Extincion Unilateral Del Contrato
Extincion Unilateral Del Contrato
Extincion Unilateral Del Contrato
Enviado el 24/11/2016
contratos extincion contractual
I. Introducción
La razón por la que Vélez Sarsfield había omitido una regulación de manera general, que
fuera comprensiva de los distintos modos de extinción del contrato por la voluntad de una
sola de las partes, al parecer, se debía a que ello sería contrario al principio del pacta sunt
servanda, expresamente consagrado en el art. 1197 (1).
Consideramos que la extinción del contrato por voluntad de una sola parte, que nosotros
denominamos desistimiento unilateral, constituye —en principio— una conducta lícita
(salvo los casos en que medie una prohibición legal, contractual o cuando implique el
abuso de una posición dominante), por lo que debe ser materia de regulación legal
autónoma.
Precisamente, una de las novedades introducidas por el Código Civil y Comercial ha sido
regular de manera expresa la extinción unilateral de contrato, abarcadora de los distintos
modos unilaterales de extinción.
Pero sin desconocer el carácter heterogéneo de los distintos modos de extinción del
contrato, ello no impide que pueda haber una regulación legal que contenga los aspectos
de funcionamiento que sean comunes a todos ellos, sin perjuicio de que subsistan sus
propias diferencias específicas.
El Código Civil y Comercial contiene la genérica regulación de la extinción del contrato por
voluntad unilateral, en los arts. 1077 al 1082.
En los Fundamentos Explicativos se expresa que "en relación a la extinción, modificación y
adecuación del contrato se siguen las pautas del Proyecto de 1998, con algunas
adaptaciones". A su vez, en los Fundamentos del Proyecto de 1998 se dice que "se
agrupan en reglas comunes generales para la extinción por declaración de una de las
partes", y que "...Todo ello clarifica el sistema, evita la necesidad de incurrir en
repeticiones inútiles al tratar cada uno de los modos de extinción del contrato y,
naturalmente, rige a los contratos en particular, cuya regulación puede ser descargada de
tales reiteraciones".
La regulación genérica de la extinción del contrato por voluntad unilateral, que contiene el
Código Civil y Comercial, es la que se transcribe a continuación.
Art. 1077. — Extinción por declaración de una de las partes. El contrato puede ser
extinguido total o parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión
unilateral, revocación o resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le
atribuyen esa facultad.
Art. 1078. — Disposiciones generales para la extinción por declaración de una de las
partes. Excepto disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión
unilateral, a la revocación y a la resolución las siguientes reglas generales:
d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la
parte que no la declaró;
e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su
cumplimiento y la reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente una
pretensión extintiva;
g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una
pretensión de cumplimiento;
h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las
restituciones, a la reparación de daños, a la solución de las controversias y a cualquiera
otra que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la extinción.
Art. 1079. — Operatividad de los efectos de la extinción por declaración de una de las
partes.
Art. 1080. — Restitución en los casos de extinción por declaración de una de las partes. Si
el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por
resolución, las partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido
en razón del contrato, o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para
restituir, y a lo previsto en el artículo siguiente.
b) las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto resulten
equivalentes, si son divisibles y han sido recibidas sin reserva respecto del efecto
cancelatorio de la obligación;
c) para estimar el valor de las restituciones del acreedor se toman en cuenta las ventajas
que resulten o puedan resultar de no haber efectuado la propia prestación, su utilidad
frustrada y, en su caso, otros daños.
Art. 1082. — Reparación del daño. La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta
a estas disposiciones:
a) el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este
Capítulo, en el Título V de este Libro, y en las disposiciones especiales para cada contrato;
c) de haberse pactado la cláusula penal, se aplica con los alcances establecidos en los
arts. 790 y siguientes.
1. Generalidades
El contrato puede extinguirse antes de su cumplimiento por la decisión común de ambas
partes y, en determinados casos, también, por la voluntad de una sola de ellas.
