1.7 Mateo - Mundo Hispano

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MATEO
Exposición
James Bartley
Ayudas Prácticas
Ariel Lemos
[página 26] [página 27]

INTRODUCCION
Como creyentes, abrimos el NT con el fin de encontrar una palabra de Dios que hable a nuestra conciencia, un men-
saje a la vez que divino, contemporáneo y comprensible. También, pretendemos que esta palabra sea fiel a su origen, a lo
que Dios reveló, convencidos de que sería una traición que nuestras palabras e ideas se aparten de la revelación divina.
Además, esperamos oír una palabra que sea para todos los hombres, sin distinciones, con tal de que tengan “oídos para
oír” y disposición para obedecer.
Con el fin de aproximarnos a estos tres altos ideales, será necesario considerar algunos asuntos introductorios antes
de entrar en el texto del Evangelio. Los temas de mayor interés, con fines de una fiel interpretación del Evangelio, son: el
autor, la comunidad de Mateo, la relación de Mateo con los otros Evangelios, la fecha de la composición, las característi-
cas distintivas y el propósito.
EL AUTOR DEL EVANGELIO
A pesar de que los manuscritos más antiguos de Mateo omiten el nombre del autor, el testimonio uniforme de los Pa-
dres de la iglesia primitiva es que Mateo Leví, de profesión publicano, es decir cobrador de impuestos, fue su autor. Co-
menzando con Papias al principio del segundo siglo, hay una lista impresionante de Padres de la iglesia primitiva que atri-
buyen el primer Evangelio a Mateo Leví. La evidencia presentada por algunos comentaristas más recientes, en sentido
contrario, es poco convincente.
Leví, hijo de Alfeo, cobraba impuestos a los pescadores del mar de Galilea en la zona de Capernaúm. Un día Jesús
pasó por el puesto de Leví y le invitó a seguirle (Mat. 9:9).
Con la decisión de seguir a Jesús, Leví cambió su nombre a Mateo, que significa “don de Dios”, como “Teodoro” en
griego. El mismo día Mateo hizo un banquete para Jesús y sus discípulos e invitó a sus amigos publicanos. Quizá ésta fue
también una fiesta de despedida de su profesión que Mateo se hizo. Después de este evento, no se menciona más su
nombre, excepto en las listas de los doce discípulos. Mateo ocupa el octavo puesto en la lista en su Evangelio, pero el
séptimo en los otros Evangelios, lo que quizá indica una nota de humildad de su parte. Mateo se llama a sí mismo el publi-
cano (10:3), lo cual a la vez que constituye otra nota de humildad, es prueba interna de que escribió el Evangelio que lleva
su nombre.
Puesto que Capernaúm estaba dentro del territorio de Herodes Antipas, llamado “el tetrarca”, porque reinaba sobre la
cuarta parte de un área romana, es probable que Leví haya sido un oficial bajo las órdenes de Herodes, y no directamente
al servicio del gobierno romano. Para un judío someterse a Herodes no era lo mismo que someterse a César. Herodes no
era extranjero ni gentil, como [página 28] el resto de los romanos. Era hijo de Herodes el Grande, quien a la vez era hijo
de Antípater, que era de origen idumeo. Entre Israel y Edom (territorio de los edomitas, o idumeos) había cierta cercanía,
no solamente por ser éstos descendientes de Esaú, sino también porque Juan Hircano los había obligado a aceptar la fe
judía en el año 126 a. de J.C. También es posible que algunos judíos todavía abrigaban la esperanza de que por medio de
la dinastía herodiana se cumpliría la expectativa mesiánica de la liberación política de Israel de la tiranía romana. ¿Estaría
Leví en este grupo? Servir directamente a Roma hubiera significado abandonar toda esperanza mesiánica de esa parte,
pero no necesariamente así servir a Herodes. Las evidencias indican que Mateo tenía aún esperanzas mesiánicas cuando
Jesús le llamó.
A juzgar por el silencio de los Evangelios hacia su persona, Mateo ocupó una posición humilde entre los discípulos. No
se destacó como Pedro, Tomás o Andrés, por ejemplo, y otros. Tampoco se lo relaciona con eventos importantes en el
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ministerio de Jesús. Cuando fue llamado por Jesús, se levantó y le siguió sin decir una palabra. Tampoco sabemos mucho
de su muerte. La mayoría de las tradiciones, especialmente las que provienen del sector griego del cristianismo, describen
la muerte de Mateo por causas naturales. El arte italiano, sin embargo, lo presenta como mártir crucificado. Por eso de lo
poco que sabemos del autor del primer Evangelio, concluimos que era un hombre de pocas palabras, contemplativo, ob-
servador, humilde y detallista.
Al leer su Evangelio, se recibe la impresión de que Mateo era un verdadero “hebreo de hebreos”, leal a su pueblo, co-
nocedor de su historia y de las profecías de sus libros sagrados. Por estas y otras razones, Mateo era un hombre espe-
cialmente dotado para escribir el primer Evangelio del NT.
LA COMUNIDAD DE MATEO
Es el consenso general entre los comentaristas actuales que la historia de la vida y enseñanzas de Jesús no se
transmitió en forma mecánica. Fue, más bien, recogida, meditada, repetida (evangelio oral), ordenada y puesta en forma
escrita de acuerdo con la situación existente en la comunidad con la cual se asociaba el escrito. Esto explica las coinci-
dencias y diferencias entre los cuatro Evangelios. Todos partieron de la misma base —la vida y enseñanzas de Jesús—,
pero cada uno escribió de acuerdo con las exigencias de su comunidad, es decir, a partir de su perspectiva particular so-
bre el hecho de Cristo.
Ya que la influencia que la comunidad de Mateo tuvo en la composición del Evangelio fue tan importante, resulta in-
dispensable para interpretar el Evangelio saber todo cuanto sea posible con respecto a esa comunidad. Pero cuando co-
menzamos con la tarea de describir esa comunidad, nos topamos con grandes dificultades. No hay consenso en cuanto al
lugar o la fecha de composición del Evangelio, ni tampoco en cuanto a la ubicación geográfica de la comunidad. Se han
mencionado Jerusalén, Galilea, Antioquía, o una de las principales ciudades de Siria como Tiro, Sidón, Tolemaida, Cesa-
rea de Filipo, o Damasco. Felizmente, éstos son los datos de menor importancia a los fines de una correcta interpretación.
