por el dolo del autor 387. La delimitación de la esfera de
relevancia de la tipicidad en este delito se condiciona a la determinación de la
cuantía del resultado material en el importe que la norma positivamente expresa,
no haciendo depender la punición del delito de la producción de un resultado que
aparezca sólo de forma causal vinculado con el comportamiento del autor,
independientemente de la culpabilidad personal por el injusto típico388.
aparición del tipo, lo que es incongruente con el tratamiento conjunto que el legislador viene
dando a los delitos contra la Hacienda Pública. Cfr., en sentido contrario, MESTRE DELGADO, E.,
“Tema 14. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 554.
387
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. págs. 718 y 727.
388
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 180. Cfr., además, ID., La reforma penal española de 2003. Una
valoración crítica, Editorial Tecnos, Madrid, 2004, pág. 112; TIEDEMANN, K., Manual de
Derecho penal económico. Parte general y especial, traducción de M. A. ABANTO VÁSQUEZ,
Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2010, pág. 167 y sig.
389
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 180. Vid., en el mismo sentido, la doctrina señalada en BAJO, M. /
BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 59, nota 29.
155
Defender la naturaleza del monto como característica del resultado típico no
quiere decir que el dolo del autor tenga que abarcar exactamente la cifra
adeudada390. Lo que el dolo del autor debe conocer en el momento de la ejecución
“es simplemente la ocultación o falsificación de los fundamentos o presupuestos
del hecho imponible, sabedor de que ello comportará ineluctablemente un perjuicio
patrimonial para la Hacienda” 391.
390
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude, op. cit.,
págs. 71 y sigs. Vid., sobre el dolo en el delito fiscal, infra Cap. IV, epígrafe III.
391
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda pública y la Seguridad
social, op. cit., pág. 65.
392
Así se afirma en BAJO FERNÁNDEZ, M. / SUÁREZ GONZÁLEZ, C. / PÉREZ MANZANO,
M., Manual de Derecho penal. Parte especial (delitos patrimoniales y delitos económicos), op.
cit., pág. 614. Coherentes con dicho entendimiento dejan escrito que, en caso contrario, sería
consecuente sostener que todas las cuantías de los delitos patrimoniales son condiciones objetivas
de punibilidad (cosa que no es así).
393
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director), Delitos
contra la Hacienda pública, Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág. 72.
394
En este sentido se pronunció el TC en Sentencias, entre otras, de 2.III.1988 (Ponente:
MOYNA MÉNGUEZ), de 20.IX.1990 (Ponente: SOTO NIETO), de 9.III.1993 (Ponente: MOYNA
MÉNGUEZ), de 21.XII.2001 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), de 30.IV.2003 (Ponente:
JIMÉNEZ VILLAREJO), 10.V.2005 (Ponente: SALA SÁNCHEZ), de 10.VII.2006 (Ponente:
156
2. Elementos conformadores de la cuantía defraudada:
¿cuota o deuda tributaria?
interés de demora. b) Los recargos por declaración extemporánea. c) Los recargos del período
ejecutivo. d) Los recargos exigibles legalmente sobre las bases o las cuotas, a favor del Tesoro o
de otros entes públicos. 3. Las sanciones tributarias que puedan imponerse de acuerdo con lo
dispuesto en el título IV de esta ley no formarán parte de la deuda tributaria, pero en su
recaudación se aplicarán las normas incluidas en el capítulo V del título III de esta ley”.
403
Art. 56 LGT: “Cuota tributaria. 1. La cuota íntegra se determinará: a) Aplicando el tipo
de gravamen a la base liquidable. b) Según cantidad fija señalada al efecto. 2. Para el cálculo de
la cuota íntegra podrán utilizarse los métodos de determinación previstos en el apartado 2 del
artículo 50 de esta ley. 3. La cuota íntegra deberá reducirse de oficio cuando de la aplicación de
los tipos de gravamen resulte que a un incremento de la base corresponde una porción de cuota
superior a dicho incremento. La reducción deberá comprender al menos dicho exceso. Se
exceptúan de esta regla los casos en que la deuda tributaria deba pagarse por medio de efectos
timbrados. 4. El importe de la cuota íntegra podrá modificarse mediante la aplicación de las
reducciones o límites que la ley de cada tributo establezca en cada caso. 5. La cuota líquida será
el resultado de aplicar sobre la cuota íntegra las deducciones, bonificaciones, adiciones o
coeficientes previstos, en su caso, en la ley de cada tributo. 6. La cuota diferencial será el
resultado de minorar la cuota líquida en el importe de las deducciones, pagos fraccionados,
retenciones, ingresos a cuenta y cuotas, conforme a la normativa de cada tributo”.
404
Vid. CORTÉS DOMÍNGUEZ, M. / DELGADO, J. M., Ordenamiento tributario español,
tomo I, Editorial Civitas, Madrid, 1977, págs. 435 y sig.; RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo
delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 720; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 287;
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 61 y sig.;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C, Derecho penal y económico y de la empresa. Parte especial, 5ª.
edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, pág. 643.
159
mismo titular del crédito tributario, de modo que si se dieran recargos que no
fueran percibidos por el mismo titular, no podían ser computados”405.
405
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 62.
(Cursivas añadidas).
406
Pronunciamiento señalado en BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C.,
Todo sobre el fraude tributario, op. cit., págs. 90-92. En el mismo sentido, SAP de Pontevedra de
30.IX.2015 (Ponente: FARIÑA CONDE). Difiere de esta opinión la SAP de Barcelona de
19.II.1993, que señaló lo siguiente: “El recargo provincial no forma parte de la cuota tributaria
del impuesto aún cuando integre la deuda tributaria (…) La Ley General Tributaria (…) que
formula los principios básicos que contenidos en reglas jurídicas comunes a todos los tributos
determinan los procedimientos para su establecimiento y exacción, conforme reza en su
exposición de motivos, en el artículo 58, en su número uno, establece que la deuda tributaria
estará constituida esencialmente por la cuota definida en el artículo 55, y en su número dos que
‘… también formará parte de la deuda tributaria a) los recargos exigibles legalmente sobre las
bases o las cuotas, ya sean a favor del Tesoro o de otros entes públicos’ El artículo 55 de la Ley
dispone que la cuota tributaria podrá determinarse en función del tipo de gravamen aplicable,
según la cantidad fija señalada al efecto en los pertinentes textos legales, o bien conjuntamente,
por ambos procedimientos. De modo, pues, que clara y expresamente la Ley básica fiscal excluye
del concepto cuota tributaria el recargo provincial de autos, que formará e integrará la deuda
tributaria de la que forma parte esencial la cuota, pero no es ni se identifica con la cuota tributaria
del impuesto. El tipo del artículo 349 del Código Penal se refiere expresamente a la ‘cuota
defraudada’, no a la ‘deuda tributaria defraudada’ concepto éste más amplio en su significación
jurídico-fiscal, como se ha razonado”.
160
cantidad a ingresar que resulte de la obligación tributaria principal o de las
obligaciones de realizar pagos a cuenta y, además, en su caso, por el interés de
demora, los recargos por declaración extemporánea, los recargos del período
ejecutivo y los recargos exigibles legalmente sobre las bases o las cuotas a favor
del Tesoro o de otros Entes públicos407.
407
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo II. Estructura del tipo. El resultado típico: la cuantía de
la defraudación y su incidencia en el delito”, op. cit., esp. págs. 93-95.
408
STS de 23.XII.1991 (Ponente: PUERTA LUIS). Cfr. BERTRÁN GIRÓN, F. “Capítulo II.
Estructura del tipo. El resultado típico: la cuantía de la defraudación y su incidencia en el delito”,
op. cit., pág. 95; CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma
del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit.,
págs. 62 y sig. Sin embargo, por oposición a lo dispuesto en el art. 305 CP, ha sido admitido el
concepto de cuota de recaudación conjunta en los delitos contra la Seguridad Social con apoyo
en la misma redacción del art. 307 CP. Así lo ha entendido el TS, en Sentencia de 19.V.2006
(Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), frente a la alegación de los recurrentes en casación que
pretendían equiparar en este punto el delito contra la Hacienda Pública y los delitos contra la
Seguridad Social.
161
Con todo, no puede adoptarse otra posición que aquella que define la cuota
de manera separada a la deuda tributaria, sin inclusión de recargo alguno409.
Creemos que si el art. 305 CP emplea de manera expresa el término cuota, no
parece lógico crear un concepto inexistente en el precepto; si el legislador penal
hubiera querido referirse a la cuota de formación compleja o a la deuda tributaria
(o a cualquier otro concepto), así lo habría hecho410. Además, y respaldándonos en
las propias garantías consustanciales al principio de legalidad, consideramos
vedada cualquier interpretación extensiva que pudiera llevar a la analogía in
malam partem411.
409
APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1990, pág. 67.
410
Además, cuando sí lo ha hecho expresamente el legislador en el apartado 4 del art. 305
CP tras la reforma operada por la LO 7/2012, de 27 de diciembre, al mencionar expresamente a la
deuda tributaria.
411
BERTRÁN GIRÓN, F. “Capítulo II. Estructura del tipo. El resultado típico: la cuantía de
la defraudación y su incidencia en el delito”, op. cit., págs. 94 y sig.
412
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
15, nota 2.
162
a) Si se trata de tributos, retenciones, ingresos a cuenta o devoluciones,
periódicos o de declaración periódica, se estará a lo defraudado en cada período
impositivo o de declaración, y si éstos son inferiores a doce meses, el importe de
lo defraudado se referirá al año natural. No obstante lo anterior, en los casos en los
que la defraudación se lleve a cabo en el seno de una organización o grupo
criminal, o por personas o entidades que actúen bajo la apariencia de una actividad
económica real sin desarrollarla de forma efectiva, el delito será perseguible desde
el mismo momento en que se alcance la cantidad fijada en el apartado 1.
b) En los demás supuestos, la cuantía se entenderá referida a cada uno de
los distintos conceptos por los que un hecho imponible sea susceptible de
liquidación”.
413
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., pág.
63.
414
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 137.
163
de devengo instantáneo son, en cambio, aquellos cuyo hecho imponible se agota
en un cierto periodo de tiempo y sólo son considerados por la Ley cuando se han
realizado completamente415. Mientras que en los tributos periódicos el concepto de
período impositivo con cuya culminación o perfección se produce el devengo es un
elemento esencial de su régimen jurídico, en los tributos no periódicos de devengo
instantáneo aquél concepto es inexistente416.
415
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., pág. 56.
416
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
137 y sig.
417
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
140 y sig.
418
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 292.
419
Cfr., MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., págs. 291 y sig.: “La terminología
del apartado b) es incorrecta desde un punto de vista técnico jurídico-tributario, puesto que, en
puridad de principios, cada hecho imponible realizado se grava por un solo concepto. De ahí que
no quepa hablar de ‘conceptos distintos’ dentro de un mismo hecho imponible”. Cfr., asimismo,
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 140, nota 196:
“La referencia a los ‘distintos conceptos’ de un hecho imponible parece adecuada para designar
los supuestos de tributos con hecho imponible genérico, susceptible de recibir diversas
164
En lo que se refiere a los tributos periódicos o de declaración periódica es
conveniente efectuar una distinción entre los primeros en sentido estricto y
aquellos de devengo instantáneo, pero de declaración periódica.
422
Vid. la doctrina señalada en MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 295,
nota 318.
423
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 141:
“(…) en los tributos periódicos en sentido estricto la existencia de períodos impositivos inferiores
al año natural es ciertamente una posibilidad, pero que se configura con carácter excepcional. Así
sucede, por ejemplo, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en los supuestos de
fallecimiento del sujeto pasivo o de ruptura de la unidad familiar; circunstancias que determinan
la producción de un devengo excepcional (…). La cuestión es: ¿Procede la acumulación de cuotas
(defraudadas) en estos supuestos? En una interpretación literal del artículo 349, segundo párrafo,
CP, la respuesta sería positiva. Pero entendemos que no era éste el supuesto contemplado por el
legislador al redactar este precepto. Téngase en cuenta que se trata en estos casos no solamente de
deudas tributarias diferentes por razón del devengo, sino también por razón de sus elementos
personales. En el supuesto de divorcio, por ejemplo, existirá una deuda por la renta imputable a la
unidad familiar en el periodo comprendido entre el 1 de enero y el momento de divorcio, y.
además, dos deudas diferentes por las rentas correspondientes a cada uno de los divorciados entre
dicho momento y el 31 de diciembre”.
166
en cada periodo impositivo dentro del año natural y que correspondan al mismo
tributo424.
424
DEL POZO LÓPEZ, J. / ARNÁU ZOROA, F., “Anotaciones sobre el delito fiscal”, op. cit.,
pág. 410. Cfr. MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 295; PÉREZ ROYO, F., Los
delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 142; MESTRE DELGADO, E., “Tema
14. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 559.
167
efectivamente, constituyendo la diferencia la cuota tributaria defraudada en ese
ejercicio fiscal”425.
La reforma de 2012 prevé el inicio del proceso penal aún cuando no hubiera
concluido el período impositivo o el año natural, siempre que la defraudación
hubiera alcanzado la cantidad de 120.000 euros428 y que, además, se trate de una
conducta típica realizada en el seno de una organización criminal o bajo la
apariencia de una actividad económica real. En definitiva, podrá anticiparse la
425
STS de 9.VI.2016 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA), Fundamento de
Derecho tercero, 4.
426
Cfr. CARRETERO SÁNCHEZ, A., “La nueva reforma de los delitos contra la Hacienda
pública: un paso firme contra el fraude fiscal”, en Diario La Ley, núm. 8027, 2013, apartado III.2.
427
MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de
diciembre”, op. cit., esp. págs. 40 y sig.
428
Cfr. CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, en Quincena Fiscal, núm. 3, febrero 2013, págs. 40-73, esp. págs.
56 y sig.
168
persecución del delito sin necesidad de esperar a la conclusión del periodo
impositivo o año natural de que se trate 429.
429
Vid. CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 57; VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma de
los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Revista Pensamiento Penal,
Sección Penal Económico, Doctrina, núm. 154, 2013, apartado 1.g (accesible en:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/doctrina35916.pdf#viewer.action=do
wnload); OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en materia
de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Fundación Ciudadanía y
Valores, mayo, 2013, págs. 1-20, esp. pág. 13.
169
actividad de tramas de fraude que han dejado de actuar demasiado tiempo antes de
la recepción de la notitia criminis”430.
430
Instrucción 3/2007, de 30 de marzo, de la FGE, sobre la actuación del Ministerio Fiscal
en la persecución de los delitos de defraudación tributaria cometidos por grupos organizados en
relación con las operaciones intracomunitarias del Impuesto al Valor Añadido (accesible en:
https://www.fiscal.es/fiscal/PA_WebApp_SGNTJ_NFIS/descarga/INSTRUCCION%203-
2007.pdf?idFile=bb8b8ba5-6129-4dbe-8615-88f063c0ae7e) (apartado IV.1).
431
Como ha establecido la STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), en
las defraudaciones por IVA, la prescripción empieza a contar cuando termina el año natural y el
plazo de presentación de la última declaración: “(…) se insiste en la prescripción, pretendiendo
que su cómputo se realice por trimestres, al tratarse de un impuesto de liquidación trimestral. Esta
tesis carece de sustento legal pues el párrafo segundo del art. 305 del Código Penal de 1995 (antes
349) dispone expresamente que en los impuestos de declaración periódica se estará a lo
defraudado en cada período de declaración y si éstos son inferiores a doce meses, el importe de lo
defraudado se referirá al año natural, por lo que el plazo prescriptivo no puede iniciar su cómputo
para cada período anual hasta que este período termine. En los tributos periódicos ha de estimarse
que existe una sola acción típica que engloba los actos realizados a lo largo del año natural como
progresión delictiva dirigida a alcanzar la total cantidad defraudada”. Esta Sentencia, como se
puede observar, postula que en las defraudaciones de IVA nos hallamos ante una única acción
típica que engloba los actos realizados a lo largo del año natural.
170
constatado concretamente la cuantía defraudada. Sin embargo, como condición
objetiva de punibilidad que entendemos que es, basta que se constate la superación
del umbral de los 120.000 para que pueda iniciarse el proceso penal”432.
432
BERTRÁN GIRÓN, F., “El proyecto de ley de reforma del art. 305 del Código penal:
principales novedades”, en Carta Tributaria, Sección Monografías, núm. 19-20, noviembre 2012,
págs. 11-30, esp. pág. 26.
433
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. págs.
24 y sig.
171
general del art. 305.2, apartado a), del CP y haría que el delito se consumara en el
trimestre (o en el mes) en el que la cuantía defraudada supere los 120.000 euros?
¿Se trata de un aseguramiento especial ante un foco de peligro desestabilizador de
singular gravedad? ¿Es un supuesto de prevención criminal de Derecho penal del
enemigo de combate de una manifestación de especial peligrosidad, apreciada en
el seno de una organización o grupo criminal? Pero, en todo caso, ya se cumple la
exigencia de ejecución de acto típico, pues se ha alcanzado el límite mínimo de
defraudación exigido por el tipo legal.
III.- Sujetos
A) Sujeto activo
434
Nótese que se alude a deudor tributario y no a sujeto pasivo de la obligación
tributaria. Como afirmó MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 296, nota 324, no
habría inconveniente en utilizar esta última expresión (empleada por la doctrina mayoritaria al
examinar el sujeto activo del delito), si se especificase que el responsable del tributo es, también,
el sujeto pasivo de la obligación tributaria (aclaración que olvida la doctrina). El estudio de la
naturaleza jurídica del responsable del tributo excede los límites de nuestra nota, y si bien existe
un sector de la doctrina que estima que el responsable es un auténtico sujeto pasivo de la
obligación tributaria, tal postura no es mayoritaria. De ahí que el citado autor no haya utilizado la
expresión sujeto pasivo de la obligación tributaria argumentando que ello podría conducir al
erróneo entendimiento de que los responsables quedan excluidos del círculo de posibles sujetos
activos del delito.
172
beneficiario de la devolución indebida o el titular de la ventaja fiscal asimismo
indebida.
Por un lado, un sector de la doctrina sostiene que el sujeto activo del delito
puede serlo cualquier persona, por lo que estaríamos frente a un delito común 435.
En efecto, todo aquel que se encuentre en la situación adecuada para eludir el pago
de tributos podrá ser sujeto activo del delito de defraudación tributaria436.
435
Vid. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 709;
CÓRDOBA RODA, J., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 939; PÉREZ ROYO, F., Los delitos
y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 81; BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos
contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 81 y nota 85; COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación
tributaria en el Código penal español, op. cit., pág. 144 y nota 352.
436
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, op. cit., pág. 23.
437
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, op. cit., pág. 24.
173
Asimismo, algunos autores han señalado que el tipo penal no hace
referencia alguna a las condiciones personales del sujeto de la acción, cosa que sí
sucede en los supuestos clásicos de los delitos especiales como son el alzamiento
de bienes, el cohecho o la malversación de caudales públicos438.
438
Cfr., en sentido contrario, CHICO DE LA CÁMARA en, “Estructura del delito fiscal en
España”, en H. J. BERTAZZA (Director), Tratado del régimen penal tributario, tomo I, Editorial
La Ley, Buenos Aires, 2010, pág. 589; PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia
tributaria, op. cit., pág. 82; RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria,
Editorial Marcial Pons, Madrid, 1997, págs. 76 y sig. Los últimos dos autores citados señalan que
las premisas de la tesis del delito fiscal como delito común deben considerarse válidas
únicamente en la defraudación llevada a cabo por comportamientos activos, pero cuando se
comete por omisión aparece como cualificación necesaria en el sujeto activo la condición de
obligado al cumplimiento de los deberes tributarios. Esta caracterización es, necesariamente, la
que determina la posición de garante.
439
SIMÓN ACOSTA, E., El delito de defraudación tributaria, Cuadernos de Jurisprudencia
Tributaria, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1998, pág. 39.
440
Vid., entre otros, AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., págs.
243 y sigs.; GRACIA MARTÍN, L., La infracción de deberes contables y registrales tributarios, op.
cit., pág. 78; ID., “Nuevas perspectivas del Derecho tributario”, en Actualidad penal, núm. 10,
1994, pág. 216; BAJO FERNÁNDEZ, M. / SUÁREZ GONZÁLEZ, C. / PÉREZ MANZANO, M., Manual
de Derecho penal. Parte especial (delitos patrimoniales y delitos económicos), op. cit., pág. 618;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad social, op.
174
círculo limitado de sujetos, en la medida en que sólo el obligado al pago del
tributo442, el beneficiario de la devolución indebida o de la ventaja fiscal, pueden
realizar la conducta típica. El delito fiscal, bajo estas consideraciones, debe
considerarse como un delito especial y, de ninguna manera, un delito común.
cit., pág. 37; BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 81,
nota 85.
441
Entre varias, SSTS de 29.VI.1985 (Ponente: DE VEGA RUIZ), de 25.IX.1990 (Ponente:
GARCÍA ANCOS), de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ PALOS), de 20.V.1996 (Ponente: BACIGALUPO
ZAPATER), de 28.X.1997 (Ponente: DE VEGA RUIZ), de 25.II.1998 (Ponente: MÓNER MUÑOZ), de
18.XII.2000 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ), de 30.IV.2003 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO), de
3.IV.2014 (Ponente: SORIANO SORIANO) y de 27.IX.2016 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE
LUARCA).
442
Art. 35 LGT: “Obligados tributarios. 1. Son obligados tributarios las personas físicas o
jurídicas y las entidades a las que la normativa tributaria impone el cumplimiento de obligaciones
tributarias. 2. Entre otros, son obligados tributarios: a) Los contribuyentes. b) Los sustitutos del
contribuyente. c) Los obligados a realizar pagos fraccionados. d) Los retenedores. e) Los
obligados a practicar ingresos a cuenta. f) Los obligados a repercutir. g) Los obligados a soportar
la repercusión. h) Los obligados a soportar la retención. i) Los obligados a soportar los ingresos a
cuenta. j) Los sucesores. k) Los beneficiarios de supuestos de exención, devolución o
bonificaciones tributarias, cuando no tengan la condición de sujetos pasivos (…)”.
443
BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit.,
págs. 81 y sig.: “Por sujeto pasivo de la obligación tributaria, habrá de entenderse, según el
artículo 30 de la Ley General Tributaria: ‘la persona natural o jurídica que según la Ley resulta
obligada al cumplimiento de las prestaciones tributarias, sea como contribuyente o como sustituto
del mismo’. En consecuencia, sujeto activo del delito lo podrá ser sólo el contribuyente o su
sustituto. Quienes sostienen la tesis del delito común, entienden que también pueden ser sujetos
activos del delito los responsables, los adquirentes de bienes afectos por la Ley al pago de
determinados tributos, los sucesores en la titularidad de explotaciones y actividades económicas,
los sucesores mortis causa de todos los anteriores y los representantes legales y voluntarios.
Entendemos, por el contrario, que tales sujetos sólo pueden ser sujetos activos del delito fiscal en
la medida en que la condición en que se encuentran respecto de la obligación tributaria les
convierte o no en contribuyentes o sustitutos. En definitiva, en sujetos pasivos de la obligación
tributaria”.
175
Por lo dicho, podemos afirmar que quien no reúna el requisito de ser el
deudor tributario, el beneficiario de la devolución indebida o el titular de la ventaja
fiscal obtenida del mismo modo, y realice directamente el comportamiento típico
del art. 305 CP o tome parte en su ejecución, no podrá responder como autor ni
como coautor. Sin embargo, sí podrá intervenir inductor, cooperador o cómplice444,
cuestión que estudiaremos con singular interés más adelante445.
Con todo, y a pesar de que el delito del art. 305 CP parece referirse a
cualquier persona (el que), creemos que la defraudación tributaria debe ser
444
En el mismo sentido lo expuso CHICO DE LA CÁMARA, P., “Estructura del delito fiscal
en España”, op. cit., pág. 590: “cualquier otra persona distinta de los sujetos pasivos del tributo y
los obligados a realizar pagos a cuenta, queda excluida de la posibilidad de ser autor directo del
delito fiscal ni siquiera realizando la conducta descrita en el tipo, si bien incurriría en
responsabilidad penal a través de las distintas formas de participación de otros sujetos en el
delito”.
445
Vid. infra Cap. IX.
446
Art. 31 CP: “1. El que actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona
jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente,
aunque no concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura
de delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en
la entidad o persona en cuyo nombre o representación obre (…)”.
447
Cfr. ZUGALDÍA ESPINAR, J. M., “Las penas previstas en el art. 129 del Código penal
para las personas jurídicas”, en RPJ, Consejo General del Poder Judicial, núm. 46, 1997, págs.
327-342, esp. págs. 332 y sigs.
176
considerado como un delito especial, restringiéndose en consecuencia el círculo de
sujetos activos al deudor tributario, al beneficiario de la devolución indebida y al
titular de la ventaja fiscal obtenida del mismo modo. Se trata, además, de un delito
especial propio, pues no tiene correspondencia con un delito común y la calidad
especial del sujeto es determinante para la existencia de la defraudación de manera
que faltando la misma el hecho será atípico 448.
B) Sujeto pasivo
En este sentido, sujeto pasivo del delito fiscal es el Estado o Ente público
(estatal, autonómico, foral o local) que ocupa la posición de sujeto activo de la
pretensión tributaria. Aquél es el acreedor de la prestación pecuniaria que
únicamente si puede cumplir adecuadamente su función recaudatoria estará en
448
CARRERAS MANERO, O. B., “El sujeto activo del delito contra la Hacienda Pública”,
en RED, núm. 167, 2015, págs. 181-204, esp. pág. 185. En el mismo sentido se pronunciaron las
SSTS, entre otras, de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA) y de 3.IV.2014
(Ponente: SORIANO SORIANO).
449
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª.
edic. corregida y actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, pág. 63.
450
FERNÁNDEZ CUEVAS, A., “El delito fiscal en la Ley 50/77”, op. cit., pág. 308. Cfr.
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 302; DE LA PEÑA VELASCO, G., “Algunas
consideraciones sobre el delito fiscal”, op. cit., pág. 71; PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las
infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 82.
177
condiciones de operar la redistribución de rentas y prestar los servicios a la
colectividad que con ella se financian451.
451
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, op. cit., pág. 19. En el mismo sentido, entre
otros, MORILLO MÉNDEZ, A., Infracciones, sanciones y delitos y contra la Hacienda pública,
actualizado a octubre de 2000, Editorial Cisspraxis, Valencia, 2000, pág. 295: “Se trata por tanto
de un delito de resultado lesivo, cuyo sujeto pasivo puede ser cualquiera de los entes públicos
referenciados en este primer apartado del art. 305 CP (…). Entiendo que se trata necesariamente
de entes públicos de base territorial, puesto que la expresión que el art. 305 obliga a entender que
el sujeto pasivo ha de ser el Estado, una Comunidad Autónoma, una Diputación Foral o una
Entidad Local. A mi entender, no hay base para incluir entes institucionales, siquiera sea por la
necesidad de utilizar criterios de interpretación estricta”.
452
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 177. Tras las reformas operadas por la LO 6/1995 y 7/2012 debemos
agregar a la Hacienda foral y de la Unión Europea como sujetos pasivos en el delito fiscal.
453
Cfr. ECHAVARRÍA RAMÍREZ, R., “Consideraciones sobre el bien jurídico penalmente
protegido por el delito de defraudación tributaria del art. 305 C.P. español”, en Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, núm. 16, 2014, págs. 1-39, esp. págs. 7-11.
454
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 83,
de conformidad con su postura relativa al bien jurídico tutelado en el delito, afirma que el sujeto
pasivo del delito será “aquella Administración que aparece como titular de la recaudación
afectada por la propia defraudación, siempre que al mismo tiempo dicha Administración
desarrolle facultades de gestión en relación a los tributos correspondientes”.
178
Por otro lado, el hecho de que el tipo se conciba como una lesión contra
diversas Haciendas Públicas excluye la posibilidad de considerar sujeto pasivo en
la modalidad de elusión de ingreso de retenciones al particular que se le ha
practicado una retención que posteriormente no es objeto de ingreso. Tampoco
cabe asignársele la condición de perjudicado (a los efectos previstos en la LEC),
pues no sufre menoscabo patrimonial en la medida que su derecho a deducir la
retención efectivamente practicada no se ve impedido por no haberse realizado el
ingreso, resultando perjudicada únicamente la Hacienda Pública por la
defraudación455.
455
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, op. cit., págs. 19 y sig. En el mismo sentido se
ha pronunciado la STS de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ).
456
SAP de Islas Baleares de 29.I.2016 (Ponente: DE LA ALMUDENA ÁLVAREZ TEJERO).
179
“Hacienda somos todos” es sólo un eslogan publicitario sin trascendencia jurídica
en lo que a nuestro análisis se refiere, que debe circunscribirse al espacio de la
difusión como forma de sensibilizar al país con la enorme problemática que
representa incumplir los deberes fiscales.
A) Precisiones terminológicas
457
SÁNCHEZ PEDROCHE, J. A., “Delito fiscal en el IRPF y elemento objetivo del tipo”, en
Quincena Fiscal, núm. 3, 2016, págs.83-100, esp. págs. 86-89.
458
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., págs. 156 y sigs.;
BACIGALUPO SAGGESE, S., Ganancias ilícitas y Derecho penal, Editorial Universitaria Ramón
Areces, Madrid, 2002, págs. 31 y sigs.
180
en una misma sede la totalidad de sus elementos, sino que se remite parcialmente a
otro precepto o instancia normativa distinta”459.
462
Vid., ampliamente, COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código
penal español, op. cit., págs. 71-85. La distinción resulta harto compleja, tanto que un sector de la
doctrina prescinde de realizarla fundamentando que ni la definición más extendida y amplia de
los elementos normativos permite distinguirlos de la ley penal en blanco. Ambas categorías
muestran, para este sector, una sustancial identidad pese a la diferencia en su apariencia [cfr., al
respecto y entre otros, DOVAL PAIS, A. Posibilidades y límites para la formulación de las normas
penales. El caso de las leyes penales en blanco, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 1999, pág.
104; RODRÍGUEZ RAMOS, L., “Tipos penales en blanco y elementos normativos de remisión a
normas autonómicas”, en J. MARTÍNEZ-SIMANCAS SÁNCHEZ / R. BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO
(Coords.), Derechos civiles de España, vol. IX, 2000, págs. 5387-5394, esp. pág. 5390].
463
Vid. infra Cap. V.
464
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 129.
465
Cabe señalar, al respecto, que las palabras desde un punto de vista puramente
funcional no se conciben como hechos aislados, carentes de sentido, sino al contrario, como un
hecho integrante del sistema social y, por tanto, dotado de un contenido expresivo. Consúltese
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., Cometer delitos con palabras. Teoría de los
actos de habla y funcionalismo jurídico-penal, Editorial Dykinson, Madrid, 2004, pág. 71.
466
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español, op.
cit., pág. 70.
182
antes, pasaremos al examen de los elementos normativos que conforman el delito
de defraudación tributaria en el Código penal español.
467
LANDECHO VELASCO, C. M. / MOLINA BLÁZQUEZ, C., Derecho penal español. Parte
especial: redactado conforme al nuevo Código penal de 23 de noviembre de 1995, 2ª. edic.,
Editorial Tecnos, Madrid, 1996, pág. 285.
468
Así, por ejemplo, en una operación de prestación de servicios en el que se factura la
cantidad de 850.000 euros es necesario acudir a la ley del IVA para poder determinar la cuantía a
pagar por dicho concepto.
469
En el ejemplo señalado en la nota inmediatamente anterior, la remisión se hace a la ley
del IVA, que obviamente es independiente del Código penal.
183
a la complejidad técnica y a la evolución de las modalidades de ejecución del
comportamiento típico470.
No dudamos, por otro lado, que el art. 305 CP establece con precisión la
conducta delictiva y señala textualmente la conminación impuesta y, también, que
es lo suficientemente concreto para que la conducta reprochada quede integrada
con el complemento indispensable de la norma a la que la Ley penal se remite. Al
respecto, la STS de 20 de mayo de 1996 apuntó:
“La circunstancia de que el tipo penal del art. 349 CP tenga la estructura de
una Ley Penal en blanco (…) determina que quien haya conocido la calificación
penal del hecho que constituye el ilícito contenido en el art. 349 CP conoce
también el reenvío a la Ley Fiscal y, por lo tanto, al régimen de imputación de los
hechos imponibles en ella establecido. Dicho en otras palabras: el conocimiento de
la acusación formulada en los términos del art. 24.2 CE, no requiere que el
acusado y su Defensa hayan sido informados de otra cosa que no sean los hechos y
el derecho aplicable. Estos extremos se cumplen en el primer aspecto del presente
caso en la medida en la que el recurrente supo que se le imputaba la elusión del
pago de un tributo determinado, como surge del escrito de calificación del
Fiscal”471.
470
DOVAL PAIS, A. Posibilidades y límites para la formulación de las normas penales. El
caso de las leyes penales en blanco, op. cit., pág. 107.
471
STS de 20.V.1996 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho
segundo.
184
C) ¿Constitucionalidad de la ley penal en blanco?
472
Vid. DE LA MATA BARRANCO, N. J., Protección penal del ambiente y accesoriedad
administrativa: tratamiento penal de comportamientos perjudiciales para el ambiente amparados
en una autorización administrativa ilícita, Editorial Cedecs, Barcelona, 1996, págs. 81-82; GÓMEZ
RIVERO, Mª. del C., El régimen de autorizaciones en los delitos relativos a la protección del medio
ambiente y ordenación del territorio: (especial referencia a la responsabilidad del funcionario
concedente), Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2000, pág. 23.
185
Esta posición es la que adoptó el Tribunal Constitucional que se ocupó en
repetidas oportunidad de delimitar el marco de compatibilidad constitucional de la
técnica de tipificación analizada473. Veamos.
473
Vid., entre otras, las SSTC de 5.VII.1990 (Ponente: GARCÍA-MON Y GONZÁLEZ
REGUERAL), de 16.IX.1992 (Ponente: LÓPEZ GUERRA) y de 28.II.1994 (Ponente: GABALDÓN
LÓPEZ).
474
BLANCO LOZANO, C., “La posible inconstitucionalidad de las normas penales en
blanco”, en Diario La Ley, núm. 22977, 2001, págs. 1-12, esp. pág. 6.
475
DE LA MATA BARRANCO, N. J., Protección penal del ambiente y accesoriedad
administrativa: tratamiento penal de comportamientos perjudiciales para el ambiente amparados
en una autorización administrativa ilícita, op. cit., págs. 82 y sigs.
186
También en este caso ha zanjado la cuestión en el sentido de la compatibilidad
constitucional, entendiendo que la incidencia indirecta de normas autonómicas en la
delimitación del tipo es debida al reparto competencial establecido en los arts. 148 y
149 CE476.
476
Vid. al respecto la STC de 15.VI.1998 (Ponente: GARCÍA-MON Y GONZÁLEZ
REGUERAL), Fundamento de Derecho cuarto: “Ahora bien, en el presente caso el problema
planteado no es que la norma autonómica contenga un tipo penal, sino si el órgano judicial puede
integrar el tipo penal con una norma autonómica de naturaleza administrativa o, expresado con
otros términos, si la norma autonómica puede servir de complemento a la ley penal en blanco. Para
dar una respuesta adecuada a esta cuestión, es menester partir de que nuestro ordenamiento jurídico
ha adoptado una estructura compuesta, en la que están llamadas a coexistir la legislación estatal y la
legislación autonómica. La función que corresponde al Estado de regular las condiciones básicas
que garanticen la igualdad en el ejercicio de los derechos fundamentales (art. 149.1.1.ª CE), no
puede ser entendida de tal manera que vacíe de contenido las competencias que las Comunidades
Autónomas asuman al amparo del art. 148 de la Constitución y de sus propios Estatutos de
Autonomía, que han de ser respetadas en sus propios términos (SSTC 194/1994 [ RTC 1994\194],
fundamento jurídico 4.º; 43/1996 (RTC 1996\43), fundamento jurídico 2.º, y 61/1997 [RTC
1997\61], fundamentos jurídicos 7.º, 8.º y 9.º). A partir de esta premisa, es posible que sea diferente
la posición jurídica de los ciudadanos en las distintas partes del territorio nacional (SSTC 37/1981
[RTC 1981\37], fundamento jurídico 2.º, y 46/1991 [RTC 1991\46], fundamento jurídico 2.º).
Ahora bien, la ausencia de una monolítica uniformidad jurídica no infringe necesariamente los arts.
1, 9.2, 14, 139.1 y 149.1.1.ª de la Constitución, ya que estos preceptos no exigen un tratamiento
jurídico uniforme de los derechos y deberes de los ciudadanos en todo tipo de materias y en todo el
territorio del Estado, lo que sería frontalmente incompatible con la autonomía, sino que, a lo sumo,
y por lo que al ejercicio de los derechos y al cumplimiento de los deberes se refiere, una igualdad de
las posiciones jurídicas fundamentales (SSTC 37/1987 [RTC 1987\37], fundamento jurídico 10, y
43/1996, fundamento jurídico 2.º). De estas consideraciones se desprende que el órgano judicial
puede seleccionar como complemento válido de la ley penal las normas de las Comunidades
Autónomas dictadas en el marco de sus respectivas competencias. En tal caso será preciso que
dichas normas autonómicas se acomoden a las garantías constitucionales dispuestas en el art. 25.1
de la CE y que no «introduzcan divergencias irrazonables y desproporcionadas al fin perseguido
respecto al régimen jurídico aplicable en otras partes del territorio» , doctrina que hemos reiterado
en relación con la capacidad sancionadora de las Comunidades Autónomas (SSTC 87/1985 [RTC
1985\87], fundamento jurídico 8.º; 48/1998 [RTC 1998\48], fundamento jurídico 25; 152/1988
[RTC 1988\152], fundamento jurídico 14; 227/1988 [RTC 1988\227], fundamento jurídico 29;
75/1990 [RTC 1990\75], fundamento jurídico 5.º; 86/1990 [RTC 1990\86], fundamento jurídico 5.º;
100/1991 [RTC 1991\100], fundamento jurídico 4.º; 136/1991 [RTC 1991\136], fundamentos
Jurídicos 1.º y 2.º; 108/1993 [RTC 1993\108], fundamento jurídico 3.º; 168/1993 [ RTC 1993\168],
fundamento jurídico 8.º; 87/1995 [RTC 1995\87], fundamento jurídico 8.º; 156/1995 [RTC
1995\156], fundamentos jurídicos 7.º y 9.º; 96/1996 [RTC 1996\96], fundamento jurídico 5.º;
196/1996 [RTC 1996\196], fundamento jurídico 3.º, y 15/1998 [RTC 1998\15], fundamento jurídico
13). Puesto que de acuerdo con nuestra doctrina acerca de las leyes penales en blanco -a la que en
seguida se hará referencia- el núcleo del delito ha de estar contenido en la ley penal remitente, la
función de la norma autonómica remitida se reduce simplemente a la de constituir un elemento
inesencial de la figura delictiva”.
187
Más allá de que la técnica legislativa bajo estudio, conforme a la línea
jurisprudencial expuesta, no debe suscitar problemas derivados del principio de
igualdad y del reparto competencial entre entes soberanos, enfatizamos que la
validez constitucional de las leyes penales en blanco queda sujeta a la concurrencia
de los siguientes requisitos477:
1. Que el reenvío normativo sea expreso y esté justificado en razón del bien
jurídico protegido por la norma penal.
477
Vid., por todas, STC de 17.II.2005 (Ponente: JIMÉNEZ SÁNCHEZ), Fundamento de
Derecho tercero.
478
BLANCO LOZANO, C., “La posible inconstitucionalidad de las normas penales en
blanco”, op. cit., esp. pág. 6.
479
De este modo, la infracción de la normativa administrativa debe ser incorporada sólo
como un dato más que condiciona la antinormatividad del hecho, preordenado a la tutela del bien
jurídico (DE LA MATA BARRANCO, N. J., Protección penal del ambiente y accesoriedad
administrativa: tratamiento penal de comportamientos perjudiciales para el ambiente amparados
en una autorización administrativa ilícita, op. cit., págs. 87 y sig.).
480
GÓMEZ RIVERO, Mª. del C., El régimen de autorizaciones en los delitos relativos a la
protección del medio ambiente y ordenación del territorio, op. cit., pág. 25, nota 17.
188
delito fiscal la remisión normativa expresa, lo que, en principio, nos llevaría a
rechazar la válida configuración del delito fiscal como ley penal en blanco 481.
481
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 195.
482
STS de 28.X.1997 (Ponente: DE VEGA RUIZ), Fundamento de Derecho trigésimo
octavo.
189
Además, este parece haber sido el criterio adoptado por el Tribunal
Constitucional en la Sentencia de 4 de octubre de 2010, oportunidad en la que dejó
dicho que el delito fiscal se configura como una ley penal en blanco. En este
sentido, afirmó:
483
STC de 4.X.2010 (Ponente: JIMÉNEZ SÁNCHEZ), Fundamento de Derecho cuarto.
484
Art. 3.1 Cc.: “Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en
relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos y la realidad social del tiempo
en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas”.
190
contenido del presupuesto normativo del precepto requiere ser integrado por la
LGT y sus disposiciones reglamentarias 485.
Por todo ello, cabe afirmar que tanto los elementos normativos del tipo
como el recurso a la (ineludible) técnica de la ley penal en blanco coexisten en la
configuración positiva del tipo penal contemplado en el art. 305 CP en los
términos de la descripción positiva del comportamiento delictivo de la
defraudación tributaria.
485
Así resulta del apartado 2 del art. 305 (determinación de la cuantía defraudada) y del
apartado 4 (regularización tributaria). Vid., en este mismo sentido, la STS de 20.I.2006 (Ponente:
BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho cuarto.
191
IV.- Elementos típicos normativos
A) Delimitación
Una vez concebido el delito fiscal como una ley penal en blanco es preciso,
ahora, estudiar los elementos típicos normativos que, como ha quedado dicho,
coexisten con tal calificación. Estos son presupuestos del injusto típico y sólo
pueden determinarse mediante una valoración especial de la situación de hecho 486,
es decir, aluden a una realidad determinada por una norma jurídica o social487.
486
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 129. Cfr., al respecto, asimismo, GARCÍA VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. /
FIGUEROA NAVARRO, C., Lecciones de Derecho penal. Parte especial, op. cit., págs. 18 y sig.
487
MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, 10ª. edic. actualizada y revisada,
Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 240 y sigs.
488
En el ámbito estatal debemos remitirnos para interpretar el elemento Hacienda estatal,
a la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria; en el ámbito autonómico, a la ley
que ex profeso haya promulgado el parlamento de la CCAA (en el caso de Andalucía, Ley
General 5/1983, de 19 de julio, de la Hacienda Pública de la Comunidad Autónoma de
Andalucía); en el ámbito local, al Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales; y, en el ámbito foral,
a la legislación específica (por ejemplo, en el caso de Navarra, se establece en la ley 13/2007, de
4 de abril, de la Hacienda Pública de Navarra).
192
La normativa penal no sólo se remite a la legislación tributaria para la
determinación de la cuantía defraudada -tal y como quedó dicho al momento de
estudiar el apartado 2 del art. 305 y los elementos configuradores de ésta489-, sino
que también acude a la normativa extrapenal para precisar otros conceptos, a saber:
tributos, retenciones, ingresos a cuenta, indebidamente, devoluciones fiscales y
beneficios fiscales. Ocupémonos, inmediatamente, de conceptualizar los elementos
destacados.
B) Tributos
489
Vid. supra Cap. III, epígrafe II, apartado B, números 2 y 3.
490
Desde la reforma de 1985 se ha sustituido la palabra impuesto (utilizada por el
derogado art. 319 CP) por tributos. De esta manera, la vieja polémica doctrinal en torno al
significado de la palabra impuesto ha quedado zanjada con solo recurrir al art. 2 LGT, de donde
se concluye que éste es un tributo más en el sistema fiscal español. En otras palabras, entre el
tributo y el impuesto existe una relación de género a especie (BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos
contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 66 y sig.).
193
“Los tributos, cualquiera que sea su denominación, se clasifican en tasas,
contribuciones especiales e impuestos:
a) Tasas son los tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización
privativa o el aprovechamiento especial del dominio público, la prestación de
servicios o la realización de actividades en régimen de derecho público que se
refieran, afecten o beneficien de modo particular al obligado tributario, cuando los
servicios o actividades no sean de solicitud o recepción voluntaria para los
obligados tributarios o no se presten o realicen por el sector privado.
b) Contribuciones especiales son los tributos cuyo hecho imponible
consiste en la obtención por el obligado tributario de un beneficio o de un aumento
de valor de sus bienes como consecuencia de la realización de obras públicas o del
establecimiento o ampliación de servicios públicos.
c) Impuestos son los tributos exigidos sin contraprestación cuyo hecho
imponible está constituido por negocios, actos o hechos que ponen de manifiesto
la capacidad económica del contribuyente” 491.
El tributo es, por ende, “una prestación pecuniaria exigida por un ente y que
se caracteriza por las siguientes dos notas fundamentales: la coactividad y el
carácter contributivo”492.
491
Es debido a esta clasificación que no pueden ser incluidas las cotizaciones a la
Seguridad Social, cuya defraudación se castiga expresamente a través del tipo del art. 307 CP
(PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 290). Acerca
de si es posible que ganancias ilícitamente obtenidas puedan considerarse objeto de tributación
como renta o incrementos de patrimonio a efectos -por ejemplo- del IRPF, y si su impago puede
dar lugar a la comisión de un delito fiscal, consúltese la interesante cuestión planteada en la
jurisprudencia en BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs.
56-72.
492
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., págs. 43-45.
194
aranceles aduaneros, a los derechos fijados en los intercambios con países terceros
en el marco de la política agrícola común (prélèvement) y a las cotizaciones en el
marco de determinados mercados comunes 493. Es cierto que configuran tributos en
sentido técnico, pero ellos no se integran en la Hacienda tutelada por el apartado 1
del art. 305 CP (defraudación tributaria interna) 494, sino que ingresan en la
Hacienda de la Unión Europea como patrimonio protegido por el art. 305.3 CP en
el que se integran los ingresos comunitarios 495. Es decir, los aranceles aduaneros -
tributo más importante de la UE-, los prélèvement y las cotizaciones señaladas son
tributos comunitarios regulados por normativa comunitaria específica, que como
493
Dada su especialidad -y como ya hemos advertido en otra parte de este trabajo- el
apartado señalado no será estudiado en este trabajo. Consúltese, al respecto, el Informe explicativo
del Convenio relativo a la protección de intereses financieros de las comunidades europeas (texto
aprobado por el Consejo de 26.V.1997 - DO C 191 de 23.VI.1997), que iluminó la falta de precisión
del art. 1.1. del Convenio relativo a la protección de los intereses financieros de las Comunidades
Europeas de 26.VII.1995: “Se entenderá por ingresos aquellos procedentes de las dos primeras
categorías de recursos propios contempladas en el apartado 1 del artículo 2 de la Decisión
94/728/CE del Consejo, de 31 de octubre de 1994, relativa al sistema de recursos propios de las
Comunidades Europeas, es decir, los derechos fijados en los intercambios con países terceros en el
marco de la política agrícola común y las cotizaciones previstas en el marco de la organización
común de mercados del azúcar, por una parte, y los derechos de aduana fijados en los intercambios
con países terceros, por otra. No comprenderán los ingresos procedentes de la aplicación de un tipo
uniforme válido para todos los Estados miembros a la base IVA, dado que el IVA no constituye un
recurso propio percibido directamente por cuenta de las Comunidades, como tampoco incluirán los
ingresos procedentes de la aplicación de un tipo uniforme a la suma de los PNB de todos los
Estados miembros” (III. 1.1). Sobre las cotizaciones previstas en determinadas organizaciones
comunes de mercados (como azúcar y leche), sépase que son gravámenes sobre el tráfico interno
que se exigen a los productores que sobrepasen la cuota asignada para cubrir los gastos de
sostenimiento del mercado y sobre los fabricantes, por cada unidad de peso producida, con el fin de
compensar los gastos de almacenamiento del producto. Cabe citarse, sobre esto último, la STS de
15.XII.2006 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER).
494
Así denominado por el Profesor MESTRE DELGADO (vid, del autor, “Tema 14. Delitos
contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, en C. LAMARCA PÉREZ (Coordinadora),
Delitos y faltas. La parte especial del Derecho penal, 2ª. edic., Editorial Colex, Madrid, 2016, págs.
547-569, esp. pág. 552.
495
Vid. SAMPOL PUCURRUL, M. / REDONDO ANDREU, I., “Capítulo XII. Protección de los
intereses financieros de la Unión Europea en el Código penal: artículos 305.3, 306, 309, 627 y 628”,
en J. DE FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE
(Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J. ZABALA GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra
la Hacienda pública, Editorial Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 559-588, esp. págs. 569-
575; NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social,
delitos de contrabando”, op. cit., esp. págs. 334 y sig.
195
tales no se ajustan al concepto de tributo que configura la modalidad de ejecución
de defraudación del art. 305.1 CP referente a la elusión del pago de tributos.
C) Retenciones
El art. 24.2 LGT alude a las obligaciones entre particulares resultantes del
tributo, disponiendo que “son obligaciones de este tipo las que se generan como
consecuencia de actos de repercusión, de retención o de ingreso a cuenta previstos
legalmente”.
496
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., pág. 179.
497
La doctrina ha apuntado un error en la redacción, pues “en ella se habla del retenedor
como una figura presente en ‘la Ley de cada tributo’, cuando en realidad la figura aparece sólo en
la Ley propia de determinados tributos” (PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte
general, op. cit., l.u.c.).
196
lo primero, porque consiste en la realización de pagos comprendidos en la
categoría de sujetos a retención en la Ley de cada uno de los tributos; y, lo
segundo, porque corresponde a un sujeto diferente, más allá de que su pago
aproveche al sujeto pasivo498.
D) Ingresos a cuenta
498
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., pág.180.
499
Así lo dice claramente el art. 99.4 Ley del IRPF: “En todo caso, los sujetos obligados a
retener o a ingresar a cuenta asumirán la obligación de efectuar el ingreso en el Tesoro, sin que el
incumplimiento de aquella obligación pueda excusarles de ésta”.
500
Art. 99.5 Ley del IRPF: “(…) Cuando la retención no se hubiera practicado o lo
hubiera sido por un importe inferior al debido, por causa imputable exclusivamente al retenedor u
obligado a ingresar a cuenta, el perceptor deducirá de la cuota la cantidad que debió ser retenida”.
501
Al respecto, consúltese el sitio web: www.agenciatributaria.es.
197
por el contribuyente la Administración Tributaria retiene un porcentaje en concepto
de pago a cuenta del futuro impuesto, el ingreso a cuenta se aplica sobre aquellas
retribuciones en especie obtenidas502.
502
MARTÍN QUERALT, J. / LOZANO SERRANO, C. / POVEDA BLANCO, F., Derecho
tributario, 20ª. edic., revisada, ampliada y puesta al día, Editorial Aranzadi, Navarra, 2015, págs.
151 y sig.
503
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., pág. 182.
504
Consúltese, al respecto, art. 35 LGT (“Obligados tributarios”).
505
MARTÍN QUERALT, J. / LOZANO SERRANO, C. / POVEDA BLANCO, F., Derecho
tributario, op. cit., págs. 150 y sig.
198
El art. 31 LGT se refiere a la devolución derivada de la normativa de cada
tributo en los siguientes términos:
199
Las dilaciones en el procedimiento por causa imputable al interesado no se
tendrán en cuenta a efectos del cómputo del período a que se refiere el párrafo
anterior.
3. Cuando se proceda a la devolución de un ingreso indebido derivado de
una autoliquidación ingresada en varios plazos, se entenderá que la cantidad
devuelta se ingresó en el último plazo y, de no resultar cantidad suficiente, la
diferencia se considerará satisfecha en los plazos inmediatamente anteriores”.
Por otro lado, la dicción del art. 305 CP emplea el término indebidamente,
asociado a la modalidad de ejecución típica de obtención de devoluciones fiscales
y de disfrute de beneficios fiscales, que un sector de la doctrina ha identificado
como característica específica de la antijuricidad apuntando lo siguiente: “Aunque
esta característica aparece incrustada en la descripción del hecho típico, no
pertenece al tipo. No es en realidad un elemento valorativo del tipo que opere
como presupuesto fundamentador de la antijuricidad, sino una característica que se
identifica ya con el juicio mismo de antijuricidad. Por tanto, un error sobre esta
característica no es un error de tipo, sino un error de prohibición”506.
506
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 721. Cfr.,
además, MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 304; DE LA PEÑA VELASCO, G.,
“Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, op. cit., pág. 133. A pesar de que los autores
señalados se manifestaron en el marco del otrora delito fiscal que aludía al término “ilícito”, sus
argumentos no dejan de ser procedentes.
507
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 305; ID., “Título VI del Libro II
del Código Penal. Delitos contra la Hacienda pública (‘El delito fiscal’)”, op. cit., esp. pág. 257
y notas 82 y 83, en donde el autor rectifica este criterio: “Ahora bien, en ese análisis, me incliné
por considerar que dicho vocablo no era en realidad un elemento valorativo del tipo, sino una
característica que se identificaba ya con el juicio mismo de la antijuricidad; sin embargo, un
200
El planteamiento anterior, sin embargo, no es compartido por nuestra parte.
Estimamos que el concepto indebidamente es un elemento normativo del tipo;
aquella referencia no altera la calificación508. En verdad, la diferencia fundamental
entre una y otra forma de entender el concepto radica en el ámbito del error: el
error sobre el carácter indebido o no de una determinada devolución o beneficio
fiscal debe ser entendido como un error de tipo -en cuanto afecta a un elemento
normativo del mismo- y no como un error de prohibición 509. En consonancia con
este planteamiento la doctrina ha apuntado: “No es posible asimilar antijuricidad
penal con la contrariedad al ordenamiento tributario, sino sólo en la medida en que
el tipo contenga elementos normativos que obliguen, en sede de averiguación de la
tipicidad, a efectuar una labor de complementación. Dado que la tipicidad es
continente ya del indicio de aquélla, y, por lo tanto, está dando un significado de
desvaloración, los elementos que se encuentran fuera del tipo ‘informan’ ese
significado, pero como elementos de un tipo abierto de lo injusto penal” 510.
estudio más detenido de esta cuestión me lleva a poner en tela de juicio la anterior consideración
y a estimar que dicho término (ahora ‘indebidamente’) debe ser incluido entre los elementos
normativos del tipo”.
508
Vid. las observaciones efectuadas por GÓMEZ BENÍTEZ, J. M., Teoría jurídica del
delito. Derecho penal. Parte general, Editorial Civitas, Madrid, 1984, pág. 194, respecto de
otros ejemplos del Código penal español en el que se introducen matices similares: “A pesar de
su referencia a la legalidad o ilegalidad global, estos elementos son auténticos elementos
normativos del tipo, y no elementos de la antijuridicidad”.
509
Vid. infra Cap. VI, epígrafe IV, apartado A, número 2.
510
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria, op. cit., págs. 344 y sig. Vid.,
asimismo, MAYER, M. E., Derecho penal. Parte general, traducción por S. POLITOFF LIFSCHITZ,
Euros Editores, Buenos Aires, 2007, págs. 227 y sigs.
201
que, aunque sustancialmente pueda ser calificada como una manera de eludir el
pago de tributos, desde el Derecho tributario supone una noción autónoma.
511
Consúltese, sin ánimo de exhaustividad, lo señalado al respecto en BERTRÁN GIRÓN,
F., “Capítulo II. Estructura del tipo. El resultado típico: la cuantía de la defraudación y su
incidencia en el delito”, op. cit., esp. págs. 106 y sig.
512
Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, J., Manual de Derecho penal. Parte especial, Editorial Ariel,
Barcelona, 1986, págs. 291 y sig., (en el marco del otrora art. 350 CP), quien -siguiendo a
ARROYO ZAPATERO- entiende que los beneficios fiscales hacen alusión a las desgravaciones
referidas a una deuda tributaria, mientras que el término desgravaciones (…), se conecta con los
beneficios que no están ligados a una deuda tributaria. En el mismo sentido, ARROYO ZAPATERO,
L., “Obtención y disfrute fraudulento de subvenciones”, en ID. / F. PÉREZ ROYO / M. CRUZ
AMORÓS / E. RUIZ VADILLO / L. JORDANA DE POZAS GONZÁLBEZ / C. LESMES SERRANO / G.
RODRÍGUEZ MOURULLO / M. BAJO FERNÁNDEZ, Infracciones tributarias: aspectos
administrativos y penales, op. cit., págs. 183-187, esp. pág. 184.
513
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español, op.
cit., pág. 92.
202
V.- Imputación objetiva
A) Fundamento de la doctrina
514
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 99.
515
Vid., sobre ello, POLAINO-ORTS, M. “Las cuatro caras de la imputación penal”, en ID. /
F. MIRÓ LLINARES, La imputación penal a debate. Una confrontación entre la doctrina de la
imputación kantiana y la imputación objetiva en Jakobs, Editorial Ara, Lima, 2010, págs. 73 y
sigs.; CARO JOHN, J. A. / POLAINO-ORTS, M., “Neutralidad y acción en Derecho penal.
Consecuencias dogmáticas”, en J. E. BUOMPADRE (Director), Cuestiones actuales de Derecho
penal. Tendencias y perspectivas, Editorial ConTexto, Resistencia, Chaco, 2012, págs. 101-123,
esp. págs. 122 y sig.
516
POLAINO-ORTS, M., “I. Imputación funcionalista”, en U. KINDHÄUSER / M. POLAINO-
ORTS / F. CORCINO BARRUETA, Imputación Normativa. Aspecto objetivo y subjetivo de la
imputación penal, Editorial Contexto, Resistencia, Chaco, 2011, págs. 13-44, esp. págs. 28 y
sigs.; ID., Funcionalismo penal constitucional. Bases dogmáticas para el nuevo sistema de
justicia penal. Fundamento y función del Derecho penal. Autodeterminación e imputación
normativa. Criminalidad organizada y Derecho penal del enemigo, Flores Editor y Distribuidor,
S.A. de C.V., México DF, 2016, pág. 61.
203
ámbito de organización dentro de los límites de lo permitido y de respeto a los
demás. Ese reconocimiento y facultad de administración individual que el Estado
ha concedido a los ciudadanos tiene como consecuencia -como quedó dicho- la
apertura de un ámbito de autorresponsabilidad517. Aquél reconoce a los
ciudadanos como seres capaces de autogestionar determinados riesgos y les
concede, asimismo, libertad de actuación dentro de ese ámbito, pero con una
contrapartida: que asuman la responsabilidad por las consecuencias de dicho
reconocimiento. Cuando el ciudadano defrauda la expectativa social -mediante la
infracción de un deber inherente a su rol-518, se le responsabiliza en la medida de la
lesión y de la infracción en la que ha incurrido 519.
517
POLAINO-ORTS, M., “Delitos tributarios e imputación objetiva. Reflexiones al hilo del
art. 15 de la Ley Penal Tributaria Argentina”, en E. J. URRESTI / F. COMES (Directores), El delito
fiscal. Aspectos sustantivos, procesales y constitucionales, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 2008,
págs. 383-415, esp. pág. 399. Cfr. POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte
general, tomo II, op. cit., pág. 106.
518
Como apunta POLAINO-ORTS, “(e)l rol que en sí no es más que una máscara (aspecto
formal: esa ‘etiqueta de la solapa’ de que hablábamos antes), se rellena de una lista, de un haz de
derechos y de deberes, esto es, se rellena de un contenido (aspecto material), de manera que el rol
(la etiqueta, lo formal) sin el contenido, es un papel mojado, no es nada, en un nullum social (ID.,
Funcionalismo normativo. Bases dogmáticas para el nuevo Sistema de Justicia penal, tomo 1,
Fundamentos y función del Derecho penal, Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y
Criminológicas (Cescijuc), México D. F., 2014, págs. 117-123).
519
Vid., por todos y ampliamente, el estudio preliminar de la obra de JAKOBS, G., La
imputación objetiva en el Derecho penal, traducción de C. SUÁREZ GONZÁLEZ y M. CANCIO
MELIÁ, Editorial Civitas, Madrid, 1996, págs. 21-88.
520
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, Editorial Grijley,
Lima, 2002, pág. 145.
204
víctima), el principio de prohibición de retroceso, el principio de conocimientos
especiales, y otros más 521.
1. Principio de confianza
521
JAKOBS, G., “La ciencia del derecho penal ante las exigencias del presente”,
traducción de T. MANSO PORTO, en ID., Dogmática de Derecho Penal y la configuración
normativa de la sociedad, 1ª. edic., editado por J. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Editorial Civitas,
Madrid, 2004, págs. 27-50, esp. pág. 34.
522
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Intervención delictiva. Una
exposición programática con casos fundamentales”, en J. E. BUOMPADRE (Director), Temas
fundamentales de Dogmática penal y de Política criminal. Un Homenaje a los Profesores Claus
ROXIN y Miguel POLAINO NAVARRETE, 1ª. edic., Editorial ConTexto, Resistencia, Chaco, 2013,
págs. 189-219, esp. pág. 193. Cfr. POLAINO NAVARRETE, M., “Imputación normativa: exposición
programática en casos fundamentales”, en ID. / C. ROXIN / M. POLAINO-ORTS, Política criminal
y Dogmática penal. Cuestiones fundamentales, Editorial Ara, Lima, 2013, págs. 137-166, esp.
pág. 141; POLAINO-ORTS, M., “Estudio introductorio: Günther Jakobs y el Funcionalismo
jurídico-penal, en G. JAKOBS, El lado comunicativo y el lado silencioso del Derecho penal:
expectativas normativas, intervención delictiva, Derecho penal del enemigo, edición de M.
POLAINO-ORTS, Facultad de Derecho, Universidad de Sevilla, Editorial Servi-Copy S.L, Sevilla,
2014, págs. 23-42; esp. pág. 39.
523
Vid. infra Cap. IX.
205
social524. Los seres humanos racionales, al margen de la posible equivocación,
confían razonablemente en que los demás se comportarán respetando la norma; sin
este punto de partida, es inimaginable una sociedad 525. En nuestra materia, por
ejemplo, el sujeto que tributa a la Hacienda Pública confiará en que los demás
también lo harán.
Para que funcione una vida de relación social en la que cada persona se
limite a satisfacer las expectativas de comportamiento que de él se tienen, es
indispensable poder organizar las actuaciones sobre el supuesto de que los demás
se conducirán a su vez de acuerdo con la forma que de cada uno de ellos se espera,
lo cual no es diverso del expreso reconocimiento de la autorresponsabilidad, una
524
POLAINO-ORTS, M., Funcionalismo penal constitucional. Bases dogmáticas para el
nuevo sistema de justicia penal, op. cit., pág. 268.
525
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 106. Cfr.
POLAINO-ORTS, M., “I. Imputación funcionalista”, op. cit., esp. pág. 31. Además, y como afirma
LUHMANN, N., Grundrechte als Institution. Ein Beitrag zur politischen Soziologie, 5. Auflage,
Schriften zum Öffentlichen Recht, Band 24, Duncker & Humbolt, Berlin, 2009, pág. 31: “En un
mundo que es incontrolable se quiere, en principio, por lo menos estar seguro de qué expectativas
son reconocidas por el Derecho y con qué modos de proceder se puede contar en el consenso
social, aunque existan siempre personas que se comporten de otra manera”.
526
POLAINO-ORTS, M., “Delitos tributarios e imputación objetiva. Reflexiones al hilo del
art. 15 de la Ley Penal Tributaria Argentina”, op. cit., esp. pág. 400.
527
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Imputación normativa: exposición
programática en casos fundamentales”, op. cit., esp. pág. 125. Cfr. POLAINO NAVARRETE, M.,
Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 109.
206
de cuyas manifestaciones es precisamente el principio de confianza 528. Como
apuntó JAKOBS, “(e)l principio de confianza está destinado a hacer posible la
división del trabajo; por consiguiente, concluye cuando el reparto de trabajo pierde
su sentido, especialmente, cuando puede verse que la otra parte no hace, o no ha
hecho, justicia a la confianza de que cumplimentará las exigencias de su rol”529. Se
trata, pues, de una estrategia de racionalización y optimización de los recursos de
los ciudadanos destinados a la protección de los bienes jurídicos530.
528
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 105.
529
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 106.
530
REYES ALVARADO, Y., Imputación objetiva, Editorial Temis, Bogotá, 1994, págs. 142
y sigs.
POLAINO-ORTS, M., “Delitos tributarios e imputación objetiva. Reflexiones al hilo del
531
art. 15 de la Ley Penal Tributaria Argentina”, op. cit., esp. pág. 401.
207
ende, gestionó su esfera de competencia tal como se esperaba de él, confiando en
el buen obrar del otro. Por ello, la imputación por el posible delito fiscal sólo debe
recaer en el contribuyente y no en el asesor fiscal, al margen de su co-organización
del ámbito de organización del cual derivó el riesgo 532.
532
POLAINO-ORTS, M., “Normativización del Derecho penal económico y empresarial en
el ejemplo del delito de blanqueo de capitales”, en M. ONTIVEROS ALONSO (Director), Anuario
Mexicano de Derecho Penal Económico, Editorial Ubijus, México, D. F., 2015, págs. 315-346,
esp. pág. 337.
533
Vid., ampliamente, FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op.
cit., págs. 307-328.
534
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 109.
535
Por ejemplo, el cirujano sabe que todos los bisturíes anteriores de la misma partida le
han fallado; la enfermera recibe una instrucción distinta a la habitual cuando el médico se
encuentra en un evidente estado de embriaguez; o, el administrador de una empresa tiene
conocimiento de una situación anormal o de crisis relacionada con una defectuosa actuación de
sus subordinados (FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág.
313).
536
Como apunta FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit.,
pág. 313: “Tiene que evidenciarse la conducta antijurídica como actual o inminente con base en
los datos que percibe el sujeto en la situación concreta”.
537
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., l.u.c.
208
En nuestro ejemplo, si el contribuyente, por su conducta manifiestamente
antijurídica -por ejemplo, la entrega de documentos con información contable
desatinada y de ostensible falacia, que no responde en lo absoluto a la realidad
económica de su actividad empresarial- imposibilita que el experto confíe
razonablemente en su comportamiento, éste no puede alegar a su favor, para eludir
su responsabilidad en el hecho delictivo, que ha confiado en su cliente.
Por otro lado, las personas imputables que en una situación concreta
evidencian una incapacidad para protegerse o para prestar una diligencia mínima o,
en otras palabras, las personas incapacitadas sectorialmente, merecen un
tratamiento similar que las personas inimputables en lo que se refiere al alcance
del principio539. De esta manera, por ejemplo, el contribuyente no podrá ampararse
en el principio de confianza si delegó la gestión y custodia de su documentación
contable a un asesor en quien apreció una evidente incapacidad para desempeñar
correctamente su función540.
538
POLAINO-ORTS, M., Funcionalismo penal constitucional. Bases dogmáticas para el
nuevo sistema de justicia penal, op. cit., pág. 270.
539
Como afirma la doctrina, al respecto, que “(e)s evidente que no tiene la misma
influencia sobre los deberes de cuidado en una situación concreta que el conductor de un coche
vea en la calza a una persona que en principio puede prestar unas capacidades estándar para
sortear peligros habituales o que vea una persona muy anciana, un minusválido -un ciego, por
ejemplo- o cualquier otra persona con una deficiencia temporal -persona evidentemente
embriagada o drogada, por ejemplo-” (FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho
penal, op. cit., pág. 320).
540
Vid. un estudio sobre esta cuestión en FRISCH, W., Tatbestandsmässiges Verhalten und
Zurechnung des Erfolgs, C. F. Müller Juristischer Verlag, Heidelberg, 1988, pág. 188.
209
2. Principio de imputación a la víctima
541
TORÍO LÓPEZ, Á., “Significación dogmática de la compensación de culpas en el
Derecho penal”, en Estudios penales en memoria del Prof. Agustín Fernández Albor, Santiago de
Compostela, 1989, págs.709-723, esp. pág. 713.
542
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 100.
543
HERRERA MORENO, M., La hora de la víctima. Compendio de Victimología, Prólogo
del Prof. Dr. M. POLAINO NAVARRETE, Publicaciones del Instituto de Criminología de la
Universidad Complutense de Madrid, Colección de Criminología y Derecho Penal, Editoriales de
Derecho Reunidas (Edersa), Madrid, 1996, págs. 257 y sig. Vid. JAKOBS, G., “La organización de
autolesión y heterolesión especialmente en casos de muerte”, en ID., Estudios de Derecho penal,
traducción al castellano y estudio preliminar de E. PEÑARANDA RAMOS / C. J. SUÁREZ
GONZÁLEZ / M. CANCIO MELIÁ, Editorial Civitas, Madrid, 1997, págs. 395-412; CANCIO MELIÁ,
M., Conducta de la víctima e imputación objetiva en el Derecho penal, 2ª. edic., Universidad
Externado de Colombia y J. M. Bosch Editor, Barcelona y Bogotá, 2001, págs. 325 y sigs.;
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 471 y sigs.;
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Autodeterminación personal y libertad.
Implicaciones jurídico-penales”, en J. E. BUOMPADRE (Director), Cuestiones actuales de Derecho
penal. Tendencias y perspectivas, Editorial ConTexto, Resistencia, Chaco, 2012, págs. 61-82, esp.
pág. 78.
210
una lesión sobre sus bienes, la actividad generadora del riesgo debe ser imputada al
ámbito de responsabilidad preferente de la víctima, en la medida en que:
544
CANCIO MELIÁ, M., Conducta de la víctima e imputación objetiva en el Derecho
penal, op. cit., pág. 286.
545
Consúltese la STS de 17.IX.1999 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de
Derecho primero. Cfr. FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit.,
págs. 441-446.
211
idea es otra: los datos subjetivos no son los que deben decidir una u otra
calificación. Así, es en el plano de la configuración objetiva de la interacción y en
su conexión con el ámbito de responsabilidad preferente que corresponde a la
víctima, en el que deben hallarse los límites de la relevancia típica de la conducta
de esta última546.
546
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Autodeterminación personal y
libertad. Implicaciones jurídico-penales”, op. cit., págs. 61-82, esp. págs. 73-77.
547
Por ejemplo, quien, sin necesidad alguna, le pide a una persona claramente ebria que
realice un acto de cierta complejidad (como conducir durante un trayecto un automóvil) ha de
asumir -al menos en parte- las consecuencias negativas resultantes; quien participa en una dura
contienda (como un combate de boxeo), no tiene derecho a no resultar lesionado; quien tiene trato
sexual con una persona drogadependiente o que se prostituye, actúa a propio riesgo, en lo que se
refiere a un contagio con el virus VIH (JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal,
op. cit., pág. 111).
548
Vid. supra Cap. III, epígrafe III, apartado B.
549
En verdad, y de la mera lectura del precepto transcrito, vemos que la evolución
científica en las concepciones y clasificaciones victimales no fue tomada en cuenta al momento
de definir, recientemente, a la víctima de un delito (HERRERA MORENO, M., La hora de la
víctima. Compendio de Victimología, op. cit., pág. 13).
212
Con vistas a superar las primeras investigaciones sobre la pareja penal y el
papel desempeñado por la víctima individual como persona física, la doctrina ha
venido considerando que, en algunos supuestos, las personas jurídicas,
determinados colectivos, la comunidad o el Estado, también pueden ser
víctimas550.
550
Vid., en este sentido y contundentemente, POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de
Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 62 y sig. Cfr., además, NEUMAN, E.,
Victimología. El rol de la víctima en los delitos convencionales y no convencionales, Editorial
Universidad, Buenos Aires, 1984, pág. 70; LANDROVE DÍAZ, G., La moderna Victimología,
Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 1998, pág. 46.
551
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español, op.
cit., pág. 159, quien analiza el tema partiendo de concebir al Estado como un organismo ético-
espiritual y como un ente individual.
213
declaración y, a pesar de ello, el deudor consigue eludir el pago de tributos por una
cuantía superior a los 120.000 euros552.
En todo caso, cuando existe una autoprotección deficiente del Estado, habrá
que entender que el perjuicio a la Hacienda Pública no es imputable al sujeto
obligado, pues éste no tiene que adaptar su organización con un mayor cuidado
552
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 53 y
sig. BAJO ha tratado desde hace más de treinta años esta cuestión en el ámbito del delito de
defraudación tributaria en los casos de omisión de presentación de la declaración, tratando en
realidad como un problema de determinación de la conducta típica (fraude) una cuestión de
imputación del perjuicio del patrimonio público al sujeto que ha realizado la conducta
fraudulenta. Los autores que han intentado configurar el delito de defraudación tributaria de
acuerdo con la estructura típica de la estafa han entendido que no existiría un engaño bastante o
adecuado, sino meramente uno inidóneo que no podría dar lugar siquiera a tentativa (no habría
creación de un riesgo, dicho con otros términos). Cfr., en este sentido, AYALA GÓMEZ, I.,
“Reflexiones en torno a las conductas de ocultación en el delito de defraudación tributaria”, en M.
BAJO FERNÁNDEZ (Director) / S. BACIGALUPO SAGGESE / C. GÓMEZ-JARA DÍEZ (Coords.),
Política fiscal y delitos contra la Hacienda pública. Mesas redondas. Derecho y economía,
Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2007, págs. 257-267, esp. pág. 266 (siguiendo al
respecto expresamente la tesis del Profesor MESTRE DELGADO).
553
Como ha afirmado FEIJÓO SÁNCHEZ, Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit.,
págs. 500 y sig., “(e)s cierto que calificar una conducta como descuidada implica una valoración
que hace difícil determinar con exactitud matemática el alcance del tipo. Pero la dificultad no es
mayor que cuando hay que calificar una conducta como homicidio o unas lesiones por
imprudencia. En mi opinión, los criterios para determinar la falta de cuidado de la persona
lesionada son los mismos que para determinar la falta de cuidado del que causa un resultado
lesivo para otra persona. No se puede decir que exista un riesgo típico cuando la potencial
lesividad de ese riesgo depende de la decisión libre y responsable de la víctima de ser poco
cuidadosa con sus bienes. En estos casos el hecho sólo tiene una explicación social o
intersubjetiva más allá de la puramente descriptivo-causal porque la ‘víctima’ participa de forma
activa o pasiva (…)”.
214
que el propio titular del bien jurídico a riesgos que ha originado el delito, o no lo
es de manera exclusiva 554.
554
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “Imputación objetiva en el Derecho penal económico y
empresarial”, en Indret: Revista para el Análisis del Derecho, núm. 2, 2009, págs. 1-74, esp. pág.
54.
555
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 106 y sig.
556
Vid., ampliamente, CARO JOHN, J. A., Normativismo e imputación jurídico-penal.
Estudios de Derecho penal funcionalista, Editorial Ara, Lima, 2010, págs. 48 y sigs.; FEIJÓO
SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 139-160.
557
La teoría -formulada por FRANK- conforme a la cual todo favorecimiento imprudente
de una conducta culposa o dolosa es impune, presenta la cuestión como un problema normativo, y
se pregunta: “¿(h)asta dónde puede retroceder la responsabilidad por un riesgo o un resultado con
respecto a las personas que no han realizado el tipo de la parte especial, sino que sólo lo han
favorecido?”. Cfr., respecto de la antigua (y ya superada) teoría de la prohibición de regreso como
teoría de la interrupción del nexo causal, FRANK, R., Das Strafgesetzbuch für das Deutsche Reich
nebst dem Einführungsgesetze, 18. Aufl., J. C. B. Mohr, Tübingen, 1931, § 1, m.2.a. La
tradicional traducción a la lengua española de su término alemán Regreßverbot es “prohibición de
regreso”, empero perviven opiniones discrepantes que señalan que su más idónea conversión sería
215
alguien la participación en un delito no obstante estar ejerciendo su propio rol
social558.
la de “prohibición de retroceso”, para evitar así una especie de oxímoron, “en la medida en que
‘regresar’ expresa la idea de un punto de partida (fundamentador de la imputación) y la
‘prohibición’ sería sólo una forma de restringir tal imputación ya fundamentada, mientras que lo
que se cuestiona en estos casos es precisamente si las conductas de terceros que intervienen con
anterioridad al ejecutor inmediato son candidatas a una imputación en coautoría o participación,
esto es, se discute la posibilidad (‘prohibición’) de ‘retroceder’ (fundamentar la imputación) hasta
la responsabilidad de un sujeto que intervino con anterioridad” [FRISCH, W., “La imputación
objetiva: estado de la cuestión”, traducción de R. ROBLES PLANAS, en ID. / C. ROXIN / G. JAKOBS
/ B. SCHÜNEMANN / M. KOHLER Sobre el estado de la teoría del delito (Seminario de la
Universitat Pompeu Fabra), 1ª. edic., Editorial Civitas, Madrid, 2000, pág. 28, nota 13 (*), N. del
T (ROBLES PLANAS)]
558
POLAINO-ORTS, M., “I. Imputación funcionalista”, op. cit., esp. pág. 39.
559
STS de 1.II.2007 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER): “La doctrina reciente estima que
estos actos son comportamientos cotidianos, socialmente adecuados, que por regla general no son
típicos. Tal es el caso del que aparece como adquirente de un inmueble en un contrato de
compraventa. Lo que plantea esta cuestión es la exigencia de que toda acción típica represente,
con independencia de su resultado, un peligro socialmente inadecuado. Desde este punto de
partida, una acción que no representa peligro alguno de realización del tipo carece de relevancia
penal. El fundamento de esta tesis es la protección del ámbito general de libertad que garantiza la
Constitución” (Fundamento de Derecho único). Cfr., además, SILVA SÁNCHEZ, J. M., “Teoría del
delito y Derecho penal económico empresarial”, en M. ONTIVEROS ALONSO (Director), Anuario
Mexicano de Derecho Penal Económico, Editorial Ubijus, México, D. F., 2015, págs. 565-601,
esp. págs. 581 y sig.
560
CARO JOHN, J. A. / POLAINO-ORTS, M., “Neutralidad y acción en Derecho penal.
Consecuencias dogmáticas”, op. cit., págs. 101-123, esp. pág. 102: “El calificativo de ‘neutro’ no
se refiere a un concepto desprovisto de valoración, puesto que en el Derecho no exige neutralidad
alguna, sino más bien alude al espacio de libertad jurídicamente reconocido al ciudadano como
una causa de exclusión de la imputación objetiva regulada en el art. 20, inc. 8 del Código Penal
coincidente con el obrar por disposición de la ley, con el cumplimiento de un deber, con el
ejercicio legítimo de un derecho, profesión, oficio o cargo. Esta situación expresa al mismo
tiempo el sentido de una concreción del ejercicio del derecho fundamental a la autodeterminación
por el cual ‘toda persona tiene derecho (…) a su libre desarrollo y bienestar’, consagrado en la
Constitución Política en el art. 2, inc. 1. Se erige así una garantía con un significado normativo
inmunizador que cubre a toda conducta practicada en el ejercicio libre de una actividad cotidiana
que plasma el desarrollo en libertad de la autodeterminación personal en la actual configuración
de la sociedad. La conducta que reúna ésta característica está inmunizada frente a la posible
imputación de los títulos de autor (art. 23 CP), instigador (art. 24 CP) o cómplice (art. 25 CP)”.
216
sentido neutral, o lo pierde pasando a ser un comportamiento teñido de sentido
delictivo?
Pero, ¿el mero conocimiento del sentido delictivo de la conducta basta para
la imputación? Creemos que la respuesta es concluyente: no. El conocimiento no
es suficiente para la imputación del delito, pues hacer responder a quien cumplió
con su rol sería modificarlo in malam partem e imponerle ex post un nuevo rol que
no tenía562. Recordemos que el rol, además de definir la posición del sujeto y
limitar su responsabilidad, es una garantía para el sujeto, a quien sólo se lo
responsabilizará por un hecho punible si infringe un deber personal perteneciente a
su propio rol563.
561
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., págs. 110 y sig. Vid., sobre el alcance dogmático de este principio ante supuestos típicos
debatidos y problemáticos, CARO JOHN, J. A., “Capítulo V. Conductas neutrales y prohibición de
regreso”, en ID. / POLAINO-ORTS, M., Derecho penal funcionalista. Aspectos fundamentales, 1ª.
edic., Flores Editor y Distribuidor S.A., México, 2009, págs. 163-202.
562
Como afirma JAKOBS, los seres humanos se encuentran en el mundo social en función
de portadores de un rol. En función de ese rol, a cada sujeto le corresponde administrar un
determinado segmento de la realidad. Eso significa que el rol es algo así como la etiqueta
colocada en la solapa de cada sujeto, que le identifica socialmente y le indica su posición en el
mundo social. El rol social que cada uno desempeña nos da la medida de la responsabilidad en la
gestión de cada parcela social (JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit.,
pág. 145 y sigs.). Cfr., en el mismo sentido, POLAINO-ORTS, M., “I. Imputación funcionalista”,
op. cit., esp. pág. 13.
563
CARO JOHN, J. A. / POLAINO-ORTS, M., “Neutralidad y acción en Derecho penal.
Consecuencias dogmáticas”, op. cit., págs. 101-123, esp. pág. 109; POLAINO NAVARRETE, M.,
Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 101.
217
Así, la existencia de un delito depende de una infracción objetiva de un
deber inherente al rol, quedando el aspecto subjetivo completamente fuera del
análisis. El rol es una garantía para quien lo realiza y un modo de posibilitar
contactos sociales. Si al sujeto que adecuó su comportamiento a la norma jurídica
se lo desprotege por el hecho de que su aporte es utilizado por otro para cometer
un delito, aquél queda arbitrariamente indefenso564.
564
POLAINO-ORTS, M., “Normativización del Derecho penal económico y empresarial en
el ejemplo del delito de blanqueo de capitales”, op. cit., esp. pág. 339.
565
ORCE, G. / TROVATO, G. F., Delitos tributarios. Estudio analítico de la ley 24769,
Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, pág. 250: “La idea del rol es aquí fundamental. No
puede constituir delito, más allá de los deseos y contenidos subjetivos del actuante, la conducta de
una persona que es adecuada a su rol que desempeña de manera aceptada y lícita”.
566
CARO JOHN, A., La imputación objetiva en la participación delictiva, Editorial Grijley,
Lima, 2003, págs. 67 y sigs.
218
dictaminar una conducta neutral que nada tiene que ver con la comisión de algún
delito. Es más, si el profesional llegare a tomar conocimiento de la maniobra
fraudulenta, tampoco podría ser responsabilizado por el delito fiscal; quizá podrá
cometer otro delito, pero no el previsto en el art. 305 CP, dado que el experto
adecuó su conducta a la norma, es decir, a su rol.
Así pues, serán atípicos, por ejemplo, los casos en que el asesor fiscal se
limite a suministrar al contribuyente información relevante para el cumplimiento
de sus obligaciones tributarias 567, y, por el contrario, se le podrá imputar
responsabilidad penal por su conducta si contribuyó en el delito cometido por el
obligado tributario quebrantando su rol, excediéndose o yendo más allá de los
mencionados estándares. Este último supuesto sería el caso en el que el asesor
fiscal no se limite a asesorar, sino que confeccione documentación falsa (por
ejemplo, facturación falsa que se emplee para obtener deducciones simuladas
típicas en el IVA o en el IS). También, cabría presumir que cuando el delito fiscal
se cometió mediante una complejísima maniobra, esta modalidad de extrema
dificultad técnica tiene como artífice al experto, a quien se le reprochará la
infracción de su rol568.
567
ROBLES PLANAS, R., “Riesgos penales del asesoramiento jurídico”, en Diario La Ley,
núm. 7015, 2008, págs. 1-7, esp. págs. 3-6.
568
SILVA SÁNCHEZ, J. M., El nuevo escenario del delito fiscal en España, Editorial
Atelier, Barcelona, 2005, págs. 95 y sigs.
219
Ahora bien, ¿qué sucedería en un caso dudoso? Por ejemplo, el supuesto en
el que un contribuyente, titular de una empresa que se encuentra en una gravísima
situación económica, acude a su mejor amigo -asesor fiscal y conocedor de dicha
situación económica- y le solicita instrucciones precisas para no pagar tributos en
una cifra superior a 120 mil euros. El profesional asesora contablemente a su
amigo sobre la manera en que puede minimizar su factura fiscal (sin
recomendación defraudatoria alguna), aportándole la necesaria información
jurídica y económica. En este supuesto, el asesor fiscal ha percibido que su
conducta puede ser utilizada en un sentido delictivo. En estas situaciones de
inminencia de riesgo, casos dudosos, casos límite o contextos caóticos, es preciso
fundamentar con mucho cuidado la relevancia penal del favorecimiento 569. El mero
conocer del asesor fiscal de que el contribuyente realizará un delito utilizando las
instrucciones por él dadas, y la existencia de una relación de causalidad, no parece
razón suficiente para fundamentar la participación del profesional en el delito
fiscal.
Como afirma la doctrina, estos son “casos en los que el sujeto que realiza el rol, en
569
principio, tiene en su poder la llave para impedir una lesión inminente de un bien jurídico, de
manera que se convertiría en garante de la situación. Esta circunstancia determinaría que el rol
inicial expira, y la inminencia del riesgo hace nacer otro rol diferente (el de garante). De esta
manera, si aquél realizara una conducta favorecedora de la situación delictiva se convertiría en
partícipe de tal delito” (POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general,
tomo II, op. cit., pág. 112). Un ejemplo de un caso dudoso (como lo denomina FEIJÓO): “el propio
autor dice que quiere un cuchillo para matar a su mujer, el que facilita el delito ha recibido
información o percibido ciertos datos que le indican que su conducta puede ser utilizada en un
sentido delictivo” (FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs.