Es un principio establecido que los contratos son obligatorios y se celebran para ser
cumplidos (art. 959) (4). Las partes quedan vinculadas por el contrato, siendo que el
convenio celebrado es intangible en su contenido. Es por ello que una de las partes no
puede unilateralmente pretender desligarse de la relación contractual por su sola voluntad.
La voluntad expresada por los contratantes al momento de celebrar el contrato "ata la
voluntad futura" de aquéllos (5).
De allí que, una vez celebrado, el contrato sólo puede ser dejado sin efecto antes de su
cumplimiento, mediante el "distracto" o contrario consensus. Es decir que las propias
partes, de común acuerdo, pueden decidir la extinción del contrato que habían realizado.
La regla es que las partes contratantes sólo por mutuo acuerdo, es decir, por otro contrato,
y en la medida en que no perjudiquen a terceros, pueden ponerle fin al contrato celebrado
por ellas (arts. 959, segunda parte, y 1076).
Si bien esto constituye la regla, advertimos que además puede el contrato extinguirse por
la decisión de una sola de las partes contratantes, sin que sea preciso que medie el
consentimiento o conformidad de la otra.
Es lo que acontece en diversos supuestos. Así, por ejemplo, cuando una de las partes
incurre en incumplimiento, la no incumplidora tiene la facultad de resolver el contrato y
desligarse del mismo (art. 1083); una compraventa con pacto de retroventa puede ser
dejada sin efecto por el vendedor si se arrepiente del contrato (art. 1163); el comodante
puede dejar sin efecto el comodato celebrado sin plazo cuando quisiere (art. 1536, inc. e],
in fine) y, si tiene plazo, puede hacerlo antes de su vencimiento, si necesita la cosa en
razón de una circunstancia imprevista y urgente; o si el comodatario la usa para un destino
distinto al pactado (art. 1539, incs. a] y b]); el mandante puede revocar el mandato siempre
que quiera (art. 1329, inc. c]); en el contrato de obra el comitente puede desistir del
contrato por su sola voluntad, aunque la ejecución haya comenzado (art. 1261); el contrato
de depósito si fue contratado por tiempo indeterminado se acaba cuando cualquiera de las
partes lo quisiere (art. 1359, a contrario sensu), etcétera.
La extinción por voluntad unilateral deriva, según los casos, de una resolución, rescisión,
revocación, arrepentimiento, desistimiento propiamente dicho, etc., por cuya virtualidad se
opera la extinción del contrato por voluntad de una sola de las partes con anterioridad a su
cumplimiento, que era el momento en que éste naturalmente debía alcanzar su fin.
2. Terminología
La decisión de una de las partes de extinguir el contrato por su única voluntad, debiendo la
otra parte acatar la decisión de aquélla, configura una conducta que puede ser
denominada desistimiento unilateral.
Son diversos los modos por los cuales se puede extinguir el contrato por voluntad
unilateral: revocación, rescisión unilateral, resolución, desistimiento propiamente dicho,
renuncia, denuncia, disolución, arrepentimiento.
El Código Civil y Comercial, al igual que el Código de Vélez Sarsfield, emplea la palabra
"desistimiento" para referirse a dos supuestos concretos de extinción de contrato, el
contrato de obra (art. 1261) y la transacción (art. 1643).
Algunos autores, como Piantoni, consideran que el desistimiento es una facultad extintiva
unilateral, pero que no lleva aparejada la eximición de responsabilidad a cargo del que la
ejerce, configurando una responsabilidad intermedia entre la no responsabilidad y la
responsabilidad por incumplimiento contractual. Es decir, el que desiste tiene un deber de
indemnizar a la otra parte (8).
Para nosotros, la decisión de una de las partes de extinguir el contrato por su única
voluntad, debiendo la otra acatar la decisión de aquélla, conforma una conducta que
denominamos desistimiento unilateral, cualquiera que fuera la figura jurídica por la que se
concrete esa extinción. El desistimiento unilateral abarca, en nuestra terminología, todos
los modos unilaterales de extinción del contrato (revocación, rescisión unilateral,
resolución, denuncia, renuncia, etc.).
b) Sentido amplio. Comprende toda extinción del contrato por voluntad unilateral, ya sea
mediando la existencia de justa causa o bien ad nutum, es decir, sin que medie justa
causa.
c) Sentido estricto. Todo supuesto de extinción del contrato por voluntad de una sola parte
ad libitum o ad nutum, es decir, sin necesidad de expresar la existencia de una justa causa
que lo justifique.