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Más importante es poder saber algo preciso acerca de la comunidad de Mateo, de su fe, de sus problemas y de su re-
lación con el judaísmo ortodoxo. Estos datos pueden obtenerse del mismo texto del Evangelio. Se trata de una comunidad
judeocristiana, rodeada y confrontada por un judaísmo legalista y cerrado. El Evangelio se dirige principalmente a judíos
convertidos a la fe en Cristo. Esto se apoya en las siguientes consideraciones: numerosas citas del AT, mención de profe-
cías mesiánicas cumplidas en Cristo, uso frecuente de palabras y costumbres judías sin explicación de su significado,
denuncia fulminante de los líderes judíos, referencia especial a la ley de Moisés en el Sermón del monte y la genealogía, o
sea la genealogía legal, trazada desde Abraham, por medio de David.
Al momento de escribir el evangelio, la comunidad de Mateo estaba en un proceso de transición. Al principio la comu-
nidad había sido casi exclusivamente judía, y aunque en las primeras dos décadas después de la crucifixión los creyentes
en Cristo seguían asistiendo al templo y a las sinagogas, lentamente ingresaron gentiles en la comunidad de Mateo. Se
produjo una tensión y finalmente una ruptura entre el culto en la sinagoga y la iglesia. Hay buena evidencia de esta tensión
en nuestro Evangelio. Revisando las seis referencias a la sinagoga, notamos que, si bien Jesús aprovechaba la oportuni-
dad de predicar y enseñar allí en las sinagogas el evangelio del reino, al mismo tiempo advertía a sus seguidores de que
serían perseguidos en sus sinagogas (10:17).
En 4:23 se nos dice que Jesús enseñaba “en las sinagogas de ellos,” y en 9:35 y 13:54 la referencia es a “su” sinago-
ga. En 12:9 encontramos a Jesús entrando en una sinagoga de ellos y sanando a un hombre con una mano seca. En la
última referencia (23:34), Jesús se encara con los escribas y fariseos, pronunciando los “ayes” contra ellos y prediciendo
que azotarían a sus discípulos en vuestras sinagogas. En cada referencia se aclara que las sinagogas pertenecen a
“ellos”, o sea, al judaísmo ortodoxo en contraste con la comunidad de Mateo. En dos de las referencias Jesús predice que
sus seguidores serían perseguidos por los líderes de las sinagogas. Se sabe que la ruptura definitiva entre las sinagogas y
las iglesias cristianas se produjo mucho antes del fin del primer siglo, y fue no tanto por la cristología que sostenían los
seguidores de Jesús, sino por la inclusión en la iglesia, y especialmente en el compañerismo de la mesa, de los gentiles
no circuncidados.
LA RELACION CON LOS OTROS EVANGELIOS.
El significado de Evangelio. El término “evangelio” es la transliteración de la palabra griega euangélion 2098. Dicho tér-
mino significaba originalmente “una recompensa por buenas nuevas” y luego sencillamente “buenas nuevas”. Un ejemplo
del uso pagano antes de la era cristiana se encuentra en una inscripción que se refiere al nacimiento de Augusto César
como “el evangelio para el mundo” (Cross, p. 573). En la LXX (Isa. 6:11) se usa el verbo euangelízomai 2097 para traducir
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“anunciar buenas nuevas”. Jesús citó este pasaje en Lucas 4:18, empleando el mismo término griego. Probablemente el
uso cristiano de “evangelio” tiene su origen en esta profecía de Isaías citada por Jesús. El término [página 30] “evangelio”
aparece por primera vez en el NT en Marcos 1:1. Se cree que el vocablo “evangelio” fue usado primeramente en los escri-
tos extrabíblicos por Justino Mártir (140 d. de J.C.) para referirse a la vida y enseñanzas de Jesús.
Un evangelio en cuatro. Realmente, hay un solo evangelio, un solo mensaje de buenas nuevas de Jesucristo. Los cua-
tro Evangelios que tenemos en el NT son, en efecto, cuatro versiones del mismo evangelio. Por eso se llaman “el Evange-
lio según Mateo”, “el Evangelio según Marcos”, etc. Sin embargo, los cuatro Evangelios se dividen en dos grupos, o sea,
los tres primeros que se llaman los “sinópticos” y el cuarto Evangelio que se clasifica aparte.
Un evangelio en tres. Los sinópticos se agrupan en una misma clasificación porque presentan el mismo enfoque gene-
ral de la vida, enseñanzas, muerte y resurrección del Señor. El término “sinóptico” es la transliteración de una palabra
griega compuesta que significa “visto conjuntamente”, “todo visto al mismo tiempo”, o “visto desde distintas perspectivas”.
Las muchas coincidencias entre los sinópticos, incluso muchas coincidencias verbales, hacen ver de que existe una de-
pendencia mutua en los tres Evangelios.
El “primer” Evangelio. Cabe preguntar ahora: ¿Qué relación hay entre Mateo, Marcos y Lucas? Si hay una dependen-
cia mutua, ¿cuál se escribió primero? Veamos la evidencia: Mateo ocupa el primer lugar en todas las listas tempranas de
los libros canónicos del NT. Desde Papias, obispo de Hierápolis, a mediados del siglo II, hasta Jerónimo, el testimonio es
prácticamente unánime en el sentido de que el Evangelio en griego es la traducción de un evangelio escrito por Mateo en
hebreo (o arameo). Eusebio (260–340 d. de J.C.), padre de la historia eclesiástica, escribió que Mateo mismo hizo la tra-
ducción de su Evangelio en hebreo al idioma griego. Algunos eruditos modernos todavía sostienen la veracidad de estas
tradiciones, pero otros afirman que nuestro Evangelio de Mateo fue escrito originalmente en griego y que no es una tra-
ducción. Estos argumentos en contra de un Evangelio de Mateo en hebreo son cada vez más convincentes.
