Entrevista A Víctimas Menores de Edad en Colombia

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ENTREVISTA A VÍCTIMAS MENORES DE EDAD EN COLOMBIA.

Introducción

En este documento se presentará el análisis de la entrevista forense a niños y niñas en


condición de víctimas o testigos de hechos de interés judicial como elemento probatorio. Los
actos de abuso y violencia entre muchas de sus causas suelen tener un patrón similar en lo
que a la psicología refiere, pues normalmente estos abusos y acciones violentas son un acto
de dominación. Según Gómez Monsalve (2018) en su análisis documental sobre el perfil de
un abusador sexual infantil, este ve satisfecho en el abuso un sentimiento de supremacía y
dominio generado por muchas razones probables, dicho abuso suele ser de índole sexual
aunque también se presenta en diferentes vertientes pero suele desembocar en la satisfacción
de una sensación, hecho por el cual siempre requiere que el victimario tenga algún tipo de
poder o ventaja sobre la víctima.

Bajo esta premisa, los menores de edad suelen ser víctimas de abuso muy frecuentemente,
pues su misma condición como menores los hace objetivos relativamente fáciles para los
victimarios, desde luego, un grupo de menores es más vulnerable que otro, esto se evidencia
más en proporción a la edad, siendo los de menor edad quienes están más desprotegidos y
quienes pueden resultar mucho más afectados por según qué tipo de abuso o violencia. Esto
es especialmente relevante porque durante la investigación de un caso en la que hay
involucrado una víctima menor de edad, el testimonio de esta es muy importante para
esclarecer los hechos pues su perspectiva de lo ocurrido puede revelar información vital que
permite el esclarecimiento de lo sucedido, sin embargo, por esta misma razón existen
protocolos específicos para que estas declaraciones puedan ser válidas ante un juez dado que
la misma condición de vulnerabilidad en base a la edad provoca que este testimonio pueda no
ser acorde a la realidad pues son muchos los factores que pueden intervenir y distorsionar la
versión de la víctima. Dicho así, estos protocolos también están estipulados dado que, al
tratarse de un menor de edad, el impacto del delito puede afectarlo de muchas formas, tanto
psicológica como físicamente, así que en favor del bienestar del menor de edad se pretende
que dicha entrevista sea lo menos invasiva posible y que sobre todo llevarla a cabo no lo
afecta de forma seria.
Estado del menor de cara a su capacidad para declarar.

Ante un hecho de estas características, según fuera el abuso o el tipo de violencia que se
cometió, un menor puede quedar en un estado que de entrada no permite que haya una
entrevista o cuando menos que esta sea fiable por el nivel de traumatismos que pudo haber
generado una distorsión o bloqueo de los recuerdos. Desde luego, la distorsión de la memoria
varía según la edad del menor y lo que ocurrió, este es un factor determinante que debe tomar
en cuenta un actor jurídico previo a practicar la entrevista, pues son varios los factores que
intervienen con que la víctima pueda aportar una versión fiable:

- Primeramente, el menor puede verse notablemente afectado ya fuera por afecciones


físicas o los daños mentales que ocasionan respuestas fisiológicas erráticas.
- Por otra parte, a pesar de verse en relativa quietud, el menor puede responder o
bloquear los recuerdos cuando se estimula mediante una acción, un gesto o cualquier
detonante que lo haga revivir los hechos.
- También la coerción a la que puede estar sujeto el menor, no solo por el victimario,
sino también por familiares u otras personas que buscan que no relate lo ocurrido.

Entendido así, el estado de salud del menor es siempre la prioridad, así está dispuesto en la
ley 1098 del año 2006, la cual es enfática en promover y garantizar un crecimiento adecuado
para los menores de edad sin alteraciones negativas que puedan perjudicarlos en su desarrollo
personal y futuro, todo de la mano con un ambiente social y familiar sano que contribuya en
su formación, puesto así, sin importar lo importante que pueda ser la información que tenga
respecto al caso, si este no se encuentra en disposición para aportarla, e incluso la mera
exposición del tema pueda afectar de forma negativa y significativa para su salud, esta no
debe darse en ningún caso pues la seguridad del menor prima sobre todas las cosas.