El Código Civil y Comercial emplea el verbo "desistir" en dos textos únicamente, referidos
a la transacción y al contrato de obra.
El art. 1261 preceptúa que "el comitente puede desistir del contrato por su sola voluntad,
aunque la ejecución haya comenzado...". En este caso se alude a la rescisión del contrato
de obra por la voluntad unilateral del comitente. Se trata de un supuesto de rescisión
unilateral legal, por cuanto la ley faculta al comitente a dejar sin efecto el contrato. El
desistimiento del contrato de obra implica el ejercicio de la facultad de rescisión que le
compete al comitente establecida en la norma legal citada. Se desiste de la obra
rescindiendo el contrato.
A su vez, el art. 1643 prescribe que la transacción, "si recae sobre derechos litigiosos sólo
es eficaz a partir de la presentación del instrumento firmado por los interesados ante el
juez en que tramita la causa. Mientras el instrumento no sea presentado, las partes
pueden desistir de ella". Vale decir que los interesados tienen la facultad de "desistir" de la
transacción celebrada mientras ella no sea presentada al juez.
Podemos decir, por lo tanto, que "desistir" es la voluntad de extinguir "la relación nacida
del contrato", por ejemplo, del acuerdo transaccional celebrado (art. 1643) o de la
ejecución de la obra (art. 1261), pero ese desistimiento debe concretarse a través de un
modo extintivo "del contrato", como sería la revocación, la resolución, la rescisión, etc.
Extinguiéndose el contrato se pone fin a la relación nacida de él.
Esto es, precisamente, lo que hace el Código Civil y Comercial, en sus arts. 1077 a 1082,
siguiendo en general los lineamientos del Proyecto de 1998.
4. Concepto
Por nuestra parte, conceptuamos al desistimiento unilateral como el acto jurídico unilateral
de una de las partes contratantes que tiene por objeto extinguir la relación contractual,
siempre que se encuentre legitimada por la ley o por el contrato para hacerlo, aunque
también puede operar en los contratos innominados —que son los que carecen de
regulación legal— cuando son de duración indeterminada, sin necesidad de que exista una
justa causa, en algunos casos, o bien, sólo si media la existencia de una justa causa, en
otros.
La extinción del contrato por voluntad unilateral se efectiviza a través de diversas figuras
extintivas, algunas de la cuales requieren para su configuración la existencia de una justa
causa y otras que no la requieren.
III. Revocación
1. Concepto
Señala Mosset Iturraspe, que quien revoca retrae su voluntad originaria que concurrió a
dar nacimiento al negocio y ocasiona la cesación de los efectos desde ese momento, o
sea in futurum, ex nunc. Las consecuencias ya producidas quedan firmes entre partes y
frente a terceros (15). Rodríguez Marín expresa que "consiste la revocación en una
declaración de voluntad, es decir, un acto jurídico unilateral, por el que se deja sin efecto
otro cuya existencia o subsistencia depende de aquella misma voluntad, ya
absolutamente, ya concurriendo ciertas causas legales que hacen posible la
revocación" (16). Asimismo, Klein señala que "se ha calificado la revocación como un
reflejo del ius poenitendi, es decir, de una facultad de retractar o retirar una voluntad ya
manifestada y eficaz; y se caracteriza por ser un negocio unilateral, que debe provenir del
autor del propio acto que se quiere retirar, es ejercitable extrajudicialmente, no suele estar
condicionado a causas o circunstancias sobrevenidas, pero, sobre todo, está reservado a
desplegar su eficacia frente a otros negocios unilaterales y, por regla general, queda
excluido de los contratos" (17).
En la nota al art. 1200, Vélez Sarsfield expresaba que las partes "pueden revocar los
contratos por mutuo consentimiento en los casos que la ley autorice; es decir, si el contrato
es hecho por un incapaz, por violencia, dolo, etc., y en tal caso el contrato se juzga no
haber tenido lugar".