Alrededor del año 1800 Johann Jakob Griesbach (1745–1812), erudito alemán editor de un famoso Nuevo Testamento
en griego, comenzó a cuestionar en base a un estudio crítico de las evidencias literarias internas de los sinópticos la prio-
ridad de Mateo, aceptada generalmente hasta esa fecha. Griesbach propuso la prioridad de Marcos. Tan convincentes
fueron sus argumentos que a partir de allí los eruditos bíblicos prácticamente llegaron a un consenso en favor de la priori-
dad de Marcos. Este criterio reinó en el mundo bíblico, sin ser desafiado seriamente, hasta mediados del siglo XX. En
1964 William R. Farmer, profesor metodista norteamericano, puso en tela de juicio todos los argumentos a favor de la prio-
ridad de Marcos, y volvió a apoyar la prioridad de Mateo. Por ejemplo, Farmer sostiene que Mateo, por ser el libro más
largo y tener la cristología más desarrollada, no necesariamente refleja una obra posterior. Sin embargo, a pesar de que
hay un núcleo creciente de escritores que apoyan la posición de Farmer (Hans-Herbert Stoldt, C. S. Mann, los escritores
de Anchor Bible Series y algunos otros), la prioridad de Marcos todavía es defendida por la mayoría de comentaris-
tas.[página 31]
Una comparación de los Evangelios de Mateo y de Marcos lleva a la mayoría de los comentaristas a la conclusión de
que Marcos escribió primero, y que Mateo utilizó material de Marcos en su Evangelio, además de sus propios apuntes y
algún otro material de otra fuente o fuentes. La evidencia más convincente para apoyar esta conclusión es que casi la
totalidad de Marcos se encuentra en Mateo, o sea, de los 661 versículos de Marcos, 606 se reproducen en los 1068 versí-
culos de Mateo. Es más lógico considerar que Mateo haya utilizado mucho material de Marcos y agregado otro material
suyo, que pensar que, si Marcos escribió después, hubiera omitido tanto material de Mateo. Sobre esta base se establece
la teoría de la prioridad de Marcos.
Por tanto, surge la pregunta: ¿Por qué se ubica Mateo primero en el NT, si no fue el primer Evangelio escrito? Se con-
testa con varias apreciaciones. Primero, el orden de los libros del NT no es cronológico. Por otro lado, hay una razón fun-
damental para ubicar Mateo primero, y es que sirve perfectamente como puente entre el cierre del AT y el comienzo de
una nueva era; entre el “Antiguo Pacto” y el “Nuevo Pacto” hecho por Dios con la humanidad por su Hijo Jesucristo. Se
inicia con la genealogía legal, importante para convencer a los judíos que Jesús de Nazaret tenía pleno derecho al trono
de David, como el Mesías prometido. Este punto se aclarará más en la sección sobre el propósito del Evangelio.
Un último factor explica por qué Mateo se ubica primero entre los Evangelios, a pesar de no ser primero cronológica-
mente. Mateo fue el Evangelio predilecto entre los escritores cristianos del primer y segundo siglos. Tasker observa que en
el tiempo de Ireneo (175–195), obispo de Lyons, ningún otro Evangelio tenía tanta influencia en la Iglesia y en la literatura
cristiana como el de Mateo.
LA FECHA DE COMPOSICION
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Aceptando la prioridad cronológica de Marcos, tenemos un punto de referencia importante en cuanto a la fecha de la
composición de Mateo. Otro punto de referencia importante es la destrucción de Jerusalén que tuvo lugar en el año 70 d.
de J.C. Aunque algunos comentaristas contemporáneos de renombre optan por una fecha entre 70 y 100 d. de J.C., es
importante notar que recientemente algunos de estos mismos están inclinándose a favor de una fecha antes del año 70.
Un ejemplo destacado de esta tendencia es el del obispo anglicano John A. T. Robinson quien opina que los sinópticos
fueron escritos en la década del 50 o, a más tardar, en los primeros años del 60.
El hecho es que no hay evidencias concluyentes ni dentro ni fuera del Evangelio para fijar con exactitud la fecha de
composición. Hay una tradición de Ireneo, citada por Eusebio de Cesarea (265–339), en el sentido de que Mateo publicó
su Evangelio mientras Pedro y Pablo estaban predicando el evangelio y fundando la iglesia en Roma. Es un dato extrabí-
blico a favor de una fecha antes del año 70, pero el que nos parece más importante de todos los argumentos es que no se
menciona en Mateo tan tremendo evento como la destrucción de la misma sede del judaísmo, con su templo y sistema de
sacrificios. Tomando en [página 32] cuenta el propósito de Mateo, nos parece inconcebible que él no haya aprovechado la
oportunidad de señalar este evento histórico como la prueba más contundente de que el cristianismo, en el plan de Dios,
no solamente era el cumplimiento de las profecías, sino que Dios permitió la destrucción del templo para poner fin a ese
sistema ya caduco. Tales referencias como, por ejemplo, Mateo 5:35 (ciudad del gran Rey); 24:1, 2 (mención del templo);
24:15 (abominación desoladora); y 24:16, 20 (eventos futuros), indican que la destrucción de Jerusalén es un evento que
tendrá lugar en el futuro.
Estas consideraciones y otras sirven para establecer con cierta seguridad que el Evangelio de Mateo, tal cual lo tene-
mos hoy en día, fue escrito varios años antes de la destrucción de Jerusalén. Fijar la fecha antes del año 70 es importante
para la interpretación general del Evangelio, especialmente del cap. 24.
CARACTERISTICAS DISTINTIVAS DEL LIBRO
El Evangelio de Mateo reúne una serie de características que lo distinguen claramente de los otros Evangelios. Estas
características se pueden clasificar en tres agrupaciones: la estructura, palabras clave y temas principales.
