Señales de La Naturaleza
Señales de La Naturaleza
Señales de La Naturaleza
Dios, en Su misericordia, nunca derrama Su ira sin previo aviso. Sabemos por las señales
de los tiempos reveladas en la profecía bíblica, que estamos en el umbral de la Tribulación. Y
también sabemos por el libro de Apocalipsis que la Tribulación será un tiempo cuando Dios
enfocará Su ira no mitigada en las naciones rebeldes del mundo, incluida la nuestra.
La profecía bíblica nos dice de forma rotunda que las sociedades de todo el mundo se
volverán tan malvadas como en los días de Noé y que, cuando eso pase, sabremos que estamos
en la época del regreso del Señor. Si lee Génesis 6, verá que las dos características
fundamentales de la sociedad de Noé eran la violencia y la inmoralidad. Ése es el mundo en el
que vivimos hoy.
La Biblia dice que, cuando alcanzamos este nivel de libertinaje social, la gente ignorará las
voces proféticas de Dios y Sus juicios correctivos, como el hombre que aparece en la portada
de este número de nuestra revista (Mateo 24:36-39). La mayoría de la gente simplemente se
dedicará a sus asuntos como de costumbre, ignorando el hecho de que Dios está advirtiendo de
Su ira inminente.
Oremos para que los ojos de las personas sean abiertos y que sus corazones sean
impactados por sus pecados, y que eso los motive a volverse a Dios, a arrepentirse de sus
pecados y a aceptar al Hijo de Dios, Jesús, como su Señor y Salvador.
Mientras tanto, para aquellos de nosotros que conocemos al Señor, el Espíritu Santo nos
está llamando a la santidad y al evangelismo. Necesitamos prepararnos a nosotros mismos y a
otros para el inminente Rapto de la Iglesia, y el horrible período de la Tribulación que seguirá.
Y, a medida que enfrentamos los juicios correctivos que Dios está infligiendo sobre la
tierra, tengamos en cuenta las palabras reconfortantes del Salmo 91:
1) El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
4) Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su
verdad.
6) Ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.
11) Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
¡Aleluya!
“¿Se está preparando el anillo de fuego del Pacífico para el fin de los días”.
BreakingIsraelNews.com, 17 de diciembre, 2018.
“Con un aumento en la actividad de los tornados, los científicos quieren saber por
qué”. Washington Post, 29 de mayo, 2019.
“Se prevé que la economía mundial se contraiga por primera vez desde 2009, a
medida que el coronavirus causa estragos en las cadenas de suministro mundiales”.
TheEconomicCollapseBlog.com, 13 de febrero, 2020.
Estos titulares son suficientes para hacerle pensar que toda la naturaleza se está
descontrolando. Y eso, de hecho, es exactamente lo que está pasando desde el punto de vista
humano. Pero, espiritualmente, la Biblia nos asegura que Dios está en control, y que lo que
estamos presenciando es el cumplimiento de las profecías del tiempo del fin.
Incluso los escritores seculares han reconocido el fenómeno. Tomemos, por ejemplo, a
Michael Snyder, quien mantiene un blog llamado El Colapso Económico. Recientemente
escribió:
En las últimas décadas, ¿alguna vez hemos visto comenzar un año tan extrañamente
como lo ha hecho el 2020? Los patrones climáticos mundiales se han vuelto
completamente locos, grandes terremotos están estallando como petardos, parece que
la plaga de langostas en África pronto podría convertirse en la peor de la historia
moderna, y una plaga masiva de murciélagos está aterrorizando severamente partes
de Australia. Además de todo eso, la peste porcina africana está acabando con
millones y millones de cerdos en todo el mundo, la gripe porcina H1N1 está matando
personas en Taiwán, ha habido brotes de gripe aviar H5N1 en China y en India, y la
gripe aviar ha hecho una aparición en una instalación avícola en Arabia Saudita. Y
luego, por supuesto, está el brote de coronavirus…
Esta categoría de señales del tiempo del fin es una muy importante y, sin embargo, es la
categoría que recibe el menor respeto. Hay dos razones para esto — una conceptual y otra
filosófica.
