Pedid y Se Os Dará

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En el breve texto del Evangelio de hoy, tenemos varias enseñanzas,

sobre la relación entre Cristo y el Padre, sobre nuestra relación con


Cristo y nuestra relación con el Padre y también sobre la oración de
petición. La oración de petición es el aspecto que toca nuestra vida
cristiana, ¿quién no tiene intenciones por las cuales pedir?, sin
embargo, hemos tenido la sensación que nuestra oración no es
escuchada.

Hemos orado en estos días para que esa peste se vaya, y algunas
veces hemos encontrado lo asertivo de la oración. Otras veces
encontramos un desconcierto ¿cómo podemos aprender en la oración
de petición? Esperamos que una voz cercana a Dios, pueda clamar
en nombre nuestro. Las letanías de nuestras necesidades son
grandes, el que está enfermo, el que está sin trabajo, el que carece de
vivienda, el que se siente solo, aquel que está entrando en depresión,
el que le asusta la muerte, en fin son tantas las necesidades nuestras.

Frente a todo esto, aparece esta frase… “pedid a mi Padre y os lo


dará”. ES una frase de un optimismo irreprimible, algo parecido
encontramos en otros pasajes. ”Pedid y se os dará”…. También estas
palabras resuman optimismo. En otra ocasión dice Cristo, si dos o tres
os ponéis de acuerdo para pedir algo, mi Padre os lo concederá”.

Dice Jesús hoy, hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre y


recibiréis para que vuestra alegría sea completa. Esto SI que es
cierto, pocas cosas traen tanto gozo, como la experiencia de pedir
algo que se necesitaba mucho y encontrar una respuesta favorable,
eso no se parece a nada… ESA SENSACIÓN de júbilo, esa
sensación de cercanía, DIOS HA TOCADO mi vida. Sentirse curado,
sentir que Dios toca la historia, la carne, la vida de uno y la transforma,
esa experiencia jubilosa, se parece a lo que dice Jesús aquí,
VUESTRA ALEGRÍA SEA COMPLETA.

1. Primer propósito. Decía Santo Domingo Guzmán un santo de


España, “no me acuerdo haberle pedido algo a Dios, que no me
lo haya concedido”.
Toda radica en el misterio mismo de la voluntad de Dios, DIOS
CONCEDE TODO LO QUE YA HA PENSADO HACER; es decir que
nuestra oración de petición se hace perfecta, en la medida en que
entra el misterio de la voluntad de Dios. Uno de los propósitos de la
oración de petición, es PREPARAR EL CORAZÓN para aquello que
Dios ha dispuesto, a través de la persistencia en nuestras peticiones,
no es que nosotros estemos cambiando a Dios, SINO A MEDIDA QUE
VAMOS orando, nosotros mismos vamos cambiando; la oración no es
para que Dios cambie, la oración es para que nosotros cambiemos.

De modo que según San Agustín, la persistencia en la oración de


petición, fundamentalmente sirve para que nuestra voluntad, sea
asunta, se adapte a la voluntad de Dios.

2. Segundo propósito. La oración de petición abre nuestra mente


hacia los caminos del Señor.

En medio de la noche y de la búsqueda, nuestros sentidos, no los


sentidos del cuerpo, sino nuestro sentido de Dios, se agudiza, en la
larga espera del cumplimiento de la voluntad Divina, nuestro sentido
de Dios, se despierta, NOS VOLVEMOS, entonces más sensibles,
más despiertos al querer de Dios, aprendemos a discernir, nuestro
olfato espiritual se agudiza y la más mínima presencia de Dios, llega a
tener influjo en nosotros.

3. Tercer propósito. La oración de petición, nos enseña a


conocernos

A nosotros mismos, nos hace reconocer nuestra verdad y por eso, nos
hace recorrer los caminos, de la humildad, del arrepentimiento y en
ese sentido, nos hace un inmenso bien. Hay que caminar con
perseverancia en el querer Divino, para que nuestra manera de pedir,
se siga adaptando al libérrimo querer Divino.

Cuando nuestra fe es todavía pequeña, nuestras peticiones, son para


evitar problemas, o para recibir lo que juzgamos lo que es bueno.
Pero estas peticiones tienen que madurar, porque si no estaríamos en
el ámbito de la magia, lo propio de la magia, es que se cumpla mi
voluntad, lo propio de la fe, es que se cumpla la voluntad de Dios.
Nuestra petición tendrá que hacer su propio camino, tenemos que
avanzar de modo que no estemos centrados en nosotros, SINO
CENTRADOS, en la manifestación de la Gloria del Señor, EN EL
MAYO BIEN PARA LOS DEMÁS Y PARA NOSOTROS MISMOS.

Concluyendo…” si pedís al Padre algo en mi nombre… os lo dará”. En


el contexto inmediato Cristo ya les había dicho.. “vosotros estáis
limpios, por las palabras que os he dicho, vosotros sois las ramas y yo
soy el tronco del árbol… Si esas dos condiciones, se cumplen, SI
NUESTRO CORAZÓN SE HA LIMPIADO de toda idolatría, si nuestra
vida se ha despojado de todo anhelo egoísta, y de tantas
concupiscencias y caprichos que nos rodean, si estamos así limpios y
si además estamos adheridos a la Vid, que es Jesucristo, SI ESAS
CONDICIONES SE DAN, entonces lo que nosotros pidamos se
concede. Nuestras peticiones son un camino más de la providencia,
para que él realice su maravilloso plan de amor.

Hay que limpiarse de tanta idolatría, de tanta basura, de tantas


motivaciones mezquinas, hay que levantar la mirada, hay que salir de
esa miopía, que nos mantiene atados a proyectos y a metas tan
cortas. Cuántas veces el corazón vive ocupado en pequeñas victorias,
en ganarle al otro, en que mi opinión prevalezca, en que mi gusto se
cumpla, hay que salir de todo eso. ¿Dónde está tu voluntad Señor?.

Nuestras súplicas son sus designios, PURIFICAR, ILUMINAR EL


CORAZÓN, UNIRLO ponerlo para siempre al corazón de Jesucristo, y
entonces la victoria es de Dios y nuestra.

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