Marco Teorico Xochimilco

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ROCIO GAONA LOPEZ

ARLET ZARAGOZA MIGUEL

Marco teórico

La actividad turística ha conllevado a una infinidad de opiniones, ya que surge


como un tema de interés y polémica dado que se dice que el turismo es una
actividad económica y una expresión transformadora de la sociedad, puesto que
incorpora al turista en una sociedad receptora (Bustos 2001), además incurre en
beneficios y costos dentro de las comunidades donde se desarrolla esta actividad,
sin embargo como lo mencionan las autoras Mendoza y Rodríguez (2017) si esas
comunidades perciben mayormente los costos del desarrollo que los beneficios,
entonces es necesario retirar al turismo, amenazando así el éxito futuro de este
sector.

Es por ello que surge la necesidad de comprender las perspectivas de los


residentes locales como instrumento para detectar los impactos del turismo o las
actitudes hacia éste, además se considera un ingrediente vital de la planificación y
gestión del turismo, por ello en la presente investigación se plantearán algunos
parámetros que sirvan como eje conceptual sobre los cuales se apoyará dicha
investigación.

Perspectiva

La perspectiva es un término poco común, que raramente es utilizado en


investigaciones, según el diccionario de la RAE (2014), perspectiva es el “punto de
vista desde el cual se considera o se analiza un asunto”. Por lo tanto, cada vez
que estamos analizando una situación, lo estamos haciendo desde una
perspectiva, que justamente es la nuestra, y por lo tanto única, ya que otra
persona no ve lo mismo que yo, puesto que en el mundo no todos actúan igual o
creen en lo mismo. La religión, la idiosincrasia y hasta la geografía moldean los
pensamientos y comportamientos de las personas, lo que no las hace buenas o
malas en sí mismas, sino simplemente diferentes, y se refleja en la construcción
de las diferentes perspectivas o miradas, pues existen modos diferentes de ver y
comprender las cosas, casi todo en la vida tiene dos y más puntos de vista,
dependiendo del ángulo en que se mire, por ejemplo en el entorno que hay a
nuestro alrededor, se puede ver la alegría y el optimismo con la misma facilidad
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que la tristeza y el dolor, sin que los eventos se hayan modificado. Para algunos la
risa de dos extraños que pasan cerca de una persona puede significar que la
están pasando bien, mientras que para otros esta misma escena puede parecer
que se están burlando de la persona. (Molina, 2014)

La existencia de variaciones o discrepancias en las percepciones es común en


investigaciones por ello se ha trabajado con el concepto de perspectiva ambiental
(Durand, 2000), que puede ser útil para aclarar la relación entre cultura,
percepción e interpretación, en el estudio de la dimensión social de la
problemática ambiental; ayudando a manejar de manera coherente la existencia
de diferencias en la conceptualización del entorno natural y su transformación en
el interior de grupos culturales, así como las semejanzas entre grupos
aparentemente distintos (Durand, 2008).

Perspectiva ambiental

Las diferentes concepciones sobre el deterioro ambiental, representan en sentido


estricto formas distintas de ver y actuar en el mundo que existen dentro de grupo
sociales, sin embargo, y como se verá más adelante el término percepción
ambiental tiene dificultades para enmarcar esta complejidad, porque las
percepciones se construyen socialmente y normalmente no involucran elementos
culturales consistentes que permitan definir a un conjunto de personas como un
grupo sociocultural, esto es porque como lo menciona Durand (2008), al parecer
las vivencias individuales son de suma importancia en la conformación de las
percepciones sobre la naturaleza. Las experiencias personales, las historias
familiares, los recuerdos, las amistades se producen en un contexto social pero
sus huellas se imprimen en las personas y no en la sociedad o el grupo cultural en
su conjunto. Así, se torna necesario afirmar que los portadores de las
concepciones del entorno natural son en realidad los individuos y no el grupo
cultural en conjunto. Sin embargo, las diferencias individuales no implican que una
persona deje de formar parte de conjuntos socioculturales más amplios como los
grupos étnicos, los credos religiosos o las nacionalidades. Lo que sí implica es que
estos conjuntos sociales, que pueden ser identificados como culturas o
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identidades culturales específicas -sobre la base de ciertos rasgos, por demás