El actual Código Civil y Comercial al hablar del distracto, simplemente señala que "el
contrato puede ser extinguido por rescisión bilateral", sin incurrir en el error de confundir la
terminología con la palabra revocación.
El art. 1569 dispone: "La donación aceptada sólo puede ser revocada por inejecución de
los cargos, por ingratitud del donatario, y, en caso de habérselo estipulado expresamente,
por supernacencia de hijos del donante...".
El art. 1570 establece: "La donación puede ser revocada por incumplimiento de los cargos.
La revocación no perjudica a los terceros en cuyo beneficio se establecen los cargos...".
El art. 1571 preceptúa: "Las donaciones pueden ser revocadas por ingratitud del donatario
en los siguientes casos: a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante, su
cónyuge o conviviente, sus ascendientes o descendientes; b) si injuria gravemente a las
mismas personas o las afecta en su honor; c) si las priva injustamente de bienes que
integran su patrimonio; d) si rehúsa alimentos al donante...".
5) El Código de Vélez mencionaba la revocación del mandato en los arts. 1963, inc. 1º,
1972 y 1973. El art. 1963, inc. 1º, prescribía que el mandato se acaba "por la revocación
del mandante", y el art. 1970 establecía que "el mandante puede revocar el mandato
siempre que quiera". Además, se disponía que la revocación del mandato puede ser tácita.
El art. 1971 preceptuaba: "El nombramiento de nuevo mandatario para el mismo negocio
produce la revocación del primero, desde el día en que se le hizo saber a éste", y el art.
1972 disponía que "interviniendo el mandante directamente en el negocio encomendado al
mandatario, y poniéndose en relación con los terceros, queda revocado el mandato, si él
expresamente no manifestase que su intención no es revocar el mandato".
Cabe señalar que la regla que establecía el art. 1972 no rige en las procuraciones
judiciales, toda vez que el art. 53, inc. 1º, in fine, del CPCCN establece que "la sola
presentación del mandante no revoca el poder". No hay en este supuesto una revocación
tácita, prevaleciendo la norma procesal, en razón de que el art. 1870, inc. 6º, del Código
de Vélez disponía que las reglas del mandato se aplican "a las procuraciones judiciales en
todo lo que no se opongan a las disposiciones del Código de Procedimientos". De allí que,
al haber una norma específica distinta en el Código de Procedimientos, rige ésta y no la
normativa del mandato contenida en el Código Civil.
El Código Civil y Comercial establece en el art. 379, que "el poder otorgado por varias
personas para un objeto de interés común puede ser revocado por cualquiera de ellas sin
dependencia de las otras", y el art. 380 dispone que "el poder se extingue:... c) por la
revocación efectuada por el representado...".
El Código derogado en los arts. 1681 y 1682 aludía a la revocación del mandato conferido
al administrador de la sociedad. El art. 1681 establecía: "El mandato para administrar la
sociedad puede ser hecho en el contrato primitivo, o después de constituida la sociedad. Si
el mandato ha sido dado por una cláusula del contrato, no puede ser revocado sin causa
legítima, y el socio que lo ha recibido puede, a pesar de la oposición de los otros socios,
ejecutar todos los actos que entren en la administración del fondo común". A su vez, el art.
1682 disponía: "Habrá causa legítima para revocar el mandato, si el socio administrador
por un motivo grave, dejase de merecer la confianza de sus coasociados, o si le
sobreviene algún impedimento para administrar bien los negocios de la sociedad".
Como puede advertirse, el término "revocación", como medio extintivo de actos jurídicos
unilaterales, está utilizado correctamente cuando se alude a la revocación de los
testamentos y legados, a la revocación de la oferta, de la estipulación a favor de tercero o
de la aceptación. En cuanto a la revocación como modo de extinción de los contratos, se
emplea el término cuando se habla de la revocación de la donación o de la revocación del
mandato.
3. Sistematización
Siguiendo a López de Zavalía, podemos decir que la revocación puede tener tres
significados: primordial, traslaticio e histórico (19).
