CrónicasDelRocanrolRGI MasterDigitalOCT2021
CrónicasDelRocanrolRGI MasterDigitalOCT2021
CrónicasDelRocanrolRGI MasterDigitalOCT2021
DEL ROCANROL
Roberto Garza
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Contenido
7 Introducción
29 Hormiga
39 Mescalina
51 La banda Kleenbebé
57 Intoxicado
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101 Coachella 06
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Introducción
E
n el otoño de 1979, cuando tenía siete años, mi
familia se mudó de la colonia Anáhuac, en el en-
tonces Distrito Federal, a la suburbana Ciudad
Satélite, en el Estado de México.
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de mi propio libro de crónicas, un volumen compuesto por sin chamba y, por otro, la crónica de una madriza que me
22 relatos, la mayoría publicados en el suplemento cultural aventé en la clandestinidad.
La Jornada Semanal, que en su conjunto son un autorretra-
to que me muestra desnudo y libre ante el espejo. Desde que leí las travesías de Marco Polo, la crónica de viaje
se convirtió en mi génerno predilecto. Relatos de periplos a
festivales de música y marchas en California; la historia de
Hay tres elementos que cohesionan a los relatos: la mú-
una odisea hippie por el Sureste mexicano a bordo de una
sica, el box y el rocanrol, entendido este último como las Hormiga; otra en tren a las Barrancas del Cobre y un poten-
experencias de vida loca que me han marcado profunda- te viaje a las estrellas impulsado por 10 gramos de mescalina
mente, desde epifanías y alucines hasta viajes y madrizas son prueba de mi fascinación por este género.
clandestinas. Por eso el título Crónicas del rocanrol, porque
en estos relatos desenfadados habita el espíritu rebelde y Mención aparte merece un reportaje escrito en prime-
contestatario del rocanrol. ra persona y con la técnica de personificación, es decir,
cuando el periodista encarna a determinada persona para
contar su historia. En mi caso, me hice pasar por un en-
Desde la primera crónica, la música se vuelve un personaje
fermo a punto de entrar en etapa terminal que exige su
más de la historia. A lo largo del libro se mantiene presente derecho a bien morir.
hasta convertirse en “detergente para el alma,” como reza en
el título del texto que cierra el compendio. La música me ha Agradezco de corazón a todas las personas que aparecen
acompañado desde que tengo memoria; es el aire que res- en estos relatos, en particular a mi banda de amigos, mis
piro todos los días, desde que despierto hasta que duermo. compas, con quienes he vivido experiencias memorables.
Y a las editoras y editores que han creído en mi pluma y
que en su momento publicaron estas crónicas, como mi
El box es mi deporte favorito y tema central de dos relatos
querido amigo Luis Tovar, director de La Jornada Semanal.
que me enorgullecen y que de algún modo reflejan la cruda
realidad del boxeo en México. Por un lado la historia de un Roberto Garza
campeón nacional que, en plenitud de facultades, se quedó Ciudad de México, septiembre de 2021
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Buda y la caja de chocolates
D
urante un breve período de mi vida le rendí cul-
to al disco Buddha and the Chocolate Box (1974),
de Cat Stevens, hoy llamado Yusuf Islam. Si la
memoria no me falla, ese vinilo me lo regaló mi herma-
na mayor cuando cumplí once años, en enero de 1983.
“Esto es buena música –me dijo–, no como las porquerías
de Iron Maiden y Black Sabbath que escuchas.”
Más que mala leche, a eso se le llama dar dulce con palo.
Mi hermana, que no toleraba el rock pesado, me obsequió
ese álbum con la intención de diversificar mis gustos musi-
cales. Recibí el disco de muy buena gana, con beso y abrazo
de por medio, pero la verdad no lo escuché hasta seis me-
ses después.
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Lo que sí recuerdo bien es que, desde el día que me lo die- puro capricho me negaba a colocarlo en el tocadiscos; lo
ron, pasé largos ratos con él en las manos. Me explico: Bu- miraba, lo tenía en las manos, pero no lo escuchaba.
ddha and the Chocolate Box tiene una portada espantosa,
que muestra un Buda color oro sobre un fondo azul oscuro Esa conducta, originada por una rabieta infantil, con el
y bajo el título del álbum, escrito con enormes letras dora- paso de los días se convirtió en obsesión. Me obstiné de tal
das. Sin embargo, en la contraportada hay una secuencia manera con el disco, que estaba seguro de que el día que
de dibujos, realizada por el propio Cat Stevens, que me in- dejara caer la aguja en el vinilo se resolvería el misterio del
trigaba sobremanera. monje y el Buda de chocolate.
La tira consta de diez viñetas y cuenta la siguiente historia: Así me pasé la mitad del año hasta que una tarde de julio
un monje budista anda en el campo cuando de pronto ve por fin decidí escucharlo. Por algún motivo intuí que era
una araña con una flauta entre las patas. En los siguientes el momento indicado y, sin pensarlo dos veces, saqué el
cuadros, el monje, tentado por la araña, se imagina una vinilo de su funda, lo puse en el giradiscos y me tendí boca
caja de chocolates. En primer plano se observan unas ma- arriba en el sofá de la sala con la mirada clavada en la tira
nos que sacan una pieza y le quitan la envoltura. El monje, de dibujos, esperando la revelación.
dibujado en close up , hace cara de asombro/desconcierto
al ver que el chocolate tiene la forma de Buda. En el último Nunca había prestado tanta atención a un disco. Escuché
cuadro se aleja de la araña y continúa su camino. las nueve piezas con detenimiento, concentrado en la voz,
los instrumentos, los arreglos, el ritmo, las letras, en todo.
¿Por qué el monje se saca tanto de onda al ver al Buda de Pero no hallaba nada que me explicara la cara de asombro
chocolate?, me preguntaba. ¿Qué tiene de malo? ¿Acaso es del monje. Me clavé en la última canción del lado A , titu-
como si un cura se imagina una cruz de chocolate? Mejor lada “Jesus”, que puse por lo menos cinco veces, y lo único
que la ostia, ¿no? que descubrí fue una analogía entre Jesús y Buda, que en
nada se relacionaba con el asombro del monje.
Recuerdo que leía las letras de las canciones buscando una
respuesta, pero nada. Lo curioso es que casi todos los días Aunque viviera más de un siglo nunca podré olvidar la
de aquellos seis meses me hice las mismas preguntas. Y por frustración que experimenté ese día. La música me había
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gustado, de hecho me encantó, pero mis expectativas eran Esa noche le platiqué la historia a mi hija Jimena, de once
demasiado grandes, tan grandes como mi obsesión. Me años, y después escuchamos el disco.
sentí tan desilusionado que a los pocos días lo intercambié
por un álbum antagónico, el Blizzard of Ozz, de Ozzy Os- –¿Te gustó?, –le pregunté.
bourne, en un bazar sabatino. –Sí, está padre.
–¿Por qué crees que el monje tiene esa cara de asombro?
El misterio del monje budista, sin embargo, no se fue con –No sé, pero vamos a averiguarlo.
el disco, sino que permaneció escondido en algún lugar
de mi mente durante más de veinticinco años. Ahí esta- Jimena prendió la computadora y al cabo de unos minutos
ba, oculto pero latente. Y digo “permaneció”, en pasado, me llamó: “Papá, papá, ya lo encontré, está en su página.”
porque hace poco sucedió una alegre coincidencia que me
llevó a resolver el enigma del monje y el Buda de chocolate. Efectivamente, en el sitio oficial de Yusuf Islam (catstevens.
com) hay un pasaje en el que el músico explica el asunto
Los discos de vinilo son de los objetos que más aprecio del Buda de chocolate.
en la vida. Me gusta el formato y la calidez de su sonido.
Escucharlos, lo digo con franqueza, es para mí un ritual; y Resulta que en febrero de 1974 el álbum ya había sido
comprarlos, cazarlos, un hábito que tengo desde niño. grabado, pero Cat Stevens aún no tenía nombre ni ima-
gen para la portada. Por esas fechas, durante un viaje en
Hace unas semanas, al salir de la estación Juárez del avión, Stevens reflexionó sobre los dos objetos que tenía en
Metro, me topé de frente con la horrible portada de Bu- las manos. Con una sostenía una caja de chocolates y con
ddha and the Chocolate Box. Un vendedor ambulante de la otra un pequeño Buda que le habían regalado. Según el
vinilos usados lo había colocado en la parte superior de texto de referencia, el músico se enfrentó al dilema de su
su puesto. “¿Puedo?”, pregunté mientras tomaba el disco vida: de un lado lo material y del otro lo espiritual ¿Qué
y le daba la vuelta. El vendedor sonrió al ver mi cara de fe- camino debía seguir?
licidad. Ahí estaba el monje, con las cejas levantadas y sus
ojos bien abiertos ante el Buda de chocolate. Sin pensarlo El Buda de chocolate es la síntesis del dilema, mas no el cami-
dos veces, lo compré al módico precio de cincuenta pesos. no que siguió Cat Stevens. Como el monje de su historieta,
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Stevens renunció a lo material para entregarse al misticismo
religioso. En 1977 dejó el negocio de la música, se volvió
musulmán, adoptó el nombre de Yusuf Islam y desde en-
tonces se dedica a defender causas sociales y humanita-
rias, aunque de vez en cuando regresa a la música.
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Ecos de piedras rodantes
E
n otros tiempos solía defender a la música rock con
el ímpetu de un extremista. Ahora lo hago por pla-
cer. Mi primer alegato a su favor se dio a raíz de un
genuino acto de rebeldía infantil: sucedió la mañana de un
domingo de 1982, día de mi décimo cumpleaños, cuando
decidí dar los buenos días a mi familia y vecinos con el
disco Highway to Hell, de AC/DC.
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tronó con la voz seca y rasposa de un fumador compulsivo La mañana siguiente al día que se mudaron, mientras me
recién levantado. Aún recuerdo la cara de asombro de mi acomodaba en el sillón para leer el periódico, estuve a pun-
viejo cuando le respondí que yo tenía el mismo derecho de to de tirar el café cuando de súbito me sorprendió la in-
escuchar mi música como él sus discos de Los Panchos. La confundible guitarra de Jimmy Page a todo volumen. Se
afrenta me costó la prohibición temporal del uso del equi- trataba de “The Song Remains The Same”, la primera pieza
po de sonido, pero también fue el germen de una posición del disco Houses of the Holly, de Led Zeppelin. Tere, mi
intelectual que marcó mis días de juventud. esposa (entonces), se despertó con el estruendo y me pidió
a gritos que le bajara. Pero esta vez la fuente del escándalo
Han pasado más de treinta años de aquella memorable, o
no era mi estéreo, sino el de la casa de los Arvide.
mejor dicho, infernal mañana y todavía conservo el LP de
AC/DC y, como reliquia familiar, el viejo estereo Panaso- Cuando la sorpresa comenzaba a transformarse en júbilo,
nic. Son en verdad muy pocos los objetos de mi infancia y la sensual voz de Robert Plant se desvaneció lentamente y
juventud que resguardo con tanto celo —y en tan buenas detrás de la pared apareció una imponente voz femenina:
condiciones— como mis acetatos y el viejo tocadiscos, ese “¡Eugenio... no vives solo, hijo!... ¡No seas así, por favor!”
insustituible reproductor de la banda sonora de mi vida. Aunque a un volumen medio, apto para los delicados oídos
maternos, el vecino se pasó toda la mañana del domingo
Estruendo dominical
escuchando música. Puro rock clásico.
El verano pasado me mudé a un condominio de los lla- Hacia las dos de la tarde, cuando finalmente Eugenio estu-
mados tríplex, ésos de tres casas con una misma fachada vo solo en casa, las ventanas se volvieron a cimbrar con el
y paredes compartidas. En una vive una cincuentona que tremendo bajo de la rola “Wild Night”, de Van Morrison.
tiene un próspero negocio de banquetes y que se divierte “¿Pues cuántos años tiene el hijo de los vecinos nuevos?”,
cantando en el karaoke con sus amigas divorciadas. La casa le pregunté a mi mujer. “No sé, yo lo vi bien chavito”,
de en medio es la mía y la tercera estuvo felizmente desha- respondió.
bitada hasta hace unas semanas, cuando llegaron los Arvi-
Poco después supe que Eugenio Arvide tiene diecisiete
de, familia de cinco integrantes, incluido Mr. Crowley, el
años y que cursa el último año de preparatoria. Como lo
gato más gordo y feo que he visto, una especie de Garfield
suponía, es un precoz conocedor, estudioso y fanático de
pero concebido por H.P. Lovecraft.
la música rock. Debo admitir que antes de conocerlo pen-
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saba que los roqueros de su edad no salían de Foo Fighters un cartel enmarcado de The Rise and Fall of Ziggy Stardust
y Tame Impala, que sus referentes más lejanos eran Nir- and The Spiders from Mars, con David Bowie empuñando
vana y Metallica, que debían creer que el rock en español su guitarra bajo el letrero de la calle K. West.
nació con Soda Stereo, y que Bono y compañía eran los
Al ver que los acetatos llaman mi atención, se apresura a
padres del rock. Craso error. Eugenio es la excepción que
comentar: “Éstos me los regaló mi tío Charly, que era bien
rompe la regla.
hippie, y muchos los he comprado yo”, suelta con orgullo el
Moderno defensor de los clásicos melómano, al tiempo que se inclina para sacar la primera
edición del disco The Velvet Underground & Nico, el de la
Unos días después nos topamos a la entrada de su casa.
memorable portada bananera firmada por Andy Warhol.
Tras presentarnos y estrechar las manos, le comenté que
estoy realizando una investigación periodística sobre el Eugenio maneja el vinilo con la habilidad de un diyéi
consumo del rock y que por ello me interesaba platicar con ochentero, lo coloca en el tornamesa, deja caer la aguja en
él. “Cuando quieras”, dijo este atípico joven de mirada avis- “I’m Waiting For The Man” y le sube al volumen con un
pada, cuya edad mental parece duplicar a la cronológica. suave movimiento de dedos. “Suena bien para ser de 1967,
Quedamos de vernos el sábado después de comer. ¿no crees?” Unos segundos después, selecciona la misma
pieza en Spotify, le da click y baja el volumen al tocadiscos.
Como verán, Eugenio no se anda por las ramas: “A mí me
“¿Notas la diferencia?... me cae que estas rolas se deben es-
late el rock clásico: Jimi Hendrix, los Rolling Stones, Gra-
cuchar en acetato.”
teful Dead, Led Zeppelin, The Who, Pink Floyd... uuuuy,
sobre todo Floyd”, dice con voz pausada mientras sus ojos Es fácil darse cuenta de que este disco, el primero en la
repasan un listado interminable de carpetas con miles de discografía de Velvet Underground, tiene un valor especial
canciones perfectamente catalogadas en la computadora. para Eugenio: “Me lo trajo el tío Charly de Estados Uni-
dos. Lo compró en una tienda de intercambio que se llama
A sus espaldas se erige un librero de siete pisos con una Princeton Record Exchange, que está en el mero centro de
cuantiosa colección de discos compactos, complementa- Princeton, Nueva Jersey.”
da por cientos de vinilos acomodados en la parte inferior,
imagen por demás anacrónica en la habitación de un chavo Hace unos años, cuando Eugenio estudiaba el primer año
de su generación. En la pared, cerca del escritorio, destaca de secundaria, su tío Charly se instaló una temporada en
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el departamento donde vivían. “Charly es un tipazo. Tiene Tras repasar los títulos de su colección, noto que hay un
miles de discos. A veces trabaja unos meses y luego se va extenso apartado de rock en español, en su mayoría pro-
de viaje. Dice que es un nómada de espíritu rocanrolero.” ducciones de los setenta y ochenta: “Casi no tengo rock
El asunto es que el tío tuvo mucho que ver en la formación mexicano actual, aunque sí lo escucho de vez en cuando y
musical de Eugenio. Compartieron el mismo cuarto du- voy a dos que tres toquines. De lo más comercial, por ejem-
rante varios meses y, según dice, se pasaban días enteros plo, creo que los tacubos fueron buenos, aunque chole con
escuchando música. sus folclorismos... Molotov y La Barranca sí son chingones,
para que veas; también Santa Sabina. De lo nuevo me gusta
A diferencia de los chavos de su edad, Eugenio prefiere es-
mucho Sei Still, Build a Vista y Belafonte Sensacional. Pero
cuchar el rock de la vieja guardia en lugar de los grupos de
la neta es que todos esos grupitos de tecno pop que han
reciente formación. “Hay bandas actuales que sí me laten,
proliferado son pura vacilada. La neta prefiero escuchar a
¡y mucho!, como Radiohead, King Gizzard & The Lizard
Javier Bátiz, Tex Tex, Rockdrigo, Botellita de Jerez, al Char-
Wizard o Big Thief, pero la neta es que también se está ha-
lie Montana, La Revolución de Emiliano Zapata, Tequila,
ciendo muchísima basura, y lo peor es que las disqueras y
El Haragán... en fin, todos los clásicos.”
los locutores de radio nos la quieren vender como si fuera
una maravilla.” Tras una breve pausa, remata el comentario Eugenio, como buen idealista, tiene muchos planes en el
con lujo de sarcasmo: “La payola es cosa del pasado.” corto plazo. El primero: crear una estación de rock clásico
en internet. “Hay millones de escuchas en todo el mundo,
Tal vez por eso Eugenio sintoniza las estaciones de rock
desde veteranos nostálgicos hasta chavos de doce años. Así
clásico vía internet en lugar de la radio tradicional. “Nadie
que si quieren escuchar buen rock, apaguen el radio y co-
pone a Frank Zappa, Floyd, Dylan, Janis, King Crimson,
néctense a la red.”
Jethro Tull, Nick Cave o al Genesis de la época de Peter
Gabriel... ¿Por qué?, ¿por la duración de las rolas o porque Como diría el más grande de los clásicos, los tiempos están
piensan que ya a nadie le interesa el buen rock?... No, no, cambiando.
no... la neta es que yo, igual que mis mejores cuates, procu-
ro escuchar buena música. Y para eso tenemos las múlti-
ples plataformas para escuchar música en línea y nuestros
propios discos.”
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Hormiga
H
ablar sobre la transición de la adolescencia a la
edad adulta me obliga a recordar los tiempos
cuando dejé la casa de mis padres para hacer un
largo viaje con dos amigos por el sureste mexicano, mismo
que concluyó con nuestra estancia durante un año en la
isla caribeña Cozumel.
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ser garrotero en un restaurante concurrido es una chinga vez que nadé en un cenote, el Cenote Azul, cuyas aguas son
mal pagada pero te garantiza alimentación, así que de ven- tan cristalinas que puedes ver perfectamente el fondo, que
dedores ambulantes de ropa en los mercados pasamos a está a unos 30 metros de la superficie.
limpiar y recoger mesas para subsistir.
De Bacalar nos fuimos costeando por Quintana Roo has-
En San Cristóbal, a pesar de las friegas diarias en la cham- ta Felipe Carillo Puerto, donde en ese entonces cruzaba el
ba, nos la pasamos a todo dar. Trabajando conocimos a barco con automóviles a Cozumel. No recuerdo bien cómo,
unos turistas británicos buena onda con los que rolamos la neta, pero nos las arreglamos para conseguir dinero para
por toda la ciudad y fuimos a San Juan Chamula. Pero ha- gasolina y alimentos.
bía que seguir adelante con los planes, que eran llegar a
Cozumel con todo y Hormiga. Nos aferramos para meternos con la Hormiga a lo más
profundo de la reserva de la biósfera de Sian Ka’an, un lu-
Una de las secuencias de imágenes más bellas que recuer- gar espectacular y que me pone la piel de gallina nomás
do del viaje corresponde al trayecto de San Cristóbal a de recordarlo. De ahí continuamos por la Riviera Maya,
Palenque, pasando por Ocosingo y cruzando la Selva La- lentos pero seguros.
candona. Hubo momentos en los que nos detuvimos sim-
plemente para apreciar el paisaje ¿Quién iba a saber que Lo más gratificante del viaje, sin duda, fue la visita a Tulum.
en lo profundo de esas montañas tan verdes, húmedas y Era 1992 y no había más que unas cuantas enramadas y ca-
cargadas de neblina se estaba gestando un movimiento in- bañas frente a un mar deslumbrantemente azul, en playas
dígena comandado por el Ejército Zapatista de Liberación de arena casi blanca y suave ¿Sargazo? Ni de casualidad.