arbitrarios, que consideramos centrales- están diferenciados en su interior por
formas diversas de crear ambiente, o lo que Milton (1996) denomina perspectivas
culturales y es a partir de esta propuesta que Durand (2008) se refiere a las
perspectivas ambientales como el “conjunto de normas, supuestos y valores que
resultan de la vivencia del entorno natural, que permiten comprenderlo y
explicarlo”.

Diferencia entre percepción ambiental y perspectiva ambiental

Como se ha mencionado anteriormente el término percepción ambiental tiene


dificultades para enmarcar la complejidad del problema ambiental que actualmente
se está viviendo en el mundo, ya que las percepciones se construyen socialmente
y normalmente no involucran elementos culturales, como se puede observar a
continuación.

Ittelson, fue pionero en el concepto sobre percepción ambiental y el subraya que la


persona o individuo debe organizar su experiencia en el entorno a partir de
determinados propósitos u objetivos, que pueden ser desde utilitaristas hasta
objetivos de carácter emocional, estético o racional, además el también resalta
que la percepción ambiental implica actos intencionales, es decir debe explorar,
clasificar y seleccionar activamente la gran cantidad de estímulos sensoriales
provenientes del ambiente. (Ittelson, s/f, citado en Holahan, 2008)

Otros autores señalan que la percepción del ambiente implica actos intencionales,
es decir debe explorar, clasificar y seleccionar activamente la gran cantidad de
estímulos sensoriales provenientes del ambiente, ya que el ambiente también
envía mensajes que ayudan al individuo a orientar sus acciones. (Barcenas, 2017
cita a Holahan, 2008).

Con el paso del tiempo la percepción según Gifford (1997) es concebida como una
de las fases iniciales de acumulación de información y que es utilizada para incluir
aspectos de cómo el hombre aprecia y aprovecha el ambiente, el autor menciona
que los individuos perciben diferente por “las influencias personales como pueden
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ser la familiaridad o la experiencia ante los escenarios, el sexo, la educación o el


entrenamiento”, además este autor sugiere en la definición la participación de
variaciones externas como: influencia cultural y física como parte del ambiente.

Por otro lado el concepto de perspectivas ambientales aporta algunas otras


ventajas significativas como bien lo menciona Durand (2008), por un lado, al
considerar que no todo en la cultura se construye socialmente, es decir que
mientras que en la percepción se genera conocimiento y experiencia en la
perspectiva los fenómenos que suceden dentro de la esfera individual cobran
importancia, y se torna más fácil comprender la existencia de diferentes visiones o
vivencias del entorno dentro de un mismo grupo cultural. La autora parte entonces
de una relación entre las perspectivas ambientales y las identidades culturales
mucho más compleja, donde en ciertos casos una identidad cultural implica cierto
entendimiento particular del mundo pero, en otros, una pluralidad de perspectivas
(Milton, 1996). Ella menciona que de esta forma se evitan elaborar juicios y
supuestos a priori sobre qué es y cómo es comprendido el entorno por
determinados grupos culturales, lo cual ha sido una desventaja constante en
trabajos, ya que se establecen como una característica de las culturas
''tradicionales" (rurales no occidentalizadas) su equilibrada relación con el entorno
natural (Durand, 2000; Denevan, 1992), caracterizando desde el inicio el tipo de
perspectiva que prevalecen en estos grupos.

