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NOVENA

Santísimo Cristo de la Agonía


DE LIMPIAS

GUATEMALA, C. A.

Tipografía Sánchez & de Guise.— 8? Avenida Sur N? 24.


NOVENA
AL

SANTÍSIMO CRISTO
DE LA AGONÍA
DE LIMPIAS
POR EL
R. D. EDUARDO MIQUELI
PÁRROCO DE LIMPIAS

Santander, 17 de Mayo de 1919.

NIHIL OBSTAT:
FERDINANDUS GURUCHARRI.

Santanderii, 17 Maji 1919,


imprimatur:
í<JACOBUS, EPISCOPUS,
Hay un sello que dice: "Obispado de Santander."

GUATEMALA, C. A.

TIPOGRAFIA SANCHEZ & DE GUISE


8? Avenida Sur N? 24.

1929
:
PADRE, PERDÓNALOS!

Jesús, Tú eres el alma


Del alma mía;
Sin Tí, la luz es sombra,
Muerte la vida.
¡Manso Cordero!
Contigo hasta el Calvario,
Sin Tí, ni al Cielo.
NOVENA
al Santísimo Cristo de ia Agonía
DE LIMPIAS

DIA PRIMERO
In nomine Patris . . .

ACTO DE CONTRICIÓN

No me mueve, mi Dios, para quererte


El Cielo que me tienes prometido
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, mi Dios, muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme tus afrentas y tu muerte
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
Que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara
Y, aunque no hubiera infierno, te temiera.

4 NOVENA AL. SANTÍSIMO CRISTO

No me tienes que dar porque te quiera;


Pues, aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero, te quisiera.

OEACION
¡Oh Jiesucristo Señor nuestro! que
descendiste de los Cielos a la tierra
desde el seno del Padre y derramaste tu
preciosa Sangre para la remisión de
nuestros pecados: te rogamos humilde-
mente que en el día del juicio, colocados
a tu derecha, merezcamos oír aquellas
palabras Venid, benditos .... Que vi-
:

ves y reinas con el Padre y el Espíritu


Santo por los siglos de los siglos.
Amén.

LAS SIETE PALABEAS


(Después de cada una de ellas, se rezará un
Padrenuestro, Avemaria y Gloria.)


Primera. '^Perdónalos, Señor, que.
no saben lo que se hacen."
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 5

Segunda. ''Hoy estarás conmigo en


'
el Paraíso.

Tercera. (dirigiéndose a la Vir-
gen:) '^He ahí a tu hijo;" (y dirigién-
dose a Juan:) ^^He ahí a tu Madre."

Cuarta. ^^¡Dios mío, Dios mío! &por
qué me has abandonado'?"

Quinta. ^^Sed tengo."

Sexta. ''Todo se ha terminado."

Séptima. ''En tus manos Señor, en-
comiendo mi espíritu."

MEDITACION
El devoto San Bernardo llama la
atención de todos hacia la bendita Cruz,
con sus palabras tan conocidas: Vide
pendentem, mira al que está pendiente
en el madero.

PUNTO PEIMERO
El Hijo de Dios hecho hombre, apa-
rece como un reo vilísimo que está
sufriendo el fallo de la humana jus-
6 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

ticia, y entre dos malhechores, que su-


fren la misma pena, como si fuera el
más culpable. ¡Qué error el de la hu-
mana justicia; pero, ¡qué amor tan
grande el de Jesús, al aceptar la sen-
tencia que, merecida por nuestros X3e-
cados, hizo descargar sobre sí todo el
rigor de la divina justicia, efectuan-
do de esta suerte la reconciliación de
Dios con los hombres! Si al Santo de
los Santos le juzgan de ese modo, con 2,

qué derecho nos podremos quejar cuan-


do se nos menosprecie y se realice en
nosotros lo que para nuestra enseñanza
nos anunció el mismo divino Salvador:
**Si a Mí me han calmnniado, también
a vosotros os calumniarán'?" En se-
mejantes casos, miremos a Cristo lleno
de oprobios y consolémonos con El.