401 y sig.). Vid., sobre estos supuestos singulares, especialmente, CARO JOHN, J. A., “Capítulo V.
Conductas neutrales y prohibición de regreso”, en ID. / POLAINO-ORTS, M., Derecho penal
funcionalista. Aspectos fundamentales, op. cit., esp. págs. 188 y sig.
220
asesor conoce o tiene serios indicios de que el contribuyente está dispuesto a
incurrir en un delito fiscal570. Entonces, ¿no variar la organización de los asuntos
propios para impedir que otro realice un delito debe entenderse como cooperar en
la realización de dicho delito? Creemos que la impunidad en el caso reseñado es
evidente, pues el asesor se limitó a informar al contribuyente (no quebranta, ni se
excede de su rol), quien decide voluntaria y autónomamente su comportamiento
delictivo. Sin duda, la conducta del experto continúa siendo neutral y, por tanto,
huérfana de sentido delictivo 571.
570
Como dice FEIJÓO, Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 403, nota
181, “(s)i estos casos de insolidaridad se consideran especialmente graves, ello debe repercutir en
la determinación de la pena. O, incluso, en propuestas de lege ferenda. Por ejemplo, considerando
más grave los supuestos de omisión del deber de socorro en los que no entregar un objeto o no
retirarse de un lugar impedirían la comisión de un delito o considerar que es más grave la omisión
cuando existe una intención de no dificultar el delito”.
571
POLAINO-ORTS, M., “Delitos tributarios e imputación objetiva. Reflexiones al hilo del
art. 15 de la Ley Penal Tributaria Argentina”, op. cit., págs. 410 y sig. En la práctica, y así lo ha
puesto de relieve la jurisprudencia, es difícil distinguir entre asesorar para defraudar y asesorar
para pagar menos. Consúltese, al respecto, la SAP de Córdoba de 11.V.2010 (Ponente: PUEBLA
POVEDANO), que aclara que fuera de los casos en los que el delito sea directamente resultado de
su gestión y otros que teóricamente pudieran atribuir al gestor el dominio del hecho, hay que
concluir que el responsable de cualquier irregularidad en la declaración tributaria no es el asesor,
sino el contribuyente. Agrega que “(n)o se puede hacer recaer sobre esta profesión lo que algún
autor ha llamado un insoportable deber de examen sobre las intenciones del obligado tributario”.
Véase, especialmente, Fundamento de Derecho tercero.
572
CARO JOHN, J. A. / POLAINO-ORTS, M., “Neutralidad y acción en Derecho penal.
Consecuencias dogmáticas”, op. cit., págs. 101-123, esp. págs. 107 y sig., y 113-117.
573
Vid., por todos, con ulteriores referencias bibliográficas, JAKOBS, G., La imputación
objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 94 y sigs.; ID., Sociedad, norma y persona en una
teoría de un Derecho penal funcional, traducción de M. CANCIO MELIÁ y B. FEIJÓO SÁNCHEZ,
Editorial Civitas S.A., Madrid, 1996, págs. 54 y sigs.; FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Límites a la
participación criminal: ¿existe una “prohibición de regreso” como límite general del tipo en
221
la idea de que la imputación del comportamiento depende de un concreto contexto
social, de tal modo que se encuentra vinculada a una sociedad concreta 574. En su
opinión, las normas no sirven para evitar todos los daños posibles, sino para
garantizar contactos anónimos entre las personas575, o para asegurar estándares
personales o roles sin necesidad de conocer las características individuales de
quienes actúan576. Con este basamento, para determinar cuándo es objetivamente
imputable un comportamiento basta con conocer quién ha infringido el rol577.
Derecho penal?, Editorial Comares, Granada, 1999, passim; RUEDA MARTÍN, M. A., La teoría de
la imputación objetiva del resultado en el delito doloso de acción: (una investigación, a la vez,
sobre los límites ontológicos de las valoraciones jurídico-penales en el ámbito de lo injusto), J.
M. Bosch Editor, Barcelona, 2001, págs. 320 y sigs.; GÓMEZ MARTÍN, V., “Libertad, seguridad y
sociedad del riesgo”, en S. MIR PUIG / M. CORCOY BIDASOLO (Directores) / V. GÓMEZ MARTÍN
(Coordinador), La Política criminal en Europa, Editorial Atelier, Barcelona, 2004, págs. 73 y
sigs.
574
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 94.
575
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 299. Los
contactos anónimos son aquellos en los que las consecuencias de las acciones dependen de
personas que no conocemos e, incluso, con las que nunca llegaremos a entablar un contacto
sensitivo.
576
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 96 y sigs.
577
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 100. Según el
autor si, por ejemplo, un taxista lleva en su taxi a un asesino al lugar del crimen, o un panadero
vende una barra de pan a quien lo va a envenenar para matar a un tercero, aunque aquéllos
conozcan las intenciones delictivas del asesino y del envenenador -respectivamente-, realizan un
comportamiento inocuo, pues no infringen un deber inherente a su rol (pág. 107).
578
Vid. JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 107, y 119
y sigs.; POLAINO-ORTS, M., “Normativización del Derecho penal económico y empresarial en el
ejemplo del delito de blanqueo de capitales”, op. cit., esp. págs. 339 y sig.
222
4. Principio de conocimientos especiales
579
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 113.
580
Vid., por todos, MIRÓ LLINARES, F., Conocimiento e imputación en la participación
delictiva. Aproximación a una teoría de la intervención como partícipe en el delito, Editorial
Atelier, Barcelona, 2009, págs. 128-133.
223
determinado por lo que la sociedad espere de éste, y parece evidente que nadie
esperará que el hombre medio tenga aquellos conocimientos especiales 581, sino que
se limite a cumplir con el rol o estándar correspondiente 582.
581
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 133.
582
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., pág. 135. Como
apunta la doctrina, a propósito de esta concepción normativista, “(l)os conocimientos, finalidades,
capacidades o experiencias del autor no determinan por sí mismas la imputación al del hecho,
sino que son datos a valorar para determinar la infracción de una norma de conducta (o de
cuidado) por parte del autor o del partícipe. Es la norma y no el autor la que determina los
requisitos del hecho (…). Los datos personales del autor son sólo penalmente relevantes en la
medida en la que tengan como objeto de referencia un hecho que se puede definir objetivamente
como un hecho con relevancia penal y siempre que se basen en representaciones de la realidad
con relevancia social o comunicativa (que no se basen en supersticiones o que no contradigan los
conocimientos científicos imperantes o intersubjetivamente reconocidos)” (FEIJÓO SÁNCHEZ, B.,
Imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 168 y sig.).
583
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 137 y sig. Así,
por ejemplo, si un camarero con conocimientos en Biología ha servido una ensalada exótica en la
que ha detectado la presencia de un ingrediente venenoso, no deberá responder por no haber
evitado la intoxicación que más tarde se produce como consecuencia de su ingesta, pues no se
encuentra en posición de garante, sino que deberá hacerlo, únicamente, por la omisión del deber
de socorro.
584
JAKOBS, G., La imputación objetiva en el Derecho penal, op. cit., págs. 141, 161 y
sigs.; ID., Sociedad, norma y persona en una teoría de un Derecho penal funcional, op. cit., págs.
54 y sigs. No obstante, JAKOBS hace una excepción a este planteamiento en los supuestos en que
el sujeto se encuentra en posición de garante y organiza la situación utilizando sus conocimientos
o capacidades especiales. En el caso del camarero biólogo, ello ocurrirá, por ejemplo, cuando
retenga la ensalada para acabar sirviéndosela a un enemigo suyo (La imputación objetiva en el
Derecho penal, op. cit., pág. 140).
224
“Si únicamente pueden ser objeto de una imputación penal la infracción de
aquellos deberes pertenecientes, adquiridos o inherentes a un rol, entonces,
consecuentemente, han de quedar fuera de la imputación esos conocimientos
especiales excedentes del rol. La explicación es muy clara: sobre ellos ‘no existe
deber alguno de adquirirlos o de mantenerlos, es mera subjetividad y nada
más’”585.
585
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 113. Existe un sector de la doctrina que, contrariamente a lo sostenido, afirma que no es
cierto que todos los conocimientos o aptitudes especiales sean algo exclusivamente subjetivo o
personal no susceptible de ser objetivizado. En efecto, aseveran que los conocimientos especiales
son objetivables, constituyendo, por ello, datos que deberían ser tenidos en cuenta por el hombre
medio en el juicio de peligrosidad ex ante de la conducta del sujeto activo. Distinguen entre dos
clases de casos: aquellos en los que el sujeto renuncia conscientemente a sus aptitudes especiales;
y aquellos otros en los que el sujeto no renuncia conscientemente a aquellas aptitudes, pero en la
situación concreta objeto de enjuiciamiento no consigue estar por encima del hombre medio.
Estos dos casos merecen una solución diferente. En el primero, el comportamiento será
antijurídico, lo que no ocurrirá en el segundo. Por lo que respecta a las capacidades inferiores del
sujeto, no afectan a la antijuricidad de su conducta, sino sólo a la imputación personal, ya que se
trata de un dato que el hombre medio diligente no podrá tener en cuenta (cfr. GÓMEZ MARTÍN, V.,
“Libertad, seguridad y sociedad del riesgo”, op. cit., pág. 75).
586
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 101. Cfr., asimismo y en el mismo sentido, POLAINO-ORTS, M., Funcionalismo penal
constitucional. Bases dogmáticas para el nuevo sistema de justicia penal, op. cit., págs. 277 y sig.
225
226
CAPÍTULO IV
TÍTULOS DE IMPUTACIÓN SUBJETIVA
587
Vid., ampliamente, STRATENWERTH, G., Derecho penal. Parte general, tomo I,
traducción de M. CANCIO MELIÁ y M. A. SANCINETTI, 4ª. edic., Editorial Hammurabi, Buenos
Aires, 2005, págs. 149-162; LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, 2ª.
edic. ampliada y revisada, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2012, págs. 240 y sig.
588
Vid. acerca de la conveniencia de emplear los términos culpa y culposo en lugar de
imprudencia, POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª.
edic. corregida y actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, págs. 120 y sig.
589
Términos empleados en POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte
general, tomo II, op. cit., pág. 115.
227
Así pues, cabe entender que “dolo y culpa constituyen algo más que meros
elementos integrantes del concepto de delito: son una forma de individualización o
personalización de la responsabilidad penal. Por ello los designamos como títulos
de imputación (subjetiva), más que como elementos del delito en cuanto formas de
expresión del juicio de reproche normativo de culpabilidad, aunque también lo
sean en cuanto en el mismo se integran” 590. Las disposiciones legales previamente
señaladas, por lo demás, así permiten reconocerlo.
590
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 115.
591
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / ARROYO ZAPATERO, L. / FERRÉ OLIVÉ, J. /
GARCÍA RIVAS, N. / SERRANO PIEDECASAS, J. R. / TERRADILLO BASOCO, J. / RODRÍGUEZ
YAGÜE, C. (Coordinadora), Curso de Derecho penal. Parte general, 1ª. edic., Ediciones
Experiencia, Barcelona, 2004, págs. 253 y sig.
592
Vid. POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código penal
español, Anales de la Universidad Hispalense, serie: Derecho, Núm. 13, Publicaciones de la
Universidad de Sevilla, Sevilla, 1972, págs. 321 y sigs. Sobre el deber objetivo de cuidado,
especialmente, TORÍO LÓPEZ, Á., “El deber objetivo de cuidado en delitos culposos”, en ADPCP,
1974, págs. 25-59; GARCÍA VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. / FIGUEROA NAVARRO, C.,
Lecciones de Derecho penal. Parte especial (adaptadas a la docencia del Plan Bolonia), 2ª. edic.
(según las reformas del Código Penal de 2015), Editorial Edisofer, Madrid, 2015, pág. 19.
228
delitos culposos es rigurosamente cerrada593. En efecto, el art. 12 CP establece que
“(l)as acciones y omisiones imprudentes sólo se castigarán cuando expresamente
lo disponga la ley”. De esta forma sólo es punible la realización dolosa de los tipos
en tanto no esté castigada, también y expresamente, la actuación culposa594.
593
LUZÓN CUESTA, J. M., Compendio de Derecho penal. Parte general. Adaptado al
programa de la oposición a ingreso en las Carreras Judicial y Fiscal (BOE 23 de diciembre de
2015), 23ª. edic., 16ª. conforme al Código Penal de 1995. Modificado por la Ley Orgánica
1/2015, de 30 de marzo (BOE del día 31, con entrada en vigor el 1 de julio de 2015), Editorial
Dykinson, Madrid, 2016, págs. 85-88.
594
JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic., corregida y
ampliada, traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, Granada, 2002, pág. 312;
STRATENWERTH, G., Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 146.
595
Vid., entre otros, MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, Editorial Montecorvo, Madrid,
1982, págs. 310-319; PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria,
Editorial Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, págs. 146-150; RANCAÑO MARTÍN, Mª. A.,
El delito de defraudación tributaria, Editorial Marcial Pons, Madrid, 1997, págs. 92-94.
596
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de
resultado lesivo. Sobre la normativización del dolo”, en CPC, núm. 65, Universidad
Complutense: Instituto Universitario de Criminología, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid,
1998, págs. 269-364, esp. pág. 271.
229
carecen de trascendencia penal597. Coherentemente con los postulados
propugnados por el funcionalismo598, aquel concepto debe someterse a un proceso
de objetivización599 y, sobre todo, de normativización 600.
597
Cfr. JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 314;
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs.
119 y sig.
598
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Imputación normativa: exposición
programática en casos fundamentales”, en C. ROXIN / M. POLAINO NAVARRETE / M. POLAINO-
ORTS, Política criminal y Dogmática penal. Cuestiones fundamentales, Editorial Ara, Lima,
2001, págs. 113-133, esp. pág. 113 y sig.
599
JAKOBS, G., “Sobre el tratamiento de las alteraciones volitivas y cognitiva”, traducción
de Mª. del M. DÍAZ PITA, en ADPCP, Sección Crónicas Extranjeras, tomo 45, núm. 1, 1992, págs.
213-234, esp. pág. 215.
600
CARO JOHN, J. A., “Capítulo VIII. Imputación subjetiva”, en ID. / POLAINO-ORTS, M.,
Derecho penal funcionalista. Aspectos fundamentales, 1ª. edic., Flores Editor y Distribuidor S.A.,
México, 2009, págs. 259-281. Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de
la empresa. Parte general, 5ª. edic., adaptada a la LO 1/2015, Editorial Tirant lo blanch,
Valencia, 2016, págs. 360-370.
601
Vid., acerca de las implicaciones metodológicas vinculadas a la determinación del
concepto del dolo, LAURENZO COPELLO, P., Dolo y conocimiento, Editorial Tirant lo blanch,
Valencia, 1999, págs. 207 y sigs.
602
HASSEMER, W., “Los elementos característicos del dolo”, traducción de Mª. del M.
DÍAZ PITA, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo 43, núm. 3, 1990, págs. 902-932, esp. pág. 917.
230
comporta en función de juicios exteriormente contrapuestos a las valoraciones que
reflejan los fines del Derecho penal 603.
Esta última situación, al margen de actitudes internas, basta para ser objeto
de un juicio de desvaloración en la medida que puede interpretarse externamente
como una decisión de actuar fundada en criterios contrapuestos a los fines del
ordenamiento punitivo. En verdad, sumar otro tipo de exigencia vinculada al juicio
personal que al autor le merecen los bienes tutelados por el Derecho penal
pareciera innecesario e, incluso, ilegítimo: la función de las normas penales no
puede imponer a los ciudadanos la aceptación interna de sus valoraciones 605, y lo
que cada uno piense sobre la importancia de los intereses sociales salvaguardados
por el Derecho penal forma parte de su ámbito de libertad606.
603
HASSEMER, W., “Los elementos característicos del dolo”, op. cit., esp. págs. 909-932.
En sentido similar, consúltese la doctrina señalada en LAURENZO COPELLO, P., “Los
componentes del dolo: respuestas desde una teoría del conocimiento”, en Revista Peruana de
Ciencias Penales, año VII-VIII, núm. 12, 2002, págs. 321-338, esp. pág. 332, nota 29.
604
En este sentido, entre otros, BACIGALUPO, E., Principios de Derecho penal. Parte
general, 4ª. edic., Editorial Akal, Madrid, 1997, pág. 228; PUPPE, I., La distinción entre dolo e
imprudencia. Comentario al § 15 del Código penal alemán, 1ª. edic., traducción de M. A.
SANCINETTI y revisión de la traducción de M. de las M. GALLI, Editorial Hammurabi, Buenos
Aires, 2010, págs. 88 y sigs.
605
Vid. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Derecho penal. Parte general, Editorial Civitas,
Madrid, 1978, pág. 19; VALLE MUÑIZ, J. M., El elemento subjetivo de justificación y la
graduación de lo injusto penal, Promociones y Publicaciones Universitarias, Barcelona, 1994,
págs. 83 y sigs.
606
LAURENZO COPELLO, P., “Los componentes del dolo: respuestas desde una teoría del
conocimiento”, op. cit., esp. pág. 333, nota 33.
231
Dicho hilo argumental ha llevado a estimar que la esencia del dolo se halla
en el ámbito cognoscitivo, pues al margen de una probable existencia de voluntad
contraria al bien jurídico, tal elemento no es indispensable607. Por eso hace falta
menos para configurar una conducta dolosa: es suficiente el conocimiento del
peligro concreto de realización del tipo608.
607
Así lo afirma LAURENZO COPELLO, P., “Los componentes del dolo: respuestas desde
una teoría del conocimiento”, op. cit., esp. pág. 333.
608
Vid. GIMBERNAT ORDEIG, E., “Acerca del dolo eventual”, en Estudios de Derecho
penal, 3ª. edic., Editorial Tecnos, 1990, págs. 240-265; ID., “Algunos aspectos de la reciente
doctrina jurisprudencial sobre los delitos contra la vida (dolo eventual, relación parricidio-
asesinato)”, en ADPCP, tomo 43, fasc./mes 2, 1990, págs. 421-442, esp. pág. 430; MIR PUIG, S.,
El Derecho penal en el Estado social y democrático de Derecho, Editorial Tirant lo blanch,
Barcelona, 1994, pág. 236.
609
Hoy en día la exigencia de la voluntad sigue siendo mayoritaria en la doctrina y en la
jurisprudencia, pero ha aumentado el sector que renuncia para la existencia de dolo a la exigencia
de voluntad y considera que rbasta con el conocimiento -en un determinado grado- de que se
pueden o se van a realizar los elementos objetivos del tipo (así, SCHMIDHÄUSER, JAKOBS,
FRISCH, BOTTKE, GIMBERNAT, SILVA, LAURENZO). Doctrina señalada en LUZÓN PEÑA, D.-M.,
Lecciones de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 239, nota 4.
610
Vid. TORÍO LÓPEZ, Á., “Teoría cognitiva del dolo y concepto de temeridad
(Recklessness)”, en F. PÉREZ ÁLVAREZ / M. ÁNGEL NÚÑEZ PAZ / I. GARCÍA ALFARAZ (Coords.),
Universitas vitae: Homenaje a Ruperto Núñez Barbero, Ediciones Universidad de Salamanca,
Salamanca, 2007, págs. 833-840; MIR PUIG, S., “Conocimiento y voluntad en el dolo”, en CDJ,
tomo XXXIII, 1995, pág. 33; SILVA SÁNCHEZ, J. M., Aproximación al Derecho penal
contemporáneo, J. M. Bosch Editor, Barcelona, 1992, pág. 401; CORCOY BIDASOLO, M., El delito
imprudente. Criterios de imputación de resultado, 2ª. edic. actualizada, Editorial B de F, Buenos
Aires, 2008, págs. 269 y sig.
611
DÍAZ PITA, Mª. del M., El dolo eventual, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 1994,
págs. 292 y sigs. Cfr. CUELLO CONTRERAS, J. / MAPELLI CAFFARENA, B., Curso de Derecho
Penal, edición elaborada conforme a la Ley Orgánica 1/2015 (entrada en vigor el 1 de julio de
2015), por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, de Código Penal, 3ª.
232
resultado. Es autor doloso quien ya no puede ver disminuida la gravedad de su
comportamiento alegando ignorancia o desconocimiento de la realidad; será, al
menos, quien conoce las circunstancias concretas de un suceso real que se
corresponden con la abstracta descripción del tipo penal612.
Ahora bien, en realidad, la voluntad del sujeto actuante, más que un mero
indicador de comportamiento doloso o, en su defecto, de un acto culposo, en rigor
propiamente es una característica esencial de toda acción personal exteriorizada
socialmente, y por ello un título general de caracterización de toda conducta típica,
susceptible de imputación a título de dolo o de culpa. Así pues, sin voluntad
personal, sin capacidad psíquica de voluntad -característica de la acción susceptible
edic., Editorial Tecnos, Madrid, 2015, pág. 93; CORCOY BIDASOLO, M., El delito imprudente.
Criterios de imputación de resultado, op. cit., pág. 270.
612
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de
resultado lesivo. Sobre la normativización del dolo”, op. cit., esp. págs. 278 y 301.
613
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de
resultado lesivo. Sobre la normativización del dolo”, op. cit., esp. pág. 293. (Cursivas añadidas).
Cfr., en el mismo sentido, SILVA SÁNCHEZ, J. M., Aproximación al Derecho penal
contemporáneo, op. cit., pág. 401; MIR PUIG, S., “Conocimiento y voluntad en el dolo”, op. cit.,
esp. págs. 26 y sigs. En similar sentido se viene perfilando en la jurisprudencia criminal una
postura intermedia que atenúa la trascendencia del elemento volitivo confiriendo protagonismo al
elemento cognitivo (véase la STS de 23.IV.1992, Ponente: BACIGALUPO ZAPATER, Fundamento
de Derecho tercero).
233
de imputación, que fue configurada por el Profesor POLAINO NAVARRETE614 como
voluntariedad-, y sin exteriorización de la decisión de voluntad del sujeto -
comunicativamente relevante en su dinámico sentido de participación a otro-, no hay
acción personal ni objeto de imputación penal.
614
POLAINO NAVARRETE, M., La voluntariedad de las acciones punibles, Artes Gráficas
Salesianas, S.A., Sevilla, 1979, págs. 77 sigs.
615
Vid. POLAINO NAVARRETE, M., La voluntariedad de las acciones punibles, Artes
Gráficas Salesianas, S.A., Sevilla, 1979, l.u.c.
234
doloso es necesario, pero también suficiente, la concurrencia en el autor del
conocimiento, por lo que la constatación del elemento volitivo es superflua y
renunciable616.
616
Cfr. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, J., “Nuevas tendencias normativistas en el
concepto y la prueba del dolo”, en Revista del Instituto de Ciencias Penales y
Criminológicas, vol. 26, núm. 79, 2005, págs. 99-112, esp. págs. 99-103; DÍAZ PITA, Mª. del M.,
El dolo eventual, op. cit., págs. 307 y sigs.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, T., Delitos de peligro, dolo e
imprudencia, op. cit., págs. 64 y 165 y sigs.; FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La distinción entre dolo e
imprudencia en los delitos de resultado lesivo. Sobre la normativización del dolo”, op. cit., esp.
pág. 304.
617
Cfr. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, J., “Nuevas tendencias normativistas en el
concepto y la prueba del dolo”, op. cit., esp. págs. 101 y sig.
235
con la ausencia de voluntad? Preferimos no ser categóricos ni radicalmente
unilaterales al respecto, y en consecuencia entender que el sujeto que conoce los
hechos constitutivos de la infracción penal, y, sobre tal presupuesto cognitivo,
actúa voluntariamente realizando el comportamiento típico, cumple plenamente los
requisitos precisos para que comportamiento haya de ser calificado precisamente
como doloso.
618
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de
resultado lesivo. Sobre la normativización del dolo”, op. cit., esp. pág. 285.
619
BUSTOS RAMÍREZ, J., Control social y sistema penal, Promociones y Publicaciones
Universitarias, Barcelona, 1987, págs. 236 y sigs.; DÍAZ PITA, Mª. del M., El dolo eventual, op.
cit., pág. 176.
236
Por lo demás, desde una perspectiva político-criminal, sólo limitando así el
sentido del dolo se podría restringir -lo que estimamos procedente-, que no ampliar
-lo que reputamos rechazable-, el alcance de la imputación subjetiva por la
realización de una conducta típica a título de dolo, de manera consecuente al
contenido del mismo y a la legitimación del sistema penal.
A) Caracterización conceptual
620
LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 244.
237
más de aparición del dolo que es aceptable -y fácilmente imaginable- en la mayoría
de las figuras dolosas existentes en el ordenamiento jurídico penal.
621
Vid. RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 93;
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública. Artículos 305 a
307, 627 y 628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director), Delitos contra la hacienda
pública, Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág. 73; COLINA RAMÍREZ, E. I.,
La defraudación tributaria en el Código penal español (Análisis jurídico-dogmático del art. 305
del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, pág. 213.
622
Así se ha dicho en SSTS, entre muchas otras, de 2.III.1988 (Ponente: MOYNA
MÉNGUEZ) y de 10.XI.1993 (Ponente: SOTO NIETO). Sin embargo, con el otrora art. 319 CP y
posterior art. 349 CP no quedaba claro si en el ámbito subjetivo del delito fiscal se podía
configurar una acción culposa. De una interpretación del vocablo defraudar (existente en el art.
319 CP), no era incompatible la exigibilidad de un ánimo de lucro con la figura culposa; en otras
palabras, no existía incompatibilidad entre ambos. La doctrina ejemplificó dicha afirmación con
el siguiente supuesto de hecho: “El médico que se da prisa para terminar una operación y llegar a
tiempo al lugar donde debe concretar un negocio que le reportará un enriquecimiento, y que por
este motivo omite tomar, involuntariamente, precauciones propias de la intervención que está
realizando, causando la muerte del paciente, ha obrado con ánimo de lucro pero también
imprudentemente” [vid. BACIGALUPO ZAPATER, E., “El delito fiscal en España”, en RFDUCM,
núm. 56, Madrid, 1979, págs. 79-98, esp. pág. 92; ROMERO BARRANQUERO, G., “Breves notas
sobre el delito culposo en la reforma penal”, en RFDUCM, núm. Extra 3 (ejemplar dedicado a La
reforma del Derecho penal), 1980, págs. 223-230]. En el ejemplo planteado podrá darse en el
sujeto un ánimo cualquiera y, además, un comportamiento culposo pero “ese ánimo no está allí
fundamentando el injusto, pues resulta indiferente para el injusto que se dé o no ese ánimo para
que exista la imprudencia” (BOIX REIG, J. / BUSTOS RAMÍREZ, J., Los delitos contra la Hacienda
Pública: bien jurídico y tipos legales, Editorial Tecnos, Madrid, 1987, pág. 35). Sin embargo,
desde el origen mismo del delito fiscal se ha excluido casi de forma unánime su realización
culposa. En este sentido, la doctrina ha dicho que el delito fiscal “es un delito de resultado,
necesariamente doloso y claramente de tendencia, por lo que, consecuentemente, nunca puede ser
cometido por imprudencia” (CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis jurídico-
penal”, en Hacienda Pública Española, núm. 54, 1978, págs. 185-199, esp. pág. 193). Cfr., en
sentido discrepante, APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública, Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1990, págs. 83 y sig., y la doctrina señalada
en PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 147, nota
215.
238
local un perjuicio igual o superior a dos millones de pesetas” 623. Esta tesis ha
gozado de una fuerte aceptación por la doctrina 624 y hoy puede mantenerse, pues
deja al margen las presunciones del ánimo defraudatorio -al que aludiremos luego-
ya suprimidas en la vigente regulación.
B) Contenido objetivo
623
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, en REDF, núm. 15-16, 1977,
págs. 703-735, esp. págs. 721 y sig. En el mismo sentido se ha dicho que el dolo del delito fiscal
consiste en “la conciencia y voluntad de que, mediante engaño, se causa injustamente a la
Hacienda Pública estatal, autonómica, foral o local un perjuicio que excede de quince millones de
pesetas” (BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, Centro de Estudios
Ramón Areces, Colección Ceura, Madrid, 2000, pág. 85).
624
Cfr. IGLESIAS PUJOL, L., La Hacienda Pública como bien jurídico protegido:
contrabando y delito fiscal, J. M. Bosch Editor, Barcelona, 1983, pág. 280; DE LA PEÑA
VELASCO, G., “Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, Cuadernos de Estudios de la
Conserjería de Economía, Hacienda y Empleo, Murcia, 1984, pág. 143. La formulación transcrita
ha sido rebatida por un destacado sector de la doctrina experta en la materia (vid. RANCAÑO
MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, op. cit., págs. 90 y sigs.).
625
Sobre esto ya hemos adelantado una posible respuesta al momento de tratar hasta
dónde debe abarcar el conocimiento como elemento del dolo (vid. supra Cap. IV, epígrafe III,
apartado B).
239
del dolo. En este sentido incluso puede traerse a colación la STS de 30 de abril de
2003, que, para descartar la concurrencia precisamente del error de prohibición,
afirma con total rotundidad que dicho conocimiento es el exigible al profano en
relación con la normativa fiscal que infringe y ‘no es el que abarca todo el alcance
antijurídico que puede tener su conducta sino sólo el que se concreta en la
conciencia de su ilicitud’” 626.
Es evidente que el sujeto activo debe saber que existe un hecho imponible 627
y, además, conocer las principales circunstancias del hecho asociadas al mismo
que puedan adquirir relevancia jurídica-tributaria. Basta con que el sujeto sepa que
debe contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de algún modo, sin exigir
un perfecto y cabal conocimiento de la norma tributaria. Por ello, “no parece
exigible que el sujeto alcance a conocer exactamente el tributo devengado, pero sí
que ‘intuya’ la trascendencia tributaria del hecho”628.
629
Vid., ampliamente, supra Cap. III, epígrafe II, apartado B, número 1. Cfr., por todos,
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 722.
630
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, Editorial Praxis, Barcelona, 1994, pág. 73. Vid., entre otras, la STS de 2.III.1988
(Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), que considera la cuantía como elemento del tipo objetivo.
631
CEREZO MIR, J., Curso de Derecho penal español. Parte general, Teoría jurídica del
delito, tomo II, 6ª. edic., 7ª. reimpresión, Editorial Tecnos, Madrid, 2005, pág. 122.
632
Es interesante el planteamiento de SAIZ DÍAZ, C., “El delito de defraudación tributaria:
delimitación del elemento subjetivo del tipo”, en RJEDJB, núm. 5, 2005, págs. 1334-1341, al
distinguir dos posturas en cuanto al alcance del dolo: los que consideran necesaria la concurrencia
de engaño, que a su vez se subdivide entre aquellos que entienden que debe ser análogo al exigido
en el delito de estafa y los que defienden la necesidad de concurrencia de un artificio o
mecanismo engañoso que no reviste la entidad de los elementos exigidos en la estafa. Por último,
se refiere a un tercer grupo, que exige el incumplimiento consciente de los deberes tributarios al
considerar que el engaño ha sido excluido por el legislador, que de haberlo exigido figuraría en la
descripción del tipo como en el delito de estafa. Señala el autor que para este sector de la doctrina
el dolo radica en el conocimiento de la existencia del deber genérico de ingreso y del
incumplimiento de las obligaciones tributarias. En esencia, el dolo deberá abarcar exclusivamente
la conciencia y voluntad de incumplir la obligación de ingreso de una deuda tributaria,
incumplimiento que lleva implícita la vulneración de la normativa tributaria que exige la
declaración e ingreso no efectuado.
241
C) Tipos de dolo: especial referencia al dolo eventual
633
GIMBERNAT ORDEIG, E., “Algunos aspectos de la reciente doctrina jurisprudencial
sobre los delitos contra la vida (dolo eventual, relación parricidio-asesinato)”, op. cit., esp. págs.
428 y sig. Vid., una exposición de las teorías en GIMBERNAT ORDEIG, E., “Acerca del dolo
eventual”, op. cit., esp. págs. 241-252. Asimismo, al respecto, son de interés las SSTS de
31.VII.2001 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ), de 24.I.2005 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ), de
13.VII.2005 (Ponente: MARTÍN PALLÍN) y de 10.XII.2007 (Ponente: GIMÉNEZ GARCÍA).
634
Vid., entre otros, RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp.
pág. 722; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 317; LAMARCA PÉREZ, C.,
“Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda Pública”, en RDFHP, vol. 35, núm.
178, 1985, págs. 743-797, esp. pág. 791; DE LA PEÑA VELASCO, G., “Reflexiones sobre el
artículo 349 del Código penal”, en CT, núm. 53, 1985, págs. 257-284, esp. pág. 273; PÉREZ
ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 144; BAJO, M. /
BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 85.
635
Vid., ampliamente, QUINTERO OLIVARES, G., Parte general del Derecho penal, con la
colaboración de F. MORALES PRATS, Editorial Aranzadi S.A., Navarra, 2005, págs. 328-334. En
el mismo sentido se ha dicho que “el llamado dolo eventual sólo puede aceptarse conforme a
todas las reglas que rigen la culpa, y en este sentido sólo cabe respecto de aquellos tipos que
admiten la imprudencia” (BUSTOS RAMÍREZ, J. J., “Política criminal y dolo eventual”, en RJC,
vol. 83, núm. 2, 1984, págs. 309-328, esp. pág. 325).
636
Cfr. VALLE MUÑIZ, J. M., El delito de estafa, Editorial Bosch, Barcelona, 1987, págs.
271 y sigs. Aunque la naturaleza y estructura del tipo de estafa es absolutamente distinta a la del
delito de defraudación, este último grupo entiende que admitir el dolo eventual puede afectar a los
principios de legalidad y de seguridad jurídica.
242
la ley deben tener enorme cautela al momento de aplicar los criterios de distinción
entre el dolo eventual y la culpa consciente637.
Hay quienes han afirmado que esta categoría dogmática es sólo un eficiente
recurso utilizado en el delito fiscal para hacerle frente a la problemática que genera
la exigencia de que el dolo abarque el monto defraudado como elemento del
tipo638. Pero la concurrencia del dolo eventual resulta posible 639, y aunque el sujeto
activo desconozca con exactitud el monto dejado de ingresar, ha aceptado y
consentido la cantidad defraudada640 porque es consciente de que incumple el
deber de contribuir al sostenimiento de las cargas públicas 641. En otras palabras,
637
BAZA DE LA FUENTE, M. L., El delito fiscal: particular referencia al artículo 305 del
Código penal, Tesis Doctoral, Director de la Tesis: Prof. Dr. A. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA,
Departamento de Derecho Penal, Facultad de Derecho, Universidad Complutense, Madrid, 1997,
pág. 300.
638
Cfr. BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2000, pág. 75: “Las dificultades
prácticas que proporciona la exigencia de que el dolo abarque también la cuantía defraudada,
pueden ser solucionadas a través del dolo eventual, en el sentido de que, aunque el autor
desconozca con exactitud la cuantía de lo defraudado, acepta o consiente la cantidad realmente
defraudada”. En España la teoría del consentimiento constituye la jurisprudencia tradicional:
SSTS de 4.VII.1980 (Ponente: DÍAZ PALOS), de 16.XI.1987 (Ponente: BARBERO SANTOS), de
9.VI.1989 (Ponente: BARBERO SANTOS), de 27.X.1993 (Ponente: DE VEGA RUIZ) y de
25.III.2004 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR). Recientemente, la STS de 16.VI.2016 (Ponente:
GRANADOS PÉREZ), Fundamento de Derecho primero: “Acorde con la más reciente doctrina del
conocimiento, la delimitación del dolo con la culpa consciente es la siguiente: si el autor tiene
conocimiento del peligro concreto o le resulta indiferente habrá obrado con dolo y engloba todas
las posibilidades que se abarcaban con las distintas clases de dolo que separaba la doctrina
tradicional; por el contrario, habrá imprudencia cuando el autor, por descuido, desconozca el
peligro (culpa inconsciente) o cuando conozca el peligro abstracto - no concreto- que genera la
acción (culpa consciente)”.
639
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., págs. 85 y
sig.
640
Vid., entre otros, RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp.
pág. 722; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 318, notas 389 y 390; LAMARCA
PÉREZ, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda Pública”, op. cit., esp.
pág. 791; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, en Revista Penal,
núm. 1, 1998, págs. 55-66, esp. pág. 62.
641
Consúltense las SSAP de Alicante de 21.III.1996 (Ponente: RODRÍGUEZ MIRA) y de
Burgos de 13.VII.2007 (Ponente: REDONDO ARGÜLLES), pronunciamientos señalados por CHICO
DE LA CÁMARA en su obra: El delito de defraudación tributaria tras la reforma del Código penal
por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial Aranzadi,
Navarra, 2012, pág. 90, nota 96.
243
“(e)l fin inmediato o directo del sujeto no tiene por qué ser la elusión del pago de
los impuestos: es suficiente con que, aunque obre movido por otro propósito
directo (por ejemplo, el fraude de acreedores privados), prevea el resultado dañoso
para la Hacienda Pública y lo acepte en sus consecuencias”642.
“Las dudas que pudiera crearle la dimensión culpabilística del delito -se
concluye- deben quedar resueltas a medio de una integración interpretativa del
tipo que permite las formas omisivas como suficientes para el cumplimiento de
todos los elementos. Se limita el recurrente prácticamente a transcribir las
Sentencias de esta Sala de 2-3-1988 (RJ 1988\1520) y 29-6-1985 (RJ 1985\3087),
a cuya doctrina no se opone la sentencia recurrida en cuanto que la razón de la
absolución decretada no viene dada en función de ello, sino en la apreciación de
inexistencia en los inculpados del dolo específico defraudatorio exigible para la
comisión de los delitos de defraudación a la Hacienda (…). Es doctrina pacífica
que el delito fiscal es un delito doloso, con suficiencia del dolo eventual, dado que
el elemento ‘defraudación’ excluye la punibilidad de la comisión imprudente”644.
Así pues, será suficiente con que el sujeto perciba que el supuesto fáctico es
relevante tributariamente, o tenga conciencia de la alta probabilidad de que su
642
FERNÁNDEZ CUEVAS, A., “El delito fiscal en la Ley 50/77”, en AA.VV., Medidas
urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de Hacienda, Madrid,
1977, págs. 299-309, esp. pág. 303. Cfr., asimismo, RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito
fiscal”, op. cit., esp. pág. 722; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 317; PÉREZ
ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 144.
643
En el mismo sentido se han pronunciado, entre otras, la STS de 10.XI.1993 (Ponente:
SOTO NIETO) y las SSAP de Alicante de 21.III.2006 (Ponente: OJEDA DOMÍNGUEZ), de Burgos de
13.VII.2007 (Ponente: REDONDO ARGÜLLES), de Zaragoza de 14.V.2014 (Ponente: MURILLO Y
GARCÍA ATANCE) y de Pontevedra de 27.VII.2016 (Ponente: FARIÑA CONDE).
644
STS de 10.XI.1993 (Ponente: SOTO NIETO), Fundamento de Derecho segundo.
(Cursivas añadidas).
244
comportamiento configure un delito fiscal y aún así prosiga con la ejecución de la
maquinación645.
“Para la apreciación del elemento subjetivo del tipo de injusto del delito
fiscal no es preciso un particular ánimo defraudatorio distinto del dolo o
equiparable con carácter exclusivo a un dolo intencional, sino que, como viene
afirmando la mejor doctrina y la jurisprudencia (…), basta la presencia de un dolo
de defraudar, del que en absoluto es excluible la modalidad doloso-eventual,
bastando entonces con un conocimiento de la alta probabilidad de que las acciones
u omisiones realizadas conllevarán una actividad defraudatoria y la asunción por
parte del sujeto de esa probabilidad no es por tanto, en suma, una especial
intención de defraudar lo que ha de probarse, sino que, para considerar
concurrente el dolo del artículo 305 del CP, bastará con que pueda inferirse un
conocimiento seguro o muy probable del agente de los elementos objetivos del
ilícito penal”646.
645
Cfr., sobre la cuestión de fondo, ZUGALDÍA ESPINAR, J. M., “La demarcación entre el
dolo y la culpa: el problema del dolo eventual”, en ADPCP, Sección Doctrinal, tomo 39, núm. 2,
1986, págs. 395-42, esp. págs. 420 y sig.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, T., Delitos de peligro, dolo e
imprudencia, Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense, Centro de Estudios Judiciales, Ministerio de Justicia, Madrid, 1994, págs. 62 y
sigs.; MAQUEDA ABREU, M. L., “La relación dolo de peligro-dolo (eventual) de lesión. A
propósito de la STS de 23 de abril de 1992 sobre el aceite de colza”, en ADPCP, Sección
Doctrinal, tomo 48, núm. 2, 1995, págs. 419-440, esp. pág. 436.
646
SAP de Madrid de 20.IX.2002 (Ponente: DESCONOCIDO), Fundamento de Derecho
segundo.
245
intelectual o cognitivo647. El sujeto obrará culposamente y, por ende, sin relevancia
típica en el delito fiscal, cuando deja de evitar la conducta que puede configurar un
hecho típico si se dan una serie de circunstancias que aquél desconoce, pero con
las que debería haber tenido cuidado o un mayor cuidado. El comportamiento
culposo, así, ha de suponer la decisión de realizar el hecho típico sin que el autor
tenga a su alcance todos los datos necesarios para la norma, decisión desvalorada
por implicar una falta de cuidado 648.
647
Es así que, dentro del marco de las teorías que han caracterizado la discusión sobre la
distinción entre el dolo eventual y la culpa consciente (entre ellas, la teoría de la voluntad y la
teoría de la representación), nos inclinamos a favor de la teoría de la representación. Cfr. DÍAZ
PITA, Mª. del M., El dolo eventual, op. cit., págs. 101 y sigs.
648
Vid., ampliamente, FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La distinción entre dolo e imprudencia en
los delitos de resultado lesivo. Sobre la normativización del dolo”, op. cit., esp. págs. 299 y sigs.
649
Cfr., en sentido contrario, RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, T., Delitos de peligro, dolo e
imprudencia, op. cit., págs. 81 y sigs.
650
En el mismo sentido, STS de 8.XI.1996 (Ponente: GARCÍA-CALVO Y MONTIEL).
651
ALAMÁN, L., “El fraude de ley y la defraudación del artículo 305 del Código Penal: el
caso Messi”, en Actualidad jurídica Aranzadi, núm. 922, 2016, pág. 6.
652
La STS de 24.V.2017 (Ponente: VARELA CASTRO), sin perjuicio de confirmar la
SAP mencionada, apunta lo siguiente con respecto a la “ignorancia deliberada”: “ (…) De
ello cabe concluir que cuando el acusado acude al despacho profesional no es para que éste
le informe sobre cual sea su obligación tributaria y cómo darle adecuado cumplimiento,
sino para que le indiquen cómo lograr eludirlo, pues solamente desde este designio se
comprende los actos materialmente ejecutados por el acusado y que, como ya hemos dicho,
realizan el elemento del tipo objetivo del delito. Y ello sin acudir a innecesarias referencias
hecha sólo ex abundanti por la recurrida al dolo eventual. Y menos aún a lo que se ha dado
en denominar ‘ignorancia deliberada’. Debemos reiterar aquí, como ya hicimos en nuestra
STS nº 830/2016 de 3 de noviembre, el rechazo que nos merece el sintagma ‘ignorancia
deliberada’ al que ya nos referimos también en la sentencia de 3 de diciembre de 2012. Y
246
tras una reflexión sobre el principio de ignorancia deliberada 653, consideró doloso -
por dolo eventual- el comportamiento del encausado, en los siguientes términos:
hemos de hacerlo reiterando una doctrina de esta Sala que ya proclamaba serias
advertencias sobre la difícil compatibilidad de tal método con las exigencias de la garantía
constitucional de presunción de inocencia. Así en la sentencia de este Tribunal Supremo nº
68/2011 de 15 de febrero dijimos: En alguno de los precedentes de esta Sala, no obstante,
se ha mencionado la ‘ignorancia deliberada’, como criterio para tener por acreditado el
elemento cognitivo del dolo, es decir, para tener por probado que el autor obró conociendo
los elementos del tipo objetivo (hecho constitutivo de la infracción penal en la terminología
del (art. 14.1 CP) o de un hecho que cualifique la infracción penal, como es el caso de la
cantidad de notoria importancia discutida en el recurso). Este punto de vista ha sido
fuertemente criticado en la doctrina porque se lo entendió como una transposición del
‘willful blindness’ del derecho norteamericano y porque se considera que no resulta
adecuado a las exigencias del principio de culpabilidad, cuyo rango constitucional ha
puesto de manifiesto el Tribunal Constitucional. Asimismo, se ha llamado la atención
sobre el riesgo de que la fórmula de la ‘ignorancia deliberada’ -cuya incorrección
idiomática ya fue señalada en la STS de 20-7-2006- pueda ser utilizada para eludir ‘la
prueba del conocimiento en el que se basa la aplicación de la figura del dolo eventual’, o,
para invertir la carga de la prueba sobre este extremo. Debemos, por lo tanto, aclarar que en
el derecho vigente no cabe ni la presunción del dolo, ni eliminar sin más las exigencias
probatorias del elemento cognitivo del dolo. Pero, dicho esto, y tal como hemos venido
exponiendo, en este caso la consciencia y voluntad del método y resultado fraudulento en
relación al deber de tributar por IRPF, viene evidenciado por los datos objetivos
constatados por prueba directa e indiciaria que acreditan los actos que se dicen ejecutados
material y directamente por el acusado y que permiten inferir consciencia y voluntad de que
con tales actos eludía el debido pago fiscal”. (Fundamento de Derecho sexto). Es decir, el
TS estima que el acusado obró con dolo directo, descartando la existencia de una
ignorancia deliberada que fundamenta un dolo eventual.
653
Cfr. NAVARRO MASSIP, J., “La doctrina de la ignorancia deliberada: ¿presunción de
dolo?”, en Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 3, 2012, págs. 67-77; FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “La teoría
de la ignorancia deliberada en Derecho penal: una peligrosa doctrina jurisprudencial”, en Indret:
Revista para el Análisis del Derecho, núm. 3, 2015, págs. 1-29.
654
En este sentido, consúltese SAP de Barcelona de 5.VII.2016 (Ponente: ARMAS
GALVE). En especial, sobre lo transcrito, véase el Fundamento de Derecho sexto.
247
IV.- Elementos típicos subjetivos distintos del dolo
A) Preliminar
655
FISCHER, H. A., Die Rechtsidrigkeit mit besonderer Berücksichtigung des Privatrechts,
Frankfurt am Main, 1966 (Lizensausgabe mit freunfl. Genehmigung unveränderter Nachdruck der
Ausgabe München, 1911), págs. 137 y sigs. El valor emblemático de teoría ha sido resaltado,
aunque indicando que no carece de significativos precedentes históricos, por POLAINO NAVARRETE,
M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código Penal español, op. cit., págs. 89, 92 y sigs.
656
Existen numerosas posiciones formuladas en la doctrina, que comparten el criterio del
reconocimiento de los postulados fundamentales de la categoría dogmática de los elementos
subjetivos del injusto. ANTÓN ONECA, Derecho penal. Parte general, tomo I, Editorial Gráfica
Administrativa, Madrid, 1949, págs. 178 y sigs., contribuyó de manera decisiva a la investigación
de diversos aspectos de este tema. En efecto, tras confrontar las configuraciones objetiva y subjetiva
de la antijuricidad, reconoce la existencia de algunos supuestos típicos portadores de elementos
subjetivos del injusto, considerando que esta categoría dogmática sirve de enlace entre objetivistas y
subjetivistas. Afirma que la presencia de tales características decide el sentido jurídico (de valor o
disvalor según configure una causa de justificación o un injusto) de comportamientos externos.
También destaca el carácter bifronte de estos elementos psíquicos, en cuanto son constatables no
sólo en el ámbito del injusto, sino también en el de la culpabilidad, participando dogmático-
funcionalmente de la esencia de ambas características constitutivas del delito.
657
POLAINO NAVARRETE, Los elementos subjetivos del injusto en el Código Penal
español, op. cit., pág. 90.
248
permitido jurídicamente un mero acontecimiento objetivo, sino que éste está
prohibido o permitido según el fin perseguido por el sujeto ejecutor658.
658
MEZGER, E., Derecho penal: parte general. Libro de estudio, traducción de la 6ª. edic.
alemana (1955) por C. A. FINZI, Editorial Din, Buenos Aires, 1989, págs. 136-14.1
659
Por ello, la magistral afirmación de NAVARRETE URIETA, J. M., “Elementos racionales
e irracionales en la estructura del delito”, en Anales de la Universidad de Valencia, vol. XXXVI,
cuaderno III, Derecho, 1962-1963, págs. 65 y sigs: “El Derecho no es simplemente una especie de
ordenador de las necesidades vitales, sino que, como todo producto de cultura, tiene una escala de
valores (…) El legislador no configura los delitos ni de forma caprichosa ni partiendo
exclusivamente de aquellos hechos que representan una lesión de intereses o de bienes, sino que
tiene que partir también de aquellas concepciones éticas vivas en la sociedad para la que se legisla
(…) El delito no puede ser una construcción lógico-racional completamente rígida: a su esencia
pertenecen también aquellos elementos valores irracionales o emocionales que no pueden ser
aprehendidos por medio de un análisis lógico realizado por el entendimiento humano”.
660
Vid., ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en
el Código Penal español, op. cit., págs. 89-98 y, 119-131. Cfr. LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de
Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 233; MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general,
10ª. edic. revisada y actualizada, Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 286-288.
249
de manifestación (en los tipos de delitos de exteriorización, de expresión, de
especial conocimiento o de medios de manifestación singularmente determinados),
así como hipótesis de imperfecta ejecución autónomamente incriminadas (como
los tipos de consumación anticipada de conspiración, provocación, de tentativa y
de empresa o emprendimiento en que se equipara el mero emprender de la
tentativa con la consumación ejecutiva)661, sin los cuales la conducta no es que sea
típica pero no culpable, sino que no está siquiera penalmente prohibida662.
661
Vid. POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código
Penal español, op. cit., págs. 251-284, 285-295, 296-309, 310-315.
662
GUARDIOLA GARCÍA, J., “Especiales elementos subjetivos del tipo en Derecho penal:
aproximación conceptual y contribución a su teoría general”, en RDPP, núm. 6, 2001, passim.
Cfr. BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / ARROYO ZAPATERO, L. / FERRÉ OLIVÉ, J. / GARCÍA
RIVAS, N. / SERRANO PIEDECASAS, J. R. / TERRADILLO BASOCO, J. / RODRÍGUEZ YAGÜE, C.
(Coordinadora), Curso de Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 261 y sig.
663
JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 340. La
doctrina de los elementos subjetivos del injusto ha tenido, desde temprana época, un atento
acogimiento. Vid., sobre la presente materia, ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., Los
elementos subjetivos del injusto en el Código Penal español, op. cit., págs. 39-147 y 247-316; ID.,
El injusto típico en la Teoría del delito, Editorial Mario Viera Editor (Mave), Corrientes
(Argentina), 2000, págs. 112-135; ID., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito,
tomo II, vol. I, Editorial Bosch, Barcelona, 2000, págs. 523-549; ID. Lecciones de Derecho penal,
Parte general, tomo II, op. cit., págs. 164 y sigs.; asimismo, DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., Los elementos
subjetivos del delito. Bases metodológicas, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 1990, págs. 73-
154; DONNA, E. A., Teoría del delito y de la pena, 2, Imputación delictiva, Editorial Astrea de
Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1995, págs. 87 y sigs.
250
De lo dicho hasta el momento se infiere que los elementos típicos subjetivos
son ostensiblemente distintos al dolo. Y esto es lo que merece destacarse para poder
comprender con exactitud la trascendencia del análisis propuesto.
664
Art. 243 CP: “El que, con ánimo de lucro, obligare a otro, con violencia o intimidación, a
realizar u omitir un acto o negocio jurídico en perjuicio de su patrimonio o del de un tercero, será
castigado con la pena de prisión de uno a cinco años, sin perjuicio de las que pudieran imponerse
por los actos de violencia física realizados”.
665
LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 233;
MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 288.
251
I) Si el tipo penal exige la concurrencia de un elemento subjetivo del
injusto, y el comportamiento ejecutado -con dolo, pero sin aquél-, no integra
ningún otro tipo penal, el mismo será impune666; y
666
Sirva un ejemplo: el tomar un libro ajeno con el único ánimo de usarlo, esto es, sin el
ánimo de lucro que requiere el art. 234 CP; el hurto de uso se castiga únicamente cuando recae
sobre vehículos de motor (art. 244 CP). Art. 244 CP: “1. El que sustrajere o utilizare sin la debida
autorización un vehículo a motor o ciclomotor ajenos, cuyo valor excediere de 400 euros, sin
ánimo de apropiárselo, será castigado con la pena de trabajos en beneficio de la comunidad de 31
a 90 horas o multa de seis a 12 meses si lo restituyera, directa o indirectamente, en un plazo no
superior a la que se correspondería si se apropiare definitivamente del vehículo (…)”.
667
Sirva un ejemplo: tomar un vehículo a motor sin ánimo de apropiación, sino sólo de
utilizarlo por plazo inferior a 48 horas, no constituye hurto, pero sí el delito de utilización
indebida de vehículo a motor o ciclomotor contemplado en el art. 244 CP. En el mismo sentido:
“La ausencia del elemento subjetivo del injusto determina la exclusión de la tipicidad de la
conducta, aunque persista el dolo, salvo que realice un delito distinto, como son los casos del que
se apodera de un vehículo de motor para usarlo durante unas horas no realiza el tipo de hurto del
art. 234, pues no tiene ánimo de apropiarse de él, sino tan sólo de usarlo, pero realiza el tipo de
hurto de uso de vehículos tipificado en el art. 244, o el funcionario que lesiona a un detenido,
pero no para obtener una confesión, art. 174, sino por odio personal no realizará el delito de
tortura, sino sólo el de lesiones” [BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / ARROYO ZAPATERO, L. /
FERRÉ OLIVÉ, J. / GARCÍA RIVAS, N. / SERRANO PIEDECASAS, J. R. / TERRADILLO BASOCO, J. /
RODRÍGUEZ YAGÜE, C. (Coordinadora), Curso de Derecho penal. Parte general, op. cit., págs.
261 y sig.].
668
MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 287. (Cursivas añadidas).
Sobre los límites de ejecución con imprudencia en delitos que contienen elementos subjetivos del
tipo, véase, especialmente, TORÍO LÓPEZ, A., “Sobre los límites de la ejecución por
imprudencia”, en ADPCP, fasc.1, 1972, págs. 53-88, esp. págs. 59 y sig.
252
la punibilidad por virtud de las exigencias político-criminales de prevención
general y especial669.
669
Vid. POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código
Penal español, op. cit., esp. págs. 316-327.
670
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 85.
671
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
142 y sigs.
672
Erróneamente caracterizado en ocasiones como “dolo específico”. Al respecto, véase
la crítica de POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código Penal
español, op. cit., págs. 217-226; y, 235 y sig., a la pretendida categoría de “dolo específico”
mencionado por la doctrina italiana y por un irrelevante sector de la doctrina española que la
sigue. No podemos dejar de referirnos a ciertos pronunciamientos de la jurisprudencia criminal
que han venido exigiendo, bien que minoritariamente, la concurrencia de un dolo específico,
253
concreto673, o bien un especial conocimiento y voluntad de estar engañando a la
Hacienda Pública674. Esta corriente ha identificado la existencia de un elemento
subjetivo específico duplicando el dolo exigible para la configuración del delito675:
“(e)l verbo defraudar, sobre el que se construye el delito fiscal, implica
necesariamente la presencia de un elemento subjetivo del injusto distinto que el
dolo: el ánimo de defraudar, consistente en obtener una ventaja patrimonial por el
impago de la deuda tributaria” 676. En otras palabras, el especial ánimo de defraudar
aparecería íntimamente unido al verbo núcleo del tipo penal y configuraría, de este
modo, un elemento esencial para apreciar una defraudación tributaria 677.
queriendo aludir a la correcta categoría dogmática de elemento subjetivo del injusto. Cfr.
APARICIO PÉREZ, El delito fiscal a través de la jurisprudencia, Editorial Aranzadi, Pamplona,
1997, págs. 281 y sig., la STS de 27.XII.1990 (Ponente: RUIZ VADILLO), que reconoce la
exigencia de un “dolo específico consistente en el conocimiento de que con su conducta estaba
causando un perjuicio al Erario Público (…)”. En cambio, las SSTS de 9.III.1993 (Ponente:
MOYNA MÉNGUEZ), de 20.V.1996 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER) y la STSJ de Extremadura
de 29.I.1998 (Ponente: JUANES PECES) aluden a la concurrencia de un elemento subjetivo
específico “para evitar que la intervención punitiva lleve a la abusiva y denostada prisión por
deudas (...)”. Es interesante citar también la SAP de Burgos de 13.VII.2007 (Ponente: REDONDO
ARGÜELLES), en la que se señala que “(p)odemos sacar, como conclusión, que el elemento
subjetivo del delito fiscal consiste en que la acción u omisión del autor tenga como finalidad el
fraude tributario (reducir o eliminar la cuota que debe abonar, u obtener o aumentar devoluciones
o beneficios fiscales); finalidad que puede ser plenamente querida (dolo directo) o simplemente
aceptada como consecuencia probable de la acción u o omisión (dolo eventual). Esa finalidad
puede ir acompañada de ánimo de lucro propio o de otros objetivos mediatos (…)”. Vid.,
asimismo, sobre la categoría dogmática de elemento subjetivo del injusto en el delito fiscal, las
reseñas jurisprudenciales efectuadas en MORILLO MÉNDEZ, A., Infracciones, sanciones y delitos y
contra la Hacienda Pública, actualizado a octubre de 2000, Editorial Cisspraxis, Valencia, 2000,
págs. 304-307.
673
Véanse las sentencias de la AP de Valencia de 16.IX.1988 y de Barcelona de
4.VII.1989 (pronunciamientos señalados en BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J.
C., Todo sobre el fraude tributario, op. cit., págs. 75-78). Asimismo, STS de 20.IX.1990
(Ponente: SOTO NIETO).
674
Vid. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 722;
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del Código penal, Editorial
Civitas, Madrid, 1988, pág. 271; BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda
pública, op. cit., pág. 49; SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda
pública. Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, op. cit., pág. 73.
675
Vid., ampliamente, COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código
penal español (Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., págs. 215 y sigs.
676
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, op. cit., pág. 75.
677
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, op. cit., pág. 77 y sig.
254
Recordemos, igualmente, que en la regulación del delito fiscal vigente hasta
1985 -consagrado en el art. 319 CP678- se señalaban ciertas presunciones del ánimo
de defraudar (anomalías sustanciales en la contabilidad, y negativa u obstrucción a
la acción investigadora de la Administración tributaria), lo que generó que un
considerable sector de la doctrina estimara que aquél debía admitirse como un
elemento subjetivo integrante del tipo de injusto 679.
678
El derogado art. 319 CP establecía que “(c)ometerá delito fiscal el que defraudare a la
Hacienda estatal o local mediante la elusión del pago de impuestos o el disfrute ilícito de
beneficios fiscales en una cantidad igual o superior a dos millones de pesetas. Se entiende que
existe ánimo de defraudar en el caso de falsedades o anomalías sustanciales en la contabilidad y
en el de negativa u obstrucción a la acción investigadora de la Administración tributaria (…)”.
679
Expresión -ánimo de defraudar- que algunos autores creían que encerraba ese
específico elemento subjetivo del tipo de injusto (POZO LÓPEZ, J. DEL / ARNÁU ZOROA, F.,
“Anotaciones sobre el delito fiscal”, en AA.VV., Medidas urgentes de reforma fiscal, vol. I,
Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de Hacienda, Madrid, 1977, págs. 379-446, esp. pág.
418; GÓMEZ-DÉGANO y CEBALLOS ZÚÑIGA, J. L., “El delito fiscal”, en AA.VV., Medidas
urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de Hacienda, Madrid,
1977, págs. 257-297, esp. pág. 272). No obstante, “la referencia legal consignada (…) no permite
apreciar inequívocamente la exigencia de un elemento subjetivo del tipo de injusto, en la medida
que el mismo no es expresamente exigido de modo inequívoco en la configuración legal del
comportamiento delictivo, en cuanto tal categoría dogmática perteneciente a un tipo
subjetivamente configurado en virtud de la exigencia del momento anímico finalista representado
por el propósito de defraudar” (POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas
de una Reforma penal”, en EPC, Cursos y Congresos de la Universidad de Santiago de
Compostela, núm. IX, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Santiago de Compostela,
1985, págs. 147 a 205, esp. pág. 166).
255
obtenerlo el agente mediante la elusión del pago de impuestos o el disfrute
indebido de beneficios fiscales”680.
680
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. 721. (Cursivas
añadidas).
681
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 167. En efecto, esta discrecionalidad fue la que condujo al planteo de
una cuestión de capital importancia: la pertenencia o no de la presunción legal al tipo de injusto
(cfr., ampliamente, MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., págs. 321-325).
682
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. 721. Cfr.
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 303; CÓRDOBA RODA, J., “El nuevo delito
fiscal”, en RJC, vol. 84, núm. 4, 1985, págs. 916-944, esp. pág. 926; PÉREZ ROYO, F., Los delitos
y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 145, nota 210.
683
Vid. BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, op. cit., pág. 76; BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda
Pública y contra la Seguridad Social, op. cit., pág. 75. Al efecto: SSTS de 28.VI.1991 (Ponente:
BARBERO SANTOS) y de 31.V.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ).
684
Lo mismo sostiene LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de Derecho penal. Parte general,
op. cit., pág. 233, a propósito de otra figura legal: “Del mismo modo, una acción objetivamente
ofensiva para el honor ajeno, pero sin animus iniurandi, no realiza el tipo de injusto propio del
delito de injurias (así lo exigía expresamente el art. 457 ss. CP 1944; y aunque la formulación del
256
expresamente la Ley (…) de la expresión ‘defraudar’ se deriva la exigencia de
ánimo de lucro como elemento subjetivo de tipo de injusto. El lucro perseguido,
consiste en una ventaja patrimonial que, si en los delitos de hurto y estafa se
persigue obtener con la apropiación de una cosa con valor económico o de tráfico,
en el delito fiscal es consecuencia del impago de la deuda o de la obtención o
devolución o beneficio”685.
art. 208 CP 1995 no lo menciona expresamente, cabe una interpretación restrictiva que siga
exigiendo ese ánimo), sino que es un mero ilícito civil contra el honor”. En contra de aquélla
afirmación se pronunció, entre otros, PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia
tributaria, op. cit., pág. 145: “Sin embargo, esta referencia al ánimo de defraudar ha desaparecido
en la redacción de 1985. De manera que la defraudación tributaria deja de configurarse como un
delito de tendencia, animado por un específico elemento subjetivo del injusto, siendo suficiente el
dolo genérico”.
685
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 85.
686
En este sentido, el TS proclamó que el delito de defraudación a la Hacienda Pública es
“un delito tendencial, en forma igual o análoga a lo que sucede con otras muchas infracciones
penales y más en concreto los llamados, en general, delitos económicos, cuyo contenido es el
apoderamiento, el ánimo de lucro o ‘animus defraudandi’, siendo este elemento subjetivo del
injusto, esencial” (STS de 27.XII.1990, Ponente: RUIZ VADILLO, Fundamento de Derecho
tercero).
257
hacerse -con referencia al supuesto enjuiciado- mediante la ocultación o
desfiguración de alguno de los datos necesarios para la ajustada cuantificación de
la deuda tributaria, o mediante la omisión de la declaración que los oculta ‘todos’
con tendencia defraudatoria, pues así lo imponen de consuno exigencias lógicas y
razones de eficacia del precepto penal” 687.
687
STS de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), Fundamento de Derecho primero.
En parecidos términos se pronunciaron las sentencias del TS de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ
PALOS), de 9.III.1993 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ) y de la AP de A Coruña de 9.I.2017
(Ponente: MARTELO PÉREZ).
688
Cfr., en el mismo sentido, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación
tributaria”, op. cit., esp. pág. 62: “Sin embargo, un sector doctrinal minoritario ha venido
exigiendo un especial ánimo de defraudar diferente del dolo, ánimo que carece de toda base legal
y que ha sido invocado por algunas resoluciones jurisprudenciales para fundamentar
indebidamente algunas absoluciones”.
689
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio,
Editorial Tecnos, Madrid, 1995, págs. 55 y sigs.
690
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, op. cit., pág. 73. Vid., asimismo, POLAINO
NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código Penal español, op. cit., págs.
237-239.
258
Conviene insistir, frente a lo señalado por algunos autores 691, que, en
materia de tipo subjetivo en el delito fiscal, no existe base legal para exigir un
especial ánimo defraudatorio692, o voluntad defraudatoria de perjudicar o de
impedir que la Administración conozca el hecho imponible, sea concebido como
elemento independiente 693 o embebido en un ánimo de lucro 694.
691
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código Penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., pág.
90, nota 96, quien afirma que “(e)l tipo subjetivo requiere además del dolo, un ánimo de lucro,
entendido como ‘cualquier utilidad, goce, ventaja, o provecho económico (…)”.
692
Tal como dice JAKOBS, G., Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la
imputación, traducción de J. CUELLO CONTRERAS y J. L. SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO,
Editorial Marcial Pons, Ediciones Jurídicas, Madrid, 1995, pág. 311: “los elementos subjetivos
del injusto distintos al dolo o a la imprudencia siempre se mencionan en el respectivo tipo
concreto”. En el mismo sentido, TORÍO LÓPEZ, A., “Motivo y ocasión en el robo con homicidio”,
en ADPCP, núm. 23, fasc./mes 3, 1970, págs. 605-624, esp. pág. 619.
693
Así se afirma en BAJO FERNÁNDEZ, M. / SUÁREZ GONZÁLEZ, C. / PÉREZ MANZANO,
M., Manual de Derecho penal. Parte especial (delitos patrimoniales y delitos económicos), 2ª.
edic., Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 1993, pág. 620, nota 83, en donde se
pretende otorgar al elemento subjetivo del injusto un papel de restricción de conductas típicas.
Cfr. MARTÍNEZ BUJÁN-PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social:
estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio, op. cit.,
pág. 56, nota 87, quien ha apuntado que en la jurisprudencia suele aludirse también a un especial
ánimo de defraudar, y señala, entre otras, las sentencias del TS de 29.VI.1985 (Ponente: DE VEGA
RUIZ), de 2.III.1988 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), de 26.XI.1990 (Ponente: MONTERO
FERNÁNDEZ-CID), de 27.XII.1990 (Ponente: RUIZ VADILLO), de 20.XI.1991 (Ponente: RUIZ
VADILLO), de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ PALOS) y
de 31.V.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ), aclarando que, ciertamente, en los pronunciamientos
posteriores a los señalados se ha identificado aquel ánimo defraudatorio con el dolo.
694
MESTRE DELGADO, E., La defraudación tributaria por omisión, Ministerio de Justicia,
Centro de Publicaciones, Madrid, 1991, pág. 85.
695
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, op. cit., págs. 75 y sigs. En este sentido se ha pronunciado la doctrina: “(…) el tipo de
injusto del delito descrito en el artículo 349 contiene un elemento subjetivo, el ánimo de lucro
ilícito, el cual no aparece de forma explícita, pero debe entenderse comprendido en el verbo
mencionado. Por supuesto, el lucro perseguido por el agente ha de consistir en una ventaja
patrimonial, que en el presente delito se consigue en virtud del impago de una deuda, la deuda
tributaria” [MARTÍNEZ PÉREZ, C., “Título VI del Libro II del Código Penal. Delitos contra la
259
obstante, “(t)al elemento no introduce un factor de (indeseable) restricción para la
aplicación de esta figura delictiva, toda vez que, por supuesto, es compatible con
cualquier otro ánimo (extratípico) que pueda erigirse en móvil de la actuación del
autor (el móvil, p. ej., de ‘objeción fiscal’ no enerva la presencia de un ánimo de
lucro concurrente)”696.
El dolo exigido por la descripción legal del tipo quedaría acreditado con la
constatación suficiente de que el sujeto pasivo del tributo no lo ingresó o ingresó
menos sabiendo que debía hacerlo, y los aspectos esenciales o primarios de cómo
Hacienda pública (‘El delito fiscal’)”, en M. COBO DEL ROSAL (Director) / M. BAJO FERNÁNDEZ
(Coordinador), “Comentarios a la Legislación Penal. Tomo VII. Delitos contra el secreto de las
comunicaciones (‘escuchas telefónicas’). Delitos contra la Hacienda pública (‘delito fiscal’)”, en
RDP, Editorial Edersa, Madrid, 1986, págs. 199-394, esp. págs. 276 y sig.].
696
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio, op.
cit., pág. 56. Como anota el autor, no es de recibo la objeción apuntada por PÉREZ ROYO (Los
delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 146) y asumida por DE VICENTE
MARTÍNEZ (Los delitos contra la Seguridad Social, Editorial Praxis, Barcelona, 1991, pág. 251),
en el sentido de constatar la existencia de casos en los que no se podrá acreditar la concurrencia
de un ánimo de lucro en el propio autor, puesto que los beneficiarios directos de la defraudación
son terceros. Recuerda, frente a ello, que la jurisprudencia y la doctrina ha entendido de manera
unánime que, a los efectos de los delitos de apoderamiento y de estafa, el lucro puede ser propio o
ajeno (pág. 56, nota 89).
697
Cfr. POLAINO NAVARRETE en Los elementos subjetivos del injusto en el Código Penal
español, op. cit., págs. 235 y sig.; ID., Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la
imputación, op. cit., pág. 344. En el mismo sentido, se ha pronunciado JAKOBS: “(…) en la
medida en que los elementos subjetivos del injusto no son genuinamente componentes del dolo”.
698
Cfr., en sentido discrepante, CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación
tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas
‘de lege ferenda’, op. cit., pág. 91.
260
hacerlo. De este modo, el interés del sujeto por defraudar es intrínseco al tipo
porque sólo para defraudar se comete delito fiscal 699. La propia acción del sujeto
consiste en defraudar más allá de la modalidad e implica, necesariamente, un lucro
para sí o para un tercero, y un quebrantamiento patrimonial para la Hacienda
Pública700.
699
En el mismo sentido, consúltese la STS de 10.XI.1993 (Ponente: SOTO NIETO).
700
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo II. Apartado 1. Estructura del tipo. El resultado típico:
la cuantía de la defraudación y su incidencia en el delito”, op. cit., esp. pág. 169. Cfr. COLINA
RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español (Análisis jurídico-
dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 219.
701
Vid. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 722;
FERNÁNDEZ ALBOR, A., “Política criminal en el delito fiscal”, en EPC, núm. 5, 1980-1981, pág.
9; BAJO FERNÁNDEZ, M., Derecho penal económico aplicado a la actividad empresarial,
Editorial Civitas, Madrid, 1978, pág. 567.
702
POLAINO NAVARRETE, M., “El delito fiscal. Secuencias fallidas de una Reforma
penal”, op. cit., esp. pág. 156.
261
Pero con el actual art. 12 CP no resulta necesario exigir un elemento
subjetivo del tipo de injusto para argumentar la imposible ejecución del delito
fiscal culposo703. Exigir aquello iría en contra de las exigencias de configuración
del tipo penal que en lugar de constituir un delito subjetivamente configurado
como antes, ha pasado a ser un delito objetivamente configurado. Hoy en día la
defraudación tributaria se ejecuta con la mera concurrencia del dolo del autor, en
cualesquiera de sus modalidades, y con exclusión de la modalidad imprudente. Y,
en todo caso, el engaño susceptible de provocar error a la Hacienda se encuentra
inmerso en el dolo que requiere la defraudación tributaria para su configuración
típica.
703
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 144.
En este sentido se pronunció la SAP de Madrid de 20.IX.2002 (Ponente: ALCACER GUIRAO).
704
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 220. En el mismo sentido afirmó
el pronunciamiento de la AP de Burgos, de 13.VII.2007 (Ponente: REDONDO ARGÜELLES,
Fundamento de Derecho segundo): “(…) el elemento subjetivo del delito fiscal consiste en que la
acción u omisión del autor tenga como finalidad el fraude tributario (reducir o eliminar la cuota
262
En el mismo sentido se afirmó que “(p)ueden indicarse diversos supuestos,
conectados con la práctica diaria, en que la acción constitutiva de la defraudación
tributaria no incorpora necesariamente el ánimo de lucro por parte del sujeto. Así
sucede, por ejemplo, en el caso de la persona obligada por la ley a efectuar
retenciones, a efectos del Impuesto sobre la Renta, con ocasión de los pagos
realizados a terceras personas y a ingresar su importe en el Tesoro y que incumple
una y otra obligación (no ingresa, pero tampoco retiene). En este supuesto estamos
ante una elusión del pago de tributos que ocasiona un perjuicio económico al
Tesoro, sin que al propio tiempo exista, al menos en forma directa, un lucro para el
sujeto, ya que los beneficiarios directos de la defraudación son terceros”705.
que debe abonar, u obtener o aumentar devoluciones o beneficios fiscales); finalidad que puede
ser plenamente querida (dolo directo) o simplemente aceptada como consecuencia probable de la
acción u omisión (dolo eventual). Esa finalidad puede ir acompañada de ánimo de lucro propio o
de otros objetivos mediatos”.
705
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 146.
Cfr., en sentido discrepante, LAMARCA PÉREZ, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos contra
la Hacienda Pública”, op. cit., esp. págs. 787 y sigs.
706
Vid., ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en
el Código penal español, op. cit., págs. 254-259.
707
POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en el Código Penal
español, op. cit., pág. 326. En este sentido, como se ha dicho, en los tipos portadores de
263
conducta que objetivamente configura un delito fiscal pero que no se encamina a la
obtención de una ventaja fiscal (aunque efectivamente la haya obtenido), no
existirá ánimo de lucro y, por ende, como el comportamiento realizado sin dicho
elemento no integra ningún otro tipo penal, aquél será impune 708.
elementos subjetivos del tipo de injusto el dolo no es suficiente, toda vez que se exige la
presencia de un momento anímico trascendente respecto de aquél.
708
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 221.
709
Vid., por todos, MORALES PRATS, F., “Título XIV. De los delitos contra la hacienda
pública y contra la seguridad social”, en G. QUINTERO OLIVARES (Director) / F. MORALES PRATS
(Coordinador), Comentarios al Código penal. Parte especial (artículos 138 a 318), tomo II, 5ª.
edic., Editorial Aranzadi, Pamplona, 2008, págs. 1053-1164, esp. pág. 1071.
710
Vid., ampliamente, APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit.,
págs. 70-73.
264
del delito para sostener la exigencia de un especial ánimo de perjudicar a la
Hacienda Pública -lo que algún sector de la doctrina ha denominado ‘dolo
reduplicado’- que normalmente sería ilusorio pues cuesta mucho imaginar un
delito fiscal, por elevada que sea la cantidad defraudada, que pueda causar un
perjuicio real y sensible a la Hacienda Pública” 711.
V.- Recapitulación
711
STS de 3.I.2003 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO), Fundamento de Derecho sexto.
(Cursivas añadidas). Vid., sobre la expresión “dolo reduplicado”, BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo
6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y atenuantes”, en F. M. MELLADO BENAVENTE
(Coordinador), El delito fiscal, Edición Fiscal CISS, Valencia, 2009, págs. 161-199, esp. pág.
165.
712
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág.
62.
265
3. No exige el tipo legal la presencia de singulares elementos subjetivos del
injusto distintos del dolo para su configuración.
713
Vid., ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., Los elementos subjetivos del injusto en
el Código penal español, op. cit., págs. 254-259.
266
CAPÍTULO V
ANTIJURICIDAD Y JUSTIFICACIÓN
714
Vid., entre otros, RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., Derecho penal español. Parte general,
3ª. edic., Editorial del autor, Madrid, 1973, págs. 335 y sigs.; CASADO HERRERO, D., “El delito
fiscal: breve análisis jurídico-penal”, en Hacienda Pública Española, núm. 54, 1978, págs. 185-
199, esp. pág. 188; POLAINO NAVARRETE, M., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica
del delito, tomo II, vol. I, Editorial Bosch, Barcelona, 2000, págs. 499-510; ID., El injusto típico
en la Teoría del delito, Editorial Mario Viera Editor (Mave), Corrientes (Argentina), 2000, págs.
31 y sig. y 65-85; ID., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª. edic. corregida y
actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, págs. 153 y sigs.
715
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del Código penal,
Editorial Civitas, Madrid, 1988, pág. 345; MAYER, M. E., Derecho penal. Parte general,
traducción por S. POLITOFF LIFSCHITZ, Euros Editores, Buenos Aires, 2007, pág. 217.
716
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, Editorial
Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, pág. 154.
267
precepto penal ya a nivel de Derecho positivo expreso, diferencia relevante de cara
a la apreciación del propio juicio de antijuricidad717.
717
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., l.u.c.
718
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 153.
719
Vid. FERNÁNDEZ MONTES, M., “Infracción tributaria. Imputabilidad, culpabilidad y
causas de justificación”, en X Semana de Estudios de Derecho Financiero, Editorial de Derecho
Financiero, Madrid, 1962, pág. 566; RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, en
REDF, núm. 15-16, 1977, págs. 703-735, esp. pág. 722. En opinión de algunos autores la
operatividad de causas de justificación es prácticamente nula en este precepto (vid., al respecto,
la doctrina señalada en MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, Editorial Montecorvo, Madrid,
1982, pág. 305, nota 352). Asimismo, sobre la cuestión, consúltese LAMARCA PÉREZ, C.,
“Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda Pública”, en RDFHP, vol. 35, núm.
178, 1985, págs. 743-797, esp. pág. 785; PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en
materia tributaria, op. cit., pág. 156.; APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública,
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1990, págs. 75 y sig.; PÉREZ
MARTÍN, D., “Capítulo III. Causas de justificación. La regularización tributaria”, en J. DE
FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE
(Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J. ZABALA GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra
la Hacienda pública, Editorial Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 185-237, esp. pág. 185;
MESTRE DELGADO, E., “Tema 14. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad
Social”, en C. LAMARCA PÉREZ (Coordinadora), Delitos y faltas. La parte especial del Derecho
penal, 2ª. edic., Editorial Colex, Madrid, 2016, págs. 547-569, esp. pág. 556.
268
entenderse que la ejecución de la conducta típica se encuentra amparada por una
causa de justificación y es, por tanto, adecuada a derecho720.
Más allá del efecto que la conciencia social puede provocar, la antijuricidad
en el delito fiscal tiene no sólo un contenido formal, sino también material 721.
Descartada la tesis sostenida antiguamente sobre el carácter meramente formal de
los ilícitos tributarios, creemos que los delitos fiscales ofenden intereses sociales
que el ordenamiento jurídico penal considera dignos y merecedores de
protección722. En este sentido se ha afirmado que “(l)os preceptos reguladores del
delito fiscal no son en ningún caso normas meramente penales, y las conductas que
en aquellos preceptos se regulan y sancionan son antijurídicas, tanto desde un
punto de vista material, en la medida en que aquellas actuaciones atentan contra
bienes que son objeto de protección por las normas jurídicas, en este caso el Erario
Público, como desde un punto de vista formal, como se deriva del propio hecho
720
Vid. ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción y notas de D.-M.
LUZÓN PEÑA, M. DÍAZ Y GARCÍA-CONLLEDO y J. DE VICENTE REMESAL, Editorial Civitas,
Madrid, 1997, pág. 557; CEREZO MIR, J., Curso de derecho penal español. Parte general.
Teoría jurídica del delito, tomo II, 6ª. edic., 7ª. reimpresión, Editorial Tecnos, Madrid, 2005,
págs. 189 y sigs.; MAYER, M. E., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 341 y sigs.;
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español (Análisis
jurídico-dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, págs. 225-234;
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs.
169-180. Sobre los efectos de las causas de justificación: LUZÓN PEÑA, D.-M., “Causas de
atipicidad y causas de justificación”, en ID. / S. MIR PUIG (Coords.), Causas de justificación y
causas de atipicidad en Derecho penal, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1995, págs. 21-44, esp.
pág. 33; ID., Lecciones de Derecho Penal. Parte General, 2ª. edic. ampliada y revisada,
Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2012, págs. 175 y sigs.
721
POLAINO NAVARRETE, M., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito,
tomo II, op. cit., pág. 501; MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, 10ª. edic. revisada y
actualizada, Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 156 y sig.
722
DE LA PEÑA VELASCO, G., “Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, en
Cuadernos de Estudios de la Conserjería de Economía, Hacienda y Empleo, Murcia, 1984,
págs. 129 y sigs.
269
que tales conductas sean objeto de atención específica y concreta por parte de una
norma penal”723.
A) Estado de necesidad
723
DE LA PEÑA VELASCO, G., “Algunas consideraciones sobre el delito fiscal”, op. cit.,
pág. 131.
724
Vid. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El bien jurídico en el delito de defraudación
tributaria”, en EPC, núm. 18, 1994-1995, págs. 123-196, esp. págs. 141-189; FERRÉ OLIVÉ, J. C.,
“El bien jurídico protegido en los delitos tributarios”, en M. L. MAQUEDA ABREU / M. MARTÍN
LOREnzo / A. VENTURA PÜSCHEL (Coords.), Derecho Penal para un Estado social y democrático
de Derecho. Estudios penales en Homenaje al Profesor Emilio Octavio de Toledo y Ubieto,
Servicios de Publicaciones, Facultad de Derecho, Universidad Complutense de Madrid, Madrid,
2016, págs. 569-578, esp. pág. 587.
725
En el mismo sentido, consúltese la STS de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO
MENÉNDEZ DE LUARCA).
726
Vid., ampliamente, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal económico y de la
empresa. Parte especial, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, págs. 621 y sig.
270
de otra persona o infrinja un deber, siempre que concurran los siguientes
requisitos727:
727
Vid., ampliamente, acerca de la teoría general de esta eximente, CEREZO MIR, J.,
Curso de derecho penal español. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op. cit.,
págs. 246-289.
728
Cfr. RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “El nuevo delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 722:
“Concretamente pensamos que el estado de necesidad no es incompatible con el delito fiscal”.
271
que la sociedad atribuye al delito fiscal de un lado, ni la poca gravedad de las
penas que la norma anuda a este tipo de comportamientos de otro729.
729
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., págs. 307 y sigs. No obstante, su
postura se reserva diversas y valiosas observaciones (esp. págs. 308-310).
730
Art. 21 CP: “Son circunstancias atenuantes: 1. Las causas expresadas en el capítulo
anterior, cuando no concurrieren todos los requisitos necesarios para eximir de responsabilidad
en sus respectivos casos (…)”.
731
POZO LÓPEZ, J. DEL / ARNÁU ZOROA, F., “Anotaciones sobre el delito fiscal”, en
AA.VV., Medidas urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio
de Hacienda, Madrid, 1977, págs. 379-446, esp. pág. 421.
732
Al respecto, como señala LAMARCA, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos
contra la Hacienda Pública”, op. cit., esp. pág. 786, este supuesto es más bien un caso de
laboratorio si se tiene en cuenta que el otrora art. 349 CP exigía la defraudación de una cuota
fiscal superior a cinco millones de pesetas, lo que permite imaginar la presencia de una
cuantiosa fortuna.
733
Vid., sobre el hurto famélico, RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., Derecho Penal español.
Parte general, 10ª. edic., revisada y puesta al día, con autorización del autor por A. SERRANO
GÓMEZ, Editorial Dikynson, Madrid, 1986, pág. 575: “Uno de los ejemplos clásicos de
conflictos de bienes desiguales que suele presentarse es el llamado hurto famélico, por el que
generalmente se entiende el cometido ‘por un indigente para aplacar su hambre o cubrir su
desnudez’ (…). La opinión dominante, cuyas raíces pudieran encontrarse en Santo Tomás (…),
es la de que se trata de un conflicto entre la vida y la propiedad, y por lo tanto ésta debe ceder
ante aquélla (…). La cuestión, sin embargo, no es ni mucho menos tan simple. El conflicto entre
vida y propiedad es un fantasma que circula por la literatura jurídico-penal de toda consistencia.
Cuando la desnutrición ha llegado a tal punto que si el sujeto no ingiere alimentos se muere, la
perdida de fuerzas es tan completa que difícilmente podrá desplazarse para cometer una
sustracción, y, de otra parte, ya no le es útil ingerir cualquier clase de alimentos; lo que necesita
272
incluso, el requisito segundo del art. 20.5 CP, impedirán su procedencia734, ya que,
por ejemplo, el IRPF o el IS presuponen la existencia de rendimiento positivo, es
decir, de beneficios735. No obstante, para este sector, el estado de necesidad podría
presentarse en aquellos supuestos de pago de secuestros o extorsiones de bandas
organizadas736.
737
RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., Derecho penal español. Parte especial, 14ª. edic.,
revisado y puesta al día por A. SERRANO GÓMEZ, Editorial Dykinson, Madrid, 1991, pág. 580.
738
Vid. el planteamiento dominante en la doctrina española en PÉREZ ROYO, F., Los
delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 156, nota 238.