Una ventaja más es que son los individuos los portadores de las perspectivas
ambientales y que éstos tienen la posibilidad de moverse dentro de un espacio
geográfico en el que el contexto social, cultural y económico se transforma, se
mantienen como un elemento cultural pero sin estar ancladas o pertenecer de
manera exclusiva a una identidad o grupo cultural. De acuerdo con Durand (2008)
explica, que muchos de los ideales y acciones del ambientalismo son adoptados y
reconstruidos por grupos culturales tan diversos como los caucheros del
Amazonas, las clases acomodadas de los países del norte, los indígenas
cafetaleros del sureste de México, o las poblaciones urbanas marginadas de El
Cairo en Egipto (Ford Foundation, 2002; Leff et al., 2002; Inglehart, 1996), las
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personas se preocupan por las condiciones de su entorno natural y comparten


esta perspectiva ambiental, pero pertenecen a culturas diferentes, es decir que
existen problemáticas de corte local, donde generalmente están implicados
diversos actores con posiciones e intereses distintos, (lo que nos lleva a hablar de
la necesidad del diálogo y la cooperación como elementos indispensables en la
búsqueda de soluciones),donde surge la perspectiva ambiental como una
herramienta útil para hacer que todos los discursos sean audibles y
comprensibles, así mismo la necesidad de diálogo y la cooperación son sin duda
el resultado de la coexistencia de perspectivas ambientales distintas o, como
mencionan Leff et al. (2002), de la convivencia de lo diverso. Sí la mayor parte de
los habitantes del planeta experimentáramos la naturaleza de forma similar, sería
todo más sencillo, pero el hecho es que no es así, por ello la perspectiva
ambiental puede ayudarnos a hacer que los entendimientos de otros se traduzcan
en términos que las personas, que no son esos otros, puedan también entender
(Rappaport, 1994 en Puntenney, 1995). Los otros a los que se refiere la autora
son aquellos sectores de la población más marginados: los indígenas, los niños,
las mujeres, los ancianos, los productores de subsistencia. Pero igualmente es
necesario tener estos puentes de comunicación entre y dentro de los sectores
científicos, la clase política, los empresarios y los ambientalistas, pues aquí
también existen graves lagunas de comprensión (Einarsson, 1995; Yearley, 1995).

Con todo lo mencionado anteriormente podemos resaltar que el estudio de las


perspectivas ambientales puede ayudarnos a explicar cómo algunas personas o
grupos sociales producen su ambiente de una u otra forma, qué es exactamente,
lo que aprecian o rechazan, y cómo estas experiencias determinan lo que se
considera ambientalmente adecuado o permitido. Con este tipo de conocimientos
es posible dejar de pensar en la sustentabilidad como un objetivo monolítico, y
comenzar por la construcción de diversas sustentabilidades. No necesitamos una
perspectiva ambiental universal que abrace la búsqueda de sustentabilidad como
valor primordial, el gran reto es encontrar la forma para adecuar la sustentabilidad
a la multiplicidad de perspectivas ambientales que caracteriza a las sociedades
humanas (Durand, 2008)
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Turismo y perspectivas

El turismo ha dado muestra de que no constituye una industria sin chimeneas y


que no ha logrado cumplir todas las promesas que en los discursos políticos se
pregonaban. Al mismo tiempo, han empezado a surgir demandas de la población
para que se consideren sus impactos desde el proceso de planificación, gestión y
evaluación, con el propósito de que los beneficios sean optimizados y los
problemas minimizados (Mendoza y Rodríguez, 2017), es por ello que se han
realizado diversos estudios, que han evidenciado la participación de las
comunidades en la planificación, con el objetivo de que los residentes entiendan al
turismo y tomen parte en las decisiones, esto ha llevado a que se reciban mayores
beneficios (Kavallinis y Pizam 1994, McIntyre, Hetherington y Inskeep, 1993 citado
en Brunt y Courtney 1999. citGreg