Lo que pasan por alto es que Jesús dijo que estas señales serían como “dolores de parto”
(Mateo 24:8). Eso significa que aumentarán en frecuencia e intensidad a medida que nos
acerquemos al regreso del Señor. Y eso es exactamente lo que parece estar sucediendo hoy.
El problema filosófico que muchas personas tienen con las señales de la naturaleza se debe
al hecho de que el racionalismo científico occidental nos ha lavado el cerebro para creer que,
para que algo exista, debes poder verlo, medirlo, pesarlo y diseccionarlo.
Por el contrario, la Biblia enseña que hay todo un reino de lo sobrenatural que
normalmente no puede ser percibido por los sentidos. Este reino incluye ángeles, demonios, y
la operación del Espíritu Santo. También incluye la intervención de Dios en la historia de vez
en cuando, a través de manifestaciones sobrenaturales y desastres naturales.
Algunas veces Dios usa las señales de la naturaleza para subrayar la importancia de los
eventos importantes. Así pues, en el nacimiento de Jesús, Dios puso una luz especial en los
cielos, probablemente una manifestación de Su gloria Shejiná. Cuando Jesús fue crucificado, la
tierra experimentó tres horas de oscuridad, y un gran terremoto. Y la Biblia dice que, cuando
Jesús regrese, el mundo experimentará el mayor terremoto de su historia. Toda isla será
movida, los valles serán levantados, las montañas serán bajadas, y la ciudad de Jerusalén será
levantada como una joya, posiblemente convirtiéndose en el lugar más alto de la tierra
(Apocalipsis 16:18-21; Isaías 40:3-5).
Más a menudo, Dios usa las señales de la naturaleza como juicios correctivos para llamar a
las naciones al arrepentimiento. Tanto la Biblia como la historia dan fe del hecho de que Dios
tiene un patrón para tratar con las naciones. Cuando una nación se rebela contra Dios, responde
primero levantando voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Éstas no son
necesariamente personas con conocimiento sobrenatural del futuro. Simplemente tienen el don
de discernimiento para ver dónde es que una nación está errando la marca de Dios. Para decirlo
de otra manera, saben cómo aplicar las Escrituras a los eventos contemporáneos.
Si una nación se niega a escuchar las voces proféticas, Dios entonces enviará juicios
correctivos. Éstos pueden tomar muchas formas. Deuteronomio 28 menciona el fracaso
económico, la rebelión de la juventud, una epidemia de divorcios, confusión en el gobierno,
dominación extranjera y derrota militar. El capítulo también menciona desastres naturales
como la sequía, la pérdida de cultivos y la pestilencia.
Finalmente, si una nación se empecina contra Dios y se obstina en contra de Sus llamados
al arrepentimiento, se alcanzará un punto de no retorno — a menudo referido como cuando la
“herida es incurable” (Nahúm 3:19; Jeremías 30:12; Miqueas 1:9). En este punto, el Señor
entregará a la nación del juicio a la destrucción. Esa destrucción puede ocurrir rápidamente —
como con Babilonia y la Unión Soviética — o puede ocurrir gradualmente durante un período
de tiempo, como con el Imperio Romano.
Cuando el rey Acab llevó a los israelitas a la adoración de un dios pagano, el Señor levantó
al profeta Elías para llamar al rey y a su pueblo al arrepentimiento. Cuando ignoraron a Elías, el
Señor emitió entonces un juicio correctivo sobre la tierra en forma de una severa sequía de tres
años y medio (1 Reyes 17 y 18).
El libro de Joel habla de una invasión de langostas que afligió a Judá. Ésta era una de las
peores calamidades que podría sucederle a una sociedad agrícola. Parece que la gente comenzó
a lamentar su “mala suerte”. Fue entonces cuando Dios envió al profeta Joel para informarles
que el desastre no tenía nada que ver con la suerte. Joel proclamó audazmente que las langostas
habían sido enviadas por Dios para llamar al pueblo al arrepentimiento. Advirtió que, si no se
arrepentían, el Señor enviaría algo aún peor: un ejército enemigo. El pueblo ignoró a Joel y a
los profetas que lo siguieron, y Dios finalmente envió al ejército, entregándolos del juicio a la
destrucción.
Setenta años después, cuando terminó el cautiverio babilónico, los judíos que regresaron a
Judá sentaros las bases para un nuevo templo, y luego rápidamente perdieron el interés en el
proyecto. En su lugar, centraron su atención en la construcción de sus hogares personales.