Nacional (EZLN)? Recuerdo nadar desnudo en el mar. Recuerdo el reggae, el
penetrante olor a mota, los cenotes cercanos, la risa de los
Llegamos a Palenque de madrugada y nos quedamos tres niños, el tiempo siempre dilatado, la zona arqueológica aún
días, con visita obligada a la zona arqueológica y a las Cas- desprotegida. Pero la playa, esa playa era el paraíso mate-
cadas de Agua Azul. De ahí jalamos a Chetumal y la La- rializado, un lugar en el que me sentí, por primera vez en la
guna de Bacalar, que en ese entonces era un tesoro poco vida, despojado de todo bien material y en contacto directo
conocido del sur de Quintana Roo. Aquella fue la primera con la naturaleza. “De aquí soy”, me dije.
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De Tulum nos fuimos a Playa del Carmen. Nuevamente un restaurante Carlos & Charlies y quien amablemente se en-
lugar muy distinto a lo que es hoy “Playa del Crimen”. Unos cargaría de darnos alojamiento en lo que nos establecíamos.
cuantos hoteles modestos pero lindos, el ferry para cruzar
a Cozumel y una playa bellísima. Era un Edén pero con el Pisé tierra en Cozumel y respiré profundo, al tiempo que
tiempo se convirtió en lo que es hoy, uno de los municipios una sensación como de haber cruzado la meta me invadió.
más sobrepoblados y peligrosos del país. Caminé por el muelle y pregunté a un taxista: “¿Cómo lle-
go al Carlos & Charlies?” Alzó la mano y me indicó: “De-
Se me ocurrió proponer que alguno de nosotros se fuera recho a cuatro cuadras”.
de avanzada a Cozumel y que dos cruzaran con la Hormi-
ga desde Felipe Carillo Puerto. Max dijo que “la Hormiga Unas tres horas después ya estaba instalado en casa de El
era su nave” y que él iba a Carrillo Puerto. Pecas, pariente de Sandro, dueño del Carlos & Charlies y
tío de mi compa Max.
Moss me miró y dijo:
–¿Quién lo acompaña? Viví catorce meses en Cozumel. Fui garrotero, mesero,
–Te lo juego en un Backgammon, le reviré. buzo certificado y videasta subacuático… hasta que un día,
–Va. El que gane se va de avanzada a Cozumel. con veinte años cumplidos, me pregunté: ¿Me quedo en
Cozumel el resto de mi vida o regreso a la Ciudad de Mé-
Entre Ricardo Moss y este tecleador existe una añeja ri- xico y estudio una carrea?
validad en el Backgammon. Jugamos a tres ganados y lo
vencí 3 a 1. Debo aceptar que le gané por los dados, en esos Al cabo de unos días crucé a Playa del Carmen y tomé un
partidos reñidos que se definen en los últimos tres tiros. La autobús que me trajo de regreso a la ciudad donde, treinta
suerte estuvo de mi lado. años después, escribo este relato autobiográfico.
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Mescalina
H
ubo un tiempo durante mi juventud en el que viví
un dilatado (y muy divertido) proceso de expan-
sión de la conciencia, gracias a que experimenté
con algunas drogas psicotrópicas, como los hongos, el LSD
y el peyote. De esos tres potentes psicoactivos, el que más
me colocó fue la mescalina, alcaloide que es el principio
activo del peyote o hikuri y de los llamados San Pedro.
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los ojos, brindamos y nos tomamos de un jalón la amarga llegamos a una caseta de vigilancia vacía que Javier bau-
pócima de los dioses del desierto. tizó como “la casita del bosque”, porque así la veíamos,
como si estuviéramos dentro de un cuento o una película,
No habían pasado ni diez minutos cuando sentí malestar y pero no como realmente era.
ganas de vomitar. Ya había consumido peyote antes y sabía
que expulsarlo es parte del proceso. Es una reacción natu- Pasando la “casita” llegamos al lago y, al acercarme al bor-
ral del cuerpo al sentirse intoxicado. También guacarearon de, se me apareció una figura maléfica en el agua que me
Alex y Javier. El único que no cantó Oaxaca fue Pedro, que provocó terror y escalofríos. Fue como si hubiera visto
prefirió quedarse con toda la mesca circulando en su orga- a la muerte. Me alejé asustado y les dije los compas que
nismo. El compa terminó tan drogado que ese día se ganó siguiéramos adelante. Durante muchos años pensé en esa
el mote de Huichol. escena como una señal subconsciente de alerta, como si
mi destino fuera morir ahogado.
La casa de Alex estaba literalmente pegada a un campo de
golf. Así que, ante la falta de desierto, nos brincamos a ese En algún momento de la noche ocurrió algo realmente ex-
terreno perfectamente bien empastado, con subidas y ba- traño: los cuatro vimos a un animal parecido a un zorro,
jadas, lago artificial y muchos árboles. pero del tamaño de un perro grande, con una cola enorme,
las orejas picudas como cuernos y con los ojos de un rojo
Eran como las nueve de la noche, había luna llena y podía tan brillante que daba miedo. Se paró frente a nosotros y
sentir los efectos de la mescalina: una gran energía física, nos quedamos helados. Fiel a su naturaleza, Pedro, que
euforia, júbilo y un estado alterado de conciencia. Perci- traía una bandera de golf en la mano, gritó y salió corrien-
bía la realidad distorsionada. La Luna, por ejemplo, la veía do hacia él como si fuera cazador de mamuts. “¡Huichol!,
como una flor brillantísima en la cúpula celeste. Cuando ¡huichol!, le gritaba Alex. El animal desapareció al instan-
empezamos a caminar por el campo de golf, se abrió ante te. A la fecha no me explico qué fue lo que vimos. Tal vez
nosotros un umbral luminoso que nos llevó al viaje psico- un perro, quién sabe. Me quedo con la versión de que fue
trópico más fuerte, divertido y largo de mi vida. un espíritu que nos visitó.
Algo importante de esta experiencia fue que los cuatro La razón por la que Pedro traía una bandera en la mano, de
andábamos colocadísimos y en el mismo canal. Primero esas que están numeradas y van en cada hoyo del campo
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de golf, es que en pleno pico del viaje jugamos a “conquis-
tar los hoyos”, de tal suerte que quien llegaba primero se
quedaba con la bandera. Teníamos 21 años y el subidón de
energía era tan fuerte que no paramos de correr durante
varias horas, casi hasta el amanecer.
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Nevermind en Cozumel, Miles
E
l 28 de septiembre de 1991 es una fecha que llevo
tatuada en la memoria. Ese día murió Miles Davis,
escuché por primera vez el álbum Nevermind de
Nirvana y observé una tormenta eléctrica tan impresio-
nante que de sólo recordarla se me eriza la piel.
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Resulta que la noche del 28 de septiembre le caímos a la cuando el cielo tronó tras una descarga de rayos en secuen-
casa de El Fish, un buzo local de unos cuarenta años y el cia. Erin jaló la grabadora, interrumpió un solo de Miles,
más ferviente admirador de Miles Davis que he conoci- metió el disco de Nirvana, subió el volumen al máximo y
do. El compa estaba bien sacado de onda por la muerte de picó el botón de play.
Miles, pero también se le notaba feliz porque horas antes
“Smells Like Teen Spirit” exaltó los ánimos de la reunión.
había llegado su chava, Erin Brazoni, una rubia de Seattle
Erin hacía la guitarra de aire y sacudía la cabeza con furia.
que se enamoró de él un par de meses antes cuando estuvo
Sólo traía puesto el top del bikini y una falda larga que se
de vacaciones con su familia y que ahora había regresado
transparentaba cuando separaba las piernas. La invitación a
sola para quedarse una temporada.
bailar era innegable. Unos segundos después, todos –menos
La tormenta eléctrica era inminente, así que por común El Fish– sacudíamos el cuerpo y la cabeza con ella. Poco a
acuerdo decidimos lanzarnos al faro de la punta norte de poco, la música se fue apoderando de nuestros sentidos.
la isla. Pasamos la noche en la playa, bebiendo alrededor
El Nevermind se nos metió por los poros, directo al corazón
de una fogata, brindando por Miles y echando humo hasta
y al cerebro, y explotó glorioso en nuestras mentes. Cada
por los oídos. Una hielera repleta de chelas, la grabado-
pieza nos llevó a un estado de ánimo distinto: con “Breed”,
ra, suficientes pilas, un montón de casetes y compactos,
por ejemplo, nos entró el acelere del slam; con “Come As
dos perros que adoran el mar y, como telón de fondo, la
You Are” Erin bailó cachondísima; con “Lithium” de plano
tormenta. “Jamaican sky en Cozumel, Miles”, gritaba El
enloquecimos y con “Polly” caímos rendidos en la arena.
Fish entre risas cada vez que una andanada de rayos pinta-
ba el cielo de colores. Cuando la grabadora finalmente enmudeció, noté que
Erin sonreía como toda una reina de la escena grunge y
Fue en algún impasse entre rayos, truenos y trompetazos
que en voz baja repetía el dilatado coro “something in
cuando Erin sacó de su mochila el Nevermind. Nos lo mos-
the way, uu uu”. La imaginé con su camisa de franela a
tró con el brazo extendido y soltó una frase en inglés que
cuadros, un gorro de leñador, jeans desgarrados y unas
se me quedó garbada: “Do you know Nirvana?... Well, this
botas todoterreno. Le sonreí mirándola a los ojos y solté
album will blow up your fuckin’ minds”.
un estúpido “¡wow!” Ella volteó la cara hacia el buzo: “Did
La imagen de la portada con el bebé flotando frente a un you like it?” Tumbado en la arena boca arriba, El Fish alzó
billete se me apareció tan poderosa que casi doy un brinco el brazo derecho, extendió el pulgar y le respondió con
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una pregunta filosa: “¿Cómo dices que se llaman?” Erin Kurt Cobain, por los poderes catárticos del Nevermind,
soltó la carcajada. “Are you kidding?” por la ruda belleza de las reinas de la escena grunge y
por la genialidad de Miles Davis.
Al cabo de unas cervezas, el sol se impuso en el horizonte
al suave ritmo de “So What” de Miles Davis. La tormenta
eléctrica había pasado, la brisa soplaba fresca y el cielo se
pintó de un azul tan claro como las notas del Kind Of Blue.
Uno de los grandes músicos del siglo xx había muerto y lo
despedimos con una fiesta playera en su honor.
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La banda Kleenbebé
C
umplí la mayoría de edad en enero de 1990, pero
la neta desde los quince o dieciséis años, y no obs-
tante mi baja estatura y cara de niño, me las inge-
nié para entrar a bares como el Rock Stock, Dancetería, El
9, Pericos, Tutifruti, Danzoo, LUCC, Rockotitlán, Magic
Circus y el legendario cabaret Atzimba, que no era un table
dance cualquiera sino un centro de espectáculos eróticos,
cuyos cadeneros nos permitían el acceso sin identificación.
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En una de esas salidas etílicas de viernes por la noche con La vez que le tocó pasar a mi compa El Dientes, ocurrió
Igor, fuimos a dar al Atzimba, famoso cabaret chilango algo bastante desagradable y cómico, un recuerdo que no
ubicado en la calle Guerrero. Nos gustó tanto la experien- sólo llevo grabado en la memoria, sino que me sirvió para
cia que durante una buena temporada nos convertimos en nunca seguir su ejemplo en el escenario de un cabaret.
clientes frecuentes y hasta cierto punto consentidos (mesa
de pista), al grado que una de las encueratrices más popu- La noche estaba candente y el animador preguntó quién
lares del lugar nos bautizó como “La banda Kleenbebé”. quería “explorar en la jungla de Johana.” El Dientes alzó la
mano de inmediato y segundos después estaba en el esce-
En aquellos años las cosas funcionaban de otro modo. Ma- nario de rodillas, con el rostro metido en la entrepierna de
nejábamos y bebíamos al mismo tiempo y nos parecía algo la encueratriz. Cuando regresó a la mesa, alzamos los vasos
de lo más normal. Jamás usamos el cinturón de seguridad. para brindar. El Dientes sonrió muy orgulloso y todos al
Siendo menores, en las misceláneas nos vendían pomo y unísono soltamos la carcajada. Entre sus dos grandes dien-
cigarros sin problema. Éramos unos irresponsables, igual tes frontales había un par de pelos púbicos atorados que se
que nuestro entorno. De la misma manera, se nos permitía asomaban duros como resortes. El compa no entendía de
entrar a centros nocturnos como el Atzimba y consumir qué nos reíamos con tanto ahínco hasta que Pedro le dijo
entre carcajadas: “¡Tienes pelos entre los dientes!”
alcohol hasta terminar ahogados ¿Cómo fue que no pro-
vocamos una tragedia? No tengo la menor idea, pero afor-
Nos reímos como locos y nunca lo voy a olvidar, con
tunadamente la libramos.
el perdón de El Dientes. Éramos “La banda Kleenbe-
bé”, una bola de pubertos insensatos y borrachos que
El Atzimba, hasta donde puedo recordar, tenía un anima-
se divertían como enanos a finales de los ochenta. Esa
dor que la rompía. Cuando alguno de los clientes pasaba
es la verdad. Ahora los tiempos son distintos y las
al escenario para darse un agasajo con una de las chicas, el
nuevas generaciones de adolescentes tienen otras vías
tipo comenzaba a cantar (seguido por la orquesta): “Saca-
y lugares para desfogarse.
remos a ese buey de la barranca, sacaremos a ese buey de
la barranca, de la barranca sacaremos a ese buey.” Y así les Desde hace mucho le perdí la pista El Dientes, que un
echaba carrilla a todos. día dejó la bebida para bien, y el temible Igor Balderas,
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hasta donde sé, es un respetado chef en Sudamérica.
Si llegas a leer esto, mi querido Igor, por favor tóma-
lo con sentido del humor. El mismo mensaje para El
Dientes. El resto de la banda ahí andamos, unos más
sobrios que otros, pero todos vivos y coleando.
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Intoxicado
A
brí los ojos y sentí algo muy raro, como si de pron-
to hubiera vuelto al cuerpo. Estaba en el asiento
del copiloto de la suburban de mi compa Pedro
Nava y lo primero que observé al recuperar la conciencia
fue un anuncio con el toro de Osborne que pasó en cámara
lenta. Giré la cabeza a la izquierda y me topé con Alex Sán-
chez, que venía al volante y me miraba asombrado.
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Así que durante un buen rato inhalé todo el dióxido y mo- Gina no se hubiera despertado. Quince minutos más de
nóxido de carbono que se colaba a la cajuela. respirar veneno y habría muerto en la cajuela, como ham-
pón en película de mafiosos. Afortunadamente, mi amiga
Según me contaron, íbamos rumbo a Matehuala y estaba madrugó y me salvó la vida.
amaneciendo cuando mi amiga Gina Villagrán, que venía
en el lugar del copiloto, se despertó y me vio por el espejo
retrovisor mientras me daban espasmos y escurría saliva.
Pararon la nave para ver qué me pasaba y se dieron cuen-
ta de que Pedro, que iba en el asiento pegado a la cajuela,
también se había intoxicado gacho.
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La gran peda de Dios
A
lgún día regresaré a las Barrancas del Cobre para
terminar un asunto que dejé pendiente hace
treinta años.
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siglos, justo en las mismas fechas que los católicos cele- se podían apreciar paisajes espectaculares, sobre todo
bran la Semana Santa. cuando cruzamos el desierto.
En ese entonces (1992) aún existía el tren de pasajeros que Al cabo de un día y medio de viaje, llegamos a la ciudad
iba del Distrito Federal a Ciudad Juárez, mismo que hacía de Chihuahua de noche y nos instalamos en un hotelucho
escala en la ciudad de Chihuahua. Como era el medio de barato del centro. No hacía mucho tiempo que existía el
transporte más económico, compramos boletos de segun- famoso Chepe, el tren que va de la ciudad de Chihuahua a
da clase y abordamos uno de los quince vagones del coloso. Los Mochis, Sinaloa, y que cruza las Barrancas del Cobre
con vistas impresionantes en una ruta de 653 kilómetros,
Fueron unas treinta y seis horas de camino hasta la ciu- pasando por túneles y puentes tan chingones que te dejan
dad de Chihuahua. Lo bueno es que, a los veintiún años con la boca abierta. Pero mucho antes del Chepe existía el
de edad, éramos unos cabrones todoterreno que se podían tren Tarahumara, que era de segunda clase y en él viajaban
reventar de jueves a sábado en el Rock Stock y el domingo quienes no podíamos darnos el lujo de tomar el famoso
jugar un partido de futbol como si nada. Así que el trayecto Chihuahua – Pacífico (Chepe).
en sí mismo, más que una tortura, fue toda una aventura.
Abordamos el Tarahumara con destino a Creel, nuestra
Durante el larguísimo recorrido leí de un jalón La Igua- primera escala. Creel es un punto estratégico desde el cual
na Oberlus, una novela pedorra sobre un personaje tan feo puedes moverte hacia los principales poblados de la re-
que al nacer su madre lo abandonó y ni siquiera le puso gión. Tras dos días en Creel, tomamos nuevamente el tren
nombre. El pobre tipo se hizo marinero y terminó solo en Tarahumara, ahora con destino a la estación Bahuichivo y
las Islas Galápagos. haciendo una escala obligada en Divisadero, desde donde
la vista de las barrancas es maravillosa.
En algún momento del viaje, Fredy se sintió mal y vo-
mitó en pleno asiento, lo que provocó la molestia de En Bahuichivo nos subimos a un camión de pasajeros con
otros pasajeros porque todo el vagón olía a madres. Re- rumbo a Cerocahui, pueblo enclavado en el bosque alto
cuerdo también que pasamos largos ratos en el furgón de la meseta de las barrancas y desde el cual pretendíamos
de cola, ese último vagón desde cuyo vestíbulo trasero llegar a Urique, el punto más profundo de la región y desde
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donde caminaríamos a un pueblito llamado Guapalayna, El trayecto de Cerocahui a Urique, de unas cinco horas en
uno de los lugares donde se lleva a cabo la ceremonia rará- auto, es una de las experiencias más fuertes de mi vida.
muri de Semana Santa. Nos montamos en la caja del camión en compañía de un
aventurero canadiense que viajaba solo. Cuando termina la
En Cerocahui conocimos a un compa de Chihuahua, cuyo meseta y llegas al borde de la barranca, empieza lo bueno:
nombre no recuerdo, pero que nos hizo el paro al darnos hay que descender lentamente por una vereda sinuosa de
alojamiento en un hotel en construcción que estaba cui- unos cuatro metros de ancho que serpentea por la pared
dando. Cerocahui es uno de los lugares más hermosos e del barranco hasta llegar a Urique.
imponentes que conozco. Con la ayuda de nuestro amigo
conseguimos unas mulas prestadas que nos llevaron a unas El canadiense padecía de acrofobia y venía apañado de un
cascadas padrísimas y a rolar durante dos días por ese bos- tubo y con los ojos cerrados. No recuerdo bien pero creo
que alto de árboles enormes. que el compa se orinó del miedo. Debo aceptar que yo tam-
bién estaba bien escamado, sobre todo cuando el camión
Era miércoles de Semana Santa y en ese entonces no se inclinaba en las curvas y veía el fondo del acantilado a
había transporte público que te llevara de Cerocahui cientos de metros de distancia.
a Urique (no sé si hoy exista). Para llegar a Urique,
pueblo que está al borde del río homónimo y que fue Durante el descenso se pueden apreciar cuatro o cinco eco-
fundado por misioneros jesuitas en 1694, hay que sistemas diferentes. En unas horas pasas del bosque alto de
descender por una imponente barranca de mil 800 la meseta de la barranca a un pueblo que se ubica casi al
metros de profundidad. nivel del mar y cuyo clima es parecido al de Cuernavaca.
En Cerocahui nos dijeron que había un camión de re- Llegamos a Urique ya avanzada la tarde del miércoles
dilas que bajaría a Urique ese mismo día, así que lo y nos hospedamos en el único hotelito del pueblo, que
buscamos y le pedimos al chofer que nos llevara aun- ofrecía cuartos con dos catres individuales, sin baño y
que sea en la caja a cambio de una lana. “Se van a tener con el techo tan bajo que El Dientes no cabía parado.
que ir atrás porque adelante vamos llenos”, nos dijo el Para acabarla de amolar, cuando entramos al cuarto
chofer en tono malicioso. Freddy pateó sin querer una botella de caguama que
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estaba llena de meados. No me explico cómo pasamos con nosotros. Caminamos varias horas por la vereda del
la noche en ese cuchitril apestoso. río Urique hasta que escuchamos por primera vez los tam-
bores de los rarámuris.