PUNTO SEGUNDO
Almas débiles y delicadas, las que
con horror miráis cualquiera clase de
mortificaciones, levantad vuestros ojos
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 7

a esa Cruz: ese es el leclio donde des-


cansa el Rey de la gloria. No descan-
sa sn delicado cuerpo sobre suaves plu-
mas, no reclina su cabeza sobre blanda
almohada, no está envuelto su cuerpo
en finísimas holandas, ni abriga sus
ateridos miembros la blanca lana de las

ovejas de Galilea ; la dura Cruz, las pe-

netrantes espinas de la corona y los cla-


vos que agujerean sus manos y pies
benditos, todo eso se le ofrece al amoro-
sísimo Salvador, al terminar su carrera
entre los hombres. Nuestras penas y
dolores, ¿pueden compararse jamás con
las del Crucificado? La sin razón de
nuestras quejas debe colorear nuestras
mejillas por el carmín de la vergüenza.

Un Credo al Santískno Cristo de la

Agonía.
! .

8 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

(Pida cada uno la gracia qu€ desee con-


seguir.)
A San Juan Evangelista, un Padrenuestro;
a Nuestra Señora de los Dolores, una Salve.
(La letrilla irá al fin.)

ANTIFONA
¡Olí bendita Cruz, que tú sola fuiste
digna de tener al Rey y Señor de los
Cielos
y. Te adoramos, Señor, y te ben-
decimos que por tu santa Cruz redimis-
te al mundo.

OKACIÓN FIXAL PAEA TODOS LOS DÍAS

Señor, te rogamos que eches tus mi-


radas sobre esta familia, por la cual
Nuestro Señor Jesucristo no dudó en-
tregarse en manos de los malvados y
sufrir el tormento de la Cruz. Que
contigo y el Es|)íritu Santo vive y reina
j)or los siglos de los siglos. —Amén.
Ave María Purísima. .
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 9

DIA SEGUNDO

In nomine Patris ...

Aicto de contrición del iDrimer día.

Amorosísimo Jesús: Tú que, ultra-


jado vilmente en el Santo Madero de
la Cruz por la turba impía, no pedis-
te venganza al Cielo, sino que sintien-
do más su malicia que tus penas y do-
lores, recabaste del Padre con ternísi-
ma súplica el completo perdón, alegando
su ignorancia, te suplico que también a
mí me concedas el i^erdón de mis culpas
para perseverar en adelante al pie de la
Cruz en compañía de tu Madre amantí-
sima. —Amén.
Se reza la primera palabra. ''Padre, per-
dónalos que no saben lo que se hacen." Padre-
nuestro, etc.
10 NOVENA AL SANTISIMO CRISTO

MEDITACION
PUNTO PEIMERO
Cuando cualquiera de los hombres
llega al tristísimo jjeríodo de la ago-
nía, la compasión penetra en los cora-
zones más duros: a la vista del mori-
bundo, se olvidan las injurias y se apa-
gan los rencores; pero la agonía de
Jesús tiene dolorosísima excepción: de-
nuestos, blasf emias, desapiadados y sar-
cásticos retos llegan a los oídos del
mansísimo Cordero, enclavado en la
Cruz. Hizo hablar a los mudos, y no
hay lengua que salga a defenderle dió ;

vista a los ciegos, y no hay ojos que


compasivos le miren; movimiento a los
paralíticos, y no hay quien se mueva
en su ayuda; ni los muertos por El
resucitados acuden tan siquiera a agra-
decerle el beneficio; ni aun a llorar al
pie de la Cruz. Alma mía, ¿ qué piensas
de tal conducta ? ¿No habrás sido tam-
bién tú del número de los ingratos ?
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 11

PUNTO SEGUNDO
Los Angeles
del Cielo esperan ante
aquel espectáculo que la Justicia de
Dios salga por la honra de su Hijo y
le defienda. Le oyen hablar ''Padre,"
se figuran la cólera divina va a
que
castigar a los impíos; pero después
de aquella exclamación y leve pausa
continúa el divino Moribundo y aña-
de: ''perdónalos que no saben lo que
se hacen:" entonces los Angeles que-
dan asombrados, su Madre y las santas
mujeres que le acompañaban vierten
lágrimas de ternura; la Magdalena re-
cuerda conmovida el perdón otorgado;
la súplica delHijo es oída por el Padre,
y poco después, muchos de aquellos
blasfemos bajan del Monte Santo, hi-
riendo sus pechos y exclamando "Ver- :

daderamente Este era el Hijo de Dios."