739
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
156 y sig. (con relación al otrora art. 349 CP). Esto mismo ha sido advertido en MARTÍNEZ
PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 309. En este sentido, MORILLO MÉNDEZ, A.,
Infracciones, sanciones y delitos y contra la Hacienda pública, actualizado a octubre de 2000,
Editorial Cisspraxis, Valencia, 2000, pág. 309, luego de transcribir lo resuelto por la AP de
Logroño de 12 de junio de 1991, afirmó lo siguiente:“No cabe la aplicación de la eximente
incompleta del artículo 9.1 del CP, en relación con el n.° 7 del artículo 8, estado de necesidad,
porque reafirmado que el delito fiscal es un delito doloso, por lo que el carácter supraindividual
del bien jurídico protegido determina la desestimación del estado de necesidad que se indica
274
En verdad, el principio de capacidad contributiva impedirá que el sujeto,
como consecuencia de la elusión del pago de un tributo, se coloque en una
situación en la que, existiendo un peligro inminente para su salud o su dignidad
humana, tenga que sacrificar un bien jurídico de menor valor para salvar uno de
mayor valor740. Esto, no sólo porque en estos casos el bien jurídico individual -que
es el de menor valor-, no puede superponerse al bien jurídico supraindividual -de
mayor valor-, sino porque no concurrirá la ausencia de provocación por parte del
ofendido, requisito previsto en el Código penal para apreciar el estado de
necesidad741.
En verdad, la configuración del tributo del que se trate tiene como base la
existencia de un hecho imponible, es decir, existe un indicio de capacidad
contributiva del sujeto. De esta manera, por ejemplo, en el IRPF el hecho
imponible es la obtención de renta del contribuyente 744, de lo que se desprende que
todo hecho imponible genera un ingreso para el contribuyente. Así, “la deuda
tributaria no nace ex nihilo, sino que tiene su fundamento en los ingresos que tuvo
el contribuyente y que se encuentran gravados según la ley tributaria del caso en
específico, por tanto resultaría ilógico manifestar un estado de necesidad en base a
743
STS de 2.III.1988 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), Fundamento de Derecho cuarto.
744
Véase el art. 6 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, de IRPF y de modificación
parcial de las leyes de los IS, IRNR e IP, que dispone lo siguiente: “Hecho imponible. 1.
Constituye el hecho imponible la obtención de renta por el contribuyente. 2. Componen la renta
del contribuyente: a) Los rendimientos del trabajo. b) Los rendimientos del capital. c) Los
rendimientos de las actividades económicas. d) Las ganancias y pérdidas patrimoniales. e) Las
imputaciones de renta que se establezcan por ley. 3. A efectos de la determinación de la base
imponible y del cálculo del Impuesto, la renta se clasificará en general y del ahorro. 4. No estará
sujeta a este impuesto la renta que se encuentre sujeta al Impuesto sobre Sucesiones y
Donaciones. 5. Se presumirán retribuidas, salvo prueba en contrario, las prestaciones de bienes,
derechos o servicios susceptibles de generar rendimientos del trabajo o del capital”.
276
una grave crisis económica, pues el hecho generado por el impuesto reporta un
ingreso en las arcas del contribuyente”745.
Creemos que ante una efectiva dificultad de pago del tributo por parte de
sujeto, existen diversos mecanismos fiscales para prorratearlo e, incluso, aquél se
podría dar de baja provisionalmente por insolvencia746.
745
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 239.
746
Tal como lo dispone el art. 76 LGT: “Baja provisional por insolvencia. 1. Las deudas
tributarias que no hayan podido hacerse efectivas en los respectivos procedimientos de
recaudación por insolvencia probada, total o parcial, de los obligados tributarios se darán de baja
en cuentas en la cuantía procedente, mediante la declaración del crédito como incobrable, total o
parcial, en tanto no se rehabiliten dentro del plazo de prescripción de acuerdo con lo dispuesto
en el apartado 2 del artículo 173 de esta ley. 2. La deuda tributaria se extinguirá si, vencido el
plazo de prescripción, no se hubiera rehabilitado”.
747
STS de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), Fundamento de Derecho primero.
(Cursiva añadida).
277
De lo reproducido se infiere que no se da una situación nueva y urgente que
haya conducido al empresario a tener que optar entre pagar tributos o abonar otros
gastos (como el de los sueldos de los trabajadores), ni que se haya intentado
acreditar la existencia de otras actuaciones menos gravosas que hubieran evitado la
defraudación. Es decir, no se puede constatar una de las circunstancias que
requiere el art. 20.5 CP -que la situación de necesidad no haya sido provocada
intencionadamente por el sujeto- para que pueda apreciarse el estado de necesidad
como eximente de responsabilidad criminal 748.
748
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal, Edición Fiscal
CISS, Valencia, 2009, págs. 161-199, esp. pág. 186.
749
STS de 26.IV.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ), Fundamento de Derecho cuarto.
278
En términos similares se pronunció la Sentencia de la AP de Valladolid de
16 de noviembre de 1999 750, oportunidad en la que, además de invocar la doctrina
fijada por el Alto Tribunal, se alude a la existencia de dos remedios procesales a
los que acudir en caso de insolvencia provisional o definitiva: la suspensión de
pagos y el procedimiento de quiebra 751.
750
Vid., ampliamente, la reseña de los pronunciamientos de las AAPP con relación a la
materia en PÉREZ MARTÍN, D., “Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op. cit.,
esp. págs. 190-192. Asimismo, consúltese APARICIO PÉREZ, J. / BAENA AGUILAR, A. / GARCÍA
DE LA MORA, L. / MARTÍNEZ LAGO, M. A. (Coordinador), Delitos e infracciones tributarias:
Teoría y práctica, Editorial Lex Nova, Valladolid, 1991, págs. 150 y sig.; BERTRÁN GIRÓN, F.,
“Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y atenuantes”, op. cit., esp. págs. 186 y
sig.
751
SAP de Valladolid de 16.XI.1999 (Ponente: MIÑAMBRES FLÓREZ), Fundamento de
Derecho tercero: “En supuestos idénticos el Tribunal Supremo ha señalado terminantemente
(…) que ‘aunque no es incompatible el estado de necesidad con el delito fiscal por elusión del
IGTE e IVA, es difícil apreciar urgencia y necesidad en las situaciones de crisis empresarial,
dificultades de tesorería o de precaria situación financiera, porque tales situaciones son resultado
de factores antecedentes que atraen paulatinamente el déficit y desequilibrio económico; no
consta haberse agotado las posibilidades de financiación externa, ni la de obtener de Hacienda
moratorias o fraccionamientos de pagos, ni de que todos los intereses anudados a la subsistencia
de la empresa, en especial los laborales, dependieran sustancial y principalmente de los
impuestos eludidos, lo que inclina a negar la existencia de necesidad justificante o exculpatoria’.
Con independencia de estos recursos a que se refiere el Tribunal Supremo existen
dos remedios procesales a que acudir en caso de insolvencia provisional o definitiva, cuales son
la suspensión de pagos y el procedimiento de quiebra a que no acudió el acusado”.
279
fruto de un proceso económico en el que convergen diferentes factores que
anteceden a la misma y debió haberse agotado todas las posibilidades financieras e
incluso la de obtener de la Hacienda Pública moratorias o fraccionamientos de pago
para evitar el impago y la elusión del impuesto correspondiente, sin que tampoco
procediera anteponer los salarios de los trabajadores o pago a proveedores al abono
de los impuestos ya devengados para tratar de garantizar la subsistencia de la
empresa, no concurriendo por tanto la situación de necesidad justificante o
exculpante que se pretende”752.
752
SAP de Vizcaya de 14.XII.2015 (Ponente: AYO FERNÁNDEZ), Fundamento de Derecho
A, cuarto. (Cursivas añadidas).
753
SAP de Barcelona de 18.III.2016 (Ponente: IBARRA IRAGUEN), Fundamento de
Derecho primero. (Cursivas añadidas). En el mismo sentido, SAP de Jaén de 8.XI.2006, de
Madrid de 6.IX.2007 y de A Coruña de 30.I.2009 (Ponente: TABOADA CASEIRO), no apreciaron
un estado de necesidad, pues en una situación de crisis empresarial derivada de una precaria
situación financiera no constó que los acusados solicitaran una moratoria ni fraccionaran el pago
del IVA [los primeros dos pronunciamientos señalados en CHICO DE LA CÁMARA, P.,
“Estructura del delito fiscal en España”, en H. J. BERTAZZA (Director), Tratado del régimen
penal tributario, tomo I, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2010, pág. 611].
280
En lo que se refiere a la modalidad de falta de ingreso de las cuotas
retenidas, la STS de 7 de marzo de 1996 negó la procedencia del estado de
necesidad como causa de justificación (aunque apuntando más bien a la atipicidad
de la conducta):
754
STS de 7.III.1996 (Ponente: GARCÍA-CALVO Y MONTIEL), Fundamento de Derecho
segundo.
755
En sentido disidente, véanse las sentencias del Juzgado de lo Penal número 12 de
Barcelona de 22.VI.1993 y de 7.VI.1995, referidas al IGTE. Cfr., asimismo, SERRANO
GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública. Artículos 305 a 307, 627 y
628 del Código penal”, op. cit., pág. 77.
281
En suma, no cabe excluir la aplicación de esta eximente, si bien debe
reconocerse que operará en casos extremos, concretamente, cuando se constaten
las siguientes circunstancias:
756
Art. 65 Ley 34/2015, de 21 de septiembre, de modificación parcial de la Ley 58/2003,
de 17 de diciembre, General Tributaria: “Aplazamiento y fraccionamiento del pago. 1. Las
deudas tributarias que se encuentren en período voluntario o ejecutivo podrán aplazarse o
fraccionarse en los términos que se fijen reglamentariamente y previa solicitud del obligado
tributario, cuando su situación económico-financiera le impida, de forma transitoria, efectuar el
pago en los plazos establecidos. 2. No podrán ser objeto de aplazamiento o fraccionamiento las
siguientes deudas tributarias: a) Aquellas cuya exacción se realice por medio de efectos
timbrados. b) Las correspondientes a obligaciones tributarias que deban cumplir el retenedor o el
obligado a realizar ingresos a cuenta, salvo en los casos y condiciones previstos en la normativa
tributaria. c) En caso de concurso del obligado tributario, las que, de acuerdo con la legislación
concursal, tengan la consideración de créditos contra la masa. d) Las resultantes de la ejecución
de decisiones de recuperación de ayudas de Estado reguladas en el título VII de esta Ley. Las
solicitudes de aplazamiento o fraccionamiento a que se refieren los distintos párrafos de este
apartado serán objeto de inadmisión. 3. Las deudas aplazadas o fraccionadas deberán
garantizarse en los términos previstos en el artículo 82 de esta ley y en la normativa
recaudatoria. 4. Cuando la totalidad de la deuda aplazada o fraccionada se garantice con aval
solidario de entidad de crédito o sociedad de garantía recíproca o mediante certificado de seguro
de caución, el interés de demora exigible será el interés legal que corresponda hasta la fecha de
su ingreso. 5. La presentación de una solicitud de aplazamiento o fraccionamiento en período
voluntario impedirá el inicio del período ejecutivo, pero no el devengo del interés de demora.
Las solicitudes en período ejecutivo podrán presentarse hasta el momento en que se notifique al
obligado el acuerdo de enajenación de los bienes embargados. La Administración tributaria
podrá iniciar o, en su caso, continuar el procedimiento de apremio durante la tramitación del
aplazamiento o fraccionamiento. No obstante, deberán suspenderse las actuaciones de
enajenación de los bienes embargados hasta la notificación de la resolución denegatoria del
aplazamiento o fraccionamiento. 6. Lo establecido en los apartados anteriores será también de
aplicación a los créditos de titularidad de otros Estados o entidades internacionales o
supranacionales respecto de los cuales se haya recibido una petición de cobro, salvo que la
normativa sobre asistencia mutua establezca otra cosa”.
282
II) El sujeto pueda probar que la comisión del ilícito evita la desaparición
de la empresa por insolvencia757.
757
Cfr. BAZA DE LA FUENTE, M. L, El delito fiscal: particular referencia al artículo 305
del Código penal, Tesis Doctoral, Director de la Tesis: Prof. Dr. A. GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, Departamento de Derecho Penal, Facultad de Derecho, Universidad Complutense,
Madrid, 1997, págs. 334 y sig.: “Entendemos que aún cuando es difícil la apreciación de esta
causa de justificación, podría sin embargo, admitirse en los casos de imposición indirecta (IVA),
dado que el sujeto obligado al pago del tributo, depende de la percepción previa de las
cantidades gravadas a otros sujetos, de manera que si éstos no se la entregan, el obligado
tributario se puede encontrar ante una situación de precariedad económica que puede afectar de
manera importante su marcha empresarial”.
758
CHICO DE LA CÁMARA, P., “Estructura del delito fiscal en España”, op. cit., págs. 611
y sig.
283
B) Legítima defensa
759
Vid. ampliamente y entre otros, acerca de la teoría general de esta eximente, C EREZO
MIR, J., Curso de derecho penal español. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op.
cit., págs. 207-245; LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, 2ª. edic.
ampliada y revisada, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2012, págs. 396 y sigs.
760
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, op. cit., esp. pág. 184.
284
respecto, expresamente se ha dicho que “hay que distinguir dos géneros de
problemas. Uno de tipo individual y otro que roza con el llamado derecho de
resistencia. Es y sigue siendo inexplicable que para la legítima defensa de los
bienes el Código penal, con el laudable propósito de ampliar una jurisprudencia
restrictiva, defina la agresión ilegítima, a efectos de legítima defensa, cuando se
trate de un ataque ‘contra bienes’, en los casos denunciados contra el bolsillo del
contribuyente, exigiendo no solo que el ataque a los mismos constituya delito
(concepto valorativo muy difícil de precisar a no ser por un experto en Derecho
penal) y, además, que los ‘ponga en peligro de deterioro o pérdidas inminentes’
circunstancias que no se darán sino en el caso de exacciones ilegales en las que se
haya llegado a consumar el importe de la indebida exacción. Como la analogía no
está prohibida salvo para crear delitos, penas, causas de agravación y medidas de
seguridad o corrección, entiendo que cabe aplicar la definición de agresión
ilegítima en casos de una exacción ilegal y el principio solve et repete lleva
consigo la pérdida de la cosa, aunque luego sea resarcido al entablar los oportunos
recursos o acciones criminales contra la Administración. La racionalidad del medio
habría que interpretarla, a efectos de una legítima defensa, como un derecho a la
ocultación de la base fiscal o del hecho imponible. El tercero de los requisitos de la
legítima defensa, ‘falta de provocación’, concurre siempre en estos supuestos” 761.
761
RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., “El terrorismo fiscal”, en ADPCP, tomo 34, fasc./mes 1,
1981, págs. 5-16, esp. pág. 15.
762
Vid., en el mismo sentido, BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo.
Causas eximentes y atenuantes”, op. cit., esp. pág. 184.
763
Art. 437 CP: “La autoridad o funcionario público que exigiere, directa o
indirectamente, derechos, tarifas por aranceles o minutas que no sean debidos o en cuantía
mayor a la legalmente señalada, será castigado, sin perjuicio de los reintegros a que viniere
obligado, con las penas de multa de seis a veinticuatro meses y de suspensión de empleo o cargo
público por tiempo de seis meses a cuatro años”.
285
los órganos de la jurisdicción penal; y, de otra, porque no se ha mantenido en el
ámbito tributario el principio solve et repete764.
764
Produciéndose la suspensión de las deudas tributarias hasta tanto se ponga fin a la vía
administrativa mediante acto firme. Al respecto, art. 213.3.a LGT: “Recursos contra sanciones:
(…) 3. La interposición en tiempo y forma de un recurso o reclamación administrativa contra
una sanción producirá los siguientes efectos: a) La ejecución de las sanciones quedará
automáticamente suspendida en periodo voluntario sin necesidad de aportar garantías hasta que
sean firmes en vía administrativa”.
765
Vid., entre otros y al respecto, BENZO MESTRE, F., “Circunstancias modificativas de
la responsabilidad en la infracción tributaria”, en X Semana de Estudios de Derecho Financiero
(presión fiscal / aspectos penales de la infracción tributaria), Editorial de Derecho Financiero,
Madrid, 1962, págs. 569-573, esp. pág. 571; VILLEGAS, H. B., Derecho penal tributario, Buenos
Aires, Editorial Lerner, 1965, pág. 120; CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis
jurídico-penal”, op. cit., esp. pág. 190: “En el caso de estado de necesidad, como situación de
peligro actual o inminente para bienes jurídicamente protegidos del agente, que sólo puede ser
evitada mediante la lesión de bienes, también, jurídicamente protegidos pertenecientes a otros, y
cuyo fundamento, como dice Carrara, puede decirse que de hecho es el ‘temor’, es posible
sostener su extrema analogía, y cuasi identificación, con la legítima defensa, pudiéndose
considerar ambas situaciones como dos casos diversos que responden a una misma causa: la
violencia moral. Su inaplicabilidad, por tanto, al supuesto del delito fiscal parece fuera de toda
duda (…)”; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 306: “Aunque no sea inexacto
sostener que la actitud del contribuyente defraudador se justifica a veces en aras de los rigores
fiscales exagerados y de la desigualdad resultante de la aplicación de la ley impositiva, es
descartable la legítima defensa (…)”; RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación
tributaria, Editorial Marcial Pons, Madrid, 1997, pág. 98: “Así, por lo que respecta a la legítima
defensa recogida en el número 4.° del mencionado precepto legal, difícilmente concurrirán todos
y cada uno de los condicionantes que la conforman (…)”; BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos
contra la Hacienda pública, Centro de Estudios Ramón Areces, Colección Ceura, Madrid, 2000,
pág. 84: “No hay obstáculo para la admisión teórica de las distintas causas de justificación en el
delito fiscal, si bien algunas, como la legítima defensa, no parecen de idónea aplicación”.
766
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de la empresa. Parte
general, 5ª. edic., adaptada a la LO 1/2015, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2016, págs. 449
y sigs.
767
CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis jurídico-penal”, op. cit., esp.
pág. 189. Considera igualmente descartable esta causa de justificación, entre otros, LAMARCA
286
C) Ejercicio legítimo de un derecho y cumplimiento de un deber
PÉREZ, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda Pública”, op. cit., esp.
págs. 785 y sig.
768
Vid., ampliamente y entre otros, acerca de la teoría general de esta eximente,
RODRÍGUEZ DEVESA, J. M., Derecho penal español. Parte general, 3ª. edic., op. cit., págs. 430-
441; POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit.,
págs. 178 y sig.; MESTRE DELGADO, E., “Los eximentes de ejercicio legítimo de un derecho,
oficio o cargo, y de cumplimiento de un deber, y el blanqueo de capitales”, en M. ABEL SOUTO /
N. SÁNCHEZ STEWART (Coordinadores), I Congreso de prevención y represión del blanqueo de
dinero, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2009, págs. 85-118, esp. págs. 85-89; CEREZO MIR,
J., Curso de derecho penal español. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, op. cit.,
págs. 291-326.
769
Art. 89 LGT: “Efectos de las contestaciones a consultas tributarias escritas. 1. La
contestación a las consultas tributarias escritas tendrá efectos vinculantes, en los términos
previstos en este artículo, para los órganos y entidades de la Administración tributaria
encargados de la aplicación de los tributos en su relación con el consultante. En tanto no se
modifique la legislación o la jurisprudencia aplicable al caso, se aplicarán al consultante los
criterios expresados en la contestación, siempre y cuando la consulta se hubiese formulado en el
plazo al que se refiere el apartado 2 del artículo anterior y no se hubieran alterado las
circunstancias, antecedentes y demás datos recogidos en el escrito de consulta. Los órganos de la
Administración tributaria encargados de la aplicación de los tributos deberán aplicar los criterios
contenidos en las consultas tributarias escritas a cualquier obligado, siempre que exista identidad
entre los hechos y circunstancias de dicho obligado y los que se incluyan en la contestación a la
consulta. 2. No tendrán efectos vinculantes para la Administración tributaria las contestaciones a
las consultas formuladas en el plazo al que se refiere el apartado 2 del artículo anterior que
planteen cuestiones relacionadas con el objeto o tramitación de un procedimiento, recurso o
reclamación iniciado con anterioridad. 3. La presentación y contestación de las consultas no
interrumpirá los plazos establecidos en las normas tributarias para el cumplimiento de las
obligaciones tributarias. 4. La contestación a las consultas tributarias escritas tendrá carácter
informativo y el obligado tributario no podrá entablar recurso alguno contra dicha contestación.
287
Nótese que el citado precepto reconoce el carácter vinculante de las consultas
tributarias, por lo que, si el obligado tributario se ajusta al contenido de dicha
resolución, faltará el elemento subjetivo necesario para calificar la conducta de
punible770.
Podrá hacerlo contra el acto o actos administrativos que se dicten posteriormente en aplicación
de los criterios manifestados en la contestación”.
770
CHICO DE LA CÁMARA, P., “Estructura del delito fiscal en España”, op. cit., pág. 612.
771
Cfr. BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, op. cit., pág. 84.
772
Art. 90 LGT: “Información con carácter previo a la adquisición o transmisión de
bienes inmuebles. 1. Cada Administración tributaria informará, a solicitud del interesado y en
relación con los tributos cuya gestión le corresponda, sobre el valor a efectos fiscales de los
bienes inmuebles que, situados en el territorio de su competencia, vayan a ser objeto de
adquisición o transmisión. 2. Esta información tendrá efectos vinculantes durante un plazo de
tres meses, contados desde la notificación al interesado, siempre que la solicitud se haya
formulado con carácter previo a la finalización del plazo para presentar la correspondiente
autoliquidación o declaración y se hayan proporcionado datos verdaderos y suficientes a la
Administración tributaria. Dicha información no impedirá la posterior comprobación
administrativa de los elementos de hecho y circunstancias manifestados por el obligado
tributario. 3. El interesado no podrá entablar recurso alguno contra la información comunicada.
Podrá hacerlo contra el acto o actos administrativos que se dicten posteriormente en relación con
dicha información. La falta de contestación no implicará la aceptación del valor que, en su caso,
se hubiera incluido en la solicitud del interesado”.
773
Art. 91 LGT: “Acuerdos previos de valoración. 1. Los obligados tributarios podrán
solicitar a la Administración tributaria, cuando las leyes o los reglamentos propios de cada
tributo así lo prevean, que determine con carácter previo y vinculante la valoración a efectos
fiscales de rentas, productos, bienes, gastos y demás elementos determinantes de la deuda
tributaria. 2. La solicitud deberá presentarse por escrito, antes de la realización del hecho
imponible o, en su caso, en los plazos que establezca la normativa de cada tributo. A dicha
solicitud se acompañará la propuesta de valoración formulada por el obligado tributario. 3. La
Administración tributaria podrá comprobar los elementos de hecho y las circunstancias
declaradas por el obligado tributario. 4. El acuerdo de la Administración tributaria se emitirá por
escrito, con indicación de la valoración, del supuesto de hecho al que se refiere, del impuesto al
que se aplica y de su carácter vinculante, de acuerdo con el procedimiento y en los plazos fijados
288
Con mayores dificultades se enfrentan los intérpretes al apreciar la
circunstancia bajo estudio en supuestos de asistencia tributaria que presta
ordinariamente la Administración (art. 92.3 b y d LGT)774, dada la dificultad de
prueba que, en todo caso, recaerá sobre el obligado tributario, quien deberá
demostrar que su actuación ilícita responde al criterio indicado por el funcionario
de la Hacienda.
Lo señalado por la doctrina al estudiar cómo opera la eximente del art. 20.7
CP vigente y, mejor dicho, los supuestos indicados en los que surtiría virtualidad la
misma, nos lleva a compartir la postura de quienes estiman que más que
encontrarnos ante una causa de justificación estamos ante una causa de atipicidad
de la conducta. Es decir que quien actúe conforme a lo establecido por la
Administración Tributaria no incurre en responsabilidad criminal alguna, pero no
porque la conducta no sea antijurídica, sino, en todo caso, porque su
comportamiento es atípico 778.
776
Cfr. RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág.
102.
777
CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis jurídico-penal”, op. cit., esp.
pág. 190.
778
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 241.
290
D) Obediencia debida
Estando vigente el otrora art. 8.12 CP779 se suscitó el problema relativo a los
sujetos que, inmersos en una relación laboral de dependencia, cumplían una orden
ilegítima enmarcada dentro de las facultades del empresario incurriendo, de este
modo, en un comportamiento defraudatorio a la Hacienda Pública780.
779
El antiguo art. 8.12 CP establecía una ulterior causa de justificación, que señalaba
que estaba exento de responsabilidad el que obrase en virtud de obediencia debida. El legislador
ha suprimido esta eximente cuya aplicación “se pisaba con el cumplimiento de un deber,
resultando de esa forma en gran parte un precepto confundido, superfluo e innecesario”
(POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág.
180, quien destaca las expresiones de QUERALT y MIR PUIG). Cfr., al respecto y en nuestra
materia, RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 100:
“(…) la eximente de obediencia debida ha desaparecido del nuevo CP, aunque lo cierto es que si
la obediencia debida es ‘debida’ puede reconducirse, aun cuando la orden sea antijurídica, a la
eximente de cumplimiento de un deber. Pero, dicho cumplimiento no se produciría en el ámbito
laboral o personal, sino en el ámbito del Derecho público y del Derecho militar”.
780
Cfr. FERNÁNDEZ CUEVAS, A., “El delito fiscal en la Ley 50/77”, en AA.VV.,
Medidas urgentes de reforma fiscal, vol. I, Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de
Hacienda, Madrid, 1977, págs. 299-309, esp. pág. 308; LUZÓN PEÑA, D.-M., Lecciones de
Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 479-486.
781
LAMARCA PÉREZ, C., “Observaciones sobre los nuevos delitos contra la Hacienda
Pública”, op. cit., esp. pág. 786.
291
En estos supuestos, y como se señaló, no sería exigible otra conducta
distinta a la generalidad de las persona782.
782
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
163 y sig. El autor cita como nota algún precedente jurisprudencial en materia de infracciones de
contrabando en el que se ha apreciado la circunstancia de estado de necesidad por analogía con
la de miedo insuperable (nota 253).
783
CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis jurídico-penal”, op. cit., esp.
pág. 190. La obediencia debida -como vimos- no se encuentra expresamente recogida en el CP,
a diferencia de lo que ocurría en 1973, pero algunos autores la incluyen como eximente del núm.
7 del art. 20 CP, que se refiere al cumplimiento de un deber (RODRÍGUEZ DEVESA, J. M.,
Derecho penal español. Parte general, 3ª. edic., op. cit., págs. 442-470).
784
APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la jurisprudencia, Editorial Aranzadi,
Pamplona, 1997, pág. 301.
292
Por su parte, la doctrina tributarista ha esbozado la posibilidad de alegar esta
causa en aquellos supuestos en los que el delito fiscal se lleve a cabo por personas
jurídicas, donde la estructura jerárquica conlleva la existencia de obediencia,
cuestionándose posteriormente su verdadera apreciación desde un punto de vista
práctico. En efecto, y teóricamente, la obediencia debida podría alegarse
principalmente en aquellos delitos cometidos por personas jurídicas que se
caracterizan por una estructura jerárquica que implique, a su vez, la existencia de
deber de obediencia; pero, desde un punto la praxis, será difícilmente invocable785.
Este último sector aludido sostuvo que, conforme al otrora art. 15 bis CP 786,
el responsable será el representante de la entidad, resultando difícil alegar una
obediencia debida en aquella persona en la que concurre tal condición. Además,
afirmó que la obediencia debida no podrá alegarse en términos amplios, sino
solamente ante una orden del superior que no infrinja clara, manifiesta y
terminantemente una ley787.
785
GARCÍA ASENSIO, S. / IBARRA IRAGÜEN, J. / SERRANO GUTIÉRREZ, A. / BERMEJO
RAMOS, J., “La nueva regulación de los delitos contra la Hacienda Pública”, op. cit., esp. pág.
100.
786
Art. 15 bis CP de 1973, introducido por medio de la LO 8/1983 de 25 de junio de
Reforma Urgente y Parcial del Código Penal, gemelo del vigente art. 31 CP, que consagra lo
siguiente: “El que actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en
nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque no
concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura de delito o
falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en la entidad
o persona en cuyo nombre o representación obre”.
787
De esta manera se preguntan: ¿cómo podrá justificarse una obediencia debida en
aquél que atiende una orden tendente a lograr una subvención o desgravación pública falseando
las condiciones requeridas por la misma? Y ¿cómo alegar una obediencia debida cuando la
orden recibida se dirige a realizar prácticas encaminadas a obtener un perjuicio de la Hacienda?
Vid., el respecto, GARCÍA ASENSIO, S. / IBARRA IRAGÜEN, J. / SERRANO GUTIÉRREZ, A. /
BERMEJO RAMOS, J., “La nueva regulación de los delitos contra la Hacienda Pública”, op. cit.,
pág. 100.
293
personas a través de la aplicación de la teoría de la participación en el delito y que,
en estos casos, pudiera invocarse como causa de justificación. Sin embargo, al
mismo tiempo, creen que será difícil alegar la eximente para justificar un deber de
obediencia, pues de ningún modo puede apreciarse que la orden era
manifiestamente antijurídica 788.
788
GARCÍA ASENSIO, S. / IBARRA IRAGÜEN, J. / SERRANO GUTIÉRREZ, A. / BERMEJO
RAMOS, J., “La nueva regulación de los delitos contra la Hacienda Pública”, op. cit., págs. 100 y
sig.
789
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del Código penal,
op. cit., págs. 350 y sig.; BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el
fraude tributario, op. cit., pág. 84.
790
Vid. APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la jurisprudencia, op. cit., pág.
302.
294
la doctrina ha desestimado la aplicación de esta eximente, que aparecía regulada en
el apartado 12 del artículo 8 del Código penal y que en el nuevo Código no se
encuentra expresamente incluida en el artículo 20, que contempla las eximentes,
quizá porque dada su naturaleza jurídica, se encuentra ya dentro del apartado 7.°
que contempla la exención de responsabilidad para el que obre en cumplimiento de
un deber”791.
E) Consentimiento
791
APARICIO PÉREZ, A., El delito discal a través de la jurisprudencia, op. cit., pág. 301.
792
Vid., acerca del consentimiento, POLAINO-ORTS, M., “¿Volenti non fit iniuria? Sobre
la discutible distinción entre acuerdo y consentimiento en Derecho penal”, en Aspectos
Fundamentales de la Parte general del Código Penal peruano, Lima, 2003, passim; ID.,
“Alegato en favor de un tratamiento jurídico-penal unitario para los casos de acuerdo y
consentimiento como causas de atipicidad”, en CPC, núm. 82, Universidad Complutense:
Instituto Universitario de Criminología, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 2004, passim.
Cabe destacar que compartimos lo sostenido por POLAINO NAVARRETE, que afirma que el
consentimiento no constituye una causa de justificación que excluye la antijuricidad, sino una
causa de atipicidad que excluye el carácter típico de la conducta consentida. En palabras de
POLAINO-ORTS, eliminan los presupuestos para una imputación objetiva (POLAINO NAVARRETE,
M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 149-151). Del mismo
modo, se ha dicho que “puede ser dudosa la cuestión de cuál es el grado de la estructura del
delito al que debe ser asignado. Según la opinión que probablemente aún sea dominante en este
contexto, es necesario distinguir entre consentimiento que excluye el tipo y consentimiento
justificante. Sin embargo, gana terreno la posición de que el consentimiento siempre elimina ya
la tipicidad de la conducta” (STRATENWERTH, G., Derecho penal. Parte general, tomo I,
traducción de M. CANCIO MELIÁ y M. A. SANCINETTI, 4ª. edic., Editorial Hammurabi, Buenos
Aires, 2005, pág. 180). No obstante, creemos adecuado exponer las posturas que se han
planteado al momento de examinar la operatividad del consentimiento del ofendido como causa
de exclusión de la antijuricidad del acto.
793
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 306. Cfr. PÉREZ ROYO, F., Los
delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág. 158: “Aún compartiendo el criterio
que reclama una mayor clarificación en la legislación fiscal (que efectivamente aparece viciada
en el indicado sentido), no consideramos que pueda seriamente fundamentarse la alegación de
consentimiento del ofendido en las circunstancias indicadas”.
295
los tipos impositivos se hace en función del reconocimiento de que todo
contribuyente defrauda794.
794
Cfr. BAJO FERNÁNDEZ, M., Derecho penal económico aplicado a la actividad
empresarial, Editorial Civitas, Madrid, 1978, pág. 566: “El hecho de que los tipos impositivos
estén en función del reconocimiento de que todo contribuyente defrauda, daría pie para que el
delito fiscal pudiera quedar justificado el algún caso por consentimiento del ofendido o por
ejercicio legítimo de derecho. Esta es una prueba más de cómo el delito fiscal tiene que estar
encuadrado en una política de clarificación fiscal”.
795
Vid. supra Cap. IV, epígrafe II, apartado C.
796
No obstante, creemos adecuado y hasta enriquecedor reflejar fielmente las diferentes
posiciones conocidas a los fines de arribar a una conclusión que comprenda mayormente las tesis
esbozadas en la materia.
797
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
158: “(…) Sin embargo, esta causa de justificación puede tener cabida en otros supuestos. Nos
referimos a aquellos casos en que el sujeto actúa siguiendo los criterios contenidos en la
contestación de la Administración a una consulta formulada por el sujeto mismo. Las consultas a
la Administración tributaria se hallan reguladas en el artículo 107, LGT, el cual a raíz de la
reforma ordenada por la Ley 10/1985 no reconoce carácter vinculante a la contestación, que no
tiene la consideración de acto administrativo, sino de mera información, salvo en determinados
supuestos específicamente señalados. Sin embargo, en el mismo precepto se señala que ‘el
sujeto que tras haber formulado su consulta hubiese cumplido las obligaciones tributarias de
acuerdo a la contestación del órgano competente no incurrirá en responsabilidad’, siempre que
se respeten determinados requisitos que se señalan en el mismo artículo y que pretenden
garantizar el carácter leal de la consulta. Es evidente que la exención de responsabilidad en los
casos que se acaba de hacer referencia alcanza lógicamente a la de alcance penal que hubiera
podido derivarse de la actuación del sujeto. Podría entenderse en todo caso que la no
296
que, tras haber recibido contestación a su consulta hubiese cumplido sus
obligaciones tributarias, no incurrirá en ninguna clase de responsabilidad799.
806
Vid. JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic., corregida y
ampliada, traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, Granada, 2002, pág. 465;
STRATENWERTH, G., Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción de M. CANCIO MELIÁ y
M. A. SANCINETTI, 4ª. edic., Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2005, pág. 235, nota 379;
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª. edic.
corregida y actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, págs. 181 y sig.
807
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / ARROYO ZAPATERO, L. / FERRÉ OLIVÉ, J. /
GARCÍA RIVAS, N. / SERRANO PIEDECASAS, J. R. / TERRADILLO BASOCO, J. / RODRÍGUEZ
YAGÜE, C. (Coordinadora), Curso de Derecho penal. Parte general, 1ª. edic., Ediciones
Experiencia, Barcelona, 2004, pág. 315.
299
conducta, que exige acreditar las facultades de ejercicio de libre albedrío
personal808.
808
Vid., ampliamente, JAKOBS, G., “Individuo y persona. Sobre la imputación jurídico-
penal y los resultados de la moderna investigación neurológica”, traducción de B. FEIJÓO
SÁNCHEZ, en M. CANCIO MELIÁ / B. FEIJÓO SÁNCHEZ, Teoría funcional de la pena y de la
culpabilidad. Seminario con Günther Jakobs en la UNAM, Editorial Civitas, Madrid, 2008, págs.
169-206.
809
Según una concepción defendida de manera general y, asimismo, por el Tribunal
Supremo alemán, la culpabilidad significa poder actuar de otro modo. El autor, por tanto, debe
haber realizado el injusto pudiendo haberse comportado de manera adecuada a Derecho. Esta
concepción, tal como afirma ROXIN, C., “El significado de la Política criminal para los
fundamentos sistemáticos del Derecho penal”, en C. ROXIN / M. POLAINO NAVARRETE / M.
POLAINO-ORTS, Política criminal y Dogmática penal. Cuestiones fundamentales, Editorial Ara,
Lima, 2013, págs. 53-70, esp. págs. 64 y sig., presupone la libertad de voluntad del autor. Vid.,
ampliamente, ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción y notas de D.-M.
LUZÓN PEÑA, DÍAZ y M. GARCÍA-CONLLEDO y J. DE VICENTE REMESAL, Editorial Civitas,
Madrid, 1997, págs. 799 y sig.
810
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., págs. 187 y sig.
300
subjetiva de responsabilidad del autor811. Aquí es cuando debemos distinguir entre
causas de inimputabilidad y causas de exculpación o inculpabilidad para poder
comprender la metodología adoptada.
811
MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, 10ª. edic. revisada y actualizada,
Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 553 y 586; POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de
Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 187.
812
ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo I, op. cit., págs. 823-826; JESCHECK,
H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 469 y sig.; POLAINO NAVARRETE,
M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 185.
813
MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 581 y sigs.
301
causas de exculpación o inculpabilidad 814 en las siguientes hipótesis: estado de
necesidad exculpante815, ausencia de dolo y culpa, miedo insuperable y no
adecuación social de la conducta.
Las nociones apuntadas resultarán de interés para el estudio que sigue, cual
es la culpabilidad en el delito fiscal. Entremos en su estudio.
814
Es preciso realizar una distinción teórica entre las analizadas causas de justificación en
el delito fiscal en sentido estricto, y las causas de exculpación o inculpabilidad. Como quedó
dicho, las causas de justificación excluyen la antijuricidad y convierten a las acciones típicas en
conformes a derecho; cuando éstas concurren, las acciones típicas dejan de ser desaprobadas por
el legislador. Por su parte, las causas de exculpación o causas de inculpabilidad hacen referencia
a la ausencia de culpabilidad, determinando la inexigibilidad de una conducta distinta a la
realizada por el sujeto (POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general,
tomo II, op. cit., pág. 193).
815
Cabe aclarar aquí que nos estamos refiriendo -en el decir de POLAINO NAVARRETE,
M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 198- al estado de necesidad
subjetivo que “excluye la culpabilidad, a diferencia del estado de necesidad objetivo que justifica
la conducta típica. La raíz de delimitación de ambos supuestos de actuación necesaria estriba en
la entidad sustancial del valor de los bienes jurídicos. El estado de necesidad objetivo es causa de
justificación, porque resuelve el dilema entre el Derecho y el injusto optando por la afirmación
del Derecho frente al sufrimiento del injusto (vida versus propiedad). El estado de necesidad
subjetivo afronta la alternativa de acciones lesivas de bienes jurídicos de igual valor (vida versus
vida) en que no se puede justificar una a costa de la otra sino sólo exculpar la lesión de uno de
ellos ante la imposibilidad de salvaguardar ambos (se salvaguarda la vida de un herido a costa de
la vida de otro cuando solamente hay posibilidad de salvar a uno)”. En este último supuesto nos
encontraríamos ante un estado de necesidad de carácter exculpatorio, que determinaría que su
comportamiento fuera antijurídico, pero no culpable. Entendemos que las consideraciones que
realizamos al momento de examinar el estado de necesidad justificante como causa que excluye
la antijuricidad del acto, serían extrapolables a este supuesto. Vid. supra Cap. V, epígrafe II,
apartado A.
302
la ausencia de reproche normativo de imputación subjetiva de responsabilidad del
autor816.
816
BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / ARROYO ZAPATERO, L. / FERRÉ OLIVÉ, J. /
GARCÍA RIVAS, N. / SERRANO PIEDECASAS, J. R. / TERRADILLO BASOCO, J. / RODRÍGUEZ
YAGÜE, C. (Coordinadora), Curso de Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 317 y sigs.
817
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, Editorial Montecorvo, Madrid, 1982, págs. 310;
RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, Editorial Marcial Pons, Madrid,
1997, pág. 102.
818
CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis jurídico-penal”, en Hacienda
Pública Española, núm. 54, 1978, págs. 185-199, esp. pág. 194; PÉREZ MARTÍN, D., “Capítulo
III. Causas de justificación. La regularización”, en J. DE FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER
MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE (Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J.
ZABALA GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra la Hacienda pública, Editorial
Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 185-237, esp. pág. 185.
819
Art. 20.1 CP, párrafo primero, inciso primero: “Están exentos de responsabilidad
criminal: 1.º El que al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o
alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión”.
820
Art. 20.1 CP, párrafo primero, inciso segundo: “Están exentos de responsabilidad
criminal: 1.º El que al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o
alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión”.
303
transitorio821, intoxicación plena o síndrome de abstinencia 822, y perturbación de
conciencia de la realidad por alteración sensorial del sujeto823.
821
Art. 20.1 CP, párrafo segundo: “Están exentos de responsabilidad criminal: (…) El
trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese sido provocado por el sujeto con
el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión”.
822
Art. 20.2 CP: “Están exentos de responsabilidad criminal: (…) 2.º El que al tiempo de
cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación plena por el consumo de bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan
efectos análogos, siempre que no haya sido buscado con el propósito de cometerla o no se hubiese
previsto o debido prever su comisión, o se halle bajo la influencia de un síndrome de abstinencia,
a causa de su dependencia de tales sustancias, que le impida comprender la ilicitud del hecho o
actuar conforme a esa comprensión”.
823
Art. 20.3 CP: “Están exentos de responsabilidad criminal: (…) 3.º El que, por sufrir
alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia, tenga alterada gravemente
la conciencia de la realidad”.
824
Antes de la reforma del Código penal de 1995, la causa de referencia se encontraba
regulada en el art. 8.1. CP, que disponía: “Están exentos de responsabilidad criminal: 1.° El
enajenado y el que se halla en situación de trastorno mental transitorio, a no ser que éste haya
304
Si bien prima facie no se invoca esta causa de inimputabilidad en el delito
fiscal en atención a su propia naturaleza 825, se ha intentado alegar en los Tribunales
en algunas oportunidades. Por ejemplo, y es interesante traerlo a colación, el
pronunciamiento del Juzgado Penal número 3 de Sevilla de 3 de junio de 1994, que
señaló lo siguiente:
sido buscado de propósito para delinquir. Cuando el enajenado hubiere cometido un hecho que la
ley sancionare como delito, el Tribunal decretará su internamiento en uno de los establecimientos
destinados a los enfermos de aquella clase, del cual no podrá salir sin previa autorización del
mismo Tribunal”.
825
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, pág. 247.
305
autodeterminación (SS. 20 de febrero 1984, 22 enero 1986, 20 octubre 1989, 17
mayo 1991, 22 abril 1993 y 15 diciembre 1993); siendo necesario, no obstante, el
cumplimiento de la pena privativa de libertad en centro psiquiátrico adecuado, a la
vista de los antecedentes de asistencia médica del acusado. Por lo demás, no son
de apreciar otras circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal” 826.
Por otro lado, el TS, en Sentencia de 9 de marzo 1993 827, negó la existencia
de un estrés psicosocial alegado por la defensa, argumentando que el acusado
conservó sus funciones psiquiátricas y siguió trabajando con normalidad, siendo
difícil apreciar, en este tipo de delitos, un cuadro emocional que influyera o
afectara a la capacidad de culpabilidad del sujeto 828.
826
Pronunciamiento destacado en APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la
jurisprudencia, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1997, pág. 300. Cfr., además, PÉREZ MARTÍN, D.,
“Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op. cit., esp. págs. 195 y sig.
827
STS de 9.III.1993 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ).
828
Con basamento en este último pronunciamiento, la doctrina ha dicho que “(l)a
enfermedad mental podría invocarse más que como eximente del art. 20.1 CP como causa de
atenuación de la responsabilidad que afecta la culpabilidad” (CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito
de defraudación tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones
críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial Aranzadi, Navarra, 2012, pág. 126).
306
los hechos concurría (…) la eximente de enajenación mental del art. 8.1° del
Código Penal”829.
829
SAP de Asturias de 27.V.1999 (Ponente: BARRIO BERNARDO-RUA), Fundamento de
Derecho segundo.
307
Contratas Mineras del Noroeste, y actualmente como administrador de Contratas
San Diego, realizando numerosas negociaciones y el control de los trabajos que
eran desempeñados entre 25 y 50 trabajadores, lo que, desde luego, resulta a todas
luces incompatible con la merma de facultades que se alega” 830.
830
SAP de León de 3.VII.2002 (Ponente: MUÑIZ DÍEZ), Fundamento de Derecho quinto.
831
SAP de Madrid de 16.VI.2006 (Ponente: LÓPEZ CANDELA), Fundamento de Derecho
tercero.
308
Este último pronunciamiento referido concluye de la siguiente manera:
832
SAP de Madrid de 16.VI.2006 (Ponente: LÓPEZ CANDELA), Fundamento de Derecho
tercero.
309
mantener un volumen de contratación tan elevado como el que se plasma en los
hechos probados. Con todo, el informe forense refiere una limitación y así fue
admitida en su momento para hechos análogos, por lo que procede actuar en
consonancia con lo en su momento acordado, estimando la concurrencia de la
atenuante prevista en el art. 21, 1º, en relación con el art. 20, 1º, del Código Penal ,
si bien como atenuante simple, en el entendimiento de que el tiempo transcurrido
desde que el Sr. A. cometió el primer delito, en el ejercicio de 1997, fue suficiente
para que hubiera podido tomar mayor conciencia de la obligatoriedad de cumplir
con las obligaciones tributarias y de las consecuencias de su omisión” 833.
833
SAP de Vizcaya de 27.III.2007 (Ponente: DÍEZ NOVAL), Fundamento de Derecho
quinto.
310
imposibilidad, o dificultad, en la percepción de la existencia de tales obligaciones
fiscales y de la ilicitud de comportamientos que las contravengan” 834.
834
SAP de A Coruña de 28.IX.2007 (Ponente: PANTÍN REIGADA), Fundamento de
Derecho segundo.
835
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal, Editorial Edición
Fiscal CISS, Valencia, 2009, págs. 161-199, esp. pág. 189.
836
Art. 45 LGT: “Representación legal. 1. Por las personas que carezcan de capacidad de
obrar actuarán sus representantes legales (…)”.
837
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, op. cit., esp. págs. 188 y sig.: “En principio, no parece compatible el padecimiento
de anomalías físicas o psíquicas con la realización de una defraudación tan elevada. Sin embargo,
este planteamiento puede ser en ocasiones simplista cuando se acude a la intermediación de
‘testaferros’ con la finalidad de ocultar el verdadero responsable de la elusión de los tributos. En
estos supuestos, sin perjuicio de la aplicación del subtipo agravado previsto en el art. 305.1. del
CP respecto de aquel que se sirve de un tercero para cometer el delito ocultando su intervención,
podría invocarse por las defensas la eximente plena o semiplena del art. 20.1 y, de una forma
subsidiaria, la aplicación de la atenuante establecida en el art. 21.1. CP. Para que se plantee esta
311
lo dicho, si no existe representante legal podría presentarse un supuesto en donde
concurra la eximente838.
cuestión, será preciso que el que hemos denominado ‘testaferro’ pueda ser considerado como
autor o cómplice del delito contra la Hacienda Pública conforme a lo dispuesto en los artículos
28, 29 y 31 del CP (…)”.
838
PÉREZ MARTÍN, D., “Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op. cit.,
esp. pág. 195.
839
BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, op. cit., esp. pág. 190.
312
síndrome frontal, deterioro físico moderado y enolismo crónico, puede afectar sus
facultades mentales superiores de conocer y querer, habiendo estado su voluntad
determinada por un proceso patológico, prueba que por otro lado si tuvo en cuenta
la Juez de lo Penal, pues si bien la misma hace impensable el que pueda apreciarse
una eximente completa como se pretende de contrario, de manera que se declare
inimputable, como su representación pretendió desde un principio, pues aparte del
informe en cuestión también existen otros elementos de prueba que demuestran lo
contrario como es lo declarado por el acusado Edemiro, en el sentido de que
Avelino se encontraba en perfectas condiciones, siendo la persona con quien
‘arreglaba’ los negocios y de la que recibía los pagos por las supuestas
operaciones que llevaban a cabo, todo ello, hace innecesario la práctica de la
prueba solicitada y la consiguiente suspensión del juicio, en la forma en que fue
motivada por la Juzgadora en el tercero de los fundamentos legales de la
resolución impugnada, apreciándosele no obstante, como en su momento había
interesado el Ministerio Fiscal, la eximente incompleta de alteración psíquica, por
lo que dicho nuevo motivo de impugnación debe de correr la misma suerte que el
anterior”840.
840
SAP de Asturias de 13.I.2015 (Ponente: GARCÍA-BRAGA PUMARADA), Fundamento de
Derecho octavo. En el mismo sentido, consúltese la SAP de Málaga de 30.IX.2013 (Ponente:
RODERO GONZÁLEZ).
313
Un sector de la doctrina ha señalado que es imposible la aplicación de esta
causa legal en el delito fiscal dada la inmediatez que exige, requisito incompatible
con la acción punible ligada a la defraudación que debe desarrollarse a lo largo de
un periodo más o menos prolongado en el tiempo841.
841
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., págs. 248 y sig.; PÉREZ MARTÍN, D.,
“Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op. cit., esp. pág. 197.
842
Art. 21.2 CP: “Son circunstancias atenuantes: (…) 2. La de actuar el culpable a causa
de su grave adicción a las sustancias mencionadas en el número 2.º del artículo anterior (…)”.
Cfr., al respecto, BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, op. cit., pág. 188: “Entendemos que no debe descartarse apriorísticamente que
puedan existir supuestos en que si bien la existencia de las anomalías físicas o psíquicas a que se
refiere el art. 20.1 CP, bien la grave adicción al alcohol y sustancias mencionadas en el art. 20.2
del CP incida en el comportamiento del sujeto activo que defrauda al erario público, de forma que
pueda, al menos, solicitarse por las defensas la apreciación de dichas causas de justificación, aun
cuando sea de forma incompleta. No obstante, respecto del supuesto previsto en el art. 20.2 CP y
atendiendo al momento de consumación del delito -terminación del periodo establecido para la
declaración y liquidación del tributo- su eventual aplicación práctica resulta prácticamente
imposible al requerir la norma la existencia de una situación de ‘intoxicación plena’.
Precisamente por ello, entendemos que la eventual incidencia de las sustancias mencionadas en el
art. 20.2 CP se produciría a través de las circunstancias atenuantes previstas en el art. 21.2 CP,
que requiere acreditar la ‘grave adicción’ a dichas circunstancias y no a la intoxicación plena que
precisa la causa de justificación”.
843
Supuesto contemplado en el art. 20.2 CP.
844
Cfr. PÉREZ MARTÍN, D., “Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op.
cit., esp. pág. 198: “(…) No es fácil imaginar la existencia de un alcohólico o toxicómano crónico
que posea una base imponible que dé lugar a una cuota defraudada de, al menos, 120.000 euros, y
que no cuente con algún familiar o representante que le advierta de la necesidad de cumplir con
sus obligaciones fiscales, en cuyo caso, como ya hemos examinado anteriormente, veríamos
reconducida la cuestión a un problema de autoría. No es sencillo imaginar un supuesto como el
descrito, pero en caso de producirse obligaría al juzgador a reflexionar sobre la aplicación de esta
eximente en función de las circunstancias concurrentes. Si entendemos, por el contrario, que
resulta completamente inapreciable la atenuante de arrebato u obcecación prevista en el número
314
Por su parte, el TS se pronunció sobre la eventual incidencia de la eximente
bajo estudio en el delito fiscal, exigiendo la concurrencia de los siguientes
requisitos para su procedencia845:
3° porque exige una inmediatez en la acción que, como hemos tenido la oportunidad de ver, no
concurre en el delito fiscal”.
845
STS de 13.XI.2008 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho noveno: “1) Requisito biopatológico, esto es, que nos encontremos en presencia de un
toxicómano, cuya drogodependencia exigirá a su vez estos otros dos requisitos: a') que se trate de
una intoxicación grave, pues no cualquier adicción a la droga sino únicamente la que sea grave
puede originar la circunstancia modificativa o exonerativa de la responsabilidad criminal, y b')
que tenga cierta antigüedad, pues sabido es que este tipo de situaciones patológicas no se
producen de forma instantánea, sino que requieren un consumo más o menos prolongado en el
tiempo, dependiendo de la sustancia estupefaciente ingerida o consumida. El Código penal se
refiere a ellas realizando una enumeración que por su función integradora puede considerarse
completa, tomando como tales las drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras
que produzcan efectos análogos. 2) Requisito psicológico, o sea, que produzcan en el sujeto una
afectación de las facultades mentales del mismo. En efecto, la Sentencia 616/1996, de 30
septiembre, ya declaró que ‘no es suficiente ser adicto o drogadicto para merecer una atenuación,
si la droga no ha afectado a los elementos intelectivos y volitivos del sujeto’. Cierto es que la
actual atenuante de drogadicción sólo exige que el sujeto actúe a causa de su grave adicción a las
sustancias anteriormente referidas, lo cual no permitirá prescindir absolutamente de este requisito,
ya que es obvio que la razón que impera en dicha norma es la disminución de su imputabilidad,
consecuencia presumida legalmente, ya que tan grave adicción producirá necesariamente ese
comportamiento, por el efecto compulsivo que le llevarán a la comisión de ciertos delitos,
generalmente aptos para procurarse las sustancias expresadas (STS 21.12.99), que declaró que
siendo el robo para obtener dinero con el que sufragar la droga una de las manifestaciones más
típicas de la delincuencia funcional asociada a la droga, la relación entre adicción y delito puede
ser inferida racionalmente sin que precise una prueba específica. 3) Requisito temporal o
cronológico, en el sentido que la afectación psicológica tiene que concurrir en el momento mismo
de la comisión delictiva, o actuar el culpable bajo los efectos del síndrome de abstinencia,
requisito éste que, aún siendo necesario, cabe deducirse de la grave adicción a las sustancias
estupefacientes (…). Dentro del mismo, cabrá analizar todas aquellas conductas en las cuales el
sujeto se habrá determinado bajo el efecto de la grave adicción a sustancias estupefacientes,
siempre que tal estado no haya sido buscado con el propósito de cometer la infracción delictiva o
no se hubiere previsto o debido prever su comisión (en correspondencia con la doctrina de las
‘actiones liberae in causa’). 4) Requisito normativo, o sea la intensidad o influencia en los
resortes mentales del sujeto, lo cual nos llevará a su apreciación como eximente completa,
incompleta o meramente como atenuante de la responsabilidad penal, sin que generalmente haya
de recurrirse a construcciones de atenuantes muy cualificadas, como cuarto grado de
encuadramiento de dicha problemática, por cuanto, como ha declarado la Sentencia de 14 de julio
de 1999 , hoy no resulta aconsejable pues los supuestos de especial intensidad que pudieran
justificarla tienen un encaje más adecuado en la eximente incompleta, con idénticos efectos
penológicos”.
315
2) el psicológico, que obliga a acreditar que dicha toxicomanía incida en su
capacidad volitiva;
C) Alteraciones en la percepción
846
Vid. BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, op. cit., esp. pág. 190.
847
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 248.
316
en la materia no se puede deducir que se haya siquiera invocado en el ámbito de
los delitos contra la Hacienda Pública848.
848
Vid. BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y
atenuantes”, op. cit., esp. pág. 188.
317
de la inmediación y, por lo mismo, pudo valorar con más precisión que este
tribunal las condiciones psíquicas del imputado, sin que apreciara anomalía alguna
en el mismo”849.
Nótese, pues, que la Audiencia se refiere al supuesto del art. 20.3 CP por
medio de su combinación con la circunstancia que atenúa la responsabilidad
criminal prevista en el art. 21 CP850, relación por la que inferimos que sí podría
concurrir en el delito fiscal la causa de referencia851.
A) Supuestos de error
1. Consideraciones generales
849
SAP de León de 3.VII.2002 (Ponente: MUÑIZ DÍEZ), Fundamento de Derecho sexto.
850
Art. 21 CP: “Son circunstancias atenuantes: (…) 7. Cualquier otra circunstancia de
análoga significación que las anteriores”.
851
PÉREZ MARTÍN, D., “Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op. cit.,
esp. págs. 197 y 204-208.
318
hecho y las personales del autor, fuera vencible, la infracción será castigada, en su
caso, como imprudente.
2. El error sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una
circunstancia agravante, impedirá su apreciación.
3. El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la
infracción penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error fuera vencible, se
aplicará la pena inferior en uno o dos grados”.
Tal como prevé la disposición legal transcrita, son dos las hipótesis de error
según el contenido a que el mismo afecte: error de prohibición, sobre la regulación
legal de la conducta típica, y error de tipo, sobre algún elemento de la descripción
legal853.
852
La misma metodología sigue PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en
materia tributaria, Editorial Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, pág. 150, quien afirma,
luego de la misma propuesta sistemática, que “(e)l análisis del error de tipo pertenece de suyo a la
teoría del tipo (subjetivo), ya que, como se ha indicado, su presencia es determinante para la
propia subsistencia del delito o para la determinación de sus formas de aparición. Por el contrario,
el error de prohibición, cuya presencia, de conformidad con la ‘teoría de la culpabilidad’, no
excluye el dolo, pertenece al ámbito de la culpabilidad, considerada como elemento autónomo”.
853
Vid. ampliamente TORÍO LÓPEZ, Á., “Tipo. Error de tipo y error de prohibición”, en A.
BERISTAIN (Editor), Reformas penales en el mundo de hoy, Madrid, 1984, págs. 95-114.
854
Vid. ampliamente QUINTANAR DÍEZ, M., “Vencibilidad e invencibilidad del error sobre
la prohibición (Comentario a la sentencia núm. 860/1993, de 15 de abril de 1993 (del Tribunal
Supremo)”, en CPC, núm. 54, Universidad Complutense: Instituto Universitario de Criminología,
Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1994, passim.
855
Vid. TORÍO LÓPEZ, Á., “El error evitable de prohibición en el Proyecto del Código
penal. Indicaciones de política legislativa sobre la teoría de la culpabilidad”, en La reforma penal
319
Como dijimos, el error de prohibición recae sobre el carácter ilícito del
hecho constitutivo del delito, y excluye la responsabilidad penal cuando el sujeto
ejecuta la acción con pleno conocimiento de lo que hace pero desconociendo su
carácter delictivo856. La jurisprudencia del TS ha abordado reiteradamente el
concepto, encargándose de distinguir el error de prohibición directo del error de
prohibición indirecto:
Por otro lado, el error invencible es aquel que no puede reprocharse al autor,
pues quien no está en la situación de comprender el injusto, no manifiesta una
actitud jurídica interna reprobable cuando atenta contra el Derecho858 -sea un error
de prohibición o de tipo-. La invencibilidad del error, pues, excluye la
responsabilidad criminal, cosa que no sucede cuando el error en el que incurre el
sujeto es vencible o superable.
eventual existencia de una causa de justificación que pudiera amparar su comportamiento. De ese
modo, en el caso de error de prohibición directo, el agente desconoce la ilicitud de su
comportamiento, y en el del error indirecto sí conoce dicha ilicitud, pero estima que su conducta
podría quedar exonerada de responsabilidad penal ante la existencia de una causa de justificación.
Vid., además, TORÍO LÓPEZ, A., “El conocimiento de la antijuricidad en el delito culposo”, en
ADPCP, tomo 33, fasc./mes 1, 1980, págs. 79-92, esp. pág. 90.
858
JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 491.
321
II) El error vencible de tipo excluye el dolo y determina responsabilidad
penal a título de culpa, pero obviamente sólo en el caso de que sea prevista en el
Código penal la modalidad culposa del tipo penal en cuestión, que, por cierto, se
produce únicamente en supuestos excepcionales previstos conforme a la
sistemática legal que ha derogado la cláusula general de la culpa punible.
a) Error de tipo
859
ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo I, op. cit., págs. 878-892; POLAINO
NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 176 y sig.
860
Cfr. CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código Penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit.,
págs. 92 y sig.
322
tributarias. O, dicho sea con otras palabras, estamos frente a un tipo de delito
incompleto, que necesita rellenarse con la regulación contenida en la norma objeto
de remisión861.
861
Cfr., en este sentido, JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op.
cit., pág. 331, quien ha dicho que “(e)n las leyes penales en blanco surge la cuestión de cómo hay
que tratar el error acerca de la norma complementaria (…) Correctamente hay que partir de que la
norma complementaria es una parte integrante del tipo, pues la norma prohibitiva resulta
incomprensible si la conminación penal no está referida a un comportamiento descrito de modo
concreto. Por tanto, a la disposición penal así completada le son aplicables las reglas generales
del error: la equivocación acerca de un elemento objetivo de la norma que complementa a la ley
penal en blanco es un error de tipo; en cambio, la equivocación acerca de la existencia de aquélla
es un error de prohibición”.
862
Vid., por todos, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, en
Revista Penal, núm. 1, 1998, págs. 55-66, esp. pág. 62. Cfr., en sentido discrepante, BACIGALUPO
ZAPATER, E., “Título XIV. De los delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad
Social”, en C. CONDE-PUMPIDO FERREIRO (Director), Código penal: doctrina y jurisprudencia,
tomo II, Editorial Trivium, Madrid, 1997, págs. 3093-3123, esp. págs. 3105 y sig.
323
su pago. Lo mismo puede decirse en relación a la otra modalidad del perjuicio
económico que caracteriza a la defraudación, es decir, el disfrute ilícito de
beneficios fiscales (devoluciones de tributos). El error puede versar sobre puntos o
datos de hecho relativos a los elementos en cuestión, o bien estar relacionado con
las normas jurídicas que determinan la existencia y cuantía de la deuda tributaria o
del derecho a la devolución. De igual manera en los casos en que el error afecta a
los presupuestos de hecho o normativos de los deberes formales, cuya vulneración
da lugar a la ‘deslealtad’ tributaria exigida por el tipo. Se trata en todo caso de
elementos normativos del tipo. La falsa representación sobre los mismos da lugar a
un error sobre el tipo”863.
863
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., págs.
151-153.
864
Cfr. BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude
tributario, Editorial Praxis, Barcelona, 1994, pág. 79.
865
Cfr. AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del Código
penal, Editorial Civitas, Madrid, 1988, pág. 308.
324
oportunamente, dicha expresión fue objeto de discusión y el debate se centró en si
el elemento pertenecía al ámbito de la antijuricidad o, por el contrario, si debía ser
entendido como un elemento del tipo866. Veamos: si se lo entiende como elemento
del tipo, el error sobre dicho elemento será de tipo, pero si se lo entiende como
elemento de la antijuricidad, el error será de prohibición 867.
866
Vid. supra Cap. III, epígrafe I, apartado C, número 4 y 5.
867
Hay quienes sostienen que tal cuestión no puede ser dilucidada tan fácilmente,
dificultad manifestada con los siguientes términos: “El deber tributario es tan presupuesto del tipo
como de antijuricidad, y por lo mismo no se puede asignar separadamente una u otra categoría,
motivo por el cual el sujeto que actúe sin conocer la existencia de la relación obligacional para
con el fisco, lo hace tanto como error de tipo y también de prohibición, pues al ser dicha relación
presupuesto tanto del tipo como de la antijuridicidad, tal conocimiento sobre los mismos es, al
mismo tiempo, error de tipo y error de prohibición” [COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación
tributaria en el Código penal español (Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit.,
pág. 254]. Cfr. CÁRDENAS, R. F., “Consideraciones sobre el error de prohibición en el delito de
defraudación fiscal o fraude tributario (estudio comparado del Derecho penal español y el
Derecho penal federal mexicano)”, en Revista de Derecho Penal Económico, Editorial Rubinzal
Culzoni, Buenos Aires, 2009, passim.
868
En este sentido, BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública,
Centro de Estudios Ramón Areces, Colección Ceura, Madrid, 2000, pág. 87: “Hay que tener en
cuenta que está muy extendida la opinión de que en las leyes penales en blanco, como el delito
fiscal, la normativa que complementa el comportamiento punible pertenece al tipo del injusto, por
lo que un error sobre el contenido de dicha normativa habrá de interpretarse en el sentido de error
de tipo, con la consecuencia en el delito fiscal de que si ese error es vencible, dará lugar a la
impunidad. En ese sentido, conviene recordar que el adverbio ‘indebidamente’ referido a los
beneficios fiscales, constituye un elemento normativo del tipo y, por tanto, el error que verse
sobre la normativa que determina el carácter debido o indebido del beneficio, será un error de tipo
(…)”. Cfr., en sentido contrario -y con relación al otrora artículo 319-, RODRÍGUEZ MOURULLO,
G., “El nuevo delito fiscal”, en REDF, núm. 15-16, 1977, págs. 703-735, esp. pág. 721: “La
nueva figura de delito fiscal contiene una ‘especial característica de la antijuridicidad’ referida al
disfrute de beneficios fiscales. En efecto, según el artículo 319 del Código Penal, tal disfrute ha
de ser precisamente ‘ilícito’. Aunque esta característica aparece incrustada en la descripción del
hecho típico no pertenece al tipo. No es, en realidad, un elemento valorativo del tipo que opere
como presupuesto fundamentador de la antijuridicidad, sino una característica que se identifica ya
con el juicio mismo de antijuricidad. Por tanto, un error sobre esta característica no es un error de
tipo, sino un error de prohibición”.
325
b) Error de prohibición
869
MARTÍNEZ PÉREZ, C., “Título VI del Libro II del Código Penal. Delitos contra la
Hacienda pública (‘El delito fiscal’)”, en M. COBO DEL ROSAL (Director) / M. BAJO FERNÁNDEZ
(Coordinador), “Comentarios a la Legislación Penal. Tomo VII. Delitos contra el secreto de las
comunicaciones (‘escuchas telefónicas’). Delitos contra la Hacienda pública (‘delito fiscal’)”, en
RDP, Editorial Edersa, Madrid, 1986, págs. 198- 394, esp. págs. 282 y sig. Cfr. SERRANO
GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública. Artículos 305 a 307, 627 y
628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director), Delitos contra la hacienda pública,
Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág. 74.
870
Vid., con relación a esta distinción elaborada por la doctrina y la jurisprudencia,
JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 491.
871
La jurisprudencia se ha manifestado afirmando que no es factible el error de
prohibición en el delito fiscal (STS de 19.V.2005, Ponente: MARTÍN PALLÍN). Un ejemplo de la
prevalencia del error de tipo sobre el error de prohibición con relación al delito fiscal lo
encontramos en la Sentencia de la AP de Madrid de 11.II.2002 (Ponente: SILVA CASTAÑO)
cuando admite la alegación de concurrencia de error de tipo señalando que “(e)s evidente que la
declaración de D. P. H. fue, para el Juez de instancia, determinante en torno a la credibilidad del
error de tipo alegado que destruye el dolo y produce el efecto de la exención de la responsabilidad
penal, (dado que aún en el supuesto en el cual el error hubiera sido vencible, la comisión
imprudente resultaría atípica), cuando el imputado manifestó que nombró a un gestor para que se
encargara de todos los temas tributarios, porque ‘tiene dificultades para leer y escribir por su bajo
nivel social y cultural, lo que desde niño le llevó a buscar comida en los cubos de basura del
barrio de la Ventilla’. Entiende este Tribunal que en el presente caso debe desestimarse el dolo
eventual, ya que en la Sentencia de Instancia al considerar el juez que el autor si bien era
326
de la doctrina que señala que dicho error se produce cuando el sujeto conocedor de
la norma reguladora del deber de contribución desconoce que su incumplimiento
está sancionado penalmente 872, sostiene que el conocimiento del ordenamiento
jurídico en general fundamenta la imputación para el sujeto, y dicha imputación
personal no tiene por qué verse afectada por dificultades interpretativas atribuibles
al sujeto o al propio sistema jurídico. Los defectos en la valoración del carácter
prohibido en la ejecución del delito fiscal pueden generar un error que excluiría la
imputación del hecho, pero, en modo alguno, cuestionaría la imputación
personal873.
Con respecto al desconocimiento del Derecho cabe decir que “(l)a propia
característica del ámbito tributario requiere que la participación de las personas
que confluyen en éste, se encuentren debidamente informados y en los supuestos
en los que no se encuentren debidamente informados, es común ver cómo el propio
sistema tributario, ofrece tanto asesoría como información en general a las que el
sujeto puede recurrir874. Ahora bien, bajo esta perspectiva se pueden presentar dos
supuestos, el primero consiste en aquellas constelaciones en las que era obligatorio
recurrir a las fuentes de información pero el sujeto no lo realizó, pues en este caso
el error en que recaiga deviene irrelevante para el Derecho penal, de manera que
no podrá alegar desconocimiento del derecho (…) Si contrariamente a lo expuesto
la información que ofrece la Agencia Tributaria no es de consulta obligatoria, es
decir, no se exige su conocimiento, se podrá configurar un error vencible que
justificaría una reducción de la penalidad conforme el artículo 14.3. Solamente
conocedor ‘in genere’ de sus obligaciones fiscales, desconocía lo más elemental no sólo del
impuesto del IVA, sino de cualquier otro impuesto (…)” (Fundamento de Derecho segundo).
872
Cfr. BACIGALUPO ZAPATER, E., “El delito fiscal en España”, en RFDUCM, núm. 56,
Madrid, 1979, págs. 79-98, esp. pág. 90; MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 304.
873
GARCÍA CAVERO, P., Derecho penal económico. Parte general, Universidad de Piura,
Piura, 2003, pág. 694.
874
En este sentido, la Agencia Tributaria brinda información tanto en sus delegaciones
como administraciones, además de la que se encuentra disponible en su sitio web:
http://www.agenciatributaria.es.
327
aquellos supuestos en los que no se establezcan fuentes de información, o bien
éstas existan pero se dan de manera incorrecta o no prestan ninguna utilidad, se
podrá configurar el error de prohibición invencible impune debido a una
imposibilidad de acceso cognitivo al ordenamiento jurídico no imputable al
autor”875.
875
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., págs. 252 y sig. (Cursivas añadidas).
876
Art. 6.1 C. Ci.: “La ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento”. Cfr., al
respecto, CASADO HERRERO, D., “El delito fiscal: breve análisis jurídico-penal”, en Hacienda
Pública Española, op. cit., pág. 192: “Un principio de seguridad social (y jurídico) exige, como
afirma Carrara, que se presuma en el ciudadano el conocimiento de la ley penal, y ello, además,
porque -como manifiestan otros muchos tratadistas- las leyes penales castigan actos
intrínsecamente inmorales, actos cuya criminalidad comprenden todos, pues todos poseen el
discernimiento para distinguir lo bueno de lo malo”.
877
SAP de Barcelona de 2.VI.1998 (Ponente: THOMAS ANDREU), Fundamento de
Derecho segundo. En el mismo sentido, consúltense las SSTS de 9.III.1993 (Ponente: MOYNA
MÉNGUEZ) y de 18.IX.2006 (Ponente: RAMOS GANCEDO).
328
desconocimiento sobre la normativa tributaria o sobre la trascendencia de su
conducta. Expresó lo siguiente:
“No puede ser invocado con éxito el error de tipo (…), ni el error de
prohibición (ignorancia del significado antijurídico de su comportamiento, pese a
conocer las circunstancias del hecho tributario), porque no hay base fáctica alguna
que la autorice y no puede aceptarse que una persona llamada a asumir tan serias
responsabilidades en una empresa de importante actividad pueda desconocer -por
complejo que sea- el aspecto fiscal de su gestión económica” 878.
878
STS de 2.III.1988 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ), Fundamento de Derecho cuarto.
879
STS de 30.IV.2003 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO), Fundamento de Derecho décimo.
329
Finalmente, la doctrina ha manifestado al respecto: “El conocimiento de la
compleja normativa tributaria puede resultar un terreno abonado para que la
defensa del acusado alegue la concurrencia de dicho error (…). En efecto, (...) si
tenemos presente el límite cuantitativo de defraudación para la comisión del delito
(importes superiores a 120.000 euros), resulta ciertamente improbable que el
imputado con ese alto nivel de ingresos desconozca el cumplimiento de sus
obligaciones tributarias. También se ha sostenido que, a diferencia del error de
tipo, el error de prohibición tiene un escaso ámbito de aplicación en la
defraudación tributaria, pues resulta difícil imaginar el supuesto de un sujeto que
realizando el tipo de defraudación carezca de la conciencia de la antijuridicidad de
la acción”880.
880
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., págs.
94 y sigs. Esta circunstancia puede ser el motivo por el que el TS exige para acoger como
circunstancia de inimputabilidad el error de prohibición, que sea probado con real fundamento
por quien lo alega, siendo además preciso que para exonerar la responsabilidad dicho error sea
invencible o insuperable. Consúltese, en ese sentido, la STS de 25.V.1992 (Ponente: HERNÁNDEZ
HERNÁNDEZ) y SAP de Girona de 30.VI.1994 (Ponente: LACABA SÁNCHEZ). Cfr., asimismo y en
el mismo sentido, PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit.,
págs. 161 y sig., nota 248; MARTÍNEZ-IZQUIERDO, S., El delito fiscal, con legislación y
jurisprudencia, Ediciones Rialp S.A., Madrid, 1989, pág. 28; RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El
delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 103.
881
Vid., ampliamente, BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas
eximentes y atenuantes”, op. cit., esp. págs. 174-178.
330
Es lógico que como primer presupuesto para la procedencia de este supuesto
el contribuyente debe haber presentado debidamente sus declaraciones-liquidaciones
del tributo, pues no podrá ampararse en la tesis referida quien incumpla su deber
como obligado tributario invocando divergencias interpretativas de la normativa
tributaria882. Tampoco podrá beneficiarse quien haya pretendido ocultar, tras la
interpretación de la norma, una actuación dolosa tendente a defraudar el impuesto
mediante operaciones simuladas883.
882
Piénsese, por ejemplo, quien omite su deber de declarar el IVA repercutido al comprador
de un bien en operación sujeta al impuesto e intenta, al ser descubierto, justificar la sujeción de la
entrega al ITP por carecer de la condición de empresario y ello a pesar de no haber abonado
ninguno de los impuestos señalados.
883
En este sentido, consúltense las SSTS de 4.XII.2003 (Ponente: MARTÍN PALLÍN) y de
19.V.2005 (Ponente: MARTÍN PALLÍN), referidas a la tributación mediante el régimen de
transparencia fiscal.
884
Art. 183.1 LGT. “Son infracciones tributarias las acciones u omisiones dolosas o
culposas con cualquier grado de negligencia que estén tipificadas y sancionadas como tales en esta
u otra ley”. Esto significa que no existe un régimen de responsabilidad objetiva en materia de
infracciones tributarias y que el precepto da por supuesta la exigencia de responsabilidad en los
grados de dolo y culpa o negligencia grave, no pudiendo ser sancionados los hechos más allá de la
simple negligencia, excluyéndose la imposición de sanciones por el mero resultado y sin atender a
la conducta del contribuyente.
331
En aquellos casos en los que, como el presente, la Administración tributaria
no motiva mínimamente los hechos o circunstancias de los que deduce que el
obligado tributario ha actuado culpablemente, confirmar la sanción porque este
último no ha explicitado en qué interpretación alternativa y razonable ha fundado su
comportamiento, equivale, simple y llanamente, a invertir la carga de la prueba,
soslayando, de este modo, las exigencias del principio de presunción de inocencia,
en virtud del cual la carga de la prueba corresponde a quien acusa, sin que nadie esté
obligado a probar su propia inocencia (…).
Sólo cuando la Administración ha razonado, en términos precisos y
suficientes, en qué extremos basa la existencia de culpabilidad, procede exigir al
acusado que pruebe la existencia de una causa excluyente de la responsabilidad”885.
885
STS de 4.II.2010 (Ponente: AGUALLO AVILÉS), Fundamento de Derecho decimotercero.
332
de una declaración correcta, aleja la posibilidad de considerar la conducta como
culpable”886.
“La sentencia de instancia (…) es clara al respecto, cuando afirma que debe
estimarse la concurrencia del dolo en una actuación relacionada con las infracciones
tributarias, no sólo cuando se tenga conocimiento detallado y claro del deber que
pesa sobre el agente al respecto y pese a ello, consciente y voluntariamente se eluda
el mismo; sino también cuando de forma indirecta se produzca dicho efecto, al
interpretar el artículo 77.4 de la Ley General Tributaria que excluye la
responsabilidad cuando se haya puesto la diligencia necesaria en el cumplimiento de
las obligaciones y deberes tributarios, entendiendo que se ha puesto dicha diligencia
cuando el contribuyente ha presentado una declaración veraz y completa y haya
practicado, en su caso, la correspondiente autoliquidación, amparándose en una
interpretación razonable de la norma”887.
886
STS de 9.X.2014 (Ponente: MARTÍN TIMÓN), Fundamento de Derecho primero.
887
SAP de Jaén de 9.V.2007 (Ponente: ARIAS-SALGADO ROBSY), Fundamento de Derecho
segundo.
333
Además, estimamos que es de especial interés la Sentencia de 28 de mayo de
2007 de la AP de Vizcaya, que se refiere a la “interpretación razonable de la norma”
en los siguientes términos:
888
SAP de Vizcaya de 28.V.2007 (Ponente: DÍEZ NOVEL), Fundamento de Derecho
segundo. (Cursivas añadidas).
334
C) Miedo insuperable
889
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 199.
890
MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 590.
891
STS de 6.X.2011 (Ponente: JORGE BARREIRO), Fundamento de Derecho primero. Cfr.,
asimismo, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal económico y de la empresa. Parte
general, 5ª. edic., adaptada a la L.O. 1/2015, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2016, págs. 481
y sig.
892
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 199: “El carácter insuperable del miedo ha de ser apreciado según las condiciones
personales del sujeto y en el concreto contexto social en que lo padece. La legislación penal
histórica requería la presencia del temor a sufrir un mal igual o mayor que el causado, y sobre
dicha noción normativa la jurisprudencia criminal exigía que el mal habría de ser real, inminente,
serio y no justificado por el ordenamiento jurídico. El vigente CP ha suprimido la exigencia de un
335
4. Que el miedo sea el único móvil de la acción.
mal mayor o igual al causado, situando la esencia del miedo insuperable en el efecto psicológico
de una situación de temor ante un mal que excluye la libertad de acción. La naturaleza
insuperable del miedo deriva de la incapacidad de dominar subjetivamente la situación de temor
ante un mal, que es determinante del estatus de no exigibilidad de otra conducta”.
893
Vid. supra Cap. V, epígrafe II, apartado D.
894
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pags. 334 y sig. Cfr., en este sentido,
PÉREZ MARTÍN, D., “Capítulo III. Causas de justificación. La regularización”, op. cit., esp. pág.
197.
895
RODRÍGUEZ DEVESA, J. M. / SERRANO GÓMEZ, A., Derecho penal español. Parte
especial, 18ª. edic., Editorial Dykinson, Madrid, 1995, pág. 584. (Cursivas añadidas).
336
indirecto, y la circunstancia de coaccionar para el no pago de un tributo
determinado no genera ningún beneficio más que para el propio defraudador 896.
D) Recapitulación
896
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 249. Recordemos, además, que
del análisis de la jurisprudencia existente se demuestra que en materia de delitos contra la
Hacienda Pública no se ha siquiera invocado el miedo insuperable (BERTRÁN GIRÓN, F.,
“Capítulo 6. La culpabilidad: el dolo. Causas eximentes y atenuantes”, op. cit., esp. pág. 188).
897
APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1990, pág. 86.
898
BERTRÁN GIRÓN, F. “Capítulo II. Apartado 1. Estructura del tipo. El resultado típico:
la cuantía de la defraudación y su incidencia en el delito”, en J. DE FUENTES BARDAJÍ / P.
CANCER MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE (Directores) / E. BAL
FRANCÉS / J. J. ZABALA GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra la Hacienda pública,
Editorial Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 75-185, esp. pág. 181.
899
Vid. RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 95.
Esto, en virtud del régimen numerus clausus de incriminación culposa (art. 12 CP). Cfr., además,
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español (Análisis
jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., págs. 254 y sig.: “Es necesario plantearse la
existencia de un delito de defraudación tributaria que se puede cometer de manera imprudente, ya
que en atención a toda la ingeniería financiera que se monta para la comisión de este delito,
resultará sencillo argumentar que su conducta la han llevado a cabo amparado bajo un precepto
tributario que consideraban lícito según sus conocimientos respecto a la materia. Es por lo
expuesto que el delito de defraudación tributaria debería aceptarse de manera imprudente (…)”.
337
Así pues, en nuestra materia, el error invencible -de tipo o de prohibición-
excluye el castigo penal, el error de tipo vencible genera impunidad y el error de
prohibición vencible conlleva la aplicación de una pena inferior en uno o dos
grados900.
900
Vid. MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, op. cit., pág. 337; CHICO DE LA CÁMARA,
P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010.
Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., pág. 93.
901
MORILLO MÉNDEZ, A., Infracciones, sanciones y delitos y contra la Hacienda
Pública, actualizado a octubre de 2000, Editorial Cisspraxis, Valencia, 2000, pág. 308.
902
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, 26ª. edic., Editorial
Civitas, Navarra, 2016, pág. 475.
338
Por otro lado, cuando el obligado tributario haya actuado amparado en el
supuesto de una “interpretación razonable de la norma tributaria” en el ámbito
administrativo, no se han de trasladar sus efectos a la sede del delito fiscal.
339
340
CAPÍTULO VII
PUNIBILIDAD, PENALIDAD Y PROCEDIBILIDAD
903
Vid., ampliamente, sobre la configuración dogmática que incorpora la punibilidad
como elemento esencialmente constitutivo del concepto jurídico de delito, el cual constituye no
sólo como el mero injusto típico, imputable y culpable, sino, además, necesariamente también
punible, POLAINO NAVARRETE, M., “La punibilidad en la encrucijada de la Dogmática
jurídicopenal y la Política criminal”, en Criminalidad actual y Derecho penal, Instituto de
Criminología de la Universidad Complutense, Sección Delegada en la Universidad de Córdoba,
Colección: Estudios Criminológicos, Serie: Minor, núm. 5, Servicio de Publicaciones,
Universidad de Córdoba, Córdoba, 1988, págs. 11-46; ID., “Die Strafbarkeit im Spannungsfeld
von Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitk”, en G. DORNSEIFER / E. HORN / G. SCHILLING / W.
SCHÖNE / E. STRUENSEE / D. ZIELINSKI (Comp.), Gedächtnisschrift für Armin Kaufmann, Carl
Heymanns Verlag KG, Köln Berlin Bonn München, 1989, págs. 501-521; ID., “Disposiciones
comunes a los delitos de rebelión y sedición”, en J. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA / L. RODRÍGUEZ
RAMOS (Coords.), Código penal comentado, Ediciones Akal, S.A., Madrid, 1990, págs. 475 y
sigs.; ID., Derecho penal. Parte general. Teoría jurídica del delito, tomo II, vol. I, Editorial
Bosch, Barcelona, 2000, págs. 21 y sigs., 62 y sigs.; ID., Fundamentos dogmáticos del moderno
Derecho penal, con la colaboración de M. POLAINO-ORTS, Editorial Porrúa, México, 2001, págs.
74 y sigs., 84 y sigs.; ID., Derecho penal. Modernas bases dogmáticas, con la colaboración de M.
POLAINO-ORTS, Presentación por J. A. CARO JOHN, Editora Jurídica Grijley, Lima, 2004, págs.
99 y sigs.; ID., Derecho penal, Parte general, tomo I, Fundamentos científicos del Derecho penal,
5ª. edic. actualizada, Editorial Bosch, Barcelona, 2004, págs. 65 y sigs.; ID., Lecciones de
Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª. edic. corregida y actualizada, Editorial Tecnos,
Madrid, 2016, pág. 203.
341
subjetivamente imputado a su autor904 y, en particular, pondremos atención en su
configuración típica y naturaleza jurídica tras la reforma llevada a cabo por la LO
7/2012, de 27 de diciembre.
904
Hemos de contemplar la punibilidad en sentido amplio, tal y como se explica en
ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo II, traducción de la 1ª. edic. alemana y notas de
D.-M. LUZÓN PEÑA, M. DÍAZ y GARCÍA CONLLEDO, J. M. PAREDES CASTAÑÓN y J. DE VICENTE
REMESAL, Editorial Civitas, Madrid, 2014, pág. 981; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho
penal y económico y de la empresa. Parte general, 5ª. edic., adaptado a la LO 1/2015, Editorial
Tirant lo blanch, Valencia, 2016, págs. 651 y sig.
905
Desde ahora, lo transcribimos: “(…) Además de las penas señaladas, se impondrá al
responsable la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas y del derecho
a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el período de tres
a seis años”. Vid., sobre la delimitación dogmática entre punibilidad y penalidad en la teoría del
delito, especialmente, POLAINO NAVARRETE, M., “La punibilidad en la encrucijada de la
Dogmática jurídicopenal y la Política criminal”, op. cit., págs. 11-46; ID., “Die Strafbarkeit im
Spannungsfeld von Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitk”, op. cit., págs. 501-521; ID.,
Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 203 y sigs.
342
el procedimiento a seguir por la Administración Tributaria ante indicios de delito
fiscal. Entremos, sin más demora, en el desarrollo de las cuestiones señaladas.
A) Punibilidad de la defraudación
906
Vid. POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II,
op. cit., pág. 203; FERRÉ OLIVÉ, J. C., “Punibilidad y proceso penal”, en RGDP, núm. 10, 2008,
págs. 1-16, esp. pág. 5; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de la
empresa. Parte general, op. cit., pág. 651. Cfr., en sentido discrepante, MIR PUIG, S., Derecho
penal. Parte general, 10ª. edic. revisada y actualizada, Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, pág.
155, quien se inclina por entender que “la punibilidad afecta a todas las categorías del delito, que
es ante todo un hecho punible. La decisión acerca de los que es o no dañoso e imputable a su
autor, sino también punible, condiciona el contenido y los límites del injusto penal y de la
imputación personal jurídico-penal. La selección de los hechos penalmente típicos no depende
sólo de su dañosidad social, sino también de que parezca necesaria y oportuna su conminación
penal. La exclusión del injusto penal también puede deberse al decaimiento de la suficiente
necesidad de pena. Por último, también las causas de exclusión de la responsabilidad penal se van
ampliando históricamente a medida que aparecen tratamientos alternativos preferibles a la pena.