Al día siguiente, tras desayunar unos huevitos con macha-
ca y meternos a bañar al río Urique, nos dirigimos a la casa En la ceremonia Comonorirawachi, los tarahumaras repre-
de una señora que vendía tesgüino, una bebida de maíz sentan el eterno conflicto entre las fuerzas del bien y del
fermentado con la que los rarámuris se embriagan como mal. Los tambores son un llamado a que se junten todos
parte de la ceremonia de Semana Santa. Creo que le caí- los rarámuris, que se dividen en dos bandos durante la fes-
mos en gracia a la doña porque nos dio un garrafón de tividad. Por un lado están los capitanes y soldados (sim-
varios litros por unos cuantos pesos. bolizan las fuerzas del bien y visten coloridos), mismos
que pelean contra los fariseos (personifican a las fuerzas
El tesgüino es una bebida refrescante que literalmente sabe del mal, van pintados con manchas blancas en el cuerpo y
a maíz y que te empanzona y empeda como la cerveza. No llevan palos-matraca y tambores).
habían pasado tres horas cuando ya traíamos una ligera
peda de tesgüino, misma que seguimos durante la noche De viernes a domingo de Semana Santa, los rarámuris be-
y la madrugada en una fiesta local de la cual no tengo re- ben cantidades infames de tesgüino y bailan sin parar for-
cuerdos claros. Lo único que brinca a mi memoria es haber mando círculos alrededor de la iglesia. Con estas danzas
bailado música norteña con una morrita buena onda de crean un especie de cinturón o aro mágico que protege la
enormes ojos negros. Las fiestas en la región, cabe mencio- casa de Dios, ente que en su cosmovisión se encuentra de-
narlo, suelen durar dos o tres días y generalmente las pa- bilitado porque el demonio lo embriagó con tesgüino. Los
trocinan los capos locales del narco, así que no escatiman soldados y capitanes tienen que vencer a los fariseos y ma-
con la música, el alcohol y otras sustancias. tar al Judas para que se le baje la peda a Dios y todo vuelva
a la normalidad el lunes por la mañana.
Era Viernes Santo cuando emprendimos la caminata hacia
Guapalayna, pueblo de no más de 500 habitantes y donde Seguimos el llamado de los tambores y durante tres días
los rarámuris de la zona celebran la Comonorirawachi. El convivimos con los rarámuris (y mestizos que les acom-
canadiense volvió a aparecer en escena y jaló nuevamente pañan) en su festividad. Habrá sido porque estábamos en
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el mismo estado etílico que ellos, pero los celebrantes no Se supone que al año entrante, en la primavera de 1994,
mostraron molestia alguna por nuestra presencia ni por regresaría a las barrancas con quien se dejara para grabar
las fotografías que les tomamos. Al contrario, hubo un mo- el corto documental pero, como dice la canción, “los ca-
mento catártico en el que bailamos con ellos y nos integra- minos de la vida, no son como yo pensaba…” Me ganó el
mos a ese anillo humano que giraba sin cesar y como un amor. El 23 de marzo de 1994 me casé con Tere Reyes y
solo cuerpo alrededor de la iglesia de Guapalayna. tuve que hacer un ajuste de planes (posponer el corto do-
cumental, entre ellos) que a la fecha sigue vigente. Desde
La ceremonia concluyó y el mismo lunes en la madruga- entonces no he regresado a las Barrancas del Cobre, ni si-
da hicimos la caminata a Urique, donde seguían de fiesta quiera como turista.
los narcos locales. Nos despedimos del compa canadiense
y subimos de regreso a Cerocahui en la caja de una ca- En 30 años ha cambiado mucho el estado de las cosas en Chi-
mioneta pick up, propiedad de un ranchero que tenía pinta huahua. Actualmente la región de las Barrancas del Cobre (y
de traficante de mota pero que nos dio el aventón sin co- el estado completo) es controlada por el crimen organizado
brarnos un peso. De ahí tomamos el camión a la estación y muchos rarámuris y mestizos de la zona han sido absor-
Bahuichivo para subirnos al tren Tarahumara e iniciar el bidos por el narco como burros de carga. Pero ni siquiera el
largo camino de regreso a la Ciudad de México. narcotráfico y su incontrolable violencia han podido termi-
nar con la celebración Comonorirawachi, esa peda anual de
El objetivo del viaje se había cumplido. Conocimos en vivo tesgüino que se pone Dios para que los hombres lo salven.
y en directo la ceremonia Comonorirawachi y registramos Ya regresaré con cámara en mano para documentarlo.
todo con nuestras cámaras de 35mm.
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Epifanía
A
l margen de su acepción religiosa, la Real Acade-
mia Española define la palabra “epifanía” como
una aparición, revelación o manifestación –física
o metafísica– que nos marca profundamente.
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A esa edad, debo aceptarlo, mi relación con la música de- se me sigue poniendo la piel chinita cada vez que escucho
pendía más de los vinilos que me regalaban mis padres “Tom Sawyer,” aunque la verdad ya casi no le entro al rock
(El soundtrack de Star Wars, un disco de Cepillin, otro de progresivo.
Quico y las ardillas) y de lo que escuchaba en Radio 590, La
Pantera, mi estación favorita de todo el cuadrante y donde En homenaje a la experiencia epifánica y reveladora de aquel
programaban rock, que era lo mío. día de 1981, escribí este poema:
Comenzó la rola y cada célula de mi cuerpo zumbó como La música que conocemos es otra imagen
abeja enfurecida. Levanté las cejas, se me erizó la piel, froté de la música del universo.
las manos, sonreí satisfecho y me dije en silencio: “de aquí
soy, ésto es lo mío.” La música es lo desconocido que uno puede escuchar.
A partir de ese momento, el amor a la música se convirtió La música no está donde suena –tampoco en ningún otro lugar.
en mi faro, en el lugar al cual me dirijo en este viaje llama-
do vida. Cuatro décadas después de aquella “revelación”, La música vive el instante de expectación.
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La Luna se llena con la luz de la música.
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Puro, total y absoluto… Rock Stock
A
unque ya no reviento desde hace mucho, de todos
los antros que he conocido –que no son pocos–
mi favorito es el Rock Stock, un bar legendario
ligado a la estación de radio Rock 101 (nacida en 1984) que
estaba ubicado en la Zona Rosa, sobre Paseo de la Refor-
ma, y que dejó una huella indeleble en la historia de la vida
nocturna de la Ciudad de México.
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antros con relativa facilidad, igual que manejábamos sin le metió un judicial al Coyote, en el Stock todo fue alegría y
cinturón de seguridad y comprábamos cigarros y alcohol diversión. Cuando fui al legendario Viper Room, ubicado
en cualquier lugar. en Sunset Strip, en West Hollywood, por ejemplo, casi me
peleo con el mamón del barman. En el Stock, en cambio,
En el Stock se materializaron muchas cosas de nuestro todos eran buena onda y hasta las bandas convivían con el
imaginario juvenil: la identidad musical de Rock 101, la respetable después del toquín.
rebeldía juvenil de finales de los ochenta, el cabello largo,
los tenis y la mezclilla, el gozo hedonista de la fiesta inter- En 1994 se acabó el sueño y cerraron el Rock Stock, ma-
minable, y un gusto compartido, tribal y salvaje diría yo, taron a Colosio, estalló la crisis económica con el llamado
por el estilo de vida rocanrolero y el reven que ello implica. “error de diciembre” y, para acabarla de joder, Kurt Cobain
se voló los sesos. Todo mal ese pinche año. Así que a la
En el Stock le mentamos la madre a Salinas de Gortari; en
banda no nos quedó de otra que refugiarnos en el Bulldog
el Stock nos embriagamos hasta vomitar; en el Stock fuma-
y sus bebidas adulteradas, nada comparado con el Stock.
mos mota; en el Stock bailamos y cantamos hasta el ama-
necer; en el Stock conocí a la mamá de mi hija Lucía; en el
En enero de 2010, el creador de Rock 101, Luis Gerar-
Stock le rompieron la madre al Coyote, el único mayor de
edad de la banda y el más noble de todos; en el Stock hice do Salas, anunció el lanzamiento de ROCK101ONLINE.
grandes amigos y amigas; en el Stock vi a Santa Sabina y a MX, la Segunda Odisea, secuela en línea de Rock 101. La
Maldita Vecindad por primera vez; en el Rock Stock, al fi- noticia me sacudió todas las células del cuerpo. Más de
nal de cuentas, me encontré y conviví con la tribu urbana a dos décadas después de haber sido un fan irredento de
la que pertenecía, la misma que fue a los conciertos, en ese esa estación de radio y su legendario antro, el Rock Stock,
entonces, de Peter Murphy, David Byrne, The Mission UK, un buen día me apersoné con Luis Gerardo para propo-
Pere Ubu, The Romantics y un maratón de reggae, entre nerle un programa de radio: BandaSonora101, un espa-
otros eventos organizados por Rock 101. cio dedicado a revisar la relación histórica entre el rock y
el cine, mismo que a la fecha continúa al aire en el nuevo
Nunca más reventé tan chido en un antro como en el Rock concepto Rock101más y en el 95.9 FM en Guadalajara.
Stock, o por lo menos en uno donde me sintiera tan iden- Me siento como en casa.
tificado con absolutamente todo. Salvo por la madriza que
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Réquiem por mis compactos
U
n día decidí vender mi colección de discos com-
pactos. Unos dos mil cd’s originales que junté
con mucha pasión a lo largo de la vida. Los em-
pecé a comprar desde su lanzamiento en 1982 hasta hace
unos diez años más o menos (2010), cuando abandoné el
formato definitivamente.
Poco después pasé por ellos y los llevé a casa ¿Qué hacer con
Crónicas del rocanrol tantos discos si no tengo espacio? ¿Donarlos? ¿Venderlos?
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¿A quién? Tras darle algunas vueltas, tomé la decisión de Control, The Velvet Goldmine, I’m Not There, 24 Hour Par-
anunciarlos vía Twitter para luego organizar una venta en ty People, Underground, Almost Famous, entre muchos.
mi casa. El plan tenía sus riesgos pero decidí correrlos.
Mi colección se distinguía por la presencia de una buena
Primero los acomodé en unos contenedores de plástico con cantidad de soundtracks, en particular de cine rocanro-
capacidad para unos 100 compactos por pieza. Luego los lero, que fui adquiriendo desde que tuve mi primer pro-
revisé uno por uno, los limpié, les tome fotos, los respaldé grama radiofónico en la naciente Radio Ibero de los años
en un disco duro, escribí algo breve sobre ellos y en el lomo noventa. Se llamaba BandaSonora y era sobre soundtracks.
les pegué una etiqueta con el precio. Desde 20 pesos hasta
150 los más caros. La gran mayoría a 50. Si bien el cine era una afición que traía desde la temprana
juventud, con la radio me volví un clavado de los sound-
tracks y del cine-rock en particular, gusto que luego llevé
La depreciación del disco compacto es mortal. Discos im-
a mis chambas en la Cineteca Nacional, el Instituto Mexi-
portados y ediciones especiales por las que pagué más de
cano de la Radio y actualmente en la legendaria Rock 101.
500 varos a sólo 150. Ni modo. A esos precios se consiguen
Así que estamos hablando de más de veinte años de cazar
usados en Amazon y conforme pase el tiempo cada vez
bandas sonoras con mira telescópica. Tenía unos doscien-
costarán menos. Así me lo dijo José Luis Garnica, quien tos cincuenta soundtracks, hasta de las películas de Aki
lleva décadas en el negocio de la compra y venta de discos. Kaurismäki. Y cada uno tenía su historia, que a su vez era
Más adelante regresaré con él. parte de mi propia historia.
El punto es que, durante los dos meses que duró la pre- El ritual de revisarlos, limpiarlos, respaldarlos, tomarles la
venta, redacté y publiqué por lo menos 500 tuits pro- foto, escribir una breve reflexión y ofrecerlos en Twitter lo
mocionales sobre ciertos discos o grupos de discos. Por experimenté como el lento proceso de desapego y despren-
ejemplo, los de Pink Floyd aparecen juntos en una sola dimiento de algo material, pero a la vez profundamente
imagen con una breve reflexión como pié de foto. Pero ligado a mi experiencia de vida.
hubo compactos, en su gran mayoría soundtracks, que
ameritaron foto y tuit solos: Easy Rider, Repo Man, Un- Vía Twitter le puse fecha y hora a la venta e invité por men-
til the End of the World, Fear and Loathing in Las Vegas, saje directo a unas 80 personas que mostraron un genuino
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interés durante la promoción en línea. También le pedí a dio su número y una semana después le cayó a mi casa.
mi compa Alex Sánchez que le cayera con su mezcladora Revisó los discos y sin mucho estira y afloja de por medio
de cd’s para amenizar el evento. acordamos un precio unitario de venta: 30 pesos.
Llegó el día. Fue un viernes por la tarde en mi departamen- Unos días después llegó en una camioneta, me pagó en
to. Conseguí unas mesas y coloqué en ellas los contenedo- efectivo y se llevó completa mi colección de compactos.
res con los discos. Los que no cupieron los puse en el piso “Es buen momento para venderlos, ya casi no se mueven”,
debajo de las mesas para que no estorbaran el paso. me dijo. Y remató: “Dentro de cinco años no los vendes ni
a 10 pesos.” ¿Será?
Poco a poco le cayó la banda, unas cincuenta personas en
total, que la neta vieron mucho y compraron poco. Se ven-
dieron 239 cd’s, apenas el 12% del total. Me quedé con una
colección toda pellizcada y que ocupaba el 60% del espacio
de mi casa.
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Un iPod llamado Coachella (2005)
A
Indio, pueblo de cincuenta mil habitantes encla-
vado en el Valle Coachella del desierto Mojave, en
el sur de California, sólo se va a dos cosas: a pasar
un opulento fin de semana en algún casino, campo de golf,
críquet o polo, o a rocanrolear en el Coachella Valley Mu-
sic and Arts Festival.
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En punto de la media noche del viernes 29 de abril, tras por la del sábado y 80 por la del domingo”. “Hijo de la
una acalorada discusión sobre la importancia de The Poli- chingada”, pensé, antes de sonreír con lujo de hipocresía
ce en la historia del rock, salimos de un pintoresco bar en y decirle: “Está bien, los tomamos”.
la avenida Sunset, en Hollywood, abordamos la camioneta
Voyager blanca rentada y tomamos la carretera interestatal Sólo el cansancio nos permitió soportar el olor a insectici-
10 con dirección al Valle Coachella. da de las sábanas ¡Qué noche! Total, en la mañana salimos
lo antes posible de aquel motelucho, no sin antes deleitar-
Llegamos a Indio a eso de las dos de la mañana del sábado nos un rato con la vista de las Montañas San Jacinto y pasar
30, primer día del festival, y obvio, no encontramos ho- revista a la publicitada alberca. Estaba vacía, mosqueada y
tel con cuartos disponibles. Así que nos regresamos por la con una plasta de lama apestosa en el fondo; y el Spa, ¿cuál
misma carretera hasta San Gorgonio, pueblo de una calle. Spa?, no había tal. Puros cuentos chinos.
Nos detuvimos frente a un anuncio iluminado por un mar-
co de luces de neon, en el que se leía: “Hotel La Hacienda. Todo cambió después de la visita al Dennys. Tres huevos
Swimming pool & Spa”. Suena bien, ¿no?, sobre todo a esa revueltos con papas, tocino, café, leche, jugo de naranja y
hora de la noche. unos panqueques esponjosos (así se lee en la carta) cubier-
tos de mantequilla y miel. Ahora sí, se escuchó, “pásenme
Bajamos dos de la camioneta y el viento helado nos el Desert Sun y un tabaco, por favor”. Ya en la camione-
hizo correr a la recepción. Timbramos tres veces y ta, en pleno letargo post desayuno, cual alucine quijotesco
nada. Repetimos el llamado hasta que apareció un chi- apareció en la trasloma un ejército de cientos de hélices gi-
no de unos cincuenta años y con cara de pocos amigos, gantes, de esas que generan energía eólica (recordé la cinta
dueño del hotel, quien, aún medio dormido, respondió Koyaanisqatsi). “¿Cuál Viejo Oeste?, ¡ésto es primer mun-
moviendo la cabeza un par de veces cuando le pregun- do, carajo!”, soltó un compa periodista emocionado por el
tamos si tenía cuartos disponibles. espectáculo.
“Queremos dos habitaciones dobles”. “Sí, muy bien”, Llegamos a los campos de polo Empire –una extensión de
respondió con ese acento cortado para luego soltar el varios acres perfectamente empastados– donde se lleva a
cañonazo: “Son 90 dólares por cuarto esta noche, 150 cabo el festival, a eso de las dos de la tarde, un par de horas
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después de iniciado el primer concierto. Como ya mencio- consta de escenario, pantallas gigantes y un espacio abierto
né, en la edición de este año el cartel de Coachella incluyó con capacidad para unos veinticinco mil personas. En él se
a noventa bandas, así que no hubo falla por habernos per- presentaron las bandas más famosas: Bauhaus, Coldplay,
dido unas cuantas tocadas del principio. Total, haciendo New Order y Nine Inch Nails.
cálculos, lo más que se puede ver en los dos días, y eso con
buena condición física, son treinta bandas. En los dos siguientes, el Outdoor Theatre y el Mojave, con
menor capacidad, se presentaron las bandas indie, hard,
Una vez adentro, y con el respectivo brazalete que acredita punk y electro-punk. Otro escenario, la Gobi Tent o Car-
a la prensa e invitados especiales, nos dirigimos a la pri- pa Gobi, sirvió básicamente para los grupos de hip-hop y
vilegiada sección “VIP” –un apartado con carpas, salas y rap. Y el último, modesto en cuanto a tamaño pero anima-
venta de alcohol donde se reúne la supuesta crema y nata do como ninguno, la lisérgica Carpa Sahara, incluyó pura
de la escena rock–. Sí, aunque suene pedero, en Coachella música electrónica. Como podrán apreciar, la oferta musi-
hay una sección que separa a “los importantes” del resto de cal fue de lo más ecléctica.
los mortales. “Una Heineken, por favor”. “Son 7 dólares”.
Ni modo, pues, con ese calor pago hasta 100 pesos por una Con la ayuda de unos polípticos con la programación de-
chela bien fría. Ahora sí, a festivalear. tallada, armamos una ruta para ver a las bandas que nos
interesan. Arrancamos con los daneses The Raveonettes en
Nos infiltramos en la masa de gente y, mientras decidíamos el Coachella Stage, luego nos seguimos con los voladores
la ruta a seguir, comprendí la psicología de la que podría M83 en la carpa Gobi y de ahí a la primera sorpresa del día:
ser llamada “generación iPod”. Tal es la oferta de música en The Kills, en la carpa Mojave.
el festival que los fans tienen que picarle al shuffle biológi-
co para brincar de un escenario a otro y así poder ver a la The Kills son un dúo anglo-estadunidense de guitarra eléc-
mayor cantidad de grupos posibles. trica y voz que se apoyan en bases de bajo y batería pre-
grabadas. Minutos antes de que iniciara el toquín, la carpa
El programa se distribuyó en cinco escenarios, equipa- Mojave comenzó a elevarse, claro, en el sentido figurado, al
dos con la más alta tecnología en audio y alimentados por tiempo que miles de jóvenes con gafas oscuras y melenas
millones de watts. El principal es el Coachella Stage, que alborotadas se apretaban en la zona de sombra. Una ca-
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rretada de aplausos, acompañada de algunos ¡wooouuuu! moverse, se escucha una voz quejosa: “¿Qué es esto que
femeninos, se apoderó del lugar cuando la vocalista Ali- suena a Coldplay?” “¿Es Keane, a poco no te gusta?”, le pre-
son Mosshart apareció en escena. The Kills es una banda guntan. El quejoso alzó los hombros y dijo que “no” con un
poderosa, dura, minimalista, pero que no rebasa la línea suave movimiento de cabeza.
de la insanidad auditiva. El guitarrista Jamie Hince es un
master. En un momento se colocó la guitarra al hombro Un par de Heineken bien frías (única marca disponible) y
en posición de tiro, apuntó al horizonte y soltó una ráfaga nos encaminamos al concierto de Stereophonics en la car-
sónica que creció en intensidad durante varios segundos, pa Mojave. Aunque ya los había escuchado, debo aceptar
mientras Alison se contorsionaba y agitaba la mata frente que esa tarde los descubrí. Fue un encuentro tardío, pero
al amplificador. válido al fin de cuentas. En verdad son muy buenos en vivo
y su disco nuevo, Language. Sex. Violence. Other?, suena de
De las primeras filas, se escuchó un grito delirante: “Alison, maravilla.
you’re so hot!. yeahhhh”. Este power dúo acaba de lanzar su
tercer disco, No Wow. Algo que llamó nuestra atención es que la gente no deja de
moverse en ningún momento; son ríos de fans que fluyen
Después de ver a The Kills flotamos a la carpa Sahara, don- por estos enormes campos, de un escenario a otro, en un
de el ex Janes Adiction, Perry Farrell, bajo el seudónimo DJ constante ir y venir. Y ahí vamos nosotros, entre los roque-
Peretz, guiaba el viaje de miles de chavos bien entachados. ros clásicos de cabello largo y piel tatuada, entre la chaviza
Si uno se coloca como simple observador, a sana distancia, rubia bien colocada, entre los darketos, los pálidos enclen-
resulta un verdadero espectáculo ver como baila esta ban- ques, los estrambóticos, las exhibicionistas, los nerds del
da. Están muy, pero muy clavados en su rollo. rock, los rastas, los veteranos de barbas al pecho y panza de
cheleros, en fin, entre toda la fauna rocanrolera.