(Se rezan las seis restantes palabras con sus


Padrenuestras. Lo demás como el día primero.)
12 NOVENA AJj SANTÍSIMO CRISTO

DIA TERCERO

In nomine Patris ....

Acto de contrición del primer día.

ORACION
Dios omnipotente y misericordioso
que justificas a los impíos: te ruego
que, así como tu Unigénito Hijo atra-
jo con una mirada benigna al buen
ladrón, así también nos reduzcas a una
digna penitencia y nos concedas aque-
lla gloria sempiterna que le prometiste.
Por el mismo Señor Jesucristo que
vive y reina por los siglos de los siglos.
—Amén.
(Se reza la primera palabra: Padre, perdó-
nalos, etc., con su Padrenuestro, Avemaria, etc.,
y después la segunda: ^*Hoy estarás conmigo
en el Paraíso." Padrenuestro, etc.)
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 13

MEDITACION
PUNTO PEIMERO
El coro de maldiciones y blasfemias
a la divina Víctima encuentra eco al
mismo lado de la Cruz. También uno
de los criminales afrentosamente le in-
crepa: ^^Si eres Hijo de Dios, sál-
vate a Tí mismo y a nosotros." Ya
que la tierna Madre, el Discípulo Ama-
do y las santas mujeres, que estaban al
pie de la Cruz, embargados por la i:)ena
no pueden salir a la defensa de aquel
amante J esús, cuyas gotas de sangre, al
caer, se mezclan con sus lágrimas pero
;

al fin, J esús mío, se oye una voz amiga,


tal vez el último consuelo que recibes en
tu agonía el criminal que a tu derecha
:

está, el venturoso Dimas, confiesa sus


culpas: justo es le dice al compañero,
el castigo que sufrimos, pero éste (di-
rigiéndose al Señor) ^qué ha hecho?
14 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

Humilde cónfesión, resignación com-


pleta, que convierte en san-
al criminal
to, y luego. . . ora. Acuérdate de mí
cuando estuvieres en tu reino.''

PUNTO SECUNDO
Si la turba impía que frenética mal-
decía al inocente Cordero le otorgó el
perdón, ^cómo no lo has de obtener tú,
dichoso Dimas, humilde y
penitente
predicador de Cristo también en el
Madero? ¿Cómo no ha de ser oída tu
oración ? En tí tuvo feliz cumplimien-
to aquello del Profeta Inclina aiirem
:

tuam in precem meam: escuchado ha el


Señor tu súplica y agradecido te rega-
la, cuando responde: *'Hoy estarás
conmigo en el Paraíso." Dame, Señor,
que humilde y arrepentido mis culpas
confiese dame también completa resig-
;

nación en las penas que me enviéis y


DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 15

valor para confesarte públicamente,


para que también misericordioso mis
súplicas atiendas.

(Ahora se rezan las cinco palabras restantes


con sus Padrenuestros y Credo. Lo demás como
el día primero.)

DIA CUARTO

In nomine Patris .

Acto de contrición del primer día.

ORACION
Dulcísimo Jesús mío: ya que desde
el Santo Madero de la Cruz nos diste
a tu Madre en la persona de San
Juan, haz que apreciando este divino
don tuyo, la veneremos y pongamos
en Ella toda nuestra confianza y que.
16 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

¡Dor Ella guiados durante nuestra vida,


merezcamos por fin gozar de Tí, su fru-
to bendito. Que vives y reinas por los
siglos de los siglos. —Amén.
Dichas la primera y segunda palabra con sus
Padrenuestros, se reza la tercera: ''He ahí a
tu hijo" (dirigiéndose a la Virgen,) y luego:
"He ahí a tu Madre" (dirigiéndose a San
Juan.) Padrenuestro, etc.

