TEMA 4 - Ciencia y Arte
TEMA 4 - Ciencia y Arte
TEMA 4 - Ciencia y Arte
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Fue Brunelleschi a comienzos del XV, quien encontró la solución matemática cuando
buscaba un método para la proyección de los edificios sobre el plano, cosa que tuvo
consecuencias revolucionarias para la pintura. Brunelleschi demostraba que la realidad
visible podía ser representable conforme a unas reglas que cualquiera podía seguir.
La arquitectura, con sus formas ortogonales y volúmenes bien definidos era el objeto más fácil
de representar conforme a las reglas geométricas de la perspectiva, y por eso se utilizó para
definir el espacio en el que se situaban los personajes. En un primer momento dependió
fundamentalmente de la disposición de cajas arquitectónicas que ubicaban a las figuras, pero
después se fue promoviendo que los personajes generasen espacios por sí mismos.
Esta construcción del espacio a partir de los cuerpos tenía dos vías fundamentales: el escorzo y
el volumen. Todos los objetos tridimensionales, incluidas las personas, debían estar sometidos
a la perspectiva. Cuando un cuerpo se situaba en perpendicular al plano de superficie del cuadro,
su posición estaba marcando profundidad por sí misma: el ESCORZO. Su presencia es muy clara
en figuras con una desviación muy pronunciada del plano, como el Cristo muerto de Andrea
Mantegna, pero cualquier posición que indique profundidad es un escorzo.
A comienzos del siglo XV estas formas fueron un campo de experimentación para algunos de los
pintores más innovadores, como Mantegna o Paolo Uccello. El tratado De prospettiva pingendi
de Piero della Francesca (ca. 1492) había ofrecido soluciones matemáticas para
definir geométricamente el volumen y la posición del cuerpo en perspectiva.
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El otro medio para construir espacio por medio de las figuras fue
el recurso tradicional y nunca abandonado de representación del
volumen a través de los efectos de iluminación. Esto se lograba a
través del sombreado. Según Leonardo: «a cada parte de un
cuerpo y a cada ínfimo detalle que resulte tener algún relieve has
de dar, en lo que toca a las sombras y luces, su cabal
importancia».
En todas sus variantes, la perspectiva fue uno de los pilares de la práctica pictórica en Occidente.
Desde el siglo XVI en adelante, los tratados abandonaron las largas explicaciones matemáticas
que se encuentran en los textos del siglo anterior. Salvo pequeñas experiencias marginales, la
pintura occidental quedó establecida como una representación simulada de las tres
dimensiones sobre una superficie plana.
El Renacimiento es la época de los grandes descubrimientos, la ciencia que los permitió, así
como la difusión de la información que de ellos se tuvo, se generó en las cortes europeas. Las
expediciones y los avances científicos necesitaron de la imagen: muchos de los objetos que
estudiamos los historiadores del arte proceden de esa pasión por el conocimiento. El deseo de
conocer el mundo y su representación generó obras que nos admiran tanto por su carácter
científico como por su belleza.
El conocimiento científico hacía grandes a los príncipes, debían saber matemáticas y todas las
ciencias que derivaban de ellas. Felipe II, sabía interpretar los dibujos de arquitectura, un noble
italiano, muy ligado a la corte española, Vespasiano Gonzaga, virrey de Navarra y de Valencia,
fue uno de los mayores expertos de su tiempo en fortificaciones y matemáticas. Además de sus
obras en España, será recordado porque en Italia construyó la ciudad de Sabbioneta, en la que
la cultura de corte reflejada en el edificio para sus colecciones, el palacio o el teatro, constituyen
hitos tipológicos de espacios cortesanos.
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Vespasiano Gonzaga, Alejandro Farnesio, Cosme de Medici,
Rodolfo II… son ejemplos de los príncipes del Renacimiento:
necesitaron de la ciencia y de la imagen para gobernar. Por eso en
las grandes cortes hubo matemáticos, geómetras, ingenieros,
arquitectos, cosmógrafos, cartógrafos, etc., y todos trabajaron con
las imágenes.
Esta fue una época de pasión científica, de afán y necesidad de conocer, de los
studioli como lugares de reflexión sobre la naturaleza y la ciencia, de las Cámaras
de arte y maravillas (kunst und wunderkamern), como la del emperador Rodolfo
II en la corte de Praga, en la que los globos celestes y terrestres, los astrolabios,
cuadrantes geométricos, compases y todo tipo de instrumentos científicos
acompañaban a las pinturas y objetos, y entre ellos, todo lo referente a la
matemática y la geometría aplicadas al conocimiento y medida del mundo
hablaba del poder de ese imperio.
Los pocos privilegiados que entraban a la Kunstkammer, pasaban antes por una
antecámara en la que Júpiter, alter ego mitológico de Rodolfo II, presidía un
microcosmos en el que estaban representados los cuatro elementos y los doce
meses. Cuando el emperador murió en 1612, su fama en Europa se confundía con
la de los artefactos que había reunido en su colección científica.
