Unidad 2 Operaciones Manuales de Mecanizado
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1. Limado
El limado es un procedimiento de trabajo que consiste en conformar o terminar piezas arran-
cando pequeñas porciones de material o virutas; para ello se utilizan las herramientas llamadas
limas.
Al ser una operación laboriosa, se intentará, en la medida de lo posible, realizar los trabajos en
máquinas-herramientas y utilizar las limas cuando esté justificado, ya que se trata de una herra-
mienta de baja producción, pero de bajo coste que, en muchas profesiones industriales, resulta
necesario saber utilizar, sobre todo para retoques y terminaciones.
1.1 Limas
Son barras de acero templado que presentan en su superficie un tallado compuesto de peque-
ños dientes, a modo de cuchillas cortantes, que constituyen el picado de la lima. Uno de los
extremos (cola o espiga) no dispone de picado y tiene forma de cuña con el fin de fijarla al
mango, que suele ser de madera o plástico. El canto de la lima, en algunas ocasiones, también
dispone de dientes que facilitan el arranque de pequeñas partículas o virutas del material que
se mecaniza.
Existe una gran variedad de limas que podemos clasificar por varios criterios. Aquí veremos los
más habituales según su forma, tamaño, picado y grado de corte.
La longitud de una lima es la del cuerpo, sin contar con la espiga. Normalmente, a la hora de
designarla se mide en pulgadas y las longitudes más habituales van de 4 a 12 pulgadas.
Algunos ejemplos de designación son: lima plana, basta, picado doble, de 12 pulgadas.
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Existen asimismo limas muy pequeñas, denominadas de relojero o colas de ratón, prácticamente
con las mismas formas que las normales.
• Planas: tienen dos superficies de corte (también pueden tener tallados los cantos, pla-
nos o redondeados) y pueden ser
de caras paralelas o terminadas
en punta. Se utilizan en trabajos
generales sobre superficies pla-
nas e interiores.
• Cuadradas: se usan en escalones
estrechos, ranuras y cajeados in-
teriores y superficies largas y es-
trechas.
• Triangulares: se utilizan en su-
perficies en ángulo mayor de 60°,
y en superficies abombadas.
• Redondas: se emplean para
agrandar agujeros, ya sean cilín-
dricos o cónicos, y superficies
cóncavas.
• Media caña: se componen de
una parte plana y otra curva con
lo que se pueden utilizar para su-
perficies planas y cóncavas.
• De cuchillo: sirven para terminar esquinas y superficies en ángulo que sean menores de
60°.
El picado de una lima es la rugosidad o tallado de ranuras que harán que desgaste o arranque
partículas del material que se trabaje.
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• Picado de escofina: los dientes se hallan más separados y abultados y se utilizan para
trabajar maderas, algunos plásticos y plomo.
El grado de corte de una lima se determina por la separación de sus dientes o tallado e influye
notablemente en la facilidad con que arranca o desprende el material sobre el que se trabaja o
el afinado de la superficie terminada.
Se podrían hacer muchas clasificaciones, pero aquí vamos a tratar las limas bastas, semifinas y
finas.
• Bastas: son las que tienen entre 5 y 11 dientes por centímetro cuadrado. Se utilizan para
desbaste.
• Semifinas: de 12 a 16 dientes por centímetro. Se utilizan para trabajos que no requieran
grandes rebajes de material.
• Finas: a partir de 16 dientes por centímetro. Se utilizan para trabajos de acabado con
superficies lisas y finas.
Para la correcta utilización de las limas es necesario conocer una serie de factores que, entre
otros, pueden ser la colocación de las piezas que se vayan a trabajar, la posición del operario
frente a la pieza, la forma de coger la lima y su manejo.
Para fijar el mango al cuerpo de la lima hay que elegir primero el mango adecuado al tamaño de
esta. Una vez que se haya introducido la espiga en el mango se golpea contra el banco de trabajo,
cuidando que la espiga y el mango queden bien alineados, por lo que es necesario que el taladro
del mango se realice correctamente.
Es muy importante el uso de guantes de seguridad cuando vayamos a realizar esta operación.
• Las piezas deben colocarse centradas en el tornillo de banco y que sobresalgan un poco
de las mordazas.
• Se han de utilizar mordazas postizas, blandas, para trabajos de acabado.
• No se deben sujetar los tornillos por la parte roscada.
• Los tubos se deben sujetar con suplementos en V y, si es posible, con algún redondo en
el interior para evitar deformaciones (no se debe apretar demasiado).
