Tzintzuntzan
Tzintzuntzan
Tzintzuntzan
ubicada en el corazón de la cuenca del lago de Pátzcuaro, fue la última gran capital del imperio
Purépecha. Desde ahí se controlaban la vida política, económica y religiosa. Su localización en la ladera
del cerro Yahuarato permitía el dominio visual de gran parte de la cuenca y su protección por el costado
sureste estaba asegurada por el propio cerro. Se pueden constatar dos períodos de ocupación del sitio a
partir de las estructuras arquitectónicas: una gran nivelación artificial de la ladera del cerro sobre la que
se encuentran los edificios visibles en la actualidad y una subestructura de dicha nivelación y de los
edificios conocidos como yácatas.
Las investigaciones arqueológicas inician en la región a finales del siglo XX. La primera referencia de la
existencia de vestigios arqueológicos en Tzintzuntzan se remonta a 1855, cuando Beaumont destaca lo
que fueron los principales asentamientos purépechas: Patzcuaro, Tzintzuntzan e Ihuatzio.
El antecedente mas antiguo de estudios arqueológicos en el sitio es el trabajo del doctor Nicolas León en
1888, cuando describió las características de los edificios y proporcionó una breve historia del sitio,
destacando las intervenciones que ocasionaron una gran destrucción.
En 1930, Caso y Noguera realizaron la primera excavación en Tzintzuntzan. Sus resultados no fueron
del todo favorables, debido a la escasa formación de suelo, lo que se traduce en una enorme dificultad
para identificar las capas estratigraficas que nos muestren la secuencia temporal de los restos
arqueológicos y de las ocupaciones.
En 1937 dió inicio una serie de once temporadas de trabajo en la zona arqueológica, teniendo como
principales objetivos la limpieza, la consolidación y la reconstrucción de los elementos arquitectónicos,
así como la realización de investigaciones paralelas. Esa primera intervención se llevó a cabo bajo la
dirección del doctor Alfonso Caso, quién exploró la yácata número 5 y consolidó el lado norte y la
esquina noroeste de la misma estructura.
La segunda temporada de trabajo fue en 1938, dirigida por el mismo Alfonso Caso con la colaboración
de destacados investigadores como Jorge R. Acosta, Daniel F. Rubín de la Borbolla y Armando Nicolau.
Los trabajos se canalizaron a la consolidación de las estructuras; se excavaron algunos entierros y se
trató de definir la secuencia temporal de ocupación del sitio, a partir de excavaciones estratigráficas. Se
limpió una parte del cuerpo semicircular de la yácata 5. Fueron encontrados los cimientos del edificio A
(elemento colonial) y se descubrió el edificio B.
La zona arqueológica fue abierta al público al finalizar los primeros trabajos de restauración y
consolidación, a finales de la década de los 30.
En los años 1943 y 1944 Rubín De la Borbolla dirigió la quinta temporada, con la finalidad de conocer
los diferentes tipos de enterramientos y las ofrendas asociadas a ellos. En la sexta temporada, llevada a
cabo en 1946, De la Borbolla, exploró el cuerpo rectangular ubicado entre las yácatas 4 y 5.
La séptima temporada se llevo a cabo en 1956 bajo la coordinación de Rafael Orellana, quien consolidó
parte del cuerpo rectangular de la yacata 1, excavó tres pozos logrando detectar algunos entierros.
En los años de 1962 y 1964, el doctor Piña Chan intervino en la zona reconstruyendo y consolidando el
frente de la yácata 1, el muro de la gran plataforma y las nivelaciones que daban acceso al sitio ubicadas
al noreste de dicha plataforma. Se descubrió un cuarto colonial (edificio D), se continuo la exploración
del edificio B detectándose un altar en el exterior y se excavó la yacata 5 para definir el sistema
constructivo.
En la novena temporada (1968) dirigida por Piña Chan, se exploró el Barrio de Santa Ana localizado
enfrente de las yácatas sobre la ladera noreste del cerro Tariácuri, se reconstruyeron los cuerpos
escalonados de las yacatas 1 y 5 así como las caras oeste y sur de la Gran Plataforma y se trataron de
reconstruir las nivelaciones y escaleras que daban acceso al centro ceremonial.
Durante la década de los 70, Hellen Pollard (1970 y 1972), efectuó exploraciones en la zona, a nivel de
superficie, logrando un reconocimiento muy preciso del sitio. Combinó en su análisis el uso de las
fuentes documentales, concretamente La Relación de Michoacán, con los escasos materiales encontrados
en superficie. Con esta metodología de trabajo logró definir una zonificación para la ciudad
prehispánica.
Entre 1977 y 1978 Cabrera, cumplió con la décima temporada de exploraciones en Tzintzuntzan. Los
esfuerzos fueron canalizados a dos áreas: la ceremonial y la periferia. Se continuó la exploración de las
yácatas 2 y 3 y de una porción del edificio B; también se descubrió un elemento arquitectónico al que
llamó edificio E que considera tuvo como función principal el almacenaje. En las inmediaciones del
centro ceremonial excavó una unidad habitacional y lo que parecía era un taller de obsidiana.
La última temporada de exploraciones en Tzintzuntzan estuvo a cargo de Efraín Cárdenas en 1992. En
esa oportunidad se liberó y restauró la cara noreste de la gran plataforma, así como la esquina norte de la
misma. También se construyó el museo de sitio que funciona como tal desde entonces.