En estos casos, el vocablo tiene un uso traslaticio, toda vez que la revocación es propia de
los actos unilaterales, pero se la utiliza traslativamente en el ámbito contractual, debido al
paralelismo que existe entre las donaciones y los testamentos.
Pensamos que también puede hablarse de la revocación del comodato, aunque se trata de
una rescisión unilateral, cuando el comodante decide ponerle fin, si es un contrato sin
plazo determinado de duración, o cuando el comodante tiene una necesidad urgente e
imprevisible de la cosa prestada o cuando hay un uso indebido de la cosa por el
comodatario, atento a que el comodato tiene un paralelismo con la donación dado su
carácter gratuito. Lo mismo con relación al depósito.
En este sentido, dice Mosset Iturraspe que "el ámbito más común de la revocación está
dado por los contratos unilaterales, o sea aquellos que producen obligaciones a cargo de
una sola de las partes; en ellos la revocación se acuerda a veces con amplitud y otras
restrictivamente; así ocurre en el depósito, comodato, donación, etc." (20). No obstante
ello, puede haber revocación de contratos bilaterales, en el caso del mandato oneroso, que
es bilateral.
Al respecto, dice Llambías que "a veces la revocación puede hacerse valer ad libitum,
como ocurre en el testamento, el mandato y las ofertas aún no aceptadas. Otras veces la
revocación sólo se admite en función de la existencia de causas autorizadas por la ley: es
el caso de la donación si media inejecución de los cargos impuestos, ingratitud del
donatario, o supernacencia de hijos al donante cuando éste se ha reservado
expresamente esa facultad" (21).
En el ámbito de los contratos, el empleo es por razones históricas en los concretos casos
en que se lo utiliza, y la distinción con la rescisión unilateral y con la resolución se torna
artificiosa.
Cuando la revocación sólo tiene lugar si se configura una causa que la autoriza, por
ejemplo, la revocación de la donación requiere el incumplimiento del cargo, la ingratitud del
donatario o la supernacencia de hijos, dicha causa será la justificante de la revocación.
Por otra parte, aun cuando se admitiera que el ius revocandi fuera renunciable, con el
argumento de que puede renunciarse a todos los derechos, lo cierto es que renunciada la
facultad de revocar, por la retractación de la renuncia se volvería al régimen de la
revocabilidad (26).
8. Efectos
Así lo establece expresamente el Código Civil y Comercial en el art. 1079, inc. a),
disponiendo que "la rescisión unilateral y la revocación producen efectos sólo para el
futuro".
Está claro que el donante que revoca la donación no tiene ningún deber de indemnizar al
donatario.
La rescisión es un modo de extinción de un contrato válido que se deja sin efecto para el
futuro (ex nunc), en razón del acuerdo de las partes (rescisión bilateral), o de la voluntad
de una sola de ellas, autorizada por la ley o por la propia convención (rescisión unilateral),
posterior a su celebración (29).
Por otra parte, es preciso señalar que la lesión en nuestro derecho constituye un supuesto
de nulidad y no de rescisión, a diferencia de lo que acontece en el derecho español, toda
vez que el art. 332 expresa que puede demandarse la "nulidad" por lesión y no la
rescisión, precisamente porque el vicio causante de la lesión es concomitante con la
celebración del acto, como acontece con las nulidades, y no sobreviniente como ocurre
con los supuestos de rescisión.
2. Clases
Aun cuando es una sola parte la que rescinde, la rescisión tiene naturaleza convencional
atento a que concurren las voluntades de ambos contratantes, la del que rescinde, que es
actual, y la de la otra parte que soporta la rescisión, que ha dado por anticipado su
consentimiento (32).
Configuran supuestos de rescisión unilateral legal los que se dan en el ámbito de los
contratos de duración indeterminada, como acontece en el depósito por tiempo
indeterminado (arts. 1358 y 1359), en el comodato sin término de duración pactado (art.