Tendría sentido, por ello, definir al delito como un comportamiento humano penalmente
antijurídico e imputable a su autor. Y ésta es la razón por la que en esta obra se habla de
antijuridicidad penal, tipicidad penal y responsabilidad penal”.
907
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 203. Acerca de si la “punibilidad” constituye un elemento esencial del concepto estricto
de delito, por virtud del reconocimiento de exigencias político-criminales determinantes de la
necesidad y procedencia de imposición de una pena a la realización de un injusto típico y
culpable, ampliamente, ID., M., “La punibilidad en la encrucijada de la Dogmática jurídicopenal y
la Política criminal”, op. cit., págs. 11-46; ID., “Die Strafbarkeit im Spannungsfeld von
Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitk”, op. cit., págs. 501-521.
343
Ya hemos tenido oportunidad de desarrollar las razones político-criminales
que apuntan a la utilidad o conveniencia de criminalizar las infracciones tributarias
cuando se verifiquen los elementos típicos del art. 305 CP 908. Aquéllas valoran la
posibilidad de conquista de los propósitos ineludibles a la sanción penal por un
delito fiscal909 y, también, nos permiten comprobar las cualidades inherentes de la
punibilidad: necesidad, merecimiento y susceptibilidad de pena de un injusto típico
y culpable.
908
Vid. supra Cap. I, epígrafe III, apartado C, número 2.
909
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., Presente y futuro del delito fiscal, Editorial Revista del
Occidente S.A., Madrid, 1974, pág. 28.
910
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 206.
344
B) Regularización tributaria (art. 305.4 CP)
911
Existen, también, precedentes en la Ley italiana de 16 de marzo de 1991. Cfr., en este
sentido, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio,
Editorial Tecnos, Madrid, 1995, págs. 94-98; CALDERÓN CEREZO, A., “Efectos penales de la
regularización tributaria (Un análisis del art. 305.4 CP)”, en GF, núm. extraordinario 1, Madrid,
2000, passim; QUERALT JIMÉNEZ, J. J., “La regularización como comportamiento postdelictivo en
el delito fiscal”, en M. BAJO FERNÁNDEZ (Director) / S. BACIGALUPO SAGGESE / C. GÓMEZ-JARA
DÍEZ (Coords.), Política fiscal y delitos contra la Hacienda pública. Mesas redondas. Derecho y
economía, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2007, págs. 29-58, esp. págs. 34-37;
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del Código penal
por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial Aranzadi,
Navarra, 2012, pág. 112; KUHLEN, L., Cuestiones fundamentales del delito fiscal, Editorial
Marcial Pons, Madrid, 2015, págs. 205-236.
912
Califica al instituto de la regularización, como ejemplo de un “Derecho penal del
amigo”, VIDALES RODRÍGUEZ, C., “Derecho penal del amigo (reflexiones críticas acerca de la
reciente modificación de los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social)”, en
Revista Aranzadi de Derecho y Proceso Penal, núm. 32, 2013, págs. 269-295. Sobre la
regularización penal en sede tributaria, consúltese el comentario al art. 252 LGT, incorporado por
la Ley 34/2015, de 21 de septiembre, en SÁNCHEZ HUETE, M. Á., “Procedimiento de liquidación y
proceso penal. Un nuevo modelo de relación”, en C. GARCÍA-HERRERA BLANCO (Coordinadora),
IV Encuentro de Derecho Financiero y Tributario, Instituto de Estudios Fiscales, núm. 13, 2016,
págs. 229-239, esp. págs. 236 y sig.
345
“1. El que, por acción u omisión, defraude a la Hacienda Pública estatal,
autonómica, foral o local, eludiendo el pago de tributos, cantidades retenidas o que
se hubieran debido retener o ingresos a cuenta, obteniendo indebidamente
devoluciones o disfrutando beneficios fiscales de la misma forma, siempre que la
cuantía de la cuota defraudada, el importe no ingresado de las retenciones o
ingresos a cuenta o de las devoluciones o beneficios fiscales indebidamente
obtenidos o disfrutados exceda de ciento veinte mil euros será castigado con la
pena de prisión de uno a cinco años y multa del tanto al séxtuplo de la citada
cuantía, salvo que hubiere regularizado su situación tributaria en los términos del
apartado 4 del presente artículo”913.
913
Cursivas añadidas. Cabe transcribir la redacción vigente del instituto hasta el 16 de
enero de 2013, aclarando antes que en el tipo básico no se hacía referencia alguna al instituto.
Antes de la nueva redacción dada por la LO 7/2012, de 27 de diciembre, el art. 305.4 disponía lo
siguiente: “Quedará exento de responsabilidad el que regularice su situación tributaria, en
relación con las deudas a que se refiere el apartado primero de este artículo -hoy en día: ‘Se
considerará regularizada la situación tributaria cuando se haya procedido por el obligado
tributario al completo reconocimiento y pago de la deuda tributaria’- antes de que por la
Administración Tributaria se le haya notificado el inicio de actuaciones de comprobación o
investigación tendentes a la determinación de las deudas tributarias objeto de la regularización o,
en el caso de que tales actuaciones no se hubieran producido, antes de que el Ministerio Fiscal, el
Abogado del Estado o el representante procesal de la Administración autonómica, foral o local de
que se trate, interponga querella o denuncia contra aquél dirigida, o antes de que el Ministerio
Fiscal o el Juez de Instrucción realicen actuaciones que le permitan tener conocimiento formal de
la iniciación de diligencias -hoy en día: ‘Asimismo, los efectos de la regularización prevista en el
párrafo anterior resultarán aplicables cuando se satisfagan deudas tributarias una vez prescrito el
derecho de la Administración a su determinación en vía administrativa’-. La exención de
responsabilidad penal contemplada en el párrafo anterior alcanzará igualmente a dicho sujeto por
las posibles irregularidades contables u otras falsedades instrumentales que, exclusivamente en
relación a la deuda tributaria objeto de regularización, el mismo pudiera haber cometido con
carácter previo a la regularización de su situación tributaria -hoy: ‘La regularización por el
obligado tributario de su situación tributaria impedirá que se le persiga por las posibles (…)’-”.
Lo destacado y redactado entre guiones son las novedades incorporadas en el art. 305.4 CP tras la
reforma de la LO 7/2012, de 27 de diciembre.
346
deuda tributaria, antes de que por la Administración Tributaria se le haya
notificado el inicio de actuaciones de comprobación o investigación tendentes a la
determinación de las deudas tributarias objeto de la regularización o, en el caso de
que tales actuaciones no se hubieran producido, antes de que el Ministerio Fiscal,
el Abogado del Estado o el representante procesal de la Administración
autonómica, foral o local de que se trate, interponga querella o denuncia contra
aquél dirigida, o antes de que el Ministerio Fiscal o el Juez de Instrucción realicen
actuaciones que le permitan tener conocimiento formal de la iniciación de
diligencias (…)”.
914
Vid. OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en
materia de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Fundación Ciudadanía y
Valores, mayo, 2013, págs. 1-20, esp. pág. 6. Al respecto se pronuncia BACIGALUPO, E., “La
reforma del delito fiscal por la LO 7/2007”, en Diario La Ley, núm. 8076, 2013, págs. 5-8, esp.
pág. 6: “(…) creemos que el texto del nuevo art. 305 CP (LA LEY 3996/1995) no tiene
necesariamente las consecuencias respecto de la naturaleza jurídica de la regularización que la
Exposición de Motivos supone. Lo único que ha sido agregado al texto del art. 305 CP (LA LEY
3996/1995) es el final en el que dice: ‘salvo que hubiere regularizado su situación tributaria en los
términos del apartado 4 del presente artículo’. Es evidente que de estas palabras ningún método
de interpretación permite inferir que la regularización, que antes sólo eliminaba la punibilidad,
ahora excluye necesariamente el disvalor de la acción ya realizada y el del resultado típico ya
producido”.
347
“La principal consecuencia que deriva de la modificación que el
prelegislador pretende estatuir consiste en el alargamiento ‘de facto’ del plazo de
prescripción establecido para el tipo básico descrito en el artículo 305.1 del
Código Penal, toda vez que el inicio del cómputo de la prescripción no tendrá
lugar con la materialización de la defraudación, en los términos expuestos en este
informe, sino cuando precluya la posibilidad de regularizar la situación tributaria,
es decir cuando se haya notificado al sujeto activo el inicio de actuaciones de
comprobación o investigación o, en su caso, cuando el Ministerio Fiscal o
representante procesal de la Administración Tributaria interpongan querella o
denuncia, o bien en el momento en que aquél haya tenido conocimiento formal de
la iniciación de diligencias penales por parte del Ministerio Fiscal o el Juez de
Instrucción (…) otro inconveniente que suscita la proyectada medida reside en la
incertidumbre que origina sobre el inicio del cómputo de la prescripción pues, a
diferencia de lo que acontece en la actualidad, el término inicial de la prescripción
no dependerá del comportamiento desarrollado por el sujeto activo, sino del
momento en que tengan lugar las actuaciones a partir de las cuales ya no es
posible regularizar. Esta contingencia no se compadece con los principios de
certeza y seguridad que son propios del Derecho penal, pues el hecho de que el
inicio del cómputo de la prescripción quede al albur de la decisión de iniciar
actuaciones de comprobación e investigación o, en su caso, de interponer querella
o denuncia, no se ajusta a la exigencia de seguridad jurídica ínsita al ordenamiento
penal. Por último, también debe significarse que la consideración de la falta de
regularización como un elemento integrante de la infracción penal propicia que, en
algunas ocasiones, el inicio de la prescripción y la suspensión del cómputo de ese
instituto nazcan de un mismo hecho, cual es la interposición de querella o
denuncia. Si el Ministerio Fiscal o representante procesal de la Administración de
que se trate interponen denuncia o querella, dicho momento deberá considerarse
como el ‘dies a quo’ de la prescripción, dado que el sujeto activo ya no puede
proceder a la regularización tributaria con eficacia jurídico-penal; pero, a su vez,
en ese momento también opera la suspensión del cómputo de la prescripción a que
se ha hecho mención, pues como señala el referido artículo 132.2.2ª del Código
348
Penal915, la presentación de denuncia o querella formulada ante un órgano judicial,
en la que se atribuya a una persona determinada su presunta participación en un
hecho que pueda ser constitutivo de delito o falta, suspenderá el cómputo de la
prescripción, con las consecuencias previstas en dicho precepto” 916.
915
Art. 132.2 CP: “La prescripción se interrumpirá, quedando sin efecto el tiempo
transcurrido, cuando el procedimiento se dirija contra la persona indiciariamente responsable del
delito, comenzando a correr de nuevo desde que se paralice el procedimiento o termine sin
condena de acuerdo con las reglas siguientes: (…) 2.ª No obstante lo anterior, la presentación de
querella o la denuncia formulada ante un órgano judicial, en la que se atribuya a una persona
determinada su presunta participación en un hecho que pueda ser constitutivo de delito,
suspenderá el cómputo de la prescripción por un plazo máximo de seis meses, a contar desde la
misma fecha de presentación de la querella o de formulación de la denuncia. Si dentro de dicho
plazo se dicta contra el querellado o denunciado, o contra cualquier otra persona implicada en los
hechos, alguna de las resoluciones judiciales mencionadas en la regla 1.ª, la interrupción de la
prescripción se entenderá retroactivamente producida, a todos los efectos, en la fecha de
presentación de la querella o denuncia”.
916
Véase el Informe al Anteproyecto de LO por la que se modifica la LO 10/1995, CGPJ
(accesible en: http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Consejo-General-del-Poder-
Judicial/Actividad-del-CGPJ/Informes/Informe-al-Anteproyecto-de-Ley-Organica-por-la-que-se-
modifica-la-Ley-Organica-10-1995--de-23-de-noviembre--del-Codigo-Penal-). Luce en archivo
asociado, págs. 1-88, esp. págs. 17 y sig.
917
Vid. infra Cap. VII, epígrafe II, apartado B, número 2, b.
918
Vid. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública
y la Seguridad Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de
29 de junio, op. cit., págs.170-181; QUERALT JIMÉNEZ, J. J., “La regularización como
comportamiento postdelictivo en el delito fiscal”, op. cit., esp. págs. 43-52.
349
1. Antes de que por la Administración Tributaria se le haya notificado el
inicio de actuaciones de comprobación o investigación tendentes a la
determinación de las deudas tributarias objeto de la regularización.
919
Vid., ampliamente, SANZ DÍAZ-PALACIOS, J. A., “Regularización tributaria y delito
fiscal (art. 305.4 del Código penal)”, en Impuestos: Revista de doctrina, legislación y
jurisprudencia, Año. núm. 30, núm. 11, 2014, págs. 111-132.
920
Cfr., en este sentido, SERRANO GONZÁLEZ-MURILLO, J. L. / MERINO JARA, I.,
“Pasado, presente y futuro de las regularizaciones tributarias en Derecho penal”, en Diario La
Ley, núm. 8052, 2013, págs. 1-10, esp. pág. 3: “La jurisprudencia se ha pronunciado a favor del
carácter puramente formal de las causas de bloqueo, y en contra de la exigencia de espontaneidad,
y a fortiori en contra de la exigencia de arrepentimiento y recuperación de la conciencia social
por el contribuyente, hasta el punto de que de la STS de 29 de septiembre de 2009 se desprende
que la operatividad de las causas de bloqueo se circunscribe sólo a tributos concretos y a períodos
también concretos. Por tanto, la notificación del inicio de actuaciones concretas no cierra el paso
a regularizaciones por otros tributos o por otros períodos distintos, dado que éstas no necesitan
ser espontáneas. En suma, también en este aspecto del efecto de bloqueo del descubrimiento se
350
La actual redacción del art. 305.4 CP exige expresamente el pago de la
deuda, lo que parece cerrar varias discusiones entabladas en el marco de la
redacción dada hasta el 16 de enero de 2013921: mientras que para algunos era
suficiente el ingreso de la cuota para regularizar la situación tributaria, para otros
era necesario ingresar el importe de la deuda tributaria (más intereses de
demora)922.
pone de manifiesto la idea general (…) de que deben allanarse todos los obstáculos posibles a la
regularización, singularizando así al delito fiscal con respecto a los demás, al concebirlo como
delito esencialmente remediable”.
921
Cfr. MORILLO MÉNDEZ, A., Infracciones, sanciones y delitos y contra la Hacienda
Pública, actualizado a octubre de 2000, Editorial Cisspraxis, Valencia, 2000, pág. 314; COLINA
RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español (Análisis jurídico-
dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, págs. 275 y sig.; OLEA
COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en materia de delitos
contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 12.
922
Art. 58 LGT: “Deuda tributaria: 1. La deuda tributaria estará constituida por la cuota o
cantidad a ingresar que resulte de la obligación tributaria principal o de las obligaciones de
realizar pagos a cuenta. 2. Además, la deuda tributaria estará integrada, en su caso, por: a) El
interés de demora. b) Los recargos por declaración extemporánea. c) Los recargos del período
ejecutivo. d) Los recargos exigibles legalmente sobre las bases o las cuotas, a favor del Tesoro o
de otros entes públicos. 3. Las sanciones tributarias que puedan imponerse de acuerdo con lo
dispuesto en el título IV de esta ley no formarán parte de la deuda tributaria, pero en su
recaudación se aplicarán las normas incluidas en el capítulo V del título III de esta ley”.
923
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III. Sépase
que, con anterioridad a la reforma de 2012, el TS no exigía el pago de la deuda tributaria. Al
respecto, consúltense: Sentencia de 30.X.2001 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR), de 15.VI.2002
(Ponente: MATEO DÍAZ) y de 30.IV.2003 (Ponente: APARICIO CALVO-RUBIO).
351
deuda tributaria, concepto mucho más amplio que el anterior, en que se engloban
intereses de demora, multas por el impago en el tiempo establecido de la cuota o
por la realización de las conductas previstas en el tipo. Se diferencia con la anterior
regulación al remitirse ésta a las deudas que se derivan de las acciones contenidas
en el precepto, apartado primero del art. 305, que eran exclusivamente las cuotas
tributarias que, necesariamente, excedían de 120.000 euros, quedando fuera del
contenido de la regularización, antes de la reforma, las demás partes o conceptos
de la deuda con las administraciones acreedoras de los tributos”924.
924
MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de
diciembre”, en Revista Aranzadi, Doctrina, núm. 11, marzo 2013, págs. 37-48, esp. págs. 42 y sig.
925
Cfr., al respecto, ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, en
Actualidad Jurídica:Uría Menéndez, núm. 34, 2013, págs. 15-38, esp. pág. 21: “En cuanto a la
exigencia del ‘pago’, convierte en Derecho positivo una exigencia, la del pago íntegro, que ha
sido polémica, sobre todo en la doctrina, aunque ya venía siendo exigida desde hace años por la
jurisprudencia, especialmente a partir de la STS 539/2003, de 30 de abril, que rechazó que tenga
eficacia una declaración complementaria presentada sin realizar pago alguno, ya que ‘si una
persona defrauda a la Hacienda Pública eludiendo el pago de un impuesto, su situación tributaria
sólo queda regularizada cuando, reconociendo la defraudación, satisface el impuesto eludido, no
pudiendo decirse que ha regularizado su situación por el mero hecho de que, años después de
realizarla, reconozca la defraudación -a ello equivale la presentación de la declaración
complementaria-’(…)”.
926
MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de
diciembre”, op. cit., esp. pág. 43.
352
completo reconocimiento-, no lo es: la ausencia de un completo reconocimiento
puede autorizar posteriores recursos; su concurrencia lo impide, teniendo además
el efecto de expreso sometimiento a la legalidad quebrantada que justificaría la
inexistencia de tipo penal927.
Por otro lado, la reforma 2012 introdujo una primicia en el segundo párrafo
del 305.4 CP, consagrando la posibilidad de que el obligado tributario satisfaga
la deuda encontrándose prescrito el derecho de la Administración a su
determinación en vía administrativa. El legislador lo dice de la siguiente manera:
927
Sobre la admisibilidad o no de la regularización parcial, resultan trasladables a efectos
de su consideración -más allá de la evolución legislativa sufrida por el instituto- tanto los
argumentos en contra de aquella posibilidad brindados por MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ (Los delitos
contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social: estudio de las modificaciones introducidas
por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio, op. cit., pág. 165) e IGLESIAS RÍO (La regularización
fiscal en el delito de defraudación tributaria, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2003, pág.
279), como los apuntados a favor por APARICIO PÉREZ (El delito fiscal a través de la
jurisprudencia, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1997, pág. 335). Este nuevo requisito no es otra
cosa que la condición de que la regularización implique una declaración completa y veraz
[SABADELL CARNICERO, C., “Capítulo 7. La regularización tributaria como causa de exención de
la responsabilidad penal”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal,
Edición Fiscal CISS, Valencia, 2009, págs. 203-221, esp. pág. 205].
353
conocimiento del Ministerio Fiscal o la autoridad judicial competente los
hechos, solicitando que los ingresos realizados se tomaran como responsabilidad
civil. Caso contrario, de no presentar esta denuncia, no se interrumpía la
prescripción penal, que se ganaba a los cinco años. Cuando ello ocurría, el
contribuyente en cuestión pedía la devolución de los ingresos indebidos, puesto
que, no habiendo interrupción de la prescripción penal, el importe ingresado lo
era de una deuda que ya estaba prescripta en el momento del ingreso. Esta
estrategia se vio impedida con la reforma operada en los artículos 221 y 180 de
la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, y se cierra
jurídicamente con la inclusión del segundo párrafo del art. 305.4 del Código
penal”928.
928
OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en materia
de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 12.
929
Cfr. NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social, delitos de contrabando”, en Mª. del C. GÓMEZ RIVERO (Directora) / A. NIETO
MARTÍN / A. M. PÉREZ CEPEDA / E. CORTÉS BECHIARELLI / E. NÚÑEZ CASTAÑO, Nociones
fundamentales de Derecho penal. Parte especial, vol. II, 2ª. edic. adaptada a la LO 1/2015, de
reforma del Código Penal, Editorial Tecnos, 2015, págs. 315-350, esp. pág. 323: “El sentido de
esta previsión es hacer aún más atractiva para el autor la opción reguladora. Mantener la sanción
por otros delitos estrechamente vinculados al fraude fiscal realizado desincentivaría la
regularización de la deuda”.
930
Art. 305.4 CP: “(…) La regularización por el obligado tributario de su situación
tributaria impedirá que se le persiga por las posibles irregularidades contables u otras falsedades
instrumentales que, exclusivamente en relación a la deuda tributaria objeto de regularización, el
mismo pudiera haber cometido con carácter previo a la regularización de su situación tributaria”.
354
Pasaremos ahora a dilucidar una de las cuestiones más debatidas en los
foros doctrinales de los últimos años 931, relativa a la naturaleza jurídica de este
instrumento. Nos preguntamos: ¿ha variado aquélla tras la última reforma llevada a
cabo por el legislador penal en su regulación?
a) Cuestiones preliminares
931
Cfr., sobre la incidencia de la LO 7/2012 en la naturaleza jurídica del instituto de la
regularización, MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., “Regularización fiscal y responsabilidad penal.
La propuesta de modificación del delito fiscal”, en Teoría y Derecho: revista de pensamiento
jurídico, núm. 12, 2012, págs. 210-228, esp. págs. 222 y sig.; APARICIO DÍAZ, L., “La nueva
reforma del Código penal en materia de transparencia y lucha contra el fraude fiscal y en la
Seguridad Social”, en Diario La Ley, núm. 8081, 2013, págs. 16-22, esp. pág. 17; SERRANO
GONZÁLEZ-MURILLO, J. L. / MERINO JARA, I., “Pasado, presente y futuro de las regularizaciones
tributarias en Derecho penal”, op. cit., pág. 5; VILLAPLANA RUIZ, J., “¿De qué hablamos cuando
hablamos de regularizar? Reflexiones en torno al nuevo delito fiscal”, en Diario La Ley, núm.
8025, 2013, apartado III; CARRETERO SÁNCHEZ, A., “La nueva reforma de los delitos contra la
Hacienda pública: un paso firme contra el fraude fiscal”, en Diario La Ley, núm. 8027, 2013,
apartado III, 5; BACIGALUPO, E., “La reforma del delito fiscal por la LO 7/2007”, op. cit., esp.
págs. 5 y sig.; PAREDES RODRÍGUEZ, J. M., “La reforma del delito contra la Seguridad Social
operada por la Ley Orgánica 7/2012, de 27 de diciembre”, en Aranzadi Social: revista doctrinal,
vol. VI, núm. 4, 2013, págs. 151-162; VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma de los delitos
contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Revista Pensamiento Penal, Sección Penal
Económico, Doctrina, núm. 154, 2013, apartado 1. b; VIDALES RODRÍGUEZ, C., “Derecho penal
del amigo (reflexiones críticas acerca de la reciente modificación de los delitos contra la
Hacienda Pública y la Seguridad Social)”, op. cit., esp. págs. 274 y sigs.; MANJÓN-CABEZA
OLMEDA, A., Las excusas absolutorias en Derecho Español. Doctrina y jurisprudencia, Editorial
Tirant lo blanch, Valencia, 2014, págs. 138 y sigs.; NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos
contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, delitos de contrabando”, op. cit., esp. págs. 321
y sig.
932
Vid. GÓMEZ RIVERO, Mª. del C., “Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social”, en El nuevo Código penal y la Ley del jurado. Actas del Congreso de Derecho Penal y
355
Con el propósito de dilucidar esta cuestión y tomar posición, creemos
necesario estudiar cuál ha sido la evolución legislativa del instituto, desde su
aparición en el delito hasta su actual regulación.
935
Cfr. DEL ROSAL BLASCO, B., “Reflexiones de urgencia sobre la trascendencia penal de
la regularización fiscal extraordinaria del Real Decreto-Ley 12/2012”, en Diario La Ley, núm.
7893, 2012, págs. 1-3.
936
Como se dijo en otra parte de este trabajo, un sector de la doctrina ha sostenido que la
finalidad del legislador al reformar el instituto de la regularización fue impedir la persecución
penal por la posible comisión de un delito de blanqueo de capitales a quien hubiera incurrido en
la descripción típica del art. 305.4 CP, lo que no sucedía cuando se concebía al instituto como una
excusa absolutoria sin desplegar efectos sobre el delito de blanqueo. Vid., al respecto y
ampliamente, DEL ROSAL BLASCO, B., “Delito fiscal y blanqueo de capitales: perspectivas ante la
357
Al respecto, la doctrina ha apuntado que “hay muchas razones para creer
que una de las finalidades buscadas por el legislador a la hora de introducir la
regularización con su nueva concepción de ‘elemento del tipo’, fue precisamente la
de dar lugar a la atipicidad penal y, ante la inexistencia de delito fiscal, evitar la
posibilidad de cometer con base a éste un segundo delito de blanqueo de capitales.
Existe una mayoritaria opinión contraria en nuestra doctrina a la posibilidad de
sancionar el blanqueo de capitales sobre un previo delito fiscal. Así se pronuncia,
por ejemplo, Morales Prats que ve necesaria una interpretación rigurosa del delito
de blanqueo para impedir su ‘maridaje’ con el delito contra la Hacienda Pública.
Sin embargo, la posibilidad de que el blanqueo se dé sobre un previo delito fiscal
no sólo encaja dentro de la literalidad del artículo 301 CP tras la reforma operada
por la Ley Orgánica 5/2010, sino que específicamente ha sido propugnada por el
Tribunal Supremo en su reciente STS 974/2012, de 5 de diciembre (Caso Ballena
Blanca, Fundamento Jurídico 37)”938.
Para que haya delito, el injusto típico y culpable ha de ser punible, a lo que
le sigue la inexorable consecuencia jurídica de la pena 939, pero si queda constatada
nueva reforma del tipo básico del delito fiscal”, en Diario La Ley, núm. 8017, 2013, págs. 13-16,
esp. págs. 15 y sig.
937
Vid. MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., “Regularización fiscal y responsabilidad penal.
La propuesta de modificación del delito fiscal”, op. cit., esp. págs. 217 y sigs.; BACIGALUPO, E.,
“La reforma del delito fiscal por la LO 7/2007”, op. cit., esp. pág. 6.
938
VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, op. cit., apartado 1.b.
939
De acuerdo al imperativo categórico de KANT, quien afirmó magníficamente que “(l)a
ley penal es un imperativo categórico y ¡ay de aquel que se arrastra por las sinuosidades de la
doctrina de la felicidad para encontrar algo que le exonere del castigo, o incluso solamente de un
grado del mismo, por la ventaja que promete, siguiendo la divisa farisaica es mejor que un
hombre muera a que perezca todo el pueblo! Porque si perece la justicia, carece ya de valor que
vivan hombres sobre la tierra”. De allí que, el individuo que incumple las disposiciones legales se
hace indigno del derecho de ciudadanía: la transgresión de la ley pública que incapacita a quien la
comete para ser ciudadano se llama crimen sin más. Vid., al respecto y ampliamente, KANT, I., La
metafísica de las costumbres, estudio preliminar de A. CORTINA ORTS, traducción y notas de A.
CORTINA ORTS y J. CANAL SANCHO, Editorial Tecnos, Madrid, 1989, págs. 166 y sig. En el
mismo sentido, en el marco de la dogmática jurídico-penal, se pronunció el Profesor POLAINO
358
la regularización tributaria no habrá punibilidad ni, por ende, delito, no por
ausencia de injusto típico y culpable, sino por la ausencia de necesidad y
merecimiento de pena por razones puramente político-criminales que configuran la
excusa absolutoria como causa excluyente de la punibilidad [elemento negativo del
delito que brinda una solución jurídico-penal a un conflicto social que exige
efectiva defraudación en determinado alcance económico, inspirada en la máxima
de VON LISZT de que “a enemigo (delincuente) que huye, puente de plata
(oro)”]940.
NAVARRETE en su obra Derecho penal, Parte general, tomo I, Fundamentos científicos del
Derecho penal, 5ª edic. actualizada, Editorial Bosch, Barcelona, 2004, pág. 64, afirmando que
“(e)l binomio esencial del Derecho penal son el delito y la pena, dos conceptos antagónicos pero
correlativos. El delito es la infracción penal por antonomasia, y opera como presupuesto y
fundamento de la segunda”.
940
VON LISZT, F., Tratado de Derecho penal, tomo III, traducción de la 20ª. edic. alemana
por L. JIMÉNEZ DE ASÚA y adicionado con el Derecho penal español por Q. SALDAÑA Y GARCÍA
RUBIO, 2ª. edic., Editorial Reus, Madrid, 1917, pág. 20.
941
En cambio, mereció una opinión favorable del Consejo Fiscal en su informe sobre el
Anteproyecto: “Este Consejo Fiscal valora positivamente tal modificación, toda vez la actual
configuración de la regularización de la situación tributaria como excusa absolutoria sólo puede
entenderse si se hace una interpretación muy amplia de esta causa de exención de responsabilidad
penal, la cual no existe en el momento de producirse la conducta delictiva. Por tanto, se estima
acertada su inclusión como uno de los elementos que conforman el tipo básico del ‘delito fiscal’
descrito en el artículo 305 del Código Penal” (transcripción extraída de ALONSO GALLO, J., “El
delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág. 17, nota 6).
942
Como ya hizo el legislador con las falsedades instrumentales al introducir en el CP la
excusa absolutoria de regularización por medio de la Ley Orgánica 6/1995.
359
Aunque lo cierto es que consagrar una nueva excusa absolutoria para
perseguir delitos de blanqueo podría significar incumplir con las obligaciones
internacionales de España con respecto a la regulación de aquellos delitos. Por eso,
la única opción fue continuar previendo que la regularización configura una causa
que excluye la ilicitud penal del hecho, pero de manera que no dé lugar a una
interpretación que conlleve una consumación retrasada a la producción de una de
las causas de bloqueo del art. 305.4 CP. En efecto, la redacción definitiva ha
reemplazado la ausencia de regularización, requisito incluido por el pre-legislador
en el tipo básico del art. 305.1 CP -“(…) y no hubiere regularizado su situación
tributaria en los términos del apartado 4 del presente artículo”-, por una excepción
que figura después de señalar el castigo por la comisión del delito fiscal -“(...)
salvo que hubiere regularizado su situación tributaria en los términos del apartado
4 del presente artículo”-943.
943
Vid., ampliamente, ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”,
op. cit., esp. págs. 16-20.
944
Este aspecto fue específicamente discutido durante la tramitación parlamentaria. En
concreto, la propuesta de veto número dos del Grupo Parlamentario Socialista del Senado fue del
siguiente tenor: “En la Exposición de Motivos se afirma torticeramente que la regularización
‘neutraliza el desvalor del resultado y de la conducta’ cuando, en definitiva, hace desaparecer el
hecho delictivo y deja de ser una excusa absolutoria sobre la base de que el delito cometido deja
de serlo si se paga. La consecuencia directa y absolutamente rechazable para el Grupo Socialista
es que bastará poder pagar y regularizar para dejar de ser ‘delincuente’, en definitiva, el
denominado ‘derecho penal de los millonarios’ (...)”.
360
el pago completo de la deuda tributaria y no solamente de la cuota tributaria (…)
Esta nueva configuración de la regularización hace que ésta guarde una relación
de equivalencia práctica con el pago tempestivo del impuesto, tal y como han
destacado tanto la Fiscalía General del Estado, como el Tribunal Supremo, que de
forma muy expresiva se han referido a la regularización como el pleno retorno a
la legalidad que pone fin a la lesión provisional del bien jurídico protegido
producida por la defraudación consumada con el inicial incumplimiento de las
obligaciones tributarias. En coherencia con esta nueva configuración legal de la
regularización tributaria como el reverso del delito que neutraliza completamente
el desvalor de la conducta y el desvalor del resultado, se considera que la
regularización de la situación tributaria hace desaparecer el injusto derivado del
inicial incumplimiento de la obligación tributaria y así se refleja en la nueva
redacción del tipo delictivo que anuda a ese retorno a la legalidad la desaparición
del reproche penal”945.
Por otro lado, el art. 305.4 CP ya no dice como lo hacía antes que “quedará
exento de responsabilidad penal el que regularice su situación tributaria”, sino que
se limita a disponer que “se considerará regularizada la situación tributaria”.
Creemos que con esta alteración queda superada la discusión surgida en el marco
945
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III (cursivas
añadidas).
361
del otrora delito fiscal sobre el vocablo regularizar, siendo hoy en día lo que
expresa la disposición correspondiente946.
946
Discusión que motivó, oportunamente, la Circular 2/2009 dictada por la Fiscalía
General del Estado. Cfr., al respecto, CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación
tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010, op. cit., págs. 113-117. Pareciera
que con este cambio el legislador ha intentado dejar en claro que la regularización no debe
entenderse en términos tributarios, sino que constituye una cuestión de naturaleza jurídico-penal
que afecta al carácter delictivo de la acción ante el cumplimiento de las condiciones impuestas en
el art. 305.4 CP.
947
Aclaramos que nos dedicaremos al análisis de algunas de las posiciones que se han
venido esbozando acerca de la naturaleza jurídica del instituto. Asimismo, en esta nota al pie
mencionamos una teoría en la que no nos detendremos en el desarrollo del análisis que sigue, y
que sostiene que la regularización de la situación tributaria puede configurar, tras la reforma
7/2012, una causa que excluye la responsabilidad penal [GÓMEZ LANZ, J., “Delitos contra la
Hacienda Pública: art. 305.4 CP. Notas críticas sobre la redacción dada al art. 305 CP en la Ley
Orgánica 7/2012”, en F. J. ÁLVAREZ GARCÍA (Director) / J. DOPICO GÓMEZ-ALLER
(Coordinador), Estudio crítico sobre el anteproyecto de reforma penal de 2012, Editorial Tirant
lo blanch, Valencia, 2013, págs. 843-854, esp. pág. 850; CARRERAS MANERO, O. B., “De nuevo
sobre los presupuestos temporales de la regularización tributaria como causa de exención de la
responsabilidad penal en el delito de defraudación tributaria”, en Quincena Fiscal, núm. 13,
2013, págs. 105-112]. Además, otros han tomado posición por diferente configuración:
BACIGALUPO, E., “La reforma del delito fiscal por la LO 7/2007”, op. cit., esp. pág. 6, quien
afirma que “(l)a regularización continuará siendo una excusa absolutoria, cuya ausencia
constituye, a la vez, un presupuesto procesal de la persecución”; y, SERRANO GONZÁLEZ-
MURILLO, J. L. / MERINO JARA, I., “Pasado, presente y futuro de las regularizaciones tributarias
en Derecho penal”, op. cit., págs. 5 y sig., quien afirma que “aun constituyendo materialmente un
desistimiento impropio (del delito consumado), siendo el descubrimiento del delito una condición
objetiva de punibilidad, la regularización supone una circunstancia interpuesta que impide operar
a tal condición de punibilidad”.
362
b) Causa de atipicidad
948
Vid. MONTERO DOMÍNGUEZ, A., “La proyectada reforma de la regulación del delito
contra la Hacienda Pública”, en Tribuna Fiscal, núm. 263, 2012, págs. 7-14, esp. pág. 7;
RODRÍGUEZ MOURULLO, G., “Algunas reflexiones sobre la reforma penal”, en El Notario del
Siglo XXI, núm. 47, 2013 (críticamente: “Este incesante aluvión de reformas evidencia que se está
legislando sin haber trazado previamente con la debida serenidad una línea político criminal
coherente”) (accesible en: http://www.elnotario.es/index.php/opinion/opinion/161-algunas-
reflexiones-sobre-la-reforma-penal-0-45715336823570857); MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A.,
“Regularización fiscal y responsabilidad penal. La propuesta de modificación del delito fiscal”,
op. cit., esp. págs. 222 y sig.; DE VICENTE MARTÍNEZ, R., “Los delitos contra la Seguridad Social
tras la reforma operada en el Código penal por la Ley orgánica 7/2012, de 27 de diciembre, en
materia de transparencia y lucha contra el fraude fiscal y en la seguridad social”, en E. DEMETRIO
CRESPO (Director) / M. MAROTO CALATAYUD (Coordinador), Crisis financiera y Derecho penal
económico, Editorial Edisofer, Madrid, 2014, págs. 579-604, esp. pág. 585; BUSTOS RUBIO, M.,
La regularización en el delito de defraudación a la Seguridad Social, Editorial Tirant lo blanch,
Valencia, 2016, págs. 78-93.
949
Vid. supra Cap. VII, epígrafe II, apartado A.
363
La postura criticada no hace depender la existencia del delito de la lesión
del bien jurídico protegido, sino del hecho de su descubrimiento, lo que nos parece
dogmáticamente inapropiado. En efecto, determinar que las causas de bloqueo
(notificación, ejercicio de acción penal, diligencias judiciales) condicionan la
existencia de delito fiscal, constituye un desacierto a nuestro juicio.
950
Vid. SANZ DÍAZ-PALACIOS, J. A., “Reflexiones sobre la reforma del Código penal en
materia de lucha contra el fraude tributario”, en Diario La Ley, núm. 7966, 2012, págs. 16-20,
esp. págs. 16-18; OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en
materia de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 7, en
donde se afirma: “No debe temer el obligado tributario, pues no parece que se trate de ninguna
artimaña normativa para jugar con los plazos de prescripción, sino más bien un intento de
transformar una excusa absolutoria en un supuesto de atipicidad sobrevenida (…)”.
951
Cfr. MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27
de diciembre”, op. cit., esp. pág. 44: “Esto supone que el delito quedará consumado cuando se
lleve a cabo la defraudación, la cantidad con la que se perjudique a la hacienda pública supere los
120.000 euros y no se haya procedido a regularización de la deuda tributaria, puesto que este
elemento negativo del delito aparece automáticamente cuando nacen los otros dos requisitos del
tipo. Esta situación podría parecer extremadamente extraña y en verdad lo es, la que conlleva que
el delito nace cuando concurren los tres elementos citados, pero si se produce la regularización
antes de los momentos previstos en el art. 305.4 CP, en su novedosa redacción, la infracción
penal no ha existido nunca. Esto cabría denominarse como un delito en estado latente, en que su
definitiva eficacia delictiva, oculta provisionalmente, surte efectos cuando tiene conocimiento el
obligado de la iniciación de actuaciones de comprobación o investigación o cuando el Ministerio
Fiscal, el Abogado del Estado o el representante procesal de la Administración autonómica, foral
o local de que se trate, interponen querella o denuncia contra aquél dirigida, o cuando el
Ministerio fiscal o el Juez de Instrucción realicen actuaciones que le permitan tener conocimiento
formal de la iniciación de las diligencias”.
364
2. Si el sujeto incurre en la defraudación y no regulariza ni es descubierto, el
hecho no estará consumado y tampoco se dará inicio al plazo de prescripción.
952
Cfr. SERRANO GONZÁLEZ-MURILLO, J. L. / MERINO JARA, I., “Pasado, presente y
futuro de las regularizaciones tributarias en Derecho penal”, op. cit., esp. pág. 6. Al respecto, y
contrariamente a lo sostenido, se ha pronunciado MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito
fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 45: “Es congruente con lo
anterior que una vez consumado el delito, aunque sea provisional (si es que se admite esta
categoría de perfección del delito) su plazo de prescripción comienza a correr, art. 132.1 CP,
desde el día en que se haya cometido la infracción punible, no como pudiera afirmarse cuando
haya transcurrido la posibilidad de regularización, puesto aunque siga existiendo la posibilidad de
ello el tipo penal está consumado. Se interrumpe la prescripción cuando se actúa por los órganos
judiciales conforme al art. 132.2 CP, sin que se pueda confundir interrupción de la prescripción
con las actuaciones que impiden la regularización que no tienen por sí mismas la fuerza
interruptiva de la prescripción que prevé el último artículo citado”.
953
Por todo ello, se considera adecuado seguir contemplando la regularización tributaria
y, por ende, las restantes regularizaciones a que alude el Anteproyecto, como excusa absolutoria
[vid. Informe del CGPJ al Anteproyecto de LO por la que se modifica la LO 10/1995, de 23 de
noviembre, del CP (esp. pág. 19)]. Al respeto, MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., “Regularización
fiscal y responsabilidad penal. La propuesta de modificación del delito fiscal”, op. cit., esp. pág.
224: “(…) no parece oportuno mutar el carácter de la regularización en el sentido que se propone,
toda vez que parece consagrarse la idea de que el delito se consuma, no cuando se haya producido
el hecho defraudatorio, sino después y que tal consumación no se producirá hasta ‘que se pille’ al
delincuente por iniciarse actuaciones administrativas o judiciales. Por otro lado, el momento de la
consumación queda en manos de la Administración, del Juez o del Fiscal, que con su actuación
pueden precipitar la realización del segundo elemento del delito”.
365
post illicitum y positivo de regularizar la situación tributaria. En verdad, aquellas
causas aparecen cuando se realizó el injusto típico, disponiendo el sujeto de un
plazo legal para regularizar su situación, que en caso de producirse excluye el
elemento normativo de la punibilidad en el delito fiscal 954.
954
Cfr. NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social, delitos de contrabando”, op. cit., esp. pág. 322.
955
Art. 305.1 CP in fine CP: “(…) salvo que hubiere regularizado su situación tributaria
en los términos del apartado 4 del presente artículo”.
956
DOPICO GÓMEZ-ALLER, J., “La reforma del Derecho penal tributario: nuevas
oportunidades para el fraude fiscal”, en Iuris: Actualidad y práctica del derecho, núm. 181-182,
2012, págs. 12-16, esp. pág. 16. Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal económico y
de la empresa. Parte especial, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, págs. 650 y
sigs.
957
BACIGALUPO, E., “La reforma del delito fiscal por la LO 7/2007”, op. cit., esp. pág. 5.
Además, el autor agrega: “La Exposición de Motivos de la ley dice haber efectuado ‘mejoras
técnicas en la tipificación de los delitos contra la Hacienda Pública en el art. 305 CP (LA LEY
3996/1995), que tiene por objeto facilitar la persecución de estos delitos y corregir algunas
deficiencias advertidas en su aplicación’. Sin embargo, el verdadero alcance de la reforma no
afecta al tipo básico en sentido técnico. La Exposición de Motivos nada dice al respecto. Por el
contrario, sólo redefine los alcances de la regularización, sin que esta reinterpretación de su
alcance tenga luego ningún reflejo en el texto legal”.
366
limitada de la participación 958-, se requiere un hecho principal típico y antijurídico.
Si la regularización eliminase el injusto del comportamiento precedente del
obligado tributario, también correspondería haber consagrado normativamente la
extensión de esa consecuencia para los partícipes, sin exigir de ellos ningún
comportamiento favorecedor de la regularización 959. Pero, en todo caso, esto no
fue lo que sucedió, pues no existe regulación alguna en este sentido, suscitándose
numerosas dudas por la discordancia entre lo escrito en el Código penal y en la
Exposición de Motivos.
958
Doctrina asumida ampliamente por la jurisprudencia. Vid., por todas, STS de
25.VI.2010 (Ponente: VARELA CASTRO).
959
Al respecto, Consulta de la Fiscalía General del Estado 4/1997 de 19 de febrero, sobre
la extensión a terceros partícipes de los efectos de la regularización fiscal (accesible en:
http://doctrina-administrativa.vlex.es/vid/terceros-participes-regularizacion-232051).
960
Vid. infra Cap. X, epígrafe II, apartado C.
367
c) Causa de justificación
Asimismo, los defensores de esta postura sostienen que es evidente que una
vez regularizada la deuda tributaria, el posible delito de blanqueo de capitales
desaparece, sin necesidad de que exista una norma expresa como la de la extensión
961
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
19, quien agrega: “Visto desde otra perspectiva, para que el hecho típico sea además antijurídico
es necesario que a la antijuridicidad formal (la subsunción de la conducta en la descripción formal
del tipo) se sume la antijuridicidad material (el menoscabo o puesta en peligro del bien jurídico
protegido, de acuerdo con el principio de lesividad). Esta calificación dogmática es la que mejor
explica el texto del preámbulo antes transcrito. Cuando, después de realizarse la defraudación
consumada, i. e., la conducta típica, se produce la regularización en los términos exigidos en el
artículo 305.4 CP, el hecho típico resulta justificado, al estar amparado por una norma (la del art.
305.4 CP) que excepcionalmente permite su realización. O, desde la perspectiva no normativa,
sino material, el hecho formalmente antijurídico, por tener encaje en la descripción de la conducta
de defraudación del tipo, no es antijurídico materialmente, ya que la lesión provisional del bien
jurídico protegido no ha llegado a materializarse gracias a la regularización. Por ello, la
regularización hace desaparecer el injusto, la antijuridicidad o ilicitud del hecho”.
368
de los efectos de la regularización a las falsedades instrumentales que realiza el art.
305.4 CP962.
962
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
20. Vid., sobre la cuestión de si el delito de defraudación tributaria puede o no ser delito
antecedente del delito de blanqueo de capitales, CAMPOS NAVAS, D., “Lavado de dinero y delito
fiscal. Posibilidad de que delito fiscal sea el delito precedente al de blanqueo”, en Diario La Ley,
núm. 6383, 2005, págs. 1-6; BLANCO CORDERO, I., “El delito fiscal como actividad delictiva del
delito de blanqueo de capitales”, en RECPC, núm. 13-01, 2011, págs. 1-46. Podría parecer que
esta polémica ha sido zanjada por la Ley 10/2010, de Prevención del Blanqueo de Capitales y de
la Financiación del Terrorismo, que en su art. 1.2 establece lo siguiente: “(…) A los efectos de
esta Ley se entenderá por bienes procedentes de una actividad delictiva todo tipo de activos cuya
adquisición o posesión tenga su origen en un delito, tanto materiales como inmateriales, muebles
o inmuebles, tangibles o intangibles, así como los documentos o instrumentos jurídicos con
independencia de su forma, incluidas la electrónica o la digital, que acrediten la propiedad de
dichos activos o un derecho sobre los mismos, con inclusión de la cuota defraudada en el caso de
los delitos contra la Hacienda Pública”. Sin embargo, la expresión “a los efectos de esta Ley” ha
llevado a un sector de la doctrina a considerar que esta disposición no vincula al intérprete del art.
301 CP (cfr., en este sentido, BACIGALUPO, E., Sobre el concurso de delito fiscal y blanqueo de
dinero, Editorial Civitas, Navarra, 2012, pág. 10). Sobre esto, volveremos más adelante.
963
La Fiscalía General del Estado intentó dar respuesta a esta pregunta por medio de la ya
referida Consulta 4/1997, de 19 de febrero.
964
Tradicionalmente sostiene esta postura QUERALT JIMÉNEZ, J. J., “El nuevo delito del
fraude fiscal y a la Seguridad Social”, en C. M. ROMERO CASABONA (editor), Dogmática penal,
Política criminal y Criminología en evolución, Centro de Estudios Criminológicos, Universidad
de La Laguna, Tenerife, 1997, pág. 264. Con posterioridad a la reforma operada por LO 7/2012
mantiene esta opinión ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit.,
esp. págs. 15 y sigs. Vid., además y ampliamente, BUSTOS RUBIO, M., La regularización en el
delito de defraudación a la Seguridad Social, op. cit., págs. 113-126.
369
Pareciera que esta doctrina busca la creación de un nuevo elemento
configurador del concepto jurídico de delito, categoría dogmática que quedaría
integrada en el seno de la punibilidad y que podría estar fundamentada en lo
escrito por el legislador en la Exposición de Motivos de la LO 7/2012 cuando dijo
que la regularización “pone fin a la lesión provisional del bien jurídico protegido
por la defraudación consumada”, o cuando redactó que “se considera que la
regularización hace desaparecer el injusto derivado del inicial incumplimiento”965.
965
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III.
966
JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic., corregida y
ampliada, traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, Granada, 2002, págs. 346 y
sigs.
967
ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 602 y sig.
968
Así lo han entendido algunos autores, que han calificado la medida como una
manipulación de las estructuras lógico-sistemáticas del Derecho Penal o, incluso, como un intento
imposible (cfr. DEL ROSAL BLASCO, B., “Delito fiscal y blanqueo de capitales: perspectivas ante
la nueva reforma del tipo básico del delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 16).
370
d) Causa excluyente de punibilidad: excusa absolutoria
969
Cfr. SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L. / MERINO JARA, I., “La regularización
tributaria en la reforma de los delitos contra la Hacienda Pública”, en RDFHP, vol. 45, núm. 236,
1995, págs. 351-372, esp. pág. 356; BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda
pública, Centro de Estudios Ramón Areces, Colección Ceura, Madrid, 2000, págs. 107 y sig.;
OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO, E., “Consideración penal de las cláusulas de regularización
tributaria”, en La Ley: Revista jurídica española de doctrina, jurisprudencia y bibliografía, núm.
7, 2000, págs. 1472-1478, esp. pág. 1475; MARTÍNEZ LUCAS, J. A., El delito de defraudación a la
Seguridad Social. Régimen legal, criterios jurisprudenciales, Editorial Práctica de Derecho,
Valencia, 2002, pág. 182; BAJO FERNÁNDEZ, M., “Algunas cuestiones del delito tributario”, en
ID. (Director) / S. BACIGALUPO SAGGESE / C. GÓMEZ-JARA DÍEZ (Coords.), Política fiscal y
delitos contra la Hacienda pública. Mesas redondas. Derecho y economía, op. cit., págs. 125-
134, esp. pág. 127; DOMÍNGUEZ PUNTAS, A., Blanqueo de capitales y delito fiscal, Editorial
Francis Lefebvre, Madrid, 2011, pág. 209; MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., Las excusas
absolutorias en Derecho español. Doctrina y jurisprudencia, op. cit., pág. 149.
970
Sirvan de ejemplo las siguientes SSTS: de 29.IX.2000 (Ponente: GARCÍA ANCOS), de
17.XI.2000 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR), de 30.X.2001 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR), de
26.XII.2001 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO), de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN),
de 3.II.2005 (Ponente: RAMOS GANCEDO), de 29.V.2009 (Ponente: GRANADOS PÉREZ) y de
25.VI.2010 (Ponente: VARELA CASTRO).
971
Vid., ampliamente, sobre su conceptualización, BUSTOS RUBIO, M., “Más allá del
injusto culpable. Los presupuestos de la punibilidad”, en EPC, núm. 35, 2015, págs. 189-238;
ID., La regularización en el delito de defraudación a la Seguridad Social, op. cit., págs. 135-144.
En concreto, sobre el delito tributario, la doctrina ha tratado de deslindar de forma más precisa la
naturaleza de la regularización, elaborando complejas teorías que matizan la tradicional
concepción de la excusa absolutoria. Entre otros, consúltese: BRANDARIZ GARCÍA, J. A., La
exención de responsabilidad penal por regularización en el delito de defraudación a la
Seguridad Social, Editorial Comares, Granada, 2005, págs. 13 y sigs.; GÓMEZ PAVÓN, P., “La
371
punibilidad como elemento del delito y causa excluyente de la penalidad como
consecuencia jurídica del delito.
Por otro lado, esta tesis detecta una reveladora omisión en el precepto del
art. 305.4 CP: la regulación de los efectos de la regularización sobre los partícipes,
tanto en el delito contra la Hacienda Pública como en los delitos instrumentales.
Como quedó dicho, la reforma de 2012 no modificó la redacción en ese sentido, y
continúa previendo que la regularización surtirá efectos únicamente sobre el
obligado tributario976.
C) Toma de postura
977
FERRÉ OLIVÉ, J. C, “Una nueva trilogía en Derecho penal tributario: fraude,
regularización y blanqueo de capitales”, en Revista de Contabilidad y Tributación, núm. 372,
2014, págs. 41-82, esp. págs. 74 y sig.
978
FERRÉ OLIVÉ, J. C, “Una nueva trilogía en Derecho penal tributario: fraude,
regularización y blanqueo de capitales”, op. cit., l.u.c. Cfr., asimismo, NIETO MARTÍN, A.,
“Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, delitos de contrabando”,
op. cit., esp. pág. 321; PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, 26ª. edic.,
Editorial Civitas, Navarra, 2016, pág. 479.
979
Cfr., en el mismo sentido, BACIGALUPO, E., “La reforma del delito fiscal por la LO
7/2007”, op. cit., esp. pág. 7.
374
el pre-legislador y aludió ambiguamente al “reverso del delito”980, redactando en la
disposición aludida “el que defraude (…) salvo que regularice”. Más allá de la
pretendida analogía, compartimos el buen criterio de algunos autores que han
dicho que el legislador configura la regularización como un retorno de la legalidad,
admitiendo que en algún momento esa legalidad se truncó, aproximándose de
nuevo al terreno de la excusa absolutoria981.
980
Para fundamentar este punto de vista la EM, en su apartado III, se remitió tácitamente
a las SSTS de 29.V.2009 (Ponente: GRANADOS PÉREZ) y de 30.IV.2012 (Ponente: SÁNCHEZ
MELGAR), en las que, con cita en la Circular 2/2009 de la FGE se afirmó que, en las excusas
absolutorias de los arts. 305.4 y 307.3 del Código Penal, la conducta postdelictiva [en el sentido
correcto de post-illicitum] del imputado debe suponer el reverso del delito consumado [recte:
realización del comportamiento descrito como delito, en el nivel del injusto típico y culpable], de
forma que resulte neutralizado no sólo el desvalor de acción (defraudación), sino también el
desvalor de resultado (perjuicio patrimonial irrogado a la Hacienda Pública o a las arcas de la
Seguridad Social).
981
VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, op. cit., apartado 1, b. Cfr. VILLAPLANA RUIZ, J., “¿De qué hablamos cuando
hablamos de regularizar? Reflexiones en torno al nuevo delito fiscal”, op. cit., apartado IV: “A
llegar hasta esta conclusión nos ayuda no sólo la ya analizada situación léxico gráfica de la
regularización en el artículo 305.1 C.P., o la interpretación más literal del precepto -con la
comparativa, tan expresiva, del tenor inicial del Anteproyecto luego modificado-, sino también el
propio Preámbulo de la L.O. 7/2012 que, como decíamos, recoge expresiones directamente
extraídas del Ministerio Fiscal o del Tribunal Supremo cuando se han acercado, precisamente, a
la regularización como ‘excusa absolutoria’ -donde se da por sentado que quien regulariza retorna
la legalidad- luego hubo previa ilegalidad y por tanto tipicidad-, poniendo fin a la lesión
provisional del bien jurídico protegido por la defraudación ‘consumada’ -luego hubo delito- y ello
toda vez que la regularización se configura, expresamente, como el ‘reverso del delito’ que
neutraliza desvalores -de acción y resultado- que se derivan, precisamente, de la comisión -ya
realizada- del mismo”.
375
calificado reverso del comportamiento descrito como delito que justifique la
ausencia de imposición de una pena por razones de política criminal982.
982
Vid., ampliamente, BERTRÁN GIRÓN, F., “El proyecto de ley de reforma del art. 305
del Código penal: principales novedades”, en Carta Tributaria, Sección Monografías, núm. 19-
20, Sección Monografías, 2012, págs. 11-30.
983
Vid., por todas, STC de 20.IV.2009 (Ponente: JIMÉNEZ SÁNCHEZ).
984
Como se dijo, “(n)o hay ninguna garantía de que los Tribunales adopten (o tan siquiera
entiendan) el criterio pretendido por el legislador y existe riesgo de que la técnica legislativa
usada lleve a interpretaciones tan forzadas que los Tribunales opten por configurar la
regularización nuevamente como una excusa absolutoria, quedando por tanto abierta la
posibilidad de doble incriminación por delito fiscal y blanqueo de capitales” ( VAN DEN EYNDE
ADROER, A., “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit.,
apartado 1, b).
376
implica985. Y así lo ha expresado de manera gráfica la doctrina: “En todo caso, y
tras el ruido y la furia levantados al socaire de la modificación del delito fiscal, la
regularización finalmente normada, en cuanto a su concepción, no difiere gran
cosa, al menos a juicio de este trabajo, de cuanto ya existía en nuestro Derecho, de
tal suerte que, tras un amago difícilmente explicable desde el punto de vista de la
prevención general y otros principios valores del hacer político y jurídico,
finalmente el Legislador no sólo no se ha atrevido a considerarla elemento del tipo,
sino que tampoco se ha resuelto a otorgarle un explícito nomen que nos ayude a
interpretar esta institución legal, de tal modo que nos encontramos con un nuevo
ejemplo de ‘mal Derecho’ que no aporta certeza a los ciudadanos, resultando que,
tras haber cambiado algo, como en ‘El Gatopardo’ de Lampedusa, todo parece
seguir igual”986.
III.- Penalidad
A) Reflexiones previas
“1. El que, por acción u omisión, defraude a la Hacienda Pública (…) será
castigado con la pena de prisión de uno a cinco años y multa del tanto al séxtuplo
de la citada cuantía (…)
Además de las penas señaladas, se impondrá al responsable la pérdida de la
posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas y del derecho a gozar de
985
En el mismo sentido, consúltense los siguientes pronunciamientos: SAP de Madrid de
17.II.2014 (Ponente: BENITO LÓPEZ), de Barcelona de 17.VII.2014 (Ponente: ARZUA
ARRUGAETA), de Madrid de 16.III.2015 (Ponente: PELAYO GARCÍA LLAMAS), de 12.VI.2015
(Ponente: BALLESTEROS MARTÍN) y de Cáceres de 12.II.2016 (Ponente: PÉREZ APARICIO).
986
VILLAPLANA RUIZ, J., “¿De qué hablamos cuando hablamos de regularizar?
Reflexiones en torno al nuevo delito fiscal”, op. cit., apartado V, III.
377
los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el período de
tres a seis años (…)”.
1. Prisión de 1 a 5 años.
987
GARCÍA VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. / FIGUEROA NAVARRO, C., Lecciones de
Derecho penal. Parte especial (adaptadas a la docencia del Plan Bolonia), 2ª. edic. (según las
reformas del Código Penal de 2015), Editorial Edisofer, Madrid, 2015, pág. 183.
988
GARCÍA VALDÉS, C., Introducción a la Penología, Publicaciones del Instituto de
Criminología de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 1981, págs. 11 y sigs.; ID.,
Teoría de la pena, Editorial Tecnos, Madrid, 1985, págs.11 y sigs.
989
GARCÍA VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. / FIGUEROA NAVARRO, C., Lecciones de
Derecho penal. Parte especial (adaptadas a la docencia del Plan Bolonia), 2ª. edic. (según las
reformas del Código Penal de 2015), Editorial Edisofer, Madrid, 2015, pág. 183. Vid., con
378
Las mencionadas sanciones establecidas por el legislador penal podrían ser
consideradas como correspondientes al tipo legal base descrito en la disposición
penal señalada990.
Asimismo, el art. 305 bis CP establece sanciones penales más severas para
los tipos cualificados y, también, en el art. 305.6 CP se regula una atenuación
específica por reparación del daño que establece una sanción penal reducida 991.
En lo relativo a las personas jurídicas debemos acudir al art. 310 bis 992,
disposición que prevé la pena de multa cuya cuantía se fija en función de la pena
de prisión prevista para el delito cometido por la persona física.
Ahora sí, tras las notas apuntadas a priori, ocupémonos del examen de los
diferentes instrumentos de reacción penal que el legislador ha establecido en el art.
305 CP, aplicables a las personas físicas. En efecto, estudiaremos la pena de
prisión y la pena de multa en el delito fiscal como penas principales, y la pérdida
de determinados derechos como medida de seguridad complementaria o
suplementaria995.
B) Penas principales
993
Art. 33.7 CP: “Las penas aplicables a las personas jurídicas, que tienen todas la
consideración de graves, son las siguientes: (…). b) Disolución de la persona jurídica. La
disolución producirá la pérdida definitiva de su personalidad jurídica, así como la de su capacidad
de actuar de cualquier modo en el tráfico jurídico, o llevar a cabo cualquier clase de actividad,
aunque sea lícita. c) Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá exceder de cinco
años. d) Clausura de sus locales y establecimientos por un plazo que no podrá exceder de cinco
años. e) Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya cometido,
favorecido o encubierto el delito. Esta prohibición podrá ser temporal o definitiva. Si fuere
temporal, el plazo no podrá exceder de quince años (…). g) Intervención judicial para
salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores por el tiempo que se estime
necesario, que no podrá exceder de cinco años”.
994
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., pág. 478.
995
Cfr. MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 45 y sigs.
996
La LO 5/2010, de reforma del CP, ha endurecido la pena máxima del delito de
defraudación tributaria, elevándola de los 4 a los 5 años con el fin de adecuarla
proporcionalmente a la gravedad de la conducta típica realizada.
997
Sobre el incremento de pena se ha pronunciado CORTÉS BACHIARELLI, E., “Delitos
contra la Hacienda Pública para épocas de crisis (o sobre el Derecho penal recaudador) (arts. 305,
380
afortunada. Si comparamos el delito fiscal con otros delitos patrimoniales 998, y
recordando al respecto la recomendación arribada en las V Jornadas Luso-
Hispano-Americanas de estudios de Derecho Tributario, la pena vigente no resulta
adecuada. En este sentido se afirmó:
“Las penas aplicables al delito tributario nunca deberían ser menos graves
que las previstas en la respectiva legislación penal, para un delito de estafa que
fuese cometido en circunstancias semejantes. En el caso que sean aplicables
también penas pecuniarias, al fijar su cuantía se debería tener en cuenta la
importancia de las sanciones pecuniarias aplicables a la persona responsable a
título de pena administrativa por el mismo comportamiento ilícito”999.
Por otro lado, es interesante señalar que la escala penal establecida por el
legislador, en el supuesto de una sentencia condenatoria que imponga una pena
inferior a 2 años, deja lugar a la procedencia del beneficio de la suspensión de la
pena tal como establece el art. 80.1 CP1000.
306, 307, 308, 309 y 310 bis)”, en F. J. ÁLVAREZ GARCÍA / J. L. GONZÁLEZ CUSSAC,
Comentarios a la reforma penal de 2010, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2010, págs. 347-
354, esp. pág. 350, afirmando que “(n)o existe motivo claro para este incremento de la pena, pues
la actual situación de crisis económica mundial no resulta una circunstancia coyuntural que
justifique una mayor severidad de las penas en esta materia, o que incremente sin más la
antijuricidad de estas acciones. Y desde luego -concluye el autor- de ser aquél el motivo de una
reforma legislativa, habrá de proyectarse sobre normas de carácter administrativo, pero nunca
penales, porque la Política Criminal de cualquier materia debiera articularse de una manera
menos tosca”.
998
Como por ejemplo con el delito de estafa contemplado en el art. 250.2 CP, en el que el
legislador ha previsto una escala de 4 a 8 años de prisión. Vid., al respecto, CHICO DE LA
CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del Código penal por la LO
5/2010, op. cit., pág. 152: “Sin embrago, entendemos que dicho incremento de la pena de un año
no producirá el deseado efecto intimidatorio si no va además acompañado de un incremento en
particular de la pena de multa elevándose del séxtuplo actual hasta al menos el séptuplo, y en
general, de una transformación en la conciencia cívica”.
999
Recomendación núm. 6 (V Jornadas Luso-Hispano-Americanas de Estudios
Tributarios, celebradas en Córdoba, España, en 1972).
1000
Art. 80 CP: “1. Los jueces o tribunales, mediante resolución motivada, podrán dejar
en suspenso la ejecución de las penas privativas de libertad no superiores a dos años cuando sea
razonable esperar que la ejecución de la pena no sea necesaria para evitar la comisión futura por
el penado de nuevos delitos (…)”. Vid., asimismo y con relación a la aplicación de este beneficio,
381
Téngase presente, con relación al beneficio aludido, la reforma llevada a
cabo por el legislador penal mediante LO 1/2015, de 30 de marzo, por la que se
modifica ampliamente el régimen de suspensión (arts. 80 a 87 CP) y, además, se
introduce un nuevo art. 308 bis, con la siguiente redacción:
2. Pena pecuniaria
1001
Cursivas añadidas. Resulta de interés la lectura íntegra del régimen legal de
suspensión, tras la reforma operada por la LO 1/2015 de 30 de marzo (arts. 80-87 CP).
1002
Vid. BAJO FERNÁNDEZ, M., Derecho penal económico aplicado a la actividad
empresarial, Editorial Civitas, Madrid, 1978, pág. 84.
1003
Vid. BAÑERES SANTOS, F., “Delitos contra la Hacienda Pública, contra la Seguridad
Social y fraude de subvenciones”, en G. QUINTERO OLIVARES, Comentario a la reforma penal de
2015, 1ª edic., Editorial Aranzadi, Navarra, 2015, págs. 611-617; SAMANIEGO MANZANARES, J.
L., La reforma del Código penal de 2015. Conforme a las Leyes Orgánicas 1 y 1/2015, de 30 de
marzo, Editorial La Ley, Madrid, 2015, págs. 265-267.
1004
APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1990, pág. 90; TIEDEMANN, K., Manual de Derecho penal
económico. Parte general y especial, traducción de M. A. ABANTO VÁSQUEZ, Editorial Tirant lo
383
305 CP relacionando el importe de aquella con el monto evadido, como un
múltiplo del mismo. En efecto, el precepto prevé la pena pecuniaria del tanto al
séxtuplo de la cuantía defraudada, criterio consagrado ya en el primitivo delito de
ocultación de bienes o industria del Código penal en 18701005, y que sigue la
técnica adoptada en el Derecho comparado1006.
blanch, Valencia, 2010, pág. 202. Sobre teoría general de la pena de multa, consúltese JESCHECK,
H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., pág. 826.
1005
Art. 331 CP (1870): “El que, requerido por el competente funcionario administrativo
ocultare el todo o parte de sus bienes, el oficio o la industria que ejerciere con el propósito de
eludir el pago de los impuestos que por aquéllos o por ésta debiera satisfacer, incurrirá en una
multa del tanto al quíntuplo de los impuestos que debiera haber satisfecho, sin que, en ningún
caso, pueda bajar de 125 pesetas”.
1006
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, Editorial
Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1986, pág. 165. Véase, acerca de la compatibilidad entre la
pena pecuniaria en la órbita penal y la pena igualmente pecuniaria en la órbita administrativa,
APARICIO PÉREZ, A., Delitos contra la Hacienda Pública, op. cit., págs. 95-97.
1007
Ya se había pronunciado en este sentido MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal,
Editorial Montecorvo, Madrid, 1982, pág. 405, cuando afirmó lo siguiente: “Por otra parte, el
Proyecto, siguiendo las indicaciones de la doctrina, prescinde de la multa como pena única, si
bien prevé conjuntamente con la pena privativa de libertad una multa de seis a veinticuatro meses.
En torno a este punto, debe hacerse hincapié en que el Proyecto abandona el criterio de la multa
de cuantía fija, optando por el sistema escandinavo de los días-multa; sistema éste que, desde
luego, resulta mucho más aconsejable para los delitos económicos, en los cuales -como ocurre en
el caso del delito fiscal- la pena de multa de cuantía fija ha sido especialmente criticada”.
1008
Cfr. BLANCO LOZANO, C., Tratado de Derecho penal español. El sistema de la parte
general. Fundamentos de derecho penal español, las consecuencias jurídico-penales, Vol. I,
Tomo I, J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2004, pág. 434. Por todos y ampliamente, sobre doctrina
general del sistema días-multa, JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op.
cit., págs. 825-842.
1009
Prólogo de M. BAJO en BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda
pública, op. cit., pág. XV.
384
Contrariamente, otros han sostenido que “(l)a pena pecuniaria adopta el
sistema proporcional, el único que frente a una delincuencia de estas características
garantiza el cumplimiento de las funciones de prevención general y especial,
puesto que de haberse seguido el habitual sistema de días-multa, la cuantía máxima
de la sanción a la que podría llegarse no alcanzaría a ser lo suficientemente
disuasoria, sino que podría asumirse como un eventual ‘coste’ de la ‘operación’
delictiva. En cambio, el sistema proporcional, utilizado en contadas ocasiones por
el legislador penal (p. ej., en el delito de abuso de información privilegiada en el
mercado de valores), alza una barrera eficiente contra la delincuencia, al obligar a
arriesgarse al infractor a una multa que como mínimo entraña desembolsar otro
tanto del lucro perseguido y como máximo el séxtuplo, lo que, tomando como
referencia la defraudación de como mínimo cuota de quince millones de pesetas,
conduce a cifras respetables”1010.
Por otro lado, es interesante señalar que tal como se encuentra configurada
hoy en día la pena pecuniaria en el delito fiscal, se podría plantear el supuesto en
que la multa como pena principal en el delito fiscal sea inferior a las multas
administrativas1011, que -los arts. 191.4, 192.4 y 193.4 LGT 1012- establecen que las
infracciones muy graves serán sancionadas con una multa pecuniaria proporcional
1010
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director), Delitos
contra la hacienda pública, Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág. 102, nota
70. Se agrega allí: “Lo cual, en casos extremos, puede situar a la sanción penal por debajo de la
sanción administrativa, algo que no es extraño en otros grupos de supuestos en que concluyen
ambas ramas del ordenamiento sancionador. En el ámbito tributario, el art. 81.7 L.G.T. establece
multa proporcional de hasta el 150%, lo que en defraudaciones en el entorno próximo al límite
máximo de la infracción administrativa (y mínimo de la penal) puede conducir a que, de
apreciarse sólo la multa por el tanto de la defraudación, la multa administrativa por
defraudaciones inferiores sobrepase a la multa penal. No obstante, piénsese en que esta última se
impone cumulativamente con pena de prisión”.
1011
FERNÁNDEZ CUEVAS, A., “La nueva regulación de los delitos contra la Hacienda
Pública en el Código penal”, en Carta Tributaria, Sección Monografías, núm. 23, 1986, págs. 1-
7, esp. pág. 5.
1012
Según redacción dada por la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.
385
del 100 al 150 por ciento de las cantidades que se hubieran dejado de ingresar o del
importe de los beneficios o devoluciones indebidamente obtenidos 1013.
Tal como se ha dicho, creemos que “(e)l legislador debió haber previsto esta
contingencia, pues puede resultar en cierto modo chocante que la sanción
administrativa pudiera ser superior a la sanción penal. Ahora bien, ello no quiere
decir que la medida en cuestión nos parezca del todo incorrecta, sobre todo si
tenemos en cuenta que en la órbita penal las sanciones pecuniarias se combinan
necesariamente con penas tanto privativas de libertad como accesorias. Con ello
consigue que en el Derecho penal, las infracciones sean castigadas más duramente,
pues también se reserva su intervención para aquellas conductas que lesionen
bienes jurídicos de mayor importancia y contra ataques más lesivos para éstos”1014.
1013
Esta circunstancia ya había sido apuntada por DE LA PEÑA VELASCO, G., “Breves
comentarios a la tercera sentencia condenatoria por delito fiscal”, en CT, núm. 51, 1984, págs.
305-317, esp. pág. 315, quien criticó el hecho de que la multa como pena en el delito fiscal
resultara manifiestamente menor que la impuesta en la órbita administrativa.
1014
RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, Editorial Marcial
Pons, Madrid, 1997, págs. 107 y sig.
1015
Cfr., en el mismo sentido, pero en el marco del otrora delito fiscal, APARICIO PÉREZ,
A., Delitos contra la Hacienda Pública, op. cit., pág. 90.
386
C) Consecuencia accesoria: decomiso ampliado
Con el fin de analizar este tema debemos partir de la mención del art. 5 de la
Directiva 2014/42/UE, que juega como antecedente, y que en su apartado 1
establece expresamente:
1020
Directiva 2014/42/UE (accesible en: https://www.boe.es/doue/2014/127/L00039-
00050.pdf).
1021
Vid., especial y ampliamente, AGUADO CORREA, T., “Comiso: crónica de una
reforma anunciada. Análisis de la Propuesta de Directiva sobre embargo y decomiso de 2012 y
del Proyecto de reforma del Código Penal de 2013”, en Indret: Revista para el Análisis del
Derecho, núm. 1, 2014, págs. 1-57, esp. págs. 21 y sigs.
388
condenada por alguno de los siguientes delitos cuando el juez resuelva, a partir de
indicios objetivos fundados, que los bienes o efectos provienen de una actividad
delictiva, y no se acredite su origen lícito: delitos de trata de seres humanos;
delitos relativos a la prostitución y a la explotación sexual y corrupción de
menores y delitos de abusos y agresiones sexuales a menores de dieciséis años;
delitos informáticos de los apartados 2 y 3 del art. 197 y art. 264; delitos contra el
patrimonio y contra el orden socioeconómico en los supuestos de continuidad
delictiva y reincidencia; delitos relativos a las insolvencias punibles; delitos contra
la propiedad intelectual o industrial; delitos de corrupción en los negocios; delitos
de receptación del apartado 2 del art. 298; delitos de blanqueo de capitales; delitos
contra la Hacienda pública y la Seguridad Social; delitos contra los derechos de los
trabajadores de los arts. 311 a 313; delitos contra los derechos de los ciudadanos
extranjeros; delitos contra la salud pública de los arts. 368 a 373; delitos de
falsificación de moneda; delitos de cohecho; delitos de malversación; delitos de
terrorismo; y, delitos cometidos en el seno de una organización o grupo
criminal1022.
1022
La Directiva 2014/42/UE establece una serie de delitos en relación a los cuales los
Estados miembros, al menos, deben regular el decomiso ampliado. Léase, especialmente, el art.
5.2, que dispone en la parte pertinente lo siguiente: “a) la corrupción activa y pasiva en el sector
privado, a las que se refiere el artículo 2 de la Decisión Marco 2003/568/JAI, así como la
corrupción activa y pasiva en que estén implicados funcionarios de las instituciones de la Unión o
de los Estados miembros, a las que se refieren los artículos 2 y 3, respectivamente, del Convenio
relativo a la lucha contra los actos de corrupción en los que estén implicados funcionarios; b) los
delitos relativos a la participación en una organización delictiva, de conformidad con el artículo 2
de la Decisión Marco 2008/841/JAI, al menos en los casos en que hayan producido un beneficio
económico; c) hacer que un menor participe en espectáculos pornográficos, captarlo para que lo
haga, lucrarse por medio de tales espectáculos, o explotar de algún otro modo a un menor para
esos fines, si el menor ha alcanzado la edad de consentimiento sexual tal como se dispone en el
artículo 4, apartado 2, de la Directiva 2011/93/UE; la distribución, difusión o transmisión de
pornografía infantil, a que se refiere el artículo 5, apartado 4, de dicha Directiva; el ofrecimiento,
suministro o puesta a disposición de pornografía infantil, a que se refiere el artículo 5, apartado 5,
de dicha Directiva; la producción de pornografía infantil a que se refiere el artículo 5, apartado 6,
de la citada Directiva; d) la interferencia ilegal en los sistemas de información y la interferencia
ilegal en los datos, a que se refieren los artículos 4 y 5, respectivamente, de la Directiva
2013/40/UE, cuando haya resultado afectado un número significativo de sistemas de información
mediante la utilización de un instrumento, de los mencionados en el artículo 7 de dicha Directiva,
concebido o adaptado principalmente con tal finalidad; la producción intencional, venta,
389
Como dijo el legislador en la Exposición de Motivos de la LO 1/2015, con
relación al decomiso ampliado:
Igualmente, se agregan dos apartados en el art. 127 bis CP, como normas
limitativas del decomiso ampliado: una, en el apartado 4, referida a los supuestos
1026
Cfr. HAVA GARCÍA, E., “La nueva regulación del comiso”, en G. QUINTERO
OLIVARES, Comentario a la reforma penal de 2015, op. cit., págs. 213-223, esp. pág. 215 y sigs.,
quien considera que la razón de establecer dos sistemas paralelos de decomiso ampliado se debe a
la deficiente tramitación parlamentaria. La autora sostiene que la modalidad de decomiso
ampliado sería aplicable a aquellos bienes que procedan de una actividad delictiva previa
continuada (conforme a lo dispuesto en la letra b del primer apartado del mismo precepto).
1027
Vid. ampliamente HORTAL IBARRA, J. C., “La naturaleza jurídica de la
responsabilidad ex delicto: o cómo ‘resolver’ la cuadratura del círculo”, en Indret: Revista para el
Análisis del Derecho, núm. 4, 2014, págs. 1-30.
1028
Cfr. CONGIL DÍEZ, A., “El comiso como consecuencia accesoria de la infracción
penal”, en Revista de Jurisprudencia, núm. 4, 2011, apartado III. En lo que se refiere a las
categorías de víctima y ofendido, consúltese LÓPEZ BISCAYART, J., “Las categorías ‘víctima’,
‘ofendido’ y ‘damnificado’: su tratamiento en la doctrina argentina a los fines de considerar su
392
Al respecto, se proclama que “(e)l decomiso ampliado no es una sanción
penal, sino que se trata de una institución por medio de la cual se pone fin a la
situación patrimonial ilícita a que ha dado lugar la actividad delictiva. Su
fundamento tiene, por ello, una naturaleza más bien civil y patrimonial, próxima a
la de figuras como el enriquecimiento injusto”1029.
legitimación activa en el proceso penal”, en CPC, núm. 72, Universidad Complutense: Instituto
Universitario de Criminología, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 2000, págs. 735-742.
1029
Tal como surge del apartado VIII de la EM de la LO 1/2015, de 30 de marzo: “El
hecho de que la normativa de la Unión Europea se refiera expresamente a la posibilidad de que
los tribunales puedan decidir el decomiso ampliado sobre la base de indicios, especialmente la
desproporción entre los ingresos lícitos del sujeto y el patrimonio disponible, e, incluso, a través
de procedimientos de naturaleza no penal, confirma la anterior interpretación”. Cfr., al respecto,
GUÉREZ TRICARICO, P., “Consecuencias accesorias y blanqueo de capitales”, en M. BAJO
FERNÁNDEZ / BACIGALUPO SAGGESE, Política criminal y blanqueo de capitales, Editorial
Marcial Pons, Madrid, 2009, pág. 225-252, esp. págs. 231 y sigs.
393
obtener subvenciones o ayudas públicas y del derecho a gozar de los beneficios o
incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el período de 3 a 6 años.
La postura que sostiene que las sanciones indicadas son verdaderas penas
principales en el delito fiscal1031, fundamenta esta caracterización aludiendo varios
argumentos, entre los que destacamos:
1030
Cfr. SERRANO GÓMEZ, A., Fraude tributario (delito fiscal), Ediciones de Derecho
Financiero, Madrid, 1977, págs. 200-204.
1031
Cfr., en sentido discrepante, MORILLO MÉNDEZ, A., Infracciones, sanciones y delitos
y contra la Hacienda Pública, op. cit., pág. 312; BERTRÁN GIRÓN, F., “Capítulo 9. Penalidad.
Subtipos agravados”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal, op. cit.,
págs. 253-278, esp. pág. 253.
1032
Cf. RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D., “Capítulo V. Penalidad y subtipos
agravados”, op. cit., esp. pág. 334; CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación
tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010, op. cit., págs. 151 y sigs.
394
3. En la enumeración de las penas accesorias que recoge el art. 56 CP 1034 no
se dispone expresamente la privación de los derechos establecidos en el art. 305
del Código penal.
1033
Art. 33.6 CP: “Las penas accesorias tendrán la duración que respectivamente tenga la
pena principal, excepto lo que dispongan expresamente otros preceptos de este Código”.
1034
Art. 56 CP: “1. En las penas de prisión inferiores a diez años, los jueces o tribunales
impondrán, atendiendo a la gravedad del delito, como penas accesorias, alguna o algunas de las
siguientes: 1.º Suspensión de empleo o cargo público. 2.º Inhabilitación especial para el derecho
de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena. 3.º Inhabilitación especial para empleo o
cargo público, profesión, oficio, industria, comercio, ejercicio de la patria potestad, tutela,
curatela, guarda o acogimiento o cualquier otro derecho, la privación de la patria potestad, si
estos derechos hubieran tenido relación directa con el delito cometido, debiendo determinarse
expresamente en la sentencia esta vinculación, sin perjuicio de la aplicación de lo previsto en el
artículo 579 de este Código. 2. Lo previsto en este artículo se entiende sin perjuicio de la
aplicación de lo dispuesto en otros preceptos de este Código respecto de la imposición de estas
penas”.
1035
Expresión cuya interpretación puede consultarse en la SAP de Ciudad Real de
6.IX.2004 (Ponente: MORENO CARDOSO), Fundamento de Derecho noveno.
1036
Cfr. RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D., “Capítulo V. Penalidad y subtipos
agravados”, op. cit., esp. pág. 334.
1037
RANCAÑO MARTÍN, Mª. A., El delito de defraudación tributaria, op. cit., pág. 108.
Art. 39 CP: “(…). b) Las de inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión,
oficio, industria o comercio, u otras actividades determinadas en este Código, o de los derechos
de patria potestad, tutela, guarda o curatela, derecho de sufragio pasivo o de cualquier otro
derecho”.
395
Con el mismo lineamiento expuesto se ha pronunciado la STC de 6 de junio
de 2005, que calificó a las sanciones bajo análisis como una pena principal en el
delito fiscal en los siguientes términos:
Esta última posición -matizada- asevera que estas sanciones más que penas
son medidas, criterio que parece haber adoptado el legislador cuando indicó que
éstas se impondrán además de las penas señaladas. Su fundamento no requiere más
1038
STC de 6.VI.2005 (Ponente: ARAGÓN REYES), Fundamento de Derecho segundo.
(Cursivas añadidas).
1039
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, en Revista
Penal, núm. 1, 1998, págs. 55-66, esp. pág. 66; TIEDEMANN, K., Manual de Derecho penal
económico. Parte general y especial, op. cit., pág. 197.
1040
Cfr. BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la Hacienda Pública y
contra la Seguridad Social, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2000, pág. 85, en donde se ha
dicho que “(e)n todo caso, nos encontramos ante un tipo de sanción apropiada para la
delincuencia económica en general”.
396
explicación: quien vulnere el bien jurídico tutelado por el delito fiscal no debe
verse beneficiado con medidas de fomento financiadas con fondos públicos1041.
1041
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
166.
1042
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., l.u.c., El
autor agrega: “Así aparecían configuradas las medidas o consecuencias accesorias en el Proyecto
de 1980 (artículos 132 y 153), texto del que, como ya se ha dicho, se desgajaron los preceptos
relativos al delito fiscal para, con alguna adición, dar forma al Proyecto de 1984 de reforma del
Código en materia de delitos contra la Hacienda Pública” (nota 260).
1043
Cfr. COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), op. cit., pág. 262.
1044
Según POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo I,
op. cit., pág. 51, en el delito de conducción de vehículo de motor o ciclomotor bajo la influencia
de bebidas alcohólicas, drogas, etc. previsto en el art. 379 CP, la retirada del carné de conducir
configura una medida de seguridad complementaria o suplementaria de la pena.
397
de penas del Código penal 1045 y, además, por su esencial significación material. En
efecto, ésta constituye un “supuesto excepcional de medida de seguridad, que se
impone junto a la pena, esto es, al mismo tiempo que ella, produciendo de este
modo un sistema jurídico de doble punición” 1046. Más allá de la pena que se aplica
al sujeto defraudador, se valora en la determinación jurídico-penal la peligrosidad
criminal del defraudador y se le somete a una medida de seguridad que se adecúe a
su personalidad1047, con una naturaleza de consecuencia penal de prevención
criminal referida al ulterior comportamiento del sujeto encaminada a la futura
defraudación fiscal por estos medios ejecutivos que propiciarían la nueva comisión
delictiva.
1045
Código penal español, Título III, Cap. I, Sección 1ª.
1046
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo I, op.
cit., pág. 51. Cfr. MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 98 y sigs., y 742-
750.
1047
BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 104.
Cfr. BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO SAGGESE, S., Derecho penal económico, aplicado a la
actividad empresarial, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2010, pág. 260.
1048
BAJO FERNÁNDEZ, M., “Los delitos contra el orden socioeconómico en el Proyecto
del Código penal”, en RFDUC, núm. extraordinario 3, dedicado a: “La reforma del Derecho
Penal”, 1980, págs. 17-28, esp. pág. 24. (Cursivas añadidas).
398
Por otro lado, las señaladas medidas se encuentran reguladas también en la
LGT para las infracciones graves 1049, siendo sorprendente que el legislador haya
otorgado a la Administración mayor poder sancionador al facultarle la imposición,
además, de la medida consistente en la prohibición de celebrar contratos con el
Estado y con otros entes públicos. Puede que el motivo de esta facultad
administrativa sancionadora radique en la desconfianza del órgano administrativo
en el Poder Judicial, pues una medida de esta clase impuesta por el juzgador podría
perjudicar a la Administración. Piénsese, por ejemplo, lo que significaría para ésta
que el juez impida a una empresa particular contratar con un ente público o un
sector económico1050.
Por lo demás, es de interés agregar que, por medio del art. 60.1 a) Real
Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley de Contratos del Sector Público 1051, el legislador ha prohibido
la posibilidad de celebrar contratos con el sector público a quien haya sido
condenado por sentencia firme por algún delito contra la Hacienda Pública. Esta
previsión parece haber dado respuesta a quienes advertían sobre la circunstancia de
que “la indignidad para contratar con la Administración debe apreciarse en el
1049
Véase la Sección 2, titulada “Concepto y clases de sanciones e infracciones
tributarias” (arts. 183-186 LGT).
1050
BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO SAGGESE, S., Derecho penal económico,
aplicado a la actividad empresarial, op. cit., pág. 320.