Es por esto que desde 1970 se comienzan a estudiar los impactos del turismo, en
general y, la comprensión de las percepciones y las actitudes de las poblaciones
residentes sobre el turismo a partir de textos clásicos como De Kadt (1979), Smith
(1977), Turner y Ash (1975), por ello en esta investigación se abordara desde una
perspectiva que permitirá identificar dichos impactos desde un punto de vista
ambiental social y cultural, ya que la actividad turística ha permitido el contacto
entre diferentes sociedades y culturas. De acuerdo a Mendoza y Rodríguez
(2017) esta interacción amenaza con destruir las culturas y sociedades
tradicionales, aunque para otros, representa una oportunidad para la paz, la
comprensión y un mayor conocimiento entre diferentes sociedades y naciones.
Así, los impactos socioculturales son los que se muestran de manera más
inmediata sobre los turistas y las comunidades receptoras en términos de calidad
de vida (Sharpley, 2014), por ello la investigación realizada en este terreno es
considerada importante, ya que conocer las causas que explican por qué los
residentes apoyan o no los proyectos turísticos y su crecimiento, puede ayudar a
establecer modelos de desarrollo que minimicen los impactos socioculturales
negativos y maximicen su apoyo a dichas iniciativas (Rodrigues, et al, 2015), y
para comprender más sobre los impactos lo abordaremos más adelante.
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Impactos del turismo.

Los impactos del turismo sobre la sociedad local pueden ser diversos,
dependiendo del tipo de turismo en cuestión, así mismo los cambios generados
por el turismo no son universales en su existencia, es decir, los cambios
generados por el turismo dependerán ampliamente del espacio, el tiempo y las
condiciones en que este se desarrolle (Monterrubio, 2011).

Por otro lado Brown (1998) menciona que el turismo ha generado y seguirá
generando efectos en diferentes esferas de la vida pública y privada. Dichos
efectos pueden manifestarse directa e indirectamente en las dimensiones
económicas, ambientales, sociales, culturales, políticas, entre otros,
considerándose que estos impactos son el resultado de una compleja interacción
de fenómenos, una interacción que se manifiesta en el vínculo entre los turistas, el
área de destino y su población.

Algunas investigaciones clasifican a los impactos en positivos y negativos, entre


los efectos del turismo, en general, se pueden identificar como positivos a:
mayores fuentes de empleo, el dinamismo económico de la región (unep 2003) y
el fortalecimiento del desarrollo del territorio. En cuanto a los efectos negativos,
pueden incluirse impactos ambientales y socioculturales como la degradación de
los sitios, aculturación, modificación de la estructura interna de una comunidad
(Navalón,1999) y transformación del territorio en cuanto a los usos de la tierra, los
sistemas de producción, las relaciones sociales y la fisonomía del paisaje
(Bejarano 2009; López Zapata 2014).

Tipos de impactos

Impactos socioculturales

Los impactos sociales, en su generalidad, se refieren a las consecuencias sociales


y culturales en las poblaciones humanas que tiene cualquier acción pública o
privada que altera las formas en que las personas viven, trabajan, se relacionan,
organizan y, en general, interactúan como miembros de un grupo (Burdge &
Vanclay, 1996).
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Los impactos socioculturales del turismo son consecuencia de las relaciones


sociales que se establecen en un destino turístico. La magnitud de los impactos
dependerá en gran medida de las diferencias socioculturales entre turistas y
residentes y pueden afectar a multitud de variables, entre ellas: formas de vida,
sistemas de valores, comportamiento individual, noveles de seguridad, conducta
moral y política, cultura tradicional.