MEDITACION
PUNTO PRIMERO
J esús va a hacer su testamento. Pero
¿de qué? La Cruz, los Clavos y la
Corona de espinas, como instrumen-
to de su suplicio, pertenecen a la
limnana justicia: nada suyo ha su-
bido al Madero Santo de la Cruz.
|No le había dicho el Padre Celestial
que le daría como herencia todas las
naciones de la tierra ? Rey, sí que lo es,
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS l7

aunque coronado de espinas; vestido


de púrpura está, pues su propia san-
gre esparcida por todo el cuerpo, roja
es como la grana: también tiene tro-
no, que es la Cruz sacrosanta: |)ero
ya hemos dicho que no puede dispo-
ner de esos atributos de su realeza;
vasallos, los tendrá más tarde; los
discípulos huyeron, pero El sigue aman-
do a los que no le conocen o desprecian,
y en lorueba de su amor da a todos los
hombres lo único que necesitan y lo
único de que puede disponer, les da a
su Madre: —
Mujer exclama dirigien-
do al mismo tiempo su mirada a Juan
He ahí a tu hijo."

PUNTO SECUNDO
No basta que el divino Jesús nos
ofrezca a su Madre, es preciso que
reconozcan por tal y diri-
los hijos la
giéndose a Juan le dice: ^^He ahí a
tu Madre." Rica herencia. Señor, la
nuestra; pero los afortunados here-
18 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

deros, ^seremos dignos de Ella? Bue-


no que lo sea de tus discípulos y de
todos aquellos que en los siglos veni-
deros escuchen tus palabras y cum-
plan tus mandatos; pero ^lia de ser
Madre de los que no te conocen y de
los que, rebeldes a tu soberana volun-
tad, maldicen y blasfeman tu nombre?
Comprendió el divino Modelo de pre-
destinados que si los justos necesitaban
de una Madre que los sostuviese en sus
anhelos, los defendiese de sus enemigos
y los hiciera llegar, como estrella del
mar, al puerto de la bienaventuranza, a
los pobres pecadores les era mucho más
necesaria la asistencia y cariño de su
Madre. Por la Justicia divina cerra-
do tenían el paso, y sus oraciones no
merecían ser oídas de Dios; pero un
hijo siempre puede acudir a su ma-
dre, y a su vez ima madre siempre
puede tratar con su hijo; así el peca-
dor acudiría a su Madre María, ésta
a su Hijo Jesús y abriendo sus bra-
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 19

zos esta Madre cariñosa, estrecharía


a ambos contra su pecho y juntos en
el seno de la Madre pronunciaría el
pecador palabras de dolor, y Jesús,
que desde la Cruz había perdonado,
mejor perdonaría por las súplicas de
su Madre.
(Ahora se rezan las cuatro palabras restantes
con siLs Padrenuestros y Credo. Lo demás como
en el día primero.)

DIA QUINTO

In nomine Patris .

Acto de contrición del primer día.

ORACION
Amantísimo Jesús, por el abandono
que sufriste en el ara de la Cruz que
te hizo clamar al Padre, te suplicamos.
Señor, no permitas que te abandonemos

20 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

por el pecado en esta vida, para que en


tu compañía seamos felices en la eter-
na. Por el mismo Señor Jesucristo que
con el Padre y el Espíritu Santo vive
j reina por los siglos de los siglos.
Amén.
(Ahora se rezan las tres palabras con sus
Padrenuestros y a continuación la cuarta:
''¡Dios mío, Dios mío! por qué me has desam-
parado." Padrenuestro, etc.)

MEDITACION
PUNTO PRIMERO
^No está en Dios la suprema dicha?
¿No hará su vista la eterna felicidad
de los justos? Pues entonces, ¿cómo
Jesús, unido a la Divinidad en unión
tan estrecha, podrá sufrir ? Y sin em-
bargo, El, con voz clamorosa y levan-
tando sus ojos al Cielo, prorrumpe
DE LA AGONÍA DE LISIPIAS 21

en aquellas palabras de tan amarga


aflicción: ^'¡Dios mío,Dios mío! ¿por
qué me has desamparado?" ¿No era
Yo aquel Hijo tan amado, cuando Tú
asegurabas tener en Mí todas tus com-
placencias? Yo me complacía siempre
en que Tú oías mi oración es que, como
:

dijo el Profeta, ¿te apartas de mí aira-


do? El Padre Celestial calla, ni tan
siquiera le envía el Angel, como en el

Huerto de las Olivas. Es que está pa-


gando aquella Víctima inocente nues-
tros desacatos a la Majestad divina y
mereciendo para nosotros el que su
Padre Celestial no nos desampare eter-
namente.