Puntualidades de un testimonio válido

Respecto al relato de un menor de cara a un hecho traumático, para que este sea válido debe
cumplir con determinados requerimientos que dan constancia de la realidad del mismo, por
ende, para que este pueda entenderse así, se toman en cuenta diferentes aspectos que
determinan la fiabilidad o no del testimonio.
El valor como prueba de un testimonio expuesto por un menor de edad, adquirió su peso e
importancia mediante la ley 1652 del año 2013, esta establece puntualidades concretas que le
otorgan su valor como material probatorio, dentro de sus argumentos expone la necesidad de
un actor estatal con las capacitaciones necesarias para atender el caso, y de no tenerlo,
adelantar gestiones para hacerse con uno. También menciona el acompañamiento del menor
por parte de su representante legal, el uso de un espacio adecuado y el dictamen de los
profesionales

Cabe resaltar que cada caso, aspecto y situación en lo referido a un crimen en contra de un
menor de edad es muy específico, eso quiere decir que los casos no son iguales, todos suelen
ser distintos y por ello no se puede desarrollar un procedimiento que funcione para todos al
afectar de forma tan variada a cada víctima, sin embargo, sí existen ciertos detalles que se
toman en cuenta cuando se realiza una investigación.

Dentro de un aspecto más estructurado, existen protocolos ya elaborados cuando se trata de


realizar una entrevista a un menor. Colombia utiliza diferentes puntos de diversos protocolos
para afrontar estas situaciones, haciendo una mezcla de varias pautas para llevar a cabo este
procedimiento, no obstante, sí es cierto que su manejo está muy influenciado por el protocolo
SATAC, pues Colombia es instruida en este mismo (Rojas, L. M. 2020), con base a ello, se
establecen ciertos conceptos como:

- En primer lugar, se debe tener en cuenta que un menor de edad en cualquier etapa
dentro de la que puede expresar una idea, puede mentir, esto cobra especial relevancia
durante el contraste de información pues o bien puede aportar una versión que
esclarece lagunas vacías en la investigación, o bien puede ser una mentira que puede
entorpecerla. Las declaraciones de un menor deben tener sentido respecto al hecho en
cuestión.

- La entrevista por otro lado debe realizarse por un representante estatal capacitado para
hacer este tipo de entrevistas y atender casos al respecto, desde luego, esto es
importante pues alguien que no esté en capacidad no puede evidenciar y rescatar
todos los detalles necesarios para poder llevar a cabo una investigación de forma
adecuada, además de seguir los procedimientos indicados de cara a la delicadeza del
asunto y la prioridad que tiene la salud de la víctima menor de edad.

- La recolección del testimonio debe realizarse en un lugar seguro y adaptado para la


comodidad del menor que ha sido afectado. Ahora bien, cuando se menciona la
“seguridad” hace referencia que el entorno no sea hostil o que por lo menos el menor
implicado no lo perciba así, y también que este le brinde la certeza de que puede
expresarse con libertad, esto va de la mano con el aislamiento de personas que pueden
influir en el relato del menor pues si bien es claro que apartarlo del agresor debe ser
algo prioritario, lo cierto es que puede ser persuadido por familiares u otras personas
para modificar su versión, allí entra la pericia del agente estatal para determinar que
es así y mejorar la seguridad del ambiente.

Todos estos conceptos han sido enriquecidos en el tiempo por protocolos como el de la
atención integral a la salud para las víctimas de violencia sexual, el cual surgió a partir de la
resolución 459 del año 2012 de la mano del Ministerio de Salud y Protección Social, como
también el protocolo de investigación de violencia sexual propuesto por la Fiscalía General
de la Nación en el año 2016 mediante la resolución 1774.