En este sentido se establece un umbral de tolerancia de presencia de turistas por


parte de los residentes, que en buena medida, es el resultado de la evolución de
las relaciones turistas/residentes, las cuales se resumen a continuación:

 Euforia: Durante las primeras etapas de desarrollo turístico los residentes


suelen acoger a los visitantes con entusiasmo y perciben el turismo como
una buena opción económica. Hay un sentimiento turista/residente de
mutua satisfacción.
 Apatía: Una vez que la actividad turística se consolida el turismo empieza a
vislumbrase no ya como una buena alternativa de desarrollo sino como un
negocio del que hay que sacar partido. Se trata de explotar al turista lo más
posible.
 Irritación: Ocurre cuando entran en acción los niveles de saturación y los
residentes van retirando su apoyo inicial al desarrollo del turismo. En esta
etapa los políticos tratan de solucionar el problema limitando el crecimiento.
 Antagonismo: Los umbrales de tolerancia han sido muy superados y los
turistas son considerados como los causantes de todos los problemas que
se generen en el destino turístico.
 Fase final: El destino pierde todos los atractivos que en un principio lo
hicieron importante para el desarrollo del turismo. Generalmente se entra
en una etapa de claro declive difícil de remontar.

Del análisis de estas etapas se desprende que mientras el volumen de turistas y


los impactos acumulados se mantengan en los límites razonables, la actividad
turística es aceptada por los residentes. Sin embargo, si ese umbral se sobrepasa
la población residente empieza a dar signos de frustración y descontento, que
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percibidos por el visitante, pueden originar una capacidad de carga psicológica por
parte del mismo, quien también recibe una atmosfera caldeada por la presencia de
muchos otros visitantes, lo que puede afectar la calidad de su experiencia turística.

Por otra parte, los impactos socioculturales hay que analizarlos a partir de los
beneficios y costos que genera la actividad turística en el área de destino. En su
aspecto positivo el turismo puede contribuir a mejorar la calidad de vida de la
población receptora ya que su desarrollo implica crear infraestructuras de carácter
general, así como desarrollar el transporte y las comunicaciones.

De acuerdo a la cultura, el turismo puede estimular la continuidad histórica de una


comunidad al contribuir a la rehabilitación y conservación de sus monumentos,
edificios y lugares históricos ya a la revitalización de sus costumbres, tradiciones,
artesanía y folklore.

Socialmente la actividad turística suele acelerar cambios en términos de mayor


tolerancia y bienestar como igualdad de sexos, mayor actividad social y en
ocasiones asimilación y modernización de costumbres.

En cuanto a su lado negativo, la actividad turística puede originar costos para las
sociedades receptoras tales como:

Desarrollo de actividades ilícitas como prostitución, drogas e inseguridad


ciudadana en destinos donde la población carece de los más mínimos niveles de
subsistencia.

También se puede generar la desculturización del destino turístico cuando se


comercializan de forma extrema las tradiciones locales, despojándolas de su
significado real y destruyendo el carácter de autenticidad que en un principio
atrajeron al visitante.

Dicho brevemente la ambivalencia de los impactos socioculturales del turismo se


manifiesta en los beneficios y costos que provoca el desarrollo de la actividad
turística. La inclinación de la balanza a favor de los aspectos positivos o negativos
depende en gran media de la aplicación práctica de una política turística que
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planifique y gestione en aras de potenciar los beneficios socioculturales del


turismo.

Impactos ambientales.

El entorno se ha convertido en la base y la atracción de muchos destinos


turísticos, en la actualidad una buen parte del turismo suele desarrollarse sobre
ambientes vulnerables.

Estudios sobre el impacto ambiental reflejan que las presiones más importantes
ejercidas por el turismo sobre el medio ambiente son las siguientes: contaminación
de mantos acuíferos a consecuencia de la construcción indiscriminada de hoteles
y negocios turísticos, desaparición o degradación de espacios naturales como
consecuencia de la transformación de comunidades naturales en espacios
urbanizados, erosión y degradación del entorno en zonas litorales y rurales, por la
eliminación de flora y fauna por acción directa del desarrollo de las actividades
turísticas, contaminación paisajística debido a las edificaciones hoteleras fuera de
escala y gigantescas edificaciones con efecto barrera.