1051
Art. 60 LCSP: “Prohibiciones de contratar. 1. No podrán contratar con el sector
público las personas en quienes concurra alguna de las circunstancias siguientes: a) Haber sido
condenadas mediante sentencia firme por delitos de asociación ilícita, corrupción en
transacciones económicas internacionales, tráfico de influencias, cohecho, fraudes y exacciones
ilegales, delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, delitos contra los derechos de
los trabajadores, malversación y receptación y conductas afines, delitos relativos a la protección
del medio ambiente, o a pena de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio,
industria o comercio. La prohibición de contratar alcanza a las personas jurídicas cuyos
administradores o representantes, vigente su cargo o representación, se encuentren en la situación
mencionada por actuaciones realizadas en nombre o a beneficio de dichas personas jurídicas, o en
las que concurran las condiciones, cualidades o relaciones que requiera la correspondiente figura
de delito para ser sujeto activo del mismo”.
399
condenado por defraudación tributaria en mayor medida aun que en la persona
sancionada en un expediente administrativo”1052.
1052
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
168.
1053
Art. 33.6 CP: “Las penas accesorias tendrán la duración que respectivamente tenga la
pena principal, excepto lo que dispongan expresamente otros preceptos de este Código (…)”.
1054
Cfr. PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit.,
pág. 167; RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D., “Capítulo V. Penalidad y subtipos agravados”,
op. cit., esp. pág. 335.
1055
Vid. supra Cap. III, epígrafe V, apartado E.
1056
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
169.
1057
RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D., “Capítulo V. Penalidad y subtipos agravados”,
op. cit., esp. pág. 337. Esta interpretación resulta coincidente con lo prescrito por el legislador en
el régimen de infracciones y sanciones previsto en LGT.
400
IV.- Procedibilidad: liquidación tributaria ante indicios de
delito fiscal
401
Han sido numerosas las posiciones del legislador en relación a la
preferencia de la tramitación tributaria o penal en caso de existencia de indicios de
delitos contra la Hacienda Pública1058.
1058
Cfr. IGLESIAS CAPELLAS, J., “Efectos del proceso penal por delito contra la Hacienda
Pública sobre el procedimiento de inspección tributaria”, en Estudios financieros. Revista de
contabilidad y tributación: comentarios, casos prácticos, núm. 359, 2013, págs. 103-146; RUIZ
GARCÍA, J. R., “Hacia un nuevo marco para las relaciones entre el procedimiento de inspección
tributaria y el proceso penal por delito contra la Hacienda Pública”, en Estudios financieros. Revista
de contabilidad y tributación: comentarios, casos prácticos, núm. 365-366, 2013, págs. 57-82.
Además, consúltese la resolución núm. 8667, de 4 de diciembre de 2014, del Tribunal Económico-
Administrativo Central.
1059
Este primer momento se corresponde con la introducción del delito fiscal por la Ley
50/1977, de 14 de noviembre de Medidas Urgentes de Reforma Fiscal.
1060
Este segundo momento se corresponde con la regulación de la Ley Orgánica 2/1985,
de 29 de abril.
1061
En este sentido se pronunció la STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO
TOURÓN), que afirmó que “(l)a liquidación no es competencia de la Administración Tributaria en
casos de delito fiscal (...) en los supuestos de delito fiscal la liquidación no se realiza por la
Administración Tributaria sino por el propio Tribunal Penal (...)” (Fundamento de Derecho
decimoquinto).
1062
SÁNCHEZ HUETE, M. Á., “Procedimiento de liquidación y proceso penal. Un nuevo
modelo de relación”, op. cit., esp. pág. 230.
402
En un tercer momento, la LO 7/2012, de 27 de diciembre, introdujo el
apartado quinto en el art. 305 CP, que admite expresamente la continuación del
procedimiento de liquidación más allá de que se encuentre pendiente el proceso
penal1063. La reforma mantiene el carácter penal de la liquidación vinculada al
delito, pero va más allá: pueden coexistir dos liquidaciones -una dictada por la
Administración Tributaria y otra establecida por la jurisdicción penal-, y la
Administración no ha de suspender el procedimiento de determinación de la
liquidación no vinculada al delito1064.
1063
Cfr. MONTERO DOMÍNGUEZ, A, “La proyectada reforma de la regulación del delito
contra la Hacienda Pública”, en Tribuna Fiscal: Revista Tributaria y Financiera, núm. 263, 2012,
págs. 7-14, esp. pág. 11. El apartado transcrito fue redactado por la LO 7/2012, de 27 de
diciembre, y constituye una de las principales novedades de la reforma. Este agregado se justifica
por el diferente tratamiento dado por la norma al sujeto pasivo de un procedimiento penal
derivado del incumplimiento de su obligación tributaria, frente al que tendría que soportar en el
supuesto de que la regularización de su situación se produjese en sede administrativa.
1064
Cfr. OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en
materia de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit., esp. pág. 13, en
consonancia con lo dicho por el legislador en la EM, quien sostiene que con la reforma “(s)e trata
de eliminar situaciones de privilegio y situar al presunto delincuente en la misma posición que
cualquier otro deudor tributario, y al tiempo se incrementa la eficacia de la actuación de control
de la Administración: la sola pendencia del proceso judicial no paraliza la acción de cobro”. Se ha
dicho que el sistema anterior “no sólo mantenía fuera del alcance de la Administración Tributaria
una importante cantidad de dinero resultante de muchos procedimientos ejecutivos, sino que
suponía una evidente injusticia para el simple infractor tributario, al que se ejecutaba su deuda sin
paralización alguna, frente al delincuente fiscal, cuya ejecución se paralizaba, pese a cometer un
delito fiscal más grave que la infracción tributaria. Pues bien, la reforma acaba con lo anterior,
evitando la paralización del procedimiento aun en fase de cobro, salvo resolución judicial en
contrario, garantizando la deuda previamente, o sin garantía en caso de daños irreparables. Se
cumple también con este nuevo sistema las exigencias que pedía la Unión Europea respecto de las
deudas tributarias contra su Patrimonio (…)” (CARRETERO SÁNCHEZ, A., “La nueva reforma de
los delitos contra la Hacienda pública: un paso firme contra el fraude fiscal”, op. cit., apartado
III.3).
1065
Tratándose, por tanto, de una liquidación de aquellos elementos ajenos a los que
hubiesen podido determinar que se acordara pasar el tanto de culpa, no quedando afectados por la
prejudicialidad penal a que se refiere el art. 10.2 LOPJ, que dispone: “(…). 2. No obstante, la
existencia de una cuestión prejudicial penal de la que no pueda prescindirse para la debida
decisión o que condicione directamente el contenido de ésta determinará la suspensión del
403
régimen de recursos propios de toda liquidación tributaria 1066. Ésta se define
negativamente, pues no resulta vinculada al delito y la cuota no ha de ser dolosa (la
falta de ingreso deriva de comportamientos imprudentes o negligentes) 1067.
procedimiento mientras aquélla no sea resuelta por los órganos penales a quienes corresponda,
salvo las excepciones que la ley establezca”. Al respecto, señala BERTRÁN GIRÓN, F., “El
proyecto de ley de reforma del art. 305 del Código penal: principales novedades”, op. cit., esp.
pág. 21, que “(p)arece razonable que si, como ocurre en ocasiones, hay conceptos que deben ser
liquidados, pero en los que no puede apreciarse en modo alguno la existencia de dolo, pueda
continuar el procedimiento administrativo sin que se vea afectado por un proceso penal que versa
sobre hechos distintos, lo que excluiría la eventual existencia de prejudicialidad”.
1066
Procedimiento previsto en el Capítulo IV del Título III, LGT; y, el régimen de revisión
establecido en el Título V, LGT.
1067
Cfr. ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp.
pág. 27.
1068
Estimamos por nuestra parte conveniente resaltar que el legislador de 2012 se
adelantó en la publicación de este precepto, puesto que recién casi tres años después se publicó la
Ley 34/2015, que reforma parcialmente la LGT, al introducir un nuevo Título que se encarga en
particular de regular el procedimiento a seguir en caso de existir indicios de delitos contra la
Hacienda Pública. Vid. una procedente y atinada crítica sobre esta “mala” (y frecuente) técnica
del legislador penal, en MESTRE DELGADO, E., “La reforma permanente como (mala) técnica
legislativa en Derecho penal”, en La ley penal: Revista de Derecho penal, procesal y
penitenciario, núm. 1, 2004, págs. 7-17.
1069
Cfr., al respecto, SÁNCHEZ HUETE, M. Á., “Procedimiento de liquidación y proceso
penal. Un nuevo modelo de relación”, op. cit., esp. págs. 232 y sig.: “La liquidación vinculada al
delito será determinada judicialmente en la Sentencia y supone una concatenación de liquidaciones;
una primera liquidación provisional, dictada por la Administración y otra liquidación penal. Inicia
dicho procedimiento la propuesta tributaria de liquidación vinculada al delito con audiencia al
obligado procediéndose, posteriormente, a dictarse el correspondiente acto de liquidación
administrativo. Dicha liquidación es una decisión provisoria, temporal, en donde no es la intensidad
de la investigación del procedimiento tributario la que determina su calificación, y a la que no
puede concurrir otra liquidación administrativa posterior calificada de definitiva (…) Dictada tal
resolución se pasa tanto de culpa a la jurisdicción iniciándose el periodo voluntario de pago una vez
se admita la denuncia o querella que presente la Administración. Finalmente, la Sentencia penal
determinará la cuota defraudada a efectos punitivos pudiendo ratificar la liquidación dictada por la
Administración, modificándose o anulándose si no se aprecia la existencia de delito”.
404
Al respecto se ha dicho: “Existen dos cuotas en función de si poseen o no
relación con el delito, que aparecen sometidas a diversos regímenes jurídicos y
trámites procedimentales. Ambas son deuda tributaria, pero con función diversa;
una, netamente tributaria y otra, por su vinculación al delito contra la Hacienda
Pública, se imbrica en la delimitación de los elementos integrantes del tipo penal,
además de poseer una clara relación con la responsabilidad civil derivada del
mismo. En tal sentido se ha de tener presente, a efectos de cuantificar el importe
típico del delito (120.000€), que sólo se integrará por los comportamientos
considerados dolosos, no los negligentes. En tal línea podrá existir una cuota no
ingresada culposa y otra cuota no ingresada dolosa, y será únicamente esta segunda
si excede de los 120.000€, la que dará lugar a una liquidación tributaria vinculada
al delito por su posible consideración como comportamiento defraudador”1070.
Tal y como dispone el último párrafo del art. 305.5 CP, con la finalidad de
mejorar el cobro de las deudas tributarias que se encuentran vinculadas a un
1070
SÁNCHEZ HUETE, M. Á., “Procedimiento de liquidación y proceso penal. Un nuevo
modelo de relación”, op. cit., esp. pág. 233. (Cursivas añadidas).
1071
Vid., en este sentido, lo resuelto en la STS de 9.VI.2016, en el marco del caso Verbatim
(Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA), Fundamento de Derecho segundo.
1072
MUÑOZ CUESTA, F. J., en “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27
de diciembre”, op. cit., pág. 41.
405
procedimiento penal, la existencia de éste no paralizará la acción pertinente,
pudiendo iniciarse por la Administración las actuaciones conducentes a dicho fin,
salvo que el juez, de oficio o a instancia de parte, hubiere acordado la suspensión
de las actuaciones de ejecución, previa prestación de garantía. Pero el juez podrá,
excepcionalmente, acordar la suspensión con dispensa total o parcial de garantías
si apreciare que la ejecución pudiese ocasionar daños irreparables o de muy difícil
reparación1073.
En primer lugar, el Código Penal, cuerpo normativo que por medio del art.
305.5, además de señalar la importancia de la liquidación tributaria en la
determinación de la defraudación típica, establece la regla sobre la tramitación de
procedimientos tributarios1075.
1073
Cfr. CARRETERO SÁNCHEZ, A., “La nueva reforma de los delitos contra la Hacienda
pública: un paso firme contra el fraude fiscal”, op. cit., apartado III.3: “Nos preguntamos cuáles
son esos daños irreparables para el defraudador fiscal. Si la Administración Tributaria cobra antes
de la imposición del castigo penal, ya no habrá que determinar en el proceso penal -mucho más
lento- la responsabilidad civil del delito y se evitarán las posibles maniobras elusivas del pago del
delincuente fiscal, que muchas veces prefiere cumplir la exigua pena de prisión, suspendida casi
siempre por ser menor de dos años, que ver liquidado con rapidez su patrimonio. La única
explicación a la paralización del procedimiento de cobro, potestativa para el juez, si no se ha
garantizado la deuda, serán los motivos humanitarios (pérdida de vivienda habitual,
enfermedades, etc.), que deberán ser probados fehacientemente en cada caso concreto, ya que no
debemos olvidar que las personas de nulos o muy pocos ingresos, no tributan. Si se generaliza la
suspensión del procedimiento de cobro, de nada servirá la reforma en este punto, con la
consiguiente pérdida de ingresos de la Hacienda Pública”.
1074
SÁNCHEZ HUETE, M. Á., “Procedimiento de liquidación y proceso penal. Un nuevo
modelo de relación”, op. cit., esp. págs. 230 y sig.
1075
El informe del CGPJ afirma que la reforma del art. 305 CP supone “una devolución de
la competencia liquidatoria de la cuota defraudada a la Administración Tributaria, competencia que
hasta la reforma había sido judicial” (Informe del CGPJ de 2.X.2014 al anteproyecto de la Ley de
modificación parcial de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria; accesible en:
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Consejo-General-del-Poder-Judicial/Actividad-
406
Además, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que establece las reglas básicas
que supone la tramitación de procedimientos en diversos órdenes jurisdiccionales.
El Título X bis, Libro II, señala algunas singularidades en la tramitación del
proceso penal dictada la liquidación tributaria y respecto de las actuaciones de
cobro1076.
del-CGPJ/Informes/Informe-al-Anteproyecto-de-la-Ley-de-modificacion-parcial-de-la-Ley-58-
2003--de-17-de-diciembre--General-Tributaria; pág. 16).
1076
Título X bis, Libro II, introducido por la modificación de la LGT del 2015 en su DF
1ª. dos. El art. 621 bis LECr. establece que, en los delitos contra la Hacienda Pública, cuando la
Administración Tributaria hubiera dictado un acto de liquidación, la existencia del procedimiento
penal no paralizará la actuación administrativa. En caso de solicitar la suspensión de la ejecución
del acto de liquidación, se regula un incidente procesal en donde existe audiencia del Ministerio
Fiscal y de la Administración perjudicada debiendo prestar garantía. Entonces, la decisión de
suspensión de la liquidación se realiza en sede jurisdiccional y se establece la prolija regulación de
la garantía a cubrir.
1077
Título VI introducido por el apartado 59 del art. único de la Ley 34/2015, de 21 de
septiembre, de modificación parcial de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria
(BOE 22 septiembre). Lo dispuesto en el título VI resultará de aplicación en los procedimientos
iniciados con anterioridad a la fecha de entrada en vigor de la Ley 34/2015 en los que, concurriendo
los indicios a los que se refiere el art. 250.1, a dicha fecha aún no se hubiese producido el pase del
tanto de culpa a la jurisdicción competente o la remisión del expediente al Ministerio Fiscal
(vigencia: 12.X.2015).
1078
Particularmente, en la cuestión aquí estudiada, suprime el art.180 (“Principio de no
concurrencia de sanciones tributarias”), apartados 1 y 2, que ahora pasan a estar regulados
ampliamente en el Título VI (“Actuaciones y procedimientos de aplicación de los tributos en
supuestos de delito contra la Hacienda pública” - arts. 250-259). Vid., sobre la compatibilidad entre
las regulaciones penal y administrativa antes de la reforma operada por la Ley 35/2015, de 21 de
septiembre, que modifica parcialmente la LGT, MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., “Delitos contra la
Hacienda pública y la Seguridad social: art. 305, apartados 1, 4 y 5”, en F. J. ÁLVAREZ GARCÍA
(Director) / J. DOPICO GÓMEZ-ALLER (Coordinador), Estudio crítico sobre el anteproyecto de
reforma penal de 2012, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2013, págs. 833-842, esp. págs. 840-
842.
407
Como ha señalado la doctrina especializada al respecto: “La creación de un
nuevo título, autónomo e independiente al de la aplicación de los tributos, resulta
indiciario del contenido diverso que alberga. En tal sentido implícitamente el
legislador afirma que lo regulado no resulta aplicación del tributo (pues se
contendría en el homónimo Título III de la LGT), pero tampoco una cuestión
punitiva o propia de un procedimiento de tal naturaleza (ubicable en el Título IV).
Se apunta con ello la creación de un tertium genus en donde la mixtificación de los
regímenes concurrentes -tributario y punitivo- puede conllevar la ignorancia o
imprecisión de derechos y garantías vigentes” 1079.
1079
SÁNCHEZ HUETE, M. Á., “Procedimiento de liquidación y proceso penal. Un nuevo
modelo de relación”, op. cit., esp. pág. 231. La AEDAF afirmó que el nuevo Título VI debería
incluirse dentro de un nuevo Capítulo en el Título III, relativo a la aplicación de los tributos, pues
con ello se pretende “obtener un híbrido que beneficia a la Administración y cuestiona los derechos
y la seguridad jurídica del contribuyente” (en la propuesta de Enmiendas de la AEDAF al proyecto
de Ley de Modificación parcial de la Ley 58/2003, de 27 de diciembre, General Tributaria, pág. 48)
1080
Evitar la paralización del procedimiento de cobro es algo que ya reclamaba la UE
desde hacía tiempo, medida a la que no se le puede negar cierta legitimidad, pero la natural
complejidad de compatibilizar investigaciones paralelas independientes hace pensar que se
producirán peligrosas interferencias entre aquéllas. Cfr. VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma
de los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit., apartado 1.f; APARICIO
DÍAZ, L., “La nueva reforma del Código penal en materia de transparencia y lucha contra el
fraude fiscal y en la Seguridad Social”, op. cit., esp. págs. 17 y sig.; SÁNCHEZ HUETE, M. Á.,
“Procedimiento de liquidación y proceso penal. Un nuevo modelo de relación”, op. cit., esp. págs.
231.
408
3. Aumento de facultades decisorias de la Administración en la tramitación
de los procedimientos liquidatorios y en la apreciación de regularizaciones penales
que podrían concurrir1081.
1081
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario. Parte general, op. cit., págs. 481 y
sig.
1082
Tal como establece la EM de la Ley 34/2015, de 21 de septiembre, de modificación
parcial de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, apartado IV. Cfr. GUERVÓS
MAÍLLO, M. A., “Ley 34/2015, de 21 de septiembre, de modificación parcial de la Ley 58/2003, de
17 de diciembre, General Tributaria [BOE n.º 227, de 22-IX-2015]”, en Ars Iuris Salmanticensis
(AIS), Revista europea e iberoamericana de pensamiento y análisis de Derecho, Ciencia política y
Criminología, vol. 4, núm. 1, 2016, págs. 271-276, esp. pág. 272.
409
En el sistema legal, se admite la tramitación del procedimiento administrativo
recaudatorio para el cobro de la deuda tributaria, con total independencia del
proceso penal, de forma que no es afectado ni en principio resulta paralizado por la
incoación de éste. Aquí radica un primer contrasentido normativo, que más allá de la
intrínseca incorrección de que adolece comporta graves consecuencias materiales, al
comprometer seriamente las legítimas expectativas y las garantías procesales del
justiciable, en el ámbito de la persecución de un mismo hecho, que es configurado
como un autónomo tipo de delito, pero que trae causa de una grave infracción de la
normativa tributaria.
Cabe preguntar al respecto: ¿el principio ‘ne bis in idem’ tiene relevancia en
nuestro sistema jurídico del Estado de Derecho, o carece normativamente de ella?
En concreto: ¿es aplicable a un ciudadano particular en su rol de contribuyente a las
cargas propias del Erario público el estatus jurídico como el que corresponde al
titular de la función pública, para explicar la doble actuación penal y administrativa
sancionadora simultáneamente sobre un mismo hecho antijurídico?
1083
Cfr., al respecto, especialmente, POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M.,
“Derecho penal del enemigo: desmitificación de un concepto”, en M. CANCIO MELIÁ / C. GÓMEZ-
JARA DÍEZ (Coords.), Derecho penal del enemigo: el discurso penal de la exclusión, vol. 2,
Editorial Edisofer, Madrid, 2006, págs. 591-656; POLAINO-ORTS, M., “Derecho penal del enemigo:
¿Qué es? ¿Existe? ¿Debe existir? ¿Por qué existe?”, en G. JAKOBS / M. POLAINO NAVARRETE / M.
POLAINO-ORTS, El Derecho penal del enemigo en el contexto del funcionalismo, 1ª edic., Flores
Editor y Distribuidor S.A. de C.V., México, 2008, págs. 47-99, esp. págs. 51-72; ID., “Realidad y
ficción en el Derecho penal del enemigo”, en M. DA COSTA ANDRADE / M. J. ANTUNES / S. AIRES
DE SOUSA (Coords.), Estudos em homenagem ao Prof. Doutor Jorge de Figueiredo Dias, vol. 1,
(Direito Penal), Editorial Coimbra, Universidad de Coimbra, 2009, págs. 485-520; ID., Derecho
penal del enemigo. Fundamentos, potencial de sentido y límites de vigencia, 1ª. edic., Editorial
410
rigurosa excepcionalidad en el sistema penal del Estado de Derecho? En definitiva:
¿es el defraudador tributario un enemigo para el legislador penal? Pues parece ser
tratado como tal: primero ha de pagar la deuda ante la Administración Tributaria y
después será juzgado por la Jurisdicción penal, sobre una posible defraudación que
ya ha apreciado, cuantificado, ventilado y ejecutado la Agencia tributaria, pero que
el Código penal ha descrito como delito.
Bosch, Barcelona, 2009, págs. 45-71, esp. págs. 66-71; ID., “¿Comunicación versus coacción?
Consideraciones críticas sobre la pretendida escisión de la función de la pena”, en G. JAKOBS / M.
POLAINO NAVARRETE / M. POLAINO-ORTS, Bien jurídico, vigencia de la norma y daño social,
Editorial ARA, Lima, 2010, págs. 115-149, esp. pág. 115-121; Curso de Derecho penal del
enemigo. Delincuencia grave y exclusión social en el Estado de Derecho, Edición Digital, Sevilla,
2013, passim, esp. págs. 35-37.
411
Ciertamente parece apreciarse un atisbo de la mala conciencia normativa por
el empleo -como se ha denunciado1084- de una incorrecta técnica del legislador penal
en el subterfugio que representa la previsión de la facultad atribuida al órgano
jurisdiccional de acordar la suspensión de las actuaciones administrativas de
ejecución, previa prestación de garantía, o incluso con dispensa total o parcial de la
misma por parte del contribuyente justiciable si se apreciare que la ejecución
pudiese ocasionar daños irreparables o de muy difícil reparación.
1084
Cfr. MESTRE DELGADO, E., “La reforma permanente como (mala) técnica legislativa
en Derecho penal”, en La ley penal: Revista de Derecho penal, procesal y penitenciario, núm. 1,
2004, págs. 7-17.
412
cualidad de enemigo al deudor tributario1085? ¿Se produce una espuria introducción
de un soterrado ilegítimo Derecho penal del enemigo en las flamantes reformas
penales en materia de defraudación fiscal?
1085
Cfr., sobre ejemplos normativos de mala aplicación del Derecho penal del enemigo, en
una evidente perversión del concepto, POLAINO-ORTS, M., “La irrupción del Derecho penal del
enemigo en la legislación penal de menores”, en Crónica Jurídica Hispalense: Revista de la
Facultad de Derecho, núm. 5, 2007, págs. 319-378; ID., “Lección 14: El conductor como enemigo:
los nuevos delitos contra la seguridad social”, en ID., Curso de Derecho penal del enemigo, op. cit.,
esp. págs. 157-169.
413
414
CAPÍTULO VIII
ITER CRIMINIS
1086
Cfr. POLAINO NAVARRETE, M., “La tentativa en los delitos de mera actividad y de
competencia por organización (omisión pura). Sobre el concepto jurídico-penal de resultado”,
en Revista del Poder Judicial, núm. 72, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2003, págs.
59-89, esp. pág. 65; ID., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª. edic. corregida y
actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, pág. 237; LUZÓN CUESTA, J. M., Compendio de
Derecho penal. Parte general. Adaptado al programa de la oposición a ingreso en las Carreras
Judicial y Fiscal (BOE 23 de diciembre de 2015), 23ª. edic., 16ª. conforme al Código Penal de
1995. Modificado por la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo (BOE del día 31, con entrada en
vigor el 1 de julio de 2015), Editorial Dykinson, Madrid, 2016, págs. 177 y sig.
1087
Vid. supra Cap. VII, epígrafe III.
415
saber: elusión de pago de tributos, elusión de pago de retenciones, elusión de pago
de ingresos a cuenta, obtención indebida de devoluciones y disfrute indebido de
beneficios fiscales.
1088
Cfr. POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II,
op. cit., pág. 248; CUELLO CONTRERAS, J. / MAPELLI CAFFARENA, B., Curso de Derecho penal,
edición elaborada conforme a la Ley Orgánica 1/2015 (entrada en vigor el 1 de julio de 2015),
por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, de Código Penal, 3ª. edic.,
Editorial Tecnos, Madrid, 2015, pág. 153; MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, 10ª. edic.
revisada y actualizada, Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 347 y sigs.
416
todos o parte de los actos que objetivamente deberían producir el resultado, y sin
embargo éste no se produce por causas independientes de la voluntad del autor”.
1091
Cfr. DEL ROSAL BLASCO, B., “Reflexiones sobre la reforma del Código penal en
materia de lucha contra el fraude tributario”, en Diario La Ley, núm. 7966, 2012, págs. 16-20,
esp. pág.18. Así, la regularización como elemento del tipo supone que la consumación dependa
de hechos ajenos al obligado tributario, cerrando el paso a la regularización tributaria, y ello
incidiría en materia de prescripción, la cual se vería, si no impedida, retrasada. Por otro lado,
como trasfondo de esta discusión se encuentra, además, y como veremos más adelante, la
debatida relación entre el delito fiscal, el delito de blanqueo de capitales y la amnistía fiscal
operada por el Decreto Ley 12/2012.
1092
OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en
materia de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Fundación Ciudadanía y
Valores, mayo, 2013, págs. 1-20, esp. pág. 7.
1093
VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, en Revista Pensamiento Penal, Sección Penal Económico, Doctrina, núm.
154, 2013, apartado 1. b, en donde se afirma lo siguiente: “La configuración de la regularización
tributaria como elemento del tipo impide hablar de consumación del delito según las teorías
tradicionales, esto es, las que defendían que el delito se cometía con la producción del perjuicio a
la Hacienda dentro del período voluntario de pago de un determinado impuesto. Con el texto
actual no podría entenderse consumado el delito mientras se pudiera ‘desistir’ de él mediante la
regularización. Es obvio que resultaría muy forzado configurar la regularización como un extraño
desistimiento ‘post-consumativo’ que resulta una contradicción en sí mismo”.
1094
La Circular de la Fiscalía General del Estado 2/2009, sobre la interpretación del
término regularizar en los apartados 4 del art. 305 y 3 del art. 307 CP, señala que el art. 305.4 CP
tiene “la finalidad de promover la autodenuncia y el pago voluntario, y su previsión se inserta en
las razones de utilidad, política criminal y prevención que subyacen a toda excusa absolutoria”.
Añade que “(s)u configuración descansa sobre el pensamiento de la reparación, de modo que el
perjuicio irrogado por el fraude adquiere así una presunción de provisionalidad, no es definitivo”.
Pero la Fiscalía General no estaría aludiendo realmente a una “lesión provisional del bien jurídico
protegido”, pues ello parece incompatible con la idea misma de la consumación. Lo cierto es que
dicha Circular se remite a la Consulta (de la propia Fiscalía) 4/1997 y deja claro que “(l)a excusa
418
Al respecto, la regularización de la situación tributaria sigue siendo una
excusa absolutoria, de manera que la consumación del delito fiscal tendría lugar
cuando se causa el perjuicio patrimonial a la Hacienda Pública, que además
dependerá de la modalidad de comportamiento típico concreto1095, cuestión sobre
la que nos detendremos seguidamente1096.
Por otro lado, existe una nueva sombra en la regulación del delito fiscal tras
la reforma de 2012: art. 305.2, apartado a), segunda frase, disposición que
establece que, a los efectos de determinar la cuantía requerida para que se
encuentre configurado el delito, en los casos en los que la defraudación se lleve a
cabo en el seno de una organización o grupo criminal, o por personas o entidades
que actúen bajo la apariencia de una actividad económica real sin desarrollarla de
forma efectiva, el delito será perseguible desde el mismo momento en que se
alcance la cifra de 120.000 euros1097.
absolutoria resulta de aplicación una vez consumado el delito, suponiendo la exoneración de una
punibilidad ya surgida”. El Tribunal Supremo comparte la doctrina de la Circular 2/2009, en
sentencias -entre otras- de 29.V.2009 (Ponente: GRANADOS PÉREZ) y de 30.IV.2012 (Ponente:
SÁNCHEZ MELGAR).
1095
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial
Aranzadi, Navarra, 2012, pág. 131.
1096
Cfr. SERRANO GÓMEZ, A. / SERRANO MAÍLLO, A., “La reforma de los delitos contra
la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Revista de Derecho UNED, núm. 14, 2014, págs.
547-586, esp. págs. 559-561.
1097
Art. 305.2 CP: “A los efectos de determinar la cuantía mencionada en el apartado
anterior: a) Si se trata de tributos, retenciones, ingresos a cuenta o devoluciones, periódicos o de
declaración periódica, se estará a lo defraudado en cada período impositivo o de declaración, y si
éstos son inferiores a doce meses, el importe de lo defraudado se referirá al año natural. No
obstante lo anterior, en los casos en los que la defraudación se lleve a cabo en el seno de una
organización o grupo criminal, o por personas o entidades que actúen bajo la apariencia de una
actividad económica real sin desarrollarla de forma efectiva, el delito será perseguible desde el
mismo momento en que se alcance la cantidad fijada en el apartado 1”.
419
refiere especialmente al momento en que queda consumada la defraudación1098:
¿nos encontramos ante la persecución de una defraudación en grado de tentativa?
¿Se persigue ya un acto preparatorio? ¿Se trata de un supuesto de consumación
anticipada1099?
1098
Vid. supra Cap. III, epígrafe II, apartado B, número.
1099
Este último entendimiento -como supuesto de consumación anticipada- se sostuvo por
algún autor, quien lo explicó en los siguientes términos: “La Reforma instaura una novedosa regla
de ‘consumación anticipada’ que se aplicará en supuestos de crimen organizado. Cuando exista
criminalidad organizada la acción penal podrá iniciarse mediante la acreditación de la
defraudación de la cuantía típica, sin la necesidad de esperar al cómputo de los plazos ordinarios
de liquidación, de tal forma que se privilegia la respuesta frente a tal fenómeno” ( VAN DEN
EYNDE ADROER, A., “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”,
op. cit., apartado 1.g).
1100
NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social, delitos de contrabando”, en Mª. del C. GÓMEZ RIVERO (Directora) / A. NIETO MARTÍN /
A. M. PÉREZ CEPEDA / E. CORTÉS BECHIARELLI / E. NÚÑEZ CASTAÑO, Nociones fundamentales
de Derecho penal. Parte especial, vol. II, 2ª. edic. adaptada a la LO 1/2015, de reforma del
Código Penal, Editorial Tecnos, 2015, págs. 315-350, esp. págs. 320 y sig.
420
B) Determinación del momento consumativo
1101
Sobre el concepto legal de liquidación cabe la remisión al art. 101 LGT: “Las
liquidaciones tributarias: concepto y clases: 1. La liquidación tributaria es el acto resolutorio
mediante el cual el órgano competente de la Administración realiza las operaciones de
cuantificación necesarias y determina el importe de la deuda tributaria o de la cantidad que, en su
caso, resulte a devolver o a compensar de acuerdo con la normativa tributaria (…)”.
1102
Cfr., al respecto, BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO SAGGESE, S., Derecho penal
económico, aplicado a la actividad empresarial, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid,
2010, pág. 314: “La exigencia de previa liquidación para la consumación, hace posible que el
delito fiscal se cometa en la posterior fase de recaudación, de modo de que si se produjese un
alzamiento de bienes acompañado de tales condicionamientos que permitan afirmar la
concurrencia del engaño exigible para el delito fiscal, no hay duda sobre la tipicidad del
421
La posición que exige la liquidación definitiva tiene su origen en la
regulación del delito fiscal recogida en el Código penal de 19771103, que requería la
firmeza del acto administrativo determinante de la deuda tributaria 1104. Esta tesis
parte de la idea de que la cuantía prevista como umbral mínimo para cometer el
delito forma parte del tipo delictivo, y estima que la consumación se produce
cuando se tiene la certeza de aquélla al notificarse la liquidación definitiva,
exigiendo una deuda vencida, exigible y concluyente1105.
Esta teoría se construye en el marco del delito fiscal consagrado entre los
años 1870 a 1977, cuando se exigía un requerimiento previo llevado a cabo por el
funcionario para la consumación del delito fiscal, resultando hoy en día una
postura rechazada abiertamente por la doctrina y la jurisprudencia1110.
1109
PÉREZ ROYO, F., “El pago de la deuda tributaria”, en REDF, núm. 6, 1975, pág. 281.
El autor, hoy en día, afirma: “La consumación se produce cuando se alcanza el resultado dañoso
para la recaudación tributaria. Es decir, en el caso en que la defraudación se presente bajo la
forma de falta de ingreso, al cumplirse el plazo para realizar el ingreso. En los casos en que el
resultado consista en percibir una devolución improcedente, en el momento en que se produce la
salida de caja o disposición de fondos en beneficio del defraudador” (ID., Derecho financiero y
tributario. Parte general, 26ª. edic., Editorial Civitas, Navarra, 2016, pág. 478).
1110
Cfr. TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis. Determinación del momento
consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. págs. 276 y sigs.
424
presentó la solicitud a Hacienda para que realizase la inspección, julio de 1986, la
defraudación ya se había consumado” 1111.
b) Perjuicio patrimonial
1111
STS de 9.II.1991 (Ponente: BARBERO SANTOS), Fundamento de Derecho tercero.
(Cursivas añadidas). Cfr., en sentido crítico, BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO SAGGESE, S.,
Derecho penal económico, aplicado a la actividad empresarial, op. cit., pág. 313.
1112
Vid., entre otros, APARICIO PÉREZ, A., La regulación de los delitos contra la
Hacienda Pública y la Seguridad Social en el nuevo Código penal (artículos 305 a 310 de la Ley
Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre), Editorial Lex Nova, Velladolid, 1997, pág. 59;
LASCURAÍN SÁNCHEZ, J. A., “Tres problemas de aplicación del delito fiscal: retroactividad,
prescripción y exención de los partícipes por regularización”, en Manual de Formación
Continuada (ejemplar dedicado a: Problemas específicos de la aplicación del Código penal), núm.
4, CGPJ, 1999, passim.
1113
BAJO FERNÁNDEZ, M. / BACIGALUPO SAGGESE, S., Derecho penal económico,
aplicado a la actividad empresarial, op. cit., pág. 311.
425
2. Modalidades ejecutivas
1114
CAZORLA PRIETO, L. M., Derecho financiero y tributario. Parte general, 15ª. edic.,
Editorial Aranzadi, Navarra, 2015, págs. 357 y sig.
1115
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
171.
1116
TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis. Determinación del momento
consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. pág. 282.
426
Al estructurarse el procedimiento -como se apuntó- en tres fases
(declaración del sujeto pasivo, liquidación administrativa e ingreso de la deuda),
reina acuerdo en entender que la deuda no es exigible hasta que el sujeto no
conozca la cantidad debida1117.
1117
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, en Revista Penal,
núm. 1, 1998, págs. 55-66, esp. pág. 63. Cfr., además, ID., Los delitos contra la Hacienda Pública
y la Seguridad Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de
29 de junio, Editorial Tecnos, Madrid, 1995, pág. 158.
1118
MESTRE DELGADO, E., “Tema 14. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la
Seguridad Social”, en C. LAMARCA PÉREZ (Coordinadora), Delitos y faltas. La parte especial del
Derecho penal, 2ª. edic., Editorial Colex, Madrid, 2016, págs. 547-569, esp. pág. 557; SALAS
DARROCHA, T. J., “La consumación del delito fiscal”, en RTT, núm. 53, 2001, págs. 137 y sigs.,
quien entiende que el delito fiscal quedará consumado el día final del plazo concedido para el
cumplimiento del deber, puesto que la omisión de la presentación de la liquidación queda
equiparada a la acción de presentar una declaración falsa, produciendo ambos supuestos un
perjuicio a la Hacienda Pública.
427
significativo y el único sistema de gestión que la AT utiliza en el IRPF, IS, IVA,
IIEE, así como el IAE en los supuestos en que lo gestione1119.
1119
TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis. Determinación del momento
consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. pág. 279.
1120
Vid., ampliamente, PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia
tributaria, op. cit., págs. 172-174.
1121
Vid., ampliamente, CAZORLA PRIETO, L. M., Derecho financiero y tributario. Parte
general, 15ª. edic., op. cit., págs. 359-362.
1122
MARTÍNEZ PÉREZ, C., El delito fiscal, Editorial Montecorvo, Madrid, 1982, pág. 349.
1123
PÉREZ ROYO, F., “El pago de la deuda tributaria”, op. cit., pág. 281 y sigs. Cfr., entre
otros, BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I. / FERRÉ OLIVÉ, J. C., Todo sobre el fraude tributario,
Editorial Praxis, Barcelona, 1994, pág. 72.
428
“Tanto en los supuestos de omisión total, por no presentar declaración
tributaria alguna, como en los de omisión parcial, por presentar una declaración en
la que se omiten determinados ingresos -como sucede en el caso actual- lo
relevante penalmente es la omisión, es decir la elusión del pago del impuesto (…).
En consecuencia, no cabe establecer diferencia alguna en cuanto al
momento consumativo en los supuestos de tributos con autoliquidación: tanto si se
formula declaración como si no, el delito se consuma en el momento en que expira
el plazo legal voluntario para realizar el pago. Antes no cabe hablar de
consumación, pues el sujeto aún podría desistir voluntariamente verificando el
pago a través de una declaración complementaria” 1125.
1124
APARICIO PÉREZ, A., La regulación de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social en el nuevo Código penal (artículos 305 a 310 de la Ley Orgánica 10/1995, de
23 de noviembre), op. cit., pág. 61. Cfr. SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L. / MERINO JARA,
I., El delito fiscal, Editorial Edersa, Madrid, 2000, pág. 46; DE LA CUESTA ARZAMENDI, J. L., “El
fraude en materia de ingresos en la Unión Europea y su tratamiento por el Derecho penal
español”, en F. MORALES PRATS / G. QUINTERO OLIVARES, El nuevo Derecho penal español:
estudios penales en memoria del Profesor José Manuel Valle Muñiz, Editorial Aranzadi,
Pamplona, 2001, págs. 1191-1217, esp. pág. 1202.
1125
STS de 6.XI.2000 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN) (cursivas añadidas). Criterio
corroborado, entre otras, por las SSTS de 3.I.2003 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO), de 30.IV.2003
(Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO), de 14.XI.2005 (Ponente: GARCÍA PÉREZ) y de 15.VII.2008
(Ponente: GRANADOS PÉREZ).
1126
En el ámbito jurisprudencial, de igual manera, predominan las sentencias que se
inclinan por la teoría de la consumación hasta el vencimiento del pago voluntario del tributo
defraudado. Consúltese, en este sentido, la SAP de Madrid de 4.XII.2015 (Ponente: ALHAMBRA
PÉREZ), Fundamento de Derecho primero, y, la STS de 27.IX.2016 (Ponente: COLMENERO
MENÉNDEZ DE LUARCA), Fundamento de Derecho cuarto.
429
Además, habrá que estar a la normativa especial de cada tributo que se
gestione mediante el mecanismo de autoliquidación, y así determinar el momento
preciso en que se entiende consumado el delito de defraudación tributaria1127.
1127
ALONSO GONZÁLEZ, L., “El delito fiscal en los tributos autoliquidados”, en RTT,
núm. 77, 2007, passim.
1128
TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis. Determinación del momento
consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. pág. 284. Cfr. COLINA RAMÍREZ, E.
I., La defraudación tributaria en el Código penal español (Análisis jurídico-dogmático del art.
305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, pág. 303.
1129
En el caso de devoluciones periódicas de un tributo, trimestrales o mensuales (por
ejemplo, IVA), la consumación se entiende producida con la obtención de la última devolución
correspondiente al año natural (cfr., ampliamente, SÁNZ DÍAZ-PALACIOS, J. A., “Consumación y
prescripción penales en la obtención indebida de devoluciones tributarias: el caso del IVA, en
particular”, en Impuestos: Revista de doctrina, legislación y jurisprudencia, año núm. 28, núm.
19-20, 2012, págs. 23-38).
1130
Véase, al respecto, el Primer Informe del Observatorio Administrativo previsto en el
Convenio de 30.VI.2005, en materia de prevención y lucha contra el fraude fiscal (accesible en:
http://www.agenciatributaria.es/static_files/AEAT/Contenidos_Comunes/La_Agencia_Tributaria/
Informacion_institucional/Campanias/Plan_prevencion_del_fraude_fiscal/observatorio_es_es.pdf.
Págs. 1-114, esp. pág. 18).
430
Tributaria, pues el tipo requiere la obtención de la devolución, que ocurre cuando
se realiza la entrega material de ésta1131.
1131
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social: estudio de las modificaciones introducidas por la ley orgánica 6/1995, de 29 de junio, op.
cit., pág. 174.
1132
Art. 308 CP: “1. El que obtenga subvenciones o ayudas de las Administraciones
Públicas en una cantidad o por un valor superior a ciento veinte mil euros falseando las
condiciones requeridas para su concesión u ocultando las que la hubiesen impedido será castigado
con la pena de prisión de uno a cinco años y multa del tanto al séxtuplo de su importe salvo que
lleve a cabo el reintegro a que se refiere el apartado 5 de este artículo (…)”.
1133
DÍAZ ROLDÁN, C., “Capítulo 8. La consumación y las formas imperfectas. Iter
criminis”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El delito fiscal, Edición Fiscal CISS,
Valencia, 2009, págs. 223-249, esp. pág. 239.
1134
Cfr., en el mismo sentido, TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis.
Determinación del momento consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. pág.
284. No obstante, autores como BACIGALUPO entienden que es suficiente el conocimiento por el
solicitante del otorgamiento del beneficio indebido para la consumación del delito fiscal [cfr.
“Título XIV. De los delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, en C.
CONDE-PUMPIDO FERREIRO (Director), Código Penal: Doctrina y Jurisprudencia, tomo II,
Editorial Trivium, Madrid, 1997, págs. 3093-3123, esp. pág. 3102].
431
Dicho sea de otro modo, “la consumación se produce en el último día de
pago en el período voluntario, pues es hasta ese preciso momento en el que
formalmente la propia ley del tributo correspondiente establece el plazo para la
realización de la declaración-liquidación, con todo lo que ello conlleva, es decir,
una rebaja importante de la deuda tributaria, con motivo de la aplicación incorrecta
de reducciones, exenciones o bonificaciones y, por tanto, es ese momento en que
se consuma el delito”1135.
1138
Sobre la regulación de la tentativa de la defraudación tributaria en Alemania,
consúltese el estudio del § 370 de la Ordenanza Tributaria en TIEDEMANN, K., Manual de
Derecho penal económico. Parte general y especial, traducción de M. A. ABANTO VÁSQUEZ,
Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2010, págs. 273 y sig.
1139
Cfr. DÍAZ ROLDÁN, C., “Capítulo 8. La consumación y las formas imperfectas. Iter
criminis”, op. cit., esp. pág. 241.
1140
TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis. Determinación del momento
consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. pág. 293.
433
“A los cómplices de un delito consumado o intentado se les impondrá la
pena inferior en grado a la fijada por la ley para los autores del mismo” 1141.
B) Modalidades típicas
1141
Con esta previsión la escala penal en abstracto a los autores de un delito de
defraudación tributaria intentado será de 3 meses a 1 año menos un día y multa de la cuarta parte
al tanto de la cuantía que se pretendía defraudar, y la pérdida de la posibilidad de obtener
subvenciones o ayudas públicas y del derecho a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de
la Seguridad Social durante el período de 9 meses a 3 años menos un día. Por su parte, si la
tentativa corresponde a una defraudación tributaria agravada, la escala penal en abstracto a los
autores será de 6 meses a 2 años menos un día y multa del 0.75 al triplo de la cuantía que se
pretendía defraudar, y la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas y
del derecho a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el
período de 1 año a 4 años menos un día.
1142
Vid. acerca de la punibilidad o impunibilidad de la tentativa con dolo eventual,
GÓMEZ RIVERO, Mª. del C., “Tentativa de dolo eventual: bases para su convivencia”, en ADPCP,
Sección Doctrinal, tomo 66, núm. 1, 2013, págs. 159-204, esp. págs. 174-188.
434
actuación de la Administración en un estado anterior a la consumación1143. De esta
manera, la tentativa surge en el momento en que el sujeto presenta datos falsos en
su declaración, o si dichos datos se encuentran incompletos y a posteriori la
Administración, al liquidar el tributo, advierte la falsedad o se percata de la
información incompleta presentada por el obligado tributario antes de finalizar el
periodo normativo establecido para el pago voluntario1144.
1143
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., págs.
130 y sig.
1144
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
177. Cfr. AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del Código penal, op.
cit., págs. 338 y sig.
1145
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
177.
1146
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de la empresa. Parte
especial, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, pág. 642.
1147
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario, Parte general, op. cit., pág. 479:
“Debe advertirse que la presencia de formas imperfectas, posible teóricamente, tiene en la
práctica poco espacio. Sobre todo en los tributos exigidos mediante autoliquidación, en los cuales
la conducta del sujeto que omite presentar su declaración-liquidación, o bien la presenta falseada,
está también incumpliendo su deber de ingresar que es simultáneo al de declarar”. En el mismo
sentido se expresó CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma
del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit.,
págs. 130 y sig.: “Por el contrario, en los supuestos de deudas autoliquidadas, no hay lugar a
hablar de formas imperfectas de ejecución. En efecto, al coincidir en estos casos el momento de la
declaración con el de ingreso, no cabe distinguir fases o estadios intermedios entre el comienzo
de la ejecución y la consumación. En esta misma línea, se ha pronunciado la STS de 30 de abril
435
Tal contingencia afecta igualmente a los casos relativos a retenciones e ingresos a
cuenta, en los que el perfeccionamiento de la autoliquidación comporta la
consumación del delito 1148.
436
Pero cabe destacar algún antecedente que ha admitido la tentativa del delito
fiscal por elusion del pago de tributos que se gestionan mediante el sistema de
autoliquidación. La Audiencia Provincial de Málaga resolvió un supuesto en el que
una persona de nacionalidad española intentó introducir un reloj valorado en más
de 1 millón de euros, detectado por los Agentes de la Guardia Civil antes de que la
acusada ingresara en territorio nacional, quienes constataron la ausencia de
documentos relativos a su importación. La Sentencia -que confirma la sentencia de
instancia- consideró que existió tentativa en atención a la falta de nacimiento de la
cuota tributaria. Destacamos que la Abogacía del Estado recurrió la decisión por
entender que el delito se encontraba consumado y, por su parte, la acusada también
recurrió alegando que, si se afirmaba en la sentencia de instancia que no hubo
hecho imponible ni cuota, no resultaba posible afirmar la existencia de un delito
contra la Hacienda Pública. El pronunciamiento resolvió lo siguiente:
437
principio a la ejecución del delito al no declarar el reloj y tal acción fraudulenta no
produjo el resultado deseado al ser detectado el mismo, por lo que no tuvo lugar el
nacimiento de la cuota tributaria”1151.
1151
SAP de Málaga de 1.IX.2003 (Ponente: MOLERO GÓMEZ), Fundamento de Derecho
primero.
1152
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de la empresa. Parte
especial, op. cit., pág. 643.
1153
Según surge del citado Primer Informe del Observatorio Administrativo previsto en el
Convenio de 30 de junio de 2005, en materia de prevención y lucha contra el fraude fiscal (esp.
pág. 18).
1154
PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario, Parte general, op. cit., pág. 479.
438
La doctrina -en el marco del otrora delito fiscal- apreció generalmente esta
modalidad típica en grado de tentativa, apuntando lo siguiente: “En efecto, en la
medida en que la consumación del delito fiscal en esta modalidad exige el
desplazamiento patrimonial de la Hacienda Pública, accediendo a la solicitud
indebida de devolución formulada por el contribuyente; en aquellos supuestos en
los que se pretende una devolución indebida en cuantía superior a quince millones
de pesetas, y la falsedad de los datos fácticos que la justifican es descubierta por la
Administración con carácter previo a la devolución, estaríamos en presencia de un
delito intentado contra la Hacienda Pública ex artículo 305 CP. Así, la práctica
tributaria conoce intentos de defraudación fiscal, principalmente, en utilización de
mecanismo de repercusión que establece la LIVA, mediante la creación de facturas
falsas expresivas de un IVA soportado relativo a operaciones ficticias que
fundamentan, en principio, la solicitud de devolución del contribuyente”1155.
1155
TORRES GELLA, F. J., “Capítulo IV. Iter criminis. Determinación del momento
consumativo. Formas imperfectas de ejecución”, op. cit., esp. pág. 294.
439
el desplazamiento patrimonial realizado por la Hacienda como consecuencia de la
acción engañosa y previa de quien solicita fraudulentamente la devolución” 1156.
1156
STS de 3.II.2005 (Ponente: RAMOS GANCEDO), Fundamento de Derecho quinto.
1157
SAP de Málaga de 11.IV.2002 (Ponente: GARCÍA ORTIZ), Fundamento de Derecho
primero (cursivas añadidas). En el mismo sentido se pronunció, tiempo después, la SAP de
Córdoba de 10.XII.2003 (Ponente: BAENA RUIZ), antecedentes de hecho primero: “Ahora bien,
en la mayoría de los supuestos objeto del presente juicio, no nos encontramos con un caso de
elusión de tributos que es esencialmente un comportamiento omisivo, ya sea omisión total por no
presentar declaración tributaria o parcial, por presentarla omitiendo determinados ingresos (…),
sino que, excepto en el supuesto del impago de plusvalía a través del impuesto de sociedades,
imputado al administrador de la sociedad Maygra, S.A. (…), en el resto de casos estamos ante
una modalidad activa que no puede considerarse consumada sino hasta que se obtiene la
devolución indebida de Hacienda, la cual, tras serle reclamada la devolución de determinadas
cantidades de dinero, mediante la presentación de una declaración tributaria que entraña un
engaño o fraude (en el caso presente mediante facturas falsas o inexistentes), accede a lo
solicitado y entrega indebidamente al contribuyente unas cantidades de dinero que no debió de
haber puesto a su disposición (‘dies a quo’), sufriendo a consecuencia de ello una disminución
patrimonial, producto de la actuación defraudatoria”.
440
Igualmente, la SAP de Valencia de 26 de abril de 2016 se pronunció de la
siguiente forma:
“Así como para los delitos contra la Hacienda Pública objeto de acusación,
relativos al Impuesto de Sociedades, la Sala comparte el parecer de las defensas,
no se decanta por tal tesis en el caso de obtención de devoluciones indebidas
consecuencia de IVA. Si nos atenemos al tenor literal de párrafo primero del
artículo 16 del Código Penal, que define la tentativa, leemos: ‘Hay tentativa
cuando el sujeto da principio a la ejecución del delito directamente por hechos
exteriores, practicando todos o parte de los actos que objetivamente deberían
producir el resultado, y sin embargo éste no se produce por causas independientes
de la voluntad del autor’.
Sentado lo anterior, a los meros efectos dialécticos, planteémonos qué
hubiera sucedido si los acusados de delito fiscal en los términos que estamos
analizando, hubieran realizado todos los actos tendentes a obtener la devolución
que resultó ser indebida, es decir, hubieran llevado a cabo los actos reparatorios
necesarios para que el resultado de la declaración del IVA que finalmente
presentan, fuera negativo, es decir, saliera a devolver; sin embargo, por
circunstancias ajenas a su voluntad, la AEAT no realiza tal devolución. No cabe
duda de que dicho proceder encuadra de forma impecable en la definición legal de
la forma comisiva imperfecta, es decir, la tentativa” 1158.
1158
SAP de Valencia de 26.IV.2016 (Ponente: SOLAZ ROLDÁN), Fundamento de Derecho
tercero.
441
adopta una decisión, concediendo la petición o rechazándola. Si la Administración
Tributaria detecta la improcedencia de tal solicitud antes de realizar el pago, se
configura la tentativa [acabada]1159. En todo caso, sostenemos que la tentativa en
esta modalidad de ejecución típica se configura cuando haya existido acto expreso
de solicitud del sujeto y resolución de la Administración haciendo lugar a la
petición, siempre que ésta advierta el engaño antes de realizar el pago1160.
1159
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
179.
1160
AYALA GÓMEZ, I., El delito de defraudación tributaria: art. 349 del Código penal,
op. cit., pág. 339.
1161
SAP de Barcelona de 27.VII.2015 (Ponente: FIGUERAS IZQUIERDO), Fundamento de
Derecho tercero.
1162
PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia tributaria, op. cit., pág.
179. Advertimos, frente a esta particular posición, que en el ámbito penal ha de apreciarse o
consumación o tentativa del tipo de delito, pero no coexistencia o acumulación jurídica de ambos
estadios ejecutivos, en virtud de directa apreciación y resolución de concurso de normas penales.
442
Ahora bien, al respecto han de tenerse en cuenta dos observaciones de
índole dogmática: 1) el tipo de defraudación tributaria se realiza por alguna de las
modalidades típicas alternativas descritas en la norma incriminadora, sin
posibilidad de acumulación alguna entre ellas; y 2) una vez alcanzada la
consumación por cualquiera de tales modalidades típicas, la imperfecta ejecución
de la tentativa por cualesquiera otras queda consumida en la ya consumada, por
virtud del principio de consunción ex art. 8.3ª. Código penal.
C) Desistimiento
El legislador penal regula esta categoría por medio de los arts. 16.2 y 16.3
CP. El apartado 2 dispone:
1163
Cfr. MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 368 y sigs.
443
“Cuando en un hecho intervengan varios sujetos, quedarán exentos de
responsabilidad penal aquel o aquellos que desistan de la ejecución ya iniciada, e
impidan o intenten impedir, seria, firme y decididamente, la consumación, sin
perjuicio de la responsabilidad en que pudieran haber incurrido por los actos
ejecutados, si éstos fueren ya constitutivos de otro delito” 1164.
1164
Vid., sobre la exención de la pena en el desistimiento voluntario, STRATENWERTH, G.,
Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción de M. CANCIO MELIÁ y M. A. SANCINETTI, 4ª.
edic., Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2005, págs. 298 y sig. Vid., sobre la controvertida
naturaleza del desistimiento voluntad como posible causa de atipicidad o bien como excusa
absolutoria inspirada en el principio de la no exigibilidad de otra conducta, apreciable en unos
casos como elemento negativo de la tipicidad y en otros contextos sociales como elementos
excluyente de la punibilidad, POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte
general, tomo II, op. cit., págs. 225-228.
444
tal y como sucedía en los supuestos del derogado art. 563 bis b), para el caso del
cheque en descubierto, en el vigente art. 354.2 [anterior art. 553 bis c)] en casos de
incendios, en el art. 480 (anterior art. 226) respecto de la rebelión o sedición y en
el art. 427 del vigente Código para el particular que denunciara en los diez días
siguientes el cohecho (…). Los supuestos en que la regularización se produce
antes de la consumación delictiva (v. gr.: en el plazo ordinario para declarar y tras
haber presentado una declaración de IRPF plagada de datos falsarios el deudor
presenta una declaración complementaria) no encajan en el art. 305.4 (anterior art.
349.3) por tratarse de casos de desistimiento voluntario o arrepentimiento activo
que impiden la consumación del delito fiscal. No habiendo delito consumado y no
admitiéndose formas imperfectas de ejecución del delito fiscal, tanto el deudor
tributarlo que desistió como los partícipes en el iter del delito no responderían por
tales hechos. La irresponsabilidad de los partícipes en el delito fiscal vendría dada
no tanto por la conducta de desistimiento voluntario del deudor, habida cuenta de
lo dispuesto en el art. 16.3 del Código Penal (que exonera de responsabilidad en
casos de varios partícipes sólo a aquel o aquellos que desistan de la ejecución, no
al resto), sino por el hecho de que no se consuma el delito fiscal y no admitiéndose
la punición de formas imperfectas del mismo el hecho resulta atípico. Surgiría
aquí un problema añadido: la responsabilidad por las falsedades instrumentales
que ya hubieran sido consumadas para el delito fiscal desistido. En este punto
sería de aplicación por analogía in bonam partem lo dispuesto en el art. 305.4
párrafo 2º (anterior art. 349.3 párrafo 2º), ya que carecería de sentido admitir la
extensión de la no responsabilidad a las falsificaciones cuando la regularización se
produce una vez consumado el delito fiscal y no admitir tal efecto cuando la
regularización se trata de una conducta que, por producirse antes, impide el
nacimiento o consumación del delito fiscal” 1165.
1165
Cursivas añadidas. Véase la Consulta 4/1997, de 19 de febrero, de la FGE sobre la
extensión a terceros partícipes de los efectos de la regularización fiscal (págs. 1-10, esp. págs. 3 y
sig.). Accesible en: https://www.fiscal.es/fiscal/PA_WebApp_SGNTJ_NFIS/descarga/con04-
1997.pdf?idFile=e478ca99-84ec-4850-8cf4-318c91fb86af.
445
De la trascripción anterior se infiere que la regularización tributaria se trata
de un acto post illicitum que conlleva la plena ausencia de responsabilidad penal, y
para que ésta proceda el delito debe estar consumado, pues de lo contrario se
estaría frente a un acto de desistimiento voluntario1166.
1166
Cfr., al respecto, ECHAVARRÍA RAMÍREZ, R., “Análisis de la conducta típica y de la
autoría en la defraudación tributaria. Una aproximación desde la política criminal”,
Tesis Doctoral, Directores de la Tesis: Drª. E. LARRAURI PIJOAN y Dr. I. ORTIZ DE URBINA
GIMENO, Departament de Dret, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2013, pág. 129 (accesible
en http://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/108617/trer.pdf?sequence₌1).
1167
STSJ de Extremadura de 28.I.1998 (Sala de lo Civil y Penal; Ponente: JUANES
PECES), Fundamento de Derecho cuarto (cursivas añadidas). Sobre los efectos de la declaración
complementaria, ha afirmado PÉREZ ROYO, F., Los delitos y las infracciones en materia
tributaria, op. cit., págs. 173 y sig.: “El planteamiento acerca de los efectos que cabría atribuir en
este campo a la llamada declaración-liquidación complementaria ha quedado, en cualquier caso,
superado por la reciente reforma de la regulación del cumplimiento espontáneo fuera del plazo”.
1168
Cfr. DÍAZ ROLDÁN, C., “Capítulo 8. La consumación y las formas imperfectas. Iter
criminis”, op. cit., esp. pág. 246.
446
se aprecia su posible aparición en aquellos supuestos en los que el sujeto, antes de
la consumación, paga la deuda1169.
1169
Recordemos que, a nuestro juicio, en los tributos con autoliquidación el delito la
consumación se alcanza cuando expira el plazo para autoliquidar el impuesto; y, en aquellos
tributos que liquida la Administración, cuando expira el plazo legal voluntario para el pago de la
deuda.
447
448
CAPÍTULO IX
INTERVENCIÓN DELICTIVA. ESPECIAL REFERENCIA A LA
PERSONA JURÍDICA DEFRAUDADORA FISCAL
I.- Planteamiento
1170
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª.
edic. corregida y actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, pág. 33.
449
de analizar cada una de las hipótesis de la ejecución delictiva, teniendo presente la
singular incidencia cuantitativa de las defraudaciones ejecutadas cuando los
obligados tributarios sean personas jurídicas1171. Para esto nos centraremos en lo
previsto por el legislador en el art. 31 CP, precepto que establece la responsabilidad
del que actúa “por otro” (“en lugar de” o “como si” fuera otro, “subrogándose en la
posición” de él) y que regula la imputación penal a un sujeto que podría calificarse
como vicarial o sustitutivo1172.
1171
Así lo ha informado un estudio elaborado por el Instituto Max Planck de Alemania,
que concluye que el 80% de los delitos fiscales cometidos en Alemania tienen que ver con la
actuación a favor de una persona jurídica [GARCÍA ARÁN, M., “Algunas consideraciones sobre la
responsabilidad penal de las personas jurídicas”, en C. MARTÍNEZ BUJÁN-PÉREZ (Director), I
Congreso Hispano Italiano de Derecho penal económico, Servicio de Publicaciones de la
Universidad de A Coruña, A Coruña, 1998, págs. 45-56, esp. pág. 45; ZUÑIGA RODRÍGUEZ, L.,
“Criminalidad de empresa, criminalidad organizada y modelos de imputación penal”, en J. C.
FERRÉ OLIVÉ / E. ANARTE BORRALLO (Coords.), Delincuencia organizada: aspectos penales,
procesales y criminológicos, Universidad de Huelva, Huelva, 1999, págs. 191-235, esp. págs. 202
y sig.]. En el mismo sentido se ha dicho que “(l)a organización empresarial facilita y contribuye
con la realización del delito” (SIMPSON, S., Corporate Crime, Law and Social Control,
Cambridge University Press, Nueva York, 2002, pág. 54).
1172
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 52.
450
persona jurídica, las condiciones mínimas de los programas penales y la figura del
oficial de cumplimiento.
1173
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Intervención delictiva. Una
exposición programática con casos fundamentales”, en J. E. BUOMPADRE (Director), Temas
fundamentales de Dogmática penal y de Política criminal. Un Homenaje a los Profesores Claus
ROXIN y Miguel POLAINO NAVARRETE, 1ª. edic., Editorial ConTexto, Resistencia, Chaco, 2013,
págs. 189-219, esp. págs. 192 y sig.
451
En suma, se advierte que el legislador penal designa, en primer lugar, a las
figuras propias de autoría (inmediata, coautoría y mediata), y, en segundo lugar,
otras formas de autoría impropias o de equiparación por virtud de una presunción
legal (“también serán considerados” o “se reputarán como autores”), referidas a
quienes realicen actos de inducción y cooperación necesaria tradicionalmente
calificadas por la doctrina como “formas de participación” necesaria (a las que se
adiciona la participación no necesaria de los cómplices).
1174
Cfr., sobre el particular, en sentido ecléctico, FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “Autoría y
participación en el delito de defraudación tributaria, con especial referencia a las organizaciones
empresariales”, en M. BAJO FERNÁNDEZ (Director) / S. BACIGALUPO SAGGESE / C. GÓMEZ-JARA
DÍEZ (Coords.), Política fiscal y delitos contra la Hacienda pública. Mesas redondas. Derecho y
economía, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2007, págs. 111-122, esp. pág. 112:
“La idea de que el delito fiscal es un delito especial propio no es una opinión unánime. La idea
contraria tiene, en mi opinión, una explicación. Siendo consciente de que simplifico en exceso, se
podría decir a efectos expositivos que en la actualidad los ciudadanos tenemos esencialmente dos
deberes básicos: el general ligado a nuestro estatus de personas libres de respetar las normas y el
deber especial de solidaridad de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos (art. 31 CE), en
la medida en que los hombres ya no tenemos, por suerte, la obligación de prestar un servicio
militar obligatorio. Por tanto, la posición jurídica especial que fundamenta el injusto en los delitos
contra la Hacienda Pública no tiene un círculo cerrado de destinatarios como los delitos contra la
Administración Pública o la Administración de Justicia, sino que es un deber ampliamente
compartido desde una perspectiva fáctica. Ello es lo que parece incitar a poder entenderlo como
un delito común: es un deber que tenemos todos (Hacienda somos todos)”. Vid. FERRÉ OLIVÉ, J.
C., “Autoría y delitos especiales”, en L. ARROYO ZAPATERO / I. BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE
452
de un delito especial propio, pues no se corresponde con un delito común y la
calidad especial del sujeto es determinante para la existencia de la defraudación de
manera que, faltando la misma, el supuesto fáctico será atípico1175.
(Directores), Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos. In memoriam, vol. I, Editorial Universidad
de Castilla la Mancha y Universidad de Salamanca, Cuenca, 2001, pág. 1013-1026.
1175
Vid. supra Cap. III, epígrafe III, apartado A.
1176
Cfr. CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma
del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial
Aranzadi, Navarra, 2012, pág. 69.
453
obligado tributario, pues una vez hecho esto -y nunca antes- podremos inmiscuirnos
con mayores certezas en la problemática abordada1177.
Para definir el injusto del art. 305 CP partimos de la distinción entre delitos
especiales propios de dominio y delitos especiales propios de infracción de un deber
extrapenal específico1178, resultando aun conveniente delimitar una tercera categoría:
delitos especiales propios de naturaleza mixta, calificación que ofrece un
componente de infracción de un deber y un componente de dominio1179.
Acerca de esta tercera distinción, la doctrina ha dicho que “son delitos que,
indudablemente, se construyen sobre la base de la infracción de un deber extrapenal,
pero que presentan un contenido de ilicitud que no se agota exclusivamente en ese
dato, en la medida en que el tipo exige un requisito ulterior (imputable al autor
según el criterio del dominio), que comporta la lesión o el peligro para un bien
jurídico firmemente delimitado, cuya preservación compete en principio (antes de la
tipificación de la norma penal) genéricamente a todos los ciudadanos. En otras
palabras, en estos delitos la infracción del deber extrapenal específico es ciertamente
1177
Vid. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y participación en el delito de
defraudación tributaria”, en M. BAJO FERNÁNDEZ (Director) / S. BACIGALUPO SAGGESE / C.
GÓMEZ-JARA DÍEZ (Coords.), Política fiscal y delitos contra la Hacienda pública. Mesas
redondas. Derecho y economía, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2007, págs. 69-
104, esp. pág. 73.
1178
JAKOBS, G., “Una teoría de la intervención delictiva”, en ID., El lado comunicativo y el
lado silencioso del Derecho penal: expectativas normativas, intervención delictiva, Derecho penal
del enemigo, edición de M. POLAINO-ORTS, Universidad de Sevilla, Editorial Servi-Copy S.L,
Sevilla, 2014, págs. 55-76.
1179
Cfr., en sentido crítico, FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “Autoría y participación en el delito de
defraudación tributaria, con especial referencia a las organizaciones empresariales”, op. cit., esp.
págs. 113 y sig., para quien “no sólo no es preciso distinguir una tercera categoría intermedia
entre los delitos de dominio y los delitos de infracción de un deber (denominados delitos
especiales propios de naturaleza mixta), sino que es una categoría conceptualmente imposible. Se
trata de fundamentaciones incompatibles que no se pueden mezclar. O se es responsable por el
uso defectuoso de la propia libertad organizativa que afecta ilegítimamente a otro ámbito de
organización o se es responsable por no atender los deberes especiales de solidaridad en beneficio
de otro ámbito de organización como la Hacienda Pública. Formulado en términos jakobsianos
(…) o el tipo tiene que ver con roles [fundamentadores de] deberes negativos o con roles
[determinantes de] deberes positivos. Tertium non datur. No hay vías intermedias”.
454
un elemento integrante del tipo objetivo y, por consiguiente, delimita el círculo de
sujetos activos, pero no fundamenta exclusivamente el injusto, con lo cual la
determinación de la autoría no sólo exige la presencia de tal infracción del deber,
sino además la atribución del ulterior (o ulteriores) requisito típico con arreglo al
criterio del dominio sobre el riesgo típico. La necesidad de diferenciar este tertium
genus en la tipología de delitos basada en el criterio del sujeto del tipo de acción se
ve corroborada al comprobar las diversas consecuencias que se derivan de ello en
materia de autoría y participación (…) un genuino ejemplo de esta clase de delitos
mixtos sería el delito del art. 305 (…)”1180.
Las conclusiones que se desprenden tanto del hecho de ser un delito especial
propio como del componente de infracción de deber que está presente en el injusto
permiten afirmar que no cualquier persona puede ser autor del delito de
defraudación tributaria, sino sólo el obligado por la relación jurídica-tributaria que
ha de cumplir los deberes tributarios teleológicamente dirigidos a la conformación y
pago del crédito tributario1181.
1180
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y participación en el delito de defraudación
tributaria”, op. cit., esp. pág. 76.
1181
No obstante, la LGT permite ampliar más allá del obligado en nombre propio el
círculo de personas que tienen la condición de obligados tributarios. Lo anterior, en función de
los arts. 35 a 38 LGT, pues quienes allí se indican son calificados por el legislador como
“obligados tributarios”. De esta manera, y conforme la regulación tributaria, obligados tributarios
serán todas “las personas físicas o jurídicas y las entidades a las que la normativa tributaria
impone el cumplimiento de obligaciones tributarias” (art. 35.1 LGT). Por ende, siendo la
condición de autoría en el delito de defraudación tributaria la vinculación como obligado
tributario, pueden quedar comprendidos como sujetos activos, además del obligado en nombre
propio, el sustituto del contribuyente y en quienes recaiga el cumplimiento de obligaciones
tributarias considerados por la LGT como “obligados tributarios”; entre otros: los obligados a
realizar pagos fraccionados, los retenedores, los obligados a practicar pagos a cuenta, los
obligados a soportar la retención o los obligados a soportar los ingresos a cuenta (MARTÍNEZ-
BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y participación en el delito de defraudación tributaria”, op. cit., pág.
72).
455
intervinientes en el delito fiscal puede ser más amplio. Es decir, en muchos
supuestos queda constatada la intervención de sujetos ajenos al reducido círculo de
sujetos activos genuinos, circunstancia que exige dilucidar la problemática relativa a
la intervención de quien carece de la cualidad requerida (un extraneus: sujeto ajeno
a la obligación), junto a quien es un sujeto legalmente cualificado (intraneus,
vinculado por la obligación tributaria), en un delito con intervención ejecutiva de
naturaleza mixta1182.
1182
Cfr. MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de
27 de diciembre”, en Revista Aranzadi, Doctrina, núm. 11, marzo 2013, págs. 37-48, esp. pág. 39.
1183
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y participación en el delito de defraudación
tributaria”, op. cit., esp. págs. 84 y sig.
1184
Cfr. RODRÍGUEZ-RAMOS LADARIA, G., “Sobre la participación en el delito fiscal”, en
Diario La Ley, núm. 6064, 2004, págs. 1-7, esp. págs. 3 y sig.; SILVA SÁNCHEZ, J. M., El nuevo
escenario del delito fiscal en España, Editorial Atelier, Barcelona, 2005, págs. 79 y sigs.
456
tributarios participan en el delito fiscal como inductores, cooperadores necesarios o
cómplices: es el art. 65.3 CP el que aparentemente pretende resolver este problema
permitiendo que se rebaje en un grado la pena de los cooperadores necesarios o
inductores que, como es sabido, son castigados con iguales sanciones que los
autores. La razón de la atenuación deriva de que sobre el autor impropio o el
cómplice no recae el especial vínculo que existe entre el obligado tributario y el bien
jurídico que se tutela, por lo que no sería equitativo que se castigara con igual pena
al extraneus que al autor1185.
1185
Consúltese, en este sentido, la STS de 18.VI.2014 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ).
1186
Vid. sobre la participación del extraneus en un delito de infracción de un deber,
SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, J., Delitos de infracción de deber y participación delictiva,
Editorial Marcial Pons, Madrid, 2002, págs. 231-260.
1187
ECHAVARRÍA RAMÍREZ, R., “Análisis de la conducta típica y de la autoría en la
defraudación tributaria. Una aproximación desde la política criminal”, Tesis Doctoral, Directores
de la Tesis: Dra. E. LARRAURI PIJOAN y Dr. I. ORTIZ DE URBINA GIMENO, Departament de Dret,
Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2013, pág. 449 (accesible en http://www.tesisenred.net/
bitstream/handle/10803/108617/trer.pdf?sequence₌1).
457
Con todo lo dicho hasta el momento, podríamos resumir nuestra postura
afirmando que encontramos acierto en la adaptación razonada de la naturaleza del
delito de defraudación tributaria como delito especial propio y mixto. De esta forma
podremos ampliar el reducido grupo de los intranei en el tipo de delito fiscal y,
adecuadamente, admitir la responsabilidad criminal en determinados supuestos de
extranei ajenos a la obligación tributaria, que intervienen en la ejecución delictiva,
pudiéndose colmar así una cuestionada laguna de impunidad.
1188
El legislador español en 1977 incluía en el delito fiscal una cláusula específica de
actuaciones en lugar o por nombre de otro, a fin de enfrentar los problemas de imputación de
responsabilidad cuando intervienen terceros, cláusula derogada y reemplazada por el art. 31 CP.
1189
El término “otro” del art. 31 CP en relación con la previsión legal de la
responsabilidad civil directa y solidaria de la persona jurídica (“El que actúe como administrador
de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de
458
debidamente probado en el marco de un proceso penal- al que actúe como
administrador de hecho o de derecho (de la persona jurídica), o en nombre o
representación legal o voluntaria (de la persona jurídica o de la persona física). Así
pues, acreedor de reproche penal será quien resulte identificado, dentro del círculo
de los sujetos allí mencionados, como el responsable de la acción u omisión descrita
en el tipo penal1190.
otro”), fue incorporado por la reforma al CP por la LO 15/2003. Sobre dicha inclusión se ha
pronunciado con razón POLAINO NAVARRETE, M., La Reforma penal española de 2003, Editorial
Tecnos, Madrid, 2004, págs. 44, 63 y sigs.; ID., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo
II, op. cit., pág. 38.
1190
Vid. PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario, Parte general, 26ª. edic.,
Editorial Civitas, Navarra, 2016, pág. 475. Al respecto, ha afirmado MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ,
C., “Autoría y participación en el delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág. 78: “Por lo
demás, conviene recordar que esta cuestión de la actuación en lugar de otro no se plantea
únicamente en el supuesto de personas jurídicas, sino en todas aquellas hipótesis en que un sujeto
(que no reúne las características especiales de la autoría) actúe en nombre o en representación de
otro sujeto (que es el que realmente las posee). Así sucede, p. ej., en el caso del representante de
un incapaz que defrauda a la Hacienda pública, eludiendo el pago de los tributos debidos, si se
considera que el representante no es sujeto activo idóneo del delito del art. 305. Solamente el
incapaz es la persona que cumple la condición de sujeto pasivo de la obligación tributaria, y, por
tanto, la especial condición de autoría, pero quien realiza la conducta defraudatoria no es él, sino
su representante. De ahí que a ninguno de los dos sujetos les sería de aplicación el tipo del art.
305: al representante porque no reúne la condición exigida por el tipo, de ser deudor tributario; al
incapaz porque no actúa”.
1191
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de la empresa. Parte
especial, 5ª. edic., Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2015, págs. 644 y sig.
459
cuestiones problemáticas que suponen la intervención en las tramas de defraudación
de personas que en principio no son obligadas tributarias, pero a las que se les ha
transferido el deber en virtud de los arts. 45 y 46 LGT1192 o, incluso, en supuestos en
los que exista una especial asunción del dominio de la protección del bien jurídico
tutelado.
1192
Art. 45 LGT: “Representación legal. 1. Por las personas que carezcan de capacidad de
obrar actuarán sus representantes legales. 2. Por las personas jurídicas actuarán las personas que
ostenten, en el momento en que se produzcan las actuaciones tributarias correspondientes, la
titularidad de los órganos a quienes corresponda su representación, por disposición de la ley o por
acuerdo válidamente adoptado. 3. Por los entes a los que se refiere el apartado 4 del artículo 35 de
esta ley actuará en su representación el que la ostente, siempre que resulte acreditada en forma
fehaciente y, de no haberse designado representante, se considerará como tal el que
aparentemente ejerza la gestión o dirección y, en su defecto, cualquiera de sus miembros o
partícipes”. Y el art. 46 LGT: “Representación voluntaria. 1. Los obligados tributarios con
capacidad de obrar podrán actuar por medio de representante, que podrá ser un asesor fiscal, con
el que se entenderán las sucesivas actuaciones administrativas, salvo que se haga manifestación
expresa en contrario. 2. Para interponer recursos o reclamaciones, desistir de ellos, renunciar a
derechos, asumir o reconocer obligaciones en nombre del obligado tributario, solicitar
devoluciones de ingresos indebidos o reembolsos y en los restantes supuestos en que sea
necesaria la firma del obligado tributario en los procedimientos regulados en los títulos III, IV, V,
VI y VII de esta Ley, la representación deberá acreditarse por cualquier medio válido en Derecho
que deje constancia fidedigna o mediante declaración en comparecencia personal del interesado
ante el órgano administrativo competente. A estos efectos, serán válidos los documentos
normalizados de representación que apruebe la Administración Tributaria para determinados
procedimientos”.
1193
Vid. SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L. / MERINO JARA, I., El delito fiscal,
Editorial Edersa, Madrid, 2000, pág. 96 y sigs.; ADAME MARTÍNEZ, F., Autoría y otras formas de
participación en el delito fiscal. La responsabilidad penal de los administradores y los asesores
fiscales, Editorial Comares, Granada, 2009, pág. 61; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y
460
Como señala el propio art. 31 CP, esta previsión del reducido círculo de
sujetos que proceden a “actuar por otro”, según la dicción actual del citado precepto,
resulta legalmente concretada a los supuestos de los administradores de derecho y
de los administradores de hecho de una persona jurídica, y, asimismo, a los
supuestos de los representantes legales y de los representantes voluntarios que
actúen en nombre de una persona física o jurídica.
participación en el delito de defraudación tributaria”, op. cit., esp. pág. 79. En el mismo sentido,
entre otras, STS de 26.XII.2001 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO).
1194
ECHAVARRÍA RAMÍREZ, R., “Análisis de la conducta típica y de la autoría en la
defraudación tributaria. Una aproximación desde la política criminal”, op. cit., pág. 451.
1195
Serán supuestos de administrador de hecho aquellos en los que se presenta un
nombramiento defectuoso, no inscrito o caducado, o administradores fácticos en que exista
consentimiento de los socios, siempre que no exista administrador formalmente nombrado. Como
apunta DOPICO GÓMEZ-ALLER, J., “Responsabilidad de las personas jurídicas”, en I. ORTIZ DE
URBINA GIMENO (Coordinador), Memento experto. Reforma penal 2010, Editorial Lefebvre,
Madrid, 2010, pág. 17: “El concepto penal de administrador de hecho es más extenso que el
concepto mercantil, e incluye no sólo supuestos de no inscripción registral, situaciones
transitorias de defectuosa documentación, etc., sino también a sujetos como el verdadero
propietario de la empresa, el sujeto detrás del testaferro, etc.”. A su vez, sobre el administrador de
hecho, el TS ha manifestado que “(e)l administrador de hecho debe participar activamente en la
gestión y dirección, de forma permanente y no sujeta a esferas superiores de aprobación o
decisión” (STS de 26.I.2007, Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA, Fundamento de Derecho único).
Vid., al respecto, asimismo, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C. “Autoría y participación en el delito de
461
distinto: el art. 31 CP permite el castigo aunque no concurra en ellos la condición de
obligado tributario ni se pueda constatar una adecuada transferencia del deber,
siempre que sean quienes dominen efectiva y plenamente el riesgo para el bien
jurídico.
defraudación tributaria”, op. cit., esp. págs. 80 y sig.; ID., Derecho penal y económico y de la
empresa. Parte especial, op. cit., pág. 646.
1196
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y participación en el delito de
defraudación tributaria”, op. cit., esp. págs. 81 y sig.
1197
Cfr. MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, 10ª. edic. revisada y actualizada,
Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 412 y sigs.
1198
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Derecho penal y económico y de la empresa. Parte
especial, op. cit., pág. 644.
462
Ahora bien, el camino a recorrer para atribuir la responsabilidad penal a la
persona física en los términos del art. 31 CP debe contar con los siguientes pasos: en
primer lugar, determinar la existencia de un acto típico objetivamente atribuible a la
persona jurídica o a la persona física, pues de decaer el carácter de injusto típico en
una acción quedará desvirtuado el objeto de toda imputación normativa1199. Luego, y
una vez que se ha constatado que el acto es objetivamente imputable, se debe
determinar cuáles son las personas físicas competentes en la ejecución del mismo y,
por último, precisar quién o quiénes han quebrantado efectivamente el deber1200.
1199
FEIJÓO SÁNCHEZ, B., “Autoría y participación en el delito de defraudación tributaria,
con especial referencia a las organizaciones empresariales”, op. cit., esp. págs. 118 y sig.: “(…)
puede ser que la empresa haya actuado dentro de los márgenes de riesgo permitido, con lo cual su
coordinación con otros ámbitos haya sido correcta y no se pueda entender lo sucedido como un
injusto sino como una desgracia. En el ámbito de las actividades empresariales suele existir un
riesgo residual en beneficio de la actividad que es admitido por el Derecho penal como orden
jurídico secundario. Los márgenes de permisión de riesgos en el ámbito de las actividades
empresariales suelen ser muy amplios, ya que vivimos en una sociedad que necesita producir de
forma competitiva con otros mercados. Tres ejemplos: los límites establecidos legal y
reglamentariamente para la emisión de determinadas sustancias a la atmósfera, la utilización en
productos alimentarios de sustancias que están prohibidas en otros países por sus posibles efectos
nocivos y la utilización por parte de los laboratorios de hematología de una técnica de detección
del virus del SIDA obsoleta pero obligada por el ministerio. Un ejemplo muy concreto: el art.
363 CP castiga a los productores, distribuidores o comerciantes que pongan en peligro la salud de
los consumidores fabricando o vendiendo bebidas o comestibles destinados al consumo público y
nocivo para la salud. Si no metemos en la cárcel a los productores, distribuidores o comerciantes
de bebidas de alta graduación alcohólica o ricos en ácido úrico o colesterol es porque se trata de
una actividad tolerada por el ordenamiento jurídico español que no puede generar responsabilidad
penal, aunque formalmente se trate de conductas típicas”.
1200
SILVA SÁNCHEZ, J. M, Fundamentos del Derecho penal de la empresa, 2ª. edición
ampliada y actualizada, Editorial Edisofer, Madrid, 2016, págs. 296 y sigs.
1201
En este sentido, consúltese la STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ).
463
correspondiente. En el caso del delito fiscal, es preciso comprobar que el
representante del sujeto tributariamente obligado ha infringido la ley fiscal que
completa el tipo penal en blanco del art. 349 CP (1973) o del art. 305 del Código
vigente. Dicho con otras palabras: el agente debe haber infringido el deber fiscal
eludiendo el pago de tributos correspondientes a su representada”1202.
1202
STS de 12.II.2009 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER), Fundamento de Derecho único.
1203
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., págs.
71 y sig.
1204
Vid. un exhaustivo análisis del precepto, en CARRERAS MANERO, O. B., “La
responsabilidad penal de las personas jurídicas y sus implicaciones en el delito de defraudación
tributaria (análisis crítico de las últimas reformas legislativas)”, en CT, núm. 143, 2012, págs. 57-
80, esp. págs. 62-64.
464
2. La de la persona jurídica beneficiaria de la defraudación tributaria llevada
a cabo por una persona física -art. 31 bis CP-1205.
1205
Cfr. POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II,
op. cit., pág. 40.
1206
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 44.
465
Comencemos nuestro estudio partiendo de la siguiente idea: “Si los jueces,
por la supuesta complejidad de la materia, necesitan para decidir el asesoramiento de
‘peritos’ en Derecho fiscal, es evidente que el ciudadano lego difícilmente tendrá los
conocimientos jurídicos especiales requeridos para el cumplimiento de sus deberes
como obligados tributarios, que no tendrían los jueces”1207.
Así, y sin perjuicio de que en España no exista una normativa específica que
regule sistemáticamente la actividad técnica del asesor fiscal1208, las funciones que
desempeña este profesional son las siguientes:
1207
BACIGALUPO ZAPATER, E., “Cuestiones de la autoría y la participación en el delito
fiscal”, en Diario La Ley, núm. 8715, 2016, págs. 18-22, esp. pág. 19.
1208
GRAU RUIZ, A., “Aspectos críticos del régimen jurídico del asesor fiscal en el
Derecho comparado”, en P. CHICO DE LA CÁMARA (Coordinador), El ejercicio de las funciones
del asesor fiscal en el ordenamiento tributario español, Monografía núm. 13, Asociación
Española de Asesores Fiscales, Madrid, 1998, págs. 237 y sigs. Vid., sobre la cuestión, ADAME
MARTÍNEZ, F., “Responsabilidad civil y penal por delito fiscal de los asesores fiscales”, en RTT,
núm. 100, 2013, págs. 55-96, esp. pág. 55: “No obstante, sí existen en nuestro país Asociaciones
de profesionales de adscripción voluntaria como por ejemplo la nuestra, el Registro de
Economistas Asesores Fiscales (REAF) o el Registro General de Asesores Fiscales (RGAF), por
citar las más significativas, que exigen distintos requisitos pero como digo son de carácter
voluntario ya que se puede ejercer la profesión sin incorporarse a ninguna de ellas”.
1209
Recuérdese lo apuntado relativo a la dificultad de distinguir entre asesorar “para pagar
menos” y asesorar “para defraudar”. Al respecto: Sentencia de la AP de Córdoba de 11.V.2010
466
voluntad del cliente, sino que orienta su formación y aclara las repercusiones
tributarias que sus decisiones económicas pueden conllevar1210.