Es claro que al tratarse de un menor de edad, quedar expuesto ante un tribunal, una sala
donde se debaten responsabilidades o directamente estar expuesto ante su agresor, puede
afectar a la víctima menor de edad de diferentes maneras, las cuales repercuten de forma
negativa para su salud, con ello en mente y proponiendo el bienestar del menor sobre todas
las cosas, se promueve el uso de material de grabación audiovisual para recolectar el
testimonio de la víctima para ser expuesto ante el juez, aunque según sea el caso también es
válido que la grabación solo sea auditiva y a fin de que no sea muy invasivo para el menor,
que esta no se tenga que repetir.

Cabe aclarar que cuando el procedimiento de grabar el testimonio se lleva a cabo, este
ambiente debe ser favorable para que se tome lo más natural posible y no haya un factor de
estrés para el menor, es decir que la discreción del medio por el cual se toma la grabación
debe ser muy sutil a fin de reducir el estrés o la presión que pueden afectar el testimonio. Para
la grabación sutil de estos testimonios se pueden emplear cámaras o grabadoras de tamaño
pequeño o incluso habitaciones con un espejo doble desde el cual se monitorea y graba todo
el procedimiento.

Dentro de todos estos procedimientos siempre debe estar presente el representante legal del
menor, este suele ser un familiar o una persona allegada dado el caso en que un familiar no
pueda hacer de representante, o finalmente alguien dispuesto por el estado siendo un caso
donde el menor no cuente con una representación orgánica.

Entrevista al menor según el margen de edad y su fiabilidad.

Se suele tener el precepto de que un menor de edad en su etapa más temprana, (y por etapa
temprana se hacer referencia a que es más común en los niños que los adolescentes) puede
mentir cuando rinde testimonio de una situación de abuso donde este mismo es víctima, como
también puede confundir unos momentos con otros, o algunas acciones de las cuales aún no
tienen un conocimiento al respecto, o llegar a reprimir y reemplazar algunos recuerdos,
Giraldo Bravo, S., & Maya Cardona, L. M. (2018) mencionan lo común que puede ser que un
niño desarrolle una idea la cual está compuesta por una parte de realidad y la otra de ficción,
siendo esto mucho más probable después de haber pasado por un evento traumático y/o de
abuso.

La probabilidad de que el testimonio de un menor incurra en mentiras o confusiones propias


existe, por ello el despliegue de diferentes métodos que analizan y evalúan la narración de los
hechos y el relato de lo ocurrido, por ello es enfático mencionar de nuevo que quien atiende a
estos casos debe ser una figura capacitada para percibir todos estos posibles factores. Dicho
así, la fiabilidad del testimonio de un menor genera cierta desconfianza y se suele apelar a
que por su condición de menor puede no estar en capacidad de argumentar lo que vivió.

Por mucho tiempo, la credibilidad del testimonio de un menor fue un tema de discusión a la
hora de agregarle peso al mismo, y aunque hoy por hoy no existe una forma de otorgarle
específicamente valor que defina qué tan fiable puede o no ser, al artículo 403 del Estatuto
Procesal Penal propone 6 dictámenes que en cierta forma aprueban la fiabilidad del
testimonio sin valorarlo en algún margen porcentual, por lo tanto la fijación apunta a que se
cumplan los parámetros que se establecen:
- En primer lugar, la lógica y la coherencia proveniente de la narración testimonial
establecen de entrada un escenario fiable o fantasioso según sea más cercano a la
razón o a la fantasía.
- En segundo lugar, se interioriza en el detalle de la forma en cómo la víctima percibe
lo relativo a su entorno ubicado dentro del escenario, el tiempo y lugar, la descripción
de los elementos que conforman el hecho y las reacciones de la víctima al comentar lo
sucedido.
- En tercer lugar, se observan los lazos o vínculos que la víctima pueda tener, sus
inclinaciones y lo que el enlace con los actores del hecho puede causar en el relato del
testimonio, es decir, que esos lazos no interfieran con la rememoración de los hechos
tal cual ocurrieron, pues las emociones nocivas creadas por el daño pueden influir en
el contexto que se expresa y sumarle acciones que no tuvieron lugar
- En cuarto lugar, aprecia el orden y la frecuencia en el trayecto del testimonio. Cuando
el hecho se está armando este sigue una línea argumental que está directamente
enlazada a todas las eventualidades de esta, por lo que se analiza que no haya
inconcordancias entre los datos entre un momento del testimonio y otro.
- En quinto lugar, se toma la posibilidad que en muchas ocasiones crean desconfianza
en el testimonio de una menor, lo cual es la tendencia que pueda tener este a mentir o
construir un argumento falso.
- En sexto lugar, se analiza todo el testimonio y la coherencia del mismo, el cual por sí
solo debe explicar los detalles de su estructura.