Todas estas presiones sobre el medio ambiente natural pueden ocasionar la


aparición del estrés ambiental cuando los noveles de tolerancia son superados por
la acción destructiva y la sobreexplotación del entorno natural.

Sin embargo, cuando existe un proceso de planificación que incluye el estudio


profundo del ecosistema y de la naturaleza de las actividades turísticas para
identificar posibles problemas y formular alternativas en términos de objetivos y
prioridades de desarrollo económico y social teniendo en cuenta el factor
ambiental, el turismo puede convertirse en un estímulo para la mejora y
conservación del entorno natural como la creación de zonas protegidas.

Patrimonio.

El patrimonio es considerado por muchos como la síntesis simbólica de los valores


de identidad de una sociedad que los reconoce como propios (González, 1991) y
relaciona una sociedad o cultura con su ambiente (Casasola, 1990). Ello implica
un proceso de reconocimiento, generalmente intergeneracional, de unos
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elementos (desde el territorio a la genealogía) como parte del bagaje cultural y su


vinculación a un sentimiento de grupo.

Tipos de patrimonio.

Patrimonio cultural:

•Los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumental,


elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y
grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de
vista de la historia, del arte o de la ciencia.

•Los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura,


unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el
punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

•Los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza, así
como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos, que tengan un valor universal
excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.
A los efectos de construir el indicador de los IUCD, los elementos del patrimonio
cultural considerados deberán haber sido reconocidos como provistos de valor
universal y/o nacional excepcional y estar inscritos en listas o registros
internacionales y/o nacionales del patrimonio cultural.

Patrimonio natural:

•Los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por


grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el
punto de vista estético o científico.

•Las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas


que constituyan el hábitat de especies animales y vegetales amenazadas, que
tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia o de la
conservación.
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•Los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan
un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la
conservación o de la belleza natural.

Patrimonio cultural inmaterial:

Aquellos usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas junto con


los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes
que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan
como parte integrante de su patrimonio cultural. Se manifiestan en los siguientes
ámbitos: tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del
patrimonio cultural inmaterial; artes del espectáculo; usos sociales, rituales y actos
festivos; conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
técnicas artesanales tradicionales.

Bienes culturales:

Cualquiera que sea su origen y propietario, que las autoridades nacionales, por
motivos religiosos o profanos, designen específicamente como importantes para la
arqueología, la prehistoria, la historia, la literatura, el arte o la ciencia, y que
pertenezcan a las siguientes categorías: las colecciones y ejemplares raros de
zoología, botánica, mineralogía, anatomía, y los objetos de interés paleontológico;
los bienes relacionados con la historia, con inclusión de la historia de las ciencias y
de las técnicas, la historia militar y la historia social, así como con la vida de los
dirigentes, pensadores, sabios y artistas nacionales y con los acontecimientos de
importancia nacional; el producto de las excavaciones (tanto autorizadas como
clandestinas) o de los descubrimientos arqueológicos; los elementos procedentes
de la desmembración de monumentos artísticos o históricos y de lugares de
interés arqueológico; antigüedades que tengan más de 100 años, tales como
inscripciones, monedas y sellos grabados; el material etnológico; los bienes de
interés artístico, tales como: cuadros, pinturas y dibujos hechos enteramente a
mano sobre cualquier soporte y en cualquier material (con exclusión de los dibujos
industriales y de los artículos manufacturados decorados a mano); producciones
originales de arte estatuario y de escultura en cualquier material; grabados,
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estampas y litografías originales; conjuntos y montajes artísticos originales en


cualquier material; manuscritos raros e incunables, libros, documentos y
publicaciones antiguos de interés especial (histórico, artístico, científico, literario,
etc.) sueltos o en colecciones; sellos de correo, sellos fiscales y análogos, sueltos
o en colecciones; archivos, incluidos los fonográficos, fotográficos y
cinematográficos; objetos de mobiliario que tengan más de 100 años e
instrumentos de música antiguos.

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