Del trance brincamos al Outdoor Theatre para ver a Ra-
zorlight, otra tocada de altura y con una audiencia supe- Otro tema interesante es la cantidad de teléfonos celu-
rior a los diez mil. “Más cerveza, que me seco”, demandó lares que se utilizaron como cámaras digitales. En to-
mi compa Alex Sánchez. De camino al bar VIP, nos topa- das las tocadas se observaron cientos de manos alzadas
mos con la tocada de Keane. Entre la masa que no deja de cazando imágenes con estos maravillosos aparatos que,
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sobra decirlo, son parte fundamental de la indumenta- blancas que ciegan y... Peter Murphy aparece colgado de los
ria juvenil. Un fenómeno de la era digital que no se veía tobillos, con la cabeza colgando a un metro del piso, como
hace diez años. un vampiro, vestido de negro y con los brazos cruzados al
pecho. Así, de cabeza, (“Downside Up”, diría con fina ironía
Mientras disfrutaba de uno de los crepúsculos más vola- Peter Gabriel) interpretó el clásico “Bela Lugosi’s Dead”. Una
dos que he visto, escuché una voz conocida en las bocinas tocada inolvidable, genial.
del Outdoor Theatre: “Vamos a divertirnos como si nadie
hubiera bombardeado Irak”. Era Rubén Albarrán, el voca- Tras ver a Bauhaus, el concierto de Coldplay fue una ni-
lista de Café Tacvba, que apenas calentaba motores antes miedad. Pan con lo mismo, dirían en la tele. Sensiblería
de iniciar el show que puso a bailar a cientos de güeritas para las masas, llanto para los sufridos, mermelada de fre-
bien petateadas que no entendían nada, pero que tararea- sa. X & Y, el nuevo disco de Coldplay, es la típica receta
ron “La chica banda” y “Eres”. del brit pop romántico aderezada con líricas lacrimógenas,
aunque, hay que aceptarlo, para nada baratas. Unas cuan-
En la tocada de Café Tacvba me di cuenta que habíamos un tas rolas de las estrellitas del festival y huimos a la carpa
montón de mexicanos en el festival. Como era de esperarse, Sahara para bailar al ritmo de Chemical Brothers.
la banda sacó a relucir el cobre (en el buen sentido, claro).
En ningún otro concierto se gritaron tantas ocurrencias, ni La noche terminó excelsa, hasta que llegamos al tugurio
se bailó a brincos desenfrenados, ni se fumó tanta hierba, ni del chino. Fatigados, abrimos la puerta y sorpresa: el cuar-
se pidió a coro “otra, otra, otra, otra.” Y sólo Café Tacvba se to estaba como lo dejamos en la mañana; las camas sin
atrevió a romper las reglas sajonas de la puntualidad para hacer, el baño empapado, sin toallas limpias y el aroma a
aventarse un encore fuera de su tiempo. insecticida barato. “¡Maldito chino! 150 dólares y mira el
cuarto”, explotó un compa.
Cayó la noche y vimos a Weezer, uno de los platos fuertes.
Pero lo cierto es que nos metimos a Weezer para conseguir A la mañana siguiente, domingo 1° de mayo, el diario local
un buen lugar para ver a Bauhaus. Llegamos hasta adelan- The Desert Sun le dedicó la primera plana al festival con
te, un poco cargados a la derecha del escenario. Silencio, una foto panorámica en la que se aprecia una multitud en
aire frío, un rumor de graves que crece, estrobos de luces el Coachella Stage. “Coachella keeps it cool”, cabecearon a
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ocho columnas. En Indio, un pueblo en el que sólo pasa el que tocaron de “Love Will Tear Us Apart”, (pieza funda-
viento, la llegada de más de cien mil festivaleros es noticia mental de Joy Division), más que emocionarme, me robó
de primera plana. una sonrisa.
Otro desayuno bomba en Dennys, media hora de camino a A New Order le siguió Nine Inch Nails. Algunos compañe-
Indio, otra media hora de tránsito y otra más de caminata. ros de la prensa, en particular un japonés de pelos blancos
Por más que apresuré a los amigos, nos fue imposible llegar y ropas negras ajustadas, se cortaban las venas al defender
a la tocada de Gram Rabbit, una banda local, del mero de- a Trent Reznor y su nuevo material. Cuestión de gustos.
sierto Joshua Tree, cuyo primer disco Music To Start a Cult
To es un fenómeno regional. Ni modo, arrancamos con Al cabo de unos cuarenta minutos de N.I.N, huimos al
Kasabian y luego M.I.A., esta última, una casi desconocida
Outdoor Theatre para ver a una banda que le traía mu-
pero muy talentosa joven nacida en Sri Lanka con un sólo
chas ganas. Se llama The Faint y hacen una mezcla de
disco grabado, Arular. M.I.A. (Maya Arulpragasm) pre-
new wave y electro-punk tan buena que me hizo brincar
sentó todo su repertorio en cincuenta minutos, una suerte
como chapulín entre una masa de teenagers que se me-
de tecno-dub rapeado que hipnotiza a cualquiera.
tían de todo. Para mí, una de las mejores presentaciones
Después le dimos rienda suelta al shuffle, brincando del Coachella 05.
del tecno-dance de Miss Kittin al impecable sonido de
los canadienses The Arcade Fire, una bandota que va De camino al hotel, el lugar común se apoderó de nosotros:
a llegar lejos, y de ahí a Gang of Four. Unas chelas en ¿Cuál es tu Top 5? ¿De veras te gustó Nine Inch Nails? ¿No
el bar VIP, donde, según el reportero del Washington viste a Fantomas? ¿A Mercury Rev? En fin, las preguntas que
Post, andaban Cameron Díaz, Johnny Depp y otras lu- cien mil personas se debían estar haciendo en ese preciso ins-
minarias de Hollywood. Por supuesto que no nos que-
tante, mismas que provocaron apasionadas discusiones ca-
damos a averiguarlo, ya que teníamos que acercarnos
al Coachella Stage para ver a New Order. mineras. En lo único que estuvimos de acuerdo fue en que
Coachella es una experiencia que se tiene que vivir cuando
Debo afirmar que, después de Bauhaus, el de New Order menos una vez en la vida y en que nunca, por ningún motivo,
fue el concierto que más me gustó, aunque la versión pop nos volveremos a hospedar en La Hacienda, de San Gorgonio.
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El lunes, después de abandonar el cochino motelucho,
comparar los periódicos y empacarnos unos panqueques
esponjositos con mucha miel, tomamos la interestatal 10
con destino a Los Ángeles, viaje con escalas obligadas en
las estaciones Amoeba Records, Virgin Records y Tower
Records. Había que gastarse los últimos dólares antes de
regresar a la cruda realidad.
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Coachella 06
S
in quitar las manos del volante, asomo la cabeza para
que el viento me golpee en la cara. Aun bajando la
velocidad a 90 Km. por hora, el impacto frontal del
aire me obliga a cerrar los ojos. Para un día de primave-
ra en Los Ángeles, el cielo está atípicamente nublado y el
viento sopla frío, aunque en el ambiente se percibe la tenue
humedad de la brisa costera.
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varios minutos, cuando mi primo Felipe tuvo el acierto de La piel de gallina en los antebrazos me indica que es buen
poner un disco de los Violent Femmes. Ahora movemos la momento para la introspección. Así que cambio el disco
cabeza y golpeamos el tablero al ritmo de “Jesus Walking de los Violent Femmes por el Transformer de Lou Reed,
On The Water”. prendo un tabaco y dejo volar la imaginación mientras
cruzamos este territorio mágico, inmortalizado por uno de
En el condado de San Bernardino, después de haber pa- los grandes genios del cine contemporáneo. “Oh it’s such a
sado Riverside, noto un letrero que indica la salida hacia perfect day, I’m glad I spend it with you...”
Inland Empire. Golpeo la rodilla izquierda de Felipe y se
lo señalo. Éxodo al consumo
“¿Qué?, ¿Inland Empire?”, responde confundido. “Así se Felipe y yo no estamos exactamente turisteando por el Sur
llama la nueva película de David Lynch”, le reviro sin ocul- de California. Por amor a la música, y nada más, nos diri-
tar la emoción en mi rostro. Felipe me mira a los ojos, baja gimos rumbo a Indio, un pueblo de poco más de cincuenta
el volumen y se arranca con la lección: “Toda esta región es mil habitantes y más de cien campos de golf.
parte de la filmografía de Lynch. Su nueva película ocurre
en la zona que se ve allá a lo lejos, en Inland Empire. En Ubicado en el Valle Coachella del desierto Mojave, a unos
las montañas de San Bernardino, por ejemplo, está Twin treinta minutos de Palm Springs y bordeado por las majes-
Peaks; en Riverside Drive está el famoso Bob’s Big Boy Di- tuosas montañas de San Gorgonio y San Jacinto, Indio es
ner de Toluca Lake, donde (Lynch) comió el lunch durante uno de esos modernos paraísos para el retiro senil. Es un
siete años seguidos; y más adelante, en Redlands, hay un pueblo repleto de gente mayor, bien adinerada, de esa que
motelucho que le sirvió de locación en Lost Highway”. se puede dar el lujo de comprar una residencia con alberca
y vista doble, una hacia el campo de golf y otra hacia el de-
Cuando estamos de viaje solemos ver las cosas de manera sierto, y cuyo precio es superior a los 750 mil dólares.
diferente. Los viajantes nos asombramos con este tipo de
descubrimientos. Lo que para Felipe, nacido en Los Ánge- La apacible y soleada vida de Indio, sin embargo, se trans-
les y conocedor de estos caminos, es algo completamente forma radicalmente cada año durante el último fin de se-
ordinario, para mi representa un hallazgo muy importante. mana de abril. Esto ocurre desde la primavera de 1999,
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cuando un grupo de entusiastas promotores del rock in- con pasto común y corriente, sino con uno modificado (es
dependiente organizó el primer Festival de Música y Arte resistente como si fuera sintético y a la vez suave como el
del Valle de Coachella. Y precisamente hoy, sábado 29 de de un green) para soportar el galope de los caballos. Una
abril, inicia la séptima edición del ya famoso festival Coa- delicia para los pies descalzos.
chella, el más grande e importante encuentro musical del
continente Americano. Hacia la una de la tarde, una vez que estacionamos el carro,
iniciamos la tortuosa caminata hacia las puertas de acceso.
Así que durante las próximas horas, Indio recibirá a más “Bendito sol del desierto que con tu inclemencia despren-
de cien mil jóvenes amantes de la música, procedentes de des la ropa de los cuerpos femeninos,” dice mi primo. Mi-
todos los estados de la unión americana y de alrededor de les y miles de jóvenes avanzan por este inmenso estaciona-
cincuenta países. Entre ellos, por supuesto, estamos este miento ¿Qué extraña fuerza los motiva? Las caminatas en
par de acalorados melómanos, a quienes, además del gusto el desierto me hacen pensar en los éxodos bíblicos; pero en
infinito por la música, nos une el apellido paterno. este caso, si me permiten una analogía sin tintes religiosos,
somos como un pueblo de modernos esclavos del consu-
Cuando el reloj marca las 12 horas nos encontramos atra- mo que buscamos, lejos de la liberación física o de la con-
pados en una larga fila que avanza lentamente a lo largo de ciencia, la confirmación de nuestra absoluta dependencia
Indio Blvd. La combinación del bióxido de carbono con de los productos que nos ofrece la industria de la música y
el infame calor del desierto me provoca dolor de cabeza. el entretenimiento. Si hay una fuerza superior que mueve
Felipe, siempre acertado, mete la mano bajo el asiento, me a este río de gente, esa es, sin duda, la fuerza del consumo.
pasa una botella de agua y desliza el Revolver de los Beatles
en el estéreo. Minutos después, ya con la garganta fresca Osama censurado
y la mente despejada, cantamos “Good Day Sunshine” a
todo pulmón. Una de las grandes ventajas del oficio periodístico es que,
si estás debidamente acreditado, puedes entrar directa-
El festival Coachella se lleva a cabo en un verdadero oasis: mente al festival por los accesos de prensa y así evitar las
los campos de polo Empire, una extensión de más de se- largas colas y la exhaustiva revisión a la que te someten
tenta acres de campos perfectamente empastados, pero no en las puertas de ingreso general. El trato y la atención a
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la prensa, hay que decirlo, es tan cordial y eficiente que te pregunte por “Osama”. “¿Cómo sabes eso?”, me reviró per-
pone de muy buen humor. plejo. “Simplemente lo sé”. E insistí “¿Qué pasó con Osa-
ma?”. “Lo que pasa”, explicó Danny, “es que a Toby (Martin)
En punto de las dos y veinte me encuentro con Héctor le pareció políticamente incorrecto incluir esta canción. Es
Martínez, promotor en jefe del sello discográfico Epitaph, un tema muy sensible en este país, sabes, y no queremos
quien me presenta a Toby Martin y Danny Allen, vocalista que se nos malinterprete”.
y baterista de la banda australiana Youth Group. “Ok, Ro-
berto, tienes 20 minutos para platicar con Danny”, suelta Momentos después, mientras les tomaba unas fotos, Dan-
Héctor. ny le comentó algo al oído a Toby y éste dirigió una mi-
rada flamígera a Patrick Matthews. La cosa se puso tensa
A principios de abril, Youth Group encabezó las listas de po-
cuando Toby le reclamó la imprudencia a Matthews, quien
pularidad de Australia y su disco, Skeleton Jar, se ha vendido
palideció al instante y se limitó a guardar silencio.
muy bien en Estados Unidos. De la charla con Danny desta-
co un pasaje que me parece bien divertido, aunque para los
miembros de la banda haya sido un tanto incómodo. Lo mejor de todo es que esa misma noche desapareció mis-
teriosamente el párrafo en el que Matthews se lamentaba
Resulta que llevan más de un mes en Los Ángeles prepa- por la decisión de haber descartado a “Osama” del nuevo
rando su nuevo disco, Casino Twilight Dogs, el cual saldrá disco. Me pregunto si algún día la escucharemos. Según
a la venta este verano. En el Myspace de la banda, el bajista Danny: “Sí, es probable que la grabemos en un futuro, ¿por
Patrick Matthews escribió que ya tenían las catorce can- qué no?”. Según Toby: “Esa canción ni siquiera existe”.
ciones del disco nuevo y que habían decidido eliminar, por
obvias razones, una pieza llamada “Osama”. Shuffle
En teoría, esta información no se debió haber publicado, Coachella es como un iPod gigante funcionando en shuffle.
pero al parecer a Matthews se le fue la onda y subió el dato En dos días se presentaron noventa y tres bandas, distri-
a Internet sin que los demás miembros del grupo lo supie- buidas en cinco escenarios, en un rango de horarios que
ran. Aún recuerdo la cara de asombro de Allen cuando le inicia a mediodía y termina a medianoche.
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Para esta edición, los organizadores armaron un progra- este grupo, otras dos de aquel, una probadita de aquello y
ma bastante ecléctico en cuanto a géneros. El cartel incluyó todos felices y contentos.
desde la superestrella del hip-hop Kanye West, la reina del
pop Madonna, los parisinos Daft Punk, Depeche Mode, El concepto álbum, aunque duela decirlo, se desvanece del
Tosca y el maestro de la electrónica Paul Oakenfold, hasta imaginario juvenil ante la inmediatez de una oferta tan am-
el rock pesado de Tool y Wolfmother, pasando por toda plia y accesible. Canciones, la banda moderna sólo quiere
una gama de bandas indie como Franz Ferdinand, Yeah escuchar canciones; y ver, aunque sea a probaditas, la ma-
Yeah Yeahs, My Morning Jacket, Editors, Clap Your Hands yor cantidad de grupos hasta terminar física y mentalmen-
Say Yeah y Sleater-Kinney, así como el neohippie Deven- te exhaustos. Y al final del día son pocos los que recuerdan
dra Banhart, los ritmos reggae de Damien Marley y el rabi- con precisión todo lo que vieron y escucharon durante las
no Matisyahu, las voladeras de Animal Collective y Sigur últimas doce horas. Coachella es la quintaesencia de una
Ros y el implacable sonido post-rock espacial de Mogwai. tendencia del consumo desmedido y poco razonado de la
Hubo de todo y para todos. música popular.
El hecho de que la gente se mueva sin cesar de un esce- ¡Rock, rock, rock!
nario a otro es prueba de la diversificación en los gustos
musicales de la juventud actual. Con una facilidad antes “¡Wow, Jesús, esto si que estuvo intenso!”, grita en inglés
inconcebible, los jóvenes brincan de una tocada de hip- un sudoroso teenager mientras se abre paso entre una
hop a una de electro punk británico, luego se avientan multitud visiblemente tocada por el poder metalero de
una dosis de heavy metal australiano, algo de folk rock Wolfmother.
del mero Kentucky y de ahí se van a bailar un rato en la
carpa de música electrónica. En un momento de esta inolvidable tocada tuve una regre-
sión de unos veinte años. Recordé el día que me inicié en
¿Qué está sucediendo? ¿Cómo pueden aplaudir con el rock pesado, esa memorable noche cuando mis primos
tanta euforia a Tool después de haber bailado al ritmo mayores me llevaron al legendario concierto de la gira Li-
que marca Madonna? ¿Qué pasó? Pero así es la onda en ve-Evil de Black Sabbath en Los Ángeles. Wolfmother me
los tiempos de la revolución digital. Unas canciones de hizo revivir tan buenos tiempos que por un momento sentí
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ganas de llorar. Pero lo mejor de todo fue percibir la eufo- yo de ningún sello discográfico, y pronto se convirtieron
ria de mi primo Felipe, quien a sus diecinueve años gozó en todo un fenómeno. Y así, libres e independientes, ellos
cada instante del show con una pasión extraordinaria. La mismos produjeron y editaron su primer disco, el cual se
tradición familiar, pensé, se mantiene viva. ha vendido como pan caliente.
Wolfmother conectó como pocas bandas con su públi- Este concierto, repleto y con un público entregado al cien,
co, conformado en su mayoría por tres generaciones de es muestra fiel de que una banda (siempre y cuando los
metaleros, desde chavitos enclenques de quince años músicos sean tan buenos como estos maestros) puede lo-
hasta veteranos de cincuenta y más, esos maravillosos grar el éxito sin la penosa necesidad de hacer años de ante-
roqueros de barba, melena y gafas oscuras, siempre en- sala y tocar mil puertas en las discográficas. La tecnología
fundados en camisetas negras sin mangas y con los bra- de la información al servicio de la música. Aplausos, son-
zos repletos de tatuajes.
risas y ¡Yeah!
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Z apareció en la mayoría de las listas de los mejores álbu- positivas a una multitud que no dejó de mover el cuerpo
mes del 2005, y este año My Morning Jacket será la banda durante una hora al ritmo del mejor reggae jamaiquino.
telonera de la gira de Pearl Jam.
“We don’t need, no more trouble” coreaban miles de gar-
Jim James, vocalista y guitarrista, tiene la pinta de un gran- gantas mientras Damien agradecía a Jah con los brazos al
jero de Kentucky, con esa cabellera rubia alborotada, algo frente y las palmas de las manos apuntando hacia un bellí-
esponjada por el calor, y una barba casi pelirroja. Si este simo Sol que se negaba a desaparecer detrás de las monta-
compa se pusiera un overol de mezclilla y se montara en ñas de San Jacinto.
un tractor, fácil podría pasar por uno de esos agricultores
sesenteros del profundo gabacho.
La tarde del sábado, la bandera de Jamaica ondeó con el
orgullo del León de Judá y el legendario discurso del dicta-
My Morning Jacket dio un conciertazo. Los músicos se en-
dor etiope Haile Selassie hizo eco en las conciencias de un
tienden de maravilla, dan las notas con tal precisión que
público sensibilizado por las bondades de la canabis.
por un instante dudé si estaban tocando en vivo, y, lo más
importante, salieron relajados y dispuestos a divertirse.