PUNTO SEGUNDO
¡Cuántas y cuántas veces nosotros,
culpables de tantas ofensas a la Ma-
jestad divina, sin humillarnos ante el
22 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

divino acatamieiito, con amargas que-


jas nos volvemos contra Dios, como
si no fuéramos merecedores de tales

penas y trabajos! JSío hemos querido


cumplir la divina voluntad y en cam-
bio queremos que la Providencia de
Dios todavía se nos muestre propicia.
Y si aquel Hijo divino, que se había
complacido siempre en hacer la vo-
luntad de su Padre, fué por El des-
amparado en su última agonía, cuan-
do se acerque para nosotros aquella
última hora, ¿quién nos amparará?
En Tí, Jesús mío, en Tí y sólo en Tí
mi alma espera. Medite yo piadosa-
mente ese tu triste abandono para no
ser abandonado en aquella hora su-
prema.

(Siguen las tres restantes palabras con sus


Padrenuestros. Lo demás como en el día
primero.)
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 23

DIA SEXTO

In nomine Patris ...

'Acto de contrición dfel primer día.

ORACION
Te suplicamos, Señor, que por la
ardentísima sed que iDadeciste por amor
nuestro en el Madero Santo de la Cruz,
nos concedas poder mitigarla, cum-
el

pliendo nosotros mismos tu voluntad y


procurando con empeño el que otros
muchos te conozcan y te amen. Que vi-
ves y reinas con el Padre y el Espíritu
Santo por los siglos de los siglos.
Amén.

(Se rezan las cuatro primeras palabras con


sus Padrenuestros y la quinta: *'Sed tengo."
Padrenuestro . . .
.
24 NOVENA AL SANTISIMO CRISTO

MEDITACION
PUNTO PEIMERO
Señor, pediste de beber un día a la
Samaritana y no te dió: volviste a
pedir lo mismo en tu agonía y no so-
lamente te lo negaron, sino que en su
lugar te dieron liiel y vinagre no qui- ;

sieron en ninguno de los dos casos miti-


gar la sed que te devoraba ¿ qué menos
:

podías pedir, Señor, a los hombres que


un poco de agua? ¿,No habían sido
ellos socorridos por Tí en todas sus
necesidades? No digo agua, la sangre
de sus venas te habría dado aquella
amantísima Madre que estaba al pie de
la Cruz. ¡ Cuál sería su i^ena, al ver que
nadie quería remediarte y que Ella
misma con todo su amor tampoco podía
socorrerte Cuánta no es la solicitud de
! ¡

una cariñosa Madre para proporcionar


a su hijo moribundo el más ligero alivio
en sus sufrimientos a costa de cualquier
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 25

sacrificio! ¡Y esto que le es dado a


cualquiera madre, no le es permitido a
la Madre del Hombre Dios

PUNTO SEGUNDO
Pero, es la sed material la que pro-
duce tales angustias en el Redentor?
Había El predicado en el sermón del
Monte: ^'Bienaventurados los que tie-
nen sed de la justicia," y aunque es
cierto que por la pérdida de la sangre
le atormentaba la sed material, era
mucho más ardiente la sed de su cora-
zón, que ansiaba la salvación de las
almas, por las que vertía hasta la úl-
tima gota de su sangre. No le ne-
guemos las nuestras, y si para entre-
gárselas es necesario cualquier sacri-
ñcio, no rehusemos, como la Samari-
tana, el aplacar su sed; y si seguimos
pecando y si contumaces en nuestros

vicios multiplicamos las ofensas, ¿qué


otra cosa hacemos, sino proporcionar-
.