La estructura de Mateo. El Evangelio se organiza alrededor de cinco grandes narraciones, cada una seguida por un
discurso de instrucciones, en relación con el reino de los cielos:
Introducción General a la vida de Jesucristo: Mateo 1, 2
Libro I: Mateo 3, 4 Narración;
Mateo 5–7 Discurso sobre la justicia del reino
Libro II: Mateo 8, 9 Narración;
Mateo 10 Discurso sobre la elección y misión de los apóstoles
Libro III: Mateo 11, 12 Narración;
Mateo 13 Discurso sobre las parábolas del reino
Libro IV: Mateo 14–17 Narración;
Mateo 18 Discurso sobre los hijos del reino
Libro V: Mateo 19–23 Narración;
Mateo 24, 25 Discurso sobre la crisis en relación con la culminación en el reino.
Algunos comentaristas han sugerido que Mateo, con toda intención, quiso presentar los cinco libros del “Pentateuco
de la Nueva Ley”, al organizar su obra en cinco divisiones. Otros siguen un paso más adelante y hablan del tema del
“Nuevo Exodo”. Es decir, Dios dio un nuevo comienzo, creando un nuevo pueblo. Como Israel fue el pueblo de Dios en
base al éxodo de Egipto y el pacto de Sinaí, así el pueblo cristiano es la nueva creación de Dios en base al “éxodo” de la
esclavitud del pecado y el nuevo pacto en la sangre de Cristo. Sin embargo, Mateo presenta a Jesús como el intérprete de
la ley, más bien que el dador de una nueva ley. Cada uno de estos discursos termina con una expresión como “Al terminar
Jesús estas palabras...”(7:28; 11:1; 13:53; 19:1; 26:1). Un repaso del bosquejo del Evangelio revela, además, que Mateo
agrupaba los materiales en secciones clasificadas como, por ejemplo, los milagros, las parábolas, etc. Tal arreglo sirve a
lo menos dos propósitos: facilita la enseñanza por parte del [página 33] maestro y el aprendizaje por parte del alumno.
Este arreglo didáctico ha inspirado a algunos a referirse a Mateo como “el manual para maestros cristianos”.
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Igualmente interesante es el uso de algunos números clave en el arreglo de su material, especialmente los números
tres y siete. Hubo tres mensajes a José; tres negaciones de Pedro; tres preguntas de Pilato; seis juicios de Jesús (tres
ante autoridades judías y tres ante autoridades romanas); siete parábolas del reino en el cap. 13; siete panes y siete ces-
tas en la alimentación de los cuatro mil; y siete ayes dirigidos a los escribas y fariseos en el cap. 23.
En el hebreo no hay números, sino que las letras del alfabeto sirven en lugar de números. Como tampoco se escriben
las vocales, el nombre de David, escrito en hebreo, sería algo como DVD. Si sumamos el valor numérico de cada una de
las letras del nombre de David llegamos a la suma de catorce (doble siete). La genealogía de Jesús se presenta en tres
grupos de catorce nombres cada uno.
Este arreglo evidentemente tiene la finalidad de facilitar la enseñanza y el aprendizaje. Este arreglo didáctico lleva a
algunos comentaristas a la conclusión de que Mateo era el maestro en la comunidad a la cual se dirige.
Palabras clave. Aunque Mateo escribió con un vocabulario popular y en un estilo sencillo, se encuentran unas 116 pa-
labras particulares a Mateo y de estas, unas 84 se usan una sola vez. Además aparecen por lo menos 143 palabras (109
una vez) que se usan en Mateo y una sola vez en el resto del NT.
Algunas de las palabras que aparecen con mayor frecuencia, o que se destacan en Mateo son: “entonces”, tóte 5119,
unas 90 veces, y raras veces en el resto del NT; “discípulo”, mathetés 3101, unas 66 veces (59 se refieren a los seguidores
de Jesús); “he aquí”, idoú 2400, unas 60 veces; “señor”, kúrios 2962, unas 50 veces; “talento”, tálanton 5007, 14 veces, exclusi-
vamente en Mateo; “escandalizar”, skandalízo 4624, 14 veces; “maestro”, didáskalos 1320, 13 veces al referirse a Jesús;
“hipócrita”, hipókrités 5273, 13 veces en Mateo de un total de 19 veces; “pastor”, poimén 4166, 13 veces de un total de 18
veces; “adorar”, o “postrarse”, proskunéo 4352, 13 veces; “cizaña”, cizánion 2215, 8 veces, solamente en Mateo; “celestial”,
ouránios 3770, 7 veces en Mateo de un total de 9; “sueño”, ónar 3677, 6 veces, solamente en Mateo.
Mateo emplea algunos términos particulares a su oficio de publicano. Usa tres palabras que se refieren al dinero, tér-
minos que no se encuentran en el resto del NT: dídrachmon 1323 se encuentra dos veces en 17:24; statér 4715, en 17:27; y
tálanton 5007, 14 veces en Mateo.
Algunas frases características de Mateo son: “el reino de los cielos”, sólo en Mateo, 33 veces; “Hijo del Hombre”, el
término favorito de Jesús cuando se refería a sí mismo, unas 31 veces; “el Padre que está en los cielos”, o “el Padre celes-
tial”, 22 veces; “para que se cumpliese...”, o el equivalente, 16 veces (comp. 8 en Juan, 4 en Lucas y 3 en Hechos); “Hijo
de Dios”, 11 veces; “Hijo de David”, como título mesiánico, 9 veces; “Rey de los Judíos”, 4 veces. Dichas frases se relacio-
nan estrechamente con el diseño del Evangelio.
Uso del Antiguo Testamento. Una de las características sobresalientes de Mateo es el uso frecuente del AT. Hay
aproximadamente cien citas del AT, mayormente de los libros de Salmos, Deuteronomio, Isaías y Jeremías; de modo [pá-
gina 34] que las tres divisiones del AT son citadas: la Ley, los Profetas y los Escritos. A veces es una cita directa, aun
mencionando el autor (2:17, 18). A veces es una cita compuesta (15:4 = Exo. 20:12 y 21:17; 21:13 = Isa. 56:7 y Jer. 7:11).
Otras veces Mateo usa términos o ideas que evidentemente proceden del AT (18:16 = Deut. 17:6 y 27:43 = Sal. 22:8).