• Las piezas delgadas y que sobresalgan demasiado se sujetarán sobre perfiles para evitar
que vibren o se deformen.
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• Para piezas pequeñas habrá que ayudarse con entenallas u otros accesorios.
El operario debe colocarse frente a la pieza, sujeta en el tornillo de banco, con el pie izquierdo
delante, separado del derecho, según el trabajo o esfuerzo que se realice. La altura del tornillo
de banco debe ser algo menor que la altura del codo del operario, y la distancia del cuerpo a la
pieza la necesaria para que este no tenga que inclinarse demasiado hacia delante ni hacia atrás.
La lima se coge habitualmente con la mano derecha, con el dedo pulgar en la parte superior del
mango y los demás dedos por debajo de este. La mano izquierda sirve de apoyo y guía sobre la
punta de la lima; se utilizan en unos casos dos dedos y, en otros, la palma de la mano según el
tipo de trabajo.
Para conseguir una buena terminación de la pieza, es necesario utilizar la lima adecuada según
la superficie que se lime, e ir cambiando de basta a semifina y a fina a medida que avanzamos
en la ejecución del trabajo.
Para elegir la forma de limar, se deben tener en cuenta, sobre todo, las dimensiones y las carac-
terísticas de la pieza y las limas disponibles.
• Limado cruzado: es la forma habitual, siempre que sea posible, ya que se disimulan más
las marcas producidas por el picado. La inclinación varía en función de las caras que se
vayan a limar, anchas, estrechas o interiores, y oscila entre 20° y 70°.
• Limado al través: el desplazamiento de la lima es transversal con respecto a su eje y
requiere equilibrar el esfuerzo hacia la pieza de las dos manos, además del empuje sobre
la superficie de la pieza. Se utiliza para afinar y limar en puntos concretos de pequeña
dimensión.
• Limado a lo largo: la lima se desplaza paralela a los lados largos de la pieza y se utiliza,
sobre todo, en superficies planas.
• Limado en sentido de la cara estrecha: la lima se desplaza paralela a las caras más es-
trechas de la pieza y es más difícil conseguir el equilibrio y el limado plano. Estas dos
últimas formas de limado solo deben utilizarse cuando no se pueda conseguir por otro
método.
• Limado de superficies curvas: las superficies cóncavas se rebajan y terminan con limas
de media caña o redondas y las convexas con limas planas, trabajando sobre pequeñas
caras hasta aproximarse a la curva pedida y luego balanceando la lima hasta su termi-
nación.
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También se puede comprobar la planitud de la cara limada de la pieza, rozándola con la super-
ficie del mármol impregnado en aceite u otros productos especiales para tal fin. Las partes de
las superficies que salgan manchadas estarán más altas que el resto, por lo que sabremos por
dónde hay que limar.
• Limado de acero inoxidable: estos aceros de alto contenido en cromo duro y níquel son
fuertes y densos, por lo que son abrasivos y acortan la vida de la lima normal. Para evitar
este problema se fabrican limas con buenas calidades antidesgaste; estas deben utili-
zarse con una ligera presión, con un movimiento lento y constante para poder eliminar
bien el material y dejar un buen acabado. Si se han trabajado antes otros metales, hay
que limpiar bien la lima.
• Limado de aluminio: este metal es blando y difícil de limar, se suelen atascar los dientes
de la lima, incluso aplicando una presión moderada. Se debe emplear una lima con dien-
tes finos y picado profundo que no retenga las limaduras.
• Limado de latón: el latón es más blando que el acero pero es fuerte, por lo que es difícil
de limar. Se requieren dientes bien afilados y fuertes que corten para evitar que la lima
se salga de la pieza. Con más presión los dientes penetran profundamente, con menos
presión la lima alisa.
• Limado de bronce, estaño y aleaciones de cobre: para estos metales se requiere una
lima que pueda mantener su filo durante periodos más largos. Para los bronces duros
se necesita un ángulo más agudo en la parte superior del diente.
Durante el limado se suelen incrustar pequeñas virutas entre el picado, sobre todo cuando se
emplean limas semifinas y finas, que se deben limpiar con el uso de cardas, unos cepillos de púas
metálicas. Hay que utilizarlos sobre la lima con cierta periodicidad en el sentido del picado y, en
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cualquier caso, después de haber sido utilizada. En ningún momento se deben golpear las limas
sobre el banco, ya que son muy frágiles (al ser muy duras) y se rompen con facilidad.