26 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

le la amarga Mel y la acidez del vina-


gre'? No, Señor, que no sea así. Si
Tú en el Sacramento del Amor refres-
cas nuestras almas con la celestial be-
bida de tu sangre, con la que mitigas
el ardor de nuestras j)asiones, ^no será
justo que mitiguemos también tu sed,
según los deseos de tu corazón?

(Se rezan las dos últimas palabras con sus


Padrenuestros y lo demás como en el día
primero.)

DIA SEPTIMO

In nomine Pairis . .

Acto de contrición del primer día.

ORACION
Padre celestial, por la obediencia
de tu Santísimo Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo, para cmnplir en todo Tu
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 27

Voluntad, te suplicamos que por sus


méritos nos concedas el cumplirla tam-
bién nosotros hasta el fin de nuestra
vida. Por Nuestro Señor Jesucristo
que contigo y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos.
Amén.
(Se rezan las cinco primeras palabras con
sus Padrenuestros y luego la sexta: ''Todo se.

ha terminado." Padrenuestro.)

MEDITACION
PUNTO PRIMERO
Allá en el Huerto de las Olivas ho-
rrible agonía sufriste : tu vivísima ima-
ginación recorría acongojada el campo
de batalla en el que habrías de librar
el combate contra los enemigos del
hombres hasta que salieras triunfante
y victorioso. Blasfemias, maldiciones,
Oruz, azotes, espinas, traición de Judas,
28 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

negación de San Pedro, abandono de


todos los discípulos, dolores de tu Madre
y hasta el desamparo de tu Padre celes-
tial todo lo viste venir sobre Tí y caer
:

y aplastarte como inmenso alud, pero


ya se acerca el fin del combate la triste :

noclie de tus infortunios ha pasado; y


mejor que el Apóstol jDuedes decir:
Cursum consumavi, concluí mi carrera.
Recorriste entonces todos los tiempos
IDretéritos : Tú eras el inocente cordero
que había sido llevado al matadero, el
varón de dolores, Tú eras la hostia y el
sacrificio. Tú la víctima celestial que
había de aplacar al Padre; tu sangre
que se había de ofrecer en los altares
de todo el mundo había de sustituir
para siempre a la sangre de los carne-
ros y demás víctimas del templo de
Jerusalén; y por eso clamaste Consii-
matum est.
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 29

PUNTO SEGUNDO
¡Ojalá cristiano que también tú en
la agonía puedas tener semejante con-
suelo! 2)Tienes fe? Pues si la tienes
y confías en las palabras de Cristo,
no desfallezcas en la lucha contra el
mundo, demonio y carne: muy fuer-
tes parecen los tales; pero, el mundo
es vano y si desprecias sus vanidades,
no te hará daño: la infernal bestia
te acometerá; mas tienes el hiunilde,
pero poderoso recurso de la oración:
terrible será la lucha con la carne, pero
los sensuales apetitos los verás mitiga-
dos, gustando la carne del Cordero In-
niaculado, jimt amenté con la mortifica-
ción y modestia de los sentidos. Ysi

te cansas y si tus fuerzas decaen, no te-


mas, que a tu lado está el divino Jesús
y si vuelves a El tus miradas, y si tus
labios pronuncian una súplica, no te
faltará su auxilio y entonces con su
;

presencia huirán los enemigos y goza-


.

30 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

rás de la paz; de esa paz de Dios, que


hace felices a los desterrados en este
valle de lágrimas, cantando cuando se
acerque la hora de la partida, como el
Profeta: Icetatus sum in iis quoe dicta
sunt mihi, in Bomum JDomini ihÍ7nus,
me alegra morir, porque voy a la casa
del Señor.

(Se r<?za la última palabra con su Padre-


nuestro. —Lo demás como el día primero.)

DIA OCTAVO

In nomine Patris . .

Acto de contrición del primer día.