Estas citas proceden casi exclusivamente de la versión Septuaginta (LXX), o sea, la versión en griego del AT que fuera
producida unos 200 años a. de J.C. Esta versión era usada generalmente por los judíos de habla griega durante el primer
siglo de la era cristiana.
Temas principales. Ya hemos presentado como título general del Evangelio: “El Rey y su reino”. Bajo este tema gene-
ral, encontramos varios temas dominantes que corren a través del Evangelio y que apoyan el tema general: la persona de
Jesucristo; el reino de los cielos; la iglesia cristiana; el conflicto con los fariseos, entre otros.
Sin lugar a dudas, la persona de Jesucristo es el tema más destacado y de más importancia en el desarrollo del Evan-
gelio de Mateo. El autor presenta el origen divino y humano de Jesús, su identidad, misión, autoridad, dones, demandas,
obras y enseñanzas.
Los títulos mesiánicos que se le asignan a Jesús revelan distintas facetas de su persona: Hijo del Hombre; Hijo de Da-
vid; Rey de los Judíos; Emanuel, una vez; Hijo de Dios, o “Hijo” cuando se entiende “Hijo de Dios”; Siervo de Dios, una
vez; Señor, una vez, por Jesús mismo, y múltiples veces como título de honor; Cristo, trece veces: es llamado y se llama a
sí mismo “maestro” (10:24 ss.; 23:8; 26:18); y como “profeta” (10:41; 13:57; 16:14; 21:11, 46). Más que los títulos, las
obras de Jesús revelan quién era y para qué había venido al mundo. Salvó a los hombres de sus pecados, proveyó la
interpretación correcta a la ley de Moisés, fundó la iglesia, discipuló a los doce, denunció a los enemigos, echó fuera de-
monios, sanó a los enfermos y venció la muerte.
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Mateo presenta a Jesús con atributos humanos y divinos. Tuvo un nacimiento humano de la virgen María, pero es lla-
mado “Emanuel” (Dios con nosotros); lleva el título “Hijo de David” e “Hijo del Hombre”, pero también “Hijo de Dios”. Por un
lado Jesús experimentó hambre, sed, cansancio y tentación; por otro lado Mateo termina el Evangelio presentando a Je-
sús como el Cristo glorioso, resucitado y poseyendo toda autoridad en el cielo y en la tierra (28:18). Como tal, la promesa
de Dios de “establecer para siempre el trono de David” tiene su cumplimiento en el Cristo. Este, como Rey, recibe de su
Padre toda autoridad sobre cielo y tierra.
En segundo lugar y acompañando naturalmente el tema anterior, se destaca el tema del reino de los cielos. El término
“reino”, basileía 932, aparece unas 100 veces en Mateo. Mateo prefiere “reino de los cielos” (33 veces) al término “reino de
Dios” (4 veces). Estos dos términos son esencialmente sinónimos en los sinópticos. El “reino de los cielos” se refiere al
dominio o gobierno soberano de Dios sobre todo. Dios es Rey, y los que le obedecen componen su reinado. En Daniel
7:13 ss. se predice un dominio eterno que sería entregado al “Hijo de hombre”. En Jesús, esta profecía encuentra su cum-
plimiento perfecto.
Para entrar en el reino, uno tiene que arrepentirse, volverse a Dios y [página 35] someterse a su soberana voluntad
(3:2; 4:17; 7:21). El reino de los cielos es buenas nuevas: anuncia que Dios está en el trono, que es el verdadero Sobera-
no y que dará el triunfo final a sus súbditos sobre todos los adversarios, inclusive sobre el pecado y la muerte. El reino
viene también como juicio que será administrado por el Juez justo sobre toda la humanidad. El tema del juicio es promi-
nente en Mateo. Tendrá su culminación en la Segunda Venida del Cristo.
El reino se presenta en Mateo como presente y futuro, como “ya” y “todavía no”. Como presente, el reino se inicia y se
concreta en la persona de Jesucristo en su primera venida. Jesús y Juan el Bautista anuncian que el reino se ha acercado
(3:2; 4:17; 10:7). Las llaves del reino son una realidad presente (16:19; 18:18 ss.). Jesús describe la naturaleza y deman-
das de los súbditos del reino en el “Sermón del monte”. Distintas facetas del reino se presentan en una serie de parábolas,
especialmente en el cap. 13. Existe un antagonismo irreconciliable entre el reino de los cielos y el reino de Satanás.
Como futuro, el reino se manifestará en su plenitud con la Segunda Venida del Hijo de Dios. Los súbditos deben estar
siempre preparados para ese evento culminante porque vendrá sin previo aviso, como ladrón en la noche (ver caps. 24 y
25). Mientras lo esperan, deben estar ocupados en la extensión del reino en el mundo. La iglesia es la agencia encargada
con la misión de extender el reino.
Estos dos temas, Jesús como Rey y el reino de los cielos hecho realidad en la tierra por él, proveen una base sólida
para llamar al Evangelio de Mateo “El Evangelio Real”. Todos los comentaristas reconocen este tema como uno de los
principales, si no la misma esencia del Evangelio de Mateo.
El tercer tema destacado en Mateo es la iglesia. La iglesia está íntimamente relacionada con el reino, pero no “cotér-
mino” con él. El reino es el dominio soberano sobre todo el mundo, mientras que la iglesia se compone de los que volunta-
riamente se han sometido al dominio de Dios.
El término “iglesia”, ekklesía 1577, se encuentra solamente tres veces en los Evangelios, y éstas solamente en Mateo
(16:18; 18:17). Sin embargo, existen múltiples referencias al pueblo de Dios, o sea la iglesia, en diversos términos y ana-
logías. El término favorito de Mateo para los seguidores de Jesús es “discípulo”, mathetés 3101, que aparece un total de 66
veces en Mateo (262 veces en el NT), 59 de las cuales en relación con Jesús y sus seguidores.
