Biografia Cronistas

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Pedro Cieza de León

Nació en Llerena, España en 1518 y murió en Sevilla en 1554. Pedro


Cieza de León, cronista soldado, pasó a las Indias siendo aún
adolescente, con el objetivo de labrar fortuna. Participó de las
huestes exploradoras de los capitanes Alonso de Cáceres y Jorge
Robledo en el norte de la América meridional. Llegó al Perú en 1547
con Sebastián de Benálcazar, casi al final de la rebelión de Gonzalo
Pizarro. Cieza se unió a las tropas del pacificador Pedro de La
Gasca, quien en Xaquixahuana terminó venciendo y ajusticiando a
los caudillos rebeldes. En 1551 regresó a España. En Toledo
presentó al
príncipe Felipe un ejemplar
manuscrito de su obra. En
Sevilla reposó de sus
andanzas y se casó con una
mujer llamada Isabel López.
En esta última ciudad publicó
en 1553 la primera parte de
su Crónica del Perú. Al año siguiente murió dejando el resto de
su obra inédita.
Obra:
La primera parte fue publicada en vida del autor, en Sevilla
(1553). Se imprimieron 1100 ejemplares y al año siguiente fue
necesario hacer una nueva edición, corregida en Amberes. En
los años siguientes se hicieron otras ediciones, siendo también
traducida al italiano y al inglés. Pero Cieza falleció en 1554, y el
resto de su copiosa obra permaneció inédita e incluso extraviada
durante más de 300 años. No faltó incluso quienes se apropiaron
de su trabajo, como fue el caso del cronista Antonio de Herrera y
Tordesillas, que copió capítulos enteros.
La segunde parte fue redescubierta en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial por el historiador
peruano Manuel González de la Rosa, que preparó una edición para publicarla en Londres en 1873. Pero
esta se quedó en pruebas por razones económicas. En 1880, bajo el cuidado del erudito español Marcos
Jiménez de la Espada, se publicó finalmente la obra, bajo el título de Segunda parte de la crónica del
Perú, que trata del señorío de los incas yupanquis y de sus grandes hechos y gobernación (actualmente
conocida simplemente como El Señorío de los Incas)
La tercera parte demandó un mayor esfuerzo de los investigadores para su ubicación y reconstrucción.
Jiménez de la Espada publicó algunos fragmentos en 1897; luego, entre 1950 y 1958 fueron publicados
54 capítulos en la revista Mercurio Peruano por el erudito limeño Rafael Loredo. En 1975, el padre
Carmelo Sáenz de Santa María S.J. publicó los capítulos finales que Loredo no pudo hallar. Finalmente,
el manuscrito completo fue hallado en la Biblioteca Apostólica Vaticana por la profesora Francesca Cantù,
siendo publicado en 1979
La cuarta parte, la más extensa de todas, fue desconocida hasta el siglo XIX, aunque una parte se podía
leer en las Décadas de Herrera. Según el plan del autor, esta cuarta parte estaba dividida en cinco libros,
pero solo se han identificado los tres primeros (Guerra de las Salinas; Guerra de Chupas; y Guerra de
Quito), que fueron publicados entre los siglos XIX y XX; no se sabe si el autor llegó a escribir los
restantes libros (Guerra de Huarina y Guerra de Jaquijahuana), cabiendo la posibilidad de que estén
perdidos. Jiménez de la Espada fue el primero en acometer la edición de la Guerra de Quito, basándose
en un manuscrito incompleto existente en la Biblioteca de Palacio Real de Madrid, que solo contenía los
primeros 53 capítulos (1877). Por esa época se hizo también la primera edición de la Guerra de las
Salinas (1877) y de la Guerra de Chupas (1881), consignadas en la Colección de Documentos Inéditos
para la Historia de España; posteriormente se hizo la edición completa de la Guerra de Quito (1909),
consignada en la Nueva Biblioteca de Autores Españoles.
Felipe Guamán Poma de Ayala

Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615) Cronista


peruano de ascendencia incaica, autor de la Nueva
Crónica y Buen gobierno. Dedico su vida a la
enseñanza de la lengua castellana a los indígenas.
Por su ascendencia y su educación llegó a ejercer
varios cargos destacados durante el virreinato, esto
antes de que se mostrara en contra del gobierno
español y de la manera en que obraba sus
delegados en tierras peruanas. Sus dos obras
poseen un inmenso valor histórico no solo por su
contenido sino también por la perspectiva crítica y la
valentía de su autor. La Nueva Crónica y Buen
gobierno fueron descubiertos en 1908 y publicados
en 1936.
Se sabe por su obra que era hijo de Juana Curi
Oello, la hija menor del décimo soberano incaico
Túpac Yupanqui, y de Gusmán Malqui de Ayala. Fue
educado por su hermano, el mestizo, padre Martín
de Ayala y en su momento llego a trabajar en la
administración del virreinato. Estudió en Cuzco y
Huamanga y llegó ejercer cargos directivos en los hospitales de ambas ciudades.
Fue hacia mediados de la década de 1590, entre 1594 o 1595, que fue detenido y desterrado por el
entonces corregidor de Lucanas, Antonio de Monroy, por sus críticas al gobierno del virreinato. A
partir entonces inició una serie de viajes que le permitieron recoger toda la información necesaria
para sus obras. De vuelta a Huamanga en 1613, decide hacer valer sus derechos reclamando el
puesto de cacique de la provincia. Esto sumado a sus ataques a la política del corregidor, le
valieron el exilio nuevamente.