Las hojas de sierra sirven para ejecutar el corte por mecanizado por arranque de virutas. Son
láminas flexibles de acero al carbono templado, de acero aleado templado o de acero rápido de
alto rendimiento, generalmente dentadas en uno de sus cantos, aunque pueden estarlo por los
dos. Cuando las hojas de sierra presentan un dentado en cada canto se denominan «bilatera-
les»>.
Las hojas de sierra disponen de unos orificios en sus extremos para su fijación al arco.
Durante el proceso de corte, los dientes (dispuestos uno detrás de otro) arrancan pequeñas
partículas de material (virutas) que se recogen en los huecos (espacios entre diente y diente) y
las conducen fuera del corte. En algunos casos la hoja se encuentra enteramente templada y es
muy frágil; en otros, el templado se reduce solamente al dentado (bimetales), lo que aumenta
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la resistencia y elasticidad de la hoja. Las hojas bimetales suelen formarse por un cuerpo elástico
de acero especial y un listón dentado de acero rápido soldado por rayo de electrones.
En general, cuanto más duro o delgado sea el material que se corte, más fino ha de ser el paso
del dentado de la hoja de sierra que corresponda.
Las características principales de las hojas de sierra son el paso del dentado, sus dimensiones y
la estructura del dentado.
• Paso del dentado: es la distancia entre los dientes consecutivos de la hoja. Si el paso es
pequeño, el dentado es fino; si el paso aumenta, el dentado será grueso. El paso se ex-
presa en dientes por centímetros o pulgadas. Para materiales duros se emplean hojas
de paso fino.
• Dimensiones de la hoja: son la longitud que se toma como la distancia entre agujeros,
la anchura y el espesor. Las dimensiones normales de una hoja suelen alcanzar los 300
milímetros de longitud, entre los 13 y los 25 milímetros de anchura y entre 0,65 y 0,80
milímetros de grosor.
• Estructura del dentado: con el fin de evitar el frotamiento de la hoja contra los bordes
del corte practicado en la pieza, y para evitar asimismo el eventual acuñamiento de la
hoja, los dientes se tuercen (abaten) alternativamente a uno y otro lado (triscado), de
forma que se consiga que la hoja se des-
place sin dificultad a lo largo de la hendi-
dura del corte. Este mismo efecto puede
obtenerse dándole un perfil ondulado al
dentado de la hoja.
o Angulo de los dientes: el ángulo
de filo varía de 50° a 60°; el de in-
cidencia, de 30° a 35°; y el de ata-
que, de 0° a 5°.
o Trisque: es la inclinación lateral
de los dientes; existe de diferen-
tes tipos, pero los más utilizados
son el alternativo y el ondulado.
El proceso para realizar correctamente la operación de aserrado puede resumirse en las siguien-
tes fases:
Trazar en la pieza la línea o líneas de corte para disponer de una referencia que nos guíe en la
ejecución del corte.
Elegir la hoja con el paso adecuado según el material que se vaya a cortar y su espesor, teniendo
en cuenta que para los materiales blandos se necesitan pasos mayores.
Colocación de las piezas: las piezas se deben colocar de tal forma que no sobresalgan mucho
del tornillo de banco y que el corte quede un poco por encima de este para no dañar las morda-
zas. Se debe procurar que el corte sea vertical. Cuando el corte sea profundo, habrá que colocar
la hoja de sierra en distinta posición con respecto al corte normal.
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Inicio del corte: se puede iniciar el corte con una lima para facilitar la entrada de la hoja o des-
plazar la hoja hacia delante con poca presión y con un ángulo de unos 30°.
Cortar cerca de la línea trazada, sin tocarla para poder terminarla mediante otra operación,
como el limado.
Cuando las hojas se encuentren gastadas o deterioradas, los cortes necesitarán más tiempo y
serán más imprecisos.
Para terminar el corte, se ha de disminuir el ritmo y la presión para evitar romper la hoja o
golpearse en las manos.
En lo que respecta a la correcta conservación de las hojas de sierra, conviene tener presente lo
siguiente:
• Disminuir la velocidad de corte cuando el material que se corte sea demasiado duro.
• No presionar excesivamente al cortar.
• Impregnar las hojas con aceite para evitar su oxidación.
• Inadecuada elección del tipo de dentado en función del material que se corte.
• Incorrecto nivel de tensado en el arco (exceso o falta de tensión).
• Utilización de una hoja que presente cierto número consecutivo de dientes rotos.
• Realización de esfuerzos laterales para enderezar la hoja o cambios bruscos de la direc-
ción de corte.
