24489305-Historia Medieval I - Tema 3
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5. EL MONACATO
5.1. El monacato oriental
El monacato surge en Oriente (s. III) para aquellos que quieren dedicar su vida a
imitar la de Cristo, sin recurrir al martirio, con un sacrificio en el tiempo de vida
ascética. Estas personas se convertían en anacoretas (ermitaños) de los desiertos
orientales (como Tebas en el norte de Egipto o Alejandría). San Antonio el Anacoreta
(s. III) fue un ejemplo intermedio entre el puro y el monje en comunidad, pues se
rodeó de otros a los que instruyó para combatir las tentaciones aislados de la
sociedad.
El egipcio San Pacomio será el primero, en el 330 monta una comunidad de
cenobitas (vida en común), leen la biblia, trabajan con sus manos y siguen unas reglas
comunes. Así el cenobitismo o monacato se instaura y llega a nuestros días (no es
propio del cristianismo).
En la zona de Oriente Próximo, San Hilarión propició las “lauras” (sus miembros
vivían aislados en cuevas, se reunían el domingo para la liturgia y comer juntos). Otros
fueron los “estilitas” como San Simón (vivió 40 años encima de una columna).
El verdadero fundador fue San Basilio (obispo de Cesarea 329-379). Sus reglas
son cumplidas por monjes ortodoxos y seguidas por San Benito. La regla basiliana crea
la figura de monje al mando, dedican el tiempo a trabajo manual y lectura de la Biblia,
participan activamente en la confrontación teológicas apoyados por el orden civil y
religioso, huyen de las mortificaciones excesivas, al ser célibes surgieron muchos
ortodoxos y se contaban por miles por todo el Imperio.