Para Mateo, existe una clara continuidad entre Israel el pueblo de Dios en el AT y la iglesia, el pueblo de Dios en el
NT, fundada por Cristo. Peregrino Marpeck, teólogo entre los anabautistas del siglo XVI, insistía en la diferencia radical
entre el AT y el NT para poder contrarrestar la interpretación errada de los católicos y de los reformadores clásicos, que
colocaban el NT y el AT en el mismo plano como norma de doctrina y práctica. Pero aun Marpeck admitía una continuidad
entre ambos Testamentos en el sentido de que el Nuevo es el cumplimiento del Antiguo. Sin embargo, aun Mateo desta-
caba la diferencia radical entre las enseñanzas y prácticas de los líderes de los judíos, y las establecidas por Jesús. Por
ejemplo cita a Jesús diciendo: A menos que vuestra justicia no sea mayor que la de los... fariseos... (5:20) y Habéis oído
que fue dicho... pero [página 36] yo os digo (5:21, 22). Aunque registra la denuncia y condenación de Jesús hacia los
líderes religiosos, y aun la profecía de la destrucción de la misma ciudad de Jerusalén (23:37–39; 24:1–3), en ninguna
parte insinúa que los judíos, como pueblo en sí, serían excluidos del reino. Al contrario, predice que los gentiles del este y
del oeste se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos (8:11).
La misma ley y el mismo juicio se aplican por igual al judaísmo que a la iglesia. En este sentido, la ley y el juicio sirven
para unir a ambos grupos en el plan de Dios. La misma demanda de fruto digno de arrepentimiento (3:8; 7:16 ss.; 21:43)
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justicia (5:20; 6:20) y de perfección (5:48; 19:21) rige en el AT y NT. La justicia es la marca imprescindible para poder per-
tenecer al pueblo de Dios, sea en el AT o en el NT. Sólo los justos estarán en pie en el juicio final (25:46).
EL PROPOSITO DEL EVANGELIO
Llegamos ahora al último elemento introductorio que será útil en nuestro deseo de interpretar correctamente el Evan-
gelio de Mateo: el propósito del libro. En realidad el propósito es, en sí, una de las características distintivas del Evangelio,
pero por su importancia merece una clasificación aparte.
Puesto que Mateo no establece explícitamente su propósito, contrario al caso de algunos libros canónicos (ver Juan
20:30, 31; Hech. 1:1–8; etc.), es necesario deducirlo del mismo texto del Evangelio y de su contexto histórico.
Habiendo establecido que el autor del primer Evangelio fue Mateo Leví; quien ministraba como líder y maestro en una
comunidad compuesta mayormente de judíos, pero con un grupo creciente de gentiles; que escribió su evangelio después
de Marcos y que utilizó material de éste; que la fecha de composición fue entre 50 y 70 d. de J.C.; y habiendo examinado
algunas de las principales características distintivas del Evangelio (estructura, palabras clave, uso del AT y temas especia-
les), tenemos ahora acceso a los elementos necesarios para determinar el propósito que Mateo tuvo cuando se sentó a
escribir su Evangelio, o mejor, el propósito que el Espíritu Santo tuvo cuando inspiró a Mateo a escribir su Evangelio.
Mateo estaba integrado en una comunidad, o iglesia, que enfrentaba algunas necesidades comunes al cristianismo en
todas las generaciones. El quiso proporcionar a esa comunidad una herramienta eficaz para realizar un ministerio triple:
(1) defender sus creencias de los ataques de los adversarios judíos, especialmente de los líderes del judaísmo oficial, (2)
instruir a los nuevos convertidos del paganismo y (3) ayudar a los miembros de la comunidad a vivir una vida disciplinada
por el ejemplo, las obras y las enseñanzas de su maestro y señor. Es pues un libro (1) apologético, (2) doctrinallitúrgico y
(3) eclesiástico. El énfasis apologético es el más evidente al lector. Este énfasis se puede resumir en la frase: “Jesús es el
Mesías.” Todos los pactos, símbolos, figuras y profecías del AT se cumplen en él. El es la verdadera consumación de la
religión de Israel. Para lograr este propósito, Mateo emplea nada menos unas cien citas, directas o indirectas, del AT.
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[página 37]
BOSQUEJO DEL EVANGELIO DE MATEO
EL REY Y SU REINO
I. EL ORIGEN Y PRIMEROS AÑOS DE LA VIDA DEL REY, 1:1-2:23
1. Un plan divino: la genealogía, 1:1-17
2. Un proceso divino: el nacimiento virginal, 1:18-25
3. Una publicación divina: los magos, 2:1-12
4. Una protección divina: 2:13-23
(1) La huida a Egipto, 2:13-15
(2) Los infantes mueren en Belén, 2:16-18
(3) De Egipto a Nazaret, 2:19-23
II. EL COMIENZO DEL MINISTERIO DEL REY, 3:1-4:25
1. Su precursor y su mensaje, 3:1-12
2. Su bautismo, 3:13-17
3. Sus tentaciones, 4:1-11
4. Su sede en Capernaúm, 4:12-17
5. Sus primeros discípulos: cuatro pescadores, 4:18-22
6. Su primer ministerio: triple enfoque, 4:23-25
III. EL DISCIPULADO EN EL REINO (SERMON), 5:1-7:29
1. Introducción, 5:1, 2
2. Las bienaventuranzas del discipulado, 5:3-12
3. Las responsabilidades del discipulado, 5:13-16
(1) Servir como sal, 5:13
(2) Servir como luz, 5:14-16