Durante 14 años, los cimientos del templo permanecieron vacantes. Finalmente, Dios levantó a
un profeta anciano y rudo llamado Hageo. Se enfrentó al pueblo preguntándole: “¿Han notado
que, cuando plantan sus cultivos, son destruidos por la podredumbre de la raíz? Y que cuando
los replantan, ¿son destruidos nuevamente por el granizo? Y cuando los replantan, ¿viene una
tormenta? ¡Dios les está hablando! Los está llamando a arrepentirse de sus prioridades
equivocadas y a prestar atención a la reconstrucción de Su templo”. Por una vez, el pueblo
escuchó, obedeció y fue bendecido.
La Naturaleza de Dios
Dios ha continuado a lo largo de la historia usando las señales de la naturaleza para llamar
a las naciones al arrepentimiento. Algunas personas dicen, “Oh no, Dios ya no hace eso porque
ésta es la ‘Era de la Gracia’”.
Bueno, el primer problema con esa afirmación es que implica que hubo un tiempo anterior
sin gracia. El hecho del asunto es que sólo hay una forma de salvación que ha existido siempre:
a saber, la gracia a través de la fe (Joel 2:32).
Además, la Biblia dice que Dios es “el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13:8). No
existe tal cosa como el Dios de ira del Antiguo Testamento y el Dios de gracia del Nuevo
Testamento. Dios no cambia (Malaquías 3:6). Él es inmutable.
El Dios de ira del Antiguo Testamento es el que mostró gracia hacia la malvada ciudad de
Nínive, cuando su pueblo se arrepintió en respuesta al mensaje de Jonás. El Dios de gracia del
Nuevo Testamento es el Dios que advirtió a la iglesia en Tiatira que si continuaba tolerando a
una falsa profetisa, “la arrojaría sobre un lecho de enfermedad y a los que cometen adulterio
con ella, en gran tribulación”. Además, amenazó con “matar a sus hijos con pestilencia”
(Apocalipsis 2:22-23, NASB95).
Pero Nahúm advirtió que el mismo Dios es uno que es justo y santo y que no tolerará el
pecado (Nahúm 1:2-3):
El Papel de Satanás
La Biblia dice que Dios no nos tienta (Santiago 1:13). Sin embargo, Jesús nos enseñó a
orar, “No nos metas en tentación” (Mateo 6:13). ¿Cómo se pueden reconciliar estas
declaraciones? La respuesta es que, aunque Satanás es el tentador, no puede tentarnos a menos
que Dios lo permita.
Preguntas Cruciales
¿Son todas las calamidades naturales producto del pecado del hombre? Sí, absolutamente.
La creación original era perfecta. Las calamidades naturales son el resultado de la maldición
que Dios puso sobre la creación en respuesta al pecado del hombre. Cuando Jesús regrese, la
maldición será levantada y las calamidades naturales cesarán.
¿Todas las calamidades naturales representan juicios correctivos de Dios? No, la mayoría
son productos de los procesos naturales de los sistemas meteorológicos.
Podemos ver todos estos principios operando en la historia de nuestra propia nación.
Fuimos fundados como una nación cristiana, comprometida con los valores cristianos, y Dios
nos bendijo grandemente. Pero, en la década de 1960, comenzamos a burlarnos de Dios cuando
comenzó una revolución cultural. Nuestra sociedad descendió rápidamente a una pila séptica de
promiscuidad sexual, abuso de drogas, aborto por demanda, juego legalizado, blasfemia
desenfrenada, y una avalancha de pornografía. Nuestro lema nacional se convirtió en “Si te
sientes bien, ¡hazlo!”. Adoptamos un estilo de vida hedonista, llamando a lo malo bueno y a lo
bueno malo.
Dios respondió levantando voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Uno
de ellos fue Dave Wilkerson, pastor de la Iglesia Times Square, en la ciudad de Nueva York.
Lo llamo “El Jeremías de Dios para los Estados Unidos”. En la década de 1970, comenzó a
escribir una serie de libros en los que claramente señalaba los pecados de los Estados Unidos y
advertía de los juicios de Dios si no nos arrepentíamos. Al igual que Jeremías, su popularidad
cayó en picada porque la gente, incluso la gente de la iglesia, no quería escuchar su “mensaje
del fin del mundo”.