OEACION
Dios, que constituíste a tu Hijo Uni-
génito Redentor del mundo, y por El,
vencida la muerte, misericordiosamen-
te nos volviste a la vida: concédenos
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 31

que recordando estos beneficios nos una-


mos a Tí en perpetua caridad y merez-
camos percibir el fruto de tu redención.
Por el mismo Jesucristo que con el Pa-
dre y Espíritu Santo vive y reina
el

13or los siglos de los siglos. Amén. —


(Se rezan las seis primeras palabras con
sus Padrenuestros y luego la séptima: ''En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu."
Padrenuestro . .
.

MEDITACION
PUNTO PRIMERO
El Hijo de Dios hecho hombre ha
cumplido lá misión que el Padre le
había confiado; y, ya que el cuerpo
exánime colgado por tres clavos que-
da en la Cruz, quiere deponer su San-
tísimo Espíritu en las manos de su
Padre: son las últimas palabras las
32 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

que va a pronunciar: ''En tus manos,


Señor, encomiendo mi espíritu.'' Los
cortesanos del Cielo que oyeron esta
oración, vieron asombrados cómo la
muerte tenía poder sobre el Autor de
la vida: al verle el Padre, diría: Hijo
querido, ya que tu am.or a los hom-
bres te ha llevado a ese extremo de pa-
decer y morir, admito de buen grado
esa satisfacción superabundante de to-
das sus culpas, y es muy justo que Yo
también olvide, porque Tú lo querías,
todos los pecados. Tu sangre, Hijo mío,
más pura e inocente que la de de Abel,
llega a Mí; no con gritos de venganza,
sino con amorosas voces de misericor-
dia, y si en un tiempo libré de la muerte
a los hijos de Israel que tenían teñidas
con sangre las puertas de sus casas,
ahora. Hijo mío, a los que vengan teñi-
dos con las gotas de tu sangre preciosa,
no solamente libraré de la muerte, sino
que Contigo y Conmigo vivirán eter-
namente.
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 33

PUNTO SEGUNDO
Póstrate, oh cristiano, al pie de esa
Cruz santa y si te has penetrado bien
de las enseñanzas qne el divino Maes-
tro ha dado desde esa cátedra, no dudo
que cual semilla fecunda brotarán en
tu corazón los afectos más tiernos, la
gratitud más profunda hacia ese Señor
que por tí padece y muere. ¿ Te pide
en cambio que tú mueras por El? Si
te pidiera la vida y tú se la dieras, aún
no habrías correspondido bastante, por-
que su muerte es la muerte de un Dios ;

pero le habrías dado cuanto podrías


darle, pidiéndote solamente El que te
venzas en alguna cosa, prometiendo El
ayudarte si todavía te resistes a hacer-
;

le el sacrificio que te pide, no nñres al


Crucificado; eres'im cobarde, un ingra-
to, y si todavía, ante la vista del
Hombre Dios que muere por tí, prosi-
gues ofendiéndole, ¿ cómo tu alma man-
chada ha de ser recibida, cuando salga
.

34 NOVENxV Ah SANTÍSIMO CRISTO

de este mundo, las manos purísimas de


un Dios? La vida es breve, el venci-
miento es corto y si en breve tiempo
sigues al Hijo de María, El recogerá tu
alma y una eternidad feliz será el fruto
de tus merecimientos.

(Un Credo a Jesús Crucificado. Lo demás


como el día primero.)

DIA NOVENO

In nomine Patris . .

Acto de contrición del primer día.

ORACION
Concedednos, benignísimo Jesús, por
las penas y dolores que padecisteis en
aquellas tres horas de vuestra agonía
en la Cruz, el sentirlas compasivo, es-
cucliar atentamente vuestras palabras
y perseverar junto a esa Cruz con vues-
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 35

tra Madre y el Discípulo Amado, has-


ta que dejemos nuestras almas en
vuestras santísimas manos, al exhalar
el último suspiro, como Vos, Señor, lo
hicisteis en las del Padre Celestial.

(Las siete palabras con sus Padrenuestros.)