4. La vida práctica implicada en el discipulado, 5:17-7:12
(1) La norma de justicia: Jesús y la ley, 5:17-20
(2) La ética cristiana superior a la judía, 5:21-48
a. Jesús y la ira, 5:21-26
b. Jesús y el adulterio, 5:27-30
c. Jesús y el divorcio, 5:31, 32
d. Jesús y los juramentos, 5:33-37
e. Jesús y la venganza, 5:38-42
f. Jesús y el odio, 5:43-48
(3) La práctica de la verdadera justicia, 6:1-18
a. En la esfera de obras de misericordia[página 38] , 6:2-4
b. En la esfera de la oración, 6:5-15
c. En la esfera del ayuno, 6:16-18
(4) El principio que guía la vida, 6:19-34
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a. Tesoros en el cielo, 6:19-21
b. La lámpara del cuerpo, 6:22-23
c. Dios versus las riquezas, 6:24
d. La ansiedad y su remedio, 6:25-34
(5) El mal de la crítica destructiva, 7:1-6
(6) La oración eficaz, 7:7-11
(7) La regla de oro, 7:12
5. Conclusión: la justicia personal ilustrada, 7:13-27
(1) Dos puertas y dos caminos, 7:13, 14
(2) Dos clases de profetas y dos clases de frutales, 7:15-20
(3) Dos clases de siervos, 7:21-23
(4) Dos clases de constructores, 7:24-29
IV. LA OBRA CRECIENTE DEL REY, 8:1-9:34
1. Una serie de milagros, 8:1-9:8
(1) Jesús sana a un leproso, 8:1-4
(2) Jesús sana al criado de un centurión, 8:5-13
(3) Jesús sana a la suegra de Pedro, 8:14-17
(4) Jesús advierte del costo de seguirle, 8:18-22
(5) Jesús calma la tempestad, 8:23-27
(6) Jesús sana a dos endemoniados, 8:28-34
(7) Jesús sana a un paralítico, 9:1-8
2. Mateo llamado a ser seguidor de Jesús, 9:9-13
3. La novedad de las buenas nuevas, 9:14-17
4. Otra serie de milagros, 9:18-34
(1) Jesús sana a una mujer, 9:20-22
(2) Jesús resucita a una niña, 9:18, 19, 23–26
(3) Jesús sana a dos ciegos, 9:27-31
(4) Jesús sana a un endemoniado, 9:32-34
V. LA COMPASION DEL REY Y LA COMISION A LOS DISCIPULOS, 9:35-11:1
1. Jesús se compadece de las multitudes, 9:35-38
2. Jesús comisiona a los doce, 10:1-4
3. Jesús da instrucciones a los discípulos, 10:5-15
4. Jesús advierte de las persecuciones venideras, 10:16-42
(1) Fuentes de la persecución[página 39] , 10:16-25
(2) A quien temer en la persecución, 10:26-33
(3) El costo de ser mensajeros, 10:34-39
(4) El premio compartido, 10:40-42
5. Jesús concluye las instrucciones, 11:1
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VI. DISTINTAS ACTITUDES DE LA GENTE HACIA EL REY, 11:2-12:50
1. Jesús aclara la duda del precursor y lo elogia, 11:2-11
(1) La perplejidad de Juan resuelta, 11:2-6
(2) Jesús elogia a Juan, 11:7-11
2. El reino sufre violencia, 11:12-15
3. La disconformidad ante el evangelio, 11:16-19
4. El rechazo a pesar de una clara revelación, 11:20-24
5. La fe sencilla de un niño, 11:25-27
6. Una invitación bondadosa, 11:28-30
7. La naturaleza de su obra y la oposición creciente, 12:1-50
(1) Jesús, Señor del sábado, 12:1-14
a. Los discípulos criticados, 12:1-8
b. Jesús acusado de violar el sábado, 12:9-14
(2) Jesús, el siervo del Señor, 12:15-21
(3) Jesús advierte de la blasfemia contra el Espíritu Santo, 12:22-32
(4) Jesús advierte del juicio inevitable, 12:33-37
(5) Jesús se niega a hacer señales, 12:38-42
(6) El espíritu inmundo que regresa, 12:43-45
(7) El verdadero parentesco de Jesús, 12:46-48
VII. LAS PARABOLAS QUE ILUSTRAN EL REINO, 13:1-52
1. La parábola del sembrador y los terrenos, 13:1-23
(1) El relato de la parábola, 13:1-9
(2) El propósito de las parábolas, 13:10-17
(3) La explicación de la parábola, 13:18-23
2. La cizaña entre el trigo, 13:24-30, 36-43
(1) La narración de la parábola, 13:24-30
(2) La explicación de la parábola de la cizaña, 13:36-43
3. La semilla de mostaza, 13:31, 32
4. La levadura, 13:33
5. Las parábolas y las profecías, 13:34, 35
6. El tesoro escondido, 13:44
7. La perla de gran precio, 13:45, 46
8. La red y la separación de los peces, 13:47-50
9. Tesoros nuevos y viejos, 13:51, 52
VIII. UN PERIODO DE CRECIENTE OPOSICION AL REY[página 40] , 13:53-16:12
1. Rechazado en Nazaret, 13:53-58
2. La muerte de Juan el Bautista, 14:1-12
3. La alimentación milagrosa de los cinco mil, 14:13-21
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4. Caminando sobre el agua y sanando enfermos, 14:22-36
(1) Caminando sobre el agua, 14:22-32
(2) Sanando enfermos, 14:34-36
5. Choque con los fariseos y saduceos, 15:1-20
(1) El conflicto con los líderes, 15:1-9
(2) Una advertencia a la multitud, 15:10, 11
(3) Una explicación a los discípulos, 15:12-20
6. Un grupo de milagros, 15:21-39
(1) Jesús sana a la hija de la mujer cananea, 15:21-28
(2) Jesús sana una variedad de enfermedades, 15:29-31
(3) Jesús alimenta a los cuatro mil, 15:32-39
7. Una advertencia en cuanto a los líderes religiosos, 16:1-12
(1) Jesús advierte a los fariseos y saduceos, 16:1-4
(2) Jesús reprende la falta de fe de los discípulos, 16:5-12
IX. IX. UN PERIODO DE INSTRUCCION EN CUANTO AL REINO Y LA MUERTE DEL REY, 16:13-20:34
1. La confesión de Pedro, 16:13-20
2. El rey predice por primera vez su muerte, 16:21-28
(1) Jesús anuncia su muerte y resurrección, 16:21-23
(2) Condiciones para seguir a Jesús, 16:24-28