Cuando las voces proféticas fueron ignoradas, Dios comenzó a colocar juicios correctivos
sobre nuestra nación — cosas como nuestra derrota en la Guerra de Vietnam, la epidemia del
SIDA, la plaga de enfermedades de transmisión sexual, el azote de la homosexualidad, y
desastres naturales en forma de terremotos monstruosos, y tornados y huracanes mortales.
Incluso experimentamos una erupción volcánica sin precedentes del Monte Santa Helena en
1980 — una erupción tan severa que ennegreció el cielo desde Seattle hasta la ciudad de Nueva
York y tan al sur como Oklahoma.
La culminación de los juicios correctivos pareció venir con el ataque terrorista del 11 de
septiembre de 2001, cuando dos símbolos del orgullo estadounidense fueron atacados: las
Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington, D.C. Las torres se erigieron
como símbolos de nuestra riqueza; el Pentágono simboliza nuestro poder militar.
Como he dicho antes, creo que este evento fue un llamado a despertar de parte de Dios
para que nuestra nación se arrepienta. En cambio, como un hombre somnoliento que no quiere
despertarse, simplemente nos dimos la vuelta y presionamos el botón de repetición del
despertador.
Estamos siendo testigos de todas estas cosas hoy en todo el mundo. Todo tipo de
calamidades climatológicas están ocurriendo más frecuentemente y causando daños cada vez
mayores — huracanes, tornados, terremotos, inundaciones e incendios forestales.
Además, la hambruna sigue arrasando en toda África, y en otras zonas del Tercer Mundo.
Plagas como el SIDA, el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), el Ébola y el Covid-19
continúan desafiando y dejando perpleja a la ciencia médica. Un nuevo peligro es el regreso de
enfermedades que se creían bajo control — debido al desarrollo de cepas resistentes a los
antibióticos.
Y, por primera vez en la historia, estamos viviendo en una época en la que podemos ver
imágenes increíbles del espacio exterior gracias a los telescopios espaciales y a las sondas
satelitales que hemos enviado a otros planetas — en cumplimiento de Lucas 21:25, que dice
que en los tiempos del fin, “habrá señales en el sol, en la luna y las estrellas…”.
Con respecto a las calamidades naturales, algunos simplemente las desestiman de una
forma arrogante al preguntarse, “¿qué más hay de nuevo?”. Pero, como ya he mencionado,
Jesús dijo que las señales en los tiempos del fin serían como “dolores de parto” (Mateo 24:8),
lo que significa que aumentarán en frecuencia e intensidad. Y eso es lo que ha estado pasando.
Tomemos a los terremotos como ejemplo. En la década de 1980, hubo un total de 1,085
terremotos en todo el mundo que alcanzaron o superaron el nivel 6 en magnitud. En la década
de 1990 hubo 1,492. En los primeros 10 años de este siglo, el número se incrementó a 1,591.
Con respecto a los terremotos monstruosos de 8.0 o más, en los ochenta hubo 4, en los noventa
hubo 6 y en la primera década de este siglo, 13.1
Hay una mejor forma de ver los desastres naturales que considerarlos por categorías, como
la frecuencia e intensidad de los tornados, ya que el número e intensidad pueden subir y bajar
cada año, aunque muestran un incremento global durante un período de tiempo. La mejor
manera de ver los desastres naturales es considerarlos a todos ellos agrupados. Cuando hace
eso, las estadísticas muestran que están aumentando rápidamente, de un promedio de 300 al
año en la década de 1980, a 490 por año en la década de 1990, a casi 900 por año en los
primeros 10 años de este siglo.2
Curiosamente, una de las razones para considerar a los desastres naturales en conjunto y no
individualmente es porque un tipo de desastre natural puede restringir a otros tipos.
Permítanme ilustrar lo que quiero decir: En 2012, nuestra nación experimentó una de las
peores sequías de la historia moderna — con más del 61% de EE.UU. afectado. Pero, uno de
los efectos colaterales de la sequía es que hemos experimentado el número más bajo de
tornados en 60 años — ya que, después de todo, no se puede tener tornados sin tormentas
eléctricas. Lo mismo sucedió con las inundaciones.