Obra:
Al poco tiempo partió hacia Lima, donde se presume tenía la intención de presentar su obra al
virrey. Concebida como una larga carta a Felipe II, la Nueva Crónica, ilustra la situación que vivía el
pueblo nativo y mestizo en el virreinato, siendo especialmente crítica con los malos manejos del
gobierno. Su valor histórico trasciende a su contenido, ya que, se presenta como una nueva
manera de abordar el virreinato desde la perspectiva amerindia e incaica de su autor. Poma de
Ayala intento reivindicar a través de su obra la dignidad amerindia e instar su participación en un
gobierno justo acorde con el mensaje evangélico traído por los españoles.

Unos siglos después, específicamente en 1908, su obra es encontrada en la Biblioteca Real de


Copenhague por Richard Pietschmann, quien unos años después, lo presenta a la comunidad
científica. Se cree fue escrita entre 1567 y 1615. Fue publicada finalmente en edición facsimilar con
una introducción de su descubridor en 1936. Inmediatamente fue ensalzada por su contenido y la
perspectiva que brinda de su contexto, no hay obra de este periodo que tenga tal riqueza de
información y sea tan crítica como lo es la obra de Poma de Ayala.

Su obra es una franca defensa a los nativos indígenas y su historia. En esta aparecen desde las
biografías de los soberanos incaicos, su descendencia y otros aspectos políticos hasta las
tradiciones y cantos en quechua acompañados por varias ilustraciones hechas por el mismo autor.
Más adelante comparte historias sobre la llegada de los españoles, sus gobiernos y la vida del
nativo bajo el gobierno español.
Inca Garcilaso de la Vega

Bautizado como Gómez Suárez de Figueroa, nació en


el Cusco el 12 de abril de 1539, muy pocos años después de la
muerte de Atahualpa, el último soberano Inca. Fue el hijo natural del
capitán extremeño Sebastián Garcilaso de la Vega Vargas,
conquistador de noble linaje de Castilla, y de Palla Chimpu Ocllo,
bautizada como Isabel, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina
del Inca Huayna Cápac.
A los veintiún años, muerto su padre, Garcilaso se trasladó a
España en busca de los familiares de su padre y para hacer
gestiones que le permitieran conseguir una pensión por los servicios
que aquél había prestado a la corona. Los trámites ante el Consejo
de Indias fueron frustrados y el joven no pudo conseguir renta
alguna.
En 1561 se instala en Montilla, ciudad en la que fue acogido por su
tío paterno, el capitán Alonso de Vargas, veterano de las guerras
de Italia, de cuya casa (en la calle de su mismo nombre) saldría en escasas ocasiones. Usaba
todavía el nombre de Gómez Suárez de Figueroa, hasta que en 1563, adoptó el de su padre,
Garcilaso de la Vega. Fracasado su intento de regreso al Perú, se radica definitivamente en la
Península. En este contexto se fue españolizando y llegó a ser perfectamente bilingüe.
Luego ingresa a la milicia al servicio del rey para hacer carrera militar, combate en la guerra de Las
Alpujarras contra los moriscos en 1570, consiguiendo, también él, conducta de capitán. Más tarde
combatió también en Italia, donde conoció al filósofo neoplatónico León Hebreo.

Los Comentarios Reales


En base a los relatos que escuchara en su juventud de sus parientes indígenas, de los pasajes
vividos por él mismo y de las noticias recogidas de testigos de la conquista del Perú escribe su obra
inmortal Los Comentarios Reales. Esta obra comprende dos partes: en la primera se refiere a los
hechos de los incas y su civilización; en la segunda, a la conquista y las guerras civiles entre los
conquistadores. En esta obra no sólo pone de manifiesto su gran calidad literaria sino que su
interpretación de los hechos describe al Imperio Incaico como un modelo ideal a la usanza platónico
y muestra a la cultura incaica a la luz de la cultura occidental.
Años después de su muerte, a raíz del alzamiento de Túpac Amaru, en 1782, una Real cédula
de Carlos III ordenó a los virreyes de Lima y de Buenos Aires recoger todos los ejemplares que
pudieran hallar de los Comentarios del Inca, porque aprendían en ellos los naturales muchas cosas
inconvenientes. Quedó prohibido el libro en América y registrado en el índice expurgatorio, pero en la
metrópoli circulaba libremente y se reimprimía (Madrid, 1801). Obra juzgada peligrosa por el régimen
colonial, era lógico que mereciera todas las simpatías de los gobiernos independientes. El libertador
San Martín proyectó en 1814 una edición que debía imprimirse en Londres. Los azares de la guerra
lo impidieron. Los Comentarios y la Conquista no se publicaron en América hasta 1918.

Obras literarias
En 1586 elabora la traducción, del italiano, de los Tres Diálogos de Amor del platónico León Hebreo
(Madrid, 1590), el cual es testimonio irrecusable de las preferencias filosóficas del Inca.
En 1596 redacta la Relación de la descendencia de Garci-Pérez de Vargas (Lisboa, 1605), a cuya
familia pertenece por su padre, nos da interesantes noticias autobiográficas.
Su Relación de La Conquista de La Florida (1605) por el adelantado Fernando de Soto, con
resonancias de Boyardo, de Ariosto y de Ercilla, es como el llamado del Nuevo Mundo a su hijo,
prófugo en el Antiguo.
Los Comentarios Reales de los Incas (Lisboa, 1609) y la Conquista del Perú (1613) las obras que
afianzan su renombre así en la historia de las letras castellanas como en las fuentes de los estudios
americanistas. Con ellas no pretende sino salvar recuerdos, apuntalar ruinas.

También podría gustarte