3. La transfiguración y su significado, 17:1-13
4. El poder de la oración demostrado, 17:14-23
5. El impuesto del templo pagado, 17:24-27
6. Mas enseñanzas en cuanto al reino, 18:1-35
(1) El camino para entrar, 18:1-5
(2) Ayes sobre aquellos que ofenden, 18:6-14
(3) En cuanto al perdón, 18:15-35
7. Jesús sana las multitudes, 19:1, 2
8. Jesús enseña en cuanto al matrimonio, el divorcio y el celibato, 19:3-12
(1) Jesús contesta la primera pregunta de los fariseos, 19:3-6
(2) Jesús contesta la segunda pregunta de los fariseos, 19:7-9
(3) Jesús responde a la inquietud de los discípulos, 19:10-12
9. Jesús demuestra misericordia hacia los niños, 19:13-15
10. Jesús explica cómo obtener la vida eterna, 19:16-30
11. La parábola de los labradores en la viña, 20:1-16
12. Jesús predice otra vez su muerte[página 41] , 20:17-19
13. En camino a Jerusalén, 20:20-34
(1) La grandeza en el reino de Dios, 20:20-28
(2) Dos ciegos sanados por Jesús, 20:29-34
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X. LOS ULTIMOS DIAS DE LA VIDA TERRENAL DEL REY, INCLUYENDO LOS JUICIOS, LA CRUZ Y LA RESU-
RRECCION, 21:1-28:20
1. Domingo: un día de triunfo, 21:1-11, 14-17
2. Lunes: un día de tremendo poder, 21:18, 19a, 12, 13
(1) La maldición de la higuera estéril, 21:18, 19a
(2) La limpieza del templo, 21:12, 13
3. Martes: un día de enseñanza, 21:18-26:16
(1) Lecciones de una higuera estéril, 21:18-22
(2) La autoridad del rey, 21:23-22:14
a. La autoridad de Jesús desafiada, 21:23-27
b. La autoridad de Jesús reconocida por la obediencia, 21:28-32
c. La autoridad de Jesús rechazada, 21:33-46
d. Una parábola: la invitación del rey despreciada, 22:1-14
(3) Tres preguntas para probar al rey, 22:15-40
a. En cuanto al tributo para el César, 22:15-22
b. En cuanto a la resurrección, 22:23-33
c. En cuanto al más grande mandamiento, 22:34-40
(4) Una pregunta de Jesús a los fariseos, 22:41-46
(5) Jesús expone y denuncia a los escribas y fariseos, 23:1-36
a. Advertencia contra su hipocresía, 23:1-12
b. Siete ayes y el juicio venidero, 23:13-36
(6) El lamento de Jesús sobre Jerusalén, 23:37-39
(7) El juicio inminente y el final, 24:1-26:2
a. El fondo del tema: tres preguntas, 24:1-3
b. Introducción general sobre el tema, 24:4-14
c. Referencia particular a la destrucción de Jerusalén, 24:15-28
d. Referencia particular a la segunda venida, 24:29-31
e. Discusión general referente al propósito de Dios y su trato con los hombres, 24:32-25:46
(a) Estas señales serán suficientes, 24:32-36
(b) Cómo esperar su venida, 24:37-25:13
f. La parábola de los talentos, 25:14-30
g. El juicio de las naciones, 25:31-46
h. La predicción de la entrega del rey, 26:1, 2
(8) El complot para prender a Jesús, 26:3-5
(9) Jesús ungido en Betania[página 42] , 26:6-13
(10) El acuerdo para entregar a Jesús, 26:14-16
4. Miércoles: un día de retiro y descanso
5. Jueves: un día de traición y sufrimiento, 26:17-56
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(1) Celebración de la pascua, 26:17-25
(2) Institución de la cena del Señor, 26:26-29
(3) Jesús anuncia la negación de Pedro, 26:30-35
(4) Jesús ora en Getsemaní, 26:36-46
(5) El arresto de Jesús, 26:47-56
6. Viernes: un día de juicio y muerte, 26:57-27:66
(1) Jesús juzgado por Caifás y el Sanedrín, 26:57-68
(2) Pedro niega a Jesús, 26:69-75
(3) Jesús juzgado oficialmente por el Sanedrín, 27:1, 2
(4) El fin del traidor, 27:3-10
(5) Jesús juzgado por Pilato y sentenciado a muerte, 27:11-31
(6) La crucifixión y muerte del rey, 27:32-56
(7) La sepultura del cuerpo de Jesús, 27:57-61
(8) La guardia ante la tumba, 27:62-66

7. Sábado: un día de densas tinieblas


8. Domingo: un día de gloria (la resurrección y las apariciones), 28:1-20
(1) La aparición a las mujeres, 28:1-10
(2) El informe falso de guardas sobornados, 28:11-15
(3) La gran comisión, 28:16-20
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AYUDAS SUPLEMENTARIAS
Barclay, William. El Nuevo Testamento Comentado. Mateo I y II. Traducción por Marcelo Pérez Rivas. Buenos Aires: Edito-
rial La Aurora, 1973.
Bonnard, Pierre. Evangelio según San Mateo. Segunda edición. Traducción por P. R. Santidrian. Madrid: Ediciones Cris-
tiandad, 1983.
Broadus, John A. Comentario sobre el Evangelio según Mateo. Traducción por Sara A. Hale. El Paso: Casa Bautista de
Publicaciones, s.f.
Leavell, Roland Q. Mateo: El Rey y su Reino. Traducción por Alfredo Quezada. El Paso: Casa Bautista de Publicaciones,
1988.
Maggioni, Bruno. El Relato de Mateo. Traducción por Eloy Requena Calvo. Madrid: Ediciones Paulinas, 1982.
Robertson, A. T. Una Armonía de los Cuatro Evangelios. El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1954.
Stagg, Frank. "Matthew."The Broadman Bible Commentary, vol. 8. Nashville: Broadman Press, 1969.
Tasker, R.V G. The Gospel According to St. Matthew. Volume I. Tyndale New Testament Commentaries. Grand Rapids:
Eerdmans Publishing Co., s.f.
Trenchard, Ernesto. Introducción a los Cuatro Evangelios. Segunda edición. Madrid: Literatura Bíblica, 1974.

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