Si me dejan dar un sutil brinco en el tiempo y el espacio,
El público, por supuesto, se los agradeció con sendas ova- me transporto al Coachella Stage a las 4:45pm del domin-
ciones. La banda respondió con las rolas que el respetable go 30 de abril, donde se presentó un personaje tan pecu-
ansiaba: “Off The Record” y “Gideon”. Y para cerrar con liar como talentoso: el rabino Matisyahu. Si acaso es cier-
broche de oro, se aventaron una deliciosa pieza folky de la to que los judíos etíopes llegaron a Jamaica como esclavos
mera campiña de Kentucky.
y con el tiempo fundaron la religión Rastafari, Matisyahu
es la feliz prueba de la ancestral relación que existe entre
Rastaman vibration
judíos y rastas. Este hombre, formado en la ortodoxia ju-
Conforme el clima refresca, el ambiente se calienta. Du- día, hace un reggae tan cadencioso y original que hasta la
rante un crepúsculo por demás elevado, el mismísimo hijo banda roquera que esperaba el turno de Sleater-Kinney
de Bob Marley, Damien Jr. Gong, contagió de vibraciones se puso a bailar.
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Música para las masas Depeche Mode cumplió. Y ya. Tocaron su nuevo mate-
rial, la gente les aplaudió, cantó a coro con ellos, pero los
El estado de las cosas cambia al caer la noche. La visibilidad ingleses no lograron conectarse con un público que espe-
se reduce, las sustancias circulan, los ánimos se prenden raba mucho más. Fue hasta el final cuando complacieron
y las conciencias se alteran. A las 8:15pm se escucha un a los fans de antaño con un encore de hits que causo una
prolongado ¡woooouuuu! en el Coachella Stage. La banda efímera algarabía entre los miles de nostálgicos que se
británica Franz Ferdinand acaba de salir al escenario. aguantaron más de hora y media para cantar “Never Let
Me Down Again”.
Felipe quiere verlos, así que nos colocamos a sana distan-
cia, en un lugar estratégico en la sección VIP, la cual a esta Aunque lo intentamos, no tuvimos la paciencia de los di-
hora es un gigantesco bar en el que el Red Bull con vodka letantes ochenteros y antes de que terminara el encore de
fluye en cantidades industriales. Nosotros nos conforma- Depeche nos descolgamos a la carpa Gobi para disfrutar
mos con un par de chelas bien frías. el sonido electrónico de Tosca y luego rematar la jornada
sabatina en el portentoso show de Daft Punk en la lisérgica
Franz Ferdinand no me sorprendió. Con ello no quie- carpa Sahara.
ro decir que hayan ofrecido un mal concierto, pero la
verdad es que su material es cartucho quemado. Que Desazón y magia
me disculpen los fans de esta banda, pero su sonido
en vivo se vuelve tan monótono y plano que en plena El diario local, The Desert Sun, cabeceó así su primera pla-
“Walk Away” aproveché para lanzarme al baño y por na del domingo: “Tune in Indio”. La nota, ilustrada con una
otra chela. foto a doble columna de Kanye West, destaca la entrada de
sesenta mil personas el sábado, nuevo record de asistencia
Minutos después, al llegar al Outdoor Theatre, me di en Coachella, y anuncia que el día de hoy se espera a otros
la arrepentida del festival al caer en cuenta que la to- setenta mil jóvenes.
cada de los Eagles of Death Metal estaba a punto de
terminar. “Ni modo, pues”, le dije a Felipe, “vámonos En los dos días, escribe el reportero con maestría en ma-
al concierto de Depeche”. temáticas, Coachella habrá vendido alrededor de ciento
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treinta mil boletos, lo que representa unos 13 millones de estoy seguro de que en un futuro cercano lo harán mucho
dólares de ingresos, sin contar la renta del espacio para mejor. Por ahora, Coachella les quedó grande.
acampar y la lucrativa venta de agua, chelas y todo tipo de
recuerdos y chunches de colección. La desazón desapareció rápido cuando me presentaron a
Romeo Stodart, un gordito bonachón de barba y pelo lar-
La mala noticia, continúa el también experto en meteo- go que tiene la gran virtud de ser el vocalista de los Magic
rología, es que se esperan temperaturas de tres dígitos en Numbers. Este hombre tiene una sonrisa extraordinaria.
grados Fahrenheit, lo que en centígrados se traduce en un Proyecta pura buena onda y eso se ve reflejado en su música.
infernal promedio de 39 grados en la sombra.
Momentos después, hacia las tres y media de la tarde, los
Después de un desayuno calibre diputado, apresuramos el Magic dieron uno de los mejores conciertos del festival en
paso para llegar a tiempo en la tocada de los australianos el Coachella Stage. Esta banda es capaz de poner de buen
Youth Group y retratarlos mientras tocan en vivo. humor hasta a Cuauhtémoc Cárdenas. La hermana de Ro-
meo, Michele Stodart, se dio vuelo en el bajo con tal soltu-
A la una y diez de la tarde, con el Sol en lo alto de un cielo ra que por momentos parecía que levitaba.
completamente despejado, Youth Group se paró en el Coa-
chella Stage ante no más de dos mil jóvenes que aguanta- Además de las piezas de su disco debut, los Magic Num-
ban el calor con estoicismo. bers nos dieron unas probaditas de su nuevo material, con
lo que dejaron bien claro que en el próximo disco manten-
Youth Group arrancó relativamente bien, siguiendo el or- drán la línea retro hippiosa con tintes folk que tan buenos
den de los tracks de su único disco: “Shadowland”, “Skele- resultados les ha dado.
ton Jar” y “Lilian Lies”. Pero a partir de la cuarta pieza em-
pezaron los problemas. Fuera de estas tres canciones, esta Viaje interestelar
banda no tiene nada más que ofrecer.
Después de las escalas obligadas en las tocadas de Bloc
La cara de angustia del vocalista Toby Martin al ver que la Party, los sorprendentes Wolf Parade, y los esperados Yeah
gente se retiraba me provocó una profunda tristeza. Pero Yeah Yeahs (pese al feedback del micrófono, suenan me-
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jor en vivo que en disco), nos colocamos en las primeras Aitchison abren oscuros canales de distorsión y buscan el
filas de la carpa Mojave para ver a los Editors, una ban- feedback moviendo sus guitarras. Stuart expande las notas
da indie de Birmingham, cuyo vocalista, Tom Smith, se mientras Dominic se deja ir con un riff que crece en inten-
contorsiona como el inolvidable (y epiléptico) Ian Cur- sidad. De pronto bajan el estado de ánimo de la rola hasta
tis de Joy Division. niveles inaudibles e instantes después la explotan con una
descarga sónica que hace brincar a más de un despistado.
Los Editors tocaron su disco debut, The Back Room, ante
una audiencia que poco a poco se fue haciendo menos de- “Ahora sí,” le digo a Felipe, “el viaje valió la pena”. Mogwai
bidola cercanía del show de Madonna. Los que nos queda- en vivo, como el mismo festival Coachella, es toda una
mos, por ahí de unos cinco mil, constatamos el talento y la experiencia.
calidad musical de estos jóvenes ingleses, que, por cierto,
Hacia la medianoche, después un shuffle entre Tool, Scissor
no le piden nada a los neoyorquinos Interpol, con quienes
Sisters y Art Brut, tomamos la carretera 10 de regreso a Los
suelen compararlos. Ángeles. Físicamente agotados, decidimos no dirigirnos la
palabra hasta el día siguiente. Felipe, en otro gran acierto,
¿Madonna? No gracias. Mejor vamos a ver al demonio, al puso un disco de Godspeed You Black Emperor! que, no sé
gremlin, al espíritu maligno, a la banda escocesa Mogwai. por qué diablos, me hizo pensar en el boicot y la marcha del
Como buena parte del público, nos apoltronamos en el 1º de mayo en Los Ángeles. “Hay que apoyar a los inmigran-
pasto boca arriba, con la mirada clavada en las estrellas y tes, primo”, solté de repente. “Claro”, pero. “¿de veras no vas
nos dejamos ir en un viaje interestelar con esa mezcla de a comprar ningún disco mañana?”
pots-rock y art-rock con metálicos matices espaciales.
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Coachella 07: el sonido y la furia
S
on las tres de la tarde del viernes 27 de abril y nos
encontramos atrapados en una interminable fila
de autos que avanza con lentitud por la avenida
Jefferson de Indio, pueblo ubicado en el Valle Coachella,
en el corazón del desierto Mojave, justo a 201 kilómetros
al Este de Los Ángeles.
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El tiempo, como en toda espera, se expande. En las En ese momento me vino a la mente un documental
aceras se observan algunos desesperados que prefieren sobre el peregrinaje de una tribu africana a un manantial
caminar bajo el Sol antes que aguantar otro segundo en sagrado. Durante la travesía, los jóvenes se adelantaban
la encerrona vehicular. Entre ellos, sobresale un puñado a los viejos, pero después del tercer día caían rendidos.
de revendedores que ofrece boletos del día en 150 dólares, Los ancianos, en cambio, adoptaban una posición
cuando en taquilla cuestan 100. similar a la de Felipe y daban cada paso como si fuera
un acto de devoción. Los varones que llegaron primero
Calle adelante vemos un contingente de policías que al manantial, se atragantaron y cayeron enfermos;
se esfuerza por dirigir el tránsito hacia los Campos de los viejos actuaron diferente: primero descansaron,
Polo Empire, un terreno de 280 hectáreas, la mayoría enderezaron lentamente el cuerpo, contemplaron el
perfectamente empastadas, donde se lleva a cabo el paisaje y saludaron a los espíritus del lugar antes de
festival Coachella, nuestro destino, que este año celebra beber el preciado líquido.
su octava edición.
A nuestro alrededor, una multitud de jóvenes avanza
Al cabo de una hora, finalmente dejamos el carro en uno a paso apresurado hacia a su propio santuario de la
de los cinco lotes de estacionamiento, cada uno del tamaño música. Se mueven rápido y sin observar el entorno.
de tres campos de futbol, desde los cuales todavía hay que Hablan y beben mientras caminan y se limitan a seguir
andar un buen tramo a pié para llegar a las puertas de los pasos del que va enfrente, sin alzar la mirada para
acceso al festival. ubicar el lugar al que se dirigen. Están aquí pero desean
estar en otro lado.
Peregrinos en el desierto
Esto me hace pensar que en Coachella hay dos tipos de
Mientras caminamos, noto que Felipe inclina el tronco peregrinos: los que se dejan llevar por la corriente hacia
un poco hacia adelante, pero sin doblar la espina dorsal, una ingesta musical y los que buscan gozar de esta gran
y comienza a andar con calma, ligero, como haciendo la fiesta de la música. Me alegra saber que Felipe, a sus
danza del viejito. veinte años, pertenece al segundo grupo.
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Activistas vs. Conservadores de bienes raíces Alexander Haagen III, propietario de los
Campos de Polo Empire y quien desde 1999 renta sus
Este año, Coachella presenta un cartel de tres días con 122 terrenos a los organizadores del festival, es un generoso
bandas, tanto de rock, hip-hop, electrónica, dance, fusión y benefactor del Partido Republicano.
folk distribuidas en cinco escenarios y jornadas que inician
al mediodía y terminan pasada la medianoche. Con entradas de sesenta mil asistentes al día, los
organizadores se embolsan 16 mdd en taquilla. Si a esto
Antes de entrar en materia musical, me permito hacer sumamos la venta de agua, alimentos, cervezas, souvenirs
una lectura política: en esta edición, Coachella tomó una y la renta de espacios para acampar, la cifra se dispara.
postura abiertamente anti-republicana, en particular en Vale la pena preguntar ¿qué porcentaje de esta millonada
contra de la guerra en Irak y su artífice, George W. Bush. terminará en campañas de candidatos republicanos?
Asumir posición política es signo de los tiempos Miles de amolados pagan una buena lana para ver a Rage
preelectorales que corren en Estados Unidos. El año sin saber que es muy probable que su dinero termine en
entrante habrá elecciones presidenciales y es natural que manos de algún conservador que los detesta.
los eventos masivos se conviertan en espacios de expresión
ideológica. Más adelante, cuando revisemos las tocadas de Rage y Manu
Chao, entre otras con mensaje ideológico, abundaremos en
Por ello, incluir en el programa el reencuentro de Rage el tema. Por lo pronto, me da un enorme gusto decir que
Against The Machine, una de las bandas más aguerridas y durante estos tres días el belicoso Bush se llevó muchas
radicales del planeta, cuyo discurso y activismo invitan a más mentadas de las que es capaz de contar.
la subversión de los oprimidos, es una afrenta a la derecha
republicana. Todo cabe en un Coachella
Pero también hay datos que revelan una verdad subyacente Además de la reunión de Rage, el programa incluye otros
al discurso anticonservador de Coachella. Va uno de la dos reencuentros: The Jesus and Mary Chain y Happy
mayor relevancia: según The New York Times, el magnate Mondays. Como cabezas de cartel, destacan The Arcade
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Fire, Björk, Red Hot Chili Peppers, Sonic Youth, Jarvis acerca al micrófono y saluda con acento británico a una
Cocker y The Good, the Bad and the Queen. multitud que aplaude al pie del Coachella Stage.
La oferta para los fans de la onda indie es de lo más Los Arctic se dieron a conocer con un par de sencillos en
atractiva: Arctic Monkeys, The Decemberists, Kaiser Internet, causaron furor, al poco firmaron con el sello
Chiefs, Klaxons, Interpol, Of Montreal, The Fratellis y The Domino y sus primeros dos discos se han vendido por
New Pornographers. cientos de miles.
También están las bandas que combinan el rock con los Los ingleses aceleran el ritmo cardiaco del público con esa
sonidos del dance electrónico; algunos mezcladores del propuesta de pop-punk que invita a levantar los brazos y
moribundo trance de los noventa; varios hip-hoperos y sacudir la cabeza con furia. Pero, tras media hora de acelere,
unos cuantos representantes de la música tradicional y el vino el inevitable derrumbe: el sonido se volvió repetitivo
folk, como el legendario Willie Nelson y, tremendo orgullo, y la conexión entre músicos y público se enfrió.
los mexicanos Julieta Venegas y el dueto acústico Rodrigo
y Gabriela. Víctimas de la inmediatez que impera en nuestros días,
se fueron desinflando como un globo que pierde el aire
Como bien dicen, el que mucho abarca poco aprieta, así lentamente. Son banda de “sencillos”.
que haré una selección cien por ciento subjetiva de los
conciertos –buenos, regulares y malos– que pude apreciar. Una de las razones por las que hice este viaje fue para
presenciar el reencuentro de The Jesus and Mary Chain,
Viernes: elfos en el desierto banda que marcó mis días de juventud. Hace tanto que no
escuchaba “Side Walking”, que en el momento que sonaron
A las 6:30 de la tarde, cuando el Sol reposa sobre la línea los primeros acordes de esta pieza solté un grito de júbilo.
del horizonte, la luz se torna cálida, los tonos ocres pintan
el entorno y las sombras se extienden largas sobre el pasto. Los hermanos Jim y William Reid, pese al feedback en un
Alex Turner, vocalista de Arctic Monkeys, recibe de frente micrófono, ofrecieron una tocada memorable ante unos
los rayos de un astro que comienza a teñirse de naranja, se treinta mil asistentes que no dejaron de ovacionarlos.
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Los escoceses tocaron piezas emblemáticas de su esto los orilló a terminar por lo menos quince minutos
discografía: “April Skies”, “Some Candy Talking” y “Just antes de lo planeado.
Like Honey”, ésta última con Scarlett Johansson haciendo
una segunda voz que la verdad ni se escuchó. A las 10:45pm, Björk apareció como un elfo en el desierto
para ofrecer un concierto de avanzada, futurista, con esa
Se hizo de noche, el aire sopló fresco y las estrellas brillaron magistral combinación de música ambiental, electrónica,
en lo alto. Avanzamos entre ríos de gente que viene, va, clásica y rock que distingue a su propuesta.
regresa, se cruza y da la vuelta, para llegar al concierto de
Jarvis Cocker en el Outdoor Theatre. Descalza y con un atuendo estrafalario, la islandesa abrió
con “Earth Intruders”, sencillo de su más reciente álbum
Flaco, alto y con sus discretos lentes negros, Jarvis se Volta y continuó con “Army of Me”, “Innocence” y la
divirtió de lo lindo con la interpretación completa de su contestataria “Declare Independence”.
álbum debut como solista. Los despistados que ansiaban
escuchar alguna canción de Pulp, su ex banda, se quedaron Impecablemente producido, el show de Björk es una
con las ganas, pero en su lugar recibieron una sobredosis experiencia que se disfruta con todos los sentidos, un
de buen humor y mejor música. acto tan dramático que por momentos se asemeja al arte
de la opera.
Veinte minutos después, Sonic Youth tomó posiciones,
pero… un momento, “¿En dónde está Kim (Gordon)?”, Sábado: el fuego de Arcadia
pregunta Thurston Moore. “No me dejaban subir al
escenario por ser mujer”, dice Kim, al tiempo que se arranca Nunca he sentido tanto calor, ni siquiera en la costa de
con “Candle”. Tabasco o el desierto de Sonora. Me siento mareado, con
escalofríos, como si tuviera fiebre. Felipe abre una botella
Todo empezó bien para los sónicos, pero después de de agua y la vacía completa en mi cabeza, mientras
tocar “Incinerate”, “Reena” y “What a Waste” se dieron comenta que estamos a poco más de 40 grados. Me acuesto
cuenta de que buena parte del respetable se estaba dando en la sombra y me quedo dormido. Sueño con hormigas,
a la fuga, tal vez por la cercanía del concierto de Björk, y con miles que avanzan apresuradas sobre la tierra seca y
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ardiente. Cuando despierto, empapado en sudor, Felipe Todos los miembros de la banda, siete de base más dos
me recibe con una bebida energética. invitados, gozan cada instante del acto; se divierten, sonríen,
y logran transmitir esa buena vibra al público. Verlos en
Del sábado 28 me quedo con dos conciertos: LCD directo es la mejor vía para aficionarse a su música.
Soundsystem y The Arcade Fire.
Domingo: radio guerrilla 07
Son las 9:30 de la noche y en la carpa Sahara no cabe un
alfiler. James Murphy aparece vestido de blanco, se pega el La raza se hizo notar desde el estacionamiento, igual que
micrófono a la boca y empieza la fiesta. Y vaya fiesta. LCD la policía. “Oye, tú… ¿quién manda en este jodido lugar?..
Soundsystem puso a bailar a miles con un set de piezas ¡Rage!, “!Rage manda!”, grita un cholo sobrealimentado
perfectamente acopladas y probablemente ofreció la mejor
a un güero en pubertad que se limita a alzar el brazo y
calidad de sonido de todo el festival, enriquecido con
responder un temeroso “Yeeeahhh, Rage!”.
visuales y juegos de luces.
Electrónica, dance y rock, una poderosa mezcla capaz de Entre la mayoría rubia que suele dominar en este festival,
desinhibir y hacer bailar hasta el más tieso. el domingo se insertaron miles de latinos de pantalón
ancho, incontables cabezas rapadas sobre músculos y carne
Dos horas antes, The Arcade Fire se consolidó no sólo como tatuada, y montones de jóvenes de pinta altermundista,
el conjunto idóneo para alegrar un festival de este tamaño, varios con su boina tipo Ché Guevara en la cabeza.
sino como un grupo a todas luces innovador y poseedor de
un estilo propio, que en cuestión de tres años ha alcanzado En las tiendas del festival regalan propaganda pacifista y
un estatus bastante elevado en la escena del rock.
panfletos que alertan sobre el calentamiento global, y se
venden todo tipo de productos orgánicos y playeras anti-
“Gracias por ser tan educados. Las maneras y la educación
son la piedra angular de una sociedad fuerte y próspera”, Bush. Hoy el activismo se respira en el ambiente. Coachella
suelta Win Butler ante decenas de miles que aplauden y huele a concierto de ska, o de rapcore si prefieren, y por
festejan al término de “Neighborhood # 1”. ahí hondean banderas del EZLN.
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Faltan cinco minutos para las diez de la noche y la presión “¿Por qué suenan tan bajo?”, pregunta Felipe. “Rage es una
de la masa es tan fuerte que de las primeras filas salen explosión, no puede ser que el volumen esté a ese nivel”.
varios expulsados, entre ellos un par de desmayadas que No han pasado ni veinte minutos cuando la gente exige
son atendidas por los encargados de la seguridad del volumen a gritos. Alguien capta el reclamo y le suben
festival. Otros llegan nadando entre decenas de manos a todo. “Ahora sí”, dice Felipe, “we can rage against the
por pura diversión. machine”, lo que no traduzco porque desvirtuaría el juego
de palabras.