(Ponente: PUEBLA POVEDANO): “Lo cierto es que los contribuyentes suelen acudir a estos
profesionales con la esperanza de que su cita con Hacienda no les produzca especiales problemas,
e incluso las empresas con cierta estabilidad económica, suelen tener un contacto permanente con
tales asesores para la llevanza de contabilidad o para aconsejarle de sus inversiones buscando
resultados favorables frente a la Administración Tributaria. Realmente se hace difícil ubicar
penalmente la responsabilidad de estos asesores, máxime cuando actúan como cooperadores
necesarios, esto es, con un acto sin el cual el delito no se habría efectuado (…). Y esta dificultad
acrece cuando como aquí ocurre, no disponemos del instrumento jurídico (contrato) que vincula
el pretendido asesor con la entidad Neumeses. Teóricamente, esta posibilidad incriminatoria
debería proveerse del contenido de esa relación (arrendamiento de servicios, mandato o
representante voluntario). O también cuando el delito sea directamente el resultado de su gestión,
esto es, cuando como resultado de la intervención del asesor, se defrauda a la Hacienda Pública,
realizándose los demás elementos del tipo penal del art. 305, pues la dificultad suele encontrarse
en precisar la distinción entre asesorar para pagar menos y asesorar para defraudar. Fuera de estos
casos y otros que teóricamente pudieran atribuir al gestor el dominio del hecho, hay que concluir
que el responsable de cualquier irregularidad en la declaración, es el propio contribuyente. Y la
razón de ello es que es ese contribuyente el que proporcione al asesor la documentación necesaria
para elaborar las declaraciones de Hacienda. No se puede hacer recaer sobre esta profesión lo que
algún autor ha llamado un insoportable deber de examen sobre las intenciones del obligado
tributario. Esta doctrina fue la establecida por la Audiencia Provincial de Barcelona de 23-4-1993
que sienta la doctrina de que ‘no puede admitirse que una persona en su condición de asesor fiscal
y contable asuma como obligación personal la responsabilidad de que todo lo que él refleje en los
libros y declaraciones efectuadas para las empresas en las que presta sus servicios sean fiel reflejo
de la realidad económica de la empresa al no disponer directamente de la información necesaria
para realizarlo’”. Fundamento de Derecho tercero.
1210
Vid., sobre la definición de “asesor fiscal”, MARTÍNEZ-ALDAMA CRISTÓBAL, E.,
“Responsabilidad del asesor fiscal en el fraude fiscal”, en REDUR, núm. 13, 2015, págs. 269-306,
esp. págs. 270-275.
1211
Vid., al respecto, STS de 22.I.1993 (Ponente: PUJALTE CLARIANA), Fundamento de
Derecho décimo.
467
lleva consigo importantes consecuencias a efectos de la determinación de su
responsabilidad penal por la comisión de un delito de defraudación tributaria.
Desde el punto de vista fáctico son múltiples los escenarios que se pueden
formular atendiendo a la actuación concreta del asesor fiscal, que van desde el mero
consejo hasta la actuación como representante, y a los efectos de determinar la
posible responsabilidad penal del experto en una defraudación tributaria, es
imprescindible distinguir algunos escenarios. Pero antes de proceder a tal
diferenciación advertimos que, en todo caso, “cada situación concreta debe ser
examinada en dependencia de las coordenadas especiales que se encuentran en el
caso en cuestión, y son éstas las que deciden las posibles responsabilidades, deberes
y derechos existentes”1212.
1213
Se engloban dentro del presente supuesto ejemplos tales como aquellos en que el asesor
expide facturas falsas, diseña un entramado societario o un artificio contable dirigido a obtener un
ilícito ahorro fiscal. Entre tantas, consúltense los siguientes pronunciamientos: SSTS de
26.VII.1999 (Ponente: DELGADO GARCÍA), de 26.VII.1999 (Ponente: DELGADO GARCÍA) y de de
16.II.2001 (Ponente: ABAD FERNÁNDEZ); SSAP de Zaragoza de 6.III.2003 (Ponente: CUCALA
CAMPILLO), de La Rioja de 21.X.2005 (Ponente: FRAILE MUÑOZ) y de Madrid de 26.VII.2006
(Ponente: ALHAMBRA PÉREZ).
1214
CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma del
Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., pág.
83, quien afirma, por ende, que “la labor del Ministerio Fiscal irá fundamentalmente dirigida a
demostrar que los conocimientos del experto en esta materia tributaria diseñando determinadas
operaciones complejas han resultado indispensables e imprescindibles para la comisión del
delito” (cursivas añadidas).
1215
Únicamente se ha condenado al asesor fiscal como inductor en la STS de 30.IV.2003
(Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO). Sobre la inducción en el delito fiscal, consúltese SOTO NIETO, F.,
469
En este sentido, uno de los primeros precedentes jurisprudenciales de
indiscutible interés en este particular estudio, el de la STS de 26 de julio de 1999,
condenó al experto como cooperador necesario con los siguientes argumentos:
Además, el Alto Tribunal afirmó que sólo puede ser autor directo de un delito
fiscal el obligado tributario, y que la actuación del asesor se configura como una
auténtica cooperación necesaria por realizar éste una actividad imprescindible
“Inducción en el delito especial propio (delito fiscal)”, en Diario La Ley, núm. 5866, 2003,
passim.
1216
STS de 26.VII.1999 (Ponente: DELGADO GARCÍA), Fundamento de Derecho quinto
(cursivas añadidas). Vid., sobre el dolo del cooperador necesario, MIRÓ LLINARES, F., “¿Dime
qué sabes y te diré de qué respondes? (El dolo del cooperador necesario en el moderno Derecho
penal)”, en Diario La Ley, núm. 8077, 2013, passim.
1217
STS de 15.VII.2002 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ). En el mismo sentido, la SAP de Las
Palmas de Gran Canarias de 11.II.2016 (Ponente: VERÁSTEGUI HERNÁNDEZ), Fundamento de
Derecho cuarto.
470
tendente a la realización del delito, afirmación que debería matizarse tras la
consideración del régimen de responsabilidad regulado en el art. 31 CP1218.
1218
Sobre la especial posibilidad de calificar al asesor fiscal como autor mediato, en la
doctrina, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Autoría y participación en el delito de defraudación
tributaria”, op. cit., esp. pág. 92, se ha afirmado: “Lo que, a mi juicio, no resulta factible de lege
lata en el Derecho español es poder llegar a calificar al asesor fiscal como autor mediato en el
caso de que éste provoque en su cliente la errónea creencia de que su declaración es correcta (con
el fin, p. ej., de aumentar su minuta) (…) la construcción de una autoría mediata no es posible en
el delito del art. 305, aun cuando éste se conciba (como aquí se hace) como un delito mixto de
infracción de deber y de dominio. En efecto, el intérprete no puede prescindir del dato legal de
que este delito se tipifica sobre la base de la especial infracción de un deber extra-penal, y sin la
presencia de este requisito el hecho es atípico. Así las cosas, la vía dogmática adecuada para
castigar los supuestos de verdadera instrumentalización, en los que, por el motivo que sea, el
asesor fiscal configura todo el acontecer típico defraudatorio, porque el obligado tributario confía
ciegamente en él y lo deja todo en sus manos, debe hallarse en la cláusula de extensión de la
autoría el art. 31, entendiendo que el asesor fiscal asume la posición de un verdadero
administrador de hecho. En definitiva, según expliqué más arriba, si el delito del art. 305 se
configura como un delito mixto de infracción de deber y de dominio, no habría obstáculo para
que en casos como el planteado quepa entender que el obligado tributario está transmitiendo el
deber al asesor fiscal, con lo cual reúne ya todos los requisitos descritos en el tipo legal para ser
un verdadero autor inmediato del hecho”. Cfr., en sentido disidente, ROBLES PLANAS, R., La
participación en el delito: fundamento y límite, Editorial Marcial Pons, Madrid, 2003, pág. 241.
471
imprescindible para la comisión del delito. Al respecto, recordemos la SAP de
Barcelona de 5 de julio 2016 (caso Messi)1219, que estimó que el encausado obró con
dolo eventual (apreciado en base a la “ignorancia deliberada”), en los siguientes
términos:
1219
ALAMÁN, L., “El fraude de ley y la defraudación del artículo 305 del Código Penal: el
caso Messi”, en Actualidad jurídica Aranzadi, núm. 922, 2016, pág. 6.
1220
En este sentido, consúltese SAP de Barcelona de 5.VII.2016 (Ponente: ARMAS
GALVE), confirmada en sus propios términos por STS de 24.V.2017 (Ponente: VARELA CASTRO).
En especial, sobre lo transcrito, véase el Fundamento de Derecho sexto.
472
siguiente cuestión: ¿es posible condenar al partícipe cuando no hay autor, bien
porque la conducta de éste se encuentre amparada por una causa de exculpación,
bien porque resulte excluida la responsabilidad por una excusa absolutoria, bien
incluso porque el autor del injusto no haya podido ser enjuiciado?
1221
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., págs. 256 y sig.
473
“(…) ya es sabido que no puede haber participación en un delito inexistente,
pero que, a pesar de ello, se puede participar en un comportamiento ajeno con tal
que éste reúna determinados requisitos estructurales de la infracción de que se
trate”, los cuales concreta más adelante en la atipicidad y antijuricididad”1222.
1222
STS de 4.VII.1986 (Ponente: COTTA MARQUÉZ DE PRADO).
1223
Aunque para la doctrina finalista el dolo y la culpa son elementos del tipo de injusto
(más propiamente: del tipo subjetivo) que definen tanto la acción como la antijuricidad y la
culpabilidad, nos adscribimos a la tesis según la cual el dolo y la culpa son una forma de
individualización o de personalización de la responsabilidad penal, por lo que correctamente se les
designa como títulos de imputación (subjetiva), más que como singulares elementos del delito
aunque también lo sean en cuanto en él se integran, que sostiene POLAINO NAVARRETE, M.,
Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 115.
474
de punibilidad de la intervención del partícipe en la hipótesis en que no se pueda
imputar injusto típico alguno al autor vinculado por la obligación tributaria.
III) El autor principal estuviera afectado por un elemento negativo del delito,
que puede ser excluyente de la culpabilidad del mismo por su conducta, bien por
causas de inimputabilidad -como la alteración o anomalía psíquica- bien por otras
causas de exculpación -como la no exigibilidad de otra conducta, que podría
apreciarse en los supuestos de una incondicional confianza in tuitu personae que no
revista la naturaleza de causa de ausencia de imputación determinante de la
atipicidad de la conducta, ni por otro lado equivalga a una ignorancia deliberada que
1224
En atención a lo previsto en el art. 31 CP, el asesor fiscal podrá ser responsable
personalmente aun sin ser obligado tributario y hasta cuando no se pueda constatar una adecuada
transferencia del deber (casos de actuación como administrador de hecho o representante
voluntario), siempre que tenga efectivamente el pleno dominio del riesgo para el bien jurídico, e
infrinja la norma lesionando o poniendo en peligro el bien jurídico protegido. El asesor fiscal que
suplante al cualificado sujeto activo debe responder personalmente por el delito fiscal. Por ende,
nada impide que los asesores fiscales respondan personalmente y en determinadas circunstancias
como autores por su intervención en un delito de defraudación tributaria.
475
fundamente el dolo eventual en el autor obligado tributario-, o excluyente de la
punibilidad conforme a exigencias político criminales -excusas absolutorias-.
Ahora bien, y en lo que se refiere a una actuación culposa por parte del asesor
fiscal1225, por ejemplo, en los casos en los que incurre en error vencible en la
práctica del cálculo de la liquidación de la cuota a ingresar por su cliente, o en
aquellos supuestos en los que elabora defectuosamente la declaración tributaria a
presentar por el cliente-obligado, podemos distinguir los siguientes escenarios:
1225
Vid., sobre la imprudencia como error, POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de
Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 121 y sigs.
1226
Recordemos lo dicho al momento de estudiar la imputación objetiva. Singularmente, lo
apuntado en el epígrafe dedicado al análisis del principio de confianza en el delito fiscal (vid. supra
Cap. III, epígrafe VI, apartado B, número 1).
476
defraudatorio inherente al dolo, le ha facilitado información incorrecta que no se
corresponde con su realidad económica-financiera.
Aquí, la actuación del asesor fiscal, que obra en virtud de una información
inexistente, defectuosa o mendaz que le ha proporcionado su cliente, se ve afectada
por un error relevante, al actuar desconociendo que la liquidación por él practicada o
la declaración presentada no se corresponden con la realidad, salvo obviamente que
se acredite que conoció -o pudo y debió conocer- tal irregularidad o insuficiencia de
la información o documentación provista por su cliente, supuesto en el que cabría
calificar su actuación como cooperación necesaria.
1227
La problemática se refiere al ámbito de la teoría del delito relativo a la determinación
de los criterios que permiten conocer cuándo nos encontramos ante un comportamiento neutral
atípico. De entre cuantos autores se han ocupado del tema, sigue llamando la atención la teoría
elaborada por el máximo formulador del funcionalismo normativo. Vid. JAKOBS, G., La
imputación objetiva en el Derecho penal, traducción de C. SUÁREZ GONZÁLEZ y M. CANCIO
MELIÁ, Editorial Civitas, Madrid, 1996, esp. págs. 91-101.
1228
En el mismo sentido, se ha estimado, CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de
defraudación tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y
propuestas ‘de lege ferenda’, op. cit., pág. 82, que “cuando el asesor fiscal únicamente facilite a
terceros mera información de los conocimientos propios de la profesión, incluidos aquéllos que
de forma espuria contribuyan a la realización de un delito fiscal, sin ninguna otra intervención, su
actividad será lícita, y en consecuencia, atípica”.
1229
SILVA SÁNCHEZ, J. M., El nuevo escenario del delito fiscal en España, op. cit., pág.
94. Cfr. ROBLES PLANAS, R., “Riesgos penales del asesoramiento jurídico”, en Diario La Ley,
núm. 7015, 2008, págs. 1-7, esp. págs. 3 y sig.
477
defraudara la expectativa social comportándose al margen del estándar profesional
de conducta neutral de su actividad, o si tuviera conocimiento cierto de que se
encuentra contribuyendo a la comisión de un delito fiscal, en tales casos será objeto
de imputación penal1230.
1230
Cfr. la SAP de Zaragoza de 10.X.2005 (Ponente: ARRIERO ESPES) condenó al asesor
fiscal de una empresa como autor de un delito fiscal, pero no por su condición de asesor, sino
porque además era administrador legal de la empresa, ejerciendo efectivamente la gestión de la
persona jurídica obligada tributariamente y poseyendo su dominio social (consúltese,
especialmente, Fundamento de Derecho quinto).
1231
Cfr. ADAME MARTÍNEZ, F., “Responsabilidad civil y penal por delito fiscal de los
asesores fiscales”, op. cit., esp. pág. 83.
478
No obstante, desde el año 2003, el Derecho comunitario, por medio de
Decisiones Marco y Directivas1232, ha ido introduciendo en el ordenamiento
jurídico-penal el concepto de responsabilidad penal de la persona jurídica en
concretas infracciones penales, régimen sensiblemente modificado por la reforma
operada por la LO 1/20151233.
1232
Podemos mencionar, entre otras, las siguientes Decisiones Marco: DM 2004/68/JAI,
de 22 de diciembre de 2003, relativa a la lucha contra la explotación sexual de los niños y la
pornografía infantil; DM 220/757/JAI, de 25 de octubre, dictada en materia de infracciones
vinculadas al tráfico ilícito de drogas y precursores; y, DM 2005/667/JAI, de 12 de julio,
adoptada en materia de contaminación por buques.
1233
GARCÍA VALDÉS, C. / MESTRE DELGADO, E. / FIGUEROA NAVARRO, C., Lecciones de
Derecho penal. Parte especial (adaptadas a la docencia del Plan Bolonia), 2ª. edic. (según las
reformas del Código Penal de 2015), Editorial Edisofer, Madrid, 2015, págs. 13-15. Cfr.
MANZANARES SAMANIEGO, J. L., La reforma del Código penal de 2015. Conforme a las Leyes
Orgánicas 1 y 1/2015, de 30 de marzo, Editorial La Ley, Madrid, 2015, págs. 55-60.
1234
POLAINO NAVARRETE, M. / POLAINO-ORTS, M., “Imputación normativa: exposición
programática en casos fundamentales”, en C. ROXIN / M. POLAINO NAVARRETE / M. POLAINO-
ORTS, Política criminal y Dogmática penal. Cuestiones fundamentales, Editorial Ara, Perú, 2013,
págs. 137-166, esp. pág. 181. En el mismo sentido, STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA
GÓMEZ): “No es discutible -frente a lo que acontece en otros sistemas, como en el italiano, en el
que la dogmática llega a hablar de un verdadero fraude de etiquetas- que el régimen de
responsabilidad de las personas jurídicas instaurado en España por las reformas de 2010 (RCL
2010, 1658) y 2015 es el propio de una responsabilidad penal” (Fundamento de Derecho quinto).
1235
La introducción de la regulación positiva vino seguida de la Circular de la Fiscalía
General del Estado 1/2011, sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas conforme a la
reforma del Código penal efectuada por la LO 5/2010, que sembró todavía más duda sobre la
479
En ese escenario de confusiones, y desde un inicio (muy poco tiempo después
de su introducción de la redacción originaria), se evidenció que el régimen español
de la responsabilidad penal de la persona jurídica presentaba coincidentes vicisitudes
con los que se planteaban o con los que se evidenciaban en experiencias (teóricas o
propuestas) de Derecho comparado1236, donde un aspecto esencial que se infería era
el de procurar el fomento de la participación activa de las propias empresas en la
lucha contra la criminalidad producida en su seno.
eficacia de los modelos de prevención penal. Cfr., al respecto, LEYRE HERNÁNDEZ, “El nuevo
artículo 31 bis del Código penal: exigencias legales (explícitas e implícitas) que permiten la
atribución de responsabilidad penal a la persona jurídica”, en J. L. DE LA CUESTA ARZAMENDI
(Director) / N. J. DE LA MATA BARRANCO (Coordinador), Responsabilidad penal de las personas
jurídicas, Editorial Aranzadi, Pamplona, 2013, págs. 103-125, esp. págs. 117 y sigs.
1236
Resulta interesante revisar las experiencias en algunos países de Europa y América,
verbi gracia: KUHLEN, L., “Compliance y Derecho penal en Alemania”, en S. MIR PUIG / M.
CORCOY BIDASOLO / V. GÓMEZ MARTÍN (Directores) / J. C. HORTAL IBARRA / V. VALIENTE
IVAÑEZ (Coords.), Responsabilidad de la empresa y compliance, Editorial Edisofer, Madrid, 2014,
págs. 90-125; SEMINARA, S., “Compliance y Derecho penal en Italia”, en S. MIR PUIG / M.
CORCOY BIDASOLO / V. GÓMEZ MARTÍN (Directores) / J. C. HORTAL IBARRA / V. VALIENTE
IVAÑEZ (Coords.), Responsabilidad de la empresa y compliance, op. cit., págs. 127-157; CARRIÓN
ZENTENO, A. / URQUIZO VIDELA, G., “La responsabilidad penal del oficial de cumplimiento en el
ámbito empresarial. Un breve análisis comparativo entre Alemania- Perú y Estados Unidos”, en K.
AMBOS / D. C. CARO CORIA / E. MALARINO (Coords.), Lavado de activos y compliance.
Perspectiva internacional y Derecho comparado, Jurista Editores-Cedpal- Cedpe, Lima, 2015,
págs. 376-385; RUGGIERO, R. A., “La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Italia”, en
M. ONTIVEROS ALONSO (Director), Anuario Mexicano de Derecho Penal Económico, Editorial
Ubijus, México, 2015, pág. 459-511.
1237
POLAINO-ORTS, M. / LINARES, Mª B., “Gobernanza corporativa y criminal
compliance en la legislación española tras la reforma de 2015”, en E. SAAD-DINIZ / P. PODBOI
ADACHI / J. OLIVEIRA DOMINGUES, Tendências em governança corporativa e compliance, 1ª.
edic., Editorial Liberars, São Paulo, 2016, págs. 181-206, esp. pág. 182.
480
persona jurídica dispone de esas facultades y viene obligada por esos deberes. O,
dicho sea de otro modo, la única diferencia entre la persona física y la jurídica es
fenomenológica; jurídicamente no hay, entre ellas, diferencia alguna1238.
1238
En general, sobre el concepto jurídico-penal de persona (física o jurídica) como titular
de derechos y deberes y como destinatario de normas, POLAINO-ORTS, M., Funcionalismo
normativo. Bases dogmáticas para el nuevo Sistema de Justicia penal, tomo 1, Fundamentos y
función del Derecho penal, Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas
(Cescijuc), México D.F., 2014, págs. 109 y sigs. También, más específicamente, ID.,
“Normativización de los títulos de imputación en el blanqueo de capitales: cuestiones
problemáticas fundamentales de Parte general”, en K. AMBOS / D. C. CARO CORIA / E.
MALARINO (Coords.), Lavado de activos y compliance. Perspectiva internacional y Derecho
comparado, op. cit., págs. 253 y sigs.
1239
CORCOY BIDASOLO y GÓMEZ MARTÍN, en el prólogo de la obra ya citada de MIR
PUIG, S. / CORCOY BIDASOLO, M. / GÓMEZ MARTÍN, V. (Directores) / HORTAL IBARRA, J. C. /
VALIENTE IVAÑEZ, V. (Coords.), Responsabilidad de la empresa y compliance, Editorial
Edisofer, Madrid, 2014, págs. IXX-XXVI, esp. pág. XXI.
1240
CALCINA HANCCO, A., “Criminal Compliance. Hacia una cultura de programa
compliance penal”, en B. H. ATENCIO VALVERDE / U. BUTRÓN ZEBALLOS / L. CHAYÑA AGUILAR
(Directores) / A. CALCINA HANCCO / L. R. YANQUI MACHACA (Coords.), Derecho penal &
procesal penal. Delitos de crimen organizado y cuestiones actuales, Editorial Grijley, Lima,
2014, págs. 151 y sigs.
1241
CARO CORIA, D. C., “¿Derecho penal en la era del ‘compliance’?”, en B. H. ATENCIO
VALVERDE / U. BUTRÓN ZEBALLOS / L. CHAYÑA AGUILAR (Directores) / A. CALCINA HANCCO /
L. R. YANQUI MACHACA (Coords.), Derecho penal & procesal penal. Delitos de crimen
organizado y cuestiones actuales, op. cit., págs. 145 y sigs.
481
Pese a reconocer que aún no queda delimitada con la deseable precisión el
vigente sistema de responsabilidad penal de las personas jurídica1242, son valiosas las
modificaciones introducidas con la intención de poner fin a las dudas interpretativas
que había planteado la regulación existente en el marco de la LO 5/2010. Con ese
propósito, el nuevo texto en el art. 31 bis CP dispone:
“1. En los supuestos previstos en este Código, las personas jurídicas serán
penalmente responsables:
a) De los delitos cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, y en su
beneficio directo o indirecto, por sus representantes legales o por aquellos que
actuando individualmente o como integrantes de un órgano de la persona jurídica,
están autorizados para tomar decisiones en nombre de la persona jurídica u ostentan
facultades de organización y control dentro de la misma.
b) De los delitos cometidos, en el ejercicio de actividades sociales y por
cuenta y en beneficio directo o indirecto de las mismas, por quienes, estando
sometidos a la autoridad de las personas físicas mencionadas en el párrafo anterior,
han podido realizar los hechos por haberse incumplido gravemente por aquéllos los
deberes de supervisión, vigilancia y control de su actividad atendidas las concretas
circunstancias del caso.
2. Si el delito fuere cometido por las personas indicadas en la letra a) del
apartado anterior, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si se
cumplen las siguientes condiciones:
1.ª el órgano de administración ha adoptado y ejecutado con eficacia, antes
de la comisión del delito, modelos de organización y gestión que incluyen las
medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza
o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión;
1242
Vid., ampliamente, POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte
general, tomo II, op. cit., págs. 53-63; RODRÍGUEZ RAMOS, L., “Sobre la culpabilidad de las
personas jurídicas. (Al hilo de las SSTS 514/2015 y 221/2016)”, en Diario La Ley, núm. 8766,
2016, págs. 5-9, esp. pág. 5.
482
2.ª la supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de
prevención implantado ha sido confiada a un órgano de la persona jurídica con
poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga encomendada legalmente
la función de supervisar la eficacia de los controles internos de la persona jurídica;
3.ª los autores individuales han cometido el delito eludiendo
fraudulentamente los modelos de organización y de prevención y
4.ª no se ha producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus
funciones de supervisión, vigilancia y control por parte del órgano al que se refiere
la condición 2ª.
En los casos en los que las anteriores circunstancias solamente puedan ser
objeto de acreditación parcial, esta circunstancia será valorada a los efectos de
atenuación de la pena.
3. En las personas jurídicas de pequeñas dimensiones, las funciones de
supervisión a que se refiere la condición 2.ª del apartado 2 podrán ser asumidas
directamente por el órgano de administración. A estos efectos, son personas
jurídicas de pequeñas dimensiones aquéllas que, según la legislación aplicable,
estén autorizadas a presentar cuenta de pérdidas y ganancias abreviada.
4. Si el delito fuera cometido por las personas indicadas en la letra b) del
apartado 1, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si, antes de la
comisión del delito, ha adoptado y ejecutado eficazmente un modelo de
organización y gestión que resulte adecuado para prevenir delitos de la naturaleza
del que fue cometido o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión.
En este caso resultará igualmente aplicable la atenuación prevista en el párrafo
segundo del apartado 2 de este artículo.
5. Los modelos de organización y gestión a que se refieren la condición 1.ª
del apartado 2 y el apartado anterior deberán cumplir los siguientes requisitos:
1.º Identificarán las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los
delitos que deben ser prevenidos.
2.º Establecerán los protocolos o procedimientos que concreten el proceso de
formación de la voluntad de la persona jurídica, de adopción de decisiones y de
ejecución de las mismas con relación a aquéllos.
483
3.º Dispondrán de modelos de gestión de los recursos financieros adecuados
para impedir la comisión de los delitos que deben ser prevenidos.
4.º Impondrán la obligación de informar de posibles riesgos e
incumplimientos al organismo encargado de vigilar el funcionamiento y observancia
del modelo de prevención.
5.º Establecerán un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el
incumplimiento de las medidas que establezca el modelo.
6.º Realizarán una verificación periódica del modelo y de su eventual
modificación cuando se pongan de manifiesto infracciones relevantes de sus
disposiciones, o cuando se produzcan cambios en la organización, en la estructura
de control o en la actividad desarrollada que los hagan necesarios”.
1243
Así se ha escrito en la Exposición de Motivos de la LO 1/2015, en donde además se
deja plasmado que se asumen recomendaciones realizadas por algunas organizaciones
internacionales, entre las que podemos destacar la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE), cuyas directrices en gobierno corporativo y anticorrupción se han ido
trasladando paulatinamente a los ordenamientos de los países miembros de la UE en los últimos
años. Cfr. NIETO MARTÍN, A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: un modelo
legislativo, 1ª. edic., Editorial Iustel, Madrid, 2008, págs. 102 y sigs. Vid. POLAINO NAVARRETE,
M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 58-58.
484
lo es que ese pasaje de la exposición de motivos no puede interpretarse de otro
modo que como el confesado propósito legislativo de apartar nuestro sistema de
algún modelo comparado -es el caso, por ejemplo, del derecho italiano, más
próximo a la responsabilidad administrativa- en el que, no sin viva polémica, el
papel de la persona jurídica sólo se justifica por la oportunidad de demostrar que,
pese a la comisión del hecho de referencia a cargo de la persona física, aquélla actuó
con la debida diligencia en la organización de las medidas de cumplimiento, de
gestión y de control”1244.
1244
STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ), Fundamento de Derecho quinto.
1245
Art. 31 bis, conforme la redacción dada por la LO 5/2010: “1. En los supuestos
previstos en este Código, las personas jurídicas serán penalmente responsables de los delitos
cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, y en su provecho, por sus representantes
legales y administradores de hecho o de derecho. En los mismos supuestos, las personas jurídicas
serán también penalmente responsables de los delitos cometidos, en el ejercicio de actividades
sociales y por cuenta y en provecho de las mismas, por quienes, estando sometidos a la autoridad
de las personas físicas mencionadas en el párrafo anterior, han podido realizar los hechos por no
haberse ejercido sobre ellos el debido control atendidas las concretas circunstancias del caso
(…)”. Vid., al respecto y ampliamente, TIEDEMANN, K., Derecho penal y nuevas formas de
criminalidad, traducción de M. ABANTO VÁSQUEZ, Editorial Jurídica Grijley, Lima, 2007, págs.
89-110.
1246
Cfr. DE LA CUESTA ARZAMENDI, J. L., “Responsabilidad de las personas jurídicas en
el Derecho español”, en ID. (Director) / N. J. DE LA MATA BARRANCO (Coordinador),
Responsabilidad penal de las personas jurídicas, op. cit., págs. 49-102, esp. págs. 64 y sig.
485
CP alude a los representantes legales o aquellos que actuando individualmente o
como integrantes de un órgano de la persona jurídica, están autorizados para tomar
decisiones en nombre de la persona jurídica u ostentan facultades de organización y
control dentro de la misma. Resulta innegable que esta novedad conlleva una
evidente extensión del círculo de personas que pueden generar responsabilidad penal
en el seno de las personas jurídicas.
1247
SILVA SÁNCHEZ, J. M, Fundamentos del Derecho penal de la empresa, op. cit., pág.
368.
1248
STS de 29.II.2016 (Ponente: MAZA MARTÍN), Fundamento de Derecho
decimotercero. Vid., además, el análisis de la sentencia por VILLEGAS GARCÍA, M. A., “Hacia un
modelo de autorresponsabilidad de las personas jurídicas. La STS (Pleno de la Sala de lo Penal)
154/2016, de 29 de febrero”, en Diario La Ley, núm. 8721, 2016, passim; DEL ROSAL BLASCO,
B., “Sobre los elementos estructurales de la responsabilidad penal de las personas jurídicas:
reflexiones sobre las SSTS 154/2016 y 221/2016 y sobre la Circular núm. 1/2016 de la Fiscalía
General del Estado”, en Diario La Ley, núm. 8733, 2016, págs. 9-15, esp. pág. 9-11; CALVO
486
En lo que se refiere a los delitos cometidos por trabajadores, la regulación
anterior disponía que las personas jurídicas serían penalmente responsables de los
delitos cometidos en el ejercicio de actividades sociales, y por cuenta y en provecho
de las mismas, por quienes estando sometidos a la autoridad de los representantes
legales y administradores de hecho o de derecho hubieren podido realizar los hechos
por no haberse ejercido sobre ellos el debido control atendidas las concretas
circunstancias del caso. Hoy, con el nuevo texto, se requiere que tales hechos se
hayan podido realizar como consecuencia de un incumplimiento grave de aquéllos
(scil. los superiores) de los deberes de supervisión, vigilancia y control de su
actividad atendidas las concretas circunstancias del caso.
VÉRGEZ, J., “La responsabilidad penal de las personas jurídicas por delito fiscal”, en Quincena
Fiscal, núm. 1-2, 2017, apartado VII.
487
enumerados en el Libro II del Código Penal como posibles antecedentes de esa
responsabilidad de la persona jurídica”1249.
Tras lo dicho, nuestro deseo es dar luz a una de las cuestiones más oscuras en
la exégesis del delito fiscal: la responsabilidad penal de la persona jurídica por
actuación de sus miembros, cuestión carente de precisión legal y que requiere para
su interpretación de un esfuerzo intelectual evidente. En este sentido, y como se
colige de la STS de 29 de febrero de 20161250, la conveniencia de aceptar la
existencia de puntos controvertidos aconsejan “no interpretar algunas de las
soluciones proclamadas como respuestas cerradas, ajenas a un proceso ulterior de
matización. En pocas materias como la que ahora nos ocupa las soluciones
dogmáticas son tan variadas. El debate parece inacabable y el hecho de que algunos
de los autores que han abanderado las propuestas más audaces a la hora de explicar
la responsabilidad de las personas jurídicas hayan rectificado sus planteamientos
iniciales, es indicativo de que a un catálogo tan abierto de problemas no se puede
responder con un repertorio cerrado y excluyente de soluciones. El cuerpo de
doctrina jurisprudencial sobre una novedad tan radical referida a los sujetos de la
imputación penal, sólo podrá considerarse plenamente asentado conforme transcurra
el tiempo y la realidad práctica vaya sometiendo a nuestra consideración uno u otro
problema”1251.
1249
STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ), Fundamento de Derecho quinto.
(Cursivas añadidas).
1250
Como apunta la STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ), en el citado
pronunciamiento de febrero de 2016, “(l)a existencia de un voto particular que acoge la opinión
de siete Magistrados que, pese a la coincidencia en el desenlace del recurso, difieren de algunos
de los núcleos argumentales del criterio mayoritario, es bien expresiva de la complejidad del tema
abordado” (Fundamento de Derecho quinto).
1251
STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ), Fundamento de Derecho quinto.
488
B) Exégesis del art. 31 bis CP
1252
Cfr. LEYRE HERNÁNDEZ, “El nuevo artículo 31 bis del Código penal: exigencias
legales (explícitas e implícitas) que permiten la atribución de responsabilidad penal a la persona
jurídica”, op. cit., pág. 114; CARRERAS MANERO, O. B., “La responsabilidad penal de las
personas jurídicas y sus implicaciones en el delito de defraudación tributaria (análisis crítico de
las últimas reformas legislativas)”, op. cit., esp. pág. 64.
1253
De conformidad con lo dispuesto en el art. 310 bis CP: “Cuando de acuerdo con lo
establecido en el artículo 31 bis una persona jurídica sea responsable de los delitos recogidos en
este Título, se le impondrán las siguientes penas: a) Multa del tanto al doble de la cantidad
defraudada o indebidamente obtenida, si el delito cometido por la persona física tiene prevista
una pena de prisión de más de dos años. b) Multa del doble al cuádruple de la cantidad
defraudada o indebidamente obtenida, si el delito cometido por la persona física tiene prevista
una pena de prisión de más de cinco años. c) Multa de seis meses a un año, en los supuestos
recogidos en el artículo 310. Además de las señaladas, se impondrá a la persona jurídica
responsable la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas y del derecho
a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el período de tres
a seis años. Podrá imponerse la prohibición para contratar con las Administraciones Públicas.
Atendidas las reglas establecidas en el artículo 66 bis, los Jueces y Tribunales podrán asimismo
imponer las penas recogidas en las letras b), c), d), e) y g) del apartado 7 del artículo 33”.
1254
GÓMEZ MARTÍN, V., “Artículo 31 bis”, en M. CORCOY BIDASOLO / S. MIR PUIG
(Directores), Comentarios al Código penal. Reforma LO 5/2010, Editorial Tirant lo blanch,
489
individualizarse a la concreta persona física responsable, o no haya sido posible
dirigir el procedimiento contra ella, tal y como lo dispone el art. 31 ter CP1255. En
este sentido, el TS en la Sentencia de 16 de marzo de 2016 apuntó:
“Son, por tanto, dos los sujetos de la imputación, cada uno de ellos
responsable de su propio injusto y cada uno de ellos llamado a defenderse con
arreglo a un estatuto constitucional que no puede vaciar su contenido en perjuicio de
uno u otro de los acusados”1256.
Valencia, 2011, pág. 131. Cfr. CARRERAS MANERO, O. B., “La responsabilidad penal de las
personas jurídicas y sus implicaciones en el delito de defraudación tributaria (análisis crítico de
las últimas reformas legislativas)”, op. cit., esp. pág. 64.
1255
Art. 31 ter CP: “1. La responsabilidad penal de las personas jurídicas será exigible
siempre que se constate la comisión de un delito que haya tenido que cometerse por quien ostente
los cargos o funciones aludidas en el artículo anterior, aun cuando la concreta persona física
responsable no haya sido individualizada o no haya sido posible dirigir el procedimiento contra
ella. Cuando como consecuencia de los mismos hechos se impusiere a ambas la pena de multa,
los jueces o tribunales modularán las respectivas cuantías, de modo que la suma resultante no sea
desproporcionada en relación con la gravedad de aquéllos. 2. La concurrencia, en las personas
que materialmente hayan realizado los hechos o en las que los hubiesen hecho posibles por no
haber ejercido el debido control, de circunstancias que afecten a la culpabilidad del acusado o
agraven su responsabilidad, o el hecho de que dichas personas hayan fallecido o se hubieren
sustraído a la acción de la justicia, no excluirá ni modificará la responsabilidad penal de las
personas jurídicas, sin perjuicio de lo que se dispone en el artículo siguiente”.
1256
STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ), Fundamento de Derecho quinto, f.
Vid., un análisis sobre el pronunciamiento en DEL ROSAL BLASCO, B., “Sobre los elementos
estructurales de la responsabilidad penal de las personas jurídicas: reflexiones sobre las SSTS
154/2016 y 221/2016 y sobre la Circular núm. 1/2016 de la Fiscalía General del Estado”, op. cit.,
esp. págs. 11 y sig. Destaquemos, además, que los representantes, dirigentes y sus respectivos
dependientes, podrán responder criminalmente por un delito fiscal de forma autónoma y con
independencia de la responsabilidad que corresponda atribuírsele a la persona jurídica, supuesto
en el que nos remitimos al análisis del art. 31 CP. Cfr., asimismo y al respecto, POLAINO
NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., págs. 54-57.
490
y la subsunción de su conducta en la norma. El relato fáctico refiere un
comportamiento típico en el acusado consistente en no hacer nada para evitar o
disminuir, pudiendo hacerlo, los efectos y daños ecológicos que causó la industria
que dirigía, comportamiento personal que es imputable al mismo y del que surge la
responsabilidad penal. El art. 31 bis del Código penal actúa como una cláusula de
determinación de la autoría definitoria del tipo de autor en las personas jurídicas. El
art. 31 bis señala los presupuestos que han de concurrir para la declaración de
persona jurídica como autora del delito, esto es, un delito cometido por persona
física -representantes legales o por empleados- en nombre o por cuenta de una
persona jurídica o en el ejercicio de las actividades sociales por cuenta o en
beneficio directo o inmediato de la persona jurídica, y que por ésta no han adoptado
las medidas de organización y gestión necesarias, que incluyen medidas de
vigilancia y control de los posibles resultados típicos que el ejercicio de su actividad
de la persona jurídica pueda realizar. En el diseño de esta imputación a título de
autor del delito a la persona jurídica, el legislador ha optado por un sistema vicarial,
siendo independiente la responsabilidad penal de la persona física y de la jurídica
(art. 31 ter CP), respondiendo cada una de ellas de su propia responsabilidad. En el
caso, de esta casación no se formuló acusación a la persona jurídica, por lo que ésta
no pudo ser declarada. Por otra parte la responsabilidad de la persona física es
independiente de la posible responsabilidad penal de la persona jurídica”1257.
1257
STS de 13.VI.2016 (Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA), Fundamento de Derecho primero.
491
que puede ser factible si la cuota defraudada se utiliza en las actividades propias de
la entidad o bien si se transfiere al patrimonio de los socios1258.
Por otro lado, y en lo que se refiere al art. 31 bis 1 a), debemos recordar que
los sujetos allí mencionados deberán actuar en nombre o por cuenta de las mismas,
y en su beneficio directo o indirecto, lo que excluye la responsabilidad penal de la
1258
CARRERAS MANERO, O. B., “La responsabilidad penal de las personas jurídicas y sus
implicaciones en el delito de defraudación tributaria (análisis crítico de las últimas reformas
legislativas)”, op. cit., esp. pág. 65. Cfr., en el mismo sentido, SILVA SÁNCHEZ, J. M,
Fundamentos del Derecho penal de la empresa, op. cit., pág. 368.
1259
SILVA SÁNCHEZ, J. M, Fundamentos del Derecho penal de la empresa, op. cit., pág.
370.
492
persona jurídica por la comisión de un delito fiscal cuando dichos sujetos no
cometan el referido tipo penal en tal condición, esto es, lo hagan “actuando al
margen de su función de representación o administración de la sociedad, aunque la
comisión del delito favorezca económicamente a la persona jurídica”1260.
1260
GÓMEZ MARTÍN, V., “Artículo 31 bis”, en M. CORCOY BIDASOLO / S. MIR PUIG
(Directores), Comentarios al Código penal. Reforma LO 5/2010, op. cit., esp. pág. 133.
1261
ADAME MARTÍNEZ, F., Autoría y otras formas de participación en el delito fiscal. La
responsabilidad penal de los administradores y los asesores fiscales, op. cit., pág. 96. A la vista
de las consideraciones efectuadas, y en relación con los dos supuestos, resulta criticable que no se
hayan previsto consecuencias de diferente gravedad para la persona jurídica en función del sujeto
que hubiese cometido el tipo penal en nombre de la misma, y ello con base en la existencia cierta
de una organización defectuosa y una carencia de control en sede de la sociedad. Como se ha
puesto de manifiesto en MORALES PRATS, F. “La responsabilidad penal de las personas jurídicas
(arts. 31 bis., 31.2 supresión, 33.7, 66 bis., 129, 130.2 CP)”, en G. QUINTERO OLIVARES
(Director), La Reforma Penal de 2010: análisis y comentario, Editorial Aranzadi, Pamplona,
2010, pág. 65: “(…) hubiera sido deseable que para los supuestos de delitos cometidos por
empleados descontrolados, se hubiere impuesto la pena en su mitad inferior”.
493
de la misma) incumplido gravemente los deberes de supervisión, vigilancia y control
de su actividad atendidas las concretas circunstancias del caso.
1262
Como apunta la Circular de la FGF 1/2016, de 22 de enero: “Esta clara disminución
de la intervención punitiva permite dejar fuera del ámbito penal aquellos incumplimientos de
escasa entidad (no graves) frente a los que solo caben las sanciones administrativas o mercantiles
que disciplinan algunas de las materias relacionadas con las infracciones para las que el Código
Penal contempla la responsabilidad de la persona jurídica” (págs. 1-65, esp. pág. 50; accesible en:
https://www.fiscal.es/fiscal/publico/ciudadano/documentos/circulares_consultas_instrucciones).
1263
STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ), Fundamento de Derecho quinto.
1264
SILVA SÁNCHEZ, J. M, Fundamentos del Derecho penal de la empresa, op. cit., pág.
370 y nota 1.
494
2. Sistema de exención de responsabilidad
1265
Cfr., al respecto y entre otros, ROTSCH, T., “Sobre las preguntas científicas y prácticas
del criminal compliance”, traducción de J. WINTER ETCHEBERRY, en D. C. CARO CORIA (Director),
Anuario de Derecho Penal Económico y de la Empresa, núm. 3, Cedpe, Lima, 2015, págs.13-29,
esp. pág. 14: “El concepto en inglés de compliance significa ‘cumplimiento’, ‘conformidad’ o
‘seguimiento’. Se trata de un concepto relacional (Relationsbegriff), cuyo significado solo puede
inferirse a través de su objeto de referencia. En la adopción del concepto médico original es de
suponer que bajo la idea de compliance -‘to be in compliance with the law’- en un sentido
absolutamente básico se entiende comportarse en conformidad ‘con el derecho vigente’ (…)”. Vid.,
una excelente visión de conjunto en los capítulos XVII, XVIII y XIX de CARO CORIA, D.C. /
REYNA ALFARO, L.M., Derecho penal económico, tomo I, Parte general, Jurista Editores-Cedpe-
Caro & Asociados, Lima, 2016, págs. 747 y sigs., 773 y sigs., 807 y sigs.
1266
Tras la reforma de la LO 1/2015, esta circunstancia se mantiene en los mismos
términos que antes de la modificación, en el incorporado art. 31 quater CP que dispone
expresamente lo siguiente: “1. Sólo podrán considerarse circunstancias atenuantes de la
responsabilidad penal de las personas jurídicas haber realizado, con posterioridad a la comisión
del delito y a través de sus representantes legales, las siguientes actividades: (…) d) Haber
establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y descubrir los
delitos que en el futuro pudieran cometerse con los medios o bajo la cobertura de la persona
jurídica (…)”.
495
Pese a la aparente claridad de la disposición, su regulación generó numerosas
discusiones en el ámbito de la doctrina más especializada en la materia,
especialmente referidas a los efectos benévolos que desplegaba la implementación
de un modelo de prevención penal y, más que nada, la factible exoneración total de
responsabilidad criminal de la persona jurídica1267.
Por ello, la reforma llevada a cabo por la LO 1/2015 al art. 31 bis CP, por
medio de los apartados 2, 3, 4 y 5, se dedicó a caracterizar la eximente de
responsabilidad penal de la persona jurídica -apartados transcritos en el
planteamiento introductorio de este apartado- dilucidando cualquier polémica que
haya podido surgir en torno a la cuestión previamente señalada. En efecto, se
expresa en los apartados 2 y 4 que, de cumplir con las condiciones allí señaladas, la
persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si adoptó y ejecutó con eficacia,
antes de la comisión del delito, modelos de organización y gestión idóneos para
prevenir delitos de la misma naturaleza o para reducir de forma significativa el
riesgo de su comisión1268.
1267
Discusiones que la FGE, por medio de su Circular 1/2011, relativa a la
responsabilidad penal de las personas jurídicas conforme a la reforma del Código penal llevada a
cabo por la LO 5/2010, intentó dilucidar. En efecto, este documento no otorgó
valor alguno de eximente a los modelos de prevención.
1268
BACIGALUPO ZAPATER, E., Compliance y Derecho penal, Editorial Aranzadi,
Navarra, 2011, págs. 27 y sigs. Cfr. ROTSCH, T., “Criminal Compliance”, en Indret: Revista para
el Análisis del Derecho, núm. 1, 2012, págs. 2 y sigs.
496
organizaciones que se estructuran de tal manera que mediante los modelos de
prevención penal actúan como autopolicía de su propia conducta1269.
1269
GALLEGO SOLER, J. I., “Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales”,
en S. MIR PUIG / M. CORCOY BIDASOLO / V. GÓMEZ MARTÍN (Directores) / J. C. HORTAL
IBARRA / V. VALIENTE IVAÑEZ (Coords.), op. cit., págs. 195-272, esp. pág. 203.
1270
Al respecto, STS de 2.IX.2015 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ): “(…) ya se optara por
un modelo de responsabilidad por el hecho propio, ya por una fórmula de heterorresponsabilidad
parece evidente que cualquier pronunciamiento condenatorio de las personas jurídicas habrá de
estar basado en los principios irrenunciables que informan el derecho penal” (Fundamento de
Derecho tercero).
1271
Así lo dice la ya mencionada Circular de la FGF 1/2016, de 22 de enero, págs. 1-65,
esp. pág. 56.
497
Otro es el criterio del TS, que en la Sentencia del 29 de febrero de 2016
consideró que no estaríamos ante una excusa absolutoria, sino ante una exención de
responsabilidad relacionada con el tipo objetivo del injusto, “puesto que la
exoneración se basa en la prueba de la existencia de herramientas de control idóneas
y eficaces cuya ausencia integraría (...) el núcleo típico de la responsabilidad penal
de la persona jurídica”. El Tribunal descarta que tales herramientas puedan
entenderse como excusa absolutoria si tenemos en cuenta que ésta “ha de partir, por
su propia esencia, de la previa afirmación de la existencia de la responsabilidad,
cuya punición se excluye, mientras que (...) la presencia de adecuados mecanismos
de control lo que supone es la inexistencia misma de la infracción”1272.
Por otro lado, y en el caso de los delitos cometidos en nombre o por cuenta de
las personas jurídicas y en su beneficio directo o indirecto, por sus representantes
legales o por aquellos que actuando individualmente o como integrantes de un
1272
STS de 29.II.2016 (Ponente: MAZA MARTÍN), Fundamento de Derecho octavo.
1273
POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op.
cit., pág. 57. Considérese lo señalado por la STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ):
“(…) ya se califiquen esas causas obstativas de la responsabilidad penal de las personas jurídicas
como subsistema de circunstancias eximentes, ya se predique de ellas la condición de excusas
absolutorias, de causas de exclusión de la culpabilidad o, como ha llegado a sostenerse,
elementos negativos del tipo, la controversia sobre la etiqueta dogmática no puede condicionar el
estatuto procesal de las personas colectivas como sujeto singular y diferenciado de la imputación
penal” (Fundamento de Derecho quinto).
498
órgano de la persona jurídica están autorizados para tomar decisiones en nombre de
la persona jurídica u ostentan facultades de organización y control dentro de la
misma1274, el nuevo precepto dispone cuáles son las restantes condiciones que deben
acreditarse para que estos modelos de prevención de delitos eximan de
responsabilidad penal a la persona jurídica. A saber:
1274
Art. 31 bis 2 CP. Considérese, igualmente, lo dispuesto en el art. 31 bis 4 CP, que
establece lo siguiente: “Si el delito fuera cometido por las personas indicadas en la letra b) del
apartado 1, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si, antes de la comisión del
delito, ha adoptado y ejecutado eficazmente un modelo de organización y gestión que resulte
adecuado para prevenir delitos de la naturaleza del que fue cometido o para reducir de forma
significativa el riesgo de su comisión. En este caso resultará igualmente aplicable la atenuación
prevista en el párrafo segundo del apartado 2 de este artículo”. Ciertamente, en este punto,
creemos que, tal como afirma la Circular de la FGE 1/2016, “ni desde un punto de vista
semántico, ni lógico ni teleológico existen razones para distinguir entre los modelos de
organización y gestión exigibles a ambas categorías que, en todo caso, deberán ser ‘idóneos’ o
‘adecuados’ y cumplir los requisitos numerados en el apartado 5, expresamente declarados
aplicables a los dos títulos de imputación. Sin embargo, el apartado 4 no se refiere al resto de las
condiciones establecidas en el apartado 2. Pese a este silencio, la exigencia de un órgano de
supervisión del modelo (condición 2.ª del apartado 2) es también común a ambos títulos de
imputación (a él alude el cuarto requisito del apartado 5). Lo mismo sucede con la condición 4.ª,
que resulta aplicable a ambos regímenes de exención pues si el órgano de control ha omitido o
ejercido insuficientemente sus funciones el modelo no habrá sido ejecutado con la eficacia que
tanto el apartado 2 como el apartado 4 imponen y necesariamente se habrá incumplido también
alguno de los seis requisitos que, para uno y otro modelo de organización, establece el apartado
5”. Únicamente destaca que “(l)a única diferencia del doble régimen de exención de las personas
jurídicas, se recoge en la condición 3.ª del apartado 2 que solo es predicable de los delitos
cometidos por los sujetos del apartado a). Esta condición no se contempla para los subordinados,
lo que permite a la persona jurídica eludir su responsabilidad en los supuestos de la letra b)
simplemente acreditando que su modelo era adecuado, sin necesidad de probar que el dependiente
había actuado fraudulentamente. En el modelo establecido debe acreditarse que el sujeto
encargado de la vigilancia y control incumplió gravemente sus deberes, pero no es exigible
recíprocamente a la persona jurídica que para eximirse de responsabilidad pruebe que el
dependiente burló fraudulentamente el modelo de control”.
499
2. Que los autores individuales hayan cometido el delito eludiendo
fraudulentamente los modelos de organización y de prevención; y
1275
Cfr., en este sentido, NIETO MARTÍN, A., “Cumplimiento normativo, criminología y
responsabilidad penal de las personas jurídicas”, en ID. (Director), Manual de cumplimiento penal
en la empresa, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2015, págs. 90 y sig.: “Uno de los defectos
principales del Código penal español actualmente, es que no da relevancia en la determinación de
la sanción a aquellos casos en que existe un programa de cumplimiento, pero éste no resulta todo
lo eficaz que debiera. Se trata de una incoherencia, pues uno de los rasgos de identidad más
importantes del CP es la distinción entre eximentes completas e incompletas, que aunque no
excluyen de responsabilidad sirven para una rebaja importante de la pena. El Proyecto de reforma
de 2013 elimina este defecto. Los programas de cumplimiento no correctamente implementados,
pueden dar lugar a una atenuación de la pena”.
1276
NIETO MARTÍN, A., “La institucionalización del sistema de cumplimiento”, en ID.
(Director), Manual de cumplimiento penal en la empresa, op. cit., págs. 187- 204, esp. págs. 190.
500
persona jurídica, salvo que, entre otras condiciones, el órgano de administración
haya adoptado y ejecutado con eficacia, y antes de la comisión del delito, modelos
de organización y gestión idóneos para prevenir delitos fiscales. En este caso, de
haber actuado en los términos previstos por el legislador penal en los arts. 31 bis y
siguientes CP, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad penal por la
comisión del delito contemplado en el art. 305 CP1277.
1277
Consúltese, al respecto, STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ): “En
efecto, desde la perspectiva del derecho a la presunción de inocencia a la que se refiere el motivo,
el juicio de autoría de la persona jurídica exigirá a la acusación probar la comisión de un hecho
delictivo por alguna de las personas físicas a que se refiere el apartado primero del art. 31 bis del
CP (…), pero el desafío probatorio del Fiscal no puede detenerse ahí. Lo impide nuestro sistema
constitucional. Habrá de acreditar además que ese delito cometido por la persona física y
fundamento de su responsabilidad individual, ha sido realidad por la concurrencia de un delito
corporativo, por un defecto estructural en los mecanismos de prevención exigibles a toda persona
jurídica, de forma mucho más precisa, a partir de la reforma de 2015 (…)” (Fundamento de
Derecho quinto).
501
hacerlo además de manera en que crea conveniente, en función de la estructura, la
composición, el volumen, la actividad, etc., de la empresa1278.
1278
Esta afirmación, más allá de que la mencionada Circular 1/2016, de 22 de enero, haya
intentado dilucidar ciertas cuestiones caducadas tras la reforma de 2015 con respecto a los
programas penales de cumplimiento.
1279
GÓMEZ-JARA DIEZ, C., La responsabilidad penal de las empresas en los EEUU,
Centro de Estudios Ramón Areces, Sevilla, 2006, pág. 77.
1280
RAMÍREZ ARBÚES, F. J. / DÍEZ DE REVENGA RUIZ, A., “El compliance en las
organizaciones. Relación entre el compliance y otras áreas de la empresa. Compliance y gobierno
corporativo”, en C. A. SÁIZ PEÑA (Coordinador), Compliance. Cómo gestionar los riesgos
normativos en la empresa, 1ª. edic., Editorial Aranzadi, Navarra, 2015, págs. 55-87, esp. págs. 63
y sigs.
502
sus administradores o un alto directivo que si lo comete un empleado. El primer
supuesto revela un menor compromiso ético de la sociedad y pone en entredicho la
seriedad del programa, de tal modo que los Sres. Fiscales presumirán que el
programa no es eficaz si un alto responsable de la compañía participó, consintió o
toleró el delito”1281.
1. Identificar las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los delitos
que deben ser prevenidos.
1281
Como apunta la Circular de la FGF 1/2016, de 22 de enero, págs. 1-65, esp. pág. 53.
1282
Vid., entre otros, SEMINARA, S., “Compliance y Derecho penal: la experiencia
italiana”, en S. MIR PUIG / M. CORCOY BIDASOLO / V. GÓMEZ MARTÍN (Directores) / J. C.
HORTAL IBARRA / V. VALIENTE IVAÑEZ (Coords.), op. cit., esp. pág. 136; LASCURAÍN, J. A., “La
responsabilidad penal individual por los delitos de empresa”, en A. NIETO MARTÍN (Director),
Manual de cumplimiento penal en la empresa, op. cit., págs. 271-303, esp. págs. 272 y sigs.
1283
Ciertamente, debemos destacar que “(l)a índole administrativa de estas delimitaciones
legales de los modelos de organización y gestión excede de la estructura propia de la ley penal, y
no tiene sino el valor de una norma objeto de remisión que sirve para poder integrar el
presupuesto normativo de la disposición penal. Su ubicación sistemática más adecuada sería la
del Derecho administrativo sancionador o disciplinario, en lugar del articulado del Código penal.
En todo caso, el sistema positivo establecido limita el alcance de la responsabilidad penal de la
persona jurídica, por la vía de la restricción que implica la posición de garante y de la vigencia de
la causa legal de exclusión de la punibilidad de la persona jurídica” (POLAINO NAVARRETE, M.,
Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, op. cit., pág. 60).
503
comunicar los riesgos reales y potenciales derivados de sus actividades de acuerdo
con el nivel de riesgo global aprobado por la alta dirección de las entidades, y con
los niveles de riesgo específico establecidos. Para ello el análisis identificará y
evaluará el riesgo por tipos de clientes, países o áreas geográficas, productos,
servicios, operaciones, etc., tomando en consideración variables como el propósito
de la relación de negocio, su duración o el volumen de las operaciones. En las
empresas de cierto tamaño, es importante la existencia de aplicaciones informáticas
que controlen con la máxima exhaustividad los procesos internos de negocio de la
empresa. En general, pues depende del tamaño de la empresa, ningún programa de
compliance puede considerarse efectivo si la aplicación central de la compañía no es
mínimamente robusta y ha sido debidamente auditada”1284.
1284
Como apunta la Circular de la FGF 1/2016, de 22 de enero, págs. 1-65, esp. pág. 44.
1285
Ejemplos de riesgos de incumplimiento fiscal podrían ser la venta de acciones
sometidas al art. 108 LMV, las operaciones concesionales, las valoraciones fiscales de activos,
especialmente intangibles y, en general, cualquier operación que, por su envergadura,
complejidad o importancia estratégica para la empresa, sea susceptible de generar una elevada
sanción que pueda incluso poner en riesgo la continuidad del negocio
1286
Cfr. PEÑA BERMÚDEZ, J. M., Revisoría fiscal: una garantía para la empresa, la
sociedad y el estado, 2ª. edic., Editorial Ecoe, Bogotá, 2011, págs. 16 y sigs.
504
2. El segundo requisito es establecer los protocolos o procedimientos que
concreten el proceso de formación de la voluntad de la persona jurídica, de adopción
de decisiones y de ejecución de las mismas con relación a aquéllos.
1287
Como apunta la Circular de la FGF 1/2016, de 22 de enero, págs. 1-65, esp. pág. 44.
1288
La mayoría de los modelos de cumplimiento, por ejemplo, IDW 980 alemán, incluyen
la política fiscal como punto necesario. El estándar IDW AssS 980 es una norma hecha por el
Instituto alemán de censores jurados de cuentas (Institut der Wirtschaftsprüfer in Deutschland) en
2011 sobre Principios para el desarrollo de encargos sobre seguridad razonable en la evaluación
de programas de CMS. Está hecho para auditores, enfocada a garantizar que se ha cumplido con
la calidad (assurance) exigible en la evaluación y auditoría de compliance, y con los mínimos de
solvencia y rigor exigibles en la evaluación de un programa. Para más información, consúltese:
http://www.idw.de.
505
Además, y particularmente sobre este contenido, un programa idóneo debería,
por ejemplo, someter a órganos colegiados las tareas críticas de los procesos
principales del área fiscal susceptibles de hacer incurrir a la empresa en
responsabilidad penal por defraudaciones. Es conveniente, en este sentido,
maximizar la cautela explicando aquellas decisiones más arriesgadas y, al adoptarse
cualquier medida tributaria, debería motivarse en razones económicas de manera
que no pueda argüirse inexistencia de razones empresariales para sancionar a la
empresa.
506
garanticen en las comunicaciones (llamadas telefónicas, correos electrónicos…) sin
riesgo a sufrir represalias”1289.
1292
Como apunta la Circular de la FGF 1/2016, de 22 de enero, págs. 1-65, esp. pág. 45.
1293
Vid. ARTAZA VARELA, O., “Programas de cumplimiento. Breve descripción de las
reglas técnicas de gestión del riesgo empresarial y su utilidad jurídico-penal”, en S. MIR PUIG /
M. CORCOY BIDASOLO / V. GÓMEZ MARTÍN (Directores) / J. C. HORTAL IBARRA / V. VALIENTE
IVAÑEZ (Coords.), op. cit., pág. 240; SÁIZ PEÑA, C. A., “Introducción. ¿Qué es el compliance?
Claves para la comprensión de esta obra. Grandes confusiones sobre compliance. Futuro del
compliance. La ISO 19600 de compliance”, en ID. (Coordinador), Compliance. Cómo gestionar
los riesgos normativos en la empresa, 1ª. edic., Editorial Aranzadi, Navarra, 2015, págs. 33-54,
508
También, otra de las medidas que particularmente se podrían incluir en un
modelo de prevención de delitos fiscales, sería en lo relativo a la comunicación
interna. Con esto nos referimos a la información transmitida a los subordinados,
pues su involucramiento en la cultura de cumplimiento fiscal es fundamental y esto
se podría efectivizar mediante, por ejemplo, el welcome pack1294, cursos, circulares
internas con recibo de lectura, glosarios fiscales, etc. Asimismo, se debería poner
especial atención en quienes tengan mayor relación con el área fiscal (asesoría
jurídica, contabilidad, dirección financiera o auditoría interna, etc.) brindándoles la
suficiente formación.
esp. pág. 45; REYNA ALFARO, L. M., “Implementación de los compliance programs y sus efectos
en la exclusión de la responsabilidad penal de los sujetos obligados”, en K. AMBOS / D. CARO
CORIA / E. MALARINO (Coords.), Lavado de activos y compliance. Perspectiva internacional y
Derecho comparado, op. cit., págs. 449-485, esp. pág. 463: “El compliance trasciende a esa
noción básica haciendo referencia -como se aprecia- a todo un conjunto de medidas de
organización empresarial destinadas a prevenir la aparición de riesgos jurídicamente relevantes
orientando la actuación de los miembros de la empresa a favor del cumplimiento de la
juridicidad”.
1294
Es importante que las personas que se incorporan en una organización dispongan, tan
pronto como sea posible, de la información necesaria acerca de sus valores y directrices de
trabajo. No obstante, no siempre los welcome packs establecidos para ello contribuyen a adquirir
consciencia de los aspectos realmente importantes sobre el cumplimiento de las normas y los
estándares éticos. El paquete de bienvenida o welcome pack se configura por documentación
trascendente sobre la organización que, normalmente, se facilita a las nuevas incorporaciones
para su conocimiento. Su contenido debería estar destinado a transmitir información de relevancia
desde la perspectiva de compliance, comprendiendo las políticas críticas de la organización,
resultando ser una herramienta para generar o mantener la cultura corporativa de cumplimiento.
509
proceso de despliegue e implantación de estrategias, focalizando en la importancia
de las tareas críticas y en la vigilancia de los procesos donde se concentra el mayor
riesgo de incumplimientos tributarios1295.
1295
A modo de CMI se puede confeccionar un subcuadro de mando fiscal identificando
competencias, tareas críticas, responsabilidades y líneas rojas. El concepto de Cuadro de
Mando Integral -CMI (Balanced Scorecard -BSC)- fue presentado en 1992 por la Revista por la
Revista Harvard Business Review, con base en un trabajo realizado para una empresa de
semiconductores. Sus autores, Kaplan y Norton, plantearon el Cuadro como un sistema de
administración o sistema administrativo (management system), que va más allá de la perspectiva
financiera con la que los gerentes acostumbran a evaluar la marcha de una empresa. Según estos
dos consultores, gestionar una empresa teniendo en cuenta solamente los indicadores financieros
tradicionales (existencias, inmovilizado, ingresos, gastos), ignora la importancia de los activos
intangibles de una empresa (relaciones con los clientes, habilidades y motivaciones de los
empleados) como fuente principal de ventaja competitiva. De ahí surge la necesidad de crear una
nueva metodología para medir las actividades de una compañía en términos de su visión
y estrategia, proporcionando a los gerentes una mirada global del desempeño del negocio. El CMI
es una herramienta de administración de empresas que muestra continuamente cuándo una
compañía y sus empleados alcanzan los resultados definidos por el plan estratégico.
Adicionalmente, permite detectar las desviaciones del plan estratégico y expresar los objetivos e
iniciativas necesarios para reconducir la situación.
1296
Lo que se entiende por “prácticas abusivas” ha ido evolucionando notablemente desde
que se creó en 2002 el Foro sobre Administración Tributaria de la OCDE (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos), con intención de promover la cooperación entre
Administraciones Tributarias y desarrollar buenas prácticas. De sus reuniones periódicas, notas,
declaraciones (como la de Seúl en 2006 o la de julio de 2009), y de sus grupos de trabajo sobre,
por ejemplo, Harmful tax practices o el Aggressive Tax Planning Directory, han venido
forjándose los conceptos de “gobernanza fiscal” y las “prácticas generalmente aceptadas” (al
igual que las generalmente reprobadas), en términos de planificación fiscal.
510
lecciones aprendidas que se usarán para aplicar cambios en el sistema cuando se
detecten novedades susceptibles de detectar riesgos fiscales, y otras medidas con
similar naturaleza.
4. Oficial de cumplimiento
1297
SIEBER, U., “Programas de compliance en el Derecho penal de la empresa. Una nueva
concepción para controlar la criminalidad económica”, en L. ARROYO ZAPATERO / A. NIETO
MARTÍN (Directores), El Derecho penal económico en la era del compliance, Editorial Tirant lo
blanch, Valencia, 2013, págs. 63-110.
1298
DOPICO-GÓMEZ ALLER, J., “Posición de garante del compliance officer por infracción
del deber de control: una aproximación tópica”, en L. ARROYO ZAPATERO / A. NIETO MARTÍN
(Directores), El Derecho penal económico en la era del compliance, op. cit., págs. 165-190, esp.
págs. 165 y sigs., en donde se pone de manifiesto la necesidad de esta figura, especialmente en las
medianas y grandes empresas, y se las caracteriza como personas obligadas a vigilar el
cumplimiento de las medidas preventivas establecidas en el programa de cumplimiento,
responsables o garantes del deber de control.
511
En el estudio del órgano supervisor de los modelos de prevención penal, el
nuevo art. 31 bis CP distingue entre supuestos de delitos cometidos por
representantes o administradores de la persona jurídica y delitos cometidos por
subordinados1299:
1299
Las complicaciones llegan a la hora de analizar la persona jurídica con sus
especialidades, y cuando se pretende integrar el órgano de cumplimiento en su estructura
societaria (RAMÍREZ ARBÚES, F. J. / DÍEZ DE REVENGA RUIZ, A., “El compliance en las
organizaciones. Relación entre el compliance y otras áreas de la empresa. Compliance y gobierno
corporativo”, op. cit., esp. págs. 63 y sigs.).
512
cumplimiento de los requisitos legales que deben presentar aquellos programas es
imprescindible para que los modelos de prevención desplieguen sus efectos.
Por otro lado, si nos aferramos a la dicción del nuevo texto, da la impresión
que en el supuesto en que el delito haya sido cometido por los subordinados no se
requiere la existencia de un órgano de supervisión y control independiente del
órgano de administración encargado de adoptar y ejecutar el modelo de prevención.
Pero esta interpretación no es adecuada, pues el mismo art. 31 bis CP en su apartado
quinto dispone cuáles han de ser las condiciones mínimas de cualquier modelo de
prevención, sin distinción alguna.
1300
CAMACHO, A. / URÍA, A., “El impacto de la Ley Orgánica 1/2015 por la que se
modifica el Código penal en los sistemas de corporate compliance de las personas jurídicas”, en
Diario La Ley, núm. 8542, 2015, apartado V.1.
513
b) Caracterización legal del órgano supervisor de los programas penales
de cumplimiento
1301
Advierte la Circular de la FGE 1/2016, de 22 de enero: “(…) pese a que se pretende
que el oficial de cumplimiento sea lo más independiente posible, al ser un órgano de la persona
jurídica designado por el órgano de administración, al que asimismo debe vigilar, difícilmente
gozará de plena autonomía en su función” (págs. 1-65, esp. pág. 49).
1302
Al respecto, como apunta la Circular de la FGE 1/2016, de 22 de enero: “El oficial de
cumplimiento debe necesariamente ser un órgano de la persona jurídica, lo que facilitará el
contacto diario con el funcionamiento de la propia corporación. Ello no implica que este órgano
deba desempeñar por sí todas las tareas que configuran la función de cumplimiento normativo,
que pueden ser realizadas por otros órganos o unidades distintos al específico de cumplimiento
normativo”. Y “tampoco existe inconveniente alguno en que una gran compañía pueda recurrir a
la contratación externa de las distintas actividades que la función de cumplimiento normativo
implica”. Lo relevante en nuestra investigación “es que la persona jurídica tenga un órgano
responsable de la función de cumplimiento normativo, no que todas y cada una de las tareas que
integran dicha función sean desempeñadas por ese órgano” (págs. 1-65, esp. pág. 48 y sig.).
514
El oficial de cumplimiento debe ser un órgano de la persona jurídica y,
además, parece que la opción más adecuada es que éste se integre por varias
personas, descartando la idea de un órgano supervisor unipersonal. La integración
plural faculta la toma de decisiones de forma colegiada y, consecuentemente, de
manera meditada y consensuada, tal como lo exige un órgano con las tareas como
las que se atribuyen legalmente al oficial de cumplimiento. Se suma a esta ventaja la
posibilidad de que un órgano colegiado pueda integrarse por especialistas de
distintas áreas de la gestión (jurídica, auditoría, financiera, recursos humanos),
abarcando un mayor y mejor conocimiento del negocio y de la empresa. Incluso,
puede dar cabida en él a personas independientes, ajenas a la empresa, lo que puede
garantizar mejor la independencia1303.
1303
Vid. sobre su eventual responsabilidad penal, entre tantos, LASCURAÍN SÁNCHEZ, J. A.,
“Salvar al oficial Ryan (Sobre la responsabilidad penal del oficial de cumplimiento)”, en S. MIR
PUIG / M. CORCOY BIDASOLO / V. GÓMEZ MARTÍN (Directores) / J. C. HORTAL IBARRA / V.
VALIENTE IVAÑEZ (Coords.), Responsabilidad de la empresa y compliance, Editorial Edisofer,
Madrid, 2014, págs. 301-336, esp. págs. 302 y sig., quien sobre este punto, apunta: “(…) ¿responde
penalmente el oficial de cumplimiento de una empresa por delitos, o por ciertos delitos, que
cometan los trabajadores, los directivos e incluso los administradores? La respuesta inicial es la tan
temida por los ingenieros que administran empresas cuando preguntan a los juristas que los
asesoran: ‘Depende’. Depende en primer lugar de una cuestión que es objeto de discusión doctrinal
y que carece de una respuesta jurisprudencial precisa: ¿puede responder penalmente una persona
por no evitar el delito que comete otra persona? Si la respuesta es positiva, comportará la
delimitación de los requisitos de tal responsabilidad y dejará en el aire una nueva pregunta: ¿por qué
título respondería tal omitente: como partícipe del delito del otro o incluso como su autor?”.
515
ganancias abreviada1304-, el legislador de 2015 ha previsto en el apartado tercero del
art. 31 bis CP, que las funciones de supervisión podrán ser asumidas directamente
por el órgano de administración. Así pues, en una empresa de pequeña dimensión, su
órgano de administración será el encargado de supervisar el modelo de prevención
de delitos fiscales adoptado por ella.
1304
Estas personas jurídicas son las que señala el art. 258 LSC: “1. Podrán formular
cuenta de pérdidas y ganancias abreviada las sociedades que durante dos ejercicios consecutivos
reúnan, a la fecha de cierre de cada uno de ellos, al menos dos de las circunstancias siguientes: a)
Que el total de las partidas de activo no supere los once millones cuatrocientos mil euros. b) Que
el importe neto de su cifra anual de negocios no supere los veintidós millones ochocientos mil
euros. c) Que el número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio no sea superior a
doscientos cincuenta. Las sociedades perderán la facultad de formular cuenta de pérdidas y
ganancias abreviada si dejan de reunir, durante dos ejercicios consecutivos, dos de las
circunstancias a que se refiere el párrafo anterior. 2. En el primer ejercicio social desde su
constitución, transformación o fusión, las sociedades podrán formular cuenta de pérdidas y
ganancias abreviada si reúnen, al cierre de dicho ejercicio, al menos dos de las tres circunstancias
expresadas en el apartado anterior”.
516
c) Velar por que los sistemas de control y gestión de riesgos mitiguen los
riesgos adecuadamente en el marco de la política definida por el consejo de
administración”1305.
1305
Conforme a lo previsto en la recomendación 46 del Código Unificado de Buen
Gobierno de las Sociedades Cotizadas publicado por la CNMV en febrero de 2105 (accesible en
http://www.cnmv.es/DocPortal/Publicaciones/CodigoGov/Codigo_buen_gobierno.pdf. De esta
forma se consigue que las funciones de los programas penales de cumplimiento sean ejercidas por
técnicos y no por consejeros, evitando así posibles conflictos de interés. El Código Unificado de
Buen Gobierno expone la razón de ser de esta recomendación en el principio 21 (“La sociedad
dispondrá de una función de control y gestión de riesgos ejercida por una unidad o departamento
interno, bajo la supervisión directa de la comisión de auditoría o, en su caso, de otra comisión
especializada del consejo de administración”), explicando que con la creación de una unidad o
departamento interno de control y gestión de riesgos se busca atender a las preocupaciones de la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos en materia de programas penales de
cumplimiento haciendo uso de las facultades indelegables del consejo de administración de las
sociedades cotizadas en materia de aprobación de políticas de control y gestión de riesgos
recogidas en el art. 529 ter de la Ley de Sociedades de Capital. Esta previsión pone de manifiesto
una coordinación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el legislador penal en
materia de programas penales de cumplimiento de sociedades cotizadas.
1306
Creemos que puede considerarse un punto de partida las recomendaciones en materia
de buen gobierno expuestas anteriormente y tratar de reproducirlas a escala de la persona jurídica
de que se trate. Del texto de la reforma se desprende que es esencial que el oficial de
cumplimiento ejerza sus funciones de la forma más independiente posible. Por supuesto que, al
ser un órgano de la persona jurídica, nunca podrá ser completamente autónomo pues habrá de ser
nombrado por el órgano de administración que, por otro lado, está formado por los sujetos
controlados por aquél (cfr. CAMACHO, A. / URÍA, A., “El impacto de la Ley Orgánica 1/2015 por
la que se modifica el Código penal en los sistemas de corporate compliance de las personas
jurídicas”, op. cit., apartado V.2).
1307
Hasta la publicación de la Circular de la FGE 1/2016, de 22 de enero, los criterios
para valorar la eficacia de los modelos de organización y gestión giraban en torno a la propia
517
Con todo, de centrarnos en nuestra materia, podemos apuntar una síntesis
sobre lo que se refiere al oficial de cumplimiento: en los términos previstos por el
legislador en el art. 31 bis CP, una persona jurídica puede resultar exenta de su
responsabilidad penal por la comisión de un delito fiscal siempre y cuando el
modelo de organización y gestión haya sido adoptado y ejecutado, antes de la
comisión del delito, por el órgano de administración y, además, siempre que la
supervisión de su funcionamiento y cumplimiento se haya delegado en un órgano de
la persona jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga
encomendada legalmente la función de supervisar la eficacia de los controles
internos.
Una vez que queda sentado lo anterior, podríamos anunciar que en nuestra
materia el oficial de cumplimiento se encargará de la gestión de los riesgos fiscales
en los que puede verse involucrada la persona jurídica, y será el responsable de
informar e investigar todos los hechos relacionados con el cumplimiento de las
obligaciones tributarias de aquélla. Incluso, aquél debe reaccionar activamente con
el fin de comprobar cualquier posible violación detectada o supuesta que pueda dar
lugar a la comisión de un delito de defraudación tributaria. En otras palabras, el
oficial de cumplimiento en nuestra materia debe trabajar con el objetivo de prevenir
el delito fiscal, detectarlo y reaccionar frente a él1311.
1309
NIETO MARTÍN, A., “La institucionalización del sistema de cumplimiento”, op.cit.,
esp. págs. 200-203.
1310
CUENCA MÁRQUEZ, J. / CABECERANS CABECERANS, J., “El compliance officer y los
límites constitucionales de sus investigaciones”, en Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 2, 2015,
págs. 65-73, esp. pág. 73. En este mismo sentido se pronunció alguna, que afirmó lo siguiente:
“(…) el oficial de cumplimiento debe tener una formación acorde con el contenido de los riesgos
que tiene que advertir, prevenir y frente a los que tiene que reaccionar. En lo que conozco, no
existe una configuración legal general de cuáles son las competencias y deberes del
cumplimiento; no existe un estatuto orgánico de esta figura, y ni tan siquiera la práctica nos
muestra una actuación uniforme sobre cuál es la formación que tengan estos oficiales. Es
precisamente la praxis la que nos dice que podemos encontrar en este puesto desde abogados
(generalistas o especializados), hasta economistas y auditores, pasando por ingenieros, etc.”
(GALLEGO SOLER, J. I., “Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales”, op. cit.,
pág. 217).
1311
CARRIÓN ZENTENO, A. / URQUIZO VIDELA, G., “La responsabilidad penal del oficial
de cumplimiento en el ámbito empresarial. Un breve análisis comparativo entre Alemania- Perú y
519
El oficial de cumplimiento deberá participar en la elaboración de los modelos
de organización y gestión de riesgos fiscales y asegurar su buen funcionamiento,
estableciendo sistemas apropiados de auditoría, vigilancia y control. Para ello,
deberá contar con personal con los conocimientos suficientes en materia penal y
tributaria (asesores fiscales, expertos en derecho penal tributario, tributaristas, etc.),
disponer de los medios técnicos adecuados y tener acceso a los procesos internos,
información necesaria y actividades de la entidad para garantizar una amplia
cobertura de vigilancia en el cumplimiento de las obligaciones tributarias
correspondientes1312.
1313
Cfr., al respecto, LASCURAÍN SÁNCHEZ, J. A., “Salvar al oficial Ryan (Sobre la
responsabilidad penal del oficial de cumplimiento)”, op. cit., esp. págs. 302 y sig.
1314
Vid. un análisis más exhaustivo sobre la cuestión en ROBLES PLANAS, R., “El
responsable de cumplimiento (‘Compliance Officer’) ante el Derecho penal”, en J.M. SILVA
SÁNCHEZ (Director) / R. MONTANER FERNÁNDEZ (Coordinador), Criminalidad de empresa y
compliance. Prevención y reacciones corporativas, Editorial Atelier, Barcelona, 2013, págs. 319
y sigs.; DOPICO-GÓMEZ ALLER, J., “Posición de garante del compliance officer por infracción del
deber de control: una aproximación tópica”, en L. ARROYO ZAPATERO / A. NIETO MARTÍN
(Directores), op. cit., págs. 211-230; GUTIÉRREZ PÉREZ, E., La figura del compliance officer.
Algunas notas sobre su responsabilidad penal”, en Diario La Ley, núm. 8653, 2015, passim.
522
CAPÍTULO X
TIPOS DE ATENUACIÓN PUNITIVA Y
TIPOS CUALIFICADOS DEL DELITO
2. El nuevo art. 305 bis, en donde se han regulado tipos cualificados que
buscan dar respuesta a las defraudaciones tributarias de especial gravedad,
supuestos en los que escala penal prevé una pena máxima de prisión que alcanza a
los 6 años.
523
La reforma aludida ha venido a poner fin a la situación anterior en la que se
contemplaban en el mismo art. 305 CP tres tipos cualificados en dos apartados 1315,
y en la que no se preveía ningún tipo privilegiado ni atenuación específica,
debiendo el encausado invocar alguna de las circunstancias atenuantes reguladas
en el art. 21 CP1316.
1315
Art. 305, párrafo segundo, CP (redacción anterior): “Las penas señaladas en el párrafo
anterior se aplicarán en su mitad superior cuando la defraudación se cometiere concurriendo alguna
de las circunstancias siguientes: a) La utilización de persona o personas interpuestas de manera que
quede oculta la identidad del verdadero obligado tributario. b) La especial trascendencia y gravedad
de la defraudación atendiendo al importe de lo defraudado o a la existencia de una estructura
organizada que afecte o pueda afectar a una pluralidad de obligados tributarios. Además de las
penas señaladas, se impondrá al responsable la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o
ayudas públicas y del derecho a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad
Social durante el periodo de tres a seis años”.
1316
Art. 21 CP: “Son circunstancias atenuantes: 1. Las causas expresadas en el capítulo
anterior, cuando no concurrieren todos los requisitos necesarios para eximir de responsabilidad en
sus respectivos casos. 2. La de actuar el culpable a causa de su grave adicción a las sustancias
mencionadas en el número 2.º del artículo anterior. 3. La de obrar por causas o estímulos tan
poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
4. La de haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige
contra él, a confesar la infracción a las autoridades. 5. La de haber procedido el culpable a reparar
el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del procedimiento
y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral. 6. La dilación extraordinaria e
indebida en la tramitación del procedimiento, siempre que no sea atribuible al propio inculpado y
que no guarde proporción con la complejidad de la causa. 7. Cualquier otra circunstancia de
análoga significación que las anteriores”.
524
II.- Tipos de atenuación punitiva en la defraudación tributaria
(art. 305.6 CP)
1317
Un atenuante punitivo idéntico se ha incluido en el art. 307.5 CP para los delitos
contra la Seguridad Social: “(…) 5. Los Jueces y Tribunales podrán imponer al obligado frente a
la Seguridad Social o al autor del delito la pena inferior en uno o dos grados, siempre que, antes
de que transcurran dos meses desde la citación judicial como imputado, satisfaga la deuda con la
Seguridad Social y reconozca judicialmente los hechos. Lo anterior será igualmente aplicable
respecto de otros partícipes en el delito distintos del deudor a la Seguridad Social o del autor del
delito, cuando colaboren activamente para la obtención de pruebas decisivas para la identificación
o captura de otros responsables, para el completo esclarecimiento de los hechos delictivos o para
la averiguación del patrimonio del obligado frente a la Seguridad Social o de otros responsables
del delito”.
525
de prisión) en casos de regularización extemporánea o colaboración con la
autoridad para probar los hechos o identificar a los responsables1318.
1318
Cfr. MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., “Regularización fiscal y responsabilidad penal.
La propuesta de modificación del delito fiscal”, en Teoría y Derecho: revista de pensamiento
jurídico, núm. 12, 2012, págs. 210-228, esp. pág. 225.
1319
No es lo mismo hablar de un tipo privilegiado que de una circunstancia atenuante
modificativa de la responsabilidad. Cada una de tales hipótesis juega un rol muy distinto dentro
de la teoría del delito, surgen en momentos diferentes y se analizan en apartados bien separados.
1320
La misma discusión surgió en torno a los tipos agravados del delito, en el marco del
otrora art. 305 CP.
1321
Vid., sobre su conceptualización, MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general, 10ª.
edic. revisada y actualizada, Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 630-634; POLAINO
NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª. edic. corregida y
actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, págs. 213 y sig.
1322
En el marco del otrora art. 305 se entabló la misma discusión, aunque respecto de las
conductas que agravaban la pena. Cfr. APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la
jurisprudencia, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1997, pág. 124: “La consecuencia de la distinta
calificación afecta a la determinación de la pena aplicable, pues si nos encontramos ante tipos
cualificados de defraudación la pena deberá ser determinada a partir del límite establecido para el
tipo cualificado, mientras que si estamos ante simples circunstancias agravantes la determinación
de la pena inferior en grado en orden a la aplicación de reglas previstas para el grado de ejecución
o para la participación, deberá hacerse a partir del marco legal correspondiente al tipo básico”.
526
en función de específicas actuaciones del imputado por este delito que inciden en
la determinación de la penalidad por la realización del mismo1323.
1323
Cfr. JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic., corregida y
ampliada, traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, Granada, 2002, pág. 969;
ROXIN, C., Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción y notas de D.-M. LUZÓN PEÑA, M.
DÍAZ y GARCÍA-CONLLEDO y J. DE VICENTE REMESAL, Editorial Civitas, Madrid, 1997, pág. 338;
JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, 5ª. edic., corregida y ampliada,
traducción de M. OLMEDO CARDENETE, Editorial Comares, Granada, 2002, págs. 288 y 969;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad social,
Editorial Tecnos, Madrid, 1995, págs. 67 y sig., para quien otra de las consecuencias se da en
materia de error: si se califica estos supuestos como consecuencias atenuantes específicas, el error
sobre éstas quedaría sometido a las reglas del error sobre las circunstancias modificativas; en
cambio, de calificarlo como tipos privilegiados, el error recaído en los elementos que lo integran
quedaría sujeto al régimen del tratamiento previsto para el error sobre los elementos del tipo.
1324
Cfr. la Circular 2/2011de la Fiscalía General del Estado, sobre la reforma del Código
penal por LO 5/2010 en relación con las organizaciones y grupos criminales (apartado VIII), que
califica al art. 570 quater CP como “subtipo atenuado”. En el mismo sentido, STS de 13.XI.2014
(Ponente: BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE), pronunciamiento que califica la figura con los
mismos términos, es decir, “subtipo atenuado”; MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito
fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de diciembre”, en Revista Aranzadi, Doctrina, núm. 11,
marzo 2013, págs. 37-48, esp. pág. 45; APARICIO DÍAZ, L., “La nueva reforma del Código penal
en materia de transparencia y lucha contra el fraude fiscal y en la Seguridad Social”, en Diario La
Ley, núm. 8081, 2013, págs. 16-22, esp. págs. 18; VAN DEN EYNDE ADROER, A, “Reforma de los
delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Revista Pensamiento Penal, Sección
Penal Económico, Doctrina, núm. 154, 2013, apartado 1. d; PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero
y tributario, Parte general, 26ª. edic., Editorial Civitas, Navarra, 2016, pág. 478.
1325
Vid. IGLESIAS RÍOS, M. A., “Delitos contra la Hacienda pública y la Seguridad social:
arts. 305 a 310 bis CP”, en F. J. ÁLVAREZ GARCÍA (Director) / J. D. GÓMEZ ALLER, Estudios
crítico sobre la reforma penal de 2012, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2013, págs. 809-832.