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El cincel es una herramienta manual de corte que tiene por objeto la eliminación de material
sobrante, por medio de la aplicación de gol-
pes en la herramienta con un martillo. Uno de
sus extremos está endurecido y afilado para
lograr un buen borde de corte.
• Cabeza: es la parte que se golpea con el martillo. Debe ser ligeramente abombada para
que no se formen rebabas y evitar lesiones y cortes.
• Cuerpo: es la parte central por donde se agarra el cincel. Tiene forma prismática y sec-
ción rectangular, hexagonal, etc., para facilitar el agarrado (nunca será de forma circu-
lar). Algunos cinceles llevan incorporado un protector en la parte superior para evitar
golpes en la mano.
• Filo: es el extremo de la herramienta, terminado en cuña, donde va el filo de corte que
suele alcanzar los 30º. Debe estar siempre en buen estado y, dependiendo del trabajo
que se realice, se elegirá el que tenga la forma y el ángulo más adecuados.
Existen diversos tipos de cinceles que se utilizan según el trabajo específico que haya de reali-
zarse. Fundamentalmente se diferencian en la forma del filo:
• Punta plana: se emplea para cortar y trocear metal y para partir tuercas o remaches.
• Punta rómbica: se usa para limpiar ángulos agudos o para cortar surcos y ranuras de
cierta profundidad (en «V»).
• Punta aguda (cincel ranurador o buril): posee una hoja estrecha para cortar ranuras,
chaveteros, muescas, etcétera.
• Punta redonda: se utiliza para cortar ranuras o para desplazar un orificio taladrado que
se inició mal.
El buril tiene una función similar al cincel, pero, en este caso, la superficie cortante es de menor
tamaño y con disposición transversal respecto a la cabeza de golpeo. Se emplea principalmente
para preparar las piezas abriendo canales, facilitando así el trabajo posterior del cincelado y para
realizar ranuras y chaveteros en los materiales.
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Para una correcta ejecución de la operación de cincelado es necesario tener en cuenta una serie
de consideraciones:
• Una vez trazada la pieza con todas las cotas y líneas de referencia necesarias, se puede
proceder al cincelado.
• Seleccionar el cincel más apropiado al trabajo que se ha de realizar.
• Comprobar el estado del filo y, en caso necesario, proceder a su afilado antes de comen-
zar el trabajo.
• Sujetar adecuadamente la pieza en las mordazas de un tornillo de banco, para evitar
que pueda salir despedida. El golpeo ha de hacerse dirigido contra la parte fija del tor-
nillo.
• Utilizar un martillo del tamaño adecuado al cincel y tipo de trabajo que se realice. El
martillo no ha de resultar demasiado pesado.
• Sujetar el cincel con la mano izquierda (diestros) en la parte próxima a su cabeza. Este
no debe inclinarse demasiado. Se ha de te-
ner precaución en la terminación del corte
para evitar deformaciones en las esquinas,
así como cuidar los materiales de fundición
que sean quebradizos.
• Cuando se golpea con el martillo hay que fijar la mirada en el filo del cincel y no en la
cabeza de este.
• Para evitar accidentes con los trozos de material desprendidos hay que utilizar gafas de
seguridad.
• Si trabajan varios operarios en el mismo banco, será necesario colocar pantallas protec-
toras entre cada uno de ellos.
• Cuando el corte está próximo a los extremos de la pieza, hay que disminuir el número
de golpes de martillo y la fuerza de estos para evitar que la viruta se desprenda brusca-
mente.
4. Corte con tijeras de chapa
La tijera cortachapa es una herramienta que se emplea para realizar el corte manual de chapa
metálica de poco espesor (hasta 2 milímetros). Produce el
corte por cizallamiento (deformación producida en una su-
perficie sólida por la acción de dos fuerzas opuestas).
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Las tijeras deben ser lo suficientemente resistentes como para que el operario solo necesite una
mano y pueda emplear la otra para separar los bordes del material cortado. El material debe
estar bien sujeto antes de efectuar el último corte, para evitar que los bordes cortados presionen
contra las manos.
• Usar gafas tanto en las operaciones de cincelado como de afilado de los cinceles.
• No restregar el ojo con la mano si entra alguna partícula.
• Colocar una pantalla protectora en el lugar de salida de las virutas para evitar herir a
otras personas.
• Utilizar guantes de trabajo para las operaciones de corte.
• Prestar mucha atención a las rebabas producidas por el corte.
• Ser cuidadoso en el manejo y montaje de las hojas de sierra.
• Tomar precaución con respecto a las muelas en la operación de afilado de cinceles.
• No utilizar las tijeras como martillo o destornillador.
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