1536, inc. e]), en el contrato de servicios por tiempo indeterminado (art. 1279), contrato de
suministro (art. 1183), cuenta corriente bancaria (art. 1404), cuenta corriente (art. 1432),
contrato de agencia (art. 1492), contrato de concesión (art. 1508) y contrato de franquicia
(art. 1522, inc. d]), todos de duración indeterminada (33).
c) Rescisión unilateral tácita o por analogía. También puede haber rescisión unilateral sin
que medie un pacto expreso, ni una norma legal expresa en ese sentido, pero que puede
considerarse tácitamente establecida, como acontece en el ámbito de los contratos
innominados de duración indeterminada.
Lo mismo acontece con la facultad de rescisión que la ley concede al locatario para
rescindir anticipadamente el contrato de locación de inmueble, que no puede ser
renunciada, ni modificada su condición de ejercicio, salvo que lo fuera en beneficio del
propio locatario.
Cuando no está en juego el orden público, rigiendo la autonomía privada, podría ser válida
la renuncia a la facultad de rescindir unilateralmente el contrato, conferida por la ley, en los
contratos de plazo determinado. En este sentido, se ha señalado que la posibilidad de
rescisión anticipada podría ser excluida convencionalmente en los supuestos de contrato
de obra, depósito y comodato (36).
5. Efectos
La rescisión unilateral se ejercita ad nutum, sin necesidad de tener que expresar una
causa para rescindir. Los efectos de la extinción del contrato por la rescisión unilateral son
ex nunc, es decir, se generan para el futuro y no tiene efectos retroactivos (art. 1079, inc.
a]).
V. Resolución
1. Concepto
La resolución es un modo de extinción del contrato que se produce en virtud de una causa
prevista por las partes, expresa o tácitamente, o contemplada en la ley, sobreviniente a su
celebración, que opera con efecto retroactivo (ex tunc), aunque, en ciertos casos, los
efectos recíprocamente cumplidos quedan firmes.
El Código Civil y Comercial, en el art. 1079, inc. b), dispone: "La resolución produce
efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a título oneroso por
terceros de buena fe".
La palabra resolución proviene del latín "resolvere", de "re" y "solvere", que significa
"soltar" o "desatar" (37).
2. Especies
El plazo resolutorio tiene lugar cuando la extinción del contrato queda diferida al
vencimiento de un plazo (art. 350).
Aunque el Código Civil y Comercial no ingresa a tratar las clases de plazo, por entender
que es una cuestión afín a la doctrina, según se expresa en los fundamentos explicativos,
cabe señalar que "puede ser cierto o incierto"; es cierto cuando "fuese fijado para terminar
en designado año, mes o día, o cuando fuese comenzado desde la fecha de la obligación,
o de otra fecha cierta", y es incierto el que ha sido "fijado con relación a un hecho futuro
necesario, para terminar el día en que ese hecho necesario se realice" (como lo
preceptuaban los arts. 566 a 568 del Código de Vélez). Cuando el hecho futuro, cierto o
incierto se realice, opera la resolución automáticamente.
La diferencia con la resolución facultativa reside en que en ésta la producción del hecho
que autoriza a resolver no depende de la voluntad de la parte, mientras que en la
resolución opcional la propia parte que resuelve es la que origina la producción del evento
que la autoriza a resolver el contrato.
3. Características
Para poder resolver el contrato debe configurarse la causa prevista en la ley o por las
partes. En el pacto comisorio, la causa que legitima la resolución es el incumplimiento del
deudor; en la imprevisión, es la excesiva onerosidad sobreviniente; los vicios ocultos de la
cosa, en la resolución por vicios redhibitorios, etc.
La resolución, a diferencia de los otros modos extintivos, tiene como característica que
opera retroactivamente (art. 1079, inc. b]), aunque en los contratos bilaterales la
retroacción no alcanza a las prestaciones recíprocamente cumplidas (art. 1081, inc. b]),
como ocurre en los casos de resolución por pacto comisorio, o por excesiva onerosidad
sobreviniente.