Crítica apuntada en el Informe del Consejo General del Poder Judicial al Anteproyecto de Ley
Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código penal
de 28 de junio de 2012, págs. 1-88, esp. pág. 39: “La única observación que se formula versa
527
atenuación relevante, lo lógico hubiera sido establecerla como vinculante dejando
al arbitrio del Juez penal, en todo caso, la determinación de una reducción en 1 o 2
grados de la pena1326.
sobre el empleo del verbo ‘podrán’, que confiere al órgano judicial un margen de discrecionalidad
de cara a decidir sobre la aplicación de la atenuación. Por ello, sería deseable que se sustituyera el
referido vocablo por el de ‘impondrán’, de manera que la atenuación en un grado sea imperativa y
en dos grados potestativa”. El referido Informe puede consultarse en la siguiente dirección:
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Consejo-General-del-PoderJudicial/Actividad-
delGPJ/Informes/Informe-al-Anteproyecto-de-Ley-Organica-por-la-que-se-modifica-la-Ley
Organica-10-1995--de-23-de-noviembre--del-Codigo-Penal-.
1326
Cfr. VAN DEN EYNDE ADROER, A, “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública
y la Seguridad Social”, op. cit., apartado 1.d.
1327
Vid. POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II,
op. cit., págs. 61 y sig.
528
delictivos o para la averiguación del patrimonio del obligado tributario o de otros
responsables del delito de defraudación tributaria.
1328
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III. Cfr.,
asimismo, lo dicho por ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, en
Actualidad Jurídica: Uría Menéndez, núm. 34, 2013, págs. 15-38, esp. pág. 36.
1329
MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de
diciembre”, op. cit., esp. pág. 46.
529
aplicar la circunstancia atenuante de reparación del daño regulada en el art. 21.5
CP1330 y, tal como lo prevé el art. 66.1.2ª. CP 1331, imponerle la pena inferior en uno
o dos grados a la señalada para el delito1332.
1330
CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, en Quincena Fiscal, núm. 3, febrero 2013, págs. 40-73, esp. pág.
66: “Se supedita además la apreciación de la atenuante de ‘reparación’ a la concurrencia de un
requisito temporal que permite diferenciarla de la atenuante genérica del art. 21.5 del CP,
debiendo reconocerse e ingresarse la deuda tributaria dentro de un plazo de dos meses contados
desde que sea citado judicialmente para declarar como imputado”.
1331
Art. 66.1 CP: “En la aplicación de la pena, tratándose de delitos dolosos, los jueces o
tribunales observarán, según haya o no circunstancias atenuantes o agravantes, las siguientes
reglas: (…) 2. Cuando concurran dos o más circunstancias atenuantes, o una o varias muy
cualificadas, y no concurra agravante alguna, aplicarán la pena inferior en uno o dos grados a la
establecida por la ley, atendidos el número y la entidad de dichas circunstancias atenuantes”.
1332
No obstante, debemos reconocer que la regularización posterior hará resurgir el
fantasma de la persecución del blanqueo de capitales, y así lo ha sostenido CABEZUELA SANCHO
en su artículo: “Delito fiscal, blanqueo e imprescriptibilidad de las deudas tributarias”, en El
Notario del Siglo XXI, Enero / Febrero, 2013. El referenciado artículo doctrinal puede consultarse
en: http://www.elnotario.es/index.php/hemeroteca/revista-47/opinion/opinion/163-delito-fiscal-
blanqueo-e-imprescriptibilidad-de-las-deudas-tributarias.
1333
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
36.
530
atenuante1334, el silencio del legislador puede entenderse -considerándose el art.
305.4 CP- como que no basta con la declaración complementaria, sino que es
necesario, además, la confesión, otorgándole el valor probatorio que tiene este
medio de prueba en general, sin que conlleve automáticamente a una condena 1335.
1334
Como lo escribió MUÑOZ CUESTA, “sería suficiente para aplicar la atenuación el pago
de la deuda tributaria, ya que (…) el pago de la deuda supone reconocer los hechos, aunque sea
indirectamente cuando el pago lo satisface un tercero. El reconocimiento de la deuda va en contra
de la interpretación objetiva que se hace de la atenuante de la reparación del daño causado, que no
exige sentimiento alguno de pesar o ánimo de esa naturaleza para apreciar la atenuación genérica,
pero como antes dijimos evita los recursos que pudieran proceder desde la óptica de la
administración” (“La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de diciembre”, op.
cit., esp. pág. 46).
1335
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
36. Cfr., en el mismo sentido, la Sentencia del Juzgado de lo Penal núm. 2 de Oviedo (Asturias),
de 9.III.2015 (Ponente: RODRÍGUEZ SANTOCILDES).
1336
Art. 31 CP: “El que actúe como administrador de hecho o de derecho de una persona
jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente,
aunque no concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura
de delito requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en la
entidad o persona en cuyo nombre o representación obre”.
1337
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. págs.
36 y sig. Cfr., en otro sentido, MARTÍNEZ, I., “El delito fiscal como delito común: análisis del
nuevo artículo 305.6”, en RGDP, núm. 20, 2013, quien, en síntesis, apunta lo siguiente: la última
reforma del delito contra la Hacienda Pública introduce el nuevo art. 305.6, que regula una
atenuante y hace referencia en su texto al obligado tributario y al autor del delito. Esto puede
interpretarse -según MARTÍNEZ- como que el nuevo art. 305.6 abre la puerta a que haya más
autores además del obligado tributario. La cuestión es analizar si esto supone algo novedoso a la
hora de determinar la naturaleza del delito fiscal o si, por el contrario, el delito fiscal siempre se
ha configurado como un tipo común.
531
Al margen de que el art. 28 CP1338 establezca que el cooperador necesario y
el inductor serán considerados autores del delito (quienes son partícipes según la
doctrina tradicional)1339, lo cierto es que no debe entenderse esta interpretación de
manera que conduzca a incluir a aquéllos también en la noción de autor1340. Lo
contrario dejaría sin sentido la segunda parte de la disposición contenida en el
artículo de referencia -examinada infra- y, además, no habría razón para excluir la
aplicación del tipo de atenuación punitiva al cómplice (no obstante haber realizado
un hecho menos grave que el cooperador necesario), quien no es considerado autor
por el art. 29 CP1341.
1338
Art. 28 CP: “Son autores quienes realizan el hecho por sí solos, conjuntamente o por
medio de otro del que se sirven como instrumento. También serán considerados autores: a) Los
que inducen directamente a otro u otros a ejecutarlo. b) Los que cooperan a su ejecución con un
acto sin el cual no se habría efectuado”.
1339
Vid. JESCHECK, H.-H., Tratado de Derecho penal. Parte general, op. cit., págs. 735-
753; STRATENWERTH, G., Derecho penal. Parte general, tomo I, traducción de M. CANCIO
MELIÁ y M. A. SANCINETTI, 4ª. edic., Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2005, págs. 345 y sig.
1340
Cfr. MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de
27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 45.
1341
Art. 29 CP: “Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo
anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos”. Muy distinta es la
opinión de CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 66, quien se expresa de la siguiente manera:
“Adviértase que la nueva regulación diferencia entre la atenuante específica de reparación del
daño, que se reconoce exclusivamente a favor del obligado tributario o autor del delito, y la de
‘colaboración’ que es de aplicación exclusiva a los partícipes que no tengan condición de autores.
La primera de ellas, esto es, la atenuante específica de reparación del daño, se aplicará tanto al
obligado tributario como, en su caso, al cooperador necesario y al inductor, al ser todos ellos
considerados como autores por el precepto citado. Por su parte, la atenuante de colaboración se
reserva al cómplice”.
532
los hechos delictivos o para la averiguación del patrimonio del obligado tributario
o de otros responsables del delito”.
1342
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
37.
533
los hechos’ ni aquel pago supuso la satisfacción de la ‘deuda tributaria’.
Comenzando por esto último, ha de recordarse que la deuda tributaria se integra
por las cuotas defraudadas más los intereses de demora calculados conforme a la
Ley General Tributaria (disposición adicional décima). Así lo establece
expresamente el art. 305.7 del CP tras la reforma operada por la LO 5/2010 de 22
de junio (…) y venía entendiéndose anteriormente por la jurisprudencia y doctrina
mayoritarias (más adelante volveremos sobre esta cuestión). Sin embargo, los
ingresos efectuados el 24 de mayo de 2014 se circunscribieron a las cuotas
defraudadas, quedando impagados los intereses de demora, siendo de tener en
cuenta que el art. 305.6 CP no otorga relevancia alguna al pago parcial de la
deuda -como sería el que se hizo en este caso- a diferencia de lo que sucede en
el art. 21.5 CP que contempla como circunstancia atenuante genérica la
reparación total ‘o parcial’ del daño causado. Ciertamente, podría pretenderse que
tales intereses de demora aun siendo parte integrante de la responsabilidad civil
constituyen un concepto añadido a la ‘deuda tributaria’ propiamente dicha de la
que habla el art. 305.6. Pero aún en esa hermenéutica, faltaría en todo caso la otra
exigencia prevista en este precepto para que operen los mecanismos reductores de
pena que en él se contemplan, consistente en el ‘reconocimiento judicial de los
hechos’, que no existió en la declaración como imputado que prestó D. Por más
que en dicha declaración aceptara como correcta la liquidación de las cantidades
defraudadas que resultaba del informe de la AEAT - ‘que conoce las conclusiones
de la agencia tributaria, que está de acuerdo con las mismas’- a renglón seguido
rechazó cualquier responsabilidad en la defraudación manifestando que ‘no
reconoce su participación en los hechos’. Tampoco con ocasión del ingreso de las
cuotas se efectuó tal reconocimiento, pues lo que se dijo al hacer el ingreso por la
representación de ENASTUR fue que esta entidad, como tal, era la única
responsable. En semejante tesitura, sea cual sea la relevancia que haya de merecer
la confesión de los hechos realizada por el acusado D. en el acto del juicio oral, lo
cual será objeto de análisis al examinar la atenuante del art. 21.4 CP1343 que
1343
Art. 21 CP: Son circunstancias atenuantes: “(…) 4. La de haber procedido el culpable,
antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las
534
también solicita su defensa, a los efectos del art. 305.6 que ahora nos ocupa
debemos estar a lo que se dijo en la declaración prestada como imputado, que sería
la que tuvo lugar dentro del plazo previsto en dicho precepto. Y obviamente, quien
se expresa en los términos en que depuso D. ante la Juez de Instrucción no está
reconociendo los hechos. La sola aceptación de la corrección de los cálculos
realizados por la agencia tributaria seguida de esa negativa tajante a asumir
cualquier responsabilidad por las defraudaciones que el actuario ponía de
manifiesto, le deja extramuros de las previsiones del art. 305.6 CP”1344.
autoridades”.
1344
Sentencia del Juzgado de lo Penal núm. 2 de Oviedo (Asturias), de 9.III.2015
(Ponente: RODRÍGUEZ SANTOCILDES), Fundamento de Derecho séptimo. (Cursivas añadidas).
535
actuario ponía de manifiesto, le deja extramuros de las previsiones
del art. 305.6 CP”1345.
1345
Sentencia del Juzgado de lo Penal núm. 2 de Oviedo (Asturias), de 9.III.2015
(Ponente: RODRÍGUEZ SANTOCILDES), Fundamento de Derecho séptimo.
536
3. Colaborar activamente para la averiguación del patrimonio del obligado
tributario o de otros responsables del delito1346.
Con relación al plazo para el ejercicio de las conductas señaladas habrá que
estar -por exigencias sistemáticas de la descripción del precepto- a lo indicado en
el apartado anterior, de forma que rige el mismo plazo para ambos apartados del
artículo: esto es, antes de que transcurran dos meses desde la citación judicial
como imputado, pero en este caso referido a otros partícipes en el delito distintos
del obligado tributario o del autor del delito.
Además es de advertir que, de las líneas transcritas del art. 305.6 CP, surge
un concepto demasiado impreciso cuando se califican las pruebas con las que
deben colaborar los partícipes del delito para que resulte aplicable la figura
atenuada: las pruebas deben ser “decisivas”, expresión que no ofrece seguridad
1346
Cfr. MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de
27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 46.
1347
En verdad, al analizar este supuesto, la doctrina también parece omitir ofrecer un
análisis del presupuesto temporal, cuestión de ineludible importancia En donde sí quedó claro el
presupuesto temporal fue en la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre: “Se prevé también una
atenuación de la pena cuando los presuntos responsables de los delitos reconocen su comisión y
satisfacen íntegramente la deuda tributaria o bien colaboran con las Autoridades para la
averiguación de los hechos y, en su caso, la identificación o captura de otros responsables,
siempre y cuando tal reconocimiento, pago y cooperación se produzcan en un breve lapso de
tiempo” (apartado III).
537
jurídica al precepto1348. En todo caso, y como en tantas oportunidades hace el
legislador, deja la interpretación y procedencia de tal supuesto de conducta
concurrente -y de los demás supuestos de colaboración- al íntegro criterio del
juzgador.
1348
No es la primera vez que el legislador penal utiliza dicho concepto, puesto que es el
mismo que define la atenuante del vigente artículo 31 bis 4 b) CP con relación a la
responsabilidad penal de las personas jurídicas: “(…) 4. Sólo podrán considerarse circunstancias
atenuantes de la responsabilidad penal de las personas jurídicas haber realizado, con posterioridad
a la comisión del delito y a través de sus representantes legales, las siguientes actividades: (…) b)
Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas, en cualquier momento del
proceso, que fueran nuevas y decisivas para esclarecer las responsabilidades penales dimanantes
de los hechos”.
538
hipótesis de la regularización de la situación tributaria (artículo 305.4 del Código
penal) o ii) en la hipótesis de la confesión de los hechos y satisfacción de la deuda
tributaria (artículo 305.6 del Código penal). Ninguno de estos casos se produjo y
es clarividente que tal conducta de sujeción (que no es sometimiento) a la potestad
de fiscalización e inspección tributaria de la Administración no constituye un
supuesto de hipótesis exculpatoria alternativa igualmente válida que la
inculpatoria, único caso en el que una inferencia incriminatoria lógica no sería
concluyente y, consecuentemente, no justificaría una declaración judicial de
culpabilidad más allá de toda duda razonable. Es decir: la fuerza convictiva que
los cuatro hechos indiciarios señalados en la sentencia de instancia arrojan sobre la
intención de defraudar del Sr. Daniel no resulta debilitada lo más mínimo por el
hecho de que el Sr. Daniel acudiera a las dependencias de la Hacienda Foral para
explicar lo prácticamente inverosímil: que dedicándose a contratar exclusivamente
mano de obra para determinadas actividades de construcción, hubiera abonado una
cantidad sumamente elevada para la adquisición de materiales y la prestación de
servicios, abonos de los que no existe constancia ni en las facturas giradas por la
empresa de la que es administrador, ni en las cuentas bancarias de la sociedad que
sirven de soporte contable a los pagos realizados ni en las propias manifestaciones
de la empresa en el documento fiscal que trata de reflejar las operaciones con
terceros (…)”1349.
El legislador penal, por medio del art. 305 bis, regula ciertos tipos
cualificados que originariamente -y adoptando una configuración distinta- fueron
introducidos por la LO 6/1995, de 29 de junio, y que tienen como consecuencia
1349
SAP de Guipúzcoa de 28.X.2014 (Ponente: SUBIJANA ZUNZUNEGUI), Fundamento de
Derecho segundo.
539
fundamental la imposición de una pena superior a la establecida para el tipo
básico.
1350
Cfr., entre otros, BAJO FERNÁNDEZ, M. / SUÁREZ GONZÁLEZ, C. / PÉREZ MANZANO,
M., Manual de Derecho penal. Parte especial (delitos patrimoniales y delitos económicos), 2ª.
edic., Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 1993, págs. 85 y sigs., y 308 y sigs.;
APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la jurisprudencia, op. cit, pág. 122; MARTÍNEZ-
BUJÁN PÉREZ, C., “El delito de defraudación tributaria”, en Revista Penal, núm. 1, 1998, págs.
55-66, esp. pág. 62; SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda
pública. Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director),
Delitos contra la hacienda pública, Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág. 95;
RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D, “Capítulo V. Penalidad y subtipos agravados”, en J. DE
FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J. ZABALA GUADALUPE
(Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J. ZABALA GUADALUPE (Coords.), Manual de delitos contra
la Hacienda pública, Editorial Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008, págs. 333-359, esp. pág. 339;
CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica 7/2012, de 27 de
diciembre”, op. cit., esp. pág. 68. Cfr., contrariamente, BACIGALUPO ZAPATER, E., “El nuevo
delito fiscal”, en Actualidad Penal, núm. 45, 1995, págs. 883-893; PÉREZ ROYO, F., Derecho
financiero y tributario, Parte general, op. cit., pág. 477.
1351
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., Los delitos contra la hacienda pública y la seguridad
social, op. cit., págs. 67 y sig.
540
enjuiciamiento ante las Audiencias Provinciales)1352, pudiendo el TS llegar a
conocer la totalidad de aquellos supuestos a través del recurso de casación: la
causa podía ser enjuiciada por la Audiencia Provincial y conocida en recurso por el
Tribunal Supremo sólo en el caso del concurso con otros delitos. Hoy en día la
situación es muy distinta, pues la modificación de la escala penal (de 2 a 6 años)
acarrea como efecto la competencia de la Audiencia Provincial para el
enjuiciamiento del delito en su modalidad agravada y, además, la posibilidad de
recurso de casación ante el Tribunal Supremo1353.
1352
Art. 14 LECr.: “Fuera de los casos que expresa y limitadamente atribuyen la
Constitución y las leyes a Jueces y Tribunales determinados, serán competentes: (…) 3. Para el
conocimiento y fallo de las causas por delitos a los que la Ley señale pena privativa de libertad de
duración no superior a cinco años o pena de multa cualquiera que sea su cuantía, o cualesquiera
otras de distinta naturaleza, bien sean únicas, conjuntas o alternativas, siempre que la duración de
éstas no exceda de diez años, así como por delitos leves, sean o no incidentales, imputables a los
autores de estos delitos o a otras personas, cuando la comisión del delito leve o su prueba
estuviesen relacionadas con aquéllos, el Juez de lo Penal de la circunscripción donde el delito fue
cometido, o el Juez de lo Penal correspondiente a la circunscripción del Juzgado de Violencia
sobre la Mujer en su caso, o el Juez Central de lo Penal en el ámbito que le es propio, sin
perjuicio de la competencia del Juez de Instrucción de Guardia del lugar de comisión del delito
para dictar sentencia de conformidad, del Juez de Violencia sobre la Mujer competente en su
caso, en los términos establecidos en el artículo 801, así como de los Juzgados de Instrucción
competentes para dictar sentencia en el proceso por aceptación de decreto. No obstante, en los
supuestos de competencia del Juez de lo Penal, si el delito fuere de los atribuidos al Tribunal del
Jurado, el conocimiento y fallo corresponderá a éste. 4. Para el conocimiento y fallo de las causas
en los demás casos la Audiencia Provincial de la circunscripción donde el delito se haya
cometido, o la Audiencia Provincial correspondiente a la circunscripción del Juzgado de
Violencia sobre la Mujer en su caso, o la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. No obstante,
en los supuestos de competencia de la Audiencia Provincial, si el delito fuere de los atribuidos al
Tribunal de Jurado, el conocimiento y fallo corresponderá a éste (…)”.
1353
VAN DEN EYNDE ADROER, A, “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, op. cit., apartado 1. c: “La modificación de la penalidad acarrea como efecto
inevitable también la de la competencia para el enjuiciamiento del delito en su modalidad
agravada, que se someterá a la Audiencia Provincial en primera instancia con posibilidad de
recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Esta circunstancia resulta difícil de valorar. Por un
lado, la sumisión en primera instancia a un Tribunal colegiado (Audiencia Provincial) con
revisión por el Tribunal Supremo podría suponer mayor certidumbre atendida la posibilidad de
lograr jurisprudencia del más alto Tribunal y, en consecuencia, seguridad jurídica en la
interpretación de la ley. Pero, por otro lado, nos encontraremos con el corsé del recurso de
casación penal español que no supone una segunda instancia de revisión plena al no permitir
modificar la valoración de la prueba de primera instancia”.
541
La modificación llevada a cabo por el legislador de 2012 en los tipos
cualificados buscó dar respuesta a los fraudes de especial gravedad elevando la
pena de prisión hasta una duración máxima de 6 años 1354, lo que trajo como
consecuencia, además, que el plazo de prescripción de las infracciones más graves
sea de 10 años1355. Y esto es importantísimo destacarlo: lo trascendente de esta
agravación no estriba sólo en el hecho de que se aumenta en 1 año de prisión la
pena máxima del delito, sino en que el plazo de prescripción del delito cualificado
es, hoy, de 10 años y no de 5 (como era antes -art. 131 CP-)1356. De este modo, será
más difícil que el autor del delito consiga la impunidad por el paso del tiempo 1357.
1354
Consúltese la SAP de Las Palmas de Gran Canaria de 14.V.2014 (Ponente:
PARRAMON I BREGOLAT, Fundamento de derecho séptimo), cuando dice expresamente: “La
importancia cuantitativa de la defraudación tributaria en el caso que enjuiciamos debe comportar
un castigo ejemplarizante porque el quebrantamiento del deber de contribuir que ello revela la
más profunda insolidaridad del acusado para con la sociedad en cuyo seno ejerce sus actividades
y consigue sus cuantiosos beneficios, de manera que esa suerte de egoísmo económico e
insolidaridad para con la comunidad que supone el fraude fiscal resulta intolerable y es cada vez
menos comprendido por el sentir de la misma, sobre todo en situaciones de crisis económica
como en la que nos encontramos en la que se plantean y se acuerdan una serie de cruentas
medidas de ajustes que sufre el conjunto de la colectividad, en parte debidos a las conductas
defraudatorias de la clase que aquí se imputan. La incuestionable trascendencia pues que para el
erario público tienen pues las conductas evasivas imputadas les confiere una especial gravedad,
con la consiguiente y proporcionada reprobación punitiva, pues la individualización de la pena no
puede ser indiferente a la mayor antijuricidad que ello supone, lo que nos lleva a concluir que la
finalmente impuesta es benignamente proporcionada al desprecio del acusado para con sus
obligaciones de naturaleza económica con la sociedad, por lo que debe ser confirmada”.
1355
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado I.
1356
VAN DEN EYNDE ADROER, A, “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, op. cit., apartado 1. c: “El nuevo artículo 305 bis CP efectivamente impone
una penalidad agravada pero su efecto práctico más relevante será el tan anunciado incremento de
los plazos de prescripción de la infracción penal puesto que la sanción llega hasta los 6 años de
prisión y, por lo tanto, el delito prescribirá a los 10 años desde su comisión (…)”. Téngase
presente para el entendimiento de la antes dicha afirmación el art. 131.1 CP que dispone: “1. Los
delitos prescriben: A los veinte años, cuando la pena máxima señalada al delito sea prisión de
quince o más años. A los quince, cuando la pena máxima señalada por la ley sea inhabilitación
por más de diez años, o prisión por más de diez y menos de quince años. A los diez, cuando la
pena máxima señalada por la ley sea prisión o inhabilitación por más de cinco años y que no
exceda de diez. A los cinco, los demás delitos, excepto los delitos leves y los delitos de injurias y
calumnias, que prescriben al año. 2. Cuando la pena señalada por la ley fuere compuesta, se
estará, para la aplicación de las reglas comprendidas en este artículo, a la que exija mayor tiempo
para la prescripción. 3. Los delitos de lesa humanidad y de genocidio y los delitos contra las
personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, salvo los castigados en el artículo 614,
no prescribirán en ningún caso. Tampoco prescribirán los delitos de terrorismo, si hubieren
542
Asimismo, veamos que la actual escala penal abarca todo el tramo que va de
los 2 a los 6 años de prisión, con lo que se puede imponer al autor del delito una
pena mínima de 2 años y, así, suspender la ejecución de la pena 1358. Esto no ocurría
en los supuestos cualificados del otrora art. 305 CP, donde se establecía que la
pena a imponer era la del tipo básico en su mitad superior, es decir, la pena mínima
era de 3 años de prisión, lo que impedía que el condenado se pudiera acoger al
beneficio de suspensión de la ejecución de la pena. Al respecto, alguna doctrina
estimó que “las posibilidades de sanción se incrementan con la ampliación del
plazo prescriptivo, pero resulta evidente que la horquilla de penalidad del nuevo
305 bis CP eleva el límite superior de pena (6 años de prisión) pero reduce el
límite inferior (2 años de prisión) y ello sin tener en cuenta la aplicación de
atenuantes, por lo que incluso el delito cualificado permitirá condenas que hagan
aplicable la suspensión de la ejecución de la pena (artículo 80 CP). El White-collar
crime sigue manteniendo (e incluso incrementa) sus válvulas de escape o salidas
de emergencia en caso de riesgo de encarcelamiento” 1359.
1360
OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en
materia de delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en Fundación Ciudadanía y
Valores, mayo, 2013, págs. 1-20, esp. pág. 16.
1361
CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 68.
1362
MANJÓN-CABEZA OLMEDA, A., “Regularización fiscal y responsabilidad penal. La
propuesta de modificación del delito fiscal”, op. cit., esp. págs. 227 y sig.
544
Con el fin de arribar a una idea que servirá en la interpretación y
comprensión del análisis que sigue, creemos útil recordar el anterior art. 305.1 CP,
en su párrafo segundo -según LO 5/2010, de 22 de junio-, cuando establecía los
tipos cualificados. La disposición anterior decía:
1363
Entre otros, ha marcado esta circunstancia RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D,
“Capítulo V. Penalidad y subtipos agravados”, op. cit., esp. pág. 339.
1364
Cfr. MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de
27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 46: “Es positiva esta modificación del tipo agravado en
cuanto que sistematiza mejor las conductas que tienen tal consideración al situarlas en un artículo
distinto al básico y atenuado y determinar sus formas derivadas de la LO 5/2012, de 22 de junio,
de modificación del Código Penal”.
545
La reforma ha buscado, entre varios fines, hacerse eco de la preocupación
de la ciudadanía que ante la alarma social motivada por este tipo de conductas
exigía un endurecimiento de las penas aplicables a las formas más graves de
delitos fiscales1365.
“El delito contra la Hacienda Pública será castigado con la pena de prisión
de dos a seis años y multa del doble al séxtuplo de la cuota defraudada cuando la
defraudación se cometiere concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:
a) Que la cuantía de la cuota defraudada exceda de seiscientos mil euros”.
1367
APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la jurisprudencia, op. cit., pág. 128,
nota 99. Cfr., en el mismo sentido CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria
tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege
ferenda’, Editorial Aranzadi, Navarra, 2012, págs. 197 y sig.: “La futura reforma del art. 305 del
Código Penal podría gravitar en torno a que la cuantía defraudada supusiera al menos un
determinado porcentaje respecto de la cuota tributaria declarada, fijando un umbral mínimo
porcentual necesario para incurrir en el tipo objetivo. Dicha propuesta en nuestra opinión
aseguraría la exclusión de comportamientos defraudatorios que aun superando el límite de los
120.000 euros, fueran sin embargo atípicos penalmente haciendo una valoración en conjunto de la
actuación del obligado tributario sobre la base del tanto porcentual defraudado en relación con el
importe declarado”. Cfr., en sentido contrario, MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito
fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 46.
1368
Así se ha dicho: “Se trata de una agravante cuyo fundamento se encuentra en el
desvalor del resultado, pero que por ser una cláusula valorativa indeterminada pueden poner en
peligro el principio de seguridad jurídica” (BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la
Hacienda pública, Centro de Estudios Ramón Areces, Colección Ceura, Madrid, 2000, págs. 79 y
sig.). Cfr., en el mismo sentido, BOIX REIG, J. / MIRA BENAVENT, J., Los delitos contra la
Hacienda Pública y contra la Seguridad Social, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2000, pág.
74, quienes destacan que se creaba un tipo abierto y genérico que dificultaba extraordinariamente
su aplicación práctica; y MORALES PRATS, F., “Título XIV. De los delitos contra la hacienda
pública y contra la seguridad social”, en G. QUINTERO OLIVARES (Director) / F. MORALES PRATS
(Coordinador), Comentarios al Código penal. Parte especial (artículos 138 a 318), tomo II, 5ª.
edic., Editorial Aranzadi, Pamplona, 2008, págs. 1361-1446, esp. pág. 1384.
1369
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., pág. 30.
547
criterio puramente objetivo y único para todos los impuestos y obligados
tributarios, y lo hace por medio del siguiente cálculo:
“Con esas miras, se han tenido en cuenta las cuantías defraudadas en los
diferentes delitos fiscales de que ha conocido esta Sala desde el año 1990, siempre
que se hubieran superado los 120.000 euros que actualmente constituye el listón
para apreciar el delito contra la Hacienda Pública. Se han examinado las cuantías
de un total de 108 cuotas, referidas a distintos impuestos, en las que se superaba
los 120.000 euros y la cuantía defraudada total sumaba 56.064.694,70, es decir
más de 56 millones de euros que si se dividen por 108 nos da una media de cuota
defraudada de 519.117,54. La agravante tiene que estar por encima de esa media,
que supera el resultado de multiplicar por cuatro la cuantía exigida para que la
defraudación pueda ser constitutiva de delito. Así las cosas, atendido que
el artículo 305 del Código Penal, en lo que se refiere a la cuota defraudada, exige
una especial trascendencia y gravedad de la defraudación para imponer la pena en
la mitad superior, pena que podría alcanzarse aunque no concurriese agravante
alguna, se considera adecuada y proporcionada a esa especial trascendencia la
suma que resulte de multiplicar por cinco el límite de los 120.000 euros, es decir,
seiscientos mil euros, que supera en bastante la media a la que se hacía antes
referencia”1370.
El cálculo es, para algunos, bastante discutible, según opinión que fue
expuesta en los siguientes términos: “Basten un par de datos también objetivos. El
primero, que, frente a lo que dice el Tribunal Supremo, el importe de 600.000
euros no supera en bastante la media de 519.117 euros, sino que solo es superior a
la media en un 15,6%. El segundo, que el cálculo empieza en el año 1990 y que los
recursos de casación por delito fiscal que llegan al Tribunal Supremo se refieren
casi siempre a impuestos de muchos años antes, el efecto de la inflación sería muy
1370
STS de 19.I.2012 (Ponente: GRANADOS PÉREZ), Fundamento de Derecho séptimo.
548
considerable. No es exagerado aventurar que, de haberse utilizado precios
constantes del año 2012, el límite habría sido dos o tres veces el establecido”1371.
1371
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
29. Hace tiempo algún autor ha intentado realizar fórmulas matemático-jurídicas con el propósito
de acotar el campo de aplicación de este subtipo agravado. Por ejemplo, JORDANA DE POZAS
GONZÁLBEZ, L., “Los delitos contra la Hacienda Pública”, en Plan de Formación de Jueces sobre
la nueva delincuencia, CGPJ, 1993, pág. 69, quien afirmó que, haciendo analogía con la
jurisprudencia del TS en materia de estafa, el subtipo agravado en el delito fiscal debería
aplicarse a partir de los 333.000.000 de pesetas. Tal cantidad surge de multiplicar 15.000.000 de
pesetas por un coeficiente que, en 1995, fija un 66,6, y que es el resultado de dividir 2.000.000,
cantidad de notoria importancia de la estafa según criterio jurisprudencial de esa fecha, por
30.000 pesetas, límite cuantitativo entre el delito y la falta de estafa conforme al CP de 1973, que
es el vigente en el momento que el autor redacta la fórmula. En fin, con esto pretendemos
destacar que desde hace ya varios años se ha intentado establecer una cuota fija y que, en
cualquier caso, la situación anterior a la actual (en la que no determinaba cuota fija), ponía de
manifiesto ciertas deficiencias en la tipificación del supuesto agravado en el caso del importe
defraudado.
549
agravado, ya que mientras antes era de dos años y seis meses, en el actual artículo
305.bis es de dos años de prisión, y aunque en su conjunto este precepto es más
grave al señalar una pena máxima de seis años, la Sala considera que en beneficio
de los acusados debe ser aplicado en lo que concierne a su límite inferior,
manteniéndose el tope máximo de cuatro años señalado en el artículo 305, dando
de esta manera mayor margen de individualización punitiva. No se desconoce la
doctrina del Tribunal Supremo y del Constitucional relativa a que ha de valorarse
la nueva norma en su conjunto para poder determinar si es más favorable que la
derogada, pero en este caso se considera más equitativa la decisión indicada” 1372.
“El delito contra la Hacienda Pública será castigado con la pena de prisión
de dos a seis años y multa del doble al séxtuplo de la cuota defraudada cuando la
defraudación se cometiere concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:
(…)
b) Que la defraudación se haya cometido en el seno de una organización o
de un grupo criminal”.
1372
SAP de Zaragoza de 14.XI.2014 (Ponente: BLASCO OBEDÉ), Fundamento de Derecho
decimotercero.
1373
Vid., asimismo, SAP de Barcelona de 7.IV.2014 (Ponente: GUIL ROMÁN).
550
Si contrastamos la otrora con la vigente regulación 1374, observamos que hoy
en día es suficiente con que haya una organización o grupo criminal, aunque afecte
a un único obligado tributario1375.
1374
Recuérdese que el otrora art. 305.1 b) CP aludía a la “especial trascendencia y
gravedad de la defraudación atendiendo a la existencia de una estructura organizativa que afecte o
puede afectar a una pluralidad de obligados tributarios”. Desde la LO 5/2010, de 22 de junio, que
tipificó como delito dentro del Título XXII, “Delitos contra el orden público”, en su Capítulo VI,
“De las organizaciones y grupos criminales”, la tendencia legislativa de agravar distintos delitos
cuando aparecen las mismas se ha consolidado. Las reformas de la LO 7/2012 y LO 1/2015
siguen ese camino.
1375
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., pág. 30.
1376
Cfr. CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 68.
1377
Cfr., en el mismo sentido, BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la Hacienda
pública, op. cit., pág. 80: “La segunda agravante del inciso b) es la relativa a la existencia de una
estructura organizativa que afecte a una pluralidad de obligados. La poca claridad en la redacción
de esta agravante presenta problemas interpretativos. La exigencia de la afectación a una
pluralidad de obligados no parece tener sentido en el marco del delito fiscal -aunque podría tener
una cierta explicación en el delito de defraudación a la Seguridad Social (artículo 307.1b)- dado
que un impuesto, por definición, es una contribución económica de un obligado sin contra-
prestación alguna. Una explicación, probablemente, más coherente sería entender que el
legislador ha querido referirse aquí única y exclusivamente a la existencia de una organización,
en la que obviamente existe una pluralidad de personas, cuyos responsables sean obligados
tributarios” (cursivas añadidas). Vemos que de la postura transcrita se infiere una propuesta de
modificación que coincide con lo efectuado por la reforma de la LO 7/2012, de 27 de diciembre.
1378
MUÑOZ CUESTA, F. J., “La reforma del delito fiscal operada por LO 7/2012, de 27 de
diciembre”, op. cit., esp. pág. 46. Hay quienes sostienen que para constatar el supuesto que
configura el tipo agravado se exige que el infractor actúe en el seno de una organización o grupo
criminal, es decir, que además de utilizar la organización o grupo criminal formara parte de ella
(OLEA COMAS, M., “Comentarios sobre la reciente reforma del Código penal en materia de
delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, op. cit., pág. 17). Vid., ampliamente y
al respecto, POLAINO-ORTS, M., “Organizaciones y grupos criminales”, en M. POLAINO
NAVARRETE (Coordinador), Lecciones de Derecho penal. Parte especial, tomo II, Editorial
551
Por otro lado, es necesario referirnos aquí al Capítulo del Código penal
español rubricado “De las organizaciones y grupos criminales” (Título XXII, Libro
II), conforme la redacción dada por la LO 1/2015, de 30 de marzo. El art. 570 bis,
apartado 1, último párrafo, define las organizaciones criminales como “la
agrupación formada por más de dos personas con carácter estable o por tiempo
indefinido, que de manera concertada y coordinada se repartan diversas tareas o
funciones con el fin de cometer delitos”; y, el art. 570 ter, apartado 1, último
párrafo, conceptualiza a los grupos criminales como “la unión de más de dos
personas que, sin reunir alguna o algunas de las características de la organización
criminal definida en el artículo anterior, tenga por finalidad o por objeto la
perpetración concertada de delitos”. Acudiendo a estas disposiciones contamos con
definiciones legales que son de utilidad para esclarecer la interpretación del
agravante de referencia en el delito fiscal, situación que de manera manifiesta
difiere de la anterior, en donde la terminología utilizada -“estructura organizativa”-
daba lugar a interpretaciones vagas y confusas.
Tecnos, Madrid, 2011, págs. 563-580; ID., Funcionalismo penal constitucional. Bases dogmáticas
para el nuevo sistema de justicia penal. Fundamento y función del Derecho penal.
Autodeterminación e imputación normativa. Criminalidad organizada y Derecho penal del
enemigo, Flores Editor y Distribuidor, S.A. de C.V., México DF, 2016, págs. 281-352, esp. págs.
311-313.
1379
Cfr. ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp.
págs. 30 y sig.
552
305 bis, 1, letra b), CP, conductas equivalentes. Se agrega, también, que “(l)a
relación entre el artículo 305 bis 1 b) y los artículos 570 bis y ter es una relación de
concurso de normas, que, aplicando el principio de especialidad del artículo 8.1ª
CP1380, debe llevar a que se aplique solo el precepto del artículo 305 bis 1 b)”1381.
1380
Art. 8 CP: “Los hechos susceptibles de ser calificados con arreglo a dos o más
preceptos de este Código, y no comprendidos en los artículos 73 a 77, se castigarán observando
las siguientes reglas: 1. El precepto especial se aplicará con preferencia al general (…)”.
1381
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., pág. 31.
1382
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, C., “Lección XXXI. Delitos contra la Hacienda
Pública y contra la Seguridad Social”, en T. S. VIVES ANTÓN / E. ORTS BERENGUER / J. C.
CARBONELL MATEU / J. L. GONZÁLEZ CUSSAC / C. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ (Autores), Derecho
penal. Parte especial, Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2004, págs. 643-685, esp. pág. 652.
553
En fin, las críticas apuntadas no aportan razones suficientes ni argumentos
estimables para negar la compatibilización de las definiciones a priori señaladas.
“El delito contra la Hacienda Pública será castigado con la pena de prisión
de dos a seis años y multa del doble al séxtuplo de la cuota defraudada cuando la
defraudación se cometiere concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:
(…)
c) Que la utilización de personas físicas o jurídicas o entes sin personalidad
jurídica interpuestos, negocios o instrumentos fiduciarios o paraísos fiscales o
territorios de nula tributación oculte o dificulte la determinación de la identidad
del obligado tributario o del responsable del delito, la determinación de la cuantía
defraudada o del patrimonio del obligado tributario o del responsable del delito”.
En el otrora art. 305 CP, párrafo segundo, letra a), se configuraba una
conducta que agravaba el delito fiscal, similar a la vigente, que castigaba la
utilización de persona(s) interpuestas de manera que pueda ocultar la identidad del
verdadero obligado tributario1383.
1383
Tal como afirma la mayor parte de la doctrina este supuesto agravado “tiene lugar a
partir del caso sobre las cesiones de crédito y ante el requerimiento de Hacienda a las entidades
crediticias para que remitieran los listados de los titulares de dichas cesiones de crédito. En esos
casos se hacía uso de un activo financiero, que hasta 1989 no tenía retención en origen, para
ocultar un incremento patrimonial. El banco concedía un crédito a un cliente y transmitía su
posición acreedora vendiendo la nuda propiedad del crédito (o parte del mismo) a un tercero
cesionario. El banco continuaba cobrando la mayor parte de los intereses y no informaba a
Hacienda sobre los titulares de la cesión, es decir, sobre los cesionarios, quienes así eludían el
control fiscal con un método más seguro que guardar los billetes en un calcetín. Era una forma de
554
Nótese lo siguiente: de los supuestos recogidos en el vigente art. 305 bis,
sólo la utilización de personas interpuestas figuraba antes. La LO 7/2012 ha
adaptado la redacción del precepto a una técnica de fraude empleada en los últimos
tiempos, especificando los elementos a tener en cuenta al momento de apreciar un
intento de ocultar o dificultar la identidad de los responsables, cuantías
defraudadas o patrimonios: utilización de personas físicas o jurídicas o entes sin
personalidad jurídica interpuestos, negocios o instrumentos fiduciarios, paraísos
fiscales o territorios de nula tributación.
colocar ‘dinero negro’ sin riesgos fiscales (…)” (BAJO, M. / BACIGALUPO, S., Delitos contra la
Hacienda pública, op. cit., págs. 78 y sig.). Vid., asimismo, GÓMEZ RIVERO, Mª. del C., “Delitos
contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social”, en El nuevo Código penal y la Ley del jurado.
Actas del Congreso de Derecho penal y procesal: Sevilla, 11 al 15 de noviembre de 1996,
Fundación El Monte, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1998, pág. 223-231, esp. pág. 227; SUÁREZ
GONZÁLEZ, C., “Capítulo XVIII. Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad
Social”, en M. BAJO FERNÁNDEZ (Director), Compendio de Derecho penal (Parte especial), vol.
II, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, S. A., Madrid, 2003, págs. 593-626, págs. 607 y
sig.
1384
Un sector de la doctrina, en el marco del 305.1 a) CP (LO 6/1995), señaló que el
precepto no se limitaba única y exclusivamente a la interposición de personas físicas, sino que
cabía interpretar también que alcanzaba a testaferros personas jurídicas (MORALES PRATS, F.,
“Título XIV. De los delitos contra la hacienda pública y contra la seguridad social”, op. cit., esp.
pág. 1382; RIPOLL MARTÍNEZ DE BEDOYA, M. D, “Capítulo V. Penalidad y subtipos agravados”,
555
El supuesto de utilización de negocios o instrumentos fiduciarios, por su
parte, ha sido justificado por un sector de la doctrina que ha afirmado que “(l)a
realización de negocios o instrumentos fiduciarios podrá también fundamentar la
aplicación del subtipo agravado, al concurrir en el presente caso un plus de
antijuridicidad en el desvalor de la acción de quien acude a complejos negocios
jurídicos con la finalidad de defraudar a la Hacienda”1385.
op. cit., esp. pág. 340). Cfr., en sentido discrepante: “Sin embargo, esta interpretación no surge a
nuestro juicio, del tenor literal del artículo. Sin lugar a dudas, es una consecuencia que podría
haber sido, desde un punto de vista de política criminal, interesante” (BAJO, M. / BACIGALUPO,
S., Delitos contra la Hacienda pública, op. cit., pág. 79). Hoy en día, tras la reforma operada por
la LO 7/2012, de 27 de diciembre, ha quedado zanjada la cuestión, pues el legislador señala
expresamente a las personas jurídicas. Vid., asimismo y ampliamente, BERTRÁN GIRÓN, F.,
“Capítulo 9. Penalidad. Subtipos agravados”, en F. M. MELLADO BENAVENTE (Coordinador), El
delito fiscal, Edición Fiscal CISS, Valencia, 2009, págs. 268-272, esp. págs. 251-278.
1385
CALVO VÉRGEZ, J., “El nuevo delito fiscal tras la aprobación de la Ley Orgánica
7/2012, de 27 de diciembre”, op. cit., esp. pág. 69.
1386
La doctrina tributaria y jurisprudencial han definido los “negocios fiduciarios” como
la atribución patrimonial que uno de los contratantes (llamado fiduciante) realiza a favor del otro
(llamado fiduciario) para que éste utilice la cosa o el derecho adquirido mediante la referida
asignación para la finalidad que ambos pactaron, con la obligación de retransmitirlo al fiduciante
o a un tercero cuando se hubiera cumplido la finalidad prevista (GARRIGUES Y DÍAZ CAÑABATE,
J., Negocios fiduciarios en derecho mercantil, Imprenta de la Viuda de Galo Sáez, Madrid, 1955,
págs. 6-31; BÁEZ MORENO, A., Los negocios fiduciarios en la imposición sobre la renta,
Editorial Aranzadi, Navarra, 2009, págs. 45-55; MARTÍN LEÓN, A., Negocios fiduciarios,
simulación y transmisión de la propiedad, Editorial Thomson Reuters Aranzadi, Navarra, 2012,
págs. 28-30). En el mismo sentido, consúltese, STS de 29.XI.2007 (Ponente: SIERRA GIL DE LA
CUESTA).
556
además constitutiva de una agravación específica. A esto hay que añadir que (…)
los negocios fiduciarios se hallan más cerca del conflicto en la aplicación de la
norma tributaria del artículo 15 de la Ley General Tributaria (antiguo fraude de ley
tributaria) que de la simulación, por lo que su inclusión expresa en el tipo (en el
subtipo agravado además) va en contra de la limitación del alcance del delito fiscal
en aplicación de las exigencias del principio de legalidad que estableció la
histórica STS 120/2005”1387.
1387
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., pág. 31.
1388
Opinión que compartimos de ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley
Orgánica 7/2012”, op. cit., pág. 32. Resulta de interés la lectura de lo sostenido en TIEDEMANN,
K., Derecho penal y nuevas formas de criminalidad, traducción de M. ABANTO VÁSQUEZ,
Editorial Jurídica Grijley, Lima, 2007, págs. 253-258.
1389
ARROYO I AMAYUELAS, E. (Directora), El "trust" en el derecho civil, Editorial Bosch,
Barcelona, 2007, págs. 61 y sig. Además, el autor cuenta que “(e)l origen auténtico del trust
parece hallarse en la época medieval. Cuando un caballero inglés marchaba a las Cruzadas,
dejaba sus tierras y bienes en manos de un amigo de noble condición, a fin de que dicho sujeto
gestionase tales bienes en beneficio de la mujer del caballero y de los hijos de éste, que
lógicamente se quedaban en Inglaterra mientras el caballero partía a los Santos Lugares. Cuando
fallecía el caballero cruzado, normalmente en el campo de batalla, resulta que el amigo noble que
se había quedado en Inglaterra, pretendía quedarse con las tierras y bienes del caballero cruzado
fallecido, y además en concepto de verdadero ‘propietario’. Por eso tuvo que intervenir el Lord
Chancellor, que en el siglo XV reconoció una acción ejercitada por el ‘beneficiario del trust’
(cestui que trust) contra el trustee (el malvado amigo noble), para que éste cumpliera sus deberes
frente al ‘beneficiario’. Dicha acción fue reconocida ‘en equidad’ (por el Equity Law). Por eso se
suele afirmar, con toda razón, que el trust nació en virtud del llamado Equity Law. El Equity Law
fue un cuerpo legal distinto al Common Law que fue aplicado desde el siglo XIV hasta los últimos
años del siglo XIX por la Court of Chancery, un ‘tribunal de equidad’. En 1873 la Court of
Chancery desapareció (Supreme Court of Judicature Act 1873), pero subsistió el Equity Law, que
557
otras palabras, “existe un patrimonio separado gobernado por un documento o
escritura fundacional que, creado por el constituyente (settlor), es cedido a unos
fiduciarios (trustees) con el fin de que sea administrado de acuerdo con las
instrucciones del primero y a favor de uno o más beneficiarios (beneficial owners).
Dicho patrimonio carece de personalidad jurídica y, por ende, no puede ser titular
de derechos y obligaciones. El trust, al igual que el negocio fiduciario, se basa en
una relación de confianza pero tiene una característica distintiva: el
desmembramiento del derecho de propiedad, desdoblándose la misma en una
propiedad formal o legal (legal ownership), que correspondería al trustee, y una
propiedad bonitaria o de equidad (equitable ownership), que corresponde al
beneficiario del trust”1390.
pasó a ser ahora aplicado por tribunales del Common Law. Ello explica la subsistencia del trust”
(pág. 367).
1390
MAROS BELMONTE, P., “Tratamiento fiscal de un trust discrecional constituido en el
extranjero por un residente en España. Derecho comparado y posible aplicación del régimen de
atribución de restan del impuesto sobre la renta de las personas físicas”, en CT, núm. 142, 2012,
págs. 77-94, esp. págs. 78 y sig.
1391
Artículo periodístico: “La ingeniería fiscal ha ganado la partida. ‘Fraude fiscal’ y
‘evasión fiscal’ son dos nociones que no hay que confundir. Las élites no lo hacen”, publicado
por J. CLAUDE PAYE (sociólogo y autor de ‘El final del Estado de derecho’), el día 23 de febrero
de 2015, en Diagonal (accesible en: https://www.diagonalperiodico.net/global/25751-la-
ingenieria-fiscal-ha-ganado-la-partida.html).
558
inclusión en la nueva regulación del delito fiscal, como subtipo agravado, además,
no parece muy afortunada. Es cierto que el artículo 305 bis 1 c) exige que la
utilización de los negocios o instrumentos tributarios ‘oculte o dificulte la
determinación de la identidad del obligado tributario o del responsable del delito,
la determinación de la cuantía defraudada o del patrimonio del obligado tributario
o del responsable del delito’. Sin embargo, esta aparente limitación del alcance del
subtipo agravado parece delatar en realidad una consideración defraudatoria prima
facie del negocio fiduciario. Una posición semejante se aprecia en la insistencia en
apreciar sospecha de ilicitud en la llamada ‘planificación fiscal agresiva’ que se
observa en el Plan Anual de Control Tributario y Aduanero de 2013”1392.
1392
ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág.
33. Además, el autor concluye diciendo que “(a) partir de la reforma la probabilidad de que en los
procedimientos por delito fiscal se impute la comisión del subtipo agravado ha aumentado
considerablemente, incrementando con ello los riesgos legales para las empresas en este ámbito
tan importante”.
1393
Disposición adicional primera de la Ley 36/2006, de 29 de noviembre: “Definición de
paraíso fiscal, de nula tributación y de efectivo intercambio de información tributaria. 1. Tienen la
consideración de paraísos fiscales los países y territorios que se determinen reglamentariamente.
2. La relación de países y territorios que tienen la consideración de paraísos fiscales se podrá
actualizar atendiendo a los siguientes criterios: a) La existencia con dicho país o territorio de un
convenio para evitar la doble imposición internacional con cláusula de intercambio de
información, un acuerdo de intercambio de información en materia tributaria o el Convenio de
Asistencia Administrativa Mutua en Materia Fiscal de la OCDE y del Consejo de Europa
559
Los fundamentos técnicos señalados por la doctrina tradicional para las
causas de agravación en general 1395 son perfectamente aplicables a este supuesto,
pues se trata de un medio que facilita la comisión del comportamiento delictivo y
que dificulta su persecución. Esto justifica la concreta tipificación como causa de
agravación al tratarse de conductas que revelan una mayor peligrosidad y ataque al
bien jurídico protegido, y aun más para la singular configuración de un específico
enmendado por el Protocolo 2010, que resulte de aplicación. b) Que no exista un efectivo
intercambio de información tributaria en los términos previstos por el apartado 4 de esta
disposición adicional. c) Los resultados de las evaluaciones inter pares realizadas por el Foro
Global de Transparencia e Intercambio de Información con Fines Fiscales. 3. Existe nula
tributación cuando en el país o territorio de que se trate no se aplique un impuesto idéntico o
análogo al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, al Impuesto sobre Sociedades o al
Impuesto sobre la Renta de no Residentes, según corresponda. A efectos de lo previsto en esta
disposición, tendrán la consideración de impuesto idéntico o análogo los tributos que tengan
como finalidad la imposición de la renta, siquiera parcialmente, con independencia de que el
objeto del mismo lo constituya la propia renta, los ingresos o cualquier otro elemento indiciario
de esta. En el caso del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, también tendrán dicha
consideración las cotizaciones a la Seguridad Social en las condiciones que reglamentariamente
se determinen. Se considerará que se aplica un impuesto idéntico o análogo cuando el país o
territorio de que se trate tenga suscrito con España un convenio para evitar la doble imposición
internacional que sea de aplicación, con las especialidades previstas en el mismo. 4. Existe
efectivo intercambio de información tributaria con aquellos países o territorios que no tengan la
consideración de paraísos fiscales, a los que resulte de aplicación: a) un convenio para evitar la
doble imposición internacional con cláusula de intercambio de información, siempre que en dicho
convenio no se establezca expresamente que el nivel de intercambio de información tributaria es
insuficiente a los efectos de esta disposición; b) un acuerdo de intercambio de información en
materia tributaria; o c) el Convenio de Asistencia Administrativa Mutua en Materia Fiscal de la
OCDE y del Consejo de Europa enmendado por el Protocolo 2010. No obstante lo anterior,
reglamentariamente se podrán fijar los supuestos en los que, por razón de las limitaciones del
intercambio de información, no exista efectivo intercambio de información tributaria. 5. Las
normas de cada tributo podrán establecer especialidades en la aplicación de las normas contenidas
en esta disposición. 6. Se habilita al Gobierno para dictar cuantas disposiciones sean necesarias
para el desarrollo y aplicación de lo regulado en esta disposición adicional, así como para
actualizar la relación de países y territorios que tengan la consideración de paraísos fiscales”.
Disposición adicional primera redactada por la disposición final segunda de la Ley 26/2014, de
27 de noviembre, por la que se modifican la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del IRPF, el texto
refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de no Residentes, aprobado por el R.D.
Legislativo 5/2004, de 5 de marzo, y otras normas tributarias (BOE 28 noviembre). Vigencia:
1.I.2015.
1394
Tal como surge de la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III.
1395
Cfr. MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte general: fundamentos y teoría del delito, 2ª.
edic., Promociones Publicaciones Universitarias, Barcelona, 1985, págs. 570 y sigs.; RODRÍGUEZ
DEVESA, J. M., Derecho penal español. Parte general, 13ª. edic., revisada y puesta al día, con
autorización del autor por SERRANO GÓMEZ, Editorial Dikynson, Madrid, 1990, págs. 723 y sigs.
560
tipo cualificado. Por ello acaso cabría cuestionar lo establecido en el apartado 4 del
art. 305 CP sobre la regularización 1396, pudiéndose considerar que es incongruente
con la fijación de una pena agravada para el uso de personas interpuestas.
1396
Art. 305. 4 CP: “Se considerará regularizada la situación tributaria cuando se haya
procedido por el obligado tributario al completo reconocimiento y pago de la deuda tributaria,
antes de que por la Administración Tributaria se le haya notificado el inicio de actuaciones de
comprobación o investigación tendentes a la determinación de las deudas tributarias objeto de la
regularización o, en el caso de que tales actuaciones no se hubieran producido, antes de que el
Ministerio Fiscal, el Abogado del Estado o el representante procesal de la Administración
autonómica, foral o local de que se trate, interponga querella o denuncia contra aquél dirigida, o
antes de que el Ministerio Fiscal o el Juez de Instrucción realicen actuaciones que le permitan
tener conocimiento formal de la iniciación de diligencias (…)”.
1397
APARICIO PÉREZ, J., El delito fiscal a través de la jurisprudencia, op. cit., pág. 127.
1398
VAN DEN EYNDE ADROER, A, “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, op. cit., apartado 1.c.
561
562
CAPÍTULO XI
PRESCRIPCIÓN PENAL
1399
Cfr. BONESANA, C. (Marqués de Beccaria), Tratado de los delitos y de las penas,
Editorial Heliasta S.R.L., Buenos Aires, 1993, págs. 137-139.
1400
STC de 14.III.2005 (Ponente: GAY MONTALVO), Fundamento de Derecho cuarto.
563
La importancia de la prescripción, en cuanto a que su apreciación excluye el
castigo penal, justifica un detallado estudio de esta institución. Pero la relevancia
de su análisis en el delito fiscal supera a la del resto de los delitos que configuran
el Código penal español, pues es una de las cuestiones que más polémica ha
suscitado en la doctrina y en la jurisprudencia1401.
1401
Vid., la profusa jurisprudencia sobre la cuestión en CHICO DE LA CÁMARA, P., El
delito de defraudación tributaria tras la reforma del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones
críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial Aranzadi, Navarra, 2012, pág. 129.
564
II.- Prescripción penal y tributaria
A) Dualidad de prescripciones
1402
ESEVERRI, E., La prescripción tributaria (en la jurisprudencia del Tribunal Supremo),
Editorial Tirant lo blanch, Valencia, 2012, págs. 13-21.
1403
Cierto sector de la doctrina cuestiona la naturaleza de la disposición, pues sostiene que
antes que la prescripción, lo que se concibe es la caducidad. Vid., en ese sentido, ESEVERRI
MARTÍNEZ, E., “Apuntes sobre la prescripción tributaria”, en REDF, núm. 57, 1988, págs. 5-28,
esp. pág. 26.
1404
COLINA RAMÍREZ, E. I., La defraudación tributaria en el Código penal español
(Análisis jurídico-dogmático del art. 305 del CP), J. M. Bosch Editor, Barcelona, 2010, págs. 311
y sig. Cfr., en el mismo sentido, PÉREZ ROYO, F., Derecho financiero y tributario, Parte general,
26ª. edic., Editorial Civitas, Navarra, 2016, pág. 480.
565
Al respecto, el art. 66 LGT establece:
1405
Cfr., sobre la teoría general de la prescripción, MIR PUIG, S., Derecho penal. Parte
general, 10ª. edic. revisada y actualizada, Editorial Reppetor, Barcelona, 2016, págs. 799 y sig.
566
años para determinar la deuda tributaria mediante la liquidación, exigir el pago de
las deudas tributarias liquidadas o autoliquidadas, y solicitar y obtener las
devoluciones derivadas de la normativa de cada tributo, las devoluciones de
ingresos indebidos y el reembolso del coste de las garantías. Y, por el otro lado,
conforme a lo dispuesto en el Código penal, el tipo básico del delito fiscal
prescribirá a los 5 años, en tanto que los tipos cualificados, a los 10 años 1406.
1406
Con anterioridad a la reforma llevada a cabo por el legislador mediante la LO 5/2010,
de 22 de junio, modificación que amplía en su máximo la escala penal en el delito fiscal (de 4 a 5
años), existieron posiciones en la doctrina que se manifestaron en defensa de la derogación del
art. 131 CP (en lo que se refiere particularmente a los delitos contra la Hacienda Pública), por
considerarlo incompatible con el entonces art. 64 LGT que establecía un plazo de prescripción de
4 años de la acción para exigir el pago de las deudas tributarias y que actualmente se mantiene en
el art. 66 de la nueva LGT (Ley 58/2003, de 17 de diciembre). Cfr., al respecto, RODRÍGUEZ
RAMOS, L., “La responsabilidad civil relativa al delito fiscal”, en Derecho y Justicia penal en el
siglo XXI: liber amicorum en Homenaje al Profesor Antonio González-Cuéllar García, Editorial
Colex, Madrid, 2006, págs. 737-739.
1407
Hasta la Ley 1/1998, de 26 de febrero, de Derechos y Garantías de los Contribuyentes,
el plazo general de prescripción en materia tributaria era de cinco años. Este mismo es el plazo de
prescripción del delito fiscal, tanto en la normativa vigente entonces, como en la actual en virtud de
lo previsto por el art. 131 CP, con relación a la pena que se establece en el art. 305 CP (prisión de
uno a cuatro años y multa del tanto al séxtuplo de la cuantía defraudada). Sin embargo, el art. 24
Ley 1/1998 redujo ese plazo general de prescripción a cuatro años, sin que se produjera
modificación alguna en el CP; por lo que, con respecto al delito fiscal, se mantuvo el plazo
quinquenal de prescripción.
567
de formular acusación por delito y, además, para evitar los conflictos derivados de
la regularización de la situación tributaria entre el cuarto y el quinto año1408.
1408
BAL FRANCÉS, E., “Estudio jurídico sobre las cuestiones relativas a la determinación
de la cuota defraudada, prescripción y su interrupción y concepto de fraude, por lo que se refiere
al delito contra la Hacienda Pública”, en M. BAJO FERNÁNDEZ (Director) / S. BACIGALUPO
SAGGESE / C. GÓMEZ-JARA DÍEZ (Coords.), Política fiscal y delitos contra la Hacienda pública.
Mesas redondas. Derecho y economía, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2007,
págs. 189-204, esp. pág. 194. Sobre la cuestión ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley
Orgánica 7/2012”, en Actualidad Jurídica: Uría Menéndez, núm. 34, 2013, págs. 15-38, esp. pág.
35, ha dicho: “(…) Otra inconsistencia se aprecia en la regularización. En puridad, en términos
estrictamente tributarios no es posible la regularización de ejercicios prescritos. Así lo expone
Azpeitia Gamazo, refiriéndose a la situación anterior en que este problema sólo podía darse entre
el cuarto y el quinto año: ‘Declaración complementaria correspondiente al quinto año (ya
prescrito administrativamente) que en puridad ni siquiera es posible realizar como tal de acuerdo
con el art. 122 de la LGT, que establece que los obligados tributarios podrán presentar
declaraciones complementarias siempre que no haya prescrito el derecho de la Administración
para determinar la deuda tributaria’. Para evitar esta paradoja el artículo 305.4 CP incluye un
párrafo que dice lo siguiente: ‘Asimismo, los efectos de la regularización prevista en el párrafo
anterior resultarán aplicables cuando se satisfagan deudas tributarias una vez prescrito el derecho
de la Administración a su determinación en vía administrativa’”.
1409
Consúltese, por todas, STS de 15.VII.2002 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ), Fundamento
de Derecho segundo.
1410
STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), Fundamento de Derecho
quinto: “La cuestión de si la Ley 1/1998 de 26 de febrero (RCL 1998, 545), de Derechos y
Garantías de los contribuyentes, que ha modificado la redacción del art. 64 LGT (RCL 1963,
568
Especialmente nos detenemos en la STS de 15 de julio de 2002, recogida
por la sentencia antes reseñada, oportunidad en la que el Alto Tribunal expuso de
manera detallada las razones por las que niega la tesis que estima que el delito
fiscal debe prescribir a los 4 años. Los motivos, a los que nos adherimos para
fundamentar nuestra posición, fueron literalmente los siguientes:
570
persecución en sí misma tiene pleno sentido, cuando se trata de dar tutela a valores
esenciales para una adecuada realización del modelo constitucional de Estado, y
de prevenir las conductas gravemente atentatorias contra ellos, mediante el
mantenimiento de la amenaza penal. Y, en segundo término, porque no hay razón
para que la prescripción en el ámbito fiscal, aparte de paralizar la actividad
administrativa propia de ese ámbito, haya de significar también necesariamente la
inhibición de una iniciativa judicial en marcha, institucionalmente autónoma y que
cuente con sus propios recursos investigadores” 1411.
1411
STS de 15.VII.2002 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ), Fundamento de Derecho segundo.
En el mismo sentido se había pronunciado la STS de 6.XI.2000 (Ponente: CONDE-PUMPIDO
TOURÓN), Fundamento de Derecho séptimo afirmando: “(…) tampoco cabría considerar la
aplicación analógica de excusa absolutoria de regularización tributaria, pues la aplicación de una
norma por analogía requiere que concurra identidad de razón (artículo 4.1del Código civil) y es
claro que las razones de utilidad que concurren en la excusa absolutoria de regularización
tributaria -el favorecimiento o promoción del pago voluntario- no concurren cuando la extinción
del crédito tributario se produce por causas ajenas al contribuyente”.
1412
BACIGALUPO, E., “La reforma del delito fiscal por la LO 7/2007”, en Diario La Ley,
núm. 8076, 2013, págs. 5-8, esp. pág. 7. Cfr. ALONSO GALLO, J., “El delito fiscal tras la Ley
Orgánica 7/2012”, op. cit., esp. pág. 35.
571
La verdad es que la prescripción de las facultades de la Administración para
liquidar la deuda tributaria ha quedado prácticamente derogada a los efectos
penales en el art. 305.7 CP, cuando señala que en la determinación de la multa y la
responsabilidad civil se comprenderá el importe de la deuda tributaria que la
Administración Tributaria no haya liquidado por prescripción u otra causa legal.
1413
FALCÓN Y TELLA, R., “El delito fiscal como ley penal en blanco: la necesidad de tener
en cuenta todas las normas tributarias que afectan a la exigibilidad jurídica de una determinada
conducta del contribuyente”, en Quincena Fiscal, núm. 10, 1999, págs. 5-8, esp. pág. 8.
1414
Cfr. FERREIRO LAPATZA, J. J., “Delito fiscal y prescripción tributaria”, en RTT, núm.
43, 1998, págs. 61-74, esp. pág. 71.
1415
MARTÍN QUERALT, J., “Delitos contra la Hacienda Pública. Paradojas y razones para
su reforma”, en Tribuna Fiscal: Revista Tributaria y Financiera, núm. 221, 2009, págs. 4-7, esp.
pág. 5.
1416
Cfr. LARIO PARRA, J., “La doctrina del TC y del TS ante los diferentes problemas que
plantea el instituto de la prescripción en el delito fiscal. Últimas reformas legislativas”, en GF,
núm. 332, Madrid, 2012, págs. 44-59, esp. pág. 50: “Comparándolo con otros delitos, por ejemplo
572
Así pues, no siendo imprescindible la existencia de un procedimiento
administrativo 1417, la tramitación de un expediente prescrito servirá de notitia
criminis de indicio del delito fiscal que permitirá la investigación judicial, en cuyo
transcurso deberá precisarse la cuantía defraudada y su trascendencia penal1418.
el delito de lesiones de artículo 147 C.P., así, si a una persona le causa una agresión por la cual se
le rompe un brazo, si al cabo de unos meses ha sanado y no tiene ya lesión ni secuela alguna, no
por ello queda impune el delito de lesiones, pues lo que se sanciona penalmente es la conducta de
la agresión, y al igual ocurre con los delitos contra la Hacienda Pública, no porque la deuda haya
prescrito debe quedar impune la conducta de elusión del pago de tributos”.
1417
Cfr., en sentido discrepante, HERRERO DE EGAÑA Y ESPINOSA DE LOS MONTEROS, J.
M., “Estudio sobre el delito fiscal del art. 349 del Código Penal tras la reforma operada por la Ley
Orgánica 6/1995)”, en Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 239, 1996, págs. 1-5.
1418
Cfr. GIL MARTÍNEZ, A., “Instrucción de los delitos económicos y contra la Hacienda
Pública” (Ejemplar dedicado a: La instrucción de los delitos económicos y contra la Hacienda
pública), en Estudios de Derecho Judicial, núm. 64, Consejo General del Poder Judicial, 2004,
págs. 305-384, esp. pág. 378. También, y en esta misma línea, se ha defendido la independencia
de los plazos en los ordenamientos tributario y penal, por considerar que la LGT no ha
modificado al CP [GARCÍA GALVENTE, Y. / RUIZ GARIJO, M., “Actuaciones societarias
artificiosas para eludir los deberes fiscales: el loable criterio del TS sobre los negocios jurídicos
simulados y la prescripción del delito fiscal (comentario a la STS de 28 de noviembre de 2003)”,
en Nueva Fiscalidad, núm. 7, 2004, págs. 29-62].
1419
SERRANO GONZÁLEZ DE MURILLO, J. L., “Delitos contra la Hacienda pública.
Artículos 305 a 307, 627 y 628 del Código penal”, en R. CALVO ORTEGA (Director), Delitos
contra la hacienda pública, Editoriales de Derecho Reunidas S.A., Madrid, 2002, pág.112. En
este sentido, consúltese la STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), Fundamento
de Derecho decimocuarto: “La existencia del bien jurídico protegido por el tipo debe referirse al
momento de la comisión del hecho que es cuando surge la responsabilidad penal, y no es
573
La prescripción fiscal deja incólume la deuda tributaria, paralizando sólo la
actividad administrativa de pesquisa, liquidación y reclamación. La obligación no
queda extinta, sino debilitada, al no poder la Administración ejercer las potestades
de comprobación y liquidación encaminadas a su exigencia 1420. Y, sin duda, es
muy distinto entender que la Administración ha renunciado a ejercer la acción
tendente a exigir el pago de la deuda tributaria y considerar que el pago de la
deuda es inadmisible1421.
1424
Vid., en el mismo sentido, SAP de León de 11.II.2016 (Ponente: PEÑÍN DEL
PALACIO), Fundamento de Derecho tercero: “la prescripción constituye una causa legal de
extinción de la responsabilidad criminal (…), por el mero transcurso del tiempo, cuyo cómputo se
inicia bien desde el momento de la comisión del ilícito penal hasta el inicio del procedimiento, o
por la paralización de éste, durante el periodo de tiempo establecido”.
575
demás requisitos exigidos en la normal penal, determina la consumación de la
infracción punible y abre el periodo de prescripción (…). Es decir, a partir del 20
de junio del año siguiente al devengo de los ingresos cuya declaración de omitió
ha de comenzar a contarse el mencionado plazo” 1425.
“En los casos de delito continuado, delito permanente, así como en las
infracciones que exijan habitualidad, tales términos se computarán,
1425
STS de 26.VII.1999 (Ponente: DELGADO GARCÍA), Fundamento de Derecho segundo.
Contrariamente, STS de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ PALOS).
1426
Vid. supra Cap. VIII, epígrafe II, apartado B, número 2. Vid., especialmente, sobre la
prescripción en la modalidad de disfrute indebido de beneficios fiscales condicionados al
cumplimiento de requisitos futuros, NAVARRO CARDOSO, F., “Problemas de prescripción del delito
de defraudación tributaria (regularización y beneficios fiscales sometidos a requisitos futuros)”,
en Revista General de Derecho Penal, núm. 24, 2015, apartado VII.
1427
En este sentido, STS de 11.III.2016 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA),
Fundamento de Derecho segundo, 1.
576
respectivamente, desde el día en que se realizó la última infracción, desde que se
eliminó la situación ilícita o desde que cesó la conducta”.
1. Tipo básico
2. Tipos cualificados
577
Como apuntamos, y según lo previsto en el art. 131.1 CP, cuando el delito
disponga como castigo una pena máxima por más de 5 años, pero que no exceda de
10, prescribirá a los 10 años.
Por ende, los tipos cualificados de delito fiscal prescribirán a los 10 años,
plazo que, según el art. 132 CP, comienza a computarse desde el mismo día en que
se cometió la infracción punible.
Mediante la incorporación del art. 305 bis CP, la reforma de 2012, buscó
ofrecer una respuesta a los delitos fiscales de mayor trascendencia y especial
gravedad y, por esto, elevó la pena de prisión a un máximo de 6 años de
prisión1429, lo que a su vez -como dijimos- determinó que el plazo de prescripción
pase de ser 5 a 10 años1430.
1428
Vid. supra Cap. X, epígrafe III.
1429
Consúltese lo apuntado en la EM de la LO 7/2012, de 27 de diciembre, apartado III,
en donde se reconoce que se ha buscado el “aumento del plazo de prescripción a diez años para
dificultar la impunidad de estas conductas graves por el paso del tiempo”.
1430
Después del intento frustrado de 2010 durante la tramitación de lo que sería la LO
5/2010, y de esta forma, se llega al plazo de prescripción de 10 para los delitos fiscales
578
Hay quienes sostienen que el incremento del plazo de prescripción para los
tipos cualificados no tiene justificación, afirmando que “(s)i la discrepancia actual
entre los plazos de prescripción tributaria y penal crea en la regulación vigente un
riesgo de que se acuda indebidamente a la vía penal para reclamar deudas
tributarias prescritas, con un plazo de prescripción de diez años ese riesgo se
incrementa notablemente (…) un plazo de prescripción tan dilatado crea una
notable inseguridad jurídica, en un ámbito, el tributario, en que la ambigüedad, los
continuos cambios normativos y las interpretaciones discutibles son mucho más
habituales de lo deseable. Un plazo de prescripción tan largo limita, además,
notablemente las posibilidades de defensa, ya que es muy difícil conseguir prueba
de descargo de hechos acaecidos muchos años atrás. A partir de ahora, de facto el
plazo de conservación de todos sus documentos va a extenderse para las empresas
a once años (los diez años de prescripción más un año adicional, pues la
consumación en los delitos fiscales, que es la que marca el inicio del cómputo del
plazo, suele tener lugar en el ejercicio siguiente)”1431.
Es cierto que tras la reforma llevada a cabo por el legislador del 2012
existirá una evidente diferencia de plazos de prescripción de la infracción penal
con respecto a los plazos de prescripción de la infracción administrativa, que se
mantiene en 4 años. En otras palabras, existirá “un limbo de 6 años entre el
momento de finalización de la posibilidad de liquidar por la Administración
1432
VAN DEN EYNDE ADROER, A., “Reforma de los delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social”, en Revista Pensamiento Penal, Sección Penal Económico, Doctrina, núm.
154, 2013, apartado 1. e, agrega: “Pero no sólo se producirán fricciones en dicho particular, sino
que debe tenerse en cuenta que la normativa mercantil actual puede quedar obsoleta y tendrá que
adaptar rápidamente sus previsiones para evitar la desaparición de fuentes de prueba útiles para la
investigación del delito fiscal. Y es que, a día de hoy, la documentación mercantil debe
custodiarse obligatoriamente durante 6 años según el artículo 30 del Código de Comercio. Si una
infracción penal prescribirá en 10 años, parece que habrá que adaptarse dicha regulación para
hacer efectiva la persecución del ilícito y evitar la destrucción de pruebas”.
1433
Consúltese la STS de 10.X.2001 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). Vid., además y
ampliamente, ALONSO GONZÁLEZ, L., “La sentencia del tribunal supremo de 10 octubre 2001 (RJ
2001, 8554) y 30 de octubre 2001 (RJ 2001, 9089), en materia de prescripción del delito fiscal”,
en Revista de derecho y proceso penal, núm. 7, 2002, págs. 153-156; JAÉN VALLEJO, M, “La
prescripción del delito fiscal. Nota sobre la Sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo
de 10 de octubre de 2001”, en Revista electrónica de ciencia penal y criminología, núm. 4, 2002,
passim (accesible en http://criminet.ugr.es/recpc/jp04/recpc_04-j03.pdf); ZABALA LÓPEZ-GÓMEZ,
C., “La prescripción del delito fiscal: del ‘caso Estevill’ al ‘caso Fabra’”, en Diario La Ley, núm.
8398, 2014, págs. 1-7, esp. pág. 1.
580
No obstante, lo dicho no encontró reflejo en los pronunciamientos
jurisprudenciales, que se manifestaron de manera contradictoria en lo referido a la
existencia del procedimiento a efectos prescriptivos, el cómputo del período de
prescripción y la dirección del mismo hacia el culpable, hasta el extremo de poner
en duda la constitucionalidad misma de su regulación1434.
1434
Vid. BACIGALUPO ZAPATER, E., “Problemas constitucionales de la prescripción de la
acción penal (notas sobre la STC 63/2005)”, en Diario La Ley, núm. 6265, 2005, págs. 1-6;
FALCÓN Y TELLA, R., “Problemas de constitucionalidad y de legalidad ordinaria en relación con
la prescripción (I): consecuencias de la STC 63/2005, de 14 marzo (RTC 2005, 63) respecto a la
interrupción de la prescripción del delito fiscal”, en Quincena Fiscal, núm. 10, 2005, págs. 5-10.
1435
Consúltese, en este sentido, STS de 28.X.1997 (Ponente: RODRÍGUEZ ARRIBAS).
1436
Dependiendo de que se trate de un procedimiento ordinario o abreviado. En este
sentido, STS de 15.X.1994 (Ponente: CARRERO RAMOS).
1437
STS de 7.VI.1997 (Ponente: MARTÍN CANIVELL). Cfr. BAL FRANCÉS, E., “Estudio
jurídico sobre las cuestiones relativas a la determinación de la cuota defraudada, prescripción y su
interrupción y concepto de fraude, por lo que se refiere al delito contra la Hacienda Pública”, op.
cit., esp. pág. 196.
581
A partir de 1999 se revela una cierta uniformidad en el criterio del Tribunal
Supremo, que comienza a sostener que el procedimiento se dirige contra el
culpable -y, por ende, se interrumpe el plazo de prescripción- cuando se presenta la
denuncia o querella, cumpliendo las necesarias exigencias de concreción (delito
imputado, autoría, etc.), sin que sea necesario acto judicial posterior alguno 1438.
1438
Entre otras posteriores, consúltese STS de 26.VII.1999 (Ponente: DELGADO GARCÍA),
de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN) y de 15.VII.2004 (Ponente: GARCÍA ANCOS).
1439
Como se ha dicho, “(c)on el paso del tiempo el TC, en línea con la función que le
corresponde, ha ido obviando el enclaustramiento de la prescripción en el marco meramente
procesal, para, trascendiéndolo, adentrarse en el terreno axiológico, en el ámbito de los valores
que requieren de su amparo. Entre ellos, y son palabras mayores, el derecho fundamental a la
libertad y a la legalidad penal” (MARTÍN QUERALT, J. B., “La prescripción del delito fiscal...y su
interpretación: una apostilla sobre el poder bautismal del Derecho tributario”, en REDF,
núm. 162, 2014, págs. 11-28, esp. pág. 14).
1440
STC de 14.V.2005 (Ponente: GAY MONTALVO), Fundamento de Derecho cuarto. En
el mismo sentido se apuntó: “No se puede estar sino de acuerdo con la argumentación ofrecida
por el Tribunal Constitucional para considerar que únicamente los actos judiciales pueden
interrumpir la prescripción: ‘será únicamente el Juez quien puede llevar a cabo esa actuación de
dirección procesal del procedimiento contra el culpable que requiere el artículo 132.2 del Código
penal para considerar interrumpido el plazo de prescripción del delito en cuestión’ (…). Si el
verdadero problema es la excesiva dilación entre la presentación de la querella o denuncia y la
actuación judicial, que se resuelva dotando de más y mejores medios a la Administración de
Justicia; pero no llevando a cabo interpretaciones in malem partem que cercenen los derechos del
imputado. Con independencia de la discusión en torno a la aplicación del in dubio pro reo en
materia de prescripción -sobre todo si produce en el ámbito del principio de legalidad del artículo
25.1 de la Constitución Española- lo que sí está claro es que no es admisible una interpretación in
dubio pro fisco en detrimento del imputado” [GÓMEZ-JARA DÍEZ, C., “Prescripción y fraude de
ley en el delito fiscal: ¿In dubio pro reo vs. In dubio pro fisco?”, en M. BAJO FERNÁNDEZ
(Director) / ID. / S. BACIGALUPO SAGGESE / (Coords.), Política fiscal y delitos contra la
Hacienda pública. Mesas redondas. Derecho y economía, Editorial Universitaria Ramón Areces,
Madrid, 2007, págs. 205-214, esp. pág. 21].
582
“Esta voluntad claramente manifestada por el legislador penal de que el
ejercicio del ius puniendi se constriña a un marco temporal preestablecido se vería
contrariada de considerarse (…) que, para estimar interrumpido el plazo de
prescripción en cada caso señalado, basta con la simple presentación de una
denuncia o de una querella sin necesidad de que para ello medie acto alguno de
interposición judicial (…) no puede considerarse razonable una interpretación del
indicado precepto que deje la interrupción del plazo de prescripción
exclusivamente en manos de aquéllos, sin requerir para ello actuación alguna de
interposición judicial, con la perturbadora consecuencia, entre otras muchas
posibles, de que, lejos de verse el Juez compelido al ejercicio del ius
puniendi dentro del plazo legalmente establecido, goce de una ampliación
extralegal de dicho plazo por virtud de la actuación de los denunciantes o
querellantes al tener como efecto la interrupción del mismo que comience a correr
de nuevo en su totalidad”1441.
1441
STC de 14.V.2005 (Ponente: GAY MONTALVO), Fundamento de Derecho sexto.
1442
Fiscalía y Abogacía del Estado no adoptaron la posición del TC. A tal efecto,
consúltese la Instrucción 5/2005, sobre interrupción de la prescripción. El TS no compartió la
posición del TC, y entendió que podía y debía mantener su doctrina. En efecto, acordó lo
siguiente: “El artículo 5.1 LOPJ (…), interpretado conforme a los arts.117.1, 161.1 b) y 164.1 CE
(…), no puede impedir que el Tribunal Supremo ejerza con plena jurisdicción las facultades que
directamente le confiere el art. 123.1 CE. Cuestión: Dentro del mismo asunto, ‘¿Qué debe
entenderse por procedimiento que se dirija contra el culpable?’. Acuerdo: Mantener la actual
jurisprudencia sobre la interrupción de la prescripción pese a la sentencia del Tribunal
Constitucional 63/2005 (…)” [Acuerdo del Pleno no jurisdiccional de 25.IV.2006, Sala de lo
Penal. Consúltese, además, entre otras, STS de 21.VI.2006 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ) y de
6.VI.2007 (Ponente: GARCÍA PÉREZ)].
583
La grave desavenencia jurisprudencial fue contemplada por el legislador,
quien se enfrentó a la necesidad de intervenir por medio de la reforma llevada a
cabo por la LO 5/2010, de 22 de junio, dando una nueva redacción al art 132.2
CP1443. El vigente precepto dispone lo siguiente:
1443
Cfr. MARTÍN QUERALT, J. B., “La prescripción del delito fiscal... y su
interpretación: una apostilla sobre el poder bautismal del Derecho tributario”, op. cit., esp. pág.
11: “(…) sin embargo, no ha venido a disipar las dudas que, como veremos, aún subsisten y de las
que queda constancia expresa en recientes pronunciamientos de ambos Tribunales”.
1444
Vid., sobre esta posibilidad de suspender el plazo de prescripción, FALCÓN Y TELLA,
R., “La reforma del Código Penal: la nueva concepción de la responsabilidad civil derivada del
delito fiscal y la posible concurrencia de éste con el delito de blanqueo”, en Quincena Fiscal,
núm. 1-2, 2011, págs. 7-13, esp. pág. 8, quien sostiene que facilita el abuso que supone una
investigación materialmente penal “bajo ropaje tributario” y con la obligación de colaborar con la
inspección.
584
La nueva redacción pretende poner fin a las discusiones suscitadas sobre el
momento de interrupción del plazo de la prescripción, quedando claro con la
reforma que “se entenderá dirigido el procedimiento contra una persona
determinada desde el momento en que, al incoar la causa o con posterioridad, se
dicte resolución judicial motivada en la que se le atribuya su presunta participación
en un hecho que pueda ser constitutivo de delito”1445.
La reforma aludida -como quedó dicho- reguló de forma íntegra una materia
objeto de debate jurídico entre los dos Altos Tribunales. Recordemos que hasta su
aprobación el Supremo entendía que la interposición de una denuncia o querella
interrumpía el plazo de prescripción, mientras que para el Constitucional dicha
interrupción no se producía hasta la admisión judicial de la acción penal.
1448
STS de 24.X.2013 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TURÓN), Fundamento de Derecho
segundo.
1449
Voto particular formulado por el Magistrado MAZA MARTÍN.
586
En todo caso, la argumentación del Tribunal fue la siguiente:
587
cómputo se producirá también si, dentro de dichos plazos, el Juez de Instrucción no
adoptara ninguna de las resoluciones previstas en este artículo”1450.
Por ende, admitida judicialmente la querella e incoada una causa penal contra
el querellado por su participación en los hechos que se le imputan en la misma, la
prescripción queda interrumpida y no se requiere un auto adicional de imputación
formal.
1450
STS de 24.X.2013 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TURÓN), Fundamento de Derecho
segundo.
1451
En el mismo sentido se pronunció la STS de 22.X.2014 (Ponente: FERRER GARCÍA).
588
La aplicación retroactiva de la nueva norma conduce a igual conclusión: aun
cuando entre la presentación de la querella y su definitiva admisión transcurrieron
más de seis meses y, por tanto, no puede tomarse como referencia la fecha de
presentación para la interrupción de la prescripción, el auto de admisión a trámite de
la querella de 5 de agosto de 1993 con incoación de una causa penal contra el
recurrente -entre otros- interrumpe la prescripción de conformidad a lo previsto en el
art. 132.2 CP, para todos los tipos delictivos de los que puedan ser constitutivos los
hechos descritos en la querella1452.