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IMÁGENES PARA CONOCER EL MUNDO
El descubrimiento de las culturas que habitaban esas tierras dio lugar a episodios de apropiación
artística por parte de los conquistadores, pero también de mestizaje, extraordinariamente ricos
para la historia del arte. No se puede entender el arte español sin los virreinatos americanos,
porque fue un camino de ida y vuelta de experiencias. Las imágenes permitieron comprender
algo impensable hasta entonces.
Las Relaciones Topográficas de Felipe II, fue una de las grandes empresas donde la
imagen fue determinante, encargadas para todos sus reinos. También lo fue la
expedición botánica del «Protomédico de la Indias» Francisco Hernández a Nueva
España entre 1571-1576. Y no hay que olvidar el rinoceronte de Durero partiendo de
un dibujo portugués.
Felipe II se había hecho traer animales y plantas de todo el mundo, y envió médicos
y herbolarios junto con pintores para que hicieran dibujos de todo lo que existía en
las regiones lejanas, que se pusieron en libros curiosos que hoy conserva la Librería
de San Lorenzo.
El mestizo Diego Muñoz Camargo entregó a Felipe II en 1585, una historia donde se
hacía un relato de Tlaxcala, para responder a la solicitud de información del monarca
sobre sus posesiones en las Indias.
Las imágenes más poderosas para conocer el mundo las generó la cartografía.
Invadió las cortes europeas y las bibliotecas de los nobles. Los mapas tienen un
componente científico que los ha alejado de la historia del arte, pero también un
componente artístico que hace de estas representaciones la mejor expresión de la
mezcla entre arte y ciencia: el verdadero poder del Renacimiento.
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Estudios de caso
A comienzos del siglo XV, la pintura del centro de Italia se mantenía en la estela
del naturalismo de Giotto. En esos años, Gherardo Starnina (1354-ca. 1408) y
Lorenzo Monaco (ca. 1370-ca. 1422) promovieron algunas variantes sobre este
modelo. Starnina, introdujo en Florencia un colorido más claro y luminoso y la
expresividad y la elegancia cortesana del gótico internacional.
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Su estilo se basa en la comprensión del estilo de Giotto y en la
aplicación para ellos de la perspectiva y los escorzos, la potenciación
de la monumentalidad, el volumen y la naturalidad de las figuras. Sus
frescos de la Capilla Brancacci de Santa Maria del Carmine de
Florencia, muestran ya su preocupación por el diseño de la figura
humana, otorgando además una caracterización psicológica a los
El pago de la moneda, Masaccio, 1424-1427.
personajes.
Santa Maria del Carmine, Florencia.
Es significativa la diferencia de este cuadro con el Tríptico de San
Giovenale, 6 años. El dorado del tríptico lo mantuvo como una convención demandada por
los clientes. Asimismo, hay problemas en las proporciones, pero los personajes han ganado
en volumen y gozan de entidad espacial y el trono está levantado desde una perspectiva
matemática, y la iluminación es fruto de un estudio previo.
Paolo Ucello (1397-1475) y Andrea Castagno (1423-1457) siguieron las pasos de Masaccio.
La obra de Ucello estuvo dominada por la experimentación con la perspectiva y la
geometría, mientras que la de Castagno combinó un cuidado el color con el interés
perspectivo de Ucello y una atención al volumen procedente de su cercanía a Donatello.
Monumento funerario a Sir John Hawkood, 1436, catedral de Florencia, es la primera obra
de Ucello en la que aparece la perspectiva. Intentaba reproducir el efecto de las estatuas
ecuestres de esos mismos años. De ahí la monocromía imitando el bronce.
La Batalla de San Romano, ca. 1450, National Gallery, Londres, de Ucello, es clave para
explicar el modelo tradicional de la pintura del Quattrocento florentino. Fue encargada por
Cosme de Medici para su palacio, en conmemoración
de la batalla de su comandante Niccoló da Talentino
(al centro) contra los sieneses en 1432. Como la
batalla fue en el campo, Ucello no pudo recurrir a la
arquitectura para crear profundidad. La perspectiva
la aplicó a las figuras humanas basándose en el
dibujo. El guerrero muerto en escorzo crea
profundidad, así como las lanzas rotas en el suelo.
Ucello utilizó completamente la forma matemática,
sin las correcciones a veces necesarias para crear la
realidad.
A partir de la década de 1430, el uso de los escorzos y la perspectiva en las figuras fueron
habituales en la representación pictórica, sobre todo en las cabezas. Era un procedimiento
complicado que requería habilidad y conocimientos geométricos. A finales del XV Piero de la
Francesca codificó la construcción de los bustos, ofreciendo herramientas para su realización.