MEDITACION
PUNTO PPtIMERO
Estaban al pie de la Cruz la San-
tísima Virgen, el Evangelista San
Juan, María Magdalena y las otras
Marías. Esta fué la fiel compañía de
Cristo en su dolorosísima Pasión y
hasta que exhaló el último suspiro,
como también fué el fúnebre cortejo
hasta que dejaron su sagrado cuerpo
en el sepulcro. Juan y la Magdalena,
la inocencia y la ]3enitencia, el vir-
gen Juan y la arreiDentida pecadora;
no podían faltar al pie de la Cruz los
36 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

representantes de las dos clases de


predestinados. Si por desgracia de-
jaste el camino de Juan, preciso te lia
de ser, si quieres llegar a la eterna
bienaventuranza, que sigas en pos de
la Magdalena por el arrepentimiento
y penitencia: pero inocentes y peni-
tentes, justos y pecadores no podrán
caminar hacia el Cielo, si no tienen
fija su mirada en la Cruz de Cristo,
porque esta Cruz alentará a los justos
a perseverar en el bien obrar, los ani-
mará a mortificar sus pasiones, fija-
rá el santo temor de Dios en sus co-
razones y perseverarán hasta el fin.
Esa misma Cruz bendita recordará a
los pecadores el perdón obtenido de
la misericordia de Dios, trayéndoles
a la memoria las pasadas caídas, los
hará más cautos y precavidos para- no
caer en adelante, reconociendo siem-
pre la bondad y misericordia del Cru-
cificado que purificó sus almas con su
preciosa sangre.
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 37

PUNTO SEGUNDO
Bendita seas Tú, Señora, que como
firmísima roca, combatida por todas
partes por el furioso oleaje de tan-
tas tribulaciones, permaneciste al pie
de la Cruz de tu divino Hijo. No
aparecías al lado de tu Hijo, cuando
le cantaban Hosanna, hijo de Da-
vid,'' ni cuando quisieron hacerle Rey,
ni cuando obraba alguno de aquellos
portentosos prodigios; pero, cuando
las muchedumbres maldicen y blas-
feman a tu querido Jesús, cuando
como un reo e insigne malhechor, ca-
minando va al suplicio con el pesado
madero y cuando, finalmente, agoniza
en la Cruz, ¡ah! entonces. Madre mía,
entonces no abandonas; quieres ser
le
compañera en sus dolores; es que
quieres beber con El el cáliz de la
amargura, tener parte con El en la
redención de los hombres y que su
sangre y tus lágrimas constituyan el
38 NOVENA AL SANTÍSIMO CRISTO

tesoro que lian de aprovechar tus hi-


jos en los siglos venideros. comoY
por tu mano se han de repartir esos
tesoros, ténme siempre a tu lado, que
yo también soy tu hijo y quiero hon-
rarte en la tierra para después ala-
barte y bendecirte con el dulcísimo
fruto de tu vientre en las eternales

mansiones. Amén.

(Un Credo al Santísimo Cristo de la Agonía.


Lo demás como el día primero.)
DE LA AGONÍA DE LIMPIAS 39

HIMNO
a Jesús agonizante.

CORO
Cantemos de Jesús en la Agonía
Himnos de compasión;
Cantemos y en su dulce compañía
Resuene una oración :

^'Que de su eterno Padre


Se mitigue la justa indignación."

ESTROFA
Oh Rey de los que imploran,
Oh dulce Agonizante,
En tu oración constante
No ceses de pedir:
El triunfo de la Iglesia,
Las paz de las naciones
Y de los corazones
El último latir.
! !

HIMNO
al Santísimo Cristo de la Agonía.
DE LIMPIAS

¡Cristo de la Agonía!
Dulcísimo Jesús,
¡.Tu muerte es nuestra vida!
¡Nuestro E/ey eres Tú
¡Gloria a Tí nuestro Dueño l

"¡Gloria a Tí nuestra luz


¡Reina sobre tu pueblo!
¡Reina desde la Cruz!

—Ojos de vida, que enturbió la muerte


—Miradnos sin cesar.
—Boca de miel, que se amargó con hieles,
—Tu hablar perdonar. es
—Manos y pies heridos por hombre, el

—No canséis de esperar.


os

— Corazón de Jesús, nido de amores,


i

—No nos dejéis de amar!


Hasta el fin de los siglos en nosotros. Se-
ñor, y en nuestros hijos, no ceses de reinar.

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