Hasta adelante, la cosa comienza a ponerse caliente, así
que llegan refuerzos para intentar establecer el orden, lo Rage Against The Machine, debo aceptarlo, sonó
que no se logra hasta que Manu Chao pisa el escenario y impresionante. Piezas furiosas como “Killing in the
pone a bailar a los cincuenta mil que abarrotan en lugar. Name” y “Bulls on Parade” hicieron del concierto un
mitin político-musical, uno que arrojó sus semillas en el
“La mejor manera de combatir el terrorismo es con desierto, en tierras áridas pero increíblemente fértiles.
educación”, grita el franco-español, quien esta noche
brilló como una estrella roja en el cielo estadunidense.
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Crónica de un asalto
C
omo la mayoría de mis días laborales, el pasado
viernes 13 salí de la Cineteca Nacional a eso de las
ocho de la noche. Caminé por Real de Mayorazgo
y, al llegar a Universidad, descendí por las escaleras de la
estación del metro Coyoacán. Los trenes venían a reventar,
mucho más llenos que de costumbre. Aquello era un ama-
sijo de carnes sudorosas en pleno fervor de San Valentín.
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reluciente vocho-taxi, pero no de los verdes con blanco, sino Me sometieron en menos de un minuto. Iba sentado entre
pintado de oro y cereza, tal como los que andan circulando los dos, callado, con las manos abiertas sobre los muslos, la
con autorización del gobierno local desde hace unos meses. cabeza derecha y los ojos cerrados. Como conozco bien es-
tos rumbos, sé que dimos vuelta a la derecha en la avenida
Casi todos los días me muevo en taxi y nunca antes había Río San Joaquín y se metió a calles de la colonia Anáhuac.
visto un vocho pintado de esos colores, como a la fecha no
he visto uno blanco y rojo, tipo los marca Tsuru que cir- La complicidad del chofer era evidente. El gordo dizque lo
culan por toda la ciudad. Dudé un segundo, o tal vez dos, amenazaba: “A ver tú, un cambio de luces o cualquier pen-
pero la asociación mental de los colores “oro y cereza” con dejada que hagas, no te la vas a acabar.” Y luego le daba un
el concepto “seguridad” me encaminó en automático hacia zape medio contenido. Según esto, el gordo le iba diciendo
la puerta del auto. por donde irse, pero al cabo de unos minutos, mientras me
basculeaban e interrogaban, el taxista dio un par de vueltas
“¿Está libre?”, pregunté desde afuera. El chofer –un tipo de sin que le dijeran nada. El chofer, no tengo la menor duda,
era parte de la banda.
unos treinta años, delgado, tez morena, ojos cafés y cabello
oscuro corto– me miró de reojo y asintió con un leve mo-
En cuestión de diez o quince minutos, el otro asaltante, el
vimiento de cabeza. Tomé asiento, lo saludé y le indiqué el
que estaba sentado a mi derecha, ya tenía un inventario de
camino que debía seguir, el mismo que he recitado de me-
mis pertenencias. Me habían quitado la mochila, el reloj, el
moria a un sinnúmero de taxistas desde hace varios años.
iPod, el celular y la cartera. Sabían mi dirección y teléfono
de casa, tenían mis llaves, agenda y fotos de mi esposa e hi-
Avanzamos unas cuadras y, al detenernos en la fila del semá- jos. La situación pintaba horrible: a mi izquierda un gordo
foro de Río San Joaquín, de súbito se metieron dos tipos al violento que decía traer pistola; y a la derecha, un tipo con
carro. Nos cayeron por sorpresa y se clavaron en cuestión mi vida en sus manos. Me sentí tan vulnerable como un
de segundos. Mi reacción (reflejo/susto) fue gritar y patalear: pez fuera del agua. Estaba aterrado y al mismo tiempo en
“¡No, no, no, por favor!” El primero en subir, un gordo forta- un estado de alerta máxima por tanta adrenalina.
chón, me leyó la cartilla: “¡Cállese cabrón o lo mato!” dijo en-
furecido, al tiempo que me recetaba un gancho derecho en la Cada uno de los rateros cumplía un rol premeditado: el
cabeza, tan bien colocado que mis lentes salieron disparados. chofer fingía demencia, el gordo amedrentaba y el tercero
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comandaba el atraco: “A ver, Roberto, tienes tres tarjetas; Así me trajeron un rato hasta que sonó su celular. “¿Ya
quiero los nips, y más vale que sean los correctos.” La pa- estuvo?… órale!” El gordo colgó y de inmediato me dijo:
labra “nips” me sacudió. Apreté fuerte los ojos, que debía “Tranquilo, Rober, ya mero te vas con tus hijos.” Sin seguir
mantener cerrados todo el tiempo, en señal de preocupa- indicaciones de nadie, el chofer dirigió el taxi hasta el pun-
ción. Me sabía los nips de las de débito pero no el de la tar- to donde finalmente me botaron. “Te vas a bajar con los
jeta de crédito, la cual nunca he utilizado para sacar dinero ojos cerrados y vamos a caminar dos cuadras hasta donde
del cajero. está una camioneta. Ahí termina mi chamba. Esos cabro-
nes te van a estar checando, así que no hagas ninguna pen-
dejada, ¿de acuerdo?”
“¡Los niiiips, cabrón!”, presionó el gordo. Decidí hablar con
la verdad: miren, gano equis cantidad, en esta tarjeta hay
El gordo me encaminó hasta la esquina y se colocó detrás
tanto, en esta otra nada y la de crédito tiene a lo mucho
de mí: “Abre los ojos y no voltees ¿Ves la camioneta?” En
doscientos pesos disponibles. El gordo quiso refrescarme
la calle había como tres camionetas, así que moví la cabeza
la memoria a base de codazos, pero el de la derecha se dio
de forma afirmativa. “Bueno, cuando llegues a la esquina
cuenta de que estaba diciendo la verdad. Unos minutos
das vuelta a la izquierda y te vas todo derecho. Y abusado,
después me devolvió la cartera con mis identificaciones, cabrón, que te van a seguir.”
papeles y la tarjeta de crédito, la cual me pidió que tocara
con las yemas de mis dedos y frotara en el pantalón. Me dejaron en la calle Bahía de Corrientes de la colo-
nia Verónica Anzures, en la fallida delegación Miguel
Pasó una media hora desde que me privaron de la libertad Hidalgo. Entre los bienes que no me quitaron había una
hasta que el taxi se detuvo, supongo que afuera de algún tarjeta telefónica que fue mi salvavidas. Caminé dos cua-
centro comercial, para que el tipo que estaba a mi derecha dras hasta Bahía de Chachalacas y reporté las tarjetas en
se bajara a ordeñar las tarjetas. Tan pronto quedamos tres el primer teléfono que vi. Quince minutos después me
en el coche, el gordo se pasó al lado derecho del asiento y rescató mi cuñado.
me mandó a la esquina izquierda, detrás del chofer. “Los
ojos cerrados, las manos abajo y voltea como si estuvieras Llegué a casa sin un peso, vapuleado, atracado, jodido,
platicando conmigo”, me dijo. pero ahí estaba la familia, a pié de cañón para confortarme.
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Saberme acompañado, querido, me tranquilizó y levantó
los ánimos. Sin embargo, el enojo y la decepción no me los
quita nadie. Me encabrona que me hayan robado lo que
tanto trabajo me cuesta ganar; y me decepciona enorme-
mente saberme gobernado por una bola de ineptos. Por
ello, quiero rematar esta crónica de viernes 13 con una an-
danada de zapatazos dirigida a los encargados de la segu-
ridad pública de esta maravillosa ciudad. Su eficiencia casi
me deja helado.
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Crónica de una madriza clandestina
C
on fines periodísticos, llevaba un buen rato tratando
de infiltrarme en peleas de box clandestinas pero no
encontraba cómo hacerlo. Esto cambió hace unas
semanas cuando el conductor de un taxi me comentó muy
coloquialmente que era boxeador retirado pero que, “por
gusto y necesidad”, seguía peleando “¿Estás retirado y sigues
peleando?, ¿cómo?”, le pregunté de bote pronto. El taxista
me miró por el retrovisor y dijo: “digamos que ahora peleo
en otros circuitos, sabes, en el under.”
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o en un parque, y a qué se refería exactamente con eso las peleas, a las que llama “tiros.” El Toro lo saludó de puño
de “pelear por gusto y necesidad en el under”. y me presentó: “Es Roberto, el compa que te platiqué, dice
que quiere pelear.”
Lo pensó dos veces y al cabo de unos segundos respondió:
“Hay unos compas de las barras del futbol que organizan El Puma me miró a los ojos en picada y me dijo: “¿por qué
peleas.” (¡Bingo!) “¿En serio?... Me gustaría ir, invítame”, le quieres pelear, mi Robert?” Mi respuesta fue inmedia-
dije. Semana y media después, el taxista boxeador, a quien ta: “tengo necesidad, la pandemia acabó con mi negocio
me referiré como El Toro, me llevó en su auto a un local y ahorita cualquier entrada es buena.” El Puma soltó una
ubicado en Avenida del Imán, en el sur de la Ciudad de carcajada: “Así estamos todos, pinche virus de mierda.”
México, mismo que sirve como arena de peleas clandesti-
nas de box y donde se apuesta y se bebe en serio. Luego de preguntarme sobre mi experiencia en el box,
edad, peso y estado de salud general, El Puma fue claro y
Obviamente, no cualquiera puede entrar al local. La cor- directo conmigo: “Por ser tu primera pelea te voy a dar mil
tina de metal estaba extendida y solo había acceso por quinientos, y ya luego veremos… Aquí seguimos las reglas
la puerta, que permanecía cerrada. Al llegar, El Toro me del boxeo. Se usan guantes y, en tu rango de peso y cate-
envió un whats y luego nos dirigimos caminando hacia goría, que son mayores de 40 (años), pelean cinco rounds
la entrada. Un tipo abrió la rendija de la puerta metálica, de tres minutos cada uno. Yo soy el réferi y hay tres jueces
nos observó y pasamos rápido. Saludó al Toro y me ignoró en caso de irse a decisión. Está prohibido tomar fotos o
por completo. Atravesamos un cuarto vacío y la siguien- videos. De eso nos encargamos nosotros.”
te puerta nos condujo a un espacio amplio, de unos 150
metros cuadrados, en cuyo centro estaba un precario ring Me pareció hasta cierto punto una oferta justa, dadas
montado al nivel del piso. las circunstancias. Mil quinientos por quince minu-
tos de madrazos no está tan mal, sobre todo en estos
De la puerta por donde entramos apareció un personaje tiempos que golpean más duro que cualquier indivi-
ataviado con ropa deportiva y cubreboca, a quien me re- duo. Además, podía apostar a mi favor con la ayuda de
feriré como El Puma. Era un tipo de unos 30 años y 1.80 El Toro y escribir una crónica periodística como ésta.
metros de alto, dueño del local y principal organizador de Cerramos el trato con un apretón de manos y El Puma
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nos acompañó hasta la puerta de metal. Al salir, caí en con mucho gusto brindamos…. Oye, ¿sabes contra quién
cuenta de que solo tenía cinco días para prepararme y peleo?” El toro sonrió: “vas contra otro debutante, viene de
además no sabía nada de mi contrincante. Ecatepec, tú tranquilo… ¿quieres apostar?”
La noche antes de la pelea soñé que era soldado y combatía Le di todo mi capital: mil quinientos pesos. “Voy a ganar
en una guerra mundial del siglo pasado. La primera o la por nocaut,” le dije.
segunda, eso no importa. El caso es que moría en comba-
te. Me veía muerto y ensangrentado, y luego aparecía solo Mi pelea era la primera de la jornada y estaba programa-
en el enorme baño de vapor de un deportivo al que iba de da a las 7 pm. Media hora antes, El Puma me llevó a un
niño, donde sudaba copiosamente. Me desperté a media- cuartito del tamaño de un baño donde me cambié de ropa.
noche bañado en sudor. El Toro me vendó las manos y colocó los guantes. Estaba
nervioso y empecé a calentar en ese micro espacio; traté de
Vía whats, El Puma me citó a las 6 pm del sábado 3 de julio mentalizarme mientras El Toro me daba algunos consejos.
en su local. El mensaje decía: “Llega 6 pm, acá te cambias,
avisa por aquí y yo te abro.” Así lo hice. Llegué puntual y A las 6.50 pm entró El Puma, me señaló con el índice y
El Puma me recibió. No sabía a lo que me enfrentaba, pero dijo: “¿Listo mi Robert?... ¡vamos!” Lo seguí hasta el ring
la verdad esperaba encontrarme con un lugar abarrotado y ahí me quedé ante la mirada del respetable, mientras El
como en alguna película de Jean-Claude Van Damme. Ha- Puma iba por mi contrincante, que resultó ser un flacu-
bía unas cincuenta personas, en su mayoría hombres jóve- cho mega tatuado, de unos cuarenta y pocos años, bastante
nes. La escena era algo más parecido a la película El club de más alto y de brazos más largos que yo.
la pelea, pero con venta de alcohol y dos escritorios vaga-
mente iluminados para gestionar las apuestas. A esa hora había unas setenta personas. Algunos aplaudie-
ron cuando El Puma me presentó como Roberto Metralleta
La única persona que conocía era El Toro, que también iba
Garza. Intenté relajarme, pero traía la adrenalina a tope.
a pelear esa noche, pero en la coestelar, como a las 10 pm.
“¿Quieres una chela?”, me dijo con una bien fría en la mano Solo quería sacar el chamuco y noquear a quien me pu-
cuando me acerqué a saludarlo. “Después del tiro, mi Toro, sieran enfrente, para luego tomarme una cerveza con El
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Toro. A mi contrincante, que se le asomaba lo vicioso por Por más que estiraba mis brazos, no logré conectarlo. El
los ojos, lo presentaron como El Ruso, aunque el compa Ruso aprovechó su alcance y no dejó de tirar golpes, como
si estuviera en anfetas. Entonces escuché al Toro gritarme:
tenía toda la pinta de chilango.
“¡Métete, Robert, métete!” Entré con un volado de derecha
a la cabeza y lo mandé a las cuerdas, pero El Ruso giró la
Había llegado la hora de los madrazos.
cadera, dio un paso a la izquierda y se escapó.
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andaba medio pedo, también perdió, aunque no tan ga-
cho como yo. Con varias chelas encima aguantó los cinco
rounds. El Puma me pagó lo acordado en efectivo y salí
tablas con lo perdido en la apuesta. Afortunadamente, a
los tres días de la madriza estaba repuesto, fresco como
si nada hubiera pasado y con ganas de ganarme otros mil
quinientos “por gusto y necesidad”, como diría El Toro.
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¡Diez segundos!
M
ucho se ha escrito sobre boxeo: desde crónicas
periodísticas de batallas épicas hasta textos de
grandes autores como Sir Arthur Conan Doyle
(Rodney Stone), Jack London (A piece of steak, The Mexi-
can y The Game ), Ernest Hemingway (Cincuenta de los
grandes), J. Bernard Shaw (La profesión de Cashel Byron),
Julio Cortázar (Torito y La noche de Mantequilla), Norman
Mailer (El combate) y Ricardo Piglia (El Laucha Benítez
cantaba boleros).
*****
El sudor escurre por mi cara. Puedo ver las gotas que caen
de mi nariz al suelo y de inmediato se absorben en un mis-
Crónicas del rocanrol mo punto que se expande como estrella. Estoy en posición
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de plancha, horizontal al piso y firme como una mesa. fue monarca nacional supermosca y que hoy, a los trein-
“¡Diez segundos!,” truena la voz del entrenador y al instan- ta años de edad, en plena forma física y mental, recibe,
te me invade una sensación ambivalente: sólo faltan diez como un gancho al hígado en pleno llamado de los diez
segundos y aún quedan diez segundos. segundos, el sólido golpe de la realidad del mundo del
boxeo en nuestro país.
Esa sensación, que puede ser vista como una de las tantas
analogías que existen entre el boxeo y la vida, sintetiza lo “No todos somos El Canelo ni todos tenemos la suerte de
que experimenta un pugilista cuando está en pleno com- contar con un promotor que te apoye de la manera correc-
bate y escuchan las regletas de los diez segundos, sonido ta”, me dijo el día anterior el entrenador, Efraín Matador
que, casi de manera inconsciente, lo motiva a cerrar con Pérez, boxeador con más de 10 años de experiencia en el
fuerza y a no doblegarse durante los instantes finales de un ámbito profesional y en cuyo currículum sobresale el ha-
round o combate. ber sido Cinturón de Oro, Campeón del Mundo Hispano y
Campeón Nacional Supermosca.
Afortunadamente, en esta ocasión me tocó estar del lado
donde los “diez segundos” no se convierten en diez mi- Actualmente, Efraín da clases de boxeo en el Gimnasio
nutos de castigo interminable. No. Se van rápido, con el Coyoacán de la Ciudad de México. “El plan era ambicio-
soportable dolor físico que implica estar un rato en esa po- so. Soñaba con ser campeón mundial. Todo iba bien, pero
sición. “¡Tiempo!”, indica en voz alta el coach y me reincor- llegó un punto en mi carrera en el que necesitaba forzosa-
poro rápido en un par de movimientos. Respiro profundo. mente el apoyo de un promotor. Tras ganar el campeonato
Bajo el ritmo cardiaco y percibo que el tiempo se dilata. nacional, irónicamente, me quedé sin promotor y conse-
guir peleas fue muy difícil.”
Mientras me recupero para el siguiente ejercicio, dirijo
la mirada hacia el entrenador. Lo observo fijamente y me Con el cinturón de campeón supermosca en la cintura pero
topo con un rostro sereno, amable, que no empata con el sin promotor, el Matador se encontró ante un dilema. Se le
referente de un peleador rudo (tipo Robert De Niro en conocía en el mundo del boxeo como un peleador duro,
Toro Salvaje de Scorsese) pero que refleja y es congruente fino en su técnica y de buen manejo de los ritmos, pero que
con su propia historia, la de un boxeador profesional que no estaba clasificado a nivel internacional. Abrirse camino
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fuera de México fue casi como empezar de cero. “Así estuve “Estaba muy afectado por la enfermedad de mi madre
unos tres años, con dos peleas al año a lo mucho pero, eso y me recomendaron que fuera a terapia, al psicólogo.
sí, sin dejar de entrenar un solo día porque podía pelear en Pero decidí hacer algo distinto con esa energía, con el
cualquier momento.” enojo, el dolor, la frustración. Por ese tiempo un amigo
me invitó a hacer boxeo y me gustó tanto que ahí me
Efraín Pérez Lázaro entrenaba de manera ininterrumpida quedé,” recuerda quien seis años después se coronaría
con el coach Marcos Mendoza en el legendario Gimnasio en la categoría supermosca.
Pancho Rosales, ubicado en la colonia Tránsito de la Ciu-
dad de México. “Lo que te dicen es que siempre hay que Tras la muerte de su madre, Efraín juró que la haría sen-
estar preparado para cuando salga una pelea. Pero así no se tir orgullosa de él y se enfocó a entrenar duro con Marcos
hace, porque existen los procesos de preparación. Si todo Mendoza, quien al poco tiempo le puso el mote de Mata-
el tiempo entrenas como si fueras a pelear la próxima se- dor tras vencer a un peleador invicto que era promovido
mana, pues te desgastas, te quemas. Las peleas requieren por El Canelo.
de su tiempo. Hay que estudiar bien al rival y seguir un
proceso para subir al ring en las mejores condiciones. Pero Efraín debutó en el boxeo profesional en el torneo Cintu-
si te avisan una semana antes, pues no sólo vas en contra rón de Oro, al que llamaban “La fábrica de campeones.”
de un peleador ya clasificado internacionalmente sino que Apenas llevaba dieciocho peleas amateur y había rivales
llegas sin la preparación adecuada. Es brutal entrenar así, con mucha más experiencia que él. “Tuve una preparación
la verdad. Y ese es el gran problema de no contar con un muy intensa, muy dura, incluso podría decir que excesiva a
promotor, que no puedes planificar bien tus procesos.” cargo de Marcos Mendoza hijo. Cuando entrenaba con él, a
veces regresaba a casa con fiebre. Pero mi cuerpo se adaptó
***** bien a su estilo. De esa primera pelea no olvido lo que se
Efraín Pérez tenía diecisiete años cuando decidió ser boxea- siente cuando, por primera vez, te colocan el vendaje pro-
dor. Corría el año 2006, su familia acababa de regresar de fesional y percibes que tu mano está sólida, que la muñeca
Houston, Texas, a la Ciudad de México y su mamá, la señora no se mueve nada, como si fuera un marro. Y dices: ¡Ay
Lázaro, había enfermado gravemente del hígado. De hecho, cabrón! ¿también van a vendar así a mi rival? Desde ahí ya
se encontraba al borde de la muerte, en etapa terminal. sientes la adrenalina en el cuerpo. Luego viene el camino
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al ring, que es otro momento bien fuerte. Ese trayecto es “En México, cuando firmas un contrato para una pelea,
como una droga a la que te haces adicto. La primera vez la empresa no se hace responsable de lo que te pase en el
que lo haces como profesional es muy impactante, inolvi- ring.” El Matador propone que exista una bolsa de trabajo
dable, porque tienes las cámaras, las luces, la gente que te para que el peleador pueda tener una chamba digna que a
observa, y te diriges paso a paso al cuadrilátero donde, una la vez le permita entrenar como profesional.
vez que suena la campana y empieza el combate, entras en
otro canal: te enfocas al cien por ciento en la pelea.” Desalienta que un peleador de probada calidad tenga que
alejarse del cuadrilátero por dichas causas. Un hombre de
***** hierro que ha entrenado en Japón con campeones mun-
No es fácil ser boxeador en México. Para dedicarse a este diales, que se ha entregado por completo al boxeo pero
deporte hay que amarlo profundamente. Efraín Matador que está fuera de la escena por no contar con un promotor.