1452
Como dijo el TS en Sentencia de 22.X.2014 (Ponente: FERRER GARCÍA), Fundamento
de Derecho cuarto: “Ahora bien, no sólo gozan de esa cualidad los autos que admiten a trámite
una denuncia o querella a los que se refiere el artículo 132 del CP en otros apartados, sino otras
resoluciones judiciales diversas que por su propia naturaleza exigen una ponderación de los
motivos que permiten sostener que se ha cometido un hecho delictivo y atribuir a una persona
determinada participación en el mismo. En este sentido, la STS 885/2012 de 12 de
noviembre (…), que afirmó que resoluciones tales como el un auto de intervención telefónica, o
el que autoriza un registro domiciliario, o el que ordena una detención, entre otros, son actos
judiciales potencialmente aptos para interrumpir la prescripción, en tanto que manifiestan una
resolución judicial motivada en la que se atribuye a un sospechoso su presunta participación en el
hecho delictivo que se encuentra siendo investigado o que va a serlo. En definitiva, lo que ha de
entenderse por dirección del procedimiento no es un acto judicial estricto de imputación, o lo que
es lo mismo la atribución de la condición de sujeto pasivo de una pretensión punitiva, que aún no
se ha ejercitado formalmente, sino que basta con la atribución indiciaria de su presunta
participación en un hecho, que se está investigando o que se comienza a investigar en tal
momento. Respecto a la necesidad de motivación de esa resolución que implique la dirección del
procedimiento a los fines de tener por integradas las exigencias del artículo 132.2. 1ª del CP en su
actual redacción, viene necesariamente delimitada por el momento procesal en el que se dicta esa
resolución. Generalmente será la que dé comienzo a las investigaciones, por lo que solo contará
como elementos de contraste con los que la correspondiente denuncia o querella incorporen. De
ahí que lo exigible es un juicio de verosimilitud sobre la apariencia delictiva de los hechos
denunciados y su presunta atribución al querellado o denunciado. Como dijo la STS 885/2012 de
12 de noviembre, no es posible ‘que en tal momento procesal puedan llevarse a cabo mayores
explicaciones ni probanzas, en tanto dicha resolución judicial es precisamente la que abre la
investigación judicial; carecería de sentido, en consecuencia, exigir mayor motivación que la
expuesta. Ni siquiera es necesaria una toma de postura respecto a la adecuada calificación jurídica
de los hechos. Como recordó la STS 832/2013 lo que interrumpe la prescripción es la imputación
de unos determinados hechos (debe entenderse los relatados en la denuncia o querella), no la
calificación formal de los mismos. Y esta interrupción operará respecto a cualquier calificación
jurídica que se sustente sobre hechos que se imputan en la denuncia o querella, a no ser que el
Instructor, al admitir aquellas o incoar el procedimiento penal, excluya expresamente algún
apartado fáctico, y siempre que el querellado haya tenido conocimiento de la totalidad de los
hechos que se le imputan. En cualquier caso, aun cuando, como hemos dicho,
la prescripción tiene un componente material que retrotrae la aplicación de lo dispuesto respecto a
ella en los aspectos favorables al reo, no puede perderse de vista su aspecto procesal. De ahí que
el estándar de motivación exigible respecto a las resoluciones que se hubieran dictado estando
589
Pero el recurrente consideró prescrito el delito fiscal por entender que el auto
de incoación de la querella no se refería de modo expreso a dicho tipo delictivo, y
que la causa penal se incoó únicamente por un delito de estafa. Sostuvo que en la
querella no se le imputaba un delito contra la Hacienda Pública y, así, su admisión
interrumpió la prescripción para el delito de estafa y no para el delito fiscal. Esta
argumentación no fue acogida, pues no responde al contenido de la norma legal ni a
la doctrina jurisprudencial. El Tribunal afirmó:
vigente una norma que no incidía en la concreta motivación del acto por el que se entendiera
dirigido el procedimiento, lo que facultó incluso la interpretación jurisprudencial del Tribunal
Supremo que reconoció virtualidad a tales efectos a la presentación de una denuncia u querella, o
la del Tribunal Constitucional que exigió un ‘acto de interposición judicial’ asimilado a la
admisión de la denuncia o querella, sea menos exigente que el requerido una vez en vigor los
disposiciones de la LO 5/2010. Así lo reclama el principio de seguridad jurídica”.
590
procedimiento, no excluye la interrupción de la prescripción para todos los hechos
que se imputan al querellado en la querella, con independencia de su calificación
final. A no ser que el Instructor, al admitir la querella o incoar el procedimiento
penal, excluya expresamente algún apartado fáctico, y siempre que el querellado
haya tenido conocimiento de la totalidad de los hechos que se le imputan”1453.
C) Reflexiones finales
1453
STS de 24.X.2013 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TURÓN), Fundamento de Derecho
segundo. (Cursivas añadidas).
1454
MARTÍN QUERALT, J. B., “La prescripción del delito fiscal...y su interpretación: una
apostilla sobre el poder bautismal del Derecho tributario”, op. cit., esp. págs. 19 y sig.
591
porque afecta particularmente a nuestra materia tributaria: el art. 305.5 CP dispone
que la existencia del procedimiento por delito fiscal no paralizará la acción de
cobro de la deuda tributaria1455.
1455
La parte pertinente del art. 305.5 CP dispone: “La existencia del procedimiento penal
por delito contra la Hacienda Pública no paralizará la acción de cobro de la deuda tributaria. Por
parte de la Administración Tributaria podrán iniciarse las actuaciones dirigidas al cobro, salvo que
el Juez, de oficio o a instancia de parte, hubiere acordado la suspensión de las actuaciones de
ejecución, previa prestación de garantía. Si no se pudiese prestar garantía en todo o en parte,
excepcionalmente el Juez podrá acordar la suspensión con dispensa total o parcial de garantías si
apreciare que la ejecución pudiese ocasionar daños irreparables o de muy difícil reparación”.
1456
Consúltese, al respecto, STC de 18.VII.2011 (Ponente: ARAGÓN REYES) y STS de
24.X.2013 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURON).
592
CAPÍTULO XII
CONCURSOS DE NORMAS Y DE DELITOS
1457
Vid., sobre la teoría general de los concursos de normas y de delitos, SANZ MORÁN, A.
J., El concurso de delitos. Aspectos de política legislativa, Universidad de Valladolid, Secretariado
de Publicaciones, Editorial Gráficas Andrés Martín S.A., Valladolid, 1986, págs. 191-195 y 210-
239; POLAINO NAVARRETE, M., Lecciones de Derecho penal. Parte general, tomo II, 2ª. edic.
corregida y actualizada, Editorial Tecnos, Madrid, 2016, págs. 277-288.
593
II.- Supuestos singulares de concurrencia de normas o de delitos
A) Alzamiento de bienes
El art. 257.1.1 CP castiga a quien se alce con sus bienes en perjuicio de sus
acreedores, y esta conducta puede -o no- perjudicar directamente al patrimonio de
la Hacienda Pública como bien jurídico tutelado en el delito fiscal1458.
En todo caso, esta tesis presupone la existencia de una defraudación por una
cantidad superior al monto legalmente establecido en el art. 305 CP, pues de no
constatarse aquello procedería la sanción únicamente por un delito de alzamiento
de bienes, al no realizarse el tipo de la defraudación fiscal.
1458
NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social, delitos de contrabando”, en Mª. del C. GÓMEZ RIVERO (Directora) / A. NIETO MARTÍN /
A. M. PÉREZ CEPEDA / E. CORTÉS BECHIARELLI / E. NÚÑEZ CASTAÑO, Nociones fundamentales
de Derecho penal. Parte especial, vol. II, 2ª. edic. adaptada a la LO 1/2015, de reforma del
Código Penal, Editorial Tecnos, 2015, págs. 315-350, esp. pág. 324.
1459
DORRONSORO MARTÍN, P., “Capítulo VII. Unidad y pluralidad de delitos. Tributación
de rentas ilícitas”, en J. DE FUENTES BARDAJÍ / P. CANCER MINCHOT / R. FRÍAS RIVERA / J. J.
ZABALA GUADALUPE (Directores) / E. BAL FRANCÉS / J. J. ZABALA GUADALUPE (Coords.),
Manual de delitos contra la Hacienda pública, Editorial Thomson-Aranzadi, Navarra, 2008,
págs. 381-402, esp. pág. 394.
594
Pero, en verdad, podría también estimarse un concurso real entre el delito
de alzamiento de bienes y el delito fiscal si el sujeto tras haber defraudado a la
Hacienda Pública proceda a obstaculizar el pago de la deuda tributaria mediante
conductas constitutivas de un delito de alzamiento de bienes1460.
B) Falsedades
En este análisis cabe distinguir dos supuestos que, a su vez, darán lugar a
distintos concursos: el primero, cuando se falsifican documentos que sirven de
soporte o instrumento para cometer el delito fiscal; y, el segundo, cuando se trate
de falsedades contables.
1460
NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social, delitos de contrabando”, op. cit., esp. pág. 324. Cfr. MESTRE DELGADO, E., “Tema 14.
Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social”, en C. LAMARCA PÉREZ
(Coordinadora), Delitos y faltas. La parte especial del Derecho penal, 2ª. edic., Editorial Colex,
Madrid, 2016, págs. 547-569, esp. pág. 559, quien ha afirmado que “(e)l delito de defraudación
tributaria (…) entra en concurso medial con el delito de alzamiento de bienes que hubiera podido
cometerse para reforzar (impidiendo la realización del crédito que la Administración tributaria
pudiera llegar a determinar) la eficacia del delito de defraudación tributaria”.
1461
En ese sentido se ha pronunciado el TS en sentencias, entre otras, de 21.IV.2010
(Ponente: SAAVEDRA RUIZ) y de 17.III.2011 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ).
595
defraudar a la Hacienda por medio del delito contable1462 contemplado en el art.
310 CP1463 desplaza, en sede positiva de concurso de normas, la posibilidad de
castigar las falsedades instrumentales de carácter ideológico en el marco de los
delitos fiscales1464.
Por otro lado, una de las hipótesis sin duda más frecuentes en nuestra
materia de estudio es el caso de las facturas falsas, respecto de las que, a pesar de
considerar punible la creación o el uso de aquéllas cuando reflejen operaciones
ficticias, sostenemos que el art. 310 CP impide el castigo de las falsedades
instrumentales en el marco de los delitos fiscales. En otras palabras, la posición
radica únicamente en negar la sanción penal por un delito de falsedad documental
cuando la falsedad obre en el carácter ficticio de la operación documentada en la
factura, siendo auténtico el emisor. En tal caso, existirá un concurso de normas en
el cual el delito fiscal desplaza el delito de falsedad1465.
1462
Vid. de modo singular al respecto FERRÉ OLIVÉ, J. C., El delito contable: análisis del
art. 350 bis del Código penal, Editorial Praxis, Barcelona, 1988, passim.
1463
Art. 310 CP: “Será castigado con la pena de prisión de cinco a siete meses el que
estando obligado por ley tributaria a llevar contabilidad mercantil, libros o registros fiscales: a)
Incumpla absolutamente dicha obligación en régimen de estimación directa de bases tributarias.
b) Lleve contabilidades distintas que, referidas a una misma actividad y ejercicio económico,
oculten o simulen la verdadera situación de la empresa. c) No hubiere anotado en los libros
obligatorios negocios, actos, operaciones o, en general, transacciones económicas, o los hubiese
anotado con cifras distintas a las verdaderas. d) Hubiere practicado en los libros obligatorios
anotaciones contables ficticias. La consideración como delito de los supuestos de hecho, a que se
refieren los párrafos c) y d) anteriores, requerirá que se hayan omitido las declaraciones
tributarias o que las presentadas fueren reflejo de su falsa contabilidad y que la cuantía, en más o
menos, de los cargos o abonos omitidos o falseados exceda, sin compensación aritmética entre
ellos, de 240.000 euros por cada ejercicio económico”.
1464
Como dice la STS de 10.VII.2006 (Ponente: MONTERDE FERRER), el delito contable
contemplado en el art. 310 CP constituye una especie de acto preparatorio que debe quedar
englobado en la defraudación tributaria (Fundamento de Derecho segundo): “No obstante las
argumentaciones del recurrente y aún las de la propia Sala a quo el motivo no puede prosperar,
porque tiene declarado esta Sala (…) que el delito contable constituye una especie de acto
preparatorio que debe quedar absorbido en la defraudación tributaria, no pudiéndose castigar con
independencia el acto preparatorio de un delito y el delito, después de consumado, a que dicho
acto se refiere”.
1465
MIR PUIG, S., “Facturas falsas para defraudar a hacienda”, en La ley penal: revista de
Derecho penal, procesal y penitenciario, núm. 62, 2009, págs. 70-79, esp. pág. 73.
596
Es un hecho que emitir una factura que refleje operaciones ficticias
realizadas por quien figura como emisor constituye una forma de falsedad
ideológica en un documento, puesto que esta clase de falsedad consiste en faltar a
la verdad por parte de quien emite un documento 1466. Esto no parece discutible
porque, desde luego, en este caso no hay ninguna manipulación o alteración del
contenido de un documento emitido por otra persona: no hay ninguna falsificación
o falsedad material.
1466
Vid., sobre la estructura de este tipo delictivo, especialmente, CASAS BARQUERO, E., El
delito de falsedad en documento privado, Editorial Bosch, Barcelona, 1984, passim.
1467
Art. 392 CP: “1. El particular que cometiere en documento público, oficial o
mercantil, alguna de las falsedades descritas en los tres primeros números del apartado 1 del
artículo 390, será castigado con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a
doce meses”.
1468
En este sentido se pronunció el TS en Sentencia de 29.V.2000 (Ponente: MARTÍNEZ
ARRIETA), Fundamento de Derecho sexto: “Con relación a esta modalidad falsaria hemos que
tener en cuenta que el legislador del Código Penal de 1995, expresamente, ha declarado atípica
para los particulares de la modalidad falsaria consistente en faltar a la verdad en la narración de
los hechos (arts. 392 y 390.1.4), supuesto típico de la falsedad ideológica en cuanto se parte de un
documento auténtico cuyo contenido es mendaz que es sólo punible para el funcionario público
(art. 390 del CP)”.
597
a error sobre su autenticidad”) 1469, siendo así que el art. 392 CP específicamente
incrimina la conducta del particular que incurra en esta modalidad de falsedad 1470.
1469
Vid., sobre las nociones dogmáticas de falsedad ideológica y de autenticidad
documental, en relación con el de genuinidad del documento, CASAS BARQUERO, E., El delito de
falsedad en documento privado, Bosch, Barcelona, págs.3-10; 24-28; 419-425.
1470
Criterio compatible con el adoptado por la STS de 26.II.1999 (Ponente: JIMÉNEZ
VILLAREJO) (Caso Argentia Trust).
1471
Cfr., sobre el objeto material de la falsedad documental, CASAS BARQUERO, E., El
delito de falsedad en documento privado, op. cit., págs. 225-258.
1472
Cfr., al respecto, especialmente, FERRÉ OLIVÉ, J. C., El delito contable: análisis del
art. 350 bis del Código penal, op. cit., passim.
598
registro de las facturas, soporte constituido precisamente por las propias facturas.
La Agencia Tributaria no dará ningún valor probatorio a la anotación de una
factura que no exista. La eficacia probatoria de cada anotación del registro de
facturas depende de que la anotación corresponda a la realidad de una factura.
Quien trate de defraudar a Hacienda mediante la anotación en el Libro-registro de
una operación ficticia necesitará la factura falsa correspondiente. En consecuencia,
la creación y/o utilización de una factura por una operación inexistente ha de
considerarse necesaria para que la conducta tipificada en el art. 310 d) tenga la
relevancia que justifica su punición”1473.
C) Cohecho
1473
MIR PUIG, S., “Facturas falsas para defraudar a hacienda”, op. cit., esp. pág. 73.
1474
MIR PUIG, S., “Facturas falsas para defraudar a hacienda”, op cit., esp. pág. 75.
599
retribución de cualquier clase para él mismo o para un tercero1475. En concreto, la
incriminación del cohecho incluye la descripción de una serie de hipótesis típicas
de cohecho funcionarial (también denominado cohecho propio), así como otras
modalidades de sobornos cometidos por personas no titulares de la cualidad de
funcionario público (cohecho impropio), obligando la tipología legal a atender al
carácter público o privado del sujeto activo del delito, a la diversidad de conductas
típicas y a las formas de incidencia sobre el bien jurídico protegido1476.
1475
NIETO MARTÍN, A., “Lección XXI: Corrupción y abuso de poder (I)”, en Mª. del C.
GÓMEZ RIVERO (Directora) / A. NIETO MARTÍN / A. M. PÉREZ CEPEDA / E. CORTÉS
BECHIARELLI / E. NÚÑEZ CASTAÑO, Nociones fundamentales de Derecho penal. Parte especial,
vol. II, 2ª. edic. adaptada a la LO 1/2015, de reforma del Código Penal, Editorial Tecnos, 2015,
págs. 453-502, esp. pág. 453.
1476
POLAINO NAVARRETE, M., “Delito de cohecho. Reflexiones sobre su regulación en
España tras la reforma de 2010”, en Cuestiones actuales en Derecho penal. Tendencias y
perspectivas, Presentación: J. E. BUOMPADRE, Editorial ConTexto, Resistencia, Chaco, 2012, págs.
197-215, esp. 197, 201.
600
declarar contra sí mismo constituye una causa de justificación que exime a estos
sujetos de sus obligaciones fiscales1477; y
1477
PIPAÓN PULIDO, J. G., “El cohecho y el delito fiscal: concurso de normas”, en La ley
penal: revista de derecho penal, procesal y penitenciario, núm. 67, 2010, págs. 21-24, esp.
págs. 21 y sig.
1478
Consúltese, al respecto, lo resuelto en el conocido caso Ballena Blanca por el TS en
Sentencia de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de Derecho,
trigésimo séptimo.
1479
Vid. las debidas precisiones terminológicas sobre la unidad y la pluralidad de acciones,
en SANZ MORÁN, A. J., El concurso de delitos, op. cit., págs. 111-115.
601
inmediato de un hecho delictivo que también es objeto de reproche penal, “la
condena por el delito que constituye la fuente directa e inmediata del ingreso
absorbe todo el desvalor de la conducta y consume al delito fiscal derivado
únicamente de la omisión de declarar los ingresos directamente procedentes de esta
única fuente delictiva”1480.
1. Que los ingresos generados por el delito fiscal deriven de forma directa del
delito de cohecho, de manera que la existencia de una pluralidad de fuentes o
1480
STS de 28.III.2001 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN).
1481
La cuestión de las ganancias patrimoniales no justificadas es, desde luego, inmensa, y
no pretendemos resolverla universalmente aquí ni, muchos menos, exponer todas las aristas y
vectores de tan sugerente cuestión. Únicamente nos limitaremos a exponer, telegráficamente, un
humilde análisis del tema en el marco de nuestro objeto de estudio. Vid., por todos, BACIGALUPO
SAGGESE, S., Ganancias ilícitas y Derecho penal, Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid,
2002, passim.
1482
En esta oportunidad, el TS, con fecha 7.XII.1996 (Ponente: DELGADO GARCÍA),
condenó a un sujeto por delito fiscal tras no quedar probada la procedencia ilícita de los fondos
como elemento del delito de blanqueo de capitales.
1483
En esta oportunidad, el TS, con fecha de 21.XII.1999 (Ponente: CONDE-PUMPIDO
TOURÓN), consagró la obligación de tributar los rendimientos lícitos de actividades ilícitas.
1484
En esta oportunidad, el TS, con fecha de 28.III.2001 (Ponente: CONDE-PUMPIDO
TOURÓN), consagró la obligación de tributar los rendimientos lícitos de actividades ilícitas.
1485
STS de 20.III.2007 (Ponente: DELGADO GARCÍA).
1486
STS de 30.X.2008 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN).
602
reinversión de las cantidades obtenidas que producen nuevos beneficios no dará
lugar a la absorción del delito fiscal.
Por lo dicho, “la clave de la relación entre el cohecho y el delito fiscal está
precisamente en (…) el comiso de las cantidades entregadas, de las ganancias no
declaradas al fisco generadoras de un delito fiscal”1488.
1487
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
1488
PIPAÓN PULIDO, J. G., “El cohecho y el delito fiscal: concurso de normas”, op. cit.,
esp. pág. 23.
1489
PIPAÓN PULIDO, J. G., “El cohecho y el delito fiscal: concurso de normas”, op. cit.,
esp. págs. 23 y sig.
603
III.- Especial vinculación entre defraudación tributaria y blanqueo de
capitales
A) Cuestiones problemáticas
1490
Las reiteradas reformas del Código penal español en materia de delitos contra la
Hacienda Pública, unidas a las modificaciones de la legislación sobre el blanqueo de capitales,
han agudizado un problema que ya venía suscitándose en la jurisprudencia y en la doctrina desde
la reforma del Código penal por LO 1/1988, de 24 de marzo, en cuya EM se razonaba acerca de la
necesidad de “combatir las conductas que vienen denominándose de blanqueo del dinero de
ilícita procedencia”. Vid., sobre la evolución de la problemática concursal en la jurisprudencia,
MARTÍN QUERALT, J., “La evolución jurisprudencial acerca de la conexión entre el delito fiscal y
el delito de blanqueo de capitales”, en Carta Tributaria. Revista de opinión, núm. 22, 2017, págs.
33-36.
1491
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
1492
Así lo hizo el TS en la Sentencia de 7.XII.1996 (Ponente: DELGADO GARCÍA; caso
Nécora) y de 21.XII.1999 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN; caso Roldán).
604
El Alto Tribunal, en aquella ocasión, se preguntó si era posible aplicar la
doctrina jurisprudencial existente (referida al supuesto de bienes blanqueados
procedentes de un delito de tráfico de drogas -o de otros delitos- no declarados a
Hacienda), al supuesto de bienes blanqueados derivados de un delito fiscal.
I) La tesis que considera que el delito fiscal puede ser antecedente del delito
de blanqueo, pues no hay razón para conceder a los delitos contra la Hacienda
Pública un tratamiento diferenciado respecto de otros delitos en su relación con el
blanqueo. Los bienes procedentes de la defraudación al Fisco, por su origen
delictivo grave, constituirán el objeto material del delito de blanqueo, siendo la
relación entre el delito fiscal y de blanqueo la normal entre el delito previo y delito
de blanqueo. Y
II) La tesis que niega tal posibilidad sosteniendo que el delito fiscal no
origina los fondos que son objeto del delito. El defraudador no obtiene ningún
rendimiento del delito, pues los bienes que integran la cuota ya se encuentran en su
patrimonio. Dicho de otro modo, el delito fiscal no origina nada que no existiera
antes en el haber del defraudador.
1493
Del contenido del art. 17, que establece que la aplicación de los tributos origina una
relación jurídica tributaria consistente en el “cómputo de obligaciones y deberes, derechos y
potestades” de la que se derivan obligaciones materiales y formales para el obligado tributario y
también para la administración; y del art. 19, que establece que “la obligación tributaria principal
tiene por objeto el pago de la cuota tributaria”, la Sentencia concluye afirmando que la realización
del supuesto de hecho al que la Ley vincula el deber de contribuir genera la obligación de pago de
una cantidad de dinero, situándose el debate en la determinación de si dicha cantidad de dinero
puede ser o no objeto material del delito de blanqueo. La Sentencia desarrolla los argumentos
contrarios del siguiente modo: 1. argumento relacionado con el objeto material: la cuota defraudada
no es la originada en el delito de fraude fiscal y el art. 301 CP exige que los bienes que se blanqueen
procedan de un delito o tengan su origen en el mismo. No puede apreciarse el delito de blanqueo
605
existente acerca de la posibilidad o no de que los bienes derivados del delito fiscal
constituyan el objeto material del delito de blanqueo, el Alto Tribunal advierte que
la literalidad del art. 301 podría suscitar la controversia relativa a si el bien objeto
del delito antecedente y el bien objeto de blanqueo pueden ser idénticos. El Alto
Tribunal, al respecto, responde de forma categórica: los bienes objeto del blanqueo
son las “ganancias” resultantes de una previa actividad delictiva, que constituyen el
“producto” del delito previo y que pueden ser “activos de cualquier naturaleza”. En
todo caso, en el delito fiscal se blanquea la cuota defraudada como ganancia
obtenida1494.
Por ende, la Sentencia sostuvo que el delito fiscal puede ser antecedente del
delito de blanqueo, y lo hace con base en los siguientes razonamientos:
1. El objeto del blanqueo es la ganancia procedente del delito fiscal, esto es,
la cuota defraudada, no los rendimientos o base imponible que han motivado dicha
cuota.
cuando el origen de los fondos es conocidamente lícito, aunque en su ocultación se hayan utilizado
medios típicos para el blanqueo; 2. argumento relacionado con la conducta típica. Vulneración del
principio ‘ne bis in idem’. Se afirma que a menos que el defraudador se arrepienta y tras el fraude
pague a la Hacienda Pública, algo tiene que hacer con el dinero no declarado, o lo transmite, o lo
convierte u “oculta su ubicación”, conductas previstas en el art. 301 CP; es decir parece obvio que
el tipo de defraudación fiscal ya contempla, abarca y castiga el desvalor que supone el hecho de que
el sujeto activo, en vez de declarar e ingresar en las arcas del Estado el dinero que le corresponda
pagar conforme a la normativa tributaria, se lo gasta en otros menesteres; 3. argumento político
criminal. El delito de blanqueo de capitales ha perdido su sentido original dirigido a perseguir
penalmente la legitimación de los bienes procedentes de actividades delictivas, y se ha convertido
en instrumento de control y recaudación fiscal. Frente a tales argumentos contrarios, analiza, luego,
los que sustentan la postura favorable, que tienen su acomodo en una premisa básica: no se debe
confundir el blanqueo de la cuota defraudada con el blanqueo de los fondos que dan lugar a la cuota
defraudada.
1494
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo. Vid., especialmente, sobre el objeto material del delito de blanqueo,
ABEL SOUTO, M., El delito de blanqueo en el Código penal español, Editorial Bosch, Barcelona,
2005, págs. 161-213.
606
el principio ‘ne bis in idem’. La cuota defraudada es el resultado de la liquidación
tributaria de una defraudación al Fisco y el objeto del ulterior delito de blanqueo.
1495
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
607
art. 301, vigente cuando sucedieron los hechos, se hablaba de un delito “grave”
como antecedente de un ulterior blanqueo. Pero desde la reforma llevada a cabo por
la LO 15/2003 cualquier delito puede ser antecedente y, con ocasión de la reforma
LO 5/2010, cualquier “actividad delictiva”1496. Por tanto, según la legislación penal
española, el delito fiscal, en principio, no está excluido para poder ser delito
precedente de un blanqueo, dada su consideración, en todo caso, de delito grave.
1496
Vid., sobre la evolución legislativa del delito de blanqueo de capitales, entre otros,
BLANCO CORDERO, I., El delito de blanqueo de capitales, Editorial Aranzadi, Navarra, 2012,
págs. 179-187.
1497
Cfr., en sentido discrepante, FALCÓN Y TELLA, R., “La reforma del Código penal: la
nueva concepción de la ‘responsabilidad civil’ derivada del delito fiscal y la posible concurrencia
de éste con el delito de blanqueo”, en Quincena Fiscal, núm. 1-2, 2011, págs. 7-13, esp. pág. 12;
FERNÁNDEZ JUNQUERA, M., “Defraudación fiscal, blanqueo de capitales y regularización fiscal”,
en REDF, núm. 155, 2012, págs. 21-39, esp. pág. 28.
1498
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
608
está constituida por la cuota o cantidad a ingresar que resulte de la obligación
tributaria principal o de las obligaciones de realizar pagos a cuenta. Es decir, el bien
que procede del delito fiscal es la cuantía económica correspondiente a la cuota
tributaria, que es una cantidad de dinero que constituye normalmente una
proporción que se aplica sobre la base imponible (gravamen). Y, el dinero,
evidentemente, constituye un bien en el sentido del delito de blanqueo de capitales.
Se trata, con todo, de una cantidad de dinero que no ingresa en el patrimonio del
autor del delito fiscal, sino que ya se encuentra en él porque constituye una parte del
mismo, pero ello no impide considerar que la cuota tributaria procede del delito
fiscal”1499.
1499
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo. (Cursivas añadidas).
1500
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
609
la existencia del bien. Una actividad delictiva previa es causa de un bien cuando
repercute directa o indirectamente en su existencia, composición material, valor, en
su titularidad, posesión o custodia. Existe conexión causal y, por lo tanto,
contaminación, cuando suprimiendo mentalmente la actividad delictiva, el bien no
se encuentra en el patrimonio de un sujeto”1501.
“El delito fiscal supone un incremento del patrimonio del defraudador, con
bienes que de otro modo no estarían en el mismo. Esto es, el dinero no estaría en su
patrimonio, si no hubiera defraudado a la Hacienda Pública y tiene, por lo tanto, su
origen y procedencia en el delito fiscal. La cuota tributaria defraudada es el bien
derivado del delito y, por lo tanto, es idónea para ser objeto material del delito de
blanqueo. Esto es, la cuota defraudada constituye un bien en el sentido del art. 301
CP, que constituye simultáneamente un perjuicio para la Hacienda Pública y un
beneficio para el defraudador. Y, además supone el beneficio o provecho económico
derivado del delito susceptible de ser considerado bien idóneo del delito de
blanqueo de capitales. Por lo tanto, las conductas típicas descritas en el art. 301 CP
pueden recaer sobre la cuota tributaria”1502.
1501
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
1502
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
610
patrimonio del contribuyente queda contaminado”1503.
Es así que la citada STS considera que debe partirse del hecho de que el
momento de contaminación de los bienes integrantes de la cuota tributaria
defraudada se produce cuando vencen los plazos administrativos establecidos para
declararlos a la Administración. Es decir, que hasta este momento existe un lapso
temporal durante el que no es posible determinar si existe o no delito fiscal.
El Tribunal Supremo advirtió que, “una vez concretada la cuota tributaria que
cuantifica la obligación tributaria económicamente valorable de la que responde el
defraudador, habrá que diferenciar en su patrimonio los bienes que la integran, pues
si no se puede individualizar la cuota tributaria en su patrimonio, difícilmente se
puede realizar la conducta típica del delito de blanqueo, al no existir objeto
1503
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
1504
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo (Cursivas añadidas). Cfr., en el mismo sentido, BLANCO CORDERO,
I., El delito de blanqueo de capitales, Editorial Aranzadi, Navarra, 2012, pág. 439: “La cuota
tributaria, cuando supere los límites fijados en el CP, constituye un bien procedente de una
actividad delictiva y, por lo tanto, idóneo para realizar las conductas típicas del blanqueo del art.
301 C.P. No lo es, sin embargo, el conjunto de bienes no sometidos a tributación y que suponen la
base imponible, porque no resultan contaminados por el delito fiscal”.
611
material”1505.
Es así que, como quedó dicho, para que el delito fiscal se constituya en delito
subyacente del delito de blanqueo de capitales, requiere que durante la investigación
se pueda identificar la parte de los bienes del patrimonio del defraudador que
constituyen la cuota tributaria. El TS admite que en algunos supuestos sí será
posible, pero en otros puede que la acción típica del delito de blanqueo de capitales
recaiga sobre una parte del patrimonio del defraudador que obligatoriamente incluya
todo o parte de la cuota tributaria. Esta circunstancia concurrirá cuando la acción de
blanqueo se realiza sobre la totalidad del patrimonio del autor del delito previo, o al
menos sobre una proporción tan elevada de su patrimonio que supere la parte lícita y
comprenda una parte del valor de la cuota tributaria impagada, supuestos en los que
puede establecerse con certeza que los bienes obtenidos del delito fiscal se
encuentran total o parcialmente en el objeto sobre el que recae la acción típica del
delito de blanqueo.
Existe una posición doctrinal que ha sostenido que la tesis postulada por el
Tribunal es “difícilmente compatible con el principio ‘ne bis in idem’, y además no
resulta acorde con los objetivos de política criminal del blanqueo de capitales,
consistente en impedir que los activos patrimoniales procedentes de actividades
delictivas se introduzcan en la economía legal. En los casos de delito fiscal, las
cantidades no declaradas provienen de actividades lícitas. Es verdad que la
jurisprudencia ha mantenido en ocasiones que existe, bajo determinadas
circunstancias, un deber de declarar los ingresos procedentes de actividades ilícitas
cuando éstos se confundan con fondos lícitos. En estos casos, no obstante, la
existencia del blanqueo de capitales no derivaría del delito fiscal, sino precisamente
1505
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento de
Derecho trigésimo séptimo.
612
de la ‘mezcla’ de activos lícitos o ilícitos”1506.
1506
NIETO MARTÍN, A., “Lección XIV: Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad
Social, delitos de contrabando”, op. cit., esp. pág. 325. Cfr. FERRÉ OLIVÉ, J. C., “FERRÉ OLIVÉ, J.
C., “Una nueva trilogía en Derecho penal tributario: fraude, regularización y blanqueo de
capitales”, en Estudios financieros. Revista de contabilidad y tributación: comentarios, casos
prácticos, núm. 372, 2014, págs. 41-82, esp. pág. 51; MARTÍNEZ-ARRIETA MÁRQUEZ DE PRADO,
I., El autoblanqueo. El delito fiscal como delito antecedente del blanqueo de capitales, Editorial
Tirant lo blanch, Valencia, 2014, págs. 101 y sig.; CHOCLÁN MONTALVO, J.A., “¿Puede ser el
delito fiscal delito precedente del delito de blanqueo de capitales?”, en Boletín del Ilustre Colegio
de Abogados de Madrid, 3ª. época, núm. 37, 2007, pág. 157-174, esp. pág. 160: “No son
aceptables interpretaciones extensivas que van mucho más allá de la finalidad de la norma penal,
incluso extravagantes, que vulneran, por tanto, el principio de legalidad penal”; ID., La aplicación
práctica del delito fiscal: cuestiones y soluciones, Editorial Bosch, Barcelona, 2011, pág. 339.
613
del dinero”1507.
Luego de afirmar que el delito fiscal puede configurar una de esas actividades
previas en las que se originan los bienes posibles de blanquearse1508, es necesario,
ahora, determinar cuándo los hechos atribuidos a un mismo sujeto pueden configurar
un delito fiscal y, también, un delito de blanqueo de capitales (o, mejor dicho, un
“autoblanqueo”), constatándose de este modo la existencia de las dos figuras
típicas1509.
1507
SAP de Palma de Mallorca de 17.II.2017 (Ponente: ROMERO ADÁN), Fundamento de
Derecho quinto.
1508
Cfr., en sentido contrario, FERRÉ OLIVÉ, J. C., “Una nueva trilogía en Derecho penal
tributario: fraude, regularización y blanqueo de capitales”, op. cit., esp. pág. 48.
1509
El castigo por el autoblanqueo tiene su punto de inflexión en el Acuerdo de 18 de julio
de 2006, que dispuso lo siguiente: “El art. 301 Código Penal no excluye, en todo caso, el concurso
real con el delito antecedente. Para el conocimiento de estos supuestos, la sala segunda se
constituirá siempre con un mínimo de cinco magistrados”. Desde entonces este Acuerdo es señalado
en todas las oportunidades que los Tribunales se manifiestan a favor del autoblanqueo para justificar
la doble punición. Pero lo cierto es que aquél declara la no exclusión del concurso real con el delito
antecedente y sólo eso: el hecho de que no se excluya el concurso real supone que podrían
contemplarse otras hipótesis en las que el mismo no sería posible.
614
sino también como blanqueo de dinero (art. 301 CP)”1510. Si la mera posesión
constituye una conducta típica de blanqueo, la cuota tributaria defraudada se poseerá
en el mismo instante en el que se consume el tipo penal del art. 305 CP, por lo que
habría que concluir que el delito fiscal y el delito de blanqueo aparecen siempre
indisolublemente unidos1511. ¿Es esto así?
1510
BACIGALUPO, E., Sobre el concurso de delito fiscal y blanqueo de dinero, Editorial
Civitas, Navarra, 2012, pág. 52. No obstante, existe acuerdo en considerar que el delito fiscal en
la modalidad de obtención indebida de devoluciones sí puede ser delito previo del delito de
blanqueo de capitales, porque ésta responde más a la estructura de un delito de estafa donde hay
un desplazamiento patrimonial a favor del sujeto activo y, por lo tanto, las ganancias a frutos
obtenidos sí tienen un origen ilícito [cfr. CHOCLÁN MONTALVO, J.A., “¿Puede ser el delito fiscal
delito precedente del delito de blanqueo de capitales?”, op. cit., esp. pág. 163; DÍAZ Y GARCÍA-
CONLLEDO, M., ¿Puede el delito de defraudación tributaria constituir actividad delictiva previa a
efectos de blanqueo?, en E. DEMETRIO CRESPO (Director) / M. MAROTO CALATAYUD
(Coordinador), Crisis financiera y Derecho penal económico, Editorial Edisofer, Madrid, 2014,
págs. 609-633, esp. pág. 611].
1511
Eran numerosas las posiciones que sostenían que el castigo del delito de blanqueo
cometido por el mismo autor del delito antecedente conculcaba gravemente el principio ‘ne bis in
idem’, y es esta la Sentencia que pretende dar luz negando la creencia de que “todo es blanqueo”.
La fase de agotamiento del delito no puede equipararse a la comisión de un nuevo delito, pues los
actos posteriores no tienen capacidad suficiente para lesionar un bien jurídico nuevo y diferente.
Cfr., al respecto, DOPICO GÓMEZ-ALLER, J., “Si todo es blanqueo, nada es blanqueo”, en
Práctica Jurídica, Sección Penal, 15.I.2010 (accesible en: http://www.legaltoday.com/practica-
juridica/penal/economico/si-todo-es-blanqueo-nada-es-blanqueo-i). En el mismo sentido,
consúltese la STS de 19.XI.2013 (Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA), Fundamento de Derecho
segundo: “El acto de transformación de las ganancias procedentes de un hecho delictivo que es
objeto de sanción penal es un hecho que entra en la tipicidad del delito que lo genera. Esos
hechos son también típicos del blanqueo pero su consideración de ser los mismos hacen que
queden absorbidos por el primer delito y constituye un hecho posterior copenado (…). Es
conocido que el delito incluye cuatro frases: ideación, ejecución, consumación y agotamiento, de
manera que la realización de actos en cualesquiera de estas cuatro fases no permite una sanción
independiente del delito en el que se enmarcan. De esta manera los actos que suponen
agotamiento de un delito tienen su encaje penal en el mismo, y su consecuencia jurídica en el
comiso, en la pena pecuniaria y en la responsabilidad civil. Los actos posteriores al hecho
delictivo que tienen por objeto asegurar o realizar el beneficio obtenido de un concreto hecho
delictivo antecedente que son actos penados en el tipo penal objeto del inicial reproche y no
procede ser objeto de su punición en otra figura delictiva, en la medida en que están ya penados y
absorbidos por el delito del que traen causa”.
615
cualquiera tercera persona, o realice cualquier otro acto para ocultar o encubrir su
origen ilícito, o para ayudar a la persona que haya participado en la infracción o
infracciones a eludir las consecuencias legales de sus actos, será castigado con la
pena de prisión de seis meses a seis años y multa del tanto al triplo del valor de los
bienes”.
1513
En ese sentido, consúltense las sentencias del TS de 20.IX.2010 (Ponente: VARELA
CASTRO), de 19.XI.2013 (Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA), de 26.XI.2014 (Ponente: PALOMO DEL
ARCO), de 29.V.2015 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN) y de 8.VII.2015 (Ponente: DEL MORAL
GARCÍA).
617
también considerarse un acto de aprovechamiento o aseguramiento de las ganancias
derivadas del delito antecedente ya condenado, o de autoprotección de su autor,
debe sin embargo sancionarse autónomamente en atención a la especial protección
que requiere el bien jurídico que conculca: el orden socioeconómico, aunque dado
su carácter pluriofensivo también protege intereses de la Administración de Justicia,
siendo distinto del que tutela el delito al que subsigue.
c) Y sobre todo por entender que el bien jurídico no ponderado en la sanción
del delito inicial justifica que el blanqueo deba ser objeto de sanción independiente,
por razones de política criminal, precisamente por constituir la condena del
blanqueo un instrumento idóneo para combatir la criminalidad organizada, que
directa o indirectamente se apoya en la generación de riqueza ilícita y en su retorno
encubierto al circuito legal de capitales”1514.
1514
STS de 2.III.2016 (Ponente: JORGE BARREIRO), Fundamento de Derecho segundo, 5.
1515
Cfr., al respecto, GARCÍA MORENO, A., “Recientes aportaciones del Tribunal
Supremo en autoblanqueo y su eventual incidencia en el delito fiscal”, en Carta Tributaria.
Revista de opinión, núm. 3, 2015, págs. 34-43, esp. pág. 35.
1516
Estos dos grupos señalados se discuten desde la aprobación de la reforma al CP por la
LO 5/2010, configurándose en torno a la distinción de conductas típicas sin finalidad de
ocultación alguna y conductas típicas que precisaban haber sido realizadas con esa finalidad
típica de ocultar o encubrir el origen ilícito. Cfr., al respecto, ARIAS HOLGUÍN, D. P., Aspectos
político-criminales y dogmáticos del tipo de comisión doloso de blanqueo de capitales (artículo
301 CP), Editorial Iustel, Madrid, 2011, págs. 247 y sig.
618
b) Un segundo grupo, integrado por la realización de cualquier otro acto que
sí requeriría finalidad, pues se exige que se hiciera para ocultar o encubrir su origen
ilícito, o para ayudar a eludir las consecuencias legales de sus actos a la persona
que haya participado en la infracción o infracciones.
Esta separación, sin duda, cercó los supuestos típicos para evitar que
cualquier aprovechamiento de los efectos de un delito se convirtiera en típico. En
efecto, la Sentencia afirmó que en ningún caso puede admitirse que la mera tenencia
de bienes procedentes de un delito constituya un delito de blanqueo de capitales.
Expresamente:
1517
STS de 29.IV.2015 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), Fundamento de Derecho
noveno. (Cursivas añadidas).
1518
Como señala el TS en la Sentencia de referencia: “La inclusión en la redacción típica
de dos incisos (‘sabiendo que éstos tienen su origen en una actividad delictiva’, ‘cometida por él
o por cualquier tercera persona’), conduce a algunos intérpretes de la norma a estimar,
erróneamente, que la finalidad esencial del blanqueo (ocultar o encubrir el origen ilícito del
dinero) sólo se predica de ‘cualquier otro acto’, y no de todas las conductas descritas en el tipo.
Desde esta posición se afirma que el mero hecho de poseer o utilizar bienes procedentes de una
actividad delictiva, conociendo su procedencia, integra el delito de blanqueo, y se sostiene que el
619
La Sentencia comentada podría arrojar la siguiente consecuencia en lo que a
nuestra materia se refiere: el delito fiscal puede ser delito previo al blanqueo, pero
esto no significa que siempre que se hubiera cometido aquél se habrá producido,
además, un autoblanqueo1519. Las conductas que permiten integrar las ganancias
obtenidas por el delito fiscal al tráfico económico legal con la apariencia de haber
sido adquiridas de forma lícita no pueden servir como elemento suficiente
para garantizar la doble condena, resultando otra interpretación contraria al principio
‘ne bis in idem’. Habrá que distinguir -como lo hace el Alto Tribunal-, en los
posibles supuestos de blanqueo de capitales derivados de un delito fiscal, conductas
básicas de gastos comunes -alimentación, alojamiento, vestido, etc.- de las que lo
son de inversiones, siendo estas últimas exclusivas para producir la transformación
de ese dinero ilícito en lícito1520.
castigo del autoblanqueo constituye una vulneración del principio ‘non bis in idem’”
(Fundamento de derecho noveno).
1519
Vid. CHICO DE LA CÁMARA, P., El delito de defraudación tributaria tras la reforma
del Código penal por la LO 5/2010. Reflexiones críticas y propuestas ‘de lege ferenda’, Editorial
Aranzadi, Navarra, 2012, págs. 172 y sig.; ESPEJO POYATO, I., “El delito fiscal como delito base
del delito de blanqueo de capitales”, en RCT, Centro de Estudios Financieros, núm. 357, 2012,
págs. 39-60, esp. pág. 57.
1520
STS de 29.IV.2015 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN), Fundamento de Derecho
noveno, decimotercero y decimocuarto.
620
rentabilizar en canales financieros seguros las ganancias obtenidas1521.
“En el supuesto aquí examinado, resulta palmario que el acusado, con sus
continuos traspasos de fondos de cuentas particulares a las cuentas de las
mercantiles fiduciarias, aperturadas y gestionadas por él, en virtud del acto de
apoderamiento antedicho y, de éstas, con destino a otras cuentas particulares
distintas de la inicial, siendo el último de los movimientos de fondos realizado con
posterioridad a la citación como encausado del Sr. Cecilio, con destino a una cuenta
aperturada a nombre de ambos esposos en otra entidad bancaria luxemburguesa
distinta, trataba de ocultar su procedencia ilícita, con la finalidad de incorporar tales
fondos al tráfico legal. Esto es, con tal conducta pretendía dotar de una cobertura de
legalidad al dinero ilícitamente obtenido. Hubo, en consecuencia, transformación y
transmisión del dinero con ánimo de ocultar o encubrir su origen ilícito para
situarlo en el círculo económico legal. Es decir, no estamos ante un uso,
aprovechamiento o disfrute de sumas de dinero procedentes de la actividad delictiva
con el fin de atender a las necesidades y gastos ordinarios de la vida diaria, sino que,
además de los continuos traspasos de los fondos de unas cuentas a otras, en el modo
descrito, parte de estas cantidades fueron invertidas en activos, cuya venta fue
ordenada por el acusado con fecha 17 de diciembre de 2010, para retornarlas
encubiertamente a los circuitos económicos y mercantiles lícitos y normalizados.
Con lo cual, se vulneran los bienes jurídicos que tutela la norma penal, bienes
jurídicos que, en este caso, fundamentalmente de orden socioeconómico, son
distintos de los que protege el delito antecedente que no comprende íntegramente el
desvalor de las actividades posteriores de blanqueo.
1521
STS de 2.III.2016 (Ponente: JORGE BARREIRO), Fundamento de Derecho segundo.
621
Por ello esta conversión y transmisión no puede considerarse como un
supuesto de autoencubrimiento impune, ni tampoco como meros actos copenados
absorbidos o insertables en el agotamiento del delito. Ni cabría por tanto hablar de
una doble incriminación o de una infracción del principio non bis in idem. Antes al
contrario, concurren el elemento objetivo y subjetivo del tipo penal”1522.
B) Solución adoptada
Los bienes objeto del delito de blanqueo de capitales son las ganancias que
proceden del delito previo, su producto, y pueden ser de cualquier naturaleza. En el
delito fiscal se blanquea la cuota defraudada como ganancia obtenida, y es así que la
relación entre éste y el delito de blanqueo no presenta ninguna particularidad, es la
1522
SAP de Palma de Mallorca de 17.II.2017 (Ponente: ROMERO ADÁN), Fundamento de
Derecho quinto (Cursivas añadidas). Vid., ampliamente, sobre los hechos posteriores copenados,
BACIGALUPO, E., Sobre el concurso de delito fiscal y blanqueo de dinero, op. cit., págs. 20-34.
1523
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE), Fundamento
de derecho octavo, 4.
1524
STS de 9.VII.2012 (Ponente: SORIANO SORIANO), Fundamento de Derecho tercero, 2.
622
normal entre el delito subyacente y el delito de blanqueo.
Teniendo presente la anterior afirmación, entendemos, por otro lado, que una
interpretación ad pedem litterae del art. 301.1 CP pone en riesgo el principio ‘ne bis
in idem’ por permitir sancionar al que comete la actividad delictiva no sólo por el
hecho que la configura, sino también por autoblanqueo1525.
1525
Pensemos que, llevado al extremo, se podría llegar a castigar penalmente a quien, por
ejemplo, sabiendo de la ilicitud del origen de los bienes de un conocido narcotraficante, visita su
casa y se baña en su piscina. Como apuntó el TS en la mencionada Sentencia de 29.IV.2015, “(n)o
comete un delito de blanqueo el joven que utiliza la piscina de un amigo, por ejemplo, aunque
conozca que sus padres la han construido con ganancias delictivas, porque este tipo de conductas
no incluyen intención o finalidad alguna de ocultar o encubrir el origen ilícito de los bienes o de
ayudar a eludir las consecuencias legales de los delitos cometidos y, en consecuencia, no están
abarcadas por la funcionalidad del tipo delictivo de blanqueo de capitales al que no puede
otorgarse un ámbito de aplicación desmedido” (Fundamento de derecho décimo, cursivas
añadidas).
1526
Consúltese, al respecto, STS de 8.XI.2012 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ).
623
por el delito de defraudación tributaria, pues la ausencia de la finalidad específica
exigida por delito de blanqueo impide su configuración1527.
Por otro lado, ambos delitos mantendrán una relación de concurso real
cuando el sujeto defraudador blanquee la cuota defraudada con el especial ánimo de
activar un proceso de integración o reconversión de aquélla consiguiendo darle una
apariencia de licitud1528. En este supuesto, el delito fiscal y el delito de blanqueo
adquieren relevancia penal autónoma y permiten su aplicación conjunta como suma
de actividades delictivas de distinto carácter y con bienes jurídicos de distinta
naturaleza1529. Por tanto, no existe duplicidad sancionadora y la solución resulta
ajustada a la más estricta legalidad1530.
1527
Cfr. BACIGALUPO, E., Sobre el concurso de delito fiscal y blanqueo de dinero, op.
cit., pág. 13. El autor sostiene la existencia de un concurso de normas entre ambos delitos, y lo
hace apuntando lo siguiente: “Aunque se considerara que los hechos imputados a un mismo autor
pueden ser formalmente subsumidos bajo los tipos del delito fiscal y del blanqueo de dinero,
ambos tipos concurren en la forma de un concurso (aparente) de normas que excluye el delito de
blanqueo por ser un hecho posterior copenado, de acuerdo con el art. 8.3º CP”.
1528
Esta interpretación toma en cuenta la razón de política criminal del delito de blanqueo
de capitales, que consiste en evitar que los autores logren la incorporación al tráfico económico
legal de los bienes, dinero, ganancias y beneficios procedentes de sus actividades delictivas
[MARTOS NÚÑEZ, J. A., “Lección XII: Receptación y blanqueo de capitales”, en M. POLAINO
NAVARRETE (Director), Lecciones de Derecho penal. Parte especial, tomo II, adaptadas a la Ley
Orgánica 5/2010 de Reforma del Código Penal, Editorial Tecnos, Madrid, 2011, págs. 208 y sig.].
1529
Siguiendo el criterio expuesto en el Acuerdo no Jurisdiccional adoptado por el TS
(Sala Penal) el 18 de julio de 2006, previamente señalado.
1530
Como apunta la STS de 29.IV.2015 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN),
Fundamento de derecho octavo: “Con esta interpretación, más restrictiva, evitamos excesos, como
(…) considerar blanqueo la mera utilización del dinero correspondiente a la cuota impagada en un
delito fiscal, para gastos ordinarios, sin que concurra finalidad alguna de ocultación ni se pretenda
obtener un título jurídico aparentemente legal sobre bienes procedentes de una actividad delictiva
previa, que es lo que constituye la esencia del comportamiento que se sanciona a través del delito de
blanqueo”.
624
ejecutó actos típicos de blanqueo sobre la cuota derivada del delito fiscal, procederá
únicamente el castigo por el delito fiscal, pues esos actos entran en la tipicidad del
delito que la generó.
problemas actuales del blanqueo de capitales y el delito fiscal”, op. cit., esp. pág. 14.
625
626
CONCLUSIONES
627
niegan cualquier componente patrimonialista y orientan la protección a las funciones
del tributo. Entendemos, pues, que el bien jurídico protegido en el delito fiscal puede
apreciarse en dos vertientes: el patrimonio de la Hacienda Pública, y la referencia
del mismo a las funciones que el tributo está llamado a cumplir.
628
estructura propia de delito de mera actividad. Elemento común del comportamiento
típico en sus diversas modalidades es la producción de un resultado material, que
incide en el patrimonio de la Hacienda Pública precisamente en una cuantía que ha
de ser superior a 120.000 euros. Tal importe es requerido como genuino elemento
normativo del tipo, es decir, como una característica del resultado material exigido
por el tipo, vinculada a la acción por una relación de causalidad y que debe ser
abarcada por el dolo del autor.
El tipo penal del art. 305 CP resulta descrito mediante el empleo de la
técnica de una ley penal en blanco y, además, se integra con numerosos elementos
típicos normativos esenciales que remiten a un ordenamiento extrapenal, habida
cuenta de la índole de la defraudación de que se trata. Tanto los elementos
normativos del tipo como el recurso a la técnica de la ley penal en blanco
coexisten en la configuración positiva del tipo penal contemplado en el art. 305 CP
en los términos de la descripción positiva del comportamiento delictivo de la
defraudación tributaria.
629
desbaratado las expectativas sociales en él depositadas en su calidad de obligado
tributario. Aquella determinación requiere acudir a singulares principios, a saber:
principio de confianza, el principio de actuación a riesgo propio (o autopuesta en
peligro, o imputación a la víctima), el principio de prohibición de retroceso, el
principio de conocimientos especiales.
630
intentado -arribando a interesantes conclusiones- colegir la incidencia de la
eventual concurrencia de causas excluyentes del injusto en el tipo de defraudación
tributaria, analizando las hipótesis en las que la ejecución del comportamiento
típico podría ser amparada por una causa de justificación. En todo caso, admitimos
en determinadas hipótesis -aunque con precisas reservas- la procedencia del estado
de necesidad, en tanto que, por otro lado, en principio descartamos la estimación
de la legítima defensa, y del ejercicio de un derecho o cumplimiento de un deber,
aunque en este contexto queda abierta la eventualidad de apreciarse una hipotética
situación de inexigibilidad de la conducta.
631
ausencia de la incriminación culposa- y el error de prohibición vencible comporta la
aplicación de una pena inferior en uno o dos grados. Sólo quien obre bajo un error
de prohibición vencible será castigado penalmente. El error más frecuentemente
apreciable en el delito fiscal es el que recae sobre la normativa tributaria, y el mismo
debe considerarse como error de tipo que excluye el dolo, no siendo la conducta
sancionable penalmente.
632
delito. Así pues, entendemos que las causas de bloqueo no determinan el momento
de la consumación del tipo de delito fiscal, sino que las mismas señalan la
finalización del plazo para acceder al comportamiento post illicitum y positivo de
regularizar la situación tributaria.
En la diatriba sobre la naturaleza jurídica del instituto de la regularización
de la situación tributaria, personalmente nos posicionamos estimando que el
mismo es constitutivo de una excusa absolutoria. Para que haya delito el injusto
típico y culpable ha de ser punible, pero si el obligado tributario regulariza su
situación tributaria no habrá punibilidad ni, por ende, delito, pero no por exclusión
del injusto típico y culpable, sino por la ausencia de necesidad y merecimiento de
pena por razones puramente político-criminales que configuran la excusa
absolutoria como causa excluyente de la punibilidad.
633
11. Cuando la Administración Tributaria apreciare indicios de haberse
cometido un delito de defraudación tributaria podrá proceder a liquidar de forma
separada, por un lado, los conceptos y cuantías que no se encuentren vinculados
con el posible delito y, por otro lado, los que sí se encuentren vinculados. La
liquidación no vinculada al posible delito seguirá la tramitación ordinaria y se
sujetará al régimen de recursos propios de toda liquidación tributaria, previsto en el
Capítulo IV del Título III, LGT, y, en el Título V, LGT y la liquidación que sea
vinculada seguirá la tramitación establecida por el Título VI de la LGT,
introducido por la reforma de la Ley 34/2015, de 21 de septiembre, sin perjuicio de
que finalmente se ajuste a lo que se decida en el proceso penal. Además, el proceso
penal por delito fiscal no paralizará la acción de cobro de la deuda tributaria.
634
consuma en el momento en que expira el plazo legal voluntario para realizar el
pago de la deuda.
En el supuesto típico de la elusión del pago de retenciones o de ingresos a
cuenta, el delito se consuma cuando finaliza el plazo, que según los casos establece
la ley del tributo correspondiente, sin que se hayan realizado los ingresos debidos.
El delito fiscal por obtención indebida de devoluciones se consuma cuando
se produce el desplazamiento patrimonial por la Administración Tributaria, pues el
tipo requiere la obtención de la devolución, que ocurre cuando se realiza la entrega
material de la misma.
Y, en lo que concierne a la modalidad delictiva de disfrute indebido de
beneficios fiscales, la consumación se produce el último día de pago en el período
voluntario, pues hasta ese momento formalmente la propia ley del tributo
correspondiente establece el plazo de realización de la declaración-liquidación.
635
14. La configuración de la defraudación tributaria como delito especial
incide en el ámbito de la intervención delictiva, al limitarse el círculo de sujetos
activos al deudor tributario, al beneficiario de la devolución indebida y al titular de
la ventaja fiscal obtenida del mismo modo. Así, cualquier otra persona distinta a
tales sujetos queda al margen de la consideración de autor del delito fiscal,
resultando sólo posible imputarle responsabilidad penal como partícipe.
Desde la óptica de una valoración normativa que nos permita delimitar en
sentido dogmático el contenido de la antijuricidad típica y el alcance de un deber
jurídico especial del obligado tributario, el delito fiscal se conforma como un
delito de intervención ejecutiva de naturaleza mixta, categoría que se configura
con componentes propios de los delitos de dominio y de los delitos de infracción
de deber.
La infracción del deber extrapenal específico es elemento integrante del tipo
objetivo y tal carácter delimita el círculo de sujetos activos, pero no fundamenta
por si solo el injusto, por lo que la determinación de la autoría exige, además, la
atribución del ulterior requisito típico con arreglo al criterio del dominio sobre el
riesgo típico.
El nexo de un elemento de dominio que se integra con la infracción de un
deber permite atenuar los estrictos criterios de autoría propios de los delitos de
infracción de deber admitiendo, en determinados casos, el castigo al extraneus. Así
pues, el sujeto activo no genuino que ejecuta la conducta típica con pleno dominio
del hecho, actuando en lugar del intraneus, resultará penalmente responsable como
partícipe. En lo que se refiere a la individualización de la sanción penal, es de
aplicación el art. 65.3 CP, precepto que permite rebajar la pena en un grado por
cuanto aquí -a diferencia de la autoría- no existe un deber jurídico que vincule
directamente a quien realiza el comportamiento típico defraudatorio.
636
15. El legislador penal, por medio del art. 31 del CP -que establece la
responsabilidad del que actúa por otro y regula la imputación penal a un sujeto
vicarial o sustitutivo- pretende dar respuesta al problema de imputación de
responsabilidad a terceros en delitos especiales, como es el caso del delito fiscal,
por razón de que tales sujetos actúan “como si” fueran otros, subrogándose en el
estatus propio del sujeto cualificado en el tipo de delito especial, en este caso, el
obligado tributario, para realizar el núcleo de la conducta típica de defraudación a
la Hacienda Pública.
Tal disposición reformada por LO 15/2003 amplía el reducido círculo de
sujetos activos genuinos en esta materia -obligados tributarios- y al propio tiempo
restringe el ámbito subjetivo de quienes actúan “por otro” al ámbito de los
administradores de derecho y de hecho de una persona jurídica, o de los
representantes legales o voluntarios de una persona jurídica o de una persona
física, siempre que ellos sean quienes dominen efectiva y plenamente el riesgo
para el bien jurídico y, además, en el caso de los administradores de derecho o
representantes legales, siempre que se constante una efectiva transferencia del
deber tributario por medio de un título jurídicamente válido.
637
decir, llevando a cabo un aporte necesario e imprescindible para la ejecución del
delito, y el contribuyente concuerda con tal indicación y procede a actuar conforme
a la misma, la conducta del experto será propia de un cooperador necesario. En tal
caso, el asesor fiscal responderá como cooperador necesario y el cliente-obligado
tributario resultará responsable como autor propio de un delito fiscal.
Ahora bien, en este supuesto de actuación dolosa del experto, a diferencia
del supuesto anterior, el cliente-obligado tributario puede desconocer que su asesor
actuara de forma contraria a la ley, hipótesis que es de matizar en los siguientes
términos: si el obligado tributario, pudiendo conocer el obrar antijurídico de su
asesor, opta por mantenerse en la ignorancia, responderá como autor, y, el experto,
como cooperador necesario si su participación hubiese sido imprescindible para la
comisión del delito fiscal. En cambio, si el obligado tributario cree que su asesor
está actuando dentro de la legalidad, podría apreciarse que obra sin dolo y, por
ende, lleva a cabo una conducta atípica. Así, y en virtud de la accesoriedad
limitada, también la conducta del experto será atípica, pues para que sea castigado
como partícipe se precisa una conducta principal típica y antijurídica.
En aquellos supuestos en los que el asesor fiscal haya actuado de manera
dolosa sin connivencia de su cliente-obligado tributario, se podrá imputar
responsabilidad penal al experto cuando cuente con poderes de administración o
representación del obligado tributario, en cuyo caso podría responder en concepto
de autor al amparo del art. 31 CP. Además, podrá resultar responsable cuando no
se castigue penalmente al autor a causa de su fallecimiento, pues la accesoriedad se
encuentra referida al hecho típico y antijurídico y no a la culpabilidad o cualquier
otro elemento de carácter personal. Procederá atribuir responsabilidad penal al
profesional también cuando el autor principal estuviera afectado por una causa que
excluya la personal culpabilidad o la punibilidad del mismo.
En lo que se refiere a la actuación culposa por parte del asesor fiscal,
podemos distinguir, en primer lugar, el supuesto en el que el asesor fiscal cuente
con toda la información necesaria para la cuantificación de la cuota y para la
638
confección de la declaración tributaria. En tal caso, el obligado tributario que ha
facilitado toda la documentación de que disponía al profesional quedará exento de
responsabilidad criminal. En cuanto al asesor tributario imprudente, dado que nos
encontramos ante un delito esencialmente doloso, su conducta será atípica.
Por otro lado, podría suceder que el experto no cuente con toda la
información y documentación necesaria para llevar a cabo sus tareas, o que
disponga de una información o documentación equivocada o falsa, ya sea porque
su cliente-obligado tributario se la ha ocultado deliberadamente o porque el mismo
con intención defraudatoria le ha facilitado información incierta. En este último
caso, la actuación del asesor fiscal se ve afectada por un error relevante, y si el
asesor se limita a llevar a cabo técnicamente los actos propios de su función como
experto fiscal su conducta deberá ser calificada como neutral atípica.
639
podido realizar el comportamiento típico defraudatorio debido al incumplimiento
grave de los deberes de supervisión, vigilancia y control por parte de sus
superiores.
El art. 31 bis exime de responsabilidad penal a las personas jurídicas cuando
hayan implantado en su seno un modelo de prevención de delitos (ex art. 31 bis,
apartados 2, 3, 4 y 5 CP). Si el delito fiscal fuere cometido por los representantes
legales, o por quienes actuando individualmente o como integrantes de un órgano
de la entidad estén autorizados para tomar decisiones en su nombre u ostenten
facultades de organización y control dentro de la misma, la persona jurídica
quedará exenta de responsabilidad si se constata lo siguiente: que el órgano de
administración haya adoptado y ejecutado con eficacia, antes de la comisión de la
defraudación, modelos de organización y gestión integrados por medidas de
vigilancia y control para prevenir delitos contra la Hacienda o para reducir de
forma significativa el riesgo de su comisión; que la supervisión del funcionamiento
y del cumplimiento de aquellos modelos haya sido delegada a un órgano de la
persona jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga
encomendada legalmente la función de supervisar la eficacia de los mismos,
órgano que, además, debe desempeñar de forma activa y suficiente su propósito; y
que los autores individuales hayan incurrido en el delito fiscal rehusando
deliberadamente los modelos referidos.
Si los subordinados pudieron realizar -en ejercicio de actividades sociales, y
por cuenta y en beneficio directo o indirecto de la persona jurídica- un delito fiscal
por haberse incumplido gravemente por sus superiores los deberes de control de su
actividad atendidas las concretas circunstancias del caso, la entidad quedará exenta
de responsabilidad si, antes de la ejecución del delito, adoptó y ejecutó
eficazmente un modelo de organización y gestión que contemple medidas
tendentes a prevenir defraudaciones tributarias o reducir significativamente el
riesgo de su comisión, cuya supervisión de funcionamiento y de cumplimiento
haya sido delegada a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos de
640
iniciativa y de control o que tenga encomendada legalmente dicha tarea de
vigilancia.
El sistema de responsabilidad penal de la persona jurídica regula en los
apartados 2, 3, 4 y 5 del art. 31 bis la implantación y ejecución de un modelo de
prevención de delitos, y señala sus contenidos mínimos. Deben formar parte de
estos programas de cumplimiento -a fin de considerarse idóneos y eficaces- todas
las medidas que demuestren que una persona jurídica intenta trazar una línea
organizativa destinada a cumplir la ley y a desincentivar actuaciones al margen del
comportamiento ético mínimo buscado por la entidad. Un modelo de prevención
de delito de defraudación tributaria podría incorporar los elementos de control
eficientes en el contexto concreto.
El oficial de cumplimiento se encarga de supervisar el funcionamiento y el
cumplimiento de los programas penales de cumplimiento, por lo que su rol, sin
duda, es importantísimo. Al margen de quién haya cometido el delito en cuestión -
representante legal, o quien actuando individualmente o como integrante de un
órgano de la persona jurídica esté autorizado para tomar decisiones en nombre de
la persona jurídica u ostente facultades de organización y control dentro de la
misma, o un subordinado-, el oficial de cumplimiento será un órgano de la persona
jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control, o que tenga
encomendada legalmente la vigilancia de la eficacia de los modelos de prevención
ejecutados en el seno de la persona jurídica. El oficial de cumplimiento puede, con
su actuación delictiva o con la omisión grave del control de los subordinados,
transferir responsabilidad penal a la persona jurídica. Incluso, por omisión puede
ser penalmente responsable del delito cometido por el subordinado. Asimismo, el
asesor fiscal que actúe en el seno de una persona jurídica puede ostentar la calidad
de oficial de cumplimiento, con facultades de organización y control, y con su
comportamiento implicar la responsabilidad penal de la persona jurídica.
641
18. El art. 305.6 CP contempla determinados elementos circunstanciales,
configurados como atenuaciones específicas posteriores al injusto típico y culpable
que afectan a la punibilidad y que se traducen en la reducción de la penalidad a
aquellos imputados que, antes de que transcurran dos meses desde la citación
judicial, satisfagan la deuda tributaria y reconozcan judicialmente los hechos, así
como a aquellos partícipes distintos del obligado tributario o del autor del delito,
cuando -en el mismo plazo señalado- colaboren activamente para el completo
esclarecimiento de los hechos delictivos o para la averiguación del patrimonio del
obligado tributario o de otros responsables del delito.
642
20. El plazo de prescripción establecido para el delito fiscal en la
legislación penal no se ve afectado de ninguna forma por el previsto en la
legislación tributaria con respecto a la exigibilidad de la deuda y a la subsistencia
de responsabilidad por la infracción administrativa. La prescripción tributaria y la
prescripción penal discurren por cauces bien distintos y las causas de interrupción
en cada uno de ellos son asimismo autónomas e independientes. El hecho de que
no coincidan los plazos representa, únicamente, uno de los posibles factores de dos
figuras que, aun teniendo elementos en común, responden a diferente razón de ser,
de suerte que podrían igualmente coincidir los plazos y no hacerlo las causas de
interrupción o el comienzo del cómputo. Así pues, en el ámbito penal, el tipo
básico del delito fiscal prescribirá a los 5 años, en tanto que los tipos cualificados,
a los 10 años.
643
del delito fiscal, pues éste habrá quedado absorbido por el especial desvalor del
delito de cohecho.
Asimismo, con frecuencia, cabe apreciar una singular problemática
concursal respecto del delito de defraudación tributaria y ciertos supuestos
delictivos de falsedades, confluyentes en una relación típica que requiere ser
matizada atendiendo a las diversas variantes en las que puede plantearse la
ejecución delictiva.
Si se falsifican documentos públicos o privados para cometer un delito
fiscal, estaremos frente a un concurso medial.
Si no se presenta el documento falso junto con la declaración (o
autoliquidación) que servirá para cometer el delito fiscal, los respectivos delitos
podrán guardar entre sí una relación de concurso real.
Las falsedades contables -recogidas, además, expresamente en el tipo legal
del delito contable contemplado en art. 310 CP- quedan absorbidas por el delito
fiscal, surgiendo así una relación concursal de normas penales.
Finalmente, cuando la falsedad obre en el carácter ficticio de la operación
documentada en una factura cuyo fin es defraudar a la Hacienda, constituirá un
elemento necesario para que la anotación contable sea idónea y, así no cabrá
sanción penal por un delito de falsedad: en este último supuesto, los aludidos tipos
penales concurrirán en concurso de normas, quedando desplazado el delito de
falsificación por el delito de defraudación tributaria.
644
dificultad de concretar estos bienes contaminados en el patrimonio del defraudador
es evidente.
Ante esta compleja situación real, se propone la siguiente solución: identificar
durante la investigación la porción de los bienes del patrimonio del defraudador que
configura el contenido de la cuota tributaria, para poder apreciar la comisión de
delito fiscal como delito previo al de blanqueo de capitales. Y a tales efectos debe
partirse del hecho de que el momento de contaminación de los bienes integrantes de
la cuota tributaria defraudada se produce cuando vencen los plazos administrativos
establecidos para declararlos a la Administración Tributaria.
Para que los hechos imputados a un mismo sujeto lleguen a concretar, no sólo
el delito fiscal sino además el blanqueo -más propiamente, autoblanqueo- como
delito concurrente, hay que tener presente que la acción típica sancionada como
delito de blanqueo no consiste en el simple hecho de adquirir, poseer o utilizar los
beneficios derivados del delito previo, sino -y como dispone el tipo penal de delito
de blanqueo de capitales- en el comportamiento de realizar estos u otros actos con la
singular ‘finalidad de’ (‘para’ en la expresión legal) ocultar o encubrir el origen
ilícito del resultado de la actividad delictiva base. Afirmar que el delito fiscal puede
ser delito previo al delito de blanqueo no significa que siempre que se hubiera
cometido se ha realizado además el de autoblanqueo.
En efecto, ambos delitos mantendrán una relación de concurso real cuando el
sujeto defraudador blanquee la cuota defraudada con la singular intención finalista
(“para”) subjetiva por parte del autor de enmascarar la ilicitud del origen de dicha
cuota, supuesto en el que los tipos penales muestran relevancia penal autónoma y
exigen la estimación de concurso, al cometerse por el mismo sujeto dos actividades
delictivas distintas y concurrentes entre sí.
Pero cuando no se constate el ánimo señalado en quien ejecutó actos típicos
de blanqueo sobre la cuota defraudada, únicamente se podrá imputar al sujeto la
comisión del delito fiscal, al quedar aquellos actos ya subsumidos en la defraudación
tributaria, no llegándose a realizar el delito de blanqueo, al no concurrir el elemento
645
intencional exigido en este tipo subjetivamente configurado. En suma, el moderno
Derecho penal ha de combatir estas nuevas prolíficas manifestaciones delictivas,
especialmente por medio de eficaces medidas de prevención criminal, al servicio de
las exigencias de la estabilidad y salvaguarda de los valores reconocidos en la
Sociedad actual.
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689
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es-blanqueo-i
690
JURISPRUDENCIA
691
STS de 4.VII.1986 (Ponente: COTTA MARQUÉZ DE PRADO). RJ 1986/3885
STS de 20.I.1987 (Ponente: VENTURA FUENTES LOJO). RJ 1987\256
STS de 16.XI.1987 (Ponente: BARBERO SANTOS). RJ 1987\8511
STS de 2.III.1988 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ). RJ 1988\1520
STS de 20.XII.1988 (Ponente: GONZÁLEZ NAVARRO). RJ 1988\9988
STS de 9.VI.1989 (Ponente: BARBERO SANTOS). RJ 1989\5066
STS de 20.IX.1990 (Ponente: SOTO NIETO). RJ 1990\7197
STS de 25.IX.1990 (Ponente: GARCÍA ANCOS). RJ 1990\7238
STS de 26.XI.1990 (Ponente: MONTERO FERNÁNDEZ-CID). RJ 1990\9165
STS de 27.XII.1990 (Ponente: RUIZ VADILLO). RJ 1991\5209
STS de 9.II.1991 (Ponente: BARBERO SANTOS). RJ 1991\5210
STS de 28.VI.1991 (Ponente: BARBERO SANTOS). RJ 1991\7590
STS de 3.XII.1991 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ). RJ 1991\8964
STS de 23.XII.1991 (Ponente: PUERTA LUIS). RJ 1991\9728
STS de 23.IV.1992 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 1992\6783
STS de 25.V.1992 (Ponente: HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ). RJ 1992\4332
STS de 31.X.1992 (Ponente: RUIZ VADILLO). RJ 1992\8629
STS de 22.I.1993 (Ponente: PUJALTE CLARIANA). RJ 1993/1114
STS de 24.II.1993 (Ponente: DÍAZ PALOS). RJ 1993\1530
STS de 9.III.1993 (Ponente: MOYNA MÉNGUEZ). RJ 1993\2547
STS de 26.IV.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ). RJ 1993\3209
STS de 31.V.1993 (Ponente: GRANADOS PÉREZ). RJ 1993\4293
STS de 10.XI.1993 (Ponente: SOTO NIETO). RJ 1993\8387
STS de 15.X.1994 (Ponente: CARRERO RAMOS). RJ 1994\7925
STS de 7.III.1996 (Ponente: GARCÍA-CALVO Y MONTIEL). RJ 1996\2188
STS de 20.V.1996 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 1996\3838
STS de 8.XI.1996 (Ponente: GARCÍA-CALVO Y MONTIEL). RJ 1996\8192
STS de 7.XII.1996 (Ponente: DELGADO GARCÍA). RJ 1996\8925
STS de 7.VI.1997 (Ponente: MARTÍN CANIVELL). RJ 1997\4869
STS de 28.X.1997 (Ponente: DE VEGA RUIZ). RJ 1997\7843
STS de 25.II.1998 (Ponente: MÓNER MUÑOZ). RJ 1998\1193
STS de 30.IV.1999 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 1999\3338
STS de 26.VII.1999 (Ponente: DELGADO GARCÍA). RJ 1999\6685
692
STS de 17.IX.1999 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 1999\6667
STS de 21.XII.1999 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 1999\9436
STS de 19.VII.2000 (Ponente: GARCÍA-CALVO Y MONTIEL). RJ 2000\6916
STS de 29.IX.2000 (Ponente: GARCÍA ANCOS). RJ 2000\9251
STS de 6.XI.2000 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2000\9271
STS de 17.XI.2000 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR). RJ 2000\8940
STS de 18.XII.2000 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ). RJ 2000\10664
STS de 16.II.2001 (Ponente: ABAD FERNÁNDEZ). RJ 2001\1261
STS de 28.III.2001 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2001\751
STS de 31.VII.2001 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ). RJ 2001\8337
STS de 10.X.2001 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 2001\8554
STS de 30.X.2001 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR). RJ 2001\9089
STS de 19.XI.2001 (Ponente: FERNÁNDEZ MONTALVO). RJ 2000/6690
STS de 26.XII.2001 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO). RJ 2002\2033
STS de 8.II.2002 (Ponente: SORIANO SORIANO). RJ 2002\2636
STS de 15.VII.2002 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ). RJ 2002\8709
STS de 8.XI.2002 (Ponente: SORIANO SORIANO). RJ 2002\9692
STS de 3.XII.2002 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2003\404
STS de 5.XII.2002 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA). RJ 2003\546
STS de 30.XII.2002 (Ponente: SORIANO SORIANO). RJ 2003\557
STS de 3.I.2003 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO). RJ 2003\782
STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2003\3989
STS de 3.IV.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2003\3989
STS de 30.IV.2003 (Ponente: JIMÉNEZ VILLAREJO). RJ 2003\3085
STS de 30.V.2003 (Ponente: CALVO-RUBIO). RJ 2005\7144
STS de 10.X.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2003\7426
STS de 28.XI.2003 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2004\91
STS de 4.XII.2003 (Ponente: MARTÍN PALLÍN). RJ 2004\1780
STS de 25.III.2004 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR). RJ 2004\2300
STS de 15.VII.2004 (Ponente: GARCÍA ANCOS). RJ 2004\5627
STS de 10.XII.2004 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ). RJ 2004\8248
STS de 24.I.2005 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ). RJ 2005\1070
STS de 3.II.2005 (Ponente: RAMOS GANCEDO). RJ 2005\6665
693
STS de 10.II.2005 (Ponente: SAAVEDRA RUIZ). RJ 2005\4345
STS de 19.V.2005 (Ponente: MARTÍN PALLÍN). RJ 2005\7645
STS de 13.VII.2005 (Ponente: MARTÍN PALLÍN). RJ 2005\ 6824
STS de 14.XI.2005 (Ponente: GARCÍA PÉREZ). RJ 2006\2589
STS de 25.XI.2005 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA). RJ 2006\320
STS de 20.I.2006 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 2006\604
STS de 18.IV.2006 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE). RJ 2006\3312
STS de 21.VI.2006 (Ponente: ANDRÉS IBÁÑEZ). RJ 2006\5182
STS de 10.VII.2006 (Ponente: MONTERDE FERRER). RJ 2007\479
STS de 18.IX.2006 (Ponente: RAMOS GANCEDO). RJ 2006\6479
STS de 6.X.2006 (Ponente: SORIANO SORIANO). RJ 2006\8006
STS de 15.XII.2006 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 2006\9505
STS de 1.II.2007 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 2007\3246
STS de 26.I.2007 (Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA). RJ 2007\1586
STS de 15.II.2007 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE). RJ 2007\3385
STS de 20.III.2007 (Ponente: DELGADO GARCÍA). RJ 2007\7295
STS de 6.VI.2007 (Ponente: GARCÍA PÉREZ). RJ 2007\4818
STS de 29.XI.2007 (Ponente: SIERRA GIL DE LA CUESTA). RJ 2007\8454
STS de 10.XII.2007 (Ponente: GIMÉNEZ GARCÍA). RJ 2008\475
STS de 15.VII.2008 (Ponente: GRANADOS PÉREZ). RJ 2008\4285
STS de 30.X.2008 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2008\7129
STS de 13.XI.2008 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE). RJ 2008\7739
STS de 12.II.2009 (Ponente: BACIGALUPO ZAPATER). RJ 2009\2817
STS de 29.V.2009 (Ponente: GRANADOS PÉREZ). RJ 2009\4202
STS de 4.II.2010 (Ponente: AGUALLO AVILÉS). RJ 2010\2805
STS de 25.VI.2010 (Ponente: VARELA CASTRO). RJ 2010\7169
STS de 12.VII.2010 (Ponente: JULIANI HERNÁN). RJ 2010\4325
STS de 6.X.2011 (Ponente: JORGE BARREIRO). RJ 2011\7487
STS de 19.I.2012 (Ponente: GRANADOS PÉREZ). RJ 2012\2057
STS de 30.IV.2012 (Ponente: SÁNCHEZ MELGAR). RJ 2012\5975
STS de 9.VII.2012 (Ponente: SORIANO SORIANO). RJ 2012\7078
STS de 8.XI.2012 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ). RJ 2012\11360
STS de 5.XII.2012 (Ponente: BERDUGO Y GÓMEZ DE LA TORRE). RJ 2013\217
694
STS de 24.X.2013 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TURÓN). RJ 2013\7893
STS de 19.XI.2013 (Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA). RJ 2013\7898
STS de 11.III.2014 (Ponente: MONTERDE FERRER). RJ 2014\1902
STS de 3.IV.2014 (Ponente: SORIANO SORIANO). RJ 2014\1779
STS de 18.VI.2014 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ). RJ 2014\4377
STS de 9.X.2014 (Ponente: MARTÍN TIMÓN). RJ 2014\5071
STS de 22.X.2014 (Ponente: FERRER GARCÍA). RJ 2014\6747
STS de 13.XI.2014 (Ponente: BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE). RJ 2014\5703
STS de 29.IV.2015 (Ponente: CONDE-PUMPIDO TOURÓN). RJ 2015\2018
STS de 2.IX.2015 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ). RJ 2015\3974
STS de 1.XII.2015 (Ponente: MAZA MARTÍN). RJ 2015\5562
STS de 29.II.2016 (Ponente: MAZA MARTÍN). RJ 2016\600
STS de 2.III.2016 (Ponente: JORGE BARREIRO). RJ 2016\5767STS
STS de 11.III.2016 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA). RJ 2016\985
STS de 16.III.2016 (Ponente: MARCHENA GÓMEZ). RJ 2016\824
STS de 9.VI.2016 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA). RJ 2016\2164
STS de 13.VI.2016 (Ponente: MARTÍNEZ ARRIETA). RJ 2016\2531
STS de 16.VI.2016 (Ponente: GRANADOS PÉREZ). RJ 2016\526
STS de 27.IX.2016 (Ponente: COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA). RJ 2016\4721
STS de 24.V.2017 (Ponente: VARELA CASTRO). RJ 2017/374
695
SAP de Córdoba de 10.XII.2003 (Ponente: BAENA RUIZ). JUR 2004\2016
SAP de Ciudad Real de 6.IX.2004 (Ponente: MORENO CARDOSO). JUR
2004\255100
SAP de La Rioja de 21.X.2005 (Ponente: FRAILE MUÑOZ). JUR 2005\272889
SAP de Alicante de 21.III.2006 (Ponente: OJEDA DOMÍNGUEZ). JUR 2007\20748
SAP de Madrid de 16.VI.2006 (Ponente: LÓPEZ CANDELA). ARP 2007\115
SAP de Madrid de 26.VII.2006 (Ponente: ALHAMBRA PÉREZ). JUR 2007\86010
SAP de Vizcaya de 27.III.2007 (Ponente: DÍEZ NOVAL). JUR 2007\136621
SAP de Jaén de 9.V.2007 (Ponente: ARIAS-SALGADO ROBSY). ARP 2007\482
SAP de Burgos de 13.VII.2007 (Ponente: REDONDO ARGÜLLES). ARP 2007\717
SAP de A Coruña de 28.IX.2007 (Ponente: PANTÍN REIGADA). ARP 2007\738
SAP de A Coruña de 30.I.2009 (Ponente: TABOADA CASEIRO). JUR 2009\379833
SAP de Córdoba de 11.V.2010 (Ponente: PUEBLA POVEDANO). ARP 2010\1247
SAP de Zaragoza de 14.V.2014 (Ponente: MURILLO Y GARCÍA ATANCE). JUR
2014\167994
SAP de Madrid de 17.II.2014 (Ponente: BENITO LÓPEZ). ARP 2014\251
SAP de Barcelona de 7.V.2014 (Ponente: GUIL ROMÁN). ARP 2014\495
SAP de Barcelona de 17.VII.2014 (Ponente: ARZUA ARRUGAETA). ARP
2014\1215
SAP de Guipúzcoa de 28.X.2014 (Ponente: SUBIJANA ZUNZUNEGUI). JUR
2015\14059
SAP de Zaragoza de 14.XI.2014 (Ponente: BLASCO OBEDÉ). JUR 2015\70387
SAP de Asturias de 13.I.2015 (Ponente: GARCÍA-BRAGA PUMARADA). ARP 2015\222
SAP de Madrid de 16.III.2015 (Ponente: PELAYO GARCÍA LLAMAS). JUR
2015\134563
SAP de Madrid de 12.VI.2015 (Ponente: BALLESTEROS MARTÍN). JUR
2015\174520
SAP de Barcelona de 27.VII.2015 (Ponente: FIGUERAS IZQUIERDO). JUR
2015\257551
SAP de Pontevedra de 30.IX.2015 (Ponente: FARIÑA CONDE). ARP 2015\241918
SAP de Madrid de 4.XII.2015 (Ponente: ALHAMBRA PÉREZ). JUR 2016\16291
SAP de Vizcaya de 14.XII.2015 (Ponente: AYO FERNÁNDEZ). JUR 2016\70089
SAP de Tarragona de 7.I.2016 (Ponente: ESPIAU BENEDICTO). JUR 2016\49997
696
SAP de Islas Baleares de 29.I.2016 (Ponente: DE LA ALMUDENA ÁLVAREZ TEJERO). ARP
2016\18
SAP de Guipúzcoa de 5.II.2016 (Ponente: MAESO VENTUREIRA). ARP 2016\433
SAP de Las Palmas de 11.II.2016 (Ponente: VERÁSTEGUI HERNÁNDEZ). ARP
2016\684
SAP de Cáceres de 12.II.2016 (Ponente: PÉREZ APARICIO). JUR 2016\62272
SAP de Barcelona de 18.III.2016 (Ponente: IBARRA IRAGUEN). JUR 2016\123548
SAP de Valencia de 26.IV.2016 (Ponente: SOLAZ ROLDÁN). JUR 2016\88850
SAP de Murcia de 19.V.2016 (Ponente: ROIG ANGOSTO). ARP 2016\762
SAP de Barcelona de 5.VII.2016 (Ponente: ARMAS GALVE). JUR 2016\213270
SAP de Pontevedra de 27.VII.2016 (Ponente: FARIÑA CONDE). JUR 2016\209964
SAP de A Coruña de 9.I.2017 (Ponente: MARTELO PÉREZ). ARP 2017\24
SAP de Palma de Mallorca de 17.II.2017 (Ponente: ROMERO ADÁN). ARP 2017\99
697
698
CIRCULARES, INFORMES, INSTRUCCIONES Y CONSULTA
Circulares
Circular de la FGE 2/2009, de 4 de mayo, sobre la interpretación del término regularizar
en los apartados 4 del art. 305 y 3 del art. 307 del Código Penal
Circular de la FGE 1/2011, de 1 de junio, relativa a la responsabilidad penal de las personas
jurídicas conforme a la reforma del Código penal efectuada por la LO 5/2010
Circular de la FGE 2/2011, de 2 de junio, sobre la reforma del Código Penal por Ley
Orgánica 5/2010 en relación con las organizaciones y grupos criminales
Circular de la FGE 1/2016, de 22 de enero, sobre la responsabilidad de las personas
jurídicas conforme a la reforma del Código Penal efectuada por Ley Orgánica 1/2015
Informes
Informe del CGPJ, de 28 de junio de 2012, al Anteproyecto de Ley Orgánica por la que se
modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal
Informe del CGPJ, de 30 de septiembre de 2014, al Anteproyecto de la Ley de modificación
parcial de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria
Informe (primero) del Observatorio Administrativo previsto en el Convenio de 30 de
junio de 2005, entre la Agencia Estatal de Administración Tributaria y la Secretaría de Estado de
Justicia en materia de prevención y lucha contra el fraude fiscal
Instrucciones
Instrucción de la FGE 5/2005, de 15 de junio, sobre interrupción de la prescripción
Instrucción de la FGE 3/2007, de 30 de marzo, sobre la actuación del Ministerio Fiscal en
la persecución de los delitos de defraudación tributaria cometidos por grupos organizados en
relación con las operaciones intracomunitarias del IVA
Consulta
Consulta de la FGE 4/1997, de 19 de febrero, sobre la extensión a terceros partícipes de
los efectos de la regularización fiscal
699