Fraser presenta argumentos convincentes de que 1989 fue el año decisivo — “un umbral
desde el cual los desastres naturales se intensificaron de manera más dramática en comparación
con épocas pasadas de la historia”.6
El Mensaje
Parece bastante obvio que Dios nos está gritando a través de los crecientes desastres
naturales que “¡Jesús viene pronto!”. Y, sin embargo, pocos parecen estar recibiendo el
mensaje — incluso aquellos de la comunidad cristiana.
Todo lo cual me recuerda la siguiente caricatura sobre cómo las personas en la época del
profeta Hageo parecían ignorar sus advertencias de que los desastres naturales que estaban
experimentando se debían al hecho de que estaban posponiendo la reconstrucción del templo
del Señor.
“La forma en que lo veo, si Dios estuviera enojado con nosotros, nos lo haría saber — es decir, si
estuviera realmente, realmente enojado”.
“Calentamiento Global”
Esto lleva a una pregunta frecuente: “¿Cuál es la importancia profética del ‘Calentamiento
Global’”?
La respuesta es que todo el concepto es una estratagema política que los liberales está
usando en un intento de obtener un mayor control sobre la sociedad. El hecho de que no es un
problema fue señalado brillantemente en un artículo de 2010 de Jack Kinsella, un escritor de
Hal Lindsey.7
Observó que el 96% de todos los gases de efecto invernadero y otras supuestas emisiones
del calentamiento global se originan naturalmente de los océanos que cubren cinco sextos de la
superficie de la tierra. Por lo tanto, como lo expresó, “Eso deja sólo un 4% para dividirlo entre
la actividad humana, volcanes, vegetales podridos, flatulencias de las vacas, etc.”. ¡Se estima
que la porción humana de ese 4% es 14%, y 14% de 4% es 0.56!
escribir para The Huffington Post, ha observado: “El término, Cambio Climático, es una
redundancia, porque el clima siempre ha cambiado, y siempre lo hará”.8
Por ejemplo, estudios científicos han demostrado los siguientes períodos climáticos en la
historia mundial:9
Me siento obligado a señalar que la Biblia sí profetiza que vendrá un tiempo súper caliente
cuando Dios envolverá la tierra en fuego, para quemar la contaminación de la última revuelta
de Satanás, que ocurrirá al final del reinado milenial de Jesús. De ese infierno ardiente saldrá la
Tierra Nueva, que servirá como el fundamento para la Nueva Jerusalén, donde los redimidos
residirán para siempre.
Conclusión
Por lo tanto, ¡el verdadero calentamiento global está en camino! Pero, lo que es más
importante, las Señales de los Tiempos están gritando que estamos en el umbral de la
Tribulación. Y eso significa, a su vez, que Jesús está en la puerta misma del Cielo, listo para
salir en una nube y venir por Su Iglesia.
Mientras tanto, la Iglesia necesita despertarse a las Señales de la Naturaleza y a todas las
otras señales que están convergiendo por primera vez. Pero, para que eso suceda, los pastores
de nuestra nación deben tomarse seriamente el hecho de que estamos viviendo en la época del
regreso del Señor, y deben comenzar a proclamar ese hecho desde sus púlpitos.
¡Maranata!
References
1) Hal Lindsey, Apocalypse Code (Palos Verdes, CA: Western Front Ltd., 1997), p. 296. Also, Hal Lindsey,
Planet Earth 2000 A.D. (Palos Verdes, CA: Western Front Ltd., revised edition, 1996), p.85.
4) The Brogan Project, “Are Natural Disasters Increasing?” June 14, 2015, https://borgenproject.org/natural-
disasters-increaing, page 1.
6) Fraser, page 3.
7) Jack Kinsella, “Confessions of a Flat-Earther,” The Omega Letter, September 29, 2010,
https://omegaletter.com/2010/09/29/confessions-of-a-flat-earther.
8) Harold Ambler, “Mr. Gore: Apology Accepted,” The Huffington Post, January 3, 2009,
www.huffpost.com/entry/mr-gore-apology-accepted_b_154982, page 1.
9) Ibid.
Original article:
Does God still speak through Signs of Nature?