Pérez, el coach que me entrena cinco días a la semana, es Ante esta situación y una tendinitis que le aqueja, Efraín
el claro ejemplo de un pugilista talentoso (como los miles Pérez tuvo que dejar de pelear y se incorporó de lleno como
que hay en México) a quien el mismo mundo del boxeo le entrenador en la Alcaldía Coyoacán, trabajo que, debo de-
está regresando los golpes a la cara y triplicados. cirlo, realiza con gran esmero y dedicación.
Él ha dedicado su vida a este deporte, incluso abandonó en “Ahora tengo que ver por mi esposa y por mi bebé; necesi-
dos ocasiones la universidad para dedicarse a entrenar con to un ingreso fijo para mantenerlos y, desafortunadamen-
todo su ser para llegar a ser campeón. Pero una vez que se te, en este momento el boxeo no me lo da. Me encantaría
coronó en casa y tuvo la oportunidad de dar el brinco a la seguir peleando pero no existen las condiciones para ello.”
escena internacional, no hubo un promotor que impulsara Lo observo y veo un rostro sereno, de mandíbula dura pero
su carrera. Si eso pasa con un campeón, ¿cuál es el escena- relajada, y pienso en la palabra “resignación”. Se lo comen-
rio para los miles de boxeadores y boxeadoras nacionales to y el Matador hace honor a su alias y contraataca con una
que sueñan con triunfar pero que no pertenecen a la élite? palabra clave en su vida: “decisión.”
De entrada, como me explicó Efraín, los y las pugilistas en “¡Diez segundos!”, le digo en voz alta para que suelte una
nuestro país no cuentan con seguros de gastos médicos. última reflexión antes de la campanada final. “Tal vez no
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llegué a ser campeón del mundo, pero si pudiera regresar
el tiempo volvería a ser boxeador una y mil veces. Cuando
me refiero al box, cambio la palabra “sacrificio” por “deter-
minación”.
160 161
¡Hoy marchamos, mañana…!
R
omeo Fuentes tenía diecisiete años cuando se fue
al otro lado. Cruzó el Río Bravo de mojado, mon-
tado en una cámara de llanta impulsada por el pa-
taleo de su hermano Héctor, el mayor de una familia de
catorce que recién había quedado huérfana de padre.
“En 1966 –recuerda Romeo–, cruzar el río (Bravo) era
cosa de niños.”
162 163
dijeron: ‘órale pues, vamos a mezclar a este fríjol en el arroz.’” cogiendo a una gringa, pero lo cierto es que lo ajusticiaron
Han pasado cuarenta años desde que Romeo dejó su na- unos pandilleros mexicanos por deudas de juego.
tal Coahuila y la vida le pinta bastante bien en California.
Ahora tiene la green card, su propio consultorio en Sun- “Bobby era buena persona, pero le gustaba mucho la fiesta.
set Boulevard, una casa grande en Glendale –un barrio de Era bien parrandero y se gastaba el dinero en juegos de
blancos–, una esposa de origen colombiano, un hijo con cartas y con las mujeres... ah, pero qué buena derecha tenía
título universitario, otro rocanrolero de diecisiete años y el condenado”, dice Elma, la mayor de las Fuentes, mien-
una hermosa hija punk que estudia ciencias… en Berkeley. tras saca de una caja de zapatos un avejentado recorte de
periódico con la foto de Bobby antes de su última pelea.
Elma y Bobby
Chavira y Lolita
Según me platicó su madre hace varios años, Roberto
Bobby Fuentes se metió al boxeo porque quería viajar y Salvador Fuentes le apostó al ejército. Y vaya que perdió. “Re-
conocer el mundo. “Vente a Los Ángeles manito –le dijo gresó loco de Vietnam, –dice su viuda Lolita, para después
un día su hermano Romeo por teléfono–. Acá la vas a agregar–: Fue como si mi Chavira se hubiera quedado allá en
hacer en grande.” la selva y me hubieran mandado a un pinche demente.”
Roberto, el güero de la familia, cruzó el puente interna- Salvador cruzó el Bravo en 1967, en una cámara infla-
cional Piedras Negras-Eagle Pass caminando, sin papel de da como su hermano Romeo. De inmediato se presentó
por medio. Sólo dijo american y se siguió de frente. Dos como voluntario en las oficinas de reclutamiento militar,
semanas después, se instaló en la casa de su hermana Elma, con la esperanza de ganarse la residencia. Lo mandaron
quien vivía en un barrio latino de la zona más amolada del a Vietnam y sobrevivió dieciséis meses en el frente. A su
Este de Los Ángeles. regreso, sin papel, permiso de residencia ni trabajo, Sal-
vador peló cable. Una mañana salió por el periódico y
En 1970, con un sucinto historial de cinco victorias y tres nunca volvieron a saber de él. Así nomás, desapareció
derrotas, Bobby murió apuñalado en una riña callejera. para siempre. Dejó a Lolita con dos hijos: Randy, hoy
Unos dicen que lo mataron los bolillos porque se andaba preso por asalto con violencia, y el recién nacido Henry,
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quien, ironías de la vida, renunció a la pandilla de la Pasadas las once y con el estómago bien cargado de ma-
Seis para convertirse en un flamante marine de noventa chaca, los Fuentes y anexas abordaron sus autos, tres de
kilos y un metro ochenta que ahora mismo se debe estar ellos con banderitas mexicanas en las antenas, y se diri-
derritiendo de calor en Kuwait, y que posiblemente ter- gieron en caravana hacia a la intersección de las calles
mine cazando compatriotas en la frontera de Arizona. Brodway y Olympic, punto de reunión de una de las dos
marchas del día.
Lucha y desazón
Los miembros de la familia Fuentes, como buena parte de
Muy temprano en la mañana del lunes 1 de mayo de 2006, los marchantes, no son “ilegales”, pero apoyan a los doce
Romeo Fuentes colocó un letrero en la entrada de su con- millones que sí lo son. “Aquí el asunto es demostrar que es-
sultorio: “Lo sentimos, Estados Unidos está cerrado, el Dr. tamos unidos y que seguimos en la lucha”, comenta Héctor.
Fuentes no vino a Trabajar.” Mientras tanto, Clemencia, su “Para mí es una cuestión de dignidad –agrega Elma–. Ya va
mujer, preparaba en casa una deliciosa machaca con huevo siendo hora de que nos respeten.”
y frijolitos.
Una hora después, los Fuentes son parte (diminuta como
una gota, pero parte al fin) de un río de más de un millón
Al regreso, Romeo se sonrió como hace mucho no lo hacía
de personas que fluye lentamente por Brodway Street con
al observar la camioneta de Héctor estacionada en el gara-
dirección al Centro Cívico de Los Ángeles. “El pueblo, uni-
je. Hace más de tres años que no veía a su hermano mayor,
do, jamás será vencido”, “sí-se-puede, sí-se-puede”, cantan
que en esta ocasión hizo el viaje desde Nuevo México para
miles de gargantas al unísono.
unirse a la marcha. “!Hello manito!”, soltó Héctor antes de
sacarle el aire con un fuerte abrazo de carnales.
A la altura de la Calle 7, apareció un espontáneo con un
ridículo sombrero de barras y estrellas, unas pinzas para
Poco a poco, la mesa de Romeo y Clemencia comenzó a colgar la ropa apretándole la nariz y una pancarta que reza-
llenarse. Llegaron Elma y Lolita con sus familias, incluidos ba en inglés: “No los necesitamos, apestosos invasores.” El
los nietos –felices porque ese día faltaron a la escuela–, y provocador pasó inadvertido, aunque se llevó unas buenas
los hijos de Romeo con sus novias y algunos amigos. mentadas de madre antes de escabullirse entre una valla de
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policías que bloqueaba el paso hacia la calle Spring. Esta muro de Tijuana a Brownsville, cazar como animales a los
marcha, hay que recalcarlo, se distinguió por la actitud pa- paisanos que intenten cruzar. Eso no se vale. La legalización
cifista de la gente. es inminente, se los aseguro, aunque le pongan mil trabas
burocráticas. Pero el asunto del muro es inadmisible.”
Poco antes de llegar al Centro Cívico, Romeo se abrió paso
entre un grupo de organizadores y saludó de mano a Mary En ese preciso instante, cuando Romeo dirigía su improvi-
Anne Gutiérrez, vocera de la Federación del Trabajo del sado y lúcido discurso hacia el anticlímax del absurdo, uno
condado de Los Ángeles, quien repetía una y otra vez en de los organizadores le puso la mano derecha en el hom-
un altavoz: “Hoy marchamos, mañana votamos.” bro, le dijo en voz alta muchas gracias y con la izquierda le
arrebató sutilmente el megáfono mientras gritaba “sí-se-
Romeo, con un gesto de manos, solicitó la palabra. Mary puede, sí-se-puede.”
Anne lo miró confundida y sin pensárselo demasiado le pasó
el megáfono. Romeo, muy serio, se arrancó con un insólito Héctor y Lolita no podían contener la risa, Romeo esta-
discurso mientras sus hermanos intercambiaban miradas ba rojo de la vergüenza y Elma refunfuñaba indignada. En
de asombro: “Llegué hace cuarenta años a este país y quie- el altavoz tronó la voz de Gutiérrez: “Hoooy marchamos,
ro decirles que nunca, por ningún motivo, deben confiar en mañanaaa votamos.”
los políticos. Discúlpeme señora Gutiérrez, pero esto no es
cuestión de votos ni de boicots. Si lo piensan bien, verán que “¿Qué pasó mi Romeo Luther King? ¿Ya cambiaste el mun-
lo nuestro no es un asunto legal ni económico… y mucho
do?, soñador”, soltó Héctor en un tono tan burlón como
menos estadístico. El tema aquí es humano. Esa gente, y me
solidario. Romeo se sonrió con su hermano, rodeó con los
refiero a los que nos critican y juzgan, le presta más aten-
brazos a Lolita y Elma, y dirigiéndose a Mary Anne Gutié-
ción a sus mascotas que a los recolectores en el campo, que
rrez, remató en voz alta con la seriedad de un demócrata:
a la servidumbre, que a los albañiles, que a nosotros mismos
¡Eso es indignante! Para los políticos de arriba sólo somos “El voto latino, el voto afroamericano, el voto coreano, el
una pieza más en el negocio electoral. Con una mano ofre- voto blanco… ¡empaqueten sus votos y métanselos a Bush
cen pan y con la otra dan garrote. Así que no me vengan con por el culo!” Los aplausos y las risas no se hicieron esperar,
que mañana votamos, eso ya será decisión de cada quién. pero Mary Anne, carente de sentido del humor, se aferró al
Lo terrible es que quieran militarizar la frontera, levantar un megáfono: “Hoooy marchamos, mañanaaa votamos.”
168 169
Gays de California, ¡uníos!
L
os Ángeles, California, sábado 8 de noviembre de
2008. La voz de los manifestantes es tan alta que
escuchamos la primera consigna unas tres cuadras
antes de llegar a la intersección de las calles Sunset Blvd.
y Santa Monica Blvd. “Igualdad de derechos,… ¡Ahora!”,
corean miles de personas reunidas en ese afamado crucero
del distrito Silver Lake, mejor conocido como Sunset Junc-
tion, un sitio histórico en la lucha por los derechos de la
comunidad gay en California.
Caro y Liz son pareja desde hace varios años y tenían (tie-
Crónicas del rocanrol nen) planes de contraer matrimonio en enero. “Me siento
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enojada y muy triste al mismo tiempo”, me dijo Caro esta Sean peras o manzanas, lo cierto y doloroso del asunto es
mañana. “Estábamos tan ilusionadas y ahora no sabemos que los gays de California (igual que los de Florida y Ari-
lo que va a pasar.” Y en realidad nadie sabe lo que va a zona) han recibido un nuevo revés de parte de los sectores
pasar, ya que la última palabra la tiene la Suprema Corte conservadores, y en particular de los grupos religiosos que
de California, que se enfrenta a una disyuntiva bastante los consideran como una bola de “depravados y enfermos.”
complicada. La Iglesia mormona, por ejemplo, gastó varios millones de
dólares en la promoción de la Proposición 8, lo que con-
Por un lado, si la Corte reconoce la voluntad de los votan- tribuyó a convertirla en una de las campañas antigay más
tes que por mayoría dieron el sí a la Proposición 8 y modi- feroces y caras en la historia de California, con un total de
fica la Constitución estatal para que el matrimonio sólo sea 70 millones de dólares recaudados.
legal entre un hombre y una mujer, estaría incurriendo en
un acto discriminatorio. Usemos el sentido común: es in- Lorri L. Jean, del LA Gay & Lesbian Center, me informa
justo permitir que una mayoría abuse de su ventaja numé- que un nutrido contingente de manifestantes está plantado
rica para suprimir derechos fundamentales a una minoría. en el templo mormón de Santa Monica Blvd. y Overland,
Por otro lado, si la Corte ignora –bajo cualquier argumen-
y que los cuarteles centrales de la Iglesia mormona en Salt
to jurídico– una iniciativa respaldada por el voto popular,
Lake City también están sitiados. “Las creencias religiosas
cometería un acto antidemocrático.
no pueden ser utilizadas para negar los derechos funda-
Sin embargo, según me explicó una abogada de cabe- mentales de otros”, comenta Lorri.
llo muy corto, la Corte no tiene la facultad de cambiar
la Constitución por sí sola. “Para que la Proposición 8 Mientras Lorri despotrica contra los mormones, las boci-
entre en vigor –aclaró–, aunque haya sido votada por nas colocadas en Sunset Junction retumban con la arenga
la gente en las urnas, primero tiene que ser aprobada de un orador de ropa ajustada: “El matrimonio no es un
por la legislatura estatal con dos tercios de ambas cá- privilegio, sino un derecho de todos los ciudadanos”, dice
maras.” La mujer tiene un buen punto. ¿Acaso no son entre ademanes, para luego rematar con voz chillona y los
los legisladores quienes tienen la facultad de modifi- puños en lo alto: “Nadie nos va a arrebatar este derecho
car la Constitución? fundamental.”
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En ese instante, Caro roza mi brazo con su codo y diri- men la estafeta en esta lucha por la igualdad. Ustedes son
ge la mirada hacia una pareja que camina rumbo al tem- la nueva generación, quienes mantendrán viva esta lucha.”
plete, entre aplausos y hurras de la multitud. “Son Robyn Los aplausos no se dejaron esperar y Tyler aprovechó la
Tyler y Diane Olson, van a hablar.” Esta pareja lésbica fue apoteosis para animarlos a que sigan manifestándose y, de
la principal promotora de la iniciativa ciudadana que en ser necesario, vayan a Washington DC.
junio llevó a la Corte estatal a reconocer el matrimonio
entre personas del mismo sexo. Y también fue la primera Luego de los discursos, la manifestación avanza por las ca-
en casarse legalmente en California. Hoy, junto con las 18 lles de Silver Lake, mostrando un sinnúmero de pancartas
mil parejas gay que se esposaron entre junio y noviembre, y cantando contra la Proposición 8. “Obama: sí podemos
están en un limbo legal. (a menos que seas gay)”, se lee en una cartulina. Esto me
hace pensar en la elección presidencial: el martes 4 de no-
Tras enterarse de los resultados, Tyler y Olson presentaron viembre, la mayoría de los californianos votó por Barack
un recurso judicial ante la Suprema Corte de California Obama y (pero) en la misma papeleta electoral dio su res-
para desafiar la iniciativa. “Hemos llorado mucho en estos paldo a una iniciativa a todas luces discriminatoria.
días, pero también nos levantamos para seguir luchando.
Ganaremos en los tribunales y en las calles. Y si es nece- Así de insólito es el comportamiento electoral. ¿Quién los
sario, presentaremos una iniciativa para revocar ésta ( la entiende? Con una mano votan por Obama, un afroameri-
Proposición 8) en las elecciones de 2012”, dijo Robyn Tyler cano que se dice liberal, y con la otra respaldan una inicia-
en su discurso, poco antes de parafrasear a Martin Luther tiva ultraconservadora. ¿Fue una especie de voto dividido?
King: “Los derechos civiles son para todos.” ¿O de plano el 52% de los electores californianos se dejó
lavar el cerebro por los mormones y demás grupos religio-
Robyn Tyler es una veterana que ha combatido mil bata- sos que no toleran a los homosexuales?
llas en favor de los derechos de los homosexuales. En un
momento de su intervención, Tyler hace una pausa para Lo bueno es que la mentalidad y los tiempos, parafraseando
observar a la multitud. Al darse cuenta de que hay mu- a los modernos profetas de la esperanza, están cambiando
chos jóvenes, cambia el rumbo del discurso y les manda (aunque muy lentamente). Ya llegará el día en que los dere-
un mensaje: “Quiero invitar a todos los jóvenes a que to- chos sean de todos. Mientras tanto, que la lucha continúe.
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De la eutanasia al suicidio asistido;
la lucha por el derecho a bien morir
F
rancisco acaba de cumplir 29 años y la ciencia le ha
regalado una cruel certeza: no va a llegar a los 30.
Tiene un cáncer terminal de páncreas, para el cual
no existe hoy día ningún tipo de tratamiento médico que le
dé la mínima esperanza de vida. Todo es cuestión de tiem-
po; pronto vendrán dolores insoportables y el sufrimiento
de una lenta y penosa agonía.
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La decisión sea pasiva o activamente, ayuda a morir a un desahuciado.
Aunque mi médico estuvo dispuesto a poner un límite a su
Cuando supe que tenía cáncer de páncreas caí en una pro-
actuación, no quise, sin embargo, resignarme a padecer la
funda depresión. Estaba enojado con el mundo y en mi
agonía de mi enfermedad en los términos planteados.
mente se batía una vorágine de reclamos, pena y desilusión.
Con el paso de los días, y después de un debate emocional Una segunda opinión
en mi interior, pude pensar con claridad sobre el miedo a
Solicité una entrevista con Fernando Cano Valle, médico
la muerte, la frustración, el sufrimiento físico y mental, el
integrado al Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de
dejar a mi esposa e hija, mis sueños y anhelos... Por prime-
la UNAM. Acudí a él porque en abril pasado coordinó el
ra vez desde que conocí el diagnóstico, asumí el carácter
foro titulado “Debate sobre Eutanasia”. El doctor Cano Va-
fatal e inevitable de mi destino. Fue entonces cuando tomé
lle, además de su opinión como médico, me podía dar ra-
la libre decisión de evitar una agonía innecesaria y reclamé
zón de la eutanasia desde el punto de vista jurídico.
al médico el derecho a la eutanasia.