Pese a compartir la condición de vulnerabilidad, los crímenes a menores de edad respecto a la


entrevista son muy distintos, pues según sea la etapa en la que se encuentra la víctima, la
entrevista varía mucho y los detalles que se pueden apreciar pueden llegar a ser en extremo
distintos según estos rangos, esto es así porque respecto a las etapas, el peligro, el temor y el
entendimiento, así como la expresión se perciben de formas muy distintas.

Un adolescente puede ofrecer un testimonio mucho más claro, pues puede racionalizar mucho
mejor que un niño y entender lo que pasó y por lo que está pasando, su acompañamiento es
muy psicológico pues al entender lo que pasa, los efectos de entenderlo pueden causar mucho
malestar, indisposición, en algunos casos agresividad o precaución al punto de ser totalmente
reservados o directamente no colaborativos con los procedimientos, sin embargo, sus
expresiones son mucho más claras y emotivas, puede determinarse con cierto grado de
facilidad una verdad o una mentira.

En el caso de un niño puede ser mucho más complejo, para este el suceso puede ser más
traumático y confuso, los abusos y la violencia para un niño repercuten en sus estados de
ánimo y la incapacidad de socializar sanamente con otros semejantes. En lo que una
entrevista se refiere, no es cuestión de hacer un interrogatorio en el cual solo se busca sacar
respuestas, al tratarse de un niño el agente estatal debe entrar en su mundo, entender como
este percibe lo que ocurre a su alrededor, la forma en como lo entiende, el lenguaje por medio
del cual el niño considera que las cosas funcionan y a través de este hacer las preguntas
apropiadas que a su modo de ver lo hacen sentir como el experto principal del tema y el cual
tiene la palabra absoluta. El relato del menor es una descripción dada por el mismo bajo las
formas en cómo puede expresarlo basado en el entendimiento que tiene del mundo que lo
rodea.

Ya siendo la ocasión de un menor que no supere el primer año y que carece de la capacidad
de realizar alguna expresión verbal, no hay testimonio que recolectar, pues solo pueden
realizarse evaluaciones clínicas que mediante testeos científicos pueden determinar el daño
que sufrió, esto, de la mano también con la observación de sus reacciones respecto a ciertos
estímulos que activan en él una reacción al rememorar el suceso que le afectó.

Contrario a lo que algunos puedan pensar, actualmente el testimonio del menor tiene una
relevancia mucho mayor, expresado por Mafla Grijalba, D. A, el testimonio del menor es
muy valorado en una investigación penal, este es respaldado por varias opiniones científicas
que enuncian la fiabilidad de dicho testimonio pues los infantes poseen la capacidad de
aportar una descripción muy específica y certera, esto claro dentro del contexto de “su
mundo”, lo que quiere decir que cuando comentan lo ocurrido lo hacen con sus propias
palabras, los conceptos que conocen y su propia interpretación que traducida por alguien
capacitado puede revelar todo lo que ocurrió en concreto. Una muestra clara de la capacidad
argumentativa de un niño puede apreciarse en el preescolar donde los niños pueden recordar
de forma certera cada aspecto de la rutina que adoptan y las eventualidades que ocurren e
interrumpen esta.
Conclusiones

El testimonio del menor como víctima y principal testigo de un crimen en su contra es


sumamente valioso a la hora determinar un juicio, sin embargo este debe pasar muchos filtros
para que pueda ser válido ante la valoración de un juez, estos filtros hacen parte de un sistema
judicial que establece varios procedimientos que entran en vigencia a partir que se tiene
conocimiento del hecho en cuestión, aunque estas acciones no pueden cubrir todas las
particularidades que existen respecto a los crímenes en contra de un menor de edad, si son
una base desde la cual se puede dar manejo a dichas situaciones. Sin embargo, gran parte de
la validación de los testimonios al estar sujetos a tantas variables está ligada a la pericia de
los profesionales que atienden este tipo de situaciones, más allá de los protocolos, el análisis
exhaustivo, las técnicas y el manejo que se da a cada situación por cada profesional, es
totalmente vital para aceptar o descartar el testimonio de un menor, esto da mucho más peso
al requerimiento de que quienes son designados para estos casos deben estar capacitados para
ello.