No debe confundirse con la nulidad, cuyos efectos una vez declarada también son
retroactivos, porque ésta deriva de un vicio concomitante que existe en los elementos del
acto jurídico en el momento mismo de su celebración, en tanto que la resolución deriva de
una causa sobreviniente "que es independiente de la constitución misma del acto" (39).
Por nuestra parte compartimos el criterio contrario, que considera que el caso imprevisible
no afecta el orden público, por lo que es renunciable (42). Ello es así por la sencilla razón
de que si se puede renunciar a las consecuencias del caso fortuito, con mayor razón
también puede renunciarse a la aplicación de la teoría de la imprevisión.
La solución que propiciamos es la que ha seguido el Código Civil y Comercial, dado que
uno de los requisitos de procedencia es la ajenidad del caso imprevisible, lo que no ocurre
cuando el riesgo ha sido asumido por la propia parte, que es afectada por la excesiva
onerosidad sobreviniente, como lo dice en forma expresa el art. 1091. Si la parte afectada
asume el riesgo de la excesiva onerosidad sobreviniente, ello implica una renuncia
anticipada de la acción.
5. Efectos
5.1. Extintivos
La resolución tiene efectos extintivos del contrato, y opera retroactivamente, atento a que
el art. 1079, inc. b), establece que "la resolución produce efectos retroactivos entre las
partes...".
La característica esencial de la resolución es que tiene efectos retroactivos. Sin embargo,
resulta llamativo que el Código Civil y Comercial, modificando en este punto al Código de
Vélez, haya establecido en el art. 346 que "la condición no opera retroactivamente,
excepto pacto en contrario". Vale decir que el cumplimiento de la condición resolutoria no
tiene efecto retroactivo, salvo un pacto en contrario, lo que contradice el régimen
específico de la resolución.
5.2. Liberatorios
5.3. Recuperatorios
La resolución tiene efectos recuperatorios, porque las partes deben restituirse mutuamente
lo que cada una hubiera recibido de la otra. El art. 1080 establece que "si el contrato es
extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por resolución, las
partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en razón del
contrato, o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir, y a lo
previsto en el artículo siguiente".
En el caso de la resolución, la extinción del contrato tiene efecto retroactivo, por lo que
corresponden las restituciones mutuas entre las partes, limitándose la retroacción, en el
caso de los contratos bilaterales, a las prestaciones recíprocamente cumplidas, que
quedan firmes.
5.4. Resarcitorios
En el supuesto de la resolución por pacto comisorio, existían dos tesis. Una sostenía que
sólo se indemniza el interés negativo, a fin de colocar al contratante en la misma situación
en la que se habría encontrado de no haberse celebrado el contrato, porque la resolución
del contrato resulta incompatible con el interés de cumplimiento. Otra tesis, a la que nos
adherimos, sostenía que puede reclamarse el interés positivo, comprensivo del lucro
cesante, que fue lo que resolvió la mayoría en el fallo plenario "Civit, Juan c. Progress SA y
otro" (CNCiv., en pleno, 22/2/1990, JA, 1990-III-49, y LA LEY, 1990-B, 474) (44).
Adviértase que la resolución, aunque extingue el contrato, no puede hacer desaparecer el
daño, que deriva, no de la resolución, sino del incumplimiento.
El Código Civil y Comercial recepta la doctrina del plenario "Civit" en el art. 1081, inc. c),
que alude al valor de las ventajas de no haberse realizado la prestación, a lo que se
agrega la utilidad frustrada, o sea, el lucro cesante, y otros daños, que equivalen al daño al
interés positivo.
El art. 1261 se refiere a la extinción del contrato de obra por voluntad unilateral del
comitente de la obra y denomina a este modo extintivo como desistimiento, diciendo que
"el comitente puede desistir del contrato por su sola voluntad, aunque la ejecución haya
comenzado". También en el art. 1643 habla del desistimiento de los interesados en una
transacción sobre derechos litigiosos antes de ser presentada al juez, al preceptuar en la
parte final de la norma que "las partes pueden desistir de ella". En ambos casos, se trata
de extinción del contrato por voluntad unilateral, sin necesidad de expresar justa causa
para hacerlo, es decir, ad nutum.