Le planteé mi caso en su consultorio de Médica Sur. “Lo
“No te voy a matar ni voy a acelerar deliberadamente tu
que usted me está pidiendo –soltó de entrada– es que lo
muerte –dijo– porque, aun cuando lo haga como un acto
mate, que lo ayude a suicidarse. Mi respuesta es ¡no! Yo
de compasión, bien sabes que es ilegal. Lo que sí puedo
no estoy en esos términos”. En un caso como el suyo, me
hacer es preservarte en las mejores condiciones, con los
explicó, “uno se abstiene de intubar al paciente, y por su-
cuidados paliativos necesarios y evitándote al máximo los
puesto que lo hidrata, lo alimenta, le seda el dolor y deja
dolores, pero sin tomar medidas heroicas; es decir: pon-
que evolucione la enfermedad paliando las molestias. Pero,
dría un límite en la actuación médica.
si a pesar de los cuidados el paciente agrava, se le suminis-
“Cuando llegue el momento, bajaría el aporte de apoyo tran una serie de soluciones que le permitan no sufrir, pero
médico y retiraría el soporte tecnológico, mas no el vital que no generen a corto plazo un paro respiratorio, porque
–alimento y agua por sonda o intravenoso–. Eso es lo que ahí habrá causa-efecto. Esto último sería un acto lleno de
puedo hacer para ayudarte”, concluyó el gastroenterólogo compasión pero prohibido por la ley”.
que lleva mi caso. Me explicó que el Derecho Penal vigente
Entonces –pregunté–, ¿estaría aplicándome una eutana-
en México castiga como autor de homicidio a quien, ya
sia pasiva? “Sí –me confirmó– pero en la que no actúo,
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sino que dejo de hacer. El dejar de hacer es una eutanasia tienen que ver con la eutanasia (...) Estamos obligados a
plenamente justificada”. hacer una reforma jurídica en la materia, pero en particu-
lar a incorporar el concepto de testamento de vida”. Inclu-
Le cuestioné si en este caso existe impedimento legal. “Para
so, enfatizó, “los senadores y diputados nos pidieron las
dejar de hacer, en estricto sentido sí lo habría, sin embar-
conclusiones del foro (Debate sobre Eutanasia), porque
go, nadie me puede obligar a que yo intube a un enfermo
piensan profundizar en este concepto”.
sabiendo que tiene cáncer y que se va a morir en breve. La
ley no me puede obligar... Mi moral es la que me puede Propuesta de solución
cuestionar”.
Antes de despedirnos, Cano Valle me proporcionó un re-
No obstante, Cano Valle rectificó: “Si yo en este momen- sumen de las ponencias del foro que coordinó, del cual me
to le ayudo a bien morir, voy a ser sancionado por la ley, sugirió poner especial atención en la propuesta de solución
es punitivo aun cuando haya actuado con el propósito de presentada por el doctor Enrique Díaz Aranda, también in-
evitar el dolor. Claro que hay atenuantes y éstos pueden ser vestigador del IIJ de la UNAM y especialista en eutanasia.
que en vez de que me den tres o cuatro años (de prisión),
A estas alturas, comprendí que el único impedimento legal
me darán seis meses y una sanción, cancelando mi cédu-
para que no se me aplique la eutanasia es la penalización
la médica por un periodo(...) Yo estoy convencido que el
que marca el artículo 312 del Código Penal. De acuerdo
médico está estructurado, diseñado y formado para salvar
con éste: “el que prestare auxilio o indujere a otro para que
vidas y no para favorecer la muerte, esa es mi convicción
se suicide, será castigado con la pena de uno a cinco años
absoluta. Ahora bien –continuó tras una breve pausa–,
de prisión; si lo prestare hasta el punto de ejecutar él mis-
también estoy convencido de que en muchos casos existe
mo la muerte, la prisión será de cuatro a doce años”.
la eutanasia en la oscuridad y hay casos en el sector salud,
no sé cuántos ni en qué hospitales. Pero sé que los hay”. En el documento referido, Díaz Aranda analiza las sancio-
Ante mi desilusión, pasamos entonces al aspecto jurídico. nes que se aplican a quien ayuda a bien morir a un des-
“El Código Penal en México –aseguró Cano Valle– tiene ahuciado, de acuerdo con nuestra legislación vigente y
un enorme rezago. De hecho, no se ha reformado en los dependiendo del tipo de eutanasia. La eutanasia activa di-
últimos cincuenta años en relación con los aspectos que recta, que consiste en provocar la muerte del paciente en el
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momento en que lo solicita, se sanciona con cuatro a doce sión del delito. Esta decisión tiene un sustento legal en el
años de prisión. De tal suerte, si algún médico accede a mi derecho fundamental a la libre disponibilidad de la vida.
petición, será sancionado con cárcel. Mi única opción: la ilegalidad
En caso de que se me aplicara la eutanasia pasiva, la cual Al terminar su lectura, la propuesta de Díaz Aranda me
implica no iniciar o interrumpir el tratamiento a un pa- brindó un mínimo de esperanza. Si en verdad los órganos
ciente con una enfermedad incurable, la conducta del eje- judiciales emitieran una interpretación como la que propo-
ne, entonces existe la posibilidad de que, tras expresar de
cutante también será castigada con cárcel, salvo en el caso
manera libre mi decisión, el médico que ejecute mi muerte
de que se compruebe que los medios hayan sido emplea-
no sea sancionado penalmente.
dos para salvar otra vida con mejor pronóstico.
Si me perdonan el giro del lenguaje, no deseaba dejar mo-
Asimismo, será castigado aquel que proponga al enfermo rir mi optimismo, así que necesitaba la opinión de un ex-
terminal su muerte -delito de inducción al suicidio- con
perto en materia penal. Me acerqué a Miguel Carbonell,
uno a cinco años de prisión, o el que le proporcione los
también investigador del IIJ de la UNAM. El jurista fue
medios para provocarla.
tajante: “No hay ninguna posibilidad de escape legal tras la
Sin embargo, en su propuesta, Díaz Aranda considera que, privación de la vida que hace una persona a otra, ni aún en
al margen de las reformas a la ley, se pueden encontrar me- aquellos casos en los que el sujeto pasivo del delito es afec-
jores soluciones “a través de la interpretación del Derecho tado de una enfermedad incurable, ni tampoco en los que
vigente”. es la propia voluntad del sujeto la que pide terminar con su
vida. En México no tenemos este tipo de excusas”.
Aunque con otras palabras, Díaz Aranda sostiene que aquel
que priva de la vida al paciente terminal que lo solicita no “Pero yo tengo la libertad de disponer de mi propia vida
cometerá el delito de homicidio previsto en el 312 del Có- –dije convencido– y añadí: es un compromiso suscrito
digo Penal, porque dicho artículo no fue emitido para san- y ratificado por México en la Declaración Universal de
cionar penalmente a quienes practican la eutanasia activa Derechos Humanos. «Los compromisos internacionales
directa –en 1931 no se tomaron en cuenta esos supuestos–. firmados por México en materia de Derechos Humanos son
Además, en su opinión, el consentimiento del desahuciado bastante generales. Además, los tratados internacionales
para que se le aplique la eutanasia es una causa de exclu- se conocen poco y se aplican todavía menos. Los jueces a
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quienes corresponde conocer este tipo de delitos, que son Entonces –pregunté–, ¿qué puedo hacer, cuáles son mis
normalmente del fuero común, no los aplican, vaya, no alternativas? “Desde el punto de vista legal no hay salida.
forman parte de su esquema jurídico normativo cotidiano. La única posible sería ubicarte en el sector de la ilegali-
Ahí sí no hay que hacernos falsas ilusiones». dad, que es lo que se suele hacer, o rechazar, por voluntad
propia, cualquier tratamiento. Ahora, insisto, si estás bajo
Con esas palabras, el eminente jurista me regresó a la dura tutela médica, en los términos que marcan las leyes mexi-
realidad. Escucharlo me hizo sentir incómodo, pero su canas, no te pueden dejar morir”.
opinión era de la mayor importancia en ese momento.
Se contuvo un momento, para después rematar: “Con la
¿Y la interpretación al derecho vigente que propone Díaz
penalización se está obligando a mucha gente a cometer
Aranda?, pregunté con ese tono de desilusión que progre-
actos ilegales y eso me parece muy preocupante en un Es-
sivamente se ha convertido en una especie de autodefensa
tado que se dice democrático”. Finalmente concluyó: “Me
ante la total ausencia de buenas noticias en mi vida. parece interesante mencionar la importancia de este tema
“Habrá que precisarlo de manera muy clara en el derecho y debatirlo ahora, cuando el Estado laico está siendo some-
vigente, posiblemente en forma de excusa para el régimen tido a duros embates, cuando quienes están en el gobierno
penal del homicidio, pero... los jueces no pueden inventar- no ocultan su vena claramente religiosa. Hacer un frente
se esa interpretación”. Carbonell descartó la posibilidad de común para reivindicar la laicidad del Estado es muy rele-
vante. Soplan vientos de oscurantismo en esta República,
interpretación, ya que considera que “la solución debe de
soplan vientos francamente retrógrados. Hay que oponer
ser a través de una legislación específica”.
un bloque contundente de laicismo, pensamiento libre y
Me aseguró que si mi médico accede a practicarme cual- autonomía personal frente a las creencias religiosas que es-
quier tipo de eutanasia, sin duda tendría que enfrentarse tán claramente ubicadas en los poderes públicos”.
a la justicia. “La ley existe y no hay excepciones, aunque
Los límites en la actuación médica
-reconoció- otra cosa es que la ley no se aplique. Ya sabe-
mos que la ley se aplica según convenga, tanto en este tema Católico confeso, el gastroenterólogo Juan Francisco Rive-
como en el del aborto, el que efectivamente está penado, ra Ramos conoce bien mi caso. Me salvó la vida en mayo
pero ¿qué pasa?, en México se practican entre 600 mil y un del año pasado cuando me atacó una severa pancreatitis.
millón de abortos al año... ¿Y existe un millón de presos Lo visité en su consultorio en la colonia Irrigación, a unas
por esos delitos?... por supuesto que no”. cuadras del Hospital Español. Aunque sea en la oscuridad
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-inició la conversación-, la eutanasia se practica en los pasiva”, que se va instalando gradualmente en un lapso de
hospitales, en las casas... ¿por qué los médicos no lo entre 24 y 72 horas. Finalmente sí lo estamos ayudando
dicen abiertamente? a bien morir. Sin embargo –preciso–, aquí ya no estamos
hablando de eutanasia, sino de tener un límite razonado en
“En vista de que la eutanasia en México es un acto ilegal
la actuación médica. Desde el punto de vista legal quizá no
–respondí–, nadie en el gremio médico acepta que la ha
haya ningn problema, quizá, quién sabe. Posiblemente el
cometido. No es conveniente para nadie, aunque sepamos
único conflicto para el médico sea moral”.
que en un momento dado lo estamos haciendo, ya sea eu-
tanasia o suicidio asistido”. Ante tal perspectiva, decidí solicitarle la eutanasia. Tomé
aliento y dije: “Usted conoce mi caso. Si se lo pido hoy,
Le pedí que ejemplificara un caso real, a lo que replicó: “A
¿accedería a limitar su actuación médica cuando llegue a
mí me ha tocado vivir la muerte de algunos ex maestros
la fase terminal,, es decir, a practicarme una eutanasia pa-
míos. En especial, podemos hablar de un cardiólogo que
siva?”
en sus últimos momentos le decía a su desesperado alum-
no: “ya no hagas más esfuerzos, ¿no ves que llegó mi hora? “Sí -contestó de inmediato- porque ahí sí estamos hablan-
Déjame morir en paz”. Bueno, ahí el paciente lo pidió y do de eutanasia, de una verdadera buena muerte, en la que
nada más tuvimos que respetar sus órdenes. Pero no siem- no se lesione la moral de la familia, ni la economía familiar,
pre es así”.
y en la que el moribundo no permanece innecesariamente
Entonces –pregunté–, ¿cuándo se respeta la orden de un en el hospital. Solté la pregunta obligada: ¿Está dispuesto a
paciente que lo solicita? “Cuando no tenemos la capacidad correr los riesgos legales?”
de recuperarlo. Es entonces cuando empezamos a marcar
Le tomó un par de segundos, pero respondió mientras sa-
los límites de la actuación”. En estricto sentido –afirmé–,
caba una pluma del bolsillo de su bata: “Sí, porque en este
están aplicando la eutanasia.
caso no estamos matando a nadie ni acelerando la muerte.
“Si el enfermo terminal no responde, en consecuencia, Estamos hablando de un límite de actuación que se acerca
dejamos de hacer un acto inútil. Retiramos primero un mucho a lo que es eutanasia”. Y agregó: “Yo creo que en
aporte de medicamentos, luego el de apoyo de equipo y así nuestra legislación deberíamos retomar la palabra eutana-
vamos instituyendo una especie de “eutanasia progresiva sia y ver qué es realmente para las autoridades. Eutanasia
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es dar una buena calidad en el fin de la vida, ayudar a pasar mente, di con un amigo de la preparatoria que estudió me-
a la muerte en la mejor de las formas. En cambio, el admi- dicina y que actualmente trabaja en una clínica particular.
nistrar un veneno, quitarle el oxígeno a alguien, es asesinar. Debo aceptar que me costó trabajo convencerlo. En reali-
dad, me causó un grave conflicto el haber sido tan insisten-
“Es más –agregó–, la eutanasia no tiene por qué penalizar-
te. Me sentí como un suicida frustrado, como una especie
se o despenalizarse, simplemente ha existido siempre: el
de tanatofílico obsesionado con su propia muerte.
ayudar a alguien a bien morir, el confortar a un enfermo, el
estar a su lado, el ser su médico de cabecera, el estar preo- Cuando me dijo: “está bien, Paco... yo te ayudo”, ni siquiera
cupado por lo que le pase. Eso es eutanasia. ¿Qué es lo que me sentí reconfortado. Lo observé sin decir nada. Tenía
han legalizado en Holanda?, preguntó, para responder de enfrente al hombre que pronto me va a ayudar a bien mo-
inmediato: la eutanasia activa. Eso es lo que nos preocupa, rir. No supe si darle las gracias o echarme a correr como un
que la eutanasia activa finalmente es matar. Eso no debería cobarde. Permanecí mirándolo unos segundos y le extendí
estar permitido. Hay que ayudar a bien morir, mas no in- la mano al tiempo que murmuré: “tenemos un trato”.
ducir la muerte”.
El hecho de tener que morir en la clandestinidad, y peor
Un trato mortal aún, al margen de la ley, me provocó náuseas. Nos imaginé
como a un delincuente y su cómplice. Nada me asegura
Durante varios días continué mi investigación; consulté
que mi amigo va a cumplir con su palabra. Posiblemente
a varios médicos pero ninguno accedió a practicarme la
me dio el sí para darme tiempo a pensar, pero mi decisión
“eutanasia activa directa”, por tratarse de un acto ilegal.
ya está tomada.
También conversé con un sacerdote. Me habló del “valor
sagrado de la vida humana”, me aseguró que mi vida es un Acordamos que mi muerte será en casa. Tendré, dentro
bien ajeno, es decir, de Dios, y que la eutanasia “es injusta de lo posible, los cuidados paliativos necesarios; esta-
porque es una usurpación del derecho de Dios sobre el ser ré –espero– cerca de mis seres queridos, acompañado
humano”. Compasivo, se refirió al dolor como medio de
por una tanatóloga que, si bien no está de acuerdo con
redención.
mi determinación, la reconoce como un acto de plena
Aunque lo intenté, no encontré la razón de ser de mi su- libertad. Pero cuando llegue el momento, cuando esté
frimiento como una señal divina para mi salvación. Final- por entrar en la fase terminal y la agonía y el sufrimiento
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sean innecesarios, se me suministrará un coctel de me-
dicamentos que acelerarán el proceso de mi muerte.
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La magia de Painkiller,
según Bill Laswell
E
l vanguardista trío Painkiller se presentará por
primera vez en México la noche del jueves 18 de
marzo en el Teatro de la Ciudad. Con John Zorn
en el saxofón, Bill Laswell en el bajo y Tatsuya Yoshida en
la batería, Painkiller promete, en palabras de Laswell, “una
experiencia mágica que hará interactuar al público con los
sonidos emanados de la improvisación”.
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-He trabajado con John Zorn desde hace mucho tiem- -Las producciones de Bill Laswell tienen un sello que las dis-
po. Lo conozco bien. Respecto de los otros integrantes de tingue, no obstante que abarquen múltiples géneros. ¿Cómo
Painkiller, a principios de los 90 comenzamos con el bate- define su estilo?
rista de Napalm Death, Mick Harris, después con Hamid -No estoy seguro de poder definirlo correctamente. Hace
Drake y ahora con Tatsuya Yoshida. Con cada uno ha sido poco leí un artículo en el que un periodista lo describe
diferente, porque hacemos música en vivo a partir de la como “un estilo con un sello artístico”, lo que significa que
espontaneidad, aunque tenemos un lenguaje básico, que cualquier cosa que haga está marcada por mi propia expe-
no limitado, ya que éste se sostiene en la improvisación.
riencia, y de cierto modo permanece como una experien-
Esto no significa que se disperse. Painkiller depende de un
cia artística para quien la escucha. Desde ese punto de vis-
lenguaje particular que hemos desarrollado a lo largo de
ta, estoy de acuerdo en que mi música tiene sello artístico.
los años.
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Painkiller: detergente para el alma
T
enía razón Bill Laswell: como lo advirtió hace
unos días que lo entrevisté para La Jornada, la
noche del jueves sucedió algo mágico en el con-
cierto de Painkiller.
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la tercera llamada, tercera, el respetable soltó la tensión encrespó, pegó el cuerpo del saxo al abdomen y se dejó ir
en un largo ¡wouuuuu! con aplauso colectivo. Apareció el con un solo ascendente, que crecía en intensidad y delirio,
trío. El público se levantó a ovacionarlos como impulsa- mientras Laswell rompía el espacio físico y se alejaba, sin
do por un resorte. dejar de tocar, hacia un costado del escenario.
John Zorn, saxo en mano, vestía una camiseta naranja y Zorn bajó la intensidad y Yoshida irrumpió en un solo des-
pantalón de camuflaje; Bill Laswell, con el bajo en posi- enfrenado. Laswell se acercó para cerrar de nuevo el trián-
ción, ataviado con una chaqueta negra con botones rojos, gulo; giró y se colocó de frente a la batería de Yoshida, de
pants negros con tres franjas rojas en cada costado, tenis y, espaldas al público. El bajista marcó el ritmo, volteaba ha-
por supuesto, con gorro negro en la cabeza; Tatsuya Yos- cia el público, pisaba un pedal y comenzaba a improvisar.
hida apareció con camiseta naranja con ideogramas japo- Maestro. Zorn lo observaba, sonreía por segunda ocasión
neses y pantalón café claro. Tomaron posiciones, mientras y retomaba para alternar en un mano a mano con Laswell,
Zorn sonreía. quien ahora gesticulaba con los ojos bien cerrados y ataca-
ba el bajo con una velocidad de dedos impresionante. Fue
Vehementes batacazos el delirio.
Desde la perspectiva del público, Zorn se ubicó a la izquier- La pieza alcanzó su punto máximo de insanidad. Los mú-
da, Yoshida al centro un poco atrás y Laswell a la derecha. sicos lo sabían, cada uno volaba por su lado, pero nunca se
desligaban. Zorn hizo una pausa, se secó la cara con una
El primer impromptu comenzó con los batacazos vehemen- toalla blanca; Yoshida goteaba sudor, sus extremidades no
tes de Yoshida, al tiempo que Laswell construía la atmósfe- paraban; Laswell bajó la intensidad y remató. El público
explotó. Fueron poco más de cinco minutos de impecable
ra sonora con los graves. Zorn llevó la boquilla del saxo a
insania.
la boca, cerró los ojos y comenzó su ejecución. Parado con
el compás ligeramente abierto y los pies bien plantados en “¡Esto es música, carajo!” gritó por tercera vez un diletan-
el piso, flexionó un poco las rodillas, inclinó el torso ha- te sentado en la primera fila. ‘’Es detergente para el alma”,
cia atrás, subió los hombros con soltura, alzó los codos, se respondió una voz cercana. Sea lo que sea, la música de
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Painkiller es una afrenta a cualquier pauta académica; pero altura de la ciudad de México y el impresionante desgaste
lo hacen con tal maestría que el público quedó literalmente físico. Le tundió con furia controlada. Se descargaba. Cal-
tocado. Es una banda que se debe escuchar en vivo. culo que habrá perdido cuando menos dos litros en sudor.
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Periodista, editor, locutor y boxeador amateur, Roberto
Metralleta Garza ha publicado periódicamnte en el diario
La Jornada desde 2001, así como en los suplementos cul-
turales de los principales periódicos del país y en diversas
revistas como Día Siete, Milenio Semanal y Cinemanía. Ha
coordinado la edición de más de 30 libros, la mayoría espe-
cializados en cine, y tuvo a su cargo la edición de dos pres-
tigiosas publicaciones del Estado mexicano: el Programa
Mensual de la Cineteca Nacional y La Gaceta del Fondo de
Cultura Económica. Ha sido locutor y productor radiofóni-
co en Horizonte 107.9, Reactor 105 y la legendaria Rock 101.
Crónicas del rocanrol
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Crónicas del rocanrol es la primera publicación de Interzona Libros.
La realización y el cuidado de la edición
estuvieron a cargo de Roberto Garza.
Se utilizaron las fuentes Cambria y Minion Pro.
Ciudad de México, septiembre de 2021.
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