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Los cuerpos en perspectiva también fueron utilizados por Andrea del Castagno.
Ya se comentó su Última Cena en relación al espacio arquitectónico, a lo que hay
que añadir el uso perspectivo en las figuras. En el Retrato de Pippo Spano, buscó
un equilibrio entre la monumentalidad idealizante de Donatello y el verismo en
el retrato. El retrato pretende identificarse con la realidad, y el cuerpo trata de
reproducir la potencia visual de la estatuaria. También utilizó otros recurso, como
el escorzo del pie izquierdo propio de Ucello, rompiendo el plano al salirse de la
superficie de apoyo (esto ya lo hacían en la BEM).
A partir del 1440, los pintores florentinos hicieron confluir varios lenguajes, cuya característica
general fue la búsqueda del volumen de las figuras por encima del proporcionado por la
arquitectura.
Piero della Francesca: La flagelación, 1444, Palacio Ducal de Urbino y Bautismo de Cristo, ca. 1450, National Gallery, Londres.
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LEONARDO: PINTURA Y CIENCIA
Leonardo da Vinci (1452-1519), fue fundamental en los cambios que se dieron entre el
Quattrocento y el Cinquecento. Nacido cerca de la Toscana, se le considera florentino. Se formó
en Florencia junto a Verrochio. En 1482 marcha a Milán para trabajar para los Sforza. Tras la
conquista francesa de la ciudad, volvió a Florencia y después se fue a Francia, al servicio de
Francisco I. Se le caracteriza como un uomo universale, como artista e inventor, por la
versatilidad de sus conocimientos y obligaciones. Además de pintor y escultor, trabajó como
ingeniero en la corte de Milán, bajo los auspicios del duque Ludovico el Moro: era experto en
puentes portátiles, métodos para destruir a los del enemigo, drenaje de zanjas, técnicas para
hacer túneles, nuevos tipos de carros, etc.
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Además de la representación de la lejanía, el sfumato permitía crear una
mayor profundidad psicológica en las expresiones del rostro humano,
contribuía a sugerir «los mecanismos del pensamiento». La Mona Lisa, es un
ejemplo paradigmático. Las formas naturales del paisaje se desvanecen
conforme se alejan, además de disminuir su tamaño. Las sombras del cuerpo,
proporcionan volumen, construyen el espacio y otorgan vivacidad al retrato.
Además, las sombras se concentran en la boca y los ojos, que son los rasgos
que asumen mayor expresividad, contribuyendo a la descripción psicológica
del personaje, ingrediente fundamental para dotar de vida a una figura.
Leonardo da Vinci, Virgen de las rocas. 1483-1486. París, Louvre, y ca.1491-1508. Londres,
National Gallery.
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La Última Cena para el refectorio de Santa Maria delle Grazie de Milán, fue encargado por
Ludovico Sforza. A pesar de su estado de conservación, producto de problemas técnicos en su
realización y de los estragos de la guerra, es un referente de la pintura del Renacimiento y una
de las obras que más ha influido en la forma de trabajar de los pintores de la Edad Moderna.
LOS INGENIEROS
En El Escorial, fue un ingeniero, Francesco Paciotto, quien cambió el diseño de la basílica, pero
también el que construyó la ciudadela española de Amberes por encargo del duque de Alba, que
fue famosa en toda Europa. En relación con la obra de El Escorial, Pellegrino Tibaldi, que trabajó
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como pintor, llegó a España como ingeniero después de haber sido ingeniero y arquitecto en
Milán, y escribió un tratado de arquitectura.
Así como Vitruvio fue el modelo de la antigüedad para los arquitectos, y Apeles para los
pintores, para los ingenieros lo fue Arquímedes.
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Los dibujos de los ingenieros a veces pasaron a formar parte de las colecciones por su belleza.
Debían tener una gran exactitud para su conocimiento real de reyes y príncipes. Junto a la
pintura y la escultura, proporcionaron las imágenes del mundo en el siglo XVI.
LA IMAGEN DE LA GUERRA
La guerra en la antigüedad fue otro más de los temas que los historiadores del Renacimiento
investigaron para admirarlo y emularlo. Aunque técnicamente hablando la guerra había
cambiado, las antiguas tácticas y las batallas fueron narradas y conocidas a través de los
Comentarios de Julio César, o las Historias de Polibio, obras ilustradas por Andrea Palladio para
su publicación. Aquellos triunfos militares se convirtieron en enseñanza para príncipes y
guerreros renacentistas, aunque fueron sus propias guerras las que más representaron pintores
y escultores.
En la sillería del coro la catedral de Toledo, el cardenal Pedro González de Mendoza encargó a
Rodrigo Alemán, que esculpiera, entre 1489 y 1495, las batallas de la Guerra
de Granada, que se realizaron en simultaneidad con los hechos históricos, y
que culminarían con la toma de Granada en 1492.
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