39 El Saco de Mentiras Cuento
39 El Saco de Mentiras Cuento
39 El Saco de Mentiras Cuento
DE
(Cuent_o) ME'NTIRAS
Hubo una vez un rey muy poderoso� que tenía ur:, palacio
con cien sa!ones y muchos criados. Tenía también el rey una
hermo�a bija y los dos vivían muy fel'ices en el gran palacio.
· Al frente del palado había un ciprés tan grande, que ni siete
hombres juntos podrían abrazarlo. Lo curioso era que el ciprés
era tan duro, qüe nadie había logrado cortarlo.
Entonces el rey mandó a decir por todo su reino que daría
la mano de la princesa al hombre que lograra cortar el ciprés.
Muchos hombres virJieron a cortar el ciprés, pero nada
había que lo cortara; parecía embrujado.
Un pastorcillo que también oyó la noticia decidió ir a cortar
el ciprés. Alistó su hacha y unos bollos de pan para comer en el
camino y se dirigió hacia el palacio.
De camino encontró una gran serpiente que le dijo:
-Tengo mucha hambre� lPor qué no me das un poco de tu
pan, buen pastorcillo?
Sin pensarlo , mucho, el pastor dividió su pan con . la
serpiente.
-Estoy tan agradecida -dijo · 1a serpiente- que si me
necesitas para alg·una cosa, puedes llamarme diciendo: :"serpiente
ayúdame" y yo iré donde estés.
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El pastor siguió caminando y encontró un gran hormiguero.
Una de las hormigas le dijo:
-Hace días no comembs y tenemos demasiada hambre.lNo
tienes un poco de pan que nos regales?
El pastor sacó el poco de pan que le quedaba; lo partió a' la
mitad y se lo dio a las hormigas.
. Las hormigas le dijeron: -Si algún día, nos necesitas, solo
tienes que decir "hormigas ayúdenme" y nosotras iremos
enseguida.
El pastor siguió su ·camino. De repente se le acercó un
gavilán que también tenía hambre y le pidió un pedazo pe pan. El
pastor sacó su último pan y se lo dio al gavilán.
El gavilán le dijo: -Si alguna vez me necesitas, solo tienes
que decir "gavilán ayúdame" y yo estaré a tu lado.
Por fin llegó el pastorcillo al palacio y dijo que iba a
intentar cortar el ciprés para casarse con la princesa. Pero a la
princesa . no le hizo ni. pizca de gracia el pastor. Entonces,
mientras el pastordllo cortaba el árbol, la princesa escupía sobre
los cortes. Esfo le pareció muy raro al pastor, pero siguió
cortando alrededor del árbol. Cuando terminó de dar la primera
vuelta se llevó una gran sorpresa, pues todo lo que había cortado
se había vuelto a cerrar. Entonces vio que la saliva de la princesa
podía cerrar cualquier corte.
Se puso a pensar qué hacía y de pronto dijo: -Serpiente
ayúdame.
Al momento ap9reció ,la serpiente y la princesa echó a
c o r r e r muerta
del susto.
Así el pas-,
torci l lo pudo.
botar tranquila
mente el ciprés.
E n t onces
se fue a hablar
con el rey para
que lo dejara ca
sarse con su hi
ja. Pero como al
rey tampoco le
hacía gracia quf3
su hija se casara
con el pastor, le dijo:
· , 127
-No, no; todavía no has ganado la manó de mi hija. Para
poder casarte con ella1 cfobe_s separar es.tos doscientos quintales de
_arra� y frijoles,de hoy a ma�ana por la mañana.
Cuando el pastor vio aquella enorme cantidad de arroz y
frijoles· revueltos, se dio cuenta que era imposible separarlos para
la mañana siguiente. Entonces dijo: -Hormigas, ayúdenme.,
Poco después llegó un gran _ ejército. de hormigas que en
pocas horas s.eparó todos los granos.
Al día siguiente el pastorcillo muy contento se fue donde �I
· rey a contarle que, había cumplido con su tarea.
El rey se· quedó con la boca abierta al ver que de '(erdad
había separado los doscientos qui_ntales de arroz y frij_oles. Sin
embargo le dijo,:
-Todavía no te has ganado la mano de mi hija.Aquí tienes
12 gallos; si logras cuí.darlos durante 99 días sin que se te pierda
ninguno,
· podrás casarte con mi hija.
El pastorcillo se retiró a cuidar los gallos lejos de la ciudad.
A los 33 días apareció la sirvienta de la pri'ncesa y le pidió que le
· vendiera un gallo.
El le dijo que no podía, pero ella insistió tanto que el pastor
le dijo:
-Te vendo el gallo pero antes tienes que besarme y
abrazarme.
La sirvienta lo abrazó y lo besó y él le vendió el gallo.
Al poco rato, el pastorcillo dijo: -Gavilán, ayúdame.
El gavilán llegó, akanzó a la mujer -y le quitó el gallo.
A los . pocos días, la princesa decidió ir ella misma a qui
tarle el gallo. Llegó disfrazada de aldeana y le dijo:
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�� , � �� El pastorci-
o . llo, que recono-
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ció a la princesa
0 � _de inmediato, le
dijo: -Sí, te lo
vendo ,.- linda al
deana, pero con
la condición que
me abraces y me
beses.
La princesa
lo abrazó y lo
besó, y él le dio
el gallo� Pero no
iba la princesa
muy lejos cuan�
do llamó al gavi
lán para que le
quitara el gallo.
La princesa
llegó muy triste
al palacio, pues.
no había logrado
conseguir el gallo
V tendría que casarse con
el pastor. Entonces, el rey se disfrazó y se fue donde el pastor a
quitarle el gallo.-Te compro un gallo, pastorcillo -dijo el rey. -
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