Por parte de las acciones estatales de cara a los crímenes en contra de menores de edad y la
obtención de sus testimonios, deben tener un enfoque educativo e informativo, pues a fin de
cuentas los profesionales capacitados tienen la última palabra al aprobar o desestimar el
relato de un menor, así que, a fin de esta decisión, el profesional que la toma debe ser
plenamente calificado.

La entrevista por otra parte aporta información clave mediante la observación constante de
todas las pistas y reacciones que un menor puede ofrecer durante una declaración verbal de
los sucesos que acontecieron e incurrieron en un crimen en su contra, cada detalle es valioso
pues aparte de que nutre la investigación, también contribuye la fiabilidad del mismo, sólo
porque exista la posibilidad de que sea falso fuera porque el efecto que tiene el delito sobre el
afectado, por coerción o simplemente por la posibilidad de que un niño pueda mentir, este no
debe ser desestimado en ningún caso y debe realizarse siempre y cuando no afecte en
principio de bienestar del menor que prima sobre todas las cosas.

No obstante, sea cual fuera la ocasión respecto a la obtención del testimonio siempre se debe
tener presente que la salud física y mental del menor en cuanto a la seguridad de un
desarrollo saludable debe primar ante todas las cosas, este es uno de los principales aspectos
que se deben tener en cuenta previo a una entrevista, no se debe olvidar la sutileza y el uso de
técnicas específicas para obtener el testimonio sin que este pueda afectar de alguna manera
pues rememorar sucesos traumáticos puede crear daños a nivel psicológico según lo que haya
acontecido, esta es una de las principales razones por las que la entrevista a ser posible debe
realizarse una sola vez.

Pese a los protocolos y métodos que existen actualmente para atender estas situaciones, lo
cierto es que la forma en cómo estos crímenes pueden afectar a un menor son muy variados,
no se pueden definir unos pasos específicos que abarquen todas las posibilidades, por lo que
hasta que se pueda desarrollar una estructura procedimental que pueda ser fiable en todos los
casos, debe darse fuerza a las capacidades del personal capacitado para actuar en cada
situación según se vaya desarrollando.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS:

-Psicología del testimonio infantil. Investigaciones en Colombia/ Ángela Tapias, [y otros


siete autores]; Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2019.

Capítulo 1-Entrevistas Psicológicas Forenses Adecuadas Para Niños Y Niñas- Ángela


Tapias páginas 13-63;

Tapias Saldaña, Á. C., Acero Triviño, J. E., Castro Niño, R. R., Delgado Chaves, M.
I., Reyes Niño, L. E., Bazán Aldana, J. I., ... & Rodríguez Ortiz, L. C. (2019).
Psicología del testimonio infantil: Investigaciones en Colombia. Ediciones USTA.

-Aplicación Y Valoración De La Entrevista Forense Realizada En Casos De Actos Sexuales


Abusivos Contra Niños, Niñas Y Adolescentes En Colombia -Enfoque Interdisciplinario

Rojas, L. M. (2020). Aplicación y valoración de la entrevista forense realizada en casos de


actos sexuales abusivos contra niños, niñas y adolescentes en Colombia-enfoque
interdisciplinario.

-Aplicación y valoración de la entrevista forense realizada en casos de actos sexuales


abusivos contra niños, niñas y adolescentes en Colombia -enfoque interdisciplinario

Baquero Ortiz, I. (2021). Alcance probatorio de la entrevista forense a menores de edad


víctimas de delitos sexuales.

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