Aunque a estos casos de extinción unilateral del contrato se los denomine "desistimiento",
constituyen supuestos de rescisión unilateral legal.
2. Denuncia
El término denuncia se utiliza en el ámbito laboral para significar la extinción del contrato
de trabajo por voluntad de una de las partes. Así, el art. 242 de la LCT, prescribe que "una
de las partes podrá hacer denuncia del contrato de trabajo en caso de inobservancia por
parte de la otra de las obligaciones resultantes del mismo que configuren injuria y que, por
su gravedad, no consienta la prosecución de la relación".
La denuncia del contrato de trabajo, ya sea por el empleador o por el trabajador, constituye
un supuesto de resolución.
3. Disolución
La extinción del contrato de sociedad por las diversas causas que se indican en la ley (art.
94, ley 19.550) se denomina disolución.
Según el caso, la disolución de la sociedad puede ser por rescisión o por resolución, entre
otros motivos.
4. Renuncia
El término renuncia puede tener distintos sentidos. Uno es la renuncia a un derecho, que
es un modo de extinción de derechos consistente en un acto jurídico por el cual se hace
abandono o abdicación de un derecho propio a favor de otro (48), como la renuncia a una
acción o la renuncia a una herencia. En otro sentido, hace referencia a la actuación de una
de las partes que constituyó una relación contractual mediante la cual se separa
produciendo generalmente su extinción, como la renuncia del mandatario, la disolución de
la sociedad por renuncia de uno de los socios (49).
En nuestro derecho, el mandatario puede renunciar al mandato. El art. 1329 prescribe que
"el mandato se extingue... d) por la renuncia del mandatario". La renuncia del mandatario
es un supuesto de desistimiento unilateral, que configura una rescisión unilateral.
5. Arrepentimiento
La facultad de desistir y, por ende, de terminar la relación obligatoria por la sola y libre
voluntad de una de las partes puede estar concedida por la ley (derecho legal de
desistimiento), estar pactada por las partes (cláusula o pacto de desistimiento), o derivar
de la aplicación de los principios generales del derecho en los contratos innominados de
duración indeterminada (52).
1. Ley
2. Contrato
Esta facultad de extinguir el contrato unilateralmente también puede surgir del mismo
contrato, cuando las partes por mutuo acuerdo han incluido en el contenido una cláusula
que autoriza a cualquiera, o sólo a una de ellas, poder desistir de modo unilateral. Por
ejemplo, en un contrato de locación en el que se concede al locatario la facultad de desistir
el contrato cuando quiera.
También se ha expresado que "en los contratos atípicos, por ende, carentes de regulación
específica, resalta por su importancia el ejercicio de la facultad rescisoria unilateral en los
contratos de distribución comercial. En los mismos se deberá estar a los plazos y
condiciones libremente convenidos por las partes, pero en los contratos sin plazo o bajo
condiciones abusivas (art. 1071) la ruptura no puede ser intempestiva y si lo fuera,
corresponderá resarcir el daño ocasionado" (57).
Al respecto se ha expresado que "la confianza es una cuestión (elemento o pauta) que
cobra relevancia en materia contractual. Sin perjuicio de ello, en determinados contratos su
trascendencia es notoria (no así en toda clase de contratos). Ello ha llevado a sostener, en
el caso concreto y atendiendo a sus particularidades, que cuando el contrato 'supone' una
relación de confianza y ésta ha desaparecido, ello puede ser determinante de la extinción
del contrato... El contrato de concesión, en virtud del cual el concesionario vende
productos fabricados por el concedente, supone obviamente una relación de confianza, y
si ésta ha desaparecido la extinción del contrato aparece como justificada" (61).
En los contratos onerosos (art. 1091), que produce la alteración o desaparición de las
bases objetivas del negocio, quedando la parte afectada facultada a extinguir el contrato
pidiendo su resolución o su adecuación.
5º) El incumplimiento
Por una de las partes del contrato con prestaciones recíprocas (art. 1083), que faculta a la
no incumplidora a resolver el contrato, para dejarlo sin efecto (pacto comisorio o resolución
por incumplimiento).